El baalismo, antigua religión materialista de Canaán
DURANTE los pasados cincuenta años una ola de pensar religioso materialista ha entrado con ímpetu en la cristiandad. Todas las sectas mayores y menores han sido afectadas por la influencia que este pensar ejerce hacia la apostasía. De hecho, toda la cristiandad se ha puesto las vestiduras del materialismo, dando énfasis a la adquisición de dinero, la adoración del estado en la forma del nacionalismo y el bajar las restricciones en cuanto al sexo. Esto nos hace recordar los días del rey Jehú, cuando en gran medida Israel había apostatado por medio de la religión materialista del baalismo.1 Por esta causa es de interés práctico examinar lo que componía esta antigua religión materialista de Canaán y cómo el practicarla envolvió un sutil lazo satánico a los adoradores de Jehová en Israel.—Jue. 2:3.
Fuera de las muchas referencias bíblicas poco se sabía acerca del baalismo hasta 1929, cuando arqueólogos excavaron el sitio de la antigua ciudad cananea de Ugarit, conocida más tarde como Ras Shamra. Se descubrieron muchos artefactos religiosos y centenares de tablillas de arcilla, parte de una biblioteca, que pertenecían al período de inmediatamente antes de la ocupación israelita de Palestina. Se reconoció al idioma como semítico y al fin se logró su interpretación. El idioma conocido como ugarítico está estrechamente relacionado con el hebreo bíblico y también con el fenicio. De estos documentos se ha hecho posible obtener por primera vez un conocimiento bastante bueno respecto a algunas de las creencias mitológicas de ellos y respecto a cómo practicaban su religión en Canaán.2
LOS DIOSES DE CANAÁN
Ya se sabe que aquellos cananeos paganos tenían a El como dios principal (el en hebreo quiere decir “dios”). En una estela que se halló en Ras Shamra se muestra al dios El sentado en un trono, con el rey de Ugarit presentando una ofrenda delante de él. El dios es representado de edad madura, de apariencia paternal y majestuoso. La esposa de El es Ashera, consejera de los dioses, diosa de la fertilidad representada en símbolo por un poste sagrado. (1 Rey. 18:19, nota c al pie de la página) Para completar la trinidad de dioses principales, El y Ashera tenían un hijo sobresaliente, Baal, al que también se tenía por dios. Baal era un dios de la lluvia y de la tempestad y se le muestra en una estela de Ras Shamra blandiendo una maza en la mano derecha y sujetando en su izquierda la representación de un rayo que termina en una punta de lanza. Un título de Baal es “Zebul [el ensalzado] Señor de la tierra.” Este sin duda ha sobrevivido en el nombre del dios Baal-zebub en 2 Reyes 1:2 y en la referencia a Satanás como Beelzebub en Marcos 3:22. La hermana de Baal es la diosa Anat, a quien se representaba como “la virgen.” Se dice que la esposa de Baal era la diosa Astarot (Astarté), mencionada en Jueces 2:13.
Las tablillas de arcilla que se hallaron en Ras Shamra revelan el Mito de Baal.”3 (Baal en los dialectos cananeos y en hebreo significa “dueño, amo.”) Del registro es obvio que este mito pagano procura representar religiosamente la alternación de las estaciones en Canaán. Se suponía que Baal dominaba la lluvia y de ese modo fecundaba el suelo para que diera a luz vegetación. Puesto que los cananeos dependían enteramente de la regularidad de la lluvia y la vegetación, era desde un punto de vista materialista que ellos consideraban a Baal como un factor excepcionalmente importante. Desde abril hasta el fin de octubre no hay lluvia en Palestina aparte de un chubasco muy de vez en cuando y fuera de tiempo. Pueden crecer solamente aquellas hortalizas y plantas que pueden obtener del copioso rocío de la mañana el agua que necesitan. Hacia fines de octubre comienzan las lluvias y continúan, espasmódicamente, a través del invierno hasta el fin de abril. El invierno, por lo tanto, es una estación de lluvias generales. Muy temprano en la primavera, alrededor de febrero, se siembran los granos, y luego en mayo o junio se cosechan, aunque el tiempo exacto varía con la estación y el sector del país. En abril, como resultado de las lluvias, todo el país está cubierto de vegetación lozana y flores silvestres. Para el fin de mayo esto desaparece, y el campo queda árido salvo por los árboles y espino ocasional que sobrevivan a la estación seca.4
La mente materialista cananea personificaba las fuerzas de la naturaleza para explicar por qué estas cosas debieran de ser así. La Lluvia y la Tempestad (el dios Baal) era muerto cada primavera después de una gran batalla con la Muerte (Mot). Así a través de los meses del verano la Muerte reinaba suprema. ¿Por qué comienzan las lluvias en el otoño? Porque Anat, la hermana de Baal, vence a la muerte, y Baal vuelve a vivir. ¿Por qué hay vegetación lozana en la primavera? Debido al apareamiento de Baal y la Fertilidad, su esposa Astarot.
¿Dónde cuadra con el baalismo el hombre sobre la tierra? Esta religión antigua era una institución pública, un modo de vida de comunidad, más bien que una experiencia individual. Al dios El se le consideraba como la divinidad suprema que gobernaba una sociedad invisible de dioses, mientras que Baal era su primer ministro quien gobernaba una sociedad visible de humanos en imitación de lo que sucedía en la región invisible. También se consideraba que el gran Baal era el total de muchos Baales locales (baalim). La ciudad o comunidad del estado estaba casada con su Baal local y de ese modo se le fecundaba para producir. Los individuos sólo eran parte del grupo entero colectivo sujeto a las fuerzas de Baal. Para ellos Baal era una fuerza verdadera, materialista, dinámica y vigorizadora. Era tal como un marido que ocasiona el cumplimiento sexual y, por decirlo así, “vigoriza” a su esposa. Así el gran dios de ellos Baal podía vigorizar el suelo para producir vegetación y su Baal local podía vigorizar una comunidad viva de hombres y bestias. De ese modo al considerarse la persona colectiva de la ciudad como parte de la personificación de un Baal local mismo, muchas localidades se llamaban por su nombre, tales como Baal-hermón, Baal-meón, etc.5
NACIONALISMO RELIGIOSO
En realidad esto era precursor del nacionalismo moderno. La persona colectiva se representaba como el Baal local del cual los individuos eran una parte, así como el norteamericano particular es parte de la persona colectiva llamada el “Tío Sam” y el inglés particular es parte de “John Bull.” Cada grupo “baal” nacional por alguna razón se cree superior a otros y que es el mejor país bajo el sol. También creen que el concepto que ellos tienen del invisible “el” a quien oran por la victoria y sobre cuyo altar militar sacrifican sus hijos está especialmente interesado en el avance de la sociedad nacional e intereses materiales de ellos. Se apegan a sus características y tradiciones nacionales distintivas, de las cuales se enorgullecen. Estos nacionales extremistas abrigan la idea de que después de la muerte estarán asociados con sus antepasados en sociedades exclusivas nacionales parecidas en la región invisible, es decir, una vez cananeo siempre cananeo, aun en “el otro mundo.”
Muchos nacionalistas modernos se emocionan tanto al ver pasar en parada su pabellón nacional que experimentan una reacción de carne de gallina. En el baalismo esto se considera evidencia de una experiencia religiosa, supuestamente por temor respetuoso a los dioses, el tener lo que los cananeos llamaban “carne de ganso.”6 El baalismo también cree en la inmortalidad humana, que el alma sigue viviendo. De hecho, en el baalismo a los que mueren se les llama elohim (uno de los dioses), y confirma esto la hechicera cananea de Endor que se refirió al Samuel difunto como un “dios.” (1 Sam. 28:13, nota b al pie de la página) Este modo de pensar baalista y nacionalista ha capturado a la mayor parte de la cristiandad hoy. Santiago lo llama correctamente adulterio espiritual con este mundo. Realmente, los cristianos apóstatas se han unido en sentido muy verdadero al Baal moderno.—Sant. 4:4.
Cada ciudad cananea construía su santuario de Baal en honor a su Baal patrón local. Nombraban sacerdotes para conducir la adoración en este santuario y también en sus muchos templetes que se conocían como “altos” en las cimas de cerros vecinos. (2 Rey. 12:3) Una imagen de su dios El o Baal quizás ocupara el templete y se viera ofuscadamente por los adoradores, y cerca del altar afuera se paraba una columna de piedra, el massebah, símbolo fálico del dios. Luego, también, habría un poste sagrado de madera en representación de la diosa Ashera, a quien consideraban la esposa del “el.” Se hacían sacrificios de ofrenda y de comunión en estos templetes. Hasta ofrendaban sacrificios humanos en sus altares. (Sal. 106:37, 38) Aquí también se adoraba a la diosa de la fertilidad, Astarot, la esposa de Baal, por medio de la prostitución en el templo. A los asistentes varones y hembras, ministros para este propósito en estos templetes, los llamaban Kedeshim y Kedeshoth, que significa “personas consagradas.”7
Jehová el Dios de Israel advirtió contra la adoración de Baal y mandó que al entrar en el país la eliminaran los israelitas. (Deu. 7:5, 6) Aun antes de que poseyeran la Tierra Prometida, Satanás indujo a muchos a sucumbir a relaciones sexuales baalistas, a cometer verdadera fornicación física. (Núm. 25:2, 3; 1 Cor. 10:8) Más tarde los israelitas fueron entrampados y se les hizo transigir con el baalismo. Satanás les hizo pensar que podían seguir reconociendo a Jehová como su Dios nacional pero al mismo tiempo deberían ser “realistas” dando alguna atención a las fuerzas materiales que hacían que las cosechas crecieran y los rebaños parieran.
La triste experiencia de Israel al caer víctima al baalismo materialista se ve reproducida hoy en escala mundial por los que pretenden estar sirviendo al Altísimo Dios. Jesucristo aún tiene razón al decir: “Nadie puede ser esclavo a dos señores.” (Mat. 6:24) Hoy día las sectas religiosas de la cristiandad no pueden servir al verdadero Dios del cielo y ser adoradores de Baal al mismo tiempo.
REFERENCIAS
1 2 Rey. 10:20-27; véase Usted puede sobrevivir al Armagedón y entrar en el nuevo mundo de Dios, pág. 275-277.
2 Light from the Ancient Past, 1946, por J. Finegan, pág. 146-148.
3 Ancient Religions, 1950, por V. Ferm, el capítulo acerca de “La religión de los cananeos,” por Teodoro H. Gáster, págs. 135, 136.
4 Biblical Archaeology, 1957, por G. E. Wright, págs. 105-111.
5 Jue. 3:3; Núm. 32:38; 33:7; 2 Sam. 13:23.
6 Ancient Religions, página 119.
7 Man’s Religions, 1949, por J. B. Noss, págs. 493, 495.