“Lloré de alegría”
Los lectores expresan su profundo agradecimiento por los artículos “Abuso de menores. Cómo superar el trauma”.
TRAS leer la reciente serie de artículos de portada “Abuso de menores. Cómo superar el trauma”, de la revista ¡Despertad! del 8 de octubre de 1991, muchos lectores de todo el mundo se han sentido impulsados a expresar su sincero agradecimiento por estos artículos. Sus respuestas muestran que esta información cuidadosamente preparada ha cumplido su triple propósito: 1) suministrar entendimiento y esperanza a las víctimas, 2) advertir a los padres que vigilen a sus hijos y 3) contribuir a que los ancianos estén mejor informados para que puedan ser más eficaces al ayudar a las víctimas. (Proverbios 21:13; compárese con Pr 27:23.)
Las siguientes palabras tipifican una idea que repitieron muchos lectores: “Siempre he apreciado ser testigo de Jehová. Sin embargo, mi aprecio y amor a Jehová y a su ‘esclavo fiel y discreto’ (Mateo 24:45-47) han aumentado mucho después de leer el número de ¡Despertad! del 8 de octubre de 1991”.
“Jehová verdaderamente nos entiende y se interesa mucho”
Muchos expresaron su gratitud por un aspecto muy importante de los artículos: Dios escucha, se interesa, sabe que la víctima no tiene la culpa y puede sanarla. Una lectora escribió: “Gracias de todo corazón por la revista ¡Despertad! del 8 de octubre. Sus artículos me ayudaron al mostrarme que Jehová me entiende de verdad y se interesa profundamente” (Gran Bretaña).
Una mujer escribe: “Hace algunos meses quise pedirles que escribieran sobre cómo superar el trauma que deja el abuso de menores. Aunque no lo hice, oré a Jehová al respecto, así que pueden imaginarse cómo me sentí cuando vi la portada del número del 8 de octubre. Rompí a llorar y le di las gracias a nuestro amoroso Dios, Jehová, desde lo más profundo de mi corazón” (Grecia).
Otra mujer dice: “Cuando pienso por lo que pasé, me pongo a llorar amargamente. Por esta razón leí con particular atención la serie de artículos sobre ‘Abuso de menores. Cómo superar el trauma’, que me ha sido sumamente útil. Muestra con claridad que tienen un interés amoroso en aquellos que han sufrido tales vejaciones” (Italia).
Muchos se expresaron de la siguiente manera: “Le doy gracias a Jehová por suministrar esta información, los mejores artículos que jamás he leído sobre este tema. Pido a Dios que no solo ayuden a las víctimas (supervivientes), sino también a los que han tenido un temor indebido a tocar el tema y para quienes ha resultado difícil hablar de él” (Estados Unidos).
“Creo que ahora la vida vale la pena”
Una mujer cuya hija fue víctima del abuso sexual todavía no había logrado aceptar el hecho. “Pero sus artículos me mostraron el camino —explicó—. Me he sometido a psicoterapia todas las semanas durante once meses debido a la ansiedad, los ataques de pánico y la depresión. Estos artículos me ayudaron más que toda la terapia del mundo. Creo que ahora la vida vale la pena, mientras que antes de leer la revista, todavía me sentía culpable de algo que no pude impedir” (Gran Bretaña).
Muchos dijeron que la información cambió su vida: “Nunca podré agradecerles lo suficiente los artículos. Llegaron cuando me encontraba en el punto más bajo que puedo recordar. Algunos días me enrollaba como una pelota y sollozoba. Gracias a estos artículos, que he leído y releído, entiendo que a Jehová y a su organización les importa mi dolor y el de todo el mundo. Esta información me suministra el incentivo para empezar a curarme. Ya me siento más cerca de Jehová una vez más” (Estados Unidos).
El abuso de menores no es solo un problema de Occidente, como muestra este caso: “Leí el número del 8 de octubre, que trataba sobre el abuso de menores, en cuanto lo recibí. Me tomó mucho tiempo leer los artículos porque las lágrimas me dificultaban la visión. Mis sentimientos y pensamientos estaban muy bien reflejados en los artículos. Me conforta saber que alguien nos entiende. Me animó ver que Jehová ayuda bondadosamente a aquellos cuyo sufrimiento les pasa inadvertido a otros. Agradezco mucho que hayan publicado estos artículos. Aplicaré lo que dicen para superar mi trauma. Reciban mi amor y sentimientos de gratitud, que no es posible expresar con palabras” (Japón).
Otra mujer escribe: “He luchado contra el trauma emocional del abuso de menores toda mi vida. Cuando recibí el número del 8 de octubre de la revista, comprendí que Jehová sabe lo que necesitamos incluso antes que nosotros y que de verdad nos ama. Casi no podía ver debido a lo mucho que lloré, y me parecía que me iba a estallar el corazón de amor y agradecimiento por nuestro amoroso Padre celestial. Atesoraré este número del 8 de octubre ‘hasta que las cosas anteriores no sean recordadas, ni suban al corazón’”. (Isaías 65:17.) (Estados Unidos.)
“¡Me he sentido como liberada de una prisión!”
Una mujer que ha tenido problemas emocionales durante gran parte de su vida escribe: “Gracias por los artículos sobre el abuso de menores. Por fin, a los cincuenta y tres años, me he sentido como liberada de una prisión. La clave fue la frase que dice que esas jóvenes víctimas ‘no pueden defenderse a sí mismas del abuso, de modo que para Dios no son culpables’”. La lectura del número del 8 de octubre de ¡Despertad! y entender que, como dice la revista, “USTED NO TUVO LA CULPA”, la ayudó a aplicar el sacrificio de rescate de Jesús y empezar su proceso de curación (Gran Bretaña).
Otra mujer dice: “Fui víctima del abuso sexual repetidas veces desde la niñez hasta los primeros años de la escuela elemental. Como se dice en estos artículos, intenté olvidarlo. Sin embargo, los recuerdos seguían volviendo. Siempre he pensado que soy una persona sucia, que Jehová nunca me aceptará. Por ello siempre le he pedido: ‘Puede que no me des un lugar en el paraíso, pero al menos déjame permanecer dentro de tu organización hasta que muera’. Este punto de vista se debía a que pensaba, al igual que las víctimas que se citan en los artículos, que ‘no estaba en realidad lo suficientemente limpia como para vivir en el Reino de Dios’ y que moriría en Armagedón. Era como si los sentimientos de vergüenza y abatimiento me aplastaran y acabaran conmigo. De modo que el afectuoso y bondadoso contenido de los artículos me ayudó muchísimo. Cuando los leí, me eché a llorar” (Japón).
Otra mujer dice: “Quiero agradecerles sus artículos sensibles y bien documentados. El trauma del abuso ha destrozado mi yo interno durante años. A muchos les resulta fácil entender el abuso y el tormento que resultan de la guerra y las revueltas políticas. Entendemos a los supervivientes del Holocausto. El daño causado por extraños es más fácil de digerir. Pero ¿por qué no lo entendemos cuando los autores del abuso son nuestros propios padres, madres, tíos, hermanas y hermanos, aquellos que tendrían que consolarnos, alimentarnos y protegernos? He visto mis propias cicatrices y he conocido la desconcertante realidad de la desesperanza. Mi Padre espiritual, Jehová, ha sido quien ha sanado una y otra vez mi quebrantado yo, salvándome de la aniquilación” (Estados Unidos).
‘De repente he vuelto a la vida’
Una mujer que confiesa que se ha sentido inútil durante veintiocho largos años escribe: “Leí de una vez los artículos la tarde que recibí la revista, y se me saltaron las lágrimas por el efecto que tuvieron en mí y lo agradecida que me sentí. Estoy tan feliz de saber que Jehová entiende tan bien mis sentimientos. Me siento como si de repente hubiera vuelto a la vida. Como los artículos recalcan que los niños que han sido víctimas del abuso no tienen ninguna responsabilidad por lo sucedido, me doy cuenta de que no tengo ninguna razón para rechazarme a mí misma. Ahora disfruto de paz mental”. Su corazón respondió a la curación de la Palabra de Dios (Japón).
La violación de niños también es un problema en los países en vías de desarrollo, como lo muestra esta respuesta similar procedente de África: “Los artículos llegaron cuando más los necesitaba. ¡Qué consuelo leer frases como ‘tenga la seguridad de que hay esperanza, que puede recobrarse’ y ‘USTED NO TUVO LA CULPA’! Cuando leí los artículos, me sentí verdaderamente segura y consolada por primera vez en mi vida. Fueron un verdadero consuelo para mi mente, alma y cuerpo. Ahora tendré la fuerza de emprender el camino a la recuperación completa” (Nigeria).
Otra mujer escribe: “Las palabras no pueden expresar mi aprecio y cómo me sentí después de leer la revista ¡Despertad! del 8 de octubre sobre el abuso de menores. Se me llenaron los ojos de lágrimas al leer cada párrafo, cada página, cada texto. Está escrita con mucha consideración, ternura y amor. Fui víctima de esos abusos, y desde entonces he luchado con mis sentimientos y emociones. Ahora pienso que me he librado de parte de la carga emocional. Gracias a sus artículos y a una amiga paciente en quien confío, que me escucha y ayuda, puedo empezar a curarme”. El Dios de toda bondad inmerecida está haciendo “firmes” y “fuertes” a muchas víctimas del abuso mediante el servicio sacerdotal de su Hijo. (1 Pedro 5:6-11.) (Estados Unidos.)
Una víctima del incesto estaba tan turbada, que intentó suicidarse prendiendo fuego a un garaje mientras ella estaba dentro. Fue rescatada y hospitalizada. Se le entregó un ejemplar del número del 8 de octubre en cuanto se publicó. Lloró mucho cuando lo leyó, y luego releyó una y otra vez los artículos para fortalecerse y superar las tendencias suicidas. Una amiga que la ayudó mucho escribió: “Algunas veces creo que ¡Despertad! debería llamarse Superación, pues eso es lo que nos está ayudando a lograr” (Estados Unidos).
“Algunos pueden olvidar, otros no”
Otra lectora agradecida dice: “Los artículos sobre el abuso de menores son muy equilibrados. Me gustaron los textos que se usaron. Estos artículos están tan bien escritos, que podría encomiarles por cada párrafo. Agradezco que explicaran que aunque algunos pueden olvidar, otros no somos capaces. Durante tres años me han venido a la memoria los recuerdos y los dolores físicos que les acompañan. Pero es posible mejorar aprendiendo a combatir tales recuerdos. Gracias de nuevo por una serie de artículos tan maravillosamente equilibrada” (Estados Unidos). Estos artículos basados en las Escrituras han ayudado a esta víctima y a muchas otras a regocijarse de nuevo en las provisiones espirituales de Jehová. (Filipenses 4:4-9.)
“He sido lectora de ¡Despertad! por años —escribe una mujer—. Sin embargo, jamás un artículo me había tocado tanto el corazón como lo ha hecho la serie ‘Abuso de menores. Cómo superar el trauma’. Es un tema difícil, pero lo trataron con tacto y bondad. Me ha ayudado y consolado muchísimo, pues yo también fui víctima del abuso. Guardaré esta revista para leerla a menudo. No puedo agradecerles lo suficiente el tiempo, el esfuerzo, la perspicacia y, sobre todo, el amor que han mostrado a los que sufren en silencio” (Estados Unidos).
Encarándose a la realidad
Ha resultado muy útil que las víctimas que no son capaces de olvidar el abuso del que han sido objeto hayan podido hablar con un anciano comprensivo, encarar el problema de manera realista, entender cómo ve Jehová el asunto y tratarlo bíblicamente para que se produzca la curación sobre la base del sacrificio de rescate. Una mujer dice con relación a esto:
“Me resulta imposible expresar lo oportunos que fueron los artículos. No me podía creer realmente que la información fuera tan exacta. He sufrido depresión y bulimia durante veinte años, y he buscado ayuda y respuestas por todas partes: psiquiatras, psicólogos, médicos, terapia de grupo, clínicas de adelgazamiento..., todo sin ningún resultado.
”Pero ahora encuentro ayuda en información como la de la revista del 8 de octubre. Es muy, muy necesaria. No tengo palabras para decirles lo desesperada que estoy a veces, tanto que la muerte me parecería un alivio. Sin embargo, ahora puedo entender que yo no tuve la culpa de lo que me pasó de pequeña, que Dios no piensa que soy sucia. Fui una víctima. Esta información me ha ayudado a ver que Jehová sí se interesa, que puedo confiar en Él. Después de treinta y tres años de vida, siento que el espíritu de Jehová está empezando a romper mis cadenas de esclavitud. Gracias por amarnos tanto como para hacer todo el esfuerzo que ha requerido la maravillosa joya que es esta revista ¡Despertad! Por favor, sigan publicando este tipo de artículos y otros, pues son fundamentales para nuestra espiritualidad.”
La siguiente carta de un hombre resume los sentimientos de muchos. Había sufrido más de cincuenta años de angustia debido a que de pequeño había sido víctima del abuso. Dice: “El cuidado amoroso de Jehová mediante su organización terrestre nunca deja de asombrarnos, y nos inspira una devoción y confianza en Él cada vez más profundas. Después de estudiar con detenimiento la información de la revista ¡Despertad! del 8 de octubre de 1991 sobre el abuso de menores, lloré de gozo y canté un cántico tras otro a Jehová, nuestra roca y fortaleza, nuestro refugio. Sigan publicando artículos como estos, hermanos. Jehová los está utilizando de maneras que no pueden imaginar”.
De superintendentes
Es de interés esta carta de un superintendente viajante que supervisa la actividad de varias congregaciones de los testigos de Jehová:
“Gracias por el número de la revista ¡Despertad! del 8 de octubre sobre ‘Abuso de menores. Cómo superar el trauma’. Se presentó información excelente que de verdad se necesitaba. Los artículos eran muy exactos. Me he dado cuenta muchas veces de que a las víctimas les cuesta relacionarse con Jehová como un Padre amoroso. Cuando percibo que existe esta dificultad, les pregunto con discreción: ‘¿Sufrió abusos de pequeña?’. La gran mayoría de las ocasiones la respuesta es sí. En cuanto se dan cuenta de la relación entre el abuso y la manera como les afecta su depresión o confusión actual, empiezan a mejorar”.
El siguiente comentario resume cómo se sienten muchos ancianos: “El número del 8 de octubre sobre el abuso de menores fue excelente y necesario. Como ancianos de las congregaciones, tenemos que saber tanto como sea posible sobre estos problemas para mostrar el interés y la paciencia que necesitan las víctimas. Cuanto peor es este sistema, más comunes son este tipo de problemas. Gracias de nuevo por la ayuda”.
Nos ha conmovido recibir estas cartas. El reconocer plenamente que ‘no fue culpa suya’ y el poder transformador de la Palabra de Dios han ayudado a estas víctimas del abuso sexual a afrontar recuerdos infelices. Se regocijan en la esperanza que está puesta delante de ellos y confían en que en el nuevo mundo de Dios “las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón”. (Isaías 65:17; Romanos 12:12.) Aun ahora disfrutan de una posición limpia ante Dios gracias al poder de la sangre de Jesús. (Hebreos 9:14.) También tienen la necesidad de acudir a los ancianos en busca de ayuda. Estos pueden ser como un “escondite contra el viento” para quienes lo necesiten, hablándoles consoladoramente y orando con ellos. (Isaías 32:2; 1 Tesalonicenses 5:14; Santiago 5:14, 15.) De este modo se puede ayudar a las víctimas del abuso a seguir adelante y hallar gozo en todas las actividades de la congregación cristiana.