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¡Despertad! 1976
g76 8/9 págs. 5-8

Mayor esperanza para niños que sufren de inhabilidades

ENTRE los dones más preciados que el Creador le ha conferido a la humanidad está el don de reproducir nuestro género, de tener hijos. El nacimiento de un niño trae gran felicidad a sus padres. Como dijo Jesús, el Gran Maestro: “La mujer, cuando está dando a luz, siente desconsuelo, . . . mas cuando ha dado a luz el niñito, ya no se acuerda de la tribulación por el gozo de que un hombre ha nacido en el mundo.”—Juan 16:21.

Pero a veces esa felicidad es de corta duración. ¿Cuándo es eso? Cuando nace un niño con alguna clase de impedimento... mental, emocional o físico. Se dice que en los Estados Unidos hay en la actualidad siete millones de niños que sufren de inhabilidades de una clase u otra. Especialmente sufren un golpe increíblemente severo los padres cuando descubren que su bebé recién nacido sufre de alguna forma de retardo mental como el mongolismo.a

Hace años no había muchas agencias profesionales a las cuales pudieran acudir los padres en busca de consejo y apoyo para hacer lo más amoroso y práctico para ese niño retardado. Pero hoy la situación es diferente, especialmente en las ciudades grandes. Ha cambiado tanto esta situación que algunos dicen que la actualidad bien pudiera ser “el alba de la edad de oro para los retardados.”

Entre otras cosas, un informe reciente que apareció en Psychology Today (abril de 1975) mencionó la tendencia actual de cuidar a los niños tanto como sea posible en íntima asociación con niños de término medio o normales. En vez de tener a todos esos jovencitos anormales en instituciones especiales para ellos, como ha sido la costumbre, se está cuidando a cada vez más de ellos de tal modo que se les permita asociarse con niños normales. Esto está resultando muy beneficioso.

Métodos mejorados

El programa de Washington, D.C., patrocinado por el Departamento de Salud, Educación y Beneficencia de los Estados Unidos, es típico de la manera mejorada de tratar a estos jovencitos. Toma a niños que están en instituciones para enfermos mentales y les da entrenamiento especializado, y al mismo tiempo los aparta gradualmente de las drogas... algo de lo cual a menudo dependen mucho las instituciones al tratar pacientes retardados u otros enfermos mentales. Como resultado, muchos de estos jóvenes pueden tomar su lugar en escuelas para niños normales, o estar empleados si han pasado la edad escolar.

Hoy, por todos los Estados Unidos, hay “Programas para el desarrollo de los niños” listos para ayudar a los jovencitos retardados. Según un informe, estos “niños de cualquier nivel de inteligencia pueden mejorar y aprender si se inicia suficientemente pronto el entrenamiento especial que necesitan.” Aun más alentadora es la posición adoptada por el Hospital Estatal del Pacífico en Pomona, California, de “que no hay ningún nivel en que no se pueda hacer algo para los niños.”

Se sabe que la mayoría de los bebés están ansiosos de explorar sus alrededores, y por lo tanto pueden desarrollarse mental y físicamente por su propia cuenta, aunque sus alrededores no sean ideales. Sin embargo, el retardo puede resultar cuando el medio realmente es muy malo. Por otra parte, hay que instar al niño retardado si se quiere que avance intelectualmente. En realidad, la madre tendrá que dedicar todo el tiempo que pueda a esa persuasión. Eso significa hablarle al niño, entretenerlo, animarlo a estar físicamente activo.

Para poder realizar esta tarea de la manera más eficaz es preciso tener instrucción y entrenamiento, y las madres pueden obtener esto en muchas ciudades grandes. Algunos de estos servicios suministran ayuda profesional; los trabajadores pasan una hora y media por semana dando instrucción tanto a la madre como al niño en su propio hogar. Algunas comunidades también tienen disposiciones para permitir que los niños retardados permanezcan en esos centros durante varias semanas para recibir instrucción y entrenamiento. Los que están dedicados a esta actividad dicen que ‘es una tragedia considerar irremediable la condición de un niño retardado y enviarlo a una institución.’

El informe hecho por un comité de la Academia Norteamericana de Pediatría subraya la importancia de la actividad física para los niños retardados. El niño retardado necesita más actividad física que el niño normal, pero es probable que tenga menos. La negligencia respecto a esto empeora su inhabilidad mental y lo daña físicamente, dando por resultado coordinación deficiente y obesidad. Una agencia privada de Filadelfia, Pensilvania, alienta a las madres a que empiecen a enseñar a sus niños mongólicos cuando tienen solo cinco semanas de edad.

Enfoques nuevos que surten efecto

Otra forma de tratamiento que ha producido sorprendentes resultados en niños gravemente retardados es lo que se conoce como el método “Pelota-pájaro-palito.” Está basado en la premisa de que todas las letras del alfabeto están formadas ya sea por un círculo (una pelota), un triángulo (un pájaro) o una línea recta (un palito). Empleando este método, los psicólogos han podido enseñar a niños con un coeficiente de inteligencia de solo veinte o treinta a leer y escribir. Y con este adelanto mental viene también un mejoramiento de la personalidad.

Es típico el caso de una joven de dieciocho años de edad gravemente retardada que se entregaba a berrinches, hablaba muy poco espontáneamente y pasaba la mayor parte del día meciéndose en una mecedora. Como resultado del método “Ball-Bird-Stick” (Pelota-pájaro-palito), ahora habla espontáneamente, rara vez se emberrincha, ya no pasa el día meciéndose y ha desarrollado sentido del humor. En realidad, la regla es que en el caso de los retardados entrenados por este método, algunos de ellos ya de cuarenta y nueve años de edad, mejoran muchísimo su personalidad, manifiestan una postura erguida en vez de encorvada y ya no pasan el día meciéndose en un sillón. Además, manifiestan interés en su apariencia, deseando mostrarse presentables. Todas éstas son señales saludables. El personal de esos centros informa que, aunque al principio estos retardados parecían no ser “nadie” —en lo que se refería a comunicarse con ellos— como resultado de ese entrenamiento ahora impresionan a otros como gente verdadera.

Otra cosa que ha dado buenos resultados en el tratamiento de los mentalmente retardados, ya sea por mongolismo o algún tipo de daño cerebral, es el uso de la música. El iniciador de este método, Richard Weber de Peoria, Illinois, ha usado un sistema musical por medio del cual muchos niños retardados están aprendiendo a tocar un instrumento. Un niño, con quien era imposible vivir y que parecía incapaz de aprender nada, pronto llegó a ser bastante normal con la ayuda de este sistema. Por medio del método de Weber (que él llama “Musicall”), cientos de niños, algunos de los cuales se hallaban gravemente retardados y nunca habían hablado una palabra, han llegado al punto en que “aprenden a aprender.” Un director de un centro para niños retardados declaró lo siguiente, con referencia a este método: “Las innovaciones de Weber están destruyendo varias nociones estereotipadas. Desde que empezamos a usar sus métodos, vemos a niños cambiar de vegetales en personas.”

Hiperactividad

El niño mencionado anteriormente, con quien parecía imposible vivir, era en realidad un jovencito que sufría de hiperactividad. La hiperactividad (también llamada hipercinesia o hipercinesis) está afectando a cada vez más niños, especialmente a muchachos. Está marcada por extrema inquietud y disminuida fijación de la atención, pues esos niños hiperactivos no pueden mantener su mente joven que está en desarrollo fija suficiente tiempo sobre un solo tema para agregar información a su fondo de conocimiento. Lo que hace más complejo el problema es la probabilidad de que estos niños sean ingobernables, tercos, y cinco veces más propensos que otros niños a abrir botellas que contienen veneno. Ciertamente son un problema para sus padres.

El método más común y popular al que se recurre en el tratamiento de estos niños es el uso de diversas drogas, drogas que —lo cual es extraño— estimulan a los adultos pero que parecen calmar a estos niños. Pero se oyen cada vez más voces opuestas al empleo de drogas para este problema. Entre otras cosas, siempre existe el peligro de que los niños queden habituados a las drogas y así las necesiten después que llegan a ser adultos. También hay la cuestión del daño que pueden causar estas drogas. Además, es probable que esas drogas disfracen problemas o desórdenes de la personalidad que a menudo yacen en el fondo de la hiperactividad. Por esta razón, cada vez más psiquiatras de niños recomiendan que los padres sean muy firmes al tratar con esos niños.

También es desafortunado el hecho de que a menudo se pase por alto, como observó un psiquiatra, el examen físico, el cual realmente debiera ser el primerísimo paso. Vez tras vez este psiquiatra halló que la hiperactividad del niño se debía a algún defecto físico como una válvula cardiaca defectuosa o alguna deficiencia metabólica. Según este psiquiatra, “no tiene sentido científico el que se suprima la hiperactividad con drogas sin hacer una diagnosis y luego corregir el problema médico o psicológico subyacente.” Para citar un ejemplo, un muchacho hiperactivo a menudo le prendía fuego al diván de la familia. Al administrársele drogas, desistió. Pero cuando se suspendió el tratamiento de drogas, debido a que se suponía que había sido curado, ¿qué hizo? ¡Incendió el garaje de la familia!

Diversos programas “somáticos”

Aun otro enfoque que vez tras vez ha resultado muy eficaz es la nutrición. Aunque parezca extraño, vez tras vez la hiperactividad del muchacho es causada por un nivel bajo de azúcar en la sangre, una condición conocida como hipoglucemia. Es posible tratar ésta por medio de una dieta muy restringida, rica en proteínas y baja en hidratos de carbono, y, en particular, una dieta que evite todo lo que no sea verdaderamente nutritivo, incluso las bebidas gaseosas, toda clase de dulces que contienen azúcar refinada, y las patatas fritas. Al mismo tiempo, el enfoque metabólico incluye darle al muchacho grandes dosis de ciertas vitaminas, así como los microminerales esenciales. Este tratamiento también ha sido muy eficaz para tratar niños que sufren del extremo opuesto de la hiperactividad, es decir, el autismo y hasta los afectados de esquizofrenia.

Es interesante que más de un psiquiatra ha hallado que las sustancias que se añaden a los alimentos, como los colores y sabores artificiales y las antioxidosas (agregadas para evitar que el alimento se eche a perder) pueden hacer que un niño se vuelva hiperactivo. Cuando quitaron estos ingredientes de los alimentos que comían los niños que sufrían de hiperactividad, se normalizaron. Esto presenta un gran problema, puesto que alrededor del 90 por ciento de los alimentos que a los chicos les gusta comer contienen esos elementos, figurando principalmente entre ellos los hot dogs o salchichas calientes.

El año pasado se implicó otro factor como causa probable de la hiperactividad de los niños, a saber, la luz artificial, especialmente la luz fluorescente. Así un psiquiatra halló que cuando cambió los accesorios del alumbrado de modo que incluyera el espectro natural de los rayos de luz y protegió a los niños de los rayos X que usualmente emiten los extremos catódicos de estas lámparas, los niños hiperactivos se volvieron normales.

Tampoco debe pasarse por alto el enfoque que Nicholas Tinbergen, ganador del premio Nobel, recomendó para algunos tipos de problemas emocionales. En Science del 5 de julio de 1974, habló del valor del enfoque muscular, que podría ser llamado un masaje suave pero administrado con verdadero conocimiento y pericia desde los pies hasta la cabeza, que afloja las tensiones corporales y hace que funcionen normalmente los músculos y nervios. Por una parte, Tinbergen sintió satisfacción al notar cuántos hombres conocidos por su saber han hablado favorablemente acerca de esto, pero, por otra parte, se alarmó porque “hallamos este rincón de la psiquiatría en un estado de desorden, y porque descubrimos que muchos de los expertos establecidos —médicos, maestros, y terapeutas— se muestran tan indispuestos a aceptar nuevas ideas y aún los hechos.”

Método “de calificar”

Pudiera decirse que todos los modos de tratar la hiperactividad mencionados en lo susodicho son enfoques “somáticos” porque atacan el problema por medio del cuerpo. En contraste con esto está el programa “Check-Mark” (de calificar y dar puntos), que emplea medios psicológicos, es decir, métodos de entrenamiento y enseñanza. En este nuevo programa educativo se les da a los niños puntos dependiendo de cómo se comportan y ejecutan, y éstos les permiten escoger ciertas recompensas. Se necesita mucha paciencia y comprensión de parte de los maestros, porque los niños necesitan atención individual sostenida. Se logra hacer que alrededor del 80 por ciento de los niños hiperactivos vuelvan a la normalidad en unos dieciocho meses, y los restantes necesitan un poco más tiempo.

Ciertamente, todo lo que se ha dicho aquí hace claro que hay mayor esperanza para los niños que sufren de retardo o de hiperactividad. No solo pueden sus padres escoger entre muchas diferentes clases de ayuda profesional, sino que también se hace notar que hay muchas cosas que los padres mismos pueden hacer que podrían resultar muy útiles.

[Nota]

a El mongolismo es causado por un defecto en los cromosomas; el núcleo celular tiene 47 cromosomas en vez de 46. En los Estados Unidos de cada seiscientos nacimientos uno es mongólico.

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