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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
w64 15/10 págs. 629-631

Quería ‘andar con Dios’

SEGÚN LO RELATÓ ENOC ÖMAN

NACÍ en el norte de Suecia, cerca de la frontera finlandesa, hace ochenta y cuatro años. He vivido los pasados sesenta años como cristiano dedicado, y ahora como hombre de cabeza cana estoy feliz al reflexionar en cincuenta y tres años de servicio de tiempo cabal en el ministerio de Jehová Dios.

Todavía recuerdo cuando me sentaba en el regazo de mi madre mientras ella me enseñaba acerca de Dios y de su poder. Cuando tuve trece años de edad mi sed de conocimiento se despertó, y comencé a leer mucho. Los placeres del mundo me parecían vacíos. Como varón joven hizo una profunda impresión en mí el leer en la Biblia que ‘Enoc anduvo con Dios.’ Yo quería hacer lo mismo.

Así que cuando tenía veintidós años de edad y estaba de pie fuera de nuestro hogar en una noche estrellada y miraba a la Vía Láctea, esa noche me dediqué al Hacedor de este universo maravilloso, imponente. Pero pasaron varios años antes que realmente aprendiera a ‘andar con Dios.’

Cuando tenía veinticuatro años estudiaba en una escuela secundaria en la parte septentrional de Suecia. En la misma localidad había una escuela de agricultura, y su director era cabeza de ambas escuelas. Cuando, en 1905, vine a ser agrónomo, el director me dijo: “Quiero regresar al sur de Suecia. Por varios años esperaba hallar un alumno a quien pudiera ayudar en estudios adicionales y luego dejarle mi puesto como director de estas dos escuelas. Ahora he hallado a ese alumno. Eres tú, Öman. Te daré algún tiempo para pensar acerca de este asunto, y luego me dará gusto recibir tu respuesta.”

Pensé seriamente acerca del asunto, puesto que había resuelto ‘andar con Dios.’ Oré a Dios por guía. Después de pensar acerca del asunto por tres días, la decisión estaba clara en mi mente. Le dije al director que quería regresar a mi hogar como agricultor. Inclinó la cabeza en señal de desilusión pero dijo: “Öman, tienes mi más completo respeto, y creo entender tu excelente motivo. Te deseo las mayores bendiciones.”

Puesto que yo quería un hogar propio, construí una casa cerca de la casa de mi padre en la granja. Necesité seis años, porque yo mismo hice el trabajo. Pero durante esos años no desatendía la Biblia. A menudo estudiaba la Palabra de Dios, así como libros religiosos, con la esperanza de hallar la verdad en el camino apropiado para ‘andar con Dios.’ La doctrina del tormento eterno me había causado gran pesar. Cuando preguntaba a los líderes religiosos acerca de ella, no me daban respuestas satisfactorias. Decían: “Enoc, tú eres joven, no debes pensar acerca de tales cosas.”

APRENDÍ A ‘ANDAR CON DIOS’

En 1911, un precursor joven o predicador de tiempo cabal de los testigos de Jehová Augusto Abrahamson, me trajo el mensaje de la verdad de Dios, y obtuve de él el primer tomo de los Estudios de las Escrituras, “El Plan Divino de las Edades.” Leí el libro y entendí que había llegado el tiempo mencionado por el profeta Daniel. El libro me ayudó a ver la falsedad de la doctrina del tormento eterno. Después de haber estudiado este primer tomo, determiné a ‘andar con Dios’ por medio de emplear todo mi tiempo llevando a la gente el conocimiento de Dios y de su reino; sería precursor.

De la oficina de sucursal sueca de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, que entonces estaba en Örebro, obtuve los otros cinco tomos y me suscribí a La Atalaya en sueco. También obtuve la dirección del hermano Abrahamson. Viajé en bicicleta unos ciento veinte kilómetros para llegar a su casa. Su esposa y otros cuatro amigos estuvieron presentes en mi bautismo en el río Lule en septiembre de 1911.

Hablé a mis padres acerca de esta gloriosa luz de verdad que había encontrado. Tanto mi padre como mi madre se alegraron mucho de oír acerca de ello, y mi padre dijo: “Debe ser como dices; así debe ser un Dios de amor.” Le dije: “De ahora en adelante, daré todo mi tiempo a ‘andar con Dios’ como precursor de su reino. Puedes vender tu casa y de ahora en adelante vivir en mi nueva casa; es un regalo mío para ti y mi querida madre.”

Cuando salí para ser precursor, mis padres se hallaban de pie en el pórtico con lágrimas en los ojos, y mi padre dijo: “Sé que estás sirviendo al Señor y pido que te bendiga.”

De modo que los siguientes seis años viajé a través de la parte septentrional de Suecia y parte del norte de Finlandia. Una noche esquié ochenta y cinco kilómetros, y otra vez con trineo de pie (sparkstötting) viajé ochenta y siete kilómetros en un solo día. En el verano viajaba en bicicleta. En el invierno esquiaba con mi bolsa llena de literatura bíblica hasta las familias aisladas que vivían detrás de las montañas. Como regla no sabía dónde dormiría cuando llegara la noche, pero nunca sucedió que me quedara sin cama. Colocaba mucha literatura bíblica con la gente. Toda la gente bondadosa y hospitalaria que encontré y las muchas experiencias que tuve son recuerdos muy atesorados y gozosos en mi vida.

En una ocasión, alrededor de 1915, llegué a un lugar llamado Bergsjö. Quería conseguir una habitación para pasar la noche. Había muchas casas, pero de alguna manera escogí determinada casa. Cuando le dije a la señora de la casa algo acerca de mi obra ministerial, ella inmediatamente contestó: “Mi esposo y yo estamos en la verdad, y nos da mucho gusto verle; usted es bienvenido para quedarse con nosotros mientras esté aquí.” Estos dos amigos, el hermano y la hermana Brodin, se alegraron de que yo hubiera colocado ocho libros y algunos folletos en la vecindad. Verdaderamente, el tiempo que permanecí en su hogar fue un tiempo bendito. Muchos años después, en la asamblea en Estocolmo, en 1955, un hermano vino a mí y dijo: “Soy un hijo adoptivo de sus antiguos amigos Brodin. Yo tenía cuatro años de edad cuando usted trabajó en Bersjö, y recuerdo cuando me dijo que yo debería ser testigo de la verdad de Dios. Jamás he olvidado sus palabras.”

Durante 1914-1915 pasé algún tiempo en la oficina de la sucursal sueca de la Sociedad Watch Tower. En septiembre de 1914 comenzamos a exhibir en Suecia el “Foto Drama de la Creación,” una película que ilustraba el propósito de Dios para la Tierra y la humanidad. Desde entonces hasta mayo de 1915, muchos millares de personas la vieron gratis. Despertó gran interés en la Biblia y en la obra de los testigos de Jehová.

A NORUEGA

Durante el invierno de 1916-1917, pasé algún tiempo en la oficina de la Sociedad en Örebro y de allí vine a Oslo para servir como siervo de sucursal. Era el siete de febrero de 1917 y yo pensaba: “Conozco a otros hermanos que están más capacitados que yo.” Pero Hebreos 10:38 me ayudó: “Si se retrae, mi alma no se complace en él.”

Por varios años la oficina de sucursal sueca superentendía la obra en Noruega, pero en 1921 recibí una carta del presidente de la Sociedad, el hermano Rutherford, en la cual me dijo que debería trabajar directamente bajo la guía de la oficina del presidente.

En 1922 me hice ciudadano noruego y ese año la hermana María Dreyer vino a ser mi esposa. María aprendió la verdad en 1911, el mismo año que yo. Ella murió en 1944, de setenta y un años de edad, teniendo la esperanza “para el premio de la llamada hacia arriba, llamada de Dios por medio de Cristo Jesús.”—Fili. 3:14.

LOS NAZIS PROSCRIBEN LA OBRA

La obra del Reino aumentó en Noruega; y en 1940 siete de nosotros trabajábamos en la oficina de sucursal. Unos cuantos días después que los alemanes habían ocupado a Noruega, me encarcelaron. Después de pasar algún tiempo en la prisión obtuve permiso de ir a casa, pero a menudo me llevaban de vuelta y tenía que contestar sus muchas preguntas. El 8 de julio de 1941 los nazis proscribieron nuestra obra, confiscando toda la propiedad de la Sociedad. Solo a mi esposa y a mí se nos permitió permanecer en la casa; los otros cinco tuvieron que salir. Vivíamos en la casa en condiciones muy difíciles. Con el tiempo los nazis noruegos también visitaron la casa, y fui sometido a más interrogatorios. Durante los cinco años de ocupación, los nazis alemanes y los nazis noruegos me llevaron a su oficina más de cien veces. Cada vez que llevaba mis documentos y salía de la casa tanto mi esposa como yo creíamos que sería la última vez, puesto que a millares de noruegos se los llevaban a campos de concentración en Alemania o los mataban en Noruega.

Durante la guerra trabajamos clandestinamente. De muchas maneras maravillosas La Atalaya se nos enviaba desde Dinamarca y Suecia, y los Testigos en Noruega hacían copias para que muchos pudieran tener el alimento espiritual. Todo el tiempo estuve en comunicación con los hermanos; me escribían indirectamente, dado que la Gestapo me tenía bajo observación constante.

Las experiencias de los años de la guerra habían consumido mucha de mi fuerza física, y pensé que sería mejor para la obra del Reino que un hermano más joven tomara mi puesto. Cuando el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, nos visitó en Oslo en los últimos días de 1945, me dijo que yo podía quedarme aquí en Betel todo el tiempo que quisiera. Otro hermano fue nombrado siervo de sucursal.

Durante los años de la guerra la hermana Haldis vino a Betel para ayudar a mi esposa y a mí. Fue muy buena ayudante y atendía a la casa Betel y también a mi esposa enferma hasta que murió. Años más tarde, en 1953, le pedí a la hermana Haldis que fuera mi esposa, y nos casamos, mudándonos a un hogar privado y prosiguiendo con nuestro trabajo para el reino de Dios. Me hice precursor y Haldis trabajaba como enfermera y también mucho en el ministerio del Reino.

Todavía soy precursor. Es un privilegio muy precioso el estar en el trabajo de precursor. También me produce gran gozo el estar en las reuniones en la congregación, y siento que es una gran pérdida cuando no me es posible estar allí. Verdaderamente fue un magnífico privilegio el que tuve al asistir a la Asamblea “Buenas nuevas eternas” de los Testigos de Jehová en Estocolmo, en 1963. A la edad de ochenta y cuatro años, puedo reflexionar con gozo y agradecimiento y ver el cumplimiento de mi deseo fervoroso de ‘andar con Dios,’ sirviendo a los intereses de su glorioso reino.

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