De nuestros lectores
Intoxicación por plomo Muchas gracias por los artículos sobre la intoxicación por plomo (22 de noviembre de 1992). Como algunos de los síntomas que mencionaron eran presión sanguínea alta, enfermedades renales, dolores estomacales y vómitos —trastornos que he padecido por años—, me hice un examen médico para comprobar si mis problemas se debían a la intoxicación por plomo. Los resultados confirmaron que tenía una acumulación excesiva de plomo en mi organismo. Espero que el tratamiento que ahora recibo me vaya bien.
T. W., Alemania
Es obvio que ustedes efectúan una investigación minuciosa antes de redactar sus artículos. Trabajo en un instituto de investigación del Departamento de Revestimientos Orgánicos. En nuestro país se han usado pinturas a base de plomo por muchos años debido a su resistencia a los agentes atmosféricos. Actualmente su uso está muy limitado, pero, como decían en sus artículos, el peligro de la intoxicación por plomo continúa. Esta información me ayudó a mostrar a mis compañeros que ¡Despertad! no solo contesta preguntas religiosas, sino que también ayuda a las personas, aunque no sean creyentes, a resolver sus problemas. Gracias.
A. A., República Checa
Pulmón de acero Quería expresarles mi más profunda gratitud por la experiencia de Laurel Nisbet, titulada “Ni siquiera un pulmón de acero pudo impedir que ella predicara” (22 de enero de 1993). ¡Qué ejemplo tan extraordinario de valor, fe, aguante y celo! Padezco de lupus, pero mis problemas parecen insignificantes cuando pienso en el enorme sufrimiento que aguantó la hermana Nisbet, y por tanto tiempo.
R. L. H., Estados Unidos
Como estoy paralizado y no puedo caminar, solía lamentarme de que no me era posible salir mucho a predicar. Ahora me doy cuenta de que si esta hermana, que vivió en un pulmón de acero durante treinta y siete años, predicó e hizo discípulos, yo también puedo sentirme contento de lo que me es posible hacer.
M. L., Italia
Apreciamos estos comentarios. Por supuesto, el ejemplo fiel de la hermana Nisbet no minimiza en absoluto la lucha que muchos tienen con otros graves problemas de salud cuya naturaleza es algo menos debilitante, pero que de todas formas son causa de considerable sufrimiento.—La dirección.
Pan Gracias por el artículo “El pan nuestro de cada día” (8 de diciembre de 1992). Seguí su receta de pan y debo decir que me resultó muy fácil hacerlo y que el pan quedó delicioso.
M. M., Estados Unidos
Tengo bastantes libros de cocina en casa, pero con ninguna de esas recetas sale un pan tan bueno como con la suya. Muchas gracias.
S. H., Alemania
Persecución nazi El artículo “¡Los nazis no pudieron detenernos!”, escrito por Erwin Klose (22 de noviembre de 1992), me confortó mucho. A diferencia de otras experiencias sobre los nazis que se han publicado hasta ahora, la de Erwin Klose estaba narrada con cierto sentido del humor. Había momentos en los que no podía dejar de reír. Su manera tan alegre y positiva de ver las cosas me animó.
T. K., Japón
Asambleas en Rusia Quiero darles las gracias sinceramente por el artículo “La primera asamblea internacional de los testigos de Jehová en Rusia” (22 de diciembre de 1992). Aunque llevo mucho tiempo sirviendo a Jehová Dios, debo admitir que mi aprecio por las provisiones de Dios no puede compararse con el de los cristianos de Rusia. La expresión facial de la hermana al recibir su primer ejemplar personal de la Biblia me hizo ver lo mucho que tengo y doy por sentado. El artículo me ayudó a ver algunos campos en los que debo mejorar.
B. T. A., Estados Unidos