¿Cómo puede la religión aliviar las tensiones?
LA OPRESIÓN, el hambre, las normas morales en decadencia, el abuso de las drogas, la amenaza de una guerra nuclear... éstos son algunos de los problemas a los que están dando su atención en su activismo político algunos ministros ordenados de la religión. Claro está que todo cristiano se interesa intensamente en esos asuntos. ¿Pero es por medio de envolverse en la política que se podrá aliviar las tensiones del mundo?
Los líderes religiosos se envuelven en la política porque quieren fijar un “tono o carácter moral” o porque quieren advertir cuando los gobiernos van por una “senda indebida.” Sin embargo, ¿qué hay cuando ellos mismos toman la senda indebida? Por ejemplo, en el interés del nacionalismo serbio, hace poco un sacerdote serbio bombardeó el hogar estadounidense de un cónsul yugoeslavo. Seguramente, semejante acto de terrorismo es incorrecto, ¡especialmente cuando el que lo comete es un sacerdote! Prescindiendo de lo que sean sus motivaciones, el sacerdote dice que representa a Dios. Sin embargo, la Palabra de Dios da la siguiente advertencia clara a todos los que creen en El: “No se venguen ustedes mismos, . . . porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová.’” (Romanos 12:19) Acciones como la de ese sacerdote debilitan la dirección moral que algunas religiones están tratando de proporcionar.
Además, aun en la Iglesia Católica, muchos dudan seriamente de los sacerdotes y las monjas que se inmiscuyen en las revoluciones. Un jesuita colombiano dijo: “Las primeras personas que sufrirían en una rebelión armada serían los pobres mismos, no el clero ni los obispos. ¿Cómo podemos apoyar tal posición?” El papa mismo ha tratado de restringir cierto activismo político, pues dijo que el sacerdote o la monja tiene el deber de atender a las necesidades espirituales del rebaño, más bien que organizarlos para rebeliones.
Similarmente, las contribuciones monetarias que el Concilio Mundial de Iglesias ha hecho a grupos revolucionarios han suscitado controversias, ¡especialmente cuando pareció que algunos de estos grupos tenían un historial de haber perseguido a misioneros! A causa de este asunto el Ejército de Salvación dejó de ser miembro del Concilio.
Hasta los grupos de presión protestantes de los Estados Unidos han sido objeto de crítica. El redactor de una revista comentó: “En las actividades de la derecha cristiana, todo lo que queda de Jesús es su nombre.” Evidentemente el redactor opinaba que al hallarse envueltas en la política, esas personas se comportaban más como políticos sin escrúpulos que como ministros de religión. Esto nos recuerda la amonestación que dio el escritor bíblico Santiago de que el cristiano verdadero debe mantenerse “sin mancha del mundo.”—Santiago 1:27.
Por eso, el activismo religioso suscita preguntas difíciles en la mente de personas meditativas. Pero, ¿qué hay si los líderes religiosos limitan su actividad de modo que solo dieran consejo “discreto” sobre planes de acción específicos del gobierno? Aun esto causa problemas, puesto que estos líderes dan consejos contradictorios. No contribuye nada al alivio de las tensiones.
Por ejemplo, en los Estados Unidos algunos religiosos favorecen el desarme. Sin embargo, hay otros que quieren ver que su país tenga las “fuerzas armadas más poderosas desde la Creación.” La Mayoría Moral trabaja a favor de la “supervivencia de los Estados Unidos” y su sistema capitalista. Sin embargo, un funcionario del Concilio Mundial de Iglesias escribió esto: “Se necesita una revolución mundial para librar a la humanidad de la destrucción, del desperdicio y de la explotación y opresión, que el sistema capitalista ha generado.” Tras eso, pasó a alabar la versión cubana de esta “revolución mundial.”
Aun en los asuntos relacionados con la moralidad sexual, los líderes religiosos expresan opiniones diferentes. Así pues, ¿cómo ha de saber el no afiliado o la persona independiente qué norma “moral” es a la que debe atenerse, y qué sendero es el “sendero indebido” que debe evitarse? ¿Acaso el que algo sea “correcto” o “incorrecto,” depende de la nación en que uno nazca, o del partido político del cual es miembro, o del color de su piel o de su estado económico? ¿O ha establecido Dios una norma que aplica a todos en todas partes?
La participación de la religión en la política ha causado confusión de muchas maneras, más bien que introducir un elemento “piadoso” en los asuntos del mundo. ¿Significa esto que a la religión no le corresponde desempeñar algún papel? ¿No tiene nada que contribuir hacia el alivio de las tensiones del mundo?
La manera más excelente de ayudar
La realidad es que la religión verdadera puede hacer una contribución inmensa. Pero a fin de ver lo que es esa contribución, tenemos que comprender algunos hechos básicos.
Primero, para tener valor, la religión tiene que hablar con la voz de Dios, no la del hombre. ¿Cómo puede hacer eso? La Biblia dice: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, estando completamente equipado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16, 17) Si un ministro religioso expresa su propia opinión, aunque tenga una Biblia en la mano, esa opinión no tiene más valor que la opinión de cualquier otra persona. Pero, si lo que él dice realmente es lo que se declara en la Biblia, o en la “Escritura,” representa los pensamientos de Dios.
Segundo, Jesús dijo: “Mi reino no es parte de este mundo.” (Juan 18:36) Por eso, la religión verdadera, basada en la Biblia, se mantiene neutral en cuanto a la política del mundo. No está ni a favor ni en contra de ninguna nación, raza, ningún sistema político o arreglo económico. Los cristianos promueven el reino de Dios, no algún “reino” de este mundo. El cristiano no debe declararse de parte de un lado ni del otro en las disputas políticas de este mundo, tal como Jesús no lo hizo respecto a las controversias enconadas entre los judíos y los romanos de su día.—Marcos 12:17.
Tal como lo hacen los cristianos hoy día, Jesús dio ayuda física a los enfermos y necesitados siempre que pudo. Pero no se envolvió en la política. Su trabajo principal era el de predicar “las buenas nuevas del reino.” (Mateo 9:35) La predicación de estas mismas “buenas nuevas” es la manera más excelente que el cristiano tiene para ayudar a su prójimo en vista de las condiciones difíciles que afligen al mundo hoy día.
¿Por qué es tal proceder mejor que el envolverse en la política? Porque, como tiene que admitir cualquier persona que se atiene a la realidad, la acción política jamás podrá resolver cabalmente los problemas de la humanidad a pesar de los esfuerzos diligentes y sinceros de algunos políticos. Se requiere autoridad y poder sobrehumanos para eliminar la pobreza, la enfermedad, la corrupción y todos los otros males. Y la Biblia explica que Dios es el único que logrará esto, y lo hará mediante su reino, su gobierno celestial con Jesucristo de rey.—Jeremías 10:23; Daniel 2:44.
Por lo tanto, la comisión que Jesús dio a sus seguidores no fue la de tratar de influir en los políticos del mundo, sino la de hacer discípulos, comisión que sus seguidores llevan a cabo hoy día al predicar “estas buenas nuevas del reino” en toda la tierra habitada. (Mateo 24:14) Es su deber informar a la humanidad por qué ese reino quitará las tensiones, y cómo sabemos que ya está muy cerca. El trabajo de ellos es el de decir a otros acerca de las bendiciones que han de manar de ese reino tanto ahora como en el futuro, y han de ayudar a las personas a hacerse discípulos de Jesucristo, lo cual hará posible que ellas participen de esas bendiciones.—Mateo 28:19, 20; 1 Timoteo 4:8; Revelación 21:3, 4.
Este mensaje es de muchísimo valor para los que lo aceptan. Les contesta preguntas que les han causado mucha perplejidad, disipa sus dudas, les ayuda a enfrentarse con éxito a las tensiones que les causan molestia hoy y, por lo tanto, les enseña a conseguir la “paz de Dios que supera todo pensamiento.”—Filipenses 4:6, 7.
¿Es esto suficiente?
A algunos no les parece que esto sea adecuado. Un ministro religioso activo en la política de un país occidental que está siendo inundado por materialismo e inmoralidad dijo: “Los cristianos tendrán que demostrar una actitud activista muy resuelta . . . o estaremos acabados.” Pero, ¿será derrotado el cristianismo si los que dicen ser cristianos no se hacen activistas políticos?
También hay misioneros en países pobres a quienes les parece que la predicación de las “buenas nuevas” no es suficiente. Creen que la gente necesita ayuda ahora. Por eso participan en esfuerzos revolucionarios. Sin embargo, es seguro que cualesquier esfuerzos por derribar los gobiernos establecidos son contrarios a este consejo bíblico: “Toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores.” (Romanos 13:1) El participar en esos esfuerzos revolucionarios también es exactamente lo contrario a la conducta de Jesús y sus seguidores inmediatos, quienes “no [eran] parte del mundo.” (Juan 17:16) Tal participación solo sirve para aumentar las tensiones.
Jesús hizo la siguiente promesa a sus seguidores verdaderos: “¡Miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” (Mateo 28:20) Durante los primeros siglos después de la muerte de Jesús, los cristianos profesos creían aquella promesa. Se mantuvieron alejados de la política. Y aunque se hallaba perseguida y rodeada de incredulidad, la fe cristiana sobrevivió.
Hoy, Jesús todavía está con sus seguidores. Todavía puede preservar el cristianismo verdadero sin que los cristianos tengan que envolverse en la política. Y él realizará el propósito de Dios de transformar la Tierra en un paraíso lleno de personas felices y libres de tensión, a pesar de que tantas personas hoy día creen que son ellas quienes tienen que cambiar el mundo.—Daniel 2:44; Revelación 21:4.
Pero, ¿tienen los pobres del mundo suficiente con las “buenas nuevas”? Un testigo de Jehová que sirvió de misionero por varios años en el Lejano Oriente dijo:
“Es cierto que la pobreza que veíamos a menudo nos entristecía. Pero, ¿cómo hubiera ayudado el que animáramos a los pobres a rebelarse? ¿Quién pudiera haber garantizado que el siguiente gobierno hubiera obrado mejor?
“De modo que llamamos a la atención de la gente el gobierno que sabíamos que obraría mejor, el reino de Dios. Y cuando aquellos pobres aceptaban las buenas nuevas acerca del Reino, estaban conscientes de tener una nueva relación con Dios. Percibían que Dios realmente cuidaba de ellas y experimentaban cómo les ayudaba en las crisis de su vida. Esto les impartía un sentido de dignidad y les daba confianza en el futuro.”
Otro testigo de Jehová, que dedicó muchos años a la predicación de “las buenas nuevas del reino” en América Central, convino en lo que dijo aquél. Añadió: “Los pobres que aceptaron las ‘buenas nuevas’ abandonaron sus supersticiones y sus vicios anteriores, tales como el fumar, el jugar por dinero, el emborracharse y el masticar areca o nuez de betel; y frecuentemente sus circunstancias materiales mejoraban porque hacían mejor uso de sus recursos. Y a medida que daban a lo espiritual el primer lugar en su vida, su pobreza material se les hacía menos penosa. Ya no envidiaban a los ricos, porque reconocían que poseían algo que muchos ricos no tenían.”
Sí, es natural que uno se preocupe por la difusión del ateísmo o la impiedad, por la generalización de la opresión, el hambre y los demás males de este sistema de cosas. El que estos problemas sigan existiendo demuestra lo necesario que es el reino de Dios para la humanidad. Esta es la única esperanza que se puede tener de ver un futuro feliz, y la verdadera religión cristiana, basada en la Biblia, es la única que realmente está ayudando a la gente a poner fe en ella. Al hacer eso, proporciona la mejor ayuda que se puede dar para aliviar las tensiones del día moderno.
[Comentario en la página 6]
Algunos religiosos quieren ver que su país tenga las “fuerzas armadas más poderosas desde la Creación”
[Comentario en la página 9]
“Llamamos a la atención de la gente el gobierno que sabíamos que obraría mejor, el reino de Dios”—UN MISIONERO
[Ilustración en la página 7]
Jesús enseñó a sus seguidores a hacer discípulos, no a ser activistas políticos
[Ilustración en la página 8]
El mensaje de la Biblia ayuda a la gente a enfrentarse con éxito a las crisis que surgen en la vida