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  • Cuidado providencial
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
w70 1/5 págs. 286-287

Cuidado providencial

HAY veces que obstáculos insuperables e amenazan con impedir que personas sinceras reciban ayuda para aprender la Biblia. Jehová Dios, a quien le interesan estas personas, a menudo maniobra los asuntos para que reciban la ayuda que necesitan. La siguiente experiencia de un testigo de Jehová en San Lorenzo, California, subraya esto:

“Tengo una prima política coreana que vive aquí en los Estados Unidos. Me ha estado pidiendo a mí y a su cuñada que le enseñemos la Biblia. Sin embargo, es imposible porque no podemos entenderla, pues ella habla muy poco inglés. Aunque tiene nuestra literatura en coreano, estaba angustiada porque no podíamos darle la atención personal que necesitaba. Venía a las reuniones del Salón del Reino, pero lloraba porque no podía entender lo que pasaba. Durante todo este tiempo yo estaba buscando un Testigo coreano, pero no pude hallar ninguno. En realidad me sentía impotente.

“En el último día de nuestra asamblea de distrito, me perdí en el estacionamiento mientras buscaba mi auto. Evidentemente, Jehová estaba maniobrando los asuntos, porque encontré por casualidad a una amiga a quien la acompañaba una Testigo recién bautizada. ¡Sí, ésta que se había bautizado recientemente era coreana! Inmediatamente le pregunté si le gustaría estudiar con mi parienta. Se llenó de alegría, porque había estado orando a Jehová pidiendo un estudio bíblico en coreano, ya que su inglés era deficiente. Se da el caso de que mi prima política estaba orando exactamente por lo mismo.

“Se hicieron los arreglos, ¡y qué gozo hubo cuando se conocieron! ¡Lágrimas, abrazos y felicidad! La Testigo recién bautizada todavía estaba recibiendo ayuda de otra Testigo coreana. Se hicieron arreglos para que mi parienta participara también en este estudio. Ahora tiene dos personas coreanas con quienes asociarse y recibe una porción doble de alimento espiritual en su lengua. Verdaderamente, Jehová cuida amorosamente a los que se esfuerzan por conocerle.”

Otra Testigo, de Arlington, Massachusetts, informa: “Le estoy enseñando la Biblia a una joven que vive en un campamento para coches de remolques. Un día me dijo que en el campamento había otra señora que se interesaba en la Biblia. La había invitado a que participara en nuestro estudio pero no podía hacerlo debido a que tenía que trabajar para ayudar a sostener a su familia, en la que había unas gemelitas. Me dijo que esta señora vivía en el primer remolque del campamento. Prometí visitarla.

“Cuando fui a hacer la visita, contestó una joven con acento francés y, al verme con una bolsa, dijo: ‘¡Entre, por favor!’ Le pregunté si sabía quién era yo. Ella dijo que sí y de nuevo me invitó a entrar. Entré y comencé a explicar por qué la estaba visitando y ella me interrumpió, diciendo: ‘Espere un momento, sacaré mis cosas.’ Parecía que me había confundido con otra persona, pero se fue antes de que yo pudiera decirle esto. Yo no quería sentarme, pues estaba segura de que me iba a pedir que me saliera cuando descubriera quién era yo.

“Regresó, y las ‘cosas’ que fue a sacar eran una Biblia en francés, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en inglés y ejemplares en francés e inglés de la literatura de la Sociedad Watch Tower. ‘Siéntese,’ dijo dulcemente, ‘¡estudiamos!’ Yo quedé completamente sorprendida y me pregunté por qué la otra señora no me había dicho que esta persona estaba tan interesada.

“Luego le pregunté acerca de sus gemelitas, y ella me preguntó: ‘¿Cuáles gemelas?’ Cuando le pregunté si tenía gemelas, ella dijo que no. Entonces le pregunté en cuanto a su vecina con quien yo estudio y ella no la conocía. Otra vez repitió: ‘Estudiamos, por favor.’ Le pregunté quién era la señora que tenía gemelitas que vivía en el campamento. Ella dijo que vivía en el primer remolque al otro lado de la calle. De nuevo dijo: ‘¡Estudiamos ahora, por favor!’ Así que estudiamos, y lo hemos estado haciendo por las pasadas tres semanas.

“Parece que esta muchacha francesa había estudiado la Biblia en Texas. Entonces se mudó a Virginia para vivir con su suegra, que pertenece a una de las religiones de la cristiandad. Mientras vivía allí, los testigos de Jehová la visitaron una vez y ella quedó perpleja en cuanto a por qué jamás regresaron después. A la semana después que la visité, recibió una carta de una Testigo de Virginia en la que le decía que sí habían regresado, pero que la suegra de ella los había despedido. Evidentemente, aquélla nunca le dijo a su nuera acerca de la visita de ellos. No obstante, en este campamento para coches de remolques con cuatro hileras de remolques, que hacían ocho ‘primeros,’ Jehová evidentemente me dirigió a aquel en el cual vivía una persona que necesitaba cuidado espiritual.”

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