De nuestros lectores

La diplejía espástica

Solo seis días antes que me llegara el número del 8 de agosto de 1982 de esta revista, los médicos nos dijeron, a mi esposo y a mí, que nuestra hija menor (de dieciséis meses de edad) padecía de una enfermedad del aparato nervioso, que también le afectaba los músculos. Nos dicen que ella jamás caminará, que ni siquiera podrá pararse, y que la enfermedad es fatal. El artículo “Va a ser un muchachito” realmente me ha proporcionado consuelo al mostrarme que, con la ayuda de Jehová, nuestra familia también puede encararse a tales pruebas. Les doy las gracias por el artículo tan oportuno, que se publicó cuando necesitaba estímulo adicional.

L. M., Luisiana

Queremos expresar nuestro agradecimiento por el artículo “Va a ser un muchachito”. Para nosotros, éste fue especialmente conmovedor porque nuestra hijita sufre de diplejía espástica. Si algún día tengo que enfrentarme a una situación como ésa, espero que pueda responder con la misma convicción. Tuvimos la dicha de hallar a un médico que diagnosticó la causa de los problemas de nuestra hija cuando ella apenas tenía cuatro semanas de nacida. Cuando cumplió once semanas, se pudo comenzar la terapia para desarrollar el aparato nervioso. Ella ha ido mejorando a paso continuo y sorprendente, y pronto cumplirá un año de edad. Nos conmueve mucho saber que otros no han tenido un resultado tan agradable. Pero tenemos fe en que Dios ve todo y que a su debido tiempo él rectificará plenamente todos los asuntos.

D. N., California

Les escribo para expresarles mi aprecio por el artículo “Va a ser un muchachito”. Mi esposo y yo tenemos dos hijitas minusválidas, quienes tienen dos y cuatro años de edad respectivamente, y sé exactamente cómo se sintió la madre cuando citó 1 Corintios 13:8: “El amor nunca falla”. A veces las cosas sí se ponen muy difíciles, y ha habido días en que me he preguntado de dónde voy a sacar las fuerzas para seguir adelante; pero sencillamente recuerdo las palabras de Jehová registradas en Isaías 41:10, 13 y agradezco profundamente que adoro a un Dios que cumple con sus promesas.

A. T., Escocia

Jamás he leído un artículo tan conmovedor como el que se intitula “Va a ser un muchachito”. Pedí en oración que Jehová Dios bendijera a los padres del pequeño Sasha por el amor, la paciencia y la bondad que ellos desplegaron para con su querido hijito. Yo también espero ver a Sasha en el nuevo orden cuando Jehová lo restaure a salud perfecta.

K. F., Inglaterra

Tengo doce años de edad. Cuando mi mamá y yo leímos el artículo “Va a ser un muchachito”, tanto ella como yo nos pusimos a llorar. Esto muestra que, aunque no conocemos a las personas de quienes se habló en esta experiencia, nos condolemos de ellas. Esperamos que algún día, en el futuro cercano, ellas vuelvan a ver a su querido hijito, cuando la gente ya no tenga que morir.

C. K., Nueva Jersey

“¡Tan solo quiero un empleo!”

Muchísimas gracias por el artículo “¡Tan solo quiero un empleo!” (22 de septiembre de 1982). Las sugerencias prácticas fueron sumamente útiles. A menudo estoy con otros jóvenes de mi edad, quienes pronto se encararán al problema. Estoy seguro de que en casos como ése podré valerme muy bien de esta revista. Nuevamente, muchas gracias.

N. S., Alemania