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¡Despertad! 1974
g74 22/10 págs. 5-9

La puerta de China comienza a abrirse

CHINA ya no es un ‘dragón durmiente’ en aislamiento. En años recientes ha irrumpido en la escena mundial. Ahora conocida como la República Popular de China, está emergiendo como una “superpotencia” mundial en cierne.

China tiene dentro de sus fronteras una población de 750 a 800 millones de habitantes, la nación más populosa de la Tierra. Debido a esa gran población, una enorme superficie territorial con vastos recursos naturales, y hasta la posesión de armas nucleares y cohetes, la influencia China en los asuntos mundiales continúa creciendo.

Por las dos décadas que siguieron a 1949, el año en que las fuerzas comunistas se apoderaron de la tierra firme, China permaneció en gran parte “cerrada” para visitantes extranjeros. Pero en años recientes, esto ha cambiado. China ha abierto su puerta a la gente de otras naciones. Las observaciones de éstos arrojan luz en cuanto a cómo el país se ha desarrollado en los pasados veinticinco años.

¿Por qué ha sido China una sociedad relativamente “cerrada” o incomunicada por el pasado cuarto de siglo? Una ojeada al pasado nos ayudará a entender esto.

Por siglos China permaneció en un aislamiento casi completo. Pero entonces, en los años 1800, las naciones europeas comenzaron a exigir concesiones en comercio y territorio. En 1839 la Gran Bretaña peleó contra las fuerzas chinas en lo que se llama la “Guerra del opio.” Los ingleses exigieron, y ganaron, el derecho de vender opio a los chinos.

Los siguientes cien años llegaron a ser años de humillación para los chinos. Las potencias extranjeras se dividieron derechos territoriales así como privilegios económicos y políticos. Como dice la Encyclopædia Britannica de 1974:

“En el siglo que precedió a 1950 . . . continuó indefensa mientras las potencias extranjeras poco a poco consumían su territorio y recursos y mientras su pueblo humillado luchaba por la mera subsistencia.

“Aunque se le llamaba un ‘país independiente,’ su estado y condición se parecía al de una colonia extranjera.”

Puesto que en su mayor parte las potencias extranjeras dominantes eran naciones de la cristiandad, la “cultura” que trajeron con ellas era resistida. Esto ayuda a explicar por qué la religión de la cristiandad tuvo tan poco dominio verdadero entre el pueblo chino.

Para un occidental educado en relativa comodidad, un viaje a China en los “días de antaño” podía ser una experiencia desagradable. Un visitante sensitivo era fuertemente impresionado vez tras vez por la pobreza, el hambre y la falta de higiene.

Cuando la revolución comunista triunfó en 1949, se produjo una marejada de reacción. Las organizaciones políticas, religiosas, económicas y sociales que habían venido de Occidente fueron destruidas en su mayor parte. No queriendo más interferencia de parte de las potencias extranjeras, los nuevos gobernantes de China dejaron a su nación en su mayor parte “cerrada” para los extraños, hasta recientemente.

Lo que dicen los visitantes

Las impresiones que ahora llegan de los visitantes a China son singulares en su similitud. Una conclusión típica es la de David Rockefeller, presidente de la junta de directores del Chase Manhattan Bank de Nueva York:

“La economía general y el progreso social son . . . impresionantes. Hace solo 25 años, se dice que el hambre y la pobreza abyecta había sido la regla en vez de la excepción en China. Hoy día, casi todos parecen disfrutar de alimento, ropa y alojamiento adecuados, aunque espartano.

“Las calles y las casas están impecablemente limpias, y el cuidado médico ha mejorado grandemente. Virtualmente se ha eliminado el crimen, la afición a las drogas, la prostitución y las enfermedades venéreas. Por lo general a las puertas no se les echa cerrojo. Se están haciendo progresos rápidos en la agricultura, repoblación forestal, industria y educación académica.”

Semejantemente, el caudillo de la mayoría del Senado de los Estados Unidos Mike Mansfield, declaró:

“Es una China cambiada de la que conocí y visité hace años. No hay mendigos en las calles; la gente parece gozar de buena salud; todos parecen estar trabajando. Hay suficiente alimento y ropa, y se ha desarrollado un sentimiento de pertenecer a la comunidad en lugar de solo el viejo concepto de la familia. . . .

“Han podido mantener una base segura para el presupuesto. No tienen deuda externa; no tienen deuda interna. Solo tienen algunos impuestos. . . .

“No hubo señal de delincuencia entre los jóvenes. Las calles eran seguras, y no había mucha contaminación. No han permitido que sus ríos se contaminen debido al modo prudente en que usan los desperdicios humanos... para abono.”

Después de una extensa visita a China, el escritor Wassily Leontief relató en la revista Atlantic: “El contraste con el mar de miseria y la privación absoluta... en el resto del mundo llamado subdesarrollado es tan extraordinario que es casi increíble.”

Por lo tanto, no parece haber duda de que ha habido un enorme progreso material en China. Muchas de las condiciones más graves de tiempos antiguos parecen haberse remediado hasta cierto grado.

Mucho de lo que se está haciendo en China hoy en día gira en torno del esfuerzo impresionante que se está haciendo en todos los campos de la educación. Saturday Review declara: “Casi todos en la República Popular de China parecen estar envueltos en alguna forma de educación o reeducación.”

China afirma tener aproximadamente 150 millones de estudiantes en la escuela. También hay mucha educación adicional de los adultos que ya trabajan. A menudo hasta las personas jubiladas son “reeducadas.” Y en toda esta educación se da mucho énfasis al conocimiento práctico más bien que al teórico.

Por ejemplo, los niños aprenden a hacer cosas como quitar el corcho de las cápsulas de las botellas para facilitar su recirculación. Se les enseña a limpiar las calles, hacer mandados para los ancianos, o hacer piezas pequeñas que de hecho se usan en la producción de mercaderías.

Las técnicas de enseñanza recalcan la conducta colectiva más bien que el progreso individual. Cuando un visitante a una escuela observó que los bloques para jugar eran demasiado grandes y pesados para que un niño los pudiera usar fácilmente, los maestros chinos exclamaron: “¡Exactamente! Eso fomenta la ayuda mutua.” Así es que, al individuo se le enseña a sumergirse en la muchedumbre.

Después de observar el sistema de educación chino, Saturday Review dijo:

“Los jóvenes están convencidos de que están desempeñando un papel en la creación del futuro de China y del mundo y parecen estar motivados por el concepto de servir más bien que por ganancias personales. A nadie se le considera sin valor; hasta los sordomudos y los lisiados pueden hacer una contribución valiosa a la sociedad.

“Los principios que se les enseñan a los niños se fundan en el orgullo en la nueva China conducida por el presidente Mao, la generosidad, la modestia, una disposición para aprender de otros, la perseverancia ante las dificultades . . .

“Están determinados a evitar el desarrollo de un grupo selecto muy educado sin ninguna función que desempeñar en la sociedad.”

El completo control gubernamental de toda la educación ha producido, entre otras cosas, vastos cambios en la estructura social. El anterior funcionario del Departamento de Estado norteamericano John S. Service, quien había vivido en China por veintiocho años describió una de las metas:

“Uno llega a estar consciente de una actitud prevaleciente. Llámela, si lo prefiere, un espíritu, un ánimo o inclinación. Tal vez la única palabra que la describe mejor es igualitarismo.”

La palabra “igualitarismo” básicamente significa “sostener la igualdad de todos los hombres y mujeres.” El Sr. Service señala que ha tenido el efecto de casi eliminar totalmente las mismísimas severas distinciones de clase de tiempos anteriores. También agrega: “Han pasado los días cuando las mujeres eran miembros subordinados, menoscabados de la sociedad.”

Se dice que el “igualitarismo” existe hasta en el Ejército de Liberación del Pueblo. Se informa que se han abolido las insignias y los títulos de rango, y los uniformes son iguales para todos. El escritor Tillman Durdin dice: “Para combatir las actitudes superiores, los comandantes reciben deberes temporarios como soldados rasos. Todas las divisiones comen la misma comida. Pero, la disciplina es estricta.”

Este esfuerzo de nivelar las diferencias que existían anteriormente debido a la condición social o financiera también se puede ver en el cuidado médico. Se está haciendo un esfuerzo colosal para promover la atención médica para todos, prescindiendo de la posición del individuo. Después de viajar 5.600 kilómetros y examinar las instalaciones médicas de los chinos, un grupo de dieciséis obreros de sanidad norteamericanos concluyó que:

“Al finalizar la gira, estaba claro que la nueva sociedad de China había desarrollado un sistema de atención médica que no sobrepasa ninguna nación no industrial, y que excede a los Estados Unidos en suministrar cuidado médico fundamental y con el potencial de convertirse en el mejor del mundo. . . .

“En contraste con la situación en los Estados Unidos, el cuidado médico en China es un derecho humano, accesible a los 750 millones de chinos, sea que vivan en las zonas rurales o en las ciudades.”

Puesto que los ingresos de los médicos los establece el estado y son estrictamente controlados, actualmente no hay posibilidad de que los médicos se enriquezcan con su trabajo. El dinero no es un factor muy motivador. Concerniente a lo que motiva a los médicos, es de interés lo que dijo el Dr. Victor W. Sidel de Nueva York:

“La cosa más difícil de hacer entender a la gente aquí [en los Estados Unidos] es el sentido de altruismo que uno halla allí [en China]. En los Estados Unidos a uno se le considera como excéntrico si hace algo por otros sin recompensa. Sus motivos se ponen en tela de juicio.

“En la China actual, la gente parece tener este altruismo como una meta principal. A todos se les enseña a ayudarse mutuamente. Eso, a mi parecer, es en lo que se basa toda la medicina.”

Se dice que los costos médicos son extremadamente bajos para los pacientes. Y aun éstos por lo general los paga la fábrica, la comunidad u otra organización en donde trabaja el paciente.

En relación con las enfermedades sociales, los visitantes occidentales han comentado repetidamente que hay muy pocas enfermedades venéreas, afición a las drogas o alcoholismo. ¿Por qué? El Dr. Halfdan Mahler, director general de la Organización Mundial para la Salud, lo atribuye a “un ambiente que uno pudiera tildar de ‘puritanismo.’” Según se informa las relaciones sexuales premaritales o extramaritales son muy raras.

Otro cambio notable observado por los visitantes fue el uso relativamente pequeño de las fuerzas policiales. Y las que se vieron se dice que iban desarmadas, sin siquiera un bastón. A excepción de los hombres y mujeres encargados del tráfico, eran inconspicuos. En la actualidad no parece haber en China las elevadas proporciones de crímenes que existen en otras naciones. El corresponsal Robert P. Martin de U.S. News & World Report declaró: “Esta es una sociedad altamente moral y en donde impera la ley y el orden hasta donde yo he podido ver.”

En cuanto a salarios y precios, los salarios son muy bajos comparados con las normas occidentales. Pero los precios son muy bajos también, y estrechamente controlados, de modo que la inflación no parece constituir un problema como lo es en otras partes. La persona de término medio no parece tener dificultad en obtener los artículos básicos. ¿Y qué hay de los impuestos? El redactor C. L. Sulzberger del Times de Nueva York, declara:

“[China] no cuenta con los impuestos [sobre la renta] para ocuparse de sus operaciones financieras. . . . Los trabajadores no pagan ningún impuesto sobre la renta. Sus salarios son establecidos por el estado y las fábricas pagan todas las ganancias al Gobierno.”

Las ganancias que evidentemente van a parar al gobierno le permiten proveer prácticamente gratis los servicios de sanidad, educación y otros servicios sociales. También se les permite a las mujeres jubilarse a los 55 años de edad y a los hombres a los 60 años de edad. Los que tienen ocupaciones “peligrosas” se jubilan antes. Y se dice que el pago del retiro es aproximadamente el 70 por ciento de los ingresos más elevados de un individuo.

Así, ‘desde la cuna hasta la tumba,’ ahora hay un grado de seguridad material previamente desconocido para la mayoría de la gente común en China. Esa es la opinión general de los visitantes.

¿A qué precio?

Sin embargo, ¿a qué precio se ha realizado todo esto? ¿Qué ha significado en la vida de las masas del pueblo chino?

Puesto que China hoy día está totalmente regimentada, es obvio que el pueblo chino ha tenido que pagar un alto precio en ciertas libertades. Es cierto, el concepto de “libertad” no significaba mucho para los chinos más pobres, puesto que en cierta forma eran “esclavos” económicos de cualquier modo.

No obstante, prescindiendo de cuánto progreso esté haciendo esta gente más pobre bajo el sistema actual, saben que nunca pueden disfrutar de la libertad relativa que desea la mayoría de la gente. Por ejemplo, la gente en China actualmente no tiene la libertad de escoger la clase de literatura que desea leer, la clase de educación que desea recibir, la clase de religión o expresión política que prefiere.

El control del individuo es total. Hay representantes del gobierno en todos los niveles de la sociedad. Hasta hay vigilantes de “calles” o “manzanas” que están al tanto de lo que se hace en cada vecindario. Cualquier idea o acción política, económica o religiosa contraria pronto es aplastada. Las personas que disienten frecuentemente son enviadas a ‘centros de reeducación’ donde se requiere que dediquen mucho tiempo a la autocrítica y al estudio de las obras de Mao Tse-tung y de la ideología comunista.

Los obreros en las fábricas y comunidades tienen sesiones obligatorias para la “educación” en asuntos políticos y de otra índole. Frecuentemente estas reuniones duran largas horas. Los obreros tampoco pueden cambiar de trabajos si así lo desean. El control de la vida es tan rígido que es muy poco lo que se puede hacer sin el permiso de las autoridades.

Además, aunque ha habido una transformación asombrosa en la producción de alimentos, ¿cómo se ha logrado esto? A los campesinos se les quitó cualesquier tierras que hayan poseído y éstas fueron dadas a la comunidad, lo que en realidad significa al estado. La comunidad es una organización agrícola o granja laboral que comprende varios miles de familias. Pero en éstas no existe ningún grado de propiedad privada de la tierra, salvo los lotes muy pequeños que quizás se den a los campesinos para que cultiven algunas hortalizas, en su tiempo libre. Hasta éstos son estrictamente regulados por las autoridades.

Así es que los cambios hechos bajo el gobierno comunista no han sido voluntarios. Han sido impuestos sobre la gente prescindiendo de que los hayan querido o no. De modo que la voluntad del individuo no se consideró importante.

Libertad para adorar a Dios

La libertad de adorar a Dios conforme a la conciencia de uno se reconoce en la mayor parte de las naciones como un derecho básico. Pero actualmente en la China esa libertad, también, está severamente restringida. De hecho, en lo que respecta a influencia o propósito alguno, la mayor parte de las religiones se han eliminado.

Es verdad que uno puede entender la hostilidad que muchos chinos sienten en contra de las religiones de la cristiandad o del budismo o confucianismo. Todas han participado en las intromisiones y opresiones políticas que en tiempos pasados se impusieron sobre China. El clero de esas religiones carga una enorme culpa por su hipocresía e intromisión política que han causado el resentimiento del pueblo chino.

¡Pero, Dios mismo también es hostil a esas religiones y su hipocresía! Y ciertamente él no es responsable por los pecados de ellas, pues han actuado contrario a sus leyes y principios que están claramente declarados en su Palabra, la Santa Biblia. Por esto él les pedirá cuenta.—Mat. 7:21-23; Rev. 17:16, 17.

Sin embargo hay adoración que es verdadera, que obra para el bien de la gente. Personas de toda nacionalidad necesitan esa clase de adoración verdadera. Hace un llamado al corazón de la gente, produciendo cambios genuinos de modo que vivan vidas mejores, pacíficas. Les muestra cómo ser buenos trabajadores y estar en sujeción a la autoridad, no por obligación sino voluntariamente. Les enseña a no entremeterse en la política, ni a trabajar en contra de los intereses de otros, sino a ser honrados, y apegarse a la justicia.

Además, la adoración verdadera dirige la atención de la gente a la maravillosa esperanza de un mundo mejor, uno en el cual se quitará, no solo la pobreza y el hambre, sino también la enfermedad, la angustia y la muerte. Eso significará vida eterna para la gente. Ningún gobierno humano puede prometer esas cosas. Pero Dios ha garantizado ese Nuevo Orden aquí mismo en la Tierra bajo la administración de su gobierno celestial, uno que no será desgarrado por frecuentes rivalidades políticas.—Rev. 21:4; Mat. 6:10.

Es a este reino de Dios que los testigos de Jehová dirigen la atención de la gente. Su mensaje gira en torno de esta brillante esperanza y es muy diferente de las enseñanzas de las religiones que han causado mucho dolor al pueblo chino en el pasado. Las actividades de los testigos de Jehová son bien conocidas y respetadas en muchas otras naciones en las que se complacen en ayudar gratuitamente a las personas que desean aprender acerca de Dios y de sus magníficos propósitos para la humanidad.

Sin embargo a los testigos cristianos de Jehová no se les ha permitido adorar libremente en China. De hecho, han sido perseguidos severamente. Muchos de ellos han sido encarcelados por años. Se les ha prohibido el uso de Biblias y otras maneras de expresar su adoración, tales como el reunirse con otros para el estudio de la Biblia.

Pronto, Dios dará principio a su nuevo orden de justicia. Él hará eso por medio de destruir el entero sistema de cosas que ahora domina a la Tierra, un sistema que ha ocasionado mucho dolor a la gente en todas partes. Prescindiendo de dónde vivan las personas sinceras necesitan aprender acerca de esta maravillosa esperanza. El pueblo chino también lo necesita.

Aunque China recientemente ha abierto su puerta a otras naciones en asuntos sociales, económicos y hasta políticos, ¿abrirá su puerta lo suficiente para permitir que entre la adoración verdadera? ¿Abrirá su puerta para permitir que el pueblo chino participe en la maravillosa esperanza de vida eterna en el justo nuevo orden de Dios? Oramos que lo haga, pero todo el mundo tiene que esperar y ver.

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