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  • Iguazú... ¡las fabulosas cataratas!
  • ¡Despertad! 1980
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¡Despertad! 1980
g80 8/5 pág. 16

Iguazú... ¡las fabulosas cataratas!

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Brasil

EL AUTOBÚS de turistas entra el parque nacional y se interna por varios minutos en un denso bosque tropical; chirrían sus frenos cuando se detiene en un lugar despejado. Desde las profundidades del cañón nos llega el sonido de un poderoso rugido. Entonces vemos masas de agua que se precipitan por 66 metros hasta las rocas abajo... es la primera de una serie de 300 estruendosas cataratas que componen las famosas cataratas del Iguazú, de América del Sur.

Imagínese la escena y el despliegue de colores: el cielo azul, el deslumbrante color blanco de las aguas que se precipitan, el oscuro marrón de las rocas de basalto de los despeñaderos, y todo esto enmarcado en el exuberante verdor del inmenso bosque tropical que se extiende hacia el horizonte.

Una vereda que desciende y que se encuentra en el lado que pertenece al Brasil nos lleva cada vez más adentro en el desfiladero. Note la manera en que algunos arbustos y alguna yerba se aferran de pequeñas estrías en los despeñaderos que están justamente al lado de las turbulentas aguas. Y mire la brillante luz solar que ilumina la blanca niebla que se dispersa de la espuma que sube rápidamente desde el fondo del desfiladero. Súbitamente vemos los colores del arco iris por toda la orilla norteña, en el lado que pertenece a la Argentina.

Cada vez nos acercamos más a la parte principal de este intrincado sistema de cascadas mayores y menores... la famosa Garganta do Diabo (“Garganta del Diablo”). Alrededor hay varias cataratas, las cuales están en la parte posterior del cañón, que tiene forma de herradura. Estas reciben la mayor parte del agua que baja del río Iguazú, que en este punto mide aproximadamente cuatro kilómetros de ancho.

Al regresar a la calle, subiendo por la vereda, caminamos varios centenares de metros y por primera vez vemos la fuente de todas estas abundantes aguas, el “Gran Agua,” o Iguazú, en el lenguaje de los indígenas guaraníes. Desde aquí podemos tomar una “Gira de la Garganta del Diablo,” la cual recibe esta descripción en un tratado que se da a los turistas: “Dependiendo de las condiciones del tiempo favorables, esta gira es un viaje en canoa a la orilla de la catarata más grande —Garganta del Diablo— ¡que tiene una caída de unos 90 metros!”

A la mañana siguiente vamos al lado que pertenece a la Argentina y comenzamos una caminata de dos kilómetros y medio por la orilla del precipicio. Mientras que en el lado que pertenece al Brasil tuvimos una vista panorámica general, aquí en el lado de la Argentina podemos admirar cada caída de agua por sí sola.

Algo que no habíamos notado tanto el día anterior son las mariposas de todos los tamaños y colores. Cierta variedad revolotea en grandes nubes amarillas sobre aguas poco profundas. Ruidosas bandadas de coloridas cotorras pasan cerca de nosotros en vuelo rápido. Golondrinas de color marrón parecen no cansarse de precipitarse hacia las nubes de agua dispersa que suben disparadas como chorros desde el precipicio, solo para aparecer de nuevo segundos más tarde.

Nuestro guía nos dice que todavía abundan en el bosque los jaguares, gatos monteses, monos y culebras. Pero no se inquiete. ¡Generalmente todo lo que el turista ve son pequeños lagartos de color gris sobre las rocas!

En este momento nos encontramos cara a cara con las rugientes aguas de la “Garganta del Diablo,” mucho más cerca que el día anterior, tan cerca que podemos sentir el vacío que crean las aguas que van cayendo a nuestro alrededor. ¡Aquí cae un promedio de 2.000 metros cúbicos de agua cada segundo! ¡Qué demostración tan poderosa de la energía dinámica que existe en la creación de Jehová Dios!

En 1940 el gobierno brasileño reservó 205.000 hectáreas de selva al lado de las cataratas para un parque nacional. Varios años antes se había hecho un arreglo similar en el lado que pertenece a la Argentina. Actualmente hay carreteras modernas y aeropuertos que enlazan este centro de impresionante belleza con el resto del mundo.

Si alguna vez usted visita a la América del Sur, ¡sin falta vea las asombrosas cataratas del Iguazú!

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