¿Lleva una vida aburrida? Usted puede cambiarla
POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN ESPAÑA
MARGARET y Brian rondaban los 55 años cuando se les presentó una excelente oportunidad: jubilarse anticipadamente con una buena pensión. Entonces decidieron mudarse al sur en busca de las soleadas playas del Mediterráneo. Dirían adiós a los problemas e inquietudes y vivirían una vida cómoda en un chalé junto al mar.
Al cabo de dos años, su sueño resultaba una decepción. “Todo parecía tan absurdo —explica Brian—; pasaba los días sin nada que hacer. Naturalmente que nadaba, jugaba un poco al golf o al tenis, y hablaba sin parar con cualquiera que me escuchara. ¿De qué? De cosas intrascendentes.”
Gisela, de poco más de 20 años, es madre de una hermosa pequeña. Todas las tardes lleva a su hija al parque, donde la niña, ensimismada, juega de lo más contenta haciendo pasteles y castillos de arena. Entre tanto, Gisela la vigila desde un banco cercano, si es que a eso se le puede llamar vigilar, sentada con el oído pegado a una radio portátil mientras el humo de su cigarrillo apenas le deja ver a la niña. Está aburrida a más no poder.
Peter, estudiante de secundaria de 17 años, se sienta en su habitación rodeado de las últimas maravillas de la electrónica. Pone uno de sus videojuegos y se encuentra con que ya no le divierte; total, lo ha jugado cientos de veces y ya sabe cómo ganarle a la máquina. ¿Qué tal un poco de música? Pero no tiene un solo disco que no haya escuchado docenas de veces. Muerto de aburrimiento, dice lamentándose: “¡No sé qué hacer!”.
¿Sin nada que hacer?
Es cierto que los días no pasan aburridos y tristes para todo el mundo. Muchos individuos todavía gozan de una existencia feliz y significativa y se sienten realizados aprendiendo cosas nuevas, satisfaciendo su creatividad y cultivando buenas relaciones con otros, sobre todo con Dios.
Aun así, el aburrimiento afecta a gente de toda condición; en Alemania, se ven afectadas una de cada tres personas, de acuerdo con una encuesta reciente. El ambicioso yuppie (joven profesional de posición económica elevada) que acude inquieto a los sitios de diversión más frecuentados de la ciudad, el joven desempleado que mata el tiempo escuchando música a todo volumen y bebiendo cerveza barata, el obrero de mediana edad que malgasta el fin de semana viendo la televisión y el ejecutivo que se siente perdido cuando sale de la oficina, todos se quejan de lo mismo: de aburrimiento.
Los antiguos filósofos lo llamaban en latín taedium vitae (hastío de la vida); en alemán se dice Langeweile (mucho tiempo). La sensación de que el tiempo se hace eterno, de que el trabajo carece de sentido, y el anhelo de “huir del mundanal ruido”, son las señales más comunes del aburrimiento.
Ni siquiera los ricos están libres de él. Tras describir la vida de los que despilfarran grandes sumas de dinero, Roger Rosenblatt, de la revista Time, comentó: “Después de adquirir una gran casa con jardines y animales, asistir a grandes fiestas y conocer a gente importante, ¿qué dicen la mayoría de los grandes derrochadores? Que están aburridos; sí, aburridos”.
Antes se creía que la panacea para el aburrimiento consistía en disponer de más tiempo libre. Se suponía que si se humanizaban las condiciones laborales, poniendo fin a la terrible monotonía del pasado, y se aumentaban los espacios de ocio, la vida del hombre común sería más gratificante. Lamentablemente, no es tan sencillo, pues decidir qué hacer con el tiempo libre ha resultado ser más difícil de lo que se creía. Muchos de los que se pasan toda la semana anhelando que llegue el fin de semana para gozar de él se encuentran con que no era lo que esperaban.
Efectos negativos del aburrimiento
Algunas personas buscan escapar del aburrimiento metiéndose de lleno en un sinfín de actividades. Otras se han vuelto fanáticas del trabajo al no saber qué hacer cuando están fuera de la oficina. Y hay quienes ahogan el hastío en la bebida o buscan la excitación que proporcionan las drogas. No pocas de las estrellas libertinas del mundo del espectáculo llenan el vacío que les queda cuando terminan los aplausos con drogas como la cocaína. Se ha señalado al aburrimiento como una de las razones del creciente número de madres solteras adolescentes, muchas de las cuales quizás pensaron que un bebé llenaría el vacío de sus vidas.
Incluso se asocia el aburrimiento con la escalada de la delincuencia. La revista Time observó que muchos jóvenes salen de la escuela a los 16 años sin nada que hacer, y que las personas desempleadas de Europa occidental son “más propensas al suicidio, el abuso de las drogas, las preñeces fuera del matrimonio y a infringir la ley” que las que tienen un empleo. Lo anterior parece reconfirmar el refrán que dice que “la ociosidad es madre de todos los vicios”. (Compárese con Efesios 4:28.)