Ponderando las noticias
¿Condenar la homosexualidad?
● Recientemente se anunció una recomendación de que un hombre que se confesó homosexual recibiera licencia general de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Sin embargo, mientras todavía estaba bajo consideración esta cuestión, el presidente de la Iglesia Unida de Cristo, Robert V. Moss, presentó una declaración jurada a favor de aquel hombre. En ella el Dr. Moss declaró: “Se está reconociendo con mayor frecuencia que . . . los juicios negativos que contra la homosexualidad se reflejan en Génesis y Levítico, por ejemplo, bien pudieran reflejar el antiguo aborrecimiento hebreo al uso de la sexualidad en ritos religiosos. . . . Además, debido a que la mortalidad era elevada e Israel tenía que hacerse numeroso para defenderse contra sus enemigos, hubo una tendencia a condenar todo uso de la sexualidad que no resultara en tener hijos.”
Pero ¿se basan las declaraciones bíblicas contra la homosexualidad en factores como ésos? La Biblia no dice tal cosa. Además, sus declaraciones no son el producto de antojo o razonamiento humano. Más bien, como declaró el apóstol cristiano Pablo: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa . . . para disciplinar en justicia.”—2 Tim. 3:16.
Por consiguiente, el propio punto de vista de Jehová Dios se expresa en palabras como éstas: “No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer. Es cosa detestable.” Y en las Escrituras Griegas Cristianas leemos: “Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres . . . heredarán el reino de Dios.”—Lev. 18:22; 1 Cor. 6:9, 10.
Sacerdocio menguante
● El periódico “El Mercurio” de Valparaíso, Chile, informa sobre un “Llamado a la Juventud para Que Abrace el Sacerdocio” expedido por el arzobispo de esa ciudad. El arzobispo dijo, según se le citó, que en los últimos doce años solo seis nuevos sacerdotes han sido ordenados... uno cada dos años. En ese mismo espacio de tiempo murieron dieciséis sacerdotes. Valparaíso, con una población de 740.000 personas, ahora tiene sólo un sacerdote por cada 4.000 habitantes. Según el arzobispo, en los siguientes cinco años solo se producirían cinco sacerdotes más. El año pasado 3.000 estudiantes entraron en su cuarto año de escuela secundaria en Valparaíso. Pero ni uno solo hizo solicitud para ingresar en el seminario católico. Para el arzobispo esta situación es ‘absurda, desoladora, y demasiado grave para pasarla por alto.’ Sin embargo, lo que está sucediendo en Chile es simplemente otra sección del cuadro global de la decadencia religiosa de la cristiandad.
“El ojo de una tormenta”
● Arroja alguna luz sobre la causa del problema que se acaba de mencionar lo que, escribiendo en la revista “Saturday Review,” dice Leo Rosten: “Nuestras iglesias se encuentran en medio de tanto disturbio como nuestras instituciones políticas.” Reflexionando, pregunta: “¿Qué profeta, qué teólogo, qué historiador o docto pudiera haber predicho la participación militante de los clérigos en las marchas en apoyo de los derechos civiles, . . . la campaña pública de los homosexuales contra el anatematismo, el creciente escepticismo acerca de la validez o eficacia de las enseñanzas de la iglesia, . . . el fenómeno de ‘misas de jazz’ y música de rock-and-roll en las catedrales . . .? Estamos en el ojo de una tormenta. La velocidad y poder de esa tormenta debe sorprender a los observadores más duchos en lo mundano.” Como dijo el profeta Oseas de Israel cuando aquella nación se apartó de la Palabra de Dios y cayó en la apostasía: “Porque es viento lo que siguen sembrando, y un viento de tempestad es lo que segarán.”—Ose. 8:7.
Enterrando el pasado
● Treinta años después de la II Guerra Mundial, hay quienes aceptan honradamente responsabilidad por vidas que se perdieron entonces. Otros prefieren esconder sus hechos.
Un maestro japonés recientemente rehusó una invitación a la primera reunión de ex-estudiantes a quienes enseñó hace más de treinta años. Escribió al “Daily Yomiuri” de Tokio que “me he sentido imperdonablemente responsable por la educación militar con que los adoctriné cuando eran alumnos de quinto año de primaria a mi cargo,” dijo. “Pensé que no tenía ningún derecho moral a presentarme ante mis ex-alumnos.”
En notable contraste, la Conferencia Nacional de Obispos Católicos recientemente impuso la supresión de un libro publicado por el Concilio Nacional de Legos Católicos. ¿Por qué? Porque entre otras cosas, el libro, “Una cuestión de valores,” planteaba preguntas escrutadoras acerca del propio papel de la Iglesia en ese conflicto mundial. Preguntaba: “¿Dónde estaba la iglesia cuando el fascismo y el nazismo adquirían fuerza en Europa? ¿Dónde estaba cuando los judíos estaban siendo recogidos y enviados a la extinción en vagones para ganado?”
Evidentemente los obispos prefieren tratar tales preguntas a la manera del que esconde el polvo debajo de la alfombra. Se quejó el cardenal Krol de Filadelfia: “No es la clase de material que pudiera usarse para considerarlo.”