¿Por qué la ola de ocultismo?
LA FORMA de pensar científica de este siglo veinte ha eliminado de la mente de las personas muchas supersticiones, y ellas agradecen eso. Sin embargo, aún hay muchos hechos que parecen desafiar lo adecuado de toda explicación científica. Esto es cierto del ocultismo, también llamado “ciencias ocultas,” que envuelve prácticas que están “escondidas” del entendimiento de la gente en general.
Considere a Uri Geller, un místico israelí. Cuando se presentó en la televisión de Alemania, sucedieron cosas muy extrañas. Como resultado, Geller invitó a todas las personas que desearan participar en sus experimentos a seleccionar un reloj descompuesto, una cuchara o un tenedor. Luego, en una fecha predeterminada, a una hora precisa, habrían de cerrar los ojos y concentrar el pensamiento en Geller.
Al día siguiente, el periódico Bild Zeitung anunció sucesos sensacionales en sus encabezamientos. Relojes viejos habían comenzado a funcionar nuevamente, cucharas y tenedores se habían torcido y doblado, y algunas bombillas habían estallado.
¿Qué fuerzas estaban funcionando? ¿Podemos identificarlas? Porque la gente procura la respuesta a estas intrigantes preguntas, el número de personas que estudian el misticismo, la brujería y otras actividades paranormales aumenta.
Buscan satisfacer una necesidad
No es sorprendente el que haya jóvenes a la delantera en la exploración mística. La mente de los jóvenes es imaginativa por naturaleza. Sin embargo, hay una razón más profunda por la cual los jóvenes se envuelven en esto, como lo reconoció una de las principales brujas de las Islas Británicas, Lois Bourne. En su libro Witch Amongst Us (Bruja entre nosotros) ella declaró: “Debido a la decadencia de la religión organizada y al hecho de que la ciencia no siempre puede explicar los fenómenos que se observan, recientemente ha habido un resurgimiento del interés en lo oculto y en el mundo asociado con ello, lo cual ha resultado en que la gente busque respuestas diferentes a las mismas preguntas. Los jóvenes están acudiendo al paganismo en un esfuerzo por satisfacer sus deseos de obtener respuesta a los misterios de la vida, y es posible que a algunos de ellos se les esté atrayendo al vacío del degradante margen del mundo oculto con todos sus peligros inherentes.”
Sí, ni la ciencia ni las iglesias han podido ofrecer explicaciones satisfacientes para los fenómenos sobrenaturales. Además, a muchos que buscan el significado de la vida los han dejado con la sensación de un vacío que continúa. Con todo, las preguntas exigen respuesta. En la actualidad, para un número cada vez mayor de jóvenes, algo que aparenta ser la manera de obtener respuestas es la exploración de lo oculto. A medida que lo hacen, intentan minimizar o pasar por alto los “peligros inherentes.”
La muerte y lo sobrenatural
El período que sigue a la muerte de un ser amado es un tiempo de particular tensión. Por no tener conocimiento exacto, los parientes afligidos a menudo investigan todo ángulo en su esfuerzo por volver a comunicarse con el difunto. El medio que se emplea más comúnmente es el de sesiones espiritistas.
Muchos políticos prominentes se han visto envueltos en esta esfera del ocultismo. Mackenzie King, primer ministro del Canadá en tiempos de guerra, es muy conocido por el interés activo que desplegó en lo oculto. Afirmó que no solo había recibido guía de su madre fenecida, sino también de personas prominentes que habían muerto, entre ellas el presidente F. D. Roosevelt, de los Estados Unidos. El primer ministro británico Arthur Balfour (famoso por la “Declaración Balfour” sobre Palestina en 1917) también condujo experimentos espiritistas de la misma índole durante la mayor parte de su vida, después de la trágica muerte de su prometida.
En la actualidad, un número creciente de personas considera el interés en el ocultismo un pasatiempo inocuo y fascinante. Pero puede llevar a serios problemas a menudo insospechados por los que son atraídos a lo oculto.