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  • ¡Despertad! 1992
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¡Despertad! 1992
g92 8/5 págs. 6-7

Emigrantes. Por qué emigran

“NADIE puede imaginarse a qué peligros nos enfrentamos en los países del Tercer Mundo [...] y por qué dificultades atravesamos aquí simplemente para salir adelante y ayudar a los familiares que quedan en nuestro país.” Eso es lo que escribió una emigrante africana llamada Elizabeth al director de la revista National Geographic. Sus palabras revelan la principal razón por la que millones de personas están dispuestas a renunciar a sus raíces y empezar una nueva vida en un país extranjero.

Por supuesto, cada inmigrante constituye un caso aparte. Algunos, como la mujer mencionada antes, puede que hayan emigrado para escapar de las duras condiciones de vida que existen en su país de origen. William Hance explica en su libro Population, Migration, and Urbanization in Africa (Población, migración y urbanización en África) que determinados factores, como la enfermedad, la infestación de insectos, el empobrecimiento del suelo, la sequía, las inundaciones, el hambre, la guerra y los conflictos tribuales, son las principales causas del actual éxodo masivo que se produce en África. Otras partes de la Tierra que atraviesan condiciones desesperadas similares también se han convertido en terreno abonado para la migración.

Sin embargo, los sociólogos han llegado a la conclusión de que el deseo de escapar de unas condiciones de vida opresivas, es solo una parte de la razón que hay detrás de las tendencias migratorias actuales.

El efecto push-pull

La atracción hacia países que ofrecen mejores oportunidades constituye también un fuerte motivo para trasladarse. Esto, junto con el deseo de escapar de unas condiciones malas, produce el denominado efecto push-pull (presión y atracción). Las adversidades locales tienden a presionar a la persona para que emigre y las ventajas extranjeras tienden a atraerla. Tome por ejemplo el caso de Nguyen Van Tue, un vietnamita típico refugiado en Japón. Aunque sufrió mucho por el hecho de ser extranjero, admite: “Estoy contento. Tengo conmigo a mi familia, estamos vivos y nos encontramos bien en un país que disfruta de libertad y paz”.

El atractivo económico es uno de los factores que más fomentan la migración. Al hablar acerca de la comunidad italiana de cierta ciudad de Inglaterra, John Brown dice lo siguiente en su libro The Un-melting Pot (La integración imposible): “El ganar dinero ha sido siempre su principal objetivo”. Y añade que lo ganaron trabajando “mucho y bien”. Cuando se examina la enorme desigualdad de niveles salariales que existe en los diferentes países, no resulta extraño que la gente emigre. En un comentario sobre los trabajadores mexicanos que hay en Estados Unidos, la revista National Geographic indica que “al sur de la frontera [estadounidense] se cobra por una hora de trabajo entre una quinta y una décima parte de lo que se cobra en Estados Unidos”.

La atracción de la familia y los amigos

Por supuesto, muchos se trasladan simplemente para estar más cerca de los familiares y los amigos que les han precedido. Por ejemplo, muchos judíos soviéticos han emigrado a Israel porque piensan que estarán más seguros si se hallan entre muchos de ellos. Algunos hasta estuvieron dispuestos a correr el riesgo de establecerse en la Cisjordania, una región desgarrada por la contienda.

Muchos emigran porque los amigos y los parientes les instan a hacerlo. Por ejemplo, a muchos se les ha recomendado que emigren a Australia. Como consecuencia, hoy día casi el 22% de la población australiana es de origen extranjero.

Un emigrante de Barbados afincado en Estados Unidos que fue de visita a la isla le dijo a un amigo suyo: “Piensas que estás bien aquí”, pero ‘estás perdiendo el tiempo quedándote en la isla’, afirmó. Muchos años después, su amigo admite que aquellas palabras sembraron en él la semilla del descontento, y con el tiempo le impulsaron a emigrar.

Lamentablemente, al emigrante en perspectiva solo se le suele contar el lado optimista del cuadro. Ron, un joven que se trasladó a Canadá para escapar de los crecientes disturbios en África del Sur dijo: “Los amigos y los parientes tienden a decirte todo lo bueno [...] y, como es lógico, omiten lo negativo”.

Prescindiendo del motivo de la migración, la mayoría de las veces los emigrantes sufren mucho. Cuando perciben por completo todo lo que implica la migración, algunos desean intensamente regresar a su lugar de origen. En vista de todo lo dicho antes, ¿cómo puede un extranjero adaptarse bien a su nuevo entorno y al mismo tiempo enfrentarse a la nostalgia, a la separación de su familia, al choque cultural, a las diferencias del idioma y a un sinfín de problemas relacionados?

[Comentario en la página 6]

El atractivo económico es uno de los factores que más fomentan la migración

[Comentario en la página 6]

“Estoy contento. Tengo conmigo a mi familia, estamos vivos y nos encontramos bien en un país que disfruta de libertad y paz.” (Un vietnamita residente en Japón.)

[Comentario en la página 7]

Cuando se examina la enorme desigualdad de niveles salariales que existe en los diferentes países, no resulta extraño que la gente emigre

[Fotografía en la página 7]

Al inmigrante que acaba de llegar todo le parece extraño y difícil

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