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¡Despertad! 1995
g95 8/12 págs. 5-8

Un vistazo a la ciencia ficción de nuestros días

AUTOMÓVILES, teléfonos, computadoras, ¿quién podía prever su invención hace ciento treinta años? Julio Verne, novelista de ciencia ficción, lo hizo. En el manuscrito descubierto recientemente de su novela titulada París en el siglo XX, se vislumbran de forma sorprendente estos ingenios científicos. En esa novela, hasta hace poco inédita, Verne incluso describe un aparato cuyo parecido al moderno telefax es asombroso.a

Sin embargo, hasta los escritores de ciencia ficción de más talento distan años luz de ser verdaderos profetas. Por ejemplo, la novela de Julio Verne Viaje al centro de la Tierra constituye un relato apasionante, pero los científicos saben hoy que no es posible realizar un periplo de esa clase. Tampoco parece probable que para el año 2001 existan los viajes tripulados a Júpiter u otros planetas, que algunos vaticinaron.

Los escritores de ciencia ficción tampoco pudieron predecir muchos de los asombrosos inventos científicos posteriores. En un artículo de la revista The Atlantic Monthly, Thomas M. Disch, escritor de este género, comenta: “Piense en la incapacidad de la ciencia ficción para imaginar la era cibernética [de las computadoras] [...], el efecto invernadero, la destrucción de la capa de ozono o el sida. Piense en el nuevo desequilibrio geopolítico de poder que existe en el mundo. Piense en todas estas cosas y pregúntese qué dijo sobre ellas la ciencia ficción. Prácticamente nada”.

Un gran negocio

Los entusiastas de la ciencia ficción, claro está, no la consideran una verdadera ciencia, sino una forma de entretenimiento. Pero hay quienes también cuestionan su valor en ese sentido. Su reputación de ser literatura barata comenzó a principios de siglo con la publicación de revistas sensacionalistas especializadas en este tipo de relatos. La primera de estas, Amazing Stories, salió a la venta en 1926. A su fundador, Hugo Gernsback, se le atribuye haber acuñado la palabra que posteriormente dio origen al término “ciencia ficción”. Muchas personas opinaban que esa clase de revistas tenían poco o ningún valor literario.

Después de la II Guerra Mundial empezó a tomarse más en serio la ciencia ficción. El papel crucial que la ciencia desempeñó durante la guerra, le dio un nuevo prestigio. Las predicciones de los escritores de ciencia ficción comenzaron a parecer más verosímiles. Las historietas, las revistas y los libros en rústica de este género se hicieron comunes. Libros de pasta dura de ciencia ficción empezaron a figurar en las listas de los de mayor venta. Sin embargo, para satisfacer la demanda del mercado de masas, a menudo se ha sacrificado la calidad literaria y la exactitud científica. Robert A. Heinlein, autor de ciencia ficción, se lamenta de que en la actualidad no se publique “nada que pueda leerse o considerarse entretenimiento aceptable”, lo cual incluye a “un gran número de novelas especulativas de baja calidad”. La escritora Ursula K. Le Guin añade que se edita hasta “lo más mediocre”.

Pese a todas las críticas, la ciencia ficción ha cobrado una inmensa popularidad gracias al enorme impulso que le han dado los científicos y la industria cinematográfica.

Llega a “la pantalla grande”

Las películas de ciencia ficción han existido desde 1902, cuando Georges Méliès filmó Viaje a la Luna. Una generación posterior de jóvenes entusiastas del cine quedó fascinada con Flash Gordon. Pero en 1968, un año antes de la llegada del hombre a la Luna, la película 2001, una odisea del espacio, obtuvo reconocimiento por sus méritos artísticos y también fue un éxito comercial. A partir de entonces, Hollywood empezó a asignar presupuestos astronómicos a las películas de ciencia ficción.

A fines de los setenta y principios de los ochenta, Alien, La guerra de las galaxias, Blade Runner y E.T. El extraterrestre, acapararon la mitad de las ventas de taquilla de Estados Unidos. A decir verdad, la ciencia ficción originó uno de los más grandes éxitos del celuloide: Parque jurásico. Junto con el filme, se presentó una avalancha de unos mil productos “jurásicos”. No sorprende que la televisión haya seguido el modelo de Hollywood. La popular serie Star Trek (Viaje a las estrellas) adquirió continuidad con nuevos programas sobre el espacio estelar.

No obstante, muchos opinan que la demanda del público ha hecho que los escritores de este género sacrifiquen la calidad que le dio algún valor en el pasado. El autor alemán Karl Michael Armer afirma que ‘en la actualidad la ciencia ficción es simplemente un nombre comercial definido por las técnicas de mercadotecnia, más bien que por el contenido’. Otros lamentan que las verdaderas “estrellas” de las películas modernas de ciencia ficción no sean los personajes, sino los efectos especiales. Un crítico opina incluso que la ciencia ficción es “abominable y desastrosa en muchas de sus manifestaciones”.

Un ejemplo de ello son las películas catalogadas como ciencia ficción que nada tienen que ver con la ciencia o el futuro. Se usan escenarios futuristas sencillamente para enmarcar la violencia gráfica. El autor Norman Spinrad señala que en muchas obras modernas de ciencia ficción hay “tiroteados, apuñalados, vaporizados, quemados con rayos láser, desgarrados, devorados, o despedazados con explosivos”. Muchos filmes presentan esas escenas con horripilantes detalles.

Otro aspecto con el que debe tenerse cuidado, y que a menudo se presenta en un buen número de libros y películas de ciencia fantasía, es el que tiene que ver con lo sobrenatural. Aunque algunas personas ven esas historias como meras luchas alegóricas entre el bien y el mal, ciertas producciones van más allá de la alegoría al promover prácticas espiritistas.

Se necesita equilibrio

La Biblia, por supuesto, no condena el entretenimiento por el hecho de que sea imaginativo. En la parábola de Jotán se representa a los árboles, plantas inanimadas, conversando, o incluso, haciendo planes. (Jueces 9:7-15.) El profeta Isaías también recurre a la imaginación cuando representa a los líderes nacionales que habían muerto mucho tiempo antes conversando en la sepultura. (Isaías 14:9-11.) Jesús mismo incluyó en sus ilustraciones relatos que no podrían suceder literalmente. (Lucas 16:23-31.) Aquellos recursos de la imaginación no se utilizaron sencillamente para entretener, sino para instruir y enseñar.

Algunos escritores modernos pueden usar con propiedad escenarios futuristas para educar o entretener. Aún así, los cristianos concienzudos que leyeran sus obras tendrían presente que la Biblia nos exhorta a concentrarnos en las cosas que son limpias y sanas. (Filipenses 4:8.) También nos recuerda: “El mundo entero yace en el poder del inicuo”. (1 Juan 5:19.) Algunos libros y películas de ciencia ficción promueven conceptos y filosofías totalmente incompatibles con la Palabra de Dios, tales como la evolución, la inmortalidad del alma humana y la reencarnación. La Biblia nos aconseja que nos cuidemos para no caer presa de “la filosofía y el vano engaño”. (Colosenses 2:8.) Por ello, respecto a la ciencia ficción debemos tomar las mismas precauciones que con las demás formas de entretenimiento, y escoger bien lo que leemos y observamos. (Efesios 5:10.)

Como ya hemos dicho, muchos filmes populares son violentos. ¿Nos ayudará el consumir esas dosis de violencia a agradar a Jehová, de quien se dice que “ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia”? (Salmo 11:5.) Y dado que las Escrituras condenan el espiritismo, los cristianos deben manifestar juicio sano cuando se trata de libros o películas que tienen que ver con la magia o la hechicería. (Deuteronomio 18:10.) Comprenden, además, que si bien los adultos disciernen con facilidad la fantasía de la realidad, no todos los niños pueden hacerlo. Reiteramos: los padres deben vigilar cómo afecta a sus hijos lo que leen y observan.b

Ahora bien, si algunos cristianos prefieren otro tipo de lectura y entretenimiento, no deben ser críticos a este respecto o hacer una cuestión de los asuntos de preferencia personal. (Romanos 14:4.)

Por otra parte, a los cristianos que de vez en cuando se entretienen con las diversas formas de ficción les conviene recordar la exhortación de Salomón: “El hacer muchos libros no tiene fin, y el aplicarse mucho a ellos es fatigoso a la carne”. (Eclesiastés 12:12.) Es patente que la admiración de muchas personas del mundo por los libros y las películas de ciencia ficción, es exagerada. Por todas partes se ven clubes y convenciones de ese tipo. Según la revista Time, algunos fanáticos de Star Trek de los cinco continentes se han dedicado a aprender el klingón, un idioma ficticio de los programas y las películas de esta serie. Un comportamiento tan exagerado como ese no está en armonía con el consejo bíblico de 1 Pedro 1:13: “Mantengan completamente su juicio [‘manténganse equilibrados’, nota]”.

Ni siquiera la ciencia ficción de la mejor clase puede satisfacer la curiosidad humana por conocer lo que encierra el futuro. Quienes realmente deseen conocerlo deben acudir a una fuente segura. En el siguiente artículo se analiza esta cuestión.

[Notas a pie de página]

a En sus propias palabras: “telegrafía fotográfica”, que “permitía enviar muy lejos el facsímil de cualquier tipo de escritura, autógrafo o dibujo”. (París en el siglo XX, página 61.)

b Véase el artículo “¿Qué debería leer su hijo?”, de la revista ¡Despertad! del 22 de agosto de 1978.

[Fotografías en la página 7]

Los padres deben supervisar el entretenimiento de sus hijos

Cuando se trata de ciencia ficción, los cristianos deben escoger bien su esparcimiento

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