De nuestros lectores
TV Gracias por los artículos “La Televisión. El invento que ha cambiado al mundo” (22 de mayo de 1991). La televisión siempre ha sido un problema para mí; nunca he tenido la fuerza de voluntad para apagarla. Sus sugerencias me han ayudado. Voy a controlar el tiempo que paso viendo la televisión. La pondré en el trastero, de modo que cuando quiera verla, pueda analizar primero las ventajas y desventajas de hacerlo. Gracias de nuevo.
W. H., Estados Unidos
Equipos escolares Acabo de leer el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Debería integrarme en el equipo de la escuela?” (22 de junio de 1991). Mis compañeros me presionan para que me una al equipo escolar porque saben que me gusta mucho el deporte. Gracias a ustedes ahora puedo explicar por qué no voy a hacerlo.
D. K., Estados Unidos
Cambiar el modo de ser Me gustaría agradecerles de todo corazón las excelentes sugerencias que se dieron en los artículos “¿Debe usted cambiar su modo de ser?” (8 de julio de 1991). Sabía que tenía que hacer algunos cambios en mi personalidad, pero carecía de incentivo para realizarlos. Ahora me estoy esforzando por aplicar el consejo que se daba en la revista, y está resultando muy provechoso.
S. C., Italia
Después de ser dado de alta del pabellón psiquiátrico de un hospital, leí los artículos sobre ‘cambiar’. Eso sí que es dar en el blanco. Tardé casi treinta años en darme cuenta de que padecía un trastorno muy grave de personalidad. Ahora que veo cómo soy realmente y que entiendo mi problema, puedo tomar medidas para controlar mi comportamiento.
J. D., Estados Unidos
Los pulmones Tengo trece años. Recuerdo que estudié la función de los pulmones en quinto curso, pero había olvidado la mayor parte de la información. Su artículo “Los pulmones. Prodigio de diseño” (8 de junio de 1991) me refrescó la memoria. Estaba muy bien escrito, y el dibujo era muy exacto. Muchas gracias por artículos como estos, que ayudan a profundizar nuestro aprecio por las maravillosas creaciones de Jehová.
A. M., Estados Unidos
Síndrome de ATM El artículo “Un trastorno mandibular: el gran impostor” (22 de junio de 1991) me resultó particularmente interesante, pues soy cirujano oromaxilofacial y he tratado problemas de ATM durante catorce años. El artículo dice que la causa más común de los síndromes de la ATM es la maloclusión, es decir, una mala alineación de los dientes inferiores y superiores. La literatura médica reciente y mi propia experiencia demuestran que la oclusión no es la causa principal, aunque desempeña un papel importante en algunos pacientes. La mayoría de los pacientes padecen un auténtico trastorno interno de la mandíbula. Parece ser que hay otros factores implicados, como son los problemas de columna. Así que hay procedimientos no quirúrgicos, como la fisioterapia y los tratamientos quiroprácticos, que pueden resultar efectivos para aliviar al paciente. Los pacientes con síndrome de la ATM también deberían pensar en limitar su dieta a comidas blandas. Aliviar la carga de los músculos y las articulaciones podría resultar en una mejoría de los síntomas. Pero para la gran mayoría de los pacientes, no hay ninguna verdadera solución. La solución a todos los problemas vendrá mediante el Reino de Dios.
C. A., doctor en Medicina, Estados Unidos
Gracias por esta información complementaria confirmada por su experiencia. Agradecemos sus observaciones.—La dirección.
Terminar lo que se empieza Cuando leí el artículo “Los jóvenes preguntan... ‘¿Por qué no soy capaz de terminar lo que empiezo?’” (8 de septiembre de 1991), pensé que hablaban de mí. Con la ayuda de su artículo y de Jehová, podré terminar lo que empiezo. Gracias por esta oportuna información.
A. P., Estados Unidos