Un goce anticipado de la unidad del nuevo mundo
A LOS cristianos del primer siglo se les identificaba por su vínculo de amor y su unidad. La cristiandad, por otra parte, se identifica por sus muchas divisiones de religiones y sus políticas confusas. La única apariencia de unidad que posee ella origina, no del vínculo de amor entre unos y otros, sino del temor que se tienen unos a otros. Jesús mandó a sus seguidores a ‘amarse los unos a los otros’.—Juan 13:34.
Este mismo espíritu de amarse unos a otros y amar la verdad todavía llena a los cristianos del siglo veinte. El conocimiento acertado hizo que los cristianos primitivos eliminaran de entre ellos las desuniones del viejo mundo, como declaró Pablo: Pónganse “la nueva personalidad . . . donde no hay ni griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, extranjero, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todas las cosas y en todos”. (Col. 3:9-11, NM) Asimismo los testigos de Jehová de hoy día no se hallan desunidos por las tradiciones nacionales, el orgullo, las rivalidades, las diferencias políticas y las posiciones sociales de este viejo mundo. Sus asambleas sirven como prueba de ello. La paz, la armonía y el afecto fraternal que los testigos de Jehová se tienen los unos a los otros siempre han sido causa de asombro a los “estabilizadores” del viejo mundo. Esto se manifestó de manera sobresaliente en la asamblea internacional que los testigos de Jehová celebraron en 1950 en el estadio Yanqui, en la ciudad de Nueva York.
Estamos de acuerdo en que es grande el contraste entre la cristiandad dividida y los testigos de Je Jehová en unidad. Quizás más grande que el contraste entre el día y la noche, porque es la diferencia entre el vivir en conformidad con el viejo mundo y el vivir en conformidad con el nuevo mundo. Ocho días completos de unidad y vida del nuevo mundo sirvieron como medio de traer a muchos a un conocimiento acertado de la verdad. Una vez más se nos extiende esta oportunidad, en el estadio Yanqui, del 19 al 26 de julio de 1953. ¡No se lo pierda!