La cara oscura de los productos químicos industriales
FUE poco después de la medianoche de un fresco día de diciembre de 1984 cuando se produjo el peor accidente industrial de la historia. Fuera de la república de la India pocas personas conocían el nombre Bhopal, una ciudad industrial de más de 800.000 habitantes ubicada en la región central del país. La población dormía sin ser consciente de los mortíferos acontecimientos que estaban teniendo lugar a tan solo un tiro de piedra de allí.
En la fábrica estadounidense Union Carbide de Bhopal, la presión de un tanque que contenía 45 toneladas de isocianato metílico, un producto químico letal utilizado en la fabricación de pesticidas, comenzó a aumentar peligrosamente. De repente, de una válvula defectuosa empezó a salir una nube de gas venenoso que sembró la muerte y la agonía sobre la tranquila ciudad. Acabó con la vida de más de 2.500 hombres, mujeres y niños. Dejó lisiadas a otras 100.000 personas.
La muerte de miles de animales (búfalos, ganado y perros) dejó los campos cubiertos de cuerpos muertos que obstruyeron las carreteras y calles de la ciudad. Bhopal se convirtió en un crematorio improvisado en el que se quemaron los cuerpos muertos día y noche. Setenta piras funerarias consumieron los cadáveres en sus llamas. Montones de otros cuerpos fueron enterrados en fosas comunes que se cavaron apresuradamente.
Posteriormente, otra catástrofe azotó a Europa, y se la llamó “Bhopal en el Rin”. Un derrame de productos químicos de una planta industrial situada en las cercanías de Basilea (Suiza) arrojó 40 toneladas de desperdicios venenosos en el Rin. Estos desperdicios mataron a cientos de miles de peces y anguilas a medida que “fueron arrastrados por el río a lo largo de la frontera germano-francesa y a través de la región alemana bañada por el Rin y de los Países Bajos hasta desembocar en el mar del Norte”. El editorial de un periódico dijo: “A los suizos se les solía considerar limpios, y a su industria, incluso a la química, segura. Ese tiempo ya ha pasado”.
Los habitantes de Bhopal y las comunidades de la ribera del Rin han sido víctimas de la era tecnológica que se jacta de haber producido más de 66.000 compuestos químicos. Muchos se han producido para facilitarle la vida al hombre, aunque, irónicamente, muchos de ellos son altamente tóxicos y pueden tener efectos secundarios fatales y devastadores, tanto para el ser humano como para todo el sistema biológico. Un experto llamó a estos productos químicos “biocidas”.
Son muchos los productos con nombres largos que pocas personas pueden pronunciar y a los que, por razones prácticas, se denomina con la simbología PCB, DDT, PCDD, PCDF, TCDD, etc. Esta sopa de letras de productos químicos tóxicos es un peligro mortal para el hombre y para los recursos de la Tierra, de los que depende la vida humana. Cada año “se echan al medio ambiente miles y miles de sustancias tóxicas”, dijo un portavoz de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos. Esos desechos amenazan la calidad del aire, de las aguas superficiales y de las subterráneas, y dejan el suelo envenenado por décadas.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos calcula que, tan solo en este país, unos cinco billones y medio de litros de desechos químicos tóxicos llegan a los depósitos de agua subterránea cada año.a Sabiendo que solo un litro de disolvente puede contaminar veinte millones de litros de agua subterránea por encima de los niveles de seguridad, la mente tambalea ante el cálculo de los daños catastróficos que pueden causar cinco billones y medio de litros de productos químicos venenosos.
Debido al vertido indiscriminado de productos químicos y desechos peligrosos, los ríos y arroyos están siendo contaminados. Los peces están muriendo. Los ríos transportan estos productos químicos letales hasta los océanos, de modo que, en algunos lugares en los que en el pasado abundaba la vida submarina, hoy, según el conocido oceanógrafo Jacques Cousteau, ya no se encuentran peces.
La contaminación también amenaza a las aves y a la vida animal terrestre. Ni siquiera los santuarios de la fauna silvestre son una protección. “Diez refugios fáunicos nacionales están contaminados por productos químicos tóxicos y otros setenta y cuatro pueden estar en peligro. El agua contaminada por selenio y otros productos químicos usados en la agricultura ha matado a muchas aves acuáticas del refugio”, dijo The New York Times del 4 de febrero de 1986.
Los expertos no dan muchas esperanzas para el futuro. La rápida disminución de los recursos de la Tierra no termina con la pérdida de terreno cultivable y la contaminación del aire y el agua. ¿Qué está sucediendo con las grandes pluviselvas tropicales que por milenios han levantado sus frondosos brazos a decenas de metros de altura? ¿Corren estas el mismo peligro que los otros recursos de la Tierra que se están agotando ante nuestros ojos? Nos demos cuenta de ello o no, estas exuberantes obras maestras de Jehová afectan nuestra propia vida, como se muestra en el siguiente artículo.
[Nota a pie de página]
a 1 litro = 0,26 galones