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  • Claves del misterio del hombre de los hielos
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¡Despertad! 1995
g95 8/5 págs. 4-7

Claves del misterio del hombre de los hielos

EL SECULAR reposo de Ötzi tuvo un buen marco. Yació a 3.200 metros sobre el nivel del mar en un barranco angosto y relleno de nieve, dentro de una depresión del terreno que lo protegió de los movimientos del glaciar cercano. De haberse congelado en el hielo del glaciar, el cuerpo habría sido despedazado y arrastrado. Su posición resguardada explica a buen grado que se mantuviera intacto.

A pocos metros de él había objetos que probablemente empleó en su vida cotidiana: un arco de madera de tejo sin cuerda, un carcaj de gamuza con catorce flechas (de las que solo dos estaban aprestadas), un puñal con hoja de pedernal, un hacha, un armazón —al parecer de una mochila rústica—, una bolsa de cuero, un recipiente de corteza de abedul y fragmentos de ropa, entre otros.

Cuando se encontró al hombre de Similaun —también se le llama así—, aún conservaba parte de la ropa y unos zapatos de cuero con plantilla aislante de paja. Cerca de la cabeza había una estera de hierbas trenzadas. Parecía que una tarde, vencido por el cansancio y el frío, se había quedado dormido plácidamente en espera de “ver” la luz milenios más tarde. El hallazgo constituye “la instantánea de una época, de una sociedad y de una población biológica”, según explicó el arqueólogo Francesco Fedele, quien lo llamó “cápsula del tiempo”.

¿Cómo se conservó?

No hay unanimidad tocante a cómo se mantuvo intacto Ötzi en tales condiciones. “Su conservación es poco menos que prodigiosa, aun con el supuesto cobijo de la depresión en que yacía”, señaló la revista Nature. Hoy se acepta como teoría más plausible que la preservación obedece a la concurrencia de “tres improbabilidades”: 1) la rápida momificación (deshidratación) natural por la acción del frío, del sol y del foehn —un viento cálido y seco—; 2) el súbito recubrimiento del cuerpo con nieve, que lo libró de los depredadores, y 3) la depresión que lo resguardó de los glaciares en movimiento. Pero esta explicación no logra convencer a todos, pues dicen que el foehn no alcanza tanta altitud en esta sección alpina.

Hay, sin embargo, algunas características del hombre de los hielos que se conocen con certeza. Se ha establecido que tenía entre 25 y 40 años, medía aproximadamente un metro sesenta y pesaba unos 50 kilos. Era delgado pero musculoso, de cabello castaño y bien cuidado, que al parecer cortaba con frecuencia. Los últimos estudios del ADN realizados con tejidos corporales lo sitúan dentro de la familia genética de los habitantes actuales del norte y centro de Europa. Su dentadura gastada revela que comía pan basto, indicativo de su posible pertenencia a una comunidad agropecuaria, posibilidad que favorecen los granos de trigo hallados en la ropa. Es digno de mención que logró determinarse que murió a finales del verano o principios del otoño. ¿Cómo? En la bolsa había restos de ciertas ciruelas silvestres —parte, quizás, de sus últimos víveres— que maduran a finales del verano.

“Un fusil en manos de un caballero medieval”

Pero ¿qué aprendemos de Ötzi? El periódico italiano Archeo resumió varios interrogantes del descubrimiento: “¿Se trata de un guerrero, o de un cazador? ¿Era un individuo aislado, viajaba con todo su grupo, o iba de paso por aquellas montañas, acompañado de una minoría selecta de su grupo? [...] En fin, ¿estaba solo, rodeado por todo aquel hielo, o deberíamos esperar la presencia de otros?”. En busca de respuestas, los especialistas recurren principalmente al examen de las piezas del monte Similaun y a las hipótesis sobre su significado. Hay varias teorías sobre qué hacía Ötzi a más de 3.200 metros de altura, pero todas contienen contradicciones. Veamos algunos ejemplos.

En vista de las flechas y del arco, que nunca se había encordado, cabría deducir que era cazador. ¿Se despeja así el enigma? Tal vez, pero esta arma, de un metro ochenta de largo, “era muy grande para un hombre de su tamaño”, señala el arqueólogo Christopher Bergman, y “decididamente sobredimensionada para cazar las presas típicas de los Alpes”. ¿Para qué lo llevaba si no podía usarlo? Además, al viajar por las montañas hay que descargarse de todo peso superfluo, “por lo que asombra que su arco y doce de las catorce flechas estuvieran inacabados mientras que las demás armas (el puñal y el hacha) estaban desgastadas por el uso”, señala la revista Nature.

En cuanto al hacha, hallada a escasos metros del cadáver, al principio se creyó que era de bronce, pero las pruebas indicaron que era de cobre. Por esta y otras razones, muchos arqueólogos tienden a pensar que Ötzi data de los inicios de la “Edad de Cobre”, entre el tercer y cuarto milenio antes de nuestra era. “Las pruebas del carbono 14 [...] confirmaron que había vivido de 4.800 a 5.500 años atrás”, declaró la revista Audubon.a Otros objetos, sin embargo, persuaden a algunos expertos a atribuirle una fecha algo más antigua. Al parecer, no es posible enmarcar al hombre de Similaun en ninguna civilización antigua. Tocante al hacha de cobre, un arqueólogo dijo que Ötzi “poseía un arma demasiado tecnológica para la época en que vivía. Es como si hubiésemos hallado un fusil en manos de un caballero medieval. De hecho, en aquella época se conocía el cobre únicamente en las culturas orientales”.

Ya indicamos que el hacha pudo ser un objeto precioso para los contemporáneos del hombre de los hielos. La vaina del puñal, entre otras piezas, también era muy refinada, claro “símbolo de prestigio”. Pero si Ötzi era un jerarca, quizás un jefe, ¿qué hacía solo a la hora de morir?

La revista Popular Science recoge la opinión de Konrad Spindler, de la Universidad de Innsbruck, sobre otra característica de la momia: “Las señales que inicialmente se tomaron por tatuajes enigmáticos, se encuentran exactamente sobre coyunturas gastadas de la rodilla y el tobillo, y vértebras en proceso degenerativo. Probablemente, el curandero del hombre de los hielos intentaba eliminar el dolor cauterizándole la piel de la zona afectada y frotándole cenizas de hierbas en la quemadura”.

En una reunión reciente de forenses celebrada en Chicago, se planteó la teoría de que Ötzi era un fugitivo lleno de golpes y heridas que murió tratando de ocultarse de sus perseguidores. Se ha constatado que tenía varias costillas rotas y la mandíbula fracturada. Sin embargo, no se puede concretar si los daños ocurrieron antes o después de su muerte. Pero si padeció un ataque violento, “¿por qué conservaba todos sus instrumentos, aun aquellos tan ‘preciosos’ [como el hacha de cobre]?”, pregunta Archeo.

Los investigadores admiten que faltan datos para completar el cuadro, y muchas preguntas siguen sin respuesta. Pero es obvio que Ötzi vivió en una civilización muy estructurada y compleja.

Ötzi y su mundo

Las descripciones eruditas del entorno social del hombre de Similaun se basan en hallazgos realizados en localidades alpinas donde se cree que vivieron sus contemporáneos. Aun en aquel período, explican los arqueólogos, había zonas más desarrolladas que otras, y la mayoría de las innovaciones técnicas, como el empleo del cobre, se originaron en el Oriente Medio.

Según una reconstrucción, Ötzi habría vivido en una aldea agropecuaria de la cuenca del Adigio, río por donde discurría una importante ruta comercial entre la península itálica y Europa central. Se han hallado varios poblados en esta región alpina, incluso a 2.000 metros de altura, que contenían entre tres o cuatro casas y un máximo de varias decenas. ¿Cómo eran las viviendas? Las excavaciones solo han mostrado los pisos, casi siempre de tierra apisonada. Había un solo cuarto, normalmente con un hogar en el centro y a veces un horno. Puede que tuvieran tejado de dos aguas, como las casas de aquella época edificadas sobre pilotes que se han encontrado cerca de varios lagos alpinos. Cada cabaña era probablemente unifamiliar.

¿Qué caracterizaba las relaciones entre las comunidades de ganaderos y labradores? Sin duda, el comercio. Por ejemplo, el hacha del monte Similaun, parecida a las que se fabricaban más al sur, junto al lago Garda, tal vez fue objeto de intercambio comercial. En el equipo de Ötzi también había algunos pedernales, de mucho valor comercial en la ruta del valle del Adigio. Una de las actividades que exigían desplazamientos más largos era la trashumancia, en la que, como los actuales pastores tiroleses, se llevaban las ovejas por los pasos alpinos en busca de verdes pastos. ¿Qué más conclusiones hay sobre el origen del hombre de los hielos?

[Nota a pie de página]

a La poca fiabilidad de la prueba del carbono 14 se analiza en ¡Despertad!, 22 de septiembre de 1986, páginas 21-26, y La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?, página 96, editados por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

[Fotografías en la página 7]

La X señala el punto donde se halló a Ötzi. Imágenes insertas: 1. hacha de cobre; 2. puñal de pedernal; 3. posible amuleto; 4. punta de cuerno con mango de madera

[Reconocimientos]

Fotos 1-4: Archiv Österreichischer Alpenverein/Innsbruck, S.N.S. Pressebild GmbH

Foto: Prof. Dr. Gernot Patzelt/Innsbruck

[Mapa en la página 5]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

El hombre de los hielos apareció justo dentro de la frontera italiana, en el glaciar Similaun

ALEMANIA

AUSTRIA

SUIZA

ESLOVENIA

ITALIA

Glaciar Similaun

Innsbruck

Bolzano

Mar Adriático

100 mi

100 km

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