El dilema británico de las “vacas locas”
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña
EN NOVIEMBRE de 1986 apareció por primera vez una alarmante enfermedad que afectaba al ganado vacuno de Gran Bretaña. Desde entonces, ha infectado a más de once mil vacas y cada semana se informan hasta doscientos casos nuevos. Aunque su nombre técnico es encefalopatía espongiforme bovina, o EEB para abreviar, en vista de los terribles síntomas que produce, los medios informativos la denominaron enfermedad de las “vacas locas”.
¿Qué es la EEB, cómo se originó y por qué preocupa tanto?
Se trata de un tipo de demencia en la que unas proteínas anormales calificadas de “agentes infecciosos poco convencionales” destruyen ciertas partes del cerebro. A través del microscopio, el cerebro afectado tiene un aspecto esponjoso y agujereado. Según avanza la enfermedad, el animal se vuelve irritable, pierde peso, y cuando ya no puede controlar sus miembros, se desploma y muere, o tiene que ser sacrificado.
Las vacas la desarrollaron de una enfermedad llamada scrapie, un tipo similar de demencia que se da en las ovejas británicas. ¿Cómo sucedió?
Los piensos modernos
La vaca es un rumiante que por lo general se alimenta de vegetación, principalmente de hierba. No obstante, en los últimos años, los fabricantes británicos han añadido al pienso un complemento proteínico artificial hecho de desperdicios de los mataderos, como ovejas muertas infectadas de scrapie trituradas, cocidas y desecadas. Sin embargo, las vacas no han sido las únicas afectadas, también han muerto de esta enfermedad en diferentes zoológicos de Gran Bretaña algunos ejemplares de cinco especies de antílopes, entre ellos un órix de Arabia, animal muy poco común. A todos se les había alimentado con este pienso comercial. También los visones de granja han contraído una enfermedad parecida, según se cree por haberlos alimentado con menudos de oveja crudos.
Los análisis revelan que tanto la EEB como el scrapie son extraordinariamente resistentes a las altas temperaturas, la radiación ionizante y la luz ultravioleta, por lo que la cocción normal y otras formas de esterilización no los eliminan. Aunque no hay pruebas concretas de que alguna persona haya contraído scrapie, la pregunta que ahora preocupa es: ¿existe riesgo de que las personas que consumen carne de vacuno u otros derivados contraigan EEB?
¿Se puede transmitir al hombre?
El punto de vista oficial del gobierno británico, expresado por el ministro de Agricultura John Gummer, es: “Nadie tiene por qué preocuparse por el peligro de contraer EEB en este país ni en ningún otro lugar”. Pero no todos están tan seguros. Richard Lacey, profesor de microbiología clínica en la universidad de Leeds (Inglaterra), escribió en el periódico The Independent: “Si la vaca contrajo la enfermedad por comer pienso, entonces la vía de transmisión —por lo menos al principio— fue oral, lo que hace surgir la posibilidad de que se transmita al hombre de la misma forma”.
En la misma línea de razonamiento, Alemania ha prohibido las importaciones de carne de vacuno del Reino Unido porque no pueden tener la seguridad de que proceda de reses sanas. Estados Unidos ha prohibido las importaciones de reses, embriones y semen de ganado vacuno de Gran Bretaña. La Unión Soviética ha ido más lejos y ha vetado también las importaciones de carne de oveja y de cabra procedentes de Gran Bretaña, así como de productos lácteos. Algunas escuelas de Inglaterra han decidido servir tan solo carne de vacuno que se pueda atestiguar que procede de ganaderías que no padecen la enfermedad.
Entre otras medidas adoptadas por el gobierno, se ha vetado la venta de ciertas vísceras de vacuno. El público británico gasta anualmente más de tres mil millones de dólares (E.U.A.) en carne de vacuno y platos elaborados con dicha carne —como hamburguesas y empanadas— y necesitan la garantía de que no ofrecen riesgo para su salud. Sin embargo, “pueden pasar diez años o más antes de tener la completa certeza” de que la EEB no se transmite de los animales al hombre, admite un informe oficial del gobierno. El doctor Richard Kimberlin, ex director de la Unidad de Neuropatogénesis de Edimburgo, explica que “la dificultad estriba en la duración del período de incubación. Si la EEB efectivamente presenta un peligro para la salud pública, para cuando hubiese un aumento perceptible en la cantidad de afectados de CJD, sería demasiado tarde para poder hacer algo con la población que haya estado expuesta a la enfermedad”.a
Entretanto los científicos buscan con urgencia nuevas pruebas con el fin de mitigar estos temores, y el gobierno británico ha apartado 20 millones de dólares (E.U.A.) en concepto de ayuda para esta investigación. Sin embargo, la revista British Medical Journal advierte: “Todavía no se ha comprobado que la carne de vacuno esté libre de peligro, y quizás no pueda hacerse”.
¿Lo comería usted?
Prescindiendo de las consecuencias para la salud humana, lo cierto es que el debate sobre la EEB ha hecho consciente al público de la práctica de reciclar desperdicios animales. El ganado y las aves de corral británicos continúan alimentándose de estiércol de aves de corral, conocido comercialmente como DPM (siglas en inglés para el estiércol desecado de aves de corral), una mezcla de heces, plumas y aves muertas. A los terneros les dan sangre de cerdo desecada condimentada con chocolate. Y aunque desde julio de 1988 ha sido declarado ilegal como pienso para el ganado, todavía se trituran cabezas de oveja enteras junto con menudos de oveja para alimentar a cerdos y aves de corral. En un informe oficial del gobierno se condenan tales prácticas por calificarlas de “antinaturales”. Posiblemente haya quienes las justifiquen diciendo que son métodos convenientes y rentables de producir alimento, pero desde el punto de vista de la salud, ¿merece la pena utilizarlos?
[Nota a pie de página]
a CJD, siglas en inglés para síndrome de Creutzfeld-Jacob, encefalopatía humana semejante a la EEB causada por un agente similar. Desencadena rápidamente un cuadro de demencia, y en el plazo de un año de haberse diagnosticado el paciente puede quedar imposibilitado. Se transmite mediante transfusiones de sangre y trasplantes de tejido orgánico. Cerca de dos mil personas en Gran Bretaña y siete mil en Estados Unidos corren el riesgo de ser portadores por haber recibido inyecciones de hormonas del crecimiento de las glándulas pituitarias de cadáveres. El doctor Paul Brown, director del Instituto Nacional de Sanidad de Estados Unidos comenta: “Cualquier órgano de un paciente que tenga el síndrome de Creutzfeld-Jacob es una bomba de relojería en potencia”.
[Ilustración en la página 17]
Transparencia de unas vacuolas (cavidades) en el cerebro de una vaca afectada de EEB
[Reconocimiento]
J.A.H. Wells, Crown Copyright Material