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  • ¿Hay esperanzas de vivir para siempre?

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  • ¿Hay esperanzas de vivir para siempre?
  • ¡Despertad! 1999
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¡Despertad! 1999
g99 22/7 págs. 11-13

¿Hay esperanzas de vivir para siempre?

“HAY algún mecanismo que obra en el interior del cuerpo humano para fijar la duración máxima de la vida entre 115 y 120 años —dice el doctor James R. Smith, profesor de Biología Celular—. Existe un límite, pero no tenemos ni idea de qué lo determina.” Por tal motivo, el biólogo Roger Gosden señala que, como es patente, “los científicos aún tienen que hallar la manera de retrasar la línea de meta, y pocos siquiera se plantean tal posibilidad”. ¿Estará a punto de cambiar esta situación?

Enfrentando “la pregunta crucial”

Aunque no faltan teorías que prometen una cura contra la vejez, la mayoría de los entendidos coinciden con la opinión del doctor Gene D. Cohen, presidente de la Sociedad Gerontológica de Estados Unidos, quien dice que “todos estos cartuchos mágicos han resultado cartuchos de fogueo”. ¿Por qué? Una razón, según dijo la periodista de divulgación científica Nancy Shute en U.S.News & World Report, es que “nadie entiende aún la causa del envejecimiento ni de su inevitable consecuencia, la muerte. Y tratar de remediar un mal sin conocer su origen es, en el mejor caso, depender del azar”. El doctor Gosden también está de acuerdo en que la vejez sigue siendo un enigma: “Se manifiesta en cada uno de nosotros, pero su verdadera naturaleza continúa siendo un misterio”, dice, y agrega que “la pregunta crucial de por qué ocurre” recibe poca atención.a

Al parecer, así como tienen límites la velocidad a la que pueden correr los seres humanos, la altura a la que pueden saltar y la profundidad a la que pueden sumergirse en el mar, también los tienen las cosas que pueden explicarse exclusivamente por medio de la razón humana. Así ocurre, evidentemente, con “la pregunta crucial” de por qué envejecemos. Por lo tanto, la única manera de encontrar la respuesta es acudiendo a una fuente que sobrepase los linderos del conocimiento que el hombre ha adquirido por sí mismo. Eso es precisamente lo que un antiguo libro de sabiduría, la Biblia, recomienda que hagamos. Hablando del Creador, “la fuente de la vida”, la Biblia nos asegura: “Si lo buscan, se dejará hallar de ustedes” (Salmo 36:9; 2 Crónicas 15:2). Ahora bien, ¿qué revela una investigación de la Palabra de Dios, la Biblia, sobre la verdadera razón de la muerte del hombre?

La causa fundamental de la muerte

La Biblia nos dice que cuando Dios creó a los primeros seres humanos, puso “en el corazón de ellos el anhelo por la eternidad” (Eclesiastés 3:11, Versión Moderna). No obstante, el Creador no solo les infundió el deseo de vivir perpetuamente; también les dio la oportunidad de lograrlo. Los creó con un cuerpo y una mente perfectos, que les permitirían disfrutar de la vida en un ambiente pacífico. El Creador se proponía que vivieran para siempre y que, con el tiempo, poblaran la Tierra de hijos perfectos (Génesis 1:28; 2:15).

Pero la vida sin una línea de meta era condicional: dependía de la obediencia a Dios. Si Adán desobedecía, ‘positivamente moriría’ (Génesis 2:16, 17). Trágicamente, nuestros primeros padres desobedecieron (Génesis 3:1-6), tornándose así pecadores, por cuanto “el pecado es desafuero” (1 Juan 3:4). Perdieron la perspectiva de vida eterna, pues “el salario que el pecado paga es muerte” (Romanos 6:23). Por eso, al pronunciar sentencia contra el hombre, Dios dijo: “Porque polvo eres y a polvo volverás” (Génesis 3:19).

Tras el pecado de la primera pareja, las predichas consecuencias quedaron grabadas en los genes y se fijó la línea de meta, de modo que ambos quedaron sujetos a la vejez y su secuela, la muerte. Además, una vez expulsados de su hogar paradisíaco original, llamado Edén, se hallaron expuestos a otro factor que incidió adversamente en sus vidas: la valla del entorno fuera de Edén (Génesis 3:16-19, 23, 24). La interacción de una herencia defectuosa y un medio hostil afectó a la primera pareja, así como a su descendencia.

Sentencia y promesa

Dado que estos cambios nocivos ocurrieron antes de que nuestros primeros padres tuvieran prole, estos solo podrían engendrar hijos iguales a ellos: imperfectos, pecadores y sujetos al proceso del envejecimiento. “La muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”, señala la Biblia (Romanos 5:12; compárese con Salmo 51:5). “Llevamos el certificado de muerte escrito en nuestra estructura celular”, afirma el libro La máquina del cuerpo.

Pero eso no significa que no haya esperanzas de una vida sin línea de meta, una vida sin vejez ni muerte. En primer lugar, es razonable creer que el omnisapiente Creador del género humano y de los demás organismos, en todas sus asombrosas variedades, puede corregir las irregularidades genéticas y suministrar la energía necesaria para el sostén eterno de la vida del hombre. En segundo lugar, eso es exactamente lo que él ha prometido hacer. Después de haber impuesto la sentencia de muerte sobre la primera pareja, Dios reveló en varias ocasiones que su propósito de que los seres humanos vivieran para siempre en la Tierra seguía inmutable. Por ejemplo, dio la siguiente seguridad: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella” (Salmo 37:29). ¿Qué necesitamos para beneficiarnos del cumplimiento de esta promesa?

Cómo extender la vida para siempre

Resulta interesante la conclusión a la que llegó el escritor de divulgación científica Ronald Kotulak tras haber entrevistado a más de trescientos investigadores médicos. Dijo: “Por mucho tiempo, los científicos han sabido que los ingresos, el oficio y la educación son los más importantes pronosticadores de la salud y la duración de la vida humana. [...] Pero entre ellos descuella la educación como el más decisivo pronosticador de la longevidad”. Y pasa a explicar: “Igual que el alimento que ingerimos fortalece nuestro sistema inmunológico para combatir los gérmenes que amenazan nuestra vida, así la educación nos protege contra las malas elecciones”. Como dijo un investigador, “con la educación aprendemos a navegar por nuestro mundo” y a “salvar barreras potenciales”. Por lo tanto, en cierto modo, la educación es, como dice el escritor Kotulak, “el secreto de una vida más larga y saludable”.

El primer paso para alcanzar la vida eterna en el futuro es la educación, educación fundada en la Biblia. Jesucristo dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). Obtener conocimiento acerca de Jehová Dios, el Creador, de Jesucristo y del rescate que Dios ha proporcionado es el único tipo de educación que prepara al individuo para dar el primer paso en el camino hacia la vida eterna (Mateo 20:28; Juan 3:16).

Los testigos de Jehová dirigen un programa de educación bíblica que puede ayudarle a adquirir este conocimiento dador de vida. Visite uno de sus Salones del Reino para que conozca más a fondo este programa gratuito, o pida que lo visiten en su hogar a una hora conveniente. Verá que la Biblia contiene pruebas sólidas de que se aproxima el tiempo en que la vida ya no se verá estorbada por vallas ni limitada por una línea de meta. Aunque la muerte ha reinado durante milenios, pronto será derrotada para siempre. ¡Qué perspectiva más emocionante tanto para los ancianos como para los jóvenes!

[Nota]

a Los gerontólogos han aventurado numerosas hipótesis (más de trescientas, según ciertos cálculos) sobre cómo tiene lugar el envejecimiento; sin embargo, no explican por qué envejecemos.

[Ilustraciones de la página 13]

La educación bíblica es el primer paso hacia la vida eterna

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