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  • ¿Es malo soñar despierto?
  • ¡Despertad! 1993
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¡Despertad! 1993
g93 8/7 págs. 23-25

Los jóvenes preguntan...

¿Es malo soñar despierto?

Lo último que recuerdas es el monótono sonido de la voz de tu profesor explicando algo sobre ecuaciones algebraicas, pero tú ya no estás en clase; tu mente te ha llevado a la playa que tu familia visitó el verano pasado. Puedes sentir la arena caliente y el agradable sol. Puedes oír el ruido de las olas que golpean la orilla, el sonido de los niños jugando, el sonido de... ¿las risas de tus compañeros de clase? Sí, tu agradable sueño se ha desvanecido, y en su lugar está un enfadado profesor con los brazos cruzados esperando que le respondas una pregunta que no has oído.

SOÑAR despierto es tan común para toda clase de gente, jóvenes y mayores, que un destacado investigador lo llamó “uno de los principales aspectos de la vida del hombre”. Algunos creen que pasamos fantaseando de una manera u otra hasta un tercio de las horas que estamos despiertos. Los científicos no saben con seguridad cómo ni por qué se forman estos pensamientos pasajeros, y carecen de un criterio unánime en cuanto a qué es en sí soñar despierto. Un diccionario lo define como “recrearse pensando en una cosa que no existe”. Sin embargo, muchos investigadores lo definen más ampliamente para incluir casi cualquier clase de fantasía o pensamiento involuntario, sea agradable o desagradable. En este artículo usaremos el término en su sentido más amplio, para incluir no solo el vuelo involuntario de la imaginación, sino también el vuelo deliberado.

No obstante, soñar despierto no es solo el vuelo extraordinario y sugestivo de nuestra fantasía. En muchos casos se trata simplemente de excursiones placenteras al pasado. En un artículo de la revista Parents, el Dr. James Comer cita su propia experiencia en relación con soñar despierto. Explica que al regresar en automóvil a casa después de un día duro en la oficina, se dejaba llevar por el recuerdo de una última canasta que logró encestar y que dio la victoria a su equipo en un partido de baloncesto cuando era adolescente. “Puede que sea algo sin importancia, pero me ayuda a sentirme bien”, dice él. Otros, sin embargo, sueñan despiertos como ayuda para planear su futuro. “Vivía con la ilusión de que algún día llegaría a ser un músico de renombre internacional”, recuerda cierto hombre que, en efecto, llegó a ser un conocido músico y compositor de jazz.

La mayoría de estas fantasías, sin embargo, parecen enfocarse en acontecimientos ordinarios de todos los días: la escuela, las reuniones sociales, las tareas escolares. Puede que a veces estas personas ocupen su pensamiento deliberadamente con tales fantasías para romper con el aburrimiento de una monótona clase en la escuela o de una tediosa tarea doméstica. Otras fantasías vienen de forma espontánea. Una palabra, un sonido o una imagen recuerda de repente alguna preocupación actual, algún placer pasado o alguna futura proeza, y comienza a vagar su imaginación. La Biblia dice: “Porque ciertamente viene un sueño a causa de la abundancia de ocupación”. (Eclesiastés 5:3.) De hecho, la persona que se inquieta por las preocupaciones y las ambiciones personales podría ser prácticamente tragada por fantasías materialistas.

No obstante, sin importar lo agradables que resulten estos sueños, también pueden interferir en tu concentración en las reuniones cristianas, en la escuela o en el trabajo. Algunas fantasías pueden incluso ser impropias o hasta perjudiciales. Entonces, ¿es soñar despierto un hábito del que debas librarte?

¿Peligroso para la salud mental?

En tiempos pasados, los expertos en salud mental, los médicos y los educadores consideraban impropio soñar despierto. Un psicoterapeuta le dijo a cierto joven: “Debemos ayudarte a dejar de soñar despierto”. Según el investigador Dr. Eric Klinger, tales recomendaciones estaban basadas generalmente en las teorías del llamado padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien creía que soñar despierto era infantil y una señal de neurosis. Un libro de texto sobre psicología afirmaba: “Soñar despierto es a menudo la consecuencia de falta de interés en el entorno presente de la persona y es, con toda certeza, una evasión de la realidad”. Se inculcó a una generación de educadores y expertos en salud mental que toda fantasía debía ser reprimida. Se aseguró que soñar despierto con mucha frecuencia hasta podía producir esquizofrenia.

Sin embargo, las teorías freudianas han tenido que ceder ante los resultados de las extensas investigaciones realizadas. En el libro Daydreaming (Soñar despierto), el Dr. Eric Klinger destaca entre otras cosas que los investigadores afirman que:

Soñar despierto es una actividad común y normal.

Por regla general, las personas que acostumbran soñar despiertas están tan sanas mentalmente como aquellas que no suelen hacerlo.

Soñar despierto no provoca alucinaciones.

Soñar despierto no provoca esquizofrenia. Los esquizofrénicos no son más propensos a soñar despiertos que otras personas.

Cómo usar la imaginación de manera productiva

No es sorprendente, por lo tanto, que la Biblia no condene en ningún lugar el buen uso de la imaginación. De hecho, la facultad imaginativa de la mente demuestra que estamos, en palabras del salmista, ‘hechos maravillosamente’. (Salmo 139:14.) Si usamos de manera provechosa esta facultad, puede ser un recurso valioso. A los cristianos se les dice que “[tengan] los ojos fijos, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven”. (2 Corintios 4:18.) Esto podría incluir tratar de visualizar el justo nuevo mundo de Dios. Las descripciones bíblicas de este futuro Paraíso mundial estimulan nuestra imaginación. (Isaías 35:5-7; 65:21-25; Revelación 21:3, 4.)

Tu imaginación también puede ser útil si tienes una tarea difícil de realizar. Por ejemplo, a menudo se asigna a jóvenes testigos de Jehová a presentar discursos en la Escuela del Ministerio Teocrático. Aparte de practicar en voz alta, intenta ensayar tu presentación mentalmente. Imagina la reacción del auditorio a la información y a la manera de expresarte. Esto puede ayudarte a hacer los cambios necesarios en tu presentación y darte más confianza.

También puedes ensayar mentalmente maneras de resolver situaciones difíciles. Quizás te des cuenta de que uno de tus compañeros cristianos tiene algo contra ti y quieras tratar el asunto. (Mateo 5:23, 24.) En vez de abordar a la persona en frío, podrías repasar en la mente diferentes maneras de abordar el problema, lo que estaría en armonía con el principio bíblico: “El corazón del justo medita para responder”. (Proverbios 15:28.)

¿Te ha ofendido o te ha hecho enfadar alguien? Fíjate en el consejo que se da en el Salmo 4:4: “Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y callen”. Esto no quiere decir que evoques una y otra vez escenas perjudiciales en tu mente, ni que te imagines situaciones en las que respondes a otro con un comentario cortante. Después de todo, Jesús advirtió que “todo el que continúe airado con su hermano será responsable” de sus actos, así como “quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén”. (Mateo 5:22.) Pero el ensayar mentalmente las diferentes opciones (lo que podría incluir simplemente perdonar al ofensor) puede ayudarte a solucionar tu diferencia con él de una manera razonable y calmada.

Soñar despierto también podría desempeñar un papel útil a la hora de solucionar problemas. El Dr. Klinger comenta: “Soñar despierto puede ser en sí mismo una manera de descubrir soluciones creativas a los problemas. Algunas veces la gente que fantasea imaginativamente es capaz de hallar soluciones que no se les ocurrirían si trataran la situación de forma directa”.

Incluso hay indicios de que soñar despierto puede ayudarte a mejorar la manera de realizar trabajos físicos. Un instructor de esquí, por ejemplo, pide a sus alumnos que se formen una imagen mental de una pista de esquí próxima, imaginándose a sí mismos esquiando por cada curva y depresión del recorrido. Los investigadores creen que hacer esto activa la parte del cerebro que controla los músculos y la prepara para la acción. Por supuesto, la práctica real no tiene sustitutivo, pero el ensayo mental te puede ayudar a mejorar tus aptitudes para tocar un instrumento musical o para escribir a máquina. “Resumiendo —dice el Dr. James Comer—, soñar despierto no es una pérdida de tiempo, sino, más bien, un escape necesario que nos ayuda a funcionar mejor.”

Los peligros

No obstante, “para todo hay un tiempo señalado”. (Eclesiastés 3:1.) Mientras que soñar despierto puede ser propio cuando estás descansando en tu habitación, hay ocasiones en las que fantasear sería impropio o hasta peligroso. ¿Estás conduciendo un automóvil? Entonces debes estar muy alerta y vigilante a los peligros. ¿Y si estás en un examen o escuchando un discurso bíblico? En esas ocasiones necesitas las “facultades de raciocinio claro”. (2 Pedro 3:1.)

La Biblia también nos advierte que no alberguemos innecesariamente pensamientos negativos. Es natural que estemos un poco preocupados cuando nos enfrentamos a un examen importante o a una entrevista de trabajo. Pero conseguirás poco creándote espantosas imágenes mentales de derrota y rechazo. (Compara con Eclesiastés 11:4.) “La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia”, advierte Proverbios 12:25. Jesucristo aconsejó a sus oyentes: “Nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad”. (Mateo 6:34.)

Cabe destacar que soñar despiertos indebidamente o en exceso puede plantear otros peligros. Algunos jóvenes, por ejemplo, alimentan fantasías sexuales. Otros se han dado cuenta de que soñar despiertos interfiere en su concentración. El próximo artículo de esta serie ofrecerá algunas recomendaciones que te ayudarán a tratar tales problemas.

[Fotografía en la página 24]

Un ensayo mental puede mejorar la acción real

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