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¡Despertad! 1991
g91 22/7 pág. 30

De nuestros lectores

Narcolepsia Hace treinta años diagnosticaron que padecía narcolepsia. Toda mi vida he tenido que experimentar los problemas de dormirme en el momento menos adecuado. Como también me quedo dormido en las reuniones cristianas, hay quienes han llegado a la conclusión de que no aprecio lo suficiente los asuntos espirituales. Por mucho que he querido explicar mi situación, ha sido en vano. Por eso les agradezco su excelente artículo (8 de abril de 1991) sobre esa extraña enfermedad del sueño.

R. N., Alemania

Honrar a los mayores Gracias por los artículos que publicaron bajo el tema “¿Honra usted a los mayores?” (22 de marzo de 1991). Después de cuarenta años de fiel servicio a Dios, mi madre necesitaba cuidados especiales las veinticuatro horas del día por padecer la enfermedad de Alzheimer. El calendario publicado por la Sociedad Watch Tower resultó muy útil, pues las numerosas visitas que recibía escribían su nombre en el recuadro de la fecha que la visitaban. De esa forma yo podía recordarle que no había sido la única persona que la había ido a ver, pues más de la mitad de las fechas estaban llenas de nombres. Además, como el personal de la residencia asistida (para ancianos con enfermedades crónicas e invalidantes) en la que estaba internada veía que tantas personas se interesaban en su bienestar, también la cuidaba muy bien. Gracias por el interés que muestran por nosotros.

W. J. H., Estados Unidos

Mi madre está paralizada de cintura para abajo y padece incontinencia urinaria. Todas las mañanas tenemos que lavarla entera y cambiarle las sábanas. Tenemos que vestirla y alimentarla, y a menudo necesita tratamiento médico. Mi marido y mis hijos me ayudan mucho, pero la mayor parte de la responsabilidad recae sobre mí. Hay momentos en que me siento desanimada pues la situación requiere un constante espíritu de abnegación. Es por eso que sentí un gran gozo interior al leer sus artículos. Gracias desde lo más profundo de mi corazón.

L. D., Italia

Ser un ejemplo para los hermanos menores Su artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo ser un ejemplo para mis hermanos menores?” me caló muy hondo (8 de abril de 1991). Como soy la mayor de tres hermanos, solo puedo decir que ojalá hubiese leído ese artículo en mi juventud. Ahora tengo dos hijos y me consuela saber que podrán seguir esos buenos consejos.

L. K., Alemania

Cuidar niños Muchísimas gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... Cuidar niños... ¿podré hacerlo bien?” (8 de marzo de 1991). Lo recibí por correo cuando me encontraba cuidando de mi hermanito de seis años. Mientras lo leía, le dije que recogiese sus juguetes. Entonces llegué al párrafo en el que se mencionaba que recompensar la buena conducta puede ser más práctico que una andanada de amenazas. Lo puse en práctica ¡y funcionó! También me gustó la parte en la que se decía que no está bien llamar a un niño “estúpido” o “tonto”. Yo le solía llamar “estúpido”, pero ahora me doy cuenta de que ese era un proceder estúpido por mi parte.

A. L., Estados Unidos

El asbesto Como trabajador en proyectos relacionados con el asbesto, quisiera decirles lo mucho que me gustó su artículo tan equilibrado sobre “El asbesto” (22 de marzo de 1991). Como parte de mi formación ya había escuchado diferentes conferencias de especialistas en cáncer. Un doctor verificó que las posibilidades de sufrir efectos adversos como consecuencia del asbesto son muy superiores si la persona en cuestión es fumadora. Como de costumbre, sus artículos son exactos y hacen pensar.

J. M., Estados Unidos

El lupus Mi tío me envió el artículo “Mi vida como enferma de lupus” en el que se narraba la experiencia de Robin Kanstul (8 de mayo de 1990). Leí toda la revista y me gustó. Yo también padezco esa enfermedad, y los médicos nunca me contaron ni la mitad de lo que se explicaba en el artículo. Gracias Robin Kanstul por contarlo. Gracias ¡Despertad! por publicar su relato. Ahora sé que no soy la única, y estoy aprendiendo a hacer frente a mi problema.

R. B., Estados Unidos

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