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¡Despertad! 1992
g92 22/11 págs. 6-10

Intoxicación por plomo: efectos desastrosos

‘LA ENFERMEDAD infantil más común.’ “La amenaza ambiental número uno para los niños.” Como tal vez ya lo sepa, se trata de una misma amenaza: la intoxicación por plomo.

Según el CDC estadounidense (Centro para el Control de la Enfermedad), “los niños son particularmente vulnerables a los efectos tóxicos del plomo. En la mayoría de los casos, la intoxicación por plomo pasa inadvertida: gran parte de los niños intoxicados no presentan síntomas, así que la gran mayoría de los casos ni se diagnostica ni se trata. [...] El problema no es exclusivo de zonas urbanas ni de niños marginados. No se salva ningún grupo socioeconómico, zona geográfica ni población racial o étnica”. El informe añade: “La intoxicación por plomo de los niños es un problema mundial”.

Cómo afecta el plomo a los niños

Se calcula que, tan solo en Estados Unidos, de tres a cuatro millones de niños menores de seis años presentan niveles de plomo en la sangre lo suficientemente altos como para impedir un desarrollo normal, lo que pudiera implicar desde una ligera disminución en las facultades de lectura a un retraso mental completo. Y si ese es el caso en un país, el cuadro estadístico mundial debe ser escalofriante.

En África, Asia, México y el Oriente Medio, las personas que no están al tanto de los peligros del plomo a veces lo utilizan como medicina. Se usa para aliviar el estreñimiento, para prevenir infecciones del cordón umbilical e incluso para aliviar los dolores de encías de los bebés.

El peligro no estriba en que mueran muchos niños debido a la intoxicación por plomo. Como se indicaba en el número de 1991 de FDA Consumer, las muertes infantiles debidas a la intoxicación por plomo han llegado a ser infrecuentes. Pero los efectos aún son desastrosos. Se ha dicho con razón que el plomo es un “asesino de la inteligencia”. La revista Newsweek citó a una autoridad sanitaria que decía: “Hay un gran número de niños a los que resulta muy difícil el trabajo analítico o incluso hacer fila en la cafetería porque tienen el cerebro cargado de plomo”.

Otros síntomas de la intoxicación infantil por plomo son irritabilidad, insomnio, cólicos, anemia y problemas del crecimiento. El trastorno del sistema nervioso, acompañado de intranquilidad crónica —⁠como la de un animal enjaulado, según la explicación de un médico⁠—, puede caracterizar también a un niño de este tipo. En los casos más graves, algunos niños sufren ataques y entran en coma, e incluso puede que sigan padeciendo trastornos emocionales cuando son adultos. Algunos de estos efectos tal vez sean permanentes, dice el director de la Sucursal de Prevención de la Intoxicación por Plomo del CDC. Hasta que no se efectúa un diagnóstico apropiado, los padres suelen estar confundidos, pues no saben la causa de esta insidiosa enfermedad.

¿Por qué son tan vulnerables los niños?

El plomo es especialmente peligroso para los niños por dos razones. En primer lugar, se ven afectados por niveles más bajos de plomo que los adultos. Como el cerebro y el sistema nervioso todavía están en desarrollo, son especialmente sensibles a los efectos del plomo. En segundo lugar, los niños tienen más probabilidades de absorber plomo del medio ambiente debido a su conducta y actividad.

Por ejemplo, la pintura a base de plomo es todavía una importante fuente de contaminación. En países donde su utilización doméstica aún está permitida, no hay duda de que continuarán aumentando los casos de intoxicación por plomo. Y aunque en años recientes su uso se ha prohibido en muchos países, todavía queda pintura de este tipo en casas más antiguas. Paredes, marcos, juguetes, cunas y muebles pueden tener capas de esta pintura. Por ejemplo, se calcula que en Estados Unidos aún quedan niveles elevados de plomo en unos 57 millones de hogares. A mediados de los años ochenta, unos 13,6 millones de niños estadounidenses menores de siete años vivían en casas con pintura de plomo. Es probable que más de un millón de estos tuvieran en la sangre niveles de plomo peligrosamente altos.

Una superficie pintada lisa quizás no represente ningún peligro. Pero cuando la pintura es vieja, se cuartea y cae. Como el plomo tiene un sabor dulce, es probable que los niños se coman las virutas de pintura. Hay niños que han ingerido el plomo que se desprende de los marcos de las ventanas. Y cuando la pintura se hace polvo, pasa a los dedos de los niños al tocar los juguetes, el suelo y las alfombras, e inevitablemente de allí va a la boca, al tracto gastrointestinal y a la corriente sanguínea. Los niños que tienen entre seis meses y seis años son los que más expuestos están a esta situación.

“Se necesitan cantidades mínimas de plomo para causar una intoxicación —escribe la revista Newsweek⁠—. Un niño se puede envenenar gravemente (60-80 microgramos/dl) si come un miligramo de polvo de pintura a base de plomo —el equivalente a tres granitos de azúcar⁠— cada día durante su infancia.” El niño ya correría peligro si comiera una cantidad de polvo de pintura equivalente a un solo granito de azúcar diario. “Esta es la razón por la que un niño puede enfermar con tan solo tocar regularmente un marco de ventana y luego chuparse los dedos”, informa Newsweek, a lo que añade que muchos padres “no se dan cuenta o no pueden creer que el polvo del marco de la ventana está mermando sutilmente parte del potencial de su hijo”.

El plomo y el feto

El problema afecta incluso al útero de mujeres embarazadas, donde el cerebro y el sistema nervioso en desarrollo del niño también pueden sufrir daño. Cuando una mujer embarazada introduce plomo en su cuerpo, bien al comer o al respirar, el plomo se desplaza por la corriente sanguínea y pasa al feto a través del cordón umbilical. El niño puede sufrir daño neurológico o una merma en su coeficiente de inteligencia. “Si una mujer embarazada ingiere aunque sea solo una pequeña cantidad de plomo —dice una escritora de temas de salud⁠—, este puede pasar al feto a través de la placenta.” Y la revista Science News informó: “Los estudios han demostrado que en las mujeres que trabajan con plomo en las fábricas hay más casos de esterilidad, abortos, nacimientos prematuros y niños con malformaciones”.

El padre también puede contribuir a estos peligros. El plomo en la corriente sanguínea del hombre puede provocar malformación en el espermatozoide e impedir la concepción u ocasionar la deformación del feto. Se calcula que unas 400.000 mujeres estadounidenses embarazadas tienen el feto tan contaminado con plomo que el daño ya es irreversible. Como el envenenamiento por plomo es una epidemia mundial, el número de criaturas no nacidas afectadas debe ser realmente incalculable.

No solo niños

Por supuesto, los adultos también corren peligro. Para proteger a sus hijos, deben protegerse a sí mismos. ¿Cuáles son los peligros? Los expertos concuerdan en que además de la pintura de la casa, los riesgos más comunes hoy día son el plomo disuelto en el agua por causa de los conductos (aunque estos sean de cobre pueden estar unidos con soldadura de plomo) y la gasolina con plomo. Los depósitos de las fuentes de agua de las escuelas y las oficinas tienen soldaduras de plomo. Un oficial de la EPA (U.S. Environmental Protection Agency [Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos]) calcula: “Aproximadamente un 20% de la contaminación por plomo se debe al agua que bebemos”. La Agencia Federal para Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades informó que el nivel de plomo “de los refrigeradores eléctricos de agua puede ser muy alto, y puede suponer un alto riesgo de toxicidad para toda persona, no solo para los niños”.

Otro agravante del problema es que los padres bien podrían llevar plomo a casa en su ropa de trabajo, lo que expondría aún más a sus hijos. Se ha calculado que casi ocho millones de trabajadores se ven expuestos al plomo en el lugar de trabajo. Un gran porcentaje de estos son mujeres.

Los que almacenan bebidas alcohólicas u otros líquidos en garrafas de cristal de plomo también se exponen a riesgos, ya que el polvo del cristal puede disolverse en la bebida. Lo mismo puede ocurrir con la vajilla de cerámica que no se ha cocido a temperaturas suficientemente altas, pues puede dejar partículas de plomo en la comida. Por ejemplo, una pareja compró un juego de tazas de café mientras estaba de viaje en un país extranjero. Resultó que las tazas liberaban 300 veces más plomo a la atmósfera que lo que permitían las normas sanitarias de su propio país. Después de utilizarlas por una pequeña temporada, la pareja enfermó de gravedad. Además, la soldadura de las latas de comida, que todavía se utiliza en algunos países, da cuenta de un tanto por ciento de las intoxicaciones por niveles bajos de plomo.

Los entusiastas de las armas de fuego también corren peligro de intoxicación por plomo. ¿Por qué? Pues bien, estudios recientes han demostrado que los que frecuentan los salones de tiro tienen niveles elevados de plomo como consecuencia de haber inhalado polvo con plomo. La revista Science News explica que la explosión y el cizallamiento microscópico de balas de plomo al recorrer el cañón del arma envía al aire partículas de plomo. Algunos de los síntomas que se mencionan son el sabor metálico crónico y la contracción neurológica de la mano. Otros estudios indican que los familiares presentan también un riesgo elevado de exposición al plomo debido a que los que utilizan armas traen a casa el plomo en su ropa.

Como la intoxicación por plomo es tan común y peligrosa para niños y adultos, la siguiente pregunta es obvia: ¿Qué se puede hacer para impedirla?

[Recuadro en la página 7]

¿Cuánto plomo puede tolerar el cuerpo?

¿CUÁNTO plomo es demasiado? ¿Qué cantidad puede asimilar el cuerpo sin peligro? Mientras los científicos todavía debaten estas cuestiones, muchos países han promulgado leyes para evitar las intoxicaciones por plomo, por lo menos el que procede de las pinturas. Australia dictó una ley de este tipo a principios de los años veinte. Gran Bretaña, Grecia, Polonia y Suecia promulgaron leyes similares a finales de esa década. Estados Unidos no promulgó su Acta de Prevención de Intoxicación por el Plomo de las Pinturas hasta 1971.

Sin embargo, desde entonces en Estados Unidos las leyes relativas a este tema cada vez se han hecho más estrictas. En 1985 el CDC (Centro para el Control de la Enfermedad) rebajó el nivel aceptable de plomo en la sangre a 25 microgramos (25 millonésimas de gramo) por decilitro de sangre, lo que constituía la mitad de la cantidad de plomo establecida por el director general de Sanidad en 1970, que era de 60 microgramos por decilitro. Pero con el paso de los años, más estudios indicaron que incluso niveles inferiores de plomo podrían afectar a los niños. Por eso, en 1991 el CDC rebajó de nuevo el nivel aceptable a menos de la mitad, dejándolo en 10 microgramos por decilitro.

Aunque existe una seria disensión sobre uno de los estudios clave que impulsó este cambio, otros estudios han llegado a conclusiones similares. Por ejemplo, dos estudios realizados en Escocia relacionaron niveles de plomo en la sangre tan bajos como 11 microgramos por decilitro con la reducción de la inteligencia y problemas de conducta de los niños. Y como ya apuntaba el Bangkok Post a principios de 1992, leyes como la de Tailandia, que protege a los adultos del plomo, quizás no sirvan para proteger a los niños, en especial a los no nacidos.

[Recuadro/Ilustración en la página 8]

Intoxicación por plomo: un problema antiguo

PUEDE que el plomo se utilizase ya en fechas tan remotas como el año 3000 a.E.C. Los antiguos egipcios lo emplearon en la escultura y la alfarería; los fenicios y caldeos traficaron con él, y los griegos de Atenas lo extrajeron durante unos siete siglos. Pero fueron los romanos, durante la gobernación de los césares, los primeros en descubrir sus posibilidades industriales, descubrimiento que pagaron muy caro.

Los romanos lo llamaron plumbum. (El término “plomería” se deriva de esta palabra latina.) Trabajadores especializados enrollaban grandes láminas de plomo para hacer cañerías de quince longitudes diferentes que utilizaban en sus sistemas de distribución de agua. Tanto los romanos como los griegos marcaron la pauta para los fontaneros o plomeros del día moderno, encajando las tuberías de plomo unas en otras. Así pudieron conectar kilómetros de tuberías para llevar el agua a largas distancias. Los romanos también transformaron el plomo en vasijas para beber, toneles para el vino y utensilios de cocina. Inventaron la tela para los tejados resistente a la intemperie hecha de planchas de plomo.

Pero tal como el uso del plomo no es nuevo, su perjuicio para la salud tampoco es un descubrimiento reciente. “Durante por lo menos dos mil años —comenta la revista Science News—, las sociedades han sabido que el plomo es un veneno muy poderoso, aunque su manera de actuar sigue siendo un misterio.” A pesar de ello, los antiguos romanos parecían ignorar casi por completo los auténticos peligros del plomo. Según Jerome Nriagu, del Canadian National Water Research Institute (Instituto Nacional Canadiense de Investigación del Agua), normalmente añadían al vino un jarabe de uva hervido en recipientes de plomo. La revista Newsweek cita un comentario de Nriagu: “Una cucharadita de ese jarabe habría sido más que suficiente para causar una intoxicación crónica por plomo”. Y los mandatarios romanos bebían mucho vino. Nriagu calcula que un miembro de la elite romana bebía de uno a cinco litros al día.

“Se supone que una de las razones de la caída del Imperio romano —informa The Medical Post de Canadá⁠— fue su predilección por endulzar los vinos con plomo.” Un informe dice: “La intoxicación debida al uso extenso de este metal en utensilios, armas, cosméticos, vasijas de vino y cañerías de agua puede haber sido la causa de la locura de los emperadores [romanos] y de las tasas de esterilidad y abortos que impidieron la perpetuación de las clases gobernantes”.

[Recuadro/Ilustraciones en la página 10]

Plomo en la naturaleza

SI USTED es amante de la fauna, puede que le intranquilice saber que todos los años mueren tres millones de aves acuáticas como consecuencia de la intoxicación por plomo. Esta intoxicación por plomo también recibe el nombre de “enfermedad invisible”, ya que a menudo pasa inadvertida. El Departamento de Interior de Estados Unidos ha dicho que por cada ave que matan los cazadores van a parar al medio ambiente 0,23 kilogramos de perdigones de plomo. Al tomar muestras de la capa superior del fondo de tierras pantanosas, charcas y lagos, ciertos biólogos han hallado que en algunas zonas hay más de 250.000 perdigones por hectárea. Los fondos también están llenos de plomos de pescar perdidos.

Cuando termina la temporada de caza, los patos y otras aves acuáticas que buscan alimento engullen estos perdigones. De tres a diez días después, el veneno alcanza la corriente sanguínea y pasa a los órganos principales: el corazón, el hígado y los riñones. Entre los días diecisiete y veintiuno, el pájaro entra en coma y muere. Los pigargos de cabeza blanca pueden intoxicarse al tragar los perdigones de plomo que se encuentran en los cuerpos de las aves acuáticas que comen. Desde 1966 se han encontrado muertas más de ciento veinte de estas excepcionales aves de rapiña debido a envenenamiento por plomo, más de la mitad desde 1980. Desde luego, este número solo representa aquellas águilas cuyos cadáveres se examinaron y se determinó la causa de la muerte; es probable que solo se trate de una pequeña parte del número real.

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