Expansión de la Teocracia en Indonesia y Singapur
DE ACUERDO con nuestro último informe el presidente de la Sociedad Watch Tówer Bible & Tract había concluído una asamblea nacional fructuosa en Sydney, Australia, y ahora él y su secretario volaban hacia Darwin en la costa septentrional de Australia. El relato por N. H. Knorr concerniente a él y M. G. Hénschel continúa:
Llegamos a Darwin a las 5:30 y fuimos llevados en autobús a la sala de descanso de las Líneas Aéreas Qantas Empire para desayunarnos. La hierba a lo largo de las carreteras era tan alta como el techo del autobús en muchos lugares, y hacía mucho calor aun por la mañana. Terminamos de desayunarnos y pronto esperábamos ser conducidos de regreso al aeropuerto. Pero el capitán informó de más dificultad en los motores y eso significó que deberíamos esperar hora tras hora para oír las nuevas. Eran las 13 horas cuando finalmente salimos de Darwin, que supimos es una base militar y aérea de vital valor estratégico para la defensa de Australia.
DJAKARTA
Nuestros asientos estaban directamente sobre las alas, y eso impidió la vista del suelo abajo y las islas que pasamos. Volamos sobre el mar de Timor a Soerabaja y pasamos sobre esa ciudad. A las 17 horas aterrizamos en Djakarta, Djawa, Indonesia (anteriormente Batavia, Java, bajo la administración holandesa). Llegamos bastante tarde y sin embargo vimos muchas revistas publicadas por la Sociedad que se agitaban por encima de las cabezas de un grupo de personas que nos esperaban. Había cerca de 30 de ellas y fué una buena sorpresa para nosotros. Muchos entre ellas eran de descendencia china; algunos hablaban inglés. Son difíciles las condiciones para vivir en Djakarta—hay una escasez de casas. La nueva república tiene muchos departamentos de gobierno organizados y la gente a menudo vive en los hoteles. Fué una verdadera lucha para los hermanos localizar una habitación para nosotros, pero encontraron una habitación en un hotel que está construído en parte, y ahí fuimos llevados por ellos. Después de colocar nuestro equipaje en la habitación fuimos a la casa del hermano Tan en Djalan Tjiudjung 24 en un taxímetro. Pasamos una hora hablando a cerca de 25 hermanos, con interpretación al indonesio. Regresamos al hotel para descansar. La gente en general en Djakarta no se queda fuera hasta muy de noche, y hay algún peligro de robo tarde por la noche. A las 20 horas todavía, había mucha gente en las calles y el tráfico era intenso en algunas carreteras. Muchos andan en bicicletas, otros son transportados en betjak. Después íbamos a tener la experiencia de viajar en un betjak, que es un triciclo que funciona mediante pedales y se le permite que lleve pasajeros. Los pasajeros se sientan enfrente del conductor y el viaje es muy cómodo. Cuando hace sol se coloca una sombra sobre los pasajeros. También notamos los muchos canales que hay, evidentemente por la influencia de los holandeses que formaron la ciudad, y en éstos mucha gente se baña, lava la ropa y limpia bicicletas u otro equipo.
Pasamos el 28 de marzo con algunos de los publicadores. Por la mañana fuimos a su casa a hablar sobre los problemas de la obra y los centros donde puede desarrollarse. Hay un gran campo de unos 70 millones de personas en Indonesia, y al tiempo presente tienen cuatro precursores y unos cuantos publicadores de compañía. Lo que se necesita ahí es mejoramiento en organización teocrática y publicadores adiestrados, tales como los graduados de Galaad. Los cerca de 30 publicadores locales están muy anuentes a seguir instrucciones y hallamos entre ellos algunos con mentes muy alertas. Son estudiantes muy concienzudos y tuvieron muchas preguntas de la Biblia a la mano que tratamos de contestar. También, algunos de ellos están traduciendo la literatura al indonesio, y cuando ésta esté lista muchas personas más podrán ser alcanzadas con el mensaje del Reino. Fué grato saber que el testimonio se da en cuatro de las islas indonesias. Tres de los precursores solicitaron ir a Galaad para educación misionera.
El día 29 visitamos las oficinas del Departamento de Migración y el Departamento de Religión por la mañana con el fin de obtener aprobación para solicitudes visadas llenadas por graduados de Galaad en Nueva York. Los asuntos habían progresado poco y por eso hicimos todo lo que pudimos para adelantar las cosas. Quedamos de volver a estas oficinas en el término de los dos días siguientes y salimos sin arreglar completamente los asuntos.
Esa tarde nos reunimos con los publicadores y gente de buena voluntad. Empecé a hablar a las 14:15 y un hermano interpretó al indonesio. A las 15:30 el hermano Hénschel habló y su discurso fué interpretado al indonesio y holandés. Luego hice un resumen por 45 minutos con dos intérpretes. Las reuniones se efectuaron en la ACJ, y 37 estuvieron presentes, La mayoría eran chinos, pero hubo indonesios y otros presentes también. Expresaron gran aprecio después de la reunión y luego mostraron su deseo de cumplir con los requisitos teocráticos.
La reunión pública fué anunciada extensamente mediante el uso de volantes y los diarios. Los volantes estaban en los tres idiomas. Fué posible que los hermanos contrataran el Gedung Kesenian (Schouwburg) en Djalan Komedi 2, un excelente teatro antiguo que está situado céntricamente en Djakarta. El discurso iba a empezar a las 18 horas, pero de acuerdo con la costumbre se dejaron pasar unos minutos antes de principiar. Se hizo interpretación al indonesio y holandés. Hubo 254 concurrentes, incluyendo a muchos musulmanes, chinos e indoeuropeos. Después de pasar la mañana del sábado, 30 de marzo, con los oficiales del Departamento de Migración y el Departamento de Religión, pasado de mediodía nos presentamos en el aeropuerto para nuestro viaje progresivo a Singapur. Veinte de los publicadores estuvieron ahí y tomaron algunas fotografías mientras esperamos la salida del avión. Había sido un gozo para nosotros visitar a los publicadores en Djakarta y ver su celo por la verdad.
SINGAPUR
Nuestra hora de despegar fué a las 13:35 y el vuelo fué bastante corto. Vimos unas cuantas islas en camino, cruzamos el ecuador, y aterrizamos en el aeropuerto civil Kallang en Singapur a las 15:50. Había estado lloviendo ahí; pero paró de llover unos cuantos minutos antes de que llegáramos. Estuvimos separados de los otros publicadores del Reino por menos de tres horas, porque ahí en el aeropuerto estaban los graduados de Galaad asignados a Singapur y unos publicadores de compañía, algunos de los cuales habíamos visto en nuestra última visita a esa ciudad. Muchos de los publicadores son chinos—no es extraño, porque ochenta por ciento de la población es china—y hay también algunos indios. Su convención estaba en sesión y anticipamos con placer el conocer a todos los publicadores de Singapur y Malaya.
Los hermanos nos contaron cuánto trabajo se había hecho en preparación para la primera asamblea teocrática en Singapur con el presidente de la Sociedad concurriendo. Singapur tiene más de un millón de habitantes y deberían saber de la asamblea. El mejor salón de la ciudad, el Teatro Victoria, se contrató para las sesiones del domingo, incluyendo el discurso público. Se enviaron invitaciones a todos los suscriptores de revistas y a la gente de buena voluntad cuyas direcciones estaban archivadas. En todos los estudios bíblicos de casa se habló acerca de la asamblea. La verdadera campaña de publicidad concentrada comenzó dos semanas antes de la asamblea. El Teatro Victoria, en el mero centro de los edificios gubernamentales y en la carretera principal, exhibía un gran anuncio prominente en su fachada. Debido a los reglamentos puestos en efecto después de los recientes motines en Singapur, el anuncio público mediante la distribución de volantes en las calles, el uso de carteles por publicadores y la colocación de anuncios en los muros de las casas se prohibió. Aun así, 8,000 volantes se pusieron en manos de la gente y 400 anuncios se colocaron en escaparates. Cuatro teatros exhibieron anuncios y un diario publicó dos anuncios.
La convención había empezado el viernes, 30 de marzo. Empezó con canciones, seguidas por el discurso de bienvenida por el presidente, una reunión de servicio y la escuela de ministerio teocrático, todos efectuados en el Salón del Reino, Poole Road 33. Aunque la concurrencia usual a las reuniones de servicio en la compañía de Singapur había sido alrededor de 17, los concurrentes regulares se emocionaron al ver que 50 habían concurrido para esta reunión, incluyendo a tres hermanos visitantes de la Unión Malaya. La sesión de la escuela de ministerio teocrático fué el comienzo del curso en la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras cristianas griegas (en inglés) y la primera lección mostró a los nuevos CONCURRENTES los beneficios que se obtendrían al participar regularmente en esta reunión altamente educacional y aprendiendo lo que las Escrituras enseñan.
Las sesiones del sábado se efectuaron en la Escuela Junior Technical (de comercio). Las actividades para el servicio en el campo ese día se organizaron desde la escuela. Después de las sesiones de la tarde algunos publicadores vinieron al aeropuerto para recibirnos. Después de su día y medio de actividades de convención estaban todos con una disposición feliz—muchos de ellos nunca habían concurrido a una convención antes. Esa noche se reunieron 72 personas en el auditorio escolar y nos escucharon.
Los graduados de Galaad nos hospedaron en la propiedad de la Sociedad en Poole Road 33, y ahí es donde fuimos esa noche para dormir. La casa es un edificio de un piso de construcción reciente y muy bien cuidada. El techo es de azulejo rojo, y el exterior de las paredes de estuco de color crema resaltaba en agudo contraste. El césped y jardín que la rodean son muy bonitos. Hallamos la casa muy cómoda y fué un placer estar con esos fieles misioneros por unos días.
El domingo por la mañana 45 se presentaron en el Teatro Victoria para oír un discurso sobre bautismo, después del cual 5 personas simbolizaron su consagración para hacer la voluntad de Dios siendo sumergidas en una laguna cerca de la orilla de la ciudad. La pregunta ahora era, ¿Cómo respondería la gente a la publicidad del discurso público, “Proclamad libertad por toda la tierra”? A las 16 horas vino la respuesta. Vimos la planta baja del teatro llena con una concurrencia de 307 personas, que, considerando las avenidas restringidas de publicidad accesibles debido a reglamentos municipales y de emergencia, fué un resultado excelente. Hubo presentes malayos, árabes, indios, judíos, chinos, euroasios y europeos. Muchos publicadores expresaron sorpresa y aprecio, porque fué la reunión más grande de su clase a que habían concurrido. Toda la concurrencia puso mucha atención y gocé hablándole, aunque hacía calor con un saco puesto. Después del discurso público hubo una invitación para que se quedaran los que desearan, y después del intermedio 85 escucharon otros discursos, incluyendo los que pronunciamos el hermano Hénschel y yo.
Faltaba un día más de convención. El lunes por la noche se reunieron 73 en el Salón del Reino. Se habían colocado sillas en el césped en frente de la casa y se colgaron luces provisionales en estacas de bambú. Había un aire agradable. Pequeñas lagartijas estaban ocupadas cogiendo insectos y emitiendo pequeñas piadas periódicamente. Después de experiencias por algunos publicadores y discursos por el hermano Hénschel y yo, se terminó la convención. Fué un placer en verdad, me dijeron los publicadores, y permanecerá en su memoria por mucho tiempo. Estaban seguros de que la asamblea significaría un adelanto de la obra en Singapur. Ya el informe de marzo mostró un nuevo máximo de 72 publicadores. Fué un gran contraste con el grupo de nueve, cuatro de los cuales eran publicadores, que se reunió en 1947, cuando visité a Singapur, y les dije a los publicadores lo bien que habían hecho, con la rica bendición de Jehová. Debe haber todavía muchos cientos, sí, miles de personas de buena voluntad que querrán venir a la organización de Jehová, la ciudad sin muros alrededor de la cual Jehová, como fuego, ha lanzado su protección. Los publicadores de Singapur están agradecidos de estar en ella y de tener el privilegio de ayudar a otros a encontrar la entrada mediante la bondad inmerecida de Dios para su salvación eterna.
Singapur siempre es un lugar interesante y nos agradó notar que pareció mucho más limpia que en 1947. Hay muchos nuevos cuarteles militares y muchos nuevos edificios para civiles en uso ahora. El tráfico es intenso y el comercio es próspero. Exportaciones de caucho y estaño son grandes y siempre hay muchos barcos en la bahía. Cientos de ellos—buques de vapor, lanchones para petróleo, barcos tanques, pequeños buques de carga, vapores volanderos, juncos, sampanes, y lanchas—están en la bahía y en los ríos. Era tiempo de fiestas especiales para los chinos y a menudo se veían quemando casas y automóviles de papel y también dinero de imitación que se envían así a sus parientes que ellos piensan están vivos y necesitan tales cosas para ser felices. Los pequeños callejones que convierten en ferias, las pilas de leña traídas de islas cercanas, la música oriental, los vendedores ambulantes llevando sus mercancías mediante estacas de bambú sobre los hombros, las trabajadoras mujeres chinas haciendo trabajo de construcción, los muchos templos religiosos de origen oriental y occidental, los restaurantes portátiles en las aceras—éstas son las cosas de que se compone Singapur, las cosas que quedan grabadas en la mente de uno. Y, por supuesto, está la humedad. Pero aquí también, resplandece la luz de las verdades del Reino, enseñándoles a algunos cómo escoger la vida, para que ellos también puedan vivir.