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¡Despertad! 1996
g96 22/9 págs. 18-20

¿Qué puede hacerse para salvar los arrecifes coralinos?

MUCHOS científicos de todo el mundo creen que el calentamiento de la Tierra es una realidad y que irá de mal en peor a medida que los países en vías de desarrollo se industrialicen. Todos los años se expelen a la atmósfera unos tres mil millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO⁠2) procedentes de la quema, con fines energéticos, de combustibles —como el carbón, el petróleo y la madera— y de la deforestación ocasionada por incendios. Según algunos científicos, el llamado efecto invernadero, causado por los gases emanados de la quema de combustibles, amenaza con aumentar la temperatura de la atmósfera de 1,5 a 4,5 grados Celsius para mediados del próximo siglo. Este aumento de temperatura podría ser fatal para los corales y el resto del ecosistema de los arrecifes.

Por otra parte, la muerte de los arrecifes coralinos también tendría efectos adversos en la vida terrestre. La revista Natural History dijo: “Los arrecifes coralinos, no obstante, desempeñan un papel clave en el ámbito del efecto invernadero y pueden ser tan importantes como las pluviselvas tropicales en lo que respecta a reducir los gases que producen el efecto invernadero. Al depositar carbonato cálcico para formar sus esqueletos, los corales eliminan un gran volumen de CO⁠2 de los océanos. Sin zooxantelas [las algas simbiontes del coral], se reduce drásticamente la cantidad de dióxido de carbono que los corales metabolizan. Resulta irónico, pero al dañarse este ecosistema submarino podría acelerarse el mismo proceso que precipita su desaparición”.

Algunos científicos creen que hay otros gases, también liberados por combustión, que contribuyen al efecto invernadero: el óxido nitroso y los clorofluorocarbonos (CFC). De hecho, una molécula de CFC es 20.000 veces más eficiente en atrapar el calor que una molécula de CO⁠2. También se señala a los CFC como la causa principal de la reducción de la capa de ozono, la cual protege la vida terrestre de los nocivos rayos ultravioletas. Tanto en el polo Norte como en el Sur, la capa de ozono se ha reducido tanto que han aparecido agujeros. Esa es otra mala noticia para los corales. Se han realizado experimentos con minúsculos arrecifes coralinos ya afectados por el calentamiento del agua; al exponérseles a un poco más de luz ultravioleta se descubrió que la decoloración se agravaba. La revista Investigación y Ciencia publicó este pesaroso comentario: “Aun cuando las emisiones de halocarburos [clorofluorocarbonos] cesaran hoy mismo, las reacciones químicas que producen la destrucción del ozono estratosférico continuarían durante al menos un siglo. La razón es sencilla: los compuestos permanecen en la atmósfera todo ese tiempo, y proseguirían difundiéndose hasta la estratosfera desde su reserva troposférica mucho después de que hubieran cesado las emisiones”.

En el plano individual, todos podemos obrar de manera responsable no ensuciando el mar ni las regiones costeras con basura o productos contaminantes. Si usted va a un arrecife, siga las instrucciones y no toque ni pise los corales. No arranque ni compre coral de recuerdo. Si navega cerca de arrecifes tropicales, ancle la embarcación en el fondo arenoso o en los amarraderos provistos por las autoridades marinas. No acelere, ni remueva el fondo con la hélice. No vierta al mar las aguas residuales de su embarcación; busque puertos que las acepten. Bill Causey, gerente del Santuario Marino Nacional de Looe Key (Florida, E.U.A.), dijo: “Probablemente sea el hombre quien está creando el problema que causa el desequilibrio. Tenemos que adquirir conciencia de ello a escala mundial. Si continuamos informando a la gente del peligro de perder un importante ecosistema, es posible que logremos cambiar las cosas”.

En el plano regional, se promulgan y hacen respetar leyes para proteger los arrecifes coralinos. El estado de Florida demanda a los propietarios de embarcaciones que dañan los arrecifes. Los dueños de un carguero que destrozó varios acres de coral al encallar en el arrecife, pagaron una multa de 6.000.000 de dólares. Parte del dinero se utilizó para restaurar el hábitat marino. Actualmente, unos biólogos están utilizando adhesivos especiales para reparar corales que fueron dañados por un barco en 1994. A otra compañía se le impuso una multa de 3.200.000 dólares por los daños que causó uno de sus cargueros a un arrecife de Florida. Otros países también imponen sanciones similares. En los puntos de buceo más frecuentados, como las islas Caimanes, en el Caribe, hay zonas delimitadas para bucear. Australia creó el Parque Marino de la Gran Barrera de Arrecifes para controlar las actividades en esa zona. Pero como todos han visto, cuantos más buceadores hay, más daños sufren los arrecifes.

¿Se unirán a la lucha todas las naciones?

En el plano mundial, cunde la alarma entre científicos y dirigentes, quienes concluyen que la solución no puede aportarla una sola nación ni tampoco un grupo de naciones. Las corrientes circulares de aire y agua llevan la contaminación a todas partes del planeta, con el consiguiente impacto en los arrecifes. Ninguna nación tiene jurisdicción fuera de sus aguas territoriales. Los contaminantes vertidos en alta mar con el tiempo llegan a la costa. Se precisa el esfuerzo conjunto de todos los países y una solución a escala mundial.

Seguro que muchas personas sinceras y competentes del mundo seguirán luchando para salvar los imponentes tesoros coralinos de la Tierra. Pero es obvio que se necesita con urgencia un gobierno mundial que se preocupe y vele por el medio ambiente de la Tierra. Afortunadamente, el propio Creador será quien salve el medio ambiente. Cuando Dios creó a los primeros seres humanos, dijo: “Tengan ellos en sujeción los peces del mar [y toda la vida marina]”. (Génesis 1:26.) Como Dios no trató de modo abusivo la vida marina, con aquellas palabras obviamente quiso indicar que el hombre debía cuidar del medio ambiente. La Biblia predice: “Hay nuevos cielos [el Reino celestial de Dios] y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar”. (2 Pedro 3:13.) En el futuro cercano, este gobierno celestial limpiará por completo la contaminada Tierra, océanos incluidos. Entonces, los ciudadanos del Reino de Dios cuidarán y gozarán a cabalidad de los hermosos mares y los habitantes que los pueblan.

[Ilustraciones de las páginas 18 y 19]

Fondo: Hermoso arrecife coralino del océano Pacífico, cerca de Fiji

Recuadros: 1. Primer plano de un pez payaso, 2. coral con forma de mesa, 3. camarón limpiador en un coral

[Reconocimiento]

Fondo de la página 18: Fiji Visitors Bureau

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