¿Por qué vuelven a causar estragos las “enfermedades curables”?
SE ACABA de limpiar a fondo una casa. Sin embargo, con el transcurso de los días, las semanas y los meses, el polvo y la suciedad van reapareciendo. Eso indica que no es suficiente con hacer una buena limpieza. Se necesita un esfuerzo continuo para mantener la casa limpia.
En un tiempo pareció que la medicina moderna había erradicado por completo la malaria, la tuberculosis y la sífilis, pero muy a menudo se ha descuidado la necesaria labor de conservación de este estado mediante la investigación y el tratamiento de dichas enfermedades. Como resultado, hoy día el “polvo y la suciedad” han reaparecido. “La situación de la malaria en todo el mundo es grave y está empeorando”, señala el Dr. Hiroshi Nakajima, de la OMS (Organización Mundial de la Salud). “La gente tiene que darse cuenta de que la tuberculosis ha vuelto, y con más fuerza”, dice el Dr. Lee Reichman, especialista en tuberculosis. Y el periódico The New York Times anunció a principios de esta década: “Nuevos casos de sífilis alcanzan las cotas más altas desde 1949”.
La malaria amenaza a casi la mitad del mundo
Actualmente, casi cuarenta años después de haberse dictaminado su casi total erradicación, la malaria representa una grave amenaza en Afganistán, Brasil, Camboya, China, India, Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam y diversas partes de África. “Dos niños mueren de [malaria] cada minuto”, dice el periódico francés Le Figaro. La cifra anual de víctimas mortales es de dos millones, una cantidad mucho mayor que la de los muertos por el sida.
Cerca de 270 millones de personas están infectadas con el parásito de la malaria, pero se cree que el grupo de riesgo lo componen 2.200 millones de personas. “¿Cómo es posible que la malaria, en un tiempo eliminada o sumamente controlada para el 90% de la población mundial, amenace ahora a más del 40% de la humanidad?”, pregunta Phyllida Brown en la revista New Scientist. Hay múltiples razones.
Deforestación y colonización. Los asentamientos en las regiones de la pluviselva infestadas de mosquitos han provocado un brote de malaria en Brasil. “Se trata de una invasión del medio ambiente del mosquito”, dice el inmunólogo Claudio Ribeiro. Y añade que los colonos “no tenían ninguna experiencia con la malaria ni resistencia alguna contra la enfermedad”.
Inmigración. Refugiados en busca de trabajo procedentes de Myanmar llegan en tropel a las minas de piedras preciosas de Borai, un pequeño municipio de Tailandia. “Su constante ir y venir imposibilita el control de la malaria”, comenta la revista Newsweek. Todos los meses se informan unos diez mil casos tan solo entre los mineros.
Turismo. Muchas personas que visitan regiones infestadas de malaria vuelven a su casa con la enfermedad; de ahí que en 1991 se diagnosticaran unos mil casos en Estados Unidos y 10.000 en Europa. Cada año centenares de canadienses regresan a su país infectados después de haber realizado algún viaje de turismo o de trabajo. Un caso trágico fue el de dos niños que empezaron a tener fiebre poco después de que la familia regresó de África. El médico no sospechó que tuviesen malaria. “Cuando los padres los llevaron al hospital, ya era demasiado tarde —publicó el periódico Globe and Mail, de Toronto (Canadá)—. Ambos murieron con pocas horas de diferencia.”
Cepas resistentes a los fármacos. La OMS informa que por toda el África tropical se han extendido cepas resistentes a los fármacos. En el sudeste asiático —dice la revista Newsweek—, “la resistencia a los medicamentos está avanzando tan deprisa que pronto algunas cepas podrían llegar a ser incurables”.
Falta de recursos. En algunos lugares los consultorios carecen del instrumental necesario para realizar un sencillo análisis denominado frotis sanguíneo. En otros sitios, gran parte del presupuesto destinado a la sanidad se necesita para otras emergencias, lo que resulta en escasez de insecticidas y medicamentos. A veces es una cuestión de lucro. “Las enfermedades tropicales no dan dinero —admite New Scientist— porque, en general, los afectados no tienen medios para comprar las medicinas.”
La tuberculosis: viejo asesino con nuevas armas
En 1947 se introdujo la estreptomicina, el fármaco que prometía controlar la tuberculosis. En aquel tiempo se creía que esta enfermedad sería eliminada de una vez para siempre, pero en algunos países ha experimentado un brusco despertar, ya que sus índices han aumentado notablemente en años recientes. “En los focos de pobreza de Estados Unidos —dice The Washington Post—, los índices de tuberculosis son peores que en los países más pobres del África subsahariana.” En Côte d’Ivoire (Costa de Marfil) existe lo que cierta revista denomina “un brutal despertar de la tuberculosis”.
El Dr. Michael Iseman se lamenta: “Sabíamos cómo curarla. La teníamos controlada. Pero se nos escapó de las manos”. ¿Qué obstaculizó la lucha?
El sida. Al dejar a la persona sin defensas contra las infecciones, a esta enfermedad se la considera una de las principales causas del resurgimiento de la tuberculosis. “Si no mueren antes de alguna otra cosa —dice el Dr. Iseman—, prácticamente el 100% de los pacientes de sida que son portadores de la bacteria de la tuberculosis manifestarán dicha enfermedad.”
El medio ambiente. Las prisiones, los asilos de ancianos, los centros de acogida para personas sin hogar, los hospitales y otras instituciones pueden convertirse en caldos de cultivo de la tuberculosis. El Dr. Marvin Pomerantz explica que en cierto hospital el uso de un tratamiento a base de aerosoles incrementó la tos de los enfermos de neumonía, por lo que se declaró una verdadera epidemia de tuberculosis entre el personal.
La falta de recursos. Cuando parecía que la tuberculosis estaba controlada, los fondos se agotaron y la atención pública se dirigió a otra parte. “En lugar de acabar con la tuberculosis —dice el Dr. Lee Reichman—, acabamos con los programas para [tratarla y erradicarla].” El bioquímico Patrick Brennan dice: “A principios de la década de los sesenta, después de haber trabajado intensamente en la resistencia de la tuberculosis a ciertos fármacos, decidí abandonar la investigación porque pensaba que esta enfermedad ya estaba curada”. De modo que cuando reapareció, muchos médicos estaban desprevenidos. “Durante una semana [en el otoño de 1989] —dijo cierta doctora—, vi cuatro casos nuevos de [tuberculosis], la enfermedad que mi profesora de la Facultad de Medicina dijo que nunca volvería a ver.”
El devastador retorno de la sífilis
A pesar de la eficacia de la penicilina, la sífilis todavía está muy extendida en África. En Estados Unidos ha hecho la reaparición más virulenta de los últimos cuarenta años. Según The New York Times, hoy día la sífilis “confunde a una generación de médicos que raras veces, si acaso alguna, han visto un caso [de sífilis]”. ¿A qué se debe dicho resurgimiento?
El crack. La adicción al crack ha impulsado lo que cierto médico denomina “atracones de cocaína y sexo”. Mientras que el hombre acostumbra a robar para mantener su adicción, es más probable que la mujer se prostituya para conseguir droga. “En los centros de distribución de crack —dice el Dr. Willard Cates, hijo, del Centro para el Control de la Enfermedad, de E.U.A.—, hay sexo y parejas múltiples. Cualquier infección que impere en estos ambientes es la que se transmitirá.”
Falta de protección. “A pesar de la campaña de ‘sexo seguro’ —informa la revista Discover—, los adolescentes todavía no ven la importancia de utilizar preservativos para protegerse de la enfermedad.” Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos reveló que solo el 12,6% de todos los que tenían parejas sexuales de riesgo utilizaban siempre preservativos.
Recursos limitados. El periódico The New York Times dice: “Los consultorios públicos, en los que se diagnostican la mayoría de los casos de sífilis y de otras enfermedades de transmisión sexual, se han visto afectados por recortes presupuestarios”. Además, los métodos que se utilizan para los análisis no siempre son confiables. En cierto hospital varias madres dieron a luz niños infectados, aunque los análisis de sangre previos no revelaron que fueran sifilíticas.
¿Se divisa alguna solución?
El hombre ha librado una larga y frustrante batalla contra la enfermedad. Sus logros ante algunas dolencias se han visto contrarrestados muchísimas veces por sus fracasos ante otras. ¿Está el hombre condenado a librar una guerra perpetua que nunca podrá ganar? ¿Habrá algún día un mundo sin enfermedades?
[Fotografía en la página 6]
Los centros de acogida para las personas sin hogar pueden convertirse en caldos de cultivo de la tuberculosis
[Reconocimiento]
Melchior DiGiacomo
[Recuadro/Fotografía en la página 7]
Los estragos de la sífilis
LA SÍFILIS, enfermedad causada por la espiroqueta Treponema pallidum, un germen en forma de espiral, se contrae normalmente a través de los órganos sexuales. La espiroqueta entra en la corriente sanguínea y se propaga por todo el organismo.
Varias semanas después de la infección aparece una úlcera llamada chancro, que se forma por lo general en los órganos sexuales, aunque a veces sale en los labios, las amígdalas o los dedos. El chancro sana con el tiempo sin dejar cicatriz. Sin embargo, los gérmenes continúan propagándose por el organismo hasta que aparecen los síntomas secundarios: erupción cutánea, dolor de garganta, dolor en las articulaciones, caída del pelo, lesiones e inflamación ocular.
Si no recibe tratamiento, la sífilis entra en una fase latente, que puede durar toda la vida. En caso de que una mujer sifilítica quede embarazada durante esta etapa, la criatura puede nacer ciega, deforme o muerta.
Hay personas que entran en la última fase de la sífilis décadas después. Es entonces cuando la espiroqueta puede arraigarse en el corazón, el cerebro, la médula espinal y otras partes del organismo. Si se aloja en el cerebro, suele provocar convulsiones, parálisis general y hasta demencia. Con el tiempo, puede producir la muerte.
[Reconocimiento]
Biophoto Associates/Science Source/Photo Researchers
[Recuadro/Fotografía en la página 7]
“Una gran imitadora”
ASÍ es como el Dr. Lee Reichman llama a la tuberculosis. “Puede parecer un resfriado, una bronquitis o una gripe —dice—, de modo que, a menos que piense en la tuberculosis, el médico puede errar en el diagnóstico.” Para confirmar que existe infección, se necesita una radiografía del tórax.
La tuberculosis se transmite de una persona a otra por el aire. Las partículas que el portador de la enfermedad expele con la tos son lo suficientemente pequeñas como para introducirse en los pulmones de otra persona. Sin embargo, las defensas del organismo normalmente detienen la infección. El Dr. Reichman explica: “Solo [pueden] propagar la enfermedad los que tienen suficientes bacilos en la cavidad torácica: 100 millones, mientras que los portadores no contagiosos tienen menos de 10.000”.
[Reconocimiento]
SPL/Photo Researchers
[Recuadro/Fotografía en la página 7]
La malaria y el calentamiento global de la Tierra
LA MALARIA no podría brotar sin el mosquito Anopheles gambiae, el causante de la infección. “Si la población del [insecto] portador cambia, cambiará la incidencia de la enfermedad”, comenta la revista The Economist.
Los experimentos de laboratorio han demostrado que los ligeros aumentos de temperatura pueden afectar mucho a la población insectil. Por consiguiente, algunos expertos opinan que el calentamiento global de la Tierra puede tener un grave efecto en la incidencia de la malaria. “Si la temperatura global de la Tierra aumenta, aunque solo sea uno o dos grados Celsio —dice el Dr. Wallace Peters—, los criaderos de mosquitos podrían extenderse, y la malaria se propagaría más de lo que está.”
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Dr. Tony Brain/SPL/Photo Researchers