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¡Despertad! 1991
g91 22/4 pág. 27

El dilema del café

¡MÁS de mil quinientos millones de tazas diarias! Según uno de los últimos cálculos, esa es la cantidad de café que se bebe en el mundo. Su enorme consumo ha persistido a pesar de las repetidas advertencias que por años han dado los científicos respecto a que los bebedores de café se encaran a unos peligros casi pletóricos, que van desde enfermedades cardiacas a diabetes, incluyendo diversos tipos de cáncer. ¿A qué se debe entonces que tan pocos hayan abandonado el hábito?

Durante los últimos cuarenta años los científicos han publicado más de quinientos informes sobre los efectos del café, pero hasta ahora sus conclusiones han sido poco convincentes. ¿Por qué? En primer lugar, porque el café es más complejo de lo que parece. Una taza puede contener hasta quinientas sustancias químicas naturales. Sin embargo, la mayoría de los estudios se centran en tan solo un ingrediente, un estimulante: la cafeína.

A algunas personas la cafeína les puede producir insomnio, irritabilidad o falta de concentración. Pero, ¿y el cáncer? La revista Which?, dirigida al consumidor, observa: “Para casi cada estudio que demuestra un posible vínculo [entre la cafeína y el cáncer], hay otro que contradice los hallazgos”. No es extraño entonces que un analista londinense de café informe que el público en general no se ha “alejado en absoluto del café por motivos de salud”. Además, muchos saben que el té, el cacao y las bebidas de cola también contienen cafeína. De hecho, la revista Which? indica que “en el mismo peso, el té contiene más cafeína que el café, aunque en general se utiliza menos cantidad para hacer una taza de té”.

Aun así, quizás un bebedor de café quisiera tomar en cuenta algunas precauciones. El periódico londinense The Times citó recientemente de un informe holandés el siguiente hallazgo: “Beber café en el que se mezclan directamente el agua hirviendo y los posos puede aumentar los niveles de colesterol en un 10%, comparado con beber café filtrado o no beberlo en absoluto”. Es bien conocido que el colesterol contribuye a las enfermedades cardiacas. En otro número, The Times citó de un eminente especialista en nutrición: ‘Los que beben café de forma regular deberían siempre tomarlo recién hecho y nunca recalentado o hervido’.

Si en algo concuerdan los expertos es en la moderación. Los médicos suelen recomendar que no se beba más de seis tazas (o cuatro jarritas) de café al día. Los que tienen problemas de salud como enfermedades cardiacas, de riñón o hipertensión deberían beber aún menos. Y las mujeres embarazadas o las que están amamantando no deberían beber más de una taza diaria.

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