BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • Una asociación de hermanos
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 3

      Una asociación de hermanos

      ¿Es posible que millones de personas de todas las naciones y lenguas puedan trabajar juntas como una verdadera asociación de hermanos?

      La historia moderna de los testigos de Jehová contesta con un resonante ¡Sí! Esta sección (los capítulos 15 a 21) explica cómo funciona su organización. Muestra el celo con que proclaman el Reino de Dios y el amor que manifiestan al trabajar juntos y al cuidar unos de otros en tiempos de crisis.

  • Desarrollo estructural de la organización
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 15

      Desarrollo estructural de la organización

      EL FUNCIONAMIENTO de la organización de los testigos de Jehová ha experimentado grandes cambios desde que Charles Taze Russell y sus colaboradores empezaron a estudiar la Biblia juntos en 1870. Cuando los primeros Estudiantes de la Biblia eran solo un grupo pequeño, difícilmente podía verlos la gente como una organización. Sin embargo, hoy, cuando la gente observa las congregaciones de los testigos de Jehová, sus asambleas y su predicación de las buenas nuevas en más de doscientos países, se maravilla de lo bien que funciona la organización. ¿Cómo se desarrolló?

      Los Estudiantes de la Biblia tenían muchos deseos de entender no solo las doctrinas bíblicas, sino también cómo se debería servir a Dios, en armonía con lo que indicaban las Escrituras. Sabían que la Biblia no apoyaba la idea de un clero con títulos y una clase laica a la cual dirigiera el clero su predicación. El hermano Russell estaba resuelto a evitar que existiera una clase clerical entre ellos.a En las columnas de la Watch Tower se recordaba con frecuencia a los lectores que Jesús había dicho a sus seguidores: “Su Caudillo es uno, el Cristo”, pero “todos ustedes son hermanos”. (Mat. 23:8, 10.)

      Primera asociación de Estudiantes de la Biblia

      Los lectores de la revista Watch Tower y de publicaciones relacionadas vieron pronto que para agradar a Dios tenían que cortar su conexión con toda iglesia que fuera infiel a Dios al anteponer credos y tradiciones de hombres a Su Palabra escrita. (2 Cor. 6:14-18.) Pero después de separarse de las iglesias de la cristiandad, ¿adónde fueron?

      En un artículo titulado “La Ecclesia”,b el hermano Russell indicó que la Iglesia verdadera, la congregación cristiana, no es una organización de miembros que hayan aprobado y den apoyo activo a credos de origen humano y que tengan sus nombres anotados en un registro eclesiástico. Más bien, explicó que se compone de personas que han “consagrado” (o dedicado) su tiempo, talentos y vida a Dios, y que esperan participar en el Reino celestial con Cristo. Dijo que estos son cristianos a quienes unen lazos de amor cristiano e interés común, que responden a la dirección del espíritu de Dios y se someten a la jefatura de Cristo. El hermano Russell no estaba interesado en establecer otro arreglo, y se oponía firmemente a contribuir de modo alguno al sectarismo que existía entre los que afirmaban ser cristianos.

      A la vez, reconocía plenamente la importancia de que los siervos del Señor se reunieran, en armonía con el consejo de Hebreos 10:23-25. Él mismo viajaba para visitar y fortalecer a los lectores de la Watch Tower y relacionarlos con otros de la misma zona que pensaran de manera similar. A principios de 1881 pidió que los que se reunían con regularidad notificaran a la oficina de la Sociedad Watch Tower dónde celebraban aquellas reuniones. Vio lo valioso que era mantenerlos comunicados entre sí.

      Sin embargo, el hermano Russell recalcó que no estaban tratando de establecer una “organización terrestre”. Más bien, dijo: “Nos adherimos únicamente a esa organización celestial, ‘cuyos nombres están escritos en el cielo’. (Heb. 12:23; Luc. 10:20.)”. A causa de la escandalosa historia de la cristiandad, cualquier referencia a una “organización eclesiástica” por lo general recordaba el sectarismo, la dominación del clero y miembros que se adherían a credos formulados por un concilio religioso. Eso hizo que el hermano Russell pensara que al referirse a sí mismos era más conveniente que los Estudiantes de la Biblia emplearan el término “asociación”.

      Estaba bien al tanto de que los apóstoles de Cristo habían formado congregaciones y nombrado ancianos en cada una. Sin embargo, creía que Cristo estaba presente de nuevo, aunque de forma invisible, y que estaba dirigiendo personalmente la siega o recolección final de los que serían herederos con él. Al principio, en vista de las circunstancias, le pareció que durante el tiempo de la siega no se necesitaba el sistema de ancianos que había existido en las congregaciones cristianas del siglo primero.

      No obstante, cuando aumentó la cantidad de los Estudiantes de la Biblia, el hermano Russell se dio cuenta de que el Señor estaba dirigiendo las cosas de manera diferente a lo que él había pensado. Se requería un ajuste de punto de vista. Pero ¿sobre qué base?

      Se satisfacen las necesidades de la creciente asociación

      La Watch Tower del 15 de noviembre de 1895 se dedicó casi en su totalidad a tratar el asunto de actuar “Decentemente y con orden”. El hermano Russell reconoció con franqueza: “Los apóstoles dieron mucho consejo a la Iglesia primitiva respecto al orden en las reuniones de los santos; y al parecer hemos descuidado algo la aplicación de ese consejo sabio, pues nos parecía de menor importancia al considerar lo cerca que está la Iglesia del fin de su carrera y que la siega es un tiempo de separación”. ¿Qué les impulsó a analizar de nuevo aquel consejo?

      El artículo señalaba cuatro circunstancias: 1) Era obvio que el crecimiento espiritual de las personas difería. No todas podían encararse de igual manera con las tentaciones, las pruebas, las dificultades y los peligros. Había, pues, necesidad de superintendentes sabios y discretos, hombres experimentados y hábiles que se interesaran profundamente en el bienestar espiritual de todos, y que pudieran instruir en la verdad. 2) Se había percibido que el rebaño necesitaba protección de los ‘lobos vestidos de ovejas’. (Mat. 7:15, VA.) Había que fortalecer al rebaño ayudándole a conocer la verdad a fondo. 3) La experiencia había mostrado que si no se nombraban ancianos que protegieran el rebaño, algunos se apoderarían de aquella posición y lo verían como posesión suya. 4) Por falta de un sistema organizado, pudiera ser que se rechazaran los servicios de personas leales a la verdad debido a la influencia de unos pocos que no concordaran con ellas.

      A la luz de estos factores, la Watch Tower dijo: “No vacilamos en recomendar a las Iglesiasc de todas partes, sean grandes o pequeñas, el consejo apostólico de que en toda compañía se escojan ancianos de entre sus miembros para que ‘alimenten’ y ‘supervisen’ el rebaño”. (Hech. 14:21-23; 20:17, 28.) Las congregaciones locales siguieron este sabio consejo bíblico. Con ese paso importante se daba a la congregación una estructura conforme a la que existía en los días de los apóstoles.

      Sin embargo, según lo entendían entonces, la selección de ancianos y diáconos que les ayudaran se hacía mediante el voto de la congregación. Anualmente, o con más frecuencia si era necesario, se estudiaban las aptitudes de los que pudieran servir, y se votaba. Era básicamente un procedimiento democrático, pero con limitaciones que funcionaban como salvaguarda. Se instaba a toda la congregación a repasar con detenimiento los requisitos bíblicos y a expresar por medio del voto, no su opinión personal, sino lo que creían que era la voluntad del Señor. Puesto que solo los que estaban “plenamente consagrados” podían votar, se consideraba su voto colectivo, guiado por la Palabra y el espíritu del Señor, como la expresión de Su voluntad al respecto. Aunque quizás el hermano Russell no estuviera plenamente al tanto de ello, puede que la razón de recomendar aquel procedimiento se debiera hasta cierto grado, no solo a que él estuviera decidido a evitar todo lo que diera la impresión de ser una clase clerical exaltada, sino también a sus propios antecedentes en la Iglesia Congregacional siendo aún adolescente.

      Cuando en el tomo de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio) titulado The New Creation (La nueva creación, publicado en 1904), se explicó de nuevo en detalle el papel de los ancianos y cómo deberían seleccionarse, se dio atención especial a Hechos 14:23. Se citaron concordancias compiladas por James Strong y Robert Young como autoridades para traducir la declaración “habiéndoles ordenado ancianos” (VA) por “habiéndoles elegido ancianos levantando las manos”.d Algunas traducciones de la Biblia dicen incluso que los ancianos eran ‘nombrados por votación’ (Literal Translation of the Holy Bible, de Young; Emphasised Bible, de Rotherham). No obstante, ¿quiénes deberían votar?

      Adoptar el parecer de que toda la congregación debía votar no produjo siempre los resultados esperados. Los que votaban tenían que ser personas “plenamente consagradas”, y algunos de los que eran elegidos satisfacían realmente los requisitos y servían con humildad a sus hermanos. Pero a menudo la votación reflejaba preferencia personal, más bien que la dirección de la Palabra y el espíritu de Dios. Así, en Halle (Alemania), cuando algunos que pensaban que debían ser ancianos no consiguieron el puesto deseado, causaron mucha disensión. En Barmen (Alemania), entre los candidatos de 1927 hubo hombres que se oponían a la obra de la Sociedad, y a la hora de la elección hubo mucho griterío cuando se levantaron las manos. Fue necesario hacer la votación de forma secreta.

      En 1916, unos años antes de estos incidentes, el hermano Russell había escrito muy preocupado: “En algunas Clases reina una situación horrible a la hora de la elección. Los siervos de la Iglesia tratan de hacerse gobernantes, dictadores; a veces hasta presiden con el propósito obvio de asegurarse de que ellos y sus amigos allegados sean elegidos Ancianos y Diáconos. [...] Otros tratan de aprovecharse de la Clase con sigilo haciendo que la elección se efectúe en algún momento especialmente propicio para ellos y para sus amigos. Otros tratan de llenar el sitio de reunión con sus amigos, y traen a personas relativamente extrañas que no piensan asistir regularmente a la Clase, pero que vienen solo para votar por sus amigos en acto de solidaridad”.

      ¿Se trataba simplemente de que tenían que aprender a tener elecciones democráticas más tranquilas, o había algo en la Palabra de Dios que no habían llegado a entender aún?

      Se organizan para predicar las buenas nuevas

      Desde muy temprano el hermano Russell comprendió que la evangelización era una de las responsabilidades más importantes de los miembros de la congregación cristiana. (1 Ped. 2:9.) La Watch Tower explicó que no era solo a Jesús, sino también a sus seguidores ungidos por espíritu a quienes se aplicaban las palabras proféticas de Isaías 61:1, a saber: “Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas” (o, como vierte la versión Nácar-Colunga la cita que hizo Jesús de este pasaje, “me ungió para evangelizar”). (Luc. 4:18.)

      Ya para 1881 la Watch Tower publicó el aviso “Se solicitan 1.000 predicadores”. Esta fue una llamada dirigida a todos los miembros de la congregación para que emplearan el tiempo que pudieran (fuera media hora, una, dos o tres horas) en esparcir la verdad bíblica. Se animaba a hombres y mujeres que no tuvieran a nadie que dependiera de ellos y que pudieran dar la mitad o más de su tiempo exclusivamente a la obra del Señor, a emprender la obra de repartidor de literatura bíblica como evangelizadores. La cantidad oscilaba bastante de un año a otro, pero para 1885 ya había unos trescientos sirviendo de repartidores. Otros también colaboraron en aquella obra, pero a un grado más limitado. Se daban sugerencias sobre cómo podía el repartidor efectuar su trabajo. No obstante, el campo era inmenso, y, por lo menos al comienzo, ellos mismos escogían su territorio e iban de un lugar a otro según les parecía. Después, cuando se reunían en las asambleas, hacían los ajustes necesarios para coordinar sus esfuerzos.

      El mismo año en que comenzó la obra de los repartidores, el hermano Russell hizo que se imprimieran varios tratados (o folletos) para distribuirlos de manera gratuita. Un folleto sobresaliente fue Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), del cual se distribuyeron 1.200.000 ejemplares en los primeros cuatro meses. La Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados Torre del Vigía de Sión) se formó con el propósito de dar atención a los detalles necesarios para organizar la impresión y distribución de estas publicaciones. Para evitar que se interrumpiera la obra si moría el hermano Russell, y para facilitar la administración de las donaciones que se emplearían en la obra, él registró legalmente la Sociedad el 15 de diciembre de 1884. Así se creó una agencia legal necesaria.

      Según surgió la necesidad, se establecieron sucursales de la Sociedad Watch Tower en otros países. La primera de ellas, en Londres (Inglaterra) el 23 de abril de 1900. Se fundó otra en Elberfeld (Alemania) en 1902. Dos años después, se abrió una sucursal en Melbourne (Australia), en el otro extremo de la Tierra. Para el tiempo de escribirse este libro hay 99 sucursales en todo el mundo.

      Aunque se estaba organizando lo necesario para suministrar grandes cantidades de literatura bíblica, al principio se dejó que las congregaciones planificaran localmente su distribución pública. En una carta con fecha del 16 de marzo de 1900, el hermano Russell expresó cómo veía aquel asunto. La carta, dirigida a “Alexander M. Graham, y a la Iglesia de Boston (Massachusetts)”, decía: “Como todos ustedes saben, es mi intención dejar que cada compañía del pueblo del Señor administre sus propios asuntos, según su propio juicio; ofreceré sugerencias, pero no con el propósito de interferir, sino simplemente a modo de consejo”. Esto no abarcaba solamente sus reuniones, sino también su manera de efectuar el ministerio en el campo. Así, después de ofrecer a los hermanos algún consejo práctico, concluyó con el comentario: “Esto es sencillamente una sugerencia”.

      Algunas actividades requerían que la Sociedad diera más dirección. Respecto a la exhibición del “Foto-Drama de la Creación”, se dejó a cada congregación que determinara si quería y podía alquilar un teatro u otro local para presentarlo. Sin embargo, había que transportar equipo de una ciudad a otra y tener en cuenta los horarios; con relación a esto, pues, la Sociedad suministró dirección centralizada. Se instó a cada congregación a tener un Comité para el Drama que se encargara de los preparativos locales. Pero un superintendente enviado por la Sociedad daba atención cuidadosa a los detalles y se aseguraba de que todo funcionara sin contratiempos.

      Mientras transcurrían los años 1914 y 1915, aquellos cristianos ungidos por espíritu esperaban con anhelo ver realizada su esperanza celestial. A la misma vez, se les estimulaba a mantenerse ocupados en el servicio del Señor. Aunque creían que les quedaba muy poco tiempo en la carne, quedó patente que para efectuar de forma ordenada la predicación de las buenas nuevas necesitaban más dirección que cuando eran solo unos cientos. Esa dirección cambió de aspecto poco después de la elección de J. F. Rutherford como segundo presidente de la Sociedad Watch Tower. El número del 1 de marzo de 1917 de The Watch Tower anunció que, en lo sucesivo, la oficina de la Sociedad asignaría todo el territorio en que trabajarían los repartidores de literatura y los obreros pastoralese de las congregaciones. En lugares donde tanto repartidores como trabajadores locales participaban en el servicio del campo en la misma ciudad o condado, un comité de distrito nombrado en la localidad se encargaba de dividir el territorio entre ellos. Este método contribuyó a que en pocos meses —entre 1917 y 1918— se efectuara una campaña de distribución del libro The Finished Mystery (El misterio terminado) verdaderamente sobresaliente. También ayudó a lograr una distribución relámpago de 10.000.000 de ejemplares de un tratado que analizaba el tema de “La caída de Babilonia”.

      Poco después, miembros del personal administrativo de la Sociedad fueron arrestados, y el 21 de junio de 1918 fueron sentenciados a veinte años de cárcel. La predicación de las buenas nuevas casi se paralizó. ¿Sería entonces cuando por fin se les uniría al Señor en la gloria celestial?

      Unos meses más tarde terminó la guerra. Los representantes de la Sociedad fueron puestos en libertad al año siguiente. Seguían en cuerpos carnales. Aquello no era lo que habían esperado, pero llegaron a la conclusión de que Dios todavía tenía trabajo para ellos aquí en la Tierra.

      Su fe acababa de pasar por pruebas severas. Sin embargo, en 1919 The Watch Tower les fortaleció con estimulantes estudios bíblicos sobre el tema “Benditos son los intrépidos”. A estos les siguió el artículo “Oportunidades de servicio”. Pero los hermanos no se imaginaban los cambios extraordinarios que tendrían lugar en la organización en las décadas siguientes.

      Un ejemplo adecuado para el rebaño

      El hermano Rutherford reconocía que para que la obra siguiera progresando con orden y unidad, sin importar el poco tiempo que quedara, era fundamental que se diera el ejemplo adecuado al rebaño. Jesús había comparado a sus seguidores a ovejas, y estas siguen a su pastor. Por supuesto, Jesús mismo es el Pastor Excelente, pero también utiliza a ancianos como subpastores de su pueblo. (1 Ped. 5:1-3.) Esos ancianos deben ser hombres que participen en la obra asignada por Jesús y que animen a otros a hacer lo mismo. Deben tener un espíritu de evangelizador. Sin embargo, cuando se distribuyó el libro The Finished Mystery algunos ancianos se habían retraído de participar en aquella obra; algunos hasta habían instado abiertamente a otros a no participar en ella.

      En 1919 se dio un paso de gran importancia para corregir esa situación cuando se comenzó a publicar la revista The Golden Age (La Edad de Oro). Aquella revista se convertiría en un poderoso instrumento para dar a conocer el Reino de Dios como la única solución duradera para los problemas de la humanidad. Se invitó a todas las congregaciones que desearan participar en aquella actividad a solicitar que la Sociedad las registrara como una “organización de servicio”. Después la Sociedad nombró un director, o director de servicio como se le llegó a conocer, que no estaba sujeto a elecciones anuales.f Como representante local de la Sociedad su función era organizar la obra, asignar el territorio y animar a la congregación a participar en el servicio del campo. Así, pues, lado a lado con los ancianos y diáconos elegidos democráticamente comenzó a funcionar otro sistema de organización, uno que reconocía una autoridad fuera de la congregación local para hacer nombramientos y que ponía más énfasis en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.g

      En los años que siguieron, la obra de proclamar el Reino recibió un fuerte impulso, como procedente de una fuerza irresistible. Los sucesos ocurridos en 1914, y de ahí en adelante, habían demostrado que se estaba cumpliendo la gran profecía en la que el Señor Jesucristo describió la conclusión del viejo sistema de cosas. En vista de aquello, en 1920 The Watch Tower indicó que, como se predijo en Mateo 24:14, había llegado el tiempo de proclamar las buenas nuevas sobre “el fin del viejo orden de cosas y el establecimiento del reino del Mesías”.h (Mat. 24:3-14.) Después de asistir a la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), en 1922, los concurrentes regresaron a sus hogares con el lema “Anuncien, anuncien, anuncien, al Rey y su reino” resonando en sus oídos. En 1931 se hizo aún más claro el papel que debían desempeñar los cristianos cuando se adoptó el nombre de testigos de Jehová.

      Quedó patente que Jehová había asignado a sus siervos un trabajo en el que todos podían participar. La respuesta fue entusiástica. Muchos hicieron grandes ajustes en su vida para entregarse de tiempo completo a aquella labor. Hasta entre los que dedicaban solo parte de su tiempo, una buena cantidad pasaba días completos en el servicio del campo durante los fines de semana. En respuesta al estímulo que dio The Watchtower y el Informant (Informador), durante 1938 y 1939 muchos testigos de Jehová se esforzaron concienzudamente por dedicar sesenta horas al servicio del campo cada mes.

      Entre aquellos Testigos celosos hubo muchos siervos de Jehová humildes y dedicados que eran ancianos de las congregaciones. No obstante, en algunos lugares durante los años veinte y principios de los treinta hubo una considerable oposición a la idea de que todos debían participar en el servicio del campo. A menudo los ancianos elegidos de forma democrática se expresaban abiertamente en contra de lo que La Torre del Vigía decía en cuanto a la responsabilidad de predicar a los que no eran parte de la congregación. El que se negaran a escuchar lo que el espíritu de Dios decía sobre esto a la congregación mediante las Santas Escrituras estorbaba el fluir del espíritu de Dios en aquellos grupos. (Rev. 2:5, 7.)

      En 1932 se dieron pasos para corregir esa situación. Lo que se tuvo en cuenta principalmente no era si se ofendería a ciertos ancianos prominentes o si se apartarían algunos de los que se asociaban con las congregaciones. Más bien, el deseo de los hermanos era agradar a Jehová y hacer su voluntad. Con ese fin, La Torre del Vigía de diciembre de 1932 y enero de 1933 (15 de agosto y 1 de septiembre de 1932, en inglés) analizó el tema: “La organización de Jehová”.

      Aquellos artículos mostraron con claridad que todos los que realmente eran parte de la organización de Jehová hacían la obra que su Palabra indicaba que tenía que hacerse durante este tiempo. Los artículos explicaban que el puesto de anciano no era un cargo para el que se pudiera elegir a alguien, sino una condición que se alcanzaba por madurez espiritual. Se dio énfasis especial al hecho de que Jesús oró que sus seguidores ‘fueran uno’, que estuvieran en unión con Dios y Cristo y, así, hacer la voluntad de Dios en unidad. (Juan 17:21.) ¿Qué resultado tendría esto? El segundo artículo contestó que “cada uno del resto tiene que ser testigo del nombre y [del] reino de Jehová Dios”. La supervisión no debía confiarse a los que no participaran a un grado razonable en la testificación pública o se negaran a hacerlo.

      Al finalizar el estudio de aquellos artículos, se invitó a las congregaciones a presentar una resolución indicando que concordaban. De ese modo se eliminaron las elecciones que se efectuaban anualmente en las congregaciones para escoger ancianos y diáconos. En Belfast (Irlanda del Norte), como en otras partes, algunos “ancianos electivos” abandonaron la organización; otros que compartían sus puntos de vista se fueron con ellos. Como resultado hubo una disminución en número, pero al mismo tiempo un fortalecimiento de toda la organización. Los que permanecieron estaban dispuestos a cargar con la responsabilidad cristiana de testificar. En vez de votar para elegir ancianos, las congregaciones —todavía por métodos democráticos— seleccionaban un comité de servicioi compuesto de hombres maduros espiritualmente que participaban de forma activa en la testificación pública. Los miembros de la congregación también elegían por votación un presidente para sus reuniones así como un secretario y un tesorero. Todos estos eran testigos de Jehová activos.

      La obra prosiguió entonces con menos dificultades ya que las congregaciones eran supervisadas por hombres que no estaban interesados en puestos, sino en hacer la obra de Dios —hablar de su nombre y su Reino— y que daban buen ejemplo al participar en ella. Aunque no lo sabían entonces, aún quedaba mucho por hacer, dar un testimonio mucho mayor del que se había dado hasta entonces y efectuar una recolección que no habían esperado. (Isa. 55:5.) Obviamente Jehová los estaba preparando para ello.

      Algunos que tenían la esperanza de vivir eternamente en la Tierra comenzaban a unirse a ellos.j Sin embargo, la Biblia predijo la recolección de una gran muchedumbre que esperaba sobrevivir a la venidera gran tribulación. (Rev. 7:9-14.) En 1935 se aclaró la identidad de la gran muchedumbre. Los cambios que se hicieron en los años treinta, relacionados con la selección de superintendentes, prepararon mejor a la organización para la obra de recoger, enseñar y adiestrar a esas personas.

      Para la mayoría de los testigos de Jehová fue emocionante este aumento de la obra. Su ministerio del campo adquirió nuevo significado. Sin embargo, algunos no estaban dispuestos a predicar. Se retraían y trataban de justificar su inactividad diciendo que no se recogería a una gran muchedumbre sino hasta después del Armagedón. Sin embargo, la mayoría percibió que esta era una nueva oportunidad de manifestar su lealtad a Jehová y su amor al prójimo.

      ¿Dónde encajaban los de la gran muchedumbre en la estructura de la organización? Se les mostró el papel que la Palabra de Dios asignaba al “rebaño pequeño” ungido con espíritu, y trabajaron gustosamente en armonía con lo que Dios había dispuesto. (Luc. 12:32-44.) Además aprendieron que, tal como los que habían sido ungidos con espíritu, ellos tenían la responsabilidad de compartir con otros las buenas nuevas. (Rev. 22:17.) Puesto que querían ser súbditos terrestres del Reino de Dios, aquel Reino debería ocupar el primer lugar en su vida, y ellos debían anunciarlo con celo a otros. Para encajar con la descripción bíblica de los que pasarían con vida a través de la gran tribulación y entrarían en el nuevo mundo de Dios, tenían que ‘seguir clamando con voz fuerte, y decir: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”’. (Rev. 7:10, 14.) Cuando en 1937 empezó a aumentar la cantidad de estas personas y a hacerse manifiesto su celo por el Señor, se les pidió también que ayudaran a llevar la responsabilidad de supervisar las congregaciones.

      Sin embargo, se les recordó que la organización es de Jehová y no de un hombre. No podía haber división entre el resto de los que habían sido ungidos con espíritu y los de la gran muchedumbre de otras ovejas. Tenían que trabajar juntos como hermanos y hermanas en el servicio de Jehová. Como había dicho Jesús: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor”. (Juan 10:16.) Se estaba haciendo patente la realidad de esas palabras.

      En relativamente poco tiempo habían tenido lugar cambios sorprendentes en la organización. Pero ¿había otros ajustes que hacer para que todo se atendiera en las congregaciones en plena armonía con los caminos de Jehová como se exponen en su Palabra inspirada?

      La organización teocrática

      “Teocracia” significa “gobierno ejercido por Dios”. ¿Era esa la clase de gobierno que regía las congregaciones? ¿No adoraban a Jehová y buscaban su guía en los asuntos de la congregación? ¿Se conformaban de lleno a lo que él decía en su palabra inspirada respecto a estas cuestiones? El artículo de dos partes titulado “Organización”, que apareció en los números de La Torre del Vigía de noviembre y diciembre de 1938 (en inglés, 1 y 15 de junio), dijo claramente: “Jehová tiene una organización y ésta no es democrática en ningún sentido. Jehová es supremo, y su gobierno u organización es estrictamente teocrátic[o]”. Con todo, en aquel tiempo las congregaciones de los testigos de Jehová todavía empleaban procedimientos democráticos para escoger a la mayoría de los que se encargaban de supervisar las reuniones y el servicio del campo. Se necesitaban otros ajustes.

      Sin embargo, ¿no indicaba Hechos 14:23 que los ancianos de las congregaciones debían ser designados a sus puestos ‘extendiendo la mano’, como se hace al votar? El primero de los artículos de La Torre del Vigía titulados “Organización” reconoció que en el pasado se había interpretado mal ese pasaje. No era ‘extendiendo la mano’ todos los miembros de la congregación como se hacían los nombramientos entre los cristianos del siglo primero. Más bien, se mostró que los apóstoles y los que habían sido autorizados por ellos eran quienes ‘extendían las manos’. No hacían esto votando con la congregación, sino imponiendo las manos sobre los que satisfacían los requisitos. Esto era en símbolo de confirmación, aprobación o nombramiento.k A veces las congregaciones de los cristianos primitivos hacían recomendaciones de hombres capacitados, pero la selección o aprobación final la daban los apóstoles, quienes habían sido comisionados directamente por Cristo, o personas que habían recibido autorización de los apóstoles. (Hech. 6:1-6.) La Torre del Vigía llamó atención al hecho de que el apóstol Pablo, bajo la dirección del espíritu santo, dio instrucciones para el nombramiento de superintendentes únicamente en cartas dirigidas a superintendentes responsables (Timoteo y Tito). (1 Tim. 3:1-13; 5:22; Tito 1:5.) Ninguna de las cartas inspiradas dirigidas a las congregaciones contuvo instrucciones de ese tipo.

      Entonces, ¿cómo debían hacerse los nombramientos para rendir servicio en las congregaciones? El análisis que hizo La Torre del Vigía mostró, con las Escrituras como base, que Jehová nombró a Jesucristo ‘cabeza de la congregación’; que cuando Cristo regresara como Amo confiaría a su “esclavo fiel y discreto” responsabilidad “sobre todos sus bienes”; que este esclavo fiel y discreto se componía de todos los que habían sido ungidos con espíritu santo en la Tierra para ser coherederos con Cristo y que servían unidamente bajo su dirección; y que Cristo emplearía a aquella clase del esclavo como instrumento suyo para proveer la supervisión que las congregaciones necesitaban. (Col. 1:18; Mat. 24:45-47; 28:18.) El deber de la clase del esclavo sería aplicar, junto con oración, las instrucciones claramente expuestas en la Palabra inspirada de Dios, y usar esta para determinar quiénes satisfacían los requisitos para los puestos de servicio.

      En vista de que el instrumento visible que Cristo emplearía es el esclavo fiel y discreto (y los hechos de la historia moderna ya analizados muestran que este “esclavo” utiliza a la Sociedad Watch Tower como instrumento legal), La Torre del Vigía pasó a explicar que el que se siguiera el procedimiento teocrático exigiría que los nombramientos de servicio se hicieran mediante ese instrumento. Tal como las congregaciones del siglo primero reconocieron al cuerpo gobernante ubicado en Jerusalén, de igual manera hoy las congregaciones no prosperarían espiritualmente sin una supervisión central. (Hech. 15:2-30; 16:4, 5.)

      Sin embargo, para que las cosas se vieran desde el punto de vista correcto, se indicó que cuando La Torre del Vigía mencionaba “la Sociedad” no se refería sencillamente a un instrumento jurídico, sino al grupo de cristianos ungidos que había instituido aquella entidad legal y que se valía de ella. De modo que la expresión significaba el esclavo fiel y discreto con su Cuerpo Gobernante.

      Aún antes de que los artículos titulados “Organización” se publicaran en La Torre del Vigía de 1938, las congregaciones de Londres, Nueva York, Chicago y Los Ángeles que habían crecido hasta que fue recomendable dividirlas en grupos más pequeños solicitaron que la Sociedad nombrara a todos sus siervos. La Torre del Vigía de diciembre de 1938 invitó a todas las demás congregaciones a hacer lo mismo. Con ese fin se sugirió que se adoptara la siguiente resolución:

      “Nosotros, la compañía del pueblo de Dios sacado para su nombre, y ahora en . . . . . . . . . ., reconocemos que el gobierno de Dios es una pura teocracia y que Cristo Jesús está en el templo y en pleno cargo y dominio de la organización visible de Jehová, así como de la invisible, y que ‘LA SOCIEDAD’ es [la] representante visible del Señor en la Tierra, y por lo tanto pedimos que ‘La Sociedad’ organice esta compañía para el servicio y designe sus diferentes siervos, para que todos trabajemos juntos en paz, justicia, armonía y completa unidad. Junto con la presente enviamos una lista de nombres de personas en esta compañía que nos parece [que] son más maduras y que por lo tanto parecen ser más aptas para desempeñar los puestos respectivos designados para el servicio.”l

      Casi todas las congregaciones de los testigos de Jehová concordaron de buena gana en hacer esto. Los pocos que no lo hicieron pronto dejaron de participar del todo en la proclamación del Reino y de ese modo dejaron de ser testigos de Jehová.

      Beneficios de la dirección teocrática

      Es obvio que si las enseñanzas, las normas de conducta y los procedimientos de organización o de testificación pudieran decidirse en la congregación local, en poco tiempo la organización perdería su identidad y unidad. Sería fácil que los hermanos se dividieran por diferencias sociales, culturales y nacionales. Por otra parte, la dirección teocrática aseguraría que los beneficios del progreso espiritual llegaran sin impedimentos a todas las congregaciones alrededor del mundo. De esa manera reinaría la unidad genuina que Jesús pidió en oración que existiera entre sus seguidores verdaderos, y se podría efectuar plenamente la obra de evangelizar que él mandó. (Juan 17:20-22.)

      Sin embargo, hay quienes han dicho que al promover aquel cambio en la organización, J. F. Rutherford estaba tratando sencillamente de conseguir más control sobre los Testigos, y de esa manera buscaba fortalecer su propia autoridad. ¿Era verdad eso? No hay duda de que el hermano Rutherford era un hombre de firmes convicciones. Hablaba con decisión y sin transigir a favor de lo que consideraba la verdad. Podía ser bastante brusco al atender situaciones cuando percibía que las personas se preocupaban más de sí mismas que de la obra del Señor. No obstante, el hermano Rutherford era realmente humilde ante Dios. Karl Klein, quien en 1974 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante, escribió más tarde: “Las oraciones que el hermano Rutherford hacía durante la adoración matutina [...] contribuyeron a que [...] se granjeara mis simpatías. Aunque él tenía una voz muy potente, cuando se dirigía a Dios sonaba exactamente como un muchachito que estuviera hablando a su papá. ¡Qué excelente relación con Jehová revelaba esto!”. El hermano Rutherford estaba plenamente convencido de cuál era la organización visible de Jehová, y hacía todo lo posible por asegurarse de que ningún hombre o grupo de hombres impidiera que los hermanos recibieran en cada localidad el beneficio pleno del alimento y la dirección espiritual que Jehová proveía a Sus siervos.

      Aunque el hermano Rutherford fue durante veinticinco años el presidente de la Sociedad Watch Tower, y dedicó toda su energía a dar adelanto a la obra de la organización, no era el líder o caudillo de los testigos de Jehová, ni quiso serlo. En 1941, en la asamblea de San Luis (Misuri), poco antes de su muerte, habló sobre el acaudillamiento y dijo: “Quiero que cualesquier extraños que haya aquí sepan lo que ustedes piensan acerca de que un hombre sea el caudillo o líder de ustedes, para que no lo vayan a olvidar. Cada vez que algo surge y comienza a crecer, dicen que hay algún hombre, un líder que tiene un gran conjunto de seguidores. Si hay alguna persona en este auditorio que piense que yo, este hombre de pie aquí, es el caudillo de los testigos de Jehová, que diga Sí”. La respuesta fue un silencio impresionante, roto solo por un categórico “No” por parte de algunos del auditorio. El orador prosiguió: “Si ustedes los que están aquí creen que yo soy solo uno de los siervos del Señor, y que estamos trabajando hombro a hombro en unidad, sirviendo a Dios y sirviendo [a] Cristo, digan Sí”. Al unísono la asamblea respondió con un contundente “¡Sí!”. Al mes siguiente, otro auditorio en Inglaterra dio exactamente la misma respuesta.

      Los beneficios de la organización teocrática se dejaron sentir inmediatamente en algunos lugares. En otros tardó más; con el tiempo se removió a los que no demostraron ser siervos maduros y humildes, y se nombró a otros.

      No obstante, a medida que arraigaban los procedimientos teocráticos, los testigos de Jehová se regocijaron al experimentar lo que se predijo en Isaías 60:17. Empleando lenguaje figurado para describir las condiciones mejoradas que serían realidad para los siervos de Dios, Jehová dice en ese texto: “En vez del cobre traeré oro, y en vez del hierro traeré plata, y en vez de la madera, cobre, y en vez de las piedras, hierro; y ciertamente nombraré la paz como tus superintendentes, y la justicia como los que te asignan tus tareas”. Aquí no se describe lo que lograrían los seres humanos, sino lo que Dios mismo haría, y los beneficios que recibirían sus siervos al someterse a la actuación divina. La paz debe imperar entre ellos. El amor a la justicia debe ser la fuerza que los mueva a servir.

      Maud Yuille, esposa del superintendente de la sucursal de Brasil, escribió al hermano Rutherford: “El artículo ‘Organización’ de los números del 1 y 15 de junio [de 1938] de The Watchtower me impele a expresar en pocas palabras a usted, de cuyo fiel servicio Jehová se está valiendo, mi agradecimiento por la maravillosa provisión que Jehová ha preparado para su organización visible, como se explica en esos números. [...] ¡Qué alivio es ver el fin del ‘gobierno autónomo’ de las congregaciones, de los ‘derechos de la mujer’ y de otros procedimientos no bíblicos que sujetaban a algunas almas a opiniones locales y al juicio de individuos, en vez de a [Jehová Dios y Jesucristo], algo que traía oprobio al nombre de Jehová. Es cierto que ‘solo recientemente la Sociedad ha llamado “siervos” a todos los de la organización’, pero he notado que con anterioridad por muchos años, al escribir a sus hermanos, usted se identificaba como ‘su hermano y siervo, por Su gracia’”.

      Con relación a este ajuste de organización, la sucursal de las islas británicas informó: “Fue sorprendente el buen efecto que tuvo. La descripción poética y profética que se hace de ello en el capítulo 60 de Isaías es muy hermosa, pero no exagerada. Todo el que estaba en la verdad hablaba de ello. Era el principal tema de conversación. En general nos sentíamos fortalecidos, estábamos dispuestos a seguir adelante, bien dirigidos, en la batalla. Mientras aumentaba la tensión mundial, el gozo por la gobernación teocrática” se hacía abundante.

      Superintendentes viajantes fortalecen a las congregaciones

      Como resultado del servicio de los superintendentes viajantes se fortaleció aún más la unidad dentro de la organización. En el siglo primero el apóstol Pablo se entregó de manera sobresaliente a tal actividad. En ocasiones, hombres como Bernabé, Timoteo y Tito también participaron en aquel servicio. (Hech. 15:36; Fili. 2:19, 20; Tito 1:4, 5.) Todos fueron evangelizadores celosos. Además, animaban a las congregaciones con sus discursos. Cuando surgían cuestiones que podían afectar la unidad de las congregaciones se sometían al cuerpo gobernante central. Luego, “a medida que iban viajando por las ciudades”, los que habían recibido la responsabilidad de hacerlo “entregaban a los de allí, para que los observaran, los decretos sobre los cuales habían tomado decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén”. ¿Con qué resultado? “Las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día”. (Hech. 15:1–16:5; 2 Cor. 11:28.)

      Ya para los años setenta del siglo XIX el hermano Russell visitaba los grupos de Estudiantes de la Biblia —fueran de dos, tres o más personas— con el fin de fortalecerlos espiritualmente. En la década siguiente otros hermanos hicieron lo mismo. Después, en 1894, la Sociedad hizo que oradores capacitados viajaran con mayor regularidad para ayudar a los Estudiantes de la Biblia a aumentar en conocimiento y aprecio de la verdad, y para unirlos más estrechamente.

      Si era posible, el orador pasaba con el grupo un día, o varios, presentaba uno o dos discursos públicos, y luego visitaba grupos más pequeños y a individuos para tratar con ellos algunos de los asuntos más profundos de la Palabra de Dios. Se tenía como objetivo visitar cada grupo de Estados Unidos y Canadá por lo menos dos veces al año, aunque las visitas no siempre las hacía el mismo hermano. Al escoger a estos oradores viajantes se dio énfasis a cualidades como la mansedumbre, la humildad, tener un entendimiento claro de la verdad y adherencia leal a ella, y aptitud para enseñarla bien. En ningún momento efectuaban su ministerio por lucro. Los hermanos de cada localidad solo les proveían comida y hospedaje, y la Sociedad les ayudaba a sufragar sus gastos de transporte hasta el grado necesario. Se les llamaba peregrinos.

      Muchos de los que recibían visitas de estos representantes viajantes de la Sociedad estimaban profundamente a estos hermanos. Se recuerda a A. H. Macmillan, natural de Canadá, como un hermano para quien la Palabra de Dios era “como un fuego ardiente”. (Jer. 20:9.) Sencillamente tenía que hablar de ella, y lo hizo ante auditorios no solo de Canadá, sino de diferentes partes de Estados Unidos y de otros países. Se recuerda con mucho afecto a William Hersee, otro peregrino, por la atención especial que daba a los jóvenes. Sus oraciones también causaban impresión duradera, pues reflejaban una profundidad espiritual que llegaba al corazón tanto de jóvenes como de mayores.

      Viajar en aquellos días no era fácil para los peregrinos. Por ejemplo, para visitar al grupo de Klamath Falls (Oregon), Edward Brenisen viajó primero en tren, luego toda la noche en diligencia y finalmente por las montañas en una incómoda carreta hasta la granja donde se reunirían. Al día siguiente, por la mañana temprano, un hermano le prestó un caballo para su viaje de unos cien kilómetros hasta la próxima estación ferroviaria, desde donde partiría hacia su siguiente asignación. Era una vida ardua, pero los esfuerzos de los peregrinos producían buenos resultados. El pueblo de Jehová se fortalecía, se unía más en su entendimiento de la Palabra de Dios y, aunque separados por la distancia, se sentían más allegados unos a otros.

      En 1926 el hermano Rutherford instituyó algunos procedimientos para que los peregrinos no fueran solo oradores viajantes, sino también supervisores y promotores del servicio del campo en las congregaciones. Para dar énfasis a sus nuevas responsabilidades, en 1928 se les llamó directores regionales del servicio. Trabajaban con los hermanos de la localidad y los instruían personalmente en el servicio del campo. En aquel tiempo se les hacía posible visitar todas las congregaciones de Estados Unidos y de otros países por lo menos una vez al año, a la vez que se mantenían en contacto con individuos y con grupos pequeños que aún no se habían organizado para el servicio.

      En los años siguientes, la obra de los superintendentes viajantes experimentó varias modificaciones.a Se intensificó en 1938 cuando fueron nombrados de manera teocrática todos los siervos de las congregaciones. Las visitas periódicas a las congregaciones en años posteriores permitieron que se instruyera personalmente a los siervos nombrados y se diera más ayuda a todos en el servicio del campo. En 1942 los superintendentes viajantes asistieron a un curso intensivo antes de que se les enviara a visitar las congregaciones; como resultado, pudieron efectuar su trabajo de manera más uniforme. Sus visitas eran breves (dos o tres días, dependiendo del tamaño de la congregación). Durante su visita revisaban los archivos de la congregación, se reunían con todos los siervos para ofrecerles cualquier consejo necesario, pronunciaban uno o dos discursos a la congregación y llevaban la delantera en el servicio del campo. En 1946 las visitas se alargaron a una semana.

      En 1938 este programa de visitas a las congregaciones se complementó con la labor del siervo regional en una nueva función. Este abarcaba una zona más grande, pasaba periódicamente una semana con cada hermano que hacía viajes de zona (circuito) para visitar las congregaciones. Durante su visita participaba en el programa de una asamblea a la que asistían todas las congregaciones de la zona.b Esto estimuló mucho a los hermanos y proporcionó una oportunidad regular para que los nuevos discípulos se bautizaran.

      “Alguien a quien deleite el servicio”

      Entre los que participaron en este servicio a partir de 1936 estuvo John Booth, que en 1974 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante. Cuando se le entrevistó en cuanto a la posibilidad de que sirviera de supervisor viajante, se le dijo: “No se necesitan oradores elocuentes, sino simplemente alguien a quien deleite el servicio del campo y que lleve la delantera en él y hable acerca del servicio en las reuniones”. El hermano Booth tenía esa clase de amor al servicio de Jehová, como lo probaba su celosa labor de precursor desde 1928; además, tanto por su ejemplo como por sus palabras de estímulo despertaba en otros celo por la evangelización.

      La primera congregación que visitó, en marzo de 1936, estaba en Easton (Pensilvania). Más tarde escribió: “Por lo general llegaba al lugar a tiempo para salir al servicio del campo por la mañana, reunirme con los siervos de la compañía al atardecer, y después con toda la compañía. Generalmente pasaba solo dos días con cada compañía y únicamente un día con cada grupito; a veces visitaba seis de aquellos grupitos en una semana. Siempre estaba viajando”.

      Dos años después, en 1938, se le asignó como siervo regional para encargarse de una asamblea de zona (lo que se conoce ahora como una asamblea de circuito) cada semana. Estas asambleas ayudaron a fortalecer a los hermanos en un período en que se intensificaba la persecución en ciertos lugares. Al recordar aquellos días y las diferentes responsabilidades que atendía, el hermano Booth dijo: “La misma semana [en que fui testigo ante un tribunal en un caso en que se acusaba a unos sesenta Testigos de Indianápolis (Indiana)], fui el acusado en otro caso que se vio en Joliet, Illinois, y abogado defensor de un hermano en otro juicio, en Madison, Indiana; además, tenía que atender una asamblea de zona cada fin de semana”.

      Dos años después de volver a celebrarse aquellas asambleas de zona (conocidas ahora como asambleas de circuito) en 1946, Carey Barber estuvo entre los que fueron asignados como siervos de distrito. Ya había sido miembro de la familia del Betel de Brooklyn (Nueva York) por veinticinco años. Su primer distrito abarcaba toda la sección oeste de Estados Unidos. Al principio tenía que viajar unos 1.600 kilómetros por semana entre asambleas. A medida que aumentaron la cantidad y el tamaño de las congregaciones, hubo que cubrir menos distancia entre ellas, y se celebraron varias asambleas de circuito en una misma zona metropolitana. Después de veintinueve años de experiencia como superintendente viajante, en 1977 se invitó al hermano Barber a regresar a la oficina central como miembro del Cuerpo Gobernante.

      En tiempos de guerra y de persecución intensa, los superintendentes viajantes pusieron en peligro su libertad y su vida en muchas ocasiones con el fin de atender las necesidades espirituales de sus hermanos. Durante la ocupación nazi de Bélgica, André Wozniak continuó visitando las congregaciones y les proveyó las publicaciones que necesitaban. La Gestapo estuvo a punto de arrestarlo en varias ocasiones, pero nunca lo logró.

      A finales de los años setenta, durante el período de guerra interna en Rodesia (ahora Zimbabue), la gente vivía atemorizada y era peligroso viajar. No obstante, los superintendentes viajantes de los testigos de Jehová, como pastores y superintendentes amorosos, demostraron ser para sus hermanos “como escondite contra el viento”. (Isa. 32:2.) Algunos pasaban días caminando por la maleza, subían y bajaban montañas, cruzaban ríos peligrosos, dormían a la intemperie, y todo con el fin de visitar congregaciones y a publicadores aislados, animándolos a seguir firmes en la fe. Entre estos estuvo Isaiah Makore, que escapó por muy poco cuando las balas le pasaron silbando sobre la cabeza durante un combate entre los soldados del gobierno y los independentistas.

      Otros superintendentes viajantes han servido en el campo internacional por muchos años. Los presidentes de la Sociedad Watch Tower han viajado con frecuencia a otros países para atender las necesidades de la organización y pronunciar discursos en asambleas. Esas visitas han ayudado mucho a los testigos de Jehová de todas partes a estar muy al tanto de su hermandad internacional. El hermano Knorr, en especial, participaba regularmente en esta actividad, visitando cada sucursal y hogar misional. Al crecer la organización, el mundo fue dividido en diez zonas internacionales, y a partir del 1 de enero de 1956 hermanos capacitados, bajo la dirección del presidente de la Sociedad, empezaron a colaborar en este servicio para que se efectuara con regularidad. Esas visitas de zona, realizadas ahora bajo la dirección del Comité de Servicio del Cuerpo Gobernante, siguen contribuyendo a la unidad mundial y al progreso de toda la organización.

      Otros desenvolvimientos de importancia han contribuido a configurar la actual estructura de la organización.

      Otros ajustes teocráticos

      El 8 de enero de 1942, durante la II Guerra Mundial, murió Joseph F. Rutherford, y Nathan H. Knorr pasó a ser el tercer presidente de la Sociedad Watch Tower. Se estaba sometiendo a la organización a una intensa presión a causa de las proscripciones que impedían su actividad en muchos países, la acción violenta de chusmas bajo pretexto de patriotismo y el arresto de los Testigos mientras distribuían literatura bíblica en su ministerio público. ¿Haría que aminorara el paso de la organización el que hubiera un cambio administrativo en un momento tan crítico? Los hermanos que dirigían los asuntos administrativos buscaron la guía y la bendición de Jehová. En armonía con su deseo de tener la guía divina, reexaminaron la estructura de la organización misma para ver si había aspectos en los que pudieran amoldarse más estrechamente a los caminos de Jehová.

      Luego, en 1944, en Pittsburgh (Pensilvania) se celebró una asamblea de servicio para el mismo tiempo de la reunión anual de la Sociedad Watch Tower. El 30 de septiembre, antes de aquella reunión anual, se presentó una serie de discursos muy significativos sobre lo que las Escrituras dicen respecto a la organización de los siervos de Jehová.c Se enfocó la atención en el Cuerpo Gobernante. En aquella ocasión se subrayó que el principio teocrático tiene que aplicarse a cualquier agencia empleada por la clase del esclavo fiel y discreto. Se explicó que la corporación legal no constaba de todos los miembros “consagrados” del pueblo de Dios. Sencillamente los representaba y obraba como agencia legal a favor de ellos. Sin embargo, puesto que la Sociedad era el medio utilizado para proveer a los testigos de Jehová la literatura bíblica que contenía iluminación espiritual, era lógico y necesario que el Cuerpo Gobernante estuviera muy relacionado con los directores principales de aquella Sociedad constituida legalmente. ¿Se estaban aplicando de lleno los principios teocráticos en sus asuntos?

      Los estatutos de la Sociedad estipulaban un sistema de accionistas que permitía que por cada 10 dólares (E.U.A.) contribuidos se tenía derecho a un voto para seleccionar a los miembros de la junta de directores y a los directores principales de la Sociedad. Al parecer aquellas contribuciones se veían como prueba de interés genuino en la obra de la organización. Pero aquel método presentaba problemas. El hermano Knorr, entonces presidente de la Sociedad, explicó: “Conforme a las estipulaciones de la carta constitucional de la Sociedad, parecería que el ser parte del cuerpo gobernante dependía de las contribuciones [dadas] a la Sociedad legal. Pero según la voluntad de Dios esto no podría ser así entre su verdadero pueblo escogido”.

      Es un hecho que Charles Taze Russell, que además de ser durante los primeros treinta y dos años de la Sociedad el miembro más destacado del cuerpo gobernante, fue también quien más contribuyó a la Sociedad en sentido monetario, físico y mental. Sin embargo, no era una contribución monetaria lo que determinaba cómo lo utilizaba el Señor. Lo que lo capacitó ante Dios para el servicio fue su dedicación completa, su celo incansable, su posición intransigente a favor del Reino de Dios y su lealtad y fidelidad inquebrantables. Respecto a la organización teocrática, se aplica la regla: “Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, cada uno de ellos, así como le agradó”. (1 Cor. 12:18.) ‘Sin embargo —explicó el hermano Knorr—, el que la carta constitucional de la Sociedad estipulara que se expidieran acciones con derecho a voto a los que contribuyeran fondos a la obra de la Sociedad oscurecía o traspasaba este principio Teocrático respecto al cuerpo gobernante; y también impedía su plena aplicación’.

      Así pues, en la reunión de todos los accionistas de la corporación con derecho a voto celebrada el 2 de octubre de 1944, se aprobó unánimemente una revisión de los estatutos de la Sociedad con el fin de ajustarlos más a los principios teocráticos. La cantidad de miembros de la Sociedad no sería ilimitada, sino que fluctuaría entre trescientos y quinientos, y todos estos serían hombres escogidos por la junta de directores, no por sus contribuciones monetarias, sino por ser testigos de Jehová maduros, activos y fieles que servían de tiempo completo en la obra de la organización o que eran ministros activos de las congregaciones de los testigos de Jehová. Estos seleccionarían por votación a la junta de directores, y esta a su vez escogería a los directores principales. Estos nuevos procedimientos entraron en vigor el año siguiente, el 1 de octubre de 1945. ¡Qué protección ha resultado ser esto en una era en la que elementos hostiles han manipulado con frecuencia las corporaciones para conseguir su control y luego reestructurarlas con arreglo a sus propios objetivos!

      Se ha visto la bendición de Jehová en estos pasos progresivos a fin de conformarse a los principios teocráticos. A pesar de la presión extrema que se ejerció sobre la organización durante la II Guerra Mundial, la cantidad de proclamadores del Reino continuó aumentando. Estos siguieron dando sin cesar un intenso testimonio acerca del Reino de Dios. Desde 1939 hasta 1946 hubo un aumento sorprendente del 157% en las filas de los testigos de Jehová, y estos llevaron las buenas nuevas a otros seis países. Durante los siguientes veinticinco años la cantidad de Testigos activos aumentó en casi un 800%, e informaron una actividad regular en otros 86 países.

      Instrucción especializada para los superintendentes

      Algunos observadores de fuera de la organización consideraban que, a medida que esta creciera, sería inevitable que se relajaran sus normas. Pero, contrario a esto, la Biblia predijo que la justicia y la paz regirían entre los siervos de Jehová. (Isa. 60:17.) Eso requeriría educar con esmero y de continuo en la Palabra de Dios a superintendentes responsables, tener un entendimiento claro de Sus normas judiciales y aplicarlas sistemáticamente. Se ha provisto tal educación. En las páginas de La Atalaya se ha suministrado progresivamente un cuidadoso estudio de los requisitos justos de Dios, y esa información se ha estudiado metódicamente en todas las congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo. Por otra parte, se ha dado mucha instrucción adicional a los superintendentes del rebaño.

      Se han celebrado reuniones con los superintendentes a cargo de las sucursales de la Sociedad para darles instrucción especial durante las asambleas internacionales. Desde 1961 hasta 1965 se condujeron para ellos cursos especiales en Nueva York que duraron de ocho a diez meses. Entre 1977 y 1980 hubo otra serie de cursos especiales de cinco semanas para ellos. El curso incluía un estudio de todos los libros de la Biblia, versículo por versículo, así como un análisis de detalles de la organización y de métodos para predicar las buenas nuevas de un modo más eficaz. Entre los testigos de Jehová no hay divisiones nacionalistas. Sin importar dónde vivan, se adhieren a las mismas elevadas normas bíblicas y creen y enseñan lo mismo.

      Los superintendentes de circuito y de distrito también han recibido atención especial. Muchos han asistido a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower o a alguna extensión de esa escuela. También se reúnen periódicamente, en las sucursales o en otros lugares convenientes, para asistir a seminarios de unos días o una semana.

      En 1959 comenzó a funcionar otra sobresaliente provisión. Fue la Escuela del Ministerio del Reino, a la que asisten superintendentes de circuito, de distrito y de congregación. Comenzó como un curso de un mes. Después de usarse por un año en Estados Unidos, la información del curso se tradujo a otros idiomas y poco a poco se fue empleando por todo el mundo. Puesto que no todos los superintendentes podían ausentarse de su empleo seglar por todo un mes, en 1966 se comenzó a usar una versión del mismo curso de dos semanas de duración.

      Esta escuela no era un seminario teológico con el fin de preparar a hombres para su ordenación. Los que asistían ya eran ministros ordenados. Por décadas muchos habían sido superintendentes y pastores del rebaño. El programa de estudio les dio la oportunidad de estudiar en detalle las instrucciones de la Palabra de Dios relacionadas con su labor. Se dio mucho énfasis a la importancia del ministerio del campo y cómo efectuarlo con eficacia. Debido a los cambios en las normas morales del mundo, se dedicó también bastante tiempo a analizar la importancia de observar las normas bíblicas de moralidad. En los últimos años, a este curso le han seguido seminarios cada dos o tres años, así como reuniones fortalecedoras de los superintendentes viajantes con los ancianos locales varias veces al año. Estas permiten que se dé atención especial a las necesidades del momento, contrarrestan la tendencia a apartarse de las normas bíblicas y contribuyen a que los asuntos se atiendan uniformemente en las congregaciones.

      Los testigos de Jehová toman a pecho la admonición de 1 Corintios 1:10: “Los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar”. No se trata de conformidad forzada; es el resultado de educar en los caminos de Dios como se exponen en la Biblia. Los testigos de Jehová se deleitan en los caminos y el propósito de Dios. Si a alguno no le gusta vivir según las normas bíblicas, tiene libertad para abandonar la organización. Pero si alguien empieza a predicar otras doctrinas o viola los principios morales de la Biblia, entonces los superintendentes toman medidas para proteger al rebaño. La organización aplica el siguiente consejo bíblico: ‘Vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y evítenlos’. (Rom. 16:17; 1 Cor. 5:9-13.)

      La Biblia predijo que Dios fomentaría precisamente ese ambiente entre sus siervos, en el que la justicia regiría y llevaría fruto pacífico. (Isa. 32:1, 2, 17, 18.) Ese ambiente atrae mucho a los que aman la justicia.

      ¿A cuántos de esos amantes de la justicia se reunirá antes del fin del viejo sistema? Los testigos de Jehová no lo saben. Sin embargo, Jehová sí sabe lo que su obra requerirá, y al momento apropiado y a su manera se ocupará de que su organización esté equipada para encargarse de ella.

      Preparación para un crecimiento rápido

      Cuando, bajo la supervisión del Cuerpo Gobernante, se investigaba para redactar la obra de consulta Ayuda para entender la Biblia, una vez más se examinó cómo estaba organizada la congregación cristiana del siglo primero. Se estudiaron cuidadosamente términos bíblicos como “anciano”, “superintendente” y “ministro”. ¿Podía la actual organización de los testigos de Jehová conformarse más de lleno al modelo que se había conservado como guía en las Escrituras?

      Los siervos de Jehová estaban resueltos a someterse a la dirección divina. En una serie de asambleas celebradas en 1971, se analizó la estructura que regía la congregación cristiana primitiva. Se indicó que la expresión pre·sbý·te·ros (anciano) como se emplea en la Biblia no se limitaba a personas de edad avanzada, ni se aplicaba a todos los cristianos que tenían madurez espiritual en las congregaciones. Se usaba especialmente en sentido oficial con relación a los superintendentes de la congregación. (Hech. 11:30; 1 Tim. 5:17; 1 Ped. 5:1-3.) Estos recibían sus posiciones por nombramiento, en armonía con los requisitos que llegaron a formar parte de las Escrituras inspiradas. (Hech. 14:23; 1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9.) Si había suficientes hombres capacitados, la congregación tendría más de un anciano. (Hech. 20:17; Fili. 1:1.) Estos componían “el grupo de ancianos”, todos con el mismo puesto oficial, de modo que ninguno de ellos era el miembro más prominente ni el más influyente de la congregación. (1 Tim. 4:14.) Se explicó que para ayudar a los ancianos también se nombraban “siervos ministeriales”, de acuerdo con los requisitos expresados por el apóstol Pablo. (1 Tim. 3:8-10, 12, 13.)

      Pronto se aplicaron una serie de disposiciones para que la organización se ajustara mejor a este modelo bíblico. Se comenzó primero con el Cuerpo Gobernante mismo. Se amplió la junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, que había servido de cuerpo gobernante de los testigos de Jehová, a más de siete miembros. No se fijó un número determinado de miembros para el Cuerpo Gobernante. En 1971 había once miembros; durante algunos años hubo hasta dieciocho; en 1992 quedaban doce. Todos ellos son hombres ungidos por Dios como coherederos con Jesucristo. Los doce que en 1992 formaban el Cuerpo Gobernante habían dedicado en conjunto más de 728 años al servicio de tiempo completo como ministros de Jehová Dios.

      El 6 de septiembre de 1971 se determinó que la presidencia en las reuniones del Cuerpo Gobernante rotara todos los años según el orden alfabético de los apellidos. Este cambio entró en vigor el 1 de octubre. Los miembros del Cuerpo Gobernante presidían también por rotación todas las semanas la adoración matutina y el Estudio de La Atalaya del personal de la central.d Este arreglo entró en vigencia el 13 de septiembre de 1971, cuando Frederick W. Franz dirigió el programa de adoración matutina en la central de la Sociedad en Brooklyn (Nueva York).

      Al año siguiente se hicieron ajustes en la supervisión de las congregaciones. Ya no habría un solo siervo de congregación ayudado por un número fijo de otros siervos que servirían de ayudantes. Se nombraría a hombres que satisfacían los requisitos bíblicos para servir de ancianos. Otros, que también llenaban los requisitos bíblicos, serían nombrados siervos ministeriales. Esto hizo posible que más hermanos compartieran responsabilidades en la congregación y adquirieran experiencia útil. Ningún testigo de Jehová podía imaginarse que la cantidad de congregaciones aumentaría en un 156% durante los siguientes veintiún años, hasta alcanzar un total de 69.558 en 1992. Pero era obvio que el Cabeza de la congregación, el Señor Jesucristo, iba preparando el camino para lo que habría de venir.

      A principios de los años setenta se pensó detenidamente en reorganizar aún más el Cuerpo Gobernante. Desde que la Sociedad Watch Tower había sido constituida en 1884 la oficina del presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract se había encargado de publicar literatura bíblica, supervisar la obra mundial de evangelizar y preparar las escuelas y asambleas. Pero después de un análisis cuidadoso y de estudiar ciertos detalles por muchos meses, el 4 de diciembre de 1975 se adoptó unánimemente una nueva estructura. Se formaron seis comités del Cuerpo Gobernante.

      El Comité del Presidente (compuesto de tres miembros: el actual presidente del Cuerpo Gobernante, el que le precedió y el que hubiera de presidir después) recibe informes de emergencias importantes, desastres y campañas de persecución, y se encarga de que el Cuerpo Gobernante atienda con rapidez estos asuntos. El Comité de Redacción supervisa la preparación del alimento espiritual en forma escrita y en grabaciones en casete o en vídeo para los testigos de Jehová y para su distribución pública; además, supervisa la obra de traducir a cientos de idiomas. La responsabilidad del Comité de Enseñanza es supervisar las escuelas y las asambleas de circuito, de distrito e internacionales que se organizan para el pueblo de Jehová, así como la instrucción de la familia de Betel, y preparar la información que haya de emplearse con esos fines. El Comité de Servicio supervisa todo aspecto de la obra de evangelizar, lo que incluye la actividad de las congregaciones y la de los superintendentes viajantes. La impresión, la publicación y el envío de literatura bíblica, así como el funcionamiento de las fábricas y la dirección de las cuestiones jurídicas y económicas están a cargo del Comité de Publicación. Y el Comité de Personal supervisa todo lo relacionado con el personal y la ayuda individual y espiritual que se da a los miembros de las familias de Betel, y se encarga de invitar a nuevos miembros para servir en las familias de Betel de todo el mundo.

      Se han nombrado otros comités para supervisar las fábricas, los hogares Betel y las haciendas de la central mundial. En estos comités el Cuerpo Gobernante utiliza libremente a miembros cualificados de la “gran muchedumbre”. (Rev. 7:9, 15.)

      También se modificó la supervisión de las sucursales de la Sociedad. Desde el 1 de febrero de 1976 las sucursales han estado bajo la supervisión de un comité de tres miembros o más, dependiendo de las necesidades y el tamaño de la sucursal. Estos comités trabajan bajo la dirección del Cuerpo Gobernante mientras atienden la obra del Reino en la zona donde están.

      En 1992 se proveyó más ayuda al Cuerpo Gobernante cuando se asignó a un grupo de ayudantes, en su mayoría de la gran muchedumbre, para que participaran en las reuniones y en la labor de los comités de Redacción, Enseñanza, Servicio, Publicación y Personal.e

      Esta delegación de responsabilidades ha resultado muy provechosa. Junto con los ajustes que ya se hicieron en las congregaciones, ha contribuido a eliminar cualquier posible duda de que Cristo sea el Cabeza de la congregación. Ha sido muy ventajoso que un grupo de hermanos consulten entre sí sobre asuntos que afectan la obra del Reino. Además, esta reorganización ha hecho posible que, en una era de gran crecimiento de la organización, se haya provisto la supervisión que se necesitaba urgentemente en muchos campos. Hace mucho, Jehová predijo mediante el profeta Isaías: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isa. 60:22.) No solo lo ha acelerado, sino que también ha provisto la guía que su organización visible necesitaba para atender ese aumento.

      Lo que más interesa a los testigos de Jehová actualmente es cumplir con la obra que Dios les ha encomendado en estos últimos días del viejo mundo, y están bien organizados para ello. Los Testigos ven prueba inequívoca de que esta organización no es de hombres, sino de Dios, y de que Su Hijo mismo, Jesucristo, la dirige. Como Rey en funciones, Jesús protegerá a sus súbditos fieles a través de la venidera gran tribulación y se asegurará de que estén bien organizados para cumplir con la voluntad de Dios durante el Milenio que está por llegar.

      [Notas a pie de página]

      a En 1894, el hermano Russell hizo que la Sociedad Zion’s Watch Tower Tract enviara hermanos capaces como oradores. Se les dieron certificados firmados como presentación a los grupos locales. Aquellos certificados no les conferían autoridad para predicar ni significaban que lo que dijera el portador tenía que aceptarse sin el debido escrutinio a la luz de la Palabra de Dios. Sin embargo, puesto que algunos malinterpretaron su propósito, en cuestión de un año el hermano Russell pidió la devolución de los certificados. Trató de evitar con cautela todo lo que a los observadores les pudiera dar la apariencia de una clase clerical.

      b Zion’s Watch Tower de octubre-noviembre de 1881, páginas 8 y 9.

      c A veces los Estudiantes de la Biblia llamaban “iglesias” a los grupos locales, según el lenguaje de la versión de las Escrituras que utilizaban. También las llamaban ecclesias, por el término usado en el texto bíblico griego. Además empleaban la expresión “clases”, pues en realidad eran grupos de estudiantes que se reunían con regularidad para estudiar. Más tarde, el que las llamaran compañías fue un reflejo de que sabían que se hallaban en una guerra espiritual. (Véase Salmo 68:11.) Después de publicarse en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en 1950, el término bíblico moderno “congregación” se empezó a usar con regularidad en la mayoría de los países.

      d El significado literal de la palabra empleada en el texto griego de la Biblia (kjei·ro·to·né·o) es “extender, estirar, o alzar la mano” y, por extensión, también podría significar “elegir o escoger para un puesto levantando las manos”. (A Greek and English Lexicon to the New Testament, de John Parkhurst, 1845, página 673.)

      e Si se desean más detalles, véase el capítulo 25: “Predicación pública y de casa en casa”.

      f A partir de 1919, y mediante el director de servicio, se había de informar semanalmente a la Sociedad el tiempo que pasaban en el servicio del campo los que se asociaban con la congregación o clase.

      g Como se indicó en la publicación Organization Method (Método de organización), cada congregación elegiría un auxiliar del director y un encargado de las existencias de literatura bíblica. Estos, junto con el director nombrado por la Sociedad, componían el comité de servicio local.

      h The Watch Tower del 1 de julio de 1920, páginas 195-200.

      i El comité de servicio de entonces no constaba de más de diez miembros. Uno era el director de servicio, a quien no se elegía en la localidad, sino que era nombrado por la Sociedad. Los otros trabajaban con él organizando y efectuando la testificación.

      j Durante varios años, desde 1932 en adelante, a este grupo se le conoció como los Jonadab.

      k Cuando el verbo griego kjei·ro·to·né·o se define con el único sentido de ‘elegir extendiendo la mano’, se pasa por alto el significado posterior de la palabra. Por eso, A Greek-English Lexicon, de Liddell y Scott, editado por Jones y McKenzie, y reimpreso en 1968, define la palabra como “extender la mano, con el propósito de dar uno su voto en la asamblea [...] II. c. acu. pers. [con acusativo de persona], elegir, prop[iamente] levantando la mano [...] posteriormente, por lo general, nombrar, [...] nombrar a un puesto en la Iglesia, [pre·sbý·te·ros] Act. Ap. [Actos de los Apóstoles] 14.23”. Ese uso posterior era común en los días de los apóstoles; el término fue empleado con ese sentido por el historiador judío Josefo, del siglo primero, en sus Antigüedades de los judíos, libro VI, capítulo IV, sección 2, y capítulo XIII, sección 9. La misma estructura gramatical de Hechos 14:23 en el griego original muestra que Pablo y Bernabé fueron quienes hicieron lo que allí se dice.

      l Más tarde en aquel mismo año, 1938, la publicación de cuatro páginas Organization Instructions (Instrucciones de organización), dio más detalles. Explicó que la congregación local debía nombrar un comité que la representara. Ese comité vería a los hermanos a la luz de los requisitos mencionados en las Escrituras y haría recomendaciones a la Sociedad. Cuando los representantes viajantes de la Sociedad visitaran las congregaciones, repasarían las aptitudes de los hermanos locales y su fidelidad al atender sus asignaciones. La Sociedad también tomaría en cuenta las recomendaciones de estos al hacer nombramientos.

      a De 1894 a 1927, primero se llamó representantes de la Tower Tract Society a los oradores viajantes enviados por la Sociedad, y después se les llamó peregrinos. De 1928 a 1936, cuando se dio más énfasis al servicio del campo, se les llamó directores regionales del servicio. A partir de julio de 1936, para recalcar cuál era su relación apropiada con los hermanos locales, se les llamó siervos regionales. De 1938 a 1941 se asignó a siervos de zona para que visitaran por turnos una cantidad limitada de congregaciones, de modo que visitaban los mismos grupos a intervalos regulares. Después de una interrupción de un año, en 1942 este servicio se reanudó con siervos para los hermanos. En 1948 se adoptó el término siervo de circuito; ahora se les conoce como superintendentes de circuito.

      De 1938 a 1941, los siervos regionales tuvieron la nueva asignación de servir regularmente en asambleas locales, donde Testigos de una región (una zona) se reunían para un programa especial. Cuando esta obra se reactivó en 1946, a estos superintendentes viajantes se les conoció como siervos de distrito; hoy se les llama superintendentes de distrito.

      b Este programa entró en vigor el 1 de octubre de 1938. Durante los años de la guerra se hizo cada vez más difícil organizar asambleas, de modo que las asambleas de zona se suspendieron a finales de 1941. Sin embargo, en 1946 este programa comenzó de nuevo, y desde entonces se llamó asamblea de circuito a la reunión de varias congregaciones para recibir instrucción especial.

      c La esencia de aquellos discursos se encuentra en los números del 1 y 15 de marzo de 1945 de La Atalaya (15 de octubre y 1 de noviembre de 1944, en inglés).

      d Más tarde, ellos escogieron a otros miembros de la familia de Betel para que les ayudaran a atender aquellas asignaciones.

      e La Atalaya del 15 de abril de 1992, páginas 7-17, 31.

      [Comentario en la página 204]

      Entre ellos no había lugar para una clase clerical

      [Comentario en la página 205]

      No estaban tratando de establecer una “organización terrestre”

      [Comentario en la página 206]

      ¿Cómo se escogía a los ancianos?

      [Comentario en la página 212]

      Un director nombrado por la Sociedad

      [Comentario en la página 213]

      Algunos ancianos no querían predicar fuera de la congregación

      [Comentario en la página 214]

      Disminuye el número de miembros, pero se fortalece la organización

      [Comentario en la página 218]

      ¿Cómo debían hacerse los nombramientos?

      [Comentario en la página 220]

      ¿Estaba Rutherford tratando sencillamente de conseguir más control?

      [Comentario en la página 222]

      Visitas a grupos de dos, tres o más personas

      [Comentario en la página 223]

      Nuevas responsabilidades para los superintendentes viajantes

      [Comentario en la página 234]

      Se amplía el Cuerpo Gobernante y se establece la presidencia por rotación

      [Comentario en la página 235]

      Supervisión necesaria durante una era de crecimiento extraordinario

      [Recuadro en la página 207]

      ¿Por qué el cambio?

      Cuando se le preguntó a C. T. Russell por qué cambió de parecer respecto a la selección de ancianos en los diferentes grupos del pueblo del Señor, contestó:

      “Ante todo, me apresuro a asegurarles que nunca he afirmado ser infalible. [...] No negamos que nuestro conocimiento está aumentando y que ahora vemos desde un punto de vista algo diferente la voluntad del Señor en lo que respecta a los Ancianos o líderes de los diferentes grupos pequeños de Su pueblo. Nuestro error de juicio fue esperar demasiado de nuestros queridos hermanos que, por haber comenzado temprano en la Verdad, se convirtieron naturalmente en los líderes de estas pequeñas compañías. La opinión ideal que abrigábamos inocentemente en cuanto a ellos era que el conocimiento de la Verdad los haría más humildes y, como resultado, reconocerían su propia insignificancia y que todo lo que sabían y podían comunicar a otros lo harían por ser sus portavoces y porque él los utilizaba. Nuestras esperanzas ideales eran que estos serían ejemplos del rebaño en todo sentido de la palabra; y que si la providencia divina llevaba al grupito de la compañía a uno o más individuos igual de competentes —o hasta más competentes— en presentar la Verdad, el espíritu del amor los guiaría a mostrarse honra unos a otros, y así a ayudarse e instarse unos a otros a participar en el servicio de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

      ”Con esto presente, pensamos que las mayores medidas de bondad y verdad necesarias en este tiempo y apreciadas por los del pueblo consagrado del Señor harían innecesario que siguieran el proceder señalado por los apóstoles de la Iglesia primitiva. Nuestro error fue que no nos dimos cuenta de que los procedimientos esquematizados por los apóstoles bajo supervisión divina son superiores a todo lo que otros puedan formular, y que la Iglesia en conjunto necesitaría las reglas instituidas por los apóstoles hasta que, por nuestro cambio en la resurrección, todos seamos completados y perfeccionados, y disfrutemos de relación directa con el Amo.

      ”Poco a poco nos dimos cuenta de nuestro error al percibir que hasta cierto grado había un espíritu de rivalidad entre los hermanos, y que muchos tenían el deseo de llevar la delantera en las reuniones por considerarlo un cargo en vez de un servicio, y de excluir y estorbar el que llegaran a ser líderes otros hermanos de igual habilidad natural y de igual conocimiento de la Verdad y aptitud en el manejo de la espada del Espíritu.”—“Zion’s Watch Tower”, 15 de marzo de 1906, página 90.

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 208 y 209]

      Edificios empleados por la Sociedad hace un siglo en la zona de Pittsburgh

      La Casa Bíblica, que se ve aquí, fue la oficina central durante diecinueve años, desde 1890 hasta 1909f

      Aquí tenía su estudio el hermano Russell

      Algunos miembros de la Casa Bíblica en 1902

      En el edificio estaban este departamento de tipografía y composición tipográfica (arriba, a la derecha), un departamento de envíos (abajo, a la derecha), un almacén de literatura, habitaciones para el personal, y una capilla (auditorio) con capacidad para unas trescientas personas

      [Nota a pie de página]

      f En 1879 la oficina central estuvo situada en el número 101 de la avenida Quinta, en Pittsburgh (Pensilvania). Después, en 1884, las oficinas se trasladaron al número 44 de la calle Federal, en Allegheny (zona norte de Pittsburgh); y más tarde, aquel mismo año, al 40 de la calle Federal. (En 1887 esta dirección cambió a 151 de la calle Robinson.) Cuando se requirió más espacio, en 1889, el hermano Russell construyó la Casa Bíblica, que se ve a la izquierda, en el 56-60 de la calle Arch, en Allegheny. (Más tarde el número de este edificio se cambió a 610-614 de la calle Arch.) Por poco tiempo, entre 1918 y 1919, la oficina central estuvo de nuevo en Pittsburgh, en el tercer piso del número 119 de la calle Federal.

      [Recuadro en la página 211]

      ¿De quién es la obra?

      Hacia el fin de su vida terrestre Charles Taze Russell escribió: “Con demasiada frecuencia el pueblo de Dios olvida que el Señor Mismo dirige Su obra. Muy a menudo se piensa así: Haremos algo y conseguiremos que Dios nos ayude a hacerlo. Consigamos el punto de vista correcto al respecto y percibamos que Dios se ha propuesto una obra inmensa y la está efectuando; que esa obra se realizará, sin que importemos nosotros o nuestros esfuerzos; y que es un gran privilegio el que se conceda al pueblo de Dios colaborar con su Hacedor en llevar a cabo Sus planes, Sus propósitos y Sus disposiciones a la manera de él. Al ver los asuntos de esta manera, debemos orar y mantenernos vigilantes con el propósito de conocer y hacer la voluntad del Señor, contentos con el papel que se nos permita desempeñar, pues es nuestro Dios quien nos guía. Este es el programa que la Sociedad Watch Tower Bible and Tract ha procurado seguir”.—“The Watch Tower”, 1 de mayo de 1915.

      [Recuadro en la página 215]

      Preguntas V.D.M.

      Las letras V.D.M. son las iniciales de las palabras latinas “Verbi Dei Minister”, o Ministro de la Palabra Divina.

      En 1916 la Sociedad preparó una lista de preguntas sobre asuntos bíblicos. Se pidió a los que hubieran de representar a la Sociedad como oradores que contestaran cada pregunta por escrito. De aquella manera la Sociedad podía conocer el modo de pensar, las opiniones y el entendimiento que tenían aquellos hermanos sobre verdades fundamentales de la Biblia. En las oficinas de la Sociedad, un grupo designado de hermanos examinaba cuidadosamente las respuestas escritas. El que recibiera aprobación como orador tenía que contestar bien al menos el 85% de las preguntas.

      Posteriormente muchos ancianos, diáconos y otros Estudiantes de la Biblia pidieron una lista de las preguntas. Con el tiempo se recomendó que sería bueno que las clases escogieran como representantes solo a los que hubieran satisfecho los requisitos como V.D.M.

      El que la Sociedad confiriera el grado de Ministro de la Palabra Divina no significaba que se ordenara a la persona. Sencillamente daba a entender que el grupo designado de las oficinas de la Sociedad que examinaba las respuestas había revisado la madurez de la persona en cuestiones de doctrina —además de, hasta un grado razonable, su reputación—, y había concluido que merecía que se le llamara Ministro de la Palabra Divina.

      Estas eran las preguntas V.D.M.:

      1) ¿Cuál fue el primer acto creativo de Dios?

      2) ¿Qué significa la palabra “Logos” con relación al Hijo de Dios, y qué significan las palabras Padre e Hijo?

      3) ¿Cuándo y cómo entró el pecado en el mundo?

      4) ¿Qué castigo Divino reciben los que han pecado, y quiénes son los pecadores?

      5) ¿Por qué era necesario que el “Logos” fuera hecho carne? ¿Fue Él una “encarnación”?

      6) ¿Cuál fue la naturaleza del Hombre Cristo Jesús desde su infancia hasta su muerte?

      7) ¿Cuál es la naturaleza de Jesús desde su resurrección, y cuál es Su posición oficial con relación a Jehová?

      8) ¿Qué labor ha efectuado Jesús durante esta Era del Evangelio, es decir, desde el Pentecostés hasta ahora?

      9) ¿Qué ha hecho hasta ahora Jehová Dios por el mundo de la humanidad, y qué ha hecho Jesús?

      10) ¿Cuál es el propósito de Dios con relación a la Iglesia, una vez que esté completa?

      11) ¿Cuál es el propósito de Dios respecto al mundo de la humanidad?

      12) ¿Qué les espera a los que son definitivamente incorregibles?

      13) ¿Qué recompensa o bendiciones recibirá el mundo de la humanidad por su obediencia al Reino del Mesías?

      14) ¿Qué pasos puede dar el pecador para entrar en una relación vital con Cristo y con el Padre Celestial?

      15) Después que un cristiano ha sido engendrado por Espíritu Santo, ¿qué derrotero toma, como se indica en la Palabra de Dios?

      16) ¿Se ha apartado usted del pecado para servir al Dios vivo?

      17) ¿Ha hecho usted una consagración completa de su vida y de todas sus facultades y talentos al Señor y a Su servicio?

      18) ¿Ha simbolizado esa consagración por inmersión en agua?

      19) ¿Ha hecho el voto de los I. B. S. A. [iniciales en inglés para Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia] de llevar una vida de santidad?

      20) ¿Ha leído por completo y con detenimiento los seis tomos de ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS?

      21) ¿Le han ilustrado y beneficiado mucho?

      22) ¿Cree que tiene conocimiento suficiente y permanente de la Biblia para ser un siervo más eficiente del Señor el resto de su vida?

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 216 y 217]

      Edificios que se utilizaron al principio en Brooklyn

      Hogar Betel

      En el 122-124 de Columbia Heights

      Comedor del Hogar Betel

      Tabernáculo

      En el número 17 de la calle Hicks estaban ubicadas las oficinas, el almacén de literatura, el departamento de envíos, el equipo de composición tipográfica y un auditorio de 800 asientos (el Tabernáculo se usó de 1909 a 1918)

      El auditorio

      Primeras fábricas

      Algunos miembros de la familia de Betel que trabajaban en 1920 en la fábrica de la avenida Myrtle (derecha)

      35 de la avenida Myrtle (1920-1922)

      18 de la calle Concord (1922-1927)

      117 de la calle Adams (1927- )

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 224 y 225]

      Superintendentes viajantes—Algunos de los miles que han servido como tales

      Canadá, 1905-1933

      Inglaterra, 1920-1932

      Finlandia, 1921-1926, 1947-1970

      Estados Unidos, 1907-1915

      Viajando entre congregaciones:

      Groenlandia

      Venezuela

      Lesoto

      México

      Perú

      Sierra Leona

      Vivienda móvil en Namibia

      En el servicio del campo con los Testigos en Japón

      Reunión con ancianos locales en Alemania

      Se da consejo práctico a los precursores en Hawai

      Instruyendo a una congregación en Francia

      [Recuadro/Ilustración en la página 229]

      Primeras corporaciones legales

      Zion’s Watch Tower Tract Society. Se formó en 1881 y se constituyó legalmente en el estado de Pensilvania el 15 de diciembre de 1884. En 1896 se le cambió el nombre a Watch Tower Bible and Tract Society. Desde 1955 se la ha conocido como Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

      Peoples Pulpit Association. Se formó en 1909 cuando la Sociedad trasladó sus oficinas principales a Brooklyn (Nueva York). En 1939 el nombre se cambió a Watchtower Bible and Tract Society, Inc. Desde 1956 se la conoce como Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      International Bible Students Association. Constituida en Londres (Inglaterra), el 30 de junio de 1914.

      A fin de conformarse a las leyes, los testigos de Jehová han creado otras corporaciones en muchas comunidades y países. Sin embargo, no están divididos en organizaciones nacionales ni regionales. Son una hermandad mundial unida.

      [Recuadro en la página 234]

      ‘Como la comunidad cristiana primitiva’

      En julio de 1956 la publicación religiosa “Interpretation” dijo: “Ninguna agrupación se parece más a la comunidad cristiana primitiva en su organización y predicación [que los testigos de Jehová]. [...] Son muy pocos los grupos que emplean tanto las Escrituras en su mensaje, ya sea oral o escrito”.

      [Fotografía en la página 210]

      Se establecieron sucursales para mejorar la supervisión. La primera de ellas se organizó en Londres (Inglaterra), en este edificio

      [Fotografía en la página 221]

      J. F. Rutherford en 1941. Los Testigos sabían que él no era su caudillo

      [Fotografía en la página 226]

      John Booth, superintendente viajante en E.U.A. de 1936 a 1941

      [Fotografía en la página 227]

      Carey Barber, cuyo distrito abarcaba una enorme sección de Estados Unidos

      [Fotografía en la página 228]

      El hermano Knorr visitaba regularmente las sucursales y los hogares misionales

      [Fotografía en la página 230]

      Se han celebrado reuniones con los superintendentes a cargo de las sucursales de la Sociedad para darles instrucción especial (Nueva York, 1958)

      [Fotografías en la página 231]

      La Escuela del Ministerio del Reino ha preparado a superintendentes de todo el mundo

      Escuela del Ministerio del Reino en un campamento de refugiados en Tailandia, en 1978; y en las Filipinas, en 1966 (arriba, a la izquierda)

      [Fotografía en la página 232]

      Se han ido publicando instrucciones de organización (primero en inglés, luego en otros idiomas) para coordinar la actividad de los Testigos e informarles sobre las provisiones para su ministerio

  • Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimo
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 16

      Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimo

      LAS reuniones de congregación son una parte importante de la actividad de los testigos de Jehová. Hasta cuando las circunstancias lo hacen muy difícil, procuran asistir con regularidad a sus reuniones, en conformidad con la exhortación bíblica: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca”. (Heb. 10:24, 25.) Donde es posible, cada congregación celebra reuniones tres veces por semana, lo que significa un total de 4 horas y 45 minutos. Sin embargo, tanto la naturaleza de las reuniones como su frecuencia han variado según las necesidades.

      En el siglo primero las manifestaciones de los dones milagrosos del espíritu fueron una característica notable de las reuniones cristianas. ¿Por qué? Porque mediante aquellos dones Dios daba testimonio de que ya no utilizaba al sistema religioso judío y de que Su espíritu descansaba entonces sobre la congregación cristiana recién formada. (Hech. 2:1-21; Heb. 2:2-4.) En las reuniones de los cristianos primitivos se oraba, se cantaban alabanzas a Dios y se destacaba el profetizar (es decir, la transmisión de revelaciones de la voluntad y el propósito divinos) y el impartir instrucción que edificara a los que escucharan. Aquellos cristianos vivieron en una época de acontecimientos maravillosos relacionados con el propósito de Dios. Tenían que comprenderlos y saber cómo obrar en armonía con estos. Sin embargo, algunos no mostraron equilibrio en su manera de dirigir las reuniones y, como muestra la Biblia, necesitaron consejo para actuar de la manera más provechosa. (1 Cor. 14:1-40.)

      En los años setenta del siglo XIX y después, ¿se vieron también los rasgos distintivos de las reuniones de los primeros cristianos en las reuniones de los Estudiantes de la Biblia?

      Sustento espiritual para los primeros Estudiantes de la Biblia

      En 1870 Charles Taze Russell y un pequeño grupo de colaboradores de Allegheny (Pensilvania) y sus alrededores formaron una clase para el estudio de la Biblia. Como resultado de sus reuniones, su amor a Dios y a su Palabra fue aumentando y su entendimiento de lo que la Biblia misma enseña se hizo más profundo. En aquellas reuniones no se hablaba en lenguas de forma milagrosa. ¿Por qué no? Porque aquellos dones milagrosos habían cumplido su objetivo en el siglo primero y, como había predicho la Biblia, habían cesado. “El siguiente paso del progreso —explicó el hermano Russell— era la manifestación de los frutos del espíritu, como lo señala claramente san Pablo.” (1 Cor. 13:4-10.) Además, al igual que en el siglo I, estos cristianos tenían que efectuar una obra de evangelización urgente, y para ello necesitaban estímulo. (Heb. 10:24, 25.) Poco tiempo después celebraban dos reuniones semanales.

      El hermano Russell comprendió la importancia de que los siervos de Jehová fueran un pueblo unido, sin importar dónde se hallaran en el mundo. De ahí que en 1879, poco después de empezar a publicarse la revista Watch Tower, hoy conocida en español como La Atalaya, se invitara a los lectores a solicitar la visita del hermano Russell o de uno de sus colaboradores. Se avisaba con claridad: “No se cobra ni se acepta dinero”. Cuando llegaron algunas solicitudes, el hermano Russell hizo un viaje de un mes que lo llevó hasta Lynn (Massachusetts), y celebró reuniones en cada parada que duraron de cuatro a seis horas. Trató sobre el tema: “Asuntos relacionados con el Reino de Dios”.

      A principios de 1881 el hermano Russell dio esta exhortación a los lectores de la revista Watch Tower que aún no celebraban reuniones regulares donde vivían: “Organicen una en su propia casa con su familia, o hasta con las pocas personas que se interesen. Lean, estudien, alaben y adoren juntos, y donde dos o tres se reúnan en Su nombre, el Señor estará entre ustedes, como maestro suyo. Así eran algunas de las reuniones de la iglesia en el tiempo de los apóstoles. (Véase Filemón, 2)”.

      El programa que se sigue en las reuniones tuvo un desarrollo gradual. Se daban sugerencias, pero se dejaba que cada grupo, teniendo en cuenta sus circunstancias, decidiera qué era lo mejor para ellos. De vez en cuando alguien presentaba un discurso, pero se daba más énfasis a las reuniones en las que todos pudieran participar libremente. Al principio algunas clases de los Estudiantes de la Biblia no usaron mucho las publicaciones de la Sociedad en sus reuniones, pero los ministros viajantes, los peregrinos, les ayudaron a ver lo valioso que era hacer esto.

      Después de haberse publicado varios tomos de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio), empezaron a usarse como base para el estudio. En 1895 a los grupos de estudio se les llamó Círculos de la Aurora para Estudios Bíblicos.a En Noruega algunos los llamaron más tarde “reuniones de lectura y conversación —y añadieron—: Se leían en voz alta porciones de los libros del hermano Russell, y cuando alguien tenía comentarios o preguntas [...], levantaba la mano”. El hermano Russell recomendó que en aquellos estudios los participantes emplearan diferentes traducciones de las Escrituras, referencias marginales de la Biblia y concordancias bíblicas. Los grupos solían ser de tamaño moderado y se reunían en hogares particulares en una noche conveniente para todos. Aquellas reuniones fueron predecesoras del actual Estudio de Libro de Congregación.

      El hermano Russell se dio cuenta de que se requería más que un simple estudio de asuntos doctrinales. Debería haber también expresiones de devoción que infundieran en el corazón de las personas aprecio al amor de Dios y un deseo de honrarle y servirle. Se instó a las clases a organizar una reunión especial con ese fin una vez a la semana. A veces se las llamaba “Reuniones de las Cabañas” porque tenían lugar en hogares particulares. El programa constaba de oraciones, himnos de alabanza y testimonios de los presentes.b A veces aquellos testimonios eran experiencias animadoras; se incluían también pruebas, dificultades y situaciones críticas a las que se hubieran enfrentado recientemente. En algunos lugares esas reuniones no lograban su objetivo, pues se daba demasiado énfasis a individuos. Mediante la revista The Watch Tower se dieron bondadosas sugerencias para mejorarlas.

      Recordando aquellas reuniones, Edith Brenisen, esposa de uno de los primeros peregrinos estadounidenses, dijo: “Era una noche para meditar en el cuidado amoroso de Jehová y para asociarnos estrechamente con nuestros hermanos y hermanas. Mientras escuchábamos algunas de sus experiencias llegábamos a conocerlos mejor. Observar su fidelidad, ver cómo vencían sus dificultades, a menudo nos ayudaba a resolver algunas de nuestras propias perplejidades”. Sin embargo, con el tiempo quedó claro que las reuniones más provechosas eran las que se preparaban con el fin de equipar a cada uno para la evangelización.

      En algunos lugares, el proceder que se seguía en la reunión del domingo preocupaba a los hermanos. Algunas clases trataban de estudiar la Biblia versículo por versículo. Pero a veces las diferencias de opinión en cuanto al significado no fortalecían en absoluto. Para mejorar la situación, algunos miembros de la congregación de Los Ángeles (California) prepararon bosquejos para el estudio de temas bíblicos, con preguntas y remisiones a la Biblia que toda la clase podía examinar antes de asistir a la reunión. En 1902 la Sociedad presentó una Biblia que contenía “Ayudas para el estudio bereano de la Biblia” y un índice de temas.c Para más simplificación, a partir del número del 1 de marzo de 1905 de la revista Watch Tower se suministraron bosquejos para analizarlos en la congregación, que constaban de preguntas y remisiones a la Biblia y a publicaciones de la Sociedad para estimular la investigación. Ese sistema continuó hasta 1914, año en el que se empezaron a publicar preguntas de estudio para los tomos de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras) que podían usarse como base para los Estudios Bereanos.

      Todas las clases tenían la misma materia de estudio, pero la cantidad de reuniones semanales variaba de una a cuatro, o incluso más, según se organizara en cada lugar. A partir de 1914, en Colombo (Ceilán, ahora Sri Lanka), se tenían reuniones los siete días de la semana.

      Se animaba a los Estudiantes de la Biblia a que investigaran, a ‘confirmarlo todo’, a expresar las ideas en sus propias palabras. (1 Tes. 5:21, Versión Autorizada.) El hermano Russell animó a comentar libremente toda la información que se estudiaba. También advirtió: “Nunca olviden que la Biblia es nuestra norma, y aunque vemos nuestras ayudas como procedentes de Dios, son solo ‘ayudas’ y no sustituyen a la Biblia”.

      La Conmemoración de la muerte del Señor

      Comenzando alrededor de 1876, los Estudiantes de la Biblia conmemoraron todos los años la muerte del Señor.d Al principio el grupo de Pittsburgh (Pensilvania) y de lugares próximos se reunió en la casa de uno de los hermanos. Para 1883 unas cien personas se daban cita en aquella zona, y se usaba un salón alquilado. Con el fin de acomodar a la gran asistencia que se esperaba en Pittsburgh en 1905, los hermanos decidieron emplear el espacioso Carnegie Hall.

      Los Estudiantes de la Biblia entendieron que esta era una observancia anual, y no algo que hubiera de hacerse semanalmente. La fecha que observaban correspondía al 14 de Nisán del calendario judío, el tiempo en que murió Jesús. Con el transcurso de los años se perfeccionó la manera de calcular aquella fecha.e Sin embargo, el significado de la ocasión misma era lo más importante.

      Aunque los Estudiantes de la Biblia se reunían para esta observancia conmemorativa en muchos lugares y en grupos de diversos tamaños, se invitaba a todo el que pudiera hacerlo a reunirse con los hermanos de Pittsburgh. De 1886 a 1893 se invitó en especial a los lectores de la Watch Tower a ir a Pittsburgh si podían, y lo hicieron; vinieron de diferentes partes de Estados Unidos y Canadá. Esto no solo les permitió celebrar juntos la Conmemoración, sino también fortalecer los lazos de unidad espiritual. No obstante, al aumentar la cantidad de las clases, tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, no resultó práctico seguir tratando de reunirse en un solo lugar, y comprendieron que resultaría mucho más beneficioso que se reunieran con sus compañeros de creencia de la zona donde vivían.

      Como indicó la revista Watch Tower, muchos afirmaban que creían en el rescate, y a ninguno se le impedía asistir a la conmemoración anual. Pero la ocasión tenía un significado especial para los que pertenecían realmente al “rebaño pequeño” de Cristo. Estos eran quienes participarían en el Reino celestial. Cuando Jesús instituyó la Conmemoración la noche antes de morir, fue a aquellos a quienes se ofrecía esa esperanza a los que dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. (Luc. 12:32; 22:19, 20, 28-30.)

      En particular a partir de los años treinta empezaron a ponerse de manifiesto los que conformarían la “gran muchedumbre” de otras ovejas. (Rev. 7:9, 10; Juan 10:16.) En aquel tiempo se les llamaba los Jonadab. Por primera vez, en su número del 15 de febrero de 1938 The Watchtower invitó específicamente a estos a estar presentes en la Conmemoración (en español, véase La Torre del Vigía de marzo); la invitación al acto conmemorativo decía: “Que cada compañía de los ungidos se reúna y celebre el Memorial el 15 de abril, después de las seis p.m. ante la presencia de sus compañeros, los Jonadabs”. Estos no asistieron como participantes, sino como observadores. Su presencia empezó a incrementar la concurrencia a la Conmemoración de la muerte de Cristo. En 1938 la asistencia total fue de 73.420 personas, mientras que los que participaron de los emblemas (el pan y el vino) fueron 39.225. En los años siguientes, se comenzaron a contar grandes cantidades de personas recién interesadas y otras que aún no habían llegado a ser testigos de Jehová activos entre aquellos que asistían como observadores. Por eso, en 1992, cuando la cantidad máxima de los que participaban en el ministerio del campo fue de 4.472.787, la asistencia a la Conmemoración fue de 11.431.171 y el número de los que participaron de los emblemas fue de solo 8.683. En algunos países la concurrencia ha sido hasta cinco o seis veces mayor que la cantidad de Testigos activos.

      Debido a su aprecio profundo por el significado de la muerte de Cristo, los testigos de Jehová observan la Conmemoración aunque se hallen en circunstancias muy difíciles. Durante la guerra de Rhodesia (ahora Zimbabue), en los años setenta, no era posible salir de noche a causa de los toques de queda, de modo que los hermanos de algunos sectores tenían que reunirse en la casa de un testigo de Jehová durante el día y luego celebrar la Conmemoración al anochecer. Por supuesto, no podían regresar a su casa aquella misma noche, así que permanecían allí hasta el día siguiente. Aprovechaban el resto de la noche para cantar cánticos del Reino y contar experiencias, lo que para ellos era una fuente de estímulo adicional.

      Durante la II Guerra Mundial se celebró la Conmemoración en los campos de concentración, aunque esto pudo haber significado castigo severo si los guardias se hubieran enterado. Mientras estuvo aislado en una prisión de la China comunista de 1958 a 1963, debido a su fe cristiana, Harold King celebró la Conmemoración lo mejor que pudo en medio de sus circunstancias. Más tarde contó: “Desde la ventana de mi prisión veía [cómo crecía] la Luna cerca del comienzo de la primavera. Calculaba tan cuidadosamente como podía la fecha para la celebración”. Improvisaba los emblemas necesarios, haciendo un poco de vino con grosellas negras y utilizando arroz, que no tiene levadura, para hacer el pan. Añadió: “Cantaba y oraba y pronunciaba un discurso regular para la ocasión, así como lo hubiera hecho en cualquier congregación del pueblo de Jehová. De modo que sentía que cada año estaba unido [a] mis hermanos [de] todo el mundo en esta importantísima ocasión”.

      El lugar de los jóvenes

      En los primeros años las publicaciones y las reuniones de los Estudiantes de la Biblia no se preparaban teniendo en cuenta a los jóvenes. Estos podían asistir a las reuniones, y algunos lo hacían y escuchaban atentamente. Pero no se hacía nada especial para que participaran en ellas. ¿Por qué no?

      Los hermanos de entonces entendían que en poco tiempo todos los miembros de la novia de Cristo se unirían a él en la gloria celestial. En 1883 la revista Watch Tower explicó: “Los que estamos en preparación para la llamada celestial no podemos apartarnos de la labor especial de esta época, la de preparar a ‘la Novia, la esposa del Cordero’. La Novia tiene que aprestarse; y precisamente ahora, cuando se le están dando los últimos toques a su adorno nupcial, se requiere el servicio de todo miembro en esta obra actual de tanta importancia”.

      Se instaba a los padres a aceptar la responsabilidad que Dios les daba de instruir espiritualmente a sus hijos. No se recomendaba tener escuelas dominicales separadas para los jóvenes. Era obvio que las escuelas dominicales de la cristiandad habían resultado ser perjudiciales. Los padres que enviaban a sus hijos a aquellas escuelas creían que aquello los eximía de la responsabilidad de darles instrucción religiosa. Los hijos, a su vez, al no acudir a sus padres como fuente principal de instrucción divina, no veían motivo para honrarles ni obedecerles como era debido.

      Sin embargo, de 1892 a 1927 la revista Watch Tower apartó espacio para comentar sobre el texto bíblico que se trataba en “International Sunday School Lessons” (Lecciones para la escuela dominical internacional), algo que era popular entonces entre las iglesias protestantes. Durante mucho tiempo aquellos textos fueron escogidos por F. N. Peloubet, un clérigo de la Iglesia Congregacional, y sus colaboradores. La Watch Tower los analizaba desde el punto de vista de los Estudiantes de la Biblia y su comprensión superior de las Escrituras, libre de los credos de la cristiandad. Se esperaba introducir así la revista Watch Tower en algunas iglesias, presentar de ese modo la verdad, y que algunos feligreses la aceptaran. Por supuesto, la diferencia era obvia, y esto encolerizó al clero protestante.

      Llegó el año 1918, y el resto, o los que quedaban de los ungidos, se hallaban aún en la Tierra. También había aumentado mucho la cantidad de niños en sus reuniones. Solían dejarlos jugar mientras los padres estudiaban. Sin embargo, los jóvenes también tenían que aprender a ‘buscar justicia, buscar mansedumbre’, para que se les ‘guardara en el día de la cólera del SEÑOR’. (Sof. 2:3, VA.) De modo que en 1918 la Sociedad instó a las congregaciones a preparar una clase para jóvenes de 8 a 15 años. En algunos lugares hasta hubo clases preliminares para los que eran demasiado pequeños para estar en la clase de los jóvenes. A la vez se recalcó de nuevo la responsabilidad de los padres con respecto a sus hijos.

      Esto sirvió de base para otros proyectos futuros. En 1920 la revista The Golden Age (conocida hoy como ¡Despertad!) presentó una sección titulada “Juvenile Bible Study” (Estudio bíblico para los jóvenes), con preguntas acompañadas de citas bíblicas que daban las respuestas. Aquel mismo año se publicó The Golden Age ABC; este fue un folleto ilustrado que los padres podían usar para enseñar a sus hijos verdades bíblicas y cualidades cristianas. En 1924 se publicó el libro The Way to Paradise (El camino al Paraíso), escrito por W. E. Van Amburgh. Se preparó para “estudiantes de la Biblia de nivel intermedio”. Por algún tiempo se empleó en las reuniones organizadas para los jovencitos. Además, en Estados Unidos grupos que se llamaban “Testigos Jóvenes” organizaban sus propias salidas al servicio del campo. En Suiza un grupo de jóvenes formó una asociación llamada “La Juventud de Jehová”, para jóvenes entre 13 y 25 años de edad. La oficina del secretario estaba en Berna y publicaban una revista especial Jehovah’s Youth (La juventud de Jehová) que se imprimía allí en las prensas de la Sociedad. Aquellos jóvenes tenían sus propias reuniones y preparaban incluso dramas bíblicos como el que presentaron en el edificio Volkshaus, de Zurich, ante un auditorio de 1.500 personas.

      Sin embargo, lo que sucedía era que dentro de la organización de los siervos de Jehová se iba desarrollando otra organización. Aquello no contribuía a la unidad, y se descontinuó en 1936. Durante una visita a Australia en abril de 1938, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad, se enteró de que se estaba dando clase aparte a los niños mientras los adultos celebraban una asamblea. Inmediatamente hizo que trajeran a todos los niños al lugar de la asamblea, lo cual los benefició mucho.

      Aquel mismo año La Torre del Vigía trató el tema de tener clases separadas para los jóvenes en la congregación. El estudio dio énfasis de nuevo a que los padres tienen la responsabilidad de instruir a sus hijos. (Efe. 6:4; compárese con Deuteronomio 4:9, 10; Jeremías 35:6-10.) También mostró que en la Biblia no hay precedente alguno que justifique la segregación de los jóvenes mediante una clase preparada para ellos. En lugar de eso, tenían que estar presentes con sus padres para escuchar la Palabra de Dios. (Deu. 31:12, 13; Jos. 8:34, 35.) Cuando fuera necesario dar una explicación adicional de la información que se estudiaba, los padres podían darla en casa. Además, los artículos señalaron que tener aquellas clases separadas perjudicaba la predicación de las buenas nuevas de casa en casa. ¿Por qué? Porque los instructores, no salían al servicio del campo a fin de prepararse para dar las clases. De modo que dejaron de tener clases separadas para los jóvenes.

      Hasta el día de hoy los testigos de Jehová siguen teniendo la costumbre de que toda la familia asista junta a las reuniones de la congregación. Los padres ayudan a sus hijos a prepararse para que participen de la manera apropiada. Además, se ha provisto una excelente variedad de publicaciones para que los padres las utilicen al instruir a sus hijos en casa. Entre estas han estado los libros Hijos, en 1941; Escuchando al Gran Maestro, en 1971; Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera, en 1976; Mi libro de historias bíblicas, en 1978, y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas, en 1989.

      Se provee lo necesario para ser evangelizadores activos

      Desde que se publicó el primer número de la revista que hoy conocemos en español como La Atalaya, se ha recordado con regularidad a sus lectores el privilegio y la responsabilidad que tienen todos los cristianos verdaderos de proclamar las buenas nuevas del propósito de Dios. Las reuniones de congregación han ayudado a preparar su corazón y su mente para esta actividad, estimulando en ellos amor a Jehová y aumentando el conocimiento de su propósito. Sin embargo, en 1922 especialmente después de la asamblea de Cedar Point (Ohio), se dio más énfasis a lo que se iba logrando en el servicio del campo y a cómo participar en él eficazmente.

      El Bulletin (Boletín),f una publicación relacionada directamente con el servicio del campo, contenía un testimonio breve (conocido entonces como un recorrido) que tenía que aprenderse de memoria para testificar a la gente. Durante gran parte de 1923, se dedicaba al comienzo de cada mes la mitad de la Reunión de Oración, Alabanza y Testimonio de los miércoles por la noche a dar testimonios sobre el servicio del campo con el fin de promover la unidad en la proclamación del Reino.

      Ya para 1926, las reuniones mensuales en las que se hablaba del servicio del campo se llamaban Reuniones de los Trabajadores. Por lo general los asistentes eran aquellos que participaban en el servicio. En esas reuniones se analizaban métodos de predicación y se hacían planes para la actividad futura. Para 1928 la Sociedad instaba a las congregaciones a tener aquellas reuniones semanalmente. Durante los siguientes cuatro años las congregaciones empezaron a reemplazar la reunión de testimonio (o de declaración) con lo que se había llegado a conocer como la Reunión de Servicio, y la Sociedad instaba a todos a asistir. Por más de sesenta años las congregaciones han tenido este tipo de reunión semanal. Mediante discursos, presentaciones con participación del auditorio, demostraciones y entrevistas, se ha provisto ayuda específica con relación a todo aspecto del ministerio cristiano.

      Ciertamente las reuniones de este tipo no se originaron en el siglo XX. Jesús mismo dio instrucciones detalladas a sus discípulos antes de enviarlos a predicar. (Mat. 10:5–11:1; Luc. 10:1-16.) Luego, los discípulos se fortalecieron unos a otros en reuniones donde se relataban experiencias que habían tenido en el ministerio. (Hech. 4:21-31; 15:3.)

      Al principio no se daba instrucción de oratoria pública en las reuniones regulares de la congregación. Sin embargo, ya en 1916 se recomendó que los posibles oradores públicos tuvieran clases entre sí, en las que un anciano podía actuar de moderador, escuchando y aconsejando sobre cómo mejorar la preparación y presentación de los discursos. Aquellas reuniones, a las que asistían solamente miembros varones de la congregación, se llamaron más tarde Escuelas de los Profetas. Pensando en aquellos días, Grant Suiter dijo: “La crítica constructiva que recibí en la escuela no fue nada en comparación con la que recibí de mi padre personalmente después que él hubo asistido a una de las sesiones para escucharme tratar de pronunciar un discurso”. Para ayudar a los que querían progresar, los hermanos compilaron e imprimieron por su propia cuenta un libro que contenía instrucciones sobre oratoria, junto con bosquejos de diferentes discursos. Sin embargo, con el tiempo se descontinuaron las Escuelas de los Profetas. Según la necesidad que había en aquel tiempo, se concentró la atención en capacitar a todos los miembros de la congregación para que participaran plenamente en la evangelización de casa en casa.

      ¿Era posible capacitar a cada miembro de esta creciente organización internacional no solo para dar un testimonio breve y ofrecer literatura bíblica, sino también para que se expresara con eficacia y fuera maestro de la Palabra de Dios? Ese fue el objetivo de una escuela especial que se instituyó en 1943 en todas las congregaciones de los testigos de Jehová. El curso ya se había iniciado en la sede mundial de los Testigos en febrero de 1942. Todas las semanas se conducían las clases, y los estudiantes presentaban discursos y recibían consejo. Al principio, solo los varones presentaban discursos en la escuela, aunque se instaba a toda la congregación a estar presente, preparar las lecciones y participar en los repasos. En 1959 se dio a las hermanas el privilegio de matricularse para recibir instrucción sobre cómo tratar asuntos bíblicos con la gente.

      Con relación a los resultados del funcionamiento de esta escuela, la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Sudáfrica informó: “En poco tiempo este excelente [curso] logró ayudar a muchos hermanos que se habían imaginado que nunca serían discursantes públicos a hacerse muy eficientes en la plataforma y más eficaces en el campo. En todas partes de Sudáfrica los hermanos recibieron con gusto esta nueva provisión de Jehová y la pusieron en función con entusiasmo. Esto lo hicieron [...] a pesar de grandes obstáculos lingüísticos y falta de entrenamiento académico”.

      La Escuela del Ministerio Teocrático sigue siendo una reunión de mucha importancia en las congregaciones de los testigos de Jehová. Casi todos los que pueden hacerlo se matriculan. Participan tanto jóvenes como mayores, Testigos nuevos y con mucha experiencia. Es un programa de educación que no cesa.

      Se invita al público a ver y a escuchar

      Los testigos de Jehová no son una sociedad secreta en absoluto. Sus creencias basadas en la Biblia se explican con claridad en publicaciones que puede obtener cualquier persona. Además, procuran invitar al público a sus reuniones para que vea y escuche por sí mismo lo que se hace allí.

      Jesucristo instruyó personalmente a sus discípulos, pero también habló en público —a la orilla del mar, en una montaña, en sinagogas, en la zona del templo de Jerusalén— donde las multitudes pudieran escucharle. (Mat. 5:1, 2; 13:1-9; Juan 18:20.) Siguiendo su ejemplo, en los años setenta del siglo XIX los Estudiantes de la Biblia empezaron a organizar reuniones en las que amigos, vecinos y otras personas interesadas en su mensaje podían escuchar un discurso sobre el propósito de Dios para la humanidad.

      Se hacían esfuerzos especiales por presentar aquellos discursos en lugares convenientes para el público. Esto se conocía como una extensión de las clases. En 1911 se instó a las congregaciones que tenían suficientes oradores capacitados a organizar reuniones en auditorios públicos de ciudades y pueblos vecinos. Cuando era posible, se organizaba una serie de seis discursos. Después del último discurso el orador preguntaba cuántos del auditorio estaban lo suficientemente interesados en estudiar la Biblia como para asistir a reuniones regulares. Durante el primer año se pronunciaron más de 3.000 de aquellos discursos.

      A partir de 1914 se exhibió también en público el “Foto-Drama de la Creación”. Los hermanos no cobraban por la entrada. Desde entonces han empleado otras películas y presentaciones con diapositivas para ilustrar su mensaje. Desde los años veinte la Sociedad Watch Tower comenzó a dar uso pleno a la radiodifusión, y esto permitió que la gente escuchara discursos bíblicos en sus propios hogares. Después, en los años treinta, se grabaron en discos discursos de J. F. Rutherford que luego se pudieron escuchar en miles de reuniones públicas.

      Para 1945 se había instruido a muchos en la oratoria pública mediante la Escuela del Ministerio Teocrático. En enero de aquel año dio comienzo una campaña bien coordinada de discursos públicos. La Sociedad proveyó una serie de ocho bosquejos para conferencias con información oportuna. Para anunciar los discursos se emplearon hojas sueltas y, a veces, pancartas o letreros. Además de usar los lugares donde se reunían regularmente las congregaciones, los hermanos procuraban organizar reuniones públicas en territorios donde no había congregaciones. Todos los miembros de la congregación podían colaborar en esta campaña, anunciando las reuniones, asistiendo personalmente, recibiendo bien a los nuevos y contestando sus preguntas. Durante el primer año de esta actividad especial hubo 18.646 reuniones públicas en Estados Unidos, con una concurrencia total de 917.352 personas. Al año siguiente la cantidad de reuniones públicas en Estados Unidos ascendió a 28.703. Y en Canadá, donde en 1945 tuvieron lugar 2.552 reuniones de ese tipo, hubo 4.645 al año siguiente.

      Hoy en la mayoría de las congregaciones de los testigos de Jehová, las Reuniones Públicas son parte regular del programa semanal de reuniones. Consisten en un discurso durante el cual se anima a todos a buscar los textos en la Biblia mientras estos se leen y analizan. Estas reuniones son una fuente importante de instrucción espiritual tanto para la congregación como para los nuevos.

      A menudo las personas que asisten por primera vez a las reuniones de los testigos de Jehová reciben una grata sorpresa. Un político prominente de Zimbabue fue a un Salón del Reino para saber qué se hacía allí. Era un hombre de disposición violenta, y fue deliberadamente sin afeitarse y despeinado. Creía que los Testigos le iban a echar. En vez de eso, le trataron con interés genuino y le animaron a tener un estudio bíblico en su hogar. Ahora es un humilde y apacible Testigo cristiano.

      Hay millones de personas que después de haber asistido a las reuniones de los testigos de Jehová se han sentido impulsadas a decir: “Dios verdaderamente está entre ustedes”. (1 Cor. 14:25.)

      Lugares de reunión adecuados

      En los días de los apóstoles, los cristianos celebraban con frecuencia sus reuniones en casas particulares. En algunas zonas podían hablar en sinagogas judías. El apóstol Pablo pronunció discursos durante dos años en el auditorio de una escuela de Éfeso. (Hech. 19:8-10; 1 Cor. 16:19; File. 1, 2.) De igual manera, a finales del siglo XIX, los Estudiantes de la Biblia se reunían en hogares particulares, hablaban a veces en las iglesias y empleaban salones alquilados. En algunos casos, más tarde compraron edificios que habían utilizado otras confesiones religiosas y los emplearon regularmente. Eso fue lo que sucedió en el caso del Tabernáculo de Brooklyn y el Tabernáculo de Londres.

      Pero ni necesitaban ni querían edificios vistosos para sus reuniones. Algunas congregaciones compraron y renovaron edificios adecuados; otras construyeron nuevos salones de reunión. A partir de 1935 se empezó a usar el término Salón del Reino para designar a estos lugares de reunión de las congregaciones. Por lo general son lugares atractivos, pero no ostentosos. Puede que la arquitectura varíe de un lugar a otro, sin embargo, el propósito es que el edificio sea funcional.

      Un programa unificado de instrucción

      A finales del siglo XIX y comienzos del XX el crecimiento y la actividad espirituales variaban considerablemente de una congregación a otra. Los Estudiantes de la Biblia compartían ciertas creencias básicas que los separaban de la cristiandad. Sin embargo, mientras que algunos hermanos apreciaban mucho el medio que Jehová empleaba para alimentar a su pueblo, otros cedían con facilidad a las fuertes opiniones personales de algunos sobre ciertas cuestiones.

      Antes de su muerte Jesús pidió en oración que sus seguidores fueran ‘todos ellos uno’, en unidad con Dios, con Cristo y entre sí. (Juan 17:20, 21.) Esta no sería una unidad obligada. Sería el resultado de un programa unificado de educación que llegaría al corazón de los que estuvieran dispuestos a escuchar. Como se había predicho mucho tiempo atrás: “Todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante”. (Isa. 54:13.) Para disfrutar de lleno de esa paz, todos debían tener la oportunidad de beneficiarse de la instrucción progresiva que Jehová proveía mediante su conducto visible de comunicación.

      Por muchos años los Estudiantes de la Biblia utilizaron los diversos tomos de Estudios de las Escrituras, junto con la Biblia, como base para su estudio. Lo que estos libros contenían era realmente ‘alimento espiritual al tiempo apropiado’. (Mat. 24:45.) Sin embargo, el estudio continuo de las Escrituras bajo la guía del espíritu de Dios hizo patente que había más que aprender, y que los siervos de Jehová tenían que limpiarse aún más en sentido espiritual. (Mal. 3:1-3; Isa. 6:1-8.) Además, después del establecimiento del Reino en 1914 se empezaron a cumplir muchas profecías a paso acelerado, y estas señalaban a una obra urgente en la que todos los cristianos verdaderos deberían participar. Aquella información bíblica oportuna se proveyó regularmente en las columnas de la revista The Watch Tower.

      Cuando algunos representantes viajantes de la Sociedad se dieron cuenta de que no todos se estaban beneficiando de esos artículos en las congregaciones, recomendaron a la oficina central que se estudiara semanalmente en ellas The Watch Tower. Aquella recomendación se pasó a las congregaciones, y a partir del número del 15 de mayo de 1922 de la revista Watch Tower, las “Preguntas Bereanas” para el estudio de los artículos principales formaron parte regular de la misma. La mayoría de las congregaciones tenían tal estudio una o más veces cada semana, pero variaba el grado al que estudiaban realmente el contenido de la revista. En algunos lugares el estudio duraba dos horas o más debido a que el conductor hacía comentarios extensos.

      No obstante, en los años treinta los procedimientos democráticos fueron reemplazados por la organización teocrática. Aquello tuvo un profundo efecto en la manera de ver el estudio de la revista.g Se dio más atención a comprender la información que la Sociedad proveía para el estudio. Los que se habían aprovechado de las reuniones para presentar puntos de vista personales y ofrecían resistencia a la responsabilidad de participar en el ministerio del campo se fueron apartando poco a poco. Con ayuda paciente los hermanos aprendieron a limitar el estudio a una hora de duración. El resultado fue que aumentó la participación y las reuniones se hicieron más animadas. Este programa de alimentación espiritual en el que la Palabra de Dios servía de norma de la verdad dio a las congregaciones un espíritu de verdadera unidad.

      En 1938 The Watchtower se publicaba en veinte idiomas. Toda la información salía primero en inglés. Por lo general pasaban varios meses, y a veces hasta un año, antes de que la información se publicara en otros idiomas, debido al tiempo que tomaba traducir e imprimir las revistas. Sin embargo, en los años ochenta, al cambiar los métodos de impresión, se pudo lograr la publicación simultánea de la revista The Watchtower en muchos idiomas. Para 1992 las congregaciones que entendían uno de los 66 idiomas en que estaba disponible podían estudiar simultáneamente la misma información. De modo que por toda la Tierra la mayoría de los testigos de Jehová disfruta del mismo alimento espiritual semana tras semana. En toda América del Norte y del Sur, en casi toda Europa, en varios países de Oriente, en muchos lugares de África y en una gran cantidad de islas por todo el mundo, el pueblo de Jehová disfruta de un programa simultáneo de alimentación espiritual. En conjunto se le ‘está uniendo aptamente en la misma mente y en la misma forma de pensar’. (1 Cor. 1:10.)

      Los testigos de Jehová toman en serio la asistencia a sus reuniones, como lo muestran las siguientes cifras. En Italia, donde en 1989 había 172.000 Testigos activos, la asistencia semanal a las reuniones en los Salones del Reino era de 220.458 personas. Por contraste, una agencia de prensa católica dice que el 80% de los italianos afirman ser católicos, pero solo el 30% va con regularidad a la iglesia. La proporción es similar en Brasil. En Dinamarca, en 1989 la Iglesia Nacional aseguraba que el 89,7% de la población era miembro de la Iglesia, pero solo el 2% asistía a los servicios religiosos una vez a la semana. La asistencia semanal a las reuniones de los testigos de Jehová de Dinamarca en aquel año fue del 94,7%. En Alemania, una encuesta realizada en 1989 por el Instituto de Sondeo de Opinión de Allensbach indicó que el 5% de los luteranos y el 25% de los católicos de la República Federal asistía a la iglesia con regularidad. Sin embargo, en los Salones del Reino de los testigos de Jehová la concurrencia semanal sobrepasaba a la cantidad de Testigos del país.

      A menudo los que asisten han hecho grandes esfuerzos para estar presentes. En Kenia, en los años ochenta, una mujer de 70 años caminaba regularmente 10 kilómetros y cruzaba a pie un río para estar en las reuniones todas las semanas. Para asistir a las reuniones en su propio idioma, una Testigo coreana que residía en Estados Unidos viajaba regularmente tres horas de ida y tres de vuelta, y tenía que tomar el autobús, el tren, una embarcación y andar un rato. En Surinam, una familia de escasos recursos gastaba semanalmente su salario de un día completo para viajar en autobús a las reuniones. En Argentina, una familia viajaba 50 kilómetros y gastaba la cuarta parte del ingreso familiar en asistir a las reuniones para estudiar la Biblia. Cuando alguien no puede asistir a las reuniones de la congregación por enfermedad, a menudo se hacen planes para que escuche el programa por teléfono o reciba una grabación del mismo en casete.

      Los testigos de Jehová toman a pecho el consejo de no abandonar el reunirse para su fortalecimiento espiritual. (Heb. 10:24, 25.) Además, no asisten solo a las reuniones de su congregación. Su programa anual incluye la asistencia a asambleas.

      [Notas a pie de página]

      a Posteriormente se llamó a estas reuniones Círculos Bereanos para Estudios Bíblicos, pues en ellas se imitaba a los bereanos del siglo primero, a quienes se encomió porque “examinaban con cuidado las Escrituras”. (Hech. 17:11.)

      b A causa de su contenido, también se las llamó Reuniones de Oración, Alabanza y Testimonio. En vista de la importancia de la oración, con el tiempo se recomendó que cada tres meses la reunión fuera simplemente un servicio de oración que incluyera himnos, pero no experiencias.

      c En 1907 las ayudas para los estudios bereanos fueron revisadas, aumentadas considerablemente y actualizadas. En la impresión de 1908 se añadieron más de trescientas páginas de información útil.

      d A esta observancia se la llamaba a veces la Pascua antitípica, es decir, el acto en memoria de la muerte de Jesucristo, quien fue prefigurado por el cordero pascual y por eso fue llamado en 1 Corintios 5:7 “Cristo nuestra pascua”. En armonía con 1 Corintios 11:20 (VA) también se la llamó la Cena del Señor. En ocasiones se la denominó la “Cena del Aniversario”, llamando la atención al hecho de que era una observancia conmemorativa anual.

      e Compárese con los números de las revistas Watchtower de marzo de 1891, páginas 33, 34; 15 de marzo de 1907, página 88; La Torre del Vigía de marzo de 1935, página 48 y La Atalaya del 15 de marzo de 1948, páginas 89, 90.

      f Aun antes de 1900 se envió un folleto titulado Suggestive Hints to Colporteurs (Sugerencias para los repartidores) a todos los que participaban en ese servicio especial. A partir de 1919 se comenzó a publicar el Bulletin con el fin de dar estímulo para el servicio del campo, primero con relación a la distribución de la revista The Golden Age y después con relación a todos los diferentes tipos de evangelización.

      g El nombre Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) se cambió el 1 de enero de 1909 a The Watch Tower and Herald of Christ’s Presence. A partir del número del 15 de octubre de 1931, la revista se llamó The Watchtower and Herald of Christ’s Presence.

      [Comentario en la página 237]

      Reuniones que requerían participación individual

      [Comentario en la página 238]

      No se trataba sencillamente de una filosofía mental; sino de comentarios que motivaban el corazón

      [Comentario en la página 246]

      Se anima a toda la familia a asistir junta a las reuniones

      [Comentario en la página 252]

      Se unifica el programa de alimentación espiritual

      [Comentario en la página 253]

      La asistencia a las reuniones es un asunto serio para los Testigos

      [Recuadro/Fotografías en la página 239]

      Primeras congregaciones

      Para 1916 había unos 1.200 grupos de Estudiantes de la Biblia por todo el mundo

      Durban (Sudáfrica), 1915 (arriba, derecha); Guayana Británica (Guyana), 1915 (centro, derecha); Trondheim (Noruega), 1915 (abajo, derecha); Hamilton (Ontario, Canadá), 1912 (abajo); Ceilán (Sri Lanka), 1915 (abajo, izquierda); la India, 1915 (arriba, izquierda)

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 240 y 241]

      Se cantan alabanzas a Jehová

      Al igual que los israelitas de la antigüedad y Jesús mismo, hoy los testigos de Jehová cantan como parte de su adoración. (Neh. 12:46; Mar. 14:26.) El canto, además de expresar alabanzas a Jehová y agradecimiento por sus obras, ha ayudado a grabar las verdades bíblicas tanto en la mente como en el corazón.

      A través de los años los testigos de Jehová han empleado muchas colecciones de cánticos. La letra se ha actualizado según el entendimiento progresivo de la Palabra de Dios.

      1879: “Cánticos de la Novia”

      (144 himnos que expresaban los deseos y esperanzas de la novia de Cristo)

      1890: “Poemas e Himnos de la Aurora del Milenio”

      (151 poemas y 333 himnos, publicados sin música. La mayoría eran obras de escritores conocidos)

      1896: La “Watch Tower” del 1 de febrero se dedicó a “Zion’s Glad Songs of the Morning” (Cánticos matutinos de alegría de Sión)

      (11 cánticos, con música; la letra fue escrita por Estudiantes de la Biblia)

      1900: “Cánticos Alegres de Sión”

      (82 cánticos, muchos de ellos escritos por un Estudiante de la Biblia; se imprimieron como suplemento de la colección anterior)

      1905: “Himnario de la Aurora del Milenio”

      (Los 333 cánticos publicados en 1890, pero con música)

      1925: “Himnos del Reino”

      (80 cánticos con música, preparados especialmente para los niños)

      1928: “Cánticos de Alabanza a Jehová”

      (337 cánticos, una combinación de nuevas canciones escritas por Estudiantes de la Biblia e himnos antiguos. Se hicieron esfuerzos especiales por eliminar de la letra los puntos de vista de la religión falsa y la adoración de criaturas)

      1944: “Libro de Cánticos del Servicio del Reino”

      (62 cánticos. Adaptados a las necesidades del servicio del Reino en nuestro tiempo. No se dan los nombres de los autores o compositores)

      1950: “Cánticos de alabanza a Jehová”

      (91 cánticos. Este cancionero tenía temas más actualizados y evitó el lenguaje arcaico. Se tradujo a dieciocho idiomas)

      1966: “Cantando y acompañándose con música en su corazón”

      (119 cánticos que abarcaban los diferentes aspectos del vivir y la adoración del cristiano. Se eliminó la música de origen seglar o de la religión falsa. Se grabó música orquestal para todo el cancionero y se empleó como acompañamiento en las reuniones de las congregaciones. También se grabaron algunos cánticos con voces. A partir de 1980 se hicieron grabaciones con arreglos orquestales de las “Melodías del Reino”, para poder disfrutar en casa de música edificante)

      1984: “Canten Alabanzas a Jehová”

      (225 cánticos del Reino, con letra y música compuestas en su totalidad por siervos dedicados de Jehová de toda la Tierra. Se produjeron discos y casetes para acompañamiento)

      Los Estudiantes de la Biblia incluían cánticos de alabanza en sus primeras Reuniones de las Cabañas. El canto también llegó a formar parte de sus asambleas. Algunos cantaban un cántico antes del desayuno, como parte de su adoración matutina, así se hizo durante muchos años en la Casa Bíblica. Aunque la costumbre de cantar en las congregaciones locales se abandonó casi por completo en 1938, se comenzó de nuevo en 1944 y ha seguido formando parte importante de las reuniones de congregación y de los programas de las asambleas de los testigos de Jehová.

      [Fotografía]

      Karl Klein dirige la orquesta de una asamblea en 1947

      [Gráfico en la página 242]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Conmemoración de la muerte de Cristo

      Testigos activos

      Asistencia

      11.000.000

      10.000.000

      9.000.000

      8.000.000

      7.000.000

      6.000.000

      5.000.000

      4.000.000

      3.000.000

      2.000.000

      1.000.000

      1935 1945 1955 1965 1975 1985 1992

      [Fotografía en la página 243]

      Aunque aislado en una prisión de China, Harold King siguió celebrando la Conmemoración

      [Fotografía en la página 244]

      Clase bíblica para jóvenes en Alemania, a comienzos de los años treinta

      [Fotografía en la página 244]

      En Suiza, a mediados de los años treinta, algunos Testigos jóvenes publicaban esta revista (abajo) y presentaban dramas bíblicos (como se muestra abajo, al centro) ante grandes auditorios

      [Fotografía en la página 247]

      El “Boletín” (1919-1935), el “Director” (1935-1936), el “Informador” (1936-1956), y ahora “Nuestro Ministerio del Reino” en 100 idiomas, han provisto regularmente instrucción para que los testigos de Jehová efectúen un ministerio unido

      [Fotografía en la página 248]

      Las demostraciones en la Reunión de Servicio ayudan a los Testigos a mejorar su predicación en el campo (Suecia)

      [Fotografía en la página 249]

      Un testigo joven de Kenia adquiere experiencia al presentar un discurso ante su padre en la Escuela del Ministerio Teocrático

      [Fotografía en la página 250]

      En 1992 la información bíblica para el estudio en las congregaciones de los testigos de Jehová se publicaba simultáneamente en 66 idiomas, y ese número va aumentando

  • Las asambleas: prueba de nuestra hermandad
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 17

      Las asambleas: prueba de nuestra hermandad

      LAS asambleas son hoy un aspecto regular de la organización moderna de los testigos de Jehová. Sin embargo, mucho antes del siglo XX, los adoradores de Jehová celebraban asambleas nacionales e internacionales.

      Jehová requirió que todos los varones del antiguo Israel se reunieran anualmente en Jerusalén para celebrar tres fiestas estacionales. Algunos llevaban a toda su familia. De hecho, la Ley mosaica requería que en ciertas ocasiones todo miembro de la familia —los hombres, las mujeres y los pequeñuelos— estuviera presente. (Éxo. 23:14-17; Deu. 31:10-13; Luc. 2:41-43.) Al principio, los que asistían eran gente que vivía en Israel mismo. Más tarde, cuando los judíos se esparcieron por muchos lugares, venían personas de diferentes naciones. (Hech. 2:1, 5-11.) No las movía a reunirse solo el que Israel y Abrahán fueran sus antepasados, sino también el reconocimiento de que Jehová era su magnífico Padre celestial. (Isa. 63:16.) Aquellas fiestas eran ocasiones gozosas. También contribuían a que todos los presentes se concentraran en la palabra de Dios y a que no se envolvieran tanto en los asuntos cotidianos que se olvidaran de los más importantes, los espirituales.

      De igual modo, las asambleas de los testigos de Jehová de tiempos modernos se centran en los intereses espirituales. Para los observadores sinceros estas asambleas son prueba innegable de que los Testigos están unidos por fuertes vínculos de hermandad cristiana.

      Primeras asambleas de los Estudiantes de la Biblia

      La organización de las asambleas de los Estudiantes de la Biblia de diversas ciudades y países tuvo un desarrollo gradual. A diferencia de lo que sucede entre los grupos eclesiásticos tradicionales, las asambleas hicieron posible que los Estudiantes de la Biblia pronto llegaran a conocer a compañeros de adoración de otros lugares. Al principio aquellas asambleas se efectuaban en Allegheny (Pensilvania), para el tiempo de la conmemoración anual de la muerte del Señor. En 1891 se anunció específicamente que habría una “asamblea para el estudio de la Biblia y para celebrar la Cena Conmemorativa del Señor”. Al año siguiente la revista Watch Tower anunció en un encabezamiento que saltaba a la vista: “ASAMBLEA DE CREYENTES, EN ALLEGHENY, PA.: DEL 7 AL 14 DE ABRIL, INCLUSIVE, DE 1892”.

      No se invitaba al público en general a aquellas primeras asambleas. Más bien, en 1892 asistieron unas cuatrocientas personas que habían dado prueba de fe en el rescate y de interés sincero en la obra del Señor. El programa constó de cinco días de intenso estudio de la Biblia y dos días de consejo útil para los repartidores de literatura.

      Una persona que asistió a una de estas asambleas por primera vez dijo: “He asistido a muchas asambleas, pero nunca a una como esta, donde lo único que se trata constantemente, desde que uno se levanta hasta que se acuesta, es la voluntad y el plan de Dios; en la casa, en la calle, en las reuniones, al comer y en todo otro lugar”. Respecto al espíritu que manifestaban los asistentes, alguien de Wisconsin (E.U.A.) escribió: “Me impresionó mucho el espíritu de amor y bondad fraternal que se manifestó en todo momento”.

      En 1893 hubo un cambio en los preparativos para la asamblea anual. A fin de aprovechar tarifas de ferrocarril más baratas debido a la Exposición Colombina (Feria Mundial de Chicago) que tendría lugar aquel verano, los Estudiantes de la Biblia se reunieron en Chicago (Illinois), del 20 al 24 de agosto. Esta fue la primera asamblea general que tuvieron fuera de la zona de Pittsburgh. Sin embargo, con el fin de emplear de la mejor manera posible el tiempo y el dinero en la obra del Señor, las asambleas generales se suspendieron por unos años.

      Después, a partir de 1898, los Estudiantes de la Biblia de varios lugares tomaron la iniciativa en organizar asambleas a las que asistieran personas de una zona específica. En 1900 hubo tres asambleas generales organizadas por la Sociedad; pero también hubo trece asambleas en diversos lugares de Estados Unidos y Canadá, la mayoría de las cuales duraron un día, y a menudo se celebraban durante la visita de uno de los peregrinos. La cantidad de asambleas siguió aumentando. En 1909 se celebraron por lo menos 45 asambleas de organización local en América del Norte, además de las asambleas en que participó el hermano Russell al efectuar giras especiales que lo llevaron a diferentes partes del continente. Gran parte del programa de las asambleas de un día tenía el propósito especial de estimular el interés del público. La concurrencia oscilaba entre unos cientos de personas hasta varios miles.

      Por otra parte, a las asambleas generales asistían principalmente Estudiantes de la Biblia, y en ellas se enfatizaba la instrucción para los que ya estaban bien establecidos en el camino de la verdad. Para aquellas asambleas se alquilaban trenes especiales que traían a concurrentes de las principales ciudades. A veces la asistencia llegaba a unas cuatro mil personas, y entre los presentes había algunos provenientes de Europa. Aquellas eran ocasiones de verdadero estímulo espiritual que comunicaban más celo y amor al pueblo de Jehová. Al concluir una de aquellas asambleas, en 1903, un hermano dijo: “No aceptaría ni mil dólares a cambio de todo el bien que recibí en esta asamblea; ¡y eso que soy pobre!”.

      Los peregrinos que se hallaran en la zona de la asamblea presentaban discursos en ella. El hermano Russell también se esforzaba por asistir a las asambleas locales y participar en el programa, así como a asambleas mayores en Estados Unidos y, con frecuencia, en Canadá. Aquello implicaba viajar mucho. La mayoría de sus viajes los hacía los fines de semana. Pero en 1909 un hermano de Chicago alquiló varios vagones de tren para llevar a un grupo de asambleístas que viajaba con el hermano Russell durante una gira de asambleas. En 1911 y 1913 el mismo hermano contrató trenes enteros para llevar a cientos de hermanos en giras de asambleas que duraban un mes o más, por el oeste de Estados Unidos y Canadá.

      Viajar hacia las asambleas en uno de aquellos trenes era una experiencia memorable. En 1913 Malinda Keefer subió a uno en Chicago (Illinois). Años más tarde dijo: “Enseguida me di cuenta de que éramos una gran familia [...] y que el tren era nuestro hogar por un mes”. Cuando el tren partía, los que venían a despedirnos entonaban una canción que decía: “Dios los acompañe hasta vernos de nuevo”, y agitaban pañuelos y sombreros a medida que el tren se iba perdiendo de vista. La hermana Keefer añadió: “El tren paraba en cada lugar donde había una asamblea, la mayoría de las cuales duraban tres días, y pasábamos un día en cada asamblea. Durante aquellas paradas el hermano Russell daba dos discursos: por la tarde, uno para los hermanos, y al anochecer presentaba otro para el público sobre el tema ‘Más allá del sepulcro’”.

      En otros países se iban celebrando también más asambleas. Con frecuencia eran muy pequeñas. En la primera que se celebró en Noruega, en 1905, hubo unas quince personas; pero aquello era solo el comienzo. Seis años después, cuando el hermano Russell visitó ese país, se hizo un esfuerzo especial por invitar al público, y asistieron aproximadamente 1.200 personas. En 1909, cuando Russell asistió a unas asambleas en Escocia, habló a unas 2.000 personas en Glasgow y a otras 2.500 en Edimburgo, sobre el interesante tema: “El ladrón en el Paraíso, el rico en el infierno y Lázaro en el seno de Abrahán”.

      Al concluir las primeras asambleas los hermanos celebraban lo que llamaban una fiesta de amor, en la que manifestaban sus sentimientos de hermandad cristiana. ¿Qué se hacía en estas ‘fiestas de amor’? Entre otras cosas, los oradores formaban una hilera, cada uno sosteniendo un plato con pan cortado en cuadritos; entonces los del auditorio desfilaban ante ellos, tomaban del pan y les daban la mano, a la vez que cantaban “Bendito el vínculo que une nuestros corazones en amor cristiano”. Solían derramar lágrimas de gozo mientras cantaban. Más tarde, cuando el auditorio aumentó en número, cesaron de darse la mano y tomar del pan, pero concluían con cántico y oración y, a menudo, con aplausos prolongados que expresaban su agradecimiento.

      Comienza una campaña mundial de proclamar el Reino

      La primera gran asamblea que se celebró después de la I Guerra Mundial tuvo lugar en Cedar Point (Ohio) (en el lago Erie, 96 kilómetros al oeste de Cleveland), del 1 al 8 de septiembre de 1919. Después de la muerte del hermano Russell, algunos que habían sido prominentes en la organización se apartaron de la verdad. Los hermanos experimentaron una prueba severa. Anteriormente en aquel año de 1919, el presidente de la Sociedad y colaboradores suyos habían salido de su encarcelamiento injusto. De modo que todos se preguntaban qué sucedería ahora. Aunque el primer día la asistencia fue algo baja, más tarde aquel día llegaron más concurrentes en trenes especiales. Entonces los hoteles que habían ofrecido alojamiento se vieron inundados de asambleístas. R. J. Martin y A. H. Macmillan (dos del grupo que acababa de salir de la cárcel) ofrecieron su ayuda. Estuvieron asignando cuartos hasta después de la medianoche, y el hermano Rutherford y muchos otros sirvieron de botones, cargando el equipaje y conduciendo a los hermanos a sus habitaciones. Había un espíritu contagioso de entusiasmo entre todos.

      Se esperaba que asistieran unas dos mil quinientas personas. Sin embargo, en todo sentido la asamblea resultó mucho mejor de lo que se esperaba. Para el segundo día se tuvieron que utilizar salones adicionales. Cuando esto no bastó, hubo que pasar al exterior, a una zona donde había una arboleda muy agradable. La asistencia fue de unos seis mil Estudiantes de la Biblia de Estados Unidos y Canadá.

      Por lo menos 1.000 personas del público vinieron para el discurso principal del domingo, lo que sumó un total de 7.000 personas, a quienes el orador habló al aire libre sin micrófono ni sistema de amplificación de la voz. En aquel discurso, “La esperanza para la humanidad angustiada”, J. F. Rutherford subrayó que el Reino Mesiánico de Dios es la solución a los problemas de la humanidad, y además mostró que la Sociedad de Naciones (que estaba en proceso de formación y ya había recibido el visto bueno del clero) no era en absoluto una expresión política del Reino de Dios. El periódico Register de Sandusky (un periódico de aquella zona) publicó un informe extenso del discurso público y un resumen de la actividad de los Estudiantes de la Biblia. Se enviaron copias del informe a otros periódicos de Estados Unidos y Canadá. Pero la publicidad que emanó de aquella asamblea no fue lo único que la hizo significativa.

      El punto culminante de la asamblea fue el “Discurso a los colaboradores”, presentado por el hermano Rutherford, un discurso que más tarde se publicó con el título de “Anunciando el Reino”. Iba dirigido a los Estudiantes de la Biblia mismos. En él se explicó el significado de las letras GA que aparecían en el programa de la asamblea y se veían en varios lugares del local. Se anunció que se publicaría una nueva revista, The Golden Age (La edad de oro), que tendría como fin dirigir la atención de la gente al Reino Mesiánico. Después de explicar la obra que se haría, el hermano Rutherford dijo al auditorio: “Ante ustedes se presenta una oportunidad. Aprovéchenla. Al hacer esta obra, recuerden que no solicitan fondos como representantes de una revista, sino que son embajadores del Rey de reyes y Señor de señores, que con dignidad anuncian a la gente la venida de la Edad de Oro, el glorioso reino de nuestro Señor y Amo, algo que por muchos siglos han esperado, y por lo que han orado, los cristianos verdaderos”. (Véase Revelación 3:8.) Cuando el orador preguntó cuántos deseaban participar en aquella obra, fue muy alentador ver la entusiástica respuesta. Las 6.000 personas del auditorio se pusieron de pie como si fueran una sola. Para el año siguiente más de 10.000 personas participaban en el servicio del campo. La entera asamblea tuvo un efecto unificador y vigorizante en los presentes.

      Tres años más tarde, en 1922, se celebró otra asamblea memorable en Cedar Point. Duró nueve días, del 5 al 13 de septiembre. Además de los concurrentes de Estados Unidos y Canadá, algunos vinieron de Europa. Hubo sesiones en diez idiomas. El promedio diario de asistencia fue de unas diez mil personas; y para la conferencia principal, el discurso “Millones que ahora viven no morirán jamás”, hubo tantas personas del público que la concurrencia casi se duplicó.

      Los Estudiantes de la Biblia no celebraron aquella asamblea con la idea de prepararse para efectuar en la Tierra una obra que tomaría décadas. De hecho, decían que bien podría ser su última asamblea general antes de “la liberación de la iglesia [...] para entrar en la fase celestial del reino de Dios, y, sí, pasar a la mismísima presencia de nuestro Señor y nuestro Dios”. Pero, prescindiendo del poco tiempo que quedara, lo que más les importaba era hacer la voluntad de Dios. Con eso presente, el viernes 8 de septiembre el hermano Rutherford presentó el importante discurso “El Reino”.

      Antes de esto, en diferentes partes del local se habían colgado grandes rótulos con las letras ADV. Durante el discurso el significado de aquellas letras quedó claro cuando el orador dio esta exhortación: “Sean fieles y verdaderos testigos para el Señor. Sigan adelante en la lucha hasta que todo vestigio de Babilonia quede desolado. Proclamen el mensaje lejos y extensamente. El mundo tiene que saber que Jehová es Dios y que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores. Este es el día de importancia máxima. ¡Miren, el Rey rige! Ustedes son sus agentes de publicidad. Por lo tanto, anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”. En aquel momento se desenrolló ante el auditorio una enorme pancarta, de 11 metros de largo. En esta aparecía el lema “Anuncien [en inglés: ‘Advertise’, representado por las letras ‘ADV’] al Rey y el Reino”. Fue un momento electrizante. El auditorio aplaudió con entusiasmo. Levantando su violín por encima de su cabeza, un hermano de edad avanzada de apellido Pfannebecker, músico de la orquesta de la asamblea, clamó con fuerte acento alemán: “Ach, Ya! Und now ve do it, no?” (¡Ah, sí! Y ahora lo haremos, ¿verdad?). Y realmente lo hicieron.

      Cuatro días después, estando la asamblea todavía en curso, el hermano Rutherford participó personalmente con otros concurrentes en proclamar el Reino de casa en casa en un radio de 72 kilómetros desde el lugar de asamblea. Pero el asunto no terminó allí. La obra de proclamar el Reino había recibido un poderoso impulso que la llevaría a todo el mundo. Aquel año, más de diecisiete mil trabajadores celosos, en 58 países, participaron en testificar. Décadas más tarde, George Gangas, quien estuvo en esa asamblea y posteriormente llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante, dijo respecto al programa: “Fue algo que se escribió indeleblemente en mi mente y corazón, que nunca [olvidaré] mientras viva”.

      Ocasiones significativas en el desarrollo espiritual

      Todas las asambleas han provisto estímulo e instrucción basada en la Palabra de Dios. Pero algunas han quedado en la memoria por décadas como hitos espirituales, ocasiones muy significativas en sentido espiritual.

      Siete de estas se celebraron, una tras otra, en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, de 1922 a 1928. Algo que contribuyó a la importancia de aquellas asambleas fueron las impactantes resoluciones que se adoptaron, cuyo contenido se resume en un recuadro en la página siguiente. Aunque los Testigos eran relativamente pocos, distribuyeron hasta 45 millones de ejemplares de una resolución y 50 millones de otras varias, en muchos idiomas y por todo el mundo. Algunas resoluciones se transmitieron al extranjero por cadenas de emisoras. Así se dio un testimonio excepcional.

      En 1931 se celebró en Columbus (Ohio) otra asamblea histórica. El domingo 26 de julio, después de escuchar razones bíblicas al respecto, los Estudiantes de la Biblia adoptaron un nuevo nombre: testigos de Jehová. ¡Qué apropiado! Este es un nombre que dirige la atención principalmente al Creador mismo y que muestra con claridad la responsabilidad que tienen los que lo adoran. (Isa. 43:10-12.) La adopción de ese nombre infundió en los hermanos celo como nunca antes para proclamar el nombre y el Reino de Dios. Como lo expresó un hermano danés en una carta aquel mismo año: “Qué nombre tan extraordinario: testigos de Jehová. Sí, ¡que todos seamos eso!”.

      En 1935 se celebró otra asamblea memorable, en Washington (D.C.). El segundo día de aquella asamblea, el viernes 31 de mayo, el hermano Rutherford habló sobre la gran muchedumbre mencionada en Revelación 7:9-17. Por más de medio siglo los Estudiantes de la Biblia habían tratado en vano de identificar correctamente aquel grupo. Entonces, al tiempo que Jehová tenía fijado, a la luz de lo que iba sucediendo, se señaló que estas son personas que tienen la perspectiva de vivir para siempre aquí mismo en la Tierra. La comprensión de este asunto dio nuevo significado a la obra de evangelizar y aclaró la razón bíblica para un cambio importante que empezaba a verse en la organización moderna de los testigos de Jehová.

      Muchos de los que estuvieron en la asamblea de San Luis (Misuri), en 1941, la recuerdan por el discurso de apertura titulado “Integridad”, en el que el hermano Rutherford destacó la gran cuestión que afronta toda la creación inteligente. Desde que se presentó el discurso “El Gobernante para la gente”, en 1928, las cuestiones planteadas por la rebelión de Satanás habían recibido atención en varias ocasiones. Pero ahora se señaló que “la cuestión primaria que hizo surgir el reto desafiador de Satanás fue y es la de la DOMINACIÓN UNIVERSAL”. El reconocimiento de esa cuestión y de la importancia de guardar integridad a Jehová como Soberano Universal ha sido una importante fuerza motivadora para los siervos de Jehová.

      En medio de la II Guerra Mundial, en 1942, cuando algunos se preguntaban si acaso le habría llegado el fin a la obra de predicar, N. H. Knorr, el nuevo presidente de la Sociedad Watch Tower, presentó el discurso público de la asamblea: “Paz... ¿será duradera?”. La explicación que en él se dio de la simbólica “bestia salvaje de color escarlata” del capítulo 17 de Revelación hizo que los testigos de Jehová previeran que, después de la II Guerra Mundial, habría un tiempo en el que tendrían la oportunidad de dirigir todavía a más personas al Reino de Dios. Así se dio ímpetu a una campaña mundial que con el transcurso de los años ha llegado a más de doscientos treinta y cinco países y no ha concluido aún.

      Se alcanzó otro hito en la asamblea celebrada en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York el 2 de agosto de 1950. Los que asistieron a esa asamblea fueron los primeros en recibir, con sorpresa y mucho entusiasmo, la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, en inglés. El resto de la Traducción del Nuevo Mundo se presentó en secciones durante la siguiente década. Esta versión moderna de las Santas Escrituras restituyó el nombre personal de Dios donde le correspondía en su Palabra. La fidelidad de esta versión al traducir los idiomas originales de la Biblia ha sido una ayuda valiosísima para los testigos de Jehová en su propio estudio de las Escrituras, así como en su obra de evangelizar.

      El penúltimo día de aquella asamblea, F. W. Franz, entonces vicepresidente de la Sociedad Watch Tower, habló al auditorio sobre el tema “Nuevos sistemas de cosas”. Por muchos años los testigos de Jehová habían creído que aun antes del Armagedón algunos siervos de Jehová de tiempos precristianos serían levantados de entre los muertos para ser príncipes en el nuevo mundo, en cumplimiento de Salmo 45:16. De modo que puede imaginarse el efecto que tuvo en aquel inmenso auditorio la siguiente pregunta del orador: “¿Se alegraría esta asamblea internacional al saber que aquí, esta noche, entre nosotros, hay varios príncipes en perspectiva de la nueva tierra?”. A esto siguió un aplauso atronador y gritos de alegría. Entonces el orador mostró que el uso bíblico del término que se traduce “príncipe”, junto con la fidelidad de muchas de las “otras ovejas” de tiempos modernos, permitía creer que algunos de los que actualmente viven pudieran ser escogidos por Jesucristo para servicio principesco. Sin embargo, también destacó que no se otorgarían títulos a quienes se confiara ese servicio. Al concluir hizo la siguiente exhortación: “¡Adelante, pues, firmemente, todos juntos, como la sociedad del nuevo mundo!”.

      Se han presentado muchos otros discursos de gran importancia en las asambleas de los testigos de Jehová. Por ejemplo, en 1953 el discurso “La sociedad del nuevo mundo atacada desde el norte lejano” fue una cautivadora explicación del significado del ataque de Gog de Magog descrito en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. Aquel mismo año, el discurso “Llenando la casa de gloria” emocionó a los que lo escucharon, pues vieron ante sus propios ojos prueba tangible del cumplimiento de la promesa de Jehová, en Ageo 2:7, de sacar de todas las naciones las cosas preciosas, las cosas deseables, e introducirlas en Su casa.

      Sin embargo, la asamblea más sobresaliente de tiempos modernos se celebró en Nueva York, en 1958, cuando un auditorio de más de un cuarto de millón de personas abarrotó los estadios más grandes disponibles en aquella ciudad para escuchar el discurso “El Reino de Dios domina... ¿se acerca el fin del mundo?”. Hubo representantes de 123 países, y los informes que presentaron a los asambleístas ayudaron a fortalecer los vínculos de la hermandad internacional. Durante aquella extraordinaria asamblea se presentaron, en 54 idiomas, publicaciones que contribuirían al adelanto espiritual de los concurrentes, y que estos podrían emplear al instruir a otras personas.

      En 1962 una serie de discursos sobre el tema “Sujeción a las autoridades superiores” corrigió el entendimiento de los Testigos sobre el significado de Romanos 13:1-7. En 1964 los discursos “Pasando de la muerte a la vida” y “Saliendo de las tumbas a una resurrección” profundizaron su comprensión de la gran misericordia que Jehová manifiesta al proveer la resurrección. Y se pudieran dar muchos otros ejemplos de puntos valiosos como esos que aprendieron en las asambleas.

      Todos los años asisten nuevos a las asambleas, decenas de miles, sí, centenares de miles. Aunque para la organización en conjunto la información que se presenta tal vez no sea nueva, a menudo los que asisten por primera vez adquieren un entendimiento de la voluntad divina que realmente los emociona. Quizás comprendan cómo ampliar su servicio y se sientan motivados a emprender un derrotero que cambie el curso de su vida.

      En muchas asambleas se ha llamado atención al significado de ciertos libros de la Biblia. Por ejemplo, en 1958 y de nuevo en 1977 se presentaron libros encuadernados que analizaron las profecías que escribió el profeta Daniel sobre el propósito de Dios de tener un solo gobierno mundial con Cristo como Rey. En 1971 recibió atención el libro de Ezequiel, con su énfasis en la declaración divina: “Las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová”. (Eze. 36:23.) En 1972 se examinaron en detalle las profecías de Zacarías y Ageo. En 1963, 1969 y 1988 se presentaron estudios extensos de las emocionantes profecías de Revelación, que predicen gráficamente la caída de Babilonia la Grande y la venida de los gloriosos nuevos cielos y una nueva tierra.

      Las asambleas han destacado diferentes temas: Aumento de la Teocracia, Adoración Limpia, Adoradores Unidos, Ministros Valerosos, Fruto del Espíritu, Haciendo Discípulos, Buenas Nuevas para Todas las Naciones, Nombre Divino, Soberanía Divina, Servicio Sagrado, Fe Victoriosa, Lealtad al Reino, Mantenedores de Integridad, Confianza en Jehová, Devoción Piadosa, Portadores de Luz y muchas más. Todas han contribuido al desarrollo espiritual de la organización y de los que se asocian con ella.

      Estímulo a la evangelización

      Tanto las asambleas grandes como las pequeñas han sido fuente de mucho estímulo en lo referente a la predicación de las buenas nuevas. Los discursos y las demostraciones han provisto instrucción práctica. El programa de las asambleas incluye siempre experiencias del ministerio del campo así como otras que relatan personas a quienes se ha ayudado en tiempos recientes a aprender las verdades bíblicas. Además, por muchos años se reservó tiempo para participar en el servicio del campo durante las asambleas, lo cual fue muy beneficioso. Daba un excelente testimonio en la ciudad de la asamblea y era una fuente de estímulo para los Testigos mismos.

      El servicio en el campo fue parte de la actividad programada para la asamblea de Winnipeg (Manitoba, Canadá), en enero de 1922. También fue parte de la asamblea general de Cedar Point (Ohio), más tarde aquel mismo año. Desde entonces fue común apartar un día, o parte de uno o varios días, para que los asambleístas predicaran en la ciudad de la asamblea y en sus alrededores. En grandes zonas metropolitanas, esta actividad permitió que personas a quienes difícilmente hubieran llegado los Testigos escucharan las buenas nuevas sobre el propósito de Dios de conceder vida eterna a los que aman la justicia.

      El primero de aquellos días de servicio que hubo en una asamblea en Dinamarca fue en 1925, cuando de cuatrocientos a quinientos hermanos se reunieron en Nørrevold. Muchos de los 275 que participaron en predicar durante aquella asamblea lo hicieron por primera vez. Algunos manifestaron cierta timidez. Pero una vez que vivieron la experiencia se hicieron evangelizadores entusiastas en sus propios territorios también. Después, y hasta el fin de la II Guerra Mundial, se celebraron en Dinamarca muchas asambleas de servicio de un día, a las que se invitaba a los hermanos de pueblos vecinos. Se notó aumento en el celo por la obra a medida que participaban unidamente en el ministerio y luego se reunían para escuchar discursos. En Gran Bretaña y Estados Unidos se celebraron asambleas de servicio similares, pero de dos días.

      En las asambleas grandes la actividad de los asistentes en el campo a veces alcanzaba proporciones notables. A partir de 1936 el discurso público se anunció mediante desfiles ordenados de Testigos que llevaban cartelones o pancartas y distribuían entre el público invitaciones. (Al principio se llamaba a las pancartas “cartelones de emparedado”, porque se llevaban colgadas una al frente y otra en la espalda.) A veces mil Testigos o más participaban en aquellos desfiles en algunas asambleas. Otros hacían visitas de casa en casa invitando a la gente a la asamblea para escuchar el programa. Era muy animador para los Testigos trabajar con otros y ver que centenares, incluso miles, de Testigos participaban en el ministerio con ellos. A la vez, el público de una zona extensa se enteraba de que los testigos de Jehová estaban en el pueblo; la gente tenía la oportunidad de escuchar por sí misma lo que los Testigos enseñaban y observar directamente su conducta.

      A menudo los discursos de las asambleas llegaban a muchas más personas de las que estaban allí presentes. El discurso “Libertad para las gentes” que pronunció el hermano Rutherford en la asamblea de Toronto (Canadá), en 1927, se transmitió por una red de 53 radioemisoras, la mayor cadena hasta entonces, a un inmenso auditorio internacional de radioyentes. El año siguiente, desde Detroit (Michigan, E.U.A.), el discurso “El Gobernante para la gente” se transmitió por el doble de aquella cantidad de emisoras, y por estaciones de onda corta a Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.

      En 1931 las grandes cadenas de radioemisoras rehusaron cooperar con los planes que se habían hecho para transmitir un discurso que pronunciaría el hermano Rutherford en una asamblea; entonces la Sociedad Watch Tower, trabajando con la American Telephone and Telegraph Company (una compañía telefónica y telegráfica), creó su propia red de 163 estaciones, entre ellas la mayor cadena conectada por cable hasta entonces, a fin de transmitir el mensaje “El Reino, la esperanza del mundo”. Por otra parte, más de trescientas estaciones en muchos lugares del mundo retransmitieron el programa grabado en discos.

      Durante la asamblea de Washington (D.C.), en 1935, el hermano Rutherford habló sobre el tema “Gobierno”, y señaló vigorosamente que dentro de poco el Reino de Jehová en manos de Cristo reemplazará a todo gobierno humano. Hubo más de veinte mil personas en el Auditorio de Washington. El discurso también se transmitió al mundo por radio y línea telefónica, y se escuchó en América Central y del Sur, Europa, Sudáfrica, las islas del Pacífico y países de Oriente. Es posible que millones de personas hayan escuchado el discurso de esa manera. Dos de los principales periódicos de Washington violaron su contrato de publicar el discurso. Sin embargo, los hermanos colocaron automóviles con altavoces en tres puntos de la ciudad y en otros 40 lugares en los alrededores de Washington, y desde ellos se retransmitió a grupos que formaron un auditorio estimado en 120.000 personas.

      Después, en 1938, desde la sala llamada Royal Albert Hall, en Londres (Inglaterra), se transmitió el discurso directo “Enfréntense a los hechos” a unas cincuenta asambleas en diversas ciudades alrededor del mundo, a un auditorio combinado de unos doscientos mil asistentes. Además, muchas otras personas oyeron el discurso por radio.

      Así, aunque los testigos de Jehová eran relativamente pocos, sus asambleas grandes desempeñaron un papel importante en la proclamación pública del mensaje del Reino.

      Asambleas de la posguerra en Europa

      Para los que asistieron a ellas, ciertas asambleas grandes sobresalen entre las demás. Eso se puede decir de las que se celebraron en Europa inmediatamente después de la II Guerra Mundial.

      Una de ellas se celebró en Amsterdam (los Países Bajos), el 5 de agosto de 1945, menos de cuatro meses después que los Testigos salieran de los campos de concentración alemanes. Se esperaban unos dos mil quinientos concurrentes; y unos dos mil de ellos necesitarían alojamiento. Para suplir lugares donde dormir, los Testigos de la ciudad cubrieron con paja el suelo de sus hogares. Los asambleístas llegaron de todas partes, por todo medio de transporte posible: embarcaciones, camiones y bicicletas; algunos pidieron transporte en el camino a personas dispuestas a llevarlos.

      En aquella asamblea rieron y lloraron, cantaron y dieron gracias a Jehová por su bondad. Como dijo uno de los presentes: “Tenían el gozo inefable de una organización teocrática recién liberada”. Antes de la guerra había menos de 500 Testigos en los Países Bajos. De estos, 426 fueron arrestados y aprisionados, y 117 murieron como resultado directo de la persecución. Algunos tuvieron el gran gozo de hallar en la asamblea a seres queridos a quienes creían muertos. Otros derramaron lágrimas después de buscar a algunos en vano. Aquella noche, 4.000 personas prestaron mucha atención al discurso público que explicó por qué se había perseguido tan intensamente a los testigos de Jehová. A pesar de lo que habían sufrido, se estaban organizando para seguir con la obra que Dios les había dado.

      Al año siguiente, 1946, los hermanos alemanes tuvieron una gran asamblea en Núremberg. Se les permitió utilizar el Zeppelinwiese, el lugar donde Hitler acostumbraba tener sus paradas militares. El segundo día de la asamblea, Erich Frost, quien había sufrido en carne propia el trato brutal de la Gestapo y pasado años en un campo de concentración nazi, presentó el discurso público “Los cristianos en el crisol”. En aquella ocasión, a los 6.000 Testigos presentes se unieron unos 3.000 residentes de Núremberg.

      El último día de aquella asamblea coincidió con el día en que se anunciarían las sentencias en los juicios por crímenes de guerra celebrados en Núremberg. Las autoridades militares anunciaron que habría un toque de queda aquel día, pero después de extensas negociaciones concordaron en que, en vista de la postura adoptada por los testigos de Jehová frente a la oposición nazi, no sería apropiado que se les impidiera concluir su asamblea en paz. De modo que aquel último día los hermanos se reunieron para escuchar el electrizante discurso “Denodados a pesar de la conspiración mundial”.

      Vieron la mano de Jehová en lo que sucedía. Mientras se dictaba sentencia contra los representantes del régimen que había tratado de exterminarlos, los testigos de Jehová estaban reunidos para adorar a Jehová en el mismo lugar donde Hitler había hecho sus despliegues más espectaculares de poder nazi. El presidente de la asamblea dijo: “Poder experimentar este día, que es solo una vista anticipada del triunfo del pueblo de Dios sobre sus enemigos en la batalla de Armagedón, valió nueve años en el campo de concentración”.

      Otras asambleas memorables

      A medida que la obra de los testigos de Jehová se ha extendido, se han celebrado grandes asambleas por todo el mundo. Los que han asistido han notado rasgos sobresalientes en todas ellas.

      En Kitwe (Rhodesia del Norte [ahora Zambia]), en el centro de la minería de cobre, en 1952 se programó una asamblea que coincidiría con la visita del presidente de la Sociedad Watch Tower. Se celebraría en las afueras de un campo minero, un sitio conocido como Chamboli. Se aplanó la parte superior de un hormiguero abandonado y se construyó una casita con techo de paja para que sirviera de plataforma para los oradores. Se construyeron cobertizos de doble nivel con techo de paja que servirían de dormitorios; se extendían por unos 180 metros desde la zona central de asientos como los rayos de una rueda. Los hombres y los niños durmieron en algunos de aquellos cobertizos; las mujeres y las niñas, en otros. Entre los presentes hubo quienes hicieron un viaje de dos semanas en bicicleta a la asamblea. Otros habían caminado por días, y terminaron su viaje en un autobús destartalado.

      Durante las sesiones todos estuvieron muy atentos, a pesar de que tuvieron que sentarse al aire libre en bancos duros de bambú. Habían venido a escuchar, y no querían perderse nada del programa. El canto de aquel auditorio de 20.000 personas era tan hermoso que traía lágrimas a los ojos. No tenían acompañamiento de instrumentos musicales, pero la armonía de voces era exquisita. Aquellos Testigos manifestaban unidad no solo en su canto, sino en todo sentido, a pesar de tener diversos antecedentes y ser de diferentes tribus.

      ¿Y puede usted imaginarse lo que sintieron los testigos de Jehová de Portugal cuando, después de tratar durante casi cincuenta años de conseguir la libertad de adoración, recibieron reconocimiento legal el 18 de diciembre de 1974? En aquel tiempo solo eran unos 14.000 publicadores. En cuestión de días, 7.586 de ellos llenaron un pabellón deportivo de Oporto. Al día siguiente otros 39.284 llenaron a rebosar un estadio de fútbol de Lisboa. Los hermanos Knorr y Franz estuvieron con ellos en aquella feliz ocasión, inolvidable para muchos.

      Se organizan asambleas internacionales

      Por más de medio siglo, en muchos países los testigos de Jehová han celebrado simultáneamente grandes asambleas en diferentes ciudades. Escuchar discursos importantes transmitidos desde una ciudad clave ha contribuido a que se vean como una hermandad internacional.

      Sin embargo, no fue sino hasta 1946 que se reunió en una sola ciudad a personas de muchos lugares del mundo en una asamblea internacional de gran tamaño. Esta asamblea tuvo lugar en Cleveland (Ohio). Aunque después de la guerra aún era difícil viajar, la concurrencia fue de unas 80.000 personas, entre ellas 302 asambleístas de 32 países aparte de Estados Unidos. Hubo sesiones en veinte idiomas. Se proveyó mucha instrucción práctica con el fin de extender la obra de evangelizar. Uno de los puntos sobresalientes de la asamblea fue el discurso del hermano Knorr sobre los problemas de la reconstrucción y la expansión. El auditorio aplaudió con entusiasmo al enterarse de los planes de ampliación de las instalaciones de impresión y las oficinas centrales de la Sociedad, así como de usar más radioemisoras, establecer sucursales en los principales países del mundo y dar expansión a la obra misional. Inmediatamente después de aquella asamblea se atendieron los detalles necesarios para que los hermanos Knorr y Henschel efectuaran una gira mundial y pusieran por obra lo que se había expresado.

      En los años siguientes se celebraron en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York grandes asambleas históricas. En la primera, celebrada del 30 de julio al 6 de agosto de 1950, hubo representantes de 67 países. Como parte del programa, siervos de sucursal, misioneros y otros asistentes dieron informes breves. El auditorio tuvo así emocionantes vislumbres de la intensa campaña de evangelización que se efectuaba entonces en todos sus países de origen. El último día una concurrencia de 123.707 personas escuchó el discurso “¿Puede usted vivir para siempre en felicidad sobre la Tierra?”. El tema de la asamblea fue “Aumento de la Teocracia”. Se enfocó la atención en el gran aumento de la cantidad de Testigos. No obstante, como recalcó el presidente de la sesión, Grant Suiter, esto no se hacía para alabar a mentes brillantes dentro de la organización visible. Más bien, declaró: “La nueva fuerza procedente del mayor número de personas está dedicada a la honra de Jehová. Así es como debe ser, y nosotros no queremos que sea de otra manera”.

      En 1953 se celebró otra asamblea en el Estadio Yanqui de Nueva York. Aquella vez hubo una concurrencia máxima de 165.829 personas. Como en el caso de la primera asamblea celebrada allí, en el programa se analizaron muchas emocionantes profecías bíblicas, se dio consejo práctico sobre cómo efectuar la predicación de las buenas nuevas y se presentaron informes de muchos países. Aunque las sesiones comenzaban alrededor de las nueve y media de la mañana, por lo general terminaban a las nueve o nueve y media de la noche. Los concurrentes disfrutaron de ocho días completos de gozoso banquete espiritual.

      Para la mayor asamblea, celebrada en Nueva York en 1958, fue necesario utilizar no solo el Estadio Yanqui, sino también el cercano Polo Grounds, así como secciones del exterior, fuera de los estadios, para acomodar a las muchedumbres. El último día, cuando todos los asientos disponibles estaban ocupados, se concedió permiso especial para utilizar hasta el terreno de juego del Estadio Yanqui; y fue emocionante ver a miles de concurrentes desfilar hacia el terreno, quitarse los zapatos y sentarse en el césped. Hubo 253.922 presentes para escuchar el discurso público. Se vio otra prueba de la bendición de Jehová sobre el ministerio de sus siervos cuando en aquella asamblea 7.136 personas simbolizaron su dedicación por inmersión en agua, más del doble de los que se bautizaron en la histórica ocasión del Pentecostés de 33 E.C., como informa la Biblia. (Hech. 2:41.)

      Todo el funcionamiento de aquellas asambleas demostró que había algo más que simple organización eficaz. Fue una manifestación de la acción del espíritu de Dios sobre su pueblo. Por todas partes se hizo patente el amor fraternal basado en el amor a Dios. No había organizadores bien pagados. Todos los departamentos funcionaron con voluntarios que no recibieron salario. Hermanos y hermanas cristianos, y a veces hasta familias enteras, atendieron los puestos para el despacho de refrigerios. También se prepararon comidas calientes, y en inmensas tiendas instaladas en las afueras del estadio las sirvieron a unos mil asambleístas por minuto. Decenas de miles de voluntarios —todos felices de poder colaborar— sirvieron de acomodadores y se encargaron de todo lo relacionado con las instalaciones, la preparación y distribución de los alimentos, la limpieza, y mucho más.

      Muchos voluntarios dedicaron cientos de miles de horas a buscar alojamiento para los asistentes. Hubo años en que, para satisfacer las necesidades de algunos asambleístas, se organizaron campamentos de tiendas de campaña y de casas remolque. En 1953 los Testigos recogieron gratuitamente la cosecha de 16 hectáreas de grano de un granjero de Nueva Jersey que les alquiló su terreno para que levantaran allí un campamento de casas remolque. Para la conveniencia de más de cuarenta y cinco mil personas se instalaron servicios sanitarios, iluminación, duchas, una lavandería, un restaurante de autoservicio y tiendas de comestibles. De la noche a la mañana surgió allí un pueblo. Muchos miles más fueron alojados en hoteles y en hogares privados en Nueva York y sus alrededores. Fue una empresa inmensa, pero con la bendición de Jehová, fue un éxito.

      Asambleas itinerantes

      Los miembros de esta hermandad internacional se interesan mucho en sus compañeros Testigos de otros países. Debido a esto, han aprovechado las oportunidades de asistir a asambleas celebradas fuera de sus países natales.

      Cuando la primera de la serie de asambleas Adoración Limpia se celebró en el Estadio Wembley de Londres (Inglaterra), en 1951, Testigos de 40 diferentes países estuvieron presentes. El programa recalcó el aspecto práctico de la adoración verdadera e instó a hacer del ministerio la carrera de uno en la vida. De Inglaterra muchos Testigos viajaron al continente, donde en los siguientes dos meses se celebrarían otras nueve asambleas. La mayor de estas tuvo lugar en Francfort del Main (Alemania), donde la concurrencia fue de 47.432 personas de 24 países. El cariño de los hermanos se demostró en la conclusión del programa, cuando la orquesta empezó a tocar y los hermanos alemanes cantaron espontáneamente una canción de despedida en la que encomendaban a Dios a los Testigos que habían venido del extranjero. Agitando pañuelos, cientos de ellos cruzaron el campo para expresar personalmente su agradecimiento por esta magnífica fiesta teocrática.

      En 1955 más Testigos planearon visitar a sus hermanos cristianos de otros países durante el tiempo de las asambleas. Hermanos de Estados Unidos y Canadá fueron a Europa en dos barcos (cada uno con capacidad para 700 pasajeros) y 42 aviones fletados. La edición europea del periódico The Stars and Stripes, publicada en Alemania, describió la afluencia de Testigos como “probablemente el mayor movimiento en masa de norteamericanos hacia Europa desde la invasión aliada durante la II Guerra Mundial”. También hubo representantes de América Central y del Sur, Asia, África y Australia. A pesar del esfuerzo del clero de la cristiandad por impedir que los Testigos celebraran sus asambleas en Roma y Núremberg, aquellas dos asambleas y seis más tuvieron lugar en Europa durante el verano. La concurrencia varió de 4.351 en Roma a 107.423 en Núremberg. Otro grupo de 17.729 personas se reunió en el Waldbühne, en lo que entonces se llamaba Berlín occidental, adonde podían asistir con menos riesgos los hermanos de la anterior zona oriental. Muchos de ellos habían estado en prisión por su fe o tenían familiares que se hallaban detenidos, pero todavía seguían firmes. El tema de la asamblea resultó ser muy apropiado: “Reino Triunfante”.

      Aunque ya se habían celebrado muchas asambleas internacionales, la de 1963 fue la primera en su clase. Fue una asamblea que dio la vuelta al mundo. Comenzó en Estados Unidos en Milwaukee (Wisconsin), de donde pasó a Nueva York; luego a cuatro ciudades principales de Europa y, de allí, al Oriente Medio, la India, Birmania (ahora Myanmar), Tailandia, Hong Kong, Singapur, las Filipinas, Indonesia, Australia, Taiwan, Japón, Nueva Zelanda, Fiji, la República de Corea y Hawai, y luego regresó a Norteamérica. Hubo, en total, asistentes de 161 países. La concurrencia total fue de más de 580.000 personas. Hubo 583 representantes de unos veinte países que viajaron con la asamblea, asistiendo en un país tras otro y dándole así la vuelta al mundo. Se organizaron giras especiales que permitieron que los asambleístas vieran lugares de interés religioso; además, participaron en el ministerio de casa en casa con los hermanos y hermanas del país que visitaban. Estos viajeros pagaron sus propios gastos.

      En la mayoría de las asambleas internacionales hubo representantes de América Latina. Pero en 1966-1967 les tocó a ellos ser los anfitriones en las asambleas. Los que asistieron nunca olvidarán el drama basado en el relato bíblico sobre Jeremías, que ayudó a todos a apreciar su significado para nuestros días.a Los lazos de amor cristiano se fortalecieron a medida que los visitantes presenciaron las circunstancias en que se efectúa una inmensa campaña de educación bíblica en la América Latina. Les conmovió en gran manera la fe tan firme de sus compañeros de creencia, muchos de los cuales habían tenido que vencer obstáculos aparentemente insuperables —oposición familiar, inundaciones, pérdida de posesiones— para estar presentes allí. Se sintieron muy animados al escuchar experiencias como la de una precursora especial enfermiza de Uruguay que fue entrevistada, a quien acompañaban en la plataforma muchas de las 80 personas a las que había ayudado a progresar hasta el bautismo cristiano. (Para 1992 había ayudado a 105 personas hasta verlas bautizadas. Seguía delicada de salud y aún era precursora especial.) Fue muy animador también conocer a misioneros de las primeras clases de Galaad que todavía seguían en sus asignaciones. Aquellas asambleas fueron fuente de estímulo para la obra en aquella parte del mundo. En muchos de esos países ahora hay diez, quince y hasta veinte veces la cantidad de adoradores de Jehová que había entonces.

      Unos años después, en 1970-1971, se les hizo posible a los Testigos de otros países asociarse con sus hermanos en asambleas internacionales en África. La mayor tuvo lugar en Lagos (Nigeria), donde hubo que construir todo tipo de instalación necesaria. Para proteger del fuerte sol a los concurrentes se erigió una ciudad de bambú, con una sección para sentarse, dormitorios, un lugar donde servir comidas y otros departamentos. Para esto se necesitaron 100.000 bambúes y 36.000 esteras grandes, todo preparado por los hermanos y las hermanas. El programa se presentó simultáneamente en diecisiete idiomas. La asistencia ascendió a 121.128 personas, y 3.775 nuevos Testigos se bautizaron. En la asamblea hubo miembros de diferentes tribus, muchos de ellos solían guerrear entre sí. Pero ahora era un gozo verlos unidos por los vínculos de la verdadera hermandad cristiana.

      Después de la asamblea, algunos visitantes extranjeros viajaron en autobús a Igbolandia para ver la zona más afectada por la reciente guerra civil. En pueblo tras pueblo había gran conmoción a medida que los Testigos de esas zonas recibían a los visitantes con saludos y abrazos. La gente salía a las calles para mirar. Nunca había visto tal demostración de amor y unidad entre negros y blancos.

      En ciertos países los testigos de Jehová son tantos que se les hace imposible reunirse en un solo lugar. Sin embargo, a veces se han celebrado simultáneamente varias asambleas grandes, seguidas de otras semana tras semana. En 1969 la unidad que había en las asambleas organizadas de aquella manera se vio realzada cuando algunos de los oradores principales viajaron en avión de una asamblea a otra, participando así en todas ellas. En 1983 y 1988 se vio una unidad similar cuando varias asambleas grandes en las que se hablaba el mismo idioma, aunque se celebraron en diferentes países, fueron conectadas por línea telefónica, para la transmisión de discursos clave que dieron miembros del Cuerpo Gobernante. No obstante, la base de la verdadera unidad entre los testigos de Jehová está en que todos ellos adoran a Jehová como el único Dios verdadero, todos se apegan a la Biblia como su guía, todos se benefician del mismo programa de alimentación espiritual, todos siguen la dirección de su Caudillo, Jesucristo, todos se esfuerzan por manifestar en su vida los frutos del espíritu de Dios, todos confían en el Reino de Dios y todos llevan a otros las buenas nuevas de ese Reino.

      Organizados para alabar internacionalmente a Jehová

      Hoy hay tantos testigos de Jehová, que sobrepasan la población de muchas naciones. Para que sus asambleas logren el mayor bien, se tienen que preparar con sumo cuidado. Sin embargo, por lo general lo que se necesita para garantizar suficiente alojamiento para todos es sencillamente seguir las recomendaciones que se publican sobre las asambleas a las que deben asistir los Testigos de diversas zonas. Cuando se planean asambleas internacionales, a menudo el Cuerpo Gobernante tiene que tomar en cuenta tanto la cantidad de Testigos de otros países que desean asistir y pueden hacerlo, como el tamaño de los lugares disponibles para la asamblea, cuántos Testigos de la zona asistirán y el alojamiento que puede conseguirse para los visitantes; entonces se determina la cantidad máxima de representantes que puede enviar cada país. Se dio atención a estos factores al planear las tres asambleas “Devoción Piadosa” de Polonia en 1989.

      Para aquellas asambleas se esperaban unos noventa mil testigos de Jehová polacos, además de miles de personas recién interesadas en la verdad. También se invitó a muchos de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos. Se dio la bienvenida a grandes grupos de Italia, Francia y Japón. Otros vinieron de Escandinavia y Grecia. Hubo por lo menos 37 países representados. Fue necesario traducir del polaco o del inglés a otros dieciséis idiomas ciertas partes del programa. La concurrencia total fue de 166.518 personas.

      Estuvieron en aquellas asambleas grupos grandes de Testigos provenientes de lo que entonces era la Unión Soviética y de Checoslovaquia; también asistieron cantidades considerables de representantes de otros países de Europa oriental. No hubo suficientes habitaciones en los hoteles y los dormitorios escolares para alojar a todos. Los Testigos polacos mostraron hospitalidad abriendo su corazón y sus hogares, compartiendo con gusto lo que tenían. Una congregación de 146 publicadores dio alojamiento a más de 1.200 asambleístas. Para algunos concurrentes, era la primera vez que asistían a una reunión de más de quince o veinte siervos de Jehová. Sus corazones rebosaron de aprecio al ver a decenas de miles de hermanos en el estadio, orar juntos y cantar con ellos alabanzas a Jehová. Entre las sesiones los hermanos se asociaban unos con otros y se abrazaban con gran afecto, aunque la barrera del idioma a veces les impedía expresar en palabras el sentimiento de su corazón.

      Al finalizar la asamblea estaban profundamente agradecidos a Jehová, quien había hecho posible todo aquello. En Varsovia, después de los comentarios de despedida por el presidente de la sesión, el auditorio estalló en aplausos que duraron diez minutos. Después del cántico y la oración final el aplauso se reanudó, y los concurrentes permanecieron un buen rato en el estadio. Habían esperado aquella ocasión durante muchos años, y no querían que terminara.

      Al año siguiente, 1990, menos de cinco meses después de eliminarse una proscripción de cuarenta años impuesta a los testigos de Jehová en lo que entonces era Alemania Oriental, hubo otra extraordinaria asamblea, esta vez en Berlín. Entre los 44.532 que asistieron hubo representantes de 65 diferentes países. De algunos países vinieron solo unos pocos; de Polonia, unos 4.500. Las palabras no bastaban para expresar lo que sentían los que nunca antes habían tenido la libertad de asistir a una asamblea como aquella, y cuando todos los presentes cantaron unidos alabanzas a Jehová, no pudieron contener las lágrimas de gozo.

      Más tarde aquel mismo año, cuando se celebró una asamblea similar en São Paulo (Brasil), se necesitaron dos grandes estadios para acomodar a un auditorio internacional de 134.406 personas. Después hubo una asamblea en Argentina, donde de nuevo se usaron dos estadios simultáneamente para ese mismo propósito. Al comenzar 1991, otras emocionantes asambleas internacionales empezaban en las Filipinas, Taiwan y Tailandia. Aquel año multitudes de personas de muchas naciones asistieron también a asambleas celebradas en Europa oriental: Hungría, Checoslovaquia y lo que ahora es Croacia. Y en 1992 representantes de veintiocho países consideraron un privilegio especial estar entre las 46.214 personas que asistieron en San Petersburgo a la primera asamblea verdaderamente internacional de los testigos de Jehová en Rusia.

      Oportunidades para recibir con regularidad estímulo espiritual

      No todas las asambleas que celebran los testigos de Jehová son internacionales. Sin embargo, el Cuerpo Gobernante organiza asambleas de distrito una vez al año, y por todo el mundo se disfruta del mismo programa en muchos idiomas. Algunas de estas asambleas son considerablemente grandes, y brindan la oportunidad de disfrutar de compañerismo con Testigos de muchos lugares, o puede que sean relativamente pequeñas y se celebren en muchas ciudades, lo cual facilita que los nuevos estén presentes y da al público de cientos de ciudades pequeñas la oportunidad de ver de cerca la diversidad de personas que hay entre los testigos de Jehová.

      Además, una vez al año cada circuito (compuesto de unas veinte congregaciones) se reúne para un programa de dos días en el que se da consejo espiritual y estímulo.b También, a partir de septiembre de 1987, para cada circuito se prepara una vez al año un animador día especial de asamblea. Donde es posible se envía a un miembro de la oficina central de la Sociedad o de la sucursal local para que participe en el programa. Los testigos de Jehová aprecian mucho estas ocasiones. En muchas zonas los lugares de las asambleas no están muy distantes y son de fácil acceso. Pero no siempre es así. Un superintendente viajante recuerda a un matrimonio de edad avanzada que caminó 76 kilómetros, cargados con maletas y mantas, para asistir a una asamblea de circuito en Zimbabue.

      Ya no se sale al servicio del campo durante todas las asambleas, pero eso no se debe a que los Testigos consideren menos importante la predicación. En la mayoría de los casos la gente que vive en los alrededores del lugar de la asamblea recibe visitas regulares de los Testigos de la zona, en algunos casos hasta varias veces al mes. Los asambleístas aprovechan las oportunidades para testificar informalmente, y su conducta cristiana es otro modo de dar un testimonio excelente.

      Prueba de verdadera hermandad

      Los observadores perciben fácilmente la hermandad que se manifiesta entre los Testigos en sus asambleas. Pueden notar que no existe parcialidad entre ellos y que su afecto genuino es evidente aun entre los que quizás se conocen por primera vez. Para el tiempo de la Asamblea Internacional Voluntad Divina, celebrada en Nueva York en 1958, el periódico neoyorquino Amsterdam News (del 2 de agosto) informó: “Por todas partes, negros, blancos y orientales, de toda posición social en la vida y de todas partes del mundo, se mezclaron gozosa y libremente. [...] Los Testigos adoradores, procedentes de 120 países, han vivido y adorado juntos en paz, y han mostrado a los estadounidenses lo fácilmente que esto se puede hacer. [...] La asamblea es un ejemplo brillante de que la gente puede trabajar y vivir en unidad”.

      En tiempos más recientes, cuando los testigos de Jehová celebraron asambleas simultáneas en Durban y Johannesburgo (Sudáfrica), en 1985, entre los concurrentes hubo miembros de los principales grupos étnicos y lingüísticos de Sudáfrica, así como representantes de otros veintitrés países. El afectuoso compañerismo entre los 77.830 asistentes se hizo patente. “Esto es precioso —dijo una joven de la India—. Ver a mestizos, indios, blancos y negros entremezclarse ha cambiado por completo el concepto que tenía de la vida.”

      Este sentimiento de hermandad va más allá de simples sonrisas, apretones de manos y llamarse unos a otros “hermano” y “hermana”. Por ejemplo, cuando se preparaba la asamblea “Buenas Nuevas Eternas”, que se celebraría por todo el mundo en 1963, se notificó a los testigos de Jehová que los que desearan podrían dar ayuda financiera a otros para que asistieran a la asamblea, y que la Sociedad se complacería en ocuparse de que los fondos beneficiaran a hermanos de todas partes del mundo. No se hicieron colectas ni se sacó dinero para gastos administrativos. Todos los fondos se utilizaron para lo que se había indicado. Así se ayudó a 8.179 hermanos a asistir a la asamblea. Entre estos hubo personas de todo país de América Central y del Sur, así como miles de África y muchas más del Oriente Medio y el Lejano Oriente. Gran parte de los que recibieron aquella ayuda eran hermanos y hermanas que habían dedicado muchos años al ministerio de tiempo completo.

      A finales de 1978 se programó una asamblea en Auckland (Nueva Zelanda). Testigos de las islas Cook se enteraron de ello y anhelaban poder asistir. Pero las condiciones económicas en las islas eran tan malas que el viaje le habría costado a cada uno una verdadera fortuna. No obstante, hermanos y hermanas amorosos de Nueva Zelanda contribuyeron fondos para el viaje de ida y vuelta de 60 de los isleños. A ellos les alegró muchísimo estar allí para disfrutar de aquel banquete espiritual con sus hermanos maoríes, samoanos, niueanos y caucásicos.

      Fue típico del espíritu que existe entre los testigos de Jehová lo que sucedió al final de la Asamblea de Distrito “Justicia Divina” celebrada en Montreal (Canadá) en 1988. Por cuatro días asambleístas que hablaban árabe, español, francés, griego, inglés, italiano y portugués habían estado disfrutando del mismo programa en su propio idioma. Sin embargo, al fin de la última sesión, los 45.000 presentes, se juntaron en el Estadio Olímpico en un conmovedor despliegue de hermandad y unidad de propósito. Juntos cantaron, cada uno en su propio idioma: “Venid, cantad [...] ‘Ya reina Jah’ [...] oh creación, hay que gozar”.

      [Notas a pie de página]

      a En los siguientes veinticinco años se presentaron otros 70 dramas en las asambleas.

      b De 1947 a 1987 se celebraron dos de estas asambleas anualmente. Hasta 1972 fueron asambleas de tres días; entonces se instituyó un programa de dos días.

      [Comentario en la página 255]

      “Me impresionó mucho el espíritu de amor y bondad fraternal”

      [Comentario en la página 256]

      Trenes de asambleístas, ¡todos a bordo!

      [Comentario en la página 275]

      No hubo organizadores bien pagados en la asamblea, sino voluntarios que no recibieron salario

      [Comentario en la página 278]

      Unidad entre blancos y negros

      [Recuadro/Fotografía en la página 261]

      Siete importantes resoluciones de asambleas

      En 1922 la resolución titulada “Un desafío a los líderes del mundo” los retó a demostrar que los humanos saben gobernar la Tierra o de lo contrario reconocer que la paz, la vida, la libertad y la felicidad eterna solo pueden venir de Jehová mediante Jesucristo.

      En 1923 se presentó “Una advertencia a todos los cristianos” sobre la necesidad urgente de huir de las organizaciones que engañosamente dicen representar a Dios y a Cristo.

      En 1924 “Eclesiásticos denunciados” reveló el engaño de las doctrinas y las prácticas no bíblicas del clero de la cristiandad.

      En 1925 “Mensaje de esperanza” mostró por qué los que aseguran ser la luz que guía al mundo no han podido satisfacer las mayores necesidades del hombre y por qué solo el Reino de Dios puede lograrlo.

      En 1926 “Un testimonio a los gobernantes del mundo” les avisó que Jehová es el único Dios verdadero y que Jesucristo gobierna ahora como el legítimo Rey de la Tierra. Instó a los gobernantes a utilizar su influencia para volver el pensamiento de la gente hacia el Dios verdadero para evitarles la calamidad.

      En 1927 la “Resolución a los pueblos de la cristiandad” desenmascaró la combinación económico-política-religiosa que oprime a la humanidad. Exhortó a la gente a abandonar la cristiandad y a poner su confianza en Jehová y su Reino en las manos de Cristo.

      En 1928 la “Declaración en contra de Satanás y a favor de Jehová” mostró claramente que el Rey ungido de Jehová, Jesucristo, restringirá dentro de poco a Satanás y destruirá su maligna organización, e instó a todos los que aman la justicia a ponerse de parte de Jehová.

      [Fotografías en las páginas 272 y 273]

      Rasgos sobresalientes de algunas asambleas grandes

      Centenares de asambleístas entusiastas llegaron en barco, miles en avión y decenas de miles en automóviles y autobuses

      Se requirió buena organización y muchos trabajadores voluntarios para hallar y asignar suficiente alojamiento

      Durante aquellas asambleas de ocho días se sirvieron regularmente a los asistentes decenas de miles de comidas calientes

      En 1953 una ciudad de casas remolque y tiendas de campaña alojó a más de cuarenta y cinco mil asambleístas

      En 1958, en Nueva York, 7.136 personas se bautizaron; más que en cualquier otra ocasión desde el Pentecostés de 33 E.C.

      En Nueva York, en 1953, se colocaron letreros con saludos de muchos países y se celebraron sesiones en veintiún idiomas

      [Fotografía en la página 256]

      Concurrentes a la asamblea de la IBSA en Winnipeg (Manitoba, Canadá), en 1917

      [Fotografía en la página 258]

      J. F. Rutherford discursando en Cedar Point (Ohio), en 1919. Instó a todos a anunciar celosamente el Reino de Dios con la revista “The Golden Age”

      [Fotografía en la página 259]

      Asamblea de 1922 en Cedar Point. La exhortación fue: “Anuncien al Rey y el Reino”

      [Fotografía en la página 260]

      George Gangas estuvo en Cedar Point en 1922. Desde entonces, por unos setenta años ha proclamado celosamente el Reino de Dios

      [Fotografía en las páginas 262 y 263]

      Asistentes a la asamblea de 1931 en Columbus (Ohio), quienes aceptaron con entusiasmo el nombre de testigos de Jehová

      [Fotografías en la página 264]

      N. H. Knorr presenta la “Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas” en 1950

      En la asamblea (Nueva York, 1958) se destacaron los discursos de F. W. Franz sobre el cumplimiento de la profecía bíblica

      [Fotografías en la página 265]

      Por muchos años el servicio del campo fue un rasgo importante de todas las asambleas. Los Ángeles (E.U.A.), 1939 (abajo); Estocolmo (Suecia), 1963 (recuadro)

      [Fotografía en la página 266]

      Cuando J. F. Rutherford habló desde Washington (D.C.), en 1935, el mensaje se transmitió por radio y líneas telefónicas a seis continentes

      [Fotografías en la página 268]

      En Núremberg (Alemania), en 1946, Erich Frost pronunció el vigoroso discurso “Los cristianos en el crisol”

      [Fotografía en la página 269]

      Asamblea al aire libre en Kitwe (Rhodesia del Norte) durante la visita de N. H. Knorr en 1952

      [Fotografías en las páginas 270 y 271]

      En 1958 un auditorio de 253.922 personas, que abarrotó dos inmensos estadios de Nueva York, escuchó el mensaje “El Reino de Dios domina... ¿se acerca el fin del mundo?”

      Polo Grounds

      Estadio Yanqui

      [Fotografía en la página 274]

      Grant Suiter, presidente de la asamblea del Estadio Yanqui en 1950

      [Fotografía en la página 274]

      John Groh (sentado) analiza con George Couch la organización de la asamblea en 1958

      [Fotografías en la página 277]

      En 1963 se celebró una asamblea que le dio la vuelta al mundo; representantes de veinte países viajaron de país en país con la asamblea

      Kyoto (Japón)(abajo a la izquierda) fue una de las veintisiete ciudades de asamblea. Asambleístas se conocen en la República de Corea (centro). Un saludo maorí en Nueva Zelanda (abajo a la derecha)

      [Fotografías en la página 279]

      Ciudad de bambú construida para una asamblea que sirvió simultáneamente a diecisiete grupos lingüísticos (Lagos, Nigeria, 1970)

      [Fotografías en la página 280]

      En 1989 se celebraron tres grandes asambleas en Polonia, con representantes de 37 países

      T. Jaracz (a la derecha) habló a los concurrentes en Poznań

      Miles se bautizaron en Chorzów

      El auditorio aplaudió por mucho tiempo en Varsovia

      Asambleístas de lo que entonces era la U.R.S.S. (abajo)

      Porciones del programa de Chorzów se tradujeron a quince idiomas

  • “Buscando primero el Reino”
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 18

      “Buscando primero el Reino”

      EL TEMA principal de la Biblia es la santificación del nombre de Jehová mediante el Reino. Jesucristo enseñó a sus seguidores a buscar primero el Reino, poniéndolo por encima de todo otro interés en la vida. ¿Por qué?

      A menudo La Atalaya ha explicado que, por ser el Creador, Jehová es el Soberano Universal. Merece que sus criaturas lo tengan en la más alta estima. (Rev. 4:11.) No obstante, en los albores de la historia humana uno de los hijos celestiales o espirituales de Dios, quien se hizo a sí mismo Satanás el Diablo, desafió insolentemente la soberanía de Jehová. (Gén. 3:1-5.) Además, Satanás imputó motivos egoístas a todos los que servían a Jehová. (Job 1:9-11; 2:4, 5; Rev. 12:10.) Así se perturbó la paz del universo.

      Por décadas las publicaciones de la Watch Tower han indicado que Jehová ha hecho provisión para resolver estas cuestiones de una manera que ensalce no solo Su imponente poder, sino también la grandeza de su sabiduría, justicia y amor. Una parte esencial de esta provisión es el Reino Mesiánico de Dios. Este da a la humanidad plena oportunidad de aprender los caminos de la justicia. También mediante él se destruirá a los inicuos, se vindicará la soberanía de Jehová y se cumplirá el propósito divino de hacer de la Tierra un paraíso habitado por personas que realmente amen a Dios, se amen unas a otras y sean bendecidas con vida en perfección.

      Debido a la importancia de ese gobierno, Jesús dio el siguiente consejo a sus seguidores: “Sigan, pues, buscando primero el reino”. (Mat. 6:10, 33.) Los testigos de Jehová de nuestros tiempos han dado prueba abundante de que se esfuerzan por prestar atención a ese consejo.

      Renuncian a todo por el Reino

      En una fecha temprana, los Estudiantes de la Biblia hicieron un estudio de lo que significaba buscar primero el Reino. Analizaron la parábola de Jesús en la que comparó el Reino a una perla tan valiosa que cierto hombre “vendió todas las cosas que tenía, y la compró”. (Mat. 13:45, 46.) Reflexionaron sobre el significado del consejo que dio Jesús a un joven gobernante rico de que vendiera todas sus posesiones, las distribuyera entre los pobres y le siguiera. (Mar. 10:17-30.)a Se dieron cuenta de que tenían que dar prioridad al Reino, empleando con gusto su vida, aptitudes y recursos como prueba de que eran dignos de participar en el Reino de Dios. Las demás cosas de la vida tenían que pasar a un segundo plano.

      Charles Taze Russell tomó a pecho ese consejo. Vendió su próspero negocio de ropa de caballero, fue dejando poco a poco los negocios y usó luego todos sus bienes materiales para dar a la gente ayuda espiritual. (Compárese con Mateo 6:19-21.) Esto no lo hizo por solo unos años. Hasta su misma muerte utilizó todos sus recursos —su capacidad mental, su salud física y sus posesiones materiales— para enseñar a otros el importante mensaje del Reino del Mesías. En el funeral de Russell, Joseph F. Rutherford, uno de sus colaboradores, dijo: “Charles Taze Russell fue leal a Dios, leal a Cristo Jesús, leal a la causa del Reino del Mesías”.

      En abril de 1881 (cuando solo unos centenares de personas asistían a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia) la Watch Tower publicó un artículo titulado “Se solicitan 1.000 predicadores”. Este invitaba a hombres y mujeres que no tuvieran personas que dependieran de ellos a emprender la obra de evangelizadores que repartieran publicaciones bíblicas. Empleando el lenguaje de la parábola de Jesús en Mateo 20:1-16, la Watch Tower preguntó: “¿Quién tiene el deseo ardiente de ir a trabajar en la Viña, y ha estado orando que el Señor abra el camino?”. Se instó a los que pudieran dedicar por lo menos la mitad de su tiempo exclusivamente a la obra del Señor a solicitar aquel servicio. Para ayudarles a cubrir los gastos de transporte, comida, ropa y alojamiento, la Sociedad Zion’s Watch Tower Tract puso en manos de los primeros repartidores literatura bíblica que podían distribuir, mencionó la modesta contribución que podían solicitar por esta e indicó a los repartidores que podían quedarse con una parte de los fondos que recibían. ¿Quiénes respondieron a aquella invitación y emprendieron el servicio de repartidor?

      Para 1885 unos trescientos repartidores trabajaban con la Sociedad. En 1914, la cantidad pasó por fin de los mil predicadores. No era un trabajo fácil. Después de visitar los hogares de cuatro pueblos pequeños y de hallar a solo tres o cuatro personas que mostraron algún interés, un repartidor escribió: “Tengo que reconocer que me sentí solo al viajar hasta tan lejos, hablar con tantas personas y hallar tan poco interés en el plan de Dios y en su Iglesia. Ayúdenme con sus oraciones, de modo que pueda presentar la verdad de manera apropiada y sin temor, y no cansarme de hacer el bien”.

      Se ofrecieron de buena gana

      Aquellos repartidores eran auténticos pioneros. Penetraron en los lugares más recónditos del país en un tiempo en que el transporte era muy rudimentario y las carreteras eran, en su mayoría, poco más que surcos producidos por las carretas. En Nueva Zelanda la hermana Early trabajó de ese modo. Comenzó mucho antes de la I Guerra Mundial y dedicó treinta y cuatro años al servicio de tiempo completo hasta su muerte en 1943. Cubrió gran parte del país en bicicleta. Siguió usando su bicicleta para apoyarse y llevar los libros cuando predicaba en el territorio de negocios de Christchurch, aun cuando no podía montar en ella por encontrarse paralizada a causa de la artritis. Podía subir escaleras, pero su incapacidad física la obligaba a bajarlas caminando hacia atrás. No obstante, mientras le quedaron fuerzas las usó en servir a Jehová.

      Aquellos Estudiantes de la Biblia no emprendieron la obra de repartidor porque estuvieran seguros de sí mismos. Algunos eran muy tímidos, pero amaban a Jehová. Antes de testificar en territorios de negocios, una de aquellas hermanas pedía a todos los Estudiantes de la Biblia de su zona que oraran por ella. Con el tiempo, al adquirir experiencia, se entusiasmó con el servicio.

      Cuando Malinda Keefer habló con el hermano Russell en 1907 sobre su deseo de empezar a servir de tiempo completo, le dijo que le parecía que antes tenía que aprender más. De hecho, solo llevaba un año leyendo las publicaciones de los Estudiantes de la Biblia. La respuesta del hermano Russell fue: “Si quieres esperar hasta que lo [sepas] todo, jamás comenzarás; [...] aprenderás a medida que hagas el trabajo”. Ella empezó sin demora, en Ohio (Estados Unidos). A menudo recordaba el texto de Salmo 110:3: “Tu pueblo se ofrecerá de buena gana”. Por los siguientes setenta y seis años eso fue precisamente lo que hizo.b Comenzó mientras era soltera. Luego, ya casada, disfrutó del servicio durante quince años. Pero después de la muerte de su esposo siguió sirviendo, con la ayuda de Jehová. En retrospectiva, dijo: “¡Cuán agradecida estoy de que me ofrecí de buena gana como precursora cuando [era] joven y siempre puse los intereses del Reino en primer lugar!”.

      Al principio, cuando se celebraban las asambleas generales se preparaban reuniones especiales para beneficio de los repartidores. En ellas se contestaban preguntas, se preparaba a los más nuevos y se daba ánimo a todos.

      Desde 1919 en adelante hubo muchos más siervos de Jehová que apreciaron tanto el Reino de Dios que lo hicieron el centro de su vida. Algunos pudieron poner a un lado sus intereses seglares y dedicarse de lleno al ministerio.

      Atención a sus necesidades materiales

      ¿Cómo se suplían sus necesidades materiales? Anna Petersen (después Rømer), evangelizadora de tiempo completo en Dinamarca, recordó: “Recibíamos alguna ayuda para los gastos diarios de las publicaciones que colocábamos[;] y no necesitábamos mucho. Si se nos presentaban gastos grandes, nos las arreglábamos de algún modo. Las hermanas nos daban ropa —trajes o abrigos—, y nos la poníamos enseguida, de modo que vestíamos bien. Y durante algunos inviernos yo trabajaba un par de meses en alguna oficina. [...] Compraba cuando había ventas especiales, y así conseguía la ropa que necesitaba para todo el año. Todo salía bien. Nunca pasamos necesidad”. Lo que más les importaba a los repartidores no eran las posesiones materiales. Su amor a Jehová y Sus caminos era como un fuego que ardía dentro de ellos, y sencillamente tenían que expresarlo.

      Para alojarse solían alquilar una habitación pequeña mientras visitaban a las personas de determinada zona. Unos utilizaban una casa remolque, nada lujosa, donde podían comer y dormir. Otros dormían en tiendas de campaña mientras viajaban de un lugar a otro. En algunos lugares los hermanos organizaban “campamentos de precursores”. A veces los Testigos de la zona les facilitaban un hogar, y se asignaba a alguien para que lo supervisara. Los precursores de aquella zona podían alojarse allí y contribuir para los gastos.

      Aquellos trabajadores de tiempo completo no permitían que la falta de dinero impidiera que personas mansas como ovejas obtuvieran literatura bíblica. A menudo los precursores trocaban las publicaciones por papas, mantequilla, huevos, fruta fresca o enlatada, pollos, jabón o cualquier otra cosa. No se enriquecían; más bien, ayudaban a la gente sincera a recibir el mensaje del Reino, mientras obtenían lo que necesitaban en sentido físico para seguir en el ministerio. Confiaban en la promesa de Jesús de que si ‘buscaban primero el reino y la justicia de Dios’, entonces se les suministrarían el alimento y el albergue necesarios. (Mat. 6:33.)

      Dispuestos a servir donde se les necesitara

      El deseo sincero de cumplir con la labor que Jesús había asignado a sus discípulos llevó a los predicadores de tiempo completo a nuevos territorios, e incluso a otros países. En 1931, cuando se invitó a Frank Rice a dejar Australia y empezar a predicar las buenas nuevas en Java (ahora parte de Indonesia), contaba con diez años de experiencia en el ministerio de tiempo completo. No obstante, en Java tendría que adaptarse a nuevas costumbres y aprender nuevos idiomas. Podía predicar en inglés en las tiendas y en las oficinas, pero también quiso testificar a los que no supieran esta lengua. Estudió mucho, y en tres meses aprendió suficiente holandés como para predicar de casa en casa. Después estudió malayo.

      Frank solo tenía 26 años cuando viajó a Java, y trabajó solo la mayor parte de los seis años que pasó allí y en Sumatra. (A finales de 1931, Clem Deschamp y Bill Hunter llegaron de Australia para ayudarle a efectuar la obra. Estos emprendieron una gira de predicación en el interior, mientras Frank predicaba en la capital de Java y sus alrededores. Más tarde, Clem y Bill también recibieron asignaciones que los separaron.) No había reuniones de congregación a las que Frank pudiera asistir. A veces se sentía solo, y en más de una ocasión tuvo que luchar contra la idea de renunciar a su obra allí y regresar a Australia. Pero siguió trabajando. ¿Cómo le fue posible? El alimento espiritual publicado en The Watch Tower le fortaleció. En 1937 aceptó una asignación en Indochina, donde sobrevivió con dificultad a las violentas revueltas que ocurrieron allí después de la II Guerra Mundial. Todavía mantenía su espíritu de servicio en los años setenta cuando escribió una carta en la que expresaba su gozo porque toda su familia servía a Jehová y porque tanto él como su esposa estaban de nuevo preparándose para trasladarse a un lugar de Australia donde se necesitaba ayuda.

      ‘Confían en Jehová con todo su corazón’

      Claude Goodman estuvo resuelto a ‘confiar en Jehová con todo su corazón, y a no apoyarse en su propio entendimiento’, de modo que escogió el servicio de repartidor como evangelizador cristiano en vez de trabajar y ganar dinero. (Pro. 3:5, 6.) Junto con Ronald Tippin, quien le había ayudado a aprender la verdad, fue repartidor en Inglaterra durante poco más de un año. Luego, en 1929, los dos se ofrecieron para ir a la India.c ¡Qué desafío representaba aquello!

      En los años siguientes viajaron no solo a pie y en trenes de pasajeros y autobuses, sino también en trenes de carga, en carretas tiradas por bueyes, sobre camellos, en sampanes, en cochecillos tirados por hombres y a veces hasta en aviones y trenes particulares. En ocasiones tendían sus petates en salas de espera de estaciones de ferrocarril, en algún establo para ganado, en la hierba de la selva o en el suelo de estiércol de vaca de alguna choza, pero en otras ocasiones durmieron en hoteles de lujo y en el palacio de un rajá. Como el apóstol Pablo, aprendieron el secreto de estar contentos, fuera que carecieran de provisiones o que las tuvieran en abundancia. (Fili. 4:12, 13.) Por lo general no tenían muchas cosas de valor material, pero nunca les faltó lo que realmente necesitaban. Experimentaron personalmente el cumplimiento de la promesa de Jesús de que si buscaban primero el Reino y la justicia de Dios se les proveería lo que necesitaran para la vida.

      Contrajeron el dengue, la malaria y la tifoidea, pero sus compañeros Testigos los cuidaron amorosamente. Tuvieron que servir entre la miseria de ciudades como Calcuta y testificar en las plantaciones de té de las montañas de Ceilán (ahora llamada Sri Lanka). Para satisfacer las necesidades espirituales de la gente ofrecían publicaciones, ponían grabaciones hechas en la lengua vernácula y presentaban discursos. Cuando la obra creció, Claude también aprendió a manejar una prensa y a atender otros trabajos en las sucursales de la Sociedad.

      Al cumplir 87 años podía recordar una vida rica de experiencias en el servicio de Jehová en Inglaterra, India, Paquistán, Ceilán, Birmania (hoy Myanmar), Malaya, Tailandia y Australia. Mantuvo el Reino en primer lugar en su vida mientras fue un joven soltero y cuando estuvo casado y tuvo familia. Menos de dos años después de su bautismo emprendió el servicio de tiempo completo, y lo consideró su carrera durante el resto de su vida.

      El poder de Dios se perfecciona en la debilidad

      Ben Brickell fue otro de aquellos Testigos celosos que, como otras personas, tuvo necesidades y enfermó. Su fe era sobresaliente. En 1930 empezó a servir de repartidor en Nueva Zelanda, y allí testificó en territorios que no se predicarían de nuevo hasta décadas después. Dos años más tarde, en Australia, emprendió una gira de predicación de cinco meses por la zona desértica, donde nunca se había testificado. Sobre su bicicleta cargaba mantas, ropa y alimentos, y llevaba libros para distribuir. Aunque otros hombres habían muerto al intentar viajar por aquella región, él no se retrajo, pues confiaba en Jehová. Luego sirvió en Malaysia, donde una afección cardíaca le presentó problemas serios. Pero no desistió. Tras de un período de recuperación, siguió predicando de tiempo completo en Australia. Unos diez años después, una enfermedad grave le obligó a internarse en un hospital, y cuando se le dio de alta el médico le dijo que “estaba incapacitado en un 85%”. No podía siquiera ir de compras sin tener que detenerse varias veces a descansar en la calle.

      Sin embargo, Ben Brickell estaba decidido a continuar, y lo hacía, descansando cuando tenía la necesidad. En poco tiempo estuvo testificando en el accidentado interior australiano. Hizo lo que pudo para atender su salud, pero el servicio a Jehová fue lo más importante para él hasta que murió treinta años después, cuando tenía 65 años.d Reconocía que el poder de Jehová podía compensar su debilidad. En la asamblea de Melbourne de 1969 sirvió en un departamento de precursores, y llevaba una tarjeta en la solapa que decía: “Si desea información sobre el servicio de precursor, pregúnteme”. (Compárese con 2 Corintios 12:7-10.)

      Se predica en pueblos de la selva y en campamentos mineros de las montañas

      El celo por el servicio de Jehová no solo impulsó a hombres, sino también a mujeres a predicar en territorios a los que no habían llegado las buenas nuevas. Freida Johnson, de la clase ungida, era de poca estatura y tenía unos cincuenta años de edad cuando predicaba sola en zonas de América Central, visitando a caballo lugares como la costa norte de Honduras. Se requería fe para trabajar sola en aquella región, yendo de unas plantaciones de banana a otras, y a los pueblos de La Ceiba, Tela y Trujillo, además de solitarias aldeas caribeñas más lejanas. Predicó allí en 1930 y 1931, de nuevo en 1934, y en 1940 y 1941, distribuyendo miles de ejemplares de publicaciones que daban a conocer la verdad bíblica.

      En aquellos años otra celosa trabajadora comenzó su ministerio de tiempo completo. Esta fue la alemana Kathe Palm. Lo que le impulsó a participar en esa obra fue la asamblea de Columbus (Ohio), en 1931, en la cual los Estudiantes de la Biblia adoptaron el nombre de testigos de Jehová. En aquella ocasión decidió buscar primero el Reino, y en 1992, a la edad de 89 años, aún lo seguía haciendo.

      Comenzó su servicio de precursora en la ciudad de Nueva York. Luego se trasladó a Dakota del Sur, donde tuvo una compañera por unos meses, pero después siguió sola en la obra, viajando a caballo. Cuando se le invitó a servir en Colombia (América del Sur), aceptó inmediatamente y llegó a ese país a finales de 1934. De nuevo tuvo una compañera por algún tiempo, pero después tuvo que continuar sola. Esto no la disuadió de seguir en su obra.

      Un matrimonio la invitó a servir con ellos en Chile. Aquel era otro territorio inmenso, que se extendía 4.265 kilómetros a lo largo de la costa oeste sudamericana. Después de predicar en los edificios de oficinas de la capital, viajó a zonas distantes del norte del país. Testificó de casa en casa en todos los campamentos mineros y en los poblados —grandes o pequeños— establecidos por las compañías mineras para sus empleados. Los mineros de las montañas andinas se sorprendían de la visita de una mujer que viajaba sola, pero ella estaba decidida a hablar a toda la gente de su zona asignada. Luego se mudó al sur, donde había estancias o ranchos de ovejas de unas 100.000 hectáreas. La gente de aquellos lugares era amigable y hospitalaria, y la invitaba a la mesa a las horas de las comidas. Jehová cuidó de ella de esa manera y de otras, de modo que no le faltó el sustento físico.

      La predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios ha llenado su vida.e Evocando sus años de servicio, dijo: “He tenido una vida muy remuneradora. Todos los años, cuando asisto a una asamblea del pueblo de Jehová, me llena de alegría y satisfacción ver que tantas personas con quienes estudié la Biblia publican las buenas nuevas y ayudan a otros a venir al agua de la vida”. Ha tenido el gozo de ver aumentar la cantidad de alabadores de Jehová en Chile de unos cincuenta a más de 44.000.

      “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”

      Martin Poetzinger, de Alemania, se bautizó después de escuchar un discurso basado en la invitación de Jehová a participar en Su servicio según Isaías 6:8, y en la respuesta positiva del profeta: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. Dos años más tarde, en 1930, emprendió el ministerio de tiempo completo en Baviera.f Poco tiempo después los funcionarios locales prohibieron la predicación de los Testigos, clausuraron los lugares donde se reunían y confiscaron sus publicaciones. La Gestapo era una amenaza constante. Sin embargo, aquellos sucesos de 1933 no pusieron fin al ministerio del hermano Poetzinger.

      Se le invitó a servir en Bulgaria. Allí se usaban tarjetas de testimonio en búlgaro para presentar las publicaciones bíblicas. Pero había mucha gente que no sabía leer. De modo que el hermano Poetzinger estudió el idioma local, que usa el alfabeto cirílico. Cuando una familia aceptaba publicaciones, a menudo los hijos tenían que leérselas a los padres.

      Durante la mayor parte del primer año el hermano Poetzinger trabajó solo, y escribió: “En la Conmemoración yo mismo presenté el discurso, hice la oración y concluí la reunión”. En 1934 todos los extranjeros fueron expulsados del país, de modo que se fue a Hungría. Allí tuvo que aprender otro idioma para poder compartir con otros las buenas nuevas. De Hungría pasó a los países conocidos entonces como Checoslovaquia y Yugoslavia.

      Tuvo muchas experiencias agradables mientras, con una carga de publicaciones en la espalda, buscaba por los campos y los pueblos a la gente que amaba la verdad; experimentó el cuidado de Jehová cuando gente hospitalaria le ofrecía comida y donde pasar la noche; hablaba con aquellos que venían a su hospedaje para aprender más del mensaje consolador del Reino hasta muy entrada la noche.

      Su fe se vio sometida también a pruebas difíciles. Mientras servía en un país extranjero y se hallaba sin dinero, enfermó gravemente. Ningún médico quería atenderle. Pero Jehová le proveyó lo necesario. ¿De qué manera? Al fin pudo comunicarse con el especialista más experimentado del hospital de la zona donde se hallaba. Este hombre, que creía firmemente en la Biblia, atendió al hermano Poetzinger como habría atendido a su propio hijo, y no le cobró. El médico quedó impresionado por el espíritu de abnegación de este joven, que se evidenciaba en su obra, y aceptó como regalo un juego de libros de la Sociedad.

      Cuatro meses después de casarse, el hermano Poetzinger tuvo que enfrentarse a otra prueba severa. Fue arrestado en diciembre de 1936 y pasó primero a un campo de concentración y luego a otro, mientras su esposa fue recluida en otro campo. Estuvieron nueve años sin verse. Jehová no impidió aquella cruel persecución, pero sí fortaleció a Martin y a su esposa Gertrud, así como a otros miles, para que la aguantaran.

      Cuando el hermano Poetzinger y su esposa fueron puestos en libertad, disfrutó de muchos años de servicio como superintendente viajante en Alemania. Estuvo en las emocionantes asambleas de la posguerra celebradas en Núremberg, en el mismo estadio donde Hitler había presenciado sus desfiles militares. Pero entonces el terreno estaba lleno de una muchedumbre de apoyadores leales del Reino de Dios. Asistió a las inolvidables asambleas celebradas en el Estadio Yanqui de Nueva York. Disfrutó a plenitud de la instrucción que recibió en la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Y en 1977 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. El mejor modo de expresar su actitud hasta su muerte en 1988, es con las palabras: ‘Esto es lo único que hago: buscar primero el Reino’.

      Aprenden lo que realmente significa

      Evidentemente el espíritu de abnegación no es nada nuevo entre los testigos de Jehová. Cuando se publicó el primer tomo de La Aurora del Milenio en 1886, se trató sin reservas el asunto de la consagración (o, como diríamos hoy, la dedicación). Mediante las Escrituras se indicó que los cristianos verdaderos lo “consagran” todo a Dios; eso incluye sus aptitudes, sus posesiones materiales y su vida. Así los cristianos llegan a ser mayordomos de lo que se ha “consagrado” a Dios y, como mayordomos, tienen que dar cuenta a Dios y no a los hombres.

      Cada vez más Estudiantes de la Biblia daban todo de sí mismos al servicio de Dios. Usaban a plenitud sus aptitudes, sus posesiones y su energía vital en hacer Su voluntad. Por otra parte, lo más importante para algunos era cultivar lo que llamaban un carácter cristiano que les permitiera participar con Cristo en el Reino.

      Aunque el hermano Russell había indicado a menudo la responsabilidad de todo cristiano verdadero de testificar a otros acerca del Reino de Dios, se dio más énfasis a este punto después de la I Guerra Mundial. Un ejemplo sobresaliente de esto fue el artículo “Carácter o pacto, ¿cuál?”, en The Watch Tower del 1 de mayo de 1926. En él se analizaron sin rodeos los efectos perjudiciales de lo que se llamaba desarrollo del carácter, y luego se enfatizó la importancia de cumplir nuestras obligaciones con Dios mediante obras.

      Anteriormente The Watch Tower del 1 de julio de 1920 había examinado la gran profecía de Jesús sobre ‘la señal de su venida y del fin del mundo’. (Mat. 24:3, VA.) Esta destacó la predicación que tenía que efectuarse en cumplimiento de Mateo 24:14, e identificó de este modo el mensaje que había que proclamar: “Las buenas nuevas mencionadas aquí tienen que ver con el fin del viejo orden de cosas y el establecimiento del reino del Mesías”. Explicó que, cuando se analiza el momento en que Jesús hizo esta declaración y se relaciona con otros rasgos de la señal, se llega a la conclusión de que esa obra tiene que efectuarse “entre el tiempo de la gran guerra mundial [I Guerra Mundial] y el tiempo de la ‘gran tribulación’ que mencionó el Maestro en Mateo 24:21, 22”. Se trataba de una obra urgente. ¿Quiénes la efectuarían?

      Estaba claro que la responsabilidad recaía en los miembros de “la iglesia”, la verdadera congregación cristiana. Sin embargo, en 1932, La Torre del Vigía de noviembre (en inglés 1 de agosto), aconsejó a estos que animaran a los de la “clase Jonadab” a participar con ellos en la obra, en armonía con el espíritu de Revelación 22:17. La clase Jonadab —que espera vivir eternamente en el Paraíso terrestre— respondió a la invitación, y muchos lo hicieron con gran celo.

      Se ha recalcado mucho lo vital que es esta obra; por ejemplo, The Watch Tower de 1921 declaró: “Es tan importante participar en el servicio del Señor como asistir a las reuniones”. En 1922 señaló: “Cada uno debe ser un predicador del evangelio”. En 1949 dijo: “Jehová ha hecho que la predicación sea la obra más importante que pueda hacer cualquiera de nosotros en este mundo”. Con frecuencia se ha citado lo que expresó el apóstol Pablo en 1 Corintios 9:16: “Necesidad me está impuesta. Realmente, ¡ay de mí si no declarara las buenas nuevas!”. Este texto bíblico se ha aplicado a todo testigo de Jehová.

      ¿Cuántos predican? ¿Hasta qué grado? ¿Por qué?

      ¿Se estaba obligando a alguien a participar en aquella obra? “No —contestó The Watch Tower en el número del 1 de agosto de 1919—, no se obliga a nadie. Es un servicio totalmente voluntario, que se efectúa por amor al Señor y a su causa justa. Jehová no recluta a nadie por la fuerza.” Con relación a lo que motiva dicho servicio, The Watch Tower del 1 de septiembre de 1922 dijo también: “La persona que está realmente agradecida y que aprecia lo que Dios ha hecho por ella querrá hacer algo en respuesta; y cuanto más aprecie la bondad que Dios le ha mostrado, más amor le tendrá; y cuanto más amor le tenga, mayor será su deseo de servirle”. Se explicó que el amor a Dios se muestra guardando sus mandamientos, y uno de esos mandamientos es predicar las noticias gozosas del Reino de Dios. (Isa. 61:1, 2; 1 Juan 5:3.)

      Los que han emprendido esta actividad no lo han hecho movidos por ideas ambiciosas mundanas. Se les ha dicho con franqueza que al ir de casa en casa u ofrecer publicaciones en la esquina de una calle se les llamará ‘insensatos, débiles, inferiores’; serán “despreciados, perseguidos”, y se les considerará “de poco valor desde el punto de vista mundano”. Pero saben que a Jesús y a sus primeros discípulos se les trató de manera similar. (Juan 15:18-20; 1 Cor. 1:18-31.)

      ¿Creen los testigos de Jehová que de alguna manera se están ganando la salvación por el hecho de predicar? ¡En absoluto! El libro Unidos en la adoración del único Dios verdadero, que desde 1983 se ha usado para ayudar a los estudiantes de la Biblia a adelantar hacia la madurez cristiana, trata este asunto. Declara: “El sacrificio de Jesús también nos ha presentado la oportunidad de alcanzar vida eterna [...]. Esto no es una recompensa que nos ganemos. Sin importar cuánto hagamos en el servicio de Jehová, nunca podemos edificar tal mérito que Dios nos deba la vida. La vida eterna es ‘el don que Dios da [...] por Cristo Jesús nuestro Señor’ (Rom. 6:23; Efe. 2:8-10). No obstante, si tenemos fe en ese don y aprecio por el modo como fue hecho posible, manifestaremos esto. Por discernir lo maravillosamente que Jehová ha utilizado a Jesús para el logro de Su voluntad y lo vital que es el que todos nosotros sigamos cuidadosamente los pasos de Jesús, haremos del ministerio cristiano una de las cosas más importantes de nuestra vida”.

      ¿Se puede decir que todos los testigos de Jehová son proclamadores del Reino de Dios? Sí. Esto es lo que significa ser testigo de Jehová. Hace más de medio siglo, algunos creían que no era necesario que participaran en el servicio del campo, públicamente y de casa en casa. Sin embargo, hoy ningún testigo de Jehová se considera exento de este servicio debido a la posición que ocupe en la congregación a la que pertenece o en la organización mundial. Hombres y mujeres, jóvenes y mayores, todos participan. Lo ven como un privilegio precioso, un servicio sagrado. Muchos lo hacen a pesar de estar seriamente incapacitados. Y los que ni siquiera pueden ir de casa en casa a causa de su salud buscan otras maneras de llegar a las personas para darles testimonio.

      En el pasado, a veces se permitía que los nuevos participaran en el servicio del campo demasiado pronto. Pero en décadas recientes se ha enfatizado más el que la persona debe estar capacitada antes de que se la invite a predicar. ¿Qué significa eso? No se trata de que tengan que saber explicar cuanto contiene la Biblia. Pero, como explica el libro Organizados para efectuar nuestro ministerio, deben conocer y creer las enseñanzas fundamentales de la Biblia. Además, tienen que llevar vidas limpias que armonicen con las normas bíblicas. Cada uno debe tener el deseo sincero de ser testigo de Jehová.

      No se espera que todos los testigos de Jehová pasen la misma cantidad de tiempo predicando. Las circunstancias individuales varían. Hay otros factores como la edad, la salud, las responsabilidades de familia y el grado de aprecio que la persona tenga. Esto siempre se ha tomado en cuenta. Recibió énfasis en La Atalaya del 1 de junio de 1951, donde se explicó lo que era la “tierra buena” de la parábola del sembrador, una ilustración de Jesús que se encuentra en Lucas 8:4-15. El Curso de la Escuela del Ministerio del Reino, preparado para los ancianos en 1972, analizó el requisito de ‘amar a Jehová con toda el alma’ y explicó que “lo que es vital no es la cantidad que uno hace con relación a lo que otra persona hace, sino hacer lo que uno puede”. (Mar. 14:6-8.) Sin embargo, además de instar a cada uno a analizarse honradamente, también mostró que dicho amor significa “que toda fibra de la existencia de uno está envuelta en servir amorosamente a Dios; no queda exceptuada ninguna función, capacidad o deseo de la vida”. Todas nuestras facultades —nuestra alma completa— tienen que emplearse en hacer la voluntad de Dios. Ese libro de texto recalcaba que “Dios no requiere meramente participación, sino servicio de toda alma”. (Mar. 12:30.)

      Desgraciadamente, los humanos imperfectos tienden a irse a los extremos y dan mucha importancia a un asunto mientras descuidan otro. Eso hizo que en 1906 el hermano Russell diera la advertencia de que la abnegación no significa sacrificar a otros. Tampoco significa desatender las necesidades de la esposa, los hijos o los padres de edad avanzada con el fin de tener libertad para predicar a otras personas. Desde entonces, en las publicaciones de la Watch Tower han aparecido recordatorios similares en varias ocasiones.

      Poco a poco, con la ayuda de la Palabra de Dios, la entera organización ha tratado de lograr el equilibrio cristiano, es decir, mostrar celo por el servicio a Dios y a la vez dar la debida atención a todo lo que implica ser cristiano verdadero. Aunque el “desarrollo del carácter” se basaba en un entendimiento erróneo, La Atalaya ha mostrado que la importancia del fruto del espíritu y de la conducta cristiana no se pueden minimizar. En 1942 La Atalaya dijo con franqueza que ‘algunos habían concluido imprudentemente que con tal de que predicaran de casa en casa podrían proceder como les dictaran sus apetitos y no recibir ningún castigo. Uno debe recordar que no basta con tan solo salir a predicar’. (1 Cor. 9:27.)

      Poner las cosas en orden de importancia

      Los testigos de Jehová han comprendido que ‘buscar primero el Reino y la justicia de Dios’ envuelve poner las cosas en el debido orden de importancia en la vida. Incluye situar el estudio personal de la Palabra de Dios y la asistencia regular a las reuniones de congregación en el debido lugar en la vida y no anteponer otros intereses a estas cosas. Supone tomar decisiones que reflejen un deseo genuino de conformarse a las normas del Reino de Dios como se dan en la Biblia. Eso incluye basar en los principios bíblicos las decisiones que tengan que ver con la vida de familia, la recreación, la educación, el empleo, los negocios y las relaciones con el prójimo.

      Buscar primero el Reino implica mucho más que solo hablar a otros sobre el propósito de Dios cada mes. Significa poner los intereses del Reino en el primer lugar en cualquier aspecto de la vida, a la vez que se atienden adecuadamente otras obligaciones bíblicas.

      Los fieles testigos de Jehová promueven de muchas maneras los intereses del Reino.

      El privilegio de servir en Betel

      Algunos son miembros de la familia mundial de Betel. Esta se compone de ministros de tiempo completo que se han ofrecido voluntariamente para hacer lo que se les asigne en lo relacionado con la preparación y publicación de literatura bíblica, trabajos de oficina y todo otro servicio necesario para tales labores. No es un trabajo que les dé prominencia ni bienes materiales. Su deseo es honrar a Jehová, y están contentos con las provisiones que reciben: alimento, vivienda y un reembolso módico para sus gastos personales. Debido al modo de vivir de la familia de Betel, los gobiernos (como el de Estados Unidos) ven a los miembros de esta como una orden religiosa que ha hecho un voto de pobreza. Es un gozo para los que están en Betel usar su vida a plenitud en el servicio de Jehová y hacer trabajo que beneficia a muchos de sus hermanos cristianos y a muchas personas recién interesadas en la verdad, a veces a nivel internacional. Al igual que otros testigos de Jehová, también participan regularmente en el ministerio del campo.

      La primera familia de Betel (o familia de la Casa Bíblica, como entonces se la conocía) estuvo en Allegheny (Pensilvania). En 1896 constaba de doce miembros. Para 1992 esta familia tenía más de 12.900 miembros que servían en 99 países. Además, cuando no ha habido alojamiento suficiente en los edificios de la Sociedad, otros centenares de voluntarios han viajado diariamente desde su propio hogar a los hogares Betel y a las fábricas para ayudar con el trabajo. Estos han considerado un privilegio participar en la obra que se efectúa en Betel. Según surge la necesidad, otros miles de Testigos prescinden de su empleo seglar y otras actividades por algún tiempo para ayudar a construir imprentas y otros edificios que la Sociedad utiliza en la obra de la predicación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios.

      Muchos miembros de la familia internacional de Betel han hecho de este servicio la carrera de su vida. Frederick W. Franz, quien en 1977 llegó a ser el cuarto presidente de la Sociedad Watch Tower, para aquel tiempo había sido miembro de la familia de Betel de Nueva York durante cincuenta y siete años, y continuó en el servicio de Betel por otros quince años, hasta su muerte en 1992. En 1911 Heinrich Dwenger comenzó su servicio en el Betel de Alemania, y después, sirvió humildemente dondequiera que se le asignó; en 1983, el año en que murió, aún disfrutaba de su servicio como miembro de la familia de Betel de Thun (Suiza). George Phillips, de Escocia, aceptó una asignación en la sucursal sudafricana en 1924 (cuando esta supervisaba la predicación desde Ciudad del Cabo hasta Kenia), y siguió sirviendo en Sudáfrica hasta su muerte en 1982 (para entonces había siete sucursales de la Sociedad y unos 160.000 Testigos activos en aquella zona). Algunas hermanas cristianas como Kathryn Bogard, Grace DeCecca, Irma Friend, Alice Berner y Mary Hannan dedicaron su vida también al servicio de Betel hasta su muerte. Como ellas, muchos otros miembros de la familia de Betel han disfrutado de este servicio por diez, treinta, cincuenta, setenta años y más.g

      Superintendentes viajantes abnegados

      Por todo el mundo hay unos 3.900 superintendentes de circuito y de distrito que, junto con sus esposas, también sirven dondequiera que se les necesite, por lo general en su propio país. Muchos han dejado atrás un hogar y ahora viajan semanalmente o con intervalos de algunas semanas para servir a las congregaciones que se les han asignado. No reciben salario, pero agradecen el alimento y el hospedaje que se les ofrece donde sirven, junto con una provisión modesta para sus gastos personales. En 1992 servían en Estados Unidos 499 superintendentes de circuito y de distrito cuyo promedio de edad era de 54 años, y algunos de ellos habían servido en calidad de superintendentes viajantes por treinta, cuarenta años o más. En algunos países estos superintendentes viajan en automóvil. En el océano Pacífico el territorio requiere a menudo que usen aviones y barcos comerciales. En muchos lugares los superintendentes de circuito viajan a caballo o caminan para llegar a congregaciones muy distantes.

      El importante papel de los precursores

      Puede que el Cuerpo Gobernante envíe precursores especiales a lugares donde no hay Testigos a fin de dar comienzo a la predicación de las buenas nuevas, o a ciertas zonas donde se necesite ayuda especial. Son evangelizadores de tiempo completo que dedican mensualmente por lo menos ciento cuarenta horas al ministerio del campo. Están dispuestos a servir donde se les necesite, sea en su país o, en algunos casos, en países vecinos. Puesto que su servicio les deja poco o ningún tiempo para efectuar trabajo seglar que les permita mantenerse, se les provee un pequeño reembolso para gastos de alojamiento y otras necesidades. En 1992 había más de 14.500 precursores especiales en diferentes lugares de la Tierra.

      Los primeros precursores especiales que fueron asignados en 1937, llevaron la delantera en la presentación en las puertas de discursos bíblicos grabados que les sirvieran de base para conversaciones bíblicas en sus revisitas. Hacían esto en las ciudades grandes donde ya había congregaciones. Años después se empezó a enviar a los precursores especiales a otros lugares, particularmente a zonas donde no había congregaciones, o si las había, necesitaban mucha ayuda. Como resultado de su eficiente labor se formaron centenares de congregaciones nuevas.

      En vez de abarcar un territorio y luego pasar al siguiente, predicaban varias veces en el mismo sector, visitaban de nuevo a todo el que se interesaba, y conducían estudios bíblicos. Luego organizaban reuniones a las cuales podían asistir los que hubieran mostrado interés. De ese modo, durante su primera semana en una nueva asignación de Lesoto, en el África austral, un precursor especial invitó a una reunión a todo aquel a quien habló, para que vieran cómo conducían los testigos de Jehová la Escuela del Ministerio Teocrático. Él y su familia presentaron todas las asignaciones. Entonces invitó a los presentes al Estudio de La Atalaya. Unas treinta personas siguieron asistiendo al Estudio de La Atalaya después de satisfacer su curiosidad inicial, y el promedio de asistencia a la escuela fue de veinte personas. En países donde los misioneros graduados de Galaad contribuyeron en buena medida a organizar la predicación, se notó a veces un progreso más rápido cuando algunos Testigos nativos llegaron a ser precursores especiales, pues estos a menudo trabajaban con más eficacia entre la gente del lugar.

      Además de estos trabajadores celosos, hay otros centenares de miles de testigos de Jehová que también promueven diligentemente los intereses del Reino. Entre estos hay jóvenes y mayores, hombres y mujeres, personas casadas y solteras. Mensualmente los precursores regulares dedican, como mínimo, noventa horas al ministerio del campo, y los precursores auxiliares por lo menos sesenta horas. Ellos mismos deciden dónde predicar. La mayoría trabaja con congregaciones establecidas; otros se trasladan a zonas aisladas. Trabajan seglarmente para costear sus necesidades, o puede que su familia les ayude y provea lo que necesiten. Durante 1992, más de 914.500 Testigos participaron en ese servicio como precursores regulares o auxiliares al menos durante parte del año.

      Escuelas con propósitos especiales

      A fin de equipar a los voluntarios para ciertos tipos de servicio, se ha provisto instrucción especial. Por ejemplo, desde 1943 la Escuela de Galaad ha preparado para la obra misional a miles de ministros con experiencia que, después de su graduación, han sido enviados a todas partes de la Tierra. En 1987 empezó la Escuela de Entrenamiento Ministerial para satisfacer necesidades especiales, entre ellas el atender debidamente las congregaciones y otras responsabilidades. El poner en funcionamiento la escuela en diversos lugares les ahorra a los estudiantes viajar a un lugar central y tener que aprender otro idioma para beneficiarse de la instrucción. Se invita a esta escuela a ancianos o siervos ministeriales que han probado que realmente buscan primero el Reino. Muchos de ellos han estado dispuestos a servir en países extranjeros. Su espíritu es como el del profeta Isaías, quien dijo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. (Isa. 6:8.)

      Con el propósito de mejorar la eficacia de los que ya eran precursores regulares y especiales, en 1977 dio comienzo la Escuela del Servicio de Precursor. Se organizó una escuela en todos los circuitos del mundo donde fue posible. Se invitó a todos los precursores a beneficiarse del curso de dos semanas. Desde entonces, los precursores que han completado su primer año de servicio como tales han recibido la misma preparación. Para 1992, tan solo en Estados Unidos se habían beneficiado de esta escuela más de 100.000 precursores, es decir, más de 10.000 anualmente. En Japón, otros 55.000 habían recibido la misma preparación; en México, 38.000; en Brasil, 25.000, y en Italia, 25.000. Además de este curso, los precursores disfrutan regularmente de una reunión especial con el superintendente de circuito durante sus visitas semestrales a la congregación, y una sesión especial de instrucción con los superintendentes de circuito y de distrito para el tiempo de la asamblea de circuito anual. Esto hace que los que sirven como precursores en el inmenso ejército de proclamadores del Reino no solo sean trabajadores dispuestos, sino también ministros bien preparados.

      Servicio donde se necesita más ayuda

      Miles de testigos de Jehová —algunos precursores, otros no— se han ofrecido para servir no solo en la comunidad donde viven, sino también en otros lugares donde se necesita mucho la ayuda de proclamadores de las buenas nuevas. Cada año, miles de ellos se trasladan a lugares distantes durante semanas o meses, según lo permitan sus circunstancias, para testificar a la gente que no recibe con regularidad las visitas de los testigos de Jehová. Miles se han mudado a otras zonas para ayudar por más tiempo. Entre estos hay matrimonios o familias que tienen hijos. Algunos no se han mudado muy lejos, pero han hecho esto varias veces a través de los años. Muchos Testigos celosos hasta se han trasladado al extranjero, algunos por unos años, otros de forma permanente. Aceptan trabajo seglar que les permita mantenerse, y ellos mismos costean su mudanza. Su único deseo es difundir al mayor grado posible el mensaje del Reino.

      A veces sucede que un cabeza de familia que no es Testigo se muda con su familia debido a su empleo. Sin embargo, los miembros de la familia que son Testigos pudieran ver en esto una oportunidad de esparcir el mensaje del Reino. Eso sucedió en el caso de dos Testigos estadounidenses que a finales de los años setenta se hallaban en la selva de Surinam en un campamento de una compañía de construcción. Dos veces a la semana se levantaban a las cuatro de la mañana, hacían un incómodo viaje de una hora en el autobús de la compañía hasta el pueblo, y pasaban el día entero predicando. En poco tiempo estuvieron conduciendo semanalmente treinta estudios bíblicos con gente que tenía hambre de la verdad. Hoy hay una congregación en ese remoto lugar de la selva tropical.

      Se aprovechan las oportunidades para testificar

      Por supuesto, no todos los testigos de Jehová se trasladan a otros países, ni siquiera a otras ciudades, para efectuar su ministerio. Puede que las circunstancias no les permitan ser precursores. Con todo, tienen muy presente el consejo bíblico de hacer “todo esfuerzo solícito” y de siempre tener “mucho que hacer en la obra del Señor”. (2 Ped. 1:5-8; 1 Cor. 15:58.) Muestran que buscan primero el Reino cuando anteponen los intereses de ese gobierno celestial a su trabajo seglar y a la recreación. Los que tienen el corazón lleno de aprecio por el Reino participan regularmente en el ministerio del campo al grado que lo permiten sus circunstancias, y muchos otros hacen cambios en su vida a fin de tener mayor participación. Además, siempre están alerta para aprovechar cualquier oportunidad para hablar del Reino.

      Por ejemplo: John Furgala, dueño de una ferretería en Guayaquil (Ecuador), puso una atractiva muestra de publicaciones bíblicas en su tienda. Mientras su ayudante atendía a los clientes, John les daba testimonio.

      En Nigeria, un Testigo celoso que es contratista de trabajos de electricidad decidió también aprovechar su situación para dar testimonio. Puesto que tenía su propio negocio, podía organizar su horario de actividades. Todas las mañanas, antes de empezar a trabajar, reunía a su esposa, sus hijos, sus empleados y aprendices para analizar el texto bíblico del día y experiencias tomadas del Anuario de los testigos de Jehová. A principios de año regalaba a sus clientes un calendario de la Sociedad Watch Tower y dos revistas. Como resultado, algunos de sus empleados y clientes adoran a Jehová hoy como lo hace él.

      Son muchos los testigos de Jehová que tienen ese mismo espíritu. Sin importar qué sea lo que hagan, siempre buscan oportunidades para dar a conocer a otros las buenas nuevas.

      Un gran ejército de felices evangelizadores de tiempo completo

      El transcurso de los años no ha apagado el celo de los testigos de Jehová en la predicación de las buenas nuevas. A pesar de que algunos amos de casa les han dicho rotundamente que no les interesa el mensaje, son muchas las personas que agradecen que los Testigos les ayuden a entender la Biblia. El pueblo de Jehová está resuelto a seguir predicando hasta que Él mismo indique con claridad que la obra se ha completado.

      En vez de aflojar el paso, la entera asociación mundial de los testigos de Jehová ha intensificado su predicación. En 1982 el informe mundial mostró que habían dedicado 384.856.662 horas al ministerio del campo. Diez años después (en 1992) dedicaron 1.024.910.434 horas a esta actividad. ¿A qué se debió tal incremento?

      Es cierto que la cantidad de testigos de Jehová había aumentado. Pero el incremento en la cantidad de publicadores no fue a la par con el de horas. Durante ese mismo período, mientras que la cantidad de Testigos aumentó en un 80%, la cantidad de precursores creció un 250%. Como promedio mensual, de cada siete testigos de Jehová del mundo, uno participaba en alguna forma de predicación de tiempo completo.

      ¿Quiénes participaban en ese servicio? Tome el ejemplo de las hermanas de la República de Corea, muchas de las cuales son amas de casa. No todas pueden ser precursoras regulares a causa de las responsabilidades familiares, pero muchas de ellas aprovechan las largas vacaciones invernales de sus hijos para ser precursoras auxiliares. Como resultado, en enero de 1990 el 53% del total de los Testigos coreanos participó en alguna de las diferentes ramas del servicio de tiempo completo.

      En los primeros años de la obra en las Filipinas, el celoso espíritu de precursor de los Testigos filipinos les permitió llevar el mensaje del Reino a los centenares de islas del archipiélago. Desde entonces, ese celo se ha hecho más patente. En 1992, un promedio mensual de 22.205 publicadores servían de precursores en el ministerio del campo. Entre estos había muchos jóvenes que optaron por ‘acordarse de su Creador’ y emplear su vigor juvenil en Su servicio. (Ecl. 12:1.) Después de ser precursor durante diez años, uno de estos dijo: “He aprendido a ser paciente, a llevar una vida sencilla, a confiar en Jehová y a ser humilde. Es cierto que también he experimentado dificultades y me he sentido desanimado, pero esos momentos no se pueden comparar con las bendiciones de ser precursor”.

      Durante abril y mayo de 1989 La Atalaya presentó una serie de artículos en los que se desenmascaró a Babilonia la Grande, es decir, la religión falsa en sus diferentes formas por todo el mundo. Los artículos se publicaron simultáneamente en 39 idiomas y recibieron amplia distribución. En Japón, donde la cantidad de Testigos precursores pasa a menudo del 40%, hubo un nuevo máximo de 41.055 precursores auxiliares que colaboró en la obra en el mes de abril. Setenta y tres de los 77 publicadores bautizados de la congregación Otsuka, de la ciudad de Takatsuki (prefectura de Osaka), participaron en alguna forma del servicio de precursor aquel mes. El 8 de abril, día escogido para que todos los publicadores japoneses participaran en distribuir el mensaje vital, centenares de congregaciones, como la congregación Ushioda, de Yokohama, organizaron actividad en el campo desde las 7.00 de la mañana hasta las 8.00 de la noche, a fin de llevar este mensaje a la mayor cantidad de personas de aquella zona.

      Al igual que en otros lugares, los testigos de Jehová de México trabajan para mantenerse. Sin embargo, todos los meses de 1992, un promedio de 50.095 testigos de Jehová planificaron su horario para servir de precursores con el fin de ayudar a los que tienen hambre de la verdad a aprender acerca del Reino de Dios. En algunas familias, la cooperación de todos sus miembros contribuyó a que toda la familia —o por lo menos algunos miembros de ella— pudieran tomar parte en ese servicio. Los testigos de Jehová de México disfrutan de un ministerio fructífero. En 1992 conducían con regularidad 502.017 estudios bíblicos en los hogares, fuera con personas solas o con familias.

      Los ancianos que sirven en las congregaciones de los testigos de Jehová tienen responsabilidades de peso. La mayoría de los ancianos de Nigeria son padres de familia, como en muchos otros lugares. No obstante, además de prepararse para conducir las reuniones de la congregación o tomar parte en ellas, así como pastorear el rebaño de Dios, algunos son precursores. Pero ¿cómo logran esto? Dos factores importantes que a menudo contribuyen a este fin son: programar bien el uso del tiempo y tener buena cooperación de la familia.

      Es obvio que por todo el mundo los testigos de Jehová han tomado a pecho el consejo de Jesús de ‘seguir buscando primero el reino’. (Mat. 6:33.) El trabajo que realizan es una prueba sincera de su amor a Jehová y de aprecio por su soberanía. Como el salmista David, dicen: “Te ensalzaré, oh mi Dios el Rey, y ciertamente bendeciré tu nombre hasta tiempo indefinido, aun para siempre”. (Sal. 145:1.)

      [Notas a pie de página]

      a Watch Tower del 15 de agosto de 1906, páginas 267-271.

      b Véase La Atalaya del 1 de julio de 1967, páginas 412-415.

      c Véase The Watchtower del 15 de diciembre de 1973, páginas 760-765.

      d Véase La Atalaya del 15 de febrero de 1974, páginas 120-124.

      e The Watchtower del 15 de diciembre de 1963, páginas 764-766.

      f Véanse La Atalaya del 1 de junio de 1970, páginas 345-348, y del 15 de septiembre de 1988, página 31.

      g Véanse La Atalaya del 1 de mayo de 1987, páginas 22-30; The Watchtower del 1 de abril de 1964, páginas 212-215; La Atalaya del 15 de agosto de 1957, páginas 488-496; 15 de agosto de 1972, páginas 507-510; 15 de agosto de 1961, páginas 508-511; 1 de noviembre de 1968, páginas 666-669; 1 de septiembre de 1968, páginas 520-524; 1 de noviembre de 1960, páginas 664-668.

      [Comentario en la página 292]

      Más énfasis a la responsabilidad de testificar

      [Comentario en la página 293]

      Ven el servicio de casa en casa como un privilegio precioso

      [Comentario en la página 294]

      Entienden lo que es servicio de toda alma

      [Comentario en la página 295]

      Lo que realmente significa ‘buscar primero el reino’

      [Comentario en la página 301]

      Los Testigos celosos anteponen los intereses del Reino al trabajo seglar y a la recreación

      [Recuadro/Fotografía en la página 288]

      “¿Dónde están los nueve?”

      En la Conmemoración de la muerte de Cristo, en 1928, se dio a todos los presentes un tratado titulado “¿Dónde están los nueve?”. El análisis que este hacía de Lucas 17:11-19 llegó al corazón de Claude Goodman y le impulsó a participar en la obra de repartidor, o precursor, y a perseverar en ese servicio.

      [Fotografías en las páginas 296 y 297]

      Servicio de Betel

      En 1992 había 12.974 personas en el servicio de Betel en 99 países

      [Fotografías]

      El estudio personal es importante para los miembros de la familia de Betel

      España

      En todos los hogares Betel el día comienza con el análisis de un texto bíblico

      Finlandia

      Al igual que los testigos de Jehová de todas partes, los miembros de la familia de Betel participan en el servicio del campo

      Suiza

      Los lunes por la noche la familia de Betel estudia “La Atalaya”

      Italia

      El trabajo es variado, pero todo se hace en apoyo de la proclamación del Reino de Dios

      Francia

      Papua Nueva Guinea

      Estados Unidos

      Alemania

      Filipinas

      México

      Gran Bretaña

      Nigeria

      Japón

      Brasil

      Países Bajos

      Sudáfrica

      [Recuadro/Fotografías en la página 298]

      Algunos que sirvieron mucho tiempo en Betel

      Heinrich Dwenger: Alemania (unos quince años entre 1911 y 1933), Hungría (1933-1935), Checoslovaquia (1936-1939) y luego Suiza (1939-1983)

      F. W. Franz: Estados Unidos (1920-1992)

      George Phillips: Sudáfrica (1924-1966, 1976-1982)

      Las hermanas carnales Kathryn Bogard y Grace DeCecca, de Estados Unidos; entre ambas dedicaron ciento treinta y seis años de servicio en Betel

      [Gráfico en la página 303]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumentan los precursores

      Precursores

      Publicadores

      Porcentaje de aumento desde 1982

      250%

      200%

      150%

      100%

      50%

      1982 1984 1986 1988 1990 1992

      [Fotografía en la página 284]

      La hermana Early viajó por gran parte de Nueva Zelanda en bicicleta para llevar a otros el mensaje del Reino

      [Fotografía en la página 285]

      Durante setenta y seis años, primero soltera, después casada y luego viuda, Malinda Keefer se dedicó al ministerio de tiempo completo

      [Fotografías en la página 286]

      Vehículos habitables sencillos proveían alojamiento a algunos de los primeros precursores que se trasladaban de un lugar a otro

      Canadá

      India

      [Fotografía en la página 287]

      Frank Rice (de pie a la derecha), Clem Deschamp (sentado delante de Frank; Jean, la esposa de Clem, está junto a ellos), y un grupo en Java, entre ellos otros Testigos y personas interesadas en su obra

      [Fotografía en la página 288]

      Al dedicar su vida al ministerio de tiempo completo Claude Goodman llegó a servir en la India y en otros siete países

      [Fotografía en la página 289]

      Cuando Ben Brickell gozaba de buena salud, la empleaba en el servicio de Jehová; los graves problemas de salud que tuvo en la vejez no le hicieron abandonar el servicio

      [Fotografía en la página 290]

      Kathe Palm testificó en toda clase de territorio, desde los edificios de oficinas de las grandes ciudades hasta los distantes campos mineros y los ranchos de ovejas de Chile

      [Fotografía en la página 291]

      La resolución de Martin y Gertrud Poetzinger se expresa bien en las palabras: ‘Esto es lo único que hago: buscar primero el Reino’

      [Fotografía en la página 300]

      La Escuela del Servicio de Precursor (como esta de Japón) ha provisto preparación especial para decenas de miles de trabajadores celosos

  • Crecen juntos en amor
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 19

      Crecen juntos en amor

      EN SUS escritos a otros cristianos, los apóstoles de Jesucristo señalaron que en cada uno debería manifestarse no solo un aumento de conocimiento exacto, sino también de amor. El fundamento para esto era el amor que Dios mismo ha mostrado y el amor abnegado de Cristo, cuyo ejemplo ellos se esforzaban por seguir. (Juan 13:34, 35; Efe. 4:15, 16; 5:1, 2; Fili. 1:9; 1 Juan 4:7-10.) Eran una hermandad y, cuando se ayudaban mutuamente, los lazos de amor se fortalecían.

      Cuando el hambre creó dificultades económicas para los hermanos de Judea, los cristianos de Siria y Grecia les ayudaron compartiendo con ellos sus posesiones. (Hech. 11:27-30; Rom. 15:26.) Cuando se perseguía a algunos, otros cristianos, que sentían la persecución como si fuera contra ellos mismos, procuraban ayudarles. (1 Cor. 12:26; Heb. 13:3.)

      Desde luego, todo humano puede amar, y hay quienes se comportan humanitariamente sin que sean cristianos. Pero la gente del mundo romano reconocía que el amor que manifestaban los cristianos era diferente. Tertuliano, quien había sido jurista en Roma, citó lo que decían personas del mundo romano respecto a los cristianos: “Ved —dicen— cómo se aman entre sí [...]. Y cómo están dispuestos a morir unos por otros”. (El Apologético, capítulo XXXIX, 7, traducción de Germán Prado.) John Hurst, en el libro History of the Christian Church (Historia de la iglesia cristiana, tomo I, página 146), relata que en épocas de peste los habitantes de las antiguas ciudades de Cartago y Alejandría expulsaban de su presencia a los enfermos y despojaban a los moribundos de todo objeto de valor. Hurst dice que los cristianos de aquellos lugares, en cambio, compartían unos con otros sus bienes, cuidaban de los enfermos y enterraban a sus muertos.

      ¿Participan los testigos de Jehová de hoy en obras que demuestren esa clase de interés en el bienestar de otros? Si así es, ¿lo hacen solo unos cuantos individuos en algunas zonas, o promueve y apoya tales esfuerzos la organización en conjunto?

      Ayuda amorosa en las congregaciones

      Para los testigos de Jehová, cuidar de los huérfanos y de las viudas, así como de los fieles que experimenten graves dificultades, es parte de su adoración. (Sant. 1:27; 2:15-17; 1 Juan 3:17, 18.) Por lo común los gobiernos proveen para la comunidad en general hospitales, viviendas para personas de edad avanzada y asistencia social para los desempleados, y los testigos de Jehová dan apoyo pagando concienzudamente sus impuestos. Sin embargo, porque reconocen que solo el Reino de Dios ha de resolver de manera permanente los problemas de la humanidad, se dedican principalmente a enseñar a otros respecto a ese Reino y emplean sus recursos para ese fin. Este es un servicio importante que ningún gobierno humano provee.

      En las más de sesenta y nueve mil congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo a veces surgen necesidades especiales debido a la edad avanzada o las enfermedades de algunos de sus miembros, que usualmente se atienden a nivel personal. Como se muestra en 1 Timoteo 5:4, 8, todos los cristianos tienen la responsabilidad de velar por el bienestar de su propia familia. Los hijos, los nietos y otros parientes cercanos muestran amor cristiano al dar la ayuda que necesiten los de edad avanzada y los incapacitados de su familia. Las congregaciones de los testigos de Jehová no socavan este sentido de responsabilidad encargándose de las obligaciones de familia de otros. No obstante, si no hay parientes cercanos, o si sencillamente es imposible que los que tienen la responsabilidad lleven la carga solos, otros hermanos de la congregación manifiestan su amor acudiendo en su ayuda. Cuando sea necesario, la congregación en conjunto quizás suministre ayuda a la hermana o el hermano necesitado que haya servido fielmente por muchos años. (1 Tim. 5:3-10.)

      La ayuda en casos de necesidad no se deja al azar. En las sesiones de la Escuela del Ministerio del Reino, a las que los ancianos han asistido desde 1959, con frecuencia se ha dado atención especial a la obligación que los pastores del rebaño tienen ante Dios a este respecto. (Heb. 13:1, 16.) No es que antes de esa fecha no estuvieran al tanto de estas necesidades. Por ejemplo, en 1911 la congregación de Oldham (Lancashire, Inglaterra) proveyó ayuda material a los miembros de esta que afrontaban graves problemas económicos. Sin embargo, desde entonces la organización mundial ha crecido, la cantidad de los que experimentan serias dificultades ha aumentado, y los testigos de Jehová tienen mejor comprensión de lo que la Biblia muestra que deben hacer en situaciones de esa índole. Especialmente en años recientes se ha examinado en las reuniones de congregación la responsabilidad del cristiano para con los que tienen necesidades especiales: los de edad avanzada, los enfermos, las familias en las que solo uno de los padres cría a los hijos y los que experimentan dificultades económicas.a

      El interés de los Testigos en otros envuelve más que solo decir: “Manténganse calientes y bien alimentados”. Manifiestan interés personal amoroso. (Sant. 2:15, 16.) Examine algunos ejemplos.

      Cuando una joven testigo de Jehová de Suecia contrajo meningitis mientras visitaba Grecia en 1986, también supo lo que significa tener hermanos y hermanas cristianos en muchos países. Se notificó de lo ocurrido a su padre, que estaba en Suecia. Él se comunicó inmediatamente con un anciano de una congregación de testigos de Jehová de Suecia y con la ayuda de este pudo establecer contacto con un Testigo de Grecia. Sus hermanos griegos cuidaron todo el tiempo de ella hasta que pudo volver a Suecia tres semanas después.

      De igual manera, cuando un Testigo viudo entrado en años de Wallaceburg (Ontario, Canadá) necesitó ayuda, una familia a quien él había ayudado espiritualmente mostró su agradecimiento acogiéndolo como parte de la familia. Unos años después, cuando se mudaron a Barry’s Bay, lo llevaron consigo. Él recibió su cuidado amoroso por diecinueve años, hasta su muerte en 1990.

      En la ciudad de Nueva York, un matrimonio de Testigos atendió a un hombre de edad avanzada que asistía a las reuniones del Salón del Reino; hicieron esto por quince años hasta que él murió en 1986. Cuando tuvo una apoplejía, le hicieron las compras, le limpiaron la casa, le prepararon las comidas y le lavaron la ropa. Lo trataron como a su propio padre.

      También se da atención amorosa a necesidades de otro tipo. Un matrimonio de Testigos estadounidenses había vendido su casa y se había mudado a Montana para ayudar a una congregación de aquel estado. Sin embargo, con el tiempo se les presentaron graves problemas de salud, el hermano perdió su empleo, y se vieron en dificultades económicas. ¿Qué harían? El hermano pidió ayuda a Jehová. Cuando terminó de orar, un compañero Testigo tocó a la puerta. Ambos salieron a tomarse un café. A su regreso, el hermano halló en la cocina un gran surtido de comestibles. Había además un sobre con dinero y una nota que decía: “De sus hermanos y hermanas que los quieren mucho”. Los hermanos de la congregación habían percibido su necesidad y todos participaron en remediar la situación. Emocionados por el amor que se les había mostrado, el hermano y su esposa no pudieron contener las lágrimas, y dieron gracias a Jehová, cuyo ejemplo de amor motiva a sus siervos.

      La preocupación sincera de los testigos de Jehová por ayudar a otros Testigos que sufren dificultades es bien conocida. A veces unos impostores se han aprovechado de ese deseo de ayudar. Este abuso ha enseñado a los Testigos a ser cautelosos, pero no ha apagado su deseo de ayudar a los que lo merecen.

      Cuando la guerra deja desamparada a la gente

      En muchos lugares del mundo la gente ha perdido sus posesiones como resultado de guerras. Las organizaciones de socorro se esfuerzan por suministrar ayuda, pero su sistema suele funcionar muy lentamente. Los testigos de Jehová no consideran que la labor de esas organizaciones los exima de su responsabilidad de ayudar a sus hermanos cristianos de esas zonas. Cuando se enteran de que sus hermanos están en necesidad, no ‘les cierran la puerta de sus tiernas compasiones’, sino que prestamente hacen cuanto pueden por enviarles socorro. (1 Juan 3:17, 18.)

      Durante la II Guerra Mundial, hasta dentro de un mismo país donde hubiera escasez, los Testigos de las zonas rurales que aún tenían víveres los compartían con sus hermanos menos afortunados de las ciudades. En los Países Bajos hicieron esto a pesar del peligro a que los exponían las rígidas restricciones impuestas por los nazis. En una de aquellas misiones de socorro, Gerrit Böhmermann iba a la cabeza de un grupo de hermanos en bicicletas cargadas de alimentos escondidos bajo lonas. De repente se vieron ante un puesto de control en la ciudad de Alkmaar. “Lo único que podía hacer era confiar de lleno en Jehová”, dijo Gerrit. Sin aminorar mucho la velocidad, le preguntó al guardia: “Wo ist Amsterdam?” (¿Cómo llegamos a Amsterdam?). El guardia se apartó y, señalando adelante, gritó: “Geradeaus!” (¡Siga derecho!). “Danke schön!” (¡Gracias!), contestó Gerrit, mientras el entero convoy de bicicletas cargadas de alimentos pasaba a toda velocidad y la muchedumbre observaba atónita. En otra ocasión los Testigos lograron llevar a sus hermanos de Amsterdam un cargamento de papas en una barca.

      Los testigos de Jehová manifestaron el mismo espíritu hasta en los campos de concentración europeos. Un joven de 17 años que estaba recluido en un campo cercano a Amersfoort (Países Bajos) perdió tanto peso que parecía un esqueleto andante. Pero años más tarde aún recordaba la vez en que, después que a él y a otros se les obligó a hacer ejercicios bajo la lluvia hasta la medianoche y se les dejó sin comer, un Testigo de otra sección del campo logró llegar a donde él estaba y le puso un pedazo de pan en la mano. Y en el campo de concentración austriaco de Mauthausen, un Testigo que podía ir a diferentes partes del campo, a riesgo de perder la vida, solía llevar alimento que unos Testigos habían guardado de sus escasas raciones a otros Testigos cuya ración era aún más escasa.

      Después de la guerra lo único que poseían los testigos de Jehová que salieron de las prisiones y los campos de concentración alemanes era la ropa que usaban allí. Muchos que no fueron a prisión habían perdido sus posesiones. Por casi toda Europa escaseaban el alimento, la ropa y el combustible. Los testigos de Jehová de aquellos países enseguida organizaron reuniones de congregación y empezaron a dar ayuda espiritual a otros, llevándoles las buenas nuevas del Reino de Dios. Sin embargo, ellos mismos necesitaban otro tipo de ayuda. Muchos estaban tan débiles por el hambre que a veces se desmayaban en las reuniones.

      Nunca antes habían tenido que afrontar los Testigos una situación de tal magnitud. Sin embargo, el mismo mes en que oficialmente terminó la guerra en el Pacífico, los testigos de Jehová celebraron una asamblea especial en Cleveland (Ohio), en la que analizaron lo que podían hacer para socorrer a sus hermanos cristianos de países asolados por la guerra, y cómo ponerlo por obra. El consolador discurso “Su don inefable”, presentado por F. W. Franz, dio consejo bíblico que llevó a resolver debidamente aquella situación.b

      En pocas semanas, tan pronto como se permitió viajar por Europa, N. H. Knorr (entonces presidente de la Sociedad Watch Tower) y M. G. Henschel fueron allí para ver directamente la situación. Ya antes de su partida se organizaban planes de socorro.

      Los primeros envíos salieron de Suiza y Suecia. Otros se hicieron después desde Canadá, Estados Unidos y otros países. Aunque solo había unos ochenta y cinco mil Testigos en los países desde donde se podía enviar ayuda, estos se dieron a la tarea de enviar ropa y alimento a sus compañeros cristianos de Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, China, Dinamarca, Filipinas, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Inglaterra, Italia, Noruega, Países Bajos, Polonia y Rumania. No fue algo que durara poco tiempo. Por dos años y medio se siguió enviando ayuda. Entre enero de 1946 y agosto de 1948 se enviaron 479.114 kilogramos de ropa, 124.110 pares de zapatos y 326.081 kilogramos de alimento como donación a compañeros Testigos. Nada de los fondos se empleó para gastos administrativos. El trabajo de seleccionar y empacar estas provisiones lo efectuaron voluntarios sin paga. El dinero contribuido se utilizó en su totalidad para ayudar a aquellos a quienes estaba destinado.

      Por supuesto, la necesidad de ayudar a los refugiados y a otros que quedaron desamparados debido a la guerra no terminó allá en los años cuarenta. Desde 1945 ha habido centenares de conflictos armados; y los testigos de Jehová han seguido mostrando el mismo interés amoroso. Eso se hizo patente durante la guerra de Biafra (Nigeria), de 1967 a 1970. Luego se proveyó el mismo tipo de ayuda en Mozambique durante los años ochenta.

      También en Liberia azotó el hambre como resultado de la guerra que comenzó en 1989. Al huir la gente, el recinto de la Watch Tower en Monrovia se llenó de centenares de refugiados. Tanto el alimento disponible como el agua del pozo se distribuyeron entre los Testigos y los vecinos que no eran Testigos. Entonces, tan pronto como las circunstancias lo permitieron, llegaron más provisiones que enviaron Testigos de Sierra Leona y Côte d’Ivoire (Costa de Marfil), en África occidental; de los Países Bajos e Italia, en Europa, y de Estados Unidos.

      De nuevo, en 1990, después que la guerra del Líbano dejó secciones de Beirut como si las hubiera sacudido un terremoto, los ancianos entre los testigos de Jehová organizaron un comité de socorro para dar a los hermanos la ayuda que necesitaban. No tuvieron que pedir voluntarios, pues muchos ofrecían su ayuda todos los días.

      En 1990, durante un período de mucha agitación política y económica en Europa, los testigos de Jehová de Austria, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia enviaron más de 70 toneladas de artículos de primera necesidad a sus hermanos cristianos de Rumania.

      A esto siguieron otras misiones de socorro a Europa oriental. El Cuerpo Gobernante solicitó a la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Dinamarca que organizara un programa de ayuda para Testigos necesitados de Ucrania. Se notificó a las congregaciones, y todas quisieron colaborar. El 18 de diciembre de 1991 cinco camiones y dos camionetas, que conducían Testigos voluntarios, llegaron a Lviv con 22 toneladas de suministros, una muestra del interés amoroso de sus hermanos cristianos. Los envíos continuaron hasta 1992, algunos procedentes de Testigos de Austria: más de 100 toneladas de alimentos y ropa. Los hermanos de los Países Bajos despacharon más provisiones; primero 26 toneladas de alimento, después un convoy de once camiones que llevaban ropa, y luego más alimento para satisfacer la necesidad existente. Los que recibieron estas cosas estuvieron muy agradecidos a Dios y le pidieron sabiduría para emplear bien los suministros. Oraban antes de descargar los camiones y después de completar el trabajo. Testigos de Italia, Finlandia, Suecia y Suiza también enviaron grandes cargamentos de socorro. Para entonces, las condiciones turbulentas que habían surgido entre las repúblicas de la anterior Yugoslavia crearon necesidades en aquella región, lo cual requirió que se enviara alimento, ropa y medicinas. Mientras tanto, los Testigos de las ciudades alojaron a los que habían perdido su hogar.

      A veces los que más necesitan ayuda están en lugares apartados, y muy pocos se enteran de su condición. Eso les sucedió a 35 familias de testigos de Jehová en Guatemala. Sus pueblos fueron invadidos por facciones en conflicto. En 1989, cuando por fin pudieron regresar, necesitaron ayuda para reconstruir sus hogares. A fin de complementar la ayuda del gobierno a los repatriados, la sucursal de la Sociedad Watch Tower formó un comité de emergencia para socorrer a aquellas familias de Testigos, y unos 500 voluntarios de 50 congregaciones colaboraron en la reconstrucción.

      Hay otras situaciones que también le sobrevienen inesperadamente a la gente y le crean verdaderas dificultades. Son comunes los terremotos, los huracanes y las inundaciones. Se dice que, como promedio, más de veinticinco grandes desastres azotan al mundo cada año.

      Cuando azotan las fuerzas de la naturaleza

      Cuando se les presentan graves emergencias a los testigos de Jehová debido a desastres naturales, de inmediato se dan pasos para proveer la ayuda necesaria. Los ancianos han aprendido que cuando se enfrentan a ese tipo de situaciones deben procurar comunicarse con todos los miembros de la congregación. La sucursal de la Sociedad Watch Tower que supervisa la obra del Reino en esa zona examina enseguida la situación y luego se comunica con la central mundial. Cuando la ayuda local es insuficiente, se coordinan esfuerzos cuidadosamente, a veces hasta a escala internacional, para suplir lo que falta. La meta no es mejorar el nivel de vida de los implicados, sino ayudarles a tener las cosas necesarias para la vida a que están acostumbrados.

      Basta con que en la televisión se dé informe de cierto desastre para que muchos Testigos telefoneen a ancianos responsables de su zona y ofrezcan sus servicios, dinero o materiales. Otros quizás envíen fondos a la sucursal o a la central mundial con el fin de socorrer a los damnificados. Saben que se necesita ayuda, y quieren hacer algo. Cuando se requiere ayuda adicional, la Sociedad Watch Tower tal vez avise a los hermanos de una región específica para que ayuden según lo permitan sus circunstancias. Se forma un comité de socorro para que coordine lo que se haga en la zona de desastre.

      Por consiguiente, cuando gran parte de Managua (Nicaragua) fue devastada por un violento terremoto en diciembre de 1972, los superintendentes de las congregaciones de los testigos de Jehová de aquella región se reunieron pocas horas después para coordinar sus esfuerzos. De inmediato se investigó cómo se encontraban todos los Testigos de la ciudad. Aquel mismo día empezaron a llegar suministros de congregaciones cercanas; luego llegaron más provisiones de Costa Rica, Honduras y El Salvador. En las afueras de Managua se establecieron catorce centros de distribución. Mediante la central internacional de la Sociedad Watch Tower se enviaron a Nicaragua fondos y suministros que llegaron de diferentes partes del mundo. Alimento y otras cosas (entre ellas velas, fósforos y jabón) se distribuyeron según el tamaño de las familias; se les proveyó lo suficiente para siete días. En la fase de mayor actividad se alimentó a unas cinco mil personas: a los Testigos, a sus familias y a los familiares que los hospedaban. La labor de socorro continuó por diez meses. Al ver lo que se estaba logrando, los organismos gubernamentales y la Cruz Roja pusieron a la disposición de los Testigos alimentos, tiendas de campaña y otras provisiones.

      En 1986, cuando 10.000 habitantes de la isla de Izu-Oshima, cerca de la costa de Japón, tuvieron que salir de allí debido a erupciones volcánicas, los testigos de Jehová fueron en busca de sus hermanos espirituales al muelle donde atracaban los barcos de refugiados. Uno de los recién llegados dijo: “Cuando partimos de Oshima, no sabíamos adónde íbamos”. Todo había ocurrido muy de repente. “No obstante, al bajar del barco divisamos un letrero que decía: ‘Testigos de Jehová’. [...] A mi esposa se le saltaban las lágrimas al ver que nuestros hermanos habían venido al muelle a recibirnos”. Después de observar la atención que se dio a los Testigos refugiados, no solo cuando llegaron, sino también posteriormente, hasta personas que los habían excluido de su trato les dijeron: “Hicieron bien en seguir en esa religión”.

      Los Testigos se esfuerzan por hacer llegar cuanto antes su ayuda a las zonas de desastre. En 1970, cuando el Perú fue sacudido por el terremoto más devastador de su historia, desde la sede mundial de Nueva York se despacharon inmediatamente fondos de socorro, y poco después se enviaron 15 toneladas de ropa. Sin embargo, incluso antes de que llegara ese cargamento, y solo horas después de haberse abierto al tráfico las carreteras, los Testigos llegaron hasta las ciudades y los pueblos devastados de la zona con un convoy de vehículos cargados de suministros. En los días y las semanas siguientes se prestó la ayuda necesaria, tanto material como espiritual, a los diferentes grupos que vivían en las cumbres andinas. Y en 1980, cuando partes de Italia fueron sacudidas por un fuerte terremoto la noche del 23 de noviembre, el primer camión con suministros enviado por los Testigos llegó a la zona del desastre al día siguiente. De inmediato los Testigos pusieron a funcionar su propia cocina, desde donde prepararon y distribuyeron comidas todos los días. Un observador de la ayuda que se organizó en una isla del Caribe dijo: “Los Testigos trabajaron más deprisa que el gobierno”. Puede que a veces eso sea cierto, pero los testigos de Jehová agradecen mucho la colaboración de los funcionarios para poder llegar sin pérdida de tiempo a las zonas afectadas.

      En 1990, durante un período de hambre en Angola, se supo que los Testigos de allí necesitaban urgentemente alimento y ropa. Sin embargo, llegar hasta ellos era un problema, pues por muchos años se había proscrito la obra de los testigos de Jehová en aquel país. Aun así, sus hermanos cristianos de Sudáfrica enviaron un camión con 25 toneladas de suministros de socorro. De camino los Testigos se detuvieron en el consulado de Angola y consiguieron permiso para cruzar la frontera. Para llegar a los hermanos tuvieron que pasar por treinta puestos de control del ejército y cruzar un río crecido por un puente provisional construido en el lugar de otro que había sido dinamitado. A pesar de todo, el cargamento llegó a su destino.

      Al azotar un desastre se hace mucho más que sencillamente enviar suministros de socorro a la zona afectada. Cuando una sección de un suburbio de la Ciudad de México fue arrasada por unas explosiones y un incendio en 1984, los Testigos se presentaron sin tardanza para ayudar. Pero no se sabía el paradero de muchos Testigos del lugar, de modo que los ancianos organizaron una búsqueda sistemática. Algunos se habían ido a otros pueblos. Sin embargo, los ancianos persistieron hasta que los localizaron a todos. Se les suministró lo que necesitaban. En el caso de una hermana que perdió a su esposo y a un hijo, la ayuda incluyó encargarse del funeral y luego proveer a la hermana y a sus hijos sobrevivientes ayuda completa, en sentido material y espiritual.

      Con frecuencia se precisa mucho más que sencillamente medicinas, unas cuantas comidas y alguna ropa. En 1989 una tormenta destruyó los hogares de 117 Testigos de Guadalupe y causó daños graves a otros 300. Los testigos de Jehová de Martinica pronto acudieron en su ayuda; luego, los Testigos de Francia donaron más de 100 toneladas de materiales de construcción. En la isla de St. Croix, o Santa Cruz, cuando una Testigo que había perdido su hogar dijo a sus compañeros de trabajo que Testigos de Puerto Rico vendrían para ayudarla, aquellas personas le dijeron: “No harán nada por ti. Tú eres negra, no hispana como ellos”. ¡Qué sorpresa se llevaron aquellos compañeros de trabajo cuando, al poco tiempo, ella tuvo una casa completamente nueva! Después de un terremoto que hubo en Costa Rica en 1991, los Testigos del país y voluntarios de otros países se juntaron para ayudar a sus compañeros de creencia de la zona devastada. Sin esperar nada a cambio, reconstruyeron 31 hogares y 5 Salones del Reino, e hicieron reparaciones en otros. Unos observadores dijeron: ‘Otros grupos hablan de amor; ustedes lo muestran’.

      A menudo los observadores se asombran por la eficiencia con que ayudan los testigos de Jehová. En California (E.U.A.), en 1986, uno de los diques del río Yuba se rompió y la inundación obligó a decenas de miles de personas a huir de sus hogares. Los ancianos cristianos de aquella zona se comunicaron con la oficina central en Nueva York, y se formó un comité de socorro. Tan pronto como comenzaron a bajar las aguas, hubo centenares de voluntarios listos para trabajar. Antes de que los organismos de socorro empezaran a hacer algo, ya se estaban restaurando los hogares de los Testigos. ¿Por qué pudieron responder con tanta rapidez?

      Un factor importante fue que los Testigos estaban dispuestos a trabajar de inmediato sin recibir paga, y, además, a contribuir con los materiales necesarios. Otro factor fue que tienen experiencia organizándose y trabajando juntos, puesto que hacen esto regularmente cuando tienen asambleas y construyen nuevos Salones del Reino. Sin embargo, otro factor vital es que han meditado en lo que quieren decir las palabras bíblicas: “Tengan amor intenso unos para con otros”. (1 Ped. 4:8.)

      Las contribuciones que se hacen para cubrir las necesidades de otros suelen venir de personas de escasos recursos. Con frecuencia las cartas que acompañan a esas donaciones dicen: ‘La cantidad es pequeña, pero la damos con todo nuestro corazón para nuestros hermanos’. ‘Desearía que fuese más, pero quiero compartir lo que Jehová me ha permitido tener.’ Al igual que los cristianos de Macedonia del siglo I, suplican que se les dé el privilegio de participar en proveer lo esencial a los que están en necesidad. (2 Cor. 8:1-4.) Cuando más de doscientos mil coreanos quedaron sin hogar debido a una inundación en 1984, los testigos de Jehová de la República de Corea respondieron con tanta generosidad que la sucursal tuvo que avisar que ya no se necesitaba ayuda.

      Los observadores perciben claramente que lo que motiva a los Testigos es más que un sentido de responsabilidad o de humanitarismo general. De veras aman a sus hermanos y a sus hermanas.

      Además de encargarse de las necesidades físicas, los testigos de Jehová dan atención especial a las necesidades espirituales de sus hermanos en zonas afectadas por desastres. En cuanto se les hace posible, reanudan las reuniones de congregación. En Grecia, en 1986, esto requirió levantar una gran tienda de campaña en las afueras de la ciudad de Kalamata para usarla como Salón del Reino, y otras tiendas más pequeñas en diferentes lugares para tener los Estudios de Libro de Congregación durante la semana. Así mismo, una vez que se atendieron las necesidades físicas de los sobrevivientes del alud de lodo que destruyó Armero (Colombia) en 1985, los fondos restantes se utilizaron para construir nuevos Salones del Reino para tres congregaciones de aquella zona.

      Hasta cuando se efectúan las obras de reconstrucción, los testigos de Jehová siguen consolando a otros con las respuestas convincentes que la Palabra de Dios da a las preguntas que surgen sobre qué propósito tiene la vida, por qué ocurren los desastres y sobreviene la muerte, y qué esperanza se puede tener.

      Los trabajos de socorro de los Testigos no van encaminados a suplir lo necesario en sentido físico a todas las personas de alguna zona afectada. En armonía con Gálatas 6:10, van destinados principalmente a ‘los que están relacionados con ellos en la fe’. A la vez, si pueden, gustosamente ayudan a otros. Han hecho eso, por ejemplo, al proveer alimento a las víctimas de un terremoto en Italia. En Estados Unidos, mientras ayudaban a víctimas de inundaciones y tormentas, limpiaron y repararon también los hogares de algunos angustiados vecinos de los Testigos. Cuando se les pregunta por qué muestran tal bondad a un extraño, sencillamente contestan que por amor al prójimo. (Mat. 22:39.) Después de un huracán que devastó el sur de Florida (E.U.A.) en 1992, el bien organizado programa de socorro de los Testigos adquirió tanta fama que algunas empresas e individuos que no eran Testigos y que deseaban hacer donaciones importantes de suministros de socorro las entregaron a los Testigos. Sabían que sus dádivas no se quedarían acumuladas en algún lugar inútilmente, ni se usarían con fines lucrativos, sino que verdaderamente beneficiarían a las víctimas del huracán, fueran estas Testigos o no. El que estuvieran dispuestos a ayudar a personas que no son Testigos se apreció tanto en Davao del Norte (Filipinas) que los funcionarios de la zona afectada aprobaron una resolución de agradecimiento.

      Sin embargo, no todas las personas aman a los cristianos verdaderos. Con frecuencia estos experimentan cruel persecución. Estas ocasiones también dan a sus compañeros cristianos la oportunidad de manifestarles su apoyo amoroso.

      Frente a cruel persecución

      El apóstol Pablo, comparando a la congregación cristiana con el cuerpo humano, dijo: ‘Sus miembros deben darse el mismo cuidado unos a otros. Y si un miembro sufre, todos los demás sufren con él’. (1 Cor. 12:25, 26.) Así es como reaccionan los testigos de Jehová cuando se enteran de que se persigue a sus hermanos cristianos.

      En Alemania, durante la era nazi, el gobierno tomó medidas represivas muy severas contra los testigos de Jehová. En aquel tiempo solo había unos veinte mil Testigos en Alemania, un grupo relativamente pequeño al que Hitler despreciaba. La situación requería acción concertada. El 7 de octubre de 1934 todas las congregaciones de los testigos de Jehová de Alemania se reunieron en secreto, oraron y enviaron al gobierno una carta en la que expresaban su determinación de seguir sirviendo a Jehová. Luego, muchos de ellos salieron denodadamente a testificar a sus vecinos acerca del nombre de Jehová y de su Reino. Aquel mismo día testigos de Jehová de todo el mundo se reunieron en sus congregaciones y, después de orar en unidad, enviaron al gobierno de Hitler cablegramas en apoyo de sus hermanos cristianos.

      En 1948, después que los testigos de Jehová denunciaron la persecución que fomentó el clero contra ellos en Grecia, el presidente de ese país y varios de sus ministros recibieron miles de cartas de testigos de Jehová que escribían en favor de sus hermanos cristianos. Estas cartas procedían de lugares como, por ejemplo, Filipinas, Australia y América del Norte y del Sur.

      En 1961, cuando la revista ¡Despertad! denunció los métodos inquisitoriales que se empleaban en España contra los Testigos, una gran cantidad de cartas de protesta inundó a las autoridades de este país. A los funcionarios les sorprendió que personas de todo el mundo supieran en detalle lo que ocurría y, aunque la persecución siguió, algunos miembros de la policía empezaron a tener más cuidado al tratar con los Testigos. Los funcionarios de varios países africanos también recibieron mucha correspondencia proveniente de todo el mundo cuando los Testigos se enteraron del maltrato que se infligía a sus hermanos y hermanas cristianos en aquellos países.

      Aun si el gobierno no responde favorablemente, los Testigos perseguidos no son olvidados. Por persistir en su persecución religiosa por muchos años, algunos gobiernos han recibido a veces una avalancha de cartas en defensa de los Testigos y protestando por el maltrato. Un ejemplo de esto se vio en Argentina. En una ocasión, en 1959, el secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto llevó a uno de nuestros hermanos a un cuarto donde había varios estantes llenos de cartas de todas partes del mundo. A aquel funcionario le asombró que una persona de un lugar tan remoto como Fiji les escribiera en pro de la libertad de cultos en Argentina.

      En algunos casos se ha concedido mayor libertad cuando los gobernantes han notado que por todo el mundo la gente se ha enterado de lo que hacen y que a muchos realmente les preocupa lo que ocurre. Eso sucedió en Liberia en 1963. Los soldados del gobierno trataron atrozmente a los que asistieron a una asamblea en Gbarnga. El presidente de Liberia recibió un alud de cartas de protesta de todas partes del mundo, y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Estados Unidos intervino, pues una de las víctimas fue un ciudadano estadounidense. Por fin, el presidente Tubman envió un telegrama a la sede de la Sociedad Watch Tower para informar que estaba dispuesto a recibir a una delegación de testigos de Jehová y analizar con ellos el asunto. Dos de los representantes —Milton Henschel y John Charuk— habían estado en Gbarnga. El señor Tubman reconoció que lo ocurrido había sido “un ultraje”, y dijo: “Lamento que esto haya sucedido”.

      Después de aquella entrevista, en una orden presidencial se notificó a ‘toda la gente por todo el país, que los testigos de Jehová tendrán el derecho y el privilegio de tener libre acceso a cualquier parte del país para llevar a cabo su obra misional y su adoración religiosa sin que nadie los moleste. Tendrán la protección de la ley tanto para su persona como para su propiedad y el derecho de adorar libremente a Dios según los dictados de su conciencia, a la vez que observan las leyes de la República mostrando respeto a la bandera nacional y permaneciendo de pie cuando esté siendo izada o bajada en ceremonias’. Pero no se requirió que la saludaran, lo cual violaría su conciencia cristiana.

      Sin embargo, para 1992 el gobierno de Malaui todavía no había dado un reconocimiento como ese, aunque la violencia contra los Testigos había disminuido a grado considerable allí. Los testigos de Jehová de ese país han sufrido una de las más crueles persecuciones religiosas de la historia de África. Una ola de persecución barrió el país en 1967; otra ocurrió a comienzos de los años setenta. De todas partes del mundo llegaron decenas de miles de cartas en defensa de los Testigos. Se hicieron llamadas telefónicas. Se enviaron cablegramas. Personas prominentes de todo el mundo se sintieron impelidas, por motivos humanitarios, a expresar su desaprobación.

      Fue tan grande el maltrato, que unos diecinueve mil testigos de Jehová y sus hijos tuvieron que huir al país vecino de Zambia en 1972. Las congregaciones cercanas de Zambia inmediatamente juntaron alimentos y cobijas para sus hermanos. Testigos de Jehová de todo el mundo enviaron dinero y suministros a las sucursales de la Watch Tower y estos se hicieron llegar a los refugiados a través de la oficina central de Nueva York. Se recibió más de lo necesario para atender a los refugiados que se hallaban en el campamento de Sinda Misale. Cuando se esparció por el campamento la noticia de que habían llegado camiones con alimento, ropa y lonas impermeables para proveer abrigo, los hermanos de Malaui no pudieron contener las lágrimas de gozo ante esta prueba del amor de sus hermanos cristianos.

      Si alguno de ellos se encuentra en prisión, sus compañeros Testigos no lo abandonan, ni siquiera cuando es arriesgado ayudarle. Durante la proscripción en Argentina, cuando un grupo de Testigos estuvo detenido por cuarenta y cinco horas, cuatro hermanos trataron de llevarles ropa y alimento, pero ellos mismos fueron arrestados. En 1989 la esposa de un superintendente de circuito de Burundi, al enterarse de la situación apremiante en que se hallaban sus hermanos cristianos, trató de llevarles alimento a la cárcel. No obstante, fue arrestada y mantenida como rehén por dos semanas, pues la policía procuraba capturar a su esposo.

      Además de brindarles su ayuda de cualquiera de estas maneras, el amor por sus hermanos cristianos impulsa a los testigos de Jehová a orar a Dios por ellos. No solicitan que Dios ponga fin de inmediato a las guerras y las escaseces de alimento, pues Jesucristo predijo que esas cosas ocurrirían en nuestro tiempo. (Mat. 24:7.) Tampoco le piden a Dios que los libre de toda persecución, ya que la Biblia dice con claridad que se perseguirá a los cristianos verdaderos. (Juan 15:20; 2 Tim. 3:12.) Pero sí ruegan que sus hermanas y hermanos cristianos reciban fortaleza para mantenerse firmes en la fe ante todo tipo de penalidad que tengan que afrontar. (Compárese con Colosenses 4:12.) Los hechos que hablan de su fortaleza espiritual son una prueba contundente de que Dios ha contestado esas oraciones.

      [Notas a pie de página]

      a Véanse La Atalaya del 1 de febrero de 1981, páginas 20-27; 15 de octubre de 1986, páginas 10-21; 1 de junio de 1987, páginas 4-18; 15 de julio de 1988, páginas 21-23; 1 de marzo de 1990, páginas 20-22.

      b Véase La Atalaya del 15 de abril de 1946, páginas 115-123.

      [Comentario en la página 305]

      La ayuda en casos de necesidad especial no se deja al azar

      [Comentario en la página 307]

      Ofrecen ayuda gracias a su interés personal amoroso

      [Comentario en la página 308]

      Se encargan de dar el socorro que tanto se necesita

      [Comentario en la página 312]

      Búsqueda sistemática para hallar a todos los Testigos de la zona devastada

      [Comentario en la página 315]

      Se ayuda también a los que no son Testigos

      [Comentario en la página 317]

      Lágrimas de gozo ante el amor manifestado por sus hermanos cristianos

      [Recuadro en la página 309]

      “Es verdad que ustedes se aman unos a otros”

      En el Líbano, país desgarrado por la guerra, después de observar a un grupo de Testigos que voluntariamente restauraron el hogar destrozado de una de sus hermanas cristianas, sus vecinos se sintieron impulsados a preguntar: “¿De dónde viene ese amor? ¿Qué clase de personas son ustedes?”. Y una musulmana que observaba cómo limpiaban y reparaban el hogar de un Testigo dijo: “Es verdad que ustedes se aman unos a otros. Su religión es la verdadera”.

      [Recuadro en la página 316]

      Verdaderos hermanos y hermanas

      Con relación a los Testigos cubanos que se encontraban entre los refugiados en Fort Chaffee (Arkansas), el periódico “Arkansas Gazette” dijo: “Fueron los primeros en ser trasladados a nuevos hogares, pues sus ‘hermanos y hermanas’ estadounidenses —compañeros testigos de Jehová— los buscaban entre los refugiados. [...] Cuando los Testigos llaman a sus compañeros espirituales de cualquier país ‘hermanos y hermanas’, realmente los ven así”.—Número del 19 de abril de 1981.

      [Fotografías en la página 306]

      Después de la II Guerra Mundial enviaron alimento y ropa a otros Testigos en necesidad de dieciocho países

      Estados Unidos

      Suiza

      [Fotografías en la página 310]

      En 1990 los Testigos de países vecinos unieron sus esfuerzos para ayudar a sus compañeros de Rumania

      [Fotografías en la página 311]

      Los Testigos que sobrevivieron a un terremoto en el Perú edificaron su propia ciudad de refugiados y se ayudaron mutuamente

      Los suministros de socorro que trajeron otros Testigos (abajo) estuvieron entre los primeros que llegaron a la zona de desastre

      [Fotografías en la página 313]

      El socorro a menudo incluye proveer materiales y voluntarios que ayuden a otros Testigos a reconstruir sus hogares

      México

      Guatemala

      Panamá

      [Fotografía en la página 314]

      La ayuda que dan los Testigos incluye fortalecimiento espiritual. Tanto en Kalamata (Grecia) como fuera de la ciudad se levantaron enseguida tiendas de campaña donde tener las reuniones

  • Edifican juntos a escala mundial
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 20

      Edifican juntos a escala mundial

      El ESPÍRITU de verdadera hermandad que hay entre los testigos de Jehová se manifiesta de muchas maneras. Los que asisten a sus reuniones comprueban que esto es así. Se pone de manifiesto de un modo más amplio en sus asambleas. También se evidencia cuando trabajan juntos para proveer a sus congregaciones lugares de reunión adecuados.

      Al comenzar el último decenio del siglo XX, había más de sesenta mil congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo. En el decenio anterior se formaron anualmente como promedio 1.759 congregaciones. A principios de los años noventa la tasa de crecimiento era de más de tres mil por año. Facilitar a todas las congregaciones lugares de reunión apropiados ha supuesto una labor monumental.

      Salones del Reino

      En un principio, muchas congregaciones de los testigos de Jehová celebraban gran parte de sus reuniones en hogares particulares, al igual que lo hacían los cristianos del siglo I. En Estocolmo (Suecia), los pocos que empezaron a reunirse con regularidad alquilaron un taller de carpintería que estaba disponible después de las horas de trabajo. Un grupito de la provincia de La Coruña (España) celebró sus primeras reuniones en un pequeño hórreo o granero a causa de la persecución.

      En los países donde había libertad para alquilar lugares de reunión, las congregaciones locales lo hacían cuando necesitaban más espacio. No obstante, si otras organizaciones usaban el mismo lugar los Testigos tenían que transportar e instalar su equipo para cada reunión, y a menudo el local olía a tabaco. Donde era posible, los hermanos arrendaban un almacén o una planta alta que no se estuviera utilizando, y la congregación le daba uso exclusivo. Pero con el tiempo, debido al alto costo de los alquileres y a la falta de locales adecuados en muchos lugares, los hermanos se vieron obligados a buscar nuevas soluciones. En algunos casos compraron edificios y los renovaron.

      Antes de la II Guerra Mundial unas cuantas congregaciones construyeron lugares de reunión especialmente concebidos para tal fin. Ya en 1890 el grupo de Estudiantes de la Biblia de Mount Lookout (Virginia Occidental) había edificado su propio lugar de reuniones.a Sin embargo, la construcción de Salones del Reino no se generalizó hasta los años cincuenta de este siglo.

      La designación Salón del Reino la sugirió en 1935 J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower. Él dispuso que los hermanos construyeran un salón de reuniones junto a la sucursal de la Sociedad en Honolulú (Hawai). Cuando James Harrub le preguntó qué nombre le pondría al edificio, el hermano Rutherford respondió: “¿No cree que deberíamos llamarlo ‘Salón del Reino’, ya que eso es lo que estamos haciendo, predicar las buenas nuevas del Reino?”. Después de eso, donde era posible se empezó a colocar un letrero que decía: “Salón del Reino” en los salones donde se reunían los Testigos regularmente. Por eso, cuando se reformó el Tabernáculo de Londres en 1937-1938, se le dio el nuevo nombre de Salón del Reino. Con el tiempo, el principal lugar de reunión de todas las congregaciones del mundo llegó a conocerse como Salón del Reino de los Testigos de Jehová.

      Varias maneras de hacerlo

      La decisión de arrendar un local o de construir un Salón del Reino la toman las congregaciones individualmente. También corren por su cuenta los gastos de mantenimiento y de construcción. Con el fin de economizar, la gran mayoría de las congregaciones han procurado realizar todos los trabajos de construcción que puedan sin recurrir a contratistas comerciales.

      Los salones se pueden construir de ladrillo, piedra, madera u otros materiales, dependiendo del costo y de lo que esté disponible en la zona. En Katima Mulilo (Namibia) se utilizó paja para el techo y barro de los hormigueros (que se endurece mucho al secarse) para las paredes y el piso. Los Testigos de Segovia (Colombia) fabricaron sus propios bloques de cemento. En Colfax (California) se empleó lava sin tallar procedente del monte Lassen.

      La congregación de Maseru (Lesoto) sabía que tenía que construir un Salón del Reino adecuado, pues en 1972 la asistencia a las reuniones a menudo pasaba de doscientas personas. Todos colaboraron en la realización del proyecto. Algunos hermanos de edad avanzada caminaron hasta 32 kilómetros para trabajar. Los niños hacían rodar hasta la obra recipientes cilíndricos llenos de agua. Las hermanas preparaban las comidas. También ayudaban a compactar el suelo con los pies antes de vaciar el concreto, entonando continuamente cánticos del Reino y pisando fuerte al ritmo de la música. Para las paredes se utilizó piedra arenisca de las montañas cercanas que no les costó nada porque la recogieron ellos mismos. El resultado fue un Salón del Reino para aproximadamente doscientas cincuenta personas.

      A veces los Testigos de congregaciones cercanas ayudaban en la construcción. Así, en 1985, cuando los testigos de Jehová de Imbali, una comunidad negra de Sudáfrica, edificaron un salón con capacidad para 400 personas, contaron con la ayuda de otros Testigos de las poblaciones cercanas de Pietermaritzburg y Durban. ¿Puede imaginarse el asombro de los vecinos al ver llegar, en aquellos días de disturbios raciales en Sudáfrica, a grandes cantidades de Testigos blancos, mestizos e indios que venían a trabajar hombro a hombro con sus hermanos africanos negros? Como dijo el alcalde del pueblo: “Solo puede realizarse con amor”.

      Las congregaciones se dieron cuenta de que, por mucho que los hermanos estuvieran dispuestos a colaborar, las circunstancias locales limitaban lo que podían hacer. Los hombres tenían que mantener a sus familias y solo podían trabajar en la construcción durante los fines de semana y tal vez un poco por las noches. En muchas congregaciones había pocas personas, si acaso alguna, con experiencia en oficios relacionados con la construcción. Sin embargo, era posible construir en unos cuantos días o quizás en unas cuantas semanas un edificio parcialmente descubierto y relativamente sencillo, apropiado para los trópicos. Con la ayuda de Testigos de congregaciones cercanas se podían terminar construcciones más sólidas en cinco o seis meses. En otros casos esto podría tomar un año o dos.

      Sin embargo, en el decenio 1970-1980 los testigos de Jehová aumentaban por todo el mundo a un ritmo de dos a tres congregaciones nuevas por día. A principios de los años noventa la tasa de crecimiento era de nueve por día. ¿Lograrían satisfacer la urgente necesidad de nuevos Salones del Reino?

      Se crean técnicas de construcción rápida

      A comienzos de los años setenta, más de cincuenta Testigos de congregaciones vecinas se pusieron a trabajar en la construcción de un nuevo Salón del Reino en Carterville (Misuri) para el grupo que se reunía en Webb City. En un fin de semana levantaron la armazón principal y adelantaron bastante el trabajo del techo. Todavía quedaba mucho por hacer, y requirió meses completar la construcción, pero una parte importante se había terminado en muy poco tiempo.

      Durante la década siguiente, al construir juntos unos sesenta salones, los hermanos superaron los obstáculos e idearon métodos más eficaces. Con el tiempo se dieron cuenta de que, una vez echados los cimientos, podían terminar casi todo un Salón del Reino en solo un fin de semana.

      Varios superintendentes de congregaciones del mediooeste de Estados Unidos canalizaron sus esfuerzos hacia esa meta. Cuando las congregaciones pedían ayuda para construir un Salón del Reino, uno o más de estos hermanos examinaban el proyecto y les suministraban los detalles de los pasos preliminares que tenían que dar antes de que se pudiera efectuar el trabajo. Entre otras cosas, tenían que obtener los permisos de construcción, echar los cimientos y el piso de concreto, disponer de servicio eléctrico, instalar las cañerías subterráneas y concertar con proveedores confiables la entrega de los materiales de construcción. Después se podía fijar la fecha para erigir el Salón del Reino. El edificio no sería prefabricado; toda la construcción se efectuaría allí mismo.

      ¿Quiénes harían el trabajo de construcción propiamente dicho? Hasta donde era posible, lo hacían trabajadores voluntarios, mano de obra no remunerada. Por lo general participaban familias enteras. Los organizadores del programa se comunicaban con Testigos artesanos que hubieran expresado su deseo de colaborar en las obras. Otros Testigos que se enteraban del plan también deseaban ayudar; acudían centenares de ellos, tanto de la localidad como de lugares distantes, ansiosos de ofrecer sus servicios en todo lo que pudieran. La mayoría no eran constructores de profesión, pero sí encajaban muy bien con lo que dice Salmo 110:3 acerca de los que apoyarían al Rey Mesiánico de Jehová: “Tu pueblo se ofrecerá de buena gana”.

      El jueves por la noche antes de dar el gran empujón a la obra, los supervisores se reunían para ultimar los detalles. La noche siguiente presentaban a los trabajadores un programa de diapositivas sobre el procedimiento, para que entendieran cómo se llevaría a cabo el trabajo. Se enfatizaba la importancia de las cualidades piadosas. Se animaba a los hermanos a trabajar juntos con amor, bondad, paciencia y consideración. Se estimulaba a todos a trabajar a paso regular, sin precipitarse, y a no vacilar en sacar unos minutos para relatar a alguien alguna experiencia animadora. Al día siguiente, muy de mañana, empezaba la obra.

      El sábado por la mañana, a una hora ya fijada, todos interrumpían el trabajo para escuchar la explicación del texto bíblico del día. Luego se hacía una oración en la que se reconocía que el éxito de la empresa dependía de la bendición de Jehová. (Sal. 127:1.)

      Una vez comenzado el trabajo, avanzaba velozmente. En una hora se levantaban las paredes. A continuación venía el entramado del techo. Las paredes se revestían de madera contrachapada que se fijaba con clavos. Los electricistas empezaban a tender los cables. Se instalaban los conductos del aire acondicionado y la calefacción. Se construían los diferentes armarios y se ponían en su lugar. Algunas veces llovía durante todo el fin de semana; otras veces o hacía un frío glacial o el calor era excesivo; pero el trabajo continuaba. No había competencia ni rivalidad entre los trabajadores.

      Por lo general, antes del anochecer del segundo día ya había concluido la construcción del Salón del Reino, lo que incluía una agradable decoración del interior y quizás hasta jardines en el exterior. A veces resultaba más práctico programar el trabajo para más de tres días, o tal vez para dos fines de semana. Al final de la obra muchos de los trabajadores —cansados, pero muy contentos— se quedaban para disfrutar de la primera reunión regular de la congregación: el estudio de La Atalaya.

      Algunos vecinos de Guymon (Oklahoma, E.U.A.), que dudaban de que se pudiera hacer trabajo de calidad tan rápidamente, llamaron al inspector de obras del municipio. “Les dije que si querían ver algo bien hecho debían visitar el salón —dijo el inspector más tarde al relatar el incidente a los Testigos—. Ustedes están haciendo correctamente hasta los detalles que van a estar escondidos y que no se verán.”

      Conforme aumentaba la necesidad de tener Salones del Reino, los hermanos que habían ideado muchas de las técnicas de construcción rápida se las enseñaban a otros. Los informes de lo que se estaba haciendo llegaron a otros países. ¿Podrían emplearse aquellas técnicas allí también?

      Se internacionaliza la construcción rápida

      En Canadá, las congregaciones necesitaban muchos más Salones del Reino que los que se estaban construyendo. Los Testigos canadienses pidieron a los organizadores del programa de construcción rápida de Estados Unidos que les explicaran cómo lo lograban. Al principio los canadienses no estaban muy seguros de que aquello se pudiera hacer en su país, pero decidieron intentarlo. En 1982 construyeron en Elmira (Ontario) el primer Salón del Reino con este método. Para 1992 se habían construido de esa manera 306 Salones del Reino en Canadá.

      Los Testigos de Northampton (Inglaterra) pensaron que podían hacer lo mismo. El salón que erigieron en 1983 fue el primero de este tipo en Europa. Algunos hermanos experimentados en este tipo de construcción llegaron desde Estados Unidos y Canadá para supervisar la obra y enseñar a los Testigos cómo hacerla. Se presentaron otros voluntarios de países lejanos como Japón, India, Francia y Alemania. Estaban allí como voluntarios, no para recibir un salario. ¿Cómo fue posible aquello? Como dijo el superintendente de un equipo de Testigos irlandeses que trabajó en una construcción similar: ‘Fue posible porque todos los hermanos aunaron sus esfuerzos bajo la influencia del espíritu de Jehová’.

      Los Testigos han hallado que incluso en los casos en que las leyes de construcción parecen imposibilitar la ejecución de estos proyectos, cuando se les suministran los detalles a los funcionarios municipales, por lo general cooperan con gusto.

      Después de una obra de construcción rápida en Noruega, al norte del círculo polar ártico, el diario Finnmarken exclamó: “Sencillamente fantástico. Solamente así podemos describir lo que los testigos de Jehová hicieron el pasado fin de semana”. Del mismo modo, cuando los testigos de North Island (Nueva Zelanda) edificaron un hermoso Salón del Reino en dos días y medio, el diario de aquella zona publicó en primera plana el titular: “Un proyecto casi milagroso”. Añadió: “Quizás el aspecto de toda la operación que más llamó la atención fue la organización y la total serenidad que se respiraba”.

      Lo apartado del lugar donde se necesite un Salón del Reino no supone una barrera infranqueable. En Belice se efectuó una construcción rápida, aunque ello implicó transportar todos los materiales sin excepción hasta una isla situada a 60 kilómetros de la ciudad de Belice. Cuando se edificó en un fin de semana un Salón del Reino con aire acondicionado en Port Hedland (Australia Occidental), casi todos los materiales y la mano de obra llegaron de lugares situados a 1.600 kilómetros de distancia o más. Los gastos de viaje salieron del propio bolsillo de los trabajadores. La mayoría de los que participaron en la obra no conocían personalmente a los Testigos de la congregación de Port Hedland, y muy pocos de ellos se reunirían alguna vez allí. Pero no por eso dejaron de expresar su amor de esa manera.

      Ni siquiera el hecho de que en un lugar haya pocos Testigos ha impedido que se construyan salones empleando tales métodos. En 1985 unos ochocientos Testigos de Trinidad se ofrecieron para viajar a Tobago y ayudar a sus 84 hermanos cristianos de aquel lugar a construir un salón en Scarborough. Sin duda alguna, los diecisiete Testigos (en su mayoría mujeres y niños) de Goose Bay (Labrador) necesitaban ayuda para tener su propio Salón del Reino. En 1985, 450 Testigos de otras partes de Canadá fletaron tres aviones para ir a Goose Bay y efectuar la construcción. El domingo por la noche, al cabo de dos días de arduo trabajo, tuvieron un programa de dedicación en el salón terminado.

      Lo expuesto anteriormente no significa que todos los Salones del Reino se construyan ahora por el sistema de construcción rápida; sin embargo, el número de los que se construyen de esa manera va en continuo aumento.

      Comités Regionales de Construcción

      Para mediados de 1986 se había acentuado mucho la necesidad de Salones del Reino. Un año antes se habían formado 2.461 congregaciones nuevas por todo el mundo, 207 de estas en Estados Unidos. Tres, cuatro o incluso cinco congregaciones compartían un mismo Salón del Reino. Como habían predicho las Escrituras, Jehová verdaderamente aceleraba la recolección de su pueblo. (Isa. 60:22.)

      Con el fin de obtener el mejor rendimiento del personal, y para que todos los que construían Salones del Reino se beneficiaran de la experiencia adquirida, la Sociedad asumió la coordinación de sus actividades. Para empezar, en 1987 se dividió el territorio de Estados Unidos entre 60 Comités Regionales de Construcción. Había trabajo de sobra para todos; en poco tiempo algunos ya tenían proyectos para un año o más. Los comités estaban integrados por hombres que, ante todo, estaban capacitados espiritualmente, ancianos de congregación, ejemplares en el ejercicio del fruto del espíritu de Dios. (Gál. 5:22, 23.) Muchos de ellos tenían también experiencia en bienes raíces, ingeniería, construcción, administración de empresas, prevención de accidentes y campos afines.

      Se aconsejó a las congregaciones que consultaran con el Comité Regional de Construcción antes de escoger el solar para un nuevo Salón del Reino. Cuando en una ciudad había más de una congregación, se les pedía que hablaran además con el (los) superintendente(s) de circuito, el superintendente de ciudad y los ancianos de las congregaciones vecinas. A las congregaciones que planeaban hacer trabajos de renovación de cierta envergadura, o construir un nuevo Salón del Reino, se les recomendó que se beneficiaran de la experiencia de los hermanos del Comité Regional de Construcción de su zona y de las pautas suministradas por la Sociedad. El comité coordinaría la selección del personal cualificado necesario de entre hermanos y hermanas de unos 65 oficios que ya se habían ofrecido para ayudar en aquellos programas.

      Según se perfeccionaban los procedimientos, se reducía la cantidad de trabajadores necesarios para cada obra. En vez de tener a miles de personas en el lugar, mirando o prestando sus servicios, rara vez había más de doscientas personas en un momento determinado. Los trabajadores se presentaban solo cuando se requería su oficio en particular, en vez de quedarse todo el fin de semana. Así podían dedicar más tiempo a sus familias y a las actividades de sus congregaciones de origen. Cuando los hermanos locales podían realizar ciertos tipos de trabajo en un espacio de tiempo razonable, muchas veces resultaba más práctico llevar al grupo de construcción rápida para efectuar únicamente aquellos trabajos que fueran más urgentes.

      Aunque toda la obra avanzaba con asombrosa rapidez, esto no era lo primordial. Construir Salones del Reino modestos, de calidad y adecuados para satisfacer las necesidades de la zona era lo más importante. Se planificaba el trabajo con gran esmero para lograr este objetivo y, al mismo tiempo, para gastar lo menos posible. Se tomaban medidas para asegurarse de que se diera la máxima prioridad a la seguridad: la seguridad de los trabajadores, de los vecinos, de los transeúntes y de los que utilizarían el Salón del Reino.

      Según iban llegando a otros países los informes sobre el programa de construcción de Salones del Reino, se suministraban los detalles necesarios a las sucursales que veían provechoso llevarlo a la práctica en sus territorios. Para 1992 los Comités Regionales de Construcción formados por la Sociedad colaboraban en la construcción de Salones del Reino en países como Alemania, Argentina, Australia, Canadá, España, Francia, Gran Bretaña, Japón, México y Sudáfrica. Los procedimientos de construcción se adaptaban a las circunstancias del lugar. Cualquier ayuda que se necesitara de otra sucursal para la construcción de un Salón del Reino se gestionaba mediante la oficina central de la Sociedad. En algunas partes del mundo se construían nuevos salones en unos días; en otras, en semanas o tal vez en algunos meses. Sin duda alguna la planificación cuidadosa y los esfuerzos coordinados acortaban el tiempo que tomaba edificar un nuevo Salón del Reino.

      Los programas de construcción de los testigos de Jehová no se han limitado a Salones del Reino. Cuando las congregaciones se reúnen para celebrar sus asambleas de circuito anuales y los días especiales de asamblea necesitan recintos más amplios.

      Se obtienen los Salones de Asambleas necesarios

      Con el transcurso de los años se han usado diferentes lugares para las asambleas de circuito. Los testigos de Jehová han alquilado auditorios públicos, escuelas, teatros, armerías, campos deportivos y parques de atracciones. En algunos lugares se podían conseguir instalaciones magníficas a un precio módico. Pero la mayoría de las veces había que dedicar mucho tiempo y esfuerzo a limpiar el lugar, instalar el equipo de sonido, construir la plataforma y transportar las sillas. A veces se presentaban cancelaciones de última hora. Al multiplicarse el número de congregaciones, se hacía cada vez más difícil hallar suficientes lugares adecuados. ¿Qué se podía hacer?

      De nuevo la solución era que los testigos de Jehová contaran con sus propios locales. Esto implicaría la renovación de algunos edificios adecuados y la construcción de otros. El primero de tales Salones de Asambleas en Estados Unidos fue un teatro en Long Island City (Nueva York), que se restauró y empezó a funcionar a finales de 1965.

      Para el mismo tiempo, los Testigos de la isla caribeña de Guadalupe diseñaron un Salón de Asambleas que necesitaban. Les parecía conveniente tener sus asambleas de circuito en muchos lugares distintos. Pero la mayoría de los pueblos no contaban con instalaciones suficientemente grandes. Así que los Testigos construyeron una armazón portátil de tubos de acero y techo de aluminio, con cabida para unas setecientas personas, que se podía levantar dondequiera que hubiera un terreno relativamente llano. Tuvieron que agrandarla varias veces, hasta que llegó a tener capacidad para 5.000 personas. ¡Imagínese lo que suponía transportar, instalar y desarmar treinta toneladas de materiales para cada asamblea! Aquel Salón de Asambleas se montó y desmontó varias veces al año durante trece años, hasta que se hizo muy difícil encontrar dónde levantarlo y fue preciso comprar un solar para erigir un Salón de Asambleas fijo, que en la actualidad se utiliza para las asambleas de circuito y de distrito.

      En no pocos lugares se habilitaron edificios ya existentes como Salones de Asambleas. En Hays Bridge (Surrey, Inglaterra) se compró y se reformó un complejo escolar que tenía cincuenta años. Está en un hermoso campo de 11 hectáreas. Se restauraron y pusieron en servicio algunas salas de cine antiguas y un depósito o almacén industrial en España, una fábrica textil que no se usaba en Australia, una sala de bailes en Quebec (Canadá), una bolera en Japón y un almacén en la República de Corea. Todos se convirtieron en hermosos Salones de Asambleas que podían emplearse también como grandes centros de educación bíblica.

      Otros Salones de Asambleas eran totalmente nuevos, desde los cimientos hasta el techo. El salón de Hellaby (South Yorkshire, Inglaterra) motivó un artículo en la revista del Instituto de Ingenieros de Construcción, no solo por su particular forma octagonal, sino también porque la mayor parte del trabajo lo realizaron trabajadores voluntarios. El Salón de Asambleas de Saskatoon (Saskatchewan, Canadá) se construyó con capacidad para 1.200 personas; pero basta con correr unas paredes interiores para formar cuatro Salones del Reino contiguos. El Salón de Asambleas de Haití (prefabricado y enviado desde Estados Unidos) tenía dos lados sin paredes, a fin de que el auditorio se refrescara constantemente con los vientos predominantes que les aliviaban del ardiente sol haitiano. El salón de Port Moresby (Papua Nueva Guinea) se edificó de tal modo que algunas secciones de las paredes se pudieran abrir como si fueran puertas para acomodar a muchas más personas de las que normalmente cabrían.

      La decisión de construir un Salón de Asambleas no la toma un grupo reducido de superintendentes esperando que los demás los apoyen. Antes de construir un Salón, la Sociedad procura que se haga un análisis minucioso para determinar cuánto se le necesita y la frecuencia con que se ha de usar. No solo se considera el entusiasmo de los hermanos locales por el proyecto, sino también las necesidades generales del campo. Se trata el asunto con todas las congregaciones implicadas, para comprobar si los hermanos realmente desean apoyarlo y disponen de los recursos necesarios.

      Cuando la obra se pone en marcha, los testigos de Jehová de la zona la apoyan de todo corazón. La construcción de todos estos salones es financiada por los mismos Testigos. Aunque se les explica cuánto dinero se necesita, sus contribuciones son voluntarias y anónimas. La planificación se hace de antemano cuidadosamente, y se aprovecha la experiencia adquirida en la construcción de Salones del Reino y, a menudo, de Salones de Asambleas en otros lugares. A veces es preciso conceder algunas porciones del trabajo a contratistas comerciales, pero por lo general casi todo el trabajo lo hacen los entusiastas Testigos. Esto pudiera reducir los costos a la mitad.

      Usualmente el trabajo avanza con rapidez gracias a trabajadores que son profesionales experimentados y a otros que ofrecen su tiempo y aptitudes. Algunas obras pueden tomar más de un año. No obstante, en 1985 unos cuatro mil quinientos voluntarios terminaron un Salón de Asambleas de 2.300 metros cuadrados en la isla de Vancouver (Canadá) en tan solo nueve días. El edificio incluye un Salón del Reino con asientos para 200 personas, en el que se reúnen las congregaciones de aquella zona. En Nueva Caledonia, a pesar de que en 1984 se impuso el toque de queda a raíz de unos disturbios políticos, más de cuatrocientos voluntarios trabajaron en el Salón de Asambleas a la vez y lo terminaron en solo cuatro meses. Cerca de Estocolmo (Suecia) se edificó en siete meses un práctico y hermoso Salón de Asambleas con 900 sillas de roble acolchadas.

      A veces se ha tenido que insistir en los tribunales para obtener los permisos de construcción de los Salones de Asambleas. Esto sucedió en Surrey (Columbia Británica, Canadá). Cuando se compró el terreno, el reglamento de zonificación permitía la construcción de un lugar de adoración de este tipo. Pero después que se presentaron los planos para su aprobación en 1974, el Concejo Municipal de Surrey aprobó una ordenanza que estipulaba que solo se podían construir iglesias y salones de asambleas en la Zona P-3, ¡la cual no existía! Sin embargo, anteriormente se habían construido 79 iglesias en aquel municipio sin ningún problema. El caso se llevó a los tribunales. Estos pronunciaron varios fallos a favor de los testigos de Jehová. Cuando por fin se eliminaron los obstáculos que ponían estos funcionarios con prejuicios, los trabajadores voluntarios se dieron a la obra con tanto entusiasmo que la terminaron en unos siete meses. Así como los esfuerzos de Nehemías por reconstruir los muros de la antigua Jerusalén tuvieron la bendición divina, del mismo modo los hermanos vieron que la ‘mano de Dios estuvo sobre ellos’ para que se completara el trabajo. (Neh. 2:18.)

      Cuando los testigos de Jehová de Estados Unidos compraron el teatro Stanley, de Jersey City (Nueva Jersey), el nombre de este edificio estaba en el registro estatal de lugares históricos. Aunque el edificio se hallaba en condiciones deplorables, podía llegar a ser un excelente Salón de Asambleas. Sin embargo, los funcionarios municipales rehusaron otorgar a los Testigos el permiso para hacer las reparaciones necesarias. El alcalde no quería a los testigos de Jehová en la zona porque tenía otros planes para la propiedad. Fue menester presentar una demanda para impedir que aquellos funcionarios abusaran de su autoridad. El tribunal falló a favor de los Testigos. Poco después, los vecinos votaron por la destitución del alcalde. Las obras en el salón avanzaron velozmente. El resultado fue un precioso Salón de Asambleas con capacidad para más de cuatro mil personas. Tanto los hombres de negocios como los residentes del lugar se enorgullecen de ese edificio.

      En los pasados veintisiete años los testigos de Jehová han construido por todo el mundo Salones de Asambleas hermosos y prácticos como centros de educación bíblica. Se encuentran en cantidad cada vez mayor en América del Norte y del Sur, Europa, África y el Oriente, así como en muchas islas. En algunos países —por ejemplo, en Nigeria, Italia y Dinamarca— los testigos de Jehová han construido incluso instalaciones fijas más grandes, al aire libre, para sus asambleas de distrito.

      Sin embargo, los Salones de Asambleas y los Salones del Reino no son los únicos edificios que construyen los testigos de Jehová para fomentar la proclamación del Reino de Dios.

      Oficinas, imprentas y hogares Betel por todo el mundo

      En 1992 había 99 sucursales de la Sociedad Watch Tower en todo el mundo, cada una de las cuales coordinaba las actividades de los testigos de Jehová en su parte correspondiente del campo mundial. En más de la mitad de ellas se llevaban a cabo trabajos de impresión de diversa índole para promover la obra de educación bíblica. La mayor parte de los que trabajan en las sucursales viven como una gran familia en hogares llamados Betel (que significa “Casa de Dios”). A causa del aumento en el número de testigos de Jehová y de la expansión de su obra de predicar se han tenido que ampliar estas instalaciones y construir otras nuevas.

      El crecimiento de la organización ha sido tan rápido que suele haber de 20 a 40 programas de ampliación de sucursales en marcha simultáneamente. Esto ha exigido un extenso plan de construcción internacional.

      Debido a las muchas obras de construcción que se están realizando por todo el mundo, la Sociedad Watch Tower cuenta con su propio Departamento de Ingeniería y Delineación en la sede de Nueva York. Algunos ingenieros con muchos años de experiencia han dejado sus empleos y se han ofrecido para colaborar de tiempo completo en los programas de construcción vinculados directamente a la actividad del Reino. Además, los que tienen experiencia han enseñado, tanto a hombres como a mujeres, trabajos de ingeniería y delineación. El que haya un departamento que coordine el trabajo permite que los que trabajan en obras similares en otros países se beneficien de la experiencia adquirida en la construcción de alguna sucursal en cualquier lugar del mundo.

      A consecuencia de la gran cantidad de trabajo, con el tiempo fue conveniente abrir una Oficina Regional de Ingeniería en Japón para que ayudara en la delineación de los planos para construcciones en el Oriente. Otras Oficinas Regionales de Ingeniería funcionan en Europa y Australia, con personal procedente de diversos países. Todas trabajan en estrecha cooperación con la oficina central, y sus servicios, aunados al empleo de la tecnología de computadoras, reducen el equipo de delineantes necesario para una obra determinada.

      Algunas edificaciones son de tamaño relativamente moderado. Una de estas es la sucursal de Tahití, construida en 1983. Consta de espacio para oficinas, almacenes y viviendas para ocho trabajadores voluntarios. Lo mismo se puede decir del edificio de cuatro pisos que construyó la sucursal de la isla caribeña de Martinica durante los años 1982 a 1984. Puede que estos edificios no les parezcan extraordinarios a quienes vienen de grandes ciudades extranjeras; sin embargo, captaron la atención del público local. El periódico France-Antilles dijo que el edificio de la sucursal de Martinica era “una obra arquitectónica maestra” que reflejaba un “gran amor por el trabajo bien hecho”.

      El tamaño de esos edificios contrasta con el de los que se terminaron en Canadá en 1981 y que constaban de una imprenta, o fábrica, con más de 9.300 metros cuadrados de espacio útil, y viviendas para 250 voluntarios. El complejo que la Watch Tower terminó el mismo año en Cesario Lange (Brasil) constaba de ocho edificios que sumaban casi 46.000 metros cuadrados de espacio útil. Se empleó el equivalente al contenido de 10.000 camiones de cemento, gravilla y arena, así como pilares de concreto que, juntos, doblarían la altura del monte Everest. Al completarse la construcción de una gran imprenta en las Filipinas en 1991, hubo que construir un edificio de viviendas de once pisos.

      Para cubrir las necesidades del creciente número de proclamadores del Reino en Nigeria, en 1984 se emprendió una gran obra de construcción en Igieduma. Se construirían una imprenta, un espacioso edificio de oficinas, cuatro edificios de viviendas conectados entre sí y otras instalaciones necesarias. El edificio de la imprenta se mandó prefabricado de Estados Unidos. Pero entonces los hermanos tuvieron que hacer frente a los plazos de importación que parecían imposibles de cumplir. Cuando gestionaron los trámites dentro de las fechas señaladas y todo llegó en buen estado al lugar de la obra, no se atribuyeron el mérito por ello, sino que dieron gracias a Jehová por su bendición.

      Expansión rápida por todo el mundo

      El crecimiento de la obra de anunciar el Reino ha sido tan veloz que muchas veces se ha tenido que volver a construir al poco tiempo de haber agrandado considerablemente las instalaciones de la sucursal de un país. Examinemos algunos ejemplos:

      A finales de 1984 se terminó la construcción de una hermosa sucursal nueva en Perú, con espacio para oficinas, veintidós habitaciones, otras instalaciones básicas para los miembros de la familia de Betel y un Salón del Reino. Pero la acogida que tuvo el mensaje del Reino en ese país sudamericano fue mucho mayor de lo que se esperaba. Cuatro años más tarde fue preciso duplicar el complejo existente, utilizando esta vez un diseño antisísmico.

      La sucursal de Colombia terminó la construcción de un espacioso nuevo complejo en 1979. Parecía que habría suficiente espacio para muchos años. Sin embargo, en menos de siete años la cantidad de Testigos en Colombia casi se duplicó, y la sucursal imprimía las revistas La Atalaya y ¡Despertad! para Colombia y otros cuatro países vecinos. Hubo que empezar a construir nuevamente en 1987, esta vez en un terreno que permitiera más expansión.

      Durante 1980 los testigos de Jehová de Brasil dedicaron unos 14.000.000 de horas a predicar públicamente el mensaje del Reino. Esta cifra se elevó a casi 50.000.000 en 1989. Más personas deseaban saciar su hambre espiritual. Las extensas instalaciones de la sucursal dedicadas en 1981 ya no bastaban. Para el mes de septiembre de 1988 se habían iniciado ya las excavaciones para la construcción de una nueva fábrica. Esta tendría un 80% más de espacio útil que la fábrica existente, y por supuesto, también se requerirían más viviendas para la familia de Betel que iba en aumento.

      En 1984 se dedicó en Selters/Taunus (Alemania) la segunda imprenta más grande de la Sociedad Watch Tower. Cinco años después, debido al aumento que hubo en Alemania y a la oportunidad de extender la obra de testificar a países para los que imprimía aquella sucursal, ya se habían hecho planes para agrandar la fábrica en más de un 85% y añadir otras instalaciones.

      En 1972 la sucursal de Japón había sido trasladada de Tokio a las nuevas y más grandes instalaciones de Numazu. En 1975 se le hicieron importantes ampliaciones. Para 1978 se había obtenido otra propiedad en Ebina, y de inmediato se empezó la construcción de una fábrica que tendría una superficie más de tres veces mayor que la de la fábrica de Numazu. Se terminó en 1982. Aquello no fue suficiente; hubo que añadir más edificios en 1989. ¿No habría sido posible construir de una sola vez un edificio que fuera lo suficientemente grande? No. El número de proclamadores del Reino en Japón se había duplicado una y otra vez como nadie lo esperaba. De 14.199 en 1972 pasaron a 137.941 en 1989, y muchos de estos estaban dedicados al ministerio de tiempo completo.

      El mismo patrón se observa en otras partes del mundo. Una década —y a veces unos pocos años— después de haberse construido grandes sucursales equipadas para imprimir, se tienen que ampliar considerablemente. Ese ha sido el caso de países como México, Canadá, Sudáfrica y la República de Corea.

      ¿Quiénes realizan el trabajo de construcción en sí? ¿Cómo se lleva a cabo todo?

      Muchos miles que ansían participar

      De los diecisiete mil Testigos que había en Suecia cuando se construyó la sucursal de Arboga, unos cinco mil ofrecieron su ayuda para el trabajo. La mayoría de ellos eran solo ayudantes dispuestos, pero también había suficientes hermanos capacitados para encargarse de que el trabajo se hiciera correctamente. ¿Qué los impulsaba? El amor a Jehová.

      Cuando el representante de una oficina de topógrafos de Dinamarca supo que los testigos de Jehová efectuarían todo el trabajo de la nueva sucursal de Holbæk, se mostró escéptico. Sin embargo, los Testigos que se ofrecieron para ayudar aportaron todo el conocimiento técnico necesario. ¿Les habría ido mejor si hubieran concedido el trabajo a contratistas comerciales? Cuando se terminaron las obras, varios peritos del departamento de construcción del municipio hicieron una visita a los edificios y comentaron sobre la buena calidad del trabajo, algo que rara vez se observa hoy en el campo comercial. El hombre que se había mostrado escéptico al principio dijo sonriendo: “Ya ven, entonces yo no sabía la clase de organización que ustedes tienen”.

      Los núcleos de población de Australia se encuentran dispersos; por eso, la mayoría de los 3.000 voluntarios que se ofrecieron para trabajar en las instalaciones de la sucursal de Ingleburn entre 1978 y 1983 tuvieron que viajar por lo menos 1.600 kilómetros. No obstante, se coordinaron los viajes en autobús para los grupos de voluntarios, y las congregaciones que había a lo largo del camino se ofrecieron hospitalariamente para suministrar alimento y compañerismo a los hermanos en los puntos de parada. Algunos hermanos vendieron sus casas, cerraron sus negocios, tomaron vacaciones e hicieron otros sacrificios con el fin de participar en la construcción. Algunos grupos de artesanos con experiencia se presentaron —algunos más de una vez— para vaciar concreto, instalar el cielo raso y levantar cercas. Otros donaron materiales.

      La mayoría de los que se ofrecían para colaborar en las obras eran trabajadores sin experiencia, pero algunos con cierta preparación aceptaron responsabilidades de peso e hicieron un magnífico trabajo. Aprendieron a fabricar ventanas, conducir tractores, mezclar cemento y poner ladrillos. Tenían una ventaja muy clara sobre los no Testigos que hacen la misma clase de trabajo en el campo comercial. ¿En qué sentido? Los que tenían experiencia deseaban comunicar a otros lo que sabían. Nadie temía que otro le quitara el trabajo; había de sobra para todos. Y existía una fuerte motivación para hacer trabajo de calidad, pues era una manera de expresar su amor a Dios.

      En todas las obras hay un grupo de Testigos que componen el núcleo de la “familia” de constructores. En la construcción efectuada en Selters/Taunus (Alemania) entre los años 1979 y 1984, el núcleo estaba formado generalmente por varios centenares de trabajadores. Otros miles se les unieron durante diferentes períodos, muchos en los fines de semana. Todo se planeaba con cuidado para que cuando llegaran los voluntarios hubiera suficiente trabajo para todos.

      Mientras el hombre sea imperfecto, habrá problemas; pero los que trabajan en estas obras procuran resolverlos aplicando los principios bíblicos. Saben que más importante que la eficiencia es hacer las cosas de la manera cristiana. Como recordatorio de esto, en la obra de Ebina (Japón) había grandes carteles con dibujos de obreros con cascos, y en cada casco se había inscrito en caracteres japoneses uno de los frutos del espíritu de Dios: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autodominio. (Gál. 5:22, 23.) Los visitantes pueden ver y percibir la diferencia. Un reportero que visitó la sucursal de Brasil durante la construcción hizo el siguiente comentario: “Allí no hay desórdenes ni falta de cooperación. [...] Este ambiente cristiano hace que las cosas aquí sean diferentes de lo que se acostumbra ver en construcciones civiles brasileñas”.

      Crecimiento constante en la sede mundial

      A la par con el crecimiento de las sucursales de la Sociedad Watch Tower, se ha tenido que ampliar también la central mundial. Desde la II Guerra Mundial, más de una decena de veces se han hecho importantes ampliaciones a las fábricas y oficinas ubicadas en Brooklyn y en otros lugares del estado de Nueva York. Para alojar al personal se han tenido que construir, o comprar y reformar, numerosos edificios, tanto grandes como pequeños. En agosto de 1990 y enero de 1991 se anunciaron otras importantes ampliaciones en Brooklyn, aunque desde 1989 se estaba construyendo al norte de la ciudad de Nueva York el extenso Centro Educativo de la Watchtower, que alojaría a 1.200 personas, entre residentes y estudiantes.

      Desde 1972 no han cesado los trabajos de construcción en la sede mundial de Brooklyn y en sus dependencias situadas en otras partes de los estados de Nueva York y Nueva Jersey. Con el tiempo quedó claro que, aunque los trabajadores regulares de construcción eran varios centenares, les sería imposible realizar todo el trabajo necesario. Eso hizo que en 1984 se instituyera un programa de trabajadores temporeros. Se enviaron cartas a las 8.000 congregaciones que entonces había en Estados Unidos, invitando a hermanos capacitados a dar ayuda durante una semana o más. (Algunas sucursales, como Australia, ya habían iniciado un programa semejante de invitar a los que pudieran ofrecerse por dos semanas.) Aunque se les suministraría alojamiento y comida, los trabajadores costearían su propio viaje y no percibirían salario. ¿Quiénes responderían?

      ¡Para 1992 se habían tramitado más de veinticuatro mil solicitudes! De estas, por lo menos tres mil novecientas procedían de personas que se ofrecían por segunda o tercera vez, o hasta por décima o vigésima vez. La mayoría eran ancianos, siervos ministeriales o precursores con excelentes cualidades espirituales. Todos se ofrecían para hacer lo que se necesitara, dentro o fuera de su profesión. El trabajo solía ser pesado y sucio. No obstante, era un privilegio para todos contribuir así al adelanto de los intereses del Reino. Algunos dijeron que esta experiencia les ayudó a apreciar el espíritu de abnegación que caracteriza el trabajo que se efectúa en la sede mundial. Estar presentes en el programa de adoración matutina de la familia de Betel y en el estudio semanal de La Atalaya fue muy recompensador para todos.

      Voluntarios internacionales

      La necesidad de expansión rápida motivó el establecimiento de un programa de voluntarios internacionales a partir de 1985. No era de ningún modo el comienzo de la cooperación internacional en el campo de la construcción, pero desde entonces la coordinación cuidadosa del programa estaría a cargo de la oficina central. Todos los participantes son Testigos que se ofrecen para ayudar a construir instalaciones fuera de su país. Son trabajadores experimentados a los que acompañan sus esposas para colaborar en todo cuanto puedan. Casi todos sufragan sus gastos de viaje; ninguno recibe salario por su labor. Algunos trabajan por un corto plazo, generalmente por un período de dos semanas a tres meses. Otros son voluntarios a largo plazo que siguen en la obra por un año o más, quizás hasta que esta termina. Más de tres mil testigos de Jehová de treinta diferentes países colaboraron en este programa durante los primeros cinco años, y muchos más ansiaban participar cuando se necesitaran sus servicios especializados. Para ellos es un privilegio dar de sí mismos y de sus medios para promover los intereses del Reino de Dios.

      A los voluntarios internacionales se les provee alojamiento y comida. A menudo las comodidades son mínimas. Los Testigos del país agradecen mucho lo que hacen sus hermanos visitantes y, donde es posible, los acogen en sus hogares, por humildes que sean. Las comidas suelen servirse en el lugar donde se trabaja.

      Los hermanos extranjeros no van para hacer ellos mismos todo el trabajo. Su propósito es colaborar con el equipo de construcción local. Y otros centenares, hasta miles, de personas del país pueden ayudar durante los fines de semana o por una semana o más a la vez. En Argentina, 259 voluntarios extranjeros trabajaron junto con millares de hermanos del país, algunos de los cuales trabajaban todos los días, otros unas cuantas semanas, y muchos más los fines de semana. En Colombia, más de ochocientos treinta voluntarios internacionales ayudaron durante diversos períodos. También hubo más de doscientos voluntarios colombianos que trabajaron de tiempo completo en la obra, y otros doscientos cincuenta o más colaboraron todos los fines de semana. En total participaron más de tres mil seiscientas diferentes personas.

      Los problemas que puedan surgir por causa de las diferencias lingüísticas no impiden que los grupos internacionales trabajen unidamente. Los gestos, las expresiones faciales, un buen sentido del humor y el deseo de hacer trabajo que honre a Jehová contribuyen a la realización de las obras.

      El asombroso crecimiento de la organización —y, por consiguiente, la necesidad de construir sucursales más grandes— tiene lugar a veces en países donde el número de los expertos en construcción es limitado. Sin embargo, esto no es un inconveniente para los testigos de Jehová, que con gusto se ayudan mutuamente. Trabajan juntos como parte de una familia mundial que no está dividida por nacionalidad, color de la piel ni idioma.

      En Papua Nueva Guinea, cada uno de los voluntarios de Australia y Nueva Zelanda enseñó su oficio a un nativo, tal como lo dispone el Ministerio de Trabajo. De esa manera, los Testigos del país daban de sí mismos y, a la vez, aprendían oficios que les ayudarían a atender sus necesidades y las de sus familias.

      Cuando se necesitó una nueva sucursal en El Salvador, 326 voluntarios procedentes de otros países se sumaron a los hermanos del país. Para la obra en Ecuador, los hermanos contaron con la ayuda de 270 Testigos que llegaron de catorce países. Algunos voluntarios internacionales ayudaron en varias construcciones que se realizaban simultáneamente. Viajaron a Europa y África para prestar sus servicios allí donde se les necesitara.

      Para 1992 se habían enviado voluntarios internacionales a 49 sucursales para ayudar a los equipos de construcción de los países en cuestión. En algunos casos, los hermanos a quienes ayudó este programa pudieron, a su vez, ayudar a otros. Así sucedió en las Filipinas, donde, después de haberse beneficiado del trabajo de unos sesenta siervos internacionales que ayudaron por largo tiempo a construir la sucursal, y de más de doscientos treinta voluntarios extranjeros que colaboraron durante períodos más cortos, algunos filipinos se ofrecieron para ayudar en obras de construcción en otras partes del sudeste asiático.

      Los testigos de Jehová construyen edificios según lo que se necesita en conexión con la predicación de las buenas nuevas. Con la ayuda del espíritu de Jehová desean dar el mayor testimonio posible durante el tiempo que queda antes del Armagedón. Están convencidos de que el nuevo mundo de Dios está muy cerca, y tienen fe en que sobrevivirán como pueblo organizado y entrarán en ese nuevo mundo bajo la gobernación del Reino Mesiánico de Dios. También tienen la esperanza de que tal vez muchas de las magníficas instalaciones que han erigido y dedicado a Jehová continuarán sirviendo después del Armagedón como centros desde donde se difunda el conocimiento del único Dios verdadero hasta que llene toda la Tierra. (Isa. 11:9.)

      [Nota a pie de página]

      a Se le conoció como la Iglesia de la “Nueva Luz” porque los que se reunían allí creían que tenían nueva luz sobre la Biblia debido a que leían las publicaciones de la Sociedad Watch Tower.

      [Comentario en la página 322]

      Algunos Testigos de congregaciones cercanas ayudaban a hacer el trabajo

      [Comentario en la página 323]

      La construcción la hacían trabajadores voluntarios no remunerados

      [Comentario en la página 324]

      Se recalcaba la importancia de las cualidades espirituales

      [Comentario en la página 326]

      Construcción de calidad, seguridad, costos mínimos, rapidez

      [Comentario en la página 328]

      ¡Un Salón de Asambleas portátil!

      [Comentario en la página 331]

      Se acude a los tribunales

      [Comentario en la página 332]

      Expansión internacional a gran escala

      [Comentario en la página 333]

      Los trabajadores dieron la honra a Jehová, no a sí mismos

      [Comentario en la página 334]

      Crecimiento a tal ritmo que nadie lo hubiera podido predecir

      [Comentario en la página 336]

      Para ellos era un privilegio colaborar en la construcción en la sede mundial

      [Comentario en la página 339]

      Trabajan como una familia mundial que no está dividida por nacionalidad, color de la piel ni idioma

      [Fotografías en las páginas 320 y 321]

      Trabajan juntos en la construcción rápida de Salones del Reino

      Todos los años se forman miles de congregaciones. En la mayoría de los casos los Testigos construyen sus propios Salones del Reino. Estas fotografías se tomaron en 1991 durante la construcción de un Salón del Reino en Connecticut (E.U.A.)

      Viernes, 7.40 de la mañana

      Viernes, al mediodía

      Sábado, 7.41 de la noche

      Domingo, 6.10 de la tarde. Se ha terminado el trabajo principal

      Piden a Jehová su bendición y sacan tiempo para analizar el consejo de su Palabra

      Todos son voluntarios no remunerados que se alegran de cooperar unos con otros

      [Recuadro/Fotografías en la página 327]

      Salones del Reino en diversos países

      Los lugares de reunión de los testigos de Jehová son, por lo general, modestos. Están limpios y son, además, cómodos y de alrededores agradables

      Perú

      Filipinas

      Francia

      República de Corea

      Japón

      Papua Nueva Guinea

      Irlanda

      Colombia

      Noruega

      Lesoto

      [Recuadro/Fotografías en la página 330]

      Salones de Asambleas de los testigos de Jehová

      A fin de celebrar sus asambleas periódicas, los testigos de Jehová de algunas zonas han hallado práctico construir sus propios Salones de Asambleas. La mayor parte del trabajo lo realizan los Testigos locales. Aquí se muestran solo algunos salones que se utilizaban a principios de los años noventa

      Gran Bretaña

      Venezuela

      Italia

      Alemania

      Canadá

      Japón

      [Recuadro/Fotografías en la página 338]

      El programa internacional de construcción satisface una urgente necesidad

      El rápido crecimiento de la organización ha exigido una ampliación constante de oficinas, fábricas y hogares Betel por todo el mundo

      Los voluntarios internacionales prestan ayuda a los Testigos locales

      España

      Los métodos de construcción empleados permiten que muchos voluntarios efectúen trabajo valioso aunque tengan muy poca experiencia

      Puerto Rico

      El uso de materiales duraderos ayuda a mantener al mínimo los gastos de mantenimiento a largo plazo

      Gran Bretaña

      Trabajadores expertos ofrecen gustosamente sus servicios

      Nueva Zelanda

      Grecia

      Brasil

      El trabajo de calidad es el resultado del interés personal de los que lo efectúan; constituye una expresión de su amor a Jehová

      Canadá

      Estas obras de construcción son ocasiones muy agradables; nacen muchas amistades duraderas

      Colombia

      En Japón, este cartel recordó a los trabajadores las medidas de seguridad y la importancia de manifestar los frutos del espíritu de Dios

      [Fotografía en la página 318]

      El primer edificio llamado Salón del Reino, en Hawai

      [Fotografías en la página 319]

      Muchos de los primeros Salones del Reino eran edificios alquilados o solo el piso de arriba de una tienda; algunos fueron construidos por los Testigos

      [Fotografías en la página 329]

      Dos de los primeros Salones de Asambleas

      Ciudad de Nueva York

      Guadalupe

      [Fotografías en la página 337]

      Trabajadores de construcción temporeros recién llegados a la central mundial neoyorquina

      A todos los grupos se les recuerda que lo primordial no es trabajar rápido, sino ser personas espirituales y hacer trabajo de calidad

  • ¿Cómo se financia la obra?
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 21

      ¿Cómo se financia la obra?

      COMO es obvio, sostener la obra de los testigos de Jehová requiere dinero. La edificación y el mantenimiento de Salones del Reino y Salones de Asambleas, sucursales, fábricas y hogares Betel exige fondos. Asimismo, se producen gastos al editar y distribuir publicaciones para el estudio de la Biblia. ¿Cómo se financian todas estas actividades?

      Individuos que se oponen a la obra de los testigos de Jehová han difundido conjeturas infundadas al respecto. Los hechos, sin embargo, respaldan la respuesta de los Testigos. ¿Qué respuesta? La mayor parte de la obra la realizan voluntarios, que no esperan ni desean compensación económica por sus servicios, y los gastos de organización se sufragan con donaciones voluntarias.

      “Entrada gratis. No se hacen colectas”

      Ya en el segundo número de la revista Watch Tower (La Torre del Vigía), en agosto de 1879, el hermano Russell dijo: “‘La Torre del Vigía de Sión’ tiene, según creemos, a JEHOVÁ como su apoyador, y mientras así sea nunca mendigará ni hará petición a los hombres por apoyo. Cuando Aquel que dice: ‘Todo el oro y la plata de las montañas son míos’, deje de proveer los fondos necesarios, entonces entenderemos que habrá llegado el tiempo de suspender la publicación”. En armonía con esta declaración, las publicaciones de los testigos de Jehová no solicitan dinero.

      Con las reuniones de los Testigos ocurre lo mismo que con sus publicaciones. No hacen llamamientos emotivos para recaudar fondos en las congregaciones ni en las asambleas. No pasan el platillo; no reparten sobres para donaciones; no envían cartas a sus miembros pidiendo donativos; las congregaciones nunca recurren al bingo ni a las rifas para recaudar fondos. Ya en 1894, cuando la Sociedad Watch Tower envió oradores itinerantes, publicó este anuncio para beneficio de todos: “Entiéndase desde el principio que esta Sociedad no autoriza ni aprueba las colectas ni otras peticiones de dinero”.

      Así, desde los comienzos de la historia moderna de los testigos de Jehová, las hojas sueltas y otros impresos que invitan al público a asistir a sus reuniones llevan el lema “Entrada gratis. No se hacen colectas”.

      A partir de principios de 1914, los Estudiantes de la Biblia alquilaron teatros y otros auditorios para invitar al público al “Foto-Drama de la Creación”. Era una presentación en cuatro secciones, de ocho horas de duración, que constaba de diapositivas y películas sincronizadas con sonido. Tan solo en el primer año, millones de personas lo vieron en Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda. Aunque algunos dueños de las salas cobraron por los asientos reservados, los Estudiantes de la Biblia nunca pidieron el pago de una entrada. Tampoco hicieron colectas.

      Posteriormente, durante más de treinta años, la Sociedad Watch Tower dirigió la emisora de radio WBBR de la ciudad de Nueva York. Los testigos de Jehová también retransmitieron mediante centenares de otras emisoras programas de educación bíblica. No obstante, nunca se valieron de este medio para pedir dinero.

      Entonces, ¿cómo obtienen las donaciones que financian su actividad?

      Se financia la obra con donaciones voluntarias

      La Biblia fija el modelo. La Ley mosaica estipulaba que algunas contribuciones eran voluntarias y otras obligatorias. El pago del diezmo pertenecía a esta última categoría. (Éxo. 25:2; 30:11-16; Núm. 15:17-21; 18:25-32.) Sin embargo, la Biblia también explica que Cristo cumplió la Ley y que Dios la abolió; los cristianos, por lo tanto, no están sujetos a sus reglas. No dan el diezmo ni están obligados a hacer una contribución específica en una fecha determinada. (Mat. 5:17; Rom. 7:6; Col. 2:13, 14.)

      Se les anima, más bien, a cultivar un espíritu generoso y liberal que imite el maravilloso ejemplo del propio Jehová y de su Hijo Jesucristo. (2 Cor. 8:7, 9; 9:8-15; 1 Juan 3:16-18.) Por eso el apóstol Pablo escribió a la congregación cristiana de Corinto respecto a las dádivas: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. Cuando les informaron de cierta necesidad, se puso a “prueba lo genuino de su amor”, como explicó Pablo. También dijo: “Si primero está allí la prontitud, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene”. (2 Cor. 8:8, 12; 9:7.)

      En vista de esto, es interesante el comentario de Tertuliano respecto a las reuniones de contemporáneos suyos (c. 155–después de 220 E.C.) que intentaban seguir el cristianismo. Escribió: “Aunque exista entre nosotros una caja común no se forma con una ‘suma honoraria’ puesta por los elegidos, como si la religión fuese sacada a subasta. Cada cual cotiza una módica cuota en día fijo del mes, cuando quiere y si quiere y si puede, porque a nadie se le obliga: espontáneamente contribuye”. (El Apologético XXXIX, 5, traducción de Germán Prado.) Sin embargo, en los siglos subsiguientes las iglesias de la cristiandad han empleado todo método imaginable para recaudar fondos con que financiar sus actividades.

      Charles Taze Russell se negó a imitar a las iglesias. Escribió: “Opinamos que el dinero obtenido mendigando con tretas en el nombre del Señor es ofensivo, inaceptable a él y no confiere Su bendición ni a los donantes ni a la obra que con él se realice”.

      En vez de tratar de congraciarse con los acaudalados, el hermano Russell dejó claro que, en armonía con las Escrituras, la mayoría del pueblo del Señor sería gente pobre en cuanto a bienes del mundo, pero rica en fe. (Mat. 19:23, 24; 1 Cor. 1:26-29; Sant. 2:5.) En lugar de hacer hincapié en la necesidad de dinero para difundir la verdad bíblica, destacó la importancia de cultivar el espíritu del amor, el deseo de dar y de ayudar al prójimo, particularmente dándole a conocer la verdad. A los que tenían dotes para los negocios y que decían que dedicándose principalmente a ellos tendrían más fondos para contribuir, les aconsejó limitar aquella actividad y dedicar su tiempo y energías a difundir la verdad. Esta es aún la postura del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.a

      En la práctica, ¿cuánto dinero dan las personas? Lo que donan es decisión personal. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que cuando los testigos de Jehová dan no piensan solo en posesiones materiales. En las asambleas de distrito de 1985-1986 analizaron el tema “Honremos a Jehová con nuestras cosas valiosas”. (Pro. 3:9.) Se destacó que estas cosas valiosas no solo abarcan las posesiones materiales, sino también los recursos físicos, mentales y espirituales.

      En 1904 el hermano Russell explicó que el que se ha consagrado (o dedicado, como decimos en la actualidad) plenamente a Dios “ya ha dado todo lo que tiene al Señor”. Por lo tanto, debe “considerar que el Señor lo ha nombrado mayordomo de su propio tiempo, influencia, dinero, etc., y que cada uno debe procurar utilizar estos talentos al máximo de sus habilidades, para gloria del Amo”. Añadió que, guiado por la sabiduría de arriba, “a medida que su amor y celo por el Señor crezca día a día mediante el conocimiento de la Verdad y la obtención de su espíritu, se hallará dando cada vez más de su tiempo, de su influencia y de los medios de que dispone, para el servicio de la Verdad” (Studies in the Scriptures [Estudios de las Escrituras], “The New Creation” [La nueva creación], páginas 344, 345).

      En aquellos primeros años la Sociedad Watch Tower tenía el llamado “Tower Tract Fund” (Fondo de Tratados de la Torre). ¿En qué consistía? Al dorso del papel de escritorio que a veces utilizaba el hermano Russell hallamos los siguientes detalles interesantes: “Este fondo consta de las ofrendas voluntarias de los que se han alimentado y fortalecido con el ‘alimento a su tiempo’ que las mencionadas publicaciones [distribuidas por la Sociedad Watch Tower], como instrumentos de Dios, ponen ahora ante los santos consagrados de todo el mundo.

      ”Este fondo se emplea constantemente para enviar gratis miles de ejemplares de ZION’S WATCH TOWER y OLD THEOLOGY TRACTS [Tratados de teología antigua], muy adecuados para nuevos lectores. También contribuye a la difusión de las ediciones en rústica de la serie LA AURORA, ayudando a los que están dispuestos a darles difusión: repartidores y otros. También provee un ‘fondo para los pobres’ mediante el cual cualquier hijo del Señor que, por edad, enfermedad u otra causa no pueda suscribirse a la revista WATCH TOWER, la reciba gratis, con la condición de que envíe al comienzo de cada año una carta o tarjeta postal donde mencione su deseo e incapacidad.

      ”A nadie se le pide nunca que contribuya para este fondo: todas las donaciones han de ser voluntarias. Recordamos a nuestros lectores las palabras del Apóstol (1 Cor. 16:1, 2) y las corroboramos diciendo que a los que puedan dar para difundir la verdad y lo hagan, es seguro que se les recompensará con favores espirituales.”

      La proclamación de las buenas nuevas del Reino de Dios que realizan los testigos de Jehová por todo el mundo se sigue sosteniendo con donaciones voluntarias. Aparte de los Testigos, muchas personas que se interesan en esta obra cristiana, y que la agradecen, consideran un privilegio apoyarla con sus contribuciones voluntarias.

      Financiación de los lugares de reunión

      Todas las congregaciones de los testigos de Jehová tienen cajas de contribución donde pueden depositarse las donaciones que se deseen, cuando se quiera y si se puede. Esto se hace en privado, de forma que los demás no suelen saber lo que hace el donante. Queda entre él y Dios.

      Aunque no hay que pagar salarios, cuesta dinero mantener un lugar para celebrar reuniones. A fin de satisfacer esta necesidad hay que informar a los miembros de la congregación. No obstante, hace más de setenta años The Watch Tower dejó bien sentado que no se suplicaría ni se pediría insistentemente que se ofrecieran contribuciones; más bien, bastaría con explicar la situación con claridad y honradez. En conformidad con este criterio, en las reuniones de congregación no se consideran con frecuencia asuntos económicos.

      A veces, sin embargo, hay necesidades especiales. Quizás se planee reformar, ampliar o construir un Salón del Reino. Para calcular los fondos disponibles, los ancianos pueden pedir a los hermanos de la congregación que escriban en una hoja cuánto creen que podrán donar, o prestar por algunos años, para la construcción. Además, los ancianos pueden solicitar que o personas individualmente o familias escriban en una hoja cuánto estiman que podrán contribuir semanal o mensualmente, con la bendición de Jehová. No se pide que se firmen esas hojas. No son pagarés, pero permiten hacer planes razonables. (Luc. 14:28-30.)

      La congregación de Tarma (Liberia) obtuvo los fondos necesarios de un modo algo diferente. Unos hermanos de aquel lugar cultivaron el arrozal de un Testigo mientras este dedicaba todo un año a talar árboles y serrar a mano las tablas, que al venderse proporcionaron fondos para la edificación. En Paramaribo (Surinam) bastó con que compraran los materiales, pues una Testigo donó su terreno para la construcción del Salón del Reino y solo pidió que trasladaran su casa a la parte trasera del terreno. Los precios exorbitantes de la propiedad dificultan a las congregaciones de Tokio (Japón) la obtención de solares donde construir sus Salones del Reino. Para resolver el problema, varias familias ofrecieron los terrenos donde se ubicaban sus casas. Solo pidieron que, una vez erigido el Salón del Reino donde estaba su hogar, les dieran un apartamento en la planta de arriba.

      Al crecer y dividirse las congregaciones, los que residían en el mismo sector a menudo trataban de ayudarse mutuamente para adquirir Salones del Reino adecuados. Pero no bastaba con este espíritu desprendido. Los valores de los terrenos y de la construcción subieron vertiginosamente, y con frecuencia las congregaciones veían que no podían costearlos. ¿Qué se podía hacer?

      En las Asambleas de Distrito “Unidad del Reino” de 1983, el Cuerpo Gobernante esbozó un plan que llevaría a la práctica el principio de 2 Corintios 8:14, 15, el cual estimula a los que tienen sobrante a darlo para compensar la carencia de otros, a fin de que “se efectúe una igualación”. Así, los que tienen poco no tendrán tan poco que vean frustrados sus esfuerzos por servir a Jehová.

      Se invitó a las congregaciones a poner una caja con el rótulo “Contribuciones para el Fondo de la Sociedad para Salones del Reino”. Todo lo que se depositara en aquella caja se utilizaría exclusivamente con ese propósito. El dinero que se contribuyera por todo el país se facilitaría para compensar las carencias de las congregaciones que estuvieran muy necesitadas de un Salón del Reino pero que no pudieran conseguir el dinero según las condiciones estipuladas por los bancos. Tras un estudio minucioso para determinar dónde era más apremiante la necesidad, la Sociedad empezó a hacer disponible este dinero a las congregaciones que tenían que edificar, o conseguir de otro modo, nuevos Salones del Reino. Al irse recibiendo más contribuciones y abonándose los préstamos (en los países donde esto se podía hacer), se pudo ayudar a más congregaciones.

      Este método de financiación entró en vigor primero en Estados Unidos y Canadá, y luego se extendió a más de treinta países de Europa, África, Latinoamérica y el Lejano Oriente. Para 1992, en tan solo ocho países se había facilitado dinero para la adquisición de 2.737 Salones del Reino, que acomodan a 3.840 congregaciones.

      Hasta en países donde este sistema no estaba vigente, pero había congregaciones con gran necesidad de Salones del Reino que no podían financiar, el Cuerpo Gobernante procuró tomar otras medidas para que recibieran la ayuda precisa. Se ha efectuado una igualación, de modo que los que tenían poco no han tenido demasiado poco.

      Se atiende a la ampliación de la sede mundial

      El funcionamiento de la oficina central o sede mundial también requiere fondos. Tras la I Guerra Mundial, cuando la Sociedad Watch Tower Bible and Tract vio conveniente imprimir y encuadernar sus propios libros, recurrió a adquirir a nombre de particulares, que también fueran siervos de Jehová, la maquinaria que necesitaba. En vez de pagar ganancias a una compañía comercial por producir los libros, la Sociedad empleó esa cantidad mensualmente en ir saldando la deuda que contrajo con la compra del equipo. Cuando se empezaron a sentir los beneficios de esta medida, se redujo a alrededor de la mitad el costo de gran parte de las publicaciones que se ofrecían al público. Al actuar así no se pretendía enriquecer a la Sociedad Watch Tower, sino dar adelanto a la predicación de las buenas nuevas.

      Al cabo de unos años quedó patente que la sede mundial precisaba mayores instalaciones para encargarse de la obra de predicar el Reino por todo el mundo. En varias ocasiones ha habido que ampliar los edificios al crecer la organización y cobrar ímpetu la obra de predicar. En vez de pedir a los bancos los fondos que se han necesitado para ampliar y equipar las oficinas de la sede mundial y las fábricas, además de las instalaciones que las apoyan en Nueva York y sus alrededores, la Sociedad ha explicado la necesidad a los hermanos. No lo ha hecho con frecuencia, sino solo doce veces en un período de más de sesenta y cinco años.

      Nunca se ha importunado con solicitudes continuas y persistentes de dinero. A todo el que ha deseado hacer donaciones se le ha invitado a hacerlo. Si alguien ha preferido prestar fondos, se le ha garantizado que en caso de surgir necesidades inesperadas y urgentes se le devolverá lo prestado con solo pedirlo. La Sociedad ha actuado así para no causar dificultades a las personas o congregaciones que bondadosamente han cedido fondos. El apoyo dado por los testigos de Jehová con sus contribuciones le ha permitido siempre devolver todos los préstamos. No se dan por sentadas estas contribuciones enviadas a la Sociedad. Al grado posible se envían cartas de acuse de recibo y otras expresiones de gratitud.

      La obra de la organización no se mantiene con las dádivas de un grupo de donantes adinerados. La mayoría de las contribuciones provienen de personas de ingresos moderados, muchas con muy pocos bienes de este mundo. Entre ellas hay niños que desean apoyar de este modo la obra del Reino. Todos estos donantes tienen el corazón lleno de gratitud por la bondad de Jehová y desean ayudar al prójimo a aprender de las benévolas provisiones divinas. (Compárese con Marcos 12:42-44.)

      Cómo se financia la expansión de las sucursales

      En vista de que la predicación del Reino ha adquirido mayores dimensiones en varias partes del mundo, ha habido que ampliar las sucursales de la organización. Estas ampliaciones se han llevado a cabo bajo la dirección del Cuerpo Gobernante.

      Por ejemplo, tras revisar las recomendaciones de la sucursal alemana, en 1978 se dieron instrucciones de localizar un terreno adecuado y construir un nuevo complejo. ¿Podrían los Testigos alemanes costear los gastos? Se les dio la oportunidad. Cuando en 1984 quedaron terminadas las obras en Selters, población ubicada en el borde occidental del macizo montañoso de Taunus, la sucursal informó: “Decenas de miles de testigos de Jehová, ricos y pobres, jóvenes y viejos, han contribuido millones de dólares para el pago de las nuevas instalaciones. Gracias a su generosidad, se ha completado la edificación sin tener que pedir préstamos a instituciones mundanas ni endeudarnos”. Además, aproximadamente uno de cada siete Testigos de la República Federal de Alemania participó en la construcción de Selters/Taunus.

      En otros países, la economía nacional o la situación económica de los testigos de Jehová ha dificultado o hasta impedido la construcción de las sucursales necesarias para supervisar la obra o de las fábricas para imprimir publicaciones bíblicas en los idiomas locales. A los Testigos del país se les ha dado la oportunidad de hacer lo que puedan. (2 Cor. 8:11, 12.) Sin embargo, no se permite que la falta de fondos en una nación estorbe la difusión del mensaje del Reino si hay recursos en otro lugar.

      Así, aunque los Testigos del país hacen lo que pueden, en gran parte del mundo un porcentaje elevado de los fondos necesarios para edificar sucursales proviene de donaciones de testigos de Jehová extranjeros. Este fue el caso de los grandes complejos completados en las fechas que a continuación se indican: Sudáfrica (1987), Nigeria (1990) y las Filipinas (1991). Igualmente sucedió en Zambia, donde en 1992 aún se estaban construyendo instalaciones que se utilizarían para imprimir. Lo mismo ocurrió respecto a edificaciones de menor tamaño, como las de la India (1985); Chile (1986); Costa Rica, Ecuador, Guyana, Haití y Papua Nueva Guinea (1987); Ghana (1988) y Honduras (1989).

      No obstante, los hermanos de algunos países se han sorprendido de lo que pueden lograr en el país si Jehová bendice su esfuerzo conjunto. A principios de los años ochenta, por ejemplo, la sucursal de España realizaba gestiones para conseguir instalaciones más amplias. Solicitó al Cuerpo Gobernante los fondos requeridos. Pero como se estaban realizando muchos gastos en otras actividades, no se pudo conceder la ayuda. Si se les daba la oportunidad, ¿lograrían los Testigos españoles, cuyos salarios eran relativamente bajos, proveer suficientes fondos para tal empresa?

      Cuando se les explicó la situación, ofrecieron gustosos joyas, sortijas y pulseras para que se vendieran. Al preguntarle a una anciana si de veras deseaba donar la pesada pulsera de oro que había entregado, respondió: “Hermano, ¡será mucho más útil si se emplea para comprar un nuevo Betel que si la llevo en la muñeca!”. Una hermana mayor sacó de debajo del piso de su casa una buena cantidad de billetes viejos acumulados a lo largo de los años. Hubo matrimonios que contribuyeron el dinero que habían ahorrado para viajes. Algunos niños enviaron sus ahorros. Un joven donó para la construcción de la sucursal el dinero con que pensaba comprar una guitarra. Como los israelitas cuando construyeron el tabernáculo en el desierto, los Testigos españoles contribuyeron con generosidad y de buena gana todo lo necesario en sentido material. (Éxo. 35:4-9, 21, 22.) Luego se ofrecieron ellos mismos —de tiempo completo, en las vacaciones y en los fines de semana— para hacer el trabajo. De toda España acudieron miles de hermanos. Otros Testigos de Alemania, Suecia, Gran Bretaña, Grecia y Estados Unidos, por citar unos cuantos, les ayudaron a acabar lo que parecía una tarea imposible.

      ¿Se obtiene ganancia de las publicaciones?

      En 1992 se editaban publicaciones bíblicas en la sede mundial y en 32 sucursales de varias partes del mundo. Estas publicaciones se enviaban en grandes cantidades para que las distribuyeran los testigos de Jehová. Pero ninguna de estas actividades era lucrativa. Con las decisiones respecto a los idiomas en que se imprimirían las publicaciones y los países adonde se enviarían, no se buscaba ganancia comercial, sino únicamente realizar la obra que Jesucristo encomendó a sus seguidores.

      Ya en julio de 1879 el primer número de la Watch Tower publicó el anuncio de que las personas tan pobres que no pudieran pagar la suscripción (que costaba solo 50 centavos [E.U.A.] por año) podrían recibirla gratis con solo pedirla por escrito. El objetivo principal era ayudar a la gente a aprender acerca del grandioso propósito de Jehová.

      Con ese fin, desde 1879 se ha distribuido gratis al público gran cantidad de publicaciones bíblicas. Desde 1881 en adelante se regalaron alrededor de 1.200.000 ejemplares de Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores). Muchos tenían el formato de un libro de 162 páginas, y los demás el de un periódico. En los años siguientes se publicaron muchos tratados de diversos tamaños. La gran mayoría (literalmente centenares de millones de ejemplares) se repartieron gratis. El número de tratados y de otras publicaciones que se distribuía siguió creciendo. El informe de 1915 indicó que tan solo en ese año se imprimieron 50.000.000 de tratados en unos 30 idiomas para repartirlos gratis por todo el mundo. ¿De dónde procedía el dinero para todo esto? En gran parte, de las donaciones voluntarias enviadas al Fondo de Tratados de la Sociedad.

      En las primeras décadas de la historia de la Sociedad también se ofrecían algunas publicaciones por una contribución, que se mantenía lo más baja posible. Entre tales publicaciones había libros encuadernados de 350 a 744 páginas. Cuando los repartidores (nombre que recibían los predicadores de tiempo completo) de la Sociedad las ofrecían al público, mencionaban la contribución sugerida. Sin embargo, no pretendían ganar dinero, sino hacer llegar a la gente las verdades esenciales de la Biblia. Querían que la gente leyera las publicaciones y se beneficiara de ellas.

      Los repartidores regalaban gustosamente las publicaciones (haciendo ellos la contribución) si el amo de casa era muy pobre. Pero habían notado que muchos estaban más dispuestos a leerlas si habían dado una contribución por ellas, contribución que, por supuesto, se empleaba para imprimir más publicaciones. Sin embargo, el siguiente comentario del Bulletin (Boletín) del 1 de octubre de 1920 muestra que los Estudiantes de la Biblia no procuraban ganancia económica: “A los diez días de haber entregado el folleto [de 128 páginas], vuelva a visitar a los que mostraron interés para ver si lo han leído. Si no es así, pídales que se lo devuelvan y reintégreles el dinero. Explíqueles que no es un vendedor de libros, sino que su interés es dar este mensaje de consuelo y alegría a todo el mundo, y que si no están muy interesados en algo que les atañe tan directamente [...], desea dejar el libro a alguien a quien le interese”. Los testigos de Jehová no han seguido empleando este método, pues han visto que a veces otras personas de la familia toman las publicaciones y se benefician de ellas; sin embargo, este proceder del pasado destaca su verdadero objetivo.

      Durante muchos años los Testigos denominaron “venta” a la distribución de publicaciones. Pero este término creaba cierta confusión, de modo que se fue abandonando a partir de 1929. El término no designaba adecuadamente la obra que efectuaban, pues esta no era comercial. Su objetivo no era ganar dinero. Su único motivo era predicar las buenas nuevas del Reino de Dios. Por ello, el Tribunal Supremo de Estados Unidos sostuvo en 1943 que no podía exigirse a los testigos de Jehová la obtención de una licencia de venta ambulante para que pudieran distribuir sus publicaciones. Posteriormente la judicatura canadiense citó y aprobó el razonamiento expuesto por el Tribunal Supremo estadounidense en esta decisión.b

      En muchos países los testigos de Jehová han ofrecido regularmente sus publicaciones por una contribución sugerida. Esta ha sido tan baja, en comparación con los demás libros y revistas, que muchas personas han ofrecido contribuir más. Sin embargo, la organización ha hecho todo lo posible para mantener baja la contribución sugerida, de manera que la puedan dar los muchos millones de personas que, aunque no tienen muchos bienes materiales, agradecen recibir Biblias o publicaciones bíblicas. Aunque se haya sugerido una cantidad, no es para enriquecer a la organización de los testigos de Jehová.

      Donde la ley clasifica como actividad comercial toda distribución de publicaciones bíblicas en la que el distribuidor sugiere una contribución por ellas, los testigos de Jehová las entregan con gusto a todo el que tiene verdadero interés y promete leerlas. El que desea hacer una donación para adelantar la obra de educación bíblica puede dar lo que guste. Este método se sigue en Japón, por ejemplo. En Suiza, hasta recientemente solo se podían aceptar contribuciones voluntarias hasta una determinada cantidad; si el amo de casa deseaba dar más, los Testigos se limitaban a devolverle el dinero, o le daban más publicaciones. No deseaban recaudar dinero, sino predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.

      En vista de los famosos escándalos financieros de ciertas religiones de la cristiandad, y de que cada vez más gobiernos clasificaban la actividad religiosa como comercio, los testigos de Jehová hicieron en 1990 algunos ajustes en su actividad para evitar malentendidos. El Cuerpo Gobernante dio instrucciones para que en Estados Unidos todas las publicaciones —Biblias, tratados, folletos, revistas y libros encuadernados que explican la Biblia— se entregaran al público con la única condición de que las leyeran, sin sugerir contribución alguna. La actividad de los testigos de Jehová no es en absoluto comercial, y esta medida los distinguió aún más de los grupos religiosos que comercializan la religión. Por supuesto, la mayoría de la gente sabe que imprimir las publicaciones cuesta dinero; por ello, si agradecen el servicio de los Testigos, quizás deseen colaborar con un donativo para la obra. A estas personas se les explica que la obra mundial de educación bíblica de los testigos de Jehová se sufraga con donaciones voluntarias. Las donaciones se aceptan con gusto, pero no se solicitan.

      Los que participan en el ministerio del campo no lo hacen para lucrarse. Donan su tiempo y corren con los gastos de transporte. Si alguien tiene interés, quedan en regresar todas las semanas, sin cobrarle nada, para instruirle personalmente en la Biblia. Tan solo el amor a Dios y al semejante podría motivarlos a seguir en esta actividad, en la que a menudo encuentran indiferencia y franca oposición.

      Los fondos recibidos en la sede mundial de los testigos de Jehová o en las sucursales no son para enriquecer a la organización ni a ninguna persona, sino para dar adelanto a la predicación de las buenas nuevas. Ya en 1922 The Watch Tower informó que, a causa de la situación económica de Europa, los libros que se imprimían allí para la Sociedad los pagaba principalmente la sucursal estadounidense y muchas veces se distribuían por una contribución inferior al costo real. Aunque los testigos de Jehová tienen hoy imprentas en muchas naciones, algunos países a los que se mandan publicaciones no pueden enviar fondos al extranjero para cubrir el costo. Las generosas donaciones de los testigos de Jehová de países que tienen suficientes recursos ayudan a compensar la carencia de las naciones en desventaja económica.

      La Sociedad Watch Tower ha procurado siempre utilizar todos los recursos a su alcance para adelantar la predicación de las buenas nuevas. En 1915 Charles Taze Russell dijo en calidad de presidente de la Sociedad: “Nuestra Sociedad no ha procurado acumular riquezas terrenales, sino más bien ha sido una organización que ha gastado dinero. Todo lo que la divina providencia nos ha enviado sin pedirlo hemos procurado gastarlo con la mayor prudencia posible, en armonía con la Palabra y el Espíritu del Señor. Hace mucho tiempo anunciamos que cuando cesaran los fondos cesarían correspondientemente las actividades de la Sociedad; y que, de aumentar los fondos, aumentarían las actividades de la Sociedad”. La Sociedad ha continuado actuando de la misma manera.

      Hasta el día de hoy la organización utiliza los fondos disponibles para enviar superintendentes viajantes a fortalecer las congregaciones y animarlas en su ministerio público. Sigue enviando misioneros y graduados de la Escuela de Entrenamiento Ministerial a países donde hay necesidad especial. También utiliza los fondos disponibles para enviar precursores especiales a regiones donde aún no se predica el mensaje del Reino o se predica poco. Como informó el Anuario de los testigos de Jehová para 1993, durante el año de servicio de 1992 se gastó la suma de 45.218.257,56 dólares (E.U.A.) en estas actividades.

      Su servicio no es para obtener ganancia personal

      Ninguno de los miembros del Cuerpo Gobernante, de los directores de sus agencias legales ni de las personas que se destacan en la organización recibe ganancia económica de la obra de los testigos de Jehová.

      Un compañero de C. T. Russell, presidente de la Sociedad Watch Tower por más de treinta años, dijo de este: “A fin de determinar si su modo de actuar se ajustaba a las Escrituras, y también para demostrar su sinceridad, decidió poner a prueba la aprobación del Señor de esta manera: 1) dedicar su vida a la causa; 2) invertir su fortuna en la proclamación de la obra; 3) prohibir las colectas en todas las reuniones; 4) depender de contribuciones que no se hubieran pedido (totalmente voluntarias) para continuar la obra una vez agotada su fortuna”.

      En vez de emplear la religión para hacerse rico, el hermano Russell gastó todos sus recursos en la obra del Señor. Después de su muerte se informó en The Watch Tower: “Dedicó toda su fortuna privada a la causa a que consagró su vida. Recibía la cantidad nominal de 11 dólares mensuales para gastos personales. Falleció sin dejar propiedad alguna”.

      Con referencia a los que seguirían efectuando la obra de la Sociedad, el hermano Russell estipuló en su testamento: “En lo referente a compensación, estimo prudente mantener el proceder pasado de la Sociedad respecto a los salarios: que nadie reciba paga; tan solo que se cubran los gastos razonables de los que sirvan a la Sociedad o su obra del modo que sea”. Los que sirvieran en los hogares Betel, oficinas y fábricas de la Sociedad, así como sus representantes viajantes, recibirían únicamente la comida, el alojamiento y una pequeña cantidad para gastos, lo suficiente para las necesidades inmediatas, pero “no [habría] provisión [...] para acumular dinero”. Hoy se sigue la misma norma.

      Todo el que es aceptado en el servicio especial de tiempo completo en la sede mundial de los testigos de Jehová hace un voto de pobreza, al igual que han hecho los miembros del Cuerpo Gobernante y los demás que componen la familia del Betel de Estados Unidos. Esto no significa que lleven una vida monótona y sin comodidades. Pero sí significa que comparten, sin parcialidad, las provisiones modestas de comida, alojamiento y reembolso en concepto de gastos que reciben todos los que trabajan en este servicio.

      De este modo, la organización realiza su obra con completa dependencia de la ayuda que provee Dios. A los testigos de Jehová, una auténtica hermandad espiritual que se extiende por toda la Tierra, no se les obliga a dar, sino que gustosamente emplean sus recursos para realizar la obra que Jehová, su gran Padre celestial, les ha mandado hacer.

      [Notas a pie de página]

      a Véase La Atalaya del 1 de diciembre de 1944, páginas 364, 365; 15 de diciembre de 1987, páginas 19, 20.

      b Murdock contra la Comunidad de Pensilvania, 319 U.S. 105 (1943); Odell contra Trepanier, 95 C.C.C. 241 (1949).

      [Comentario en la página 340]

      ‘Esta Sociedad no autoriza ni aprueba las peticiones de dinero’

      [Comentario en la página 342]

      Se destaca principalmente el valor de dar a conocer la verdad al prójimo

      [Comentario en la página 343]

      Se explica la situación con claridad y honradez

      [Comentario en la página 344]

      Las congregaciones se ayudan entre sí para adquirir los Salones del Reino que necesitan

      [Comentario en la página 345]

      La mayoría de las contribuciones provienen de personas de ingresos moderados

      [Comentario en la página 348]

      Gran parte de las publicaciones se repartieron gratis. ¿Quién corre con los gastos?

      [Comentario en la página 349]

      Entregan con gusto las publicaciones a todo el que tiene verdadero interés y promete leerlas

      [Comentario en la página 350]

      ¿Qué se hace con el dinero que se dona?

      [Comentario en la página 351]

      “Dedicó toda su fortuna privada a la causa a que consagró su vida”

      [Recuadro en la página 341]

      Dios no mendiga

      “Aquel que dijo: ‘Si tuviere hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo, y cuanto él contiene. [...] No tomaré novillo de tu casa, ni machos de cabrío de tus apriscos: porque mía es toda fiera del bosque, y los ganados que pacen sobre mil colinas’ (Sal. 50:12, 9, 10), puede llevar a cabo su gran obra sin mendigar fondos ni al mundo ni a sus hijos. Tampoco obligará él a sus hijos a sacrificar cosa alguna en su servicio, ni aceptará nada de ellos salvo una ofrenda alegre y voluntaria.”—“Zion’s Watch Tower”, septiembre de 1886, página 6.

      [Recuadro en la página 347]

      Las donaciones no eran siempre de dinero

      Los Testigos del extremo norte de Queensland prepararon y enviaron al solar de construcción de la Watch Tower en Sydney (Australia) cuatro camiones cargados de madera de primera calidad por un valor calculado entre 60.000 y 70.000 dólares australianos.

      Cuando se estaba ampliando la fábrica de la Watch Tower de Elandsfontein (Sudáfrica), un hermano hindú telefoneó para que recogieran una donación de 500 sacos (de 50 kilos cada uno) de cemento, en un momento en que escaseaba este material en el país. Otros ofrecieron sus camiones para que la Sociedad los utilizara. Una hermana africana pagó a una compañía para que entregara 15 metros cúbicos de arena de construcción.

      Cuando se estaba edificando la sucursal de Emmen (Países Bajos), se donaron enormes cantidades de herramientas y ropa de trabajo. Aunque una hermana estaba muy enferma, tejió un par de calcetines de lana para cada trabajador durante el período invernal.

      Para la edificación de una nueva sucursal y posible imprenta en Lusaka (Zambia), se compraron materiales de construcción con fondos donados por Testigos de otros países. Los materiales y el equipo que no se podían obtener en el país se enviaron a Zambia en camiones como donación para la obra que se efectuaba en aquel país.

      Un Testigo de Ecuador donó en 1977 un terreno de 34 hectáreas, donde se construyeron un Salón de Asambleas y un nuevo complejo de sucursal.

      Los Testigos de Panamá abrieron sus hogares para hospedar a los trabajadores voluntarios; algunos dueños de autobuses se encargaron del transporte; otros ayudaron a preparar las 30.000 comidas que se sirvieron en el lugar de construcción.

      Una congregación horneó 4.500 panecillos para los trabajadores de la construcción de Arboga (Suecia). Otras enviaron miel, fruta y mermelada. Aunque no era Testigo, un granjero que vivía cerca de las obras les dio dos toneladas de zanahorias.

  • Ilustraciones de las oficinas principales de los testigos de Jehová
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Ilustraciones de las oficinas principales de los testigos de Jehová

      SEDE MUNDIAL DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

      [Fotografía en las páginas 352 y 353]

      Desde 1909 la actividad mundial de los testigos de Jehová se ha dirigido desde Brooklyn (Nueva York, E.U.A.). Las oficinas centrales fueron trasladadas a estos edificios en 1980

      [Ilustración en la página 352]

      Centro Educativo de la Watchtower, en Patterson (Nueva York) (en construcción en 1992)

      [Fotografías en la página 353]

      Algunos de los edificios de viviendas para los miles que sirven en la sede mundial

      [Fotografías en la página 354]

      Antiguos hoteles de Brooklyn que fueron renovados para alojar a otros 1.476 trabajadores voluntarios

      [Fotografías en la página 354]

      Viviendas para la familia de Betel en Wallkill (Nueva York)

      [Fotografía en las páginas 354 y 355]

      En estas fábricas (situadas en Brooklyn, Nueva York) se producen Biblias, libros y folletos en 180 idiomas para distribuirlos mundialmente

      [Fotografías en la página 356]

      En esta fábrica de Brooklyn se producen anualmente millones de audiocasetes con información bíblica. Desde aquí se coordina también su envío. Cada año se mandan a todas partes del mundo más de 15.000 toneladas de publicaciones bíblicas y otros artículos

      [Fotografías en la página 356]

      En esta fábrica de las Haciendas de la Watchtower, cerca de Wallkill (Nueva York) se imprimen cada año centenares de millones de ejemplares de “La Atalaya” y “¡Despertad!” en 14 idiomas

      Los testigos de Jehová y las corporaciones legales que ellos utilizan tienen oficinas e imprentas en muchas partes del mundo. Las ilustraciones de las páginas siguientes muestran muchas de estas instalaciones, aunque no todas. En los casos en los que nuevos edificios estaban en construcción en 1992, se muestran diseños arquitectónicos. Los datos corresponden a 1992.

      AMÉRICA DEL NORTE Y LAS ANTILLAS

      ALASKA

      [Fotografía en la página 357]

      Los que visitan la sucursal de la Sociedad reciben una cálida bienvenida. En Alaska, como en todo otro lugar, los testigos de Jehová predican de casa en casa, aunque la temperatura desciende a veces hasta -50 °C.

      [Fotografía en la página 357]

      Avión que se usa para transportar a los proclamadores del Reino a lugares remotos del territorio

      BAHAMAS

      [Ilustración en la página 357]

      Las publicaciones de la Watch Tower llegaron a las Bahamas en 1901. La predicación comenzó en 1926. Desde entonces se han distribuido más de 4.600.000 piezas de literatura bíblica en estas islas, ahora bajo la supervisión de esta oficina.

      BARBADOS

      [Fotografías en la página 358]

      En Barbados hay más de ciento cuarenta confesiones religiosas que afirman ser cristianas. Desde 1905 los testigos de Jehová han ayudado a la gente de la isla a ver por sí misma lo que dice la Biblia.

      BELICE

      [Fotografías en la página 358]

      Más o menos la mitad de los beliceños viven en zonas rurales. Para llegar a algunos pueblos, anualmente los testigos de Jehová viajan a pie al interior con sus mochilas y maletines.

      COSTA RICA

      [Fotografía en la página 358]

      La Sociedad estableció una sucursal en Costa Rica en 1944. Desde 1950 se cuentan por miles los costarricenses que participan en la adoración verdadera.

      REPÚBLICA DOMINICANA

      [Fotografías en la página 359]

      Las publicaciones de la Watch Tower se han distribuido en este país desde 1932. Pero se comenzó a enseñar de forma individual a los que mostraban interés en 1945, cuando llegaron los misioneros que aparecen a la izquierda. En los últimos años decenas de miles de personas han tenido interés por estudiar la Biblia con los Testigos, y ha sido necesario construir esta sucursal.

      EL SALVADOR

      [Fotografías en la página 359]

      En 1916 se predicó un poco en El Salvador. Pero no fue sino hasta 1945 que al menos una persona estuvo preparada para el bautismo cristiano en agua (como se muestra aquí). Desde entonces, miles más se han hecho siervos de Jehová.

      GUADALUPE

      [Fotografías en la página 359]

      La proporción de publicadores por habitantes en el territorio que atiende esta sucursal es una de las mejores del mundo. En Guadalupe son muchos los que reciben con aprecio las buenas nuevas.

      CANADÁ

      [Fotografía en las páginas 360 y 361]

      La sucursal de la Sociedad en Canadá supervisa la predicación de las buenas nuevas en el segundo país más extenso del mundo. Hay más de cien mil proclamadores activos del Reino en este país.

      Edificio administrativo (fotografía superpuesta al actual complejo de edificios de la sucursal)

      [Fotografía en la página 360]

      Territorios del noroeste

      [Fotografía en la página 360]

      Campamentos de explotación forestal de Columbia Británica

      [Fotografía en la página 360]

      Ranchos ganaderos de Alberta

      [Fotografía en la página 3601

      Quebec de habla francesa

      [Fotografía en la página 361]

      Provincias marítimas

      GUATEMALA

      [Fotografías en la página 360]

      Aunque el español es el idioma oficial de Guatemala, también se hablan varias lenguas indígenas. La sucursal procura que todos puedan oír el mensaje del Reino de Dios.

      HAITÍ

      [Fotografías en la página 361]

      Los testigos de Jehová haitianos disfrutan mucho de su servicio a Jehová a pesar de las difíciles condiciones que con frecuencia les rodean.

      HONDURAS

      [Fotografías en la página 362]

      Desde 1916 se han dedicado más de 23.000.000 de horas a enseñar la Biblia a los hondureños. Además, los testigos de Jehová han tenido que enseñar en ocasiones a leer y escribir a algunas personas (como se ve aquí), para que puedan estudiar por sí mismas la Palabra de Dios.

      JAMAICA

      [Fotografías en la página 362]

      Cientos de jamaiquinos se hicieron devotos siervos de Jehová mientras se recogía a los que heredarían el Reino celestial. Desde 1935 miles más han predicado el mensaje del Reino. Esta sucursal en construcción ayudará a atender sus necesidades espirituales.

      ISLAS DE SOTAVENTO (ANTIGUA)

      [Fotografía en la página 362]

      Ya en 1914 se predicaban las buenas nuevas en estas islas, que ahora son atendidas por esta oficina. Desde entonces se ha invitado vez tras vez a la gente de este rincón del mundo a ‘tomar gratis el agua de la vida’. (Rev. 22:17.)

      MÉXICO

      [Fotografía en la página 363]

      Los testigos de Jehová de México construyen un nuevo centro para promover la educación bíblica

      [Fotografía en la página 363]

      Oficinas en uso en 1992

      [Fotografías en la página 363]

      Más de 410.000 celosos Testigos mexicanos y de otros países hispanohablantes cercanos reciben las publicaciones bíblicas que se imprimen aquí

      [Fotografía en la página 363]

      De 1986 a 1992, más del 10% de los estudios bíblicos que los testigos de Jehová condujeron por todo el mundo se condujeron en México, muchos de ellos con familias completas

      [Gráfico en la página 363]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Estudios bíblicos en México

      500.000

      250.000

      1950 1960 1970 1980

      MARTINICA

      [Fotografías en la página 364]

      Las semillas de la verdad se habían sembrado aquí en 1946. Pero en 1954, cuando Xavier y Sara Noll (que aparecen en la fotografía) llegaron de Francia, pudieron quedarse y cultivar el interés que encontraban. En 1992 más de 3.200 personas participaban con ellos en proclamar el mensaje del Reino.

      ANTILLAS HOLANDESAS (CURAZAO)

      [Fotografías en la página 364]

      Veintitrés misioneros han servido en el territorio de esta sucursal. Una pareja (abajo) del grupo original que llegó en 1946 todavía seguía en su asignación en 1992.

      NICARAGUA

      [Fotografía en la página 364]

      En 1945, con la llegada de los misioneros, la cantidad de testigos de Jehová de Nicaragua empezó a aumentar. Para 1992 ya eran más de nueve mil setecientos. Hay muchas más personas que desean ahora estudiar con los Testigos, que Testigos mismos.

      PANAMÁ

      [Fotografías en la página 365]

      Desde finales del siglo XIX se ha ayudado a los panameños a conocer cuáles son los requisitos de Dios para obtener la vida eterna.

      PUERTO RICO

      [Ilustración en la página 365]

      Desde 1930 se han distribuido en Puerto Rico más de 83.000.000 de piezas de literatura bíblica, y se han hecho más de 25.000.000 de revisitas para cultivar el interés de la gente. El trabajo de traducción que aquí se realiza contribuye a la producción de publicaciones bíblicas para unos 350.000.000 de hispanohablantes de todo el mundo.

      TRINIDAD

      [Fotografías en la página 365]

      En Trinidad las buenas nuevas se proclaman con ahínco desde 1912. Muchos Testigos, entre ellos estas tres graduadas de la Escuela de Galaad, se han entregado de tiempo completo a la obra.

      AMÉRICA DEL SUR

      ARGENTINA

      [Fotografías en la página 366]

      La primera vez que se envió a un proclamador del Reino a Argentina fue en 1924. Después, se recibió mucha ayuda de los misioneros preparados en Galaad, como Charles Eisenhower (que aparece aquí), quien llegó con su esposa en 1948. Para 1992 se usaban estas instalaciones para dirigir la obra y suministrar publicaciones bíblicas a más de 96.000 testigos de Jehová argentinos. También se enviaban publicaciones para más de 44.000 Testigos chilenos.

      BOLIVIA

      [Fotografías en la página 367]

      Los bolivianos han estado escuchando el mensaje del Reino desde 1924. Miles de ellos aceptan con gusto publicaciones bíblicas y se benefician de estudiar regularmente la Biblia en su hogar.

      CHILE

      [Fotografías en la página 367]

      Para 1919 habían llegado a Chile publicaciones de la Watch Tower. Esta sucursal supervisa la predicación que se efectúa desde las estancias dedicadas a la cría de ovejas del sur, azotadas por el viento, hasta los distantes campos mineros del norte, y desde la cordillera andina hasta el océano.

      ECUADOR

      [Fotografías en la página 367]

      Más de ochocientos setenta Testigos (como los dos de arriba) que dejaron sus países de origen para servir donde había mayor necesidad de ayuda, han hecho una contribución considerable a la predicación de las buenas nuevas en Ecuador. Esta sucursal sirve hoy a más de 22.000 celosos alabadores de Jehová.

      BRASIL

      [Fotografías en las páginas 368 y 369]

      En 1992, mientras se ampliaban las oficinas, la imprenta y el Hogar Betel de la sucursal a este tamaño, los testigos de Jehová brasileños superaban la cifra de 335.000 publicadores y se bautizaban más de 27.000 discípulos al año. Aquí también se imprimen publicaciones para Bolivia, Paraguay y Uruguay.

      [Fotografía en la página 369]

      En 1990, se celebró una asamblea internacional de los testigos de Jehová en dos grandes estadios de São Paulo; además de esta se celebraron otras cien asambleas

      [Gráfico en la página 369]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Proclamadores del Reino en Brasil

      300.000

      200.000

      100.000

      1950 1960 1970 1980 1992

      GUYANA

      [Fotografías en la página 368]

      La Sociedad ha tenido una sucursal en Guyana desde 1914. Los Testigos han llegado a lugares remotos del interior y han procurado dar a toda la gente la oportunidad de escuchar las buenas nuevas. Aunque en la actualidad la población no llega todavía a un millón de habitantes, los Testigos han dedicado más de 10.000.000 de horas a predicar y enseñar en este país.

      PARAGUAY

      [Fotografías en la página 369]

      Las buenas nuevas se predicaban en Paraguay para mediados de los años veinte. Desde 1946, 112 misioneros preparados en Galaad han ayudado a dar testimonio. Para llegar a las personas que no hablan español ni guaraní, algunos Testigos de otros lugares decidieron mudarse a este país.

      De Alemania

      De Corea

      De Japón

      COLOMBIA

      [Mapa/Fotografías en las páginas 370 y 371]

      Ya en 1915 se envió una publicación de la Watch Tower a un hombre que se interesaba en la verdad en Colombia. Para 1992 las publicaciones bíblicas que se imprimían en estas instalaciones satisfacían las necesidades de más de 184.000 evangelizadores de Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      PANAMÁ

      VENEZUELA

      COLOMBIA

      ECUADOR

      PERÚ

      PERÚ

      [Fotografía en la página 370]

      En 1924 un Estudiante de la Biblia que visitó Perú distribuyó publicaciones bíblicas. Veintiún años más tarde se formó la primera congregación. Ahora en Perú hay más de 43.000 proclamadores activos del Reino de Dios.

      [Fotografía en la página 370]

      Precursores predicando en las cumbres andinas

      SURINAM

      [Fotografías en la página 371]

      Alrededor de 1903 se formó el primer grupo de estudio. Hoy se necesita esta sucursal para supervisar las congregaciones de todo el país: en regiones aisladas, en los distritos y en la ciudad.

      URUGUAY

      [Fotografías en la página 372]

      Desde 1945, más de ochenta misioneros han ayudado a proclamar el mensaje del Reino en Uruguay. Las misioneras que aparecen aquí lo han hecho desde los años cincuenta. En 1992 había más de 8.600 Testigos uruguayos sirviendo con los misioneros.

      VENEZUELA

      [Fotografía en la página 372]

      A mediados de los años veinte se distribuían publicaciones de la Watch Tower en Venezuela. Diez años después dos precursoras estadounidenses (madre e hija) comenzaron a predicar de manera intensiva, abarcando la capital repetidas veces y viajando a otras poblaciones de todo el país. Ahora hay más de 60.000 Testigos activos en Venezuela.

      [Fotografía en la página 372]

      Se reúnen 74.600 personas en la plaza de toros de Valencia para una asamblea especial en 1988

      EUROPA Y EL MEDITERRÁNEO

      AUSTRIA

      [Fotografía en la página 373]

      Ya en la última década del siglo XIX algunos austriacos tuvieron la oportunidad de beneficiarse de las buenas nuevas. Desde la segunda década del siglo XX ha habido un aumento moderado, pero constante, en la cantidad de alabadores de Jehová en este país.

      [Fotografía en la página 373]

      Más de doscientas setenta congregaciones se reúnen en los Salones del Reino de Austria

      BÉLGICA

      [Fotografías en la página 373]

      Bélgica se ha convertido en una encrucijada de culturas. Para atender a personas de tantas procedencias, la sucursal distribuye publicaciones bíblicas en más de cien idiomas.

      GRAN BRETAÑA

      [Fotografías en la página 374]

      Desde esta sucursal se supervisa la actividad de los más de 125.000 testigos de Jehová de Gran Bretaña. Los Testigos británicos también han aceptado asignaciones para difundir el mensaje del Reino en otros países europeos, así como en África, América del Sur, Australia, el Oriente e islas del mar.

      Casa de la IBSA

      Casa de la Watch Tower

      [Fotografía en la página 374]

      Aquí se imprime literatura bíblica en inglés, maltés, gujarati y swahíli

      [Fotografía en la página 374]

      El Departamento de Servicio atiende a más de mil trescientas congregaciones de Gran Bretaña

      [Fotografías en la página 374]

      Se envían publicaciones a todas partes de Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda y Malta, así como a varios lugares de África y el Caribe

      FRANCIA

      [Fotografía de en la página 375]

      La traducción y fotocomposición de todas las publicaciones de la Watch Tower para la población de habla francesa de todo el mundo se efectúa en la sucursal de Francia. (Más de 120.000.000 de personas hablan francés.) Aquí se imprimen con regularidad publicaciones en varios idiomas, y estas se envían a países de Europa, África, Oriente Medio, el océano Índico y el océano Pacífico.

      Imprenta y oficina en Louviers

      Traducción

      Fotocomposición

      [Fotografía de en la página 375]

      Oficina y viviendas en Boulogne-Billancourt

      [Fotografía de en la página 375]

      Viviendas de la familia de Betel en Incarville

      ALEMANIA

      [Fotografías en las páginas 376 y 377]

      A pesar de que intentaron exterminarlos cruelmente en la Alemania nazi, los testigos de Jehová no abandonaron su fe. Desde 1946 han dedicado más de 646.000.000 de horas a difundir la verdad bíblica por todo el país.

      Instalaciones ampliadas de Selters/Taunus

      [Fotografía en la página 376]

      Además de traducir al alemán, esta sucursal de Selters/Taunus imprime publicaciones en más de cuarenta idiomas

      [Fotografía en la página 377]

      Se producen grandes cantidades de publicaciones y se envían regularmente a más de veinte países; se imprimen revistas en muchos idiomas y se envían a más de treinta países

      [Fotografía en la página 376]

      La Sociedad utiliza sus propios camiones para llevar las publicaciones a todo rincón de Alemania

      CHIPRE

      [Fotografía en la página 376]

      Las buenas nuevas se predicaron en Chipre poco después de la muerte de Jesucristo. (Hech. 4:32-37; 11:19; 13:1-12.) En nuestro tiempo se ha reanudado esa predicación, y se sigue dando un buen testimonio dirigido por esta sucursal.

      DINAMARCA

      [Fotografías en la página 377]

      Desde los años noventa del siglo pasado se ha predicado ampliamente en Dinamarca. Aquí no solo se imprime literatura bíblica en danés, sino también en feroés, groenlandés e islandés.

      Vista aérea de la sucursal (en el recuadro se ve la entrada)

      ITALIA

      [Fotografías en las páginas 378 y 379]

      Las publicaciones bíblicas en italiano se traducen e imprimen en esta sucursal. También se imprimen y encuadernan libros especialmente para Italia y para otros países cercanos.

      Vistas de las instalaciones de la sucursal cerca de Roma

      [Fotografía en la página 379]

      Decenas de miles de personas que han llegado a saber lo que dice realmente la Biblia han empezado a reunirse con los testigos de Jehová

      [Fotografía en la página 379]

      Pese a la oposición de la Iglesia Católica, desde 1946 los testigos de Jehová de Italia han dedicado más de 550.000.000 de horas a visitar personalmente a sus vecinos para estudiar la Biblia con ellos. Como consecuencia, 194.000 italianos son ahora activos adoradores de Jehová

      FINLANDIA

      [Fotografía en la página 378]

      De Suecia la verdad bíblica llegó a Finlandia en 1906. Desde entonces se ha llevado a todo rincón del país, hasta más allá del círculo polar ártico. Veintenas de hermanos de aquí se han preparado en la Escuela de Galaad para servir dondequiera que se les necesite en el campo mundial. Otros se han mudado por cuenta propia para servir en países donde se necesitaba más ayuda.

      ISLANDIA

      [Fotografía en la página 379]

      En Islandia, donde la población es de apenas 260.000 personas, se han distribuido más de 1.620.000 piezas de literatura bíblica para ayudar a la gente a escoger la vida. En la actualidad más de doscientas sesenta personas sirven aquí a Jehová, el Dios verdadero.

      [Fotografía en la página 379]

      Georg Lindal fue precursor aquí de 1929 a 1953; durante la mayor parte de ese tiempo fue el único Testigo en el país

      GRECIA

      [Fotografía en la página 380]

      El apóstol Pablo fue uno de los primeros en declarar las buenas nuevas en Grecia. (Hech. 16:9-14; 17:15; 18:1; 20:2.) A pesar de que durante muchos años la Iglesia Ortodoxa Griega ha perseguido intensamente a los testigos de Jehová, ahora hay más de veinticuatro mil fieles siervos de Jehová en este país. La sucursal que se muestra aquí está a unos 65 kilómetros al norte de Atenas.

      [Fotografía en la página 380]

      [Fotografía en la página 380]

      Esta foto fue tomada en 1990 durante una manifestación dirigida por el clero contra los Testigos

      IRLANDA

      [Fotografía en la página 380]

      Por muchos años la respuesta al mensaje bíblico en Irlanda fue lenta. Hubo que afrontar mucha oposición clerical. Pero tras cien años de predicación persistente, se disfruta ahora de una abundante cosecha espiritual.

      Sucursal de Dublín

      [Fotografía en la página 380]

      Dos precursoras de experiencia en el servicio del campo

      POLONIA

      [Fotografía en la página 381]

      Estas instalaciones sirven para ayudar a más de cien mil Testigos polacos. Su adoración estuvo proscrita de 1939 a 1945, pero su número aumentó de 1.039 en 1939 a 6.994 en 1946. Cuando se les proscribió de nuevo, en 1950, eran 18.116; pero los informes indican que en 1989, poco después de levantarse esa proscripción, eran más de noventa y un mil.

      [Fotografía en la página 381]

      Por años celebraron asambleas pequeñas en los bosques; ahora sus asambleas llenan los estadios (varios a la vez) más grandes del país

      Poznań (1985)

      LUXEMBURGO

      [Fotografía en la página 382]

      Luxemburgo es una de las naciones más pequeñas de Europa. Pero por unos setenta años aquí también se ha predicado el mensaje del Reino. Particularmente antes de la II Guerra Mundial la ayuda provino de Testigos que vinieron de Francia, Alemania y Suiza.

      PAÍSES BAJOS

      [Fotografías en la página 382]

      Desde esta sucursal de Emmen se supervisa la actividad de más de treinta y dos mil celosos Testigos holandeses. En estas instalaciones se traducen al holandés todas las publicaciones. Gran parte de la reproducción de videocintas bíblicas en idiomas europeos se efectúa también aquí.

      NORUEGA

      [Fotografías en la página 383]

      Hace cien años, un noruego que se había mudado a Estados Unidos y había conocido allí las verdades bíblicas regresó a su país con las buenas nuevas. Desde entonces los testigos de Jehová han ido vez tras vez a todo rincón de Noruega para hablar del Reino de Dios a la gente.

      PORTUGAL

      [Fotografía en la página 383]

      Por décadas, después que el gobierno firmara un concordato con el Vaticano, la policía arrestó a los Testigos y echó del país a los misioneros. Pero los Testigos que quedaron siguieron reuniéndose, predicando a otros y multiplicándose. Al fin consiguieron reconocimiento legal en 1974.

      Esta sucursal supervisa la actividad de más de cuarenta mil Testigos en Portugal. También ha dado gran ayuda a países africanos vinculados a Portugal

      [Fotografía en la página 383]

      Asamblea internacional de 1978 en Lisboa

      SUECIA

      [Fotografía en la página 383]

      Los testigos de Jehová han predicado en Suecia por más de cien años. En los últimos diez años han dedicado más de 38.000.000 de horas a esta actividad. En Suecia hay congregaciones en otros doce idiomas además del sueco.

      [Fotografía en la página 383]

      Con el fin de ayudar a toda clase de personas, en Suecia hay publicaciones en 70 idiomas

      ESPAÑA

      [Fotografía en la página 384]

      Esta sucursal atiende a más de noventa y dos mil Testigos españoles. Imprime “La Atalaya” y “¡Despertad!” para España y Portugal. Pese a los constantes intentos del clero católico por valerse del Estado para detener la obra de los testigos de Jehová, estos han llevado las verdades bíblicas al pueblo español desde 1916. Finalmente, en 1970, cuando los testigos de Jehová contaban con unos once mil publicadores, obtuvieron reconocimiento legal. Desde entonces han aumentado ocho veces esa cantidad.

      [Fotografía en la página 384]

      Hoy día, más de mil cien congregaciones se reúnen con toda libertad en los Salones del Reino de todo el país

      SUIZA

      [Fotografía en la página 384]

      La Sociedad Watch Tower ha tenido una oficina en Suiza desde 1903. Una de las imprentas más antiguas que tenía en Europa estuvo en este país. Por muchos años la sucursal situada en Thun ha impreso revistas que se envían a veintenas de países.

      ÁFRICA

      BENÍN

      [Fotografía en la página 385]

      En Benín conviven unos 60 grupos étnicos que hablan 50 dialectos. Tanto los sacerdotes fetichistas como el clero de la cristiandad se enfurecieron cuando miles de benineses abandonaron sus religiones anteriores. Pero las continuas oleadas de persecución no han detenido el adelanto de la adoración verdadera en este país.

      [Fotografía en la página 385]

      Asamblea de distrito de 1990

      REPÚBLICA CENTROAFRICANA

      [Fotografía en la página 385]

      Ya en 1947 comenzó a llegar el mensaje del Reino a la gente de este país. Un hombre que había asistido a las reuniones de los Testigos en otro lugar comunicó a sus vecinos lo que había aprendido. Al poco tiempo se formó un grupo para estudiar, los que asistían empezaron pronto a testificar, y el número de adoradores de Jehová aumentó.

      CÔTE D’IVOIRE

      [Fotografía en la página 386]

      En 1949 algunos misioneros preparados en Galaad ayudaron a establecer la adoración verdadera en este país de África occidental. Más de cien misioneros han servido aquí. Actualmente se dedican más de un millón de horas al año a buscar a los que tienen hambre de la verdad en el territorio que supervisa esta sucursal.

      GHANA

      [Fotografía en las páginas 386 y 387]

      La predicación de las buenas nuevas en Ghana empezó en 1924. Hoy día esta sucursal en Accra supervisa más de seiscientas cuarenta congregaciones de Ghana. También se traducen e imprimen publicaciones bíblicas en ewé, ga y twi.

      [Fotografía en las páginas 387]

      Reunión en un Salón del Reino adyacente a la sucursal

      KENIA

      [Mapa/Fotografía en la página 387]

      En 1931 dos testigos de Jehová fueron a predicar de Sudáfrica a Kenia. Desde 1963, la sucursal de Kenia ha supervisado en diversas ocasiones la evangelización en muchos otros países de África oriental (como se muestra abajo). Las asambleas internacionales de 1973, 1978 y 1985 han contribuido al testimonio que se ha dado.

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      KENIA

      TANZANIA

      BURUNDI

      RUANDA

      UGANDA

      SUDÁN

      ETIOPÍA

      YIBUTI

      YEMEN

      SOMALIA

      SEYCHELLES

      [Fotografías en la página 387]

      Asamblea de distrito en Nairobi (1973)

      NIGERIA

      [Fotografías en las páginas 388 y 389]

      Las buenas nuevas se han predicado aquí desde comienzos de los años veinte. También se han enviado evangelizadores de Nigeria a otras partes de África occidental, y las publicaciones bíblicas que se imprimen aquí siguen satisfaciendo las necesidades de países vecinos. En Nigeria los testigos de Jehová han distribuido más de 28.000.000 de piezas de literatura para ayudar a las personas a entender la Palabra de Dios.

      [Fotografía en la página 388]

      El Departamento de Servicio supervisa a más de 160.000 proclamadores del Reino nigerianos

      [Fotografía en la página 389]

      Asamblea de distrito en Calabar (Nigeria), 1990

      LIBERIA

      [Fotografía en la página 388]

      Los que han llegado a ser testigos de Jehová aquí han visto su fe sometida a muchas pruebas al tener que librarse de las supersticiones locales, abandonar la poligamia, ser perseguidos por funcionarios que tenían un concepto equivocado de ellos y verse rodeados de facciones políticas y étnicas en guerra. Aun así, en este país la adoración verdadera sigue uniendo a personas de todo tipo.

      MAURICIO

      [Fotografías en la página 389]

      Unos celosos Testigos sudafricanos visitaron esta isla del océano Índico en 1933. En la actualidad hay en Mauricio más de mil Testigos que animan a sus vecinos a buscar a Jehová para que puedan tener su favor cuando él destruya el inicuo sistema actual. (Sof. 2:3.)

      SUDÁFRICA

      [Fotografía en la página 390]

      Por más de ochenta años la Sociedad Watch Tower ha tenido una sucursal en Sudáfrica. Evangelizadores celosos procedentes de este país han contribuido mucho a llevar el mensaje del Reino a otros países del sur y del este de África. En el territorio que en un tiempo supervisó esta sucursal (donde en 1945 había 14.674 proclamadores del Reino), hay actualmente más de 300.000 testigos de Jehová activos.

      [Fotografías en la página 391]

      Más de ciento diez traductores trabajan bajo la dirección de esta sucursal en la preparación de publicaciones bíblicas en dieciséis idiomas africanos

      [Fotografía en la página 391]

      Se imprime en más de cuarenta idiomas

      SENEGAL

      [Fotografías en la página 390]

      Aunque los Testigos son pocos aquí, la sucursal ha hecho todo lo posible para que personas de toda ciudad, etnia y religión, no solo de Senegal, sino también de países vecinos, tengan la oportunidad de escuchar el mensaje alentador de la Biblia.

      SIERRA LEONA

      [Fotografía en la página 391]

      La predicación de las buenas nuevas comenzó en Sierra Leona en 1915. A veces el aumento ha sido lento. Sin embargo, cuando se apartó de la congregación a los que no se atenían a las elevadas normas de Jehová, y los que no tenían el motivo apropiado se alejaron, los que permanecieron leales a Jehová prosperaron espiritualmente.

      ZAMBIA

      [Fotografía en la página 392]

      Esta sucursal supervisa la actividad de más de 110.000 Testigos del sur y centro de África. La primera sucursal de la Sociedad en Zambia se inauguró en 1936. Desde entonces, los testigos de Jehová de este país han hecho más de 186.000.000 de revisitas para seguir ayudando a los que han mostrado interés. También han enseñado a muchos a leer para que puedan estudiar la Biblia personalmente y llevar su mensaje a otros.

      [Fotografía en la página 392]

      En 1992, 289.643 personas asistieron a una serie de asambleas de distrito celebradas en Zambia

      ZIMBABUE

      [Fotografías en la página 392]

      Los testigos de Jehová han estado activos en Zimbabue desde los años veinte. Durante los años siguientes se proscribieron sus publicaciones, se prohibieron sus asambleas y se denegaron los permisos a los misioneros para que predicaran a la población africana. Poco a poco se fueron superando los obstáculos, y hoy esta sucursal atiende a más de veinte mil Testigos.

      EL ORIENTE

      HONG KONG

      [Fotografías en la página 393]

      Las publicaciones de la Watch Tower se traducen aquí al chino, hablado por más de mil millones de personas en sus diferentes dialectos. En Hong Kong la predicación de las buenas nuevas comenzó en 1912, cuando C. T. Russell pronunció un discurso en el auditorio del ayuntamiento.

      INDIA

      [Fotografía en la página 393]

      Esta sucursal supervisa la proclamación del mensaje del Reino a más de la sexta parte de la población mundial. Actualmente dirige la traducción a dieciocho idiomas e impresión en diecinueve. Entre estos idiomas está el hindi (que hablan 367 millones de personas), y además asamés, bengalí, kannada, gujarati, malayálam, marathi, nepalés, oriyá, panjabí, tamil, telugu y urdu (cada uno hablado por decenas de millones de personas).

      [Fotografías en la página 393]

      Testigos que predican en malayálam

      . . . en nepalés

      . . . en gujarati

      JAPÓN

      [Fotografías en la página 394]

      Los testigos de Jehová de Japón, como los de cualquier otro lugar, son proclamadores celosos del Reino de Dios. Tan solo en 1992 dedicaron más de 85.000.000 de horas a predicar las buenas nuevas. Todos los meses, como promedio, el 45% de los Testigos japoneses sirven de precursores.

      [Fotografía en la página 394]

      Aquí se producen publicaciones bíblicas en muchos idiomas, entre ellos japonés, chino y lenguas de las Filipinas

      [Fotografía en la página 394]

      Una Oficina Regional de Ingeniería ayuda en las obras de construcción de sucursales de varios países

      [Gráfico en la página 394]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Precursores en Japón

      75.000

      50.000

      25.000

      1975 1980 1985 1992

      REPÚBLICA DE COREA

      [Fotografías en la página 395]

      Anualmente se producen aquí unos dieciséis millones de piezas de literatura, además de tratados, para más de 70.000 Testigos de la República de Corea. Aproximadamente el 40% de ellos son precursores.

      MYANMAR

      [Fotografías en la página 395]

      Cuando la Sociedad Watch Tower fundó una sucursal aquí en 1947, solo había veinticuatro testigos de Jehová en el país. Más de dos mil Testigos ahora activos en Myanmar no solo se esfuerzan por llevar el mensaje a la gente de las ciudades, sino también a la población rural, más numerosa.

      FILIPINAS

      [Fotografía en la página 396]

      En 1912 C. T. Russell habló en la Ópera de Manila sobre el tema “¿Dónde están los muertos?”. Desde aquella ocasión los testigos de Jehová han dedicado más de 483.000.000 de horas a testificar a las personas de las aproximadamente novecientas islas habitadas de las Filipinas. Desde esta sucursal se supervisa la obra de los más de 110.000 Testigos de las 3.200 congregaciones. Aquí se imprime en ocho idiomas para satisfacer las necesidades del país.

      [Fotografía en la página 396]

      Testigos de algunos de los principales grupos lingüísticos de las Filipinas

      SRI LANKA

      [Fotografías en la página 397]

      Las buenas nuevas se predicaron en Ceilán (hoy Sri Lanka), al sur de la India, antes de la I Guerra Mundial. Pronto se organizó un grupo de estudiantes. Desde 1953 la Sociedad ha tenido una sucursal en la capital para dar a los cingaleses, los tamiles y las demás etnias del país la oportunidad de oír el mensaje del Reino.

      TAIWAN

      [Fotografía en la página 397]

      En los años veinte se predicó un poco aquí. Pero no fue sino hasta los años cincuenta que empezó a hacerse con cierta regularidad. Actualmente está en construcción esta sucursal como centro para atender el aumento de la obra en esta parte de la Tierra.

      [Fotografía en la página 397]

      Congregación de Taipei

      [Fotografía en la página 397]

      TAILANDIA

      En la década de los treinta, algunos Testigos precursores de Gran Bretaña, Alemania, Australia y Nueva Zelanda llevaron la verdad bíblica al pueblo de Tailandia (conocido entonces como Siam). A las asambleas internacionales que se celebraron aquí en 1963, 1978, 1985 y 1991 vinieron representantes de muchos países para animar a los Testigos tailandeses y fomentar la predicación del mensaje del Reino.

      [Fotografía en la página 397]

      Asamblea de 1963

      [Fotografía en la página 397]

      Representantes extranjeros en 1991

      ISLAS DEL PACÍFICO

      FIJI

      [Fotografía en la página 398]

      En 1958 se fundó la oficina de Fiji. Por un tiempo supervisó la proclamación del Reino en doce países y en trece idiomas. Hoy, esta sucursal atiende las aproximadamente cien islas habitadas de este archipiélago.

      [Fotografía en la página 398]

      Las asambleas internacionales celebradas aquí en 1963, 1969, 1973 y 1978 unieron más a los Testigos fijianos con los de otros países

      GUAM

      [Fotografía en la página 398]

      La sucursal de Guam dirige la predicación de las buenas nuevas en islas dispersas en más de 7.700.000 kilómetros cuadrados del océano Pacífico. Supervisa la traducción de publicaciones bíblicas a nueve idiomas.

      [Fotografía en la página 398]

      El superintendente de circuito suele viajar en avión a las islas

      [Fotografía en la página 398]

      Testigos de Guam (como los que se ven aquí en Micronesia) a veces usan lanchas para llegar a su territorio

      HAWAI

      [Fotografía en la página 399]

      La Sociedad Watch Tower ha tenido una sucursal en Honolulú desde 1934. Algunos hawaianos han evangelizado no solo en las islas Hawai, sino también en Japón, Taiwan, Guam y en islas de Micronesia.

      NUEVA CALEDONIA

      [Fotografía en la página 399]

      A pesar de la oposición religiosa, los testigos de Jehová lograron introducir el mensaje del Reino de Dios en Nueva Caledonia. Muchas personas lo escucharon de buena gana. La primera congregación se formó en 1956. En la actualidad hay más de mil trescientos alabadores de Jehová aquí.

      NUEVA ZELANDA

      [Fotografía en la página 399]

      En 1947 la Sociedad Watch Tower fundó una sucursal en Nueva Zelanda para supervisar más cuidadosamente la predicación de las buenas nuevas en este país.

      [Fotografía en la página 399]

      La traducción que se realiza en esta sucursal permite que los habitantes de Samoa, Rarotonga y Niue se fortalezcan espiritualmente con regularidad.

      [Fotografía en la página 399]

      Los traductores y correctores de pruebas cooperan para producir publicaciones de buena calidad

      AUSTRALIA

      [Fotografías en la página 400]

      En 1904 se fundó la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Australia. En un tiempo esta sucursal supervisaba la obra de la proclamación del Reino en casi la cuarta parte del globo terráqueo, lo que incluía China, el sudeste de Asia y las islas del Pacífico Sur.

      [Fotografía en la página 400]

      Oficina Regional de Ingeniería que ayuda a construir sucursales en el Pacífico Sur y el sudeste de Asia

      [Fotografía en la página 400]

      En la actualidad esta sucursal imprime publicaciones bíblicas en más de veinticinco idiomas. La imprenta de esta sucursal produce publicaciones para unos 78.000 Testigos de zonas supervisadas por ocho sucursales del Pacífico Sur

      [Mapa en la página 400]

      Países que reciben literatura de la sucursal australiana

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      AUSTRALIA

      PAPUA NUEVA GUINEA

      ISLAS SALOMÓN

      NUEVA CALEDONIA

      FIJI

      SAMOA OCCIDENTAL

      TAHITÍ

      NUEVA ZELANDA

      PAPUA NUEVA GUINEA

      [Fotografías en la página 400]

      Los testigos de Jehová de este país afrontan un desafío singular; la gente habla unas setecientas lenguas. Han venido aquí Testigos de por lo menos otros diez países para participar en la obra. Se han esforzado mucho por aprender las lenguas nativas. Los que muestran interés sirven de intérpretes a los que hablan otra lengua. También se usan ilustraciones eficazmente para enseñar.

      ISLAS SALOMÓN

      [Fotografías en la página 401]

      Un estudio bíblico dirigido por correo desde el extranjero llevó el mensaje del Reino a las islas Salomón a principios de los años cincuenta. La verdad se difundió pese a que hubo muchos obstáculos. Esta sucursal y el Salón de Asambleas se construyeron gracias a la cooperación internacional, el ingenio de los nativos y mucho espíritu santo.

      TAHITÍ

      [Fotografías en la página 401]

      A principios de los años treinta los testigos de Jehová llevaron a Tahití el mensaje del Reino. En este lugar, situado en medio del océano Pacífico, se está dando un testimonio concienzudo. Tan solo en los últimos cuatro años el tiempo dedicado a la predicación equivalió, como promedio, a más de cinco horas de conversación con cada hombre mujer y niño de la isla.

      SAMOA OCCIDENTAL

      [Ilustración en la página 401]

      Samoa Occidental es uno de los países más pequeños del mundo, pero los testigos de Jehová también tienen una sucursal aquí. En 1992 se hallaba en construcción; supervisará la actividad en estas islas y otras cercanas, entre ellas las de Samoa Estadounidense.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir