Líderes eclesiásticos en un dilema
DURANTE la última parte de 1955 el Sínodo Northwest de la Iglesia luterana unida de América celebró tres juicios de herejía en los que estuvieron envueltos los clérigos Crist, Gerberding y Wrigley. Respecto al primero de éstos la prensa pública informó que Crist negaba que Adán fuera culpable de la condición pecaminosa del hombre, decía que Dios no contesta las oraciones, que la oración posee sólo esa fuerza espiritual que anima al solicitante a ayudarse a sí mismo o a rendir servicio activo a otros, negaba que Jesús hubiera nacido de una virgen, negaba la resurrección y ascensión de Cristo, y sacaba explicaciones tan naturalistas para los milagros de Jesucristo como la siguiente, respecto a los milagros de alimentar a las multitudes con unos cuantos panes y pescados: “Tal vez Él persuadió a los que habían traído su almuerzo a compartirlo con los que no habían traído nada.”
Comentando sobre estos juicios, el semanario no sectario The Christian Century, en su número del 23 de noviembre de 1955, mencionó lo siguiente, entre otras cosas: “Lutero fué un cristiano amplio y volátil, que dijo muchas cosas diferentes de muchas maneras diferentes. . . . [Es] difícil imaginarse que alguien pretenda saber precisamente qué es el luteranismo definitivo. . . . Lo que pasó con Crist y Gerberding y Wrigley es que creyeron lo que se les enseñó en los seminarios luteranos. Y esos seminarios están relacionados con toda la iglesia. De modo que tarde o temprano las autoridades sectarias tendrán que decidir qué se ha de hacer con ejecutivos de sínodo y ministros locales que cometen desafuero contra otros ministros por aceptar éstos con seriedad lo que se les ha enseñado en las escuelas sectarias.”
El director entonces comentó que él abrigaba los mismos sentimientos que estos clérigos, diciendo: “Los demás de nosotros nos quejamos de que los resultados asegurados de la mejor erudición aparentemente nunca llegan a las congregaciones. ¡Poco extraña, cuando la proscripción es el destino de los cuantos que hacen el esfuerzo!” Entonces saca consuelo de las palabras que Reinhold Niebuhr, uno de los teólogos más eminentes de los Estados Unidos y vicepresidente del Seminario Teológico Unión, envió a la congregación de uno de estos pastores, a saber: “Voy a consultar con algunos de mis colegas porque yo creo que los líderes cristianos definitivamente deberían apoyar a estos jóvenes, cuyas enseñanzas de ninguna manera son heréticas, sino que están en conformidad con el grupo principal de convicciones cristianas dentro de la iglesia.”
Así que los “resultados asegurados de la mejor erudición [teológica del siglo veinte]” son las opiniones que Cristo expresó, a saber, no tener fe en la Biblia como Palabra de Dios y no dar más crédito a sus relatos que el que se le daría si hubiesen sido escritos por cualquier novelista o historiador de inteligencia o integridad dudosa. Así se expresa el director de uno de los principales semanarios “cristianos” de los Estados Unidos. Y esto está “en conformidad con el grupo principal de convicciones cristianas,” según el vicepresidente del Seminario Teológico Unión. En realidad hoy día los ‘ciegos guían a los ciegos.’—Mat. 15:14.