BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g91 22/3 págs. 10-13
  • El asbesto. Ayer salvador, hoy enemigo mortal

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El asbesto. Ayer salvador, hoy enemigo mortal
  • ¡Despertad! 1991
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Un pasado variado
  • El terrible precio
  • ¿Se ha ido demasiado lejos?
  • El factor de la codicia
  • El asbesto y usted
  • De nuestros lectores
    ¡Despertad! 1991
  • De nuestros lectores
    ¡Despertad! 1991
  • ¿Sufre usted debido a la contaminación ambiental?
    ¡Despertad! 1983
  • Observando el mundo
    ¡Despertad! 1995
Ver más
¡Despertad! 1991
g91 22/3 págs. 10-13

El asbesto. Ayer salvador, hoy enemigo mortal

NO HACE mucho tiempo, en Arizona (E.U.A.), los residentes de un aparcamiento de caravanas tuvieron que vender sus viviendas y posesiones al gobierno y mudarse a otro lugar. Todo lo que había en este recinto, desde las caravanas hasta los muebles y los juguetes, fue destruido sistemáticamente, machacado y enterrado bajo capas de papel filtro, grava y suelo vegetal. ¿Por qué? ¿Por radiación? ¿Por sustancias químicas tóxicas? ¿Por agua contaminada? No; se descubrió que el aparcamiento de caravanas estaba asentado sobre los residuos que había dejado una antigua fábrica. El recinto estaba contaminado de asbesto.

Este ha sido un siglo agitado para el asbesto, pues ha caído en picado desde el pináculo de la popularidad hasta las profundidades de la ignominia. En un tiempo fue el niño mimado de la industria y se le veneraba como salvador de incontables vidas en casos de incendio, pero ahora se le acusa de complicidad en la muerte de literalmente centenares de miles de personas. Además, le corresponde la dudosa distinción de haber revolucionado la industria de la construcción, no una vez, sino dos: la primera, por la tendencia mundial de introducirlo en los edificios; y la segunda, con motivo de las prisas locas que a veces ha habido para volverlo a sacar.

Escuelas, oficinas y edificios de apartamentos han cerrado, con elevadas pérdidas para contribuyentes, propietarios y residentes. Una oleada de pleitos ha inundado el sistema legal. Y el temor al asbesto ha cambiado la vida de muchas personas.

Pero, ¿qué es el asbesto? ¿De dónde procede? ¿Es realmente tan peligroso?

Un pasado variado

Contrario a lo que quizás algunos piensen, el asbesto no es tan solo otro error de la tecnología moderna, otro invento de laboratorio que a los científicos se les ha escapado de las manos, sino que es un mineral que se extrae de la tierra. Para ser más exactos, ‘asbesto’ es un término mineralógico con que se conoce una serie de minerales: seis tipos distintos y bastante diferentes entre sí, pero todos tienen una estructura fibrosa y son sumamente resistentes al calor.

El hombre ha utilizado el asbesto por miles de años. Muchos siglos antes de Cristo, los campesinos finlandeses ya lo mezclaban en su alfarería y tapaban con él las grietas de sus cabañas de troncos. Los griegos de la antigüedad lo utilizaban para hacer las mechas de sus lámparas y los antiguos romanos mezclaban sus fibras en algunos tejidos para hacer toallas, redes y hasta coberturas para la cabeza de las mujeres. Estos tejidos eran muy fáciles de limpiar: solo había que echarlos al fuego y se sacaban blancos y relucientes.

Se cuenta que en el medievo el emperador Carlomagno hizo creer a unos invitados bárbaros que tenía poderes sobrenaturales cuando tiró al fuego un mantel de asbesto y lo recuperó impecable. Algunos emprendedores mercaderes medievales hasta vendían cruces de este mineral y afirmaban que su resistencia al fuego probaba que estaban hechas de la madera de “la cruz verdadera”.

Sin embargo, hasta finales del siglo XIX el asbesto solo era una curiosidad. Debido a la llegada de la era industrial la situación cambió. La industria se dio cuenta entonces de que este mineral no solo es incombustible, sino que también resiste la corrosión y es un buen aislante. Pronto se abrió camino en el campo del cartón para techar, las tejas, las baldosas, el material aislante, las mezclas de hormigón, las tuberías de cemento, el asfalto, los telones de seguridad de los teatros, el revestimiento de frenos y hasta los filtros. Con el tiempo se le encontraron unos tres mil usos diferentes.

No pasó mucho tiempo antes de que el asbesto sustentase una floreciente industria mundial. Se descubrieron grandes depósitos en la cordillera de los Urales de la Unión Soviética, en los Alpes del norte de Italia, en Vermont (Estados Unidos) y en África del Sur. Para mediados de la séptima década de este siglo, la producción mundial del citado mineral se aproximaba a los seis millones de toneladas anuales.

El terrible precio

No obstante, este rápido aumento en popularidad no estuvo exento de comentarios en contra. De hecho, hace unos diecinueve siglos el historiador romano Plinio indicó que los esclavos que trabajaban en las minas de asbesto parecían tener problemas respiratorios. Su advertencia fue solo la primera de muchas que le seguirían.

A principios del siglo XX, médicos europeos empezaron a notar que los que trabajaban con asbesto morían de enfermedades respiratorias. Para 1918 algunas compañías de seguros ya rehusaban asegurar a los que trabajaban con este material pues sabían que su esperanza de vida era extraordinariamente corta. Para la década de los treinta, las autopsias habían establecido que la exposición masiva al asbesto podía ser fatal. Los pequeños cristales en forma de aguja de muchos tipos de asbesto pueden abrirse paso hasta los pulmones o hasta la cavidad abdominal y quedarse allí, siendo a veces causa de alguna enfermedad que aparezca décadas después. A continuación se mencionan algunas de las enfermedades más comunes relacionadas con este mineral:

Asbestosis. La más común, particularmente entre los que han sufrido una exposición prolongada. Consiste en una cicatrización del tejido pulmonar que gradualmente hace que el pulmón se ponga rígido y obstruye los espacios de aire en su interior. Provoca dificultades respiratorias y hace que los pulmones sean más vulnerables a infecciones como la pulmonía y bronquitis, las cuales a su vez revisten más peligro para ese tipo de enfermos. Es una enfermedad incurable y puede ser mortal.

Cáncer de pulmón. Es también muy común y mata a más personas que la asbestosis. Sin embargo, debe señalarse que cuando la exposición al asbesto se combina con el hábito de fumar, la incidencia de cáncer pulmonar aumenta en gran manera, mucho más que si tan solo se sumaran por separado los peligros del tabaco y de la exposición al asbesto.

Mesotelioma. Una forma de cáncer poco frecuente pero extremadamente letal. Ataca la membrana que recubre la cavidad pleural o peritoneal. Puede producirse incluso tras una exposición limitada a este mineral y manifestarse hasta cuarenta años después.

Según la revista International Journal of Health Services, el asbesto provocará, tan solo en Estados Unidos, de doscientas mil a trescientas mil muertes prematuras y dolorosas entre los años 1986 y 2000. Si esta predicción se cumple, se habrá cobrado una cantidad de víctimas parecida a la de los militares estadounidenses que murieron en combate durante la II Guerra Mundial.

¿Se ha ido demasiado lejos?

No obstante, varios científicos presentan la acusación de que se ha ido demasiado lejos con la amenaza del asbesto. Dicen que algunos científicos han exagerado los peligros, lo que ha desembocado en una extendida “fobia contra la fibra”, un pánico que ha hecho más mal que bien.

Por ejemplo, Brooke Mossman, de la facultad de Medicina de la universidad de Vermont (E.U.A.), dirigió a un equipo de científicos en la redacción de un informe publicado en la revista Science. La señora Mossman y sus colegas criticaron las enormes sumas de dinero empleadas para quitar el asbesto de los edificios de oficinas y las escuelas, muchas veces para impedir niveles de exposición tan bajos que —en su opinión— son prácticamente inocuos.

De hecho, afirman que en algunos de los edificios programados para la eliminación de este mineral ¡hay menos asbesto en el aire del interior que fuera! Se citan datos que indican que los niños corren mucho más peligro por montar en bicicleta o de que los alcance un rayo que por esos niveles tan bajos de asbesto. Además, muchos proyectos para su eliminación se han emprendido apresuradamente y se han realizado con poco rigor, con lo que en esos edificios los niveles de asbesto en realidad han aumentado debido al polvo que se ha levantado. En esos casos hubiera sido menos peligroso simplemente dejar el asbesto en su lugar y precintarlo.

Además, como reconocen muchos países europeos en sus leyes sobre este mineral, no todas las variedades tienen las mismas fibras en forma de aguja. El crisotilo, o asbesto blanco, está compuesto de fibras más largas y en espiral que los pulmones pueden atrapar y expeler con más facilidad. Alrededor del 95% del asbesto producido en el mundo corresponde a esta variedad. Por otra parte, el asbesto de anfíbol, el tipo que parece provocar la mayoría de los casos de mesotelioma, solo se usa en contadas ocasiones.

La señora Mossman y sus colegas también descartaron la ‘teoría de una sola fibra’, que señala que hasta una sola fibra de asbesto puede ser letal. Al fin y al cabo, se trata de un mineral en estado natural. Según un redactor de la revista Science, ¡todos inhalamos alrededor de un millón de fibras de asbesto al año!

Aun así, estos detalles no tranquilizan a todos los científicos. El doctor Irving J. Selikoff, que en 1964 realizó un histórico estudio sobre los peligros del asbesto insiste en que bajos niveles de exposición pueden ser peligrosos, y muchos científicos opinan lo mismo. Lo que más les preocupa son las escuelas. En su opinión, el simplemente medir el contenido de asbesto que hay en el aire de tales edificios carece de sentido, pues el peligro tan solo proviene de focos específicos donde hay una gran concentración de asbesto, como las tuberías y calderas cuyo aislamiento está hecho a base de asbesto. Cabe la posibilidad de que niños curiosos o traviesos encuentren esos focos y los alteren; también se dice que los conserjes y porteros pueden estar expuestos de forma regular a ese tipo de contaminación.

Los expertos tampoco se ponen de acuerdo sobre los peligros del asbesto crisotilo. Una conferencia internacional de científicos celebrada en la primavera de 1990 contestó al informe de la señora Mossman publicado en la revista Science afirmando que el crisotilo es tan peligroso como los otros tipos de asbesto. Además, hay quienes han presentado la acusación de que los científicos que minimizan sus peligros están siendo utilizados por la industria del asbesto, que paga a algunos de ellos para que testifiquen en los tribunales.

El factor de la codicia

Tales acusaciones, si son ciertas, califican a los acusados de codicia. Pero la realidad es que, en este siglo, la codicia es un tema común en la historia de este mineral.

A la industria del asbesto se la ha acusado de escandalosa codicia por ocultar a los trabajadores los peligros de la exposición a dicho mineral. Muchos veredictos han fijado daños punitivos contra los fabricantes de productos de asbesto por no informar a sus empleados sobre los peligros a los que se encaraban. Pero, a pesar de toda esta controversia, las compañías siguen exportando sus productos a naciones menos desarrolladas que todavía no han prohibido esos materiales y donde los trabajadores de las fábricas no siempre están debidamente protegidos de ese tipo de contaminación.

A las empresas que se dedican a eliminarlo también se las ha acusado de codicia. Hay críticos que censuran los costes exorbitantes que a menudo oscilan entre 250 y 500 dólares (E.U.A.) por metro cuadrado, mucho más de cien veces lo que costó inicialmente su instalación. También hay informes de corrupción. Se ha descubierto que muchas de esas empresas han sobornado a funcionarios gubernamentales para que pasen por alto los métodos ilegales y peligrosos de quitarlo y eliminarlo que utilizan. Por otra parte, se ha sabido que algunos propietarios corruptos contratan a empresas sin escrúpulos para que eliminen el asbesto de forma no adecuada tan solo para ahorrar dinero. Con frecuencia, los trabajadores contratados desconocen los peligros que conlleva su trabajo, no llevan ningún tipo de protección y se ha sabido que han tirado el asbesto en lugares ilegales, incluso en parques.

El asbesto y usted

Con todo, existe cierta esperanza en esta desagradable historia. Por todo el mundo la gente se está concienciando sobre los diversos peligros del asbesto y muchos gobiernos limitan su uso o por lo menos se aseguran de que los trabajadores que lo manejan lleven un equipo de protección.

¿Y si usted piensa que hay asbesto en su casa o lugar de trabajo? Primero debe saber que únicamente un análisis de laboratorio puede asegurar si lo hay en realidad. Y segundo, no se deje llevar por el pánico. Algunas personas se han alarmado y han tratado de eliminarlo por su cuenta, lo que muchas veces es ilegal y mucho más peligroso que dejarlo donde está. Antes de hacerlo consiga que algún experto le asesore. Tan solo una empresa reputada y autorizada para ese tipo de trabajo debería eliminarlo o precintarlo, dependiendo de la situación.

Si usted no tiene más remedio que trabajar con asbesto es muy importante que, por incómodo que le parezca, lleve puesto un equipo de protección y mantenga el material mojado para que el aire no se lleve las fibras. Una encuesta realizada en Egipto entre 405 trabajadores sacó a la luz que solo el 31,4% de ellos llevaba su equipo de protección.

Y por último, ¡no fume! Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos mostró que el 34% de los que trabajaban con asbesto eran fumadores, a pesar de su gran preocupación por el cáncer y del hecho de que los fumadores tienen una probabilidad cincuenta veces mayor de desarrollar trastornos relacionados con el asbesto.

Por supuesto, los expertos siguen en desacuerdo respecto a cuán peligroso es y a si existe algún nivel de exposición que no revista peligro. Es posible que continúen sin ponerse de acuerdo y airados se muestren estadísticas y estudios unos a otros, hasta que llegue el día en que el hombre por fin deje de “arruinar la tierra” y utilizar mal sus recursos. (Revelación 11:18.) Pero hasta que llegue ese día, lo más sensato quizás sea pecar de prudentes y evitar en lo posible todos los riesgos.

[Fotografía en la página 12]

Instalación típica para la producción de asbesto, con cámaras de descontaminación. De izquierda a derecha: 1. zona de trabajo; 2. sala de equipo; 3. cámara de aire; 4. ducha; 5. cámara de aire; 6. habitación limpia

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir