BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • ¿Por qué debería Jehová tener testigos?
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 1

      ¿Por qué debería Jehová tener testigos?

      EN TODO el mundo se conoce a los testigos de Jehová por su persistencia en hablar a gente de todo lugar acerca de Jehová Dios y su Reino. También tienen la reputación de adherirse a sus creencias frente a todo tipo de oposición, incluso ante la muerte.

      “Las principales víctimas de la persecución religiosa en Estados Unidos durante este siglo XX han sido los testigos de Jehová”, dice el libro The Court and the Constitution (El Tribunal y la Constitución), de Archibald Cox (1987). “Por todo el mundo los gobiernos han hostigado y perseguido [...] a los testigos de Jehová —dice Tony Hodges—. En la Alemania nazi los reunieron y los enviaron a campos de concentración. Durante la II Guerra Mundial se proscribió la Sociedad [Watch Tower] en Australia y Canadá. [...] En la actualidad [en los años setenta] se hostiga a los testigos de Jehová en África” (Jehovah’s Witnesses in Africa, edición de 1985).

      ¿A qué se debe la persecución? ¿Qué objetivo tiene la predicación? ¿Han sido realmente comisionados por Dios los testigos de Jehová? ¿Por qué debería Jehová tener testigos, y por qué habrían de ser estos testigos humanos imperfectos? Las respuestas se relacionan con cuestiones que se están viendo en una causa judicial que afecta al universo entero, sin duda la más importante que jamás se vaya a debatir. Tenemos que examinar estas cuestiones para entender por qué tiene Jehová testigos y qué hace que estos estén dispuestos a aguantar hasta la oposición más intensa.

      Se ha desafiado la soberanía de Jehová

      Estas importantísimas cuestiones se relacionan con lo justo de la soberanía, o gobernación suprema, de Jehová Dios. Él es el Soberano Universal en virtud de ser el Creador, Dios y el Todopoderoso. (Gén. 17:1; Éxo. 6:3; Rev. 4:11.) Por eso, domina con derecho sobre todo lo que hay en el cielo y la Tierra. (1 Cró. 29:12, nota.) No obstante, siempre ejerce su soberanía con amor. (Compárese con Jeremías 9:24.) Entonces, ¿qué pide él a cambio de sus criaturas inteligentes? Que le amen y demuestren aprecio por su soberanía. (Sal. 84:10.) Sin embargo, hace miles de años se lanzó un desafío a la soberanía justa y legítima de Jehová. ¿Cómo? ¿Quién lo hizo? Génesis, el primer libro de la Biblia, arroja luz sobre este asunto.

      Ese libro informa que Dios creó a la primera pareja, Adán y Eva, y le dio un hermoso hogar jardín. Además, le impuso este mandato: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”. (Gén. 2:16, 17.) ¿Qué era el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, y qué significaría comer de su fruto?

      Se trataba de un árbol literal, pero Dios lo empleó con un propósito simbólico. Ya que lo había llamado el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” y había mandado a la primera pareja humana que no comiera de él, el árbol era un símbolo apropiado del derecho divino de determinar para los humanos lo que es “bueno” (que agrada a Dios) y lo que es “malo” (que desagrada a Dios). Así, la presencia de aquel árbol sometía a prueba el respeto del hombre a la soberanía divina. Lamentablemente, la primera pareja humana desobedeció y comió del fruto prohibido. Fracasó en esa prueba sencilla, pero completa, de obediencia y aprecio. (Gén. 3:1-6.)

      Aquel acto aparentemente sin importancia constituyó una rebelión contra la soberanía de Jehová. ¿Por qué? El entender cómo estamos hechos es una clave para comprender el significado de lo que hicieron Adán y Eva. Cuando Jehová creó a la primera pareja humana, les dio un don maravilloso: el libre albedrío. Como complemento de ese don, Jehová los capacitó con facultades mentales de percepción, razón y juicio. (Heb. 5:14.) No eran como autómatas sin mente, ni como animales, que obran principalmente por instinto. Sin embargo, su libertad era relativa, estaba sujeta al dominio de las leyes de Dios. (Compárese con Jeremías 10:23, 24.) Adán y Eva escogieron comer del fruto prohibido. De ese modo, usaron mal su libertad. ¿Qué los llevó a actuar así?

      La Biblia explica que un espíritu, una criatura celestial de Dios, había adoptado deliberadamente un proceder de oposición y resistencia a Dios. Esta criatura, conocida después por el nombre de Satanás, habló en Edén por medio de una serpiente y alejó a Eva, y mediante ella a Adán, de la sujeción a la soberanía de Dios. (Rev. 12:9.) Al comer del árbol, Adán y Eva antepusieron su propio juicio al de Dios, y así indicaron que deseaban juzgar por sí mismos lo que era bueno y lo que era malo. (Gén. 3:22.)

      Por lo tanto, la cuestión que se planteó fue: ¿Tiene Jehová el derecho de gobernar a la humanidad, y ejerce su soberanía para el beneficio de sus súbditos? Esta cuestión estaba claramente implícita en las palabras que la serpiente dirigió a Eva: “¿Es realmente el caso que Dios ha dicho que ustedes no deben comer de todo árbol del jardín?”. Se daba a entender que Dios, actuando con maldad, retenía algo bueno de la mujer y su esposo. (Gén. 3:1.)

      La rebelión de Edén planteó otra cuestión. ¿Pueden los humanos ser fieles a Dios si se les somete a prueba? Esta cuestión relacionada se aclaró veinticuatro siglos después en el caso del hombre fiel Job. Satanás, la ‘voz’ que estaba detrás de la serpiente, desafió cara a cara a Jehová diciendo: “¿Ha temido Job a Dios por nada?”. Satanás alegó: “¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene en todo el derredor? La obra de sus manos has bendecido, y su ganado mismo se ha extendido en la tierra”. Satanás dio a entender así que el motivo de la rectitud de Job era el egoísmo. Además, afirmó: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma”. Puesto que, como Jehová había dicho, ‘no había ninguno como Job en la tierra’, lo que Satanás en realidad alegaba era que podía apartar de Dios a cualquiera de Sus siervos. (Job 1:8-11; 2:4.) De este modo se desafió indirectamente la integridad y lealtad a la soberanía de Jehová de todos los siervos de Dios.

      Una vez planteadas las cuestiones, tenían que resolverse. El tiempo que ha pasado —ya unos seis mil años— y el gran fracaso de los gobiernos humanos muestran claramente que la humanidad necesita la soberanía de Dios. Pero ¿la quiere? ¿Hay personas que demuestren que reconocen sinceramente la soberanía justa de Jehová? ¡Sí! ¡Jehová tiene sus testigos! Pero antes de analizar el testimonio de estos, examinemos lo que implica ser testigo.

      Lo que significa ser testigo

      Las palabras de los idiomas originales que se han traducido “testigo” ayudan a entender lo que significa ser un testigo en favor de Jehová. El sustantivo que en las Escrituras Hebreas se traduce “testigo” (‘edh) se deriva de un verbo (‘udh) que significa “regresar” o “repetir, hacer de nuevo”. En cuanto al sustantivo (‘edh), el Theological Wordbook of the Old Testament (Vocabulario teológico del Antiguo Testamento) dice: “Un testigo es la persona que, mediante reiteración, afirma enfáticamente su testimonio. La palabra [‘edh] es común en el lenguaje judicial”. Una obra sobre el origen de las palabras hebreas, A Comprehensive Etymological Dictionary of the Hebrew Language for Readers of English, añade: “El significado orig[inal] [del verbo ‘udh] prob[ablemente] era ‘dijo vez tras vez y convincentemente’”.

      En las Escrituras Cristianas, las palabras griegas traducidas “testigo” (már·tys) y “dar testimonio” (mar·ty·ré·o) también tenían una connotación jurídica, aunque con el tiempo adquirieron un significado más amplio. Según el Theological Dictionary of the New Testament (Diccionario teológico del Nuevo Testamento), “el concepto de testigo [se usa] tanto en el sentido de testificar de hechos que se pueden probar como en el de dar testimonio de verdades, i.e., la divulgación y confesión de las convicciones”. Por lo tanto, un testigo puede relatar hechos que conoce directa y personalmente, o proclamar puntos de vista o verdades de los que está convencido.a

      El proceder fiel de los cristianos del siglo primero añadió un matiz más al significado de “testigo”. Muchos cristianos primitivos testificaron en medio de persecución y en peligro de muerte. (Hech. 22:20; Rev. 2:13.) Como resultado, alrededor del siglo II E.C. el término griego para testigo (már·tys, del que también se deriva la palabra “mártir”) adquirió el significado que se aplicaba a quienes estaban dispuestos a “sellar con la muerte la seriedad de su testimonio o confesión”. No se les llamó testigos porque murieran; murieron porque eran testigos leales.

      Entonces, ¿quiénes fueron los primeros testigos de Jehová? ¿Quiénes estuvieron dispuestos a proclamar “vez tras vez y convincentemente” —con sus palabras y su modo de vivir— que Jehová es el Soberano justo que merece gobernar? ¿Quiénes estuvieron dispuestos a mantenerse íntegros a Dios hasta la misma muerte?

      Los primeros testigos de Jehová

      El apóstol Pablo dice: “Tenemos tan grande nube [gr.: né·fos, que denota una masa nubosa] de testigos que nos cerca”. (Heb. 12:1.) Esta ‘masa nubosa’ de testigos empezó a formarse poco después de la rebelión contra la soberanía de Dios en Edén.

      En Hebreos 11:4 Pablo identifica a Abel como el primer testigo de Jehová al decir: “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín, por la cual fe se le dio testimonio de que era justo, pues Dios dio testimonio respecto a sus dádivas; y por ella, aunque murió, todavía habla”. ¿De qué manera sirvió Abel de testigo en favor de Jehová? La respuesta gira en torno a la razón por la que el sacrificio de Abel era “de mayor valor” que el de Caín.

      Dicho de manera sencilla, Abel hizo la ofrenda apropiada con buen motivo y la apoyó con obras correctas. Ofreció como dádiva un sacrificio animal, en el que la sangre representaba la vida de las primicias de su rebaño, mientras que Caín ofreció productos inanimados. (Gén. 4:3, 4.) El sacrificio de Caín no tenía como motivación la fe, que fue lo que hizo aceptable la ofrenda de Abel. Caín tenía que modificar su adoración. Pero en vez de eso, mostró una mala actitud de corazón al rechazar el consejo y la advertencia de Dios y asesinar al fiel Abel. (Gén. 4:6-8; 1 Juan 3:11, 12.)

      Abel tuvo la fe de que carecían sus padres. Mediante su proceder fiel, dio a conocer su convicción de que la soberanía de Jehová es justa y él merece ejercerla. Durante los aproximadamente cien años que vivió, Abel demostró que un hombre puede ser fiel a Dios hasta el punto de sellar su testimonio con la muerte. Y su sangre sigue ‘hablando’, porque el relato inspirado de su martirio se conservó en la Biblia para las generaciones futuras.

      Unos cinco siglos después de la muerte de Abel, Enoc empezó a ‘andar con Dios’, siguiendo un proceder acorde con las normas de Jehová sobre lo bueno y lo malo. (Gén. 5:24.) Para entonces, el rechazo de la soberanía de Dios había llevado a un aumento de las prácticas impías en la humanidad. Enoc estaba convencido de que el Soberano Supremo obraría contra los impíos, y el espíritu de Dios lo movió a proclamar la destrucción futura de aquellas personas. (Jud. 14, 15.) Enoc fue un testigo fiel hasta la muerte, porque Jehová “lo tomó”, lo que parece indicar que lo eximió de una muerte violenta a manos de sus enemigos. (Heb. 11:5.) El nombre de Enoc pudo añadirse así a la lista creciente de la ‘gran nube de testigos’ de la era precristiana.

      Un espíritu de impiedad siguió impregnando la actividad humana. Durante la vida de Noé, quien nació unos setenta años después de la muerte de Enoc, ciertos hijos angelicales de Dios vinieron a la Tierra —obviamente materializados en forma humana— y cohabitaron con mujeres atractivas. Su prole llegó a ser conocida como los nefilim; eran gigantes que vivieron entre los hombres. (Gén. 6:1-4.) ¿En qué resultó esta unión contranatural de criaturas celestiales con humanos, y el que de ella surgiera una raza híbrida? El relato inspirado contesta: “Por consiguiente, Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en la tierra, y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de este era solamente mala todo el tiempo. De modo que Dios vio la tierra y, ¡mire!, estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. (Gén. 6:5, 12.) ¡Qué triste que la Tierra, el escabel de los pies de Dios, estuviera “llena de violencia”! (Gén. 6:13; Isa. 66:1.)

      Por contraste, “Noé fue hombre justo”, alguien que “resultó exento de tacha entre sus contemporáneos”. (Gén. 6:9.) Demostró su sumisión a la soberanía de Dios al hacer ‘tal como Dios le había mandado’. (Gén. 6:22.) Obró con fe y “construyó un arca para la salvación de su casa”. (Heb. 11:7.) Pero Noé no se limitó a ser un constructor; como “predicador [o heraldo] de justicia”, advirtió de la destrucción venidera. (2 Ped. 2:5.) Sin embargo, a pesar de su testimonio valeroso, aquella generación malvada ‘no hizo caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos’. (Mat. 24:37-39.)

      Después del tiempo de Noé, Jehová tuvo testigos entre los patriarcas posdiluvianos. Se menciona a Abrahán, Isaac, Jacob y José entre los primeros de la nube de testigos precristianos. (Heb. 11:8-22; 12:1.) Al mantenerse íntegros, demostraron que apoyaban la soberanía de Jehová. (Gén. 18:18, 19.) Así contribuyeron a santificar Su nombre. En vez de buscar seguridad en algún reino terrestre, “declararon públicamente que eran extraños y residentes temporales en la tierra”, y con fe ‘esperaron la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios’. (Heb. 11:10, 13.) Aceptaban a Jehová como su gobernante y ponían su esperanza en el Reino celestial prometido como expresión de Su justa soberanía.

      En el siglo XVI a.E.C., los descendientes de Abrahán eran esclavos que necesitaban la liberación del cautiverio en Egipto. Fue entonces cuando Moisés y su hermano Aarón se convirtieron en figuras clave de una ‘batalla de los dioses’. Se presentaron ante Faraón y le entregaron el ultimátum de Jehová: “Envía a mi pueblo”. No obstante, el orgulloso Faraón endureció su corazón; no quería perder una gran nación de esclavos. “¿Quién es Jehová —respondió—, para que yo obedezca su voz y envíe a Israel? No conozco a Jehová en absoluto y, lo que es más, no voy a enviar a Israel.” (Éxo. 5:1, 2.) Con aquella respuesta despectiva, Faraón, supuestamente un dios viviente, rehusó reconocer a Jehová como Dios.

      Puesto que se había planteado la cuestión de la divinidad, Jehová procedió entonces a probar que es el Dios verdadero. Faraón, valiéndose de sus sacerdotes practicantes de magia, recurrió a todo el poder de los dioses de Egipto en desafío al poder de Jehová. Pero Jehová envió diez plagas, cada una anunciada por Moisés y Aarón, para demostrar que él dominaba los elementos y a las criaturas de la Tierra y que era superior a los dioses de Egipto. (Éxo. 9:13-16; 12:12.) Después de la décima plaga, Jehová sacó de Egipto a Israel por “mano fuerte”. (Éxo. 13:9.)

      Se requirió mucho valor y fe por parte de Moisés, el “más manso de todos los hombres”, para presentarse ante Faraón, no una vez, sino varias veces. (Núm. 12:3.) Sin embargo, Moisés nunca suavizó el mensaje que Jehová le había mandado entregar a Faraón. ¡Ni siquiera la amenaza de muerte logró silenciar su testimonio! (Éxo. 10:28, 29; Heb. 11:27.) Moisés fue un testigo en el sentido exacto de la palabra; testificó “vez tras vez y convincentemente” que Jehová es Dios.

      Después que los israelitas fueron liberados de Egipto, en 1513 a.E.C., Moisés escribió el libro de Génesis. Así empezó una nueva era: la de la escritura de la Biblia. Como al parecer Moisés fue el escritor del libro de Job, entendía en cierta medida la cuestión que existía entre Dios y Satanás. Pero a medida que avanzara la escritura de la Biblia, las cuestiones relacionadas con la soberanía de Dios y la integridad del hombre se escribirían claramente; así, todas las personas afectadas podrían conocer por completo las grandes cuestiones implicadas. Mientras tanto, en 1513 a.E.C., Jehová dio los pasos preliminares para producir una nación de testigos.

      Una nación de testigos

      Al tercer mes de la salida de los israelitas de Egipto, Jehová los admitió en una relación especial de pacto con él y los hizo su “propiedad especial”. (Éxo. 19:5, 6.) Mediante Moisés, pasó a tratar con ellos como nación, y les dio un gobierno teocrático fundado en el pacto de la Ley como su constitución nacional. (Isa. 33:22.) Eran el pueblo escogido de Jehová, organizado para representarlo como su Señor Soberano.

      Sin embargo, durante los siglos siguientes la nación no siempre reconoció la soberanía de Jehová. Después de haberse establecido en la Tierra Prometida, Israel a veces apostató y cayó en la adoración de los dioses demoníacos de las naciones. Dado que no obedecieron a Jehová como su Soberano legítimo, él permitió que sus posesiones fueran saqueadas, por lo que pareció que los dioses de las naciones eran más fuertes que Jehová. (Isa. 42:18-25.) Pero en el siglo VIII a.E.C. Jehová desafió públicamente a los dioses de las naciones a fin de aclarar aquella falsa impresión y resolver esta cuestión: ¿Quién es el Dios verdadero?

      Mediante el profeta Isaías, Jehová lanzó el desafío: “¿Quién hay entre ellos [los dioses de las naciones] que pueda anunciar esto [profetizar con exactitud]? ¿O pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas primeras [es decir, cosas de antemano]? Que [ellos, como dioses,] suministren sus testigos, para que sean declarados justos, o que oigan [los pueblos de las naciones] y digan: ‘¡Es la verdad!’”. (Isa. 43:9.) Sí, que los dioses de las naciones presenten testigos que puedan testificar de la profecía y decir: “¡Es la verdad!”. ¡Pero ninguno de aquellos dioses podía presentar testigos verdaderos de su divinidad!

      Jehová aclaró a Israel en qué consistía su responsabilidad con relación a la cuestión de quién es el Dios verdadero. Dijo: “Ustedes son mis testigos [...], aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí no hay salvador. Yo mismo he anunciado y he salvado y he hecho que sea oído, cuando no había entre ustedes dios extraño. De modo que ustedes son mis testigos [...], y yo soy Dios”. (Isa. 43:10-12.)

      Como se ve, Israel, el pueblo de Jehová, constituía una nación de testigos. Ellos podían afirmar categóricamente que Jehová era justo y merecía ser su Soberano. Sobre la base de sus experiencias pasadas, podían proclamar con convicción que Jehová es el Gran Libertador de su pueblo y el Dios de la profecía verdadera.

      Testimonio acerca del Mesías

      A pesar del abundante testimonio de aquella ‘masa nubosa’ de testigos precristianos, las cuestiones no quedaron completamente resueltas del lado de Dios. ¿Por qué no? Porque al debido tiempo designado por Dios, después que quede claramente demostrado que los humanos necesitan la gobernación de Jehová y que no se pueden gobernar a sí mismos, Él ejecutará sentencia sobre todos los que rehúsen respetar su autoridad justa. Además, las cuestiones planteadas van mucho más allá de la esfera humana. Puesto que en Edén se había rebelado un ángel, la cuestión de la integridad a la soberanía de Dios alcanzaba e implicaba hasta a las criaturas celestiales de Dios. Por lo tanto, Jehová se propuso que uno de sus hijos celestiales viniera a la Tierra, donde Satanás tendría suficientes oportunidades de ponerlo a prueba. Ese hijo celestial tendría la oportunidad de dar solución perfecta a la cuestión: ¿Puede algún hombre ser fiel a Dios bajo toda prueba que se le imponga? Habiendo demostrado su lealtad, este hijo de Dios recibiría poder como el gran vindicador de Jehová y se encargaría de destruir a los inicuos y hacer que se cumpliera totalmente el propósito original de Dios con relación a la Tierra.

      Pero ¿cómo se identificaría a este Mesías? Jehová había prometido en Edén una “descendencia” o simiente que magullaría en la cabeza al Adversario, asemejado a una serpiente, y vindicaría la soberanía de Dios. (Gén. 3:15.) Mediante los profetas hebreos Jehová suministró muchos detalles sobre aquella “descendencia” mesiánica: sus antecedentes y actividades, y hasta cuándo aparecería. (Gén. 12:1-3; 22:15-18; 49:10; 2 Sam. 7:12-16; Isa. 7:14; Dan. 9:24-27; Miq. 5:2.)

      Para mediados del siglo V a.E.C., al completarse las Escrituras Hebreas, las profecías se habían escrito, y restaba que el Mesías llegara para cumplirlas. El testimonio de este testigo —de hecho, el testigo más grande de Dios— se analizará en el capítulo siguiente.

  • Jesucristo, el Testigo Fiel
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 2

      Jesucristo, el Testigo Fiel

      UNA larga serie de testigos precristianos había dado su testimonio por unos cuatro mil años. Pero la resolución de las cuestiones relacionadas con la soberanía de Dios y la integridad de sus siervos estaba lejos de producirse. Había llegado el tiempo para que apareciera en la Tierra la prometida “descendencia” real, el Mesías. (Gén. 3:15.)

      ¿A cuál de todos sus millones de hijos celestiales seleccionó Jehová para esta asignación? Todos habían sido testigos de lo ocurrido en Edén y sin duda estaban al tanto de las cuestiones universales que se habían planteado. Pero ¿quién tenía el mayor deseo de ser el medio que limpiara de oprobio el nombre de Jehová y vindicara su soberanía? ¿Quién podía proveer la respuesta más concluyente al desafío de Satanás de que, bajo prueba, nadie se mantendría íntegro a la soberanía de Dios? Jehová seleccionó a su Primogénito, su Hijo unigénito, Jesús. (Juan 3:16; Col. 1:15.)

      Jesús aceptó esa asignación humildemente y de buena gana, aunque supondría dejar el hogar celestial donde había estado con su Padre por más tiempo que cualquier otra persona. (Juan 8:23, 58; Fili. 2:5-8.) ¿Qué motivo tuvo para hacer esto? Amor profundo a Jehová y un deseo celoso de limpiar de todo oprobio el nombre de Dios. (Juan 14:31.) También le impulsó su amor a la humanidad. (Pro. 8:30, 31; compárese con Juan 15:13.) Su nacimiento en la Tierra, a principios del otoño del año 2 a.E.C., fue posible gracias al espíritu santo, mediante el cual Jehová transfirió la vida de Jesús desde el cielo a la matriz de María, una virgen judía. (Mat. 1:18; Luc. 1:26-38.) De modo que nació como miembro de la nación de Israel. (Gál. 4:4.)

      Más que cualquier otro israelita, Jesús sabía que tenía que ser testigo de Jehová. ¿Por qué? Porque pertenecía a la nación de la cual Jehová había dicho por su profeta Isaías: “Ustedes son mis testigos”. (Isa. 43:10.) Además, en el bautismo de Jesús en el río Jordán, en 29 E.C., Jehová lo ungió con espíritu santo. (Mat. 3:16.) De este modo, como testificó posteriormente, recibió poder para “proclamar el año de la buena voluntad de parte de Jehová”. (Isa. 61:1, 2; Luc. 4:16-19.)

      Jesús cumplió fielmente su asignación, y fue el mayor testigo que Jehová ha tenido en la Tierra. Con toda razón, pues, el apóstol Juan, quien estuvo cerca de él cuando murió, llama a Jesús “el Testigo Fiel”. (Rev. 1:5.) Y en Revelación 3:14, Jesús ya glorificado se llama a sí mismo “el Amén” y “el testigo fiel y verdadero”. ¿Qué testimonio dio este “Testigo Fiel”?

      “Testimonio acerca de la verdad”

      Cuando Jesús estuvo ante el tribunal del gobernador romano Pilato, declaró: “Para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”. (Juan 18:37.) ¿De qué verdad dio testimonio Jesús? De la verdad de Dios, la revelación de los propósitos eternos de Jehová. (Juan 18:33-36.)

      Ahora bien, ¿cómo dio testimonio de esa verdad? El verbo griego para “dar testimonio” también significa “declarar, confirmar, testificar favorablemente, hablar bien (de), aprobar”. En los papiros griegos antiguos —por ejemplo, en transacciones comerciales— solía aparecer después de la firma otra forma del verbo (mar·ty·ró). Mediante su ministerio, pues, Jesús tenía que confirmar la verdad de Dios. Esto ciertamente exigía que proclamara, o predicara, aquella verdad a otros. Sin embargo, no bastaba con hablar.

      “Yo soy [...] la verdad”, dijo Jesús. (Juan 14:6.) Él vivió para llevar a cabo la verdad de Dios. El propósito divino con relación al Reino y su Gobernante Mesiánico se había expresado con claridad en la profecía. Jesús, por todo su derrotero en la Tierra, el cual culminó en su muerte como sacrificio, cumplió todo lo que se había profetizado acerca de él. Así confirmó y garantizó la verdad de la palabra profética de Jehová. Por esta razón el apóstol Pablo pudo decir: “No importa cuántas sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él. Por eso también mediante él se dice el ‘Amén’ [que significa “así sea” o “de seguro”] a Dios, para gloria por medio de nosotros”. (2 Cor. 1:20.) En efecto, Jesús es aquel en quien se cumplen las promesas de Dios. (Rev. 3:14.)

      Testimonio del nombre de Dios

      Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea [o “sea tenido por sagrado; sea tratado como santo”] tu nombre”. (Mat. 6:9, nota.) La última noche de su vida terrestre, Jesús dijo también en oración a su Padre celestial: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo. Tuyos eran, y me los diste, y han observado tu palabra. Y yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos, y yo en unión con ellos”. (Juan 17:6, 26.) Este era, en realidad, el propósito principal de Jesús al venir a la Tierra. ¿Qué implicaba dar a conocer el nombre de Dios?

      Los seguidores de Jesús ya conocían y empleaban el nombre divino. Lo veían y leían en los rollos de la Biblia hebrea de sus sinagogas, así como en la Septuaginta, una traducción griega de las Escrituras Hebreas que usaban en la enseñanza y la escritura. Si conocían el nombre divino, ¿en qué sentido se lo hizo manifiesto o dio a conocer Jesús?

      En tiempos bíblicos los nombres no eran simplemente etiquetas. Un léxico griego-inglés, A Greek-English Lexicon of the New Testament, de J. H. Thayer, dice : “El nombre de Dios representa en el N[uevo] T[estamento] todas las cualidades que ese nombre encierra para sus adoradores, y por las cuales Dios se da a conocer a los hombres”. Jesús dio a conocer el nombre de Dios no solo al usarlo, sino al revelar a la Persona que había tras ese nombre: sus propósitos, actividades y cualidades. Puesto que Jesús ‘había estado en la posición del seno con el Padre’, nadie mejor que él para explicar cómo es el Padre. (Juan 1:18.) Además, reflejaba a su Padre con tanta perfección que los discípulos podían ‘ver’ al Padre en el Hijo. (Juan 14:9.) Por lo que dijo e hizo, Jesús dio testimonio del nombre de Dios.

      Testificó del Reino de Dios

      Como “el Testigo Fiel”, Jesús fue un proclamador sobresaliente del Reino de Dios. Dijo categóricamente: “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado”. (Luc. 4:43.) Proclamó ese Reino celestial por toda Palestina, y para ello viajó a pie centenares de kilómetros. Predicó dondequiera que había gente que le escuchara: en las riberas de los lagos, en las colinas, en las ciudades y aldeas, en las sinagogas y el templo, en los mercados y en las casas de la gente. Pero Jesús sabía que no podría llegar a todas partes ni testificar a todas las personas. (Compárese con Juan 14:12.) Por eso, con la intención de cubrir el campo mundial, Jesús preparó y envió a sus discípulos como proclamadores del Reino. (Mat. 10:5-7; 13:38; Luc. 10:1, 8, 9.)

      Jesús fue un testigo trabajador y celoso, y no permitió que se le desviara de su propósito. Aunque se interesó personalmente en las necesidades de la gente, no se involucró en obras que traerían alivio a corto plazo hasta el grado de descuidar la asignación divina de indicar a la gente cuál era la solución duradera a sus problemas: el Reino de Dios. En cierta ocasión, tras alimentar milagrosamente a unos cinco mil hombres (quizás más de diez mil personas si se añaden las mujeres y los niños), un grupo de judíos quiso prenderlo para hacerlo rey terrestre. ¿Qué hizo Jesús? “Se retiró otra vez a la montaña, él solo”. (Juan 6:1-15; compárese con Lucas 19:11, 12; Hechos 1:6-9.) Aunque efectuó muchas curaciones milagrosas, no se le conoció principalmente como obrador de milagros; más bien, tanto creyentes como incrédulos reconocían que era un “Maestro”. (Mat. 8:19; 9:11; 12:38; 19:16; 22:16, 24, 36; Juan 3:2.)

      Está claro que el dar testimonio del Reino de Dios era la obra más importante que Jesús podía hacer. Es la voluntad de Jehová que toda persona sepa qué es Su Reino y cómo cumplirá este Sus propósitos. Para él significa mucho, pues mediante este santificará su nombre y lo limpiará de todo oprobio. Jesús lo sabía, y por ello hizo del Reino el tema de su predicación. (Mat. 4:17.) Al proclamarlo de todo corazón, Jesús sostuvo la soberanía justa de Jehová.

      Testigo Fiel incluso hasta la muerte

      Nadie podía amar más a Jehová y su soberanía que Jesús. Como “primogénito de toda la creación”, ‘conocía plenamente’ al Padre por haber estado en asociación íntima con él como criatura espiritual en los cielos. (Col. 1:15; Mat. 11:27.) Se había sometido voluntariamente a la soberanía de Dios desde tiempos inmemoriales antes de la creación del primer hombre y la primera mujer. (Compárese con Juan 8:29, 58.) ¡Cuánto debió dolerle que Adán y Eva rechazaran la soberanía de Dios! Sin embargo, esperó pacientemente en los cielos durante unos cuatro mil años, y luego, al fin, le llegó el momento de servir como el testigo más grande que Jehová ha tenido en la Tierra.

      Jesús sabía que las cuestiones universales tenían que ver directamente con él. Pudiera haber parecido que Jehová había puesto un seto protector a su alrededor. (Compárese con Job 1:9-11.) Es verdad que él había demostrado su fidelidad y devoción en los cielos, pero ¿mantendría integridad como humano en la Tierra sometido a cualquier tipo de prueba? ¿Podría resistir a Satanás en circunstancias en que parecía que su enemigo tenía ventaja?

      El Adversario viperino no perdió tiempo. Poco después del bautismo y ungimiento de Jesús, Satanás le tentó para que manifestara egoísmo, se ensalzara a sí mismo y, finalmente, rechazara la soberanía de su Padre. Pero esta inequívoca afirmación de Jesús a Satanás: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado”, mostró su postura con relación a las cuestiones. ¡Qué diferente fue de Adán! (Mat. 4:1-10.)

      El derrotero que se designó para Jesús significaba sufrimiento y muerte, y Jesús lo sabía bien. (Luc. 12:50; Heb. 5:7-9.) No obstante, “al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento”. (Fili. 2:7, 8.) Así Jesús probó que Satanás es un grandísimo mentiroso, y dejó completamente resuelta la cuestión de la integridad de las personas a la soberanía de Dios si se le permite a Satanás someterlas a prueba. No obstante, la muerte de Jesús logró mucho más.

      Al morir en el madero de tormento, Jesús también dio “su alma en rescate en cambio por muchos”. (Mat. 20:28; Mar. 10:45.) Su vida humana perfecta tenía valor expiatorio. El que Jesús sacrificara su vida no solo hace posible que se nos perdonen los pecados, sino que también nos presenta la oportunidad de tener vida eterna en una Tierra paradisíaca, en armonía con el propósito original de Dios. (Luc. 23:43; Hech. 13:38, 39; Heb. 9:13, 14; Rev. 21:3, 4.)

      Jehová demostró que amaba a Jesús y lo aprobaba como “el Testigo Fiel” levantándolo de entre los muertos al tercer día. Esto confirmó que el testimonio de Jesús acerca del Reino era verdadero. (Hech. 2:31-36; 4:10; 10:36-43; 17:31.) Después de permanecer en la vecindad de la Tierra por cuarenta días, durante los cuales se apareció a los apóstoles en muchas ocasiones, ascendió al cielo. (Hech. 1:1-3, 9.)

      Él había indicado que el Reino Mesiánico de Dios sería establecido en un futuro muy distante. (Luc. 19:11-27.) Ese acontecimiento señalaría también el comienzo de la “presencia [de Jesús] y de la conclusión del sistema de cosas”. (Mat. 24:3.) Pero ¿cómo podrían percibir sus seguidores en la Tierra cuándo sucederían estas cosas? Jesús les dio una “señal” compuesta de muchos acontecimientos, que incluirían guerras, terremotos, escasez de alimento, pestes y aumento del desafuero. Un aspecto significativo de esa señal sería también que las buenas nuevas del Reino se predicarían por toda la Tierra habitada como testimonio a todas las naciones. Todos los rasgos de esa notable señal se pueden observar en nuestros días, lo que indica que vivimos en el tiempo de la presencia de Jesús como Rey celestial y de la conclusión del sistema de cosas.a (Mat. 24:3-14.)

      Sin embargo, ¿qué se puede decir de los seguidores de Jesús? Durante este tiempo de la presencia de Jesús, los fieles de muchas diferentes iglesias afirman que siguen a Cristo. (Mat. 7:22.) Sin embargo, la Biblia dice que hay solo “una fe”. (Efe. 4:5.) Por eso, ¿cómo puede usted identificar a la congregación cristiana verdadera, la que Dios aprueba y dirige? Lo puede hacer si examina lo que dicen las Escrituras acerca de la congregación cristiana del siglo primero y luego observa quiénes siguen hoy el mismo patrón o modelo.

      [Nota a pie de página]

      a Véase el capítulo 10, “Una profecía bíblica que usted ha visto cumplirse”, en el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      [Comentario en la página 20]

      ‘Nació para dar testimonio acerca de la verdad’

      [Comentario en la página 21]

      Jesús hizo del Reino de Dios el tema de su predicación

      [Comentario en la página 22]

      Jesucristo fue el testigo más grande que Jehová ha tenido en la Tierra

      [Ilustración a toda plana de la página 23]

  • Los testigos cristianos de Jehová del siglo primero
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 3

      Los testigos cristianos de Jehová del siglo primero

      “SERÁN testigos de mí [...] hasta la parte más distante de la tierra.” (Hech. 1:8.) Con estas palabras de despedida Jesús dio a sus discípulos la misión de ser testigos. Pero ¿testigos de quién? “Testigos de mí”, dijo Jesús. ¿Significan esas palabras que no habrían de ser testigos de Jehová? ¡De ninguna manera!

      En realidad los discípulos de Jesús recibieron un privilegio sin precedente: ser testigos tanto de Jehová como de Jesús. En vista de que eran judíos fieles, los primeros discípulos de Jesús ya eran testigos de Jehová. (Isa. 43:10-12.) Pero a partir de aquel momento, también darían testimonio del papel importante que desempeña Jesús en santificar el nombre de Jehová mediante Su Reino Mesiánico. Así, el que dieran testimonio de Jesús tenía en mira la glorificación de Jehová. (Rom. 16:25-27; Fili. 2:9-11.) Ellos testificaron que Jehová no había mentido, que después de más de cuatro mil años al fin había levantado al Mesías (o Cristo) prometido mucho tiempo antes.

      Los testigos cristianos de Jehová del siglo primero también recibieron una responsabilidad singular, una responsabilidad que tienen los cristianos genuinos hasta la actualidad.

      “Vayan [...] hagan discípulos”

      Después de haber sido resucitado de entre los muertos, Jesús se apareció a sus discípulos que se habían congregado en una montaña de Galilea. Allí, Jesús les dijo qué responsabilidad tenían: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren!, estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mat. 28:19, 20.) Considere lo que encerraba aquella comisión de peso.

      “Vayan”, dijo Jesús. Pero ¿a quiénes irían? A “gente de todas las naciones”. Este era un mandato nuevo que presentaba un desafío, sobre todo a los creyentes judíos. (Compárese con Hechos 10:9-16, 28.) Antes del tiempo de Jesús, se aceptaba a los gentiles siempre y cuando ellos acudieran a Israel por su interés en la adoración verdadera. (1 Rey. 8:41-43.) Al comienzo de su ministerio Jesús mandó a los apóstoles que ‘fueran y predicaran’, pero solo “a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. (Mat. 10:1, 6, 7.) En aquel momento los comisionó para que fueran a gente de todas las naciones. ¿Con qué fin?

      “Hagan discípulos”, mandó Jesús. Sí, sus discípulos recibieron la comisión de hacer discípulos de otras personas. ¿Qué implica esto? Un discípulo es un aprendiz, alguien a quien se enseña, no es meramente un alumno, sino un adepto. El discípulo acepta la autoridad de Jesús, no solo internamente, al creer en él, sino externamente, al obedecerle. Según el Theological Dictionary of the New Testament, la palabra griega que se vierte “discípulo” (ma·the·tés) “da a entender la existencia de un apego personal que configura la vida entera de aquel a quien se llama [discípulo]”.

      “Enseñándoles —añadió Jesús— a observar todas las cosas que yo les he mandado.” Para cultivar en alguien apego personal a Jesús, se le debe enseñar a “observar todas las cosas” que Cristo ha mandado, entre ellas el mandato de predicar las “buenas nuevas del Reino”. (Mat. 24:14.) Solo de este modo puede hacerse discípulo en el sentido verdadero de la palabra. Además, solo los que aceptan la enseñanza y se hacen discípulos genuinos se pueden bautizar.

      “Estoy con ustedes —les aseguró Jesús— todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” La enseñanza de Jesús siempre es pertinente, nunca anticuada. Por esa razón, hasta este mismo día los cristianos tienen la obligación de hacer discípulos.

      Como vemos, se confirió a los seguidores de Cristo una comisión que entraña gran responsabilidad, a saber, la obra de hacer discípulos en todas las naciones. Sin embargo, para hacer discípulos de Cristo tenían que testificar del nombre y el Reino de Jehová, pues eso había hecho su Dechado, Jesús. (Luc. 4:43; Juan 17:26.) Así, pues, los que aceptaban la enseñanza de Cristo y se hacían discípulos llegaban a ser testigos cristianos de Jehová. Ser testigo de Jehová ya no era asunto de nacimiento —de nacer en la nación judía—, sino de elección. Los que se hacían testigos daban este paso porque amaban a Jehová y deseaban sinceramente someterse a su soberanía. (1 Juan 5:3.)

      Ahora bien, ¿cumplieron con la comisión de servir de testigos de Dios y de Cristo y ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones’ los testigos cristianos de Jehová del siglo primero?

      “Hasta la parte más distante de la tierra”

      Poco después de dar a sus discípulos su comisión, Jesús regresó a la corte celestial de su Padre. (Hech. 1:9-11.) Diez días después, el día del Pentecostés de 33 E.C., comenzó la extensa obra de hacer discípulos. Jesús derramó el espíritu santo prometido sobre sus discípulos que estaban a la espera. (Hech. 2:1-4; compárese con Lucas 24:49 y Hechos 1:4, 5.) Esto les infundió celo para predicar acerca del Cristo resucitado y su regreso futuro con el poder del Reino.

      Aquellos discípulos del siglo primero acataron las instrucciones de Jesús y emprendieron la testificación acerca de Dios y Cristo allí mismo en Jerusalén. (Hech. 1:8.) El apóstol Pedro tomó la delantera durante la fiesta del Pentecostés y “dio testimonio cabal” a miles de judíos que habían venido a la celebración procedentes de muchas naciones. (Hech. 2:5-11, 40.) Pronto la cantidad de creyentes, contando solo los varones, fue de unos cinco mil. (Hech. 4:4; 6:7.) Posteriormente, Felipe declaró a los samaritanos “las buenas nuevas del reino de Dios y del nombre de Jesucristo”. (Hech. 8:12.)

      Pero quedaba mucho trabajo por hacer. Desde el año 36 E.C., con la conversión de Cornelio, un gentil incircunciso, las buenas nuevas empezaron a difundirse entre los no judíos de todas las naciones. (Hechos, capítulo 10.) De hecho, se difundieron con tanta rapidez que alrededor del año 60 E.C. el apóstol Pablo pudo decir que se habían “predicado en toda la creación que está bajo el cielo”. (Col. 1:23.) Así, para finales del siglo primero los fieles seguidores de Jesús habían hecho discípulos por todo el Imperio romano, en Asia, Europa y África.

      Puesto que los testigos cristianos de Jehová del siglo primero lograron tanto en tan poco tiempo, surgen las preguntas: ¿Estaban organizados? Si así era, ¿cómo?

      Cómo estaba organizada la congregación cristiana

      Desde el tiempo de Moisés la nación judía se halló en una posición singular: fue la congregación de Dios. Mediante un sistema de ancianos, cabezas o jefes, jueces y funcionarios, Dios produjo una congregación eficazmente organizada. (Jos. 23:1, 2.) No obstante, la nación judía perdió su puesto privilegiado al rechazar al Hijo de Jehová. (Mat. 21:42, 43; 23:37, 38; Hech. 4:24-28.) En el Pentecostés de 33 E.C. la congregación cristiana de Dios reemplazó a la congregación de Israel.a ¿Cómo se organizó esta congregación cristiana?

      Ya en el día del Pentecostés los discípulos se “[dedicaban] a la enseñanza de los apóstoles”, lo que indica que en un principio estaban unidos gracias a esta enseñanza. Desde aquel primer día se reunieron “de común acuerdo”. (Hech. 2:42, 46.) Al irse extendiendo la obra de hacer discípulos, se fueron formando congregaciones de creyentes, primero en Jerusalén y luego fuera de allí. (Hech. 8:1; 9:31; 11:19-21; 14:21-23.) Tenían la costumbre de reunirse tanto en lugares públicos como en casas privadas. (Hech. 19:8, 9; Rom. 16:3, 5; Col. 4:15.)

      ¿Qué impidió que la congregación cristiana en crecimiento fuera un grupo de congregaciones locales independientes sin mucha cohesión? Estaban unidas bajo un solo Caudillo. Desde el principio, Jesucristo fue el Señor y Cabeza nombrado de la congregación; todas las congregaciones lo reconocían como tal. (Hech. 2:34-36; Efe. 1:22.) Cristo dirigió activamente desde los cielos los asuntos de su congregación en la Tierra. ¿Cómo? Mediante espíritu santo y los ángeles, puestos a su disposición por Jehová. (Hech. 2:33; compárese con Hechos 5:19, 20; 8:26; 1 Ped. 3:22.)

      Cristo tenía otro instrumento que podía utilizar para mantener la unidad de la congregación cristiana: un cuerpo gobernante visible. Al principio el cuerpo gobernante se componía de los apóstoles fieles de Jesús. Más tarde incluyó a otros ancianos de la congregación de Jerusalén, así como al apóstol Pablo, aunque este no residía en esa ciudad. Toda congregación reconocía la autoridad de este cuerpo central de ancianos y acudía a él en busca de dirección cuando surgían cuestiones de organización o doctrina. (Hech. 2:42; 6:1-6; 8:14-17; 11:22; 15:1-31.) ¿Con qué resultado? “Por lo tanto, en realidad, las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día”. (Hech. 16:4, 5.)

      El cuerpo gobernante, dirigido por espíritu santo, supervisaba el nombramiento de superintendentes y auxiliares, siervos ministeriales, que atenderían a cada congregación. Estos hombres satisfacían requisitos espirituales que aplicaban a todas las congregaciones, y no solo normas locales. (1 Tim. 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Ped. 5:1-3.) Se instaba a los superintendentes a seguir las Escrituras y someterse a la dirección del espíritu santo. (Hech. 20:28; Tito 1:9.) También se animaba a toda la congregación a ‘ser obediente a los que llevaban la delantera’. (Heb. 13:17.) Así se mantenía la unidad no solo dentro de cada congregación local, sino dentro de la congregación cristiana en su totalidad.

      Aunque algunos hombres ocupaban puestos de responsabilidad, los testigos cristianos de Jehová del siglo primero no hacían distinción entre clero y legos. Todos eran hermanos; había un solo Caudillo: el Cristo. (Mat. 23:8, 10.)

      Identificados por su conducta santa y amor

      El testimonio de los testigos de Jehová del siglo primero no se limitaba al “fruto de labios”. (Heb. 13:15.) Hacer discípulos conformaba toda la vida del testigo cristiano. Por lo tanto, aquellos cristianos no solo proclamaron sus creencias sino que, además, dejaron que estas transformaran su vida. Se desnudaban de la vieja personalidad con sus prácticas pecaminosas y se esforzaban por vestirse de la nueva personalidad creada según la voluntad de Dios. (Col. 3:5-10.) Eran veraces y honrados, así como industriosos y formales. (Efe. 4:25, 28.) En sentido moral eran limpios, pues la inmoralidad sexual estaba terminantemente prohibida. Como también lo estaban la borrachera y la idolatría. (Gál. 5:19-21.) Con buena razón se llegó a conocer al cristianismo como el “Camino”, un camino o modo de vida que giraba en torno a la fe en Jesús y al seguimiento cuidadoso de sus pasos. (Hech. 9:1, 2; 1 Ped. 2:21, 22.)

      Sin embargo, una cualidad dominaba sobre todas las demás: el amor. Los primeros cristianos demostraban interés amoroso en las necesidades de sus compañeros de creencia. (Rom. 15:26; Gál. 2:10.) Se amaban unos a otros, no como a sí mismos, sino más que a sí mismos. (Compárese con Filipenses 2:25-30.) Estaban dispuestos aun a morir unos por otros. Pero esto no era sorprendente. ¿No estuvo Jesús dispuesto a morir por ellos? (Juan 15:13; compárese con Lucas 6:40.) Él pudo decir a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:34, 35.) Cristo mandó que sus seguidores mostraran ese tipo de amor abnegado; y sus discípulos del siglo primero observaron cuidadosamente aquel mandato. (Mat. 28:20.)

      ‘No eran parte del mundo’

      Para cumplir con su responsabilidad de hacer discípulos y ser testigos de Dios y Cristo, los cristianos del siglo I no podían permitir que los asuntos mundanos los distrajeran; tenían que atender su comisión de la manera debida. Jesús ciertamente había actuado así. A Pilato le dijo: “Mi reino no es parte de este mundo”. (Juan 18:36.) A sus discípulos les dijo con claridad: “Ustedes no son parte del mundo”. (Juan 15:19.) Al igual que Jesús, pues, los cristianos primitivos se mantuvieron separados del mundo; no intervinieron ni en la política ni en las guerras. (Compárese con Juan 6:15.) Tampoco cayeron en el lazo de los caminos del mundo, con su búsqueda ávida de posesiones materiales y su entrega al placer. (Luc. 12:19-31; Rom. 12:2; 1 Ped. 4:3, 4.)

      Porque se mantenían separados del mundo, los testigos cristianos del siglo primero eran un pueblo singular. El historiador E. G. Hardy, en su libro Christianity and the Roman Government (El cristianismo y el gobierno romano), dice: “Los cristianos eran extraños y peregrinos en el mundo que los rodeaba; su ciudadanía estaba en el cielo; el reino que esperaban no era de este mundo. Por eso, desde el principio su consecuente falta de interés en los asuntos públicos fue un rasgo notable del cristianismo”.

      Perseguidos por la justicia

      “El esclavo no es mayor que su amo —advirtió Jesús—. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán.” (Juan 15:20.) Antes de su muerte en el madero de tormento, Jesús sufrió intensa persecución. (Mat. 26:67; 27:26-31, 38-44.) Y tal como había advertido, sus discípulos no tardaron en sufrir la misma clase de trato. (Mat. 10:22, 23.) Pero ¿por qué?

      Los cristianos primitivos no pasaron desapercibidos por mucho tiempo. Tenían elevados principios morales y eran íntegros. Llevaban a cabo la obra de hacer discípulos con sinceridad y celo; como resultado, literalmente miles de personas abandonaron los sistemas religiosos falsos y se hicieron cristianos. Estos se negaban a mezclarse en los asuntos mundanos y no daban culto al emperador. Por lo tanto, no sorprende que se convirtieran rápidamente en blanco de la persecución cruel instigada por líderes religiosos falsos y gobernantes políticos mal informados. (Hech. 12:1-5; 13:45, 50; 14:1-7; 16:19-24.) Sin embargo, estos eran solo agentes humanos del verdadero perseguidor: “la serpiente original”, Satanás. (Rev. 12:9; compárese con Revelación 12:12, 17.) ¿Qué objetivo tenía Satanás? Eliminar el cristianismo y su denodada testificación.

      No obstante, la persecución intensa no logró silenciar a los testigos cristianos de Jehová del siglo primero. Dios les había dado, mediante Cristo, la comisión de predicar, y estuvieron resueltos a obedecer a Dios más bien que a los hombres. (Hech. 4:19, 20, 29; 5:27-32.) Se apoyaron en la fortaleza de Jehová, confiando en que él recompensaría a sus testigos leales por el aguante que demostraran. (Mat. 5:10; Rom. 8:35-39; 15:5.)

      La historia confirma que la persecución lanzada por las autoridades del Imperio romano no eliminó a los primeros testigos cristianos de Jehová. Josefo, historiador judío del siglo I E.C., dice: “Desde entonces hasta la actualidad [cerca de 93 E.C.] existe la agrupación de los cristianos”. (Antigüedades de los judíos, libro XVIII, capítulo III, 3.)

      Como se ve, la historia del testimonio de los testigos cristianos de Jehová del siglo primero revela con claridad varias características: Con valentía y celo cumplían con su comisión de testificar de Dios y de Cristo y trabajar en la obra de hacer discípulos; tenían una estructura de organización en la cual todos eran hermanos, sin distinguir entre clero y legos; se adherían a elevados principios de moralidad y se amaban unos a otros; se mantenían separados de los caminos y asuntos del mundo; y eran perseguidos por proceder con justicia.

      Sin embargo, para fines del siglo primero un peligro grave y amenazador acechaba a la congregación cristiana unida.

      [Nota a pie de página]

      a En las Escrituras Griegas Cristianas, a veces se emplea la palabra “congregación” en sentido colectivo, con referencia a la congregación cristiana en general (1 Cor. 12:28); también puede referirse a un grupo local reunido en alguna ciudad o casa particular. (Hech. 8:1; Rom. 16:5.)

      [Comentario en la página 26]

      Los discípulos tenían que ser seguidores obedientes y no simples creyentes pasivos

      [Comentario en la página 27]

      Ser testigo de Jehová ya no era asunto de nacimiento, sino de elección

      [Comentario en la página 28]

      Para fines del siglo primero los testigos cristianos de Jehová habían hecho discípulos en Asia, Europa y África

      [Comentario en la página 29]

      Los cristianos del siglo primero no hacían distinción entre clero y legos

      [Recuadro en la página 27]

      La predicación celosa difundió el cristianismo

      Ardiendo con un celo que no podía ser apagado, los testigos cristianos de Jehová primitivos se esforzaban al máximo por dar la más amplia proclamación posible a las buenas nuevas. Edward Gibbon, en “Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano”, señala que “el celo [...] de los cristianos los había ido difundiendo por todas las provincias y ciudades del imperio [romano]”. (Ortografía actualizada.) El profesor J. W. Thompson dice en “History of the Middle Ages” (Historia de la Edad Media): “El cristianismo se había esparcido con notable rapidez por el mundo romano. Para el año 100 probablemente todas las provincias de la costa mediterránea albergaban una comunidad cristiana”.

      [Recuadro en la página 30]

      ‘Los triunfos del cristianismo’

      Las fuentes extrabíblicas confirman la buena conducta y el amor que caracterizaban a los cristianos primitivos. El historiador John Lord dijo: “Los verdaderos triunfos del cristianismo se veían en el hecho de que hacía buenos hombres de los que profesaban sus doctrinas. [...] Tenemos testimonio de sus vidas intachables, de su moralidad irreprochable, de su buena ciudadanía y sus gracias cristianas”. (“The Old Roman World” [El viejo mundo romano].)

      [Ilustración en la página 31]

      Un cuerpo gobernante central ayudaba a dar dirección a las congregaciones, pero todos consideraban que Cristo era su único Caudillo

      [Ilustración en la página 32]

      Los primeros cristianos fueron el blanco de una despiadada persecución

  • Se desarrolla la gran apostasía
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 4

      Se desarrolla la gran apostasía

      “UN SEÑOR, una fe.” (Efe. 4:5.) Cuando el apóstol Pablo escribió por inspiración esas palabras (cerca de 60-61 E.C.), había una sola fe cristiana. Sin embargo, hoy vemos muchísimas confesiones, sectas y comunidades religiosas que afirman ser cristianas, aunque enseñan doctrinas dispares y sostienen diferentes normas de conducta. ¡Cuánto difiere esto de la única congregación cristiana unida que empezó en el Pentecostés de 33 E.C.! ¿Cómo se produjeron estas divisiones? Para hallar la respuesta, tenemos que regresar al siglo primero de nuestra era común.

      Desde el mismo principio, el Adversario, Satanás, trató de silenciar el testimonio de los testigos cristianos de Jehová mediante persecución proveniente de fuera de la congregación. (1 Ped. 5:8.) Primero vino de los judíos, y luego, del Imperio romano gentil. Los primeros cristianos aguantaron con éxito toda clase de oposición. (Compárese con Revelación 1:9; 2:3, 19.) Pero el Adversario no se dio por vencido. Si no podía imponerles silencio mediante presión externa, ¿por qué no corromperlos desde el interior? Mientras la congregación cristiana estaba todavía en su infancia, su mismísima existencia se vio amenazada por un enemigo interno: la apostasía.a

      No obstante, la apostasía no se introdujo en la congregación sin que se hubiera anunciado. Como Cabeza de la congregación, Cristo se aseguró de que sus seguidores recibieran advertencia de antemano. (Col. 1:18.)

      “Habrá falsos maestros entre ustedes”

      “Guárdense —advirtió Jesús— de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja.” (Mat. 7:15.) Jesús sabía que Satanás trataría de dividir y corromper a Sus seguidores. Por eso, desde los comienzos de su ministerio les previno de que habría falsos maestros.

      ¿De dónde saldrían estos falsos maestros? “De entre ustedes mismos”, dijo el apóstol Pablo hacia el año 56 E.C. mientras hablaba a los superintendentes de Éfeso. Sí, ciertos hombres de dentro de la congregación ‘se levantarían y hablarían cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí’. (Hech. 20:29, 30.) Aquellos apóstatas egoístas no estarían contentos con hacer sus propios discípulos; se esforzarían por “arrastrar a los discípulos”, es decir, a los discípulos de Cristo.

      El apóstol Pedro también predijo (cerca de 64 E.C.) que habría corrupción interna, y hasta explicó cómo actuarían los apóstatas. “Habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas [...]. Con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas.” (2 Ped. 2:1, 3.) Como espías o traidores que operaran en campo enemigo, los falsos maestros, aunque surgirían dentro de la congregación, introducirían sus puntos de vista corruptores de manera secreta o camuflada.

      Aquellas advertencias de Jesús y sus apóstoles no carecían de fundamento. La oposición interna empezó en pequeña escala, pero surgió pronto en la congregación cristiana.

      “Ya está obrando”

      Cuando todavía no habían pasado veinte años desde la muerte de Jesús, el apóstol Pablo indicó que los esfuerzos de Satanás por causar división y apartar de la fe verdadera a los hombres ‘ya estaban obrando’. (2 Tes. 2:7.) Para el año 49 E.C. el cuerpo gobernante señaló lo siguiente en una carta enviada a las congregaciones: “Hemos oído que algunos de entre nosotros los han perturbado con discursos, tratando de subvertir sus almas, aunque nosotros no les dimos instrucción alguna”. (Hech. 15:24.) Como se ve, algunos de dentro de la congregación expresaban abiertamente su punto de vista opuesto, en este caso obviamente respecto a si los cristianos gentiles tenían que circuncidarse y observar la Ley de Moisés. (Hech. 15:1, 5.)

      Mientras avanzaba el siglo primero, el pensamiento divisivo se esparció como gangrena. (Compárese con 2 Timoteo 2:17.) Para el año 51 E.C., en Tesalónica algunos predecían erróneamente que “la presencia” del Señor Jesús era inminente. (2 Tes. 2:1, 2.) Hacia 55 E.C., algunos en Corinto habían rechazado la clara enseñanza cristiana sobre la resurrección de los muertos. (1 Cor. 15:12.) Cerca de 65 E.C., otros decían que la resurrección ya había sucedido, y que se trataba de una resurrección simbólica que experimentaban los cristianos mientras estaban vivos. (2 Tim. 2:16-18.)

      No hay registros inspirados de lo que sucedió en la congregación cristiana durante los siguientes treinta años. Pero para cuando el apóstol Juan escribió sus cartas (cerca de 98 E.C.), había “muchos anticristos”, personas que negaban que ‘Jesús fuera el Cristo’ y que fuera el Hijo de Dios que había venido “en carne”. (1 Juan 2:18, 22; 4:2, 3.)

      Por más de sesenta años los apóstoles habían “obrado como restricción”, esforzándose por impedir el avance de la apostasía. (2 Tes. 2:7; compárese con 2 Juan 9, 10.) Pero cuando la congregación cristiana estaba por entrar en el siglo II, murió el último apóstol, Juan, cerca del año 100 E.C. La apostasía, que había empezado a entrar a hurtadillas en la congregación, podía entonces brotar sin restricción, con repercusiones devastadoras en cuestiones de organización y doctrina.

      Clero y legos

      “Todos ustedes son hermanos —había dicho Jesús a sus discípulos—. [...] Su Caudillo es uno, el Cristo.” (Mat. 23:8, 10.) De modo que no había una clase clerical en las congregaciones cristianas del siglo primero. Como hermanos de Cristo ungidos por espíritu, todos los cristianos primitivos tenían la perspectiva de ser sacerdotes celestiales con él. (1 Ped. 1:3, 4; 2:5, 9.) Todas las congregaciones estaban organizadas con un cuerpo de superintendentes, o ancianos espirituales,b que las supervisaban. Todos los ancianos tenían igual autoridad y a ninguno se le permitía ‘enseñorearse’ del rebaño que estaba bajo su custodia. (Hech. 20:17; Fili. 1:1; 1 Ped. 5:2, 3.) Sin embargo, a medida que fue revelándose la apostasía, empezó a haber cambios, y rápidamente.

      Una de las primeras desviaciones fue separar los términos “superintendente” (gr.: e·pí·sko·pos) y “anciano” (gr.: pre·sby·té·rous), de modo que ya no se emplearan para referirse al mismo puesto de responsabilidad. No había pasado una década desde la muerte del apóstol Juan, cuando Ignacio, “obispo” de Antioquía, escribió en su carta a los cristianos de Esmirna: “Seguid todos al obispo [superintendente], como Jesucristo al Padre, y al presbiterio [cuerpo de ancianos] como a los apóstoles”. Así Ignacio abogó por que cada congregación estuviera bajo la supervisión de un solo obispo,c o superintendente, a quien se distinguiría de los presbíteros, o ancianos, y reconocería mayor autoridad.

      Ahora bien, ¿cómo se produjo esta separación? Augustus Neander, en el libro The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries (Historia de la religión y la Iglesia cristianas durante los primeros tres siglos), explica lo que sucedió: “En el siglo II [...], debe haberse creado el puesto permanente de presidente de los presbíteros, a quien se dio el nombre de [e·pí·sko·pos], puesto que él era en especial quien tenía la superintendencia de todo, y así se le distinguió de los demás presbíteros”.

      De ese modo se colocó el fundamento para que poco a poco apareciera una clase clerical. Aproximadamente un siglo después, Cipriano, “obispo” de Cartago (en el norte de África), defendió con vigor la autoridad de los obispos como grupo separado de los presbíteros (después conocidos como sacerdotes), los diáconos y los legos. Pero no favorecía la primacía de un obispo sobre los demás.d

      La ascensión gradual de los obispos y los presbíteros en la jerarquía dejó abajo a los demás creyentes de la congregación. El resultado fue una separación entre el clero (los que llevaban la delantera) y los legos (el cuerpo pasivo de los creyentes). La Cyclopedia de McClintock y Strong explica: “Desde los días de Cipriano [quien murió alrededor de 258 E.C.], el padre del sistema jerárquico, se destacó la distinción entre clero y legos, y en poco tiempo fue aceptada universalmente. De hecho, desde el siglo III el término clerus [...] se aplicó casi exclusivamente al ministerio para distinguirlo de los legos. Al surgir la jerarquía romana, el clero no solo pasó a ser un orden distinto [...], sino que también fue reconocido como el único sacerdocio”.

      Así, en un período de unos ciento cincuenta años desde la muerte del último de los apóstoles, dos cambios significativos de organización se produjeron en la congregación: primero, la separación entre el obispo y los presbíteros, que llevó a aquel a ocupar el peldaño superior en la jerarquía; segundo, la separación entre el clero y los legos. En vez de reconocer que todos los creyentes engendrados por el espíritu formaban “un sacerdocio real”, al clero ‘se le reconocía como el único sacerdocio’.e (1 Ped. 2:9.)

      Cambios de esa índole señalaron una desviación del método bíblico de gobernar las congregaciones en los días apostólicos. Sin embargo, los cambios en la organización no fueron las únicas consecuencias de la apostasía.

      Se infiltran enseñanzas paganas

      Las enseñanzas puras de Cristo se pusieron por escrito, y se conservan en las Santas Escrituras. Por ejemplo, Jesús enseñó claramente que Jehová es “el único Dios verdadero” y que el alma humana es mortal. (Juan 17:3; Mat. 10:28.) Sin embargo, con la muerte de los apóstoles y el debilitamiento de la estructura de la organización, esas claras enseñanzas se contaminaron al introducirse doctrinas paganas en el cristianismo. ¿Cómo pudo suceder tal cosa?

      Un factor clave fue la influencia sutil de la filosofía griega. The New Encyclopædia Britannica explica: “Desde mediados del siglo II d.C., los cristianos que sabían algo de filosofía griega empezaron a pensar que tenían que expresar su fe en los términos de esta, tanto para su satisfacción intelectual como para convertir a los paganos cultos”. Una vez que gente interesada en la filosofía se hizo cristiana, no pasó mucho tiempo antes de que la filosofía griega y el “cristianismo” quedaran inseparablemente ligados.

      Como resultado de esta unión, el cristianismo contaminado absorbió doctrinas paganas, como la Trinidad y la inmortalidad del alma. Sin embargo, estas enseñanzas se remontan a un tiempo mucho más antiguo que el de los filósofos griegos. En realidad, los griegos las tomaron prestadas de culturas más antiguas, pues se encuentran muestras de esas enseñanzas en la religión de Egipto y Babilonia.

      Al seguir infiltrándose doctrinas paganas en el cristianismo, también se torcieron o abandonaron otras enseñanzas bíblicas.

      Se desvanece la esperanza del Reino

      Los discípulos de Jesús sabían bien que tenían que mantenerse vigilantes a la espera de la prometida “presencia” de Jesús y la venida de su Reino. Con el tiempo se comprendió que este Reino gobernará sobre la Tierra por mil años y la transformará en un paraíso. (Mat. 24:3; 2 Tim. 4:18; Rev. 20:4, 6.) Los escritores cristianos de la Biblia exhortaron a los testigos del siglo primero a seguir despiertos espiritualmente y mantenerse separados del mundo. (Sant. 1:27; 4:4; 5:7, 8; 1 Ped. 4:7.) Pero tan pronto como murieron los apóstoles, se desvaneció la expectativa cristiana de la presencia de Cristo y la venida de su Reino. ¿Por qué?

      Un factor fue la contaminación espiritual que causó la doctrina griega de la inmortalidad del alma. Cuando esta arraigó entre los cristianos, estos abandonaron gradualmente la esperanza milenaria. ¿Por qué? El Diccionario teológico del Nuevo Testamento explica: “En lugar de la escatología [la enseñanza sobre las “últimas cosas”] neotestamentaria con su esperanza en la resurrección de los muertos y de la nueva creación (Ap Rev 21 s), entró la doctrina de la antigüedad tardía sobre la inmortalidad del alma: después de la muerte el alma es sometida al juicio y consigue el paraíso —ahora ya considerado como de ultratumba—”. En otras palabras, los cristianos apóstatas pensaban que el alma sobrevivía al cuerpo tras la muerte y que las bendiciones del Reinado Milenario de Cristo tenían, por lo tanto, que relacionarse con la región o esfera espiritual. De esa manera transfirieron el Paraíso de la Tierra al cielo, al cual, según creían, llegaba el alma salvada al sobrevenir la muerte. Por lo tanto, no había que esperar la presencia de Cristo ni la venida de su Reino, puesto que todos confiaban en unirse a Cristo en el cielo al morir.f

      Sin embargo, hubo otro factor que hizo que en realidad pareciera innecesario esperar la venida del Reino de Cristo. The New Encyclopædia Britannica explica: “La dilación [aparente] de la Parousía resultó en que se debilitara la expectación marcada con sentido de inminencia en la iglesia primitiva. En este proceso de ‘desescatologizar’ [debilitamiento de la enseñanza sobre las “últimas cosas”], la iglesia institucional reemplazó cada vez más el esperado Reino de Dios. La formación de la Iglesia Católica como institución jerárquica tiene relación directa con la decadencia de la expectación caracterizada por un sentido de inminencia”. (Cursivas nuestras.) De modo que no solo se transfirieron de la Tierra al cielo las bendiciones del milenio, sino que el Reino fue pasado del cielo a la Tierra. Esta “reubicación” fue completada por Agustín de Hipona (354-430 E.C.). En su famosa obra La Ciudad de Dios (edición en español preparada por José Morán), declaró: “La Iglesia es, pues, ahora el reino de Cristo y el reino de los cielos”.

      Mientras tanto, alrededor de 313 E.C., durante el gobierno del emperador romano Constantino, el cristianismo, gran parte del cual había degenerado en ideología apóstata, recibió reconocimiento legal. Los caudillos religiosos estuvieron dispuestos a hacerse siervos del Estado, que al principio controlaba los asuntos religiosos. (No pasaría mucho tiempo antes de que la religión controlara los asuntos del Estado.) Así empezó la cristiandad,g parte de la cual (la religión católica) se convirtió con el tiempo en la religión oficial del Estado romano. Desde entonces el “reino” no solo estaba en el mundo, sino que era parte de él. ¡Qué diferente del Reino que predicó Cristo! (Juan 18:36.)

      La Reforma, ¿retorno a la adoración verdadera?

      Como mala hierba que florecía entre el trigo y lo ahogaba, la Iglesia de Roma, bajo su gobernante papal, dominó los asuntos mundiales por siglos. (Mat. 13:24-30, 37-43.) Cuanto más se integraba en el mundo, más se apartaba del cristianismo primitivo. A través de los siglos, sectas “heréticas” pidieron reformas dentro de la Iglesia, pero esta continuó abusando del poder y acumulando riquezas. Por fin en el siglo XVI, estalló con pleno vigor la Reforma Protestante, una rebelión religiosa.

      Reformadores como Martín Lutero (1483-1546), Ulrico Zuinglio (1484-1531) y Juan Calvino (1509-1564) atacaron a la Iglesia en varias cuestiones: Lutero atacó la venta de indulgencias; Zuinglio, el celibato clerical y la mariolatría, y Calvino, la necesidad de que la Iglesia regresara a los principios originales del cristianismo. ¿Qué lograron sus esfuerzos?

      Hay que admitir que la Reforma logró algunas cosas buenas, la más notable de las cuales fue que la Biblia se tradujera a las lenguas de la gente común. El espíritu de libertad de la Reforma llevó a una investigación bíblica más objetiva y a una mejor comprensión de los idiomas bíblicos. Sin embargo, la Reforma no supuso un regreso a la adoración y la doctrina verdaderas.h ¿Por qué no?

      Los efectos de la apostasía habían penetrado profundamente, hasta los cimientos mismos de la cristiandad. Así, aunque varios grupos protestantes se libraron de la autoridad papal de Roma, llevaron consigo algunos de los errores fundamentales de la Iglesia Católica Romana, características que habían resultado de haberse apartado del cristianismo verdadero. Por ejemplo, aunque la administración de las iglesias protestantes varió algo, se conservó la división fundamental de la Iglesia en clase clerical dominante y legos dominados. También se mantuvieron doctrinas antibíblicas, como la Trinidad, el alma inmortal y el tormento eterno después de la muerte. Y, al igual que la Iglesia Romana, las iglesias protestantes siguieron siendo parte del mundo, relacionadas estrechamente con los sistemas políticos y las clases gobernantes.

      Mientras tanto, ¿qué les sucedió a las expectativas cristianas en cuanto a la presencia de Jesús y la venida de su Reino? Durante los siglos que siguieron a la Reforma, las iglesias —tanto católicas como protestantes— estuvieron muy enlazadas con el poder seglar y siguieron postergando las expectativas de la venida del Reino de Cristo.

      Algunos dan señales de estar alerta

      Sin embargo, el clima religioso del siglo XIX produjo brotes de vigilancia cristiana. Como resultado de la investigación bíblica de algunos clérigos y escriturarios, se reexaminaron enseñanzas como el alma inmortal, el tormento eterno después de la muerte, la predestinación y la Trinidad. Además, algunos estudiantes de la Biblia escudriñaban profecías bíblicas relacionadas con los últimos días. Por consiguiente, varios grupos empezaron a pensar seriamente en el regreso prometido del Señor. (Mat. 24:3.)

      En Estados Unidos, William Miller predijo que Cristo regresaría visiblemente en 1843 ó 1844. El teólogo alemán J. A. Bengel fijó la fecha de 1836; en Inglaterra, los irvingianos esperaron la venida primero en 1835, y luego en 1838, 1864 y 1866. En Rusia hubo un grupo menonita que en un principio estuvo atento a 1889 y después a 1891.

      Aquellos esfuerzos por mantener la vigilancia sirvieron para que muchos percibieran la perspectiva del regreso de nuestro Señor. Sin embargo, estos intentos de vigilancia cristiana terminaron en desilusión. ¿Por qué? Principalmente porque aquellos grupos confiaron demasiado en los hombres y no lo suficiente en las Escrituras. Décadas después, la mayoría de estos grupos había desaparecido.

      Mientras tanto, otros acontecimientos de este período afectaron las esperanzas y expectativas humanas.

      Una época de “ilustración” e industrialización

      En 1848 Karl Marx y Friedrich Engels publicaron el Manifiesto comunista. En vez de abogar por la religión, a la que Marx llamó “el opio del pueblo”, abogaron por el ateísmo. Aunque aparentemente estaban contra toda religión, en realidad fomentaron la religión o adoración del Estado y sus líderes.

      Aproximadamente una década después, en 1859, se publicó la obra de Charles Darwin El origen de las especies, que influyó profundamente en el pensamiento científico y religioso de su tiempo. Las teorías evolutivas llevaron a algunos a poner en duda la veracidad del relato bíblico de la creación y la introducción del pecado debido a la desobediencia de la primera pareja humana. (Gén., caps. 1-3.) El resultado fue que se socavó la fe de muchos en la Biblia.

      Mientras tanto, la revolución industrial avanzaba imparable. La agricultura perdió importancia ante la industria y el uso de las máquinas. La invención de la locomotora de vapor (a principios del siglo XIX) llevaría a la expansión de las redes de ferrocarril nacionales. En las postrimerías del siglo XIX se inventó el teléfono (1876), el fonógrafo (1877) y la luz eléctrica (1878-1879), y comenzó el uso de la linotipia para producir líneas de tipo para la impresión (1884).

      La humanidad entraba en la época de la historia de mayor progreso en el transporte y la comunicación. Aunque estas ventajas se utilizarían para el progreso del comercio y para fines políticos, también podrían emplearse en el campo religioso. Así se preparó el escenario para la iniciativa modesta de un grupito de estudiantes de la Biblia que tendría efectos de alcance mundial.

      [Notas a pie de página]

      a En las Escrituras Griegas Cristianas, el sustantivo “apostasía” (gr.: a·po·sta·sí·a) tiene el sentido de “deserción, abandono o rebelión”. (Hech. 21:21, nota.) Allí se refiere principalmente a defección religiosa; renuncia o abandono de la adoración verdadera.

      b En las Escrituras los términos “superintendente” y “anciano” se refieren al mismo puesto. (Hech. 20:17, 28; Tito 1:5, 7.) “Anciano” alude a las cualidades de madurez de la persona nombrada para tal posición, y “superintendente”, a la responsabilidad inherente al nombramiento: velar por los intereses de las personas confiadas a su custodia.

      c La palabra española “obispo” viene del término griego e·pí·sko·pos (“superintendente”) a través del latín tardío episcopus.

      d Con el tiempo se pensó que el obispo de Roma, que afirmaba ser sucesor de Pedro, era el obispo supremo y papa. (Véase El hombre en busca de Dios, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., 1990, páginas 270-272.)

      e Es interesante la observación del Dr. Neander: “Se llegó a la falsa conclusión de que así como en el Antiguo Testamento había habido un sacerdocio visible unido a una clase particular de hombres, debería ocurrir lo mismo en el Nuevo [Testamento] [...] La errónea comparación del sacerdocio cristiano con el judío fomentó también la elevación del episcopado sobre el puesto de los presbíteros” (The History of the Christian Religion and Church [Historia de la religión y la Iglesia cristianas], traducido al inglés por Henry John Rose, segunda edición, Nueva York, 1848, página 111).

      f Esta creencia supone erróneamente que todos los cristianos van al cielo cuando mueren. Sin embargo, la Biblia enseña que solo se llama a 144.000 personas para que gobiernen con Cristo en el cielo. (Rev. 7:4-8; 20:4-6.) Muchísimas otras pueden tener la esperanza de vivir eternamente en una Tierra paradisíaca bajo el Reino de Cristo. (Mat. 6:10; Rev. 7:9, 15.)

      g En esta publicación, el término “cristiandad” se refiere al cristianismo nominal, a diferencia del cristianismo verdadero de la Biblia.

      h Si se desea una consideración más completa de la Reforma y lo que logró, véase el capítulo 13: “La Reforma... la búsqueda cambió de dirección”, del libro El hombre en busca de Dios.

      [Comentario en la página 33]

      Mientras todavía estaba en su infancia, la congregación cristiana se vio amenazada por la apostasía

      [Comentario en la página 34]

      La oposición interna empezó en pequeña escala

      [Comentario en la página 37]

      Los apóstatas no solo transfirieron las bendiciones del milenio de la Tierra al cielo, sino que pasaron el Reino del cielo a la Tierra

      [Recuadro/Fotografía en la página 36]

      Platón y el “cristianismo”

      El filósofo griego Platón (nacido alrededor de 428 a.E.C.) no se imaginó jamás que con el tiempo sus enseñanzas penetrarían en el cristianismo apóstata. Las principales contribuciones de Platón al “cristianismo” tuvieron que ver con las enseñanzas de la Trinidad y la inmortalidad del alma.

      Las ideas de Platón acerca de Dios y la naturaleza influyeron en la doctrina trinitaria de la cristiandad. El “Nouveau Dictionnaire Universel” explica: “La trinidad de Platón, en sí meramente un nuevo arreglo de trinidades más antiguas que se remontan hasta pueblos más primitivos, parece ser la trinidad racional de atributos de índole filosófica que dio origen a las tres hipóstasis o personas divinas respecto a las cuales enseñan las iglesias cristianas. [...] El concepto de la divina trinidad que tuvo este filósofo griego [...] puede encontrarse en toda religión antigua [del paganismo]”.—Tomo 2, página 1467.

      En cuanto a la doctrina del alma inmortal, la “New Catholic Encyclopedia” dice: “El concepto cristiano de un alma espiritual creada por Dios e infundida en el cuerpo al tiempo de la concepción para hacer al hombre un conjunto viviente es el fruto de un largo desarrollo en la filosofía cristiana. Solo con Orígenes [murió cerca de 254 E.C.] en Oriente y san Agustín [murió en 430 E.C.] en Occidente quedó establecida el alma como sustancia espiritual y se formó un concepto filosófico sobre su naturaleza. [...] Su doctrina [la de Agustín] [...] debió mucho (incluso algunos defectos) al neoplatonismo”.—Tomo XIII, páginas 452, 454.

      [Fotografía en la página 35]

      Cipriano, “obispo” de Cartago, opinaba que los obispos eran una clase separada de los presbíteros, los diáconos y los legos

      [Fotografía en la página 38]

      “La Iglesia es, pues, ahora el reino de Cristo y el reino de los cielos” (Agustín de Hipona)

      [Fotografías en la página 39]

      Reformadores que atacaron a la Iglesia en varias cuestiones

      Martín Lutero

      Juan Calvino

      Ulrico Zuinglio

      [Fotografías en la página 40]

      El “Manifiesto comunista”, de Karl Marx, en realidad fomentó la adoración del Estado. La obra “El origen de las especies”, de Charles Darwin, influyó profundamente en el pensamiento científico y religioso de su tiempo

      [Fotografía en la página 41]

      La locomotora de vapor

      [Fotografía en la página 41]

      La luz eléctrica

      [Fotografía en la página 41]

      El primer teléfono

      [Fotografía en la página 41]

      Linotipia antigua

      [Fotografía en la página 41]

      El fonógrafo

  • Se proclama la vuelta del Señor (1870 - 1914)
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 5

      Se proclama la vuelta del Señor (1870 - 1914)

      “No narro la siguiente historia tan solo porque se me haya pedido con insistencia un repaso de la guía de Dios en la senda de la luz, sino, sobre todo, porque estimo necesario relatar con modestia la verdad, eliminar los malentendidos y las declaraciones erróneas fundadas en prejuicios y hacer que nuestros lectores vean cómo nos ha ayudado y guiado el Señor.”a

      DESPUÉS de expresarse así, Charles Taze Russell pasó a resumir las circunstancias que lo llevaron a publicar la obra Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, que luego se llamó Studies in the Scriptures [Estudios de las Escrituras]), y la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo, que en la actualidad se conoce como La Atalaya anunciando el Reino de Jehová). Esta historia interesa especialmente a los testigos de Jehová. ¿Por qué? Porque tanto su entendimiento actual de las verdades bíblicas como sus actividades se remontan a los años setenta del siglo XIX y a la obra de C. T. Russell y sus colaboradores, y de ahí a la Biblia y al cristianismo primitivo.

      ¿Quién era Charles Taze Russell? ¿Demuestra la historia de su obra que tenía la ayuda y la guía del Señor?

      En busca de la verdad

      C. T. Russell nació en Estados Unidos, en Allegheny (hoy parte de Pittsburgh, Pensilvania), el 16 de febrero de 1852. Era el segundo hijo de Joseph L. y Ann Eliza (Birney) Russell, que eran presbiterianos descendientes de escoceses e irlandeses. Aunque su madre falleció cuando él solo tenía nueve años, Charles recibió desde tierna edad la influencia religiosa de ambos padres. Como dijo más tarde una persona que conoció a C. T. Russell, “enseñaron al pequeño vástago y este creció orientado hacia el Señor”. A pesar de su crianza presbiteriana, con el tiempo se unió a la Iglesia Congregacional porque prefería las ideas de esta.

      El joven Charles era, sin duda, un buen hombre de negocios. Con solo 11 años de edad se hizo socio de su padre en una próspera tienda de ropa masculina. Amplió el negocio y con el tiempo dirigió personalmente varias tiendas. Aunque le iba bien en los negocios, se sentía muy perturbado en sentido espiritual. ¿Por qué?

      Los padres de Charles creían de corazón las doctrinas de las iglesias de la cristiandad, y en ellas lo habían criado. Así pues, le habían enseñado que Dios, aunque es amor, creó al hombre con inmortalidad inherente y preparó un lugar que arde con fuego en el que atormenta para siempre a todo el que no hubiera sido predestinado a la salvación. Pero el corazón sincero de Charles, entonces un adolescente, rechazaba aquella idea. Llegó a la conclusión de que “un Dios que usara su poder para crear a seres humanos sabiendo de antemano que sufrirían tormentos eternos y predestinándolos a ello no sería ni sabio ni justo ni amoroso. Sus normas serían inferiores a las de muchos hombres”.

      Pero el joven Russell no era ateo; sencillamente no podía aceptar ciertas enseñanzas comunes de las iglesias. Explicó: “Poco a poco me fui dando cuenta de que aunque todos los credos contenían elementos de la verdad, en general eran engañosos y contradecían la Palabra de Dios”. Sí, en los credos de las iglesias había “elementos de la verdad” enterrados en un enredo de enseñanzas paganas que se habían infiltrado en una cristiandad contaminada durante la apostasía de los siglos pasados. Russell se apartó de los credos eclesiásticos y emprendió una búsqueda de la verdad, que le llevó a examinar algunas de las principales religiones de Oriente, pero no quedó satisfecho.

      Recupera la fe

      No obstante, el vástago había sido educado por padres que temían a Dios; por eso estaba “orientado hacia el Señor”. Una noche de 1869, mientras aún buscaba la verdad, sucedió algo que restableció su fe vacilante. Mientras caminaba cerca de la tienda de los Russell en la calle Federal, escuchó cantos religiosos procedentes del sótano de un edificio. Él mismo nos cuenta lo que sucedió:

      “Al parecer por accidente, una noche entré en un sucio y polvoriento salón donde sabía que se celebraban servicios religiosos, para ver si el puñado de personas que se reunía allí ofrecía algo más sensato que los credos de las principales iglesias. Allí escuché por primera vez algunas de las creencias de los segundoadventistas [Iglesia del Advenimiento de Cristo]; el predicador era el Sr. Jonas Wendell [...] Por lo tanto, me reconozco endeudado con los adventistas, así como con otras confesiones. Aunque la presentación bíblica que él hizo no fue muy clara, [...] me bastó, con la guía de Dios, para recuperar la fe, vacilante entonces, en la inspiración divina de la Biblia y para mostrarme que los escritos de los apóstoles y los profetas eran inseparables. Lo que oí me envió a la Biblia a estudiar con más celo y detenimiento que nunca antes, y siempre le agradeceré al Señor esa guía; pues aunque el adventismo no me llevó a ninguna verdad particular, me ayudó mucho a deshacerme de errores y así me preparó para la Verdad”.

      Aquella reunión reavivó la determinación del joven Russell de hallar la verdad bíblica. Lo envió a su Biblia para investigarla con mayor determinación que nunca. Russell se convenció enseguida de que se había acercado el tiempo en que los que servían al Señor conocerían claramente Su propósito. De modo que en 1870, él y unos cuantos conocidos suyos de Pittsburgh y de la cercana Allegheny llenos de entusiasmo formaron una clase para estudiar la Biblia. Según un posterior colaborador de Russell, el estudio de la clase se efectuaba así: “Alguien planteaba una pregunta. La analizaban. Buscaban todos los textos bíblicos relacionados y luego, cuando estaban convencidos de cómo armonizaban los textos, exponían su conclusión final y tomaban nota de ella”. Como Russell reconoció más tarde, el período que transcurrió “entre 1870 y 1875 fue un tiempo de aumento constante en la gracia, el conocimiento y el amor a Dios y a su Palabra”.

      La investigación de las Escrituras les aclaró muchas cosas a estos buscadores sinceros de la verdad. Entendieron las verdades bíblicas de que el alma humana muere y que la inmortalidad es un don que solo recibirán los que hereden con Cristo Su Reino celestial. (Eze. 18:20; Rom. 2:6, 7.) Empezaron a comprender la doctrina del sacrificio de rescate de Jesucristo y la oportunidad que esta provisión presentaba a la humanidad. (Mat. 20:28.) Se dieron cuenta de que si bien la primera vez que Jesús vino a la Tierra se presentó en carne como hombre, al regresar estaría presente invisiblemente como persona espiritual. (Juan 14:19.) Aprendieron, además, que el propósito de la vuelta de Jesús no sería destruir a todos, sino bendecir a las familias obedientes de la Tierra. (Gál. 3:8.) Russell escribió: “Nos apenó mucho el error de los segundoadventistas, que esperaban a Cristo en la carne y enseñaban que el mundo y todo cuanto hay en él, salvo los segundoadventistas, sería consumido por fuego”.

      Ciertamente las verdades bíblicas que comprendió con claridad este grupito que estudiaba la Biblia diferían de las doctrinas paganas que se habían infiltrado en la cristiandad durante la apostasía, que había durado varios siglos. Pero ¿entendieron Russell y sus compañeros con intereses espirituales estas verdades bíblicas sin ayuda de otros?

      La influencia de otros

      Russell confesó con franqueza que otros le habían ayudado en el estudio de la Biblia. No solo reconoció que estaba endeudado con el segundoadventista Jonas Wendell, sino que también habló con afecto de otras dos personas que le habían ayudado en sus estudios de la Biblia. Russell dijo de estos dos hombres: “El estudio de la Palabra de Dios con estos estimados hermanos me llevó, paso a paso, a pastos más verdes”. Uno de ellos, George W. Stetson, era un celoso estudiante de la Biblia y pastor de la Iglesia del Advenimiento de Cristo en Edinboro (Pensilvania).

      El otro, George Storrs, era el editor de la revista Bible Examiner, de Brooklyn (Nueva York). Storrs, que nació el 13 de diciembre de 1796, se sintió impulsado inicialmente a examinar lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos después de haber leído algo que publicó (aunque anónimamente en aquel tiempo) un meticuloso estudiante de la Biblia, Henry Grew, de Filadelfia (Pensilvania). Storrs defendió celosamente lo que se llamaba inmortalidad condicional, la enseñanza de que el alma es mortal y que la inmortalidad es un don que recibirán los cristianos fieles. También llegó a la conclusión de que, puesto que los inicuos no tienen inmortalidad, no existe el tormento eterno. Storrs hizo muchos viajes, durante los cuales presentó discursos sobre el tema de que los inicuos no tienen inmortalidad. Una de las obras que publicó es el libro Six Sermons (Seis sermones), del que con el tiempo se distribuyeron 200.000 ejemplares. Sin duda, los sólidos puntos de vista bíblicos de Storrs sobre la mortalidad del alma y la expiación y restitución (restauración de lo que se perdió debido al pecado adánico; Hech. 3:21) ejercieron una influencia fuerte y positiva en el joven Charles T. Russell.

      Sin embargo, hubo otro hombre que afectó profundamente la vida de Russell y también puso a prueba su lealtad a la verdad bíblica.

      Profecías cronológicas y la presencia del Señor

      Una mañana de enero de 1876 el joven Russell, de 23 años de edad, recibió una revista religiosa titulada Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana). La ilustración de la portada le indicó que se identificaba con el adventismo. El redactor jefe de la revista, Nelson H. Barbour, de Rochester (Nueva York), no creía que Cristo volvía con el propósito de destruir a las familias de la Tierra, sino para bendecirlas, y tampoco creía que vendría en la carne, sino como espíritu. Pues bien, ¡esto cuadraba con lo que Russell y sus compañeros de Allegheny habían creído por algún tiempo!b Sin embargo, era curioso que Barbour había deducido de las profecías cronológicas que Cristo ya estaba presente (invisiblemente) y que era el tiempo de segar o cosechar “el trigo” (los cristianos verdaderos que componen la clase del Reino). (Capítulo 13 de Mateo.)

      Hasta entonces Russell había evitado todo lo relacionado con las profecías cronológicas. Sin embargo, entonces se preguntó: “¿Pudiera ser que las profecías cronológicas que yo había menospreciado por tanto tiempo debido a que los adventistas las habían usado erróneamente en realidad se hubieran dado para indicar cuándo estaría presente invisiblemente el Señor con el fin de establecer su Reino?”. Su insaciable sed de la verdad bíblica le impulsó a investigar más. De modo que concertó una reunión con Barbour en Filadelfia. Aquella reunión les confirmó que concordaban en muchas enseñanzas bíblicas y les permitió intercambiar opiniones. “Cuando mantuvimos aquella reunión —explicó más tarde Russell—, él podía aprender mucho de mí en cuanto al alcance total de la restitución basada en la suficiencia del rescate que se dio por todos, y yo podía aprender mucho de él sobre cronología.” Barbour logró convencer a Russell de que la presencia invisible de Cristo había comenzado en 1874.c

      ‘Resuelto a emprender una vigorosa campaña en pro de la Verdad’

      C. T. Russell era un hombre de convicciones firmes. Una vez convencido de que la presencia invisible de Cristo había comenzado, se determinó a proclamarlo a otros. Posteriormente dijo: “El saber que ya estábamos en el tiempo de la cosecha me dio el ímpetu necesario para esparcir la Verdad como nunca antes. De modo que enseguida me resolví a emprender una vigorosa campaña en pro de la Verdad”. Russell decidió entonces dedicar menos tiempo a su negocio a fin de dedicarse a predicar.

      Para contrarrestar ideas erróneas respecto a la vuelta del Señor, Russell escribió el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor), que se publicó en 1877. Aquel mismo año, Barbour y Russell publicaron conjuntamente Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo). Este libro de 196 páginas consideraba la restitución y profecías bíblicas sobre cronología. Aunque otros habían escrito sobre estos asuntos antes, Russell opinaba que este libro era “el primero que combinaba la idea de la restitución con profecías cronológicas”. Presentaba el punto de vista de que la presencia invisible de Jesucristo había comenzado en el otoño de 1874.

      Mientras Russell viajaba y predicaba, se dio cuenta de que hacía falta algo que mantuviera vivas y bien regadas las semillas de la verdad que estaba sembrando. ¿Qué pudiera ser? “Una publicación mensual”, dijo Russell. De modo que él y Barbour decidieron reanudar la publicación de la revista Herald, que se había suspendido por cancelación de suscripciones y falta de fondos. Russell contribuyó de su propio capital para publicar de nuevo la revista, y fue miembro de la redacción.

      Todo marchó bien por algún tiempo, es decir, hasta 1878.

      Russell se separa de Barbour

      En el número de agosto de 1878 de Herald of the Morning apareció un artículo de Barbour que negaba el valor sustitutivo de la muerte de Cristo. Russell, que era casi 30 años más joven que Barbour, percibió que estas afirmaciones implicaban en realidad negar la parte fundamental de la doctrina del rescate. Por esa razón, en el número siguiente (septiembre de 1878) Russell defendió la enseñanza del rescate y contradijo las declaraciones de Barbour en un artículo titulado “La expiación”. La controversia continuó en las páginas de la revista durante los siguientes meses. Finalmente Russell decidió romper toda asociación con el Sr. Barbour y dejó de apoyar económicamente la revista Herald.

      Sin embargo, a C. T. Russell le pareció que no bastaba con retirarse de la Herald. Creía necesario defender la doctrina del rescate y proclamar la presencia de Cristo. Por eso, en julio de 1879 comenzó a publicar la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence.d Russell era el redactor jefe y editor, y otras cinco personas colaboraban en la redacción. Se imprimieron 6.000 ejemplares de la primera edición. Para el año 1914 se imprimían unos 50.000 ejemplares de cada número.

      “No como nuevos, ni como nuestros, sino como del Señor”

      C. T. Russell se valió de la revista Watch Tower (conocida posteriormente en español como La Torre del Vigía y en la actualidad como La Atalaya) y de otras publicaciones para defender las verdades bíblicas y refutar las enseñanzas religiosas falsas y las filosofías humanas que contradecían la Biblia. Sin embargo, no afirmó que hubiera descubierto verdades nuevas.

      Desde finales del siglo XVIII, muchos ministros religiosos y escriturarios habían estado denunciando las enseñanzas falsas de la inmortalidad del alma y el castigo eterno de los inicuos. Se había informado en detalle sobre esta denuncia en el libro Bible Vs. Tradition (La Biblia contra la tradición), de Aaron Ellis, publicado originalmente en Inglaterra y después en Estados Unidos en 1853 por George Storrs. Pero en aquel tiempo los que sobresalieron en dar a conocer esta verdad fueron C. T. Russell y sus colaboradores.

      ¿Qué se puede decir de otras doctrinas bíblicas analizadas en la Watch Tower y en otras publicaciones? ¿Se atribuyó Russell la revelación de estas gemas de la verdad? Él explicó: “Descubrimos que por siglos diferentes sectas y personas se habían repartido las doctrinas bíblicas entre sí, mezclándolas en diversos grados con suposiciones y errores humanos. [...] Hallamos que la importante doctrina de la justificación por fe y no por obras había sido expuesta con claridad por Lutero y más recientemente por muchos cristianos; que los presbiterianos defendían cuidadosamente las cualidades divinas de justicia, poder y sabiduría, aunque sin entenderlas claramente; que los metodistas reconocían y ensalzaban el amor y la compasión de Dios; que los adventistas poseían la preciosa doctrina de la vuelta del Señor; que los bautistas sostenían correctamente, entre otros puntos, la doctrina del bautismo simbólico, aunque habían perdido de vista el bautismo verdadero, y que algunos universalistas habían sostenido sin mucha claridad algunas ideas referentes a la ‘restitución’. De modo que en casi toda organización religiosa se veía que sus fundadores habían buscado a tientas la verdad, pero obviamente el gran Adversario había luchado contra ellos y había conseguido dividir la Palabra de Dios, por no poder acabar totalmente con ella”.

      Respecto a la cronología que normalmente enseñaba, Russell dijo: “Cuando decimos ‘nuestra’ cronología, nos referimos sencillamente a la que empleamos, la cronología bíblica, que pertenece a toda persona del pueblo de Dios que la acepta. De hecho, hace mucho tiempo se usó casi de la misma forma que la usamos actualmente, tal como varias profecías que utilizamos habían sido empleadas con un propósito diferente por los adventistas, y tal como varias doctrinas que aceptamos y que parecen tan nuevas y recientes y distintas ya se aceptaban en alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: la elección, la gracia, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”.

      Entonces, ¿cuál era para Russell el papel que él y sus colaboradores desempeñaban en la publicación de las verdades bíblicas? Él explicó: “Nuestra labor [...] ha sido juntar estos fragmentos de la verdad que han estado esparcidos por largo tiempo y presentarlos al pueblo del Señor, no como nuevos, ni como nuestros, sino como del Señor. [...] No debemos atribuirnos siquiera el haber hallado y puesto en orden nuevo estas gemas de la verdad”. Declaró además: “La obra en que el Señor se ha complacido en utilizar nuestras humildes aptitudes ha consistido en reconstruir, ajustar y armonizar, más bien que en originar”.

      Como se ve, Russell veía con modestia sus logros. No obstante, los “fragmentos de la verdad [...] esparcidos” que juntó y presentó al pueblo del Señor estaban libres de las doctrinas paganas de la Trinidad y la inmortalidad del alma, doctrinas que deshonraban a Dios y que se habían arraigado en las iglesias de la cristiandad como resultado de la gran apostasía. Russell y sus colaboradores proclamaron mundialmente como nadie había hecho en aquel tiempo el significado de la vuelta del Señor y del propósito divino y lo que este implicaba.

      ‘Fortaleciéndose mutuamente en la santísima fe’

      Personas de corazón recto respondieron prestamente a las verdades libertadoras que C. T. Russell y sus colaboradores proclamaban tanto por página impresa como en discursos. Russell, que todavía no había cumplido 30 años de edad, vio enseguida la importancia de que los lectores de la Watch Tower se familiarizaran con los que compartían sus creencias y todos se animaran mutuamente. Los Estudiantes de la Biblia de Pittsburgh venían haciendo esto por medio de reuniones regulares, pero ¿qué se podía hacer para ayudar a los lectores de la revista Watch Tower de otros lugares?

      La respuesta apareció en los números de mayo y junio de 1880. Russell anunció que planeaba visitar varias poblaciones de Pensilvania, Nueva Jersey, Massachusetts y Nueva York. ¿Con qué fin? “En algunos lugares —explicaba el anuncio— tenemos dos o tres lectores, en otros hasta 50. En muchos sitios no se conocen entre sí, de modo que se pierden el beneficio y el consuelo que, por designio de nuestro Padre, deberían recibir por ‘su común reunión, según es costumbre de algunos’. Es Su propósito que nos ‘edifiquemos el uno al otro’ y nos fortalezcamos mutuamente en la santísima fe. Esperamos que las reuniones que proponemos permitan que se conozcan personalmente.” (Heb. 10:24, 25.)

      Las ‘reuniones propuestas’ se celebraron durante el viaje de Russell, y fueron un éxito; se estableció una relación más estrecha entre los lectores de la Watch Tower. Estos y otros viajes para visitar a “los grupitos que esperaban” pronto resultaron en la formación de clases, o “ecclesias” (que después se llamaron congregaciones), en las zonas ya mencionadas, así como en Ohio y Michigan. Se instó a estas clases a reunirse con regularidad. Ahora bien, ¿qué tipo de reuniones tendrían?

      La clase de Pittsburgh había adoptado la costumbre de reunirse al menos dos veces por semana. Una reunión de la clase de Pittsburgh por lo general incluía un discurso a la entera ecclesia a cargo de un orador cualificado, que tal vez se pronunciaba en un salón alquilado. Pero en las otras reuniones, usualmente en hogares privados, se solía invitar a los concurrentes a llevar la Biblia, una concordancia, papel y lápiz, y a participar.

      El afectuoso compañerismo de que se disfrutaba en aquellas reuniones semanales era reconfortante, a diferencia del ambiente frío e impersonal de los servicios religiosos de muchas iglesias de la cristiandad. Pero Russell y sus colaboradores no fueron quienes concibieron la idea de reunirse con regularidad. La costumbre de reunirse, incluso en casas privadas, fue establecida por los cristianos del siglo primero. (Rom. 16:3, 5; Col. 4:15.)

      “¿Está predicando usted?”

      C. T. Russell y los que con él se asociaban creían firmemente que vivían en un tiempo de siega y que la gente tenía que oír la verdad que les daría libertad. Sin embargo, eran muy pocos. La revista Watch Tower satisfacía una necesidad fundamental, pero ¿podría lograrse más? Russell y sus colaboradores estaban seguros de ello. En 1880 comenzaron a publicar Bible Students’ Tracts (Tratados para Estudiantes de la Biblia, conocidos más tarde como Old Theology Quarterly [Publicación trimestral de teología antigua]), que se daban gratis a los lectores de la Watch Tower para que los distribuyeran entre el público.

      Se animó a los lectores de la Watch Tower a compartir con otros las verdades valiosas que aprendían. “¿Está predicando usted?”, fue la pregunta que se planteó en el número combinado de julio y agosto de 1881. ¿Cuánta importancia tenía para ellos la predicación? El artículo pasó a decir: “Creemos que solo los que prediquen formarán parte del rebaño pequeño. [...] Sí, se nos llamó a sufrir con él y a proclamar esas buenas nuevas ahora, para que al tiempo debido se nos glorifique y efectuemos las cosas que ahora predicamos. No se nos llamó ni ungió para recibir honra y acumular riquezas, sino para gastar y gastarnos, y para predicar las buenas nuevas”.

      Fue apropiado que los Estudiantes de la Biblia de entonces percibieran vivamente la urgencia de predicar las buenas nuevas. De hecho, a los cristianos del siglo primero se les dio la comisión de predicar; es una responsabilidad que recae sobre todos los cristianos verdaderos hasta este día. (Mat. 24:14; 28:19, 20; Hech. 1:8.) Pero ¿con qué fin predicaban Russell y los primeros lectores de la Watch Tower? ¿Sencillamente para distribuir literatura bíblica o ayudar a los que asistían a las iglesias a entender las verdades bíblicas?

      “Tiene que salir de ella”

      Hace mucho tiempo la Biblia advirtió: “Sálganse de ella, pueblo mío”. ¿Salir de dónde? De “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra”. (Rev. 17:5; 18:4.) ¿Por qué salirse de Babilonia? “Porque sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia.” (Rev. 18:5.) ¿Quién es esta ramera madre de la cual se debe separar la gente?

      Martín Lutero y otros reformadores afirmaron que la Iglesia Católica y el papado eran Babilonia la Grande. ¿Qué se puede decir de las iglesias protestantes que surgieron como resultado de la Reforma? La verdad es que, aparte de que rechazaron la primacía del papa, su estructura eclesiástica no era muy diferente de la del catolicismo, y retuvieron doctrinas no bíblicas, como la Trinidad, la inmortalidad del alma y el tormento eterno. Por eso, algunos predicadores instaron a la gente a separarse no solo de la Iglesia Católica, sino también de los principales sistemas eclesiásticos protestantes.

      C. T. Russell y sus colaboradores también se dieron cuenta de que esta ramera infame no era simplemente la Iglesia Católica. Así, aunque la Watch Tower de noviembre de 1879 identificó a Babilonia la Grande con el “SISTEMA del papado”, el artículo añadió: “Tenemos que ir más allá e implicar a otras iglesias (no a los individuos, sino a los sistemas eclesiásticos), que se han unido a los imperios del mundo. Tenemos que condenar a toda iglesia que asegure ser una virgen casta comprometida con Cristo, pero que en realidad esté unida al mundo (la bestia) y tenga su apoyo, y decir que en términos bíblicos es una iglesia ramera”.

      Por lo tanto, ¿qué se instó a hacer a los lectores de la Watch Tower? Russell escribió: “Si la iglesia con la que usted se asocia mantiene una unión adulterina con el mundo, y usted desea conservar blanca su vestidura, tiene que salir de ella”. En aquel tiempo Russell y sus colaboradores no entendían hasta dónde llegaba la influencia de Babilonia la Grande. Con todo, se instó a los lectores de la Watch Tower a separarse de los sistemas eclesiásticos corruptos y mundanos. (Juan 18:36.)

      “Desde el primer momento su verdad me cautivó el corazón”

      La publicación de verdades bíblicas dio un significativo paso adelante en 1886 al presentarse el primer tomo de una prometida serie de libros llamada Millennial Dawn, escrita por C. T. Russell. El tomo I se tituló El Plan Divino de las Edades. Contenía estudios sobre dieciséis asuntos, entre ellos: “Existencia de un Supremo e Inteligente Creador establecida”, “La Biblia como una Revelación Divina examinada a la luz de la razón”, “La vuelta de Nuestro Señor—Su objeto, la restauración de todas las cosas” y “El permiso del mal y su relación con el Plan de Dios”. Con el tiempo, C. T. Russell escribió otros cinco libros de la serie Millennial Dawn.e

      Russell no vivió lo suficiente como para escribir el séptimo tomo de la serie, pero la amplia distribución de los seis tomos que completó tocó el corazón de personas sinceras. En 1889 una señora escribió: “Recibí su libro MILLENNIAL DAWN el otoño pasado, y fue la primera vez que supe de esta obra. Lo recibí un sábado por la noche, empecé a leerlo de inmediato y no lo puse a un lado, excepto cuando me veía obligada a ello, hasta que lo terminé. Desde el primer momento su verdad me cautivó el corazón; inmediatamente me aparté de la Iglesia Presbiteriana, en la que por largo tiempo había estado buscando la verdad a tientas en la oscuridad sin encontrarla”.

      En aquellos días requería verdadero valor abandonar la iglesia a la que se pertenecía. Como prueba de esto tenemos el caso de una señora de Manitoba (Canadá), que en 1897 recibió un ejemplar de Millennial Dawn. Al principio, trató de seguir en su iglesia y enseñar en las escuelas dominicales de su localidad. Pero en 1903 decidió separarse de ella. Se puso de pie y dijo a todos los presentes por qué le parecía que debía separarse. Los vecinos más allegados (personas muy apreciadas en las comunidades pequeñas de entonces) trataron de persuadirla para que regresara. Pero ella permaneció firme, a pesar de que no tenía cerca una congregación de Estudiantes de la Biblia. Más tarde, su hijo explicó en qué situación se encontraba ella: “No había siervo de estudio [anciano] en quien pudiera apoyarse. No había reuniones. Un corazón contrito. Una Biblia gastada por el uso. Muchas horas de oración”.

      ¿Qué hacía que Millennial Dawn, la revista Watch Tower y otras publicaciones de la Sociedad llegaran al corazón de la gente y la motivaran a obrar con tanta decisión? C. T. Russell explicaba las enseñanzas bíblicas de un modo distinto del de muchos escritores de su tiempo. Creía que la Biblia era la Palabra infalible de Dios y que sus enseñanzas debían armonizar. Por lo tanto, le parecía que si alguna porción de la Biblia era difícil de entender, otra porción de la Palabra inspirada debería interpretarla y aclararla. No trató de apoyar sus explicaciones con el testimonio de los teólogos de su tiempo ni con las ideas de los llamados padres primitivos de la Iglesia. Como escribió en el volumen I de Millennial Dawn “creemos que es un error común de este tiempo, lo mismo que de tiempos anteriores, el aceptar ciertas doctrinas porque las adoptaron otros en quienes tenemos confianza. [...] Los que se hallan en busca de la verdad deben por completo vaciar de sus vasos las aguas turbias de la tradición para llenarlos en la fuente de la verdad: la Palabra de Dios”.

      Cuando cantidades cada vez mayores de buscadores de la verdad respondieron a lo que leyeron en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower, hubo que efectuar ciertos cambios inesperados en Allegheny.

      Oficina central en la Casa Bíblica

      A los Estudiantes de la Biblia de Allegheny, asociados con la publicación de la revista Watch Tower, se les consideraba los más experimentados en efectuar la obra del Señor, y para todas las ecclesias, o congregaciones, ellos eran quienes llevaban la delantera. Al principio tuvieron su oficina central en el número 101 de la Quinta Avenida, en Pittsburgh, y más tarde en el número 44 de la calle Federal, en Allegheny. Sin embargo, a finales de los años ochenta del siglo XIX quedó claro que se necesitaba más espacio. De modo que Russell dispuso que se construyera un local más amplio. En 1889 se finalizó un edificio de cuatro pisos en el número 56-60 de la calle Arch, en Allegheny. A este edificio, valorado en 34.000 dólares, se le conoció como la Casa Bíblica. Fue la oficina central de la Sociedad durante diecinueve años.

      Para 1890, la pequeña familia que residía en la Casa Bíblica atendía las necesidades de cientos de personas que se asociaban activamente con la Sociedad Watch Tower. Pero al transcurrir la década de los noventa del siglo XIX, más personas se interesaban en lo que la familia hacía. De hecho, según un informe incompleto publicado en la Watch Tower, el 26 de marzo de 1899 se observó la Conmemoración de la muerte de Cristo en 339 diferentes reuniones y hubo 2.501 participantes. Pero ¿qué ayudaría a conservar la unión entre el número creciente de Estudiantes de la Biblia?

      Se unifica al creciente rebaño

      C. T. Russell instó a todos los lectores de la revista Watch Tower a reunirse en cualquier lugar donde pudieran para formar grupos —pequeños o grandes— a fin de edificarse mutuamente en sentido espiritual. Mediante las columnas de la Watch Tower se daba consejo bíblico. Desde la central se enviaban también representantes viajantes de la Sociedad Watch Tower, que mantenían el contacto con los diversos grupos y los edificaban espiritualmente.

      De vez en cuando se celebraban asambleas especiales a las que asistían Estudiantes de la Biblia de muchos lugares. La Watch Tower de marzo de 1886 publicó el siguiente anuncio: “Extendemos una INVITACIÓN ESPECIAL a todo lector que pueda estar presente”. ¿A qué se invitaba? A la conmemoración anual de la Cena del Señor, que se efectuaría el domingo 18 de abril de 1886 en Allegheny. Sin embargo, se planeaba hacer algo más: se programó una serie especial de reuniones que se celebrarían la semana siguiente por la noche. Los Estudiantes de la Biblia de Allegheny abrieron sus hogares —y corazones— a los asistentes, y no cobraron por ello. En años posteriores se celebraron asambleas similares en Allegheny para la época de la Conmemoración de la muerte del Señor.

      Durante los últimos años del siglo XIX, se comenzaron a organizar asambleas en muchos lugares. C. T. Russell solía presentar discursos en aquellas ocasiones. ¿Qué impresión causaba cuando hablaba?

      Ralph Leffler, quien había escuchado a C. T. Russell, recordó: “En la plataforma, frente al auditorio, siempre vestía levita negra y corbata blanca. No gritaba, y nunca usó micrófono ni altavoces, pues aún no se habían inventado; con todo, su voz de alguna manera llegaba a todo rincón del auditorio. Podía mantener atenta a la concurrencia no solo por una hora, sino a veces hasta por dos o tres horas. Comenzaba sus discursos saludando al auditorio con una leve inclinación. No se quedaba inmóvil como una estatua mientras hablaba; más bien, estaba en constante movimiento, haciendo ademanes y caminando de un lado a otro de la plataforma. Nunca vi que llevara consigo notas o un manuscrito, sino solo la Biblia, que empleaba muy a menudo. Hablaba desde el corazón y con mucha convicción. En aquellos días lo único que había en la plataforma era una mesita con una Biblia, una jarra de agua y un vaso del cual el orador bebía un sorbo de vez en cuando”.

      Aquellas primeras asambleas eran períodos de compañerismo afectuoso y refrigerio espiritual. Sirvieron para fortalecer la unidad de los Estudiantes de la Biblia y difundir las verdades bíblicas. Entretanto, durante las postrimerías de la última década del siglo XIX, los Estudiantes de la Biblia comprendieron que había que hacer mucho más para diseminar la verdad bíblica. No obstante, todavía eran relativamente pocos. ¿Habría algún medio de llegar a otros millones de personas con los métodos que entonces se usaban? ¡Claro que sí!

      Se abre la puerta a la “evangelización periodística”

      A finales del siglo XIX había líneas de telégrafo por todo el mundo. La comunicación telegráfica era barata y rápida; revolucionó la prensa. Las noticias podían transmitirse con rapidez a larga distancia e imprimirse en los periódicos. A principios del siglo XX, C. T. Russell y sus colaboradores se percataron de que los periódicos eran un medio eficaz de llegar a un gran número de personas. Russell dijo posteriormente: “Los periódicos se han convertido en un factor de gran influencia en la vida cotidiana del mundo civilizado”.

      El número del 1 de diciembre de 1904 de la revista Watch Tower anunció que los sermones de C. T. Russell se publicaban entonces en tres periódicos. El número siguiente informó bajo el titular “Evangelización periodística”: “Con este método se han esparcido por todas partes millones de sermones; y por lo menos algunos han hecho algún bien. Si es la voluntad del Señor, con gusto mantendremos abierta esta ‘puerta’, o hasta la abriremos un poco más”. La puerta de la “evangelización periodística” se abrió aún más. De hecho, para 1913 se calculaba que los sermones de Russell llegaban a 15.000.000 de lectores mediante unos 2.000 periódicos.

      Ahora bien, ¿cómo se las arreglaba Russell para hacer que se imprimiera un sermón semanalmente, hasta cuando se hallaba de viaje? Todas las semanas telegrafiaba un sermón (de unas dos columnas de periódico de largo) a una agencia de prensa, que a su vez lo telegrafiaba a periódicos de Estados Unidos, Canadá y Europa.

      Russell estaba convencido de que el Señor había abierto de par en par la puerta a la predicación en los periódicos. En la primera década del siglo XX, el mensaje bíblico que proclamaban Russell y sus colaboradores se difundió extensamente mediante aquellos sermones en los periódicos. Una publicación llamada The Continent comentó en cierta ocasión de Russell: “Se dice que sus escritos se publican semanalmente en los periódicos y que alcanzan una circulación mayor que la de cualquier otra persona; puede que sus escritos tengan mayor circulación que los de todo otro sacerdote o predicador de Norteamérica combinados”.

      La mudanza a Brooklyn

      Al cobrar auge la predicación por medio de los periódicos, los Estudiantes de la Biblia empezaron a buscar otro lugar como punto de origen de los sermones. ¿Por qué? Porque para entonces la Casa Bíblica de Allegheny resultaba muy pequeña. Además, se opinaba que los sermones de Russell se publicarían en más periódicos si procedían de una ciudad mayor y más conocida. Pero ¿cuál sería esa ciudad? La revista Watch Tower del 15 de diciembre de 1908 explicó: “Llegamos a la conclusión, después de buscar la guía divina, de que Brooklyn (Nueva York), que tenía una gran población de clase media y era conocida como ‘la ciudad de las iglesias’, sería, por estas razones, el lugar más apropiado para la obra de recolección durante los pocos años restantes”.

      Por consiguiente, en 1908 varios representantes de la Sociedad Watch Tower, entre ellos el asesor legal, Joseph F. Rutherford, fueron enviados a la ciudad de Nueva York. ¿Con qué fin? Para comprar un edificio que C. T. Russell había visto en un viaje anterior. Adquirieron el antiguo “Betel de Plymouth”, ubicado en el número 13-17 de la calle Hicks, en Brooklyn. Este había sido casa de misión para la cercana Iglesia Congregacional Plymouth, en la que fue pastor por algún tiempo Henry Ward Beecher. Los representantes de la Sociedad también compraron la anterior residencia de Beecher, un edificio de cuatro pisos con fachada de ladrillos rojos ubicado en el número 124 de Columbia Heights, a pocas manzanas de distancia.

      Tras ser renovado, al edificio de la calle Hicks se le llamó el Tabernáculo de Brooklyn. Allí se ubicaron las oficinas de la Sociedad y un auditorio. Después de muchas reparaciones, la anterior residencia de Beecher, en el número 124 de Columbia Heights, llegó a ser el hogar del personal de la oficina central de la Sociedad. ¿Qué nombre recibiría? La Watch Tower del 1 de marzo de 1909 explicó: “Llamaremos ‘Betel’ [que significa “Casa de Dios”] al nuevo hogar”.f

      La “evangelización periodística”, como se la llamó, recibió un mayor impulso después de la mudanza a Brooklyn. Sin embargo, no era el único medio de llegar a las multitudes.

      Crece la proclamación de las buenas nuevas

      En 1912 Russell y sus colaboradores acometieron una intrépida empresa docente que se adelantaba por mucho a su tiempo. De hecho, llegaría a millones de personas por toda la Tierra. Se trataba del “Foto-Drama de la Creación”, una combinación de películas cinematográficas y diapositivas, sincronizadas con música y discursos grabados. Duraba unas ocho horas y se presentaba en cuatro partes. Además del “Foto-Drama” regular, se hizo disponible el “Drama Eureka”, que consistía en los discursos y la música grabados, o en las grabaciones además de las diapositivas. Aunque no tenía las películas, se presentaba con éxito en zonas menos pobladas.

      Imagínese el histórico acontecimiento: En enero de 1914, durante la era del cine mudo,g 5.000 espectadores se reunieron en un edificio llamado “The Temple” en la calle 63 oeste de la ciudad de Nueva York. Muchas otras personas no pudieron entrar. ¿Para qué se reunieron? Para el estreno en Nueva York del “Foto-Drama de la Creación”. El público se halló ante una gran pantalla de cine. Mientras observaban —y oían— algo realmente sorprendente ocurrió. C. T. Russell, entonces de poco más de sesenta años, apareció en la pantalla. Empezó a mover los labios, ¡y se pudieron escuchar sus palabras! Durante la presentación, transportó a los presentes —por las palabras, las imágenes en color y la música— desde la creación de la Tierra hasta el fin del Reinado Milenario de Cristo. Durante la presentación también vieron (por un proceso de fotografía acelerada) otros espectáculos que los asombraron, como un capullo que se abría y un polluelo que salía del cascarón. Quedaron realmente impresionados.

      Hacia el fin de 1914 el “Foto-Drama” se había presentado ante millones de personas en Norteamérica, Europa, Nueva Zelanda y Australia. El “Foto-Drama” fue sin duda un medio eficaz de llegar a las muchedumbres en un período de tiempo relativamente corto.

      Entretanto, ¿qué ocurrió en octubre de 1914? Russell y sus colaboradores llevaban décadas proclamando que los Tiempos de los Gentiles concluirían ese año. Se esperaban acontecimientos de importancia. C. T. Russell había criticado a los que habían fijado diversas fechas para la vuelta del Señor, entre ellos William Miller y algunos grupos segundoadventistas. No obstante, desde que comenzó a asociarse con Nelson Barbour, se convenció de que existía una cronología exacta basada en la Biblia, y de que esta indicaba que en 1914 terminarían los Tiempos de los Gentiles.

      Al acercarse aquel año significativo, los Estudiantes de la Biblia esperaban acontecimientos importantes, pero no todo lo que esperaban se había expuesto directamente en las Escrituras. ¿Qué sucedería?

      [Notas a pie de página]

      a Revista Watch Tower (La Torre del Vigía) del 15 de julio de 1906, página 229.

      b Ni Barbour ni Russell fueron los primeros en explicar que la vuelta del Señor sería una presencia invisible. Mucho antes, sir Isaac Newton (1642-1727) había escrito que Cristo volvería y reinaría “invisible a los mortales”. En 1856, Joseph Seiss, ministro luterano de Filadelfia (Pensilvania), había escrito sobre un segundo advenimiento en dos fases: una pa·rou·sí·a (presencia) invisible, seguida de una manifestación visible. Posteriormente, en 1864, Benjamin Wilson había publicado su versión interlineal griego-inglés Emphatic Diaglott, en la que dio “presencia”, y no “venida”, como traducción de pa·rou·sí·a, hecho que B. W. Keith, colega de Barbour, había llamado a la atención de este y sus colaboradores.

      c En años posteriores se publicó un entendimiento más claro de la cronología bíblica. Véase el capítulo 10: “Aumenta el conocimiento exacto de la verdad”.

      d La expresión “Watch Tower” (La Torre del Vigía) no es exclusiva de los escritos de Russell ni de los testigos de Jehová. En los años cincuenta del siglo XIX, George Storrs publicó un libro titulado The Watch Tower: Or, Man in Death; and the Hope for a Future Life (La torre del vigía: o el hombre al morir; y la esperanza de una vida futura). El nombre también formaba parte del título de varios periódicos religiosos. Se debe a la idea de mantenerse vigilante con respecto a la realización de los propósitos de Dios. (Isa. 21:8, 11, 12; Eze. 3:17; Hab. 2:1.)

      e Estos fueron: tomo II, The Time Is at Hand (El tiempo ha llegado, 1889); tomo III, Thy Kingdom Come (Venga a nos tu Reino, 1891); tomo IV, The Day of Vengeance (El día de venganza, 1897; más tarde llamado The Battle of Armageddon [La batalla de Armagedón]); tomo V, The At-one-ment Between God and Man (La propiciación entre Dios y los hombres, 1899) y el tomo VI, The New Creation (La nueva creación, 1904). Cuando a los tomos de Millennial Dawn se les empezó a llamar Studies in the Scriptures, al tomo I se le designó “Serie I”; al tomo II, “Serie II”, y así sucesivamente. Comenzando en octubre de 1904 se adoptó el nombre Studies in the Scriptures en ediciones limitadas, y ese nuevo nombre se generalizó a partir de 1906.

      f Con el tiempo se compró el edificio colindante, el número 122 de Columbia Heights, lo que amplió el Hogar Betel. Además, en 1911 se añadió otro edificio en la parte posterior del Hogar Betel, y así hubo más viviendas.

      g Aunque antes se había intentado combinar las películas con el sonido, la era del cine sonoro comenzó en agosto de 1926 con el estreno de la película Don Juan (acompañada de música, pero no hablada), a la que siguió en el otoño de 1927 El cantor de jazz (hablada).

      [Comentario en la página 51]

      ‘Llamados a predicar las buenas nuevas’

      [Recuadro en la página 44]

      “Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega”

      ¿Qué le ocurrió al cristianismo verdadero después del siglo primero? Mediante una ilustración, Jesús había advertido que el Diablo sembraría “mala hierba” —los cristianos de imitación— entre “el trigo” —los cristianos verdaderos—, “los hijos del reino”. La “mala hierba” y “el trigo” crecerían juntos hasta “la siega”, la “conclusión de un sistema de cosas”. (Mat. 13:24-30, 36-43.) Durante la gran apostasía que se desarrolló después de la muerte de los apóstoles, “la mala hierba” predominó por muchos siglos.

      Pero ¿qué hay del “trigo”? ¿A quiénes se contó entre “los hijos del reino” durante la apostasía que duró siglos? No podemos decirlo con seguridad. La creencia general es que la mala hierba literal de la ilustración de Jesús es la cizaña aristada, que se parece mucho al trigo hasta que madura, cuando puede distinguirse fácilmente del trigo por sus pequeñas semillas negras. De igual manera, solo en la época de “la siega” se haría una clara distinción entre los cristianos de imitación y los verdaderos “hijos del reino”. No obstante, Jesús dijo: “Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega”. De modo que el cristianismo verdadero nunca desapareció por completo.

      A través de los siglos ha habido siempre personas que amaron la verdad. Algunas de ellas fueron: John Wycliffe (c. 1330-1384) y William Tyndale (c. 1494-1536), que fomentaron la traducción de la Biblia aun a riesgo de su propia vida o su libertad. Wolfgang Fabricius Capito (1478-1541), Martin Cellarius (1499-1564), Johannes Campanus (c. 1500-1575) y Thomas Emlyn (1663-c. 1741), que aceptaron la Biblia como la Palabra de Dios y rechazaron la Trinidad. Henry Grew (1781-1862) y George Storrs (1796-1879), que no solo aceptaron la Biblia y rechazaron la Trinidad, sino que también expresaron agradecimiento por el sacrificio de rescate de Cristo.

      Aunque no podemos identificar a ninguna de esas personas como “el trigo” de la ilustración de Jesús, ciertamente “Jehová conoce a los que le pertenecen”. (2 Tim. 2:19.)

      [Recuadro en la página 45]

      George W. Stetson “Un hombre muy capaz”

      C. T. Russell reconoció con agradecimiento la ayuda que le brindó George W. Stetson, de Edinboro (Pensilvania), en su estudio de las Escrituras. Stetson murió el 9 de octubre de 1879, a la edad de 64 años. Al mes siguiente la revista “Watch Tower” publicó un anuncio de su muerte que revelaba el profundo respeto que Russell, entonces de 27 años de edad, sentía por él. “Nuestro hermano era un hombre muy capaz —escribió Russell—, y renunció a excelentes oportunidades de recibir honra mundana y política para poder predicar a Cristo.” La solicitud de Stetson en el lecho de muerte fue que C. T. Russell pronunciara el sermón de su funeral; Russell accedió a su solicitud, y posteriormente informó: “Hubo unas mil doscientas personas en el funeral, lo que da prueba de la gran estima de que disfrutaba nuestro hermano”.—“Watch Tower” de noviembre de 1879.

      [Recuadro/Fotografía en la página 46]

      George Storrs “Un amigo y un hermano”

      C. T. Russell se sintió endeudado con George Storrs, quien era unos 56 años mayor que él. Russell había aprendido mucho de él acerca de la mortalidad del alma. Por eso, cuando Storrs se hallaba gravemente enfermo, a finales de 1879, Russell ofreció imprimir en la revista “Watch Tower” un informe sobre su condición. “La mayoría de nuestros lectores conocen a nuestro hermano —escribió Russell—, quien por largo tiempo ha sido el director de ‘The Bible Examiner’; además, saben que un grave padecimiento le ha obligado a descontinuar la publicación de su periódico.” El parecer de Russell era que Storrs tenía “mucha razón para estar agradecido a Dios por el privilegio de haber tenido una vida tan larga y tan consagrada al Amo”. Storrs murió el 28 de diciembre de 1879, a la edad de 83 años. En el número de febrero de 1880 de la “Watch Tower”, un anuncio sobre su muerte decía: “Lloramos la muerte de un amigo y un hermano en Cristo; sin embargo, ‘no como los que no tienen esperanza’”.

      [Fotografía]

      George Storrs

      [Recuadro/Ilustración en la página 48]

      “Dejo la revista ‘Herald’ en sus manos”

      En la primavera de 1879, C. T. Russell retiró su apoyo a la revista “Herald of the Morning”, que él y N. H. Barbour habían estado publicando. En una carta a Barbour con fecha del 3 de mayo de 1879, Russell explicó sus motivos: “Ha surgido entre nosotros una diferencia de opinión respecto a la enseñanza de la palabra de nuestro Padre [referente a que el rescate encerrara sustitución], y aunque reconozco la sinceridad y honradez de sus opiniones —cualidades que me impulsan también a mí, pero en apoyo del punto de vista contrario—, tengo que guiarme por mi propio entendimiento de la palabra de nuestro Padre y, por consiguiente, considero que usted está equivocado. [...] Los puntos en que diferimos me parecen tan fundamentales e importantes que el compañerismo y la comprensión plenos que deberían existir entre los editores y directores de un periódico o una revista ya no existen entre nosotros, en vista de lo cual creo que la relación que existe entre nosotros debe cesar”.

      En una carta posterior, con fecha del 22 de mayo de 1879, Russell escribió: “Ahora dejo la revista ‘Herald’ en sus manos. Me retiro por completo de ella, sin pedir nada de usted. [...] Sírvase anunciar en el próximo número esta disolución y eliminar mi nombre”. A partir del número de junio de 1879, el nombre de Russell ya no apareció como codirector de la “Herald”.

      Barbour siguió publicando la revista “Herald” hasta 1903, cuando, de acuerdo con los archivos bibliotecarios disponibles, dejó de publicarse. Barbour murió pocos años después, en 1906.

      [Fotografía]

      Nelson H. Barbour

      [Recuadro en la página 54]

      Por qué se le llamaba pastor

      Los colaboradores de Charles Taze Russell lo llamaban el pastor Russell. ¿Por qué? Debido a sus actividades de pastorear el rebaño de Dios. Efesios 4:11 dice que Cristo daría a su congregación algunos hombres como “pastores” (“RV, 1904”). El hermano Russell ciertamente fue un pastor espiritual en la congregación cristiana.

      En vista de la obra pastoral que hacía bajo las órdenes del Pastor Principal, Jesucristo, ciertas congregaciones lo reconocieron, por votación, como su pastor. No fue un título que se diera él mismo. El primer grupo que por voto lo eligió como pastor fue la congregación de Pittsburgh (Pensilvania), en 1882. Lo mismo hicieron después otras 500 congregaciones de Estados Unidos y Gran Bretaña.

      En aquel tiempo las congregaciones acostumbraban votar todos los años para decidir quién las presidiría. Actualmente las congregaciones locales de los testigos de Jehová no eligen a sus ancianos cristianos, pues estos reciben su nombramiento del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. También se tiene cuidado de no emplear expresiones como “pastor” o “anciano” a modo de títulos.

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 56 y 57]

      El “Foto-Drama de la Creación”

      El “Foto-Drama de la Creación” combinaba películas cinematográficas y una presentación de diapositivas, y tenía sonido sincronizado. Aquella impresionante presentación llevaba al auditorio desde la época de la creación hasta el fin del Milenio.

      Se prepararon por lo menos veinte juegos de cuatro partes cada uno, lo que permitía que cada día se exhibiera una de las partes del “Foto-Drama” en 80 diferentes ciudades. Cumplir con aquellos 80 compromisos era un verdadero desafío. Los horarios de los trenes no siempre resultaban convenientes. A veces las congregaciones no lograban alquilar un local para tener la exhibición en la fecha deseada. A pesar de todo, para el fin de 1914 más de 9.000.000 de personas habían visto el “Foto-Drama” en Norteamérica, Europa y Australia.

      [Fotografías]

      Guión del “Foto-Drama”, con los discursos y muchas ilustraciones

      Teatros que se usaron todo el tiempo para exhibir el “Foto-Drama”

      Chicago

      Nueva York

      Proyector cinematográfico

      Proyector de diapositivas

      Discos fonográficos

      Diapositivas del “Foto-Drama”

      Folleto publicitario

      [Recuadro en la página 60]

      “¡Tengan cuidado con 1914!”

      Cuando estalló la I Guerra Mundial, en 1914, “The World” —en aquel entonces el principal periódico de la ciudad de Nueva York— declaró en la revista que salía como suplemento: “El tremendo estallido bélico acaecido en Europa ha cumplido una profecía extraordinaria. [...] ‘¡Tengan cuidado con 1914!’, ha sido el lema de los centenares de evangelizadores itinerantes, quienes, en representación de este extraño credo [asociado con Russell], han viajado por todo el país proclamando la doctrina de que ‘el Reino de Dios se ha acercado’”. —“The World Magazine” del 30 de agosto de 1914.

      [Fotografía en la página 42]

      Charles Taze Russell

      [Fotografía en la página 43]

      Joseph L. Russell, el padre de Charles, fue miembro de la clase de estudios bíblicos de Allegheny y colaboró estrechamente con su hijo en las actividades de la Sociedad Watch Tower hasta su muerte, en 1897

      [Fotografía en la página 50]

      Los Estudiantes de la Biblia distribuyeron decenas de millones de tratados que desenmascaraban el error religioso, explicaban las verdades bíblicas y proclamaban la importancia del año 1914

      [Fotografía en la página 52]

      C. T. Russell escribió seis tomos de “La Aurora del Milenio” (de 1886 a 1904), así como tratados, folletos y artículos para la revista “Watch Tower” por un período de unos treinta y siete años

      [Fotografía en la página 53]

      Cuando daba discursos públicos, el hermano Russell no usaba notas, y estaba en constante movimiento, haciendo ademanes y caminando de un lado a otro de la plataforma

      [Fotografía en la página 58]

      Se calculó que en un año los sermones de Russell llegaron a 15.000.000 de lectores mediante unos 2.000 periódicos

  • Un tiempo de prueba (1914 - 1918)
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 6

      Un tiempo de prueba (1914 - 1918)

      “Recordemos que nos hallamos en un período de prueba. [...] Si por alguna razón alguien abandona al Señor y Su Verdad y cesa de sacrificarse por la Causa del Señor, entonces lo que ha despertado su interés en el Señor no ha sido sencillamente el amor a Dios en su corazón, sino otra cosa; quizás la idea de que no habría que esperar mucho tiempo; la consagración fue solamente temporal. Si así es, este es un buen momento para apartarse.”

      ESTAS palabras, que se publicaron en The Watch Tower (La Torre del Vigía) del 1 de noviembre de 1914, no podían ser más oportunas. El tiempo comprendido entre 1914 y 1918 resultó ser un verdadero “período de prueba” para los Estudiantes de la Biblia. Algunas pruebas fueron de origen interno; otras, de origen externo. Sin embargo, todas ellas presionaron a los Estudiantes de la Biblia para que se revelara si tenían o no ‘el amor a Dios en el corazón’. ¿Se apegarían “al Señor y Su Verdad”, o se apartarían?

      Esperaban grandes cosas

      El 28 de junio de 1914 murió asesinado el archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría. A raíz de aquel acto estalló la Gran Guerra, como originalmente se conoció a la I Guerra Mundial. El conflicto comenzó en agosto de 1914, cuando Alemania invadió Bélgica y Francia. Para el otoño de aquel año el derramamiento de sangre estaba en todo su apogeo.

      “[¡]Los Tiempos de los Gentiles han terminado; el día de sus reyes ha pasado[!]” Esto exclamó el hermano Russell cuando entró en el comedor de la central de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn, el viernes 2 de octubre de 1914 por la mañana. Fue una ocasión muy emocionante. La mayoría de los presentes había estado anhelando la llegada del año 1914. Pero ¿qué traería el fin de los Tiempos de los Gentiles?

      La I Guerra Mundial cobraba ímpetu, y entonces se creía que conduciría a un tiempo de anarquía mundial que resultaría en el fin del sistema de cosas actual. Además, había otras expectativas con relación a 1914. Alexander H. Macmillan, que se había bautizado en septiembre de 1900, mencionó más tarde: “Unos cuantos de nosotros pensábamos seriamente que iríamos al cielo durante la primera semana de aquel mes de octubre”.a De hecho, Macmillan, al recordar la mañana en que Russell anunció el fin de los Tiempos de los Gentiles, reconoció lo siguiente: ‘Estábamos sumamente entusiasmados, y no me hubiera sorprendido que en aquel momento sencillamente hubiéramos empezado a elevarnos como señal del comienzo de nuestra ascensión al cielo... pero, por supuesto, no sucedió nada semejante’.

      En el siglo XIX muchos seguidores de William Miller y varios grupos adventistas perdieron la fe cuando no se cumplieron sus expectativas respecto a la vuelta del Señor Jesús. Pero ¿qué podemos decir de los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con Russell? ¿Les había atraído a algunos la idea de alcanzar en poco tiempo la salvación, más bien que el amor a Dios y un intenso deseo de hacer Su voluntad?

      ‘Hermano Russell, ¿no se decepcionó usted?’

      El hermano Russell había estado animando a los Estudiantes de la Biblia a mantenerse alerta y resueltos a seguir en la obra del Señor, aunque todo no se realizara tan pronto como habían esperado.

      Transcurrió el mes de octubre de 1914, y C. T. Russell y sus colaboradores siguieron todavía en la Tierra. Después pasó octubre de 1915. ¿Se sintió desilusionado Russell? En The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 escribió: “Usted quizás pregunte: ‘Pero, hermano Russell, ¿qué piensa del tiempo en que esperábamos nuestro cambio?, ¿no se decepcionó porque no vino cuando lo esperábamos?’. Nuestra respuesta es: No, no nos hemos decepcionado. [...] Hermanos, a nosotros los que tenemos la actitud correcta para con Dios no nos decepciona ninguna de Sus disposiciones. No queríamos hacer nuestra propia voluntad; por eso, cuando descubrimos que estábamos equivocados respecto a lo que esperábamos en octubre de 1914, nos regocijó que el Señor no cambiara Su Plan para ajustarlo a nuestras expectativas. No deseábamos que Él hiciera eso. Solo queremos comprender Sus planes y Sus propósitos”.

      No, los Estudiantes de la Biblia no fueron ‘llevados a casa’, al cielo, en octubre de 1914. Sin embargo, los Tiempos de los Gentiles sí terminaron en aquel año. Evidentemente los Estudiantes de la Biblia tenían que aprender más en cuanto al significado de 1914. Mientras tanto, ¿qué tenían que hacer? Trabajar. Como explicó The Watch Tower del 1 de septiembre de 1916: “Creíamos que la Siega que reuniría a la Iglesia [de los ungidos] se completaría antes del fin de los Tiempos de los Gentiles; pero en la Biblia no se decía eso. [...] ¿Nos pesa que la Siega prosiga? No; de ninguna manera. [...] Nuestra actitud actual, estimados hermanos, debe ser de profundo agradecimiento a Dios, de aprecio creciente a la hermosa Verdad que por Él tenemos el privilegio de conocer, y con la cual se nos identifica, y de ayudar con más celo a otros a adquirir el conocimiento de esta Verdad”.

      Pero ¿quedaba mucho más por hacer en la siega? Parece que Russell así lo creía. Una conversación que tuvo con el hermano Macmillan en el otoño de 1916 indicó eso. Después de llamarle a su oficina en el Betel de Brooklyn, Russell le dijo: “La obra está aumentando con rapidez, y el crecimiento seguirá, pues hay que efectuar una obra mundial de predicar el ‘evangelio del reino’ por todo el mundo”. Russell pasó tres horas y media explicándole a Macmillan lo que le indicaba su lectura de la Biblia acerca de la gran obra que había que hacer.

      Los Estudiantes de la Biblia acababan de pasar por una prueba difícil. Sin embargo, vencieron el desaliento gracias a la fortaleza que les infundió The Watch Tower. No obstante, faltaba mucho para el fin del período de prueba.

      “¿Qué ocurrirá ahora?”

      El 16 de octubre de 1916 el hermano Russell y su secretario, Menta Sturgeon, partieron para presentar una serie de conferencias previamente programadas en el oeste y sudoeste de Estados Unidos. No obstante, para aquel tiempo Russell estaba gravemente enfermo. Llegaron primero a Detroit (Michigan), vía Canadá. Después de parar en Illinois, Kansas y Texas, llegaron a California, donde Russell pronunció su último discurso el domingo 29 de octubre, en Los Ángeles. Dos días después, a primeras horas de la tarde del martes 31 de octubre, en un tren en Pampa (Texas), moría Charles Taze Russell a los 64 años de edad. En The Watch Tower del 15 de noviembre de 1916 se anunció su muerte.

      ¿Qué efecto tuvo en la familia de Betel el anuncio de su muerte? A. H. Macmillan, ayudante de Russell en la oficina mientras este se hallaba de viaje, recordó después la mañana en que leyó el telegrama a la familia de Betel: “Se escuchó un gemido por todo el comedor. A algunos se les oía llorar. Nadie pudo desayunar aquella mañana. Les afectó mucho la noticia. Después del desayuno hubo grupitos que hablaban y susurraban: ‘¿Qué ocurrirá ahora?’. Aquel día se trabajó poco. No sabíamos qué hacer. Nos sorprendió lo que había pasado, a pesar de que Russell había tratado de prepararnos para ello. ¿Qué haríamos? La sacudida inicial por la pérdida de C. T. Russell fue lo peor. En aquellos primeros días el futuro nos pareció incierto. Durante su vida, Russell había sido ‘la Sociedad’. La obra giró en torno a su dinámica resolución de que se efectuara la voluntad de Dios”.

      De acuerdo con los deseos del hermano Russell, fue enterrado en Allegheny, en la parcela de la familia de Betel, después que se celebraron sus funerales en el edificio “The Temple”, de Nueva York, y el “Carnegie Hall” de Pittsburgh. En The Watch Tower del 1 de diciembre de 1916, así como en ediciones posteriores del primer tomo de Estudios de las Escrituras, se publicó una breve biografía de Russell junto con su testamento.

      ¿Qué ocurriría ahora? Era difícil para los Estudiantes de la Biblia imaginar a otra persona en el lugar del hermano Russell. ¿Seguirían comprendiendo las Escrituras, o ya no habría más progreso? ¿Formarían una secta en torno a él? El mismo Russell había dicho con claridad que esperaba que la obra continuara. Por lo tanto, al morir él surgieron algunas preguntas obvias: ¿Quién supervisaría el contenido de The Watch Tower y de otras publicaciones? ¿Quién reemplazaría a Russell como presidente?

      Un cambio de administración

      En su testamento el hermano Russell estipuló que se formara un Comité Editorial de cinco miembros que determinara lo que contendría The Watch Tower.b Además, la junta de directores de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract organizó un Comité Ejecutivo de tres miembros —A. I. Ritchie, W. E. Van Amburgh y J. F. Rutherford— para que, en sujeción a la junta de directores, supervisara toda la obra de la Sociedad.c Sin embargo, ¿quién sería el nuevo presidente? Aquella decisión se tomaría en la siguiente reunión anual de la Sociedad, unos dos meses después, el 6 de enero de 1917.

      Al principio el Comité Ejecutivo hizo lo que pudo para mantener estable la situación; animó a los Estudiantes de la Biblia a seguir activos y a no desanimarse. The Watch Tower siguió publicándose con artículos que Russell había escrito antes de morir. No obstante, al acercarse la reunión anual la tensión aumentó. Algunos hacían campaña para que se eligiera como presidente al hombre que apoyaban. Otros, debido al profundo respeto que tenían al hermano Russell, parecían preocuparse más por imitar sus cualidades y desarrollar una especie de culto en torno a él. Sin embargo, la mayoría de los Estudiantes de la Biblia se interesaba principalmente en seguir efectuando la obra a la que Russell se había entregado por completo.

      Al acercarse el tiempo para la elección persistía la pregunta: ¿Quién sucedería a Russell como presidente? The Watch Tower del 15 de enero de 1917 informó del resultado de la reunión anual, y explicó: “El hermano Pierson, con declaraciones muy oportunas y expresiones de agradecimiento y de amor hacia el hermano Russell, dijo que como poderhabiente había recibido de hermanos de todo el país la encomienda de votar por la elección de J. F. Rutherford como presidente; añadió además que concordaba por completo con aquello”. Después de proponer el nombre de Rutherford y tras recibir el apoyo necesario, no se propuso ningún otro nombre, de modo que “el secretario, en conformidad con lo estipulado, dio paso a la votación, y los asambleístas eligieron como presidente, por unanimidad, al hermano Rutherford”.

      Después de la elección, ¿cómo se recibió al nuevo presidente? El número de The Watch Tower ya mencionado informó: “Los hermanos de todas partes habían orado fervorosamente pidiendo que el Señor guiara y dirigiera la elección; y cuando concluyó, todos quedaron contentos y felices, pues estaban seguros de que el Señor había guiado sus deliberaciones y contestado sus oraciones. Entre los presentes reinó armonía perfecta”.

      No obstante, aquella “armonía perfecta” no duró mucho. El nuevo presidente recibió la cálida acogida de muchos, pero no de todos.

      El nuevo presidente sigue adelante

      La intención del hermano Rutherford no era cambiar el rumbo de la organización, sino seguir el modo de obrar progresivo establecido por Russell. Los representantes viajeros de la Sociedad (conocidos como peregrinos) aumentaron de 69 a 93. Se aceleró la distribución de los tratados gratuitos de la Sociedad, que se hacía de vez en cuando los domingos frente a las iglesias y con regularidad en el ministerio de casa en casa.

      También se dio impulso a la “obra pastoral” iniciada por Russell antes de su muerte. Esta consistía en visitar de nuevo a los que habían mostrado interés, una actividad similar a la obra de revisitas que efectúan actualmente los testigos de Jehová. A fin de revitalizar la predicación, el nuevo presidente de la Sociedad amplió la obra de los repartidores. El número de ellos (que precedieron a los precursores de hoy) aumentó de 372 a 461.

      The Watch Tower del 15 de diciembre de 1917 declaró: “El año 1917 no presentaba buenas perspectivas en su comienzo”. Sí, después de la muerte de C. T. Russell hubo inquietudes, dudas y temores. Sin embargo, al finalizar el año el informe fue muy alentador; la actividad en el campo había aumentado. Se hacía patente que la obra seguía hacia adelante. ¿Habían superado con éxito los Estudiantes de la Biblia otra prueba, la muerte de C. T. Russell?

      Esfuerzos por tomar el control

      No todos apoyaban al nuevo presidente. C. T. Russell y J. F. Rutherford diferían mucho el uno del otro. Eran de personalidades muy distintas y tenían diferentes antecedentes. A algunos se les hacía difícil aceptar aquellas diferencias. Pensaban que nadie podría reemplazar al hermano Russell.

      Algunos, especialmente en la oficina central, hasta llegaron a albergar resentimiento contra el hermano Rutherford. No les impresionaba ni el que la obra siguiera adelante ni el que el nuevo presidente estuviera haciendo cuanto le era posible por seguir las disposiciones que Russell había dejado establecidas. Pronto aumentó la oposición. Cuatro miembros de la junta de directores de la Sociedad llegaron hasta el punto de intentar arrebatar de las manos de Rutherford el control administrativo. La situación culminó durante el verano de 1917, cuando se presentó el libro The Finished Mystery (El misterio terminado), el séptimo tomo de Estudios de las Escrituras.

      El hermano Russell tenía la intención de publicar este tomo, pero no pudo realizarlo durante su vida. Después de su muerte, el Comité Ejecutivo de la Sociedad dispuso que dos hermanos, Clayton J. Woodworth y George H. Fisher, prepararan este libro, que consistía en un comentario sobre Revelación, El Cantar de los Cantares y Ezequiel. Se basó en parte en lo que Russell había escrito sobre estos libros bíblicos, con comentarios y explicaciones adicionales. El manuscrito ya completo fue aprobado para su publicación por los directores principales de la Sociedad y fue presentado a la familia de Betel reunida en el comedor el martes 17 de julio de 1917. En aquella ocasión se hizo un anuncio que causó sorpresa: los cuatro miembros opositores de la junta directiva habían sido destituidos, y el hermano Rutherford había efectuado otros cuatro nombramientos para llenar las vacantes. ¿Qué reacción produjo el anuncio?

      Fue como si hubiera estallado una bomba. Los cuatro directores destituidos aprovecharon la oportunidad para provocar ante la familia de Betel una acalorada disputa de cinco horas sobre cómo se manejaban los asuntos de la Sociedad. Algunos miembros de la familia simpatizaban con los opositores. Esta oposición continuó por varias semanas, en las que los agitadores amenazaron, según sus propias palabras, con “derrocar la tiranía existente”. Sin embargo, el hermano Rutherford tenía base sólida para la acción que había tomado. ¿Cuál era esta base?

      Aunque los cuatro directores que se oponían habían sido nombrados por el hermano Russell, estos nombramientos nunca fueron confirmados mediante el voto de los miembros de la corporación en la reunión anual de la Sociedad. Por lo tanto, aquellos cuatro no eran miembros legítimos de la junta de directores. Desde el comienzo Rutherford sabía esto, pero no había mencionado nada. ¿Por qué no? No había querido dar la impresión de que iba contra los deseos del hermano Russell. Sin embargo, cuando se hizo patente que no tenían intención de abandonar su oposición, Rutherford actuó en armonía con la autoridad y la responsabilidad que como presidente tenía para reemplazarlos por otras cuatro personas cuyos nombramientos serían confirmados en la siguiente reunión anual, que se celebraría en enero de 1918.

      El 8 de agosto los ex directores descontentos y sus apoyadores dejaron la familia de Betel; se les pidió que salieran debido a la perturbación que habían estado causando. Poco después empezaron a difundir su oposición mediante una gran campaña de discursos públicos y cartas en Estados Unidos, Canadá y Europa. El resultado de esto fue que, después del verano de 1917, algunas congregaciones de los Estudiantes de la Biblia se dividieron en dos grupos: el de los que eran leales a la Sociedad y el de los que habían sido presa fácil del habla melosa de los opositores.

      Pero ¿tratarían los directores destituidos de influir en los que asistieran a la reunión anual, para apoderarse del control de la organización? Previendo que esto sucedería, Rutherford consideró apropiado llevar a cabo un plebiscito en todas las congregaciones. ¿Qué indicó este? Según el informe publicado en The Watch Tower del 15 de diciembre de 1917, los que votaron apoyaron arrolladoramente a J. F. Rutherford y a los directores que cooperaban con él. Esto quedó confirmado en la reunión anual.d Los esfuerzos de los opositores por tomar el control habían fracasado.

      ¿Qué les ocurrió a los opositores y a los que los apoyaban? Después de la reunión anual de enero de 1918 los opositores se apartaron, e incluso decidieron celebrar la Conmemoración, el 26 de marzo de 1918, por su propia cuenta. Su unidad no duró, y poco después se dividieron en varias sectas. En la mayoría de los casos menguó la cantidad de sus miembros, y su actividad disminuyó o cesó por completo.

      Está claro que después de la muerte del hermano Russell la lealtad de los Estudiantes de la Biblia fue sometida a una verdadera prueba. Como explica Tarissa P. Gott, quien se bautizó en 1915: “Muchas personas que habían parecido muy firmes, muy devotas al Señor, empezaron a apartarse. [...] Nada de aquello parecía correcto, pero estaba sucediendo, y nos inquietaba. Yo, sin embargo, me dije: ‘¿No ha sido esta la organización que Jehová ha usado para libertarnos de la religión falsa? ¿No hemos gustado su bondad? Si ahora nos fuéramos, ¿a dónde iríamos? ¿No terminaríamos siguiendo a algún hombre?’ No veíamos razón para seguir a los apóstatas, y por eso no nos alejamos”. (Juan 6:66-69; Heb. 6:4-6.)

      Algunos de los que se apartaron de la organización se arrepintieron después y volvieron a asociarse y a adorar junto con los Estudiantes de la Biblia. La gran mayoría, entre ellos la hermana Gott, siguieron cooperando con la Sociedad Watch Tower y con el hermano Rutherford. El amor y la unidad que los vinculaban se habían forjado durante años de asociación en reuniones y asambleas. No permitirían que nada rompiera ese vínculo de unión. (Col. 3:14.)

      Para 1918 los Estudiantes de la Biblia habían sobrevivido a las pruebas de origen interno. Pero ¿qué pasaría si venía oposición de afuera?

      Se les ataca

      Durante los últimos meses de 1917 y los primeros de 1918, los Estudiantes de la Biblia distribuyeron con entusiasmo el nuevo libro The Finished Mystery. A finales de 1917 los impresores estaban ocupados imprimiendo 850.000 ejemplares. The Watch Tower del 15 de diciembre de 1917 informó: “La venta del Séptimo Tomo no ha sido igualada por la venta de ningún otro libro conocido, en el mismo período, con la excepción de la Biblia”.

      Pero no todo el mundo se alegró por el éxito del libro The Finished Mystery. Este hacía referencias que desenmascaraban al clero de la cristiandad. El clero se encolerizó tanto que instó al gobierno a prohibir las publicaciones de los Estudiantes de la Biblia. A comienzos de 1918, y como resultado de aquella oposición fomentada por el clero, se proscribió el libro The Finished Mystery en Canadá. Poco después aumentó la oposición contra los Estudiantes de la Biblia en Estados Unidos.

      Para denunciar esta presión de origen clerical, la Sociedad Watch Tower publicó el 15 de marzo de 1918 el tratado Kingdom News (Noticias del Reino) núm. 1. ¿Qué mensaje contenía? El encabezamiento se extendía por seis columnas y decía: “Intolerancia religiosa. Los seguidores del pastor Russell perseguidos porque hablan la verdad a la gente”. Bajo el título “Tratamiento [dado a] los Estudiantes de la Biblia huele a ‘edad del oscurantismo’”, se expusieron los hechos sobre la persecución y la proscripción que habían empezado en Canadá. ¿Quiénes eran los instigadores? El tratado acusó abiertamente al clero de ser una clase de “hombres intolerantes que ha intentado de manera sistemática impedir que la gente entienda la Biblia y suprimir su enseñanza a menos que provenga de ellos”.e ¡Qué contundente era aquel mensaje!

      ¿Cómo reaccionó el clero ante aquella denuncia? Ya había creado dificultades a la Sociedad Watch Tower. Pero ahora se pusieron rabiosos. En la primavera de 1918 se desencadenó una ola de persecución violenta contra los Estudiantes de la Biblia en Norteamérica y Europa. La oposición promovida por el clero culminó el 7 de mayo de 1918, cuando el gobierno federal emitió órdenes para el arresto de J. F. Rutherford y varios de sus colaboradores más allegados. Para mediados de 1918 Rutherford y otros siete hermanos estaban recluidos en la penitenciaría federal de Atlanta (Georgia).

      Pero si el juez Rutherford y sus colaboradores estaban en prisión, ¿cómo siguió funcionando la oficina central?

      La obra continúa

      En Brooklyn se nombró a un Comité Ejecutivo que se encargara de la obra. Los hermanos nombrados se interesaron principalmente en mantener en circulación la revista The Watch Tower. Ciertamente, todos los Estudiantes de la Biblia de aquel tiempo necesitaban todo el estímulo espiritual que pudieran recibir. De hecho, en ningún momento durante aquel “período de prueba” dejó de imprimirse siquiera un número de The Watch Tower.f

      ¿Qué espíritu dominaba en la central? Thomas (Bud) Sullivan, quien más tarde perteneció al Cuerpo Gobernante, recordó: “Tuve el privilegio de visitar el hogar Betel de Brooklyn a fines del verano de 1918, durante el tiempo en que los hermanos estuvieron en la cárcel. Los que estaban a cargo de la obra en Betel no mostraban temor alguno ni estaban desanimados. De hecho, sucedía todo lo contrario. Eran optimistas y tenían confianza en que Jehová daría finalmente la victoria a su pueblo. Tuve el privilegio de estar a la mesa para el desayuno el lunes por la mañana cuando los hermanos que habían sido enviados a asignaciones durante el fin de semana presentaron sus informes. Se obtuvo un excelente cuadro de la situación. En todo caso los hermanos mostraban confianza y esperaban que Jehová siguiera dirigiendo sus actividades”.

      Sin embargo, se encararon con muchos problemas. La I Guerra Mundial continuaba. Escaseaban el papel y el carbón, que se necesitaban con urgencia para la obra en la central. Puesto que el patriotismo estaba en su apogeo, existía mucha animosidad contra la Sociedad; la gente consideraba traidores a los Estudiantes de la Biblia. En aquellas circunstancias extremas, parecía imposible continuar funcionando desde Brooklyn. Por lo tanto, el Comité Ejecutivo, después de consultar con otros hermanos, vendió el Tabernáculo de Brooklyn y cerró el Hogar Betel. El 26 de agosto de 1918 se trasladaron de nuevo a Pittsburgh, a un edificio de oficinas ubicado en la esquina de las calles Federal y Reliance.

      No obstante, imperaba un buen espíritu. Martha Meredith dijo: “Los que vivíamos en Pittsburgh convinimos en seguir activos hasta que los hermanos salieran de la cárcel. En aquel tiempo la oficina de Brooklyn fue trasladada a Pittsburgh, de modo que los hermanos escribieron artículos para The Watch Tower y se encargaron de que la revista se imprimiera. Cuando las revistas estaban listas para ser despachadas, las hermanas les poníamos las envolturas y las enviábamos a la gente”.

      Los Estudiantes de la Biblia se habían enfrentado a pruebas difíciles desde el fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914. ¿Seguirían sobreviviendo? ¿Tenían realmente ‘el amor a Dios en el corazón’? ¿Se aferrarían “al Señor y Su Verdad”, como Russell les había aconsejado, o se apartarían?

      [Notas a pie de página]

      a Las citas de A. H. Macmillan que aparecen en este capítulo se han tomado de su libro Faith on the March (La fe en marcha), publicado en 1957 por Prentice-Hall, Inc.

      b Los cinco miembros del Comité Editorial, según lo dispuso Russell en su testamento, eran William E. Page, William E. Van Amburgh, Henry Clay Rockwell, E. W. Brenneisen y F. H. Robison. Además, otros fueron nombrados para llenar cualquier vacante: A. E. Burgess, Robert Hirsh, Isaac Hoskins, G. H. Fisher, J. F. Rutherford y John Edgar. Sin embargo, Page y Brenneisen renunciaron poco después, Page porque no podía mudarse a Brooklyn, y Brenneisen (que luego cambió su nombre a Brenisen) porque tenía que conseguir empleo seglar para mantener a su familia. Rutherford y Hirsh, cuyos nombres aparecieron en The Watch Tower del 1 de diciembre de 1916, los reemplazaron como miembros del Comité Editorial.

      c Según los estatutos de la Sociedad Watch Tower, la junta de directores se compondría de siete miembros. Los estatutos estipulaban que cuando hubiera una vacante, los miembros restantes de la junta de directores debían dar los pasos necesarios para llenarla. De modo que, dos días después de la muerte de Russell, la junta de directores se reunió y eligió a A. N. Pierson. Entonces, los siete miembros de la junta de directores fueron A. I. Ritchie, W. E. Van Amburgh, H. C. Rockwell, J. D. Wright, I. F. Hoskins, A. N. Pierson y J. F. Rutherford. Después la junta de siete miembros eligió a un Comité Ejecutivo de tres miembros.

      d En la reunión anual celebrada el 5 de enero de 1918 las siete personas que recibieron la mayor cantidad de votos fueron J. F. Rutherford, C. H. Anderson, W. E. Van Amburgh, A. H. Macmillan, W. E. Spill, J. A. Bohnet y G. H. Fisher. De entre estos siete miembros de la junta se escogió a los tres directores principales: J. F. Rutherford como presidente, C. H. Anderson como vicepresidente y W. E. Van Amburgh como secretario y tesorero.

      e Después se presentaron otros dos tratados contundentes. Kingdom News núm. 2, presentado el 15 de abril de 1918, contenía un mensaje todavía más fuerte bajo el encabezamiento “‘El misterio terminado’ y por qué suprimido”. Después, Kingdom News núm. 3, publicado en mayo de 1918, llevó el significativo encabezamiento “Dos grandes batallas se pelean. La caída de la autocracia es segura”.

      f En ocasiones anteriores se habían combinado números de The Watch Tower, pero esto no se hizo durante el período de 1914 a 1918.

      [Comentario en la página 68]

      Rutherford pidió a los opositores que se fueran de Betel

      [Recuadro en la página 62]

      “Algunos habíamos sido un poco apresurados”

      Al acercarse el mes de octubre de 1914, algunos Estudiantes de la Biblia esperaban recibir al fin de los Tiempos de los Gentiles su galardón celestial como cristianos ungidos por espíritu. Ilustra esta expectativa un incidente que ocurrió en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Saratoga Springs (Nueva York), del 27 al 30 de septiembre de 1914. A. H. Macmillan, quien se había bautizado catorce años antes, presentó un discurso el miércoles 30 de septiembre. En él dijo: ‘Este probablemente sea el último discurso público que dé, porque pronto nos iremos a casa [al cielo]’.

      Sin embargo, dos días después (el viernes 2 de octubre), en Brooklyn, donde los asambleístas tendrían otra reunión, el hermano Macmillan fue objeto de bromas sin mala intención. C. T. Russell, como cabeza de mesa del comedor, anunció: “Vamos a hacer algunos cambios en el programa del domingo [4 de octubre]. A las 10.30 del domingo por la mañana el hermano Macmillan nos dará un discurso”. ¿Qué efecto tuvo esto? Macmillan más tarde escribió: “Todos se rieron de buena gana al recordar lo que yo había dicho el miércoles en Saratoga Springs, ¡mi ‘último discurso público’!”.

      “Bueno —siguió diciendo Macmillan—, entonces tuve que apresurarme a buscar qué decir. Hallé el texto de Salmo 74:9: ‘No vemos ya nuestras señales: no hay más profeta, ni hay con nosotros quién sepa hasta cuándo’. Ah, eso era diferente. En aquel discurso traté de mostrar a los hermanos que algunos quizás habíamos sido un poco apresurados al creer que nos iríamos al cielo inmediatamente, y que lo que teníamos que hacer era seguir ocupados en el servicio del Señor hasta que él determinara cuándo cualquiera de sus siervos aprobados sería llevado a su hogar celestial.”

      [Recuadro en la página 67]

      Datos biográficos de J. F. Rutherford

      Joseph Franklin Rutherford nació el 8 de noviembre de 1869 en una granja del condado de Morgan (Misuri, E.U.A.), en una familia bautista. Cuando Joseph tenía 16 años, su padre le permitió ingresar en la universidad, con tal de que pagara sus estudios y a un empleado que trabajara en su lugar en la granja. Pero Joseph, un joven muy resuelto, consiguió que un amigo le hiciera un préstamo y se las arregló para asistir a la universidad y a la vez estudiar derecho.

      Finalizados los estudios, Rutherford trabajó dos años bajo la tutela del juez E. L. Edwards. A los 20 años fue nombrado relator de tribunal para los tribunales del Decimocuarto Circuito Judicial de Misuri. El 5 de mayo de 1892 se graduó de abogado en Misuri. Más tarde, fue fiscal público de Boonville (Misuri) por cuatro años. Luego, en varias ocasiones fue juez especial del tribunal del Octavo Circuito Judicial de Misuri. Por eso se le llegó a conocer como “el juez” Rutherford.

      Un dato interesante es que Rutherford vendió enciclopedias de casa en casa como ayuda para pagarse los estudios. No era un trabajo fácil, pues se recibían muchos desaires. En cierta ocasión en que visitaba unas granjas, poco faltó para que muriera cuando cayó en un arroyo helado. Se prometió a sí mismo que, cuando fuera abogado, si alguien iba a su oficina vendiendo libros, los compraría. Fiel a su palabra, aceptó tres tomos de “La Aurora del Milenio” de dos repartidoras que lo visitaron en su oficina a principios de 1894. Varias semanas después leyó los libros, y enseguida envió a la Sociedad Watch Tower una carta que decía: “Mi querida esposa y yo hemos leído estos libros con el más profundo interés, y consideramos una dádiva de Dios y una gran bendición haber tenido la oportunidad de recibirlos”. Joseph F. Rutherford se bautizó en 1906, y un año después llegó a ser el asesor jurídico de la Sociedad Watch Tower.

      [Recuadro/Fotografía en la página 69]

      ‘No hay en la Tierra hombres más favorecidos’

      El 21 de junio de 1918 un tribunal sentenció a J. F. Rutherford y a varios de sus colaboradores más allegados a veinte años de prisión, convictos del falso cargo de conspirar contra las autoridades. ¿Cómo se sentían? En una nota (véase abajo) escrita a mano desde la cárcel de la calle Raymond, de Brooklyn (Nueva York), con fecha del 22 y 23 de junio, el hermano Rutherford dijo: “Puede que actualmente no haya en la Tierra hombres más favorecidos y felices que los siete hermanos que están ahora en prisión. Saben que son inocentes de cualquier delito intencionado, y se regocijan de sufrir con Cristo por servirle lealmente”.

      [Recuadro en la página 70]

      Víctimas de la persecución promovida por el clero

      A mediados de 1918 J. F. Rutherford y siete colaboradores suyos estaban encarcelados, víctimas de la persecución promovida por el clero. Pero aquellos ocho hombres no fueron el único blanco de tal odio. Años antes, C. T. Russell había sido el objeto principal de los ataques del clero y la prensa. Ahora el ataque se dirigía contra los Estudiantes de la Biblia mismos. La revista “The Golden Age” (ahora en español, “¡Despertad!”) del 29 de septiembre de 1920 publicó un artículo gráfico y extenso sobre la cruel persecución que estos aguantaron en Estados Unidos. Parecía un informe sobre la Inquisición.g Entre los relatos estaban los siguientes:

      “El 22 de abril de 1918, en Wynnewood (Oklahoma), Claud Watson fue primero encarcelado y luego entregado deliberadamente en manos de una chusma de predicadores, hombres de negocios y otras personas, que lo derribaron al suelo e hicieron que una persona de color le diera latigazos, y, cuando se recuperó parcialmente, hicieron que lo azotara de nuevo. Después le untaron alquitrán por todo el cuerpo, restregándoselo por el pelo y el cuero cabelludo, y lo cubrieron con plumas.”

      “El 29 de abril de 1918, en Walnut Ridge (Arkansas), W. B. Duncan, de 61 años de edad, Edward French, Charles Franke, el Sr. Griffin y la Sra. D. Van Hoesen fueron encarcelados. Una chusma entró en la cárcel, los insultó empleando el lenguaje más grosero, los azotó, los cubrió de alquitrán y plumas y los expulsó del pueblo. A Duncan lo obligaron a caminar 42 kilómetros hasta su hogar, y apenas se recuperó de la experiencia. Griffin quedó casi ciego y murió pocos meses después debido al maltrato recibido.”

      “El 30 de abril de 1918, [...] en Minerva (Ohio), S. H. Griffin fue encarcelado y luego entregado a una chusma; después, por quince minutos le sermoneó un ministro religioso, tras lo cual lo golpearon varias veces, lo maldijeron, patearon, pisotearon, amenazaron con la horca y con que lo iban a ahogar, lo expulsaron del pueblo, lo escupieron, lo hicieron caer varias veces, lo punzaron en numerosas ocasiones con un paraguas, le negaron transporte y lo siguieron por ocho kilómetros hasta Malvern (Ohio), donde fue arrestado de nuevo y encarcelado en Carrollton como medida de protección; finalmente lo llevaron a su casa unos funcionarios valientes y confiables, que, después de examinar la literatura, dijeron en pocas palabras: ‘No hallamos culpa en este hombre’.”

      [Nota a pie de página]

      g Páginas 712-717.

      [Fotografías en la página 64]

      El 31 de octubre de 1916, a los 64 años de edad, murió Charles Taze Russell en un tren en Pampa (Texas); muchos periódicos informaron sobre el funeral

      [Fotografía en la página 66]

      J. F. Rutherford era de apariencia imponente, medía 1,88 metros y pesaba 102 kilogramos

      [Fotografía en la página 69]

      La cárcel de la calle Raymond, en Brooklyn (Nueva York), donde el hermano Rutherford y varios de sus colaboradores más allegados pasaron siete días inmediatamente después de ser sentenciados

      [Fotografía en la página 71]

      Thomas (Bud) Sullivan visitó la oficina central en 1918, y más tarde fue miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová

  • ¡Anuncien al Rey y el Reino! (1919 - 1941)
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 7

      ¡Anuncien al Rey y el Reino! (1919 - 1941)

      “¿Creen ustedes que el glorioso Rey ha comenzado a reinar? Entonces, ¡otra vez al campo, oh hijos del Dios altísimo! ¡Cíñanse la armadura! Sean sobrios, sean vigilantes, sean activos, sean valientes. Sean fieles y verdaderos testigos para el Señor. Sigan adelante en la lucha hasta que todo vestigio de Babilonia quede desolado. Proclamen el mensaje lejos y extensamente. El mundo tiene que saber que Jehová es Dios y que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores. Este es el día de importancia máxima. ¡Miren, el Rey rige! Ustedes son sus agentes de publicidad. Por lo tanto, anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino.”

      ESTA emocionante llamada a la acción hecha por J. F. Rutherford en la asamblea internacional de Cedar Point (Ohio), en 1922, tuvo una gran influencia en los concurrentes. Los Estudiantes de la Biblia partieron de aquella asamblea con un deseo ardiente de anunciar el Reino. Sin embargo, solo unos pocos años antes las perspectivas que tenían de servir de agentes de publicidad del Reino no eran en realidad muy prometedoras. J. F. Rutherford y siete de sus colaboradores estaban en prisión, y no se sabía con claridad qué papel desempeñarían dentro de la organización. ¿Cómo se vencieron aquellas dificultades?

      “Sé algo sobre la ley de los leales”

      Mientras el hermano Rutherford y sus colaboradores se hallaban en prisión, se programó la celebración de una asamblea en Pittsburgh (Pensilvania) del 2 al 5 de enero de 1919. Pero esta no sería una asamblea cualquiera, pues en combinación con ella tendría lugar la reunión anual de la Sociedad Watch Tower, el sábado 4 de enero de 1919. El hermano Rutherford estaba muy al tanto de la importancia de aquella reunión. Aquel sábado por la tarde buscó al hermano Macmillan, y lo halló en la cancha de tenis de la prisión. Según Macmillan, esto fue lo que ocurrió:

      “Rutherford dijo: ‘Mac, quiero hablarte’.

      ”‘¿De qué me quiere hablar?’

      ”‘De lo que está pasando en Pittsburgh.’

      ”‘Yo quisiera terminar este partido primero.’

      ”‘¿No te interesa lo que pasa? ¿No sabes que hoy se elige a los directores principales? Pudieran pasarte por alto y no elegirte, y nos quedaríamos aquí para siempre.’

      ”‘Hermano Rutherford —dije—, permítame decirle algo en lo que quizás no haya pensado. Por primera vez desde que se constituyó la Sociedad se verá de manera clara a quién quiere Jehová Dios como presidente.’

      ”‘¿Qué quieres decir con eso?’

      ”‘Que el hermano Russell tenía el voto decisivo y nombraba a los directores principales. Pero ahora que parece que no podemos hacer nada, la situación es diferente. Porque si pudiéramos salir de la cárcel a tiempo para asistir a esa asamblea y estar presentes en la reunión en la que se elegirá a los directores principales, entraríamos y se nos aceptaría para que tomáramos el lugar del hermano Russell y recibiríamos el mismo honor que él recibió. Eso entonces parecería ser obra de hombres y no de Dios.’

      ”Rutherford meditó un poco sobre el asunto y se marchó.”

      Aquel día, en Pittsburgh tenía lugar una tensa reunión. Sara C. Kaelin, quien creció en la zona de Pittsburgh, recuerda que “por unos momentos hubo confusión, discordia y discusiones. Algunos querían posponer la reunión por seis meses; otros ponían en tela de juicio la legalidad de elegir como directores principales (presidente, vicepresidente y secretario) a personas que estuvieran en prisión; otros proponían elegir a todo un nuevo grupo de directores principales”.

      Tras un prolongado debate, W. F. Hudgings, uno de los directores de la Peoples Pulpit Association,a leyó al auditorio una carta que había enviado el hermano Rutherford. En ella mandaba su amor y sus saludos a los presentes, y daba la siguiente advertencia: “Las principales armas de Satanás son el ORGULLO, la AMBICIÓN y el TEMOR”. Mostrando su deseo de someterse a la voluntad de Jehová, hasta propuso con toda humildad a hombres adecuados en caso de que los miembros con derecho a voto eligieran a un nuevo grupo de directores principales para la Sociedad.

      Las discusiones siguieron por algún tiempo, hasta que E. D. Sexton, quien había sido nombrado presidente de un comité para proponer nominaciones, dijo:

      “Acabo de llegar. El tren en el que venía se retrasó cuarenta y ocho horas debido a una nevada. Tengo algo que decir, y para mi propia tranquilidad tengo que decirlo ahora. Estimados hermanos, como todos ustedes, he venido con ciertas ideas, unas a favor y otras en contra. [...] No existe obstáculo legal. Si deseamos reelegir a nuestros hermanos que están en el sur para cualquier puesto que puedan desempeñar, no veo, ni deduzco de ningún asesoramiento [legal] que he recibido, que eso pudiera afectar de algún modo su caso ante el Tribunal Federal o ante el público.

      ”Creo que el mayor cumplido que le podemos hacer a nuestro querido hermano Rutherford sería elegirlo de nuevo como presidente de la Sociedad W[atch] T[ower] B[ible] & T[ract]. No creo que haya duda alguna en la mente del público en cuanto a nuestra postura en esta cuestión. Si nuestros hermanos de alguna manera violaron la letra de la ley por no entenderla, sabemos que sus motivos eran buenos. Y ante el [Dios] Todopoderoso no han violado ninguna ley de Dios ni del hombre. Mostraríamos la mayor confianza si elegimos de nuevo presidente de la Asociación al hermano Rutherford.

      ”No soy abogado, pero en cuanto a la legalidad de esta situación sé algo sobre la ley de los leales. Lo que Dios exige es lealtad. No creo que haya mejor manera de manifestar nuestra confianza que la de tener una elección Y ELEGIR PRESIDENTE DE NUEVO AL HERMANO RUTHERFORD.”

      Pues bien, parece que el hermano Sexton expresó el sentir de la mayoría de los presentes. Se propusieron candidatos; se hizo la votación, y J. F. Rutherford fue elegido presidente; C. A. Wise, vicepresidente, y W. E. Van Amburgh, secretario-tesorero.

      Al día siguiente el hermano Rutherford golpeó en la pared de la celda de Macmillan y le dijo: “Saca la mano”. Entonces le pasó a Macmillan un telegrama que decía que Rutherford había sido reelegido presidente. “Le hizo muy feliz —recordó después Macmillan— ver aquella prueba palpable de que Jehová dirigía la Sociedad.”

      La elección había terminado, pero el hermano Rutherford y los otros siete hermanos seguían en prisión.

      “Una campaña nacional” en favor de los prisioneros

      The Watch Tower (La Torre del Vigía) del 1 de abril de 1919 dijo: “Durante las últimas semanas se ha dado comienzo a una campaña nacional en favor de estos hermanos”. Ciertos periódicos pedían la libertad para J. F. Rutherford y sus colaboradores. Los Estudiantes de la Biblia de todas partes de Estados Unidos mostraron su apoyo escribiendo cartas a directores de periódicos, congresistas, senadores y gobernadores para instarlos a tomar medidas en favor de los ocho prisioneros. Era obvio que los Estudiantes de la Biblia no cejarían hasta que sus ocho hermanos fueran puestos en libertad.

      En marzo de 1919 los Estudiantes de la Biblia estaban haciendo circular en Estados Unidos una petición en la que solicitaban al presidente Woodrow Wilson que se valiera de su influencia para lograr alguno de los siguientes puntos en favor de los hermanos encarcelados:

      “PRIMERO: De ser posible ahora, conceder un indulto completo; O SI NO,

      ”SEGUNDO: Dar instrucciones al Ministerio de Justicia para declarar sin lugar los cargos contra ellos y ponerlos en completa libertad; O SI NO,

      ”TERCERO: Concederles inmediatamente la oportunidad de salir bajo fianza mientras se resuelve su caso en los tribunales superiores.”

      En dos semanas los Estudiantes de la Biblia obtuvieron 700.000 firmas. Sin embargo, la petición no llegó a presentarse al presidente ni al gobierno. ¿Por qué no? Porque los ocho hermanos fueron puestos en libertad bajo fianza antes de que se hiciera. No obstante, ¿qué se logró con aquella campaña? The Watch Tower del 1 de julio de 1919 dijo: “Hay prueba abrumadora de que la razón por la cual el Señor deseaba que se efectuara esta obra no era tanto para que los hermanos salieran de la cárcel como para que fuera un testimonio de la verdad”.

      “Bienvenidos, hermanos”

      El martes 25 de marzo los ocho hermanos partieron de Atlanta hacia Brooklyn. La noticia de que habían salido de la prisión se divulgó con rapidez. Fue realmente conmovedor el que los Estudiantes de la Biblia se dieran cita en las estaciones del ferrocarril a lo largo de la ruta, con la esperanza de ver a los hermanos y expresarles el gozo que les causaba verlos libres. Otros acudieron de prisa al Hogar Betel de Brooklyn, que había sido cerrado, para organizar un banquete de bienvenida. De regreso en Brooklyn, el 26 de marzo los hermanos pagaron una fianza de 10.000 dólares cada uno, y recobraron su libertad.

      La revista The Watch Tower del 15 de abril de 1919 informó que “de inmediato una gran cantidad de hermanos los acompañó hasta el Hogar Betel, donde de quinientos a seiscientos se habían reunido para darles la bienvenida”. En el comedor, un letrero decía: “Bienvenidos, hermanos”. Casi cincuenta años después, Mabel Haslett, quien estuvo en aquel banquete, dijo: “Recuerdo que horneé cien rosquillas, y parece que los hermanos disfrutaron mucho de ellas después de haber consumido durante nueve meses la comida de la prisión. Aún puedo ver al hermano Rutherford estirando el brazo para servirse más. Las experiencias que contaron él y los demás hermanos hicieron inolvidable aquella ocasión. Recuerdo también que el hermano DeCecca, que era de baja estatura, se puso de pie en una silla para que todos lo vieran y oyeran”.

      El martes 1 de abril por la mañana el hermano Rutherford llegó a Pittsburgh, donde se encontraba en aquel tiempo la oficina central. Allí también, cuando los hermanos se enteraron de su llegada, prepararon un banquete para aquella misma noche en el Hotel Chatham. No obstante, las condiciones de la penitenciaría habían perjudicado su salud. Se le debilitaron los pulmones y, como consecuencia, después de ser puesto en libertad contrajo una fuerte pulmonía. Así que, por razones de salud, poco después tuvo que viajar a California, donde tenía familiares.

      La prueba de Los Ángeles

      Con el hermano Rutherford y sus colaboradores en libertad, surgió la pregunta: ¿Qué se haría en cuanto a la obra de proclamar el Reino de Dios? Mientras aquellos hermanos estuvieron en prisión, hubo poca superintendencia de la organización sobre la obra de predicar. Se había vendido el Tabernáculo de Brooklyn y se había cerrado el Hogar Betel. Las oficinas centrales de Pittsburgh eran pequeñas y el dinero escaseaba. Además de eso, ¿cuánto interesaba en realidad a la gente el mensaje del Reino? Mientras se hallaba en California, el hermano Rutherford decidió hacer una prueba para determinar cuánto interés había.

      Se organizó una reunión en el Auditorio de Clune (Los Ángeles) el domingo 4 de mayo de 1919. El título del discurso al que se invitó al público fue: “La esperanza para la humanidad angustiada”. Pero el discurso lo iba a dar J. F. Rutherford, un hombre que acababa de salir de la cárcel. Mediante una extensa campaña en los periódicos, Rutherford prometió presentar los hechos con imparcialidad e incluso explicar por qué habían sido condenados ilegalmente los directores principales de la Sociedad. ¿Habría quien se interesara lo suficiente como para asistir?

      La respuesta fue sorprendente. De hecho, unas tres mil quinientas personas estuvieron presentes para escuchar el discurso, y unas seiscientas más no pudieron entrar. ¡Cómo emocionó aquello al hermano Rutherford! Concordó en hablar el lunes por la noche a los que no habían podido entrar, y en esa ocasión hubo una concurrencia de 1.500 personas. Sin embargo, estaba tan enfermo que no pudo terminar el discurso. Después de una hora lo reemplazó uno de sus colaboradores. A pesar de todo, la prueba que se hizo en Los Ángeles fue un éxito. El hermano Rutherford quedó convencido de que había muchas personas interesadas en el mensaje del Reino, y se resolvió a que este se proclamara.

      ¡Adelante con la obra!

      En julio de 1919 el hermano Rutherford estaba de nuevo trabajando en la oficina central de Pittsburgh. Durante los meses siguientes los acontecimientos sucedieron con rapidez. Se hicieron preparativos para una asamblea de los Estudiantes de la Biblia del 1 al 8 de septiembre de 1919 en Cedar Point (Ohio). Las oficinas de la Sociedad fueron trasladadas de nuevo a Brooklyn, y el 1 de octubre empezaron a funcionar.

      ¿Qué habrían de hacer a partir de entonces? En la asamblea de Cedar Point se dio énfasis específico a la misión del cristiano. El martes 2 de septiembre el hermano Rutherford explicó: “La misión del cristiano mientras está en la Tierra [...] es la de proclamar el mensaje del reino de justicia del Señor, que bendecirá a toda la creación que gime”. Tres días más tarde, el viernes 5 de septiembre, llamado Día de los Colaboradores, el hermano Rutherford hizo, además, esta declaración: “En ocasiones serias, como algo natural el cristiano se pregunta: ¿Para qué estoy en la Tierra? Y por necesidad la respuesta tiene que ser: Por su bondad el Señor me ha hecho su embajador para que lleve al mundo el mensaje divino de la reconciliación, y mi privilegio y deber es anunciar ese mensaje”.

      Sí, era hora de proseguir con la proclamación del Reino de Dios. Y el hermano Rutherford anunció algo que ayudaría a efectuar aquella comisión: “Por providencia del Señor hemos preparado la publicación de una revista nueva que lleva el nombre y el título de THE GOLDEN AGE (La Edad de Oro)”. Los asistentes no se imaginaban siquiera lo valerosa que sería aquella publicación.

      “La primera asamblea celebrada después de la I Guerra Mundial nos estimuló mucho a todos”, recuerda Herman L. Philbrick, quien viajó a la asamblea desde su hogar, en Boston (Massachusetts). La asamblea de Cedar Point realmente puso en acción a los Estudiantes de la Biblia. Estuvieron dispuestos a proseguir con la obra de proclamar las buenas nuevas. Era como si se les hubiera resucitado. (Compárese con Ezequiel 37:1-14; Revelación 11:11, 12.)

      Mientras tanto, en el escenario mundial ocurrían sucesos importantes. El Tratado de Versalles se firmó el 28 de junio de 1919 y entró en vigor el 10 de enero de 1920. Así terminaron oficialmente las acciones militares contra Alemania en la I Guerra Mundial; además, el tratado también estipuló la formación de la Sociedad de Naciones, una asociación internacional creada para mantener la paz en el mundo.

      ‘Anuncien al Rey y el Reino’

      En 1922 los Estudiantes de la Biblia se reunieron de nuevo en Cedar Point para celebrar una asamblea de nueve días, del 5 al 13 de septiembre. La emoción aumentaba a medida que llegaban los asistentes a aquella asamblea internacional. El viernes 8 de septiembre se llegó al punto culminante de la asamblea, cuando el hermano Rutherford presentó el discurso: “El Reino”.

      Años más tarde, Thomas J. Sullivan recordó: “Los que tuvieron el privilegio de asistir a aquella reunión todavía pueden visualizar la seriedad con que el hermano Rutherford dijo a las pocas personas inquietas que deambulaban por el lugar a causa del intenso calor que ‘SE SENTARAN’ y ‘ESCUCHARAN’ el discurso a toda costa”. Los que hicieron lo que él pidió no quedaron defraudados, pues aquel fue el histórico discurso en el que el hermano Rutherford instó a sus oyentes a ‘anunciar al Rey y el Reino’.

      El auditorio respondió con gran entusiasmo. La revista The Watch Tower informó: “Todos los presentes quedaron profundamente impresionados porque desde ese momento en adelante cada uno de los consagrados tendría la responsabilidad de actuar como agente de publicidad del Rey y el reino”. Los Estudiantes de la Biblia regresaron de aquella asamblea con celo ardiente para predicar. La hermana Ethel Bennecoff, una repartidora que se acercaba entonces a los treinta años de edad, lo expresó así: “Se nos estimuló a ‘anunciar, anunciar, anunciar al Rey y su reino’; sí, con más celo y amor que nunca”.

      A medida que la luz del entendimiento espiritual se fue haciendo más brillante, los Estudiantes de la Biblia comenzaron a percibir algunas verdades bíblicas sumamente emocionantes. (Pro. 4:18.) La comprensión de aquellas preciosas verdades dio gran impulso a la obra de proclamar el Reino de Dios. A la misma vez tenían que ajustar su manera de pensar, y esto fue una verdadera prueba para algunos.

      “No solo en nuestros días ha habido esperanzas no realizadas”

      En 1920 el folleto Millones que ahora viven no morirán jamás dijo lo siguiente: “Podemos confiar en que en 1925 regresen [de entre los muertos] Abrahán, Isaac, Jacob y los profetas fieles del pasado [...] a una condición de perfección humana”. No solo se esperaba que en 1925 se produjera la resurrección de hombres fieles del pasado; algunos esperaban también que los cristianos ungidos recibirían su recompensa celestial en aquel año.b

      Transcurrió el año 1925. Algunos abandonaron su esperanza. Pero la gran mayoría de los Estudiantes de la Biblia permaneció fiel. “Nuestra familia —explicó Herald Toutjian, cuyos abuelos paternos habían llegado a ser Estudiantes de la Biblia a principios de siglo— reconoció que no solo en nuestros días ha habido esperanzas no realizadas. Los apóstoles mismos esperaron cosas que no se realizaron. [...] Jehová merece nuestro servicio leal y nuestra alabanza, sea que recibamos o no la recompensa final.” (Compárese con Hechos 1:6, 7.)

      ¿Qué organización? ¿La de Jehová, o la de Satanás?

      “Nacimiento de la nación” fue el título de un sorprendente artículo que se publicó en The Watch Tower del 1 de marzo de 1925. Presentaba un mejor entendimiento del capítulo 12 de Revelación, que a algunos se les hizo difícil de aceptar.

      Los personajes simbólicos mencionados en este capítulo de Revelación fueron identificados de la siguiente manera: la “mujer” que da a luz (vv. 1 y 2), como la “organización [celestial] de Dios”; el “dragón” (v. 3), como “la organización del diablo”, y el “hijo varón” (v. 5 Versión Autorizada), como “el nuevo reino o nuevo gobierno”. Con esto como base, por primera vez se explicó de manera clara el siguiente punto: Hay dos organizaciones diferentes y opuestas: la de Jehová y la de Satanás. Además, después de la “guerra en el cielo” (v. 7 VA), Satanás y los demonios que lo apoyaban fueron echados de allí y arrojados a la Tierra.

      Earl E. Newell, quien más tarde fue representante viajante de la Sociedad Watch Tower, escribió: “Nos sentamos a estudiar la revista y la estudiamos toda la noche hasta que pude entenderla bien. Asistimos a una asamblea en Portland (Oregon), y allí hallamos a los hermanos muy inquietos, algunos hasta estaban dispuestos a rechazar The Watch Tower a causa de aquel artículo”. ¿Por qué se les hizo tan difícil a algunos aceptar la explicación que se dio del capítulo 12 de Revelación?

      Por un lado, difería mucho de lo que se había publicado en el libro The Finished Mystery (El misterio terminado), que fue principalmente una compilación póstuma de los escritos del hermano Russell.c Walter J. Thorn, quien fue peregrino viajante, explicó: “El artículo sobre el ‘Nacimiento de la nación’ fue [...] difícil de aceptar debido a una interpretación previa que había dado nuestro querido hermano Russell, la cual considerábamos la explicación definitiva de Revelación”. No fue extraño, pues, que algunos tropezaran a causa de ella. J. A. Bohnet, quien fue peregrino también, hizo notar lo siguiente: “Indudablemente esta interpretación podrá causar un zarandeo, pero los que son realmente sinceros en la fe permanecerán firmes y se regocijarán”.

      A los que eran realmente sinceros les alegró de verdad la nueva explicación. En ese momento entendían con claridad que toda persona pertenece o a la organización de Jehová o a la de Satanás. “Recuerden —explicaba el artículo ‘Nacimiento de la nación’—, será nuestro privilegio [...] luchar con valentía por la causa de nuestro Rey proclamando el mensaje que nos ha encomendado.”

      Con el paso de los años veinte y treinta, siguieron recibiéndose más destellos de entendimiento bíblico. Se desecharon las celebraciones y los días de fiesta mundanos, como la Navidad. También se descontinuaron otras prácticas y creencias cuando se vio que su origen deshonraba a Dios.d Sin embargo, más importante que abandonar prácticas y creencias equivocadas fue que los Estudiantes de la Biblia siguieron buscando revelaciones progresivas de la verdad de parte de Jehová.

      “Ustedes son mis testigos”

      “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios.” (Isa. 43:12.) A partir de los años veinte, los Estudiantes de la Biblia adquirieron cada vez mayor consciencia del profundo significado de esas palabras del profeta Isaías. Mediante las páginas de la revista que hoy se conoce en español como La Atalaya, en varias ocasiones se dirigió la atención a la responsabilidad de testificar acerca del nombre de Jehová y de su Reino. Sin embargo, la asamblea de Columbus (Ohio), en 1931, hizo historia a este respecto.

      Al mediodía del domingo 26 de julio, el hermano Rutherford presentó el discurso público “El Reino, la esperanza del mundo”, que se transmitió mediante una inmensa red de radio; más de trescientas radioemisoras lo transmitieron después. Al final del discurso, el hermano Rutherford puso sobre aviso a la cristiandad al leer una resolución punzante titulada “Advertencia de Jehová”, que fue dirigida “a los gobernantes y a la gente”. A la invitación que hizo para que se adoptara la resolución, todo el auditorio presente se puso de pie y contestó con voz fuerte: “¡Sí!”. Los telegramas que se recibieron después indicaron que muchos de los que lo escucharon por radio también dijeron en voz alta que estaban de acuerdo.

      Desde la una de la tarde, cuando terminó el discurso público, hasta las cuatro, cuando el hermano Rutherford entró de nuevo en el auditorio, el ambiente estuvo lleno de expectación. Él había solicitado especialmente a toda persona interesada de verdad en la advertencia dada al mediodía a la cristiandad, que estuviera en su asiento a las cuatro de la tarde.

      A las cuatro en punto el hermano Rutherford comenzó diciendo que consideraba que lo que iba a decir era de suma importancia para todo el que pudiera oír su voz. El auditorio estaba a la expectativa. En su discurso presentó otra resolución, que llevaba el título de “Un nuevo nombre”, y culminó con esta declaración: “Deseamos ser conocidos como, y llamados por el nombre de, testigos de Jehová”. Una vez más los emocionados asambleístas se pusieron de pie y respondieron con un estruendoso: “¡Sí!”. Desde entonces se les conocería como testigos de Jehová.

      “El espíritu de Jehová nos hacía intrépidos”

      Durante el año 1927 se instó al pueblo de Jehová a pasar parte de cada domingo testificando en grupos. Inmediatamente surgió oposición jurídica. En pocos años empezaron a aumentar los arrestos: tan solo en Estados Unidos hubo 268 en 1933, 340 en 1934, 478 en 1935 y 1.149 en 1936. ¿De qué se les acusaba? En realidad los cargos variaban; entre ellos estaban: vender sin licencia, perturbar la paz y violar las leyes del descanso dominical. Los grupos locales de Testigos no sabían cómo tratar con la policía ni con los tribunales. La ayuda legal en la localidad era o muy cara o imposible de conseguir debido al prejuicio. Por lo tanto, la Sociedad Watch Tower tomó la sabia decisión de establecer en Brooklyn un departamento de asuntos jurídicos para dar asesoramiento.

      Sin embargo, no bastaba con una defensa jurídica eficaz. Aquellos sinceros testigos de Jehová estaban decididos a vivir a la altura del nombre que habían abrazado. De modo que a principios de los años treinta contraatacaron y pasaron a la ofensiva. ¿De qué manera? Mediante misiones especiales de predicación conocidas como campañas de las divisiones. Por todo Estados Unidos se organizó a millares de voluntarios en divisiones. Cuando se arrestaba a los Testigos en un pueblo por predicar de casa en casa, se enviaba una división de voluntarios de otros sectores para que “asediaran” el pueblo, y así se daba un testimonio cabal.e

      Aquellas campañas de las divisiones fortalecieron mucho a los Testigos locales. En cada división había hermanos capacitados a los que se había preparado para tratar con las autoridades. Saber que no estaban solos mientras proclamaban el Reino de Dios estimulaba mucho a los hermanos de los sectores donde había dificultades, quizás un pueblo pequeño.

      La participación en las campañas de las divisiones en los años treinta requería mucho valor. Durante la Gran Depresión los empleos escaseaban. No obstante, Nicholas Kovalak, hijo, quien fue superintendente viajante por unos cuarenta años, recuerda: “Cuando se pedía abarcar un lugar donde había dificultades, el ‘director de servicio’ pedía voluntarios. Se les decía que no se ofrecieran si temían perder su empleo. [...] Sin embargo, era un gozo ver que todos ellos respondían siempre afirmativamente”. John Dulchinos, un superintendente de Springfield (Massachusetts), dijo: “Aquellos fueron años emocionantes y los recuerdo con mucho cariño. El espíritu de Jehová nos hacía intrépidos”.

      Mientras tanto, se preparaba un destello de discernimiento bíblico que tendría un impacto tremendo en la obra.

      ¿Qué hay de los Jonadab?

      En 1932 se explicó que Jehonadab (Jonadab), colaborador del rey Jehú, prefiguró a una clase de personas que disfrutaría de vida eterna en la Tierra.f (2 Rey. 10:15-28.) Los Jonadab, como se les llegó a conocer, consideraban un privilegio asociarse con los siervos ungidos de Jehová y participar con ellos, hasta cierto grado, en anunciar el Reino. Pero en aquel tiempo no se hacía ningún esfuerzo especial por recoger ni organizar a aquellas personas que tenían esperanza terrenal.

      Sin embargo, los Jonadab recibieron verdadero estímulo mediante La Torre del Vigía de enero de 1935 (en inglés, 15 de agosto de 1934). El artículo “Su misericordia” decía: “¿Debe consagrarse un Jonadab al Señor y ser bautizado? Respuesta: [Con toda seguridad] es propio que un Jonadab se consagre a hacer la voluntad de Dios. Nadie llegará a recibir la vida sin hacer eso. La inmersión en el agua es sólo un símbolo de haber hecho una consagración [o, como decimos ahora, dedicación] para hacer la voluntad de Dios, y eso no estaría fuera de [lugar]”. ¡Cómo conmovió esto a los Jonadab!

      Sin embargo, les esperaba un gozo aún mayor. En la siguiente primavera, el número de mayo de 1935 de La Torre del Vigía llevaba el anuncio: “La convención general de los testigos de Jehová para 1935, bajo la superintendencia de la Watch Tower Bible & Tract Society, se celebrará en Washington, D.C., comenzando el 30 de mayo continuando hasta el 3 de junio inclusive. Esta será una convención de los testigos de Jehová y de los de la clase Jonadab”.g Los Jonadab esperaron con anhelo aquella asamblea.

      El discurso que el hermano Rutherford presentó la segunda tarde de la asamblea trató sobre la “grande muchedumbre” predicha en Revelación 7:9-17 (VA). En él explicó que la gran muchedumbre se componía de los Jonadab de nuestros tiempos y que estos Jonadab tenían que mostrar a Jehová el mismo grado de fidelidad que los ungidos. ¡Cómo emocionó esto al auditorio! El orador pidió que los Jonadab se pusieran de pie. “Al principio hubo un momento de silencio —recuerda Mildred Cobb, quien se había bautizado en el verano de 1908—, después un grito alegre, y la aclamación fue vigorosa y larga”.

      Aquel destello de entendimiento bíblico tuvo un profundo efecto en la actividad de los testigos de Jehová. “Con mucho entusiasmo —dijo Sadie Carpenter, predicadora de tiempo completo por más de sesenta años—, volvimos a nuestros territorios a buscar a estas personas semejantes a ovejas que había que recoger todavía.” Más tarde, el Anuario de los testigos de Jehová para 1936 informó: “Esta revelación estimuló a los hermanos y los impulsó a participar en diferentes actividades con celo renovado, y de todas partes se reciben informes que manifiestan gozo por el hecho de que el resto ahora tiene el privilegio de llevar el mensaje a la grande muchedumbre, y todos estos trabajan juntos para la honra del nombre del Señor”. A fin de ayudarles en aquella labor, en 1936 se publicó el libro Riquezas, que contenía un estudio extenso de las perspectivas bíblicas de la gran muchedumbre.

      Por fin los miembros dedicados y bautizados de la gran muchedumbre hallaban el lugar que les correspondía junto a los ungidos en dar a conocer el Reino de Dios.

      ‘Se dan unos castañazos a la vieja’

      El mensaje que aquellos celosos Testigos proclamaban en los años treinta incluía un desenmascaramiento hiriente de la religión falsa. Un instrumento muy valioso a este respecto se presentó en la asamblea general de los testigos de Jehová en Columbus (Ohio), del 15 al 20 de septiembre de 1937.

      El sábado 18 de septiembre, el hermano Rutherford presentó después de su discurso de la mañana el libro de color castaño claro titulado Enemigos. Este denunciaba a la religión falsa como ‘una gran enemiga, que siempre perjudicó mucho a la humanidad’. Se identificó a los fanáticos religiosos como “agentes del Diablo, ya sea que se den cuenta de ello o no”. Al presentar el libro a la concurrencia, el hermano Rutherford dijo: “Notarán que la cubierta del libro es de color castaño claro, y con él le daremos unos castañazos a la vieja”.h El auditorio dio su aprobación con clamores de entusiasmo.

      Durante algunos años, el gramófono (precursor del tocadiscos) había desempeñado su papel en ‘dar castañazos a la vieja’. Sin embargo, en la asamblea de 1937 se presentó una sorpresa respecto a la obra con los gramófonos. “En aquella asamblea se introdujo el gramófono portátil en la obra de predicar —recuerda Elwood Lunstrum, que entonces tenía 12 años de edad—. Anteriormente habíamos llevado el gramófono al servicio del campo, pero solo lo habíamos utilizado dentro de las casas, después que se nos había invitado a entrar. [...] En la asamblea de Columbus se trazaron las líneas generales de una organización de ‘Precursores Especiales’ que sería la vanguardia en servir con el gramófono en las puertas y en la obra de atender a los que mostraban interés —obra a la que entonces por primera vez se llamó ‘revisitas’— y de conducir estudios bíblicos según lo que se llamó ‘el estudio modelo’.”

      Después de aquella asamblea, el pueblo de Jehová quedó bien equipado para la obra de proclamar el Reino de Dios. Realmente necesitaban todo el estímulo que pudieran recibir. La marea creciente de nacionalismo de los años treinta trajo la oposición de personas que estaban resueltas a impedir que los testigos de Jehová se reunieran y predicaran, personas que en algunos casos recurrieron a la acción violenta de chusmas.

      “Un grupo de pícaros”

      Una fuerte oposición provino de ciertos grupos de la Acción Católica. El 2 de octubre de 1938 el hermano Rutherford habló francamente en el discurso “Fascismo o libertad”, que más tarde se publicó como folleto y se distribuyó por millones. En su discurso, el hermano Rutherford dio detalles de varios casos de actos ilegales para demostrar la confabulación que existía entre ciertos funcionarios públicos y la Iglesia Católica.

      Después de presentar los hechos, Rutherford señaló lo siguiente: ‘Cuando a la gente se le hace saber que un grupo actúa al amparo de la religión para privarla de sus derechos, la Jerarquía grita con ira y dice: “¡Mentiras! Amordácenlos y no les permitan hablar”’. Luego preguntó: ‘¿Es impropio publicar la verdad acerca de un grupo de pícaros que roban a la gente? ¡Ciertamente que no! ¿Se debe amordazar a la gente honrada y obligarla a callar mientras esa banda de asaltantes destruye su libertad? Sobre todo, ¿se negarán a la gente los privilegios que Dios les ha dado de reunirse pacíficamente, de rendirle adoración y de gozar de libertad de expresión para hablar acerca de su reino y de los que se oponen a él?’.

      La oposición de grupos de la Acción Católica siguió por todo Estados Unidos después de aquella mordaz reprensión. Los testigos de Jehová libraron batallas jurídicas en favor de la libertad de culto y el derecho de proclamar el Reino de Dios. Pero la situación no hizo más que empeorar cuando el mundo se envolvió en la guerra. También se impusieron restricciones legales y sentencias de prisión a los testigos de Jehová de Europa, África y Asia.

      “Todos queríamos ir a [San Luis]”

      “En 1941 —recuerda Norman Larson, que poco antes había comenzado su ministerio de tiempo completo—, todos sabíamos que pasaríamos por tiempos críticos debido a la guerra que se peleaba en Europa. De modo que todos queríamos ir a [San Luis].” ¿Para qué? Pues para asistir a la Asamblea Teocrática de los Testigos de Jehová que se celebraría en San Luis (Misuri), del 6 al 10 de agosto de 1941. Y “todos” fueron. El local de asamblea se llenó por completo. Según un cálculo estimado de la policía, la asistencia máxima fue de unas ciento quince mil personas.

      El programa de la asamblea suministró desde el primer día el estímulo oportuno. El discurso de apertura del hermano Rutherford, titulado “Integridad”, puso de relieve la idea fundamental de la asamblea. Hazel Burford, quien fue misionera por casi cuarenta años hasta su muerte, en 1983, comentó: “Nos dimos cuenta más claramente que nunca de por qué Jehová permitía aquella intensa persecución de su pueblo por todo el mundo”. En un informe sobre dicha asamblea, el Anuario de los testigos de Jehová para 1942 añadió: “Todos podían darse cuenta de que les quedaba por hacer una inmensa obra de testificar, y de que al efectuarla mantendrían su integridad a pesar del odio de todos los hombres y de las organizaciones mundanas”.

      El domingo 10 de agosto, el “Día de los hijos”, hubo una escena conmovedora en la asamblea. Al comenzar la sesión de la mañana, 15.000 niños —entre 5 y 18 años de edad— se reunieron en la sección principal frente a la plataforma y en una sección separada con el mismo propósito en el estacionamiento de remolques, donde se hallaba una multitud para la que no había cabida. Cuando el hermano Rutherford, que entonces tenía poco más de 70 años, subió a la plataforma, los niños comenzaron a ovacionarlo y a aplaudir. Él sacó su pañuelo y empezó a saludarlos, y los niños hicieron lo mismo. Luego, con tono bondadoso y claro se dirigió al entero auditorio con el tema “Hijos del Rey”. Después de hablar por una hora al auditorio en general, centró sus declaraciones en los niños sentados en las secciones reservadas.

      ‘Niños —dijo fijando su atención en los rostros radiantes de los jóvenes sentados frente a él—, ustedes que han convenido en hacer la voluntad de Dios y se han puesto de parte de su Gobierno Teocrático en manos de Cristo Jesús, y que han concordado en obedecer a Dios y a su Rey, pónganse de pie, por favor.’ Todos los niños se pusieron de pie a la misma vez. “¡Miren! —exclamó el orador con entusiasmo—, ¡más de quince mil nuevos testigos del Reino!” Hubo entonces una tremenda explosión de aplausos. ‘Todos ustedes los que están dispuestos a hacer lo que puedan para hablar a otros acerca del Reino de Dios y sus bendiciones, digan sí, por favor.’ Entonces se escuchó un atronador: “¡Sí!”.

      El punto culminante llegó cuando el hermano Rutherford anunció la presentación del nuevo libro Hijos, que fue recibido con gritos de gozo y muchos aplausos. Después del discurso, el orador, un hombre alto, participó en distribuir ejemplares gratuitos del libro a medida que una larga fila de niños subía a la plataforma y pasaba junto a él. Esto hizo llorar a muchos.

      Aquel domingo por la mañana había en el auditorio muchos niños que cumplieron la palabra que dieron al gritar: “¡Sí!”. Entre los que recibieron el libro Hijos en aquella ocasión estaban LaVonne Krebs, Merton Campbell y Eugene y Camilla Rosam. En 1992 estos todavía servían en la oficina central de la Sociedad, y habían pasado cincuenta y uno, cuarenta y nueve, cuarenta y nueve y cuarenta y ocho años, respectivamente, en el ministerio de tiempo completo. Algunos de aquellos niños con el tiempo fueron a servir de misioneros en el extranjero, entre ellos Eldon Deane (Bolivia), Richard y Peggy Kelsey (Alemania), Ramon Templeton (Alemania) y Jennie Klukowski (Brasil). Ciertamente aquel programa del domingo por la mañana en la asamblea de San Luis dejó una impresión duradera en el corazón de muchos jóvenes.

      El domingo por la tarde, el hermano Rutherford dirigió a los asambleístas unas palabras de despedida. Los animó a cumplir con la obra de proclamar el Reino de Dios. Les dijo: “Estoy completamente seguro de que de ahora en adelante [...] va a haber un rápido aumento de los que formarán la grande muchedumbre”. Los instó a regresar a sus lugares respectivos, a “trabajar con mayor empeño [...] y a dedicar la mayor cantidad de tiempo posible a servir en el campo”. A continuación pronunció sus palabras finales al auditorio: “Pues bien, hermanos queridos, que el Señor los bendiga. No les voy a decir adiós, pues espero verlos de nuevo en alguna ocasión”.

      Sin embargo, muchos no verían más al hermano Rutherford.

      Últimos días de J. F. Rutherford

      El hermano Rutherford tenía cáncer de colon, y se encontraba mal de salud durante la asamblea de San Luis. A pesar de todo, pudo presentar cinco vigorosos discursos. Sin embargo, después de la asamblea su estado empeoró, y tuvieron que hacerle una colostomía. Arthur Worsley recuerda el día en que el hermano Rutherford se despidió de la familia Betel. “Nos dijo confidencialmente que iba a someterse a una operación peligrosa y que, tanto si sobrevivía como si no, confiaba en que seguiríamos proclamando el nombre de Jehová. Concluyó diciendo: ‘Por eso, si es la voluntad de Dios, los veré de nuevo. Si no, sigan adelante en la batalla’. No hubo nadie en la familia que no llorara.”

      El hermano Rutherford, que entonces tenía 72 años de edad, sobrevivió a la operación. Poco después lo llevaron a una residencia en California a la que había dado el nombre de Beth-Sarim. Quedó claro para sus seres amados y para los médicos que no se recobraría. De hecho, tuvieron que operarlo de nuevo.

      A mediados de diciembre los hermanos Nathan H. Knorr, Frederick W. Franz y Hayden C. Covington llegaron de Brooklyn. Hazel Burford, quien cuidó del hermano Rutherford en aquellos tristes y difíciles momentos, dijo después: “Pasaron varios días con él revisando el informe anual para el Anuario y otros asuntos de organización. Después que partieron, el hermano Rutherford continuó debilitándose y, unas tres semanas después, el jueves 8 de enero de 1942, terminó fielmente su carrera terrestre”.i

      ¿Cómo se recibió en Betel la noticia de la muerte del hermano Rutherford? “Nunca olvidaré el día en que supimos que el hermano Rutherford había muerto —recordó William A. Elrod, quien había sido miembro de la familia de Betel por nueve años—. Fue al mediodía, cuando la familia estaba reunida para el almuerzo. El anuncio fue breve. No hubo discursos. Nadie tomó el día libre para lamentarse. Más bien, volvimos a la fábrica y trabajamos con más empeño que nunca.”

      Aquellos fueron tiempos sumamente difíciles para los testigos de Jehová. La guerra se convirtió en un conflicto mundial. La lucha se extendió de Europa a África, y luego a lo que se conocía como la Unión Soviética. El 7 de diciembre de 1941, solo un mes antes de la muerte del hermano Rutherford, el ataque japonés a Pearl Harbor hizo que Estados Unidos entrara en la guerra. En muchos lugares los Testigos fueron objeto de la acción violenta de chusmas y de otras formas de persecución intensa.

      ¿Qué sucedería a partir de entonces?

      [Notas a pie de página]

      a Una corporación neoyorquina que se formó en 1909, cuando la oficina central de la Sociedad fue trasladada a Brooklyn (Nueva York).

      b Véase el capítulo 28: “Pruebas y zarandeos desde el interior”.

      c De acuerdo con la interpretación dada en The Finished Mystery, la mujer del capítulo 12 de Revelación era “la Iglesia primitiva”, el dragón era “el Imperio romano pagano” y el hijo varón era “el papado”.

      d Véase el capítulo 14: “No son parte del mundo”.

      e Véase el capítulo 30: “Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas”.

      f Vindication (Vindicación), libro 3, página 77. Véase también el capítulo 12: “La gran muchedumbre, ¿vivirá en el cielo, o en la Tierra?”.

      g En aquel tiempo no se consideraba “testigos de Jehová” a los Jonadab. (Véase La Torre del Vigía de enero de 1935, página 12.) No obstante, unos años más tarde, La Atalaya de diciembre de 1942 dijo: “Estas ‘otras ovejas’ vienen a ser testigos para Él, de la misma manera que los hombres fieles antes de la muerte de Cristo, desde Juan el Bautista hasta Abel, fueron para Jehová testigos que nunca desistieron”.

      h Una referencia a “la gran ramera” mencionada en el capítulo 17 de Revelación. El libro Enemigos dijo: “Todas las organizaciones que están contra Dios y su reino [...] llevan el nombre de ‘Babilonia’ y ‘ramera’, y esos nombres [se aplican particularmente] a la principal organización religiosa, la iglesia católico-romana” (página 193). Años más tarde se discernió que la ramera en realidad representa al imperio mundial de toda la religión falsa.

      i Al hermano Rutherford le sobrevivieron su esposa Mary y su hijo Malcolm. Debido a que la hermana Rutherford tenía muy mala salud y los inviernos de Nueva York (donde se halla la oficina central de la Sociedad Watch Tower) le resultaban difíciles de soportar, ella y Malcolm habían vivido en el sur de California, donde el clima era más favorable para su salud. La hermana Rutherford murió el 17 de diciembre de 1962, a la edad de 93 años. Una nota sobre su muerte en el periódico Daily News-Post de Monrovia (California) decía: “Hasta que la mala salud la obligó a quedarse en casa, participó activamente en la obra ministerial de los testigos de Jehová”.

      [Comentario en la página 73]

      “Las principales armas de Satanás son el ORGULLO, la AMBICIÓN y el TEMOR”

      [Comentario en la página 74]

      “Prueba palpable de que Jehová dirigía la Sociedad”

      [Comentario en la página 75]

      ‘Salieron de la cárcel no tanto para provecho de ellos, sino para que fuera un testimonio de la verdad’

      [Comentario en la página 77]

      “La misión del cristiano mientras está en la Tierra [...] es la de proclamar el mensaje del reino [...] del Señor”

      [Comentario en la página 78]

      ‘Anuncien el Reino con más celo y amor que nunca’

      [Comentario en la página 82]

      “Deseamos ser conocidos como [ . . .] testigos de Jehová”

      [Comentario en la página 83]

      ¡Sí! Los Jonadab debían bautizarse

      [Comentario en la página 84]

      ‘Se busca a personas semejantes a ovejas que había que recoger todavía’

      [Comentario en la página 85]

      Rutherford era franco cuando censuraba a los religiosos que se oponían a la verdad

      [Comentario en la página 86]

      15.000 niños se ponen de parte del Reino

      [Comentario en la página 89]

      “Si es la voluntad de Dios, los veré de nuevo. Si no, sigan adelante en la batalla”

      [Recuadro/Fotografía en la página 76]

      “Casa de Príncipes”

      Tras salir en 1919 de su injusto encarcelamiento, el hermano Rutherford sufrió una pulmonía grave. Después, solo le funcionaba un pulmón. En los años veinte, como parte de un tratamiento médico, fue a San Diego (California), y el médico lo instó a pasar allí tanto tiempo como le fuera posible. Desde 1929 en adelante, pasó los inviernos trabajando en una casa de San Diego a la que había dado el nombre de Beth-Sarim. Aquella casa se edificó con las contribuciones dadas para ese propósito. El título de propiedad, que se publicó en su totalidad en la revista “The Golden Age” del 19 de marzo de 1930, transfería esta propiedad a J. F. Rutherford y después a la Sociedad Watch Tower.

      Con relación a Beth-Sarim, el libro “Salvación”, publicado en 1939, explica: “Las palabras hebreas ‘Beth Sarim’ significan ‘Casa de Príncipes’; y el propósito de adquirir esa propiedad y edificar esa casa fue el de que hubiera una prueba tangible de que en efecto hay en la tierra quienes firmemente creen en Dios y en Cristo Jesús y en su reino, [y que] también [creen] que los fieles de la antigüedad pronto serán resucitados por el Señor, estarán en la tierra, y tomarán a su cargo los asuntos visibles de ella”.

      Algunos años después de la muerte del hermano Rutherford, la junta de directores de la Sociedad Watch Tower decidió vender Beth-Sarim. ¿Por qué? “The Watchtower” del 15 de diciembre de 1947 explicó: “Ha cumplido plenamente el propósito para el cual se obtuvo y ahora solo servía como un monumento que resultaba muy caro de mantener; nuestra fe en la vuelta de los hombres de la antigüedad, a quienes Cristo hará príncipes en TODA la tierra (no solamente en California) se basa, no en esa casa Beth-Sarim, sino en la promesa de la Palabra de Dios”.j

      [Nota a pie de página]

      j En aquel tiempo se creía que hombres fieles de la antigüedad, como Abrahán, José y David, serían resucitados antes del fin de este sistema de cosas y serían “príncipes en toda la tierra”, en cumplimiento de Salmo 45:16. En 1950 se ajustó este punto de vista, cuando estudios más profundos de las Escrituras indicaron que aquellos antepasados terrestres de Jesucristo serán resucitados después del Armagedón. —Véase “La Atalaya” del 15 de mayo de 1951, páginas 303-306.

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 80 y 81]

      Radiodifusión del mensaje del Reino

      Solo dos años después del comienzo de la radiodifusión comercial regular, se empezó a utilizar ese medio de difusión para transmitir el mensaje del Reino. Así, el 26 de febrero de 1922 el hermano Rutherford presentó en California su primer discurso radiado. Dos años más tarde, el 24 de febrero de 1924, la Sociedad Watch Tower inauguró su propia radioemisora, WBBR, en Staten Island (Nueva York). Con el tiempo la Sociedad organizó redes de radiodifusión por todo el mundo para transmitir programas y discursos bíblicos. Para 1933 un máximo de 408 estaciones transmitían el mensaje del Reino a seis continentes.

      [Fotografías]

      Desde 1924 hasta 1957 la Sociedad Watch Tower utilizó la estación WBBR para transmitir desde Nueva York

      La orquesta de la WBBR en 1926

      J. F. Rutherford dando el discurso “Enfréntese a los hechos”, en el Royal Albert Hall de Londres (Inglaterra) el 11 de septiembre de 1938; más de diez mil personas llenaron completamente el auditorio (abajo), y millones más lo escucharon por la radio

      El programa de apertura de la WBBR

      Personal de la estación 2HD en Newcastle (Nueva Gales del Sur, Australia)

      Estación de radio CHCY en Edmonton (Alberta, Canadá), una de las emisoras que la Sociedad poseía y utilizaba en Canadá

      Transmitiendo para Finlandia mediante una estación de radio en Estonia

      Equipo de radiodifusión de la estación WORD, cerca de Chicago (Illinois), la cual era propiedad de la Sociedad

      [Recuadro/Fotografías en la página 87]

      Predicación con gramófonos

      En 1933 los testigos de Jehová comenzaron a emplear otro innovador medio de predicar. Se usó una máquina sonora portátil con amplificador y altavoz para poner en salones, parques y otras zonas públicas discos de 33 1/3-rpm que contenían grabaciones de discursos radiados del hermano Rutherford. También se utilizaron automóviles y barcos con altavoces para proclamar el mensaje del Reino.

      El buen resultado del uso de aquellas máquinas llevó a otra innovación: la predicación de casa en casa con un gramófono liviano. En 1934 la Sociedad empezó a producir gramófonos portátiles y una serie de discos de 78-rpm con discursos bíblicos que duraban cuatro minutos y medio. Con el tiempo se emplearon grabaciones sobre 92 diferentes temas. En total, la Sociedad produjo más de cuarenta y siete mil máquinas de ese tipo para anunciar el mensaje del Reino. Sin embargo, más tarde se dio énfasis a la presentación oral del mensaje del Reino, de modo que poco a poco se fue abandonando el uso de aquellas máquinas.

      [Fotografías]

      Con un automóvil provisto de altavoces y situado en una colina, el mensaje del Reino se podía escuchar a muchos kilómetros de distancia (arriba)

      Empleo de la máquina sonora en México (derecha)

      Barco con altavoces difundiendo el mensaje en el río Támesis (Londres, Inglaterra) (arriba)

      Uso del gramófono en el servicio del campo (izquierda)

      Mostrando cómo usar un gramófono vertical, en 1940 (derecha)

      [Fotografía en la página 79]

      J. A. Bohnet

      [Fotografía en la página 88]

      Desde 1917 (cuando J. F. Rutherford fue elegido presidente) hasta 1941 la Sociedad Watch Tower produjo un raudal de publicaciones, entre ellas 24 diferentes libros, 86 diferentes folletos y “Anuarios”, así como artículos para las revistas que hoy se conocen en español como “La Atalaya” y “¡Despertad!”

  • Declaran las buenas nuevas sin aflojar el paso (1942 - 1975)
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 8

      Declaran las buenas nuevas sin aflojar el paso (1942 - 1975)

      ‘A TODOS LOS QUE AMAN LA TEOCRACIA:

      El 8 de enero de 1942 nuestro amado hermano J. F. Rutherford terminó fielmente su carrera terrestre [...]. Para él era un gozo y un consuelo ver y saber que ningún testigo del Señor sigue a hombre alguno como su Guía, sino al Rey Cristo Jesús, y que todos seguirán adelante en la obra en completa unidad de acción.’ —Carta que anunciaba la muerte del hermano Rutherford.a

      LA NOTICIA de la muerte del hermano Rutherford sacudió momentáneamente a los testigos de Jehová de todo el mundo. Muchos sabían que él había estado enfermo, pero no esperaban que muriera tan pronto. Les entristeció su muerte, pero estaban decididos a ‘seguir adelante en la obra’ de proclamar el Reino de Dios. No consideraban a J. F. Rutherford como su caudillo. Charles E. Wagner, quien había trabajado en la oficina con el hermano Rutherford, indicó: “Por todas partes los hermanos habían llegado a la firme convicción de que la obra de Jehová no dependía de ningún hombre”. No obstante, era necesario que alguien cumpliera con las responsabilidades que el hermano Rutherford había atendido como presidente de la Sociedad Watch Tower.

      ‘Nos quedaremos cerca del Señor’

      El deseo sincero del hermano Rutherford era que los testigos de Jehová declararan las buenas nuevas sin aflojar el paso. Por eso, a mediados del mes de diciembre de 1941, varias semanas antes de su muerte, reunió a cuatro directores de las dos principales corporaciones legales que los testigos de Jehová utilizaban y sugirió que, tan pronto como fuera posible después de su muerte, todos los miembros de ambas juntas de directores se reunieran en una sesión conjunta para elegir un presidente y un vicepresidente.

      En la tarde del 13 de enero de 1942, solo cinco días después de la muerte de Rutherford, todos los miembros de las juntas de las dos corporaciones se reunieron en el Betel de Brooklyn. Unos días antes, el vicepresidente de la Sociedad, Nathan H. Knorr, de 36 años de edad, había sugerido que buscaran encarecidamente la sabiduría divina mediante la oración y la meditación. Los miembros de las juntas reconocían que aunque el hermano que fuera elegido presidente administraría los asuntos legales de la Sociedad Watch Tower, también sería uno de los principales superintendentes de la organización. ¿Quién llenaba los requisitos espirituales necesarios para asumir la seria responsabilidad de atender la obra de Jehová? Se abrió la sesión conjunta con oración, y después de un examen cuidadoso se eligió por unanimidad al hermano Knorr como presidente de ambas corporaciones, y al hermano Hayden C. Covington, de 30 años de edad, abogado de la Sociedad, como vicepresidente.b

      Aquel mismo día, W. E. Van Amburgh, secretario y tesorero de la Sociedad, anunció a la familia de Betel el resultado de la elección. R. E. Abrahamson, quien estuvo presente en aquella ocasión, recordó que Van Amburgh dijo: ‘Recuerdo cuando C. T. Russell murió y fue reemplazado por J. F. Rutherford. El Señor siguió dirigiendo la obra y haciéndola prosperar. Ahora espero que esta siga adelante con Nathan H. Knorr como presidente, porque esta es la obra del Señor, y no del hombre’.

      ¿Cuál fue la reacción de los miembros de la familia del Betel de Brooklyn ante los resultados de la votación? Una carta conmovedora que enviaron el 14 de enero de 1942, el día después de la elección, responde: “Su cambio [el de Rutherford] no hará que aminoremos el paso en el cumplimiento de la tarea que nos ha asignado el Señor. Estamos decididos a quedarnos cerca del Señor y unos de otros, llevando con firmeza la batalla a la puerta, peleando hombro a hombro. [...] Nuestra asociación íntima con el hermano Knorr por unos veinte años [...] nos capacita para apreciar la dirección del Señor en la selección del hermano Knorr como presidente y por ella ver el cuidado amoroso que ejerce el Señor sobre Su pueblo”. Pronto se empezaron a recibir en la oficina central cartas y telegramas de apoyo procedentes de todo el mundo.

      No tenían incertidumbre en cuanto a qué hacer. Se preparó un artículo especial para The Watchtower del 1 de febrero de 1942 (en español apareció en La Atalaya de junio de 1942), el mismo número que anunciaba la muerte del hermano J. F. Rutherford. Decía: “El recogimiento final por el Señor está en progreso. Que nada ni por un instante interrumpa el avance progresivo de su pueblo [...] en su servicio. [...] Ahora el retener firmemente nuestra integridad [al] Dios Todopoderoso es la cosa de TODA IMPORTANCIA”. Se instó a los testigos de Jehová a seguir declarando celosamente las buenas nuevas.

      Pero el ‘retener firmemente su integridad’ a principios de los años cuarenta era un verdadero desafío. El mundo todavía estaba en guerra. Las restricciones impuestas en muchos lugares de la Tierra debido al conflicto dificultaban la predicación de los testigos de Jehová. Los arrestos y la acción de chusmas contra los Testigos no disminuían. Hayden Covington, como abogado de la Sociedad, dirigió la lucha jurídica, a veces desde su oficina en la central de Brooklyn y en otras ocasiones desde trenes mientras viajaba para atender casos judiciales. Trabajando con abogados locales, como Victor Schmidt, Grover Powell y Victor Blackwell, el hermano Covington se esforzó mucho por hacer valer los derechos constitucionales de los testigos de Jehová de predicar de casa en casa y distribuir literatura bíblica sin impedimentos por parte de los funcionarios locales.c

      Se da la señal de ‘seguir adelante’

      A pesar del racionamiento de comestibles y gasolina a causa de la guerra, a principios de marzo de 1942 se anunciaron los preparativos para la Asamblea Teocrática del Nuevo Mundo, que se celebraría del 18 al 20 de septiembre. Para facilitar el viaje se escogieron 52 ciudades como sedes de asamblea en Estados Unidos, muchas de las cuales se conectaron por línea telefónica con Cleveland (Ohio), que era la ciudad clave. Para aquel mismo tiempo los testigos de Jehová se reunieron en otras 33 ciudades por todo el mundo. ¿Qué propósito tenía esta asamblea?

      En sus palabras de introducción en la sesión de apertura, el hermano Covington, presidente del programa, declaró: ‘No nos hemos reunido para meditar sobre el pasado o sobre lo que algunos han hecho’. Entonces anunció el discurso clave, “La única luz”, basado en los capítulos 59 y 60 de Isaías, que estuvo a cargo del hermano Franz. Al referirse al mandato profético de Jehová que escribió Isaías, el orador declaró con vigor: “Aquí tenemos, pues, la señal de ‘¡Adelante!’ dada por la Suprema Autoridad a efecto de proseguir en su [obra] de testificar sin importar lo que suceda antes que el Armagedón venga”. (Isa. 6:1-12.) No era tiempo de aflojar el paso y descansar.

      En el siguiente discurso del programa N. H. Knorr declaró: “Hay más trabajo que hacer; ¡mucho trabajo!”. Para ayudar a sus oyentes a responder a la señal de ‘seguir adelante’, el hermano Knorr anunció una edición de la Versión Autorizada de la Biblia (en inglés), impresa en las propias prensas de la Sociedad, con una concordancia que había sido preparada especialmente para que los testigos de Jehová la usaran en el ministerio del campo. Aquella publicación reflejaba el gran interés del hermano Knorr en la impresión y distribución de la Biblia. De hecho, después de ser elegido presidente de la Sociedad a principios de aquel año, actuó con rapidez para conseguir los derechos de impresión de esa traducción y coordinar la preparación de la concordancia y otras de sus características. En unos meses esa edición especial de la Versión Autorizada estuvo lista para ser presentada en la asamblea.

      El último día de la asamblea el hermano Knorr pronunció el discurso “Paz... ¿será duradera?”. En él presentó prueba clara, basada en Revelación 17:8, de que la II Guerra Mundial, que entonces estaba en su apogeo, no conduciría al Armagedón, como algunos pensaban, sino que terminaría y entonces vendría un período de paz. Aún había trabajo que hacer respecto a proclamar el Reino de Dios. A los que estaban presentes en la asamblea se les dijo que para dar la atención debida al crecimiento que se esperaba en la organización, a partir del mes siguiente la Sociedad enviaría “siervos para los hermanos” a trabajar con las congregaciones. Estas serían visitadas cada seis meses.

      “Aquella Asamblea Teocrática del Nuevo Mundo unió sólidamente a la organización de Jehová para su obra futura”, dice Marie Gibbard, quien asistió con sus padres en Dallas (Texas). Y había mucho trabajo que hacer. Los testigos de Jehová quedaron a la expectativa del período de paz que vendría. Estaban decididos a seguir adelante a pesar de la oposición y la persecución, declarando sin cesar las buenas nuevas.

      Una era de más educación

      Hasta entonces los Testigos habían empleado la tarjeta de testimonio y el gramófono para predicar de casa en casa; pero, ¿podría cada testigo de Jehová mejorar sus aptitudes docentes y explicar la razón de su esperanza a partir de las Escrituras? El tercer presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, pensaba que eso se podía lograr. C. James Woodworth, cuyo padre fue por años el director de las revistas The Golden Age y Consolation, declaró: “Mientras que en el tiempo del hermano Rutherford se recalcó que ‘La religión es un lazo y un fraude’, [entonces] dio comienzo la era de la expansión mundial, y la educación —bíblica y de organización— empezó a una escala hasta entonces desconocida por el pueblo de Jehová”.

      La era de educación comenzó casi inmediatamente. El 9 de febrero de 1942, aproximadamente un mes después de haber sido elegido presidente de la Sociedad N. H. Knorr, se hizo un anuncio de gran trascendencia en el Betel de Brooklyn. Se habían hecho preparativos para conducir en Betel un Curso Avanzado en el Ministerio Teocrático, que consistía en estudios que destacaban la investigación bíblica y la oratoria pública.

      Para el año siguiente se habían sentado las bases para un curso similar que se conduciría en las congregaciones locales de los testigos de Jehová. En la Asamblea “Llamada a la Acción”, que se celebró a través de Estados Unidos el 17 y 18 de abril de 1943, se presentó en inglés el folleto Curso en el Ministerio Teocrático. Se instó a cada congregación a instituir la nueva escuela, y la Sociedad nombró instructores que dirigieran el curso de estudios y ofrecieran consejo edificante sobre los discursos que presentaran los estudiantes varones matriculados. Tan pronto como fue posible el curso se tradujo y empezó a funcionar en otros países.

      Como resultado, oradores capacitados que habían sido preparados en esta escuela del ministerio comenzaron a participar en una campaña mundial de proclamar el mensaje del Reino mediante discursos públicos. Muchos pudieron después dar buen uso a su preparación al servir de oradores en asambleas y al atender responsabilidades de peso en la organización.

      Entre los que se beneficiaron estuvo Angelo C. Manera, hijo, quien fue superintendente viajante por unos cuarenta años. Fue uno de los primeros de su congregación que se matricularon en la escuela, e indicó: “Todos los que hemos asistido a las reuniones y hemos salido al servicio del campo durante muchos años sin el beneficio de esta provisión la hemos llegado a ver como un gran paso adelante en nuestro progreso personal y en el de la organización”.

      Con relación a la preparación que recibió en la escuela inaugurada en el Betel de Brooklyn en 1942, George Gangas, que entonces era traductor al griego, dijo más tarde: ‘Recuerdo la vez que presenté mi primer discurso de seis minutos. No tenía confianza en mí mismo, y por eso lo escribí. Pero, cuando me levanté para darlo, el temor al auditorio se apoderó de mí y tartamudeé y hablé entre dientes, y olvidé lo que quería decir. Entonces recurrí a leer lo que llevaba escrito. Pero me temblaban tanto las manos que veía las líneas saltando hacia arriba y hacia abajo’. Sin embargo, no se dio por vencido. Con el tiempo llegó a dar discursos en grandes asambleas e incluso es miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.

      Una escuela fundada en la fe

      El 24 de septiembre de 1942 se dio otro paso adelante durante este tiempo de intensificación educativa. En una reunión conjunta de las juntas de directores de las dos corporaciones legales el hermano Knorr sugirió que la Sociedad estableciera otra escuela, y que para esto se empleara un edificio que se había construido en la Hacienda del Reino, en South Lansing (Nueva York), a 410 kilómetros al noroeste de la ciudad de Nueva York. El propósito de la escuela era preparar misioneros para que sirvieran en países extranjeros donde se necesitaban urgentemente proclamadores del Reino. Aquella sugerencia fue aprobada por unanimidad.

      Albert D. Schroeder, que tenía entonces 31 años de edad, fue designado secretario general, y presidió el comité encargado de organizar la nueva escuela. Dice: “¡Cómo nos conmovió esta extraordinaria nueva asignación!”. Los instructores se pusieron a trabajar inmediatamente; solo tenían cuatro meses para preparar los cursos y las conferencias, además de organizar una biblioteca. “El curso de educación cristiana adelantada duraría 20 semanas, y el libro de texto principal era la Biblia”, explica el hermano Schroeder, quien ahora es miembro del Cuerpo Gobernante.

      El lunes 1 de febrero de 1943, en un frío día de invierno, comenzó la primera clase con 100 estudiantes en el norte del estado de Nueva York. Esta era una escuela que realmente tenía como fundamento la fe. En medio de la II Guerra Mundial había muy pocos lugares en el mundo adonde enviar misioneros. Sin embargo, con absoluta confianza en que habría un período de paz durante el cual se les podría utilizar, siguió la preparación misional.

      Reorganización después de la guerra

      En mayo de 1945 cesaron las hostilidades en Europa. Cuatro meses después, en septiembre, acabó la lucha en el Pacífico. Había terminado la II Guerra Mundial. El 24 de octubre de 1945, poco más de tres años después que el presidente de la Sociedad presentó el discurso “Paz... ¿será duradera?”, entró en vigor la Carta Constitucional de la Organización de las Naciones Unidas.

      De Europa habían estado llegando poco a poco informes de la actividad de los testigos de Jehová. Hasta un grado que asombró a los hermanos de todo el mundo, la obra de proclamar el Reino había continuado firmemente en los países europeos a pesar de la guerra. La Atalaya del 15 de octubre de 1945 informó: ‘En 1940, en Francia había 400 publicadores; ahora hay 1.100 que proclaman el Reino. [...] En 1940 había 800 publicadores en Holanda. Cuatrocientos de ellos fueron enviados a campos de concentración en Alemania. Los restantes siguieron anunciando el Reino. ¿Con qué resultados? Ahora hay 2.000 publicadores del Reino en ese país’. La puerta abierta de la libertad presentó entonces mayores oportunidades para declarar las buenas nuevas, no solo en Europa, sino en todo el mundo. Pero primero era necesaria una gran labor de reconstrucción y reorganización.

      Deseosos de conocer las necesidades de los testigos de Jehová en los países asolados por la guerra, el presidente de la Sociedad y su secretario, Milton G. Henschel, efectuaron una gira por Gran Bretaña, Francia, Suiza, Bélgica, los Países Bajos y Escandinavia en noviembre de 1945 a fin de estimular a los hermanos e inspeccionar las sucursales de la Sociedad.d Su objetivo era reorganizar la obra para el período de la posguerra. Se hicieron preparativos para enviar literatura, alimento y ropa a los hermanos necesitados. Se abrieron de nuevo las sucursales.

      El hermano Knorr reconocía que se necesitaba una buena organización en las sucursales para mantenerse al paso con el progreso en la obra de predicar. Empleó a fondo sus aptitudes naturales de organizador para aumentar la cantidad de sucursales de la Sociedad por todo el mundo. En 1942, cuando fue elegido presidente, había veinticinco sucursales. A pesar de las proscripciones y las dificultades causadas por la II Guerra Mundial, para 1946 había sucursales en 57 países. En los siguientes treinta años, hasta 1976, el número de ellas ascendió a 97.

      Capacitados para ser maestros

      Los viajes internacionales que el presidente de la Sociedad realizó poco después de la guerra le ayudaron a determinar que los testigos de Jehová tenían que estar mejor capacitados para ser maestros de la Palabra de Dios. Era necesario que se impartiera más instrucción bíblica y se proveyeran instrumentos útiles para el ministerio del campo. Al principio del período de la posguerra se dio atención a aquellas necesidades.

      En la Asamblea Teocrática de Naciones Alegres, celebrada en Cleveland (Ohio) del 4 al 11 de agosto de 1946, el hermano Knorr presentó el discurso “Equipado para toda buena obra”. Despertó el interés del entero auditorio con preguntas como: “¿No sería una ayuda extraordinaria el tener información sobre cada uno de los sesenta y seis libros de la Biblia? ¿No resultaría útil para el entendimiento de las Escrituras el que supiéramos quién escribió cada libro de la Biblia, cuándo y dónde?”. Todos estaban a la expectativa cuando declaró: ‘Hermanos, ¡tienen toda esa información y mucha más en el nuevo libro titulado “Equipado para toda buena obra”!’. Al anuncio siguió una salva de aplausos. La nueva publicación se utilizaría en las congregaciones como libro de texto para la escuela del ministerio.

      Los testigos de Jehová no solo fueron equipados con una publicación que aumentaba su conocimiento de las Escrituras; además recibieron ayudas excelentes que podían utilizar en el servicio del campo. La asamblea de 1946 se recordará siempre porque fue allí donde se presentó el primer número de Awake! (¡Despertad!). Esta nueva revista reemplazó a la revista Consolation. También se presentó en inglés el libro “Sea Dios veraz”.e Henry A. Cantwell, quien más tarde fue superintendente viajante, explica: “Por algún tiempo habíamos necesitado un libro que pudiéramos emplear con eficacia para conducir estudios bíblicos con la gente que mostraba interés, un libro que abarcara las doctrinas y verdades básicas de la Biblia. Ahora, con la presentación del libro ‘Sea Dios veraz’, teníamos precisamente lo que necesitábamos”.

      Equipados con estas valiosas ayudas docentes, los testigos de Jehová esperaban que continuara la rápida expansión. Al hablar a la asamblea sobre “Los problemas de la reconstrucción y la expansión”, el hermano Knorr explicó que durante los años de la guerra mundial no se habían detenido los esfuerzos por testificar. De 1939 a 1946 aumentó en más de 110.000 la cantidad de proclamadores del Reino. La Sociedad tenía planes de agrandar la fábrica y el Hogar Betel de Brooklyn con el fin de satisfacer la creciente demanda mundial de literatura bíblica.

      El esperado período de paz había llegado. La era de expansión mundial y educación bíblica adelantaba a buen paso. Los testigos de Jehová regresaron de la Asamblea Teocrática de Naciones Alegres mejor equipados para ser maestros de las buenas nuevas.

      La proclamación del Reino recibe impulso

      Con miras a la expansión mundial, el 6 de febrero de 1947 el presidente de la Sociedad y su secretario, Milton G. Henschel, emprendieron una gira mundial de servicio en la que recorrieron 76.916 kilómetros. En su viaje visitaron islas del Pacífico, Nueva Zelanda, Australia, el sudeste de Asia, la India, el Oriente Medio, la zona del Mediterráneo, Europa central y oriental, Escandinavia, Inglaterra y Terranova. Esta era la primera vez desde 1933 que representantes de la oficina central de la Sociedad en Brooklyn habían podido visitar a sus hermanos de Alemania. Los testigos de Jehová de todo el mundo pudieron seguir el viaje de los dos representantes a medida que se publicaban informes del mismo en La Atalaya.f

      “Era la primera oportunidad que teníamos de conocer a los hermanos de Asia y de otros lugares, y de enterarnos de sus necesidades —explica el hermano Henschel, quien ahora es miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová—. Pensábamos enviar misioneros, de modo que teníamos que saber en qué condiciones vivirían y lo que iban a necesitar.” Después de aquella gira, un flujo continuo de misioneros preparados en Galaad llegó a países extranjeros para llevar la delantera en la obra de proclamar el Reino. Los resultados fueron impresionantes. En los siguientes cinco años (1947-1952) el número de predicadores del Reino aumentó por todo el mundo a más del doble, de 207.552 a 456.265.

      El aumento de la teocracia

      El 25 de junio de 1950 los ejércitos de la República Popular Democrática de Corea invadieron la República de Corea que está al sur. Con el tiempo, soldados de otros dieciséis países participaron en el conflicto. Pero mientras la guerra enfrentaba a las principales naciones del mundo, los testigos de Jehová se preparaban para una asamblea internacional que iba a demostrar no solo la unidad mundial de que disfrutaban, sino también que Jehová los estaba bendiciendo con aumento. (Isa. 60:22.)

      La Asamblea Aumento de la Teocracia se celebraría del 30 de julio al 6 de agosto de 1950. Sería con mucho, la mayor asamblea que los testigos de Jehová habrían celebrado hasta entonces en un solo lugar. Unos 10.000 representantes extranjeros de Europa, África, Asia, Latinoamérica y las islas del Pacífico —67 diferentes países en total— llegaron al Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York. La concurrencia máxima para el discurso público sobrepasó las 123.000 personas —en comparación con la asistencia máxima de unas 80.000 a la Asamblea Teocrática de Naciones Alegres celebrada solo cuatro años antes—, y fue en sí misma una prueba sobresaliente de aumento.

      Un factor importante para el aumento de los testigos de Jehová ha sido la impresión y distribución de la Palabra de Dios. Un suceso que hizo historia a este respecto tuvo lugar el 2 de agosto de 1950, cuando el hermano Knorr anunció que se acababa de publicar en inglés moderno la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas. Algo que emocionó a los asambleístas fue saber que esta traducción volvió a poner el nombre de Jehová en el lugar que le correspondía en el texto principal, unas 237 veces, desde Mateo hasta Revelación. Al concluir su discurso el orador hizo este emocionante llamamiento: “Tomen esta traducción. Léanla toda. Estúdienla, pues les ayudará a mejorar su comprensión de la Palabra de Dios. Distribúyanla a otras personas”. Durante la década siguiente se publicarían otras porciones, de modo que con el tiempo los testigos de Jehová tendrían una traducción de toda la Biblia exacta y fácil de leer, que podrían ofrecer con entusiasmo a otras personas.

      Se invitó a los presentes a que antes de partir visitaran los nuevos edificios de Betel, ubicados en el 124 de la calle Columbia Heights, y las instalaciones de la imprenta, en el 117 de la calle Adams, que habían sido objeto de una extensa ampliación. Construidas con el apoyo financiero de los Testigos de todo el mundo, estas nuevas instalaciones completaban el inmenso programa de expansión que se había anunciado y aprobado con entusiasmo en la asamblea de Cleveland en 1946. Poco se imaginaban los testigos de Jehová cuánta expansión habría aún, no solo en Brooklyn, sino en todo el mundo. Se necesitarían más y mayores imprentas para satisfacer las necesidades de los publicadores del Reino cuyo número aumentaba constantemente.

      Se intensifica la preparación para el ministerio de casa en casa

      En la Asamblea “Sociedad del Nuevo Mundo”, celebrada en la ciudad de Nueva York del 19 al 26 de julio de 1953, se proveyeron nuevas publicaciones para los testigos de Jehová mismos y para que las emplearan especialmente al proclamar el Reino de casa en casa. Por ejemplo, los 125.040 presentes el lunes 20 de julio recibieron con un ensordecedor aplauso la presentación del libro “Asegúrense de todas las cosas”. Este libro de tamaño de bolsillo tenía 416 páginas y era muy útil para el servicio del campo, pues contenía más de 4.500 textos bíblicos presentados bajo 70 temas principales. Los testigos de Jehová tenían ahora a su disposición respuestas bíblicas para las preguntas que la gente les presentaba mientras predicaban de casa en casa.

      El miércoles por la mañana, durante el discurso “El principal trabajo de todos los siervos”, el hermano Knorr anunció lo que sería un paso más en la educación continua de los testigos de Jehová, es decir, un extenso programa de preparación para predicar de casa en casa que se pondría en vigor en todas las congregaciones. Se pidió a los publicadores de experiencia que ayudaran a los menos experimentados a ser proclamadores más eficientes y regulares del Reino. Este programa de gran alcance empezó el 1 de septiembre de 1953. Jesse L. Cantwell, un superintendente viajante que participó en aquella labor, hizo notar lo siguiente: “Este programa en realidad hizo más eficientes a los publicadores”.

      En los meses que siguieron a julio de 1953 se celebraron asambleas en los cinco continentes, que fueron una extensión de la que se celebró aquel mes, con versiones del mismo programa adaptadas a las necesidades locales. De esa manera, se inició el programa intensificado de instrucción para el ministerio de casa en casa en las congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo. Ese año se alcanzó un máximo de 519.982 proclamadores del Reino.

      Se satisfacen las necesidades de la expansión mundial

      A mediados de los años cincuenta se dieron otros pasos para atender el rápido crecimiento de la organización. Por más de una década N. H. Knorr había viajado por todo el mundo e inspeccionado el funcionamiento de las sucursales. Aquellos viajes ayudaron mucho a proveer la supervisión adecuada de la obra en cada país y a fortalecer la unidad mundial de los testigos de Jehová. El hermano Knorr amaba profundamente a los misioneros y a los hermanos que servían en las sucursales de todo el mundo. Dondequiera que iba sacaba tiempo para hablar con ellos sobre sus problemas y sus necesidades y para animarlos en su ministerio. Pero en 1955 había 77 sucursales de la Sociedad Watch Tower y 1.814 misioneros educados en Galaad que servían en 100 diferentes países. Al percibir que aquello era más de lo que él podía atender por sí mismo, el hermano Knorr se encargó de que otros participaran también en esta importante obra de visitar las sucursales y los hogares misionales.

      La Tierra fue dividida en diez zonas, cada una de las cuales abarcaba algunas sucursales de la Sociedad. Se nombró para que fueran siervos de zona (conocidos ahora como superintendentes de zona) a hermanos capacitados de las oficinas de Brooklyn y a superintendentes de sucursal experimentados, a los que el hermano Knorr preparó para efectuar esta labor. El 1 de enero de 1956 el primer siervo de zona inauguró este nuevo servicio de visitar las sucursales. En 1992, más de treinta hermanos, entre ellos miembros del Cuerpo Gobernante, servían de superintendentes de zona.

      Educación en la voluntad divina

      En el verano de 1958 se perfilaba la amenaza de guerra en el Oriente Medio. A pesar de la tensión en las relaciones internacionales, los testigos de Jehová hicieron planes para reunirse en una asamblea internacional que los educaría aún más con relación a la voluntad divina. Aquella asamblea también resultaría ser la mayor que se había celebrado en una sola ciudad.

      Un máximo de 253.922 representantes de 123 países acudieron al Estadio Yanqui y al Polo Grounds de la ciudad de Nueva York para la Asamblea Internacional “Voluntad Divina”, que se celebró del 27 de julio al 3 de agosto. El periódico Daily News de Nueva York del 26 de julio de 1958 decía: “A raudales los testigos de Jehová llenan los estadios. [...] Ocho trenes especiales, 500 autobuses alquilados y 18.000 automóviles, además de dos barcos y 65 aviones fletados, se han empleado para traer a los miembros”.

      Los misioneros preparados en la Escuela de Galaad habían informado a la oficina central de la Sociedad lo difícil que se les hacía enseñar la verdad bíblica a los que no estaban familiarizados con las creencias y las doctrinas de las iglesias de la cristiandad. ¡Si solo pudieran tener una publicación que presentara las verdaderas enseñanzas de la Biblia y que a su vez fuera fácil de leer y entender! Para deleite de los 145.488 presentes el jueves 31 de julio por la tarde, el hermano Knorr anunció el nuevo libro De paraíso perdido a paraíso recobrado.

      El hermano Knorr instó a todos a usar el nuevo libro en el ministerio del campo. También sugirió a los padres que lo usaran al enseñar a sus hijos la verdad bíblica. Muchos padres tomaron a pecho aquella sugerencia. Grace A. Estep, una maestra de escuela que se crió en un pueblecito cerca de Pittsburgh (Pensilvania), señaló que ‘una generación entera de niños había crecido hojeando el libro Paraíso, llevándolo consigo a las reuniones, compartiéndolo con sus amiguitos y relatando, incluso mucho antes de haber aprendido a leer, series enteras de historias bíblicas con solo ver las ilustraciones’.

      También se proveyó alimento sólido para estudiantes adelantados de la Palabra de Dios. Al concluir su emocionante discurso “Cúmplase tu voluntad”, el hermano Knorr entusiasmó al auditorio cuando presentó el nuevo libro titulado “Hágase tu voluntad en la Tierra”. Esta nueva publicación, que contenía un estudio detallado del libro de Daniel, mostró a sus lectores cómo se ha efectuado y se efectúa actualmente la voluntad divina. El orador declaró: “¡Disfrutarán muchísimo de este libro!”. El ensordecedor aplauso de los 175.441 presentes sirvió para expresar el regocijo que sentían por recibir aquel nuevo instrumento que les permitiría apreciar mejor la voluntad de Dios.

      En sus comentarios de conclusión el hermano Knorr anunció otros programas especiales de educación que beneficiarían a la organización mundial. “La obra educativa no está en decadencia —declaró Knorr—; más bien, adelanta.” Mencionó los planes que había para adiestrar en Brooklyn a los superintendentes de todas las sucursales de la Sociedad mediante un curso de diez meses. Además, en muchos países alrededor del mundo habría cursos de un mes para capacitar mejor a los superintendentes viajantes y a los que supervisaban las congregaciones. ¿Qué propósito tenía toda esta educación? “Queremos alcanzar niveles más altos de comprensión —explicó— para entender mejor los pensamientos de Jehová, tal como él los ha expresado en su Palabra.”

      Inmediatamente comenzó la preparación de los cursos de estudio para estos programas educativos. Siete meses más tarde, el 9 de marzo de 1959, empezó la primera clase de una nueva escuela, la Escuela del Ministerio del Reino, en South Lansing (Nueva York), donde había comenzado la Escuela de Galaad. De allí pronto se extendió a todo el mundo, pues la nueva escuela se utilizó para preparar a los superintendentes de las congregaciones.

      Fortalecidos para ‘estar firmes en la fe’

      Durante los años sesenta una marejada de cambios religiosos y sociales azotó a la sociedad humana. Algunos clérigos calificaron de míticas o anticuadas ciertas porciones de la Biblia. Se popularizó la ideología de que “Dios está muerto”. La humanidad se hundió más y más en el cenagal de la inmoralidad sexual. Mediante La Atalaya, otras publicaciones y programas de asambleas, se fortaleció al pueblo de Jehová para que ‘estuviera firme en la fe’ durante aquella turbulenta década. (1 Cor. 16:13.)

      En una serie de asambleas celebradas alrededor del mundo en 1963, el discurso “El libro de ‘buenas nuevas eternas’ es provechoso” defendió a la Biblia del ataque furioso de los críticos. “Los críticos de la Biblia no tienen que señalar que este libro fue escrito por hombres —explicó el orador—. La Biblia misma nos informa de esto con toda honradez. Pero lo que hace que este libro difiera de todo otro libro escrito por hombres es que la Santa Biblia es ‘inspirada de Dios’.” (2 Tim. 3:16, 17.) Aquel animador discurso llevó a la presentación del libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. En la nueva publicación había un análisis de cada libro de la Biblia, que incluía datos sobre quién lo escribió, cuándo y dónde, y daba prueba de su autenticidad. Continuaba con un resumen del libro bíblico, al que seguía una sección titulada “Por qué es provechoso”, que mostraba por qué ese libro bíblico en particular le era muy valioso al lector. Casi treinta años después de haberse presentado esta publicación, todavía se emplea como libro de texto en la Escuela del Ministerio Teocrático y ha sido un instrumento muy valioso en el programa de educación continua de los testigos de Jehová.g

      La revolución sexual de los años sesenta afectó también a los testigos de Jehová. De hecho, durante aquellos años varios miles de ellos —una parte pequeña de la cantidad total— tuvieron que ser expulsados, en la mayoría de los casos, por inmoralidad sexual. Por eso, con buena razón el pueblo de Jehová recibió consejo directo en una serie de asambleas de distrito celebradas en 1964. Lyle Reusch, superintendente viajante natural de Saskatchewan (Canadá), recuerda el discurso “Manteniendo pura y casta la organización de siervos públicos”. Reusch dijo: “En un discurso sencillo y con un lenguaje franco y preciso se explicó con claridad todo lo relativo a las cuestiones morales”.

      En español la información del discurso se publicó en La Atalaya del 15 de mayo de 1965. Entre otras cosas, dijo: “Muchachas, no se hagan ustedes una toalla sucia para uso público, disponible para las manos sucias de cualquier tratante con rameras, cualquier ‘perro’ simbólico”. (Compárese con Revelación 22:15.)

      Aquel consejo franco tenía el fin de ayudar a los testigos de Jehová como pueblo a mantenerse en una condición moral limpia, listos para seguir proclamando el mensaje del Reino. (Compárese con Romanos 2:21-23.)

      “Díganos, ¿qué significa esto de 1975?”

      Por mucho tiempo los Testigos habían compartido la creencia de que al cumplirse seis mil años de historia humana comenzaría el Reinado Milenario de Cristo. Pero ¿cuándo terminarían los seis mil años de existencia humana? El libro Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios, presentado en una serie de asambleas de distrito celebradas en 1966, señalaba al año 1975. En aquella asamblea, mientras los hermanos examinaban su contenido, el nuevo libro provocó muchos comentarios en cuanto a 1975.

      En la asamblea que se celebró en Baltimore (Maryland), F. W. Franz presentó el discurso de conclusión. Comenzó diciendo: “Precisamente antes de subir a la plataforma un joven vino a verme y dijo: ‘Díganos, ¿qué significa esto de 1975?’”. El hermano Franz entonces se refirió a las muchas preguntas que habían surgido en cuanto a si la información del nuevo libro significaba que para 1975 habría terminado el Armagedón y Satanás habría sido atado. En esencia dijo: ‘Pudiera ser. Pero eso no es lo que decimos. Para Dios todo es posible. Pero eso no es lo que decimos. Y que ninguno de ustedes diga algo específico sobre lo que va a suceder de aquí a 1975. Pero el punto importante, estimados hermanos, es este: El tiempo es corto. El tiempo se está acabando, y no hay duda de ello’.

      En los años que siguieron a 1966 muchos testigos de Jehová obraron en armonía con el espíritu de aquel consejo. Sin embargo, se publicaron otras declaraciones sobre esta cuestión, y algunas fueron probablemente más categóricas de lo recomendable. Se reconoció este hecho en La Atalaya del 15 de septiembre de 1980 (página 17). Pero también se advirtió a los testigos de Jehová que se concentraran principalmente en hacer la voluntad de Jehová y no se preocuparan mucho por las fechas ni estuvieran a la expectativa de una salvación inminente.h

      Una ayuda para acelerar la obra

      A fines de los años sesenta, los testigos de Jehová declaraban las buenas nuevas con un sentido de expectación y de urgencia. Durante 1968 la cantidad de publicadores del Reino había aumentado a 1.221.504 en 203 países. Sin embargo, no era raro que algunas personas estudiaran la Biblia por años sin empezar a poner en práctica lo que aprendían. ¿Habría algún medio de acelerar la obra de hacer discípulos?

      La respuesta llegó en 1968 cuando se presentó una nueva ayuda para el estudio de la Biblia, La verdad que lleva a vida eterna. Este libro de 192 páginas y de tamaño de bolsillo se preparó teniendo en cuenta a las personas recién interesadas en la verdad. Contenía veintidós atrayentes capítulos que trataban asuntos como “Lo sabio de examinar uno su religión”, “Por qué envejecemos y morimos”, “¿Dónde están los muertos?”, “¿Por qué ha permitido Dios la iniquidad hasta nuestro día?”, “Cómo identificar la religión verdadera” y “Edificando una vida de familia feliz”. El libro La verdad se preparó con el fin de animar al estudiante de la Biblia a razonar sobre la información que se analizaba y a aplicarla en su propia vida.

      Este nuevo libro se emplearía en un programa de estudio de la Biblia que duraría seis meses. El Ministerio del Reino (para Estados Unidos) de noviembre de 1968 explicó cómo funcionaría el nuevo programa de estudio: “Sería bueno tratar de estudiar un capítulo entero del libro ‘La verdad’ cada semana, aunque esto quizás no sea posible con todo amo de casa ni con todos los capítulos del libro. [...] Si al fin de seis meses de estudio intenso y de esfuerzos concienzudos por conseguir que vayan a las reuniones todavía no se asocian con la congregación, entonces puede que sea mejor usar su tiempo para estudiar con alguna otra persona que realmente quiera aprender la verdad y progresar. ¡Tenga como meta el presentar las buenas nuevas en los estudios de la Biblia de tal modo que las personas interesadas actúen dentro de seis meses!”.

      ¡Y la gente actuó! En poco tiempo el programa de estudiar la Biblia en seis meses resultó ser un éxito rotundo. En los siguientes tres años de servicio, desde el 1 de septiembre de 1968 hasta el 31 de agosto de 1971, se bautizaron 434.906 personas, más del doble de las que se habían bautizado durante los tres años de servicio anteriores. Puesto que llegaron en un tiempo de expectación y de urgencia para los testigos de Jehová, el libro La verdad y la campaña de estudiar la Biblia en seis meses ayudaron muchísimo a acelerar la obra de hacer discípulos. (Mat. 28:19, 20.)

      “Tiene que surtir efecto; procede de Jehová”

      Por muchos años las congregaciones de los testigos de Jehová estuvieron organizadas de modo que un hombre capacitado espiritualmente recibía de la Sociedad el nombramiento de siervo de congregación, o “superintendente”, y le ayudaban otros “siervos” nombrados.i (1 Tim. 3:1-10, 12, 13.) Estos hombres habían de servir al rebaño, no gobernarlo. (1 Ped. 5:1-4.) Pero ¿podrían las congregaciones conformarse más de lleno a la estructura de las congregaciones cristianas del siglo primero?

      En 1971, en una serie de asambleas celebradas por todo el mundo, se presentó el discurso “La organización teocrática en medio de las democracias y el comunismo”. El 2 de julio, F. W. Franz presentó el discurso en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York. En el discurso indicó que cuando en las congregaciones del siglo primero había suficientes hombres capacitados, estas tenían más de un superintendente. (Fili. 1:1.) “El grupo de superintendentes de congregación —declaró— componía un cuerpo o ‘grupo de hombres de mayor edad’ [...] Los miembros de tal ‘grupo [o asamblea] de hombres de mayor edad’ eran todos iguales, [tenían] la misma posición oficial, y ninguno de ellos era el más importante, el más prominente, el más poderoso miembro de la congregación.” (1 Tim. 4:14.) Aquel discurso verdaderamente conmovió a toda la asamblea. ¿Qué efecto tendría aquella información en las congregaciones de los testigos de Jehová en todo el mundo?

      La respuesta se recibió dos días después, durante el discurso de conclusión presentado por N. H. Knorr. A partir del 1 de octubre de 1972 entrarían en vigor por todo el mundo modificaciones en la supervisión de las congregaciones. Ya no habría un solo siervo de congregación, o superintendente. Pero en los meses anteriores al 1 de octubre de 1972, hombres responsables y maduros de cada congregación recomendarían los nombres de los que formarían el cuerpo de ancianos (y los de aquellos que servirían de siervos ministeriales) para que la Sociedad los nombrara. Se nombraría presidente a un anciano,j pero todos los ancianos tendrían igual autoridad y compartirían la responsabilidad de tomar las decisiones. “Estos ajustes de organización —explicó el hermano Knorr— ayudarán a poner [el funcionamiento] de las congregaciones en más estrecha conformidad con la Palabra de Dios, y con seguridad eso resultará en mayores bendiciones de Jehová.”

      ¿Cómo recibieron los asambleístas esta información sobre los cambios en la organización? Un superintendente viajante dijo: “Tiene que surtir efecto; procede de Jehová”. Otro Testigo que tenía muchos años de experiencia añadió: “Será un estímulo para que todos los hombres maduros asuman responsabilidad”. Sí, todo hombre capacitado podía esforzarse ahora y ser nombrado para el “puesto de superintendente”. (1 Tim. 3:1.) De esa manera un mayor número de hermanos podría adquirir experiencia valiosa en cuanto a atender responsabilidades de congregación. Aunque ninguno se dio cuenta de ello al principio, se necesitaría a todos estos hombres para pastorear a la gran cantidad de nuevos que entrarían en los años futuros.

      La información que se presentó en la asamblea también ayudó a aclarar algunas cuestiones y a efectuar cambios que afectaban al Cuerpo Gobernante. El 6 de septiembre de 1971 se decidió que la presidencia del Cuerpo Gobernante rotaría entre sus miembros, siguiendo el orden alfabético. Varias semanas después, el 1 de octubre de 1971, F. W. Franz fue nombrado presidente del Cuerpo Gobernante por un año.

      El año siguiente, en septiembre de 1972, tuvo lugar el primer cambio de responsabilidades en las congregaciones, y para el 1 de octubre ya se había completado la rotación en la mayoría de estas. En los siguientes tres años los testigos de Jehová experimentaron un crecimiento asombroso, pues más de 750.000 personas se bautizaron durante aquel espacio de tiempo. Pero ahora se acercaba el otoño de 1975. Si no se realizaban todas las expectativas relacionadas con 1975, ¿cómo afectaría esto su celo por la predicación que se efectuaba por todo el mundo así como su unidad mundial?

      Además, por décadas Nathan H. Knorr, un hombre de personalidad dinámica y sobresaliente aptitud como organizador, había desempeñado un papel clave en el adelanto de la educación dentro de la organización y en hacer que la Biblia llegara a manos de la gente y se le ayudara a comprenderla. ¿Qué efecto tendría en estos objetivos el que a partir de entonces hubiera una supervisión más estrecha por parte del Cuerpo Gobernante?

      [Notas a pie de página]

      a La Atalaya del 1 de marzo de 1942, página 48; Consolation, 4 de febrero de 1942, página 17.

      b En septiembre de 1945 el hermano Covington amablemente renunció a su puesto de vicepresidente de la Watch Tower Bible and Tract Society (of Pennsylvania); explicó que deseaba acatar lo que entonces se entendía como la voluntad de Jehová con relación a todos los miembros de la junta directiva y los directores principales: que fueran cristianos ungidos por espíritu, mientras que él afirmaba pertenecer a las “otras ovejas”. El 1 de octubre Lyman A. Swingle fue elegido miembro de la junta de directores, y el 5 de octubre Frederick W. Franz fue escogido para ser vicepresidente. (Véase el 1946 Yearbook of Jehovah’s Witnesses (Anuario para 1946), páginas 221-224; The Watchtower del 1 de noviembre de 1945, páginas 335, 336.)

      c Véase el capítulo 30: “Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas”.

      d En 1946 se publicaron informes detallados sobre este viaje en La Atalaya (véanse las páginas 140-143, 156-159, 171-174, 283-286, 331-335, 347-349, 363-367).

      e En pocos años esta ayuda para el estudio de la Biblia llegó a conocerse en todo el mundo. Fue revisada el 1 de abril de 1952, y más de 19.000.000 de ejemplares de ella se imprimieron en 54 idiomas.

      f Véanse los informes en La Atalaya de 1947, páginas 283-288, 315-320, 348-352, 379-382; La Atalaya de 1948, páginas 28-31, 44-48, 75-80, 107-111, 123-125, 190-192, 220-223, 235-239, 251-255; La Atalaya de 1949, páginas 27-29, 45-48, 60.

      g El libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” fue actualizado en 1990.

      h Por ejemplo, en La Atalaya se publicaron los siguientes artículos: “Usando sabiamente el tiempo que queda” (15 de septiembre de 1968); “Sirva con la eternidad en mira” (1 de noviembre de 1974); “Por qué no se nos ha dicho ‘aquel día y hora’” y “¿Cómo le afecta el no saber el ‘día y hora’?” (15 de septiembre de 1975). Anteriormente, en 1963, el libro “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa” había dicho: “No es bueno usar la cronología bíblica para teorizar sobre fechas que todavía se hallan en el futuro en la corriente del tiempo.—Mat. 24:36”.

      i Véase el capítulo 15: “Desarrollo estructural de la organización”.

      j El orador también explicó que a partir del 1 de octubre de 1972 habría una rotación anual en la presidencia dentro del cuerpo de ancianos de la congregación. Este procedimiento se modificó en 1983, cuando se pidió que cada cuerpo de ancianos recomendara un superintendente presidente que, después de ser nombrado por la Sociedad, serviría de presidente del cuerpo de ancianos indefinidamente.

      [Comentario en la página 92]

      Se predica a pesar de los arrestos y la acción de chusmas

      [Comentario en la página 94]

      ‘Expansión mundial y educación a una escala hasta entonces desconocida’

      [Comentario en la página 103]

      Se defiende a la Biblia del ataque furioso de los críticos

      [Comentario en la página 104]

      ‘El punto importante, estimados hermanos, es este: El tiempo es corto’

      [Comentario en la página 106]

      “Un estímulo para que todos los hombres maduros asuman responsabilidad”

      [Recuadro en la página 91]

      Datos biográficos de N. H. Knorr

      Nathan Homer Knorr nació en Bethlehem (Pensilvania, E.U.A.), el 23 de abril de 1905. A la edad de 16 años comenzó a asociarse con la congregación de Estudiantes de la Biblia de Allentown. En 1922 asistió a la asamblea de Cedar Point (Ohio), donde tomó la decisión de abandonar la Iglesia Reformada. El año siguiente, el 4 de julio de 1923, después que Frederick W. Franz, miembro del Betel de Brooklyn, presentó un discurso de bautismo, el joven Nathan, que entonces tenía 18 años, estuvo entre los que se bautizaron en el río Little Lehigh, en la zona este de Pensilvania. El 6 de septiembre de 1923 el hermano Knorr fue aceptado como miembro de la familia del Betel de Brooklyn.

      Trabajó diligentemente en el Departamento de Envíos, y en poco tiempo se pudieron percibir sus aptitudes naturales para organizar. Cuando murió el administrador de la fábrica, Robert J. Martin, el 23 de septiembre de 1932, el hermano Knorr fue asignado a desempeñar la labor de aquel. El 11 de enero de 1934 fue elegido para estar entre los directores de la Peoples Pulpit Association (ahora Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.), y el año siguiente fue hecho vicepresidente. El 10 de junio de 1940 fue elegido vicepresidente de la Watch Tower Bible and Tract Society (corporación de Pensilvania). Se le eligió presidente de ambas sociedades y de la corporación británica, International Bible Students Association (Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia), en enero de 1942.

      En los años siguientes, uno de los colaboradores más allegados al hermano Knorr, y uno de sus consejeros más confiables, fue Frederick W. Franz, un hombre mayor que él y cuyos conocimientos de lenguas unidos a sus antecedentes de erudito bíblico ya habían sido muy útiles a la organización.

      [Recuadro en la página 93]

      Una estimuladora vista del porvenir

      Los concurrentes a la Asamblea Teocrática del Nuevo Mundo en Cleveland (Ohio), en septiembre de 1942, se regocijaron cuando el secretario y tesorero de la Sociedad, W. E. Van Amburgh, un hermano ya entrado en años, habló al auditorio. Mencionó que la primera asamblea a la que había asistido fue la de Chicago en 1900, y dijo que era “grande”, hubo unas 250 personas presentes. Después de mencionar otras asambleas “grandes” que tuvieron lugar a lo largo de los años, concluyó con esta estimuladora vista del porvenir: “Esta asambleak nos parece grande ahora, pero así como esta es grande al compararla con las otras a las que he asistido, estoy seguro de que de la misma manera esta asamblea será muy pequeña al compararla con las que tendremos en el futuro cercano, cuando el Señor empiece a juntar a su pueblo desde todos los rincones de la Tierra”.

      [Nota a pie de página]

      k La asistencia máxima en Cleveland fue de 26.000 personas, con una concurrencia combinada de 129.699 personas en las 52 asambleas que se celebraron en ciudades de todo Estados Unidos.

      [Mapas/Fotografía en la página 96]

      Giras de servicio de N. H. Knorr, 1945-1956

      1945-1946: América Central, América del Sur, América del Norte, Europa, el Caribe

      1947-1948: América del Norte, islas del Pacífico, el Oriente, el Oriente Medio, Europa, África

      1949-1950: América del Norte, América Central, América del Sur, el Caribe

      1951-1952: América del Norte, islas del Pacífico, el Oriente, Europa, el Oriente Medio, África

      1953-1954: América del Sur, el Caribe, América del Norte, América Central

      1955-1956: Europa, islas del Pacífico, el Oriente, América del Norte, el Oriente Medio, África del Norte

      [Mapas]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      [Recuadro en la página 105]

      “Hoy [he empezado] a reflexionar de nuevo”

      Los testigos de Jehová utilizaron ampliamente el libro “La verdad que lleva a vida eterna”, presentado en 1968, para estudiar la Biblia con personas que se interesaban en la verdad. Esta provisión oportuna ayudó a centenares de miles de personas pensadoras a obtener conocimiento exacto de las Escrituras. En 1973 se recibió una carta de agradecimiento de una lectora estadounidense que decía: “Una señora muy amable me visitó hoy y me dio un libro titulado ‘La verdad que lleva a vida eterna’. Acabo de leerlo por completo. Es la primera vez en mi vida que he leído 190 páginas de alguna obra en un solo día. El 29 de junio de 1967 dejé de creer en Dios. Hoy [he empezado] a reflexionar de nuevo”.

      [Fotografía en la página 95]

      La Escuela de Galaad en South Lansing (Nueva York)

      [Fotografía en la página 97]

      El hermano Knorr realizó muchos viajes alrededor del mundo. Aquí se le ve durante su visita a Cuba

      [Fotografías en la página 98]

      El hermano Knorr pensaba que todo Testigo debía saber predicar de casa en casa

      Inglaterra

      Líbano

      [Fotografía en la página 99]

      Como presidente de la Sociedad, el hermano Knorr trabajó en estrecha colaboración con el hermano Franz por más de treinta y cinco años

      [Fotografía en la página 100]

      Junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, a mediados de los años cincuenta. (De izquierda a derecha) Lyman A. Swingle, Thomas J. Sullivan, Grant Suiter, Hugo H. Riemer, Nathan H. Knorr, Frederick W. Franz, Milton G. Henschel

      [Fotografías en la página 102]

      En 1958, representantes de 123 países se reunieron en el Estadio Yanqui para la Asamblea Internacional “Voluntad Divina”

      [Fotografías en la página 107]

      Publicaciones para preparar a los testigos de Jehová en el ministerio

      [Fotografías en la página 107]

      Algunas de las publicaciones que se usarían en el ministerio del campo

      [Fotografías en la página 107]

      Libros que proveyeron alimento sólido para fortalecer espiritualmente al pueblo de Jehová

      [Fotografías en la página 107]

      Ayudas para la investigación y el estudio

  • La palabra de Jehová sigue moviéndose rápidamente (1976 - 1992)
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 9

      La palabra de Jehová sigue moviéndose rápidamente (1976 - 1992)

      “Finalmente, hermanos, ocúpense en orar por nosotros, para que la palabra de Jehová siga moviéndose rápidamente [o, ‘esté corriendo’, “Kingdom Interlinear”] y siendo glorificada así como lo es de hecho entre ustedes.” (2 Tes. 3:1.)

      CON estas palabras el apóstol Pablo pidió a sus compañeros de creencia de Tesalónica que oraran para que él y sus colaboradores pudieran proclamar la palabra de Jehová sin estorbos. Jehová contestó aquella oración. Pero eso no quiso decir que el apóstol no tuviera que afrontar ciertos problemas. Se encaró con la intensa oposición del mundo y tuvo que tratar con hermanos falsos que obraban engañosamente. (2 Cor. 11:23-27; Gál. 2:4, 5.) A pesar de todo, unos diez años más tarde Pablo pudo escribir que como resultado de la bendición de Dios las buenas nuevas ‘llevaban fruto y aumentaban en todo el mundo’. (Col. 1:6.)

      De modo similar, en nuestro tiempo —pero en escala nunca vista— las buenas nuevas producen fruto. Hoy se está llegando a más personas con las buenas nuevas del Reino que nunca antes, y un mayor número de ellas está aceptando el mensaje. El cumplimiento de lo que predijo la Palabra de Dios adelanta con rapidez, como un corredor en una carrera. (Isa. 60:22.)

      Reajustes de organización

      Para 1976, el hermano Knorr había trabajado diligentemente por más de tres décadas en la presidencia de la Sociedad Watch Tower. Varias veces había viajado alrededor del mundo para visitar y animar a los misioneros, y enseñar e instruir al personal de las sucursales. Tuvo el privilegio de ver aumentar el número de Testigos activos de 117.209 en 1942 a 2.248.390 en 1976.

      Pero en el verano de 1976 el hermano Knorr, que entonces tenía 71 años, notó que tendía a tropezar con los objetos que le rodeaban. Exámenes posteriores revelaron que tenía un tumor cerebral inoperable. Durante varios meses luchó por seguir llevando su carga de trabajo, pero su condición física no le favorecía. ¿Se vería afectado el progreso de la obra a causa de su mal estado de salud?

      En 1971 se había empezado a aumentar la cantidad de miembros del Cuerpo Gobernante. En 1975 constaba de diecisiete miembros. Durante la mayor parte de aquel año el Cuerpo Gobernante había considerado detenidamente, y con oración, cómo atender mejor todo lo relacionado con la obra mundial de predicar y enseñar que la Palabra de Dios delinea para nuestro día. (Mat. 28:19, 20.) El 4 de diciembre de 1975 el Cuerpo Gobernante aprobó por unanimidad uno de los reajustes de organización más significativos de la historia moderna de los testigos de Jehová.

      Desde el 1 de enero de 1976 todas las actividades de la Sociedad Watch Tower y de las congregaciones de los testigos de Jehová alrededor del mundo se pusieron bajo la supervisión de seis comités administrativos del Cuerpo Gobernante. En armonía con esta medida, el 1 de febrero de 1976 se hicieron cambios en las sucursales de la Sociedad por toda la Tierra. Ninguna de ellas estaba ya bajo la supervisión de un solo superintendente de sucursal; más bien, tres o más hermanos maduros formaban un Comité de Sucursal, y uno de sus miembros era el coordinador permanente.a Después que los comités funcionaron por varios meses, el Cuerpo Gobernante dijo: “Ha resultado provechoso el que haya varios hermanos [reunidos] en consejo para [atender] los intereses de la obra del Reino.—Pro. 11:14; 15:22; 24:6”.

      En el otoño de 1976, a pesar de su mala salud, el hermano Knorr participó en dar instrucción en las reuniones que se celebraron en la oficina central con miembros de los comités de las sucursales y otros representantes de estas que vinieron de todo el mundo. Además de participar en las reuniones durante el día, el hermano Knorr invitaba a grupitos de aquellos hermanos para pasar un rato de esparcimiento en su habitación por las noches. De ese modo él y su esposa Audrey disfrutaron de asociación con los hombres que lo conocían y lo amaban, y con quienes había estado en estrecha relación por años. Después de aquellas reuniones en la central su salud empeoró hasta su muerte el 8 de junio de 1977.

      El 22 de junio de 1977, dos semanas después de morir el hermano Knorr, Frederick W. Franz, de 83 años, fue elegido presidente de la Sociedad Watch Tower. Con relación al hermano Franz, La Atalaya del 15 de agosto de 1977 declaró: “Su reputación sobresaliente como eminente docto bíblico y su obra incansable a favor de los intereses del Reino le han ganado la confianza y el apoyo leal de los testigos de Jehová por todas partes”.

      Para esa época de transición ya funcionaban nuevos procedimientos de organización que aseguraban el adelanto de la obra.

      Literatura bíblica para satisfacer las necesidades espirituales

      Antes de 1976 los testigos de Jehová disfrutaban de una buena alimentación espiritual. No obstante, según revela un examen de lo que ha sucedido desde entonces, las aguas de la verdad han fluido con mayor abundancia y diversificación bajo la dirección del Cuerpo Gobernante y de su Comité de Redacción.

      Muchas de las publicaciones han satisfecho las necesidades específicas de los propios Testigos. Se ha manifestado interés especial en los jóvenes. Para ayudarles a aplicar los principios bíblicos a las situaciones de la vida, en 1976 se publicó el libro Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera, y en 1989 la obra Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas. En 1978 salió a la luz la publicación ilustrada Mi libro de historias bíblicas, pensada para los niños. Aquel mismo año se publicaron consejo y guía prácticos, fortalecedores para las familias, en el libro Cómo lograr felicidad en su vida familiar.

      A veces se han atendido las necesidades específicas del pueblo de Jehová mediante consejo oportuno en las páginas de La Atalaya. Por ejemplo, el informe mundial de la actividad de los testigos de Jehová para 1977/1978 reflejó una disminución en el número de los que predicaban. ¿Se debió la disminución, en parte, a las esperanzas no realizadas con relación a 1975? Era posible. Pero otros factores tuvieron su influencia. ¿Qué se podría hacer?

      El Cuerpo Gobernante dio pasos para que se fortaleciera la convicción de los testigos de Jehová de que había que seguir proclamando celosamente el Reino de casa en casa. La Atalaya del 1 de diciembre de 1979 presentó los artículos “Celo por la casa de Jehová”, “Predicando en un mundo desaforado”, “Predicaron de casa en casa” y “Lo que otros han dicho sobre testificar de casa en casa”. Estos y otros artículos recalcaron que el predicar de casa en casa tiene sólida base bíblica, e instaron a participar en esta importante actividad con celo y de toda alma.b (Hech. 20:20; Col. 3:23.)

      Otro problema también requirió atención. Para 1980, varias personas que por algunos años habían sido miembros activos de los testigos de Jehová, incluso algunas que habían ocupado puestos prominentes en la organización, por diversos medios habían estado causando división y oponiéndose a la obra de los Testigos. Para fortalecer al pueblo de Jehová contra esa influencia apóstata, La Atalaya publicó artículos como “Permanezcan ‘sólidos en la fe’” (1 de agosto de 1980), “Introduciendo silenciosamente sectas destructivas” (1 de febrero de 1984) y “¡Rechace la apostasía y adhiérase a la verdad!” (1 de octubre de 1983), mientras que el libro “Venga tu reino” (1981), enfatizó la realidad de que el Reino está muy cerca, pues se estableció en los cielos en 1914. El Cuerpo Gobernante no permitió que los esfuerzos de los opositores distrajeran su atención del objetivo principal de los testigos de Jehová, a saber, la proclamación del Reino de Dios.

      Sin embargo, ¿cómo se atendió la necesidad de los testigos de Jehová de seguir ampliando su conocimiento de las verdades bíblicas? En 1984 se presentó en inglés una edición revisada de la Traducción del Nuevo Mundo con extensas referencias marginales, notas y apéndices que resultaba muy útil para el estudio concienzudo de la Biblia. En 1988 el pueblo de Jehová se alegró de recibir un comentario actualizado, versículo por versículo, sobre Revelación, en el libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!, además se presentó en inglés la enciclopedia bíblica en dos volúmenes Perspicacia para comprender las Escrituras. Después, en 1991 se publicó el libro de hermosas ilustraciones El hombre más grande de todos los tiempos, un estudio cabal sobre la vida y las enseñanzas de Jesucristo.

      Pero ¿qué se hizo en cuanto a las necesidades de los que no son testigos de Jehová? En 1982 se presentó el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, útil para enseñar a los recién interesados en la verdad. Se preparó con el fin de ayudar al estudiante de la Biblia a satisfacer los requisitos de Jehová para la vida en un paraíso terrenal. Para beneficio de los que quizás tengan preguntas sobre el origen y el propósito de la vida en la Tierra, en 1985 se publicó el libro La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación? A este le siguió, en 1989, el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, una publicación que fortalece la fe.

      También se dio atención a personas humildes que tal vez necesitaran ayuda especial debido a sus antecedentes culturales o religiosos. Para enseñar la verdad del Reino de Jehová a los analfabetos o a los que no pueden leer bien, en 1982 se presentó el folleto de 32 páginas ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra! Para 1992 se habían impreso más de 76.000.000 de ejemplares, y se distribuía en 200 idiomas por todo el mundo, de modo que este folleto es la publicación que la Sociedad Watch Tower ha traducido en más idiomas.

      En 1983 se prepararon tres folletos con el fin especial de ayudar a musulmanes, budistas e hindúes. Para poder llegar a personas de estos y otros antecedentes religiosos, es bueno conocer algo de su religión: sus enseñanzas y su historia. Con este propósito se presentó en 1990 el libro El hombre en busca de Dios.

      El Cuerpo Gobernante estaba muy interesado en que el mensaje del Reino llegara a la mayor cantidad posible de personas, personas “de todas las naciones y tribus [...] y lenguas”. (Rev. 7:9.) Con ese fin se dispuso la traducción de literatura en muchos otros idiomas. Por ejemplo, desde 1976 hasta 1992 hubo un aumento del 42% aproximadamente en la cantidad de idiomas en que se imprimía La Atalaya. En octubre de 1992 se traducía a 111 idiomas. Para que la información se tradujera con rapidez, ese mismo año más de 800 traductores participaban en esta labor por todo el mundo.

      Se enriquecen y diversifican los programas docentes

      Bajo la dirección del Cuerpo Gobernante y de su Comité de Enseñanza se enriquecieron e hicieron más variados los programas de instrucción para el personal de la central y de las familias de Betel en las sucursales de todo el mundo. Además de la lectura de la Biblia y del Anuario como parte del programa de la adoración matutina, se introdujo un análisis profundo de la porción de la Biblia que se había leído la semana anterior con una aplicación para los que servían en Betel. También se introdujeron informes regulares de diferentes departamentos de Betel, así como informes más frecuentes de superintendentes de zona.

      Se prepararon y pusieron en función otros programas educativos en beneficio de los que tienen responsabilidades adicionales en la organización. En 1977 se preparó para los ancianos un curso de quince horas de la Escuela del Ministerio del Reino. (Hech. 20:28.) Desde entonces, cada cierto número de años se han organizado sesiones similares de diversa duración; y comenzando en 1984 los siervos ministeriales también han recibido preparación en la Escuela del Ministerio del Reino. En diciembre de 1977 comenzó en Brooklyn un curso especial de cinco semanas preparado especialmente para miembros de los comités de las sucursales.

      También se manifestó un interés especial por los que se gastaban en el ministerio de tiempo completo al servir de precursores. En diciembre de 1977 comenzó a funcionar en Estados Unidos la Escuela del Servicio de Precursor, un curso de dos semanas para preparar a ministros precursores, y con el tiempo entró en funcionamiento por toda la Tierra. Durante los siguientes catorce años la cantidad de precursores aumentó más de cinco veces, ¡de 115.389 a 605.610!

      En el otoño de 1987 se inauguró otra nueva escuela, la Escuela de Entrenamiento Ministerial. Se estableció para preparar a hermanos solteros capacitados que tuvieran experiencia como ancianos o siervos ministeriales y que estuvieran dispuestos a servir donde se necesitara su ayuda en el campo mundial. Para 1992 se habían conducido clases en Alemania, Australia, Austria, El Salvador, España, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, México, Nigeria y Suecia. El resultado no ha sido una clase de individuos que se consideran superiores a los demás de la congregación, sino más bien un aumento en la cantidad de hombres bien capacitados para servir a sus hermanos.

      Para dar más expansión a la obra mundial de educación bíblica se programaron asambleas internacionales en ciudades estratégicas, algunas en países donde los testigos de Jehová habían estado proscritos. Esas asambleas fortalecieron a los hermanos de aquellas zonas y dieron más ímpetu a la predicación de las buenas nuevas en esos países.c

      Instalaciones para atender el crecimiento

      Como la palabra de Jehová seguía moviéndose rápidamente, se tuvieron que hacer cambios impresionantes en los campos de la construcción y la impresión, campos que son supervisados por el Cuerpo Gobernante y su Comité de Publicación.

      Testigos con experiencia en la construcción ofrecieron voluntariamente sus servicios, y se coordinaron sus esfuerzos para construir edificios e instalaciones nuevos y más grandes por todo el mundo. De 1976 a 1992 se construyeron en unos sesenta países sucursales completamente nuevas. Además, en treinta países se emprendieron proyectos para agrandar los edificios ya existentes. El método que se siguió —usar voluntarios de muchas congregaciones y a veces de países extranjeros— fortaleció los lazos de amor y unidad entre el pueblo de Jehová.d

      Puesto que cada vez era más urgente el que la Sociedad imprimiera publicaciones en diversos idiomas, Testigos con experiencia en el campo de los ordenadores idearon un sistema computarizado de preimpresión llamado MEPS (siglas en inglés para Sistema Electrónico de Fotocomposición Plurilingüe). El proyecto se completó en 1986. Como resultado de esto, para 1992 La Atalaya se imprimía simultáneamente en 66 idiomas. Gracias a ello, la gran mayoría de los testigos de Jehová pudieron recibir el mismo alimento espiritual al mismo tiempo.e

      Al continuar la expansión de las instalaciones de la Sociedad Watch Tower se necesitaron más voluntarios tanto en la central de Brooklyn como en las sucursales alrededor del mundo. De 1976 a 1992 el tamaño de la familia internacional de Betel se triplicó, de unos 4.000 miembros a más de 12.900 que sirven por toda la Tierra. El Cuerpo Gobernante y su Comité de Personal han atendido las necesidades personales y espirituales de este gran ejército de voluntarios que trabaja de tiempo completo.

      Atención a las congregaciones y a la evangelización

      Como la palabra de Jehová seguía en rápido movimiento, el Cuerpo Gobernante y su Comité de Servicio canalizaron sus esfuerzos hacia el fortalecimiento de las congregaciones de todo el mundo y la expansión de la evangelización mundial.

      ¿Se podría hacer más a favor de la gran cantidad de nuevos que se bautizaban cada año? A comienzos de 1977 se dieron pasos para fortalecer espiritualmente a los nuevos Testigos. Nuestro Servicio del Reino explicó: “Creemos que por lo menos deben estudiarse dos libros con todas las personas que entran en la verdad. [...] Así es que el estudio debería continuarse después del bautismo hasta que se haya completado el segundo libro”. Así se dio a los Testigos recién bautizados mayor oportunidad de adquirir conocimiento y entendimiento, a la vez que llegaban a tener más aprecio por lo que significaba estar bautizado. Asimismo este nuevo paso hizo que se estrechara más la relación entre los nuevos y los Testigos que les ayudaban a estudiar la Biblia en sus hogares.

      Para dar atención a los que fluyen a la organización de Jehová, entre 1976 y 1992 se formaron más de 29.000 nuevas congregaciones por todo el mundo. (Miq. 4:1.) El Cuerpo Gobernante nombró y envió más superintendentes de circuito y de distrito para dar ayuda. La cantidad de estos superintendentes viajantes aumentó de unos 2.600 en 1976 a 3.900 aproximadamente en 1992.

      Al crecer el número de congregaciones se necesitaron más lugares de reunión. ¿Habría alguna manera de acelerar la construcción de Salones del Reino? En los años setenta, testigos de Jehová de Estados Unidos organizaron un programa por el cual obreros experimentados de construcción de diferentes partes del país podrían ayudar a Testigos de otros lugares a edificar sus propios Salones del Reino. Con la ayuda de centenares de voluntarios, a menudo se podía terminar un salón en solo dos o tres días. Para los años ochenta se erigían Salones del Reino de construcción rápida en otras partes de la Tierra.

      Los cambios políticos de Europa oriental también afectaron a los testigos de Jehová. ¡Qué emocionante fue para nuestros hermanos de países como Alemania oriental (el nombre que se le daba entonces), Hungría, Polonia, Rumania y lo que se conocía como la Unión Soviética enterarse de que habían recibido reconocimiento legal, en algunos casos después de cuarenta años de proscripción! El mayor grado de libertad de que disfrutan ahora en esos países les facilita llevar las buenas nuevas a unos 380.000.000 de personas. Los testigos de Jehová aprovecharon enseguida la nueva situación de libertad para participar en la predicación pública.

      ¿Y qué resultados ha tenido esto? La palabra de Jehová se ha movido rápidamente. Por ejemplo, en abril de 1992 Polonia informó 106.915 proclamadores del Reino. Y las perspectivas de aumento son excepcionales: la asistencia a la Conmemoración de la muerte de Cristo, que tuvo lugar ese mismo mes, fue de 214.218 personas. Del mismo modo, en los países que entonces formaban la Unión Soviética 173.473 personas asistieron a la Conmemoración en 1992, lo que representó un aumento del 60% sobre el año anterior.

      Sin embargo, la persecución continua y los desastres naturales han sido obstáculos en algunos países. Por ejemplo, en 1992 las actividades de los testigos de Jehová todavía estaban bajo restricciones gubernamentales en veinticuatro países. El Comité del Presidente del Cuerpo Gobernante hace lo posible por proveerles ayuda y por mantener informada a la hermandad internacional sobre lo que pueden hacer para ayudar a sus compañeros Testigos que sirven en medio de condiciones adversas. (Compárese con 1 Corintios 12:12-26.) Ni las campañas de persecución ni los desastres naturales han podido detener la predicación de la palabra de Jehová.

      “Un pueblo peculiarmente suyo”

      Como se ve, desde 1976 hasta 1992 la palabra de Jehová ciertamente se ha movido con rapidez. Durante ese período el número de publicadores del Reino de la organización casi se duplicó, superando los 4.470.000.

      El pueblo de Jehová ha seguido proclamando celosamente el Reino de Dios, ahora en más idiomas que nunca antes. Valiéndose de las publicaciones que se han provisto, ha profundizado su conocimiento de la Biblia y ayudado a los interesados en su mensaje a aprender las verdades bíblicas. Se ha beneficiado de los programas educativos preparados para los que tienen más responsabilidades de las usuales dentro de la organización. No hay duda de que Jehová ha bendecido su proclamación del Reino.

      Desde los años setenta del siglo XIX hasta ahora algunos hombres han contribuido de manera sobresaliente al progreso de la obra del Reino, hombres como Charles T. Russell, Joseph F. Rutherford, Nathan H. Knorr y Frederick W. Franz, así como otros que han sido miembros del Cuerpo Gobernante. Pero los testigos de Jehová no se han convertido de modo alguno en una secta que gire en torno a la personalidad de alguno de estos hombres. Más bien, tienen un solo caudillo, “el Cristo”. (Mat. 23:10.) Él es el Cabeza de estos testigos organizados de Jehová, aquel a quien “toda autoridad [...] ha sido dada” para que dirija esta obra “todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mat. 28:18-20.) Los Testigos están resueltos a someterse a la jefatura de Cristo, a seguir estrechamente adheridos a la Palabra de Dios y a cooperar con la dirección del espíritu santo, con el fin de seguir adelante en la adoración del único Dios verdadero y así demostrar que son “un pueblo peculiarmente suyo, celoso de obras excelentes”. (Tito 2:14.)

      Sin embargo, ¿cuáles son algunas de las enseñanzas básicas y de las normas de conducta en las que difieren los testigos de Jehová de las demás religiones? ¿Cómo se les llegó a conocer como testigos de Jehová? ¿Cómo se financian sus actividades? ¿Por qué se mantienen totalmente separados de otras iglesias y del mundo en general? ¿Por qué se les ha perseguido tan intensamente en tantos lugares de la Tierra? Estas preguntas y otras, se contestarán en los capítulos que siguen.

      [Notas a pie de página]

      a Véase el capítulo 15: “Desarrollo estructural de la organización”.

      b Entre 1980 y 1985 hubo un aumento del 33% en la cantidad de los que predicaban, y de 1985 a 1992 hubo otro aumento del 47,9%.

      c Véase el capítulo 17: “Las asambleas, prueba de nuestra hermandad”.

      d Véase el capítulo 20: “Edifican juntos a escala mundial”.

      e Véase el capítulo 26: “Se imprimen publicaciones bíblicas para el ministerio”.

      [Comentario en la página 117]

      No son una secta que gire en torno a la personalidad de algún hombre

      [Gráfico/Fotografía en la página 110]

      Desde 1976 hasta 1992 hubo un aumento del 42% en la cantidad de idiomas en que se imprimía “La Atalaya”

      [Gráfico]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      111

      78

      1976 1992

      [Recuadro en la página 111]

      Datos biográficos de F. W. Franz

      Frederick William Franz nació en Covington (Kentucky, E.U.A.) el 12 de septiembre de 1893. En 1899 la familia se mudó a Cincinnati, donde Frederick se graduó de la escuela secundaria en 1911. Después se matriculó en la Universidad de Cincinnati y tomó el curso de artes liberales. Había decidido ser predicador presbiteriano, y por eso se aplicó vigorosamente al estudio del griego de la Biblia. En la universidad fue escogido para recibir una beca Rhodes, lo que le garantizaba su admisión en la Universidad de Oxford, en Inglaterra. Sin embargo, antes de que se pudiera anunciar esto Frederick perdió todo interés en la beca y pidió que su nombre fuera quitado de la lista de los que competían por obtenerla.

      Anteriormente su hermano Albert le había enviado un folleto que había obtenido de los Estudiantes Internacionales de la Biblia. Más tarde Albert le dio los primeros tres tomos de “Estudios de las Escrituras”. Frederick estaba encantado con lo que aprendía, y decidió cortar toda relación con la Iglesia Presbiteriana y asociarse con la congregación de los Estudiantes de la Biblia. Se bautizó el 30 de noviembre de 1913. En mayo de 1914 dejó los estudios universitarios e hizo preparativos para servir de inmediato como repartidor (precursor).

      En junio de 1920 fue aceptado como miembro de la familia de Betel de Brooklyn. Después de la muerte de N. H. Knorr, en junio de 1977, el hermano Franz fue elegido presidente de la Sociedad. Sirvió fielmente como miembro del Cuerpo Gobernante hasta su muerte el 22 de diciembre de 1992, a la edad de 99 años.

      [Gráfico en la página 112]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento en las filas de los precursores

      1992

      600.000

      400.000

      1986

      200.000

      1981

      1976

      [Gráfico en la página 113]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Crecimiento de la familia de Betel por todo el mundo

      1992

      12.000

      9.000

      1986

      6.000

      1981

      1976

      3.000

      [Gráfico en la página 114]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Se multiplican las congregaciones

      80.000

      1992

      60.000

      1986

      1981

      1976

      40.000

      20.000

      [Gráfico en la página 115]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento de los proclamadores del Reino

      1992

      4.000.000

      1986

      3.000.000

      1981

      1976

      2.000.000

      1.000.000

      [Fotografía en la página 109]

      Cada sucursal de la Sociedad está supervisada por un comité de hermanos, como el que se ve aquí, que supervisa la obra en Nigeria

      [Fotografías en la página 116]

      El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová — Enero de 1992

      Carey W. Barber

      John E. Barr

      W. Lloyd Barry

      John C. Booth

      Frederick W. Franz

      George D. Gangas

      Milton G. Henschel

      Theodore Jaracz

      Karl F. Klein

      Albert D. Schroeder

      Lyman A. Swingle

      Daniel Sydlik

  • Aumenta el conocimiento exacto de la verdad
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 10

      Aumenta el conocimiento exacto de la verdad

      LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ no se han propuesto introducir doctrinas nuevas ni una nueva forma de adoración ni una nueva religión. Más bien, su historia moderna refleja un esfuerzo consciente por enseñar lo que se halla en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios. A ella señalan como la base de todas sus creencias y su modo de vivir. En vez de fomentar creencias que reflejen la tendencia del mundo moderno hacia la permisividad, han procurado conformarse de manera más estrecha a las enseñanzas y prácticas bíblicas del cristianismo del siglo primero.

      A comienzos de los años setenta del siglo XIX Charles Taze Russell y sus colaboradores emprendieron un intenso estudio de la Biblia. Se les hizo patente que la cristiandad se había apartado mucho de las enseñanzas y prácticas del cristianismo primitivo. El hermano Russell no afirmó que él fuera el primero en discernir esto, y por eso reconoció francamente que estaba endeudado con otras personas por la ayuda que había recibido de ellas en los primeros años de su estudio de las Escrituras. Habló con aprecio de la buena labor que habían efectuado varios movimientos durante la Reforma para que la luz de la verdad resplandeciera con un brillo mayor. Mencionó a hombres mayores que él, como Jonas Wendell, George Stetson, George Storrs y Nelson Barbour, quienes contribuyeron personalmente de diversas maneras al entendimiento que él obtuvo de la Palabra de Dios.a

      También dijo: “Varias doctrinas que aceptamos, y que parecen tan nuevas, recientes y distintas, ya se creían de alguna forma desde hace mucho tiempo; por ejemplo: La elección, el don gratuito, la restitución, la justificación, la santificación, la glorificación y la resurrección”. Sin embargo, a menudo sucedía que un grupo religioso se distinguía por su claro entendimiento de una verdad bíblica y otro grupo por su entendimiento de otra. Con frecuencia, el que estuvieran atados a doctrinas y credos que incluían creencias procedentes de la Babilonia o el Egipto antiguos o que se habían tomado de los filósofos griegos impedía su progreso.

      Pero ¿qué grupo se asiría gradualmente, con la ayuda del espíritu de Dios, del entero “modelo de palabras saludables” adoptado por los cristianos del siglo primero? (2 Tim. 1:13.) ¿Para quiénes resultaría cierto que su senda era “como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”? (Pro. 4:18.) ¿Quiénes harían realmente la obra que Jesús mandó cuando dijo: “Serán testigos de mí [...] hasta la parte más distante de la tierra”? ¿Quiénes no solo harían discípulos, sino que también ‘les enseñarían a observar todas las cosas’ que Jesús había mandado? (Hech. 1:8; Mat. 28:19, 20.) En verdad, ¿había llegado el tiempo para que el Señor hiciera una distinción clara entre los cristianos verdaderos, a quienes comparó a trigo, y los cristianos de imitación, a quienes llamó mala hierba (en realidad mala hierba de la clase que se parece mucho al trigo hasta que este y la mala hierba maduran)?b (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Quién resultaría ser “el esclavo fiel y discreto” a quien su Amo, Jesucristo, al tiempo de su presencia con poder real, le encomendaría más responsabilidades con relación a la obra predicha para la conclusión de este sistema de cosas? (Mat. 24:3, 45-47.)

      Dejan que resplandezca la luz

      Jesús mandó a sus discípulos que compartieran con otros la luz de la verdad divina que habían recibido de él. Dijo: “Ustedes son la luz del mundo. [...] Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres”. (Mat. 5:14-16; Hech. 13:47.) Charles Taze Russell y sus colaboradores reconocieron que tenían la obligación de dejar brillar su luz.

      ¿Creían ellos que tenían todas las respuestas, la luz plena de la verdad? A esa pregunta el hermano Russell respondió categóricamente: “Desde luego que no; ni las tendremos hasta el ‘día perfecto’”. (Pro. 4:18, VA.) A menudo llamaban a sus creencias bíblicas la “verdad actual”, no con la idea de que la verdad misma cambiara, sino con la idea de que su comprensión de la verdad era progresiva.

      Aquellos estudiantes concienzudos de la Biblia no negaban que existiera tal cosa como la verdad en cuestiones de religión. Reconocían a Jehová como “el Dios de la verdad” y veían la Biblia como Su Palabra veraz. (Sal. 31:5; Jos. 21:45; Juan 17:17.) Estaban al tanto de que todavía desconocían muchas cosas, pero eso no impedía que declararan con convicción lo que habían aprendido de la Biblia. Y cuando las doctrinas y prácticas religiosas tradicionales contradecían lo que se explicaba claramente en la Palabra inspirada de Dios, imitando a Jesucristo denunciaban la falsedad, aunque tuvieran que sufrir entonces la burla y el odio del clero. (Mat. 15:3-9.)

      Para llegar a otras personas y alimentarlas espiritualmente, C. T. Russell empezó a publicar en julio de 1879 la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, hoy conocida en español como La Atalaya.

      La Biblia: realmente la Palabra de Dios

      La confianza que depositaba Charles Taze Russell en la Biblia no era solo cuestión de aceptar un punto de vista tradicional que fuera popular entonces. Por el contrario, lo popular entre muchas personas de su día era la crítica textual de la Biblia. Los partidarios de esta sostenían que no se podía confiar en las Escrituras.

      En su juventud Russell se había unido a la Iglesia Congregacional y estuvo activo en ella, pero la irracionalidad de los dogmas tradicionales lo llevaron al escepticismo. Descubrió que lo que le habían enseñado no se podía defender convincentemente con la Biblia. De modo que rechazó los dogmas de los credos eclesiásticos y, junto con ellos, la Biblia. Después investigó las principales religiones de Oriente, pero estas tampoco le fueron satisfactorias. Entonces empezó a preguntarse si acaso los credos de la cristiandad tergiversaban las enseñanzas bíblicas. Lo que escuchó cierta noche en una reunión adventista le impulsó a emprender un estudio sistemático de las Escrituras. En realidad lo que se le empezó a revelar fue la Palabra inspirada de Dios.

      Le impresionó profundamente la armonía interna de la Biblia y cómo concordaba esta con la personalidad de Aquel a quien se identifica como su Autor Divino. Para ayudar a otros a beneficiarse de esto, escribió más tarde el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), que publicó en 1886. En él incluyó un profundo estudio de “La Biblia como una revelación divina examinada a la luz de la razón”. Al final de ese capítulo declaró categóricamente: “La profundidad, la fuerza, la sabiduría y el alcance de los testimonios de la Biblia nos llevan a la convicción de que no fue el hombre, sino el Dios Todopoderoso, el autor de sus planes y de su revelación”.

      La confianza en la Biblia entera como la Palabra de Dios sigue siendo la piedra angular de las creencias de los testigos de Jehová de hoy día. Por toda la Tierra disponen de ayudas para el estudio de la Biblia que les permiten examinar personalmente la prueba de su inspiración. A menudo se tratan en sus revistas aspectos de este asunto. En 1969 publicaron el libro ¿Es la Biblia realmente la Palabra de Dios? Veinte años después el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre? analizó de nuevo la cuestión de la autenticidad bíblica, proveyó evidencia adicional y llegó a la misma conclusión: la Biblia es realmente la Palabra inspirada de Dios. Otro libro de los Testigos, impreso por primera vez en inglés en 1963 y actualizado en 1990, es “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”. Otros detalles adicionales se hallan en su enciclopedia bíblica Perspicacia para comprender las Escrituras, publicada en inglés en 1988.

      Debido a que estudian esta información individualmente y como congregación están convencidos de que, aunque se utilizó a unos cuarenta hombres durante un período de dieciséis siglos para escribir lo que contienen los 66 libros de la Biblia, Dios mismo dirigió activamente la escritura mediante su espíritu. El apóstol Pablo escribió: “Toda Escritura es inspirada de Dios”. (2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.) Esta convicción es un factor importante en la vida de los testigos de Jehová. Un periodista británico comentó así sobre esto: “Detrás de todo lo que un Testigo hace hay una razón bíblica. De hecho, uno de sus principios fundamentales es el reconocimiento de la Biblia como [...] verdadera”.

      Se llega a conocer al Dios verdadero

      Por sus estudios de las Escrituras, el hermano Russell y sus colaboradores no tardaron en reconocer que el Dios del que habla la Biblia no es el mismo dios de la cristiandad. Este era un asunto importante, pues, como dijo Jesucristo, el que la gente obtenga vida eterna depende de que conozca al único Dios verdadero y a aquel a quien él ha enviado, su Agente Principal de salvación. (Juan 17:3; Heb. 2:10.) C. T. Russell y los que con él estudiaban la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con la sabiduría, el amor y el poder divinos, y de que estos atributos se manifiestan en todas Sus obras. Basándose en lo que sabían entonces de los propósitos de Dios, prepararon un análisis sobre por qué se permite el mal y lo incluyeron en una de sus primeras y más extensamente distribuidas publicaciones, el libro de 162 páginas Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), que originalmente se publicó como una edición especial de Zion’s Watch Tower en septiembre de 1881.

      Su estudio de la Palabra de Dios les ayudó a percibir que el Creador tiene un nombre personal y permite que los humanos le conozcan y disfruten de una relación estrecha con él. (1 Cró. 28:9; Isa. 55:6; Sant. 4:8.) La revista Watch Tower de octubre-noviembre de 1881 señaló que: “JEHOVÁ es el nombre que se aplica nada menos que al Ser Supremo, nuestro Padre, y aquel a quien Jesús llamó Padre y Dios”. (Sal. 83:18; Juan 20:17.)

      El año siguiente, en respuesta a la pregunta: “¿Aseguran ustedes que la Biblia no enseña que haya tres personas en un solo Dios?”, se dio la siguiente respuesta: “Es cierto; por el contrario, la Biblia nos dice que nuestro Señor Jesucristo tiene un solo Dios y Padre de quien son todas las cosas (o quien creó todas las cosas). Creemos, pues, en Un Solo Dios y Padre, y también en un solo Señor Jesucristo. [...] Pero estos son dos seres, y no un solo ser. [...] Son uno solamente en el sentido de que están en armonía. Creemos también en un espíritu de Dios. [...] Pero este no es una persona, como tampoco lo son el espíritu de los demonios, el espíritu del mundo y el espíritu del anticristo”. (Zion’s Watch Tower, junio de 1882; Juan 17:20-22.)

      Aumenta el aprecio por el nombre de Dios

      Poco a poco aquellos Estudiantes de la Biblia fueron dándose cuenta, cada vez con más claridad, de la importancia que las Escrituras inspiradas dan al nombre personal de Dios. Este nombre había sido ocultado, en lo que se refiere al idioma inglés, por la versión católica Douay y la versión protestante del rey Jacobo, o Versión Autorizada, y lo mismo sucedió más tarde con la mayoría de las traducciones del siglo XX en diferentes idiomas. Pero varias traducciones, así como obras bíblicas de consulta, atestiguan que el nombre Jehová aparece miles de veces en el texto en sus lenguajes originales; de hecho, aparece muchas más veces que cualquier otro nombre y más que la suma total de otros títulos como Dios y Señor. Como “pueblo para su nombre”, el propio aprecio de los Estudiantes de la Biblia por el nombre divino aumentó. (Hech. 15:14.) En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 plantearon lo que reconocían como una cuestión que toda persona debe afrontar, a saber, “¿Quién honrará a Jehová?”.

      El énfasis que dieron al nombre de Dios no era solo asunto de tener conocimiento de un punto religioso. Como se explicó en el libro Profecía (publicado en inglés en 1929), la cuestión de mayor trascendencia que afronta toda la creación inteligente implica el nombre y la palabra de Jehová Dios. Los testigos de Jehová recalcan que la Biblia muestra que toda persona debe conocer el nombre de Dios y tratarlo como sagrado. (Mat. 6:9; Eze. 39:7.) Ese nombre tiene que ser limpiado de todo el oprobio que han amontonado sobre él no solo los que han desafiado abiertamente a Jehová, sino también los que por sus doctrinas y sus obras lo han representado mal. (Eze. 38:23; Rom. 2:24.) Los Testigos han reconocido, con las Escrituras como base, que el bienestar de todo el universo y de los que lo habitan depende de que el nombre de Jehová sea santificado.

      Se dan cuenta de que, antes de que Jehová tome acción para destruir a los inicuos, es el deber y el privilegio de sus testigos decir a otros la verdad acerca de él. Eso es lo que los testigos de Jehová han estado haciendo por toda la Tierra. Han sido tan celosos al cumplir con esa responsabilidad que por todo el mundo a cualquiera que emplea abiertamente el nombre Jehová se le identifica de inmediato como testigo de Jehová.

      Denuncia de la Trinidad

      Como testigos de Jehová, C. T. Russell y sus colaboradores consideraban que tenían la seria responsabilidad de denunciar las enseñanzas que representaban mal a Dios, para ayudar a los que amaban la verdad a reconocer que aquellas enseñanzas carecían de fundamento bíblico. Ellos no fueron los primeros que percibieron que la Trinidad no es una enseñanza bíblica,c pero sí reconocieron que si querían ser siervos fieles de Dios tenían la responsabilidad de dar a conocer la verdad acerca de ella. Con valor denunciaron las raíces paganas de esta doctrina central de la cristiandad para beneficio de todos los que aman la verdad.

      La revista Watch Tower de junio de 1882 declaró: “Muchos filósofos paganos, al descubrir que les sería conveniente unirse a las filas de la religión en ascenso [una forma apóstata de cristianismo que tenía el apoyo de los emperadores romanos del siglo IV E.C.], empezaron a preparar un camino fácil a esta procurando descubrir similitudes entre el cristianismo y el paganismo, y así combinar ambas religiones. Lograron su propósito. [...] Así como la teología antigua tenía algunos dioses principales, y muchos semidioses de ambos sexos, los paganocristianos (si se nos permite acuñar este término) se entregaron a la tarea de reconstruir la lista de dioses para la nueva teología. Fue entonces cuando se inventó la doctrina de tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo”.

      Algunos miembros del clero trataron de dar sabor bíblico a su enseñanza citando textos como 1 de Juan 5:7, pero el hermano Russell presentó prueba de que entre los escriturarios se reconocía que una porción de ese texto era una interpolación, una inserción espuria hecha por un escriba para apoyar una enseñanza que no está en las Escrituras. Otros apologistas de la Trinidad recurrieron a Juan 1:1, pero la revista Watch Tower mostró, basándose tanto en el contenido como en el contexto, que de ningún modo apoyaba este versículo la creencia de la Trinidad. En armonía con esto, en el número de julio de 1883 dijo: “Más estudio de la Biblia, en vez de estudio de los escritos eclesiásticos, hubiera hecho más claro este asunto para todos. La doctrina de la trinidad está en completa oposición a las Escrituras”.

      El hermano Russell denunció con franqueza la insensatez de afirmar que se cree en la Biblia mientras a la vez se enseña la doctrina trinitaria, que contradice lo que la Biblia enseña. Por eso escribió: “¡Qué mezcolanza de contradicciones y confusión manifiestan los que dicen que Jesús y el Padre son un mismo Dios! Esto encerraría la idea de que nuestro Señor Jesús obró con hipocresía cuando estuvo en la Tierra y solo fingió dirigirse a Dios en oración, cuando Él mismo era Dios. [...] Además, el Padre siempre ha sido inmortal, de modo que no podía morir. ¿Cómo, entonces, pudo haber muerto Jesús? Los Apóstoles son todos testigos falsos al proclamar la muerte y resurrección de Jesús si Él no murió. Sin embargo, las Escrituras declaran que sí murió”.d

      De esa manera, a principios de su historia moderna los testigos de Jehová rechazaron con firmeza el dogma trinitario de la cristiandad en favor de la enseñanza razonable y confortadora de la Biblia misma.e Su labor de publicar esas verdades y dar a gente de todas partes la oportunidad de escucharlas ha alcanzado proporciones nunca antes logradas por ninguna otra persona o grupo, ni en el pasado ni en el presente.

      ¿En qué condición están los muertos?

      Algo que preocupaba mucho a C. T. Russell desde su juventud era qué les sucedería en el futuro a las personas que no hubieran aceptado la provisión divina para la salvación. Cuando era solo un muchacho, creía lo que el clero enseñaba sobre el infierno de fuego; confiaba en que ellos predicaban la Palabra de Dios. Salía de noche a escribir con tiza textos bíblicos en lugares visibles para que los obreros que pasaran por allí recibieran una advertencia y se salvaran de la horrible perspectiva del tormento eterno.

      Uno de sus colaboradores mencionó que más tarde, después que vio por sí mismo lo que la Biblia realmente enseña, Russell dijo: “Si la Biblia enseña que lo que espera a todos, con excepción de los santos, es el tormento eterno, eso debería predicarse, sí, anunciarse de manera atronadora desde las azoteas semanalmente, diariamente, a todas horas; pero si no enseña esa creencia, esto debe darse a conocer, y así debe borrarse la horrible mancha que deshonra el santo nombre de Dios”.

      En los comienzos de su estudio de la Biblia C. T. Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar donde se atormenta a las almas después de la muerte. Muy probablemente le ayudó a ver esto George Storrs, director de la publicación Bible Examiner, a quien el hermano Russell mencionó con mucho afecto en sus obras y quien había escrito mucho sobre lo que había aprendido de la Biblia respecto a la condición de los muertos.

      No obstante, ¿qué se puede decir del alma? ¿Apoyaron los Estudiantes de la Biblia la creencia de que es una parte espiritual del hombre, algo que sigue viviendo después que muere el cuerpo? Todo lo contrario; en 1903 la revista Watch Tower declaró: “Tenemos que prestar atención cuidadosa al hecho de que la lección no es que el hombre tenga un alma, sino que el hombre es un alma, o ser. Tomemos como ilustración de la naturaleza el aire que respiramos: se compone de oxígeno y nitrógeno, ninguno de los cuales es la atmósfera, o aire; pero cuando ambos se combinan en las proporciones químicas adecuadas, lo que resulta es la atmósfera. Lo mismo ocurre con el alma. Dios nos habla desde este punto de vista, de que cada uno de nosotros es un alma. Él no le habla a nuestro cuerpo ni a nuestro aliento de vida, sino que se dirige a nosotros como seres inteligentes, o almas. Cuando pronunció cuál sería la pena por violar su ley, no le habló específicamente al cuerpo de Adán, sino al hombre, al alma, al ser inteligente: ‘Porque el día que de él comieres, morirás’. ‘El alma que pecare, esa morirá.’ (Gén. 2:17; Eze. 18:20.)”. Esto armonizaba con lo que la revista Watch Tower había declarado en abril de 1881.f

      Entonces, ¿cómo surgió la creencia de la inmortalidad inherente del alma humana? ¿Qué origen tuvo? Después de examinar cuidadosamente tanto la Biblia como la historia religiosa, el hermano Russell escribió en la revista Watch Tower del 15 de abril de 1894: “Es obvio que no procedió de la Biblia. [...] La Biblia aclara que el hombre es mortal, que puede morir. [...] Al investigar las páginas de la historia descubrimos que, aunque los testigos inspirados de Dios no enseñan la doctrina de la inmortalidad humana, esa doctrina es la esencia misma de toda religión pagana. [...] Por eso, no es cierto que Sócrates y Platón fueran los primeros que enseñaron esa doctrina; esta tuvo un maestro que precedió a esos dos, y que era mucho más hábil. [...] El primer registro de esta enseñanza falsa está en la historia más antigua que conocemos: la Biblia. El maestro falso fue Satanás”.g

      Se dirige la “manguera” al infierno

      En armonía con el intenso deseo del hermano Russell de quitar del nombre de Dios la horrible mancha que se produjo como resultado de enseñar que existe un infierno de fuego donde se sufre tormento eterno, escribió un tratado al respecto: “¿Enseña la Biblia que el salario del pecado sea tormento eterno?” (The Old Theology [Antigua teología], 1889). En él dijo:

      “La teoría del tormento eterno tuvo origen pagano, si bien el concepto de los pueblos paganos no tenía nada que ver con la doctrina cruel en que se convirtió más tarde, cuando gradualmente entró a formar parte del cristianismo nominal, mientras este se mezclaba con la filosofía pagana en el siglo II. Fue la gran apostasía la que incorporó a la filosofía pagana los horribles detalles que en general ahora se aceptan como verdaderos, los pintó en las paredes de las iglesias, como se hizo en Europa, los escribió en sus credos e himnos y pervirtió la Palabra de Dios de tal manera que parecía que esta daba apoyo divino a esa blasfemia que deshonra a Dios. Por lo tanto, a la gente crédula de hoy no le ha llegado como legado del Señor ni de los apóstoles ni de los profetas, sino del espíritu de transigencia que sacrificó la verdad y la razón, y desvergonzadamente adulteró las doctrinas del cristianismo, por ambición y lucha impías por el poder, las riquezas y el número de adherentes. La noción del tormento eterno como castigo por el pecado era desconocida para los patriarcas del pasado; fue extraña para los profetas de la era judía; y ni el Señor ni los apóstoles la enseñaron; pero ha sido la doctrina principal del cristianismo nominal desde la gran apostasía, el látigo empleado con los crédulos, ignorantes y supersticiosos del mundo para obligarlos a dar obediencia servil a la tiranía. Se declaraba merecedores del tormento eterno a todos los que resistían o rechazaban la autoridad de Roma, y el infligir ese castigo mientras la persona aún vivía comenzó tan pronto como la Iglesia tuvo poder para hacerlo.”

      El hermano Russell sabía que la mayoría de la gente sensata en realidad no creía en la doctrina del infierno de fuego. Pero, como indicó en 1896, en el folleto What Say the Scriptures About Hell? (¿Qué dicen las Escrituras sobre el infierno?), “puesto que creen que la Biblia la enseña, cada paso que dan hacia el verdadero entendimiento y la bondad fraternal [...] es, en la mayoría de los casos, un paso que los aleja de la Palabra de Dios, a la cual acusan falsamente de contener esta enseñanza”.

      Con el fin de que personas pensadoras volvieran a la Palabra de Dios, Russell presentó en aquel folleto todos los textos de la Versión Autorizada en los que aparecía la palabra infierno, de modo que los lectores pudieran ver por sí mismos lo que los textos decían, y luego dijo: “Gracias a Dios que no encontramos un lugar de tortura eterna como el que los credos, los himnarios y muchos púlpitos enseñan, una enseñanza errónea. Con todo, hemos hallado un ‘infierno’, sheol, hades, al que toda la raza humana ha sido condenada debido al pecado de Adán, y del cual todos somos redimidos por la muerte de nuestro Señor; y ese ‘infierno’ es la tumba, la condición de estar muertos. Además, hallamos otro ‘infierno’ (gehenna —la muerte segunda— destrucción total), que se nos menciona como el castigo final para todos los que, después de haber sido redimidos y haber adquirido conocimiento pleno de la verdad, y de haber sido completamente capacitados para obedecerla, todavía escojan la muerte por adoptar un proceder de oposición a Dios y a la justicia. Y nuestros corazones dicen amén a ello. Tus caminos son justos y verdaderos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y no glorificará tu nombre? porque tú solo eres santo; porque todas las naciones vendrán, y adorarán delante de ti; porque tus juicios son manifestados”. (Rev. 15:3, 4.)

      Lo que él enseñaba fue fuente de irritación y desconcierto para el clero de la cristiandad. En 1903 le retaron a un debate público. La condición de los muertos fue una de las cuestiones tratadas en la serie de debates que hubo entre C. T. Russell y el Dr. E. L. Eaton, portavoz de una liga extraoficial de ministros protestantes de la zona oeste de Pensilvania.

      En aquellos debates el hermano Russell sostuvo firmemente que “la muerte es la muerte, y que nuestros seres queridos, cuando mueren, están realmente muertos; no están ni vivos con los ángeles ni con los demonios en un lugar de desesperanza”. Para apoyar aquellas declaraciones citó pasajes como Eclesiastés 9:5, 10; Romanos 5:12; 6:23 y Génesis 2:17. Dijo además: “Las escrituras están en plena armonía con lo que usted y yo y cualquier persona sensata y razonable en el mundo esperaríamos que lógica y propiamente caracterizara a nuestro Dios. ¿Qué se dice de nuestro Padre celestial? Que es justo, que es sabio, que es amoroso, y que es poderoso. Todo cristiano reconoce que estos son atributos del carácter divino. Si así es, ¿tiene sentido alguno para nosotros la declaración de que Dios es justo y a la vez castiga a una criatura suya por toda la eternidad, sin importar qué pecado haya cometido? No soy apologista del pecado; yo mismo no vivo en pecado, y nunca lo predico. [...] Pero les aseguro que todas las personas de alrededor que, según nuestro hermano [el Dr. Eaton], hablan irreverentemente al blasfemar contra Dios y contra el santo nombre de Jesucristo son personas a quienes se les ha enseñado esta doctrina del tormento eterno. Y a todos los asesinos, ladrones y malhechores que están en las cárceles se les ha enseñado esta doctrina. [...] Estas son doctrinas malas; han estado perjudicando al mundo por mucho tiempo; no son parte de la enseñanza del Señor en absoluto, y la visión espiritual de nuestro querido hermano sigue empañada por el humo de la edad del oscurantismo”.

      Se informa que después del debate uno de los clérigos presentes abordó a Russell y le dijo: “Me alegro de verle dirigir la manguera al infierno y apagar el fuego”.

      Para dar aún más publicidad a la verdad sobre la condición de los muertos, el hermano Russell asistió a una extensa serie de asambleas de un día celebradas entre 1905 y 1907, en las que presentó el discurso público “¡Ida y vuelta al infierno! ¿Quiénes están allí? La esperanza de que regresen muchos”. El título era interesante, y atrajo poderosamente la atención. Los lugares en los que se celebraron las asambleas, tanto en ciudades grandes como en pequeñas de Estados Unidos y Canadá, se llenaron a rebosar.

      Entre los que se conmovieron profundamente por lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos estuvo un estudiante universitario de Cincinnati (Ohio), que se preparaba para el ministerio presbiteriano. En 1913 recibió de su hermano carnal el folleto Where Are the Dead? (¿Dónde están los muertos?) que había escrito John Edgar, un Estudiante de la Biblia que a la vez era médico en Escocia. El estudiante que recibió el folleto era Frederick Franz. Después de leerlo con cuidado, dijo con firmeza: “Esta es la verdad”. Sin vacilar, cambió de metas en la vida y emprendió el ministerio de tiempo completo como repartidor de literatura bíblica y evangelizador. En 1920 ingresó en el personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower. Muchos años después llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, y, más tarde, presidente de la Sociedad Watch Tower.

      El sacrificio de rescate de Jesucristo

      En 1872 Russell y sus colaboradores reexaminaron, como parte de su estudio de las Escrituras, el tema de la restitución, desde el ángulo del rescate dado por Jesucristo. (Hech. 3:21.) Se entusiasmó cuando leyó en Hebreos 2:9 que ‘Jesús por la gracia de Dios gustó la muerte por todos’. Aquello no lo llevó a creer en la salvación universal, pues sabía que las Escrituras también dicen que uno tiene que ejercer fe en Jesucristo para ser salvo. (Hech. 4:12; 16:31.) Aunque no lo comprendió todo de una vez, comenzó a darse cuenta de la maravillosa oportunidad que presentaba a la humanidad el sacrificio de rescate de Jesucristo. Aquello abrió el camino para que el género humano recuperara lo que Adán había perdido, la perspectiva de disfrutar de vida eterna en perfección. El hermano Russell no adoptó una actitud pasiva sobre aquel asunto; reconoció la gran importancia del rescate y lo sostuvo con determinación, aun cuando colaboradores allegados a él dejaron que ideas filosóficas les corrompieran el pensamiento.

      A mediados del año 1878 el hermano Russell ya había sido por un año y medio corredactor de la revista Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), cuyo redactor jefe era N. H. Barbour. Pero cuando Barbour menospreció la enseñanza bíblica del rescate en el número de agosto de 1878, Russell respondió con una firme defensa de aquella importante verdad bíblica.

      Bajo el encabezamiento “La expiación”, Barbour había ilustrado de la siguiente manera lo que pensaba de aquella enseñanza: “Le digo a mi hijo, o a uno de mis sirvientes: Cuando James muerda a su hermana, tú atrapa una mosca, atraviésala con una aguja y clávala a la pared, y yo perdonaré a James. Esto ilustra la doctrina de la sustitución”. Aunque Barbour aseguraba que creía en el rescate, dijo que la idea de que Cristo pagara con su muerte la pena del pecado de toda la progenie de Adán “no [era] bíblica, y repugnaba a nuestro sentido de la justicia”.h

      En el número siguiente de la revista Herald of the Morning (septiembre de 1878), el hermano Russell objetó vigorosamente a lo que Barbour había escrito. Analizó lo que las Escrituras dicen en realidad y la consecuencia de ello con “la perfección de la justicia [de Dios], y finalmente su gran misericordia y amor” expresados mediante la provisión del rescate. (1 Cor. 15:3; 2 Cor. 5:18, 19; 1 Ped. 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2.) En la primavera siguiente, después de repetidos esfuerzos por ayudar a Barbour a ver los asuntos desde el punto de vista bíblico, Russell retiró su apoyo de la revista Herald, y su nombre como corredactor dejó de aparecer a partir del número de junio de 1879. Su postura denodada e intransigente respecto a esta fundamental enseñanza bíblica tuvo efectos trascendentales.

      A lo largo de su historia moderna los testigos de Jehová han defendido consecuentemente la enseñanza bíblica del rescate. En el mismo primer número de la revista Zion’s Watch Tower (julio de 1879) se enfatizó que el “mérito para con Dios está [...] en el sacrificio perfecto de Cristo”. En 1919, en una asamblea patrocinada por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, en Cedar Point (Ohio), el programa impreso mostraba en letras grandes las palabras: “¡Bienvenidos todos los que creen en el gran sacrificio de rescate!”. Hoy La Atalaya, en su segunda página, sigue recalcando el rescate, y dice con relación al propósito de la revista: “Anima a la gente a tener fe en el Rey a quien Dios hace gobernar ahora, Jesucristo, cuya sangre derramada abre el camino para que la humanidad adquiera vida eterna”.

      Dispuestos a progresar, no atados a credos

      El entendimiento claro de la Palabra de Dios no llegó de una vez. En muchos casos los Estudiantes de la Biblia captaban un detalle del patrón de la verdad, pero no veían aún el cuadro completo. No obstante, querían aprender. No estaban atados a credos; estaban dispuestos a progresar. Compartían lo que aprendían. No se consideraban autores de lo que enseñaban; procuraban ser “enseñados por Jehová”. (Juan 6:45.) Y entendían que Jehová hace posible la comprensión de los detalles de su propósito a su modo y tiempo debidos. (Dan. 12:9; compárese con Juan 16:12, 13.)

      Aprender cosas nuevas requiere ajustar el modo de pensar de uno mismo. Se necesita humildad para reconocer los propios errores y efectuar cambios beneficiosos. Esta cualidad y sus frutos agradan a Jehová, y tal proceder les resulta sumamente atractivo a los que aman la verdad. (Sof. 3:12.) Sin embargo, se atrae la burla de los que se jactan de credos que han permanecido sin alterar por siglos, aunque los hayan concebido hombres imperfectos.

      Cómo regresa el Señor

      A mediados de los años setenta del siglo XIX el hermano Russell y los que con él examinaban diligentemente las Escrituras discernieron que el Señor volvería de manera invisible. (Juan 14:3, 19.)

      El hermano Russell dijo más tarde: “Nos apenó mucho el error de los segundoadventistas, que esperaban a Cristo en la carne y enseñaban que el mundo y todo cuanto hay en él, excepto los segundoadventistas, sería consumido por fuego en 1873 ó 1874, y cuyos cómputos de fechas, junto con sus desengaños e ideas toscas en general sobre el objeto y la manera de Su venida, hicieron que a nosotros y a todos los que anhelaban y proclamaban Su Reino venidero se nos desacreditara de algún modo. Estos conceptos equivocados tan generales, tanto del propósito como de la manera de la vuelta del Señor, me llevaron a escribir el folleto ‘The Object and Manner of Our Lord’s Return’ (El objeto y manera de la vuelta del Señor)”. Este folleto se publicó en 1877. El hermano Russell hizo que se imprimieran y distribuyeran 50.000 ejemplares de él.

      En el folleto escribió: “Creemos que las escrituras nos enseñan que al momento de Su venida, y por algún tiempo después de Su llegada, Él permanecerá invisible; que se manifestará o mostrará después mediante juicios y de diversas maneras, para que ‘todo ojo le vea’”. En apoyo de esto analizó textos como Hechos 1:11 (‘vendrá como le habéis visto irse’, es decir, sin ser observado por el mundo) y Juan 14:19 (“aun un poquito, y el mundo no me verá más”). El hermano Russell también se refirió a que The Emphatic Diaglott, publicado en su totalidad por primera vez en 1864 con una traducción interlineal palabra por palabra, probaba que la expresión griega pa·rou·sí·a significaba “presencia”. Al analizar cómo se emplea este término en la Biblia, Russell explicó en aquel folleto: “La palabra griega que por lo general se emplea para referirse al segundo advenimiento —parousia, traducida a menudo por venida— siempre significa presencia personal, como si ya hubiera venido, llegado, y nunca tiene el sentido de estar de camino, como usamos la palabra venida”.

      Al hablar del propósito de la presencia de Cristo, Russell dejó claro que no se trataba de un suceso único que sacudiría al mundo. “El segundo advenimiento, como el primero —escribió—, abarca un período, y no es un suceso momentáneo.” Dijo que en aquel tiempo el “rebaño pequeño” recibiría su recompensa con el Señor como coherederos en su Reino; otros, quizás miles de millones, tendrían la oportunidad de disfrutar de vida perfecta en una Tierra restaurada a la belleza edénica. (Luc. 12:32.)

      Tan solo unos años después, basándose en un estudio más a fondo de las Escrituras, Russell se dio cuenta de que Cristo no solo volvería de manera invisible, sino que también permanecería en invisibilidad, aun mientras manifestara su presencia mediante el juicio de los inicuos.

      En 1876, después de leer por primera vez un ejemplar de la revista Herald of the Morning, Russell se percató de que en aquel tiempo había otro grupo que creía que la vuelta de Cristo sería invisible y que asociaba aquella vuelta con bendiciones para todas las familias de la Tierra. El Sr. Barbour, editor de aquella publicación, persuadió a Russell a creer que la presencia invisible de Cristo había comenzado en 1874.i Más tarde se llamó la atención a este hecho mediante el subtema “Herald of Christ’s Presence” (Heraldo de la Presencia de Cristo), que apareció en la portada de Zion’s Watch Tower (La Torre del Vigía de Sión).

      Reconocer que la presencia de Cristo era invisible se convirtió en una importante base para el entendimiento de muchas profecías bíblicas. Los Estudiantes de la Biblia de entonces se dieron cuenta de que la presencia del Señor debería ser de interés primordial para todo cristiano verdadero. (Mar. 13:33-37.) Se interesaban mucho en la vuelta del Amo y reconocían que tenían la responsabilidad de anunciarla, aunque todavía no discernían claramente todos los detalles implicados. Sin embargo, lo que el espíritu de Dios sí les permitió comprender casi desde el principio fue realmente notable. Una de esas verdades tenía que ver con una fecha muy importante señalada por la profecía bíblica.

      El fin de los Tiempos de los Gentiles

      La cuestión de la cronología bíblica es algo que por mucho tiempo ha interesado a los que estudian la Biblia. Algunos comentaristas habían presentado diversas opiniones respecto a la profecía de Jesús sobre “los tiempos de los Gentiles” y lo que escribió el profeta Daniel sobre el sueño del rey Nabucodonosor acerca del tronco de un árbol que estuvo atado por “siete tiempos”. (Luc. 21:24, VA; Valera, 1904; Dan. 4:10-17.)

      Ya en 1823 John A. Brown, cuya obra se publicó en Londres (Inglaterra), había calculado que los “siete tiempos” del capítulo 4 de Daniel duraban 2.520 años. Pero no había discernido con claridad cuándo comenzaría ni cuándo terminaría el período profético. Sin embargo, sí había conectado estos “siete tiempos” con los Tiempos de los Gentiles de Lucas 21:24. En 1844, E. B. Elliott, clérigo inglés, señaló a 1914 como la posible fecha del fin de los “siete tiempos” de Daniel, pero también expuso otra idea que apuntaba al tiempo de la Revolución francesa. En 1849, Robert Seeley, de Londres, trató el asunto de manera similar. Al menos para 1870, una publicación de Joseph Seiss y sus asociados, impresa en Filadelfia (Pensilvania), presentaba cálculos que señalaban a 1914 como una fecha importante, aunque el razonamiento que contenía se basó en una cronología que C. T. Russell rechazó más tarde.

      Luego, en los números de agosto, septiembre y octubre de 1875 de Herald of the Morning N. H. Barbour ayudó a armonizar ciertos detalles que otros habían indicado. Empleando la cronología compilada por Christopher Bowen, clérigo inglés, y publicada por E. B. Elliott, Barbour identificó el comienzo de los Tiempos de los Gentiles con la remoción de Sedequías de la gobernación real, según se había profetizado en Ezequiel 21:25, 26, y señaló al año 1914 como el fin de los Tiempos de los Gentiles.

      A principios de 1876 C. T. Russell recibió un ejemplar de Herald of the Morning. Enseguida escribió a Barbour y después pasó algún tiempo con él en Filadelfia durante el verano, analizando, entre otras cosas, los períodos proféticos. Poco después, en un artículo titulado “Los Tiempos de los Gentiles: ¿cuándo terminan?”, Russell también razonó sobre el asunto a partir de las Escrituras y declaró que la prueba demostraba que ‘los siete tiempos terminarían en 1914 d.C.’. Este artículo se imprimió en el número de octubre de 1876 de Bible Examiner.j El libro Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo), escrito en 1877 por N. H. Barbour con la cooperación de C. T. Russell, llegaba a la misma conclusión. Más tarde, algunos de los primeros números de la revista Watch Tower, como los de diciembre de 1879 y julio de 1880, señalaron a 1914 E.C. como un año muy significativo desde el punto de vista de la profecía bíblica. En 1889 se dedicó todo el capítulo 4 del tomo II de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, que después se llamó Estudios de las Escrituras) a un análisis de “Los Tiempos de los Gentiles”. Pero ¿qué significaría el fin de los Tiempos de los Gentiles?

      Los Estudiantes de la Biblia no estaban completamente seguros de lo que sucedería. Estaban convencidos de que el resultado no sería que la Tierra había de ser quemada ni la humanidad aniquilada. Más bien, sabían que marcaría un punto significativo respecto a la gobernación divina. Al principio pensaron que para aquella fecha el Reino de Dios habría alcanzado ya control pleno, universal. Cuando aquello no sucedió, la confianza que tenían en las profecías bíblicas que señalaban a aquella fecha no desfalleció. Llegaron a la conclusión de que, en vez de eso, la fecha marcaba sencillamente un comienzo respecto a la gobernación del Reino.

      Al principio también pensaron que antes de aquella fecha las dificultades mundiales culminarían en anarquía (lo cual creían que estaría asociado con la guerra del “gran día de Dios el Todopoderoso”). (Rev. 16:14.) Pero luego, diez años antes de 1914, la revista Watch Tower indicó que la agitación mundial que llevaría a la aniquilación de las instituciones humanas ocurriría inmediatamente después del fin de los Tiempos de los Gentiles. Esperaban que el año 1914 marcara un punto crucial y significativo para Jerusalén, pues la profecía había indicado que ‘Jerusalén sería hollada’ hasta que se cumplieran los Tiempos de los Gentiles. Al ver que se acercaba el año 1914 y ellos todavía no habían muerto como humanos ni habían sido ‘arrebatados en las nubes’ para encontrarse con el Señor —en conformidad con sus anteriores expectativas—, esperaban fervorosamente que su cambio tuviera lugar al fin de los Tiempos de los Gentiles. (1 Tes. 4:17.)

      Mientras los años pasaban y ellos seguían examinando las Escrituras, su fe en las profecías permanecía firme, y no se retraían de decir lo que esperaban que ocurriera. Se esforzaron, con algún éxito, por evitar ser dogmáticos respecto a detalles que no se mencionaban directamente en las Escrituras.

      ¿Sonó demasiado temprano el “despertador”?

      El estallido de la I Guerra Mundial en 1914, a la que por mucho tiempo se llamó sencillamente la Gran Guerra, desencadenó tiempos turbulentos para el mundo, no obstante, la caída de todos los gobiernos humanos existentes no se produjo inmediatamente. Los Estudiantes de la Biblia creyeron ver en acontecimientos relacionados con Palestina ocurridos después de 1914, pruebas de cambios significativos para Israel. Pero transcurrieron meses, luego años, y no recibieron su recompensa celestial como habían esperado. ¿Cómo reaccionaron ante esto?

      The Watch Tower del 1 de febrero de 1916 llamó especialmente la atención al 1 de octubre de 1914, y pasó a decir: “Este era el último punto en el tiempo al que la cronología bíblica nos señalaba con relación a las experiencias de la Iglesia. ¿Nos dijo el Señor que entonces se nos llevaría al cielo? No. ¿Qué dijo? Su Palabra y el cumplimiento de las profecías parecían señalar inequívocamente a que esta fecha marcaba el fin de los Tiempos de los Gentiles. Dedujimos de esto que el ‘cambio’ de la Iglesia acontecería en esa fecha o antes. Pero Dios no nos dijo que sería así. Nos permitió llegar a esa deducción; y creemos que eso fue una prueba necesaria para los amados santos de Dios de todas partes”. Pero ¿probaron aquellos sucesos que su gloriosa esperanza había sido en vano? No. Esto sencillamente significó que los acontecimientos no ocurrían tan pronto como esperaban.

      Años antes de 1914 Russell había escrito: “Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido. [...] Pero supongamos, por ejemplo, que pase octubre de 1914 y no haya una caída significativa del poder de los gentiles. ¿Qué probaría o refutaría eso? No rebatiría ningún aspecto del Plan Divino de las Edades. El precio de rescate que se pagó en el Calvario perduraría como garantía del cumplimiento final del gran Programa Divino para la restitución humana. La ‘llamada a lo alto’ de la Iglesia, para que sufriera con el Redentor y fuera glorificada con él como miembros de él, o como su Novia, todavía sería la misma. [...] Lo único afectado por la cronología sería el tiempo en que habrían de realizarse esas gloriosas esperanzas para la Iglesia y para el mundo. [...] Y si pasara esa fecha, eso sencillamente sería prueba de que nuestra cronología, nuestro ‘despertador’, habría sonado un poco antes de tiempo. ¿Consideraríamos una gran calamidad el que en la mañana de un día maravilloso, lleno de gozo y placer, la alarma nos despertara unos momentos antes? ¡Ciertamente que no!”.

      Pero aquel “despertador” no había sonado demasiado temprano. En realidad lo inesperado fueron las experiencias a las que el reloj los había despertado.

      Años después, cuando la luz se había hecho más brillante, reconocieron lo siguiente: “Muchos de los amados santos pensaban que no había más trabajo que hacer. [...] Se regocijaron por la prueba clara de que el mundo había terminado, que el reino celestial se había aproximado y que el día de su liberación estaba cerca. Pero habían pasado por alto otra cosa que había que hacer. Las buenas nuevas que habían recibido tenían que contarse a otros; pues Jesús había mandado: ‘Será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin’. (Mateo 24:14.)” (The Watch Tower, 1 de mayo de 1925.)

      Al comparar lo que ocurrió después de 1914 con lo que el Amo había predicho, poco a poco los Estudiantes de la Biblia se fueron dando cuenta de que vivían en los últimos días del viejo sistema y de que habían estado en ese período desde 1914. También llegaron a entender que fue en 1914 cuando comenzó la presencia invisible de Cristo y que esta no consistía en que él regresara personalmente (aunque de manera invisible) a la vecindad de la Tierra, sino en que dirigiera su atención a la Tierra como Rey en funciones. Se percataron de la importante responsabilidad que tenían de proclamar “estas buenas nuevas del reino” para testimonio a todas las naciones durante este tiempo crítico de la historia humana, y aceptaron aquella responsabilidad. (Mat. 24:3-14.)

      ¿Cuál era, precisamente, el mensaje que tenían que predicar acerca del Reino? ¿Difería del mensaje de los cristianos del siglo primero?

      El Reino de Dios, única esperanza de la humanidad

      Como resultado de su estudio cuidadoso de la Palabra de Dios, los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con el hermano Russell comprendieron que el Reino de Dios era el gobierno que Jehová había prometido establecer mediante su Hijo para bendecir a la humanidad. En los cielos, Jesucristo tendría como asociados en la gobernación al “rebaño pequeño” escogido por Dios de entre los humanos. Entendían que ese gobierno estaría representado por hombres fieles del pasado que serían príncipes en toda la Tierra. A estos se les llamaba los “beneméritos de la antigüedad”. (Luc. 12:32; Dan. 7:27; Rev. 20:6; Sal. 45:16.)

      Por mucho tiempo la cristiandad había sostenido la enseñanza del ‘derecho divino de los reyes’ como medio de mantener en sujeción a la gente. Pero por su estudio de las Escrituras aquellos Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que el futuro de los gobiernos humanos no estaba asegurado por garantía divina alguna. En armonía con lo que iban aprendiendo, la Watch Tower de diciembre de 1881 dijo: “El establecimiento de este reino supondrá, por supuesto, el derribo de todos los reinos de la Tierra, puesto que todos ellos —hasta el mejor— están fundados en la injusticia y la desigualdad de los derechos y en la opresión para muchos y el favor para unos cuantos, como leemos: ‘Romperá en pedazos y consumirá todos estos reinos y él permanecerá para siempre’”. (Dan. 2:44.)

      Los Estudiantes de la Biblia todavía tenían mucho que aprender sobre cómo se destruiría a aquellos reinos opresivos. No comprendían aún con claridad cómo se extenderían los beneficios del Reino de Dios a toda la humanidad. Pero no confundían el Reino de Dios con un sentimiento impreciso en el corazón de la gente ni con la gobernación de una jerarquía religiosa que empleara como agente suyo al Estado seglar.

      Para 1914 los siervos fieles de Dios de la era precristiana no habían sido resucitados en la Tierra como representantes principescos del Rey Mesiánico, como se había esperado, ni se habían unido a Cristo en el Reino celestial en aquel año los que quedaban del “rebaño pequeño”. Sin embargo, The Watch Tower del 15 de febrero de 1915 dijo con confianza que 1914 había sido el tiempo debido “para que nuestro Señor tomara Su gran poder y gobernara”, poniendo fin así a los milenios de dominación gentil ininterrumpida. En el número del 1 de julio de 1920 The Watch Tower reafirmó aquella postura y la asoció con las buenas nuevas que Jesús había predicho que se proclamarían por toda la Tierra antes del fin. (Mat. 24:14.) En 1922, en la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), se reafirmó aquel entendimiento en una resolución general, y el hermano Rutherford exhortó de este modo a los asambleístas: “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”.

      No obstante, en aquel tiempo los Estudiantes de la Biblia pensaban que la instauración del Reino, su establecimiento pleno en los cielos, no acontecería sino hasta que los últimos miembros de la novia de Cristo fueran glorificados. Por lo tanto, en 1925 se alcanzó un hito cuando The Watch Tower del 1 de marzo publicó el artículo “Nacimiento de la nación”. Este contenía un estudio esclarecedor sobre el capítulo 12 de Revelación. El artículo presentaba prueba de que el Reino Mesiánico había nacido —se había establecido— en 1914, que Cristo entonces había comenzado a gobernar en su trono celestial y que después Satanás había sido arrojado de los cielos a la vecindad de la Tierra. Estas eran las buenas nuevas que se tenían que proclamar, las buenas nuevas de que el Reino de Dios había empezado a funcionar. ¡Cómo estimuló este esclarecedor entendimiento a aquellos proclamadores del Reino a predicar hasta las extremidades de la Tierra!

      Por todos los medios adecuados el pueblo de Jehová dio testimonio de que solo el Reino de Dios podía traer alivio duradero y resolver los problemas profundamente arraigados que afligían a la humanidad. En 1931 este mensaje se presentó en un discurso de J. F. Rutherford transmitido por radio a través de la mayor red internacional de emisoras hasta entonces. El texto del discurso también se publicó en muchos idiomas en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, del cual se distribuyeron millones de ejemplares en pocos meses. Además de su amplia distribución entre el público, se hicieron esfuerzos especiales por poner ejemplares de este folleto en manos de políticos, hombres prominentes del mundo de los negocios y del clero.

      Entre otras cosas el folleto decía: “En la actualidad los gobiernos injustos del mundo no pueden dar esperanza alguna a la gente. El juicio de Dios contra estos dicta que sean destruidos. Por lo tanto, la única esperanza del mundo es el reino o gobierno justo de Dios con Cristo Jesús como Gobernante invisible”. El pueblo de Jehová comprendía que ese Reino traería verdadera paz y seguridad a la humanidad. Bajo su gobernación la Tierra se convertiría en un verdadero paraíso, y ya no habría enfermedades ni muerte. (Rev. 21:4, 5.)

      Las creencias de los testigos de Jehová siguen teniendo como centro las buenas nuevas del Reino de Dios. Desde el número del 1 de marzo de 1939 en inglés, su revista principal, que ahora se publica en más de 110 idiomas, ha llevado el título The Watchtower Announcing Jehovah’s Kingdom; en español ha aparecido, desde el número de octubre de 1939, con el título de La Atalaya (Anunciando el Reino de Jehová).

      Pero antes de que la gobernación del Reino transformara la Tierra en un paraíso, el sistema inicuo actual tendría que ser eliminado. ¿Cómo se lograría eso?

      La guerra del gran día de Dios el Todopoderoso

      La guerra mundial que estalló en 1914 sacudió hasta sus cimientos al sistema de cosas existente. Por un tiempo pareció que todo sucedería tal como los Estudiantes de la Biblia habían esperado.

      En agosto de 1880 el hermano Russell había escrito: “Comprendemos que antes de que la familia humana sea restaurada, o siquiera empiece a ser bendecida, los reinos actuales de la Tierra, que atan y oprimen a la humanidad, serán derribados y el reino de Dios asumirá el control, y que la bendición y la restitución vendrán mediante ese nuevo reino”. ¿Cómo acontecería ese ‘derribo de los reinos’? Basándose en el desenvolvimiento de las condiciones mundiales, Russell creía que durante la guerra de Armagedón Dios se valdría de facciones en conflicto de la humanidad para derribar las instituciones existentes. Dijo: “Ha comenzado la demolición del imperio del hombre. Ya funciona la fuerza que los derribará. La gente está organizando sus fuerzas con nombres como comunistas, socialistas, nihilistas, etc.”.

      El libro The Day of Vengeance (El día de venganza), más tarde llamado The Battle of Armageddon (La batalla de Armagedón), publicado en 1897, dio más detalles sobre cómo los Estudiantes de la Biblia entendían entonces esta cuestión, al decir: “El Señor, por su imperante providencia, se encargará de este gran ejército de descontentos —patriotas, reformistas, socialistas, moralistas, anarquistas, ignorantes y desesperanzados— y se valdrá, según su sabiduría divina, de las esperanzas, temores, necedad y egoísmo de ellos para cumplir Sus propios magníficos propósitos de derribar las instituciones actuales, y de preparar al hombre para el Reino de la Justicia”. De modo que asociaban la guerra de Armagedón con la idea de una revolución social violenta.

      Pero ¿sería el Armagedón sencillamente un enfrentamiento entre facciones en conflicto de la humanidad, una revolución social utilizada por Dios para derribar las instituciones existentes? Tras haberse analizado con más detenimiento los textos bíblicos relacionados con este asunto, The Watch Tower del 15 de julio de 1925 llamó la atención a Zacarías 14:1-3 y dijo: “Esto nos lleva a la conclusión de que todas las naciones de la Tierra, bajo la dirección de Satanás, serán reunidas para pelear contra la clase Jerusalén, es decir, los que se ponen de parte del Señor [...] Revelación 16:14, 16”.

      El año siguiente, en el libro Liberación, se fijó la atención en el verdadero propósito de esta guerra, y se dijo: “Ahora, Jehová, conforme a su Palabra, demostrará su poder tan clara e inequívocamente, que los pueblos podrán convencerse de su impío proceder, y comprenderán que Jehová es Dios. Esta es la razón por la cual Dios envió el gran diluvio, derribó la Torre de Babel, destruyó al ejército de Senaquerib, Rey de [Asiria], y destruyó a los Egipcios, y esta es también la razón por la cual Dios va a mandar sobre el mundo una gran calamidad. Las calamidades anteriores no fueron más que sombras de lo que ahora amenaza. La reunión de las naciones será preparativo de la batalla del gran día de Dios Todopoderoso en ‘el grande y terrible día del Señor’ (Joel 2:31), en el cual Jehová hará para sí un nombre. En este grande y último conflicto, los pueblos de cada tribu, nación y lengua aprenderán que Jehová es el Dios Omnipotente, [Omnisapiente] y Justo”. Pero a los siervos de Jehová en la Tierra se les advirtió: “En esta gran batalla ningún cristiano asestará un golpe. La razón, para no hacerlo, es porque Jehová ha dicho: ‘Porque la batalla no es vuestra, sino de Dios’”. Estaba claro que la guerra de la que se hablaba ahí no era la que habían entablado las naciones en 1914. Todavía tenía que acontecer.

      Sin embargo, tenían que resolverse otras cuestiones con las Escrituras como base. Una de ellas implicaba la identidad de la Jerusalén que sería hollada hasta que terminaran los Tiempos de los Gentiles, como se había indicado en Lucas 21:24; y algo que estaba relacionado con eso era la identidad del Israel mencionado en tantas profecías de restauración.

      ¿Haría Dios que los judíos volvieran a Palestina?

      Los Estudiantes de la Biblia estaban muy atentos a las muchas profecías de restauración que los profetas de Dios habían dado al Israel antiguo. (Jer. 30:18; 31:8-10; Amós 9:14, 15; Rom. 11:25, 26.) Hasta 1932 entendieron que aquellas profecías se referían específicamente a los judíos naturales. Por lo tanto, creían que Dios favorecería de nuevo a Israel y poco a poco haría que los judíos volvieran a Palestina, abriéndoles los ojos a la verdad respecto a Jesús como Rescatador y Rey Mesiánico y utilizándolos como medio de extender bendiciones a todas las naciones. El creer esto llevó al hermano Russell a hablar ante grandes auditorios judíos en Nueva York y Europa sobre el tema “El sionismo en la profecía”, y en 1925 el hermano Rutherford escribió el libro Comfort for the Jews (Consuelo para los judíos).

      Pero gradualmente fue quedando claro que lo que acontecía en Palestina con relación a los judíos no cumplía las magníficas profecías de Jehová sobre la restauración. En el siglo primero Jerusalén fue desolada porque los judíos rechazaron al Hijo de Dios, el Mesías, quien había sido enviado en el nombre de Jehová. (Dan. 9:25-27; Mat. 23:38, 39.) Se hacía cada vez más patente que la actitud de los judíos como pueblo no había cambiado. No se veía arrepentimiento por el acto inicuo cometido por sus antepasados. El regreso de algunos a Palestina no se debió al amor a Dios ni a un deseo de que su nombre fuera magnificado por cumplir su Palabra. Esto se explicó con claridad en el segundo tomo de la obra Vindicación, publicada por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract en 1932.k En 1949 se confirmó que esta opinión era correcta cuando el Estado de Israel, que se había formado poco antes como nación y patria para los judíos, se hizo miembro de la Organización de las Naciones Unidas, mostrando así que confiaba en las naciones políticas del mundo más bien que en Jehová.

      Lo que había estado sucediendo en cumplimiento de aquellas profecías de restauración señalaba en otra dirección. Los siervos de Jehová comenzaron a darse cuenta de que era el Israel espiritual, “el Israel de Dios”, compuesto de cristianos ungidos por espíritu, quienes en cumplimiento del propósito de Dios gozaban de paz con Dios mediante Jesucristo. (Gál. 6:16.) Entonces se les abrieron los ojos y pudieron percibir en el modo como Dios trataba con estos cristianos un maravilloso cumplimiento espiritual de aquellas promesas de restauración. Con el tiempo también comprendieron que la Jerusalén que fue ensalzada al fin de los Tiempos de los Gentiles no fue sencillamente una ciudad terrestre, o siquiera un pueblo en la Tierra que estuviera representado por aquella ciudad, sino más bien la “Jerusalén celestial”, donde en 1914 Jehová puso a su Hijo, Jesucristo, con autoridad para gobernar. (Heb. 12:22.)

      Al comprender claramente estos asuntos, los testigos de Jehová pudieron cumplir mejor con la comisión de predicar las buenas nuevas del Reino “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” sin parcialidad hacia grupo alguno. (Mat. 24:14.)

      ¿A quién deben atribuirse todas estas explicaciones bíblicas que han aparecido en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower?

      Cómo reciben instrucción los siervos de Jehová

      Jesucristo predijo que, después de su regreso al cielo, enviaría espíritu santo a sus discípulos. Este les serviría de ayudante y los guiaría “a toda la verdad”. (Juan 14:26; 16:7, 13.) Jesús también dijo que él, como Señor o Amo de los cristianos verdaderos, tendría un “esclavo fiel y discreto”, un “mayordomo fiel”, que daría “alimento [espiritual] al tiempo apropiado” a los domésticos, los que trabajaban en la casa de la fe. (Mat. 24:45-47; Luc. 12:42.) ¿Quién es este esclavo fiel y discreto?

      El mismo primer número de la revista Watch Tower hizo alusión a Mateo 24:45-47 cuando dijo que el propósito de los publicadores de aquella revista era estar alerta a los sucesos relacionados con la presencia de Cristo y dar “alimento [espiritual] al tiempo debido” a la casa de la fe. Pero el editor de la revista no decía que él fuera el esclavo fiel y discreto, o el “siervo fiel y prudente” (posible traducción al español de la lectura que presentaba la Versión Autorizada inglesa).

      Así, en el número de octubre-noviembre de 1881 C. T. Russell dijo: “Creemos que cada miembro de este cuerpo de Cristo participa, sea directa o indirectamente, en una obra bendita de alimentar al tiempo debido a la casa de la fe. ‘¿Quién, pues, es el siervo fiel y prudente a quien el Señor ha hecho gobernante sobre su casa’, a fin de darles de comer al tiempo debido? ¿No se trata del ‘rebaño pequeño’ de siervos consagrados que cumplen fielmente sus votos de consagración —el cuerpo de Cristo—, y no está todo el cuerpo, individual y colectivamente, dando de comer al tiempo debido a la casa de la fe, la gran compañía de creyentes? Bendito es ese siervo (el entero cuerpo de Cristo) a quien al venir (griego elthon) su Amo lo halle haciendo así. ‘De cierto os digo, que le pondrá sobre todos sus bienes’”.

      Sin embargo, más de una década después la esposa del hermano Russell expresó públicamente la idea de que Russell era el siervo fiel y prudente.l La opinión que ella manifestó respecto a la identidad del ‘siervo fiel’ fue aceptada durante unos treinta años por los Estudiantes de la Biblia en general. El hermano Russell no rechazó la opinión de ellos, pero personalmente evitó aplicar de aquel modo el pasaje, enfatizando su oposición a que hubiera una clase clerical comisionada para enseñar la Palabra de Dios diferente de una clase laica que no hubiera recibido tal comisión. El entendimiento que expresó el hermano Russell en 1881 de que el siervo fiel y prudente era en realidad un siervo colectivo, compuesto de todos los miembros del cuerpo de Cristo ungido por espíritu en la Tierra, fue reafirmado en The Watch Tower del 15 de febrero de 1927. (Compárese con Isaías 43:10.)

      ¿Cómo consideraba el hermano Russell el papel que él mismo desempeñaba? ¿Aseguró haber recibido alguna revelación especial de Dios? En la revista Watch Tower del 15 de julio de 1906 (página 229), Russell respondió humildemente: “No, queridos hermanos, no pretendo ser superior ni poseer poder, dignidad ni autoridad sobrenaturales; tampoco aspiro a ensalzarme ante la estimación de mis hermanos de la casa de la fe, excepto como instó el Amo al decir: ‘El que entre vosotros quisiere ser el primero, será vuestro siervo’. (Mat. 20:27.) [...] Las verdades que presento, como portavoz de Dios, no fueron reveladas mediante visiones o sueños ni por la voz de Dios; tampoco las recibí de una sola vez, sino gradualmente. [...] Este claro despliegue de verdades tampoco se debe a ingenio o agudeza de percepción humanos, sino al simple hecho de que el tiempo debido de Dios ha llegado; y si yo no hablara, y nadie más lo hiciera, las piedras mismas clamarían”.

      Se instaba a los lectores de la Watch Tower a dirigir su atención a Jehová como el Gran Instructor, tal como se insta ahora a todos los testigos de Jehová. (Isa. 30:20.) Este asunto recibió mucho énfasis en The Watchtower del 1 de noviembre de 1931 (en español marzo de 1932), en el artículo “Enseñados por Dios”, que dijo: “La Torre del Vigía reconoce que la verdad pertenece a Jehová, y no a criatura alguna. La Torre del Vigía no es el instrumento de hombre alguno ni de un grupo de hombres, ni se publica según los antojos de hombres. [...] Jehová Dios es el gran Instructor de sus hijos. Por supuesto, la publicación de estas verdades se hace por hombres imperfectos, y por esto no son absolutamente perfectas en forma; pero se promulgan de tal manera que reflejan la verdad de Dios que él enseña a sus hijos”.

      Cuando en el siglo primero surgían cuestiones sobre doctrina o procedimiento se llevaban ante un cuerpo gobernante central compuesto de hombres que eran de edad avanzada en sentido espiritual. Estos tomaban decisiones después de analizar lo que las Escrituras inspiradas decían y de estudiar las indicaciones de la actividad cristiana que armonizaba con esos textos bíblicos y que prosperaba como resultado de la acción del espíritu santo. Las decisiones tomadas se informaban por escrito a las congregaciones. (Hech. 15:1–16:5.) En la actualidad los testigos de Jehová siguen ese mismo procedimiento.

      Se suministra instrucción espiritual mediante artículos de revistas, libros, programas de asambleas y bosquejos de discursos para la congregación, todo lo cual se prepara bajo la dirección del Cuerpo Gobernante del esclavo fiel y discreto. El contenido de las publicaciones demuestra que lo que Jesús predijo es realidad hoy, a saber, que él en verdad tiene una clase del esclavo fiel y discreto que enseña lealmente ‘todas las cosas que él ha mandado’; que este esclavo se ‘mantiene alerta’, está pendiente de los sucesos que cumplen las profecías bíblicas y en particular de lo que tiene que ver con la presencia de Cristo; que ayuda a los que temen a Dios a entender lo que implica ‘observar’ lo que Jesús mandó y así probar que son realmente sus discípulos. (Mat. 24:42; 28:20; Juan 8:31, 32.)

      En lo relacionado con la preparación del alimento espiritual, con el transcurso de los años se han ido eliminando poco a poco prácticas que pudieran enfocar indebidamente la atención en ciertos humanos. Hasta la muerte de C. T. Russell, a él se le mencionaba como redactor jefe en casi todos los números de la revista Watch Tower. A menudo aparecían al fin de ciertos artículos los nombres o las iniciales de otras personas que colaboraban en la redacción. Después, a partir del número del 1 de diciembre de 1916, en vez de mostrar el nombre de un individuo como redactor jefe, The Watch Tower alistó los nombres de un comité de redacción. En el número del 15 de octubre de 1931 (en español 1 de enero de 1932), hasta esa lista se eliminó, siendo reemplazada por el texto de Isaías 54:13 traducido de la American Standard Version que decía: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y grande será la paz de tus hijos”. Desde 1942 la norma general ha sido que en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower no se incluyan los nombres de los escritores con el fin de no destacar a ningún hombre.a Bajo la supervisión del Cuerpo Gobernante, cristianos dedicados de América del Norte y del Sur, Europa, África, Asia y las islas del mar han participado en preparar la información para el uso de las congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo. No obstante, toda la honra es para Jehová Dios.

      La luz se hace más brillante

      La experiencia de los testigos de Jehová, como se observa en su historia moderna, refleja lo que dice Proverbios 4:18: “La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”. El brillo de la luz ha aumentado progresivamente, así como tras las primeras luces del alba sale el Sol y luego la luz plena de un nuevo día. Ver las cosas a la luz que tenían entonces les llevó a veces a conceptos incompletos y hasta equivocados. A pesar de su empeño, sencillamente no pudieron entender ciertas profecías hasta que estas empezaron a cumplirse. A medida que Jehová, mediante su espíritu, ha seguido arrojando más luz sobre su Palabra, sus siervos han estado dispuestos a mostrar la humildad que se ha requerido para hacer los ajustes necesarios.

      Dicha comprensión progresiva no se limitó solo al principio de su historia moderna. Continúa hasta el presente. Por ejemplo, en 1962 se ajustó su entendimiento sobre “las autoridades superiores” mencionadas en Romanos 13:1-7.

      Por muchos años los Estudiantes de la Biblia habían enseñado que “las potestades superiores” (Val, 1904) eran Jehová Dios y Jesucristo. ¿Por qué? En los números de octubre y noviembre de 1929 de La Torre del Vigía, se citaron diferentes leyes seglares, y se mostró que lo que la ley permitía en un país se prohibía en otro. También se indicó que hay leyes seglares que requieren que la gente haga lo que Dios prohíbe, o que tratan de impedir que los siervos de Dios cumplan con lo que él les ha mandado. Debido a su deseo sincero de respetar la autoridad suprema de Dios, a los Estudiantes de la Biblia les pareció que “las potestades superiores” tenían que ser Jehová Dios y Jesucristo. Todavía obedecieron las leyes del país, pero recalcaron la obediencia a Dios. Aquella era una lección de importancia, que los fortaleció durante los años de agitación mundial posteriores. Sin embargo, no entendían con claridad lo que decía Romanos 13:1-7.

      Años más tarde se volvió a analizar cuidadosamente ese pasaje bíblico, su contexto y su significado a la luz del resto de las Escrituras. Como resultado, en 1962 se reconoció que “las autoridades superiores” son los gobernantes seglares, pero con la ayuda de la Traducción del Nuevo Mundo llegaron a entender con claridad el principio de sujeción relativa.b Esto no requirió ningún cambio de importancia respecto a la actitud de los testigos de Jehová para con los gobiernos del mundo, pero sí corrigió su comprensión de una parte importante de las Escrituras. Mientras esto sucedía, se dio a cada Testigo la oportunidad de considerar cuidadosamente si en realidad vivía en armonía con sus responsabilidades para con Dios y las autoridades seglares. Este entendimiento claro de quiénes son “las autoridades superiores” ha sido una protección para los testigos de Jehová, especialmente en países donde brotes de nacionalismo y clamores por más libertad han desencadenado estallidos de violencia y la formación de nuevos gobiernos.

      El año siguiente, en 1963, se amplió la aplicación del término “Babilonia la Grande”.c (Rev. 17:5.) Un repaso de la historia seglar y religiosa llevó a la conclusión de que la influencia de la antigua Babilonia había penetrado no solo en la cristiandad, sino en todo lugar de la Tierra. Entonces se vio que Babilonia la Grande tenía que ser el imperio mundial de la religión falsa. Un entendimiento más claro de este asunto ha hecho posible que los testigos de Jehová ayuden a muchas otras personas, de diferentes antecedentes, a responder al mandato bíblico: “Sálganse de ella, pueblo mío”. (Rev. 18:4.)

      Verdaderamente el desenvolvimiento de los sucesos que se predijeron en todo el libro de Revelación ha provisto abundante iluminación espiritual. En 1917 se publicó un estudio de este libro en la obra The Finished Mystery (El misterio terminado). Pero “el día del Señor”, mencionado en Revelación 1:10, apenas empezaba para aquel tiempo; gran parte de lo predicho no había acontecido aún y no se entendía con claridad. No obstante, en los años que siguieron, ciertos desenvolvimientos arrojaron más luz sobre el significado de aquella parte de la Biblia, y estos sucesos afectaron profundamente el esclarecedor estudio sobre Revelación que se publicó en 1930 en los dos tomos de la obra Luz. En los años sesenta se publicó información actualizada en los libros “¡Babilonia la Grande ha caído!” ¡El reino de Dios domina! y “Entonces queda terminado el misterio de Dios”. Dos décadas más tarde se hizo otro estudio profundo de esta parte de la Biblia. Se analizó cuidadosamente el lenguaje figurado de Revelación a la luz de expresiones similares que se encontraban en otras partes de la Biblia. (1 Cor. 2:10-13.) Se examinaron de nuevo sucesos del siglo XX que cumplen profecías. Los resultados se publicaron en 1988, en el emocionante libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!

      En los primeros años de la historia moderna de los testigos de Jehová se fueron colocando cimientos. Se proveyó mucho alimento espiritual valioso. En los últimos años se ha suministrado para el estudio una mayor diversidad de información bíblica que satisface las necesidades tanto de cristianos maduros como de estudiantes nuevos de distintos antecedentes. El estudio continuo de las Escrituras, junto con el cumplimiento de la profecía divina, ha permitido en muchos casos expresar con más claridad las enseñanzas bíblicas. Debido a que su estudio de la Palabra de Dios es progresivo, los testigos de Jehová tienen alimento espiritual en abundancia, tal como las Escrituras predijeron que sucedería en el caso de los siervos de Dios. (Isa. 65:13, 14.) Los ajustes de punto de vista nunca se hacen con el propósito de que el mundo los acepte con más facilidad por haber adoptado sus valores morales en decadencia. Por el contrario, la historia de los testigos de Jehová muestra que ellos efectúan cambios con el propósito de adherirse más estrechamente a la Biblia, de parecerse más a los cristianos fieles del siglo primero y de esa manera agradar más a Dios.

      Por lo tanto, lo que ellos han experimentado armoniza con la oración del apóstol Pablo, quien escribió lo siguiente a sus compañeros cristianos: “Nosotros [...] no hemos cesado de orar por ustedes y de pedir que se les llene del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras siguen llevando fruto en toda buena obra y aumentando en el conocimiento exacto de Dios”. (Col 1:9, 10.)

      Ese incremento de conocimiento exacto de Dios también ha tenido que ver con su nombre: testigos de Jehová.

      [Notas a pie de página]

      a Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) 15 de julio de 1906, páginas 229-231.

      b Véase Perspicacia para comprender las Escrituras, publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc., volumen 2, página 282.

      c 1) En el siglo XVI había intensos movimientos antitrinitarios en Europa. Por ejemplo, el húngaro Ferenc Dávid (1510-1579) sabía y enseñaba que el dogma de la Trinidad no era bíblico. Debido a sus creencias murió en prisión. 2) La Iglesia Reformada Menor, que por unos cien años prosperó en Polonia en los siglos XVI y XVII, también rechazaba la Trinidad, y sus adherentes distribuyeron literatura por toda Europa, hasta que los jesuitas lograron que se les desterrara de Polonia. 3) En Inglaterra, sir Isaac Newton (1642-1727) rechazó la doctrina de la Trinidad y para ello escribió con detalle las razones tanto históricas como bíblicas; sin embargo, no hizo publicar sus escritos mientras vivía, obviamente por temor a las consecuencias. En Estados Unidos, Henry Grew, entre otros, denunció la Trinidad como una doctrina antibíblica. En 1824 trató ampliamente este asunto en su libro An Examination of the Divine Testimony Concerning the Character of the Son of God (Examen del testimonio divino sobre la naturaleza del Hijo de Dios).

      d Véase también Studies in the Scriptures, tomo V de la serie, páginas 41-82.

      e La Sociedad Watchtower Bible and Tract ha publicado en diversas ocasiones estudios detallados que presentan prueba histórica y bíblica relacionada con este asunto. Véanse “El Verbo”—¿quién es? Según Juan (1962), ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta’ (1965), Razonamiento a partir de las Escrituras (1985) y ¿Debería creer usted en la Trinidad? (1989).

      f Lo que las Escrituras dicen del alma es conocido por eruditos judíos y de la cristiandad, pero rara vez se enseña en sus lugares de adoración. Véanse la New Catholic Encyclopedia (1967), tomo III, páginas 449 y 450; The Eerdmans Bible Dictionary (1987), páginas 964 y 965; The Interpreter’s Dictionary of the Bible, publicado por G. Buttrick (1962), tomo I, página 802; The Jewish Encyclopedia (1910), tomo VI, página 564.

      g En 1955 el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca de “supervivencia después de la muerte”? analizó de forma más detallada esta cuestión y señaló que el registro bíblico muestra que Satanás en realidad animó a Eva a creer que ella no moriría en la carne como resultado de pasar por alto la prohibición de Dios sobre comer del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”. (Gén. 2:16, 17; 3:4.) Con el tiempo se demostró claramente que aquello era falso, pero hubo otros desenvolvimientos que tuvieron como raíz aquella primera mentira. La gente adoptó la idea de que una parte invisible del hombre seguía viviendo. Después del Diluvio de los días de Noé esta creencia se vio fortalecida por prácticas espiritistas demoníacas procedentes de Babilonia. (Isa. 47:1, 12; Deu. 18:10, 11.)

      h Barbour decía que creía en el rescate, en que Cristo había muerto en favor de nosotros. Lo que rechazaba era la idea de la “sustitución”, que Cristo había muerto en lugar de nosotros, y que con su muerte había pagado la pena del pecado de la prole de Adán.

      i En esto influyó la creencia de que el séptimo milenio de la historia humana había comenzado en 1873, y de que un período de desaprobación divina (de igual duración que un período anterior considerado de favor) sobre el Israel natural terminaría en 1878. La cronología era defectuosa debido a que se basaba en la lectura incorrecta de Hechos 13:20 que presentaba la Versión Autorizada inglesa, a la creencia de que había un error de transcripción en 1 Reyes 6:1, y a no tomar en cuenta los sincronismos bíblicos relacionados con las fechas de los reinados de los reyes de Judá y de Israel. En 1943 se publicó en inglés un entendimiento más claro de la cronología bíblica en el libro “La verdad os hará libres”, que fue refinado aún más al año siguiente en el libro “El reino se ha acercado”, así como en publicaciones posteriores.

      j Una revista publicada por George Storrs, de Brooklyn (Nueva York).

      k En 1978, cuando se le pidió al Cuerpo Gobernante una declaración para la prensa sobre la posición de los testigos de Jehová con relación al sionismo, este declaró: “Los testigos de Jehová mantienen la posición bíblica de neutralidad con relación a todo gobierno y movimiento político. Están convencidos de que ningún movimiento de origen humano logrará lo que únicamente el reino celestial de Dios puede efectuar”.

      l Es triste, pero poco después de hacer aquella declaración se separó de él, impulsada por un deseo de prominencia personal.

      a Sin embargo, en países donde la ley lo requiere, puede nombrarse a un representante local que se hace responsable de lo que se publica.

      b La Atalaya del 1 y 15 de mayo y 1 de junio de 1963.

      c La Atalaya del 15 de mayo y 1 de junio de 1964.

      [Comentario en la página 120]

      C. T. Russell reconoció francamente que otras personas le ayudaron en los primeros años de su estudio de la Biblia

      [Comentario en la página 122]

      Han examinado personalmente la prueba de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios

      [Comentario en la página 123]

      Los Estudiantes de la Biblia se dieron cuenta de que la justicia de Dios está en perfecto equilibrio con su sabiduría, amor y poder

      [Comentario en la página 127]

      Russell percibió con claridad que el infierno no es un lugar de tormento después de la muerte

      [Comentario en la página 129]

      La mayoría de la gente sensata no creía en la doctrina del infierno de fuego

      [Comentario en la página 132]

      La postura firme de Russell con relación al rescate tuvo efectos trascendentales

      [Comentario en la página 134]

      Pudieron notar que la profecía bíblica señalaba claramente al año 1914

      [Comentario en la página 136]

      No todo ocurrió tan pronto como esperaban

      [Comentario en la página 139]

      Las buenas nuevas que tenían que proclamarse: ¡El Reino de Dios ha empezado a funcionar!

      [Comentario en la página 140]

      ¿Sería el Armagedón sencillamente una revolución social?

      [Comentario en la página 141]

      Por fin, en 1932, se identificó al verdadero “Israel de Dios”

      [Comentario en la página 143]

      “El esclavo fiel y discreto”, ¿una persona, o una clase?

      [Comentario en la página 146]

      Se han ido eliminando poco a poco prácticas que pudieran enfocar indebidamente la atención en ciertos humanos

      [Comentario en la página 148]

      Los cambios que se efectúan tienen el propósito de adherirse más estrechamente a la Palabra de Dios

      [Recuadro en la página 124]

      Se da a conocer el nombre de Dios

      ◆ Desde 1931 el nombre testigos de Jehová ha designado a los que adoran y sirven a Jehová como el único Dios verdadero.

      ◆ Desde el 15 de octubre de 1931 el nombre personal de Dios, Jehová, ha aparecido en la portada de cada número de la revista “La Atalaya” en inglés.

      ◆ En 1950, cuando se suprimía el nombre personal de Dios en la mayoría de las traducciones modernas de la Biblia, los testigos de Jehová empezaron a publicar la “Traducción del Nuevo Mundo”, que devolvió el nombre divino a su lugar correspondiente.

      ◆ Además de publicar la Biblia misma, la Sociedad Watch Tower Bible and Tract ha publicado mucha más literatura dando un enfoque especial al nombre divino; por ejemplo, los libros (en inglés) “Jehová” (1934), “Santificado sea tu nombre” (1961) y “‘Las naciones sabrán que yo soy Jehová’... ¿cómo?” (1971), así como el folleto “El nombre divino que durará para siempre” (1984).

      [Recuadro en la página 126]

      ‘¿Vamos a contradecir a Cristo mismo?’

      Después de exponer lo antibíblico e irrazonable de la doctrina de la Trinidad, C. T. Russell expresó justa indignación cuando dijo: “¿Vamos, entonces, a contradecir a los Apóstoles, a los Profetas y a Jesús Mismo, y a pasar por alto la razón y el sentido común por aferrarnos a un dogma que hemos recibido de un pasado de tinieblas y superstición, y mediante una Iglesia apóstata? ¡No! ‘A la ley, más bien, y al testimonio. Y si no dijeren según esta palabra, no será para ellos la luz de la mañana’”.—“The Watch Tower” del 15 de agosto de 1915.

      [Recuadro en la página 133]

      Verdad progresiva

      En 1882 C. T. Russell escribió: “La Biblia es nuestra única norma y sus enseñanzas nuestro único credo, y si reconocemos que las verdades bíblicas se revelan de manera progresiva estamos preparados para ampliar o modificar nuestro credo (fe, creencia) mientras aumenta la luz que recibimos de la Biblia”.—“Watch Tower”, abril de 1882, página 7.

      [Recuadro en las páginas 144 y 145]

      Creencias de los testigos de Jehová

      ◆ La Biblia es la Palabra inspirada de Dios. (2 Tim. 3:16, 17.)

      Su contenido no es simple historia u opinión de humanos, sino la palabra de Dios, registrada para nuestro beneficio. (2 Ped. 1:21; Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11.)

      ◆ Jehová es el único Dios verdadero. (Sal. 83:18; Deu. 4:39.)

      Jehová es el Creador de todas las cosas, y como tal es el único que merece adoración. (Rev. 4:11; Luc. 4:8.)

      Jehová es el Soberano Universal, aquel a quien todos debemos obediencia plena. (Hech. 4:24; Dan. 4:17; Hech. 5:29.)

      ◆ Jesucristo es el Hijo unigénito de Dios, el único creado directamente por Dios. (1 Juan 4:9; Col. 1:13-16.)

      Jesús fue la primera creación de Dios, lo que quiere decir que antes de su concepción y nacimiento como humano había vivido en el cielo. (Rev. 3:14; Juan 8:23, 58.)

      Jesús adora a su Padre como el único Dios verdadero; nunca pretendió ser igual a Dios. (Juan 17:3; 20:17; 14:28.)

      Jesús dio su vida humana perfecta como rescate por la humanidad. Su sacrificio hace posible que todos los que realmente ejercen fe en ese sacrificio obtengan vida eterna. (Mar. 10:45; Juan 3:16, 36.)

      Jesús fue levantado de entre los muertos como persona espiritual inmortal. (1 Ped. 3:18; Rom. 6:9.)

      Jesús ha vuelto (como Rey ha dirigido su atención hacia la Tierra) y en la actualidad está presente como espíritu glorioso. (Mat. 24:3, 23-27; 25:31-33; Juan 14:19.)

      ◆ Satanás es el ‘gobernante invisible de este mundo’. (Juan 12:31; 1 Juan 5:19.)

      Originalmente era un hijo perfecto de Dios, pero permitió que se desarrollara en su corazón la presunción, deseó la adoración que pertenecía únicamente a Jehová y logró que Adán y Eva le obedecieran a él más bien que a Dios. Así se convirtió en Satanás, que significa “Adversario”. (Juan 8:44; Gén. 3:1-5; compárese con Deuteronomio 32:4, 5; Santiago 1:14, 15; Lucas 4:5-7.)

      Satanás “está extraviando a toda la tierra habitada”; tanto él como sus demonios son responsables del aumento de la angustia en la Tierra durante este tiempo del fin. (Rev. 12:7-9, 12.)

      Al tiempo designado por Dios, Satanás y sus demonios serán destruidos para siempre. (Rev. 20:10; 21:8.)

      ◆ El Reino de Dios bajo Cristo reemplazará a todos los gobiernos humanos y será el único gobierno sobre la humanidad. (Dan. 7:13, 14.)

      El inicuo sistema de cosas actual será destruido totalmente. (Dan. 2:44; Rev. 16:14, 16; Isa. 34:2.)

      El Reino de Dios gobernará con justicia y traerá verdadera paz a sus súbditos. (Isa. 9:6, 7; 11:1-5; 32:17; Sal. 85:10-12.)

      Los inicuos serán cortados de la existencia para siempre, y los adoradores de Jehová disfrutarán de seguridad duradera. (Pro. 2:21, 22; Sal. 37:9-11; Mat. 25:41-46; 2 Tes. 1:6-9; Miq. 4:3-5.)

      ◆ Desde 1914d vivimos en “el tiempo del fin” de este mundo inicuo. (Mat. 24:3-14; 2 Tim. 3:1-5; Dan. 12:4.)

      En este tiempo se está dando un testimonio a todas las naciones; después vendrá el fin, no del globo terráqueo, sino del inicuo sistema y de la gente impía. (Mat. 24:3, 14; 2 Ped. 3:7; Ecl. 1:4.)

      ◆ Hay un solo camino a la vida; Dios no aprueba todas las religiones ni todas las prácticas religiosas. (Mat. 7:13, 14; Juan 4:23, 24; Efe. 4:4, 5.)

      La adoración verdadera no da énfasis a ritos ni a despliegues externos, sino al amor genuino a Dios, que se demuestra mediante la obediencia a sus mandamientos y el amor al prójimo. (Mat. 15:8, 9; 1 Juan 5:3; 3:10-18; 4:21; Juan 13:34, 35.)

      Personas de toda nación, raza y grupo lingüístico pueden servir a Jehová y tener su aprobación. (Hech. 10:34, 35; Rev. 7:9-17.)

      La oración se debe dirigir únicamente a Jehová mediante Jesús; no deben emplearse imágenes ni como objetos de devoción ni como ayudas en la adoración. (Mat. 6:9; Juan 14:6, 13, 14; 1 Juan 5:21; 2 Cor. 5:7; 6:16; Isa. 42:8.)

      Hay que evitar las prácticas espiritistas. (Gál. 5:19-21; Deu. 18:10-12; Rev. 21:8.)

      Entre los cristianos verdaderos no existe distinción entre clero y legos. (Mat. 20:25-27; 23:8-12.)

      El cristianismo verdadero no dicta que se guarde un sábado semanal ni que haya que cumplir otros requisitos de la Ley mosaica para lograr la salvación; tales observancias significarían rechazar a Cristo, quien cumplió la Ley. (Gál. 5:4; Rom. 10:4; Col. 2:13-17.)

      Los que practican la adoración verdadera no participan en actos de unión de fes. (2 Cor. 6:14-17; Rev. 18:4.)

      Todos los verdaderos discípulos de Jesús se bautizan por inmersión completa. (Mat. 28:19, 20; Mar. 1:9, 10; Hech. 8:36-38.)

      Los que siguen el ejemplo de Jesús y obedecen sus mandamientos testifican a otros acerca del Reino de Dios. (Luc. 4:43; 8:1; Mat. 10:7; 24:14.)

      ◆ Morimos por haber heredado el pecado de Adán. (Rom. 5:12; 6:23.)

      Al morir, perece el alma misma. (Eze. 18:4.)

      Los muertos no tienen consciencia de nada. (Sal. 146:4; Ecl. 9:5, 10.)

      El infierno (Seol, Hades) es el sepulcro común de la humanidad, la morada de los muertos. (Job 14:13; Rev. 20:13, 14, “RV, 1977”, nota.)

      El ‘lago de fuego’ donde se echa a los inicuos incorregibles significa, como la misma Biblia lo dice, la “muerte segunda”, muerte eterna. (Rev. 21:8.)

      La resurrección es la esperanza para los muertos y para los que han perdido a un ser amado en la muerte. (1 Cor. 15:20-22; Juan 5:28, 29; compárese con Juan 11:25, 26, 38-44; Marcos 5:35-42.)

      La muerte debida al pecado adánico será eliminada. (1 Cor. 15:26; Isa. 25:8; Rev. 21:4.)

      ◆ Un “rebaño pequeño” —solo 144.000 personas— va al cielo. (Luc. 12:32; Rev. 14:1, 3.)

      Estos son los que ‘nacen de nuevo’ como hijos espirituales de Dios. (Juan 3:3; 1 Ped. 1:3, 4.)

      Dios escoge a estos de todo pueblo y nación para que gobiernen como reyes con Cristo en el Reino. (Rev. 5:9, 10; 20:6.)

      ◆ Otras personas que tienen la aprobación de Dios vivirán para siempre en la Tierra. (Sal. 37:29; Mat. 5:5; 2 Ped. 3:13.)

      La Tierra nunca será destruida ni despoblada. (Sal. 104:5; Isa. 45:18.)

      En armonía con el propósito original de Dios, toda la Tierra será un paraíso. (Gén. 1:27, 28; 2:8, 9; Luc. 23:42, 43.)

      Habrá hogares adecuados y abundancia de alimento para el disfrute de todos. (Isa. 65:21-23; Sal. 72:16.)

      Las enfermedades, las incapacidades de todo tipo y hasta la misma muerte serán cosas del pasado. (Rev. 21:3, 4; Isa. 35:5, 6.)

      ◆ Hay que dar el debido respeto a las autoridades seglares. (Rom. 13:1-7; Tito 3:1, 2.)

      Los cristianos verdaderos no participan en rebelión contra la autoridad gubernamental. (Pro. 24:21, 22; Rom. 13:1.)

      Obedecen todas las leyes que no están en conflicto con la ley de Dios, pero obedecen a Dios en primer lugar. (Hech. 5:29.)

      Imitan a Jesús al permanecer neutrales respecto a los asuntos políticos del mundo. (Mat. 22:15-21; Juan 6:15.)

      ◆ Los cristianos tienen que conformarse a las normas bíblicas relacionadas con la sangre y la moralidad sexual. (Hech. 15:28, 29.)

      El recibir sangre, sea por la boca o por las venas, viola la ley de Dios. (Gén. 9:3-6; Hech. 15:19, 20.)

      Los cristianos deben ser limpios en sentido moral; no hay lugar en la vida del cristiano para la fornicación, el adulterio ni la homosexualidad, tampoco para la borrachera ni el uso indebido de drogas. (1 Cor. 6:9-11; 2 Cor. 7:1.)

      ◆ La honradez personal y la fidelidad al atender responsabilidades maritales y de familia son importantes para los cristianos. (1 Tim. 5:8; Col. 3:18-21; Heb. 13:4.)

      La falta de honradez en lo que se dice o en los negocios, así como el actuar con hipocresía, no son compatibles con la conducta del cristiano. (Pro. 6:16-19; Efe. 4:25; Mat. 6:5; Sal. 26:4.)

      ◆ La adoración que Jehová acepta requiere que lo amemos sobre todas las cosas. (Luc. 10:27; Deu. 5:9.)

      Hacer la voluntad de Jehová, lo que redunda en honra para su nombre, es lo más importante en la vida del cristiano verdadero. (Juan 4:34; Col. 3:23; 1 Ped. 2:12.)

      Aunque hacen el bien a toda persona según lo permitan las circunstancias, los cristianos reconocen que tienen una obligación especial para con sus compañeros en el servicio a Dios; por lo tanto, en caso de enfermedad o de algún desastre, sus esfuerzos se dirigen especialmente a ayudar a estos. (Gál. 6:10; 1 Juan 3:16-18.)

      El amor a Dios requiere que los cristianos verdaderos no solo obedezcan su mandamiento de amar al prójimo, sino que repudien los estilos de vida inmorales y materialistas del mundo. Los cristianos verdaderos no son parte del mundo y por eso evitan las actividades que los identificarían como partícipes de ese espíritu. (Rom. 13:8, 9; 1 Juan 2:15-17; Juan 15:19; Sant. 4:4.)

      [Nota a pie de página]

      d Para más detalles, véase el libro “Venga tu reino”.

      [Fotografía en la página 121]

      C. T. Russell empezó a publicar “Zion’s Watch Tower” en 1879, cuando tenía 27 años

      [Fotografías en la página 125]

      Sir Isaac Newton y Henry Grew estuvieron entre los que antes habían rechazado la Trinidad por no ser una enseñanza bíblica

      [Fotografías en la página 128]

      En un debate público, Russell sostuvo que los muertos están realmente muertos; no están vivos con los ángeles ni están con los demonios en un lugar de desesperanza

      Carnegie Hall, Allegheny (Pensilvania), lugar del debate

      [Fotografía en la página 130]

      Russell viajó por ciudades grandes y pequeñas para decir la verdad sobre el infierno

      [Fotografía en la página 131]

      Cuando Frederick Franz, un estudiante universitario, aprendió la verdad acerca de la condición de los muertos, sin vacilar cambió de metas en la vida

      [Fotografía en la página 135]

      Los Estudiantes de la Biblia publicaron ampliamente que el año 1914 era el fin de los Tiempos de los Gentiles, como se ve en este tratado de la I.B.S.A. distribuido durante 1914

      [Fotografías en la página 137]

      En 1931, valiéndose de la red de radioemisoras más extensa hasta entonces, J. F. Rutherford mostró que solo el Reino de Dios puede traer alivio duradero a la humanidad

      El discurso “El Reino, la esperanza del mundo” se transmitió simultáneamente por 163 emisoras, y más tarde se repitió por otras 340

      [Fotografía en la página 142]

      En 1925 se envió a A. H. Macmillan en barco a Palestina debido al interés especial en el papel de los judíos respecto a la profecía bíblica

  • Cómo se nos llegó a conocer por el nombre de testigos de Jehová
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 11

      Cómo se nos llegó a conocer por el nombre de testigos de Jehová

      DURANTE las primeras décadas de su historia moderna, con frecuencia se les llamaba simplemente Estudiantes de la Biblia. Cuando otras personas preguntaban cuál era el nombre de la organización a la que pertenecían, nuestros hermanos solían contestar: “Somos cristianos”. El hermano Russell, en la revista Watch Tower, respondió así a esa pregunta: “No nos distinguimos de otros cristianos mediante algún nombre distintivo o particular. Estamos satisfechos con el nombre de cristianos, por el cual se conocía a los santos de la antigüedad” (número de septiembre de 1888).

      Entonces, ¿cómo es que se nos ha llegado a conocer hoy por el nombre de testigos de Jehová?

      El nombre “cristiano”

      Los verdaderos seguidores de Jesucristo, tanto en el siglo primero como en la actualidad, se han referido a sí mismos y a otros compañeros de creencia con términos como “los hermanos”, “los amigos” y “la congregación de Dios”. (Hech. 11:29; 3 Juan 14; 1 Cor. 1:2.) También han llamado a Cristo “el Amo”, y a sí mismos se han llamado “esclavos de Cristo Jesús” y “esclavos de Dios”. (Col. 3:24; Fili. 1:1; 1 Ped. 2:16.) En la congregación se han empleado con frecuencia esas denominaciones, y se han comprendido fácilmente.

      En el siglo primero se llamó “el Camino” al modo de vivir centrado en la fe en Jesucristo (y, por extensión, a la congregación misma). (Hech. 9:2; 19:9.) Varias traducciones de Hechos 18:25 indican que también se le llamaba “el camino de Jehová”.a Por otra parte, personas de fuera de la congregación llamaban a esta burlonamente “la secta de los nazarenos”. (Hech. 24:5.)

      Para el año 44 E.C. o poco después, a los seguidores fieles de Jesucristo se les comenzó a llamar cristianos. Algunos afirman que gente que no era de la congregación les dio ese nombre en son de mofa. Sin embargo, varios lexicógrafos y comentaristas bíblicos indican que un verbo que se usó en Hechos 11:26 supone dirección o revelación divina. Debido a eso, en la Traducción del Nuevo Mundo ese pasaje dice: “Fue primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos”. (Se hallan lecturas similares en la Literal Translation of the Holy Bible [Traducción literal de la Santa Biblia] de Robert Young, edición revisada de 1898; The Simple English Bible [La Biblia en inglés sencillo] de 1981 y el New Testament [Nuevo Testamento] de Hugo McCord, de 1988.) Alrededor de 58 E.C., hasta los funcionarios romanos conocían bien el nombre “cristiano”. (Hech. 26:28.)

      Mientras los apóstoles de Cristo aún vivían, el nombre “cristiano” era distintivo y específico. (1 Ped. 4:16.) Todo el que afirmaba ser cristiano, pero que por sus creencias o su conducta contradecía sus afirmaciones, era expulsado de la comunidad cristiana. No obstante, como había predicho Jesús, después de la muerte de los apóstoles Satanás sembró semilla que produjo cristianos de imitación. Estos adoradores falsos también decían que eran cristianos. (Mat. 13:24, 25, 37-39.) Cuando la cristiandad apóstata recurrió a las conversiones forzadas, algunos dijeron que eran cristianos solo para evitar que se les persiguiera. Con el tiempo, a cualquier europeo que no alegara ser judío, musulmán o ateo se le consideraba cristiano, sin importar sus creencias o su conducta.

      Apodos burlones

      Desde el siglo XVI en adelante, esta situación planteó un problema a los que promovían la Reforma. Puesto que el nombre “cristiano” se empleaba de manera tan indiscriminada, ¿cómo podrían distinguirse ellos mismos de otros que decían ser cristianos?

      A menudo se conformaron con usar cualquier apodo burlón que les pusieron sus enemigos. Así, en Alemania los opositores teológicos de Martín Lutero fueron quienes primero aplicaron a los seguidores de este el nombre del reformador, al llamarles luteranos. En Inglaterra, a los que se asociaban con Juan Wesley se les llamó metodistas debido a lo precisos y extremadamente metódicos que eran respecto a la observancia de sus deberes religiosos. Al principio los bautistas o baptistas se opusieron al apodo de anabaptista (que significa “uno que bautiza de nuevo”), pero, al final cedieron y acabaron por adoptar el nombre de bautistas.

      ¿Qué hay de los Estudiantes de la Biblia? El clero los llamó russelistas y rutherfordistas. No obstante, aceptar estos nombres habría fomentado un espíritu sectario. No habría concordado con la censura que el apóstol Pablo dio a los cristianos primitivos cuando escribió: “Cuando uno dice: ‘Yo pertenezco a Pablo’, pero otro dice: ‘Yo a Apolos’, ¿no son ustedes simplemente hombres [es decir, de punto de vista carnal y no espiritual]?”. (1 Cor. 3:4.) Algunas personas los llamaban “auroristas milenarios”; pero el Reinado Milenario de Cristo era tan solo una de sus enseñanzas. Otros los llamaban “los de La Torre del Vigía”; pero esto también era impropio, pues La Torre del Vigía era sencillamente una de las publicaciones que empleaban para difundir las verdades bíblicas.

      Se necesitaba un nombre distintivo

      Con el tiempo se hizo cada vez más evidente que, además de la designación de cristianos, la congregación de los siervos de Jehová realmente necesitaba un nombre que los distinguiera. Para la mayoría de las personas el significado del nombre “cristiano” se había distorsionado debido a que algunos individuos que decían ser cristianos solían conocer muy poco o nada de Jesucristo, su enseñanza y lo que deberían estar haciendo si es que en realidad eran sus seguidores. Además, a medida que nuestros hermanos entendieron mejor la Palabra de Dios, comprendieron la importancia de separarse y distinguirse de los sistemas religiosos que engañosamente afirmaban ser cristianos.

      Es cierto que nuestros hermanos con frecuencia se llamaban a sí mismos Estudiantes de la Biblia, y que a partir de 1910 se dieron a conocer como Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia en lo relacionado con sus reuniones. En 1914, para evitar que hubiera confusión con una corporación legal que acababan de formar, llamada International Bible Students Association (Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia), adoptaron para sus grupos en las diversas localidades el nombre de Estudiantes de la Biblia Asociados. Sin embargo, su adoración implicaba mucho más que estudiar la Biblia. Además, había otras personas que también la estudiaban: algunas con devoción, otras con el fin de criticar y muchas sencillamente porque la consideraban una buena obra literaria. Entonces, después de la muerte del hermano Russell, algunos que solían apoyar las actividades de la Sociedad Watch Tower y la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia rehusaron cooperar y hasta se opusieron a la obra de estas sociedades. Aquellos grupos que se apartaron emplearon diversos nombres, y algunos hasta se aferraron a la designación de Estudiantes de la Biblia Asociados. Esto causó más confusión.

      Pero entonces, en 1931, adoptamos el nombre realmente distintivo de testigos de Jehová. El autor Chandler W. Sterling califica esto como “un acto genial” de J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower. En opinión de este escritor, aquella fue una maniobra inteligente que no solo proveyó un nombre oficial para la agrupación, sino que también les hizo posible aplicar específicamente a los testigos de Jehová todas las referencias bíblicas a “testigo” y “testificar”. Por el contrario, A. H. Macmillan, quien colaboró en asuntos administrativos con tres presidentes de la Sociedad, dijo respecto al anuncio del hermano Rutherford: ‘Para mí no hay duda —ni la hubo entonces ni la hay ahora— de que el Señor lo guió en aquello, y de que ese es el nombre que Jehová quiere que llevemos, y nos hace muy dichosos y felices el tenerlo’. ¿Cuál de estas opiniones tiene el apoyo de los hechos? ¿Fue el nombre “un acto genial” del hermano Rutherford, o fue el resultado de la providencia divina?

      Lo que llevó a la adopción del nombre

      Fue en el siglo VIII a.E.C. cuando Jehová hizo que Isaías escribiera: “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, aun mi siervo a quien he escogido, para que sepan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no fue formado Dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiera. [...] Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios”. (Isa. 43:10, 12.) Como se muestra en las Escrituras Griegas Cristianas, muchas profecías registradas por Isaías se cumplen con relación a la congregación cristiana. (Compárese Isaías 8:18 con Hebreos 2:10-13; Isaías 66:22 con Revelación 21:1, 2.) Con todo, Isaías 43:10, 12 nunca se examinó a fondo en The Watch Tower durante sus primeros cuarenta años de publicación.

      Sin embargo, después de eso el estudio de las Escrituras llevó a los siervos de Jehová a tomar en cuenta nuevos desenvolvimientos de gran importancia. El Reino de Dios, con Jesús como Rey Mesiánico, había nacido en el cielo en 1914. En 1925, el año en que esto se explicó con claridad en The Watch Tower, el mandato profético del capítulo 43 de Isaías de ser testigos de Jehová recibió atención en once diferentes números de la revista.

      En The Watch Tower del 1 de enero de 1926 el artículo principal planteó la desafiadora pregunta: “¿Quién honrará a Jehová?”. Durante los cinco años siguientes The Watch Tower analizó porciones de Isaías 43:10-12 en 46 diferentes números, y en cada ocasión aplicó la profecía a los cristianos verdaderos.b En 1929 se indicó que la cuestión de especial importancia que tiene ante sí toda la creación inteligente implica honrar el nombre de Jehová. Y vez tras vez se analizó Isaías 43:10-12 en conexión con la responsabilidad que tienen los siervos de Jehová respecto a esta cuestión.

      De modo que los hechos muestran que, en su estudio de la Biblia, vez tras vez se les recalcaba la obligación que tenían de ser testigos de Jehová. Lo que se trataba no era el nombre de una agrupación, sino la obra que tenían que hacer.

      Pero ¿con qué nombre se conocería a estos testigos? ¿Qué nombre sería apropiado en vista de la obra que efectuaban? ¿A qué conclusión llevaba la propia Palabra de Dios? Este asunto se trató en la asamblea de Columbus (Ohio, E.U.A.), del 24 al 30 de julio de 1931.

      Un nombre nuevo

      En la portada del programa de aquella asamblea aparecían las iniciales JW en letras grandes. ¿Qué significaban? No fue sino hasta el domingo 26 de julio cuando se explicó su significado. Aquel día el hermano Rutherford presentó el discurso público “El Reino, la esperanza del mundo”. En este discurso, al identificar a los proclamadores del Reino de Dios, el orador hizo referencia especial al nombre de testigos de Jehová.

      Aquel mismo día el hermano Rutherford presentó otro discurso más tarde, y en él analizó por qué se necesitaba un nombre distintivo.c ¿A qué nombre señalaban las Escrituras mismas? El orador citó Hechos 15:14, que indica el propósito de Dios de sacar de entre las naciones “un pueblo para su nombre”. En su presentación recalcó que, como se indica en Revelación 3:14, Jesucristo es “el testigo fiel y verdadero”. Se refirió a Juan 18:37, donde Jesús declaró: “Para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad”. Dirigió la atención a 1 Pedro 2:9, 10, donde dice que los siervos de Dios tienen que ‘declarar en público las excelencias de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa’. Razonó sobre varios textos de Isaías, algunos de los cuales no se entendían claramente entonces, pero luego llegó a la parte culminante de su presentación con el texto de Isaías 43:8-12, que incluye la comisión divina: “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios”. ¿A qué conclusión, pues, los estaba llevando la misma Palabra de Dios? ¿Qué nombre armonizaría con el modo como Jehová de hecho los estaba utilizando?

      La respuesta obvia estuvo incorporada en la resolución que se adoptó con mucho entusiasmo en aquella ocasión.d La resolución decía en parte:

      “Para que nuestro verdadero puesto se conozca, y creyendo que esto está en armonía con la voluntad de Dios, según se expresa en su Palabra, RESUÉLVASE, como sigue, a saber:

      ”QUE amamos mucho al Hermano Charles T. Russell, a causa de su obra, y que con gusto reconocemos que el Señor le usó y bendijo su obra en gran manera, pero no podemos consentir que nos llamen por el nombre ‘Russellistas’ y ser consistentes con la Palabra de Dios; que la Watch Tower Bible and Tract Society y la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia y la Peoples Pulpit Association son únicamente nombres de corporaciones que como compañía de gente cristiana poseemos, gobernamos y usamos para ejecutar nuestra obra en obediencia a los mandamientos de Dios, pero ninguno de estos nombres propiamente [se] adhiere o aplica a nosotros como cuerpo de cristianos que siguen en las huellas de nuestro Señor y Maestro, Cristo Jesús; que somos estudiantes de la Biblia, pero, como cuerpo de cristianos formando una asociación, rehusamos asumir o ser llamados por el nombre ‘Estudiantes de la Biblia’ o nombres semejantes como medio de identificación de nuestra propia posición ante el Señor; rehusamos llevar o ser llamados por el nombre de cualquier hombre;

      ”QUE, habiendo sido comprados con la sangre preciosa de Jesucristo nuestro Señor y Redentor, justificados y engendrados por Jehová Dios y llamados a su reino, sin vacilación declaramos nuestra completa lealtad y devoción a Jehová Dios y su reino; que somos siervos de Jehová Dios comisionados [para] hacer una obra en su nombre, y, en obediencia a su mandamiento, entregar el testimonio de Jesucristo, y dar a conocer a la gente que Jehová es el verdadero y Omnipotente Dios; por lo tanto gozosamente aceptamos el nombre que la boca de Jehová Dios ha pronunciado, y deseamos ser conocidos como y llamados por el nombre, de testigos de Jehová.—Isa. 43:10-12.”e

      Cuando toda la resolución se presentó, hubo un estruendoso y prolongado aplauso que indicó que el auditorio concordaba plenamente con lo que se acababa de decir.

      Se acepta la responsabilidad

      ¡Qué honor tiene el que es portador del nombre del único Dios verdadero, el Soberano del universo! No obstante, este nombre conlleva responsabilidad. Una responsabilidad que otros grupos religiosos no desean asumir. Como el hermano Rutherford dijo en su discurso: “Bienaventurados los que pueden tomar un nombre que nadie bajo el sol desea con la excepción de los que están completamente y sin reserva dedicados a Jehová”. Sin embargo, ¡qué apropiado es que los siervos de Jehová lleven el nombre personal de Dios y lo den a conocer, y que este nombre se asocie de modo notable con la proclamación de Su propósito!

      Cualquier grupo de personas, o cualquier persona, que hable en el nombre de Jehová se compromete a transmitir Su palabra verazmente. (Jer. 23:26-28.) Tienen que dar a conocer no solo lo que Jehová ha suministrado para la bendición de los que aman la justicia, sino también sus juicios contra los que practican lo injusto. Tal como Jehová mandó a sus profetas del pasado, así hoy sus testigos no deben quitar ninguna porción de la palabra de Dios manteniéndola oculta. (Jer. 1:17; 26:2; Eze. 3:1-11.) Tienen que proclamar tanto “el año de la buena voluntad de parte de Jehová” como “el día de la venganza de parte de nuestro Dios”. (Isa. 61:1, 2.) Los que adoptaron la resolución ya citada reconocieron esta responsabilidad, y en la misma resolución declararon:

      “Como testigos de Jehová nuestro único propósito es ser completamente obedientes a sus mandamientos; dar a conocer que él es el [único] verdadero y Omnipotente Dios; que su Palabra es verdad y que su nombre es digno de toda honra y gloria; que Cristo es el Rey de Dios, a quien ha colocado en su trono de autoridad; que su reino ha llegado, y en obediencia a los mandamientos del Señor tenemos que declarar esta buena nueva como testimonio a las naciones e informar a los gobernantes y [a] la gente concerniente a la organización cruel y opresiva de Satanás, y especialmente con referencia a la ‘Cristiandad’, la cual es la parte más inicua de esa organización visible, y concerniente a los propósitos de Dios de destruir pronto a la organización de Satanás, y que este gran hecho será seguido rápidamente por Cristo [al traer] a los pueblos obedientes de la tierra paz y prosperidad, libertad y salud, gozo y vida eterna. Que el reino de Dios es la esperanza del mundo, y que no hay otra; y que este mensaje tiene que [ser llevado] por los que están identificados como testigos de Jehová.

      ”Humildemente invitamos a todas las personas que [están] completamente [dedicadas] a Jehová y su reino [a] participar en proclamar estas buenas nuevas a otros, para que la bandera justa del Señor se alce, para que los pueblos del mundo sepan donde encontrar la verdad y la esperanza [de] alivio; y, sobre todo, que el gran nombre santo de Jehová Dios se vindique y exalte.”

      No fue solo en Columbus (Ohio, E.U.A.), sino hasta en lugares tan lejanos como Australia, donde los auditorios estallaron en aplausos al escuchar el anuncio del nuevo nombre. En Japón, después de intentarlo por varias horas, una parte pequeña del programa se pudo escuchar a mitad de la noche por transmisión de onda corta. Inmediatamente se tradujo. Así, el grupito reunido allí escuchó la resolución y el aplauso atronador. Matsue Ishii estaba allí, y como escribió posteriormente, los presentes ‘dieron un grito de gozo en armonía con sus hermanos de América’. Después de la asamblea de Columbus, las asambleas y las congregaciones de los testigos de Jehová de todos los países donde efectuaban su ministerio expresaron su completo acuerdo con aquella resolución. Como ejemplo, desde Noruega llegó el siguiente informe: “En la asamblea anual [...] en Oslo, todos nos pusimos de pie y con gran entusiasmo gritamos ‘Ja’ (sí), al adoptar el nuevo nombre ‘testigos de Jehová’”.

      Más que una etiqueta

      ¿Se enteraría el mundo en general de que nuestros hermanos habían adoptado aquel nuevo nombre? ¡Sí, se enteraría! El discurso en el cual se anunció por primera vez el nombre se transmitió por la mayor red de radioemisoras empleada hasta entonces. Además, la resolución en la que se adoptó el nuevo nombre se incluyó en el folleto El Reino, la esperanza del mundo. Después de la asamblea, los testigos de Jehová distribuyeron millones de ejemplares del folleto en muchos idiomas en América del Norte y del Sur, Europa, África, Asia y las islas del mar. Además de ofrecer ejemplares de casa en casa, hicieron un esfuerzo especial por dejar un ejemplar en manos de todo funcionario gubernamental, hombre de negocios prominente y miembro del clero. En 1992, todavía algunos recuerdan bien la participación que tuvieron en aquella significativa campaña.

      No toda persona aceptaba cortésmente el folleto. Eva Abbott recuerda que cuando ella salió de la casa de un clérigo en Estados Unidos, el folleto pasó volando y cayó al suelo enfrente de ella. No quiso dejarlo allí, de modo que lo recogió; pero de pronto un perro grande se le acercó, le gruñó, le arrancó de la mano el folleto, y se lo llevó a su amo, el ministro. Ella dijo: “Aunque yo no pude entregarle el folleto, ¡el perro lo hizo por mí!”.

      Martin Poetzinger, quien después fue miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, recuerda: “La gente se asombraba en cada puerta cuando usábamos la presentación: ‘Lo visito hoy como testigo de Jehová’. Sacudían la cabeza o preguntaban: ‘Pero todavía son estudiantes de la Biblia, ¿no? ¿O están ahora en una nueva secta?’”. La situación fue cambiando poco a poco. Varias décadas después de empezarse a usar aquel nombre distintivo, el hermano Poetzinger escribió: “¡Qué cambio! Antes de que diga una palabra, la gente comenta: ‘Usted tiene que ser testigo de Jehová’”. Sí, ahora conocen el nombre.

      Este nombre no es sencillamente una etiqueta. Sean de edad avanzada o jóvenes, hombres o mujeres, todos los testigos de Jehová participan en la obra de dar testimonio de Jehová y su magnífico propósito. Como resultado de ello, C. S. Braden, profesor de historia religiosa, escribió: “Los testigos de Jehová literalmente han cubierto la Tierra con su testificación” (These Also Believe [Estos también creen]).

      Aunque la testificación de nuestros hermanos antes de que adoptaran el nombre de testigos de Jehová abarcaba toda la Tierra, en retrospectiva parece que Jehová los estaba preparando para una obra aún mayor: la recolección de una gran muchedumbre que sería conservada con vida a través del Armagedón y tendría la oportunidad de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca.

      [Notas a pie de página]

      a Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras; A Literal Translation of the New Testament . . . From the Text of the Vatican Manuscript (Una traducción literal del Nuevo Testamento a partir del texto del manuscrito Vaticano), por Herman Heinfetter; y seis traducciones al hebreo. Véase también la nota sobre Hechos 19:23 en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

      b Entre los artículos principales de la revista Watch Tower que se publicaron durante aquel período estuvieron: “Jehová y sus obras”, “Honrad su nombre”, “Un pueblo para su nombre”, “Se ensalza su nombre”, “Testigo fiel y verdadero”, “¡Alaben a Jehová!”, “Deléitate en Jehová”, “Jehová el Supremo”, “Vindicación de su nombre”, “Su nombre” y “Cantad a Jehová”.

      c Véase el artículo “Un nombre nuevo”, en La Torre del Vigía de febrero de 1932.

      d La Torre del Vigía de enero de 1932, páginas 6, 7.

      e Aunque la prueba indica de forma convincente que Jehová dirigió la selección del nombre testigos de Jehová, La Atalaya (1  de julio de 1944, página 202; 15 de mayo de 1958, páginas 318, 319) y el libro “Nuevos cielos y una nueva tierra” (páginas 231-238) señalaron después que este nombre no es el “nombre nuevo” a que se hace referencia en Isaías 62:2; 65:15 y Revelación 2:17, aunque el nombre armoniza con la nueva relación a que se alude en los dos textos de Isaías.

      [Comentario en la página 149]

      “A los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos”

      [Comentario en la página 150]

      La gente llegó a tener una idea distorsionada del significado del nombre “cristiano”

      [Comentario en la página 151]

      Eran más que sencillamente Estudiantes de la Biblia

      [Comentario en la página 157]

      “Ustedes son mis testigos —es la expresión de Jehová—, y yo soy Dios”

      [Recuadro en la página 151]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      El nombre testigos de Jehová en las Américas

      Árabe ش‍هود ‍ي‍هوه‍

      Armenio Եհովայի Վկաներ

      Chino 耶和華見證人

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Francés Témoins de Jéhovah

      Griego Μάρτυρες του Ιεχωβά

      Groenlandés Jehovap Nalunaajaasui

      Italiano Testimoni di Geova

      Japonés エホバの証人

      Coreano 여호와의 증인

      Papiamento Testigonan di Jehova

      Polaco Świadkowie Jehowy

      Portugués Testemunhas de Jeová

      Samoano Molimau a Ieova

      Español Testigos de Jehová

      Sranangtongo Jehovah Kotoigi

      Tagalo Mga Saksi ni Jehova

      Vietnamita Nhân-chứng Giê-hô-va

      [Recuadro en la página 152]

      Otros lo notaron

      No fue solo “The Watch Tower” (La Torre del Vigía) la que mostró con la Biblia como base que Jehová tendría testigos en la Tierra. Algo que ilustra esto es que H. A. Ironside, en el libro “Lectures on Daniel the Prophet” (“Discursos sobre Daniel el profeta”, publicado originalmente en 1911), se refirió a aquellos en quienes se cumplirían las preciosas promesas del capítulo 43 de Isaías y declaró: “Estos serán testigos de Jehová, que testificarán del poder y la gloria del único Dios verdadero, cuando se haya entregado a la cristiandad apóstata al gran engaño de creer la mentira del Anticristo”.

      [Recuadro en la página 153]

      El nombre testigos de Jehová en el Oriente y las islas del Pacífico

      Bengalí যিহোবার সাক্ষিরা

      Becol, cebuano,

      hiligaynon,

      samareno-leyte,

      tagalo Mga Saksi ni Jehova

      Bislama Ol Wetnes blong Jeova

      Chino 耶和華見證人

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Fijiano Vakadinadina i Jiova

      Gujarati યહોવાહના સાક્ષીઓ

      Hindi यहोवा के साक्षी

      Hiri motu Iehova ena Witness Taudia

      Iloko Dagiti Saksi ni Jehova

      Indonesio Saksi-Saksi Yehuwa

      Japonés エホバの証人

      Kannada ಯೆಹೋವನ ಸಾಕ್ಷಿಗಳು

      Coreano 여호와의 증인

      Malayálam യഹോവയുടെ സാക്ഷികൾ

      Marathi यहोवाचे साक्षीदार

      Marshalés Dri Kennan ro an Jeova

      Birmano ယေဟောဝါသက်သေများ

      Nepalés यहोवाका साक्षीहरू

      Pidgin de Nueva

      Guinea Ol Witnes Bilong Jehova

      Niueano Tau Fakamoli a Iehova

      Palauan reSioning er a Jehovah

      Pangasinán Saray Tasi nen Jehova

      Ponapés Sounkadehde kan en Siohwa

      Rarotongués Au Kite o Iehova

      Ruso Свидетели Иеговы

      Samoano,

      tuvaluense Molimau a Ieova

      Cingalés යෙහෝවාගේ සාක්ෂිකරුවෝ

      Pidgin de las

      Islas Salomón all’gether Jehovah’s Witness

      Tahitiano Ite no Iehova

      Tamil யெகோவாவின் சாட்சிகள்

      Telugu యెహోవాసాక్షులు

      Siamés พยานพระยะโฮวา

      Tongano Fakamo‘oni ‘a Sihova

      Trukes Ekkewe Chon Pwarata Jiowa

      Urdu

      Vietnamita Nhân-chứng Giê-hô-va

      Yapés Pi Mich Rok Jehovah

      [Recuadro en la página 154]

      El nombre testigos de Jehová en África

      Afrikaans Jehovah se Getuies

      Amárico የይሖዋ ምሥክሮች

      Árabe ش‍هود ‍ي‍هوه‍

      Chichewa Mboni za Yehova

      Cibemba Inte sha kwa Yehova

      Efik Mme Ntiense Jehovah

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Ewé Yehowa Ðasefowo

      Francés Témoins de Jéhovah

      Ga Yehowa Odasefoi

      Gun Kunnudetọ Jehovah tọn lẹ

      Hausa Shaidun Jehovah

      Igbo Ndịàmà Jehova

      Kiluba Ba Tumoni twa Yehova

      Kiniaruanda Abahamya ba Yehova

      Kirundi Ivyabona vya Yehova

      Kisi Seiyaa Jɛhowaa

      Kwanyama Eendombwedi daJehova

      Lingala Batemwe ya Jéhovah

      Luganda Abajulirwa ba Yakuwa

      Malgache Vavolombelon’i Jehovah

      Moore A Zeova Kaset rãmba

      Ndonga Oonzapo dhaJehova

      Portugués Testemunhas de Jeová

      Sango A-Témoin ti Jéhovah

      Sepedi Dihlatse tša Jehofa

      Sesotho Lipaki tsa Jehova

      Shona Zvapupu zvaJehovha

      Silozi Lipaki za Jehova

      Swahíli Mashahidi wa Yehova

      Tigrina ናይ የሆዋ መሰኻኽር

      Tshiluba Bantemu ba Yehowa

      Tsonga Timbhoni ta Yehova

      Tsuana Basupi ba ga Jehofa

      Twi Yehowa Adansefo

      Vendal Ṱhanzi dza Yehova

      Xhosa amaNgqina kaYehova

      Yoruba Ẹlẹ́rìí Jehofa

      Zulú oFakazi BakaJehova

      [Recuadro en la página 154]

      El nombre testigos de Jehová en Europa y el Oriente Medio

      Albanés Dëshmitarët e Jehovait

      Árabe ش‍هود ‍ي‍هوه‍

      Armenio Եհովայի Վկաներ

      Búlgaro Свидетелите на Йехова

      Croata Jehovini svjedoci

      Checo svĕdkové Jehovovi

      Danés Jehovas Vidner

      Holandés Jehovah’s Getuigen

      Inglés Jehovah’s Witnesses

      Estonio Jehoova tunnistajad

      Finlandés Jehovan todistajat

      Francés Témoins de Jéhovah

      Alemán Jehovas Zeugen

      Griego Μάρτυρες του Ιεχωβά

      Hebreo עדי־יהוה

      Húngaro Jehova Tanúi

      Islandés Vottar Jehóva

      Italiano Testimoni di Geova

      Macedonio, serbio Јеховини сведоци

      Maltés Xhieda ta’ Jehovah

      Noruego Jehovas vitner

      Polaco Świadkowie Jehowy

      Portugués Testemunhas de Jeová

      Rumano Martorii lui Iehova

      Ruso Свидетели Иеговы

      Eslovaco Jehovovi svedkovia

      Esloveno Jehovove priče

      Español testigos de Jehová

      Sueco Jehovas vittnen

      Turco Yehova’nın Şahitleri

      Ucraniano Свідки Єгови

      [Fotografía en la página 155]

      Las siglas J W (sin explicación alguna) se destacaron en la asamblea de 1931. Se explicó su significado en un emocionante discurso sobre el nuevo nombre

      [Fotografía en la página 156]

      Se enorgullecían de decir a otros que eran testigos de Jehová

  • La gran muchedumbre, ¿vivirá en el cielo, o en la Tierra?
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 12

      La gran muchedumbre, ¿vivirá en el cielo, o en la Tierra?

      A DIFERENCIA de los miembros de las religiones de la cristiandad, la mayoría de los testigos de Jehová no espera vivir eternamente en el cielo, sino en la Tierra. ¿A qué se debe esto?

      No siempre fue así. Los cristianos del siglo primero esperaban que al debido tiempo gobernarían con Jesucristo como reyes celestiales. (Mat. 11:12; Luc. 22:28-30.) Sin embargo, Jesús les había dicho que los que heredarían el Reino serían solamente un “rebaño pequeño”. (Luc. 12:32.) ¿Quiénes lo formarían? ¿De cuántos se compondría? Más tarde llegaron a saber los detalles.

      En el Pentecostés de 33 E.C. los primeros discípulos judíos de Jesús fueron ungidos con espíritu santo para ser coherederos con Cristo. En el año 36 E.C. la acción del espíritu de Dios hizo patente que gentiles incircuncisos participarían también de aquella herencia. (Hech. 15:7-9; Efe. 3:5, 6.) Transcurrieron otros sesenta años antes de que se le revelara al apóstol Juan que solo 144.000 personas serían tomadas de la Tierra para participar con Cristo en el Reino celestial. (Rev. 7:4-8; 14:1-3.)

      Charles Taze Russell y sus colaboradores compartían esa esperanza, al igual que la mayoría de los testigos de Jehová hasta mediados de los años treinta. También sabían, por su estudio de las Escrituras, que la unción con espíritu santo no solo significaba que había personas que servirían como reyes y sacerdotes con Cristo en el cielo, sino que también tenían una labor especial que efectuar mientras estuvieran en la carne. (1 Ped. 1:3, 4; 2:9; Rev. 20:6.) ¿Qué obra era esa? Conocían muy bien Isaías 61:1, y a menudo citaban este texto, que dice: “El espíritu del Señor Soberano Jehová está sobre mí, por razón de que Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los mansos”.

      ¿Con qué propósito predican?

      Aunque eran pocos, se esforzaban por llevar a cuantos podían la verdad sobre Dios y su propósito. Imprimían y distribuían mucha literatura bíblica, en la que anunciaban buenas nuevas sobre la salvación que venía de Dios mediante Cristo. Pero su objetivo no era convertir a todos a quienes predicaban. Entonces, ¿con qué propósito lo hacían? La revista Watch Tower de julio de 1889 explicó: “Somos sus representantes [los de Jehová] en la Tierra; hay que vindicar y honrar su nombre en presencia de sus enemigos y ante muchos de sus hijos extraviados; su glorioso plan tiene que darse a conocer en todas partes en oposición a todos los proyectos de sabiduría mundana que el hombre ha ideado y sigue ideando”.

      Se prestó atención especial a los que afirmaban ser el pueblo del Señor, muchos de los cuales eran miembros de las iglesias de la cristiandad. ¿Con qué propósito se les predicaba? Como a menudo explicó el hermano Russell, lo que deseaban los primeros Estudiantes de la Biblia no era atraer a los miembros de las iglesias a otra organización, sino ayudar a aquellas personas a acercarse más al Señor como miembros de la única Iglesia verdadera. Sin embargo, los Estudiantes de la Biblia sabían que en obediencia a Revelación 18:4 aquellas personas tendrían que salirse de “Babilonia”, la cual, según ellos entendían, se manifestaba en la Iglesia nominal, es decir, las iglesias de la cristiandad con todas sus enseñanzas antibíblicas y sus divisiones sectarias. En el mismo primer número de la Watch Tower (julio de 1879), el hermano Russell declaró: “Entendemos que el propósito de la testificación actual es ‘sacar un pueblo para Su nombre’ —la Iglesia—, el cual al tiempo de la vuelta de Cristo se une a Él y recibe Su nombre. Rev. III, 12”.

      Se daban cuenta de que en aquel tiempo a los cristianos verdaderos se les extendía un solo “llamamiento”. Era una invitación para ser miembros de la novia de Cristo, que finalmente se compondría de solo 144.000 escogidos. (Efe. 4:4; Rev. 14:1-5.) Procuraban incitar a todos los que afirmaban tener fe en el sacrificio de rescate de Cristo, fueran o no miembros de las iglesias, a apreciar “las preciosas y grandiosísimas promesas” de Dios. (2 Ped. 1:4; Efe. 1:18.) Se esforzaban por infundir en ellos celo para que se conformaran a los requisitos que tenían que satisfacer los miembros del rebaño pequeño de herederos del Reino. Con diligencia, el hermano Russell y sus colaboradores trataron de hacer disponible el ‘alimento espiritual al tiempo apropiado’ mediante las columnas de la revista Watch Tower y otras publicaciones basadas en la Biblia, con el fin de fortalecer espiritualmente a aquellos a quienes consideraban parte de ‘la casa de la fe’ (pues profesaban fe en el rescate). (Gál. 6:10; Mat. 24:45, 46.)

      No obstante, veían que no todos los que afirmaban haberse ‘consagrado’ —o ‘haberse dado de lleno al Señor’, lo que entendían que esto significaba— seguían después en un derrotero de sacrificio voluntario, haciendo del servicio al Señor la ocupación principal de su vida. Sin embargo, según ellos explicaban, los cristianos consagrados habían concordado en abandonar de buena gana su naturaleza humana con la esperanza puesta en la herencia celestial; no podían retraerse; si no alcanzaban la vida en la esfera espiritual, les esperaba la muerte segunda. (Heb. 6:4-6; 10:26-29.) Pero muchos de los cristianos que aparentemente se habían consagrado tomaban el camino fácil, no mostraban verdadero celo por la causa del Señor ni eran abnegados. Sin embargo, al parecer no habían repudiado el rescate y llevaban vidas limpias hasta un grado razonable. ¿Qué les ocurriría a tales personas?

      Por muchos años los Estudiantes de la Biblia creyeron que estas personas componían el grupo descrito en Revelación 7:9, 14, que menciona “una gran muchedumbre” que sale de la gran tribulación y está de pie “delante del trono” de Dios y delante del Cordero, Jesucristo. Concluyeron que, aunque estos evitaban llevar una vida abnegada, su fe afrontaría pruebas que terminarían en muerte durante un tiempo de tribulación después que se glorificara a los últimos miembros de la novia de Cristo. Creían que si estos de quienes se decía que componían la gran muchedumbre eran fieles entonces, se les resucitaría a la vida celestial, no para gobernar como reyes, sino para ocupar un lugar delante del trono. Razonaban que se les darían aquellas posiciones secundarias porque su amor al Señor no había sido lo bastante intenso y no habían dado muestras de suficiente celo. Pensaban que aquellas personas habían sido engendradas por el espíritu de Dios, pero habían sido negligentes en cuanto a obedecer a Dios, posiblemente por seguir adhiriéndose a las iglesias de la cristiandad.

      También creían que tal vez —solo tal vez— a los “beneméritos de la antigüedad” que serían príncipes en la Tierra durante la era del milenio se les concedería de algún modo la vida celestial al fin de aquel tiempo. (Sal. 45:16.) Razonaban, además, que quizás les esperaba algo similar a los que se “consagraran” después que los 144.000 herederos del Reino hubieran sido escogidos, pero antes de que comenzara el tiempo de la restitución en la Tierra. Hasta cierto grado esto era un remanente de la enseñanza de la cristiandad de que todos los que fueran lo suficientemente buenos irían al cielo. Pero había una creencia bíblica que los Estudiantes de la Biblia atesoraban y que los distinguía de toda la cristiandad. ¿Cuál era?

      Vida para siempre en perfección en la Tierra

      Se dieron cuenta de que aunque una cantidad limitada de seres humanos recibiría vida celestial, habría muchos más que serían favorecidos con vida eterna en la Tierra, en condiciones como las que habían existido en el Paraíso de Edén. Jesús enseñó a sus seguidores a orar: “Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”. También dijo: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra”. (Mat. 5:5; 6:10.)

      En armonía con esto, una tablaa publicada como suplemento de la revista Watch Tower de julio-agosto de 1881 indicaba que muchos seres humanos obtendrían el favor de Dios durante el Reinado de Mil Años de Cristo y compondrían “el mundo de la humanidad elevado a la perfección humana y la vida”. Aquella tabla se empleó por muchos años como base para discursos ante grupos grandes y pequeños.

      ¿En qué condiciones viviría la gente en la Tierra durante aquella era milenaria? The Watch Tower del 1 de julio de 1912 explicó: “Antes de que el pecado entrara en el mundo, la provisión Divina para nuestros padres fue el Jardín de Edén. Mientras pensamos en esto, dejemos que la mente viaje al futuro bajo la guía de la Palabra de Dios; y en una visión mental contemplemos el Paraíso restaurado, no sencillamente un jardín, sino la Tierra entera embellecida, productiva, libre del pecado y habitada por gente feliz. Entonces recordamos la promesa inspirada que nos resulta tan familiar: ‘Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será mas; ni habrá mas pesar, ni clamor, ni dolor’, porque las cosas anteriores relacionadas con el pecado y la muerte habrán pasado, ¡y se habrán hecho nuevas todas las cosas!—Rev. 21:4, 5”.

      ¿Quiénes vivirían para siempre en la Tierra?

      El hermano Russell no creyó en ningún momento que Dios estuviera ofreciendo a la humanidad una elección: vida celestial para los que la desearan y vida en una Tierra paradisíaca para los que la prefirieran. La revista Watch Tower del 15 de septiembre de 1905 señaló esto: “Nuestros sentimientos o aspiraciones no son los que determinan si tenemos el llamamiento. Si así fuera, eso querría decir que nuestro llamamiento procede de nosotros mismos. En cuanto a nuestro sacerdocio, el Apóstol declara: ‘Nadie toma para sí mismo esta honra, sino el que es llamado [por] Dios’, (Heb. 5:4); y donde se comprueba que Dios llama no es en nuestros sentimientos, sino en la propia Palabra de revelación de Dios”.

      Los Estudiantes de la Biblia creían que la oportunidad de vivir en una Tierra paradisíaca restaurada se le daría a la gente después que todo el rebaño pequeño hubiera recibido su recompensa y se hubiera entrado plenamente en la era del milenio. Entendían que ese sería el tiempo de “la restitución de todas las cosas” al que se hacía referencia en Hechos 3:21 (VA). Incluso los muertos serían levantados entonces para que todos pudieran participar de esa provisión amorosa. Los hermanos imaginaban que a toda la humanidad (aparte de los que hubieran recibido la llamada celestial) se le daría entonces la oportunidad de escoger la vida. Entendían que aquel sería el tiempo en que Cristo, en su trono celestial, separaría a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. (Mat. 25:31-46.) Los obedientes, fuera que hubieran nacido como judíos o como gentiles, resultarían ser las “otras ovejas” del Señor. (Juan 10:16.)b

      Al terminar los Tiempos de los Gentiles, pensaron que el tiempo de la restitución estaba muy cerca; por eso, desde 1918 hasta 1925 proclamaron: “Millones que ahora viven no morirán jamás”. Sí, entendían que la gente que vivía entonces —la humanidad en general— tenía la oportunidad de sobrevivir hasta el mismo tiempo de la restitución, y que entonces se la educaría en los requisitos de Jehová para obtener la vida. Si eran obedientes, alcanzarían poco a poco la perfección humana. Si resultaban ser rebeldes, con el tiempo serían destruidos para siempre.

      En aquellos primeros años los hermanos no se imaginaban que el mensaje del Reino se proclamaría tan extensamente ni por tantos años como se ha venido efectuando. Sin embargo, continuaron examinando las Escrituras y esforzándose por actuar según lo que estas indicaban que era la obra que Dios quería que hicieran.

      Las “ovejas” a la derecha de Cristo

      Un paso realmente importante para llegar a entender el propósito de Jehová giraba en torno a la parábola de Jesús registrada en Mateo 25:31-46 sobre las ovejas y las cabras. En esa parábola Jesús dijo: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono. Y todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda”. Como pasa a mostrar la parábola, las “ovejas” son las personas que ayudan a los “hermanos” de Cristo y hasta procuran socorrerlos cuando se les persigue o se les encarcela.

      Durante mucho tiempo se había creído que esta parábola se cumpliría durante la era milenaria, en el tiempo de la restitución, y que el juicio final mencionado en la parábola era el que tendría lugar al fin del Milenio. Pero en 1923 J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, en un esclarecedor discurso que pronunció en Los Ángeles (California), planteó razones para ver este asunto desde otro ángulo. El texto del discurso se publicó más tarde aquel mismo año en el número del 15 de octubre de The Watch Tower.

      Al analizar el tiempo en el que se cumpliría aquella parábola profética, el artículo mostró que Jesús la había hecho parte de su respuesta cuando se le solicitó una ‘señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas’. (Mat. 24:3.) El artículo explicó por qué los “hermanos” a quienes se hace referencia en la parábola no podían ser los judíos de la era del Evangelio ni humanos que mostraran fe durante el período milenario de prueba y juicio, sino que tienen que ser los que heredan con Cristo el Reino celestial, por lo que la parábola tiene que cumplirse mientras algunos coherederos de Cristo aún están en la carne. (Compárese con Hebreos 2:10, 11.)

      Las experiencias que tuvieron aquellos hermanos ungidos de Cristo cuando trataron de testificar al clero y a la gente común que se asociaba con las iglesias de la cristiandad también indicaban que la parábola profética de Jesús ya se estaba cumpliendo. ¿Cómo? La reacción de gran parte del clero y de miembros prominentes de sus iglesias era hostil; no era como un vaso de agua refrescante ni en sentido literal ni figurado; más bien, algunos instigaban a las chusmas a arrancar la ropa a los hermanos y golpearlos, o pedían a funcionarios gubernamentales que los encarcelaran. (Mat. 25:41-43.) En cambio, muchos miembros humildes de las iglesias recibían con gusto el mensaje del Reino, ofrecían refrigerio a los que les llevaban ese mensaje y hacían cuanto podían por ayudarles hasta cuando los ungidos se hallaban en prisión por predicar las buenas nuevas. (Mat. 25:34-36.)

      Hasta donde podían ver los Estudiantes de la Biblia, aquellos a quienes Jesús llamó ovejas estaban todavía en las iglesias de la cristiandad. Llegaron a la conclusión de que estas eran personas que no afirmaban haberse consagrado al Señor, pero que respetaban mucho a Jesucristo y a su pueblo. Sin embargo, ¿podrían permanecer en las iglesias?

      Se adopta una posición firme a favor de la adoración pura

      Un estudio del libro bíblico del profeta Ezequiel suministró más luz a este respecto. En 1931 se publicó el primero de tres tomos de un comentario titulado Vindication (en español Vindicación, publicado en 1935). Este explicaba el significado de lo que Ezequiel escribió respecto a la furia de Jehová contra las antiguas Judá y Jerusalén apóstatas. Aunque los habitantes de Judá aseguraban que servían al Dios vivo y verdadero, adoptaron los ritos religiosos de las naciones circundantes, ofrecieron incienso a dioses inanimados y se hicieron inmorales al depositar su confianza en alianzas políticas, en vez de mostrar fe en Jehová. (Eze. 8:5-18; 16:26, 28, 29; 20:32.) En todo esto se comportaron exactamente como la cristiandad; en consecuencia, Jehová ejecutará su sentencia sobre la cristiandad tal como lo hizo en el caso de la Judá y la Jerusalén infieles. Sin embargo, el capítulo 9 de Ezequiel muestra que antes de la ejecución de la sentencia divina se marcaría a algunas personas con el fin de conservarlas vivas. ¿Quiénes son estas?

      La profecía dice que los que recibieran la marca estarían ‘suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se estarían haciendo’ en medio de la cristiandad, o la Jerusalén antitípica. (Eze. 9:4.) Está claro, pues, que no podían estar participando deliberadamente en aquellas cosas detestables. Por lo tanto, el primer tomo de Vindicación identificó a los que llevan la marca como personas que rehúsan ser parte de las organizaciones eclesiásticas de la cristiandad y que, de algún modo, se ponen firmemente de parte del Señor.

      A esta información le siguió en 1932 un análisis del relato bíblico acerca de Jehú y Jonadab y sus implicaciones proféticas. Jehová comisionó a Jehú para que fuera rey del reino de diez tribus de Israel y ejecutara la sentencia de Jehová sobre la casa inicua de Acab y Jezabel. Cuando Jehú se encaminaba a Samaria para erradicar la adoración de Baal, Jehonadab (Jonadab), el hijo de Recab, salió a su encuentro. Jehú le preguntó: “¿Es tu corazón recto para conmigo?”, a lo que Jehonadab contestó: “Lo es”. Jehú le dijo: “Dame tu mano”, y cuando Jehonadab aceptó su invitación, lo subió a su carro. Luego Jehú le instó: “Ven conmigo, sí, y ve como no tolero rivalidad respecto a Jehová”. (2 Rey. 10:15-28.) Jehonadab, aunque no era israelita, concordaba con lo que Jehú estaba haciendo; sabía que Jehová, el Dios verdadero, debía recibir devoción exclusiva. (Éxo. 20:4, 5.) Siglos más tarde los descendientes de Jehonadab seguían demostrando un espíritu que tenía la aprobación de Jehová, por lo que Él prometió: “No será cortado de Jonadab hijo de Recab un hombre que siempre esté de pie delante de mí”. (Jer. 35:19.) Por lo tanto, surgió la pregunta: ¿Hay en la Tierra hoy personas que no sean israelitas espirituales con una herencia celestial, pero que sean como Jehonadab?

      La Torre del Vigía de noviembre de 1932 explicó: “Jonadab representó o prefiguró la clase de gente que está en la tierra ahora [...] [que] no está en armonía con la organización de Satanás, se declara de parte de la justicia, y será preservada por el Señor durante el tiempo del Armagedón, protegiéndola durante la tribulación, y dándole vida eterna en la tierra. Estos constituyen la clase de ‘ovejas’ la cual favorece al pueblo ungido de Dios, porque sabe que los ungidos del Señor están haciendo la obra del Señor”. A los que manifestaban ese espíritu se les invitó a llevar el mensaje del Reino a otros tal como lo hacían los ungidos. (Rev. 22:17.)

      Había algunos (aunque relativamente pocos entonces) que se asociaban con los testigos de Jehová y que se daban cuenta de que el espíritu de Dios no había engendrado en ellos la esperanza de vida celestial. Se les llegó a conocer como los Jonadab, porque, al igual que el Jonadab (Jehonadab) de la antigüedad, consideraban un honor identificarse con los siervos ungidos de Jehová, y para ellos era un gozo participar de los privilegios que les hacía disponibles la Palabra de Dios. Antes del Armagedón, ¿llegarían a ser muchas las personas que probablemente nunca morirían? ¿Sería posible que, tal como se había dicho, llegaran a contarse por millones?

      ¿Quiénes componen la “gran muchedumbre”?

      Cuando se anunció que se estaba organizando una asamblea para los testigos de Jehová en Washington (D.C.) del 30 de mayo al 3 de junio de 1935, La Torre del Vigía dijo: “Anteriormente no muchos de los Jonadab [tuvieron] el privilegio de asistir a una convención, y la convención de Washington será un verdadero consuelo y beneficio para ellos”. Y así fue.

      En aquella asamblea se dio atención especial al texto de Revelación 7:9, 10, que dice: “Después de estas cosas vi, y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. Y siguen clamando con voz fuerte, y dicen: ‘La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero’”. ¿Quiénes componen esta gran muchedumbre?

      Por años, hasta 1935, no se había entendido que fueran las mismas ovejas que mencionó Jesús en la parábola de las ovejas y las cabras. Como ya se ha indicado, se pensaba que estas componían una clase celestial secundaria, secundaria porque no habían obedecido a Dios debidamente.

      Sin embargo, este punto de vista hizo que surgieran preguntas que persistieron. A principios de 1935 se analizaron algunas de estas en la central de la Sociedad Watch Tower, durante la comida del mediodía. Algunos de los que expresaron su opinión sugirieron que la gran muchedumbre era una clase terrestre. Grant Suiter, quien más tarde fue miembro del Cuerpo Gobernante, recordó: “En un estudio celebrado en Betel, conducido por el hermano T. J. Sullivan, yo pregunté: ‘Puesto que la [gran muchedumbre] alcanza la vida eterna, ¿mantienen integridad los que componen ese grupo?’. Hubo muchos comentarios pero ninguna respuesta definitiva”. Pues bien, el viernes 31 de mayo de 1935, en la asamblea de Washington (D.C.), se dio una respuesta satisfactoria. El hermano Suiter estaba sentado en el palco, mirando hacia abajo a la muchedumbre, ¡y qué emocionado se sintió a medida que se pronunciaba el discurso!

      Poco después de aquella asamblea, La Torre del Vigía de septiembre de 1935 publicó lo que se dijo en aquel discurso. Destacó que un factor importante para comprender correctamente este tema es reconocer que el propósito principal de Jehová no es la salvación de la humanidad, sino que se limpie de oprobio su propio nombre (o, como diríamos ahora, que se vindique su soberanía). De modo que Jehová aprueba a los que son íntegros; él no recompensa a los que concuerdan en hacer su voluntad pero luego causan oprobio a su nombre al transigir con la organización del Diablo. Se requiere fidelidad de todos los que hayan de recibir la aprobación de Dios.

      En armonía con esto, La Torre del Vigía dijo: “Apocalipsis Rev 7:15 en realidad es la clave para la identificación de la grande muchedumbre. [...] Esta descripción en el Apocalipsis de la grande muchedumbre es que ‘están delante del trono de Dios, y le sirven públicamente’ [...]. Ven y entienden y obedecen las palabras de Jesús, el Cordero de Dios, diciéndoles: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y a él solamente servirás’; palabras que [se] aplican a toda criatura que Jehová aprueba”. (Mat. 4:10.) Por eso, lo que la Biblia dice sobre la gran compañía, o gran muchedumbre, no pudiera interpretarse correctamente como una “red de seguridad” para salvar a personas que dijeran que amaban a Dios pero que fueran indiferentes en cuanto a hacer su voluntad.

      Entonces, ¿es la gran muchedumbre una clase celestial? La Torre del Vigía mostró que los términos que se empleaban en el texto no llevaban a tal conclusión. En cuanto a que estuvieran “delante del trono”, mostró que Mateo 25:31, 32 dice que todas las naciones serán reunidas delante del trono de Cristo, y sin embargo esas naciones están en la Tierra. No obstante, la gran muchedumbre está “de pie” delante del trono porque tiene la aprobación del que está sentado en él. (Compárese con Jeremías 35:19.)

      Pero ¿dónde podría hallarse un grupo como ese, personas “de todas las naciones”, que no eran parte del Israel espiritual (descrito antes en Revelación 7:4-8), que ejercían fe en el rescate (que en sentido figurado habían lavado sus ropas largas en la sangre del Cordero), personas que aclamaban a Cristo como Rey (con ramas de palmera en las manos, como la muchedumbre que recibió a Jesús como Rey cuando entró en Jerusalén), que realmente se presentaban ante el trono de Jehová para servirle? ¿Habría semejante grupo de personas en la Tierra?

      Al cumplir su propia palabra profética, Jehová mismo proveyó la respuesta. Webster Roe, quien estuvo en la asamblea de Washington, recordó que el hermano Rutherford, en un momento culminante de su discurso, preguntó: “¿Quisieran, por favor, ponerse de pie todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre en la Tierra?”. Según el hermano Roe, “más de la mitad del auditorio se puso de pie”. En conformidad con aquel hecho, La Torre del Vigía de septiembre de 1935 declaró: “Ahora vemos una compañía que exactamente corresponde a la descripción dada en el Apocalipsis Rev cap. siete concerniente a la grande muchedumbre. Durante los últimos [...] años, y durante el tiempo [en que] ‘este evangelio del reino se predica como testimonio’, han venido grandes números [de personas] (y todavía siguen viniendo) que confiesan al Señor Jesús como su Salvador y a Jehová como su Dios, a [quien] adoran en espíritu y en verdad y gozosamente [...] sirven. También se les llama ‘los Jonadab’. Estos se bautizan en símbolo, así testificando que se [...] han declarado de parte de Jehová y sirven a él y [a] su Rey”.

      En aquel tiempo se vio que la gran muchedumbre de Revelación 7:9, 10 se contaba entre las “otras ovejas” a las que se refirió Jesús (Juan 10:16); son los que van en ayuda de los “hermanos” de Cristo (Mat. 25:33-40); son las personas a quienes se marca para sobrevivir debido a que les horrorizan las cosas repugnantes que se hacen en la cristiandad y las evitan (Eze. 9:4); son como Jehonadab, quien se identificó públicamente con el siervo ungido de Jehová cuando este llevó a cabo la comisión que Dios le había dado (2 Rey. 10:15, 16). Los testigos de Jehová comprenden que estos son siervos leales de Dios que pasarán con vida a través del Armagedón con la perspectiva de vivir para siempre en una Tierra restaurada a la condición de Paraíso.

      Una obra urgente que tiene que hacerse

      El que entendieran estos pasajes bíblicos tuvo efectos de largo alcance en la obra de los siervos de Jehová. Se percataron de que no eran ellos quienes seleccionarían y reunirían a los miembros de la gran muchedumbre; no les correspondía decir a las personas si su esperanza era celestial o terrenal. El Señor dirigiría los asuntos conforme a su voluntad. Pero como testigos de Jehová tenían una responsabilidad de peso. Tenían que ser proclamadores de la Palabra de Dios y compartir las verdades que Él les permitía entender, para que la gente pudiera conocer las provisiones de Jehová y tuviera la oportunidad de responder a ellas con aprecio.

      Además, reconocían que su labor era muy urgente. En una serie de artículos titulados “Congregando a la muchedumbre”, publicados en español en 1937, La Torre del Vigía explicaba: “Las Escrituras apoyan fuertemente la conclusión de que en el Armagedón Jehová destruirá a los pueblos de la tierra, salvando sólo a los que obedecen sus mandamientos de estar de parte de su organización. Anteriormente millones y millones de personas [fueron] a la tumba sin haber oído hablar de Dios y Cristo, y éstos al debido tiempo tienen que ser despertados de la muerte y [se les tiene que dar] un conocimiento de la verdad, para que escojan. Sin embargo la situación es diferente concerniente a la gente que ahora está en la tierra. [...] Los de la grande muchedumbre tienen que recibir este mensaje del evangelio antes del día de la batalla del gran día del Dios Todopoderoso, que es el Armagedón. Si no se da ahora el mensaje de la verdad a la grande muchedumbre, será demasiado tarde cuando haya comenzado la obra degolladora”. (Véanse 2 Reyes 10:25; Ezequiel 9:5-10; Sofonías 2:1-3; Mateo 24:21; 25:46.)

      Como resultado de este entendimiento de las Escrituras, a los testigos de Jehová se les infundió celo renovado para testificar. Leo Kallio, quien más tarde fue superintendente viajante en Finlandia, dijo: “No recuerdo haber experimentado antes tanto gozo ni celo; tampoco recuerdo haber pedaleado tan rápido en mi bicicleta como en aquellos días, cuando me apresuraba a llevar a las personas que se interesaban en el mensaje las noticias de que, por la bondad inmerecida de Jehová, ahora se les ofrecía vida eterna en la Tierra”.

      En los siguientes cinco años, a medida que aumentaba la cantidad de testigos de Jehová, la cifra de los que participaban de los emblemas en la Conmemoración anual de la muerte de Cristo fue disminuyendo. Con todo, la afluencia de la gran muchedumbre no fue tan rápida como había esperado el hermano Rutherford. En cierta ocasión hasta le mencionó a Fred Franz, quien con el tiempo llegó a ser el cuarto presidente de la Sociedad: “Parece que, después de todo, la ‘gran multitud’ no va a ser tan grande”. Pero desde entonces la cantidad de testigos de Jehová se ha multiplicado hasta alcanzar millones, mientras que en general la cantidad de los que esperan la herencia celestial ha seguido menguando.

      Un solo rebaño bajo un solo Pastor

      No existe rivalidad entre la clase ungida y la gran muchedumbre. Los que tienen la esperanza celestial no menosprecian a los que con anhelo esperan recibir vida eterna en un paraíso terrestre. Cada uno acepta con gratitud los privilegios que Dios le ha otorgado, sin concluir que de alguna manera su posición le hace ser mejor persona o de algún modo inferior a otros. (Mat. 11:11; 1 Cor. 4:7.) Como predijo Jesús, los dos grupos se han convertido realmente en “un solo rebaño”, y sirven bajo él, su “un solo pastor”. (Juan 10:16.)

      Lo que sienten los hermanos ungidos de Cristo por sus compañeros de la gran muchedumbre se expresa bien en el libro Seguridad mundial bajo el “Príncipe de Paz”: “Desde la II Guerra Mundial el cumplimiento de la profecía de Jesús para ‘la conclusión del sistema de cosas’ se debe mayormente al papel que desempeña la ‘gran muchedumbre’ de ‘otras ovejas’. La iluminación que han impartido las lámparas encendidas del resto ha llevado luz a los ojos de sus corazones, y esto ha ayudado a los de este grupo a reflejar la luz a otras personas que todavía están en la oscuridad de este mundo. [...] Han llegado a ser compañeros inseparables del resto de la clase de la novia. [...] ¡Muchísimas gracias se den, por tanto, a la ‘gran muchedumbre’ internacional y de muchos idiomas por el gran papel que ha desempeñado en el cumplimiento de la profecía del Novio registrada en Mateo 24:14!”.

      Sin embargo, a medida que los testigos de Jehová, incluso la gran muchedumbre, han proclamado unidamente las gloriosas noticias del Reino de Dios, el público los ha llegado a conocer por algo más que solo por su celosa testificación.

      [Notas a pie de página]

      a Aquella tabla o “Mapa de las edades” se reprodujo en el libro El Plan Divino de las Edades.

      b Zion’s Watch Tower, 15 de marzo de 1905, páginas 88-91.

      [Comentario en la página 159]

      La mayoría de los testigos de Jehová espera vivir para siempre en la Tierra

      [Comentario en la página 161]

      Una creencia que los distingue de toda la cristiandad

      [Comentario en la página 164]

      Tiempo del cumplimiento de la parábola de las ovejas y las cabras

      [Comentario en la página 165]

      Se les llegó a conocer como los Jonadab

      [Comentario en la página 166]

      El 31 de mayo de 1935 se identificó claramente a la “gran muchedumbre”

      [Comentario en la página 170]

      ¿Quién determina si la esperanza es celestial o terrenal?

      [Recuadro en la página 160]

      Tiempo para entender

      Hace más de doscientos cincuenta años, sir Isaac Newton escribió algo interesante en cuanto a entender las profecías, como la de la “gran muchedumbre” de Revelación 7:9, 10. En sus “Observaciones sobre las profecías de Daniel, y el Apocalipsis de San Juan”, publicadas en 1733, dijo: “Estas profecías de Daniel y Juan no se entenderían hasta el tiempo del fin: pero entonces algunos profetizarían por sí mismos durante mucho tiempo en un estado de aflicción y duelo, y eso oscuramente, para convertir solo a unos pocos. [...] Luego, dice Daniel, muchos correrán de aquí para allá, y se aumentará el conocimiento. Pues el Evangelio tiene que predicarse en toda nación antes de la gran tribulación y el fin del mundo. La muchedumbre que lleva ramas de palmera en las manos, que sale de esta gran tribulación, no puede ser innumerable y sacada de todas las naciones, a menos que sea así por la predicación del Evangelio antes de que esta venga”.

      [Recuadro/Fotografía en la página 168]

      La Tierra, el hogar eterno del hombre

      ¿Cuál era el propósito original de Dios para la humanidad?

      “Los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra’.” (Gén. 1:28.)

      ¿Ha cambiado el propósito de Dios respecto a la Tierra?

      “Mi palabra [...] no volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado.” (Isa. 55:11.)

      “Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada: ‘Yo soy Jehová, y no hay ningún otro’.” (Isa. 45:18.)

      “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra’.” (Mat. 6:9, 10.)

      “Los malhechores mismos serán cortados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” (Sal. 37:9, 29.)

      ¿Qué condiciones habrá en la Tierra bajo el Reino de Dios?

      “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13.)

      “No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra. Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” (Miq. 4:3, 4.)

      “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.” (Isa. 65:21, 22.)

      “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” (Isa. 33:24.)

      “Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Rev. 21:3, 4; véase también Juan 3:16.)

      “¿Quién no te temerá verdaderamente, Jehová, y glorificará tu nombre, porque solo tú eres leal? Porque todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus justos decretos han sido manifestados.” (Rev. 15:4.)

      [Recuadro/Fotografía en la página 169]

      Los que van al cielo

      ¿Cuántos humanos irán al cielo?

      “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32.)

      “Vi, y, ¡miren!, el Cordero [Jesucristo] de pie sobre el monte Sión [celestial], y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre. Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo dominar aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra.” (Rev. 14:1, 3.)

      ¿Son judíos todos los 144.000?

      “No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos respecto a una promesa.” (Gál. 3:28, 29.)

      “No es judío el que lo es por fuera, ni es la circuncisión la que está afuera en la carne. Más bien, es judío el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito.” (Rom. 2:28, 29.)

      ¿Por qué lleva Dios a algunos al cielo?

      “Serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6.)

      [Gráfico en la página 171]

      Informe de la Conmemoración

      Veinticinco años después, la asistencia a la Conmemoración era 100 veces mayor que la cantidad de los que participaban de los emblemas

      [Gráfico ]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Participantes

      Asistencia

      1.500.000

      1.250.000

      1.000.000

      750.000

      500.000

      250.000

      1935 1940 1945 1950 1955 1960

      [Fotografía en la página 167]

      En la asamblea de Washington (D.C.), se bautizaron 840 personas

  • Se nos conoce por nuestra conducta
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 13

      Se nos conoce por nuestra conducta

      VIVIMOS en una era en la que grandes sectores de la humanidad han descartado las normas morales que habían sido respetadas por mucho tiempo. La mayoría de las religiones de la cristiandad han hecho lo mismo, ya sea en nombre de la tolerancia o arguyendo que los tiempos han cambiado y que ya no tienen vigencia los tabúes de generaciones pasadas. En cuanto al resultado de esto, Samuel Miller, un deán del Colegio Teológico de la Universidad de Harvard, dijo: ‘Lo que pasa es que la Iglesia ya no lleva la delantera. Ha aceptado y absorbido la cultura de nuestro tiempo’. El efecto de esto en la vida de los que buscaban guía en esas iglesias ha sido devastador.

      En cambio, con referencia a los testigos de Jehová L’Eglise de Montréal (La Iglesia de Montreal), boletín semanal de la archidiócesis de Montreal (Canadá), dijo: “Tienen extraordinarios valores morales”. Muchos maestros, patronos y funcionarios gubernamentales concuerdan en esto. ¿Qué da cuenta de esta reputación?

      Ser testigo de Jehová implica mucho más que sencillamente adoptar cierto conjunto de creencias doctrinales y testificar a otros acerca de ellas. El cristianismo primitivo era conocido como el “Camino”, y los testigos de Jehová reconocen que hoy la religión verdadera debe ser un modo de vivir. (Hech. 9:2.) Sin embargo, como sucedió con respecto a otras cuestiones, a los Testigos modernos les tomó algún tiempo llegar a tener una comprensión equilibrada de lo que esto implica.

      “Carácter o pacto, ¿cuál?”

      Aunque comenzaron con consejo bíblico bien fundado sobre la necesidad de imitar a Cristo, el énfasis que pusieron algunos de los primeros Estudiantes de la Biblia en lo que llamaban “desarrollo del carácter” tendió a minimizar ciertos aspectos del cristianismo verdadero. Parece que algunos opinaban que el ser de disposición gentil —presentar siempre la apariencia de ser amables y buenos, hablar con dulzura, evitar todo despliegue de ira, leer las Escrituras diariamente— les garantizaría la entrada al cielo. Pero perdían de vista el hecho de que Cristo había comisionado a sus discípulos para efectuar una obra.

      Este problema se trató con seriedad en el artículo “Carácter o pacto, ¿cuál?” de la revista The Watch Tower del 1 de mayo de 1926.a El artículo mostraba que el intento de los Estudiantes de la Biblia por alcanzar un “carácter perfecto” mientras estaban en la carne hacía que algunos se desanimaran y se dieran por vencidos, pero a la misma vez llevaba a otros a una actitud santurrona que resultaba en que perdieran de vista el mérito del sacrificio de Cristo. Después de recalcar la importancia de tener fe en la sangre derramada de Cristo, el artículo destacó que era fundamental ‘hacer cosas’ en el servicio divino como prueba de que se seguía un camino que agradaba a Dios. (2 Ped. 1:5-10.) En aquel tiempo, cuando gran parte de la cristiandad aún pretendía apegarse a las normas morales de la Biblia, lo que intensificó el contraste entre los testigos de Jehová y la cristiandad fue el énfasis que estos dieron a la importancia de actuar. El contraste se notó aún más a medida que todo el que decía ser cristiano tuvo que enfrentarse con cuestiones de moralidad que iban haciéndose comunes.

      ‘Absténganse de la fornicación’

      La norma cristiana relacionada con la moralidad sexual se expuso con claridad hace mucho tiempo en la Biblia. “Esto es la voluntad de Dios: la santificación de ustedes, que se abstengan de la fornicación [...]. Porque Dios nos llamó, no con permiso para inmundicia, sino con relación a santificación. Así, pues, el hombre que muestra desatención, no está desatendiendo a hombre, sino a Dios.” (1 Tes. 4:3-8.) “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.” (Heb. 13:4.) “¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se extravíen. Ni fornicadores, [...] ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, [...] heredarán el reino de Dios.” (1 Cor. 6:9, 10.)

      Ya para noviembre de 1879 la Watch Tower había señalado esta norma a los cristianos verdaderos. Sin embargo, no se trató con frecuencia ni extensamente como si fuera un problema grave entre los primeros Estudiantes de la Biblia. No obstante, a medida que la actitud del mundo se hacía más permisiva, hubo que dar más atención a este requisito, especialmente para el tiempo de la II Guerra Mundial. Esto se hizo necesario debido a que algunos testigos de Jehová estaban empezando a creer que, con tal de ocuparse en dar testimonio, cualquier tipo de laxitud en cuestiones relacionadas con la moralidad sexual era solo asunto personal. Es cierto que en agosto de 1935 La Torre del Vigía había dicho con claridad que el participar en el ministerio del campo no autorizaba la conducta inmoral. Pero no todos tomaron a pecho lo que se dijo. De modo que en el número de septiembre de 1941 La Atalaya analizó de nuevo el asunto con bastante detenimiento en el artículo “El día de Noé”. Este señaló que el libertinaje sexual de los días de Noé fue una de las razones que llevaron a Dios a destruir al mundo de entonces, y mostró que lo que Dios hizo en aquella ocasión fijó un patrón para lo que haría en nuestro tiempo. Con franqueza advirtió que un siervo íntegro de Dios no podía dedicar parte de su día a hacer la voluntad del Señor y luego, el resto del tiempo, entregarse a “las obras de la carne”. (Gál. 5:17-21.) A este siguió, en La Atalaya de octubre de 1942, otro artículo que condenaba la conducta que no armonizara con las normas morales que la Biblia da a personas solteras y casadas. Nadie debería pensar que su participación en la predicación pública del mensaje del Reino como testigo de Jehová le daba permiso para llevar un estilo de vida relajado. (1 Cor. 9:27.) Con el tiempo se tomarían medidas aún más estrictas para proteger la limpieza moral de la organización.

      Algunos de los que entonces expresaban el deseo de ser testigos de Jehová se habían criado en lugares donde se permitía el matrimonio de prueba, se toleraban las relaciones sexuales entre personas comprometidas, o se veía como algo normal una relación consensual entre gente que no estaba casada legalmente. Algunos matrimonios procuraban abstenerse de las relaciones íntimas. Otras personas, aunque no se habían divorciado, habían dado un paso imprudente al separarse de sus cónyuges. Con el fin de proveer la dirección necesaria, durante los años cincuenta La Atalaya trató todas estas situaciones, analizó las responsabilidades maritales, enfatizó la prohibición bíblica de la fornicación y, para evitar malentendidos, explicó en qué consistía.b (Hech. 15:19, 20; 1 Cor. 6:18.)

      Este asunto recibió atención especial en lugares donde los que empezaban a asociarse con la organización de Jehová no tomaban en serio las normas morales de la Biblia. Así, cuando N. H. Knorr, tercer presidente de la Sociedad Watch Tower, visitó Costa Rica en 1945, dijo en un discurso sobre la moralidad cristiana: “Voy a darles un consejo a todos los que están aquí esta noche y viven con una mujer sin haber legalizado su matrimonio. Vayan a la Iglesia Católica e inscríbanse en ella, porque allí pueden seguir con esa práctica. Pero esta es la organización de Dios, y aquí eso no se permite”.

      A partir de los años sesenta, cuando los homosexuales comenzaron a manifestar abiertamente sus prácticas, muchas iglesias decidieron aceptarlos en su seno después de debatir el asunto. En la actualidad, ciertas iglesias ordenan incluso clérigos que son homosexuales. Las publicaciones de los testigos de Jehová también trataron estas cuestiones con el fin de ayudar a la gente sincera que tenía preguntas al respecto. Pero los Testigos nunca tuvieron dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad. ¿Por qué no? Porque para ellos los requisitos bíblicos no son simples opiniones de hombres de otra época. (1 Tes. 2:13.) Con gusto dan lecciones bíblicas a homosexuales para que aprendan los requisitos de Jehová; y esas personas pueden asistir a las reuniones de los Testigos para escuchar; sin embargo, nadie que siga practicando la homosexualidad puede ser testigo de Jehová. (1 Cor. 6:9-11; Judas 7.)

      En los últimos años se ha hecho común en el mundo el que jóvenes no casados se entreguen a la satisfacción de sus deseos sexuales. El mundo ejerció presión sobre los jóvenes de familias de los testigos de Jehová para inducirles a seguir ese proceder, y algunos de ellos comenzaron a adoptarlo. ¿Qué hizo la organización al respecto? En La Atalaya y ¡Despertad! se publicaron artículos para ayudar a los padres y a sus hijos a tener el punto de vista bíblico. En las asambleas se presentaron dramas de la vida real con el fin de ayudar a todos a darse cuenta de lo que sucede cuando se rechazan las normas morales de la Biblia y de los beneficios que resultan al obedecer los mandamientos de Dios. Uno de los primeros dramas, presentado en 1969, fue “Espinas y trampas hay en el camino del independiente”. Se prepararon libros especiales que ayudaban a la juventud a apreciar la sabiduría del consejo bíblico. Entre estos estuvieron Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera (publicado en 1976) y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas (publicado en 1989). Los ancianos locales dieron consejo espiritual a individuos y familias. También se protegió a las congregaciones de los testigos de Jehová expulsando de ellas a los pecadores que no se arrepentían.

      El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los testigos de Jehová adopten una actitud permisiva. Antes bien, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha recalcado aún más lo imprescindible de evitar no solo los actos sexuales ilícitos, sino también las influencias y situaciones que socavan los valores morales. Durante las tres últimas décadas ha provisto instrucción para fortalecer contra “faltas secretas” como la masturbación, y ha advertido del peligro de la pornografía, las telenovelas y la música que degrada. Así, aunque en el mundo la moralidad ha ido en decadencia, entre los testigos de Jehová ha subido.

      Normas piadosas que rigen la vida familiar

      El que los testigos de Jehová se hayan adherido con firmeza a las normas bíblicas sobre la moralidad sexual les ha traído muchos beneficios en su vida familiar. Pero ser testigo de Jehová no garantiza la ausencia de problemas domésticos. No obstante, están convencidos de que la Palabra de Dios da el mejor consejo para resolver tales problemas. Disponen de muchas ayudas provistas por la organización para aplicar dicho consejo; y cuando lo aplican, el resultado es realmente provechoso.

      En 1904 el sexto tomo de Estudios de las Escrituras suministró un análisis extenso de las responsabilidades de los casados y las obligaciones de los padres. Desde entonces se han publicado cientos de artículos y se han presentado numerosos discursos en las congregaciones de los testigos de Jehová con el fin de ayudar a cada miembro de la familia a apreciar el papel que Dios le ha dado. Esta educación sobre cómo disfrutar de una vida hogareña saludable no es solo para los recién casados, sino que es un programa continuo dirigido a toda la congregación. (Efe. 5:22–6:4; Col. 3:18-21.)

      ¿Se permitiría la poligamia?

      Aunque las costumbres matrimoniales y la vida familiar difieren de un país a otro, los testigos de Jehová reconocen que las normas bíblicas son aplicables en todas partes. Cuando los Testigos comenzaron su obra en África en este siglo XX, enseñaron, como lo hacen en todo otro lugar, que el matrimonio cristiano solo permite tener un cónyuge. (Mat. 19:4, 5; 1 Cor. 7:2; 1 Tim. 3:2.) Sin embargo, centenares de personas reconocieron lo que la Biblia dice sobre la idolatría y con gusto aceptaron lo que los testigos de Jehová enseñaban sobre el Reino de Dios, pero se bautizaron sin haber abandonado la poligamia. Para corregir aquella situación, La Atalaya del 1 de junio de 1947 recalcó que, sin importar cuáles fueran las costumbres locales, el cristianismo no permite la poligamia. En una carta a las congregaciones se notificó a toda persona que afirmara ser testigo de Jehová, pero que a la vez fuera polígama, que tenía seis meses para solucionar su situación marital y conformarla a las normas bíblicas. Esto fue apoyado, además, por un discurso que presentó el hermano Knorr durante su visita a África aquel mismo año.

      En Nigeria muchas personas no Testigos predijeron que la organización de los testigos de Jehová se quedaría sin miembros si se abolía la poligamia entre ellos. Y es cierto que no toda persona polígama que se había bautizado como Testigo había hecho los cambios necesarios para 1947. Por ejemplo, Asuquo Akpabio, un superintendente viajante, cuenta que un Testigo en cuya casa se alojaba en Ifiayong lo despertó a medianoche y le exigió que cambiara lo que se había anunciado sobre el requisito de la monogamia. Él se negó a hacerlo, y su anfitrión le echó de la casa a pesar de que era de noche y llovía.

      No obstante, el amor a Jehová ha dado a otros la fortaleza necesaria para obedecer sus mandamientos. He aquí unos ejemplos. En Zaire, un hombre que había sido católico y polígamo despidió a dos de sus esposas para ser testigo de Jehová, un proceder que realmente sometió a prueba su fe, ya que tuvo que despedir a su esposa más amada, quien no era la ‘esposa de su juventud’. (Pro. 5:18.) En Dahomey (ahora Benín), un hombre que había sido metodista y que aún tenía cinco esposas tuvo que superar muchos obstáculos legales con el fin de conseguir los divorcios necesarios para poder bautizarse. No obstante, siguió atendiendo las necesidades materiales de sus ex esposas e hijos, tal como han hecho otros que también despidieron a sus esposas secundarias. Warigbani Whittington, una nigeriana, era la segunda de las dos esposas de su marido. Cuando decidió que agradar a Jehová, el Dios verdadero, era lo más importante para ella, se enfrentó con la ira de su esposo y luego con la de su propia familia. Su esposo le permitió marcharse junto con sus dos hijos, pero no le dio ayuda material, ni siquiera para el transporte. Sin embargo, ella dijo: ‘Ninguno de los beneficios materiales que he dejado puede compararse con agradar a Jehová’.

      ¿Qué hay del divorcio?

      En los países occidentales la poligamia no es una práctica común, pero son corrientes otras actitudes que están en desacuerdo con las Escrituras. Una de estas es la opinión de que es mejor divorciarse que tener un matrimonio desdichado. En los últimos años algunos testigos de Jehová empezaron a imitar ese espíritu, y solicitaron el divorcio por motivos como la “incompatibilidad”. ¿Qué han hecho los Testigos ante esta situación? Para enseñar cómo ve Jehová el divorcio, se lleva a cabo con regularidad una intensa campaña educativa, y así se beneficia a Testigos que llevan mucho tiempo y a los centenares de miles que entran en la organización cada año.

      ¿A qué pautas bíblicas ha dirigido la atención La Atalaya? Entre otras, a la siguiente: en el relato bíblico sobre el primer matrimonio humano se enfatizó que el esposo y la esposa llegan a ser uno; dice: ‘El hombre tiene que adherirse a su esposa, y tienen que llegar a ser una sola carne’. (Gén. 2:24.) Más tarde, en Israel, la Ley prohibió el adulterio, y estipuló la muerte como castigo para los adúlteros. (Deu. 22:22-24.) Jesús explicó que ‘debido a la dureza del corazón’ de los israelitas se les permitió el divorcio por otras razones además del adulterio. (Mat. 19:7, 8.) ¿Cómo veía Jehová la práctica de librarse alguien de su cónyuge con el fin de casarse con otra persona? Malaquías 2:16 dice: “Él ha odiado un divorciarse”. No obstante, permitió que los divorciados permanecieran en la congregación de Israel. Allí, si aceptaban la disciplina que Jehová daba a su pueblo, pudiera ser que con el tiempo su corazón de piedra fuera reemplazado por un corazón más blando, uno que pudiera expresar verdadero amor a Sus caminos. (Compárese con Ezequiel 11:19, 20.)

      Con frecuencia La Atalaya ha señalado que cuando Jesús habló del divorcio que se permitía en el antiguo Israel mostró que sus seguidores tendrían que atenerse a una norma más elevada. Dijo que si alguien se divorciaba de su esposa por una causa que no fuera fornicación (por·néi·a, “relaciones sexuales ilícitas”) y se casaba con otra, cometería adulterio; e incluso si no se casaba de nuevo, expondría a su esposa al adulterio. (Mat. 5:32; 19:9.) Así, La Atalaya ha señalado que para los cristianos el divorcio es un asunto mucho más serio de lo que fue en Israel. Aunque las Escrituras no indican que todos los que se divorcien deban ser expulsados de la congregación, los testigos de Jehová expulsan de sus congregaciones a los que cometen adulterio y no se arrepienten. (1 Cor. 6:9, 10.)

      En los últimos años la posición del mundo con relación al matrimonio y la vida familiar ha experimentado cambios revolucionarios. A pesar de esto, los testigos de Jehová han seguido adhiriéndose a las normas que ha dado Dios, el Autor del matrimonio, tal como se expresan en la Biblia. Valiéndose de esas pautas, han hecho lo posible por ayudar a las personas sinceras a superar las circunstancias difíciles que muchas de ellas afrontan.

      Como resultado, se han producido cambios sorprendentes en la vida de muchas personas a las que los testigos de Jehová dan instrucción bíblica. Muchos miles de hombres que anteriormente golpeaban a sus esposas, no cumplían con sus responsabilidades, que atendían las necesidades materiales pero no las emocionales ni las espirituales, se han convertido en esposos y padres amorosos que se ocupan bien de su hogar. Algunas mujeres muy independientes, que desatendían a sus hijos y no cuidaban de sí mismas ni de su hogar, ahora son esposas que respetan la jefatura y se comportan de modo que se ganan el amor profundo de sus esposos e hijos. Un buen número de jóvenes que mostraban gran falta de respeto a sus padres, se rebelaban contra la sociedad en general y arruinaban con sus hechos su propia vida, para angustia de sus padres, han llegado a tener un propósito piadoso en la vida, y esto les ha ayudado a transformar su personalidad.

      Por supuesto, un factor importante para el éxito dentro del círculo de la familia es que sus miembros sean honrados unos con otros. La honradez también es importante en otras relaciones.

      ¿Hasta qué grado debemos mostrar honradez?

      Los testigos de Jehová reconocen que tienen que ser honrados en todo lo que hacen. Como base para su punto de vista, señalan a textos como los siguientes: Jehová mismo es “el Dios de la verdad”. (Sal. 31:5.) Por otra parte, como dijo Jesús, el Diablo es “el padre de la mentira”. (Juan 8:44.) Se comprende, pues, que entre las cosas que Jehová odia esté “una lengua falsa”. (Pro. 6:16, 17.) Su Palabra nos dice: “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno”. (Efe. 4:25.) Y los cristianos no solo deben hablar la verdad, sino que, como el apóstol Pablo, tienen que ‘comportarse honradamente en todas las cosas’. (Heb. 13:18.) No hay aspecto alguno de la vida en que los testigos de Jehová puedan aplicar con validez otro conjunto de valores.

      Cuando Jesús visitó el hogar del recaudador de impuestos Zaqueo, este hombre reconoció que sus tratos comerciales habían sido impropios, y dio pasos para compensar por sus actos de extorsión. (Luc. 19:8.) En los últimos años, personas que han comenzado a asociarse con los testigos de Jehová han dado pasos similares para limpiar su conciencia ante Dios. Por ejemplo, en España un ladrón empezó a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Al poco tiempo sintió remordimiento de conciencia y devolvió lo robado a su patrón y a sus vecinos, y después llevó otros artículos robados a la policía. Tuvo que pagar una multa y cumplir una condena breve, pero ahora tiene la conciencia limpia. En Inglaterra, un ladrón de diamantes, después de estudiar la Biblia por solo dos meses con un testigo de Jehová, se entregó a la policía, que quedó atónita; lo habían estado buscando por seis meses. Durante los dos años y medio que estuvo en la prisión estudió con diligencia la Biblia y aprendió a compartir las verdades bíblicas con otros. Puesto en libertad, se presentó para bautizarse como testigo de Jehová. (Efe. 4:28.)

      Los testigos de Jehová son muy conocidos por su honradez. Sus patronos han aprendido que los Testigos no solo no les roban, sino que tampoco mienten ni falsifican los registros, aunque sus jefes se lo exijan, sin importar que les amenacen con la pérdida de su empleo. Para ellos una buena relación con Dios es mucho más importante que la aprobación de cualquier humano. Se dan cuenta de que, sin importar dónde se encuentren o lo que estén haciendo, “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Heb. 4:13; Pro. 15:3.)

      En Italia, el periódico La Stampa dijo acerca de los testigos de Jehová: “Practican lo que predican [...]. Sus ideales morales de amar al prójimo, negarse a tomar el poder, practicar la no violencia y caracterizarse por la honradez personal (cosas que para la mayoría de los cristianos son ‘reglas del domingo’ que solo sirven para predicarse desde el púlpito) son parte de su vida ‘cotidiana’”. Y en Estados Unidos, Louis Cassels, redactor de temas religiosos para United Press International, en Washington (D.C.), escribió: “Los Testigos se adhieren a sus creencias con gran fidelidad, aun cuando el hacerlo les [resulte] muy costoso”.

      Por qué el juego por dinero no ha sido un problema para ellos

      En el pasado se veía como persona honrada a la que era trabajadora. La sociedad en general no miraba con buenos ojos el que se apostara una suma de dinero en algún juego o suceso. Pero a medida que un espíritu de egoísmo y ambición invadió el siglo XX, el juego por dinero —legal e ilegal— se generalizó. No solo lo promueve el hampa, sino también las iglesias y los gobiernos como medio de recaudar fondos. ¿Qué han hecho los testigos de Jehová ante este cambio de actitud de la sociedad? Han aplicado los principios bíblicos.

      Como se ha indicado en sus publicaciones, en la Biblia no hay un mandato específico que diga: No puedes jugar por dinero. Sin embargo, el fruto del juego es invariablemente malo, y así lo han denunciado por medio siglo La Atalaya y ¡Despertad! Además, estas revistas han mostrado que cualquier forma de juego por dinero implica actitudes que la Biblia condena. Por ejemplo, el amor al dinero: “El amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales” (1 Tim. 6:10); el egoísmo: “Tampoco debes, egoístamente, desear [...] cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Deu. 5:21; compárese con 1 Corintios 10:24); la avidez: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que, llamándose hermano, sea [...] persona dominada por la avidez” (1 Cor. 5:11). Además, la Biblia amonesta contra recurrir a la “Buena Suerte” como si fuera una fuerza sobrenatural capaz de conceder favores. (Isa. 65:11.) Los testigos de Jehová toman a pecho estas advertencias bíblicas y evitan a toda costa el juego por dinero. Además, desde 1976 han hecho todo lo posible para que no se cuente entre sus miembros nadie que claramente forme parte del personal de establecimientos relacionados con el juego.

      El juego por dinero nunca ha sido un verdadero problema para los testigos de Jehová. Saben que, en vez de fomentar en ellos el espíritu de obtener ganancia a costa de otros, la Biblia les insta a trabajar con las manos, a atender fielmente lo que se confía a su cuidado, a ser generosos y a compartir lo que tienen con los que se encuentran en necesidad. (Efe. 4:28; Luc. 16:10; Rom. 12:13; 1 Tim. 6:18.) ¿Perciben esto fácilmente otras personas que tratan con ellos? Sí, en particular cuando hay negocios implicados. No es raro que dueños de empresas seglares procuren tener como empleados a testigos de Jehová, porque saben que son concienzudos y dignos de confianza. Se dan cuenta de que la religión de los Testigos es lo que los hace ser la clase de personas que son.

      ¿Qué hay del tabaco y del consumo de drogas?

      La Biblia no menciona el tabaco ni las drogas de las que se abusa hoy. Pero provee pautas que han ayudado a los testigos de Jehová a determinar qué proceder agrada a Dios. Por ejemplo, ya para el año 1895, cuando la Watch Tower comentó sobre el uso del tabaco, dirigió la atención a 2 Corintios 7:1, que dice: “Por lo tanto, dado que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”.

      Por muchos años, bastó aparentemente con aquel consejo. Pero se necesitó una nueva amonestación cuando la publicidad de las compañías tabacaleras presentó de un modo atractivo el uso del tabaco y también se fue extendiendo el uso indebido de drogas “ilegales”. Se llamó la atención a otros principios bíblicos: respeto a Jehová, el Dador de la vida (Hech. 17:24, 25); amor al prójimo (Sant. 2:8), y el hecho de que, si alguien no ama a su prójimo, no puede en realidad amar a Dios (1 Juan 4:20); se mencionó, además, la obediencia a los gobernantes seglares (Tito 3:1). Se señaló que la palabra griega far·ma·kí·a, que significa básicamente “droguería”, fue empleada por los escritores bíblicos para referirse a la “práctica de espiritismo” debido al uso de drogas en esas prácticas. (Gál. 5:20.)

      En 1946 la revista Consolación denunció el frecuente engaño de los testimonios pagados que se utilizaban en los anuncios de cigarrillos. A medida que los datos científicos se hicieron disponibles, ¡Despertad!, la sucesora de Consolación, también publicó pruebas de que el uso del tabaco causa cáncer, enfermedades cardíacas, daños al feto en la mujer encinta y perjuicio a los que, aunque no fuman, se ven obligados a respirar aire lleno de humo, así como pruebas de que la nicotina causa adicción. Se ha indicado el efecto embriagante de la marihuana y se ha probado que su uso puede causar daño al cerebro. También se han analizado en repetidas ocasiones, para beneficio de los lectores de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower, los peligros de otras drogas adictivas.

      Mucho antes de que las agencias gubernamentales se pusieran de acuerdo en cuanto a lo que se debía advertir al público sobre el perjuicio del uso del tabaco, La Torre del Vigía de agosto de 1935 aclaró que nadie que usara tabaco podía pertenecer al personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract o ser representante nombrado de ella. Cuando todos los siervos de las congregaciones de los testigos de Jehová fueron nombrados por la Sociedad (procedimiento instituido en 1938), La Atalaya de octubre de 1942 (en inglés, 1 de julio), explicó que la prohibición del uso del tabaco era aplicable también a todos estos siervos nombrados. En algunos lugares pasaron años antes de que se cumpliera a cabalidad con este requisito. Sin embargo, la mayoría de los testigos de Jehová respondió de manera favorable al consejo bíblico y al buen ejemplo de los que llevaban la delantera entre ellos.

      Otro paso en la aplicación consecuente del consejo bíblico fue que, a partir de 1973 ya no se permitiría que se bautizara nadie que siguiera fumando. En los meses siguientes se ayudó a los que participaban activamente en la producción o promoción de ventas de tabaco a darse cuenta de que no podían seguir haciendo esto y a la vez ser aceptados como testigos de Jehová. El consejo de la Palabra de Dios se debe aplicar siempre en todo aspecto de la vida. Tal aplicación de los principios bíblicos al uso del tabaco, la marihuana y las drogas potentes ha protegido a los Testigos. Valiéndose de las Escrituras también han podido ayudar a millares de personas cuyas vidas estaban siendo arruinadas por el consumo de drogas.

      ¿Son diferentes las bebidas alcohólicas?

      Las publicaciones de la Sociedad Watch Tower no han adoptado el punto de vista de que el consumo de bebidas alcohólicas sea lo mismo que el consumo de drogas. ¿Por qué no? Estas publicaciones explican que el Creador sabe cómo estamos hechos, y su Palabra permite el consumo moderado de bebidas alcohólicas. (Sal. 104:15; 1 Tim. 5:23.) Pero la Biblia también dice que no se debe ‘beber en exceso’, y condena enérgicamente la borrachera. (Pro. 23:20, 21, 29, 30; 1 Cor. 6:9, 10; Efe. 5:18.)

      Puesto que el consumo inmoderado de bebidas embriagantes arruinaba la vida de muchas personas, el mismo Charles Taze Russell favorecía la abstinencia total. Sin embargo, reconocía que Jesús había bebido vino. En el siglo XIX y a comienzos del XX hubo mucha presión pública para que se prohibiera por ley el consumo de bebidas alcohólicas en Estados Unidos. La Watch Tower expresó abiertamente sus simpatías por los que trataban de combatir los daños causados por el consumo de licor, pero no se unió a la campaña de estos para hacer que se aprobaran leyes que lo prohibieran. No obstante, la revista indicó con claridad el perjuicio de beber en exceso, y a menudo dijo que sería mejor evitar por completo el vino y el licor. A los que les parecía que podían beber con moderación se les instaba a considerar Romanos 14:21, que dice: “Es bueno no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna por la cual tu hermano tropiece”.

      Sin embargo, en 1930, cuando el director de la Liga Anti Bares estadounidense llegó hasta el punto de asegurar públicamente que su organización tenía “origen divino”, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, se valió de la oportunidad para transmitir por radio discursos que mostraban que aquellas afirmaciones equivalían a difamar a Dios. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios no prohíbe todo uso del vino; porque la prohibición no estaba poniendo fin a la borrachera, que Dios sí condena; y porque las leyes de la prohibición habían causado más bien una reacción contraria, con el resultado de producción y distribución ilegal de bebidas y corrupción en el gobierno.

      Los testigos de Jehová ven el uso de bebidas alcohólicas o la abstención de ellas como un asunto de decisión personal. Pero se adhieren al requisito bíblico de que los superintendentes deben ser ‘moderados en los hábitos’. Esta expresión se traduce del griego ne·fá·li·on, que literalmente significa ‘sobrio, templado; que se abstiene de vino, por completo o, por lo menos, lo usa con moderación’. Los siervos ministeriales también tienen que ser hombres “no dados a mucho vino”. (1 Tim. 3:2, 3, 8.) Como se ve, los que beben en exceso no llenan los requisitos para tener privilegios especiales de servicio. El buen ejemplo que dan los que llevan la delantera entre los testigos de Jehová les da franqueza de expresión a la hora de ayudar a personas que tal vez tiendan a apoyarse en la bebida para enfrentarse con las presiones, o que quizás hasta tengan que abstenerse por completo para permanecer sobrias. ¿Qué resultado ha tenido esto?

      He aquí un ejemplo, tomado de un artículo de un periódico del sur de la región central de África: “Según informes generales, los lugares donde hay más concentración de testigos de Jehová entre los africanos tienen ahora menos disturbios que las zonas comunes. Ciertamente han estado activos contra los agitadores, la hechicería, la borrachera y la violencia de toda clase” (The Northern News [Zambia]).

      Otra diferencia notable entre la conducta de los testigos de Jehová y la del mundo tiene que ver con:

      El respeto a la vida

      Este respeto se basa en reconocer que la vida es un don de Dios. (Sal. 36:9; Hech. 17:24, 25.) Incluye reconocer que hasta la vida de la criatura no nacida es preciosa a Sus ojos. (Éxo. 21:22-25; Sal. 139:1, 16.) Toma en consideración que “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios”. (Rom. 14:12.)

      De acuerdo con estos principios bíblicos, los testigos de Jehová han evitado siempre el aborto. A fin de dar consejo sano a sus lectores, la revista ¡Despertad! les ha ayudado a reconocer que la castidad es un requisito divino; ha analizado con todo detalle las maravillas del proceso de la procreación así como los factores psicológicos y fisiológicos relacionados con el parto. Después de la II Guerra Mundial, y a medida que el aborto se hizo más común, La Atalaya mostró claramente que esta práctica va en contra de la Palabra de Dios. Hablando con franqueza, el número del 15 de agosto de 1970 (15 de diciembre de 1969, en inglés) dijo: “El aborto efectuado simplemente para librarse de un hijo [no deseado] es igual a quitar voluntariamente una vida humana”.

      Por qué rechazamos las transfusiones de sangre

      El respeto de los testigos de Jehová a la vida ha afectado también su actitud respecto a las transfusiones de sangre. Cuando estas se convirtieron en un problema al que tenían que hacer frente, La Atalaya del 15 de noviembre (en inglés, 1 de julio) de 1945 explicó con detalles el punto de vista cristiano referente a la santidad de la sangre.c Mostró que tanto la sangre de animales como la de humanos estaban bajo la prohibición divina que se impuso a Noé y sus descendientes. (Gén. 9:3-6.) Señaló que en el siglo primero ese requisito recibió énfasis de nuevo mediante el mandato que se dio a los cristianos de ‘abstenerse de sangre’. (Hech. 15:28, 29.) Aquel mismo artículo mostró con claridad, a partir de las Escrituras, que el único uso de la sangre aprobado por Dios se relacionaba con los sacrificios, y puesto que los sacrificios de animales que se ofrecían bajo la Ley mosaica prefiguraron el sacrificio de Cristo, el que los cristianos hicieran caso omiso del requisito de ‘abstenerse de sangre’ sería una manifestación de flagrante falta de respeto al sacrificio de rescate de Jesucristo. (Lev. 17:11, 12; Heb. 9:11-14, 22.) En consecuencia con este entendimiento, a partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito divino, aceptara transfusiones de sangre y manifestara una actitud impenitente.

      Al principio, en las publicaciones de la Watch Tower no se analizaron los efectos secundarios de las transfusiones de sangre. Luego, cuando aquella información se hizo disponible, también se publicó; no como la razón por la que los testigos de Jehová rechazaban las transfusiones, sino con el propósito de fortalecer su entendimiento de la prohibición que Dios mismo había impuesto al uso de la sangre. (Isa. 48:17.) Con ese fin, en 1961 se publicó el folleto La sangre, la medicina y la ley de Dios, que presentaba información muy bien documentada. En 1977 se imprimió otro folleto titulado Los testigos de Jehová y la cuestión de la sangre. Este enfatizaba de nuevo que la postura que adoptan los testigos de Jehová se debe a motivos religiosos, se basa en lo que la Biblia dice, y no depende de factores como el riesgo médico. En 1990 se presentó información actualizada sobre el mismo asunto en el folleto ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre? Valiéndose de estas publicaciones, los testigos de Jehová han procurado conseguir la cooperación de los médicos y ayudarles a entender la posición que han adoptado. Sin embargo, durante muchos años la profesión médica ha tenido una gran confianza en las transfusiones de sangre.

      Aunque los testigos de Jehová dijeron a los médicos que no ponían objeción al uso de otros tratamientos por motivos religiosos, no era fácil rechazar las transfusiones de sangre. A menudo se ejerció mucha presión sobre los Testigos y sus familias para que permitieran lo que entonces se tenía como una práctica médica común. En Puerto Rico, en noviembre de 1976, Ana Paz de Rosario, de 45 años de edad, concordó en operarse y tomar los medicamentos necesarios, pero solicitó que no se empleara sangre debido a sus creencias religiosas. No obstante, llevando consigo una orden judicial, cinco policías y tres enfermeras entraron después de la medianoche en su habitación del hospital, la ataron a la cama y, contra sus deseos y los de su esposo e hijos, le administraron por la fuerza una transfusión de sangre. Entró en estado de choque y murió. Este no fue un caso aislado, y no solo ha sido en Puerto Rico donde han ocurrido atropellos como este.

      En 1975, en Dinamarca, la policía persiguió a unos padres Testigos porque no permitieron que le administraran a su pequeño hijo una transfusión de sangre, sino que buscaron otro tipo de tratamiento. En 1982, en Italia, un matrimonio que por amor a su hija había intentado conseguir en cuatro diferentes países ayuda médica para tratar la enfermedad incurable que esta padecía, fueron sentenciados a catorce años de cárcel acusados de asesinato, después de morir la niña mientras se le administraba una transfusión ordenada por un tribunal.

      Con frecuencia la publicidad dada por la prensa a los intentos de forzar transfusiones de sangre en hijos de testigos de Jehová ha provocado gran hostilidad en el público. En algunos casos, los jueces han ordenado transfusiones en niños sin tener siquiera una audiencia previa en la que estén presentes los padres para expresarse al respecto. Sin embargo, en Canadá, en más de cuarenta casos en los que se administraron transfusiones, los médicos devolvieron a los padres sus hijos muertos.

      No todos los médicos ni jueces concuerdan con estos métodos arbitrarios. Algunos comenzaron a manifestar una actitud más cooperadora. Ciertos médicos administraron con gran pericia tratamiento sin sangre. Al hacerlo, han adquirido mucha experiencia en toda clase de cirugía sin el uso de sangre. Poco a poco ha quedado demostrado que se puede efectuar con éxito todo tipo de cirugía, tanto en personas adultas como en niños, sin necesidad de transfusiones de sangre.d

      Para evitar confrontaciones innecesarias en situaciones de emergencia, a principios de los años sesenta los testigos de Jehová empezaron a hacer visitas especiales a sus médicos para comentarles su posición y suministrarles publicaciones adecuadas. Luego pidieron que en su archivo médico se guardara una declaración escrita que indicara que no se les debían hacer transfusiones de sangre. En los años setenta adoptaron la práctica de llevar consigo una tarjeta para informar al personal médico que no se les debería administrar sangre bajo ninguna circunstancia. Después de consultar con médicos y abogados, se hicieron ajustes en la tarjeta para convertirla en un documento legal.

      Bajo la dirección del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová se establecieron Comités de Enlace con los Hospitales con el propósito de apoyar a los testigos de Jehová en su determinación de no recibir transfusiones de sangre, aclarar cualquier malentendido por parte de los médicos y de los hospitales y establecer un espíritu más cooperativo entre las instituciones médicas y los pacientes que son Testigos. Comenzando con unos cuantos comités en 1979, la cantidad de ellos ha ido aumentando a más de ochocientos en más de setenta países. Se han escogido ancianos especialmente para recibir instrucción y proveer servicios de ese tipo en América del Norte, el lejano Oriente y los principales países de Oceanía, Europa y América Latina. Además de explicar la posición de los testigos de Jehová, estos ancianos informan al personal de los hospitales acerca de otros tratamientos que se pueden emplear en lugar de usar transfusiones de sangre. En situaciones de emergencia ayudan a establecer consultas entre el primer médico que trata al paciente y cirujanos que han atendido casos similares de Testigos sin haber usado sangre. En caso de necesidad, estos comités visitan no solo al personal de los hospitales, sino también a los jueces implicados en casos en que los hospitales han solicitado una orden judicial para una transfusión.

      Cuando no han conseguido por ningún medio que se respeten sus creencias religiosas en cuanto a la santidad de la sangre, los testigos de Jehová han llevado a veces a médicos y hospitales al tribunal. Por lo general solo han procurado obtener una prohibición o un interdicto. Sin embargo, en los últimos años incluso han entablado demandas por daños y perjuicios contra médicos y hospitales que han obrado arbitrariamente. En 1990, el Tribunal de Apelaciones de Ontario (Canadá) apoyó una de esas demandas debido a que el médico no hizo caso de la tarjeta que la paciente llevaba en su cartera con la indicación clara de que ella, como Testigo, no aceptaba transfusiones bajo ninguna circunstancia. En Estados Unidos, desde 1985, por lo menos diez de esas demandas se han entablado en diferentes partes del país, y con frecuencia los demandados han decidido solucionarlas fuera del tribunal con el pago de una suma estipulada, antes que enfrentarse con la posibilidad de que un jurado dictaminara pagos mayores como indemnización. Los testigos de Jehová están completamente resueltos a obedecer la prohibición divina sobre el uso de la sangre. Preferirían no tomar acción judicial contra los médicos, pero lo harán cuando sea necesario para evitar que se les obligue a aceptar un tratamiento que les resulta moralmente repugnante.

      El público está comprendiendo con más claridad los peligros inherentes a las transfusiones de sangre. Esto se debe, en parte, al temor al sida. Sin embargo, lo que motiva a los Testigos es un deseo sincero de agradar a Dios. En 1987 el diario médico francés Le Quotidien du Médecin dijo: “Quizás los testigos de Jehová tengan razón al rehusar productos sanguíneos, pues es cierto que una cantidad importante de agentes patógenos pueden transmitirse mediante las transfusiones de sangre”.

      La posición adoptada por los testigos de Jehová no se basa en que tengan un conocimiento médico superior. Sencillamente confían en que el camino de Jehová es el correcto y en que ‘él no retendrá nada que sea bueno’ de sus siervos fieles. (Sal. 19:7, 11; 84:11.) Aunque un Testigo muera debido a la pérdida de sangre —y en ocasiones esto ha ocurrido—, tienen plena confianza en que Dios no olvida a sus siervos fieles y les devolverá la vida mediante la resurrección. (Hech. 24:15.)

      Cuando alguien opta por pasar por alto las normas bíblicas

      Millones de personas han estudiado la Biblia con los testigos de Jehová, pero no todas han llegado a ser Testigos. Cuando algunos aprenden las elevadas normas que tienen que seguir, deciden que esa no es la clase de vida que desean. Todo el que se bautiza recibe primero instrucción detallada de las enseñanzas básicas de la Biblia y luego —especialmente desde 1967— los ancianos de la congregación repasan con la persona esas enseñanzas. Se hace todo lo posible por asegurarse de que los que se bauticen entiendan con claridad no solo asuntos doctrinales, sino también lo que la conducta cristiana implica. No obstante, ¿qué hay si después algunos dejan que el amor al mundo los lleve a cometer un mal grave?

      Ya en 1904, en el libro The New Creation (La nueva creación), se señaló la necesidad de tomar medidas apropiadas para evitar que la congregación se desmoralizara. Se analizó lo que entendían entonces los Estudiantes de la Biblia respecto al procedimiento que se había de seguir al tratar con los que cometían males, según se indicaba en Mateo 18:15-17. En armonía con esto hubo, en muy contadas ocasiones, ‘tribunales de la iglesia’ en los que ante toda la congregación se presentaba la prueba de los males cometidos en casos graves. Años más tarde, La Atalaya del 1 de octubre (en inglés, 15 de mayo) de 1944 volvió a examinar este asunto a la luz de toda la Biblia y mostró que cuestiones de esa índole que afectan a la congregación deben ser atendidas por hermanos responsables encargados de la superintendencia de la congregación. (1 Cor. 5:1-13; compárese con Deuteronomio 21:18-21.) A esto siguieron, en La Atalaya del 15 de julio (en inglés, 1 de marzo) de 1952, artículos que enfatizaban no solo el procedimiento adecuado, sino lo necesario que era tomar medidas para mantener limpia la organización. Desde entonces se ha tratado varias veces este asunto. Pero los objetivos han sido siempre los mismos: 1) mantener limpia la organización y 2) hacer que el malhechor vea que tiene que arrepentirse sinceramente, con su recuperación en mira.

      En el siglo primero hubo algunos que abandonaron la fe para llevar una vida disoluta. Las doctrinas apóstatas apartaron a otros. (1 Juan 2:19.) En este siglo XX sigue ocurriendo lo mismo entre los testigos de Jehová. Es triste el que en los últimos años haya sido necesario expulsar anualmente a decenas de miles de malhechores impenitentes. Entre estos han estado ancianos prominentes. A todos se les aplican los mismos requisitos bíblicos. (Sant. 3:17.) Los testigos de Jehová están al tanto de que es vital mantener limpia la organización en sentido moral para seguir teniendo la aprobación de Jehová.

      Vestidos de la nueva personalidad

      Jesús instó a la gente a ser limpia, no solo por fuera, sino también por dentro. (Luc. 11:38-41.) Mostró que las cosas que decimos y hacemos son un reflejo de lo que tenemos en el corazón. (Mat. 15:18, 19.) Como explicó el apóstol Pablo, si realmente hemos sido enseñados por Cristo, se nos ‘hace nuevos en la fuerza que impulsa nuestra mente’ y nos ‘vestimos de la nueva personalidad, creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad’. (Efe. 4:17-24.) Aquellos a quienes Cristo enseña procuran adquirir “la misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús” con el fin de pensar y actuar como lo hizo él. (Rom. 15:5.) La conducta individual de los testigos de Jehová refleja hasta qué grado lo han logrado.

      No afirman que su conducta sea perfecta. Pero procuran sinceramente imitar a Cristo mientras se conforman a las elevadas normas de conducta de la Biblia. No niegan que haya otros que se esfuerzan individualmente por seguir normas morales elevadas en la vida. Pero en el caso de los testigos de Jehová, se les conoce fácilmente por su conducta, que se conforma a las normas bíblicas, no solo a nivel individual, sino como organización internacional. Los mueve el consejo inspirado de 1 Pedro 2:12: “Mantengan excelente su conducta entre las naciones, para que, [...] como resultado de las obras excelentes de ustedes, de las cuales son testigos oculares, glorifiquen a Dios”.

      [Notas a pie de página]

      a Se trató de nuevo este asunto de manera abreviada en The Watchtower del 15 de octubre de 1941, en el artículo “Carácter o integridad, ¿cuál?”.

      b La Atalaya del 1 de septiembre de 1951 definió fornicación como “tener relaciones sexuales voluntariamente una persona soltera con una persona del sexo opuesto”. El número del 1 de mayo de 1952 añadió que, bíblicamente, el término pudiera aplicarse también a la inmoralidad sexual de una persona casada.

      c Ya se habían impreso estudios sobre la santidad de la sangre en The Watch Tower del 15 de diciembre de 1927 y en La Atalaya del 15 de abril de 1945 (en inglés, 1 de diciembre de 1944), los cuales mencionaban específicamente las transfusiones de sangre.

      d Contemporary Surgery, marzo de 1990, págs. 45-49; The American Surgeon, junio de 1987, págs. 350-356; Miami Medicine, enero de 1981, pág. 25; New York State Journal of Medicine, 15 de octubre de 1972, págs. 2524-2527; The Journal of the American Medical Association, 27 de noviembre de 1981, págs. 2471, 2472; Cardiovascular News, febrero de 1984, pág. 5; Circulation, septiembre de 1984.

      [Comentario en la página 172]

      “Tienen extraordinarios valores morales”

      [Comentario en la página 174]

      ¿Hubo alguna vez dudas en cuanto a cómo ver la homosexualidad?

      [Comentario en la página 175]

      El derrumbe moral del mundo no ha hecho que los Testigos sean más permisivos

      [Comentario en la página 176]

      Algunos trataron de ser Testigos sin haber abandonado la poligamia

      [Comentario en la página 177]

      Un intenso programa para enseñar cómo ve Jehová el divorcio

      [Comentario en la página 178]

      Cambios sorprendentes en la vida de las personas

      [Comentario en la página 181]

      ¡Tabaco, no!

      [Comentario en la página 182]

      Bebidas alcohólicas: si se toman, con moderación

      [Comentario en la página 183]

      Firmemente resueltos a no aceptar sangre

      [Comentario en la página 187]

      La expulsión protege la limpieza moral de la organización

      [Recuadro en la página 173]

      ‘Desarrollo del carácter’: el resultado no siempre fue bueno

      Informe de Dinamarca: ‘Muchos, especialmente hermanos de edad avanzada, en su afán por ponerse la personalidad cristiana se esforzaron por evitar cuanto tuviera la más mínima apariencia mundana, para hacerse más merecedores del Reino celestial. A menudo se consideraba inapropiado sonreír en las reuniones, y muchos hermanos de edad avanzada solo vestían de negro, con zapatos negros y corbata negra. Con frecuencia estaban contentos con llevar vidas apacibles en el Señor. Pensaban que bastaba con tener reuniones y dejar que los repartidores efectuaran la predicación’.

      [Recuadro en la página 179]

      Lo que otros perciben en los Testigos

      ◆ “Münchner Merkur”, un periódico alemán, informó lo siguiente sobre los testigos de Jehová: “Son las personas más honradas y más puntuales en el pago de los impuestos en la República Federal. Su obediencia a las leyes se puede ver en la manera como conducen sus vehículos así como en las estadísticas [sobre] la delincuencia. [...] Obedecen a las personas [que tienen] autoridad (los padres, los maestros, el gobierno). [...] Su apoyo es la Biblia, el fundamento de todas sus acciones”.

      ◆ El alcalde de Lens (Francia), dijo a los Testigos después de haber usado el estadio local para una de sus asambleas: “Lo que me agrada de ustedes es que cumplen con lo que prometen y con sus acuerdos; además, son limpios, disciplinados y organizados. Me agrada su sociedad. Detesto el desorden, y no me gusta la gente que va por ahí ensuciando y rompiéndolo todo”.

      ◆ El libro “Voices From the Holocaust” contiene una reseña biográfica de una polaca sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Ravensbrück que escribió: “Vi a personas que se hicieron [muy buenas] y a otras que se envilecieron totalmente. El grupo más agradable era el de los testigos de Jehová. Felicito a estas personas. [...] Hicieron cosas maravillosas para otros. Ayudaban a los enfermos, compartían su pan con otros y ofrecían consuelo espiritual a los que estaban a su alrededor. Los alemanes los odiaban y los respetaban a la vez. Les asignaban el peor trabajo, pero ellos lo aceptaban con la cabeza erguida”.

  • “No son parte del mundo”
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 14

      “No son parte del mundo”

      LA RELIGIÓN de hoy es por lo general parte importante del mundo, y por eso participa en sus celebraciones y refleja su espíritu nacionalista. A menudo su clero reconoce este hecho, y a muchos clérigos les agrada esta situación. En marcado contraste, Jesús dijo de sus seguidores verdaderos: “No son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. (Juan 17:16.)

      En cuanto a esto, ¿qué muestran los hechos respecto a los testigos de Jehová? ¿Han dado prueba convincente de que no son parte del mundo?

      Actitud para con el prójimo

      Los primeros Estudiantes de la Biblia reconocían que los cristianos verdaderos no serían parte del mundo. The Watch Tower (La Atalaya) explicó que, debido a que los seguidores ungidos de Cristo habían sido santificados y engendrados por espíritu santo para participar en el Reino celestial, por este acto Dios los había separado del mundo. Además, señaló que estaban obligados a evitar el espíritu del mundo: sus metas, ambiciones y esperanzas, así como sus caminos egoístas. (1 Juan 2:15-17.)

      ¿Tuvo esto algún efecto en la actitud de los Estudiantes de la Biblia para con los que no creían como ellos? Ciertamente no se hicieron ermitaños. Sin embargo, los que con sinceridad ponían en práctica lo que aprendían en las Escrituras procuraban no relacionarse con mundanos para no llevar el mismo estilo de vida de ellos. The Watch Tower dio a los siervos de Dios el consejo bíblico de ‘obrar lo que es bueno para con todos’. También aconsejó que cuando se les persiguiera no cultivaran el deseo de vengarse; más bien, como había dicho Jesús, deberían ‘amar a sus enemigos’. (Gál. 6:10; Mat. 5:44-48.) En especial les instó a tratar de compartir con otros las preciosas verdades relativas a la provisión divina de la salvación.

      Se comprende que esta manera de actuar haría que el mundo los considerara diferentes. Pero no ser parte del mundo implicaba más, mucho más.

      Separados y diferentes de Babilonia la Grande

      Para no ser parte del mundo, era necesario que no fueran parte de los sistemas religiosos que estaban tan envueltos en los asuntos del mundo, que habían absorbido doctrinas y costumbres de la antigua Babilonia, la cual por siglos fue la enemiga de la adoración verdadera. (Jer. 50:29.) Cuando estalló la I Guerra Mundial, los Estudiantes de la Biblia llevaban décadas denunciando las raíces paganas de ciertas doctrinas de la cristiandad, como la Trinidad, la inmortalidad del alma humana y el infierno de fuego. También habían denunciado las actividades eclesiásticas, encaminadas a manipular a los gobiernos para los fines egoístas de las iglesias. Las doctrinas y prácticas de la cristiandad habían llevado a los Estudiantes de la Biblia a identificarla con “Babilonia la Grande”. (Rev. 18:2.) Señalaron que mezclaba la verdad con la mentira y un cristianismo indiferente con la mundanalidad descarada, y que el término bíblico “Babilonia” (que significa “Confusión”) describía bien tal condición. Instaban a los que amaban a Dios a salirse de “Babilonia”. (Rev. 18:4.) Con ese propósito, a fines de diciembre de 1917 y principios de 1918, distribuyeron 10.000.000 de ejemplares de The Bible Students Monthly (Mensuario de los Estudiantes de la Biblia) en los que se analizaba el tema de “La caída de Babilonia” y se denunciaba enérgicamente a la cristiandad. Esto, a su vez, se atrajo el amargo rencor del clero, que se valió de la histeria provocada por la guerra para tratar de acabar con la obra de los testigos de Jehová.

      Era inevitable que salir de Babilonia la Grande implicara desligarse de las organizaciones que promovían las doctrinas falsas de esta. Eso fue precisamente lo que hicieron los Estudiantes de la Biblia, aunque por muchos años vieron como a hermanos cristianos a los que, aunque permanecían en las iglesias, afirmaban haberse consagrado plenamente y tener fe en el rescate. Sin embargo, los Estudiantes de la Biblia no solo escribían cartas de renuncia como miembros de las iglesias de la cristiandad, sino que, cuando era posible, algunos las leían en voz alta en las reuniones de las iglesias que permitían que sus miembros se expresaran. Si eso no era posible, quizás enviaban una copia de su renuncia —una carta cortés que contenía un testimonio adecuado— a todo miembro de la congregación de la que renunciaban.

      ¿Se aseguraban también de no llevar consigo ninguna de las costumbres y prácticas impías de aquellas organizaciones? ¿Qué situación existía durante el período que precedió a la I Guerra Mundial?

      ¿Deberían mezclarse la religión y la política?

      En el campo político, los gobernantes de muchas de las principales naciones, debido a sus conexiones con alguna iglesia católica o protestante, habían afirmado durante mucho tiempo que gobernaban ‘por derecho divino’, como representantes del Reino de Dios y por Su favor especial. La Iglesia bendecía al gobierno; a su vez, el gobierno apoyaba a la Iglesia. ¿Hicieron también cosas como estas los Estudiantes de la Biblia?

      En vez de imitar a las iglesias de la cristiandad, se esforzaron por aprender de las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo y sus apóstoles. ¿Qué les mostró su estudio de la Biblia? Las primeras publicaciones de la Sociedad Watch Tower revelan que estaban al tanto de que Jesús, cuando fue interrogado por el gobernador romano Poncio Pilato, declaró: “Mi reino no es parte de este mundo”. En respuesta a la pregunta del gobernador sobre el papel que desempeñaba, Jesús le contestó: “Para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad”. (Juan 18:36, 37.) Los Estudiantes de la Biblia sabían que Jesús se había apegado con firmeza a aquella misión. Cuando el Diablo le ofreció todos los reinos del mundo y su gloria, los rechazó. Cuando la gente quiso hacerlo rey, se apartó. (Mat. 4:8-10; Juan 6:15.) Los Estudiantes de la Biblia no daban poca importancia al hecho de que Jesús había llamado al Diablo “el gobernante del mundo” y había dicho que el Diablo ‘no tenía dominio sobre él’. (Juan 14:30.) Entendían que Jesús no había procurado inmiscuirse en los asuntos políticos de Roma, como tampoco lo hicieron sus discípulos, sino que se había mantenido plenamente ocupado en declarar “las buenas nuevas del reino de Dios”. (Luc. 4:43.)

      ¿Los incitaba a mostrar falta de respeto a la autoridad gubernamental el que creyeran lo que decía la Palabra de Dios? De ninguna manera. Más bien, aquello les ayudaba a comprender por qué son tan abrumadores los problemas que afrontan los gobernantes, por qué hay tanto desafuero y por qué fracasan frecuentemente los programas gubernamentales que tienen como fin mejorar las condiciones de vida de la gente. Sus creencias les ayudaron a ser pacientes ante las penalidades, pues confiaban en que al tiempo debido Dios traería la solución permanente mediante su Reino. En aquel entonces entendían que “las potestades superiores” mencionadas en Romanos 13:1-7 (VA) eran los gobernantes seglares. En armonía con esto, instaban a respetar a los funcionarios gubernamentales. Al analizar Romanos 13:7, en el libro The New Creation (La nueva creación, publicado en 1904), C. T. Russell dijo que los cristianos verdaderos “serían, naturalmente, los que con más sinceridad darían reconocimiento a los grandes de este mundo, y obedecerían las leyes y los requisitos legales con presteza, excepto cuando estos estuvieran en conflicto con los requerimientos y mandatos divinos. Pocos gobernantes terrestres actuales, si acaso alguno, verán mal que se reconozca a un Creador supremo y se muestre lealtad suprema a sus mandamientos. Por lo tanto, en la actualidad, debe contarse [a los cristianos verdaderos] entre la gente más observadora de las leyes; no son agitadores ni contenciosos ni criticones”.

      Como cristianos, los Estudiantes de la Biblia sabían que debían entregarse a la obra de predicar el Reino de Dios. Y, como se explicó en el primer tomo de Estudios de las Escrituras, “si se hace esto fielmente, no quedará ni tiempo ni deseos para entrometerse en la política de los gobiernos presentes”.

      En buena medida eran a este respecto como los cristianos primitivos de los que habla Augustus Neander en el libro The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries (Historia de la religión y la Iglesia cristianas durante los primeros tres siglos): “Los cristianos se mantenían apartados y distintos del estado, [...] y parecía que el cristianismo solo podía influir en la vida civil de la manera que —debe confesarse— es la más pura, tratando, en realidad, de infundir más y más sentimiento santo en los ciudadanos del estado”.

      Cuando el mundo entró en guerra

      Por toda la Tierra los sucesos de la I Guerra Mundial sometieron a dura prueba las afirmaciones de los que decían ser cristianos. Aquella fue la guerra más espantosa que se había peleado hasta entonces; casi toda la población del mundo estuvo envuelta de algún modo en ella.

      A pesar de que el Vaticano simpatizaba con las Potencias Centrales, el papa Benedicto XV trató de aparentar ser neutral. Sin embargo, en cada nación el clero —católico y protestante— no adoptó tal posición de neutralidad. Respecto a la situación en Estados Unidos, el Dr. Ray Abrams, en su libro Preachers Present Arms (Los predicadores presentan armas), escribió: “Las iglesias adoptaron una unidad de propósito desconocida hasta entonces en los anales religiosos. [...] Sin perder tiempo, los líderes se organizaron cabalmente para la guerra. En las veinticuatro horas que siguieron a la declaración de guerra, el Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en América trazó planes para cooperar a plenitud. [...] La Iglesia Católica, organizada para un servicio similar bajo el Concilio Nacional Católico de Guerra, dirigido por catorce arzobispos y el cardenal Gibbons como presidente, demostró una devoción similar por la causa. [...] Muchas iglesias hicieron mucho más de lo que se les había pedido. Se convirtieron en puestos de reclutamiento para soldados”. ¿Qué hicieron los Estudiantes de la Biblia?

      Aunque intentaron hacer lo que les parecía que agradaba a Dios, su postura no fue siempre de neutralidad absoluta. Lo que influyó en su comportamiento fue creer, como otros que afirmaban ser cristianos, que “las potestades superiores” eran “ordenadas por Dios”, según decía la Versión Autorizada, en inglés. (Rom. 13:1.) Así, en conformidad con una proclama del presidente de Estados Unidos, The Watch Tower instó a los Estudiantes de la Biblia a observar el 30 de mayo de 1918 como un día de oración y súplica por el desenlace de la guerra mundial.a

      Durante los años de la guerra variaban las circunstancias individuales a las que se encararon los Estudiantes de la Biblia. Su manera de afrontarlas también varió. Algunos, creyéndose obligados a obedecer a “las potestades”, como llamaban a los gobernantes seglares, fueron con rifles y bayonetas a las trincheras del frente. Pero recordando el texto que dice ‘no matarás’, disparaban sus armas al aire o trataban de desarmar a sus oponentes. (Éxo. 20:13.) Algunos, como Remigio Cuminetti, en Italia, se negaron a ponerse el uniforme. En aquel tiempo el gobierno italiano no eximía a nadie de tomar las armas por motivo de conciencia. Cuminetti fue juzgado cinco veces y encerrado en prisiones e instituciones mentales, pero permaneció firme en su fe y en su resolución. En Inglaterra algunos que solicitaron exención fueron asignados a trabajos de importancia nacional o a un cuerpo de no combatientes. Otros, como Pryce Hughes, adoptaron una postura de estricta neutralidad, sin importarles las consecuencias personales.

      Por lo menos para aquel entonces el proceder general de los Estudiantes de la Biblia no fue del todo igual al de los primeros cristianos, de los que habla E. W. Barnes en su libro The Rise of Christianity (El desarrollo del cristianismo): “Un repaso cuidadoso de toda la información disponible demuestra que, hasta el tiempo de Marco Aurelio [emperador de Roma de 161 a 180 E.C.], ningún cristiano se hizo soldado; y ningún soldado, después de hacerse cristiano, permaneció en el servicio militar”.

      Pero después, al fin de la I Guerra Mundial, surgió otra cuestión que requirió que las confesiones religiosas demostraran en qué centraban su lealtad.

      ¿Expresión política del Reino de Dios?

      El 28 de junio de 1919 se firmó en Versalles (Francia) un tratado de paz que incluía el Pacto de la Sociedad de Naciones. Incluso antes de que se firmara dicho tratado, el Concilio Federal de las Iglesias de Cristo en América llamó a aquella Sociedad “la expresión política del Reino de Dios en la Tierra”. Y el Senado de Estados Unidos recibió una avalancha de correspondencia de grupos religiosos que instaban a que se ratificara el Pacto de la Sociedad de Naciones.

      Los testigos de Jehová no se unieron a los apoyadores de la Sociedad de Naciones. Incluso antes de confirmarse (en octubre) el tratado de paz, J. F. Rutherford, en un discurso que dio en Cedar Point (Ohio, E.U.A.) el 7 de septiembre de 1919, mostró que la única esperanza para la humanidad angustiada no era la Sociedad de Naciones, sino el Reino establecido por Dios mismo. Aunque reconocían que una alianza humana para mejorar las condiciones podría lograr mucho bien, aquellos Estudiantes de la Biblia no iban a dar la espalda al Reino de Dios para aceptar un recurso político establecido por políticos y bendecido por el clero. Más bien, emprendieron la obra de dar un testimonio mundial sobre el Reino que Dios había puesto en las manos de Jesucristo. (Rev. 11:15; 12:10.) En The Watch Tower del 1 de julio de 1920 se explicó que esta era la obra que Jesús había predicho en Mateo 24:14.

      Una vez más, después de la II Guerra Mundial, los cristianos se encararon con una cuestión similar. En esta ocasión, la situación estuvo relacionada con la Organización de las Naciones Unidas, la sucesora de la Sociedad de Naciones. En 1942, durante la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová ya habían llegado a saber mediante la Biblia, por lo que dice Revelación 17:8, que la organización mundial para la paz se levantaría de nuevo, y que, además, no lograría traer paz duradera. Esto lo explicó en una asamblea N. H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, en el discurso titulado: “Paz... ¿será duradera?”. Los testigos de Jehová proclamaron con resolución aquel punto de vista sobre la situación que estaba teniendo lugar en el mundo. Por otra parte, en 1945, representantes católicos, protestantes y judíos participaron en las deliberaciones de San Francisco, durante las cuales se redactó la Carta Constitucional de las Naciones Unidas. Para los que observaban estos sucesos quedó claro quiénes deseaban ser ‘amigos del mundo’ y quiénes se esforzaban por ‘no ser parte del mundo’, como Jesús había dicho de sus discípulos. (Sant. 4:4; Juan 17:14.)

      Un ejemplo de neutralidad cristiana

      Aunque los testigos de Jehová entendieron pronto algunas cuestiones sobre la relación del cristiano con el mundo, otros asuntos requirieron más tiempo. Sin embargo, a medida que la II Guerra Mundial cobraba auge en Europa, se publicó en La Atalaya de marzo de 1940 (en inglés, 1 de noviembre de 1939) un artículo importante que hizo más profundo su entendimiento de la neutralidad cristiana. El artículo decía que los seguidores de Jesucristo están obligados ante Dios a dedicarse de lleno a Él y a su Reino, la Teocracia. Deben orar por el Reino de Dios y no por el mundo. (Mat. 6:10, 33.) A la luz de lo que Jesucristo reveló sobre la identidad del gobernante invisible del mundo (Juan 12:31; 14:30), el artículo planteó la pregunta: ¿Cómo puede alguien que está dedicado a servir al Reino de Dios apoyar un lado u otro de un conflicto entre facciones del mundo? En cuanto a sus seguidores, ¿no había dicho Jesús: “No son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”? (Juan 17:16.) El mundo en general no comprendería aquella posición de neutralidad cristiana. Pero ¿vivirían realmente los testigos de Jehová a la altura de aquella postura?

      Su neutralidad fue sometida a una prueba severa durante la II Guerra Mundial, sobre todo en Alemania. El historiador Brian Dunn dijo: ‘Los testigos de Jehová eran incompatibles con el nazismo. Lo que más molestaba a los nazis era su neutralidad política. Eso significaba que ningún creyente podía portar armas, ocupar un puesto oficial, participar en las fiestas públicas ni hacer algún ademán de lealtad’. (The Churches’ Response to the Holocaust [Respuesta de las iglesias al Holocausto], 1986.) En el libro A History of Christianity, Paul Johnson añadió: “Muchos fueron sentenciados a muerte por negarse a rendir servicio militar [...] o terminaron en Dachau o en asilos para dementes”. ¿A cuántos Testigos de Alemania se encarceló? Posteriormente los testigos de Jehová de Alemania informaron que se había arrestado a 6.262 y se había enviado a campos de concentración a 2.074. Los escritores seglares por lo general dan cifras mayores.

      En Gran Bretaña, donde tanto hombres como mujeres tenían que cumplir con el servicio militar, la ley concedía exención a algunos; pero muchos tribunales rehusaban conceder exención a los testigos de Jehová, y los jueces les impusieron condenas de prisión que, sumadas, pasaron de seiscientos años. En Estados Unidos, centenares de testigos de Jehová fueron eximidos del servicio militar por ser ministros cristianos. A otros 4.000 se les negó la exención que concedía el Acta del Servicio Militar Obligatorio, y se les arrestó y encarceló con condenas de hasta cinco años. En todos los países de la Tierra los testigos de Jehová mantuvieron la misma postura de neutralidad cristiana.

      No obstante, la autenticidad de su neutralidad siguió sometida a prueba cuando terminó la guerra. Aunque la crisis de 1939-1945 había terminado, surgieron otros conflictos; y hasta en períodos de calma relativa muchos países prefirieron mantener vigente el servicio militar obligatorio. Los testigos de Jehová, como ministros cristianos, siguieron enfrentándose al encarcelamiento cuando no se les otorgaba exención. En 1949, cuando John Tsukaris y George Orphanidis rehusaron tomar las armas contra su prójimo, el gobierno griego ordenó que fueran ejecutados. Con tanta frecuencia el trato (de varios tipos) dado a los testigos de Jehová de Grecia ha sido tan severo, que con el tiempo el Consejo de Europa (Comisión de los Derechos del Hombre) trató de emplear su influencia en favor de ellos; pero la presión de la Iglesia Ortodoxa Griega hasta el año 1992, hizo que los dictámenes del Consejo fueran pasados por alto, con pocas excepciones. Sin embargo, algunos gobiernos no creen que se deba continuar castigando a los testigos de Jehová por seguir fielmente sus creencias religiosas. En los años noventa, en algunos países, como Suecia, Finlandia, Polonia, los Países Bajos y Argentina, el gobierno no obligaba a los Testigos activos a cumplir con el servicio militar ni, como alternativa, algún servicio nacional obligatorio, aunque cada caso se examinaba cuidadosamente.

      En un lugar tras otro los testigos de Jehová han tenido que afrontar situaciones que han desafiado su neutralidad cristiana. Los gobiernos de Latinoamérica, África, Oriente Medio, Irlanda del Norte y otros lugares se han enfrentado con la oposición violenta de fuerzas revolucionarias. El resultado de esto ha sido que tanto los gobiernos como las fuerzas de la oposición han presionado a los testigos de Jehová para que les apoyen de forma activa. Pero los Testigos han mantenido neutralidad completa. Algunos han sido golpeados cruelmente y otros hasta han sido ejecutados por su posición. Sin embargo, esa postura de neutralidad genuina de los testigos de Jehová a menudo les ha ganado el respeto de oficiales de ambos bandos, y se les ha permitido proseguir tranquilamente en su obra de dar a conocer a otros las buenas nuevas del Reino de Jehová.

      En los años sesenta y setenta la neutralidad de los Testigos fue sometida a una prueba brutal debido a que el gobierno de Malaui exigió que todo ciudadano comprara una tarjeta que lo identificara como afiliado del partido político en el poder. Para los testigos de Jehová participar en aquello estaba en contra de sus creencias cristianas. Como resultado, fueron víctimas de una persecución sádica sin paralelo. Decenas de miles tuvieron que huir del país, y con el tiempo muchos fueron obligados a regresar a Malaui donde les esperaba más maltrato.

      La violenta persecución no ha hecho que los testigos de Jehová reaccionen con un espíritu de rebelión. Sus creencias no ponen en peligro a ninguno de los gobiernos bajo los cuales viven. En cambio, el Concilio Mundial de Iglesias ha ayudado a financiar revoluciones, y sacerdotes católicos han apoyado a guerrilleros. Para un testigo de Jehová, sin embargo, participar en cualquier actividad subversiva equivaldría a renunciar a su fe.

      Es verdad que los testigos de Jehová creen que todos los gobiernos humanos serán eliminados por el Reino de Dios. Eso es lo que dice la Biblia en Daniel 2:44. Sin embargo, como ellos mismos señalan, en vez de decir que los humanos establecerían ese Reino, este texto bíblico indica que “el Dios del cielo establecerá un reino”. También explican que el pasaje bíblico no dice que Dios haya autorizado a los humanos para preparar el camino para ese Reino mediante el derrocamiento de las gobernaciones humanas. Los testigos de Jehová reconocen que la obra que se ha encomendado a los cristianos verdaderos es la de predicar y enseñar. (Mat. 24:14; 28:19, 20.) En armonía con el respeto que le tienen a la Palabra de Dios, los hechos muestran que ninguno de ellos ha tratado jamás de derrocar a gobierno alguno en ningún lugar del mundo, ni ha tramado causar daño a ningún funcionario público. El periódico italiano La Stampa dijo respecto a los testigos de Jehová: “No hay ciudadanos más leales: no tratan de evitar el pago de los impuestos ni procuran lucrarse evadiendo leyes inconvenientes”. Con todo, porque reconocen lo serio que es este asunto a los ojos de Dios, cada uno está firmemente resuelto a ‘no ser parte del mundo’. (Juan 15:19; Sant. 4:4.)

      Cuando se dio devoción a emblemas nacionales

      El ascenso al poder de Adolf Hitler en Alemania desencadenó una oleada de histeria patriótica que barrió al mundo. Para controlar a la gente, se hizo obligatoria la participación en las ceremonias patrióticas. En Alemania se exigió que toda persona hiciera un saludo prescrito y clamara: “¡Heil Hitler!”. Así se loaba a Hitler como salvador; se daba a entender que todas las esperanzas de la gente estaban centradas en él como su caudillo. Pero los testigos de Jehová no podían pensar así. Sabían que su adoración debía dirigirse únicamente a Jehová y que Él había levantado a Jesucristo para que fuera el Salvador de la humanidad. (Luc. 4:8; 1 Juan 4:14.)

      Aun antes de que Hitler llegara a ser dictador de Alemania, los testigos de Jehová repasaron el ejemplo bíblico de los tres valerosos compañeros hebreos del profeta Daniel cuando se hallaban en Babilonia en el folleto El Reino, la esperanza del mundo, publicado en 1931. Habiéndoles ordenado el rey que al oír el toque de ciertos instrumentos musicales se postraran ante una imagen, estos hebreos fieles rehusaron transigir, y Jehová les manifestó claramente que los aprobaba librándolos. (Dan. 3:1-26.) El folleto señaló que las ceremonias patrióticas ponían ante los testigos de Jehová de tiempos modernos un desafío como aquel a su fidelidad.

      Poco a poco la campaña en pro de la participación en ceremonias patrióticas obligatorias fue extendiéndose fuera de Alemania. El 3 de junio de 1935, cuando se le pidió a J. F. Rutherford que comentara sobre el saludo a la bandera en las escuelas durante una asamblea en Washington (D.C.), él enfatizó el asunto de la fidelidad a Dios. Pocos meses después, cuando Carleton B. Nichols, hijo, de 8 años de edad, de Lynn (Massachusetts), rehusó saludar la bandera estadounidense y cantar con otros un himno patriótico, el incidente apareció en los periódicos de todo el país.

      Para explicar lo que había sucedido, el 6 de octubre el hermano Rutherford presentó por radio un discurso titulado “Saludando una bandera”, en el que dijo: “Para muchas personas saludar la bandera es un simple formalismo y tiene muy poco o ningún significado. Pero significa mucho para los que con sinceridad consideran tal acto desde un punto de vista bíblico.

      ”La bandera es un símbolo de los poderes gubernamentales visibles. Tratar de valerse de la ley para obligar a un ciudadano o al hijo de un ciudadano a saludar cualquier objeto o cosa, o a cantar los llamados ‘himnos patrióticos’, es totalmente injusto e incorrecto. Las leyes se emiten y se hacen cumplir con el propósito de evitar que se cometan actos que perjudiquen a otras personas, y no se aprueban con el propósito de obligar a nadie a violar su conciencia, particularmente cuando lo que guía esa conciencia es la Palabra de Jehová Dios.

      ”Negarse a saludar la bandera, y permanecer callado, como hizo este jovencito, no podría perjudicar a nadie. Si alguien cree sinceramente que el mandamiento de Dios condena el saludo a la bandera, entonces obligar a alguien a hacer algo que está en oposición a la Palabra de Dios, y en contra de su conciencia, causaría grave daño a esa persona. El Estado no tiene el derecho, ni por ley ni por otros medios, de perjudicar a la gente.”

      También en 1935 se publicó el folleto Loyalty (Lealtad), que presentaba una explicación más detallada de la postura adoptada por los testigos de Jehová. Se dirigió la atención a textos como: Éxodo 20:3-7, donde se dice que solo se debe adorar a Jehová y que los siervos de Dios no deben hacer una imagen ni semejanza de cosa alguna que estuviera en el cielo o en la tierra ni deben inclinarse ante ella; Lucas 20:25, donde Jesucristo dijo no solo que se pagaran a César las cosas de César, sino también que se diera a Dios lo que le pertenece, y Hechos 5:29, donde los apóstoles dijeron con firmeza: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”.

      En Estados Unidos se llevó a los tribunales la cuestión de lo apropiado de obligar a alguien a saludar la bandera. El 14 de junio de 1943 el Tribunal Supremo de Estados Unidos revocó su propio fallo anterior en el caso Junta de Educación de West Virginia contra Barnette, y decretó que el saludo obligatorio a la bandera era inconsecuente con las garantías de libertad que da la propia Constitución nacional.b

      La cuestión de las ceremonias nacionalistas no se ha limitado en absoluto a Alemania y Estados Unidos. En América del Norte y del Sur, Europa, África y Asia se ha perseguido cruelmente a los testigos de Jehová por no participar en actos de esa índole, aunque permanezcan de pie respetuosamente durante ceremonias de saludo a la bandera, u otras similares. Algunos niños han sido golpeados, muchos han sido expulsados de las escuelas. Se han llevado numerosos casos a los tribunales.

      No obstante, algunos observadores se han sentido impulsados a reconocer que, en este asunto, como en muchos otros, los testigos de Jehová han demostrado ser como los cristianos primitivos. Sin embargo, como se manifiesta en el libro The American Character: “Para la mayoría abrumadora [...] las objeciones de los Testigos fueron tan ininteligibles como las objeciones de los cristianos [del Imperio romano] a ofrecer un sacrificio formal al emperador divino lo fueron para Trajano y Plinio”. Eso era de esperar, puesto que los testigos de Jehová, al igual que los cristianos primitivos, no veían las cosas como lo hace el mundo, sino según los principios bíblicos.

      Definen con claridad su posición

      Después que los testigos de Jehová aguantaron por muchos años las duras pruebas a las que fue sometida su neutralidad cristiana, La Atalaya del 15 de abril de 1980 (en inglés, 1 de noviembre de 1979) reafirmó la posición que habían adoptado. También explicó por qué los Testigos habían adoptado tal postura, cuando dijo: “Como resultado de un estudio diligente de la Palabra de Dios, aquellos jóvenes cristianos pudieron tomar una decisión. Nadie tomó aquella decisión por ellos. Pudieron tomarla individualmente, sobre la base de la conciencia bíblicamente entrenada de cada uno de ellos. La decisión de ellos fue de abstenerse de actos de odio y violencia contra sus semejantes de otras naciones. Sí, ellos creían en el cumplimiento de la muy conocida profecía de Isaías: ‘Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra’ (Isa. 2:4) [...]. Eso fue precisamente lo que hicieron aquellos jóvenes de todas las naciones”.

      Durante los años en que se puso a prueba su adherencia a la neutralidad cristiana, un nuevo examen de lo que la Biblia dice en Romanos 13:1-7 respecto a “las autoridades superiores” permitió definir con claridad la relación de los Testigos con los gobiernos seglares. Esto se publicó en los números del 1 y 15 de mayo y 1 de junio de 1963 de La Atalaya (en inglés, 1 y 15 de noviembre y 1 de diciembre de 1962) y se reafirmó en el número del 1 de noviembre de 1990. Estos artículos enfatizaron la posición de Jehová Dios como “el Supremo”, a la vez que señalaban que los gobernantes eran “autoridades superiores” solo con relación a otros humanos y dentro del campo de actividad en que Dios les permite funcionar en el sistema de cosas actual. Los artículos mostraron que es importante que los cristianos verdaderos honren a conciencia a esos gobernantes seglares y que les obedezcan en todo lo que no esté en conflicto con la ley divina y su conciencia bien educada por la Biblia. (Dan. 7:18; Mat. 22:21; Hech. 5:29; Rom. 13:5.)

      El que los testigos de Jehová se adhieran firmemente a estas normas bíblicas les ha ganado la reputación de ser personas que se mantienen separadas del mundo, y a mucha gente les hace recordar la posición de los cristianos primitivos.

      Cuando el mundo tenía sus días de fiesta

      Cuando los testigos de Jehová desecharon enseñanzas religiosas arraigadas en el paganismo, abandonaron también muchas costumbres de orígenes similares. Pero por algún tiempo no se examinaron con el cuidado debido ciertos días de fiesta. Uno de estos fue el día de Navidad.

      Hasta miembros del personal de la oficina central de la Sociedad Watch Tower en el hogar Betel de Brooklyn (Nueva York) celebraban anualmente ese día. Durante muchos años habían sabido que el 25 de diciembre no era la fecha correcta, pero pensaban que esta fecha había estado asociada comúnmente al nacimiento del Salvador y que era apropiado hacer el bien a otros en todo momento. Sin embargo, después de investigar más a fondo el asunto, los miembros del personal de la central de la Sociedad, así como los de las sucursales de Inglaterra y Suiza, decidieron no participar más en las festividades navideñas, de modo que después de 1926 ya no celebraron la Navidad.

      R. H. Barber, miembro del personal de la central, que hizo una investigación minuciosa sobre el origen de las costumbres navideñas y de su fruto, presentó los resultados de su investigación en un programa de radio. Aquella información también se presentó en el número del 12 de diciembre de 1928 de la revista The Golden Age (La Edad de Oro). La información denunciaba las raíces de la Navidad, que deshonraban a Dios. Desde entonces, los orígenes paganos de las costumbres navideñas han llegado a ser de conocimiento general, pero pocas son las personas que, como resultado de ello, han hecho cambios en su estilo de vida. Por otra parte, los testigos de Jehová estaban dispuestos a hacer los cambios necesarios para hacerse más aceptables como siervos de Jehová.

      Estos abandonaron con prontitud y de manera permanente todo lo relacionado con la celebración de la Navidad cuando se les mostró que para muchas personas la celebración del nacimiento de Jesús se había antepuesto al rescate provisto por su muerte; que los jolgorios de aquel día festivo y el espíritu con que se daban muchos regalos no honraban a Dios; que los magos a quienes se imitaba al hacer regalos eran astrólogos bajo la influencia de demonios; que los padres enseñaban a mentir a sus hijos por lo que les decían sobre Papá Noel; que se reconocía que “San Nicolás” (Papá Noel) era otro nombre del Diablo; y que festividades como aquellas eran, según lo expresó el cardenal Newman en su libro Essay on the Development of Christian Doctrine (Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana), “instrumentos y añadiduras de la adoración de demonios” que la Iglesia había adoptado.

      Los testigos de Jehová disfrutan de ocasiones agradables con sus familias y amigos. Sin embargo, no participan en días de fiesta y celebraciones relacionadas con dioses paganos (como la Pascua Florida, el Año Nuevo, el día de Mayo y el día de las Madres). (2 Cor. 6:14-17.) Al igual que los cristianos primitivos,c ni siquiera celebran cumpleaños. Además, evitan respetuosamente participar en fiestas nacionales que conmemoran sucesos políticos o militares, y dar honra rayana en adoración a los héroes nacionales. ¿Por qué? Porque los testigos de Jehová no son parte del mundo.

      Ayudan al prójimo

      La vida social y cultural del Imperio romano giraba en torno a la veneración de los dioses. Puesto que los cristianos se abstenían de participar en cualquier actividad relacionada con los dioses paganos, la gente veía el cristianismo como una afrenta a su estilo de vida; además, según el historiador Tácito, se decía que los cristianos odiaban a la humanidad. Minucio Félix, exponiendo una opinión similar en sus escritos, cita a un romano que le dice a un cristiano conocido suyo: “No asistís a las representaciones escénicas; no presenciáis las procesiones públicas; [...] detestáis los combates sagrados”. El antiguo mundo romano no comprendía a los cristianos.

      De igual manera, mucha gente hoy no comprende a los testigos de Jehová. Puede que admire sus elevadas normas morales, sin embargo opine que deberían participar en las actividades del mundo que los rodea y contribuir a que este sea un lugar mejor donde vivir. No obstante, los que se relacionan directamente con los testigos de Jehová saben que detrás de todo lo que estos hacen hay una razón bíblica.

      En vez de separarse del resto de la humanidad, los testigos de Jehová dedican su vida a ayudar al prójimo siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Ayudan a la gente a hacer frente a los problemas de la vida actual familiarizándola con el Creador y con las pautas que él ha dado en su Palabra inspirada. Comparten de buena gana con su prójimo verdades bíblicas que pueden cambiar por completo el modo de ver la vida. Sus creencias giran en torno al reconocimiento de que “el mundo va pasando”, que pronto Dios intervendrá para poner fin al sistema inicuo actual y que les espera un glorioso futuro a los que no son parte del mundo y cifran toda su confianza en el Reino de Dios. (1 Juan 2:17.)

      [Notas a pie de página]

      a The Watch Tower del 1 de junio de 1918, página 174.

      b Si se desean más detalles véase el capítulo 30: “Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas”.

      c The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries, por Augustus Neander, página 190.

      [Comentario en la página 188]

      No son ermitaños; sin embargo, no comparten el estilo de vida del mundo

      [Comentario en la página 189]

      Se desligaron de las iglesias de la cristiandad

      [Comentario en la página 190]

      “Los cristianos se mantenían apartados y distintos del estado”

      [Comentario en la página 194]

      La neutralidad cristiana sometida a prueba

      [Comentario en la página 198]

      ‘Nadie tomó la decisión por ellos’

      [Comentario en la página 199]

      Por qué dejaron de celebrar la Navidad

      [Recuadro en la página 195]

      No son una amenaza para ningún gobierno

      ◆ Un editorial del periódico “World-Herald” de Omaha (Nebraska, E.U.A.) dijo sobre el trato que se daba a los testigos de Jehová en un país latinoamericano: “Se requiere una imaginación fanática y paranoica para creer que los testigos de Jehová sean una amenaza para cualquier régimen político; no hay otro cuerpo religioso que sea menos subversivo ni ame más la paz, y solo piden que se les deje en paz para seguir su fe a su propio modo”.

      ◆ “Il Corriere di Trieste”, un periódico italiano, dijo: “A los testigos de Jehová debe admirárseles por su firmeza y cohesión. Contrario a otras religiones, su condición de pueblo unido evita que oren al mismo Dios, en el nombre del mismo Cristo, para que bendiga a dos lados opuestos de un conflicto, o que mezclen la política con la religión en el interés de los Cabezas de Estado o los partidos políticos. Como última razón, pero no menos importante: están dispuestos a encararse con la muerte antes de violar [...] el mandamiento ¡NO MATARÁS!”.

      ◆ Después que los testigos de Jehová aguantaron unos cuarenta años de proscripción en Checoslovaquia, en 1990 el periódico “Nová Svoboda” dijo: “Su religión les prohíbe emplear armas contra otras personas, y los que se negaron a prestar el servicio militar y no trabajaron en las minas de carbón fueron a la cárcel, hasta por cuatro años. Tan solo de esto ya se desprende que poseen una fuerza moral extraordinaria. Podríamos utilizar a personas así de altruistas hasta en los puestos políticos más elevados, pero nunca conseguiremos que los ocupen. [...] Por supuesto, reconocen a las autoridades gubernamentales, pero creen que solo el Reino de Dios es capaz de resolver todos los problemas del hombre. Sin embargo, ¡cuidado!, no son fanáticos, sino personas que se preocupan por los demás”.

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 200 y 201]

      Prácticas que se han abandonado

      Esta celebración de la Navidad en el Betel de Brooklyn en 1926 fue la última. Poco a poco los Estudiantes de la Biblia fueron comprendiendo que ni el origen de esta fiesta ni las prácticas asociadas con ella honraban a Dios

      Por años los Estudiantes de la Biblia llevaron una insignia que consistía en la representación de una cruz dentro de una corona; este símbolo apareció desde 1891 hasta 1931 en la cubierta de la revista que hoy se conoce como “La Atalaya”. Pero en 1928 se recalcó que lo que identificaba al cristiano no era llevar un distintivo como adorno, sino su testimonio. En 1936 se mostró que había razón para pensar que Cristo había muerto en un poste, no en una cruz de dos maderos cruzados

      En su libro “Daily Manna” (El maná diario) los Estudiantes de la Biblia llevaban un registro de los cumpleaños. Pero después que dejaron de celebrar la Navidad y se dieron cuenta de que las celebraciones de cumpleaños honraban indebidamente a criaturas (una de las razones por las cuales los cristianos primitivos nunca los celebraron), también abandonaron aquella práctica

      Por unos treinta y cinco años el pastor Russell creyó que la Gran Pirámide de Giza servía de testimonio de Dios, que corroboraba períodos bíblicos. (Isa. 19:19.) Sin embargo, los testigos de Jehová han rechazado la idea de que una pirámide egipcia tuviera alguna relación con la adoración verdadera. (Véase “La Torre del Vigía” de septiembre de 1929.)

      [Fotografía en la página 189]

      Se distribuyeron 10.000.000 de ejemplares

      [Fotografías en la página 191]

      Algunos fueron a las trincheras con rifles, pero otros, como A. P. Hughes, de Inglaterra, y R. Cuminetti, de Italia, se negaron a envolverse de ese modo

      [Fotografías en la página 193]

      Los testigos de Jehová rehusaron respaldar a la Sociedad de Naciones o a la ONU como si estas provinieran de Dios; más bien, abogaron por el Reino de Dios mediante Cristo

      [Fotografía en la página 197]

      Carleton y Flora Nichols. El que su hijo no saludara la bandera se convirtió en noticia nacional

  • Desarrollo estructural de la organización
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 15

      Desarrollo estructural de la organización

      EL FUNCIONAMIENTO de la organización de los testigos de Jehová ha experimentado grandes cambios desde que Charles Taze Russell y sus colaboradores empezaron a estudiar la Biblia juntos en 1870. Cuando los primeros Estudiantes de la Biblia eran solo un grupo pequeño, difícilmente podía verlos la gente como una organización. Sin embargo, hoy, cuando la gente observa las congregaciones de los testigos de Jehová, sus asambleas y su predicación de las buenas nuevas en más de doscientos países, se maravilla de lo bien que funciona la organización. ¿Cómo se desarrolló?

      Los Estudiantes de la Biblia tenían muchos deseos de entender no solo las doctrinas bíblicas, sino también cómo se debería servir a Dios, en armonía con lo que indicaban las Escrituras. Sabían que la Biblia no apoyaba la idea de un clero con títulos y una clase laica a la cual dirigiera el clero su predicación. El hermano Russell estaba resuelto a evitar que existiera una clase clerical entre ellos.a En las columnas de la Watch Tower se recordaba con frecuencia a los lectores que Jesús había dicho a sus seguidores: “Su Caudillo es uno, el Cristo”, pero “todos ustedes son hermanos”. (Mat. 23:8, 10.)

      Primera asociación de Estudiantes de la Biblia

      Los lectores de la revista Watch Tower y de publicaciones relacionadas vieron pronto que para agradar a Dios tenían que cortar su conexión con toda iglesia que fuera infiel a Dios al anteponer credos y tradiciones de hombres a Su Palabra escrita. (2 Cor. 6:14-18.) Pero después de separarse de las iglesias de la cristiandad, ¿adónde fueron?

      En un artículo titulado “La Ecclesia”,b el hermano Russell indicó que la Iglesia verdadera, la congregación cristiana, no es una organización de miembros que hayan aprobado y den apoyo activo a credos de origen humano y que tengan sus nombres anotados en un registro eclesiástico. Más bien, explicó que se compone de personas que han “consagrado” (o dedicado) su tiempo, talentos y vida a Dios, y que esperan participar en el Reino celestial con Cristo. Dijo que estos son cristianos a quienes unen lazos de amor cristiano e interés común, que responden a la dirección del espíritu de Dios y se someten a la jefatura de Cristo. El hermano Russell no estaba interesado en establecer otro arreglo, y se oponía firmemente a contribuir de modo alguno al sectarismo que existía entre los que afirmaban ser cristianos.

      A la vez, reconocía plenamente la importancia de que los siervos del Señor se reunieran, en armonía con el consejo de Hebreos 10:23-25. Él mismo viajaba para visitar y fortalecer a los lectores de la Watch Tower y relacionarlos con otros de la misma zona que pensaran de manera similar. A principios de 1881 pidió que los que se reunían con regularidad notificaran a la oficina de la Sociedad Watch Tower dónde celebraban aquellas reuniones. Vio lo valioso que era mantenerlos comunicados entre sí.

      Sin embargo, el hermano Russell recalcó que no estaban tratando de establecer una “organización terrestre”. Más bien, dijo: “Nos adherimos únicamente a esa organización celestial, ‘cuyos nombres están escritos en el cielo’. (Heb. 12:23; Luc. 10:20.)”. A causa de la escandalosa historia de la cristiandad, cualquier referencia a una “organización eclesiástica” por lo general recordaba el sectarismo, la dominación del clero y miembros que se adherían a credos formulados por un concilio religioso. Eso hizo que el hermano Russell pensara que al referirse a sí mismos era más conveniente que los Estudiantes de la Biblia emplearan el término “asociación”.

      Estaba bien al tanto de que los apóstoles de Cristo habían formado congregaciones y nombrado ancianos en cada una. Sin embargo, creía que Cristo estaba presente de nuevo, aunque de forma invisible, y que estaba dirigiendo personalmente la siega o recolección final de los que serían herederos con él. Al principio, en vista de las circunstancias, le pareció que durante el tiempo de la siega no se necesitaba el sistema de ancianos que había existido en las congregaciones cristianas del siglo primero.

      No obstante, cuando aumentó la cantidad de los Estudiantes de la Biblia, el hermano Russell se dio cuenta de que el Señor estaba dirigiendo las cosas de manera diferente a lo que él había pensado. Se requería un ajuste de punto de vista. Pero ¿sobre qué base?

      Se satisfacen las necesidades de la creciente asociación

      La Watch Tower del 15 de noviembre de 1895 se dedicó casi en su totalidad a tratar el asunto de actuar “Decentemente y con orden”. El hermano Russell reconoció con franqueza: “Los apóstoles dieron mucho consejo a la Iglesia primitiva respecto al orden en las reuniones de los santos; y al parecer hemos descuidado algo la aplicación de ese consejo sabio, pues nos parecía de menor importancia al considerar lo cerca que está la Iglesia del fin de su carrera y que la siega es un tiempo de separación”. ¿Qué les impulsó a analizar de nuevo aquel consejo?

      El artículo señalaba cuatro circunstancias: 1) Era obvio que el crecimiento espiritual de las personas difería. No todas podían encararse de igual manera con las tentaciones, las pruebas, las dificultades y los peligros. Había, pues, necesidad de superintendentes sabios y discretos, hombres experimentados y hábiles que se interesaran profundamente en el bienestar espiritual de todos, y que pudieran instruir en la verdad. 2) Se había percibido que el rebaño necesitaba protección de los ‘lobos vestidos de ovejas’. (Mat. 7:15, VA.) Había que fortalecer al rebaño ayudándole a conocer la verdad a fondo. 3) La experiencia había mostrado que si no se nombraban ancianos que protegieran el rebaño, algunos se apoderarían de aquella posición y lo verían como posesión suya. 4) Por falta de un sistema organizado, pudiera ser que se rechazaran los servicios de personas leales a la verdad debido a la influencia de unos pocos que no concordaran con ellas.

      A la luz de estos factores, la Watch Tower dijo: “No vacilamos en recomendar a las Iglesiasc de todas partes, sean grandes o pequeñas, el consejo apostólico de que en toda compañía se escojan ancianos de entre sus miembros para que ‘alimenten’ y ‘supervisen’ el rebaño”. (Hech. 14:21-23; 20:17, 28.) Las congregaciones locales siguieron este sabio consejo bíblico. Con ese paso importante se daba a la congregación una estructura conforme a la que existía en los días de los apóstoles.

      Sin embargo, según lo entendían entonces, la selección de ancianos y diáconos que les ayudaran se hacía mediante el voto de la congregación. Anualmente, o con más frecuencia si era necesario, se estudiaban las aptitudes de los que pudieran servir, y se votaba. Era básicamente un procedimiento democrático, pero con limitaciones que funcionaban como salvaguarda. Se instaba a toda la congregación a repasar con detenimiento los requisitos bíblicos y a expresar por medio del voto, no su opinión personal, sino lo que creían que era la voluntad del Señor. Puesto que solo los que estaban “plenamente consagrados” podían votar, se consideraba su voto colectivo, guiado por la Palabra y el espíritu del Señor, como la expresión de Su voluntad al respecto. Aunque quizás el hermano Russell no estuviera plenamente al tanto de ello, puede que la razón de recomendar aquel procedimiento se debiera hasta cierto grado, no solo a que él estuviera decidido a evitar todo lo que diera la impresión de ser una clase clerical exaltada, sino también a sus propios antecedentes en la Iglesia Congregacional siendo aún adolescente.

      Cuando en el tomo de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio) titulado The New Creation (La nueva creación, publicado en 1904), se explicó de nuevo en detalle el papel de los ancianos y cómo deberían seleccionarse, se dio atención especial a Hechos 14:23. Se citaron concordancias compiladas por James Strong y Robert Young como autoridades para traducir la declaración “habiéndoles ordenado ancianos” (VA) por “habiéndoles elegido ancianos levantando las manos”.d Algunas traducciones de la Biblia dicen incluso que los ancianos eran ‘nombrados por votación’ (Literal Translation of the Holy Bible, de Young; Emphasised Bible, de Rotherham). No obstante, ¿quiénes deberían votar?

      Adoptar el parecer de que toda la congregación debía votar no produjo siempre los resultados esperados. Los que votaban tenían que ser personas “plenamente consagradas”, y algunos de los que eran elegidos satisfacían realmente los requisitos y servían con humildad a sus hermanos. Pero a menudo la votación reflejaba preferencia personal, más bien que la dirección de la Palabra y el espíritu de Dios. Así, en Halle (Alemania), cuando algunos que pensaban que debían ser ancianos no consiguieron el puesto deseado, causaron mucha disensión. En Barmen (Alemania), entre los candidatos de 1927 hubo hombres que se oponían a la obra de la Sociedad, y a la hora de la elección hubo mucho griterío cuando se levantaron las manos. Fue necesario hacer la votación de forma secreta.

      En 1916, unos años antes de estos incidentes, el hermano Russell había escrito muy preocupado: “En algunas Clases reina una situación horrible a la hora de la elección. Los siervos de la Iglesia tratan de hacerse gobernantes, dictadores; a veces hasta presiden con el propósito obvio de asegurarse de que ellos y sus amigos allegados sean elegidos Ancianos y Diáconos. [...] Otros tratan de aprovecharse de la Clase con sigilo haciendo que la elección se efectúe en algún momento especialmente propicio para ellos y para sus amigos. Otros tratan de llenar el sitio de reunión con sus amigos, y traen a personas relativamente extrañas que no piensan asistir regularmente a la Clase, pero que vienen solo para votar por sus amigos en acto de solidaridad”.

      ¿Se trataba simplemente de que tenían que aprender a tener elecciones democráticas más tranquilas, o había algo en la Palabra de Dios que no habían llegado a entender aún?

      Se organizan para predicar las buenas nuevas

      Desde muy temprano el hermano Russell comprendió que la evangelización era una de las responsabilidades más importantes de los miembros de la congregación cristiana. (1 Ped. 2:9.) La Watch Tower explicó que no era solo a Jesús, sino también a sus seguidores ungidos por espíritu a quienes se aplicaban las palabras proféticas de Isaías 61:1, a saber: “Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas” (o, como vierte la versión Nácar-Colunga la cita que hizo Jesús de este pasaje, “me ungió para evangelizar”). (Luc. 4:18.)

      Ya para 1881 la Watch Tower publicó el aviso “Se solicitan 1.000 predicadores”. Esta fue una llamada dirigida a todos los miembros de la congregación para que emplearan el tiempo que pudieran (fuera media hora, una, dos o tres horas) en esparcir la verdad bíblica. Se animaba a hombres y mujeres que no tuvieran a nadie que dependiera de ellos y que pudieran dar la mitad o más de su tiempo exclusivamente a la obra del Señor, a emprender la obra de repartidor de literatura bíblica como evangelizadores. La cantidad oscilaba bastante de un año a otro, pero para 1885 ya había unos trescientos sirviendo de repartidores. Otros también colaboraron en aquella obra, pero a un grado más limitado. Se daban sugerencias sobre cómo podía el repartidor efectuar su trabajo. No obstante, el campo era inmenso, y, por lo menos al comienzo, ellos mismos escogían su territorio e iban de un lugar a otro según les parecía. Después, cuando se reunían en las asambleas, hacían los ajustes necesarios para coordinar sus esfuerzos.

      El mismo año en que comenzó la obra de los repartidores, el hermano Russell hizo que se imprimieran varios tratados (o folletos) para distribuirlos de manera gratuita. Un folleto sobresaliente fue Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), del cual se distribuyeron 1.200.000 ejemplares en los primeros cuatro meses. La Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados Torre del Vigía de Sión) se formó con el propósito de dar atención a los detalles necesarios para organizar la impresión y distribución de estas publicaciones. Para evitar que se interrumpiera la obra si moría el hermano Russell, y para facilitar la administración de las donaciones que se emplearían en la obra, él registró legalmente la Sociedad el 15 de diciembre de 1884. Así se creó una agencia legal necesaria.

      Según surgió la necesidad, se establecieron sucursales de la Sociedad Watch Tower en otros países. La primera de ellas, en Londres (Inglaterra) el 23 de abril de 1900. Se fundó otra en Elberfeld (Alemania) en 1902. Dos años después, se abrió una sucursal en Melbourne (Australia), en el otro extremo de la Tierra. Para el tiempo de escribirse este libro hay 99 sucursales en todo el mundo.

      Aunque se estaba organizando lo necesario para suministrar grandes cantidades de literatura bíblica, al principio se dejó que las congregaciones planificaran localmente su distribución pública. En una carta con fecha del 16 de marzo de 1900, el hermano Russell expresó cómo veía aquel asunto. La carta, dirigida a “Alexander M. Graham, y a la Iglesia de Boston (Massachusetts)”, decía: “Como todos ustedes saben, es mi intención dejar que cada compañía del pueblo del Señor administre sus propios asuntos, según su propio juicio; ofreceré sugerencias, pero no con el propósito de interferir, sino simplemente a modo de consejo”. Esto no abarcaba solamente sus reuniones, sino también su manera de efectuar el ministerio en el campo. Así, después de ofrecer a los hermanos algún consejo práctico, concluyó con el comentario: “Esto es sencillamente una sugerencia”.

      Algunas actividades requerían que la Sociedad diera más dirección. Respecto a la exhibición del “Foto-Drama de la Creación”, se dejó a cada congregación que determinara si quería y podía alquilar un teatro u otro local para presentarlo. Sin embargo, había que transportar equipo de una ciudad a otra y tener en cuenta los horarios; con relación a esto, pues, la Sociedad suministró dirección centralizada. Se instó a cada congregación a tener un Comité para el Drama que se encargara de los preparativos locales. Pero un superintendente enviado por la Sociedad daba atención cuidadosa a los detalles y se aseguraba de que todo funcionara sin contratiempos.

      Mientras transcurrían los años 1914 y 1915, aquellos cristianos ungidos por espíritu esperaban con anhelo ver realizada su esperanza celestial. A la misma vez, se les estimulaba a mantenerse ocupados en el servicio del Señor. Aunque creían que les quedaba muy poco tiempo en la carne, quedó patente que para efectuar de forma ordenada la predicación de las buenas nuevas necesitaban más dirección que cuando eran solo unos cientos. Esa dirección cambió de aspecto poco después de la elección de J. F. Rutherford como segundo presidente de la Sociedad Watch Tower. El número del 1 de marzo de 1917 de The Watch Tower anunció que, en lo sucesivo, la oficina de la Sociedad asignaría todo el territorio en que trabajarían los repartidores de literatura y los obreros pastoralese de las congregaciones. En lugares donde tanto repartidores como trabajadores locales participaban en el servicio del campo en la misma ciudad o condado, un comité de distrito nombrado en la localidad se encargaba de dividir el territorio entre ellos. Este método contribuyó a que en pocos meses —entre 1917 y 1918— se efectuara una campaña de distribución del libro The Finished Mystery (El misterio terminado) verdaderamente sobresaliente. También ayudó a lograr una distribución relámpago de 10.000.000 de ejemplares de un tratado que analizaba el tema de “La caída de Babilonia”.

      Poco después, miembros del personal administrativo de la Sociedad fueron arrestados, y el 21 de junio de 1918 fueron sentenciados a veinte años de cárcel. La predicación de las buenas nuevas casi se paralizó. ¿Sería entonces cuando por fin se les uniría al Señor en la gloria celestial?

      Unos meses más tarde terminó la guerra. Los representantes de la Sociedad fueron puestos en libertad al año siguiente. Seguían en cuerpos carnales. Aquello no era lo que habían esperado, pero llegaron a la conclusión de que Dios todavía tenía trabajo para ellos aquí en la Tierra.

      Su fe acababa de pasar por pruebas severas. Sin embargo, en 1919 The Watch Tower les fortaleció con estimulantes estudios bíblicos sobre el tema “Benditos son los intrépidos”. A estos les siguió el artículo “Oportunidades de servicio”. Pero los hermanos no se imaginaban los cambios extraordinarios que tendrían lugar en la organización en las décadas siguientes.

      Un ejemplo adecuado para el rebaño

      El hermano Rutherford reconocía que para que la obra siguiera progresando con orden y unidad, sin importar el poco tiempo que quedara, era fundamental que se diera el ejemplo adecuado al rebaño. Jesús había comparado a sus seguidores a ovejas, y estas siguen a su pastor. Por supuesto, Jesús mismo es el Pastor Excelente, pero también utiliza a ancianos como subpastores de su pueblo. (1 Ped. 5:1-3.) Esos ancianos deben ser hombres que participen en la obra asignada por Jesús y que animen a otros a hacer lo mismo. Deben tener un espíritu de evangelizador. Sin embargo, cuando se distribuyó el libro The Finished Mystery algunos ancianos se habían retraído de participar en aquella obra; algunos hasta habían instado abiertamente a otros a no participar en ella.

      En 1919 se dio un paso de gran importancia para corregir esa situación cuando se comenzó a publicar la revista The Golden Age (La Edad de Oro). Aquella revista se convertiría en un poderoso instrumento para dar a conocer el Reino de Dios como la única solución duradera para los problemas de la humanidad. Se invitó a todas las congregaciones que desearan participar en aquella actividad a solicitar que la Sociedad las registrara como una “organización de servicio”. Después la Sociedad nombró un director, o director de servicio como se le llegó a conocer, que no estaba sujeto a elecciones anuales.f Como representante local de la Sociedad su función era organizar la obra, asignar el territorio y animar a la congregación a participar en el servicio del campo. Así, pues, lado a lado con los ancianos y diáconos elegidos democráticamente comenzó a funcionar otro sistema de organización, uno que reconocía una autoridad fuera de la congregación local para hacer nombramientos y que ponía más énfasis en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.g

      En los años que siguieron, la obra de proclamar el Reino recibió un fuerte impulso, como procedente de una fuerza irresistible. Los sucesos ocurridos en 1914, y de ahí en adelante, habían demostrado que se estaba cumpliendo la gran profecía en la que el Señor Jesucristo describió la conclusión del viejo sistema de cosas. En vista de aquello, en 1920 The Watch Tower indicó que, como se predijo en Mateo 24:14, había llegado el tiempo de proclamar las buenas nuevas sobre “el fin del viejo orden de cosas y el establecimiento del reino del Mesías”.h (Mat. 24:3-14.) Después de asistir a la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), en 1922, los concurrentes regresaron a sus hogares con el lema “Anuncien, anuncien, anuncien, al Rey y su reino” resonando en sus oídos. En 1931 se hizo aún más claro el papel que debían desempeñar los cristianos cuando se adoptó el nombre de testigos de Jehová.

      Quedó patente que Jehová había asignado a sus siervos un trabajo en el que todos podían participar. La respuesta fue entusiástica. Muchos hicieron grandes ajustes en su vida para entregarse de tiempo completo a aquella labor. Hasta entre los que dedicaban solo parte de su tiempo, una buena cantidad pasaba días completos en el servicio del campo durante los fines de semana. En respuesta al estímulo que dio The Watchtower y el Informant (Informador), durante 1938 y 1939 muchos testigos de Jehová se esforzaron concienzudamente por dedicar sesenta horas al servicio del campo cada mes.

      Entre aquellos Testigos celosos hubo muchos siervos de Jehová humildes y dedicados que eran ancianos de las congregaciones. No obstante, en algunos lugares durante los años veinte y principios de los treinta hubo una considerable oposición a la idea de que todos debían participar en el servicio del campo. A menudo los ancianos elegidos de forma democrática se expresaban abiertamente en contra de lo que La Torre del Vigía decía en cuanto a la responsabilidad de predicar a los que no eran parte de la congregación. El que se negaran a escuchar lo que el espíritu de Dios decía sobre esto a la congregación mediante las Santas Escrituras estorbaba el fluir del espíritu de Dios en aquellos grupos. (Rev. 2:5, 7.)

      En 1932 se dieron pasos para corregir esa situación. Lo que se tuvo en cuenta principalmente no era si se ofendería a ciertos ancianos prominentes o si se apartarían algunos de los que se asociaban con las congregaciones. Más bien, el deseo de los hermanos era agradar a Jehová y hacer su voluntad. Con ese fin, La Torre del Vigía de diciembre de 1932 y enero de 1933 (15 de agosto y 1 de septiembre de 1932, en inglés) analizó el tema: “La organización de Jehová”.

      Aquellos artículos mostraron con claridad que todos los que realmente eran parte de la organización de Jehová hacían la obra que su Palabra indicaba que tenía que hacerse durante este tiempo. Los artículos explicaban que el puesto de anciano no era un cargo para el que se pudiera elegir a alguien, sino una condición que se alcanzaba por madurez espiritual. Se dio énfasis especial al hecho de que Jesús oró que sus seguidores ‘fueran uno’, que estuvieran en unión con Dios y Cristo y, así, hacer la voluntad de Dios en unidad. (Juan 17:21.) ¿Qué resultado tendría esto? El segundo artículo contestó que “cada uno del resto tiene que ser testigo del nombre y [del] reino de Jehová Dios”. La supervisión no debía confiarse a los que no participaran a un grado razonable en la testificación pública o se negaran a hacerlo.

      Al finalizar el estudio de aquellos artículos, se invitó a las congregaciones a presentar una resolución indicando que concordaban. De ese modo se eliminaron las elecciones que se efectuaban anualmente en las congregaciones para escoger ancianos y diáconos. En Belfast (Irlanda del Norte), como en otras partes, algunos “ancianos electivos” abandonaron la organización; otros que compartían sus puntos de vista se fueron con ellos. Como resultado hubo una disminución en número, pero al mismo tiempo un fortalecimiento de toda la organización. Los que permanecieron estaban dispuestos a cargar con la responsabilidad cristiana de testificar. En vez de votar para elegir ancianos, las congregaciones —todavía por métodos democráticos— seleccionaban un comité de servicioi compuesto de hombres maduros espiritualmente que participaban de forma activa en la testificación pública. Los miembros de la congregación también elegían por votación un presidente para sus reuniones así como un secretario y un tesorero. Todos estos eran testigos de Jehová activos.

      La obra prosiguió entonces con menos dificultades ya que las congregaciones eran supervisadas por hombres que no estaban interesados en puestos, sino en hacer la obra de Dios —hablar de su nombre y su Reino— y que daban buen ejemplo al participar en ella. Aunque no lo sabían entonces, aún quedaba mucho por hacer, dar un testimonio mucho mayor del que se había dado hasta entonces y efectuar una recolección que no habían esperado. (Isa. 55:5.) Obviamente Jehová los estaba preparando para ello.

      Algunos que tenían la esperanza de vivir eternamente en la Tierra comenzaban a unirse a ellos.j Sin embargo, la Biblia predijo la recolección de una gran muchedumbre que esperaba sobrevivir a la venidera gran tribulación. (Rev. 7:9-14.) En 1935 se aclaró la identidad de la gran muchedumbre. Los cambios que se hicieron en los años treinta, relacionados con la selección de superintendentes, prepararon mejor a la organización para la obra de recoger, enseñar y adiestrar a esas personas.

      Para la mayoría de los testigos de Jehová fue emocionante este aumento de la obra. Su ministerio del campo adquirió nuevo significado. Sin embargo, algunos no estaban dispuestos a predicar. Se retraían y trataban de justificar su inactividad diciendo que no se recogería a una gran muchedumbre sino hasta después del Armagedón. Sin embargo, la mayoría percibió que esta era una nueva oportunidad de manifestar su lealtad a Jehová y su amor al prójimo.

      ¿Dónde encajaban los de la gran muchedumbre en la estructura de la organización? Se les mostró el papel que la Palabra de Dios asignaba al “rebaño pequeño” ungido con espíritu, y trabajaron gustosamente en armonía con lo que Dios había dispuesto. (Luc. 12:32-44.) Además aprendieron que, tal como los que habían sido ungidos con espíritu, ellos tenían la responsabilidad de compartir con otros las buenas nuevas. (Rev. 22:17.) Puesto que querían ser súbditos terrestres del Reino de Dios, aquel Reino debería ocupar el primer lugar en su vida, y ellos debían anunciarlo con celo a otros. Para encajar con la descripción bíblica de los que pasarían con vida a través de la gran tribulación y entrarían en el nuevo mundo de Dios, tenían que ‘seguir clamando con voz fuerte, y decir: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”’. (Rev. 7:10, 14.) Cuando en 1937 empezó a aumentar la cantidad de estas personas y a hacerse manifiesto su celo por el Señor, se les pidió también que ayudaran a llevar la responsabilidad de supervisar las congregaciones.

      Sin embargo, se les recordó que la organización es de Jehová y no de un hombre. No podía haber división entre el resto de los que habían sido ungidos con espíritu y los de la gran muchedumbre de otras ovejas. Tenían que trabajar juntos como hermanos y hermanas en el servicio de Jehová. Como había dicho Jesús: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor”. (Juan 10:16.) Se estaba haciendo patente la realidad de esas palabras.

      En relativamente poco tiempo habían tenido lugar cambios sorprendentes en la organización. Pero ¿había otros ajustes que hacer para que todo se atendiera en las congregaciones en plena armonía con los caminos de Jehová como se exponen en su Palabra inspirada?

      La organización teocrática

      “Teocracia” significa “gobierno ejercido por Dios”. ¿Era esa la clase de gobierno que regía las congregaciones? ¿No adoraban a Jehová y buscaban su guía en los asuntos de la congregación? ¿Se conformaban de lleno a lo que él decía en su palabra inspirada respecto a estas cuestiones? El artículo de dos partes titulado “Organización”, que apareció en los números de La Torre del Vigía de noviembre y diciembre de 1938 (en inglés, 1 y 15 de junio), dijo claramente: “Jehová tiene una organización y ésta no es democrática en ningún sentido. Jehová es supremo, y su gobierno u organización es estrictamente teocrátic[o]”. Con todo, en aquel tiempo las congregaciones de los testigos de Jehová todavía empleaban procedimientos democráticos para escoger a la mayoría de los que se encargaban de supervisar las reuniones y el servicio del campo. Se necesitaban otros ajustes.

      Sin embargo, ¿no indicaba Hechos 14:23 que los ancianos de las congregaciones debían ser designados a sus puestos ‘extendiendo la mano’, como se hace al votar? El primero de los artículos de La Torre del Vigía titulados “Organización” reconoció que en el pasado se había interpretado mal ese pasaje. No era ‘extendiendo la mano’ todos los miembros de la congregación como se hacían los nombramientos entre los cristianos del siglo primero. Más bien, se mostró que los apóstoles y los que habían sido autorizados por ellos eran quienes ‘extendían las manos’. No hacían esto votando con la congregación, sino imponiendo las manos sobre los que satisfacían los requisitos. Esto era en símbolo de confirmación, aprobación o nombramiento.k A veces las congregaciones de los cristianos primitivos hacían recomendaciones de hombres capacitados, pero la selección o aprobación final la daban los apóstoles, quienes habían sido comisionados directamente por Cristo, o personas que habían recibido autorización de los apóstoles. (Hech. 6:1-6.) La Torre del Vigía llamó atención al hecho de que el apóstol Pablo, bajo la dirección del espíritu santo, dio instrucciones para el nombramiento de superintendentes únicamente en cartas dirigidas a superintendentes responsables (Timoteo y Tito). (1 Tim. 3:1-13; 5:22; Tito 1:5.) Ninguna de las cartas inspiradas dirigidas a las congregaciones contuvo instrucciones de ese tipo.

      Entonces, ¿cómo debían hacerse los nombramientos para rendir servicio en las congregaciones? El análisis que hizo La Torre del Vigía mostró, con las Escrituras como base, que Jehová nombró a Jesucristo ‘cabeza de la congregación’; que cuando Cristo regresara como Amo confiaría a su “esclavo fiel y discreto” responsabilidad “sobre todos sus bienes”; que este esclavo fiel y discreto se componía de todos los que habían sido ungidos con espíritu santo en la Tierra para ser coherederos con Cristo y que servían unidamente bajo su dirección; y que Cristo emplearía a aquella clase del esclavo como instrumento suyo para proveer la supervisión que las congregaciones necesitaban. (Col. 1:18; Mat. 24:45-47; 28:18.) El deber de la clase del esclavo sería aplicar, junto con oración, las instrucciones claramente expuestas en la Palabra inspirada de Dios, y usar esta para determinar quiénes satisfacían los requisitos para los puestos de servicio.

      En vista de que el instrumento visible que Cristo emplearía es el esclavo fiel y discreto (y los hechos de la historia moderna ya analizados muestran que este “esclavo” utiliza a la Sociedad Watch Tower como instrumento legal), La Torre del Vigía pasó a explicar que el que se siguiera el procedimiento teocrático exigiría que los nombramientos de servicio se hicieran mediante ese instrumento. Tal como las congregaciones del siglo primero reconocieron al cuerpo gobernante ubicado en Jerusalén, de igual manera hoy las congregaciones no prosperarían espiritualmente sin una supervisión central. (Hech. 15:2-30; 16:4, 5.)

      Sin embargo, para que las cosas se vieran desde el punto de vista correcto, se indicó que cuando La Torre del Vigía mencionaba “la Sociedad” no se refería sencillamente a un instrumento jurídico, sino al grupo de cristianos ungidos que había instituido aquella entidad legal y que se valía de ella. De modo que la expresión significaba el esclavo fiel y discreto con su Cuerpo Gobernante.

      Aún antes de que los artículos titulados “Organización” se publicaran en La Torre del Vigía de 1938, las congregaciones de Londres, Nueva York, Chicago y Los Ángeles que habían crecido hasta que fue recomendable dividirlas en grupos más pequeños solicitaron que la Sociedad nombrara a todos sus siervos. La Torre del Vigía de diciembre de 1938 invitó a todas las demás congregaciones a hacer lo mismo. Con ese fin se sugirió que se adoptara la siguiente resolución:

      “Nosotros, la compañía del pueblo de Dios sacado para su nombre, y ahora en . . . . . . . . . ., reconocemos que el gobierno de Dios es una pura teocracia y que Cristo Jesús está en el templo y en pleno cargo y dominio de la organización visible de Jehová, así como de la invisible, y que ‘LA SOCIEDAD’ es [la] representante visible del Señor en la Tierra, y por lo tanto pedimos que ‘La Sociedad’ organice esta compañía para el servicio y designe sus diferentes siervos, para que todos trabajemos juntos en paz, justicia, armonía y completa unidad. Junto con la presente enviamos una lista de nombres de personas en esta compañía que nos parece [que] son más maduras y que por lo tanto parecen ser más aptas para desempeñar los puestos respectivos designados para el servicio.”l

      Casi todas las congregaciones de los testigos de Jehová concordaron de buena gana en hacer esto. Los pocos que no lo hicieron pronto dejaron de participar del todo en la proclamación del Reino y de ese modo dejaron de ser testigos de Jehová.

      Beneficios de la dirección teocrática

      Es obvio que si las enseñanzas, las normas de conducta y los procedimientos de organización o de testificación pudieran decidirse en la congregación local, en poco tiempo la organización perdería su identidad y unidad. Sería fácil que los hermanos se dividieran por diferencias sociales, culturales y nacionales. Por otra parte, la dirección teocrática aseguraría que los beneficios del progreso espiritual llegaran sin impedimentos a todas las congregaciones alrededor del mundo. De esa manera reinaría la unidad genuina que Jesús pidió en oración que existiera entre sus seguidores verdaderos, y se podría efectuar plenamente la obra de evangelizar que él mandó. (Juan 17:20-22.)

      Sin embargo, hay quienes han dicho que al promover aquel cambio en la organización, J. F. Rutherford estaba tratando sencillamente de conseguir más control sobre los Testigos, y de esa manera buscaba fortalecer su propia autoridad. ¿Era verdad eso? No hay duda de que el hermano Rutherford era un hombre de firmes convicciones. Hablaba con decisión y sin transigir a favor de lo que consideraba la verdad. Podía ser bastante brusco al atender situaciones cuando percibía que las personas se preocupaban más de sí mismas que de la obra del Señor. No obstante, el hermano Rutherford era realmente humilde ante Dios. Karl Klein, quien en 1974 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante, escribió más tarde: “Las oraciones que el hermano Rutherford hacía durante la adoración matutina [...] contribuyeron a que [...] se granjeara mis simpatías. Aunque él tenía una voz muy potente, cuando se dirigía a Dios sonaba exactamente como un muchachito que estuviera hablando a su papá. ¡Qué excelente relación con Jehová revelaba esto!”. El hermano Rutherford estaba plenamente convencido de cuál era la organización visible de Jehová, y hacía todo lo posible por asegurarse de que ningún hombre o grupo de hombres impidiera que los hermanos recibieran en cada localidad el beneficio pleno del alimento y la dirección espiritual que Jehová proveía a Sus siervos.

      Aunque el hermano Rutherford fue durante veinticinco años el presidente de la Sociedad Watch Tower, y dedicó toda su energía a dar adelanto a la obra de la organización, no era el líder o caudillo de los testigos de Jehová, ni quiso serlo. En 1941, en la asamblea de San Luis (Misuri), poco antes de su muerte, habló sobre el acaudillamiento y dijo: “Quiero que cualesquier extraños que haya aquí sepan lo que ustedes piensan acerca de que un hombre sea el caudillo o líder de ustedes, para que no lo vayan a olvidar. Cada vez que algo surge y comienza a crecer, dicen que hay algún hombre, un líder que tiene un gran conjunto de seguidores. Si hay alguna persona en este auditorio que piense que yo, este hombre de pie aquí, es el caudillo de los testigos de Jehová, que diga Sí”. La respuesta fue un silencio impresionante, roto solo por un categórico “No” por parte de algunos del auditorio. El orador prosiguió: “Si ustedes los que están aquí creen que yo soy solo uno de los siervos del Señor, y que estamos trabajando hombro a hombro en unidad, sirviendo a Dios y sirviendo [a] Cristo, digan Sí”. Al unísono la asamblea respondió con un contundente “¡Sí!”. Al mes siguiente, otro auditorio en Inglaterra dio exactamente la misma respuesta.

      Los beneficios de la organización teocrática se dejaron sentir inmediatamente en algunos lugares. En otros tardó más; con el tiempo se removió a los que no demostraron ser siervos maduros y humildes, y se nombró a otros.

      No obstante, a medida que arraigaban los procedimientos teocráticos, los testigos de Jehová se regocijaron al experimentar lo que se predijo en Isaías 60:17. Empleando lenguaje figurado para describir las condiciones mejoradas que serían realidad para los siervos de Dios, Jehová dice en ese texto: “En vez del cobre traeré oro, y en vez del hierro traeré plata, y en vez de la madera, cobre, y en vez de las piedras, hierro; y ciertamente nombraré la paz como tus superintendentes, y la justicia como los que te asignan tus tareas”. Aquí no se describe lo que lograrían los seres humanos, sino lo que Dios mismo haría, y los beneficios que recibirían sus siervos al someterse a la actuación divina. La paz debe imperar entre ellos. El amor a la justicia debe ser la fuerza que los mueva a servir.

      Maud Yuille, esposa del superintendente de la sucursal de Brasil, escribió al hermano Rutherford: “El artículo ‘Organización’ de los números del 1 y 15 de junio [de 1938] de The Watchtower me impele a expresar en pocas palabras a usted, de cuyo fiel servicio Jehová se está valiendo, mi agradecimiento por la maravillosa provisión que Jehová ha preparado para su organización visible, como se explica en esos números. [...] ¡Qué alivio es ver el fin del ‘gobierno autónomo’ de las congregaciones, de los ‘derechos de la mujer’ y de otros procedimientos no bíblicos que sujetaban a algunas almas a opiniones locales y al juicio de individuos, en vez de a [Jehová Dios y Jesucristo], algo que traía oprobio al nombre de Jehová. Es cierto que ‘solo recientemente la Sociedad ha llamado “siervos” a todos los de la organización’, pero he notado que con anterioridad por muchos años, al escribir a sus hermanos, usted se identificaba como ‘su hermano y siervo, por Su gracia’”.

      Con relación a este ajuste de organización, la sucursal de las islas británicas informó: “Fue sorprendente el buen efecto que tuvo. La descripción poética y profética que se hace de ello en el capítulo 60 de Isaías es muy hermosa, pero no exagerada. Todo el que estaba en la verdad hablaba de ello. Era el principal tema de conversación. En general nos sentíamos fortalecidos, estábamos dispuestos a seguir adelante, bien dirigidos, en la batalla. Mientras aumentaba la tensión mundial, el gozo por la gobernación teocrática” se hacía abundante.

      Superintendentes viajantes fortalecen a las congregaciones

      Como resultado del servicio de los superintendentes viajantes se fortaleció aún más la unidad dentro de la organización. En el siglo primero el apóstol Pablo se entregó de manera sobresaliente a tal actividad. En ocasiones, hombres como Bernabé, Timoteo y Tito también participaron en aquel servicio. (Hech. 15:36; Fili. 2:19, 20; Tito 1:4, 5.) Todos fueron evangelizadores celosos. Además, animaban a las congregaciones con sus discursos. Cuando surgían cuestiones que podían afectar la unidad de las congregaciones se sometían al cuerpo gobernante central. Luego, “a medida que iban viajando por las ciudades”, los que habían recibido la responsabilidad de hacerlo “entregaban a los de allí, para que los observaran, los decretos sobre los cuales habían tomado decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén”. ¿Con qué resultado? “Las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día”. (Hech. 15:1–16:5; 2 Cor. 11:28.)

      Ya para los años setenta del siglo XIX el hermano Russell visitaba los grupos de Estudiantes de la Biblia —fueran de dos, tres o más personas— con el fin de fortalecerlos espiritualmente. En la década siguiente otros hermanos hicieron lo mismo. Después, en 1894, la Sociedad hizo que oradores capacitados viajaran con mayor regularidad para ayudar a los Estudiantes de la Biblia a aumentar en conocimiento y aprecio de la verdad, y para unirlos más estrechamente.

      Si era posible, el orador pasaba con el grupo un día, o varios, presentaba uno o dos discursos públicos, y luego visitaba grupos más pequeños y a individuos para tratar con ellos algunos de los asuntos más profundos de la Palabra de Dios. Se tenía como objetivo visitar cada grupo de Estados Unidos y Canadá por lo menos dos veces al año, aunque las visitas no siempre las hacía el mismo hermano. Al escoger a estos oradores viajantes se dio énfasis a cualidades como la mansedumbre, la humildad, tener un entendimiento claro de la verdad y adherencia leal a ella, y aptitud para enseñarla bien. En ningún momento efectuaban su ministerio por lucro. Los hermanos de cada localidad solo les proveían comida y hospedaje, y la Sociedad les ayudaba a sufragar sus gastos de transporte hasta el grado necesario. Se les llamaba peregrinos.

      Muchos de los que recibían visitas de estos representantes viajantes de la Sociedad estimaban profundamente a estos hermanos. Se recuerda a A. H. Macmillan, natural de Canadá, como un hermano para quien la Palabra de Dios era “como un fuego ardiente”. (Jer. 20:9.) Sencillamente tenía que hablar de ella, y lo hizo ante auditorios no solo de Canadá, sino de diferentes partes de Estados Unidos y de otros países. Se recuerda con mucho afecto a William Hersee, otro peregrino, por la atención especial que daba a los jóvenes. Sus oraciones también causaban impresión duradera, pues reflejaban una profundidad espiritual que llegaba al corazón tanto de jóvenes como de mayores.

      Viajar en aquellos días no era fácil para los peregrinos. Por ejemplo, para visitar al grupo de Klamath Falls (Oregon), Edward Brenisen viajó primero en tren, luego toda la noche en diligencia y finalmente por las montañas en una incómoda carreta hasta la granja donde se reunirían. Al día siguiente, por la mañana temprano, un hermano le prestó un caballo para su viaje de unos cien kilómetros hasta la próxima estación ferroviaria, desde donde partiría hacia su siguiente asignación. Era una vida ardua, pero los esfuerzos de los peregrinos producían buenos resultados. El pueblo de Jehová se fortalecía, se unía más en su entendimiento de la Palabra de Dios y, aunque separados por la distancia, se sentían más allegados unos a otros.

      En 1926 el hermano Rutherford instituyó algunos procedimientos para que los peregrinos no fueran solo oradores viajantes, sino también supervisores y promotores del servicio del campo en las congregaciones. Para dar énfasis a sus nuevas responsabilidades, en 1928 se les llamó directores regionales del servicio. Trabajaban con los hermanos de la localidad y los instruían personalmente en el servicio del campo. En aquel tiempo se les hacía posible visitar todas las congregaciones de Estados Unidos y de otros países por lo menos una vez al año, a la vez que se mantenían en contacto con individuos y con grupos pequeños que aún no se habían organizado para el servicio.

      En los años siguientes, la obra de los superintendentes viajantes experimentó varias modificaciones.a Se intensificó en 1938 cuando fueron nombrados de manera teocrática todos los siervos de las congregaciones. Las visitas periódicas a las congregaciones en años posteriores permitieron que se instruyera personalmente a los siervos nombrados y se diera más ayuda a todos en el servicio del campo. En 1942 los superintendentes viajantes asistieron a un curso intensivo antes de que se les enviara a visitar las congregaciones; como resultado, pudieron efectuar su trabajo de manera más uniforme. Sus visitas eran breves (dos o tres días, dependiendo del tamaño de la congregación). Durante su visita revisaban los archivos de la congregación, se reunían con todos los siervos para ofrecerles cualquier consejo necesario, pronunciaban uno o dos discursos a la congregación y llevaban la delantera en el servicio del campo. En 1946 las visitas se alargaron a una semana.

      En 1938 este programa de visitas a las congregaciones se complementó con la labor del siervo regional en una nueva función. Este abarcaba una zona más grande, pasaba periódicamente una semana con cada hermano que hacía viajes de zona (circuito) para visitar las congregaciones. Durante su visita participaba en el programa de una asamblea a la que asistían todas las congregaciones de la zona.b Esto estimuló mucho a los hermanos y proporcionó una oportunidad regular para que los nuevos discípulos se bautizaran.

      “Alguien a quien deleite el servicio”

      Entre los que participaron en este servicio a partir de 1936 estuvo John Booth, que en 1974 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante. Cuando se le entrevistó en cuanto a la posibilidad de que sirviera de supervisor viajante, se le dijo: “No se necesitan oradores elocuentes, sino simplemente alguien a quien deleite el servicio del campo y que lleve la delantera en él y hable acerca del servicio en las reuniones”. El hermano Booth tenía esa clase de amor al servicio de Jehová, como lo probaba su celosa labor de precursor desde 1928; además, tanto por su ejemplo como por sus palabras de estímulo despertaba en otros celo por la evangelización.

      La primera congregación que visitó, en marzo de 1936, estaba en Easton (Pensilvania). Más tarde escribió: “Por lo general llegaba al lugar a tiempo para salir al servicio del campo por la mañana, reunirme con los siervos de la compañía al atardecer, y después con toda la compañía. Generalmente pasaba solo dos días con cada compañía y únicamente un día con cada grupito; a veces visitaba seis de aquellos grupitos en una semana. Siempre estaba viajando”.

      Dos años después, en 1938, se le asignó como siervo regional para encargarse de una asamblea de zona (lo que se conoce ahora como una asamblea de circuito) cada semana. Estas asambleas ayudaron a fortalecer a los hermanos en un período en que se intensificaba la persecución en ciertos lugares. Al recordar aquellos días y las diferentes responsabilidades que atendía, el hermano Booth dijo: “La misma semana [en que fui testigo ante un tribunal en un caso en que se acusaba a unos sesenta Testigos de Indianápolis (Indiana)], fui el acusado en otro caso que se vio en Joliet, Illinois, y abogado defensor de un hermano en otro juicio, en Madison, Indiana; además, tenía que atender una asamblea de zona cada fin de semana”.

      Dos años después de volver a celebrarse aquellas asambleas de zona (conocidas ahora como asambleas de circuito) en 1946, Carey Barber estuvo entre los que fueron asignados como siervos de distrito. Ya había sido miembro de la familia del Betel de Brooklyn (Nueva York) por veinticinco años. Su primer distrito abarcaba toda la sección oeste de Estados Unidos. Al principio tenía que viajar unos 1.600 kilómetros por semana entre asambleas. A medida que aumentaron la cantidad y el tamaño de las congregaciones, hubo que cubrir menos distancia entre ellas, y se celebraron varias asambleas de circuito en una misma zona metropolitana. Después de veintinueve años de experiencia como superintendente viajante, en 1977 se invitó al hermano Barber a regresar a la oficina central como miembro del Cuerpo Gobernante.

      En tiempos de guerra y de persecución intensa, los superintendentes viajantes pusieron en peligro su libertad y su vida en muchas ocasiones con el fin de atender las necesidades espirituales de sus hermanos. Durante la ocupación nazi de Bélgica, André Wozniak continuó visitando las congregaciones y les proveyó las publicaciones que necesitaban. La Gestapo estuvo a punto de arrestarlo en varias ocasiones, pero nunca lo logró.

      A finales de los años setenta, durante el período de guerra interna en Rodesia (ahora Zimbabue), la gente vivía atemorizada y era peligroso viajar. No obstante, los superintendentes viajantes de los testigos de Jehová, como pastores y superintendentes amorosos, demostraron ser para sus hermanos “como escondite contra el viento”. (Isa. 32:2.) Algunos pasaban días caminando por la maleza, subían y bajaban montañas, cruzaban ríos peligrosos, dormían a la intemperie, y todo con el fin de visitar congregaciones y a publicadores aislados, animándolos a seguir firmes en la fe. Entre estos estuvo Isaiah Makore, que escapó por muy poco cuando las balas le pasaron silbando sobre la cabeza durante un combate entre los soldados del gobierno y los independentistas.

      Otros superintendentes viajantes han servido en el campo internacional por muchos años. Los presidentes de la Sociedad Watch Tower han viajado con frecuencia a otros países para atender las necesidades de la organización y pronunciar discursos en asambleas. Esas visitas han ayudado mucho a los testigos de Jehová de todas partes a estar muy al tanto de su hermandad internacional. El hermano Knorr, en especial, participaba regularmente en esta actividad, visitando cada sucursal y hogar misional. Al crecer la organización, el mundo fue dividido en diez zonas internacionales, y a partir del 1 de enero de 1956 hermanos capacitados, bajo la dirección del presidente de la Sociedad, empezaron a colaborar en este servicio para que se efectuara con regularidad. Esas visitas de zona, realizadas ahora bajo la dirección del Comité de Servicio del Cuerpo Gobernante, siguen contribuyendo a la unidad mundial y al progreso de toda la organización.

      Otros desenvolvimientos de importancia han contribuido a configurar la actual estructura de la organización.

      Otros ajustes teocráticos

      El 8 de enero de 1942, durante la II Guerra Mundial, murió Joseph F. Rutherford, y Nathan H. Knorr pasó a ser el tercer presidente de la Sociedad Watch Tower. Se estaba sometiendo a la organización a una intensa presión a causa de las proscripciones que impedían su actividad en muchos países, la acción violenta de chusmas bajo pretexto de patriotismo y el arresto de los Testigos mientras distribuían literatura bíblica en su ministerio público. ¿Haría que aminorara el paso de la organización el que hubiera un cambio administrativo en un momento tan crítico? Los hermanos que dirigían los asuntos administrativos buscaron la guía y la bendición de Jehová. En armonía con su deseo de tener la guía divina, reexaminaron la estructura de la organización misma para ver si había aspectos en los que pudieran amoldarse más estrechamente a los caminos de Jehová.

      Luego, en 1944, en Pittsburgh (Pensilvania) se celebró una asamblea de servicio para el mismo tiempo de la reunión anual de la Sociedad Watch Tower. El 30 de septiembre, antes de aquella reunión anual, se presentó una serie de discursos muy significativos sobre lo que las Escrituras dicen respecto a la organización de los siervos de Jehová.c Se enfocó la atención en el Cuerpo Gobernante. En aquella ocasión se subrayó que el principio teocrático tiene que aplicarse a cualquier agencia empleada por la clase del esclavo fiel y discreto. Se explicó que la corporación legal no constaba de todos los miembros “consagrados” del pueblo de Dios. Sencillamente los representaba y obraba como agencia legal a favor de ellos. Sin embargo, puesto que la Sociedad era el medio utilizado para proveer a los testigos de Jehová la literatura bíblica que contenía iluminación espiritual, era lógico y necesario que el Cuerpo Gobernante estuviera muy relacionado con los directores principales de aquella Sociedad constituida legalmente. ¿Se estaban aplicando de lleno los principios teocráticos en sus asuntos?

      Los estatutos de la Sociedad estipulaban un sistema de accionistas que permitía que por cada 10 dólares (E.U.A.) contribuidos se tenía derecho a un voto para seleccionar a los miembros de la junta de directores y a los directores principales de la Sociedad. Al parecer aquellas contribuciones se veían como prueba de interés genuino en la obra de la organización. Pero aquel método presentaba problemas. El hermano Knorr, entonces presidente de la Sociedad, explicó: “Conforme a las estipulaciones de la carta constitucional de la Sociedad, parecería que el ser parte del cuerpo gobernante dependía de las contribuciones [dadas] a la Sociedad legal. Pero según la voluntad de Dios esto no podría ser así entre su verdadero pueblo escogido”.

      Es un hecho que Charles Taze Russell, que además de ser durante los primeros treinta y dos años de la Sociedad el miembro más destacado del cuerpo gobernante, fue también quien más contribuyó a la Sociedad en sentido monetario, físico y mental. Sin embargo, no era una contribución monetaria lo que determinaba cómo lo utilizaba el Señor. Lo que lo capacitó ante Dios para el servicio fue su dedicación completa, su celo incansable, su posición intransigente a favor del Reino de Dios y su lealtad y fidelidad inquebrantables. Respecto a la organización teocrática, se aplica la regla: “Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, cada uno de ellos, así como le agradó”. (1 Cor. 12:18.) ‘Sin embargo —explicó el hermano Knorr—, el que la carta constitucional de la Sociedad estipulara que se expidieran acciones con derecho a voto a los que contribuyeran fondos a la obra de la Sociedad oscurecía o traspasaba este principio Teocrático respecto al cuerpo gobernante; y también impedía su plena aplicación’.

      Así pues, en la reunión de todos los accionistas de la corporación con derecho a voto celebrada el 2 de octubre de 1944, se aprobó unánimemente una revisión de los estatutos de la Sociedad con el fin de ajustarlos más a los principios teocráticos. La cantidad de miembros de la Sociedad no sería ilimitada, sino que fluctuaría entre trescientos y quinientos, y todos estos serían hombres escogidos por la junta de directores, no por sus contribuciones monetarias, sino por ser testigos de Jehová maduros, activos y fieles que servían de tiempo completo en la obra de la organización o que eran ministros activos de las congregaciones de los testigos de Jehová. Estos seleccionarían por votación a la junta de directores, y esta a su vez escogería a los directores principales. Estos nuevos procedimientos entraron en vigor el año siguiente, el 1 de octubre de 1945. ¡Qué protección ha resultado ser esto en una era en la que elementos hostiles han manipulado con frecuencia las corporaciones para conseguir su control y luego reestructurarlas con arreglo a sus propios objetivos!

      Se ha visto la bendición de Jehová en estos pasos progresivos a fin de conformarse a los principios teocráticos. A pesar de la presión extrema que se ejerció sobre la organización durante la II Guerra Mundial, la cantidad de proclamadores del Reino continuó aumentando. Estos siguieron dando sin cesar un intenso testimonio acerca del Reino de Dios. Desde 1939 hasta 1946 hubo un aumento sorprendente del 157% en las filas de los testigos de Jehová, y estos llevaron las buenas nuevas a otros seis países. Durante los siguientes veinticinco años la cantidad de Testigos activos aumentó en casi un 800%, e informaron una actividad regular en otros 86 países.

      Instrucción especializada para los superintendentes

      Algunos observadores de fuera de la organización consideraban que, a medida que esta creciera, sería inevitable que se relajaran sus normas. Pero, contrario a esto, la Biblia predijo que la justicia y la paz regirían entre los siervos de Jehová. (Isa. 60:17.) Eso requeriría educar con esmero y de continuo en la Palabra de Dios a superintendentes responsables, tener un entendimiento claro de Sus normas judiciales y aplicarlas sistemáticamente. Se ha provisto tal educación. En las páginas de La Atalaya se ha suministrado progresivamente un cuidadoso estudio de los requisitos justos de Dios, y esa información se ha estudiado metódicamente en todas las congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo. Por otra parte, se ha dado mucha instrucción adicional a los superintendentes del rebaño.

      Se han celebrado reuniones con los superintendentes a cargo de las sucursales de la Sociedad para darles instrucción especial durante las asambleas internacionales. Desde 1961 hasta 1965 se condujeron para ellos cursos especiales en Nueva York que duraron de ocho a diez meses. Entre 1977 y 1980 hubo otra serie de cursos especiales de cinco semanas para ellos. El curso incluía un estudio de todos los libros de la Biblia, versículo por versículo, así como un análisis de detalles de la organización y de métodos para predicar las buenas nuevas de un modo más eficaz. Entre los testigos de Jehová no hay divisiones nacionalistas. Sin importar dónde vivan, se adhieren a las mismas elevadas normas bíblicas y creen y enseñan lo mismo.

      Los superintendentes de circuito y de distrito también han recibido atención especial. Muchos han asistido a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower o a alguna extensión de esa escuela. También se reúnen periódicamente, en las sucursales o en otros lugares convenientes, para asistir a seminarios de unos días o una semana.

      En 1959 comenzó a funcionar otra sobresaliente provisión. Fue la Escuela del Ministerio del Reino, a la que asisten superintendentes de circuito, de distrito y de congregación. Comenzó como un curso de un mes. Después de usarse por un año en Estados Unidos, la información del curso se tradujo a otros idiomas y poco a poco se fue empleando por todo el mundo. Puesto que no todos los superintendentes podían ausentarse de su empleo seglar por todo un mes, en 1966 se comenzó a usar una versión del mismo curso de dos semanas de duración.

      Esta escuela no era un seminario teológico con el fin de preparar a hombres para su ordenación. Los que asistían ya eran ministros ordenados. Por décadas muchos habían sido superintendentes y pastores del rebaño. El programa de estudio les dio la oportunidad de estudiar en detalle las instrucciones de la Palabra de Dios relacionadas con su labor. Se dio mucho énfasis a la importancia del ministerio del campo y cómo efectuarlo con eficacia. Debido a los cambios en las normas morales del mundo, se dedicó también bastante tiempo a analizar la importancia de observar las normas bíblicas de moralidad. En los últimos años, a este curso le han seguido seminarios cada dos o tres años, así como reuniones fortalecedoras de los superintendentes viajantes con los ancianos locales varias veces al año. Estas permiten que se dé atención especial a las necesidades del momento, contrarrestan la tendencia a apartarse de las normas bíblicas y contribuyen a que los asuntos se atiendan uniformemente en las congregaciones.

      Los testigos de Jehová toman a pecho la admonición de 1 Corintios 1:10: “Los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar”. No se trata de conformidad forzada; es el resultado de educar en los caminos de Dios como se exponen en la Biblia. Los testigos de Jehová se deleitan en los caminos y el propósito de Dios. Si a alguno no le gusta vivir según las normas bíblicas, tiene libertad para abandonar la organización. Pero si alguien empieza a predicar otras doctrinas o viola los principios morales de la Biblia, entonces los superintendentes toman medidas para proteger al rebaño. La organización aplica el siguiente consejo bíblico: ‘Vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y evítenlos’. (Rom. 16:17; 1 Cor. 5:9-13.)

      La Biblia predijo que Dios fomentaría precisamente ese ambiente entre sus siervos, en el que la justicia regiría y llevaría fruto pacífico. (Isa. 32:1, 2, 17, 18.) Ese ambiente atrae mucho a los que aman la justicia.

      ¿A cuántos de esos amantes de la justicia se reunirá antes del fin del viejo sistema? Los testigos de Jehová no lo saben. Sin embargo, Jehová sí sabe lo que su obra requerirá, y al momento apropiado y a su manera se ocupará de que su organización esté equipada para encargarse de ella.

      Preparación para un crecimiento rápido

      Cuando, bajo la supervisión del Cuerpo Gobernante, se investigaba para redactar la obra de consulta Ayuda para entender la Biblia, una vez más se examinó cómo estaba organizada la congregación cristiana del siglo primero. Se estudiaron cuidadosamente términos bíblicos como “anciano”, “superintendente” y “ministro”. ¿Podía la actual organización de los testigos de Jehová conformarse más de lleno al modelo que se había conservado como guía en las Escrituras?

      Los siervos de Jehová estaban resueltos a someterse a la dirección divina. En una serie de asambleas celebradas en 1971, se analizó la estructura que regía la congregación cristiana primitiva. Se indicó que la expresión pre·sbý·te·ros (anciano) como se emplea en la Biblia no se limitaba a personas de edad avanzada, ni se aplicaba a todos los cristianos que tenían madurez espiritual en las congregaciones. Se usaba especialmente en sentido oficial con relación a los superintendentes de la congregación. (Hech. 11:30; 1 Tim. 5:17; 1 Ped. 5:1-3.) Estos recibían sus posiciones por nombramiento, en armonía con los requisitos que llegaron a formar parte de las Escrituras inspiradas. (Hech. 14:23; 1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9.) Si había suficientes hombres capacitados, la congregación tendría más de un anciano. (Hech. 20:17; Fili. 1:1.) Estos componían “el grupo de ancianos”, todos con el mismo puesto oficial, de modo que ninguno de ellos era el miembro más prominente ni el más influyente de la congregación. (1 Tim. 4:14.) Se explicó que para ayudar a los ancianos también se nombraban “siervos ministeriales”, de acuerdo con los requisitos expresados por el apóstol Pablo. (1 Tim. 3:8-10, 12, 13.)

      Pronto se aplicaron una serie de disposiciones para que la organización se ajustara mejor a este modelo bíblico. Se comenzó primero con el Cuerpo Gobernante mismo. Se amplió la junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, que había servido de cuerpo gobernante de los testigos de Jehová, a más de siete miembros. No se fijó un número determinado de miembros para el Cuerpo Gobernante. En 1971 había once miembros; durante algunos años hubo hasta dieciocho; en 1992 quedaban doce. Todos ellos son hombres ungidos por Dios como coherederos con Jesucristo. Los doce que en 1992 formaban el Cuerpo Gobernante habían dedicado en conjunto más de 728 años al servicio de tiempo completo como ministros de Jehová Dios.

      El 6 de septiembre de 1971 se determinó que la presidencia en las reuniones del Cuerpo Gobernante rotara todos los años según el orden alfabético de los apellidos. Este cambio entró en vigor el 1 de octubre. Los miembros del Cuerpo Gobernante presidían también por rotación todas las semanas la adoración matutina y el Estudio de La Atalaya del personal de la central.d Este arreglo entró en vigencia el 13 de septiembre de 1971, cuando Frederick W. Franz dirigió el programa de adoración matutina en la central de la Sociedad en Brooklyn (Nueva York).

      Al año siguiente se hicieron ajustes en la supervisión de las congregaciones. Ya no habría un solo siervo de congregación ayudado por un número fijo de otros siervos que servirían de ayudantes. Se nombraría a hombres que satisfacían los requisitos bíblicos para servir de ancianos. Otros, que también llenaban los requisitos bíblicos, serían nombrados siervos ministeriales. Esto hizo posible que más hermanos compartieran responsabilidades en la congregación y adquirieran experiencia útil. Ningún testigo de Jehová podía imaginarse que la cantidad de congregaciones aumentaría en un 156% durante los siguientes veintiún años, hasta alcanzar un total de 69.558 en 1992. Pero era obvio que el Cabeza de la congregación, el Señor Jesucristo, iba preparando el camino para lo que habría de venir.

      A principios de los años setenta se pensó detenidamente en reorganizar aún más el Cuerpo Gobernante. Desde que la Sociedad Watch Tower había sido constituida en 1884 la oficina del presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract se había encargado de publicar literatura bíblica, supervisar la obra mundial de evangelizar y preparar las escuelas y asambleas. Pero después de un análisis cuidadoso y de estudiar ciertos detalles por muchos meses, el 4 de diciembre de 1975 se adoptó unánimemente una nueva estructura. Se formaron seis comités del Cuerpo Gobernante.

      El Comité del Presidente (compuesto de tres miembros: el actual presidente del Cuerpo Gobernante, el que le precedió y el que hubiera de presidir después) recibe informes de emergencias importantes, desastres y campañas de persecución, y se encarga de que el Cuerpo Gobernante atienda con rapidez estos asuntos. El Comité de Redacción supervisa la preparación del alimento espiritual en forma escrita y en grabaciones en casete o en vídeo para los testigos de Jehová y para su distribución pública; además, supervisa la obra de traducir a cientos de idiomas. La responsabilidad del Comité de Enseñanza es supervisar las escuelas y las asambleas de circuito, de distrito e internacionales que se organizan para el pueblo de Jehová, así como la instrucción de la familia de Betel, y preparar la información que haya de emplearse con esos fines. El Comité de Servicio supervisa todo aspecto de la obra de evangelizar, lo que incluye la actividad de las congregaciones y la de los superintendentes viajantes. La impresión, la publicación y el envío de literatura bíblica, así como el funcionamiento de las fábricas y la dirección de las cuestiones jurídicas y económicas están a cargo del Comité de Publicación. Y el Comité de Personal supervisa todo lo relacionado con el personal y la ayuda individual y espiritual que se da a los miembros de las familias de Betel, y se encarga de invitar a nuevos miembros para servir en las familias de Betel de todo el mundo.

      Se han nombrado otros comités para supervisar las fábricas, los hogares Betel y las haciendas de la central mundial. En estos comités el Cuerpo Gobernante utiliza libremente a miembros cualificados de la “gran muchedumbre”. (Rev. 7:9, 15.)

      También se modificó la supervisión de las sucursales de la Sociedad. Desde el 1 de febrero de 1976 las sucursales han estado bajo la supervisión de un comité de tres miembros o más, dependiendo de las necesidades y el tamaño de la sucursal. Estos comités trabajan bajo la dirección del Cuerpo Gobernante mientras atienden la obra del Reino en la zona donde están.

      En 1992 se proveyó más ayuda al Cuerpo Gobernante cuando se asignó a un grupo de ayudantes, en su mayoría de la gran muchedumbre, para que participaran en las reuniones y en la labor de los comités de Redacción, Enseñanza, Servicio, Publicación y Personal.e

      Esta delegación de responsabilidades ha resultado muy provechosa. Junto con los ajustes que ya se hicieron en las congregaciones, ha contribuido a eliminar cualquier posible duda de que Cristo sea el Cabeza de la congregación. Ha sido muy ventajoso que un grupo de hermanos consulten entre sí sobre asuntos que afectan la obra del Reino. Además, esta reorganización ha hecho posible que, en una era de gran crecimiento de la organización, se haya provisto la supervisión que se necesitaba urgentemente en muchos campos. Hace mucho, Jehová predijo mediante el profeta Isaías: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isa. 60:22.) No solo lo ha acelerado, sino que también ha provisto la guía que su organización visible necesitaba para atender ese aumento.

      Lo que más interesa a los testigos de Jehová actualmente es cumplir con la obra que Dios les ha encomendado en estos últimos días del viejo mundo, y están bien organizados para ello. Los Testigos ven prueba inequívoca de que esta organización no es de hombres, sino de Dios, y de que Su Hijo mismo, Jesucristo, la dirige. Como Rey en funciones, Jesús protegerá a sus súbditos fieles a través de la venidera gran tribulación y se asegurará de que estén bien organizados para cumplir con la voluntad de Dios durante el Milenio que está por llegar.

      [Notas a pie de página]

      a En 1894, el hermano Russell hizo que la Sociedad Zion’s Watch Tower Tract enviara hermanos capaces como oradores. Se les dieron certificados firmados como presentación a los grupos locales. Aquellos certificados no les conferían autoridad para predicar ni significaban que lo que dijera el portador tenía que aceptarse sin el debido escrutinio a la luz de la Palabra de Dios. Sin embargo, puesto que algunos malinterpretaron su propósito, en cuestión de un año el hermano Russell pidió la devolución de los certificados. Trató de evitar con cautela todo lo que a los observadores les pudiera dar la apariencia de una clase clerical.

      b Zion’s Watch Tower de octubre-noviembre de 1881, páginas 8 y 9.

      c A veces los Estudiantes de la Biblia llamaban “iglesias” a los grupos locales, según el lenguaje de la versión de las Escrituras que utilizaban. También las llamaban ecclesias, por el término usado en el texto bíblico griego. Además empleaban la expresión “clases”, pues en realidad eran grupos de estudiantes que se reunían con regularidad para estudiar. Más tarde, el que las llamaran compañías fue un reflejo de que sabían que se hallaban en una guerra espiritual. (Véase Salmo 68:11.) Después de publicarse en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en 1950, el término bíblico moderno “congregación” se empezó a usar con regularidad en la mayoría de los países.

      d El significado literal de la palabra empleada en el texto griego de la Biblia (kjei·ro·to·né·o) es “extender, estirar, o alzar la mano” y, por extensión, también podría significar “elegir o escoger para un puesto levantando las manos”. (A Greek and English Lexicon to the New Testament, de John Parkhurst, 1845, página 673.)

      e Si se desean más detalles, véase el capítulo 25: “Predicación pública y de casa en casa”.

      f A partir de 1919, y mediante el director de servicio, se había de informar semanalmente a la Sociedad el tiempo que pasaban en el servicio del campo los que se asociaban con la congregación o clase.

      g Como se indicó en la publicación Organization Method (Método de organización), cada congregación elegiría un auxiliar del director y un encargado de las existencias de literatura bíblica. Estos, junto con el director nombrado por la Sociedad, componían el comité de servicio local.

      h The Watch Tower del 1 de julio de 1920, páginas 195-200.

      i El comité de servicio de entonces no constaba de más de diez miembros. Uno era el director de servicio, a quien no se elegía en la localidad, sino que era nombrado por la Sociedad. Los otros trabajaban con él organizando y efectuando la testificación.

      j Durante varios años, desde 1932 en adelante, a este grupo se le conoció como los Jonadab.

      k Cuando el verbo griego kjei·ro·to·né·o se define con el único sentido de ‘elegir extendiendo la mano’, se pasa por alto el significado posterior de la palabra. Por eso, A Greek-English Lexicon, de Liddell y Scott, editado por Jones y McKenzie, y reimpreso en 1968, define la palabra como “extender la mano, con el propósito de dar uno su voto en la asamblea [...] II. c. acu. pers. [con acusativo de persona], elegir, prop[iamente] levantando la mano [...] posteriormente, por lo general, nombrar, [...] nombrar a un puesto en la Iglesia, [pre·sbý·te·ros] Act. Ap. [Actos de los Apóstoles] 14.23”. Ese uso posterior era común en los días de los apóstoles; el término fue empleado con ese sentido por el historiador judío Josefo, del siglo primero, en sus Antigüedades de los judíos, libro VI, capítulo IV, sección 2, y capítulo XIII, sección 9. La misma estructura gramatical de Hechos 14:23 en el griego original muestra que Pablo y Bernabé fueron quienes hicieron lo que allí se dice.

      l Más tarde en aquel mismo año, 1938, la publicación de cuatro páginas Organization Instructions (Instrucciones de organización), dio más detalles. Explicó que la congregación local debía nombrar un comité que la representara. Ese comité vería a los hermanos a la luz de los requisitos mencionados en las Escrituras y haría recomendaciones a la Sociedad. Cuando los representantes viajantes de la Sociedad visitaran las congregaciones, repasarían las aptitudes de los hermanos locales y su fidelidad al atender sus asignaciones. La Sociedad también tomaría en cuenta las recomendaciones de estos al hacer nombramientos.

      a De 1894 a 1927, primero se llamó representantes de la Tower Tract Society a los oradores viajantes enviados por la Sociedad, y después se les llamó peregrinos. De 1928 a 1936, cuando se dio más énfasis al servicio del campo, se les llamó directores regionales del servicio. A partir de julio de 1936, para recalcar cuál era su relación apropiada con los hermanos locales, se les llamó siervos regionales. De 1938 a 1941 se asignó a siervos de zona para que visitaran por turnos una cantidad limitada de congregaciones, de modo que visitaban los mismos grupos a intervalos regulares. Después de una interrupción de un año, en 1942 este servicio se reanudó con siervos para los hermanos. En 1948 se adoptó el término siervo de circuito; ahora se les conoce como superintendentes de circuito.

      De 1938 a 1941, los siervos regionales tuvieron la nueva asignación de servir regularmente en asambleas locales, donde Testigos de una región (una zona) se reunían para un programa especial. Cuando esta obra se reactivó en 1946, a estos superintendentes viajantes se les conoció como siervos de distrito; hoy se les llama superintendentes de distrito.

      b Este programa entró en vigor el 1 de octubre de 1938. Durante los años de la guerra se hizo cada vez más difícil organizar asambleas, de modo que las asambleas de zona se suspendieron a finales de 1941. Sin embargo, en 1946 este programa comenzó de nuevo, y desde entonces se llamó asamblea de circuito a la reunión de varias congregaciones para recibir instrucción especial.

      c La esencia de aquellos discursos se encuentra en los números del 1 y 15 de marzo de 1945 de La Atalaya (15 de octubre y 1 de noviembre de 1944, en inglés).

      d Más tarde, ellos escogieron a otros miembros de la familia de Betel para que les ayudaran a atender aquellas asignaciones.

      e La Atalaya del 15 de abril de 1992, páginas 7-17, 31.

      [Comentario en la página 204]

      Entre ellos no había lugar para una clase clerical

      [Comentario en la página 205]

      No estaban tratando de establecer una “organización terrestre”

      [Comentario en la página 206]

      ¿Cómo se escogía a los ancianos?

      [Comentario en la página 212]

      Un director nombrado por la Sociedad

      [Comentario en la página 213]

      Algunos ancianos no querían predicar fuera de la congregación

      [Comentario en la página 214]

      Disminuye el número de miembros, pero se fortalece la organización

      [Comentario en la página 218]

      ¿Cómo debían hacerse los nombramientos?

      [Comentario en la página 220]

      ¿Estaba Rutherford tratando sencillamente de conseguir más control?

      [Comentario en la página 222]

      Visitas a grupos de dos, tres o más personas

      [Comentario en la página 223]

      Nuevas responsabilidades para los superintendentes viajantes

      [Comentario en la página 234]

      Se amplía el Cuerpo Gobernante y se establece la presidencia por rotación

      [Comentario en la página 235]

      Supervisión necesaria durante una era de crecimiento extraordinario

      [Recuadro en la página 207]

      ¿Por qué el cambio?

      Cuando se le preguntó a C. T. Russell por qué cambió de parecer respecto a la selección de ancianos en los diferentes grupos del pueblo del Señor, contestó:

      “Ante todo, me apresuro a asegurarles que nunca he afirmado ser infalible. [...] No negamos que nuestro conocimiento está aumentando y que ahora vemos desde un punto de vista algo diferente la voluntad del Señor en lo que respecta a los Ancianos o líderes de los diferentes grupos pequeños de Su pueblo. Nuestro error de juicio fue esperar demasiado de nuestros queridos hermanos que, por haber comenzado temprano en la Verdad, se convirtieron naturalmente en los líderes de estas pequeñas compañías. La opinión ideal que abrigábamos inocentemente en cuanto a ellos era que el conocimiento de la Verdad los haría más humildes y, como resultado, reconocerían su propia insignificancia y que todo lo que sabían y podían comunicar a otros lo harían por ser sus portavoces y porque él los utilizaba. Nuestras esperanzas ideales eran que estos serían ejemplos del rebaño en todo sentido de la palabra; y que si la providencia divina llevaba al grupito de la compañía a uno o más individuos igual de competentes —o hasta más competentes— en presentar la Verdad, el espíritu del amor los guiaría a mostrarse honra unos a otros, y así a ayudarse e instarse unos a otros a participar en el servicio de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

      ”Con esto presente, pensamos que las mayores medidas de bondad y verdad necesarias en este tiempo y apreciadas por los del pueblo consagrado del Señor harían innecesario que siguieran el proceder señalado por los apóstoles de la Iglesia primitiva. Nuestro error fue que no nos dimos cuenta de que los procedimientos esquematizados por los apóstoles bajo supervisión divina son superiores a todo lo que otros puedan formular, y que la Iglesia en conjunto necesitaría las reglas instituidas por los apóstoles hasta que, por nuestro cambio en la resurrección, todos seamos completados y perfeccionados, y disfrutemos de relación directa con el Amo.

      ”Poco a poco nos dimos cuenta de nuestro error al percibir que hasta cierto grado había un espíritu de rivalidad entre los hermanos, y que muchos tenían el deseo de llevar la delantera en las reuniones por considerarlo un cargo en vez de un servicio, y de excluir y estorbar el que llegaran a ser líderes otros hermanos de igual habilidad natural y de igual conocimiento de la Verdad y aptitud en el manejo de la espada del Espíritu.”—“Zion’s Watch Tower”, 15 de marzo de 1906, página 90.

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 208 y 209]

      Edificios empleados por la Sociedad hace un siglo en la zona de Pittsburgh

      La Casa Bíblica, que se ve aquí, fue la oficina central durante diecinueve años, desde 1890 hasta 1909f

      Aquí tenía su estudio el hermano Russell

      Algunos miembros de la Casa Bíblica en 1902

      En el edificio estaban este departamento de tipografía y composición tipográfica (arriba, a la derecha), un departamento de envíos (abajo, a la derecha), un almacén de literatura, habitaciones para el personal, y una capilla (auditorio) con capacidad para unas trescientas personas

      [Nota a pie de página]

      f En 1879 la oficina central estuvo situada en el número 101 de la avenida Quinta, en Pittsburgh (Pensilvania). Después, en 1884, las oficinas se trasladaron al número 44 de la calle Federal, en Allegheny (zona norte de Pittsburgh); y más tarde, aquel mismo año, al 40 de la calle Federal. (En 1887 esta dirección cambió a 151 de la calle Robinson.) Cuando se requirió más espacio, en 1889, el hermano Russell construyó la Casa Bíblica, que se ve a la izquierda, en el 56-60 de la calle Arch, en Allegheny. (Más tarde el número de este edificio se cambió a 610-614 de la calle Arch.) Por poco tiempo, entre 1918 y 1919, la oficina central estuvo de nuevo en Pittsburgh, en el tercer piso del número 119 de la calle Federal.

      [Recuadro en la página 211]

      ¿De quién es la obra?

      Hacia el fin de su vida terrestre Charles Taze Russell escribió: “Con demasiada frecuencia el pueblo de Dios olvida que el Señor Mismo dirige Su obra. Muy a menudo se piensa así: Haremos algo y conseguiremos que Dios nos ayude a hacerlo. Consigamos el punto de vista correcto al respecto y percibamos que Dios se ha propuesto una obra inmensa y la está efectuando; que esa obra se realizará, sin que importemos nosotros o nuestros esfuerzos; y que es un gran privilegio el que se conceda al pueblo de Dios colaborar con su Hacedor en llevar a cabo Sus planes, Sus propósitos y Sus disposiciones a la manera de él. Al ver los asuntos de esta manera, debemos orar y mantenernos vigilantes con el propósito de conocer y hacer la voluntad del Señor, contentos con el papel que se nos permita desempeñar, pues es nuestro Dios quien nos guía. Este es el programa que la Sociedad Watch Tower Bible and Tract ha procurado seguir”.—“The Watch Tower”, 1 de mayo de 1915.

      [Recuadro en la página 215]

      Preguntas V.D.M.

      Las letras V.D.M. son las iniciales de las palabras latinas “Verbi Dei Minister”, o Ministro de la Palabra Divina.

      En 1916 la Sociedad preparó una lista de preguntas sobre asuntos bíblicos. Se pidió a los que hubieran de representar a la Sociedad como oradores que contestaran cada pregunta por escrito. De aquella manera la Sociedad podía conocer el modo de pensar, las opiniones y el entendimiento que tenían aquellos hermanos sobre verdades fundamentales de la Biblia. En las oficinas de la Sociedad, un grupo designado de hermanos examinaba cuidadosamente las respuestas escritas. El que recibiera aprobación como orador tenía que contestar bien al menos el 85% de las preguntas.

      Posteriormente muchos ancianos, diáconos y otros Estudiantes de la Biblia pidieron una lista de las preguntas. Con el tiempo se recomendó que sería bueno que las clases escogieran como representantes solo a los que hubieran satisfecho los requisitos como V.D.M.

      El que la Sociedad confiriera el grado de Ministro de la Palabra Divina no significaba que se ordenara a la persona. Sencillamente daba a entender que el grupo designado de las oficinas de la Sociedad que examinaba las respuestas había revisado la madurez de la persona en cuestiones de doctrina —además de, hasta un grado razonable, su reputación—, y había concluido que merecía que se le llamara Ministro de la Palabra Divina.

      Estas eran las preguntas V.D.M.:

      1) ¿Cuál fue el primer acto creativo de Dios?

      2) ¿Qué significa la palabra “Logos” con relación al Hijo de Dios, y qué significan las palabras Padre e Hijo?

      3) ¿Cuándo y cómo entró el pecado en el mundo?

      4) ¿Qué castigo Divino reciben los que han pecado, y quiénes son los pecadores?

      5) ¿Por qué era necesario que el “Logos” fuera hecho carne? ¿Fue Él una “encarnación”?

      6) ¿Cuál fue la naturaleza del Hombre Cristo Jesús desde su infancia hasta su muerte?

      7) ¿Cuál es la naturaleza de Jesús desde su resurrección, y cuál es Su posición oficial con relación a Jehová?

      8) ¿Qué labor ha efectuado Jesús durante esta Era del Evangelio, es decir, desde el Pentecostés hasta ahora?

      9) ¿Qué ha hecho hasta ahora Jehová Dios por el mundo de la humanidad, y qué ha hecho Jesús?

      10) ¿Cuál es el propósito de Dios con relación a la Iglesia, una vez que esté completa?

      11) ¿Cuál es el propósito de Dios respecto al mundo de la humanidad?

      12) ¿Qué les espera a los que son definitivamente incorregibles?

      13) ¿Qué recompensa o bendiciones recibirá el mundo de la humanidad por su obediencia al Reino del Mesías?

      14) ¿Qué pasos puede dar el pecador para entrar en una relación vital con Cristo y con el Padre Celestial?

      15) Después que un cristiano ha sido engendrado por Espíritu Santo, ¿qué derrotero toma, como se indica en la Palabra de Dios?

      16) ¿Se ha apartado usted del pecado para servir al Dios vivo?

      17) ¿Ha hecho usted una consagración completa de su vida y de todas sus facultades y talentos al Señor y a Su servicio?

      18) ¿Ha simbolizado esa consagración por inmersión en agua?

      19) ¿Ha hecho el voto de los I. B. S. A. [iniciales en inglés para Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia] de llevar una vida de santidad?

      20) ¿Ha leído por completo y con detenimiento los seis tomos de ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS?

      21) ¿Le han ilustrado y beneficiado mucho?

      22) ¿Cree que tiene conocimiento suficiente y permanente de la Biblia para ser un siervo más eficiente del Señor el resto de su vida?

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 216 y 217]

      Edificios que se utilizaron al principio en Brooklyn

      Hogar Betel

      En el 122-124 de Columbia Heights

      Comedor del Hogar Betel

      Tabernáculo

      En el número 17 de la calle Hicks estaban ubicadas las oficinas, el almacén de literatura, el departamento de envíos, el equipo de composición tipográfica y un auditorio de 800 asientos (el Tabernáculo se usó de 1909 a 1918)

      El auditorio

      Primeras fábricas

      Algunos miembros de la familia de Betel que trabajaban en 1920 en la fábrica de la avenida Myrtle (derecha)

      35 de la avenida Myrtle (1920-1922)

      18 de la calle Concord (1922-1927)

      117 de la calle Adams (1927- )

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 224 y 225]

      Superintendentes viajantes—Algunos de los miles que han servido como tales

      Canadá, 1905-1933

      Inglaterra, 1920-1932

      Finlandia, 1921-1926, 1947-1970

      Estados Unidos, 1907-1915

      Viajando entre congregaciones:

      Groenlandia

      Venezuela

      Lesoto

      México

      Perú

      Sierra Leona

      Vivienda móvil en Namibia

      En el servicio del campo con los Testigos en Japón

      Reunión con ancianos locales en Alemania

      Se da consejo práctico a los precursores en Hawai

      Instruyendo a una congregación en Francia

      [Recuadro/Ilustración en la página 229]

      Primeras corporaciones legales

      Zion’s Watch Tower Tract Society. Se formó en 1881 y se constituyó legalmente en el estado de Pensilvania el 15 de diciembre de 1884. En 1896 se le cambió el nombre a Watch Tower Bible and Tract Society. Desde 1955 se la ha conocido como Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

      Peoples Pulpit Association. Se formó en 1909 cuando la Sociedad trasladó sus oficinas principales a Brooklyn (Nueva York). En 1939 el nombre se cambió a Watchtower Bible and Tract Society, Inc. Desde 1956 se la conoce como Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      International Bible Students Association. Constituida en Londres (Inglaterra), el 30 de junio de 1914.

      A fin de conformarse a las leyes, los testigos de Jehová han creado otras corporaciones en muchas comunidades y países. Sin embargo, no están divididos en organizaciones nacionales ni regionales. Son una hermandad mundial unida.

      [Recuadro en la página 234]

      ‘Como la comunidad cristiana primitiva’

      En julio de 1956 la publicación religiosa “Interpretation” dijo: “Ninguna agrupación se parece más a la comunidad cristiana primitiva en su organización y predicación [que los testigos de Jehová]. [...] Son muy pocos los grupos que emplean tanto las Escrituras en su mensaje, ya sea oral o escrito”.

      [Fotografía en la página 210]

      Se establecieron sucursales para mejorar la supervisión. La primera de ellas se organizó en Londres (Inglaterra), en este edificio

      [Fotografía en la página 221]

      J. F. Rutherford en 1941. Los Testigos sabían que él no era su caudillo

      [Fotografía en la página 226]

      John Booth, superintendente viajante en E.U.A. de 1936 a 1941

      [Fotografía en la página 227]

      Carey Barber, cuyo distrito abarcaba una enorme sección de Estados Unidos

      [Fotografía en la página 228]

      El hermano Knorr visitaba regularmente las sucursales y los hogares misionales

      [Fotografía en la página 230]

      Se han celebrado reuniones con los superintendentes a cargo de las sucursales de la Sociedad para darles instrucción especial (Nueva York, 1958)

      [Fotografías en la página 231]

      La Escuela del Ministerio del Reino ha preparado a superintendentes de todo el mundo

      Escuela del Ministerio del Reino en un campamento de refugiados en Tailandia, en 1978; y en las Filipinas, en 1966 (arriba, a la izquierda)

      [Fotografía en la página 232]

      Se han ido publicando instrucciones de organización (primero en inglés, luego en otros idiomas) para coordinar la actividad de los Testigos e informarles sobre las provisiones para su ministerio

  • Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimo
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 16

      Reuniones para adorar y recibir instrucción y ánimo

      LAS reuniones de congregación son una parte importante de la actividad de los testigos de Jehová. Hasta cuando las circunstancias lo hacen muy difícil, procuran asistir con regularidad a sus reuniones, en conformidad con la exhortación bíblica: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca”. (Heb. 10:24, 25.) Donde es posible, cada congregación celebra reuniones tres veces por semana, lo que significa un total de 4 horas y 45 minutos. Sin embargo, tanto la naturaleza de las reuniones como su frecuencia han variado según las necesidades.

      En el siglo primero las manifestaciones de los dones milagrosos del espíritu fueron una característica notable de las reuniones cristianas. ¿Por qué? Porque mediante aquellos dones Dios daba testimonio de que ya no utilizaba al sistema religioso judío y de que Su espíritu descansaba entonces sobre la congregación cristiana recién formada. (Hech. 2:1-21; Heb. 2:2-4.) En las reuniones de los cristianos primitivos se oraba, se cantaban alabanzas a Dios y se destacaba el profetizar (es decir, la transmisión de revelaciones de la voluntad y el propósito divinos) y el impartir instrucción que edificara a los que escucharan. Aquellos cristianos vivieron en una época de acontecimientos maravillosos relacionados con el propósito de Dios. Tenían que comprenderlos y saber cómo obrar en armonía con estos. Sin embargo, algunos no mostraron equilibrio en su manera de dirigir las reuniones y, como muestra la Biblia, necesitaron consejo para actuar de la manera más provechosa. (1 Cor. 14:1-40.)

      En los años setenta del siglo XIX y después, ¿se vieron también los rasgos distintivos de las reuniones de los primeros cristianos en las reuniones de los Estudiantes de la Biblia?

      Sustento espiritual para los primeros Estudiantes de la Biblia

      En 1870 Charles Taze Russell y un pequeño grupo de colaboradores de Allegheny (Pensilvania) y sus alrededores formaron una clase para el estudio de la Biblia. Como resultado de sus reuniones, su amor a Dios y a su Palabra fue aumentando y su entendimiento de lo que la Biblia misma enseña se hizo más profundo. En aquellas reuniones no se hablaba en lenguas de forma milagrosa. ¿Por qué no? Porque aquellos dones milagrosos habían cumplido su objetivo en el siglo primero y, como había predicho la Biblia, habían cesado. “El siguiente paso del progreso —explicó el hermano Russell— era la manifestación de los frutos del espíritu, como lo señala claramente san Pablo.” (1 Cor. 13:4-10.) Además, al igual que en el siglo I, estos cristianos tenían que efectuar una obra de evangelización urgente, y para ello necesitaban estímulo. (Heb. 10:24, 25.) Poco tiempo después celebraban dos reuniones semanales.

      El hermano Russell comprendió la importancia de que los siervos de Jehová fueran un pueblo unido, sin importar dónde se hallaran en el mundo. De ahí que en 1879, poco después de empezar a publicarse la revista Watch Tower, hoy conocida en español como La Atalaya, se invitara a los lectores a solicitar la visita del hermano Russell o de uno de sus colaboradores. Se avisaba con claridad: “No se cobra ni se acepta dinero”. Cuando llegaron algunas solicitudes, el hermano Russell hizo un viaje de un mes que lo llevó hasta Lynn (Massachusetts), y celebró reuniones en cada parada que duraron de cuatro a seis horas. Trató sobre el tema: “Asuntos relacionados con el Reino de Dios”.

      A principios de 1881 el hermano Russell dio esta exhortación a los lectores de la revista Watch Tower que aún no celebraban reuniones regulares donde vivían: “Organicen una en su propia casa con su familia, o hasta con las pocas personas que se interesen. Lean, estudien, alaben y adoren juntos, y donde dos o tres se reúnan en Su nombre, el Señor estará entre ustedes, como maestro suyo. Así eran algunas de las reuniones de la iglesia en el tiempo de los apóstoles. (Véase Filemón, 2)”.

      El programa que se sigue en las reuniones tuvo un desarrollo gradual. Se daban sugerencias, pero se dejaba que cada grupo, teniendo en cuenta sus circunstancias, decidiera qué era lo mejor para ellos. De vez en cuando alguien presentaba un discurso, pero se daba más énfasis a las reuniones en las que todos pudieran participar libremente. Al principio algunas clases de los Estudiantes de la Biblia no usaron mucho las publicaciones de la Sociedad en sus reuniones, pero los ministros viajantes, los peregrinos, les ayudaron a ver lo valioso que era hacer esto.

      Después de haberse publicado varios tomos de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio), empezaron a usarse como base para el estudio. En 1895 a los grupos de estudio se les llamó Círculos de la Aurora para Estudios Bíblicos.a En Noruega algunos los llamaron más tarde “reuniones de lectura y conversación —y añadieron—: Se leían en voz alta porciones de los libros del hermano Russell, y cuando alguien tenía comentarios o preguntas [...], levantaba la mano”. El hermano Russell recomendó que en aquellos estudios los participantes emplearan diferentes traducciones de las Escrituras, referencias marginales de la Biblia y concordancias bíblicas. Los grupos solían ser de tamaño moderado y se reunían en hogares particulares en una noche conveniente para todos. Aquellas reuniones fueron predecesoras del actual Estudio de Libro de Congregación.

      El hermano Russell se dio cuenta de que se requería más que un simple estudio de asuntos doctrinales. Debería haber también expresiones de devoción que infundieran en el corazón de las personas aprecio al amor de Dios y un deseo de honrarle y servirle. Se instó a las clases a organizar una reunión especial con ese fin una vez a la semana. A veces se las llamaba “Reuniones de las Cabañas” porque tenían lugar en hogares particulares. El programa constaba de oraciones, himnos de alabanza y testimonios de los presentes.b A veces aquellos testimonios eran experiencias animadoras; se incluían también pruebas, dificultades y situaciones críticas a las que se hubieran enfrentado recientemente. En algunos lugares esas reuniones no lograban su objetivo, pues se daba demasiado énfasis a individuos. Mediante la revista The Watch Tower se dieron bondadosas sugerencias para mejorarlas.

      Recordando aquellas reuniones, Edith Brenisen, esposa de uno de los primeros peregrinos estadounidenses, dijo: “Era una noche para meditar en el cuidado amoroso de Jehová y para asociarnos estrechamente con nuestros hermanos y hermanas. Mientras escuchábamos algunas de sus experiencias llegábamos a conocerlos mejor. Observar su fidelidad, ver cómo vencían sus dificultades, a menudo nos ayudaba a resolver algunas de nuestras propias perplejidades”. Sin embargo, con el tiempo quedó claro que las reuniones más provechosas eran las que se preparaban con el fin de equipar a cada uno para la evangelización.

      En algunos lugares, el proceder que se seguía en la reunión del domingo preocupaba a los hermanos. Algunas clases trataban de estudiar la Biblia versículo por versículo. Pero a veces las diferencias de opinión en cuanto al significado no fortalecían en absoluto. Para mejorar la situación, algunos miembros de la congregación de Los Ángeles (California) prepararon bosquejos para el estudio de temas bíblicos, con preguntas y remisiones a la Biblia que toda la clase podía examinar antes de asistir a la reunión. En 1902 la Sociedad presentó una Biblia que contenía “Ayudas para el estudio bereano de la Biblia” y un índice de temas.c Para más simplificación, a partir del número del 1 de marzo de 1905 de la revista Watch Tower se suministraron bosquejos para analizarlos en la congregación, que constaban de preguntas y remisiones a la Biblia y a publicaciones de la Sociedad para estimular la investigación. Ese sistema continuó hasta 1914, año en el que se empezaron a publicar preguntas de estudio para los tomos de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras) que podían usarse como base para los Estudios Bereanos.

      Todas las clases tenían la misma materia de estudio, pero la cantidad de reuniones semanales variaba de una a cuatro, o incluso más, según se organizara en cada lugar. A partir de 1914, en Colombo (Ceilán, ahora Sri Lanka), se tenían reuniones los siete días de la semana.

      Se animaba a los Estudiantes de la Biblia a que investigaran, a ‘confirmarlo todo’, a expresar las ideas en sus propias palabras. (1 Tes. 5:21, Versión Autorizada.) El hermano Russell animó a comentar libremente toda la información que se estudiaba. También advirtió: “Nunca olviden que la Biblia es nuestra norma, y aunque vemos nuestras ayudas como procedentes de Dios, son solo ‘ayudas’ y no sustituyen a la Biblia”.

      La Conmemoración de la muerte del Señor

      Comenzando alrededor de 1876, los Estudiantes de la Biblia conmemoraron todos los años la muerte del Señor.d Al principio el grupo de Pittsburgh (Pensilvania) y de lugares próximos se reunió en la casa de uno de los hermanos. Para 1883 unas cien personas se daban cita en aquella zona, y se usaba un salón alquilado. Con el fin de acomodar a la gran asistencia que se esperaba en Pittsburgh en 1905, los hermanos decidieron emplear el espacioso Carnegie Hall.

      Los Estudiantes de la Biblia entendieron que esta era una observancia anual, y no algo que hubiera de hacerse semanalmente. La fecha que observaban correspondía al 14 de Nisán del calendario judío, el tiempo en que murió Jesús. Con el transcurso de los años se perfeccionó la manera de calcular aquella fecha.e Sin embargo, el significado de la ocasión misma era lo más importante.

      Aunque los Estudiantes de la Biblia se reunían para esta observancia conmemorativa en muchos lugares y en grupos de diversos tamaños, se invitaba a todo el que pudiera hacerlo a reunirse con los hermanos de Pittsburgh. De 1886 a 1893 se invitó en especial a los lectores de la Watch Tower a ir a Pittsburgh si podían, y lo hicieron; vinieron de diferentes partes de Estados Unidos y Canadá. Esto no solo les permitió celebrar juntos la Conmemoración, sino también fortalecer los lazos de unidad espiritual. No obstante, al aumentar la cantidad de las clases, tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, no resultó práctico seguir tratando de reunirse en un solo lugar, y comprendieron que resultaría mucho más beneficioso que se reunieran con sus compañeros de creencia de la zona donde vivían.

      Como indicó la revista Watch Tower, muchos afirmaban que creían en el rescate, y a ninguno se le impedía asistir a la conmemoración anual. Pero la ocasión tenía un significado especial para los que pertenecían realmente al “rebaño pequeño” de Cristo. Estos eran quienes participarían en el Reino celestial. Cuando Jesús instituyó la Conmemoración la noche antes de morir, fue a aquellos a quienes se ofrecía esa esperanza a los que dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”. (Luc. 12:32; 22:19, 20, 28-30.)

      En particular a partir de los años treinta empezaron a ponerse de manifiesto los que conformarían la “gran muchedumbre” de otras ovejas. (Rev. 7:9, 10; Juan 10:16.) En aquel tiempo se les llamaba los Jonadab. Por primera vez, en su número del 15 de febrero de 1938 The Watchtower invitó específicamente a estos a estar presentes en la Conmemoración (en español, véase La Torre del Vigía de marzo); la invitación al acto conmemorativo decía: “Que cada compañía de los ungidos se reúna y celebre el Memorial el 15 de abril, después de las seis p.m. ante la presencia de sus compañeros, los Jonadabs”. Estos no asistieron como participantes, sino como observadores. Su presencia empezó a incrementar la concurrencia a la Conmemoración de la muerte de Cristo. En 1938 la asistencia total fue de 73.420 personas, mientras que los que participaron de los emblemas (el pan y el vino) fueron 39.225. En los años siguientes, se comenzaron a contar grandes cantidades de personas recién interesadas y otras que aún no habían llegado a ser testigos de Jehová activos entre aquellos que asistían como observadores. Por eso, en 1992, cuando la cantidad máxima de los que participaban en el ministerio del campo fue de 4.472.787, la asistencia a la Conmemoración fue de 11.431.171 y el número de los que participaron de los emblemas fue de solo 8.683. En algunos países la concurrencia ha sido hasta cinco o seis veces mayor que la cantidad de Testigos activos.

      Debido a su aprecio profundo por el significado de la muerte de Cristo, los testigos de Jehová observan la Conmemoración aunque se hallen en circunstancias muy difíciles. Durante la guerra de Rhodesia (ahora Zimbabue), en los años setenta, no era posible salir de noche a causa de los toques de queda, de modo que los hermanos de algunos sectores tenían que reunirse en la casa de un testigo de Jehová durante el día y luego celebrar la Conmemoración al anochecer. Por supuesto, no podían regresar a su casa aquella misma noche, así que permanecían allí hasta el día siguiente. Aprovechaban el resto de la noche para cantar cánticos del Reino y contar experiencias, lo que para ellos era una fuente de estímulo adicional.

      Durante la II Guerra Mundial se celebró la Conmemoración en los campos de concentración, aunque esto pudo haber significado castigo severo si los guardias se hubieran enterado. Mientras estuvo aislado en una prisión de la China comunista de 1958 a 1963, debido a su fe cristiana, Harold King celebró la Conmemoración lo mejor que pudo en medio de sus circunstancias. Más tarde contó: “Desde la ventana de mi prisión veía [cómo crecía] la Luna cerca del comienzo de la primavera. Calculaba tan cuidadosamente como podía la fecha para la celebración”. Improvisaba los emblemas necesarios, haciendo un poco de vino con grosellas negras y utilizando arroz, que no tiene levadura, para hacer el pan. Añadió: “Cantaba y oraba y pronunciaba un discurso regular para la ocasión, así como lo hubiera hecho en cualquier congregación del pueblo de Jehová. De modo que sentía que cada año estaba unido [a] mis hermanos [de] todo el mundo en esta importantísima ocasión”.

      El lugar de los jóvenes

      En los primeros años las publicaciones y las reuniones de los Estudiantes de la Biblia no se preparaban teniendo en cuenta a los jóvenes. Estos podían asistir a las reuniones, y algunos lo hacían y escuchaban atentamente. Pero no se hacía nada especial para que participaran en ellas. ¿Por qué no?

      Los hermanos de entonces entendían que en poco tiempo todos los miembros de la novia de Cristo se unirían a él en la gloria celestial. En 1883 la revista Watch Tower explicó: “Los que estamos en preparación para la llamada celestial no podemos apartarnos de la labor especial de esta época, la de preparar a ‘la Novia, la esposa del Cordero’. La Novia tiene que aprestarse; y precisamente ahora, cuando se le están dando los últimos toques a su adorno nupcial, se requiere el servicio de todo miembro en esta obra actual de tanta importancia”.

      Se instaba a los padres a aceptar la responsabilidad que Dios les daba de instruir espiritualmente a sus hijos. No se recomendaba tener escuelas dominicales separadas para los jóvenes. Era obvio que las escuelas dominicales de la cristiandad habían resultado ser perjudiciales. Los padres que enviaban a sus hijos a aquellas escuelas creían que aquello los eximía de la responsabilidad de darles instrucción religiosa. Los hijos, a su vez, al no acudir a sus padres como fuente principal de instrucción divina, no veían motivo para honrarles ni obedecerles como era debido.

      Sin embargo, de 1892 a 1927 la revista Watch Tower apartó espacio para comentar sobre el texto bíblico que se trataba en “International Sunday School Lessons” (Lecciones para la escuela dominical internacional), algo que era popular entonces entre las iglesias protestantes. Durante mucho tiempo aquellos textos fueron escogidos por F. N. Peloubet, un clérigo de la Iglesia Congregacional, y sus colaboradores. La Watch Tower los analizaba desde el punto de vista de los Estudiantes de la Biblia y su comprensión superior de las Escrituras, libre de los credos de la cristiandad. Se esperaba introducir así la revista Watch Tower en algunas iglesias, presentar de ese modo la verdad, y que algunos feligreses la aceptaran. Por supuesto, la diferencia era obvia, y esto encolerizó al clero protestante.

      Llegó el año 1918, y el resto, o los que quedaban de los ungidos, se hallaban aún en la Tierra. También había aumentado mucho la cantidad de niños en sus reuniones. Solían dejarlos jugar mientras los padres estudiaban. Sin embargo, los jóvenes también tenían que aprender a ‘buscar justicia, buscar mansedumbre’, para que se les ‘guardara en el día de la cólera del SEÑOR’. (Sof. 2:3, VA.) De modo que en 1918 la Sociedad instó a las congregaciones a preparar una clase para jóvenes de 8 a 15 años. En algunos lugares hasta hubo clases preliminares para los que eran demasiado pequeños para estar en la clase de los jóvenes. A la vez se recalcó de nuevo la responsabilidad de los padres con respecto a sus hijos.

      Esto sirvió de base para otros proyectos futuros. En 1920 la revista The Golden Age (conocida hoy como ¡Despertad!) presentó una sección titulada “Juvenile Bible Study” (Estudio bíblico para los jóvenes), con preguntas acompañadas de citas bíblicas que daban las respuestas. Aquel mismo año se publicó The Golden Age ABC; este fue un folleto ilustrado que los padres podían usar para enseñar a sus hijos verdades bíblicas y cualidades cristianas. En 1924 se publicó el libro The Way to Paradise (El camino al Paraíso), escrito por W. E. Van Amburgh. Se preparó para “estudiantes de la Biblia de nivel intermedio”. Por algún tiempo se empleó en las reuniones organizadas para los jovencitos. Además, en Estados Unidos grupos que se llamaban “Testigos Jóvenes” organizaban sus propias salidas al servicio del campo. En Suiza un grupo de jóvenes formó una asociación llamada “La Juventud de Jehová”, para jóvenes entre 13 y 25 años de edad. La oficina del secretario estaba en Berna y publicaban una revista especial Jehovah’s Youth (La juventud de Jehová) que se imprimía allí en las prensas de la Sociedad. Aquellos jóvenes tenían sus propias reuniones y preparaban incluso dramas bíblicos como el que presentaron en el edificio Volkshaus, de Zurich, ante un auditorio de 1.500 personas.

      Sin embargo, lo que sucedía era que dentro de la organización de los siervos de Jehová se iba desarrollando otra organización. Aquello no contribuía a la unidad, y se descontinuó en 1936. Durante una visita a Australia en abril de 1938, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad, se enteró de que se estaba dando clase aparte a los niños mientras los adultos celebraban una asamblea. Inmediatamente hizo que trajeran a todos los niños al lugar de la asamblea, lo cual los benefició mucho.

      Aquel mismo año La Torre del Vigía trató el tema de tener clases separadas para los jóvenes en la congregación. El estudio dio énfasis de nuevo a que los padres tienen la responsabilidad de instruir a sus hijos. (Efe. 6:4; compárese con Deuteronomio 4:9, 10; Jeremías 35:6-10.) También mostró que en la Biblia no hay precedente alguno que justifique la segregación de los jóvenes mediante una clase preparada para ellos. En lugar de eso, tenían que estar presentes con sus padres para escuchar la Palabra de Dios. (Deu. 31:12, 13; Jos. 8:34, 35.) Cuando fuera necesario dar una explicación adicional de la información que se estudiaba, los padres podían darla en casa. Además, los artículos señalaron que tener aquellas clases separadas perjudicaba la predicación de las buenas nuevas de casa en casa. ¿Por qué? Porque los instructores, no salían al servicio del campo a fin de prepararse para dar las clases. De modo que dejaron de tener clases separadas para los jóvenes.

      Hasta el día de hoy los testigos de Jehová siguen teniendo la costumbre de que toda la familia asista junta a las reuniones de la congregación. Los padres ayudan a sus hijos a prepararse para que participen de la manera apropiada. Además, se ha provisto una excelente variedad de publicaciones para que los padres las utilicen al instruir a sus hijos en casa. Entre estas han estado los libros Hijos, en 1941; Escuchando al Gran Maestro, en 1971; Tu juventud... aprovechándola de la mejor manera, en 1976; Mi libro de historias bíblicas, en 1978, y Lo que los jóvenes preguntan.—Respuestas prácticas, en 1989.

      Se provee lo necesario para ser evangelizadores activos

      Desde que se publicó el primer número de la revista que hoy conocemos en español como La Atalaya, se ha recordado con regularidad a sus lectores el privilegio y la responsabilidad que tienen todos los cristianos verdaderos de proclamar las buenas nuevas del propósito de Dios. Las reuniones de congregación han ayudado a preparar su corazón y su mente para esta actividad, estimulando en ellos amor a Jehová y aumentando el conocimiento de su propósito. Sin embargo, en 1922 especialmente después de la asamblea de Cedar Point (Ohio), se dio más énfasis a lo que se iba logrando en el servicio del campo y a cómo participar en él eficazmente.

      El Bulletin (Boletín),f una publicación relacionada directamente con el servicio del campo, contenía un testimonio breve (conocido entonces como un recorrido) que tenía que aprenderse de memoria para testificar a la gente. Durante gran parte de 1923, se dedicaba al comienzo de cada mes la mitad de la Reunión de Oración, Alabanza y Testimonio de los miércoles por la noche a dar testimonios sobre el servicio del campo con el fin de promover la unidad en la proclamación del Reino.

      Ya para 1926, las reuniones mensuales en las que se hablaba del servicio del campo se llamaban Reuniones de los Trabajadores. Por lo general los asistentes eran aquellos que participaban en el servicio. En esas reuniones se analizaban métodos de predicación y se hacían planes para la actividad futura. Para 1928 la Sociedad instaba a las congregaciones a tener aquellas reuniones semanalmente. Durante los siguientes cuatro años las congregaciones empezaron a reemplazar la reunión de testimonio (o de declaración) con lo que se había llegado a conocer como la Reunión de Servicio, y la Sociedad instaba a todos a asistir. Por más de sesenta años las congregaciones han tenido este tipo de reunión semanal. Mediante discursos, presentaciones con participación del auditorio, demostraciones y entrevistas, se ha provisto ayuda específica con relación a todo aspecto del ministerio cristiano.

      Ciertamente las reuniones de este tipo no se originaron en el siglo XX. Jesús mismo dio instrucciones detalladas a sus discípulos antes de enviarlos a predicar. (Mat. 10:5–11:1; Luc. 10:1-16.) Luego, los discípulos se fortalecieron unos a otros en reuniones donde se relataban experiencias que habían tenido en el ministerio. (Hech. 4:21-31; 15:3.)

      Al principio no se daba instrucción de oratoria pública en las reuniones regulares de la congregación. Sin embargo, ya en 1916 se recomendó que los posibles oradores públicos tuvieran clases entre sí, en las que un anciano podía actuar de moderador, escuchando y aconsejando sobre cómo mejorar la preparación y presentación de los discursos. Aquellas reuniones, a las que asistían solamente miembros varones de la congregación, se llamaron más tarde Escuelas de los Profetas. Pensando en aquellos días, Grant Suiter dijo: “La crítica constructiva que recibí en la escuela no fue nada en comparación con la que recibí de mi padre personalmente después que él hubo asistido a una de las sesiones para escucharme tratar de pronunciar un discurso”. Para ayudar a los que querían progresar, los hermanos compilaron e imprimieron por su propia cuenta un libro que contenía instrucciones sobre oratoria, junto con bosquejos de diferentes discursos. Sin embargo, con el tiempo se descontinuaron las Escuelas de los Profetas. Según la necesidad que había en aquel tiempo, se concentró la atención en capacitar a todos los miembros de la congregación para que participaran plenamente en la evangelización de casa en casa.

      ¿Era posible capacitar a cada miembro de esta creciente organización internacional no solo para dar un testimonio breve y ofrecer literatura bíblica, sino también para que se expresara con eficacia y fuera maestro de la Palabra de Dios? Ese fue el objetivo de una escuela especial que se instituyó en 1943 en todas las congregaciones de los testigos de Jehová. El curso ya se había iniciado en la sede mundial de los Testigos en febrero de 1942. Todas las semanas se conducían las clases, y los estudiantes presentaban discursos y recibían consejo. Al principio, solo los varones presentaban discursos en la escuela, aunque se instaba a toda la congregación a estar presente, preparar las lecciones y participar en los repasos. En 1959 se dio a las hermanas el privilegio de matricularse para recibir instrucción sobre cómo tratar asuntos bíblicos con la gente.

      Con relación a los resultados del funcionamiento de esta escuela, la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Sudáfrica informó: “En poco tiempo este excelente [curso] logró ayudar a muchos hermanos que se habían imaginado que nunca serían discursantes públicos a hacerse muy eficientes en la plataforma y más eficaces en el campo. En todas partes de Sudáfrica los hermanos recibieron con gusto esta nueva provisión de Jehová y la pusieron en función con entusiasmo. Esto lo hicieron [...] a pesar de grandes obstáculos lingüísticos y falta de entrenamiento académico”.

      La Escuela del Ministerio Teocrático sigue siendo una reunión de mucha importancia en las congregaciones de los testigos de Jehová. Casi todos los que pueden hacerlo se matriculan. Participan tanto jóvenes como mayores, Testigos nuevos y con mucha experiencia. Es un programa de educación que no cesa.

      Se invita al público a ver y a escuchar

      Los testigos de Jehová no son una sociedad secreta en absoluto. Sus creencias basadas en la Biblia se explican con claridad en publicaciones que puede obtener cualquier persona. Además, procuran invitar al público a sus reuniones para que vea y escuche por sí mismo lo que se hace allí.

      Jesucristo instruyó personalmente a sus discípulos, pero también habló en público —a la orilla del mar, en una montaña, en sinagogas, en la zona del templo de Jerusalén— donde las multitudes pudieran escucharle. (Mat. 5:1, 2; 13:1-9; Juan 18:20.) Siguiendo su ejemplo, en los años setenta del siglo XIX los Estudiantes de la Biblia empezaron a organizar reuniones en las que amigos, vecinos y otras personas interesadas en su mensaje podían escuchar un discurso sobre el propósito de Dios para la humanidad.

      Se hacían esfuerzos especiales por presentar aquellos discursos en lugares convenientes para el público. Esto se conocía como una extensión de las clases. En 1911 se instó a las congregaciones que tenían suficientes oradores capacitados a organizar reuniones en auditorios públicos de ciudades y pueblos vecinos. Cuando era posible, se organizaba una serie de seis discursos. Después del último discurso el orador preguntaba cuántos del auditorio estaban lo suficientemente interesados en estudiar la Biblia como para asistir a reuniones regulares. Durante el primer año se pronunciaron más de 3.000 de aquellos discursos.

      A partir de 1914 se exhibió también en público el “Foto-Drama de la Creación”. Los hermanos no cobraban por la entrada. Desde entonces han empleado otras películas y presentaciones con diapositivas para ilustrar su mensaje. Desde los años veinte la Sociedad Watch Tower comenzó a dar uso pleno a la radiodifusión, y esto permitió que la gente escuchara discursos bíblicos en sus propios hogares. Después, en los años treinta, se grabaron en discos discursos de J. F. Rutherford que luego se pudieron escuchar en miles de reuniones públicas.

      Para 1945 se había instruido a muchos en la oratoria pública mediante la Escuela del Ministerio Teocrático. En enero de aquel año dio comienzo una campaña bien coordinada de discursos públicos. La Sociedad proveyó una serie de ocho bosquejos para conferencias con información oportuna. Para anunciar los discursos se emplearon hojas sueltas y, a veces, pancartas o letreros. Además de usar los lugares donde se reunían regularmente las congregaciones, los hermanos procuraban organizar reuniones públicas en territorios donde no había congregaciones. Todos los miembros de la congregación podían colaborar en esta campaña, anunciando las reuniones, asistiendo personalmente, recibiendo bien a los nuevos y contestando sus preguntas. Durante el primer año de esta actividad especial hubo 18.646 reuniones públicas en Estados Unidos, con una concurrencia total de 917.352 personas. Al año siguiente la cantidad de reuniones públicas en Estados Unidos ascendió a 28.703. Y en Canadá, donde en 1945 tuvieron lugar 2.552 reuniones de ese tipo, hubo 4.645 al año siguiente.

      Hoy en la mayoría de las congregaciones de los testigos de Jehová, las Reuniones Públicas son parte regular del programa semanal de reuniones. Consisten en un discurso durante el cual se anima a todos a buscar los textos en la Biblia mientras estos se leen y analizan. Estas reuniones son una fuente importante de instrucción espiritual tanto para la congregación como para los nuevos.

      A menudo las personas que asisten por primera vez a las reuniones de los testigos de Jehová reciben una grata sorpresa. Un político prominente de Zimbabue fue a un Salón del Reino para saber qué se hacía allí. Era un hombre de disposición violenta, y fue deliberadamente sin afeitarse y despeinado. Creía que los Testigos le iban a echar. En vez de eso, le trataron con interés genuino y le animaron a tener un estudio bíblico en su hogar. Ahora es un humilde y apacible Testigo cristiano.

      Hay millones de personas que después de haber asistido a las reuniones de los testigos de Jehová se han sentido impulsadas a decir: “Dios verdaderamente está entre ustedes”. (1 Cor. 14:25.)

      Lugares de reunión adecuados

      En los días de los apóstoles, los cristianos celebraban con frecuencia sus reuniones en casas particulares. En algunas zonas podían hablar en sinagogas judías. El apóstol Pablo pronunció discursos durante dos años en el auditorio de una escuela de Éfeso. (Hech. 19:8-10; 1 Cor. 16:19; File. 1, 2.) De igual manera, a finales del siglo XIX, los Estudiantes de la Biblia se reunían en hogares particulares, hablaban a veces en las iglesias y empleaban salones alquilados. En algunos casos, más tarde compraron edificios que habían utilizado otras confesiones religiosas y los emplearon regularmente. Eso fue lo que sucedió en el caso del Tabernáculo de Brooklyn y el Tabernáculo de Londres.

      Pero ni necesitaban ni querían edificios vistosos para sus reuniones. Algunas congregaciones compraron y renovaron edificios adecuados; otras construyeron nuevos salones de reunión. A partir de 1935 se empezó a usar el término Salón del Reino para designar a estos lugares de reunión de las congregaciones. Por lo general son lugares atractivos, pero no ostentosos. Puede que la arquitectura varíe de un lugar a otro, sin embargo, el propósito es que el edificio sea funcional.

      Un programa unificado de instrucción

      A finales del siglo XIX y comienzos del XX el crecimiento y la actividad espirituales variaban considerablemente de una congregación a otra. Los Estudiantes de la Biblia compartían ciertas creencias básicas que los separaban de la cristiandad. Sin embargo, mientras que algunos hermanos apreciaban mucho el medio que Jehová empleaba para alimentar a su pueblo, otros cedían con facilidad a las fuertes opiniones personales de algunos sobre ciertas cuestiones.

      Antes de su muerte Jesús pidió en oración que sus seguidores fueran ‘todos ellos uno’, en unidad con Dios, con Cristo y entre sí. (Juan 17:20, 21.) Esta no sería una unidad obligada. Sería el resultado de un programa unificado de educación que llegaría al corazón de los que estuvieran dispuestos a escuchar. Como se había predicho mucho tiempo atrás: “Todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante”. (Isa. 54:13.) Para disfrutar de lleno de esa paz, todos debían tener la oportunidad de beneficiarse de la instrucción progresiva que Jehová proveía mediante su conducto visible de comunicación.

      Por muchos años los Estudiantes de la Biblia utilizaron los diversos tomos de Estudios de las Escrituras, junto con la Biblia, como base para su estudio. Lo que estos libros contenían era realmente ‘alimento espiritual al tiempo apropiado’. (Mat. 24:45.) Sin embargo, el estudio continuo de las Escrituras bajo la guía del espíritu de Dios hizo patente que había más que aprender, y que los siervos de Jehová tenían que limpiarse aún más en sentido espiritual. (Mal. 3:1-3; Isa. 6:1-8.) Además, después del establecimiento del Reino en 1914 se empezaron a cumplir muchas profecías a paso acelerado, y estas señalaban a una obra urgente en la que todos los cristianos verdaderos deberían participar. Aquella información bíblica oportuna se proveyó regularmente en las columnas de la revista The Watch Tower.

      Cuando algunos representantes viajantes de la Sociedad se dieron cuenta de que no todos se estaban beneficiando de esos artículos en las congregaciones, recomendaron a la oficina central que se estudiara semanalmente en ellas The Watch Tower. Aquella recomendación se pasó a las congregaciones, y a partir del número del 15 de mayo de 1922 de la revista Watch Tower, las “Preguntas Bereanas” para el estudio de los artículos principales formaron parte regular de la misma. La mayoría de las congregaciones tenían tal estudio una o más veces cada semana, pero variaba el grado al que estudiaban realmente el contenido de la revista. En algunos lugares el estudio duraba dos horas o más debido a que el conductor hacía comentarios extensos.

      No obstante, en los años treinta los procedimientos democráticos fueron reemplazados por la organización teocrática. Aquello tuvo un profundo efecto en la manera de ver el estudio de la revista.g Se dio más atención a comprender la información que la Sociedad proveía para el estudio. Los que se habían aprovechado de las reuniones para presentar puntos de vista personales y ofrecían resistencia a la responsabilidad de participar en el ministerio del campo se fueron apartando poco a poco. Con ayuda paciente los hermanos aprendieron a limitar el estudio a una hora de duración. El resultado fue que aumentó la participación y las reuniones se hicieron más animadas. Este programa de alimentación espiritual en el que la Palabra de Dios servía de norma de la verdad dio a las congregaciones un espíritu de verdadera unidad.

      En 1938 The Watchtower se publicaba en veinte idiomas. Toda la información salía primero en inglés. Por lo general pasaban varios meses, y a veces hasta un año, antes de que la información se publicara en otros idiomas, debido al tiempo que tomaba traducir e imprimir las revistas. Sin embargo, en los años ochenta, al cambiar los métodos de impresión, se pudo lograr la publicación simultánea de la revista The Watchtower en muchos idiomas. Para 1992 las congregaciones que entendían uno de los 66 idiomas en que estaba disponible podían estudiar simultáneamente la misma información. De modo que por toda la Tierra la mayoría de los testigos de Jehová disfruta del mismo alimento espiritual semana tras semana. En toda América del Norte y del Sur, en casi toda Europa, en varios países de Oriente, en muchos lugares de África y en una gran cantidad de islas por todo el mundo, el pueblo de Jehová disfruta de un programa simultáneo de alimentación espiritual. En conjunto se le ‘está uniendo aptamente en la misma mente y en la misma forma de pensar’. (1 Cor. 1:10.)

      Los testigos de Jehová toman en serio la asistencia a sus reuniones, como lo muestran las siguientes cifras. En Italia, donde en 1989 había 172.000 Testigos activos, la asistencia semanal a las reuniones en los Salones del Reino era de 220.458 personas. Por contraste, una agencia de prensa católica dice que el 80% de los italianos afirman ser católicos, pero solo el 30% va con regularidad a la iglesia. La proporción es similar en Brasil. En Dinamarca, en 1989 la Iglesia Nacional aseguraba que el 89,7% de la población era miembro de la Iglesia, pero solo el 2% asistía a los servicios religiosos una vez a la semana. La asistencia semanal a las reuniones de los testigos de Jehová de Dinamarca en aquel año fue del 94,7%. En Alemania, una encuesta realizada en 1989 por el Instituto de Sondeo de Opinión de Allensbach indicó que el 5% de los luteranos y el 25% de los católicos de la República Federal asistía a la iglesia con regularidad. Sin embargo, en los Salones del Reino de los testigos de Jehová la concurrencia semanal sobrepasaba a la cantidad de Testigos del país.

      A menudo los que asisten han hecho grandes esfuerzos para estar presentes. En Kenia, en los años ochenta, una mujer de 70 años caminaba regularmente 10 kilómetros y cruzaba a pie un río para estar en las reuniones todas las semanas. Para asistir a las reuniones en su propio idioma, una Testigo coreana que residía en Estados Unidos viajaba regularmente tres horas de ida y tres de vuelta, y tenía que tomar el autobús, el tren, una embarcación y andar un rato. En Surinam, una familia de escasos recursos gastaba semanalmente su salario de un día completo para viajar en autobús a las reuniones. En Argentina, una familia viajaba 50 kilómetros y gastaba la cuarta parte del ingreso familiar en asistir a las reuniones para estudiar la Biblia. Cuando alguien no puede asistir a las reuniones de la congregación por enfermedad, a menudo se hacen planes para que escuche el programa por teléfono o reciba una grabación del mismo en casete.

      Los testigos de Jehová toman a pecho el consejo de no abandonar el reunirse para su fortalecimiento espiritual. (Heb. 10:24, 25.) Además, no asisten solo a las reuniones de su congregación. Su programa anual incluye la asistencia a asambleas.

      [Notas a pie de página]

      a Posteriormente se llamó a estas reuniones Círculos Bereanos para Estudios Bíblicos, pues en ellas se imitaba a los bereanos del siglo primero, a quienes se encomió porque “examinaban con cuidado las Escrituras”. (Hech. 17:11.)

      b A causa de su contenido, también se las llamó Reuniones de Oración, Alabanza y Testimonio. En vista de la importancia de la oración, con el tiempo se recomendó que cada tres meses la reunión fuera simplemente un servicio de oración que incluyera himnos, pero no experiencias.

      c En 1907 las ayudas para los estudios bereanos fueron revisadas, aumentadas considerablemente y actualizadas. En la impresión de 1908 se añadieron más de trescientas páginas de información útil.

      d A esta observancia se la llamaba a veces la Pascua antitípica, es decir, el acto en memoria de la muerte de Jesucristo, quien fue prefigurado por el cordero pascual y por eso fue llamado en 1 Corintios 5:7 “Cristo nuestra pascua”. En armonía con 1 Corintios 11:20 (VA) también se la llamó la Cena del Señor. En ocasiones se la denominó la “Cena del Aniversario”, llamando la atención al hecho de que era una observancia conmemorativa anual.

      e Compárese con los números de las revistas Watchtower de marzo de 1891, páginas 33, 34; 15 de marzo de 1907, página 88; La Torre del Vigía de marzo de 1935, página 48 y La Atalaya del 15 de marzo de 1948, páginas 89, 90.

      f Aun antes de 1900 se envió un folleto titulado Suggestive Hints to Colporteurs (Sugerencias para los repartidores) a todos los que participaban en ese servicio especial. A partir de 1919 se comenzó a publicar el Bulletin con el fin de dar estímulo para el servicio del campo, primero con relación a la distribución de la revista The Golden Age y después con relación a todos los diferentes tipos de evangelización.

      g El nombre Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) se cambió el 1 de enero de 1909 a The Watch Tower and Herald of Christ’s Presence. A partir del número del 15 de octubre de 1931, la revista se llamó The Watchtower and Herald of Christ’s Presence.

      [Comentario en la página 237]

      Reuniones que requerían participación individual

      [Comentario en la página 238]

      No se trataba sencillamente de una filosofía mental; sino de comentarios que motivaban el corazón

      [Comentario en la página 246]

      Se anima a toda la familia a asistir junta a las reuniones

      [Comentario en la página 252]

      Se unifica el programa de alimentación espiritual

      [Comentario en la página 253]

      La asistencia a las reuniones es un asunto serio para los Testigos

      [Recuadro/Fotografías en la página 239]

      Primeras congregaciones

      Para 1916 había unos 1.200 grupos de Estudiantes de la Biblia por todo el mundo

      Durban (Sudáfrica), 1915 (arriba, derecha); Guayana Británica (Guyana), 1915 (centro, derecha); Trondheim (Noruega), 1915 (abajo, derecha); Hamilton (Ontario, Canadá), 1912 (abajo); Ceilán (Sri Lanka), 1915 (abajo, izquierda); la India, 1915 (arriba, izquierda)

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 240 y 241]

      Se cantan alabanzas a Jehová

      Al igual que los israelitas de la antigüedad y Jesús mismo, hoy los testigos de Jehová cantan como parte de su adoración. (Neh. 12:46; Mar. 14:26.) El canto, además de expresar alabanzas a Jehová y agradecimiento por sus obras, ha ayudado a grabar las verdades bíblicas tanto en la mente como en el corazón.

      A través de los años los testigos de Jehová han empleado muchas colecciones de cánticos. La letra se ha actualizado según el entendimiento progresivo de la Palabra de Dios.

      1879: “Cánticos de la Novia”

      (144 himnos que expresaban los deseos y esperanzas de la novia de Cristo)

      1890: “Poemas e Himnos de la Aurora del Milenio”

      (151 poemas y 333 himnos, publicados sin música. La mayoría eran obras de escritores conocidos)

      1896: La “Watch Tower” del 1 de febrero se dedicó a “Zion’s Glad Songs of the Morning” (Cánticos matutinos de alegría de Sión)

      (11 cánticos, con música; la letra fue escrita por Estudiantes de la Biblia)

      1900: “Cánticos Alegres de Sión”

      (82 cánticos, muchos de ellos escritos por un Estudiante de la Biblia; se imprimieron como suplemento de la colección anterior)

      1905: “Himnario de la Aurora del Milenio”

      (Los 333 cánticos publicados en 1890, pero con música)

      1925: “Himnos del Reino”

      (80 cánticos con música, preparados especialmente para los niños)

      1928: “Cánticos de Alabanza a Jehová”

      (337 cánticos, una combinación de nuevas canciones escritas por Estudiantes de la Biblia e himnos antiguos. Se hicieron esfuerzos especiales por eliminar de la letra los puntos de vista de la religión falsa y la adoración de criaturas)

      1944: “Libro de Cánticos del Servicio del Reino”

      (62 cánticos. Adaptados a las necesidades del servicio del Reino en nuestro tiempo. No se dan los nombres de los autores o compositores)

      1950: “Cánticos de alabanza a Jehová”

      (91 cánticos. Este cancionero tenía temas más actualizados y evitó el lenguaje arcaico. Se tradujo a dieciocho idiomas)

      1966: “Cantando y acompañándose con música en su corazón”

      (119 cánticos que abarcaban los diferentes aspectos del vivir y la adoración del cristiano. Se eliminó la música de origen seglar o de la religión falsa. Se grabó música orquestal para todo el cancionero y se empleó como acompañamiento en las reuniones de las congregaciones. También se grabaron algunos cánticos con voces. A partir de 1980 se hicieron grabaciones con arreglos orquestales de las “Melodías del Reino”, para poder disfrutar en casa de música edificante)

      1984: “Canten Alabanzas a Jehová”

      (225 cánticos del Reino, con letra y música compuestas en su totalidad por siervos dedicados de Jehová de toda la Tierra. Se produjeron discos y casetes para acompañamiento)

      Los Estudiantes de la Biblia incluían cánticos de alabanza en sus primeras Reuniones de las Cabañas. El canto también llegó a formar parte de sus asambleas. Algunos cantaban un cántico antes del desayuno, como parte de su adoración matutina, así se hizo durante muchos años en la Casa Bíblica. Aunque la costumbre de cantar en las congregaciones locales se abandonó casi por completo en 1938, se comenzó de nuevo en 1944 y ha seguido formando parte importante de las reuniones de congregación y de los programas de las asambleas de los testigos de Jehová.

      [Fotografía]

      Karl Klein dirige la orquesta de una asamblea en 1947

      [Gráfico en la página 242]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Conmemoración de la muerte de Cristo

      Testigos activos

      Asistencia

      11.000.000

      10.000.000

      9.000.000

      8.000.000

      7.000.000

      6.000.000

      5.000.000

      4.000.000

      3.000.000

      2.000.000

      1.000.000

      1935 1945 1955 1965 1975 1985 1992

      [Fotografía en la página 243]

      Aunque aislado en una prisión de China, Harold King siguió celebrando la Conmemoración

      [Fotografía en la página 244]

      Clase bíblica para jóvenes en Alemania, a comienzos de los años treinta

      [Fotografía en la página 244]

      En Suiza, a mediados de los años treinta, algunos Testigos jóvenes publicaban esta revista (abajo) y presentaban dramas bíblicos (como se muestra abajo, al centro) ante grandes auditorios

      [Fotografía en la página 247]

      El “Boletín” (1919-1935), el “Director” (1935-1936), el “Informador” (1936-1956), y ahora “Nuestro Ministerio del Reino” en 100 idiomas, han provisto regularmente instrucción para que los testigos de Jehová efectúen un ministerio unido

      [Fotografía en la página 248]

      Las demostraciones en la Reunión de Servicio ayudan a los Testigos a mejorar su predicación en el campo (Suecia)

      [Fotografía en la página 249]

      Un testigo joven de Kenia adquiere experiencia al presentar un discurso ante su padre en la Escuela del Ministerio Teocrático

      [Fotografía en la página 250]

      En 1992 la información bíblica para el estudio en las congregaciones de los testigos de Jehová se publicaba simultáneamente en 66 idiomas, y ese número va aumentando

  • Las asambleas: prueba de nuestra hermandad
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 17

      Las asambleas: prueba de nuestra hermandad

      LAS asambleas son hoy un aspecto regular de la organización moderna de los testigos de Jehová. Sin embargo, mucho antes del siglo XX, los adoradores de Jehová celebraban asambleas nacionales e internacionales.

      Jehová requirió que todos los varones del antiguo Israel se reunieran anualmente en Jerusalén para celebrar tres fiestas estacionales. Algunos llevaban a toda su familia. De hecho, la Ley mosaica requería que en ciertas ocasiones todo miembro de la familia —los hombres, las mujeres y los pequeñuelos— estuviera presente. (Éxo. 23:14-17; Deu. 31:10-13; Luc. 2:41-43.) Al principio, los que asistían eran gente que vivía en Israel mismo. Más tarde, cuando los judíos se esparcieron por muchos lugares, venían personas de diferentes naciones. (Hech. 2:1, 5-11.) No las movía a reunirse solo el que Israel y Abrahán fueran sus antepasados, sino también el reconocimiento de que Jehová era su magnífico Padre celestial. (Isa. 63:16.) Aquellas fiestas eran ocasiones gozosas. También contribuían a que todos los presentes se concentraran en la palabra de Dios y a que no se envolvieran tanto en los asuntos cotidianos que se olvidaran de los más importantes, los espirituales.

      De igual modo, las asambleas de los testigos de Jehová de tiempos modernos se centran en los intereses espirituales. Para los observadores sinceros estas asambleas son prueba innegable de que los Testigos están unidos por fuertes vínculos de hermandad cristiana.

      Primeras asambleas de los Estudiantes de la Biblia

      La organización de las asambleas de los Estudiantes de la Biblia de diversas ciudades y países tuvo un desarrollo gradual. A diferencia de lo que sucede entre los grupos eclesiásticos tradicionales, las asambleas hicieron posible que los Estudiantes de la Biblia pronto llegaran a conocer a compañeros de adoración de otros lugares. Al principio aquellas asambleas se efectuaban en Allegheny (Pensilvania), para el tiempo de la conmemoración anual de la muerte del Señor. En 1891 se anunció específicamente que habría una “asamblea para el estudio de la Biblia y para celebrar la Cena Conmemorativa del Señor”. Al año siguiente la revista Watch Tower anunció en un encabezamiento que saltaba a la vista: “ASAMBLEA DE CREYENTES, EN ALLEGHENY, PA.: DEL 7 AL 14 DE ABRIL, INCLUSIVE, DE 1892”.

      No se invitaba al público en general a aquellas primeras asambleas. Más bien, en 1892 asistieron unas cuatrocientas personas que habían dado prueba de fe en el rescate y de interés sincero en la obra del Señor. El programa constó de cinco días de intenso estudio de la Biblia y dos días de consejo útil para los repartidores de literatura.

      Una persona que asistió a una de estas asambleas por primera vez dijo: “He asistido a muchas asambleas, pero nunca a una como esta, donde lo único que se trata constantemente, desde que uno se levanta hasta que se acuesta, es la voluntad y el plan de Dios; en la casa, en la calle, en las reuniones, al comer y en todo otro lugar”. Respecto al espíritu que manifestaban los asistentes, alguien de Wisconsin (E.U.A.) escribió: “Me impresionó mucho el espíritu de amor y bondad fraternal que se manifestó en todo momento”.

      En 1893 hubo un cambio en los preparativos para la asamblea anual. A fin de aprovechar tarifas de ferrocarril más baratas debido a la Exposición Colombina (Feria Mundial de Chicago) que tendría lugar aquel verano, los Estudiantes de la Biblia se reunieron en Chicago (Illinois), del 20 al 24 de agosto. Esta fue la primera asamblea general que tuvieron fuera de la zona de Pittsburgh. Sin embargo, con el fin de emplear de la mejor manera posible el tiempo y el dinero en la obra del Señor, las asambleas generales se suspendieron por unos años.

      Después, a partir de 1898, los Estudiantes de la Biblia de varios lugares tomaron la iniciativa en organizar asambleas a las que asistieran personas de una zona específica. En 1900 hubo tres asambleas generales organizadas por la Sociedad; pero también hubo trece asambleas en diversos lugares de Estados Unidos y Canadá, la mayoría de las cuales duraron un día, y a menudo se celebraban durante la visita de uno de los peregrinos. La cantidad de asambleas siguió aumentando. En 1909 se celebraron por lo menos 45 asambleas de organización local en América del Norte, además de las asambleas en que participó el hermano Russell al efectuar giras especiales que lo llevaron a diferentes partes del continente. Gran parte del programa de las asambleas de un día tenía el propósito especial de estimular el interés del público. La concurrencia oscilaba entre unos cientos de personas hasta varios miles.

      Por otra parte, a las asambleas generales asistían principalmente Estudiantes de la Biblia, y en ellas se enfatizaba la instrucción para los que ya estaban bien establecidos en el camino de la verdad. Para aquellas asambleas se alquilaban trenes especiales que traían a concurrentes de las principales ciudades. A veces la asistencia llegaba a unas cuatro mil personas, y entre los presentes había algunos provenientes de Europa. Aquellas eran ocasiones de verdadero estímulo espiritual que comunicaban más celo y amor al pueblo de Jehová. Al concluir una de aquellas asambleas, en 1903, un hermano dijo: “No aceptaría ni mil dólares a cambio de todo el bien que recibí en esta asamblea; ¡y eso que soy pobre!”.

      Los peregrinos que se hallaran en la zona de la asamblea presentaban discursos en ella. El hermano Russell también se esforzaba por asistir a las asambleas locales y participar en el programa, así como a asambleas mayores en Estados Unidos y, con frecuencia, en Canadá. Aquello implicaba viajar mucho. La mayoría de sus viajes los hacía los fines de semana. Pero en 1909 un hermano de Chicago alquiló varios vagones de tren para llevar a un grupo de asambleístas que viajaba con el hermano Russell durante una gira de asambleas. En 1911 y 1913 el mismo hermano contrató trenes enteros para llevar a cientos de hermanos en giras de asambleas que duraban un mes o más, por el oeste de Estados Unidos y Canadá.

      Viajar hacia las asambleas en uno de aquellos trenes era una experiencia memorable. En 1913 Malinda Keefer subió a uno en Chicago (Illinois). Años más tarde dijo: “Enseguida me di cuenta de que éramos una gran familia [...] y que el tren era nuestro hogar por un mes”. Cuando el tren partía, los que venían a despedirnos entonaban una canción que decía: “Dios los acompañe hasta vernos de nuevo”, y agitaban pañuelos y sombreros a medida que el tren se iba perdiendo de vista. La hermana Keefer añadió: “El tren paraba en cada lugar donde había una asamblea, la mayoría de las cuales duraban tres días, y pasábamos un día en cada asamblea. Durante aquellas paradas el hermano Russell daba dos discursos: por la tarde, uno para los hermanos, y al anochecer presentaba otro para el público sobre el tema ‘Más allá del sepulcro’”.

      En otros países se iban celebrando también más asambleas. Con frecuencia eran muy pequeñas. En la primera que se celebró en Noruega, en 1905, hubo unas quince personas; pero aquello era solo el comienzo. Seis años después, cuando el hermano Russell visitó ese país, se hizo un esfuerzo especial por invitar al público, y asistieron aproximadamente 1.200 personas. En 1909, cuando Russell asistió a unas asambleas en Escocia, habló a unas 2.000 personas en Glasgow y a otras 2.500 en Edimburgo, sobre el interesante tema: “El ladrón en el Paraíso, el rico en el infierno y Lázaro en el seno de Abrahán”.

      Al concluir las primeras asambleas los hermanos celebraban lo que llamaban una fiesta de amor, en la que manifestaban sus sentimientos de hermandad cristiana. ¿Qué se hacía en estas ‘fiestas de amor’? Entre otras cosas, los oradores formaban una hilera, cada uno sosteniendo un plato con pan cortado en cuadritos; entonces los del auditorio desfilaban ante ellos, tomaban del pan y les daban la mano, a la vez que cantaban “Bendito el vínculo que une nuestros corazones en amor cristiano”. Solían derramar lágrimas de gozo mientras cantaban. Más tarde, cuando el auditorio aumentó en número, cesaron de darse la mano y tomar del pan, pero concluían con cántico y oración y, a menudo, con aplausos prolongados que expresaban su agradecimiento.

      Comienza una campaña mundial de proclamar el Reino

      La primera gran asamblea que se celebró después de la I Guerra Mundial tuvo lugar en Cedar Point (Ohio) (en el lago Erie, 96 kilómetros al oeste de Cleveland), del 1 al 8 de septiembre de 1919. Después de la muerte del hermano Russell, algunos que habían sido prominentes en la organización se apartaron de la verdad. Los hermanos experimentaron una prueba severa. Anteriormente en aquel año de 1919, el presidente de la Sociedad y colaboradores suyos habían salido de su encarcelamiento injusto. De modo que todos se preguntaban qué sucedería ahora. Aunque el primer día la asistencia fue algo baja, más tarde aquel día llegaron más concurrentes en trenes especiales. Entonces los hoteles que habían ofrecido alojamiento se vieron inundados de asambleístas. R. J. Martin y A. H. Macmillan (dos del grupo que acababa de salir de la cárcel) ofrecieron su ayuda. Estuvieron asignando cuartos hasta después de la medianoche, y el hermano Rutherford y muchos otros sirvieron de botones, cargando el equipaje y conduciendo a los hermanos a sus habitaciones. Había un espíritu contagioso de entusiasmo entre todos.

      Se esperaba que asistieran unas dos mil quinientas personas. Sin embargo, en todo sentido la asamblea resultó mucho mejor de lo que se esperaba. Para el segundo día se tuvieron que utilizar salones adicionales. Cuando esto no bastó, hubo que pasar al exterior, a una zona donde había una arboleda muy agradable. La asistencia fue de unos seis mil Estudiantes de la Biblia de Estados Unidos y Canadá.

      Por lo menos 1.000 personas del público vinieron para el discurso principal del domingo, lo que sumó un total de 7.000 personas, a quienes el orador habló al aire libre sin micrófono ni sistema de amplificación de la voz. En aquel discurso, “La esperanza para la humanidad angustiada”, J. F. Rutherford subrayó que el Reino Mesiánico de Dios es la solución a los problemas de la humanidad, y además mostró que la Sociedad de Naciones (que estaba en proceso de formación y ya había recibido el visto bueno del clero) no era en absoluto una expresión política del Reino de Dios. El periódico Register de Sandusky (un periódico de aquella zona) publicó un informe extenso del discurso público y un resumen de la actividad de los Estudiantes de la Biblia. Se enviaron copias del informe a otros periódicos de Estados Unidos y Canadá. Pero la publicidad que emanó de aquella asamblea no fue lo único que la hizo significativa.

      El punto culminante de la asamblea fue el “Discurso a los colaboradores”, presentado por el hermano Rutherford, un discurso que más tarde se publicó con el título de “Anunciando el Reino”. Iba dirigido a los Estudiantes de la Biblia mismos. En él se explicó el significado de las letras GA que aparecían en el programa de la asamblea y se veían en varios lugares del local. Se anunció que se publicaría una nueva revista, The Golden Age (La edad de oro), que tendría como fin dirigir la atención de la gente al Reino Mesiánico. Después de explicar la obra que se haría, el hermano Rutherford dijo al auditorio: “Ante ustedes se presenta una oportunidad. Aprovéchenla. Al hacer esta obra, recuerden que no solicitan fondos como representantes de una revista, sino que son embajadores del Rey de reyes y Señor de señores, que con dignidad anuncian a la gente la venida de la Edad de Oro, el glorioso reino de nuestro Señor y Amo, algo que por muchos siglos han esperado, y por lo que han orado, los cristianos verdaderos”. (Véase Revelación 3:8.) Cuando el orador preguntó cuántos deseaban participar en aquella obra, fue muy alentador ver la entusiástica respuesta. Las 6.000 personas del auditorio se pusieron de pie como si fueran una sola. Para el año siguiente más de 10.000 personas participaban en el servicio del campo. La entera asamblea tuvo un efecto unificador y vigorizante en los presentes.

      Tres años más tarde, en 1922, se celebró otra asamblea memorable en Cedar Point. Duró nueve días, del 5 al 13 de septiembre. Además de los concurrentes de Estados Unidos y Canadá, algunos vinieron de Europa. Hubo sesiones en diez idiomas. El promedio diario de asistencia fue de unas diez mil personas; y para la conferencia principal, el discurso “Millones que ahora viven no morirán jamás”, hubo tantas personas del público que la concurrencia casi se duplicó.

      Los Estudiantes de la Biblia no celebraron aquella asamblea con la idea de prepararse para efectuar en la Tierra una obra que tomaría décadas. De hecho, decían que bien podría ser su última asamblea general antes de “la liberación de la iglesia [...] para entrar en la fase celestial del reino de Dios, y, sí, pasar a la mismísima presencia de nuestro Señor y nuestro Dios”. Pero, prescindiendo del poco tiempo que quedara, lo que más les importaba era hacer la voluntad de Dios. Con eso presente, el viernes 8 de septiembre el hermano Rutherford presentó el importante discurso “El Reino”.

      Antes de esto, en diferentes partes del local se habían colgado grandes rótulos con las letras ADV. Durante el discurso el significado de aquellas letras quedó claro cuando el orador dio esta exhortación: “Sean fieles y verdaderos testigos para el Señor. Sigan adelante en la lucha hasta que todo vestigio de Babilonia quede desolado. Proclamen el mensaje lejos y extensamente. El mundo tiene que saber que Jehová es Dios y que Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores. Este es el día de importancia máxima. ¡Miren, el Rey rige! Ustedes son sus agentes de publicidad. Por lo tanto, anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”. En aquel momento se desenrolló ante el auditorio una enorme pancarta, de 11 metros de largo. En esta aparecía el lema “Anuncien [en inglés: ‘Advertise’, representado por las letras ‘ADV’] al Rey y el Reino”. Fue un momento electrizante. El auditorio aplaudió con entusiasmo. Levantando su violín por encima de su cabeza, un hermano de edad avanzada de apellido Pfannebecker, músico de la orquesta de la asamblea, clamó con fuerte acento alemán: “Ach, Ya! Und now ve do it, no?” (¡Ah, sí! Y ahora lo haremos, ¿verdad?). Y realmente lo hicieron.

      Cuatro días después, estando la asamblea todavía en curso, el hermano Rutherford participó personalmente con otros concurrentes en proclamar el Reino de casa en casa en un radio de 72 kilómetros desde el lugar de asamblea. Pero el asunto no terminó allí. La obra de proclamar el Reino había recibido un poderoso impulso que la llevaría a todo el mundo. Aquel año, más de diecisiete mil trabajadores celosos, en 58 países, participaron en testificar. Décadas más tarde, George Gangas, quien estuvo en esa asamblea y posteriormente llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante, dijo respecto al programa: “Fue algo que se escribió indeleblemente en mi mente y corazón, que nunca [olvidaré] mientras viva”.

      Ocasiones significativas en el desarrollo espiritual

      Todas las asambleas han provisto estímulo e instrucción basada en la Palabra de Dios. Pero algunas han quedado en la memoria por décadas como hitos espirituales, ocasiones muy significativas en sentido espiritual.

      Siete de estas se celebraron, una tras otra, en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, de 1922 a 1928. Algo que contribuyó a la importancia de aquellas asambleas fueron las impactantes resoluciones que se adoptaron, cuyo contenido se resume en un recuadro en la página siguiente. Aunque los Testigos eran relativamente pocos, distribuyeron hasta 45 millones de ejemplares de una resolución y 50 millones de otras varias, en muchos idiomas y por todo el mundo. Algunas resoluciones se transmitieron al extranjero por cadenas de emisoras. Así se dio un testimonio excepcional.

      En 1931 se celebró en Columbus (Ohio) otra asamblea histórica. El domingo 26 de julio, después de escuchar razones bíblicas al respecto, los Estudiantes de la Biblia adoptaron un nuevo nombre: testigos de Jehová. ¡Qué apropiado! Este es un nombre que dirige la atención principalmente al Creador mismo y que muestra con claridad la responsabilidad que tienen los que lo adoran. (Isa. 43:10-12.) La adopción de ese nombre infundió en los hermanos celo como nunca antes para proclamar el nombre y el Reino de Dios. Como lo expresó un hermano danés en una carta aquel mismo año: “Qué nombre tan extraordinario: testigos de Jehová. Sí, ¡que todos seamos eso!”.

      En 1935 se celebró otra asamblea memorable, en Washington (D.C.). El segundo día de aquella asamblea, el viernes 31 de mayo, el hermano Rutherford habló sobre la gran muchedumbre mencionada en Revelación 7:9-17. Por más de medio siglo los Estudiantes de la Biblia habían tratado en vano de identificar correctamente aquel grupo. Entonces, al tiempo que Jehová tenía fijado, a la luz de lo que iba sucediendo, se señaló que estas son personas que tienen la perspectiva de vivir para siempre aquí mismo en la Tierra. La comprensión de este asunto dio nuevo significado a la obra de evangelizar y aclaró la razón bíblica para un cambio importante que empezaba a verse en la organización moderna de los testigos de Jehová.

      Muchos de los que estuvieron en la asamblea de San Luis (Misuri), en 1941, la recuerdan por el discurso de apertura titulado “Integridad”, en el que el hermano Rutherford destacó la gran cuestión que afronta toda la creación inteligente. Desde que se presentó el discurso “El Gobernante para la gente”, en 1928, las cuestiones planteadas por la rebelión de Satanás habían recibido atención en varias ocasiones. Pero ahora se señaló que “la cuestión primaria que hizo surgir el reto desafiador de Satanás fue y es la de la DOMINACIÓN UNIVERSAL”. El reconocimiento de esa cuestión y de la importancia de guardar integridad a Jehová como Soberano Universal ha sido una importante fuerza motivadora para los siervos de Jehová.

      En medio de la II Guerra Mundial, en 1942, cuando algunos se preguntaban si acaso le habría llegado el fin a la obra de predicar, N. H. Knorr, el nuevo presidente de la Sociedad Watch Tower, presentó el discurso público de la asamblea: “Paz... ¿será duradera?”. La explicación que en él se dio de la simbólica “bestia salvaje de color escarlata” del capítulo 17 de Revelación hizo que los testigos de Jehová previeran que, después de la II Guerra Mundial, habría un tiempo en el que tendrían la oportunidad de dirigir todavía a más personas al Reino de Dios. Así se dio ímpetu a una campaña mundial que con el transcurso de los años ha llegado a más de doscientos treinta y cinco países y no ha concluido aún.

      Se alcanzó otro hito en la asamblea celebrada en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York el 2 de agosto de 1950. Los que asistieron a esa asamblea fueron los primeros en recibir, con sorpresa y mucho entusiasmo, la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, en inglés. El resto de la Traducción del Nuevo Mundo se presentó en secciones durante la siguiente década. Esta versión moderna de las Santas Escrituras restituyó el nombre personal de Dios donde le correspondía en su Palabra. La fidelidad de esta versión al traducir los idiomas originales de la Biblia ha sido una ayuda valiosísima para los testigos de Jehová en su propio estudio de las Escrituras, así como en su obra de evangelizar.

      El penúltimo día de aquella asamblea, F. W. Franz, entonces vicepresidente de la Sociedad Watch Tower, habló al auditorio sobre el tema “Nuevos sistemas de cosas”. Por muchos años los testigos de Jehová habían creído que aun antes del Armagedón algunos siervos de Jehová de tiempos precristianos serían levantados de entre los muertos para ser príncipes en el nuevo mundo, en cumplimiento de Salmo 45:16. De modo que puede imaginarse el efecto que tuvo en aquel inmenso auditorio la siguiente pregunta del orador: “¿Se alegraría esta asamblea internacional al saber que aquí, esta noche, entre nosotros, hay varios príncipes en perspectiva de la nueva tierra?”. A esto siguió un aplauso atronador y gritos de alegría. Entonces el orador mostró que el uso bíblico del término que se traduce “príncipe”, junto con la fidelidad de muchas de las “otras ovejas” de tiempos modernos, permitía creer que algunos de los que actualmente viven pudieran ser escogidos por Jesucristo para servicio principesco. Sin embargo, también destacó que no se otorgarían títulos a quienes se confiara ese servicio. Al concluir hizo la siguiente exhortación: “¡Adelante, pues, firmemente, todos juntos, como la sociedad del nuevo mundo!”.

      Se han presentado muchos otros discursos de gran importancia en las asambleas de los testigos de Jehová. Por ejemplo, en 1953 el discurso “La sociedad del nuevo mundo atacada desde el norte lejano” fue una cautivadora explicación del significado del ataque de Gog de Magog descrito en los capítulos 38 y 39 de Ezequiel. Aquel mismo año, el discurso “Llenando la casa de gloria” emocionó a los que lo escucharon, pues vieron ante sus propios ojos prueba tangible del cumplimiento de la promesa de Jehová, en Ageo 2:7, de sacar de todas las naciones las cosas preciosas, las cosas deseables, e introducirlas en Su casa.

      Sin embargo, la asamblea más sobresaliente de tiempos modernos se celebró en Nueva York, en 1958, cuando un auditorio de más de un cuarto de millón de personas abarrotó los estadios más grandes disponibles en aquella ciudad para escuchar el discurso “El Reino de Dios domina... ¿se acerca el fin del mundo?”. Hubo representantes de 123 países, y los informes que presentaron a los asambleístas ayudaron a fortalecer los vínculos de la hermandad internacional. Durante aquella extraordinaria asamblea se presentaron, en 54 idiomas, publicaciones que contribuirían al adelanto espiritual de los concurrentes, y que estos podrían emplear al instruir a otras personas.

      En 1962 una serie de discursos sobre el tema “Sujeción a las autoridades superiores” corrigió el entendimiento de los Testigos sobre el significado de Romanos 13:1-7. En 1964 los discursos “Pasando de la muerte a la vida” y “Saliendo de las tumbas a una resurrección” profundizaron su comprensión de la gran misericordia que Jehová manifiesta al proveer la resurrección. Y se pudieran dar muchos otros ejemplos de puntos valiosos como esos que aprendieron en las asambleas.

      Todos los años asisten nuevos a las asambleas, decenas de miles, sí, centenares de miles. Aunque para la organización en conjunto la información que se presenta tal vez no sea nueva, a menudo los que asisten por primera vez adquieren un entendimiento de la voluntad divina que realmente los emociona. Quizás comprendan cómo ampliar su servicio y se sientan motivados a emprender un derrotero que cambie el curso de su vida.

      En muchas asambleas se ha llamado atención al significado de ciertos libros de la Biblia. Por ejemplo, en 1958 y de nuevo en 1977 se presentaron libros encuadernados que analizaron las profecías que escribió el profeta Daniel sobre el propósito de Dios de tener un solo gobierno mundial con Cristo como Rey. En 1971 recibió atención el libro de Ezequiel, con su énfasis en la declaración divina: “Las naciones tendrán que saber que yo soy Jehová”. (Eze. 36:23.) En 1972 se examinaron en detalle las profecías de Zacarías y Ageo. En 1963, 1969 y 1988 se presentaron estudios extensos de las emocionantes profecías de Revelación, que predicen gráficamente la caída de Babilonia la Grande y la venida de los gloriosos nuevos cielos y una nueva tierra.

      Las asambleas han destacado diferentes temas: Aumento de la Teocracia, Adoración Limpia, Adoradores Unidos, Ministros Valerosos, Fruto del Espíritu, Haciendo Discípulos, Buenas Nuevas para Todas las Naciones, Nombre Divino, Soberanía Divina, Servicio Sagrado, Fe Victoriosa, Lealtad al Reino, Mantenedores de Integridad, Confianza en Jehová, Devoción Piadosa, Portadores de Luz y muchas más. Todas han contribuido al desarrollo espiritual de la organización y de los que se asocian con ella.

      Estímulo a la evangelización

      Tanto las asambleas grandes como las pequeñas han sido fuente de mucho estímulo en lo referente a la predicación de las buenas nuevas. Los discursos y las demostraciones han provisto instrucción práctica. El programa de las asambleas incluye siempre experiencias del ministerio del campo así como otras que relatan personas a quienes se ha ayudado en tiempos recientes a aprender las verdades bíblicas. Además, por muchos años se reservó tiempo para participar en el servicio del campo durante las asambleas, lo cual fue muy beneficioso. Daba un excelente testimonio en la ciudad de la asamblea y era una fuente de estímulo para los Testigos mismos.

      El servicio en el campo fue parte de la actividad programada para la asamblea de Winnipeg (Manitoba, Canadá), en enero de 1922. También fue parte de la asamblea general de Cedar Point (Ohio), más tarde aquel mismo año. Desde entonces fue común apartar un día, o parte de uno o varios días, para que los asambleístas predicaran en la ciudad de la asamblea y en sus alrededores. En grandes zonas metropolitanas, esta actividad permitió que personas a quienes difícilmente hubieran llegado los Testigos escucharan las buenas nuevas sobre el propósito de Dios de conceder vida eterna a los que aman la justicia.

      El primero de aquellos días de servicio que hubo en una asamblea en Dinamarca fue en 1925, cuando de cuatrocientos a quinientos hermanos se reunieron en Nørrevold. Muchos de los 275 que participaron en predicar durante aquella asamblea lo hicieron por primera vez. Algunos manifestaron cierta timidez. Pero una vez que vivieron la experiencia se hicieron evangelizadores entusiastas en sus propios territorios también. Después, y hasta el fin de la II Guerra Mundial, se celebraron en Dinamarca muchas asambleas de servicio de un día, a las que se invitaba a los hermanos de pueblos vecinos. Se notó aumento en el celo por la obra a medida que participaban unidamente en el ministerio y luego se reunían para escuchar discursos. En Gran Bretaña y Estados Unidos se celebraron asambleas de servicio similares, pero de dos días.

      En las asambleas grandes la actividad de los asistentes en el campo a veces alcanzaba proporciones notables. A partir de 1936 el discurso público se anunció mediante desfiles ordenados de Testigos que llevaban cartelones o pancartas y distribuían entre el público invitaciones. (Al principio se llamaba a las pancartas “cartelones de emparedado”, porque se llevaban colgadas una al frente y otra en la espalda.) A veces mil Testigos o más participaban en aquellos desfiles en algunas asambleas. Otros hacían visitas de casa en casa invitando a la gente a la asamblea para escuchar el programa. Era muy animador para los Testigos trabajar con otros y ver que centenares, incluso miles, de Testigos participaban en el ministerio con ellos. A la vez, el público de una zona extensa se enteraba de que los testigos de Jehová estaban en el pueblo; la gente tenía la oportunidad de escuchar por sí misma lo que los Testigos enseñaban y observar directamente su conducta.

      A menudo los discursos de las asambleas llegaban a muchas más personas de las que estaban allí presentes. El discurso “Libertad para las gentes” que pronunció el hermano Rutherford en la asamblea de Toronto (Canadá), en 1927, se transmitió por una red de 53 radioemisoras, la mayor cadena hasta entonces, a un inmenso auditorio internacional de radioyentes. El año siguiente, desde Detroit (Michigan, E.U.A.), el discurso “El Gobernante para la gente” se transmitió por el doble de aquella cantidad de emisoras, y por estaciones de onda corta a Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.

      En 1931 las grandes cadenas de radioemisoras rehusaron cooperar con los planes que se habían hecho para transmitir un discurso que pronunciaría el hermano Rutherford en una asamblea; entonces la Sociedad Watch Tower, trabajando con la American Telephone and Telegraph Company (una compañía telefónica y telegráfica), creó su propia red de 163 estaciones, entre ellas la mayor cadena conectada por cable hasta entonces, a fin de transmitir el mensaje “El Reino, la esperanza del mundo”. Por otra parte, más de trescientas estaciones en muchos lugares del mundo retransmitieron el programa grabado en discos.

      Durante la asamblea de Washington (D.C.), en 1935, el hermano Rutherford habló sobre el tema “Gobierno”, y señaló vigorosamente que dentro de poco el Reino de Jehová en manos de Cristo reemplazará a todo gobierno humano. Hubo más de veinte mil personas en el Auditorio de Washington. El discurso también se transmitió al mundo por radio y línea telefónica, y se escuchó en América Central y del Sur, Europa, Sudáfrica, las islas del Pacífico y países de Oriente. Es posible que millones de personas hayan escuchado el discurso de esa manera. Dos de los principales periódicos de Washington violaron su contrato de publicar el discurso. Sin embargo, los hermanos colocaron automóviles con altavoces en tres puntos de la ciudad y en otros 40 lugares en los alrededores de Washington, y desde ellos se retransmitió a grupos que formaron un auditorio estimado en 120.000 personas.

      Después, en 1938, desde la sala llamada Royal Albert Hall, en Londres (Inglaterra), se transmitió el discurso directo “Enfréntense a los hechos” a unas cincuenta asambleas en diversas ciudades alrededor del mundo, a un auditorio combinado de unos doscientos mil asistentes. Además, muchas otras personas oyeron el discurso por radio.

      Así, aunque los testigos de Jehová eran relativamente pocos, sus asambleas grandes desempeñaron un papel importante en la proclamación pública del mensaje del Reino.

      Asambleas de la posguerra en Europa

      Para los que asistieron a ellas, ciertas asambleas grandes sobresalen entre las demás. Eso se puede decir de las que se celebraron en Europa inmediatamente después de la II Guerra Mundial.

      Una de ellas se celebró en Amsterdam (los Países Bajos), el 5 de agosto de 1945, menos de cuatro meses después que los Testigos salieran de los campos de concentración alemanes. Se esperaban unos dos mil quinientos concurrentes; y unos dos mil de ellos necesitarían alojamiento. Para suplir lugares donde dormir, los Testigos de la ciudad cubrieron con paja el suelo de sus hogares. Los asambleístas llegaron de todas partes, por todo medio de transporte posible: embarcaciones, camiones y bicicletas; algunos pidieron transporte en el camino a personas dispuestas a llevarlos.

      En aquella asamblea rieron y lloraron, cantaron y dieron gracias a Jehová por su bondad. Como dijo uno de los presentes: “Tenían el gozo inefable de una organización teocrática recién liberada”. Antes de la guerra había menos de 500 Testigos en los Países Bajos. De estos, 426 fueron arrestados y aprisionados, y 117 murieron como resultado directo de la persecución. Algunos tuvieron el gran gozo de hallar en la asamblea a seres queridos a quienes creían muertos. Otros derramaron lágrimas después de buscar a algunos en vano. Aquella noche, 4.000 personas prestaron mucha atención al discurso público que explicó por qué se había perseguido tan intensamente a los testigos de Jehová. A pesar de lo que habían sufrido, se estaban organizando para seguir con la obra que Dios les había dado.

      Al año siguiente, 1946, los hermanos alemanes tuvieron una gran asamblea en Núremberg. Se les permitió utilizar el Zeppelinwiese, el lugar donde Hitler acostumbraba tener sus paradas militares. El segundo día de la asamblea, Erich Frost, quien había sufrido en carne propia el trato brutal de la Gestapo y pasado años en un campo de concentración nazi, presentó el discurso público “Los cristianos en el crisol”. En aquella ocasión, a los 6.000 Testigos presentes se unieron unos 3.000 residentes de Núremberg.

      El último día de aquella asamblea coincidió con el día en que se anunciarían las sentencias en los juicios por crímenes de guerra celebrados en Núremberg. Las autoridades militares anunciaron que habría un toque de queda aquel día, pero después de extensas negociaciones concordaron en que, en vista de la postura adoptada por los testigos de Jehová frente a la oposición nazi, no sería apropiado que se les impidiera concluir su asamblea en paz. De modo que aquel último día los hermanos se reunieron para escuchar el electrizante discurso “Denodados a pesar de la conspiración mundial”.

      Vieron la mano de Jehová en lo que sucedía. Mientras se dictaba sentencia contra los representantes del régimen que había tratado de exterminarlos, los testigos de Jehová estaban reunidos para adorar a Jehová en el mismo lugar donde Hitler había hecho sus despliegues más espectaculares de poder nazi. El presidente de la asamblea dijo: “Poder experimentar este día, que es solo una vista anticipada del triunfo del pueblo de Dios sobre sus enemigos en la batalla de Armagedón, valió nueve años en el campo de concentración”.

      Otras asambleas memorables

      A medida que la obra de los testigos de Jehová se ha extendido, se han celebrado grandes asambleas por todo el mundo. Los que han asistido han notado rasgos sobresalientes en todas ellas.

      En Kitwe (Rhodesia del Norte [ahora Zambia]), en el centro de la minería de cobre, en 1952 se programó una asamblea que coincidiría con la visita del presidente de la Sociedad Watch Tower. Se celebraría en las afueras de un campo minero, un sitio conocido como Chamboli. Se aplanó la parte superior de un hormiguero abandonado y se construyó una casita con techo de paja para que sirviera de plataforma para los oradores. Se construyeron cobertizos de doble nivel con techo de paja que servirían de dormitorios; se extendían por unos 180 metros desde la zona central de asientos como los rayos de una rueda. Los hombres y los niños durmieron en algunos de aquellos cobertizos; las mujeres y las niñas, en otros. Entre los presentes hubo quienes hicieron un viaje de dos semanas en bicicleta a la asamblea. Otros habían caminado por días, y terminaron su viaje en un autobús destartalado.

      Durante las sesiones todos estuvieron muy atentos, a pesar de que tuvieron que sentarse al aire libre en bancos duros de bambú. Habían venido a escuchar, y no querían perderse nada del programa. El canto de aquel auditorio de 20.000 personas era tan hermoso que traía lágrimas a los ojos. No tenían acompañamiento de instrumentos musicales, pero la armonía de voces era exquisita. Aquellos Testigos manifestaban unidad no solo en su canto, sino en todo sentido, a pesar de tener diversos antecedentes y ser de diferentes tribus.

      ¿Y puede usted imaginarse lo que sintieron los testigos de Jehová de Portugal cuando, después de tratar durante casi cincuenta años de conseguir la libertad de adoración, recibieron reconocimiento legal el 18 de diciembre de 1974? En aquel tiempo solo eran unos 14.000 publicadores. En cuestión de días, 7.586 de ellos llenaron un pabellón deportivo de Oporto. Al día siguiente otros 39.284 llenaron a rebosar un estadio de fútbol de Lisboa. Los hermanos Knorr y Franz estuvieron con ellos en aquella feliz ocasión, inolvidable para muchos.

      Se organizan asambleas internacionales

      Por más de medio siglo, en muchos países los testigos de Jehová han celebrado simultáneamente grandes asambleas en diferentes ciudades. Escuchar discursos importantes transmitidos desde una ciudad clave ha contribuido a que se vean como una hermandad internacional.

      Sin embargo, no fue sino hasta 1946 que se reunió en una sola ciudad a personas de muchos lugares del mundo en una asamblea internacional de gran tamaño. Esta asamblea tuvo lugar en Cleveland (Ohio). Aunque después de la guerra aún era difícil viajar, la concurrencia fue de unas 80.000 personas, entre ellas 302 asambleístas de 32 países aparte de Estados Unidos. Hubo sesiones en veinte idiomas. Se proveyó mucha instrucción práctica con el fin de extender la obra de evangelizar. Uno de los puntos sobresalientes de la asamblea fue el discurso del hermano Knorr sobre los problemas de la reconstrucción y la expansión. El auditorio aplaudió con entusiasmo al enterarse de los planes de ampliación de las instalaciones de impresión y las oficinas centrales de la Sociedad, así como de usar más radioemisoras, establecer sucursales en los principales países del mundo y dar expansión a la obra misional. Inmediatamente después de aquella asamblea se atendieron los detalles necesarios para que los hermanos Knorr y Henschel efectuaran una gira mundial y pusieran por obra lo que se había expresado.

      En los años siguientes se celebraron en el Estadio Yanqui de la ciudad de Nueva York grandes asambleas históricas. En la primera, celebrada del 30 de julio al 6 de agosto de 1950, hubo representantes de 67 países. Como parte del programa, siervos de sucursal, misioneros y otros asistentes dieron informes breves. El auditorio tuvo así emocionantes vislumbres de la intensa campaña de evangelización que se efectuaba entonces en todos sus países de origen. El último día una concurrencia de 123.707 personas escuchó el discurso “¿Puede usted vivir para siempre en felicidad sobre la Tierra?”. El tema de la asamblea fue “Aumento de la Teocracia”. Se enfocó la atención en el gran aumento de la cantidad de Testigos. No obstante, como recalcó el presidente de la sesión, Grant Suiter, esto no se hacía para alabar a mentes brillantes dentro de la organización visible. Más bien, declaró: “La nueva fuerza procedente del mayor número de personas está dedicada a la honra de Jehová. Así es como debe ser, y nosotros no queremos que sea de otra manera”.

      En 1953 se celebró otra asamblea en el Estadio Yanqui de Nueva York. Aquella vez hubo una concurrencia máxima de 165.829 personas. Como en el caso de la primera asamblea celebrada allí, en el programa se analizaron muchas emocionantes profecías bíblicas, se dio consejo práctico sobre cómo efectuar la predicación de las buenas nuevas y se presentaron informes de muchos países. Aunque las sesiones comenzaban alrededor de las nueve y media de la mañana, por lo general terminaban a las nueve o nueve y media de la noche. Los concurrentes disfrutaron de ocho días completos de gozoso banquete espiritual.

      Para la mayor asamblea, celebrada en Nueva York en 1958, fue necesario utilizar no solo el Estadio Yanqui, sino también el cercano Polo Grounds, así como secciones del exterior, fuera de los estadios, para acomodar a las muchedumbres. El último día, cuando todos los asientos disponibles estaban ocupados, se concedió permiso especial para utilizar hasta el terreno de juego del Estadio Yanqui; y fue emocionante ver a miles de concurrentes desfilar hacia el terreno, quitarse los zapatos y sentarse en el césped. Hubo 253.922 presentes para escuchar el discurso público. Se vio otra prueba de la bendición de Jehová sobre el ministerio de sus siervos cuando en aquella asamblea 7.136 personas simbolizaron su dedicación por inmersión en agua, más del doble de los que se bautizaron en la histórica ocasión del Pentecostés de 33 E.C., como informa la Biblia. (Hech. 2:41.)

      Todo el funcionamiento de aquellas asambleas demostró que había algo más que simple organización eficaz. Fue una manifestación de la acción del espíritu de Dios sobre su pueblo. Por todas partes se hizo patente el amor fraternal basado en el amor a Dios. No había organizadores bien pagados. Todos los departamentos funcionaron con voluntarios que no recibieron salario. Hermanos y hermanas cristianos, y a veces hasta familias enteras, atendieron los puestos para el despacho de refrigerios. También se prepararon comidas calientes, y en inmensas tiendas instaladas en las afueras del estadio las sirvieron a unos mil asambleístas por minuto. Decenas de miles de voluntarios —todos felices de poder colaborar— sirvieron de acomodadores y se encargaron de todo lo relacionado con las instalaciones, la preparación y distribución de los alimentos, la limpieza, y mucho más.

      Muchos voluntarios dedicaron cientos de miles de horas a buscar alojamiento para los asistentes. Hubo años en que, para satisfacer las necesidades de algunos asambleístas, se organizaron campamentos de tiendas de campaña y de casas remolque. En 1953 los Testigos recogieron gratuitamente la cosecha de 16 hectáreas de grano de un granjero de Nueva Jersey que les alquiló su terreno para que levantaran allí un campamento de casas remolque. Para la conveniencia de más de cuarenta y cinco mil personas se instalaron servicios sanitarios, iluminación, duchas, una lavandería, un restaurante de autoservicio y tiendas de comestibles. De la noche a la mañana surgió allí un pueblo. Muchos miles más fueron alojados en hoteles y en hogares privados en Nueva York y sus alrededores. Fue una empresa inmensa, pero con la bendición de Jehová, fue un éxito.

      Asambleas itinerantes

      Los miembros de esta hermandad internacional se interesan mucho en sus compañeros Testigos de otros países. Debido a esto, han aprovechado las oportunidades de asistir a asambleas celebradas fuera de sus países natales.

      Cuando la primera de la serie de asambleas Adoración Limpia se celebró en el Estadio Wembley de Londres (Inglaterra), en 1951, Testigos de 40 diferentes países estuvieron presentes. El programa recalcó el aspecto práctico de la adoración verdadera e instó a hacer del ministerio la carrera de uno en la vida. De Inglaterra muchos Testigos viajaron al continente, donde en los siguientes dos meses se celebrarían otras nueve asambleas. La mayor de estas tuvo lugar en Francfort del Main (Alemania), donde la concurrencia fue de 47.432 personas de 24 países. El cariño de los hermanos se demostró en la conclusión del programa, cuando la orquesta empezó a tocar y los hermanos alemanes cantaron espontáneamente una canción de despedida en la que encomendaban a Dios a los Testigos que habían venido del extranjero. Agitando pañuelos, cientos de ellos cruzaron el campo para expresar personalmente su agradecimiento por esta magnífica fiesta teocrática.

      En 1955 más Testigos planearon visitar a sus hermanos cristianos de otros países durante el tiempo de las asambleas. Hermanos de Estados Unidos y Canadá fueron a Europa en dos barcos (cada uno con capacidad para 700 pasajeros) y 42 aviones fletados. La edición europea del periódico The Stars and Stripes, publicada en Alemania, describió la afluencia de Testigos como “probablemente el mayor movimiento en masa de norteamericanos hacia Europa desde la invasión aliada durante la II Guerra Mundial”. También hubo representantes de América Central y del Sur, Asia, África y Australia. A pesar del esfuerzo del clero de la cristiandad por impedir que los Testigos celebraran sus asambleas en Roma y Núremberg, aquellas dos asambleas y seis más tuvieron lugar en Europa durante el verano. La concurrencia varió de 4.351 en Roma a 107.423 en Núremberg. Otro grupo de 17.729 personas se reunió en el Waldbühne, en lo que entonces se llamaba Berlín occidental, adonde podían asistir con menos riesgos los hermanos de la anterior zona oriental. Muchos de ellos habían estado en prisión por su fe o tenían familiares que se hallaban detenidos, pero todavía seguían firmes. El tema de la asamblea resultó ser muy apropiado: “Reino Triunfante”.

      Aunque ya se habían celebrado muchas asambleas internacionales, la de 1963 fue la primera en su clase. Fue una asamblea que dio la vuelta al mundo. Comenzó en Estados Unidos en Milwaukee (Wisconsin), de donde pasó a Nueva York; luego a cuatro ciudades principales de Europa y, de allí, al Oriente Medio, la India, Birmania (ahora Myanmar), Tailandia, Hong Kong, Singapur, las Filipinas, Indonesia, Australia, Taiwan, Japón, Nueva Zelanda, Fiji, la República de Corea y Hawai, y luego regresó a Norteamérica. Hubo, en total, asistentes de 161 países. La concurrencia total fue de más de 580.000 personas. Hubo 583 representantes de unos veinte países que viajaron con la asamblea, asistiendo en un país tras otro y dándole así la vuelta al mundo. Se organizaron giras especiales que permitieron que los asambleístas vieran lugares de interés religioso; además, participaron en el ministerio de casa en casa con los hermanos y hermanas del país que visitaban. Estos viajeros pagaron sus propios gastos.

      En la mayoría de las asambleas internacionales hubo representantes de América Latina. Pero en 1966-1967 les tocó a ellos ser los anfitriones en las asambleas. Los que asistieron nunca olvidarán el drama basado en el relato bíblico sobre Jeremías, que ayudó a todos a apreciar su significado para nuestros días.a Los lazos de amor cristiano se fortalecieron a medida que los visitantes presenciaron las circunstancias en que se efectúa una inmensa campaña de educación bíblica en la América Latina. Les conmovió en gran manera la fe tan firme de sus compañeros de creencia, muchos de los cuales habían tenido que vencer obstáculos aparentemente insuperables —oposición familiar, inundaciones, pérdida de posesiones— para estar presentes allí. Se sintieron muy animados al escuchar experiencias como la de una precursora especial enfermiza de Uruguay que fue entrevistada, a quien acompañaban en la plataforma muchas de las 80 personas a las que había ayudado a progresar hasta el bautismo cristiano. (Para 1992 había ayudado a 105 personas hasta verlas bautizadas. Seguía delicada de salud y aún era precursora especial.) Fue muy animador también conocer a misioneros de las primeras clases de Galaad que todavía seguían en sus asignaciones. Aquellas asambleas fueron fuente de estímulo para la obra en aquella parte del mundo. En muchos de esos países ahora hay diez, quince y hasta veinte veces la cantidad de adoradores de Jehová que había entonces.

      Unos años después, en 1970-1971, se les hizo posible a los Testigos de otros países asociarse con sus hermanos en asambleas internacionales en África. La mayor tuvo lugar en Lagos (Nigeria), donde hubo que construir todo tipo de instalación necesaria. Para proteger del fuerte sol a los concurrentes se erigió una ciudad de bambú, con una sección para sentarse, dormitorios, un lugar donde servir comidas y otros departamentos. Para esto se necesitaron 100.000 bambúes y 36.000 esteras grandes, todo preparado por los hermanos y las hermanas. El programa se presentó simultáneamente en diecisiete idiomas. La asistencia ascendió a 121.128 personas, y 3.775 nuevos Testigos se bautizaron. En la asamblea hubo miembros de diferentes tribus, muchos de ellos solían guerrear entre sí. Pero ahora era un gozo verlos unidos por los vínculos de la verdadera hermandad cristiana.

      Después de la asamblea, algunos visitantes extranjeros viajaron en autobús a Igbolandia para ver la zona más afectada por la reciente guerra civil. En pueblo tras pueblo había gran conmoción a medida que los Testigos de esas zonas recibían a los visitantes con saludos y abrazos. La gente salía a las calles para mirar. Nunca había visto tal demostración de amor y unidad entre negros y blancos.

      En ciertos países los testigos de Jehová son tantos que se les hace imposible reunirse en un solo lugar. Sin embargo, a veces se han celebrado simultáneamente varias asambleas grandes, seguidas de otras semana tras semana. En 1969 la unidad que había en las asambleas organizadas de aquella manera se vio realzada cuando algunos de los oradores principales viajaron en avión de una asamblea a otra, participando así en todas ellas. En 1983 y 1988 se vio una unidad similar cuando varias asambleas grandes en las que se hablaba el mismo idioma, aunque se celebraron en diferentes países, fueron conectadas por línea telefónica, para la transmisión de discursos clave que dieron miembros del Cuerpo Gobernante. No obstante, la base de la verdadera unidad entre los testigos de Jehová está en que todos ellos adoran a Jehová como el único Dios verdadero, todos se apegan a la Biblia como su guía, todos se benefician del mismo programa de alimentación espiritual, todos siguen la dirección de su Caudillo, Jesucristo, todos se esfuerzan por manifestar en su vida los frutos del espíritu de Dios, todos confían en el Reino de Dios y todos llevan a otros las buenas nuevas de ese Reino.

      Organizados para alabar internacionalmente a Jehová

      Hoy hay tantos testigos de Jehová, que sobrepasan la población de muchas naciones. Para que sus asambleas logren el mayor bien, se tienen que preparar con sumo cuidado. Sin embargo, por lo general lo que se necesita para garantizar suficiente alojamiento para todos es sencillamente seguir las recomendaciones que se publican sobre las asambleas a las que deben asistir los Testigos de diversas zonas. Cuando se planean asambleas internacionales, a menudo el Cuerpo Gobernante tiene que tomar en cuenta tanto la cantidad de Testigos de otros países que desean asistir y pueden hacerlo, como el tamaño de los lugares disponibles para la asamblea, cuántos Testigos de la zona asistirán y el alojamiento que puede conseguirse para los visitantes; entonces se determina la cantidad máxima de representantes que puede enviar cada país. Se dio atención a estos factores al planear las tres asambleas “Devoción Piadosa” de Polonia en 1989.

      Para aquellas asambleas se esperaban unos noventa mil testigos de Jehová polacos, además de miles de personas recién interesadas en la verdad. También se invitó a muchos de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos. Se dio la bienvenida a grandes grupos de Italia, Francia y Japón. Otros vinieron de Escandinavia y Grecia. Hubo por lo menos 37 países representados. Fue necesario traducir del polaco o del inglés a otros dieciséis idiomas ciertas partes del programa. La concurrencia total fue de 166.518 personas.

      Estuvieron en aquellas asambleas grupos grandes de Testigos provenientes de lo que entonces era la Unión Soviética y de Checoslovaquia; también asistieron cantidades considerables de representantes de otros países de Europa oriental. No hubo suficientes habitaciones en los hoteles y los dormitorios escolares para alojar a todos. Los Testigos polacos mostraron hospitalidad abriendo su corazón y sus hogares, compartiendo con gusto lo que tenían. Una congregación de 146 publicadores dio alojamiento a más de 1.200 asambleístas. Para algunos concurrentes, era la primera vez que asistían a una reunión de más de quince o veinte siervos de Jehová. Sus corazones rebosaron de aprecio al ver a decenas de miles de hermanos en el estadio, orar juntos y cantar con ellos alabanzas a Jehová. Entre las sesiones los hermanos se asociaban unos con otros y se abrazaban con gran afecto, aunque la barrera del idioma a veces les impedía expresar en palabras el sentimiento de su corazón.

      Al finalizar la asamblea estaban profundamente agradecidos a Jehová, quien había hecho posible todo aquello. En Varsovia, después de los comentarios de despedida por el presidente de la sesión, el auditorio estalló en aplausos que duraron diez minutos. Después del cántico y la oración final el aplauso se reanudó, y los concurrentes permanecieron un buen rato en el estadio. Habían esperado aquella ocasión durante muchos años, y no querían que terminara.

      Al año siguiente, 1990, menos de cinco meses después de eliminarse una proscripción de cuarenta años impuesta a los testigos de Jehová en lo que entonces era Alemania Oriental, hubo otra extraordinaria asamblea, esta vez en Berlín. Entre los 44.532 que asistieron hubo representantes de 65 diferentes países. De algunos países vinieron solo unos pocos; de Polonia, unos 4.500. Las palabras no bastaban para expresar lo que sentían los que nunca antes habían tenido la libertad de asistir a una asamblea como aquella, y cuando todos los presentes cantaron unidos alabanzas a Jehová, no pudieron contener las lágrimas de gozo.

      Más tarde aquel mismo año, cuando se celebró una asamblea similar en São Paulo (Brasil), se necesitaron dos grandes estadios para acomodar a un auditorio internacional de 134.406 personas. Después hubo una asamblea en Argentina, donde de nuevo se usaron dos estadios simultáneamente para ese mismo propósito. Al comenzar 1991, otras emocionantes asambleas internacionales empezaban en las Filipinas, Taiwan y Tailandia. Aquel año multitudes de personas de muchas naciones asistieron también a asambleas celebradas en Europa oriental: Hungría, Checoslovaquia y lo que ahora es Croacia. Y en 1992 representantes de veintiocho países consideraron un privilegio especial estar entre las 46.214 personas que asistieron en San Petersburgo a la primera asamblea verdaderamente internacional de los testigos de Jehová en Rusia.

      Oportunidades para recibir con regularidad estímulo espiritual

      No todas las asambleas que celebran los testigos de Jehová son internacionales. Sin embargo, el Cuerpo Gobernante organiza asambleas de distrito una vez al año, y por todo el mundo se disfruta del mismo programa en muchos idiomas. Algunas de estas asambleas son considerablemente grandes, y brindan la oportunidad de disfrutar de compañerismo con Testigos de muchos lugares, o puede que sean relativamente pequeñas y se celebren en muchas ciudades, lo cual facilita que los nuevos estén presentes y da al público de cientos de ciudades pequeñas la oportunidad de ver de cerca la diversidad de personas que hay entre los testigos de Jehová.

      Además, una vez al año cada circuito (compuesto de unas veinte congregaciones) se reúne para un programa de dos días en el que se da consejo espiritual y estímulo.b También, a partir de septiembre de 1987, para cada circuito se prepara una vez al año un animador día especial de asamblea. Donde es posible se envía a un miembro de la oficina central de la Sociedad o de la sucursal local para que participe en el programa. Los testigos de Jehová aprecian mucho estas ocasiones. En muchas zonas los lugares de las asambleas no están muy distantes y son de fácil acceso. Pero no siempre es así. Un superintendente viajante recuerda a un matrimonio de edad avanzada que caminó 76 kilómetros, cargados con maletas y mantas, para asistir a una asamblea de circuito en Zimbabue.

      Ya no se sale al servicio del campo durante todas las asambleas, pero eso no se debe a que los Testigos consideren menos importante la predicación. En la mayoría de los casos la gente que vive en los alrededores del lugar de la asamblea recibe visitas regulares de los Testigos de la zona, en algunos casos hasta varias veces al mes. Los asambleístas aprovechan las oportunidades para testificar informalmente, y su conducta cristiana es otro modo de dar un testimonio excelente.

      Prueba de verdadera hermandad

      Los observadores perciben fácilmente la hermandad que se manifiesta entre los Testigos en sus asambleas. Pueden notar que no existe parcialidad entre ellos y que su afecto genuino es evidente aun entre los que quizás se conocen por primera vez. Para el tiempo de la Asamblea Internacional Voluntad Divina, celebrada en Nueva York en 1958, el periódico neoyorquino Amsterdam News (del 2 de agosto) informó: “Por todas partes, negros, blancos y orientales, de toda posición social en la vida y de todas partes del mundo, se mezclaron gozosa y libremente. [...] Los Testigos adoradores, procedentes de 120 países, han vivido y adorado juntos en paz, y han mostrado a los estadounidenses lo fácilmente que esto se puede hacer. [...] La asamblea es un ejemplo brillante de que la gente puede trabajar y vivir en unidad”.

      En tiempos más recientes, cuando los testigos de Jehová celebraron asambleas simultáneas en Durban y Johannesburgo (Sudáfrica), en 1985, entre los concurrentes hubo miembros de los principales grupos étnicos y lingüísticos de Sudáfrica, así como representantes de otros veintitrés países. El afectuoso compañerismo entre los 77.830 asistentes se hizo patente. “Esto es precioso —dijo una joven de la India—. Ver a mestizos, indios, blancos y negros entremezclarse ha cambiado por completo el concepto que tenía de la vida.”

      Este sentimiento de hermandad va más allá de simples sonrisas, apretones de manos y llamarse unos a otros “hermano” y “hermana”. Por ejemplo, cuando se preparaba la asamblea “Buenas Nuevas Eternas”, que se celebraría por todo el mundo en 1963, se notificó a los testigos de Jehová que los que desearan podrían dar ayuda financiera a otros para que asistieran a la asamblea, y que la Sociedad se complacería en ocuparse de que los fondos beneficiaran a hermanos de todas partes del mundo. No se hicieron colectas ni se sacó dinero para gastos administrativos. Todos los fondos se utilizaron para lo que se había indicado. Así se ayudó a 8.179 hermanos a asistir a la asamblea. Entre estos hubo personas de todo país de América Central y del Sur, así como miles de África y muchas más del Oriente Medio y el Lejano Oriente. Gran parte de los que recibieron aquella ayuda eran hermanos y hermanas que habían dedicado muchos años al ministerio de tiempo completo.

      A finales de 1978 se programó una asamblea en Auckland (Nueva Zelanda). Testigos de las islas Cook se enteraron de ello y anhelaban poder asistir. Pero las condiciones económicas en las islas eran tan malas que el viaje le habría costado a cada uno una verdadera fortuna. No obstante, hermanos y hermanas amorosos de Nueva Zelanda contribuyeron fondos para el viaje de ida y vuelta de 60 de los isleños. A ellos les alegró muchísimo estar allí para disfrutar de aquel banquete espiritual con sus hermanos maoríes, samoanos, niueanos y caucásicos.

      Fue típico del espíritu que existe entre los testigos de Jehová lo que sucedió al final de la Asamblea de Distrito “Justicia Divina” celebrada en Montreal (Canadá) en 1988. Por cuatro días asambleístas que hablaban árabe, español, francés, griego, inglés, italiano y portugués habían estado disfrutando del mismo programa en su propio idioma. Sin embargo, al fin de la última sesión, los 45.000 presentes, se juntaron en el Estadio Olímpico en un conmovedor despliegue de hermandad y unidad de propósito. Juntos cantaron, cada uno en su propio idioma: “Venid, cantad [...] ‘Ya reina Jah’ [...] oh creación, hay que gozar”.

      [Notas a pie de página]

      a En los siguientes veinticinco años se presentaron otros 70 dramas en las asambleas.

      b De 1947 a 1987 se celebraron dos de estas asambleas anualmente. Hasta 1972 fueron asambleas de tres días; entonces se instituyó un programa de dos días.

      [Comentario en la página 255]

      “Me impresionó mucho el espíritu de amor y bondad fraternal”

      [Comentario en la página 256]

      Trenes de asambleístas, ¡todos a bordo!

      [Comentario en la página 275]

      No hubo organizadores bien pagados en la asamblea, sino voluntarios que no recibieron salario

      [Comentario en la página 278]

      Unidad entre blancos y negros

      [Recuadro/Fotografía en la página 261]

      Siete importantes resoluciones de asambleas

      En 1922 la resolución titulada “Un desafío a los líderes del mundo” los retó a demostrar que los humanos saben gobernar la Tierra o de lo contrario reconocer que la paz, la vida, la libertad y la felicidad eterna solo pueden venir de Jehová mediante Jesucristo.

      En 1923 se presentó “Una advertencia a todos los cristianos” sobre la necesidad urgente de huir de las organizaciones que engañosamente dicen representar a Dios y a Cristo.

      En 1924 “Eclesiásticos denunciados” reveló el engaño de las doctrinas y las prácticas no bíblicas del clero de la cristiandad.

      En 1925 “Mensaje de esperanza” mostró por qué los que aseguran ser la luz que guía al mundo no han podido satisfacer las mayores necesidades del hombre y por qué solo el Reino de Dios puede lograrlo.

      En 1926 “Un testimonio a los gobernantes del mundo” les avisó que Jehová es el único Dios verdadero y que Jesucristo gobierna ahora como el legítimo Rey de la Tierra. Instó a los gobernantes a utilizar su influencia para volver el pensamiento de la gente hacia el Dios verdadero para evitarles la calamidad.

      En 1927 la “Resolución a los pueblos de la cristiandad” desenmascaró la combinación económico-política-religiosa que oprime a la humanidad. Exhortó a la gente a abandonar la cristiandad y a poner su confianza en Jehová y su Reino en las manos de Cristo.

      En 1928 la “Declaración en contra de Satanás y a favor de Jehová” mostró claramente que el Rey ungido de Jehová, Jesucristo, restringirá dentro de poco a Satanás y destruirá su maligna organización, e instó a todos los que aman la justicia a ponerse de parte de Jehová.

      [Fotografías en las páginas 272 y 273]

      Rasgos sobresalientes de algunas asambleas grandes

      Centenares de asambleístas entusiastas llegaron en barco, miles en avión y decenas de miles en automóviles y autobuses

      Se requirió buena organización y muchos trabajadores voluntarios para hallar y asignar suficiente alojamiento

      Durante aquellas asambleas de ocho días se sirvieron regularmente a los asistentes decenas de miles de comidas calientes

      En 1953 una ciudad de casas remolque y tiendas de campaña alojó a más de cuarenta y cinco mil asambleístas

      En 1958, en Nueva York, 7.136 personas se bautizaron; más que en cualquier otra ocasión desde el Pentecostés de 33 E.C.

      En Nueva York, en 1953, se colocaron letreros con saludos de muchos países y se celebraron sesiones en veintiún idiomas

      [Fotografía en la página 256]

      Concurrentes a la asamblea de la IBSA en Winnipeg (Manitoba, Canadá), en 1917

      [Fotografía en la página 258]

      J. F. Rutherford discursando en Cedar Point (Ohio), en 1919. Instó a todos a anunciar celosamente el Reino de Dios con la revista “The Golden Age”

      [Fotografía en la página 259]

      Asamblea de 1922 en Cedar Point. La exhortación fue: “Anuncien al Rey y el Reino”

      [Fotografía en la página 260]

      George Gangas estuvo en Cedar Point en 1922. Desde entonces, por unos setenta años ha proclamado celosamente el Reino de Dios

      [Fotografía en las páginas 262 y 263]

      Asistentes a la asamblea de 1931 en Columbus (Ohio), quienes aceptaron con entusiasmo el nombre de testigos de Jehová

      [Fotografías en la página 264]

      N. H. Knorr presenta la “Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas” en 1950

      En la asamblea (Nueva York, 1958) se destacaron los discursos de F. W. Franz sobre el cumplimiento de la profecía bíblica

      [Fotografías en la página 265]

      Por muchos años el servicio del campo fue un rasgo importante de todas las asambleas. Los Ángeles (E.U.A.), 1939 (abajo); Estocolmo (Suecia), 1963 (recuadro)

      [Fotografía en la página 266]

      Cuando J. F. Rutherford habló desde Washington (D.C.), en 1935, el mensaje se transmitió por radio y líneas telefónicas a seis continentes

      [Fotografías en la página 268]

      En Núremberg (Alemania), en 1946, Erich Frost pronunció el vigoroso discurso “Los cristianos en el crisol”

      [Fotografía en la página 269]

      Asamblea al aire libre en Kitwe (Rhodesia del Norte) durante la visita de N. H. Knorr en 1952

      [Fotografías en las páginas 270 y 271]

      En 1958 un auditorio de 253.922 personas, que abarrotó dos inmensos estadios de Nueva York, escuchó el mensaje “El Reino de Dios domina... ¿se acerca el fin del mundo?”

      Polo Grounds

      Estadio Yanqui

      [Fotografía en la página 274]

      Grant Suiter, presidente de la asamblea del Estadio Yanqui en 1950

      [Fotografía en la página 274]

      John Groh (sentado) analiza con George Couch la organización de la asamblea en 1958

      [Fotografías en la página 277]

      En 1963 se celebró una asamblea que le dio la vuelta al mundo; representantes de veinte países viajaron de país en país con la asamblea

      Kyoto (Japón)(abajo a la izquierda) fue una de las veintisiete ciudades de asamblea. Asambleístas se conocen en la República de Corea (centro). Un saludo maorí en Nueva Zelanda (abajo a la derecha)

      [Fotografías en la página 279]

      Ciudad de bambú construida para una asamblea que sirvió simultáneamente a diecisiete grupos lingüísticos (Lagos, Nigeria, 1970)

      [Fotografías en la página 280]

      En 1989 se celebraron tres grandes asambleas en Polonia, con representantes de 37 países

      T. Jaracz (a la derecha) habló a los concurrentes en Poznań

      Miles se bautizaron en Chorzów

      El auditorio aplaudió por mucho tiempo en Varsovia

      Asambleístas de lo que entonces era la U.R.S.S. (abajo)

      Porciones del programa de Chorzów se tradujeron a quince idiomas

  • “Buscando primero el Reino”
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 18

      “Buscando primero el Reino”

      EL TEMA principal de la Biblia es la santificación del nombre de Jehová mediante el Reino. Jesucristo enseñó a sus seguidores a buscar primero el Reino, poniéndolo por encima de todo otro interés en la vida. ¿Por qué?

      A menudo La Atalaya ha explicado que, por ser el Creador, Jehová es el Soberano Universal. Merece que sus criaturas lo tengan en la más alta estima. (Rev. 4:11.) No obstante, en los albores de la historia humana uno de los hijos celestiales o espirituales de Dios, quien se hizo a sí mismo Satanás el Diablo, desafió insolentemente la soberanía de Jehová. (Gén. 3:1-5.) Además, Satanás imputó motivos egoístas a todos los que servían a Jehová. (Job 1:9-11; 2:4, 5; Rev. 12:10.) Así se perturbó la paz del universo.

      Por décadas las publicaciones de la Watch Tower han indicado que Jehová ha hecho provisión para resolver estas cuestiones de una manera que ensalce no solo Su imponente poder, sino también la grandeza de su sabiduría, justicia y amor. Una parte esencial de esta provisión es el Reino Mesiánico de Dios. Este da a la humanidad plena oportunidad de aprender los caminos de la justicia. También mediante él se destruirá a los inicuos, se vindicará la soberanía de Jehová y se cumplirá el propósito divino de hacer de la Tierra un paraíso habitado por personas que realmente amen a Dios, se amen unas a otras y sean bendecidas con vida en perfección.

      Debido a la importancia de ese gobierno, Jesús dio el siguiente consejo a sus seguidores: “Sigan, pues, buscando primero el reino”. (Mat. 6:10, 33.) Los testigos de Jehová de nuestros tiempos han dado prueba abundante de que se esfuerzan por prestar atención a ese consejo.

      Renuncian a todo por el Reino

      En una fecha temprana, los Estudiantes de la Biblia hicieron un estudio de lo que significaba buscar primero el Reino. Analizaron la parábola de Jesús en la que comparó el Reino a una perla tan valiosa que cierto hombre “vendió todas las cosas que tenía, y la compró”. (Mat. 13:45, 46.) Reflexionaron sobre el significado del consejo que dio Jesús a un joven gobernante rico de que vendiera todas sus posesiones, las distribuyera entre los pobres y le siguiera. (Mar. 10:17-30.)a Se dieron cuenta de que tenían que dar prioridad al Reino, empleando con gusto su vida, aptitudes y recursos como prueba de que eran dignos de participar en el Reino de Dios. Las demás cosas de la vida tenían que pasar a un segundo plano.

      Charles Taze Russell tomó a pecho ese consejo. Vendió su próspero negocio de ropa de caballero, fue dejando poco a poco los negocios y usó luego todos sus bienes materiales para dar a la gente ayuda espiritual. (Compárese con Mateo 6:19-21.) Esto no lo hizo por solo unos años. Hasta su misma muerte utilizó todos sus recursos —su capacidad mental, su salud física y sus posesiones materiales— para enseñar a otros el importante mensaje del Reino del Mesías. En el funeral de Russell, Joseph F. Rutherford, uno de sus colaboradores, dijo: “Charles Taze Russell fue leal a Dios, leal a Cristo Jesús, leal a la causa del Reino del Mesías”.

      En abril de 1881 (cuando solo unos centenares de personas asistían a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia) la Watch Tower publicó un artículo titulado “Se solicitan 1.000 predicadores”. Este invitaba a hombres y mujeres que no tuvieran personas que dependieran de ellos a emprender la obra de evangelizadores que repartieran publicaciones bíblicas. Empleando el lenguaje de la parábola de Jesús en Mateo 20:1-16, la Watch Tower preguntó: “¿Quién tiene el deseo ardiente de ir a trabajar en la Viña, y ha estado orando que el Señor abra el camino?”. Se instó a los que pudieran dedicar por lo menos la mitad de su tiempo exclusivamente a la obra del Señor a solicitar aquel servicio. Para ayudarles a cubrir los gastos de transporte, comida, ropa y alojamiento, la Sociedad Zion’s Watch Tower Tract puso en manos de los primeros repartidores literatura bíblica que podían distribuir, mencionó la modesta contribución que podían solicitar por esta e indicó a los repartidores que podían quedarse con una parte de los fondos que recibían. ¿Quiénes respondieron a aquella invitación y emprendieron el servicio de repartidor?

      Para 1885 unos trescientos repartidores trabajaban con la Sociedad. En 1914, la cantidad pasó por fin de los mil predicadores. No era un trabajo fácil. Después de visitar los hogares de cuatro pueblos pequeños y de hallar a solo tres o cuatro personas que mostraron algún interés, un repartidor escribió: “Tengo que reconocer que me sentí solo al viajar hasta tan lejos, hablar con tantas personas y hallar tan poco interés en el plan de Dios y en su Iglesia. Ayúdenme con sus oraciones, de modo que pueda presentar la verdad de manera apropiada y sin temor, y no cansarme de hacer el bien”.

      Se ofrecieron de buena gana

      Aquellos repartidores eran auténticos pioneros. Penetraron en los lugares más recónditos del país en un tiempo en que el transporte era muy rudimentario y las carreteras eran, en su mayoría, poco más que surcos producidos por las carretas. En Nueva Zelanda la hermana Early trabajó de ese modo. Comenzó mucho antes de la I Guerra Mundial y dedicó treinta y cuatro años al servicio de tiempo completo hasta su muerte en 1943. Cubrió gran parte del país en bicicleta. Siguió usando su bicicleta para apoyarse y llevar los libros cuando predicaba en el territorio de negocios de Christchurch, aun cuando no podía montar en ella por encontrarse paralizada a causa de la artritis. Podía subir escaleras, pero su incapacidad física la obligaba a bajarlas caminando hacia atrás. No obstante, mientras le quedaron fuerzas las usó en servir a Jehová.

      Aquellos Estudiantes de la Biblia no emprendieron la obra de repartidor porque estuvieran seguros de sí mismos. Algunos eran muy tímidos, pero amaban a Jehová. Antes de testificar en territorios de negocios, una de aquellas hermanas pedía a todos los Estudiantes de la Biblia de su zona que oraran por ella. Con el tiempo, al adquirir experiencia, se entusiasmó con el servicio.

      Cuando Malinda Keefer habló con el hermano Russell en 1907 sobre su deseo de empezar a servir de tiempo completo, le dijo que le parecía que antes tenía que aprender más. De hecho, solo llevaba un año leyendo las publicaciones de los Estudiantes de la Biblia. La respuesta del hermano Russell fue: “Si quieres esperar hasta que lo [sepas] todo, jamás comenzarás; [...] aprenderás a medida que hagas el trabajo”. Ella empezó sin demora, en Ohio (Estados Unidos). A menudo recordaba el texto de Salmo 110:3: “Tu pueblo se ofrecerá de buena gana”. Por los siguientes setenta y seis años eso fue precisamente lo que hizo.b Comenzó mientras era soltera. Luego, ya casada, disfrutó del servicio durante quince años. Pero después de la muerte de su esposo siguió sirviendo, con la ayuda de Jehová. En retrospectiva, dijo: “¡Cuán agradecida estoy de que me ofrecí de buena gana como precursora cuando [era] joven y siempre puse los intereses del Reino en primer lugar!”.

      Al principio, cuando se celebraban las asambleas generales se preparaban reuniones especiales para beneficio de los repartidores. En ellas se contestaban preguntas, se preparaba a los más nuevos y se daba ánimo a todos.

      Desde 1919 en adelante hubo muchos más siervos de Jehová que apreciaron tanto el Reino de Dios que lo hicieron el centro de su vida. Algunos pudieron poner a un lado sus intereses seglares y dedicarse de lleno al ministerio.

      Atención a sus necesidades materiales

      ¿Cómo se suplían sus necesidades materiales? Anna Petersen (después Rømer), evangelizadora de tiempo completo en Dinamarca, recordó: “Recibíamos alguna ayuda para los gastos diarios de las publicaciones que colocábamos[;] y no necesitábamos mucho. Si se nos presentaban gastos grandes, nos las arreglábamos de algún modo. Las hermanas nos daban ropa —trajes o abrigos—, y nos la poníamos enseguida, de modo que vestíamos bien. Y durante algunos inviernos yo trabajaba un par de meses en alguna oficina. [...] Compraba cuando había ventas especiales, y así conseguía la ropa que necesitaba para todo el año. Todo salía bien. Nunca pasamos necesidad”. Lo que más les importaba a los repartidores no eran las posesiones materiales. Su amor a Jehová y Sus caminos era como un fuego que ardía dentro de ellos, y sencillamente tenían que expresarlo.

      Para alojarse solían alquilar una habitación pequeña mientras visitaban a las personas de determinada zona. Unos utilizaban una casa remolque, nada lujosa, donde podían comer y dormir. Otros dormían en tiendas de campaña mientras viajaban de un lugar a otro. En algunos lugares los hermanos organizaban “campamentos de precursores”. A veces los Testigos de la zona les facilitaban un hogar, y se asignaba a alguien para que lo supervisara. Los precursores de aquella zona podían alojarse allí y contribuir para los gastos.

      Aquellos trabajadores de tiempo completo no permitían que la falta de dinero impidiera que personas mansas como ovejas obtuvieran literatura bíblica. A menudo los precursores trocaban las publicaciones por papas, mantequilla, huevos, fruta fresca o enlatada, pollos, jabón o cualquier otra cosa. No se enriquecían; más bien, ayudaban a la gente sincera a recibir el mensaje del Reino, mientras obtenían lo que necesitaban en sentido físico para seguir en el ministerio. Confiaban en la promesa de Jesús de que si ‘buscaban primero el reino y la justicia de Dios’, entonces se les suministrarían el alimento y el albergue necesarios. (Mat. 6:33.)

      Dispuestos a servir donde se les necesitara

      El deseo sincero de cumplir con la labor que Jesús había asignado a sus discípulos llevó a los predicadores de tiempo completo a nuevos territorios, e incluso a otros países. En 1931, cuando se invitó a Frank Rice a dejar Australia y empezar a predicar las buenas nuevas en Java (ahora parte de Indonesia), contaba con diez años de experiencia en el ministerio de tiempo completo. No obstante, en Java tendría que adaptarse a nuevas costumbres y aprender nuevos idiomas. Podía predicar en inglés en las tiendas y en las oficinas, pero también quiso testificar a los que no supieran esta lengua. Estudió mucho, y en tres meses aprendió suficiente holandés como para predicar de casa en casa. Después estudió malayo.

      Frank solo tenía 26 años cuando viajó a Java, y trabajó solo la mayor parte de los seis años que pasó allí y en Sumatra. (A finales de 1931, Clem Deschamp y Bill Hunter llegaron de Australia para ayudarle a efectuar la obra. Estos emprendieron una gira de predicación en el interior, mientras Frank predicaba en la capital de Java y sus alrededores. Más tarde, Clem y Bill también recibieron asignaciones que los separaron.) No había reuniones de congregación a las que Frank pudiera asistir. A veces se sentía solo, y en más de una ocasión tuvo que luchar contra la idea de renunciar a su obra allí y regresar a Australia. Pero siguió trabajando. ¿Cómo le fue posible? El alimento espiritual publicado en The Watch Tower le fortaleció. En 1937 aceptó una asignación en Indochina, donde sobrevivió con dificultad a las violentas revueltas que ocurrieron allí después de la II Guerra Mundial. Todavía mantenía su espíritu de servicio en los años setenta cuando escribió una carta en la que expresaba su gozo porque toda su familia servía a Jehová y porque tanto él como su esposa estaban de nuevo preparándose para trasladarse a un lugar de Australia donde se necesitaba ayuda.

      ‘Confían en Jehová con todo su corazón’

      Claude Goodman estuvo resuelto a ‘confiar en Jehová con todo su corazón, y a no apoyarse en su propio entendimiento’, de modo que escogió el servicio de repartidor como evangelizador cristiano en vez de trabajar y ganar dinero. (Pro. 3:5, 6.) Junto con Ronald Tippin, quien le había ayudado a aprender la verdad, fue repartidor en Inglaterra durante poco más de un año. Luego, en 1929, los dos se ofrecieron para ir a la India.c ¡Qué desafío representaba aquello!

      En los años siguientes viajaron no solo a pie y en trenes de pasajeros y autobuses, sino también en trenes de carga, en carretas tiradas por bueyes, sobre camellos, en sampanes, en cochecillos tirados por hombres y a veces hasta en aviones y trenes particulares. En ocasiones tendían sus petates en salas de espera de estaciones de ferrocarril, en algún establo para ganado, en la hierba de la selva o en el suelo de estiércol de vaca de alguna choza, pero en otras ocasiones durmieron en hoteles de lujo y en el palacio de un rajá. Como el apóstol Pablo, aprendieron el secreto de estar contentos, fuera que carecieran de provisiones o que las tuvieran en abundancia. (Fili. 4:12, 13.) Por lo general no tenían muchas cosas de valor material, pero nunca les faltó lo que realmente necesitaban. Experimentaron personalmente el cumplimiento de la promesa de Jesús de que si buscaban primero el Reino y la justicia de Dios se les proveería lo que necesitaran para la vida.

      Contrajeron el dengue, la malaria y la tifoidea, pero sus compañeros Testigos los cuidaron amorosamente. Tuvieron que servir entre la miseria de ciudades como Calcuta y testificar en las plantaciones de té de las montañas de Ceilán (ahora llamada Sri Lanka). Para satisfacer las necesidades espirituales de la gente ofrecían publicaciones, ponían grabaciones hechas en la lengua vernácula y presentaban discursos. Cuando la obra creció, Claude también aprendió a manejar una prensa y a atender otros trabajos en las sucursales de la Sociedad.

      Al cumplir 87 años podía recordar una vida rica de experiencias en el servicio de Jehová en Inglaterra, India, Paquistán, Ceilán, Birmania (hoy Myanmar), Malaya, Tailandia y Australia. Mantuvo el Reino en primer lugar en su vida mientras fue un joven soltero y cuando estuvo casado y tuvo familia. Menos de dos años después de su bautismo emprendió el servicio de tiempo completo, y lo consideró su carrera durante el resto de su vida.

      El poder de Dios se perfecciona en la debilidad

      Ben Brickell fue otro de aquellos Testigos celosos que, como otras personas, tuvo necesidades y enfermó. Su fe era sobresaliente. En 1930 empezó a servir de repartidor en Nueva Zelanda, y allí testificó en territorios que no se predicarían de nuevo hasta décadas después. Dos años más tarde, en Australia, emprendió una gira de predicación de cinco meses por la zona desértica, donde nunca se había testificado. Sobre su bicicleta cargaba mantas, ropa y alimentos, y llevaba libros para distribuir. Aunque otros hombres habían muerto al intentar viajar por aquella región, él no se retrajo, pues confiaba en Jehová. Luego sirvió en Malaysia, donde una afección cardíaca le presentó problemas serios. Pero no desistió. Tras de un período de recuperación, siguió predicando de tiempo completo en Australia. Unos diez años después, una enfermedad grave le obligó a internarse en un hospital, y cuando se le dio de alta el médico le dijo que “estaba incapacitado en un 85%”. No podía siquiera ir de compras sin tener que detenerse varias veces a descansar en la calle.

      Sin embargo, Ben Brickell estaba decidido a continuar, y lo hacía, descansando cuando tenía la necesidad. En poco tiempo estuvo testificando en el accidentado interior australiano. Hizo lo que pudo para atender su salud, pero el servicio a Jehová fue lo más importante para él hasta que murió treinta años después, cuando tenía 65 años.d Reconocía que el poder de Jehová podía compensar su debilidad. En la asamblea de Melbourne de 1969 sirvió en un departamento de precursores, y llevaba una tarjeta en la solapa que decía: “Si desea información sobre el servicio de precursor, pregúnteme”. (Compárese con 2 Corintios 12:7-10.)

      Se predica en pueblos de la selva y en campamentos mineros de las montañas

      El celo por el servicio de Jehová no solo impulsó a hombres, sino también a mujeres a predicar en territorios a los que no habían llegado las buenas nuevas. Freida Johnson, de la clase ungida, era de poca estatura y tenía unos cincuenta años de edad cuando predicaba sola en zonas de América Central, visitando a caballo lugares como la costa norte de Honduras. Se requería fe para trabajar sola en aquella región, yendo de unas plantaciones de banana a otras, y a los pueblos de La Ceiba, Tela y Trujillo, además de solitarias aldeas caribeñas más lejanas. Predicó allí en 1930 y 1931, de nuevo en 1934, y en 1940 y 1941, distribuyendo miles de ejemplares de publicaciones que daban a conocer la verdad bíblica.

      En aquellos años otra celosa trabajadora comenzó su ministerio de tiempo completo. Esta fue la alemana Kathe Palm. Lo que le impulsó a participar en esa obra fue la asamblea de Columbus (Ohio), en 1931, en la cual los Estudiantes de la Biblia adoptaron el nombre de testigos de Jehová. En aquella ocasión decidió buscar primero el Reino, y en 1992, a la edad de 89 años, aún lo seguía haciendo.

      Comenzó su servicio de precursora en la ciudad de Nueva York. Luego se trasladó a Dakota del Sur, donde tuvo una compañera por unos meses, pero después siguió sola en la obra, viajando a caballo. Cuando se le invitó a servir en Colombia (América del Sur), aceptó inmediatamente y llegó a ese país a finales de 1934. De nuevo tuvo una compañera por algún tiempo, pero después tuvo que continuar sola. Esto no la disuadió de seguir en su obra.

      Un matrimonio la invitó a servir con ellos en Chile. Aquel era otro territorio inmenso, que se extendía 4.265 kilómetros a lo largo de la costa oeste sudamericana. Después de predicar en los edificios de oficinas de la capital, viajó a zonas distantes del norte del país. Testificó de casa en casa en todos los campamentos mineros y en los poblados —grandes o pequeños— establecidos por las compañías mineras para sus empleados. Los mineros de las montañas andinas se sorprendían de la visita de una mujer que viajaba sola, pero ella estaba decidida a hablar a toda la gente de su zona asignada. Luego se mudó al sur, donde había estancias o ranchos de ovejas de unas 100.000 hectáreas. La gente de aquellos lugares era amigable y hospitalaria, y la invitaba a la mesa a las horas de las comidas. Jehová cuidó de ella de esa manera y de otras, de modo que no le faltó el sustento físico.

      La predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios ha llenado su vida.e Evocando sus años de servicio, dijo: “He tenido una vida muy remuneradora. Todos los años, cuando asisto a una asamblea del pueblo de Jehová, me llena de alegría y satisfacción ver que tantas personas con quienes estudié la Biblia publican las buenas nuevas y ayudan a otros a venir al agua de la vida”. Ha tenido el gozo de ver aumentar la cantidad de alabadores de Jehová en Chile de unos cincuenta a más de 44.000.

      “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”

      Martin Poetzinger, de Alemania, se bautizó después de escuchar un discurso basado en la invitación de Jehová a participar en Su servicio según Isaías 6:8, y en la respuesta positiva del profeta: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. Dos años más tarde, en 1930, emprendió el ministerio de tiempo completo en Baviera.f Poco tiempo después los funcionarios locales prohibieron la predicación de los Testigos, clausuraron los lugares donde se reunían y confiscaron sus publicaciones. La Gestapo era una amenaza constante. Sin embargo, aquellos sucesos de 1933 no pusieron fin al ministerio del hermano Poetzinger.

      Se le invitó a servir en Bulgaria. Allí se usaban tarjetas de testimonio en búlgaro para presentar las publicaciones bíblicas. Pero había mucha gente que no sabía leer. De modo que el hermano Poetzinger estudió el idioma local, que usa el alfabeto cirílico. Cuando una familia aceptaba publicaciones, a menudo los hijos tenían que leérselas a los padres.

      Durante la mayor parte del primer año el hermano Poetzinger trabajó solo, y escribió: “En la Conmemoración yo mismo presenté el discurso, hice la oración y concluí la reunión”. En 1934 todos los extranjeros fueron expulsados del país, de modo que se fue a Hungría. Allí tuvo que aprender otro idioma para poder compartir con otros las buenas nuevas. De Hungría pasó a los países conocidos entonces como Checoslovaquia y Yugoslavia.

      Tuvo muchas experiencias agradables mientras, con una carga de publicaciones en la espalda, buscaba por los campos y los pueblos a la gente que amaba la verdad; experimentó el cuidado de Jehová cuando gente hospitalaria le ofrecía comida y donde pasar la noche; hablaba con aquellos que venían a su hospedaje para aprender más del mensaje consolador del Reino hasta muy entrada la noche.

      Su fe se vio sometida también a pruebas difíciles. Mientras servía en un país extranjero y se hallaba sin dinero, enfermó gravemente. Ningún médico quería atenderle. Pero Jehová le proveyó lo necesario. ¿De qué manera? Al fin pudo comunicarse con el especialista más experimentado del hospital de la zona donde se hallaba. Este hombre, que creía firmemente en la Biblia, atendió al hermano Poetzinger como habría atendido a su propio hijo, y no le cobró. El médico quedó impresionado por el espíritu de abnegación de este joven, que se evidenciaba en su obra, y aceptó como regalo un juego de libros de la Sociedad.

      Cuatro meses después de casarse, el hermano Poetzinger tuvo que enfrentarse a otra prueba severa. Fue arrestado en diciembre de 1936 y pasó primero a un campo de concentración y luego a otro, mientras su esposa fue recluida en otro campo. Estuvieron nueve años sin verse. Jehová no impidió aquella cruel persecución, pero sí fortaleció a Martin y a su esposa Gertrud, así como a otros miles, para que la aguantaran.

      Cuando el hermano Poetzinger y su esposa fueron puestos en libertad, disfrutó de muchos años de servicio como superintendente viajante en Alemania. Estuvo en las emocionantes asambleas de la posguerra celebradas en Núremberg, en el mismo estadio donde Hitler había presenciado sus desfiles militares. Pero entonces el terreno estaba lleno de una muchedumbre de apoyadores leales del Reino de Dios. Asistió a las inolvidables asambleas celebradas en el Estadio Yanqui de Nueva York. Disfrutó a plenitud de la instrucción que recibió en la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. Y en 1977 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. El mejor modo de expresar su actitud hasta su muerte en 1988, es con las palabras: ‘Esto es lo único que hago: buscar primero el Reino’.

      Aprenden lo que realmente significa

      Evidentemente el espíritu de abnegación no es nada nuevo entre los testigos de Jehová. Cuando se publicó el primer tomo de La Aurora del Milenio en 1886, se trató sin reservas el asunto de la consagración (o, como diríamos hoy, la dedicación). Mediante las Escrituras se indicó que los cristianos verdaderos lo “consagran” todo a Dios; eso incluye sus aptitudes, sus posesiones materiales y su vida. Así los cristianos llegan a ser mayordomos de lo que se ha “consagrado” a Dios y, como mayordomos, tienen que dar cuenta a Dios y no a los hombres.

      Cada vez más Estudiantes de la Biblia daban todo de sí mismos al servicio de Dios. Usaban a plenitud sus aptitudes, sus posesiones y su energía vital en hacer Su voluntad. Por otra parte, lo más importante para algunos era cultivar lo que llamaban un carácter cristiano que les permitiera participar con Cristo en el Reino.

      Aunque el hermano Russell había indicado a menudo la responsabilidad de todo cristiano verdadero de testificar a otros acerca del Reino de Dios, se dio más énfasis a este punto después de la I Guerra Mundial. Un ejemplo sobresaliente de esto fue el artículo “Carácter o pacto, ¿cuál?”, en The Watch Tower del 1 de mayo de 1926. En él se analizaron sin rodeos los efectos perjudiciales de lo que se llamaba desarrollo del carácter, y luego se enfatizó la importancia de cumplir nuestras obligaciones con Dios mediante obras.

      Anteriormente The Watch Tower del 1 de julio de 1920 había examinado la gran profecía de Jesús sobre ‘la señal de su venida y del fin del mundo’. (Mat. 24:3, VA.) Esta destacó la predicación que tenía que efectuarse en cumplimiento de Mateo 24:14, e identificó de este modo el mensaje que había que proclamar: “Las buenas nuevas mencionadas aquí tienen que ver con el fin del viejo orden de cosas y el establecimiento del reino del Mesías”. Explicó que, cuando se analiza el momento en que Jesús hizo esta declaración y se relaciona con otros rasgos de la señal, se llega a la conclusión de que esa obra tiene que efectuarse “entre el tiempo de la gran guerra mundial [I Guerra Mundial] y el tiempo de la ‘gran tribulación’ que mencionó el Maestro en Mateo 24:21, 22”. Se trataba de una obra urgente. ¿Quiénes la efectuarían?

      Estaba claro que la responsabilidad recaía en los miembros de “la iglesia”, la verdadera congregación cristiana. Sin embargo, en 1932, La Torre del Vigía de noviembre (en inglés 1 de agosto), aconsejó a estos que animaran a los de la “clase Jonadab” a participar con ellos en la obra, en armonía con el espíritu de Revelación 22:17. La clase Jonadab —que espera vivir eternamente en el Paraíso terrestre— respondió a la invitación, y muchos lo hicieron con gran celo.

      Se ha recalcado mucho lo vital que es esta obra; por ejemplo, The Watch Tower de 1921 declaró: “Es tan importante participar en el servicio del Señor como asistir a las reuniones”. En 1922 señaló: “Cada uno debe ser un predicador del evangelio”. En 1949 dijo: “Jehová ha hecho que la predicación sea la obra más importante que pueda hacer cualquiera de nosotros en este mundo”. Con frecuencia se ha citado lo que expresó el apóstol Pablo en 1 Corintios 9:16: “Necesidad me está impuesta. Realmente, ¡ay de mí si no declarara las buenas nuevas!”. Este texto bíblico se ha aplicado a todo testigo de Jehová.

      ¿Cuántos predican? ¿Hasta qué grado? ¿Por qué?

      ¿Se estaba obligando a alguien a participar en aquella obra? “No —contestó The Watch Tower en el número del 1 de agosto de 1919—, no se obliga a nadie. Es un servicio totalmente voluntario, que se efectúa por amor al Señor y a su causa justa. Jehová no recluta a nadie por la fuerza.” Con relación a lo que motiva dicho servicio, The Watch Tower del 1 de septiembre de 1922 dijo también: “La persona que está realmente agradecida y que aprecia lo que Dios ha hecho por ella querrá hacer algo en respuesta; y cuanto más aprecie la bondad que Dios le ha mostrado, más amor le tendrá; y cuanto más amor le tenga, mayor será su deseo de servirle”. Se explicó que el amor a Dios se muestra guardando sus mandamientos, y uno de esos mandamientos es predicar las noticias gozosas del Reino de Dios. (Isa. 61:1, 2; 1 Juan 5:3.)

      Los que han emprendido esta actividad no lo han hecho movidos por ideas ambiciosas mundanas. Se les ha dicho con franqueza que al ir de casa en casa u ofrecer publicaciones en la esquina de una calle se les llamará ‘insensatos, débiles, inferiores’; serán “despreciados, perseguidos”, y se les considerará “de poco valor desde el punto de vista mundano”. Pero saben que a Jesús y a sus primeros discípulos se les trató de manera similar. (Juan 15:18-20; 1 Cor. 1:18-31.)

      ¿Creen los testigos de Jehová que de alguna manera se están ganando la salvación por el hecho de predicar? ¡En absoluto! El libro Unidos en la adoración del único Dios verdadero, que desde 1983 se ha usado para ayudar a los estudiantes de la Biblia a adelantar hacia la madurez cristiana, trata este asunto. Declara: “El sacrificio de Jesús también nos ha presentado la oportunidad de alcanzar vida eterna [...]. Esto no es una recompensa que nos ganemos. Sin importar cuánto hagamos en el servicio de Jehová, nunca podemos edificar tal mérito que Dios nos deba la vida. La vida eterna es ‘el don que Dios da [...] por Cristo Jesús nuestro Señor’ (Rom. 6:23; Efe. 2:8-10). No obstante, si tenemos fe en ese don y aprecio por el modo como fue hecho posible, manifestaremos esto. Por discernir lo maravillosamente que Jehová ha utilizado a Jesús para el logro de Su voluntad y lo vital que es el que todos nosotros sigamos cuidadosamente los pasos de Jesús, haremos del ministerio cristiano una de las cosas más importantes de nuestra vida”.

      ¿Se puede decir que todos los testigos de Jehová son proclamadores del Reino de Dios? Sí. Esto es lo que significa ser testigo de Jehová. Hace más de medio siglo, algunos creían que no era necesario que participaran en el servicio del campo, públicamente y de casa en casa. Sin embargo, hoy ningún testigo de Jehová se considera exento de este servicio debido a la posición que ocupe en la congregación a la que pertenece o en la organización mundial. Hombres y mujeres, jóvenes y mayores, todos participan. Lo ven como un privilegio precioso, un servicio sagrado. Muchos lo hacen a pesar de estar seriamente incapacitados. Y los que ni siquiera pueden ir de casa en casa a causa de su salud buscan otras maneras de llegar a las personas para darles testimonio.

      En el pasado, a veces se permitía que los nuevos participaran en el servicio del campo demasiado pronto. Pero en décadas recientes se ha enfatizado más el que la persona debe estar capacitada antes de que se la invite a predicar. ¿Qué significa eso? No se trata de que tengan que saber explicar cuanto contiene la Biblia. Pero, como explica el libro Organizados para efectuar nuestro ministerio, deben conocer y creer las enseñanzas fundamentales de la Biblia. Además, tienen que llevar vidas limpias que armonicen con las normas bíblicas. Cada uno debe tener el deseo sincero de ser testigo de Jehová.

      No se espera que todos los testigos de Jehová pasen la misma cantidad de tiempo predicando. Las circunstancias individuales varían. Hay otros factores como la edad, la salud, las responsabilidades de familia y el grado de aprecio que la persona tenga. Esto siempre se ha tomado en cuenta. Recibió énfasis en La Atalaya del 1 de junio de 1951, donde se explicó lo que era la “tierra buena” de la parábola del sembrador, una ilustración de Jesús que se encuentra en Lucas 8:4-15. El Curso de la Escuela del Ministerio del Reino, preparado para los ancianos en 1972, analizó el requisito de ‘amar a Jehová con toda el alma’ y explicó que “lo que es vital no es la cantidad que uno hace con relación a lo que otra persona hace, sino hacer lo que uno puede”. (Mar. 14:6-8.) Sin embargo, además de instar a cada uno a analizarse honradamente, también mostró que dicho amor significa “que toda fibra de la existencia de uno está envuelta en servir amorosamente a Dios; no queda exceptuada ninguna función, capacidad o deseo de la vida”. Todas nuestras facultades —nuestra alma completa— tienen que emplearse en hacer la voluntad de Dios. Ese libro de texto recalcaba que “Dios no requiere meramente participación, sino servicio de toda alma”. (Mar. 12:30.)

      Desgraciadamente, los humanos imperfectos tienden a irse a los extremos y dan mucha importancia a un asunto mientras descuidan otro. Eso hizo que en 1906 el hermano Russell diera la advertencia de que la abnegación no significa sacrificar a otros. Tampoco significa desatender las necesidades de la esposa, los hijos o los padres de edad avanzada con el fin de tener libertad para predicar a otras personas. Desde entonces, en las publicaciones de la Watch Tower han aparecido recordatorios similares en varias ocasiones.

      Poco a poco, con la ayuda de la Palabra de Dios, la entera organización ha tratado de lograr el equilibrio cristiano, es decir, mostrar celo por el servicio a Dios y a la vez dar la debida atención a todo lo que implica ser cristiano verdadero. Aunque el “desarrollo del carácter” se basaba en un entendimiento erróneo, La Atalaya ha mostrado que la importancia del fruto del espíritu y de la conducta cristiana no se pueden minimizar. En 1942 La Atalaya dijo con franqueza que ‘algunos habían concluido imprudentemente que con tal de que predicaran de casa en casa podrían proceder como les dictaran sus apetitos y no recibir ningún castigo. Uno debe recordar que no basta con tan solo salir a predicar’. (1 Cor. 9:27.)

      Poner las cosas en orden de importancia

      Los testigos de Jehová han comprendido que ‘buscar primero el Reino y la justicia de Dios’ envuelve poner las cosas en el debido orden de importancia en la vida. Incluye situar el estudio personal de la Palabra de Dios y la asistencia regular a las reuniones de congregación en el debido lugar en la vida y no anteponer otros intereses a estas cosas. Supone tomar decisiones que reflejen un deseo genuino de conformarse a las normas del Reino de Dios como se dan en la Biblia. Eso incluye basar en los principios bíblicos las decisiones que tengan que ver con la vida de familia, la recreación, la educación, el empleo, los negocios y las relaciones con el prójimo.

      Buscar primero el Reino implica mucho más que solo hablar a otros sobre el propósito de Dios cada mes. Significa poner los intereses del Reino en el primer lugar en cualquier aspecto de la vida, a la vez que se atienden adecuadamente otras obligaciones bíblicas.

      Los fieles testigos de Jehová promueven de muchas maneras los intereses del Reino.

      El privilegio de servir en Betel

      Algunos son miembros de la familia mundial de Betel. Esta se compone de ministros de tiempo completo que se han ofrecido voluntariamente para hacer lo que se les asigne en lo relacionado con la preparación y publicación de literatura bíblica, trabajos de oficina y todo otro servicio necesario para tales labores. No es un trabajo que les dé prominencia ni bienes materiales. Su deseo es honrar a Jehová, y están contentos con las provisiones que reciben: alimento, vivienda y un reembolso módico para sus gastos personales. Debido al modo de vivir de la familia de Betel, los gobiernos (como el de Estados Unidos) ven a los miembros de esta como una orden religiosa que ha hecho un voto de pobreza. Es un gozo para los que están en Betel usar su vida a plenitud en el servicio de Jehová y hacer trabajo que beneficia a muchos de sus hermanos cristianos y a muchas personas recién interesadas en la verdad, a veces a nivel internacional. Al igual que otros testigos de Jehová, también participan regularmente en el ministerio del campo.

      La primera familia de Betel (o familia de la Casa Bíblica, como entonces se la conocía) estuvo en Allegheny (Pensilvania). En 1896 constaba de doce miembros. Para 1992 esta familia tenía más de 12.900 miembros que servían en 99 países. Además, cuando no ha habido alojamiento suficiente en los edificios de la Sociedad, otros centenares de voluntarios han viajado diariamente desde su propio hogar a los hogares Betel y a las fábricas para ayudar con el trabajo. Estos han considerado un privilegio participar en la obra que se efectúa en Betel. Según surge la necesidad, otros miles de Testigos prescinden de su empleo seglar y otras actividades por algún tiempo para ayudar a construir imprentas y otros edificios que la Sociedad utiliza en la obra de la predicación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios.

      Muchos miembros de la familia internacional de Betel han hecho de este servicio la carrera de su vida. Frederick W. Franz, quien en 1977 llegó a ser el cuarto presidente de la Sociedad Watch Tower, para aquel tiempo había sido miembro de la familia de Betel de Nueva York durante cincuenta y siete años, y continuó en el servicio de Betel por otros quince años, hasta su muerte en 1992. En 1911 Heinrich Dwenger comenzó su servicio en el Betel de Alemania, y después, sirvió humildemente dondequiera que se le asignó; en 1983, el año en que murió, aún disfrutaba de su servicio como miembro de la familia de Betel de Thun (Suiza). George Phillips, de Escocia, aceptó una asignación en la sucursal sudafricana en 1924 (cuando esta supervisaba la predicación desde Ciudad del Cabo hasta Kenia), y siguió sirviendo en Sudáfrica hasta su muerte en 1982 (para entonces había siete sucursales de la Sociedad y unos 160.000 Testigos activos en aquella zona). Algunas hermanas cristianas como Kathryn Bogard, Grace DeCecca, Irma Friend, Alice Berner y Mary Hannan dedicaron su vida también al servicio de Betel hasta su muerte. Como ellas, muchos otros miembros de la familia de Betel han disfrutado de este servicio por diez, treinta, cincuenta, setenta años y más.g

      Superintendentes viajantes abnegados

      Por todo el mundo hay unos 3.900 superintendentes de circuito y de distrito que, junto con sus esposas, también sirven dondequiera que se les necesite, por lo general en su propio país. Muchos han dejado atrás un hogar y ahora viajan semanalmente o con intervalos de algunas semanas para servir a las congregaciones que se les han asignado. No reciben salario, pero agradecen el alimento y el hospedaje que se les ofrece donde sirven, junto con una provisión modesta para sus gastos personales. En 1992 servían en Estados Unidos 499 superintendentes de circuito y de distrito cuyo promedio de edad era de 54 años, y algunos de ellos habían servido en calidad de superintendentes viajantes por treinta, cuarenta años o más. En algunos países estos superintendentes viajan en automóvil. En el océano Pacífico el territorio requiere a menudo que usen aviones y barcos comerciales. En muchos lugares los superintendentes de circuito viajan a caballo o caminan para llegar a congregaciones muy distantes.

      El importante papel de los precursores

      Puede que el Cuerpo Gobernante envíe precursores especiales a lugares donde no hay Testigos a fin de dar comienzo a la predicación de las buenas nuevas, o a ciertas zonas donde se necesite ayuda especial. Son evangelizadores de tiempo completo que dedican mensualmente por lo menos ciento cuarenta horas al ministerio del campo. Están dispuestos a servir donde se les necesite, sea en su país o, en algunos casos, en países vecinos. Puesto que su servicio les deja poco o ningún tiempo para efectuar trabajo seglar que les permita mantenerse, se les provee un pequeño reembolso para gastos de alojamiento y otras necesidades. En 1992 había más de 14.500 precursores especiales en diferentes lugares de la Tierra.

      Los primeros precursores especiales que fueron asignados en 1937, llevaron la delantera en la presentación en las puertas de discursos bíblicos grabados que les sirvieran de base para conversaciones bíblicas en sus revisitas. Hacían esto en las ciudades grandes donde ya había congregaciones. Años después se empezó a enviar a los precursores especiales a otros lugares, particularmente a zonas donde no había congregaciones, o si las había, necesitaban mucha ayuda. Como resultado de su eficiente labor se formaron centenares de congregaciones nuevas.

      En vez de abarcar un territorio y luego pasar al siguiente, predicaban varias veces en el mismo sector, visitaban de nuevo a todo el que se interesaba, y conducían estudios bíblicos. Luego organizaban reuniones a las cuales podían asistir los que hubieran mostrado interés. De ese modo, durante su primera semana en una nueva asignación de Lesoto, en el África austral, un precursor especial invitó a una reunión a todo aquel a quien habló, para que vieran cómo conducían los testigos de Jehová la Escuela del Ministerio Teocrático. Él y su familia presentaron todas las asignaciones. Entonces invitó a los presentes al Estudio de La Atalaya. Unas treinta personas siguieron asistiendo al Estudio de La Atalaya después de satisfacer su curiosidad inicial, y el promedio de asistencia a la escuela fue de veinte personas. En países donde los misioneros graduados de Galaad contribuyeron en buena medida a organizar la predicación, se notó a veces un progreso más rápido cuando algunos Testigos nativos llegaron a ser precursores especiales, pues estos a menudo trabajaban con más eficacia entre la gente del lugar.

      Además de estos trabajadores celosos, hay otros centenares de miles de testigos de Jehová que también promueven diligentemente los intereses del Reino. Entre estos hay jóvenes y mayores, hombres y mujeres, personas casadas y solteras. Mensualmente los precursores regulares dedican, como mínimo, noventa horas al ministerio del campo, y los precursores auxiliares por lo menos sesenta horas. Ellos mismos deciden dónde predicar. La mayoría trabaja con congregaciones establecidas; otros se trasladan a zonas aisladas. Trabajan seglarmente para costear sus necesidades, o puede que su familia les ayude y provea lo que necesiten. Durante 1992, más de 914.500 Testigos participaron en ese servicio como precursores regulares o auxiliares al menos durante parte del año.

      Escuelas con propósitos especiales

      A fin de equipar a los voluntarios para ciertos tipos de servicio, se ha provisto instrucción especial. Por ejemplo, desde 1943 la Escuela de Galaad ha preparado para la obra misional a miles de ministros con experiencia que, después de su graduación, han sido enviados a todas partes de la Tierra. En 1987 empezó la Escuela de Entrenamiento Ministerial para satisfacer necesidades especiales, entre ellas el atender debidamente las congregaciones y otras responsabilidades. El poner en funcionamiento la escuela en diversos lugares les ahorra a los estudiantes viajar a un lugar central y tener que aprender otro idioma para beneficiarse de la instrucción. Se invita a esta escuela a ancianos o siervos ministeriales que han probado que realmente buscan primero el Reino. Muchos de ellos han estado dispuestos a servir en países extranjeros. Su espíritu es como el del profeta Isaías, quien dijo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. (Isa. 6:8.)

      Con el propósito de mejorar la eficacia de los que ya eran precursores regulares y especiales, en 1977 dio comienzo la Escuela del Servicio de Precursor. Se organizó una escuela en todos los circuitos del mundo donde fue posible. Se invitó a todos los precursores a beneficiarse del curso de dos semanas. Desde entonces, los precursores que han completado su primer año de servicio como tales han recibido la misma preparación. Para 1992, tan solo en Estados Unidos se habían beneficiado de esta escuela más de 100.000 precursores, es decir, más de 10.000 anualmente. En Japón, otros 55.000 habían recibido la misma preparación; en México, 38.000; en Brasil, 25.000, y en Italia, 25.000. Además de este curso, los precursores disfrutan regularmente de una reunión especial con el superintendente de circuito durante sus visitas semestrales a la congregación, y una sesión especial de instrucción con los superintendentes de circuito y de distrito para el tiempo de la asamblea de circuito anual. Esto hace que los que sirven como precursores en el inmenso ejército de proclamadores del Reino no solo sean trabajadores dispuestos, sino también ministros bien preparados.

      Servicio donde se necesita más ayuda

      Miles de testigos de Jehová —algunos precursores, otros no— se han ofrecido para servir no solo en la comunidad donde viven, sino también en otros lugares donde se necesita mucho la ayuda de proclamadores de las buenas nuevas. Cada año, miles de ellos se trasladan a lugares distantes durante semanas o meses, según lo permitan sus circunstancias, para testificar a la gente que no recibe con regularidad las visitas de los testigos de Jehová. Miles se han mudado a otras zonas para ayudar por más tiempo. Entre estos hay matrimonios o familias que tienen hijos. Algunos no se han mudado muy lejos, pero han hecho esto varias veces a través de los años. Muchos Testigos celosos hasta se han trasladado al extranjero, algunos por unos años, otros de forma permanente. Aceptan trabajo seglar que les permita mantenerse, y ellos mismos costean su mudanza. Su único deseo es difundir al mayor grado posible el mensaje del Reino.

      A veces sucede que un cabeza de familia que no es Testigo se muda con su familia debido a su empleo. Sin embargo, los miembros de la familia que son Testigos pudieran ver en esto una oportunidad de esparcir el mensaje del Reino. Eso sucedió en el caso de dos Testigos estadounidenses que a finales de los años setenta se hallaban en la selva de Surinam en un campamento de una compañía de construcción. Dos veces a la semana se levantaban a las cuatro de la mañana, hacían un incómodo viaje de una hora en el autobús de la compañía hasta el pueblo, y pasaban el día entero predicando. En poco tiempo estuvieron conduciendo semanalmente treinta estudios bíblicos con gente que tenía hambre de la verdad. Hoy hay una congregación en ese remoto lugar de la selva tropical.

      Se aprovechan las oportunidades para testificar

      Por supuesto, no todos los testigos de Jehová se trasladan a otros países, ni siquiera a otras ciudades, para efectuar su ministerio. Puede que las circunstancias no les permitan ser precursores. Con todo, tienen muy presente el consejo bíblico de hacer “todo esfuerzo solícito” y de siempre tener “mucho que hacer en la obra del Señor”. (2 Ped. 1:5-8; 1 Cor. 15:58.) Muestran que buscan primero el Reino cuando anteponen los intereses de ese gobierno celestial a su trabajo seglar y a la recreación. Los que tienen el corazón lleno de aprecio por el Reino participan regularmente en el ministerio del campo al grado que lo permiten sus circunstancias, y muchos otros hacen cambios en su vida a fin de tener mayor participación. Además, siempre están alerta para aprovechar cualquier oportunidad para hablar del Reino.

      Por ejemplo: John Furgala, dueño de una ferretería en Guayaquil (Ecuador), puso una atractiva muestra de publicaciones bíblicas en su tienda. Mientras su ayudante atendía a los clientes, John les daba testimonio.

      En Nigeria, un Testigo celoso que es contratista de trabajos de electricidad decidió también aprovechar su situación para dar testimonio. Puesto que tenía su propio negocio, podía organizar su horario de actividades. Todas las mañanas, antes de empezar a trabajar, reunía a su esposa, sus hijos, sus empleados y aprendices para analizar el texto bíblico del día y experiencias tomadas del Anuario de los testigos de Jehová. A principios de año regalaba a sus clientes un calendario de la Sociedad Watch Tower y dos revistas. Como resultado, algunos de sus empleados y clientes adoran a Jehová hoy como lo hace él.

      Son muchos los testigos de Jehová que tienen ese mismo espíritu. Sin importar qué sea lo que hagan, siempre buscan oportunidades para dar a conocer a otros las buenas nuevas.

      Un gran ejército de felices evangelizadores de tiempo completo

      El transcurso de los años no ha apagado el celo de los testigos de Jehová en la predicación de las buenas nuevas. A pesar de que algunos amos de casa les han dicho rotundamente que no les interesa el mensaje, son muchas las personas que agradecen que los Testigos les ayuden a entender la Biblia. El pueblo de Jehová está resuelto a seguir predicando hasta que Él mismo indique con claridad que la obra se ha completado.

      En vez de aflojar el paso, la entera asociación mundial de los testigos de Jehová ha intensificado su predicación. En 1982 el informe mundial mostró que habían dedicado 384.856.662 horas al ministerio del campo. Diez años después (en 1992) dedicaron 1.024.910.434 horas a esta actividad. ¿A qué se debió tal incremento?

      Es cierto que la cantidad de testigos de Jehová había aumentado. Pero el incremento en la cantidad de publicadores no fue a la par con el de horas. Durante ese mismo período, mientras que la cantidad de Testigos aumentó en un 80%, la cantidad de precursores creció un 250%. Como promedio mensual, de cada siete testigos de Jehová del mundo, uno participaba en alguna forma de predicación de tiempo completo.

      ¿Quiénes participaban en ese servicio? Tome el ejemplo de las hermanas de la República de Corea, muchas de las cuales son amas de casa. No todas pueden ser precursoras regulares a causa de las responsabilidades familiares, pero muchas de ellas aprovechan las largas vacaciones invernales de sus hijos para ser precursoras auxiliares. Como resultado, en enero de 1990 el 53% del total de los Testigos coreanos participó en alguna de las diferentes ramas del servicio de tiempo completo.

      En los primeros años de la obra en las Filipinas, el celoso espíritu de precursor de los Testigos filipinos les permitió llevar el mensaje del Reino a los centenares de islas del archipiélago. Desde entonces, ese celo se ha hecho más patente. En 1992, un promedio mensual de 22.205 publicadores servían de precursores en el ministerio del campo. Entre estos había muchos jóvenes que optaron por ‘acordarse de su Creador’ y emplear su vigor juvenil en Su servicio. (Ecl. 12:1.) Después de ser precursor durante diez años, uno de estos dijo: “He aprendido a ser paciente, a llevar una vida sencilla, a confiar en Jehová y a ser humilde. Es cierto que también he experimentado dificultades y me he sentido desanimado, pero esos momentos no se pueden comparar con las bendiciones de ser precursor”.

      Durante abril y mayo de 1989 La Atalaya presentó una serie de artículos en los que se desenmascaró a Babilonia la Grande, es decir, la religión falsa en sus diferentes formas por todo el mundo. Los artículos se publicaron simultáneamente en 39 idiomas y recibieron amplia distribución. En Japón, donde la cantidad de Testigos precursores pasa a menudo del 40%, hubo un nuevo máximo de 41.055 precursores auxiliares que colaboró en la obra en el mes de abril. Setenta y tres de los 77 publicadores bautizados de la congregación Otsuka, de la ciudad de Takatsuki (prefectura de Osaka), participaron en alguna forma del servicio de precursor aquel mes. El 8 de abril, día escogido para que todos los publicadores japoneses participaran en distribuir el mensaje vital, centenares de congregaciones, como la congregación Ushioda, de Yokohama, organizaron actividad en el campo desde las 7.00 de la mañana hasta las 8.00 de la noche, a fin de llevar este mensaje a la mayor cantidad de personas de aquella zona.

      Al igual que en otros lugares, los testigos de Jehová de México trabajan para mantenerse. Sin embargo, todos los meses de 1992, un promedio de 50.095 testigos de Jehová planificaron su horario para servir de precursores con el fin de ayudar a los que tienen hambre de la verdad a aprender acerca del Reino de Dios. En algunas familias, la cooperación de todos sus miembros contribuyó a que toda la familia —o por lo menos algunos miembros de ella— pudieran tomar parte en ese servicio. Los testigos de Jehová de México disfrutan de un ministerio fructífero. En 1992 conducían con regularidad 502.017 estudios bíblicos en los hogares, fuera con personas solas o con familias.

      Los ancianos que sirven en las congregaciones de los testigos de Jehová tienen responsabilidades de peso. La mayoría de los ancianos de Nigeria son padres de familia, como en muchos otros lugares. No obstante, además de prepararse para conducir las reuniones de la congregación o tomar parte en ellas, así como pastorear el rebaño de Dios, algunos son precursores. Pero ¿cómo logran esto? Dos factores importantes que a menudo contribuyen a este fin son: programar bien el uso del tiempo y tener buena cooperación de la familia.

      Es obvio que por todo el mundo los testigos de Jehová han tomado a pecho el consejo de Jesús de ‘seguir buscando primero el reino’. (Mat. 6:33.) El trabajo que realizan es una prueba sincera de su amor a Jehová y de aprecio por su soberanía. Como el salmista David, dicen: “Te ensalzaré, oh mi Dios el Rey, y ciertamente bendeciré tu nombre hasta tiempo indefinido, aun para siempre”. (Sal. 145:1.)

      [Notas a pie de página]

      a Watch Tower del 15 de agosto de 1906, páginas 267-271.

      b Véase La Atalaya del 1 de julio de 1967, páginas 412-415.

      c Véase The Watchtower del 15 de diciembre de 1973, páginas 760-765.

      d Véase La Atalaya del 15 de febrero de 1974, páginas 120-124.

      e The Watchtower del 15 de diciembre de 1963, páginas 764-766.

      f Véanse La Atalaya del 1 de junio de 1970, páginas 345-348, y del 15 de septiembre de 1988, página 31.

      g Véanse La Atalaya del 1 de mayo de 1987, páginas 22-30; The Watchtower del 1 de abril de 1964, páginas 212-215; La Atalaya del 15 de agosto de 1957, páginas 488-496; 15 de agosto de 1972, páginas 507-510; 15 de agosto de 1961, páginas 508-511; 1 de noviembre de 1968, páginas 666-669; 1 de septiembre de 1968, páginas 520-524; 1 de noviembre de 1960, páginas 664-668.

      [Comentario en la página 292]

      Más énfasis a la responsabilidad de testificar

      [Comentario en la página 293]

      Ven el servicio de casa en casa como un privilegio precioso

      [Comentario en la página 294]

      Entienden lo que es servicio de toda alma

      [Comentario en la página 295]

      Lo que realmente significa ‘buscar primero el reino’

      [Comentario en la página 301]

      Los Testigos celosos anteponen los intereses del Reino al trabajo seglar y a la recreación

      [Recuadro/Fotografía en la página 288]

      “¿Dónde están los nueve?”

      En la Conmemoración de la muerte de Cristo, en 1928, se dio a todos los presentes un tratado titulado “¿Dónde están los nueve?”. El análisis que este hacía de Lucas 17:11-19 llegó al corazón de Claude Goodman y le impulsó a participar en la obra de repartidor, o precursor, y a perseverar en ese servicio.

      [Fotografías en las páginas 296 y 297]

      Servicio de Betel

      En 1992 había 12.974 personas en el servicio de Betel en 99 países

      [Fotografías]

      El estudio personal es importante para los miembros de la familia de Betel

      España

      En todos los hogares Betel el día comienza con el análisis de un texto bíblico

      Finlandia

      Al igual que los testigos de Jehová de todas partes, los miembros de la familia de Betel participan en el servicio del campo

      Suiza

      Los lunes por la noche la familia de Betel estudia “La Atalaya”

      Italia

      El trabajo es variado, pero todo se hace en apoyo de la proclamación del Reino de Dios

      Francia

      Papua Nueva Guinea

      Estados Unidos

      Alemania

      Filipinas

      México

      Gran Bretaña

      Nigeria

      Japón

      Brasil

      Países Bajos

      Sudáfrica

      [Recuadro/Fotografías en la página 298]

      Algunos que sirvieron mucho tiempo en Betel

      Heinrich Dwenger: Alemania (unos quince años entre 1911 y 1933), Hungría (1933-1935), Checoslovaquia (1936-1939) y luego Suiza (1939-1983)

      F. W. Franz: Estados Unidos (1920-1992)

      George Phillips: Sudáfrica (1924-1966, 1976-1982)

      Las hermanas carnales Kathryn Bogard y Grace DeCecca, de Estados Unidos; entre ambas dedicaron ciento treinta y seis años de servicio en Betel

      [Gráfico en la página 303]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumentan los precursores

      Precursores

      Publicadores

      Porcentaje de aumento desde 1982

      250%

      200%

      150%

      100%

      50%

      1982 1984 1986 1988 1990 1992

      [Fotografía en la página 284]

      La hermana Early viajó por gran parte de Nueva Zelanda en bicicleta para llevar a otros el mensaje del Reino

      [Fotografía en la página 285]

      Durante setenta y seis años, primero soltera, después casada y luego viuda, Malinda Keefer se dedicó al ministerio de tiempo completo

      [Fotografías en la página 286]

      Vehículos habitables sencillos proveían alojamiento a algunos de los primeros precursores que se trasladaban de un lugar a otro

      Canadá

      India

      [Fotografía en la página 287]

      Frank Rice (de pie a la derecha), Clem Deschamp (sentado delante de Frank; Jean, la esposa de Clem, está junto a ellos), y un grupo en Java, entre ellos otros Testigos y personas interesadas en su obra

      [Fotografía en la página 288]

      Al dedicar su vida al ministerio de tiempo completo Claude Goodman llegó a servir en la India y en otros siete países

      [Fotografía en la página 289]

      Cuando Ben Brickell gozaba de buena salud, la empleaba en el servicio de Jehová; los graves problemas de salud que tuvo en la vejez no le hicieron abandonar el servicio

      [Fotografía en la página 290]

      Kathe Palm testificó en toda clase de territorio, desde los edificios de oficinas de las grandes ciudades hasta los distantes campos mineros y los ranchos de ovejas de Chile

      [Fotografía en la página 291]

      La resolución de Martin y Gertrud Poetzinger se expresa bien en las palabras: ‘Esto es lo único que hago: buscar primero el Reino’

      [Fotografía en la página 300]

      La Escuela del Servicio de Precursor (como esta de Japón) ha provisto preparación especial para decenas de miles de trabajadores celosos

  • Crecen juntos en amor
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 19

      Crecen juntos en amor

      EN SUS escritos a otros cristianos, los apóstoles de Jesucristo señalaron que en cada uno debería manifestarse no solo un aumento de conocimiento exacto, sino también de amor. El fundamento para esto era el amor que Dios mismo ha mostrado y el amor abnegado de Cristo, cuyo ejemplo ellos se esforzaban por seguir. (Juan 13:34, 35; Efe. 4:15, 16; 5:1, 2; Fili. 1:9; 1 Juan 4:7-10.) Eran una hermandad y, cuando se ayudaban mutuamente, los lazos de amor se fortalecían.

      Cuando el hambre creó dificultades económicas para los hermanos de Judea, los cristianos de Siria y Grecia les ayudaron compartiendo con ellos sus posesiones. (Hech. 11:27-30; Rom. 15:26.) Cuando se perseguía a algunos, otros cristianos, que sentían la persecución como si fuera contra ellos mismos, procuraban ayudarles. (1 Cor. 12:26; Heb. 13:3.)

      Desde luego, todo humano puede amar, y hay quienes se comportan humanitariamente sin que sean cristianos. Pero la gente del mundo romano reconocía que el amor que manifestaban los cristianos era diferente. Tertuliano, quien había sido jurista en Roma, citó lo que decían personas del mundo romano respecto a los cristianos: “Ved —dicen— cómo se aman entre sí [...]. Y cómo están dispuestos a morir unos por otros”. (El Apologético, capítulo XXXIX, 7, traducción de Germán Prado.) John Hurst, en el libro History of the Christian Church (Historia de la iglesia cristiana, tomo I, página 146), relata que en épocas de peste los habitantes de las antiguas ciudades de Cartago y Alejandría expulsaban de su presencia a los enfermos y despojaban a los moribundos de todo objeto de valor. Hurst dice que los cristianos de aquellos lugares, en cambio, compartían unos con otros sus bienes, cuidaban de los enfermos y enterraban a sus muertos.

      ¿Participan los testigos de Jehová de hoy en obras que demuestren esa clase de interés en el bienestar de otros? Si así es, ¿lo hacen solo unos cuantos individuos en algunas zonas, o promueve y apoya tales esfuerzos la organización en conjunto?

      Ayuda amorosa en las congregaciones

      Para los testigos de Jehová, cuidar de los huérfanos y de las viudas, así como de los fieles que experimenten graves dificultades, es parte de su adoración. (Sant. 1:27; 2:15-17; 1 Juan 3:17, 18.) Por lo común los gobiernos proveen para la comunidad en general hospitales, viviendas para personas de edad avanzada y asistencia social para los desempleados, y los testigos de Jehová dan apoyo pagando concienzudamente sus impuestos. Sin embargo, porque reconocen que solo el Reino de Dios ha de resolver de manera permanente los problemas de la humanidad, se dedican principalmente a enseñar a otros respecto a ese Reino y emplean sus recursos para ese fin. Este es un servicio importante que ningún gobierno humano provee.

      En las más de sesenta y nueve mil congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo a veces surgen necesidades especiales debido a la edad avanzada o las enfermedades de algunos de sus miembros, que usualmente se atienden a nivel personal. Como se muestra en 1 Timoteo 5:4, 8, todos los cristianos tienen la responsabilidad de velar por el bienestar de su propia familia. Los hijos, los nietos y otros parientes cercanos muestran amor cristiano al dar la ayuda que necesiten los de edad avanzada y los incapacitados de su familia. Las congregaciones de los testigos de Jehová no socavan este sentido de responsabilidad encargándose de las obligaciones de familia de otros. No obstante, si no hay parientes cercanos, o si sencillamente es imposible que los que tienen la responsabilidad lleven la carga solos, otros hermanos de la congregación manifiestan su amor acudiendo en su ayuda. Cuando sea necesario, la congregación en conjunto quizás suministre ayuda a la hermana o el hermano necesitado que haya servido fielmente por muchos años. (1 Tim. 5:3-10.)

      La ayuda en casos de necesidad no se deja al azar. En las sesiones de la Escuela del Ministerio del Reino, a las que los ancianos han asistido desde 1959, con frecuencia se ha dado atención especial a la obligación que los pastores del rebaño tienen ante Dios a este respecto. (Heb. 13:1, 16.) No es que antes de esa fecha no estuvieran al tanto de estas necesidades. Por ejemplo, en 1911 la congregación de Oldham (Lancashire, Inglaterra) proveyó ayuda material a los miembros de esta que afrontaban graves problemas económicos. Sin embargo, desde entonces la organización mundial ha crecido, la cantidad de los que experimentan serias dificultades ha aumentado, y los testigos de Jehová tienen mejor comprensión de lo que la Biblia muestra que deben hacer en situaciones de esa índole. Especialmente en años recientes se ha examinado en las reuniones de congregación la responsabilidad del cristiano para con los que tienen necesidades especiales: los de edad avanzada, los enfermos, las familias en las que solo uno de los padres cría a los hijos y los que experimentan dificultades económicas.a

      El interés de los Testigos en otros envuelve más que solo decir: “Manténganse calientes y bien alimentados”. Manifiestan interés personal amoroso. (Sant. 2:15, 16.) Examine algunos ejemplos.

      Cuando una joven testigo de Jehová de Suecia contrajo meningitis mientras visitaba Grecia en 1986, también supo lo que significa tener hermanos y hermanas cristianos en muchos países. Se notificó de lo ocurrido a su padre, que estaba en Suecia. Él se comunicó inmediatamente con un anciano de una congregación de testigos de Jehová de Suecia y con la ayuda de este pudo establecer contacto con un Testigo de Grecia. Sus hermanos griegos cuidaron todo el tiempo de ella hasta que pudo volver a Suecia tres semanas después.

      De igual manera, cuando un Testigo viudo entrado en años de Wallaceburg (Ontario, Canadá) necesitó ayuda, una familia a quien él había ayudado espiritualmente mostró su agradecimiento acogiéndolo como parte de la familia. Unos años después, cuando se mudaron a Barry’s Bay, lo llevaron consigo. Él recibió su cuidado amoroso por diecinueve años, hasta su muerte en 1990.

      En la ciudad de Nueva York, un matrimonio de Testigos atendió a un hombre de edad avanzada que asistía a las reuniones del Salón del Reino; hicieron esto por quince años hasta que él murió en 1986. Cuando tuvo una apoplejía, le hicieron las compras, le limpiaron la casa, le prepararon las comidas y le lavaron la ropa. Lo trataron como a su propio padre.

      También se da atención amorosa a necesidades de otro tipo. Un matrimonio de Testigos estadounidenses había vendido su casa y se había mudado a Montana para ayudar a una congregación de aquel estado. Sin embargo, con el tiempo se les presentaron graves problemas de salud, el hermano perdió su empleo, y se vieron en dificultades económicas. ¿Qué harían? El hermano pidió ayuda a Jehová. Cuando terminó de orar, un compañero Testigo tocó a la puerta. Ambos salieron a tomarse un café. A su regreso, el hermano halló en la cocina un gran surtido de comestibles. Había además un sobre con dinero y una nota que decía: “De sus hermanos y hermanas que los quieren mucho”. Los hermanos de la congregación habían percibido su necesidad y todos participaron en remediar la situación. Emocionados por el amor que se les había mostrado, el hermano y su esposa no pudieron contener las lágrimas, y dieron gracias a Jehová, cuyo ejemplo de amor motiva a sus siervos.

      La preocupación sincera de los testigos de Jehová por ayudar a otros Testigos que sufren dificultades es bien conocida. A veces unos impostores se han aprovechado de ese deseo de ayudar. Este abuso ha enseñado a los Testigos a ser cautelosos, pero no ha apagado su deseo de ayudar a los que lo merecen.

      Cuando la guerra deja desamparada a la gente

      En muchos lugares del mundo la gente ha perdido sus posesiones como resultado de guerras. Las organizaciones de socorro se esfuerzan por suministrar ayuda, pero su sistema suele funcionar muy lentamente. Los testigos de Jehová no consideran que la labor de esas organizaciones los exima de su responsabilidad de ayudar a sus hermanos cristianos de esas zonas. Cuando se enteran de que sus hermanos están en necesidad, no ‘les cierran la puerta de sus tiernas compasiones’, sino que prestamente hacen cuanto pueden por enviarles socorro. (1 Juan 3:17, 18.)

      Durante la II Guerra Mundial, hasta dentro de un mismo país donde hubiera escasez, los Testigos de las zonas rurales que aún tenían víveres los compartían con sus hermanos menos afortunados de las ciudades. En los Países Bajos hicieron esto a pesar del peligro a que los exponían las rígidas restricciones impuestas por los nazis. En una de aquellas misiones de socorro, Gerrit Böhmermann iba a la cabeza de un grupo de hermanos en bicicletas cargadas de alimentos escondidos bajo lonas. De repente se vieron ante un puesto de control en la ciudad de Alkmaar. “Lo único que podía hacer era confiar de lleno en Jehová”, dijo Gerrit. Sin aminorar mucho la velocidad, le preguntó al guardia: “Wo ist Amsterdam?” (¿Cómo llegamos a Amsterdam?). El guardia se apartó y, señalando adelante, gritó: “Geradeaus!” (¡Siga derecho!). “Danke schön!” (¡Gracias!), contestó Gerrit, mientras el entero convoy de bicicletas cargadas de alimentos pasaba a toda velocidad y la muchedumbre observaba atónita. En otra ocasión los Testigos lograron llevar a sus hermanos de Amsterdam un cargamento de papas en una barca.

      Los testigos de Jehová manifestaron el mismo espíritu hasta en los campos de concentración europeos. Un joven de 17 años que estaba recluido en un campo cercano a Amersfoort (Países Bajos) perdió tanto peso que parecía un esqueleto andante. Pero años más tarde aún recordaba la vez en que, después que a él y a otros se les obligó a hacer ejercicios bajo la lluvia hasta la medianoche y se les dejó sin comer, un Testigo de otra sección del campo logró llegar a donde él estaba y le puso un pedazo de pan en la mano. Y en el campo de concentración austriaco de Mauthausen, un Testigo que podía ir a diferentes partes del campo, a riesgo de perder la vida, solía llevar alimento que unos Testigos habían guardado de sus escasas raciones a otros Testigos cuya ración era aún más escasa.

      Después de la guerra lo único que poseían los testigos de Jehová que salieron de las prisiones y los campos de concentración alemanes era la ropa que usaban allí. Muchos que no fueron a prisión habían perdido sus posesiones. Por casi toda Europa escaseaban el alimento, la ropa y el combustible. Los testigos de Jehová de aquellos países enseguida organizaron reuniones de congregación y empezaron a dar ayuda espiritual a otros, llevándoles las buenas nuevas del Reino de Dios. Sin embargo, ellos mismos necesitaban otro tipo de ayuda. Muchos estaban tan débiles por el hambre que a veces se desmayaban en las reuniones.

      Nunca antes habían tenido que afrontar los Testigos una situación de tal magnitud. Sin embargo, el mismo mes en que oficialmente terminó la guerra en el Pacífico, los testigos de Jehová celebraron una asamblea especial en Cleveland (Ohio), en la que analizaron lo que podían hacer para socorrer a sus hermanos cristianos de países asolados por la guerra, y cómo ponerlo por obra. El consolador discurso “Su don inefable”, presentado por F. W. Franz, dio consejo bíblico que llevó a resolver debidamente aquella situación.b

      En pocas semanas, tan pronto como se permitió viajar por Europa, N. H. Knorr (entonces presidente de la Sociedad Watch Tower) y M. G. Henschel fueron allí para ver directamente la situación. Ya antes de su partida se organizaban planes de socorro.

      Los primeros envíos salieron de Suiza y Suecia. Otros se hicieron después desde Canadá, Estados Unidos y otros países. Aunque solo había unos ochenta y cinco mil Testigos en los países desde donde se podía enviar ayuda, estos se dieron a la tarea de enviar ropa y alimento a sus compañeros cristianos de Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, China, Dinamarca, Filipinas, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Inglaterra, Italia, Noruega, Países Bajos, Polonia y Rumania. No fue algo que durara poco tiempo. Por dos años y medio se siguió enviando ayuda. Entre enero de 1946 y agosto de 1948 se enviaron 479.114 kilogramos de ropa, 124.110 pares de zapatos y 326.081 kilogramos de alimento como donación a compañeros Testigos. Nada de los fondos se empleó para gastos administrativos. El trabajo de seleccionar y empacar estas provisiones lo efectuaron voluntarios sin paga. El dinero contribuido se utilizó en su totalidad para ayudar a aquellos a quienes estaba destinado.

      Por supuesto, la necesidad de ayudar a los refugiados y a otros que quedaron desamparados debido a la guerra no terminó allá en los años cuarenta. Desde 1945 ha habido centenares de conflictos armados; y los testigos de Jehová han seguido mostrando el mismo interés amoroso. Eso se hizo patente durante la guerra de Biafra (Nigeria), de 1967 a 1970. Luego se proveyó el mismo tipo de ayuda en Mozambique durante los años ochenta.

      También en Liberia azotó el hambre como resultado de la guerra que comenzó en 1989. Al huir la gente, el recinto de la Watch Tower en Monrovia se llenó de centenares de refugiados. Tanto el alimento disponible como el agua del pozo se distribuyeron entre los Testigos y los vecinos que no eran Testigos. Entonces, tan pronto como las circunstancias lo permitieron, llegaron más provisiones que enviaron Testigos de Sierra Leona y Côte d’Ivoire (Costa de Marfil), en África occidental; de los Países Bajos e Italia, en Europa, y de Estados Unidos.

      De nuevo, en 1990, después que la guerra del Líbano dejó secciones de Beirut como si las hubiera sacudido un terremoto, los ancianos entre los testigos de Jehová organizaron un comité de socorro para dar a los hermanos la ayuda que necesitaban. No tuvieron que pedir voluntarios, pues muchos ofrecían su ayuda todos los días.

      En 1990, durante un período de mucha agitación política y económica en Europa, los testigos de Jehová de Austria, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia enviaron más de 70 toneladas de artículos de primera necesidad a sus hermanos cristianos de Rumania.

      A esto siguieron otras misiones de socorro a Europa oriental. El Cuerpo Gobernante solicitó a la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Dinamarca que organizara un programa de ayuda para Testigos necesitados de Ucrania. Se notificó a las congregaciones, y todas quisieron colaborar. El 18 de diciembre de 1991 cinco camiones y dos camionetas, que conducían Testigos voluntarios, llegaron a Lviv con 22 toneladas de suministros, una muestra del interés amoroso de sus hermanos cristianos. Los envíos continuaron hasta 1992, algunos procedentes de Testigos de Austria: más de 100 toneladas de alimentos y ropa. Los hermanos de los Países Bajos despacharon más provisiones; primero 26 toneladas de alimento, después un convoy de once camiones que llevaban ropa, y luego más alimento para satisfacer la necesidad existente. Los que recibieron estas cosas estuvieron muy agradecidos a Dios y le pidieron sabiduría para emplear bien los suministros. Oraban antes de descargar los camiones y después de completar el trabajo. Testigos de Italia, Finlandia, Suecia y Suiza también enviaron grandes cargamentos de socorro. Para entonces, las condiciones turbulentas que habían surgido entre las repúblicas de la anterior Yugoslavia crearon necesidades en aquella región, lo cual requirió que se enviara alimento, ropa y medicinas. Mientras tanto, los Testigos de las ciudades alojaron a los que habían perdido su hogar.

      A veces los que más necesitan ayuda están en lugares apartados, y muy pocos se enteran de su condición. Eso les sucedió a 35 familias de testigos de Jehová en Guatemala. Sus pueblos fueron invadidos por facciones en conflicto. En 1989, cuando por fin pudieron regresar, necesitaron ayuda para reconstruir sus hogares. A fin de complementar la ayuda del gobierno a los repatriados, la sucursal de la Sociedad Watch Tower formó un comité de emergencia para socorrer a aquellas familias de Testigos, y unos 500 voluntarios de 50 congregaciones colaboraron en la reconstrucción.

      Hay otras situaciones que también le sobrevienen inesperadamente a la gente y le crean verdaderas dificultades. Son comunes los terremotos, los huracanes y las inundaciones. Se dice que, como promedio, más de veinticinco grandes desastres azotan al mundo cada año.

      Cuando azotan las fuerzas de la naturaleza

      Cuando se les presentan graves emergencias a los testigos de Jehová debido a desastres naturales, de inmediato se dan pasos para proveer la ayuda necesaria. Los ancianos han aprendido que cuando se enfrentan a ese tipo de situaciones deben procurar comunicarse con todos los miembros de la congregación. La sucursal de la Sociedad Watch Tower que supervisa la obra del Reino en esa zona examina enseguida la situación y luego se comunica con la central mundial. Cuando la ayuda local es insuficiente, se coordinan esfuerzos cuidadosamente, a veces hasta a escala internacional, para suplir lo que falta. La meta no es mejorar el nivel de vida de los implicados, sino ayudarles a tener las cosas necesarias para la vida a que están acostumbrados.

      Basta con que en la televisión se dé informe de cierto desastre para que muchos Testigos telefoneen a ancianos responsables de su zona y ofrezcan sus servicios, dinero o materiales. Otros quizás envíen fondos a la sucursal o a la central mundial con el fin de socorrer a los damnificados. Saben que se necesita ayuda, y quieren hacer algo. Cuando se requiere ayuda adicional, la Sociedad Watch Tower tal vez avise a los hermanos de una región específica para que ayuden según lo permitan sus circunstancias. Se forma un comité de socorro para que coordine lo que se haga en la zona de desastre.

      Por consiguiente, cuando gran parte de Managua (Nicaragua) fue devastada por un violento terremoto en diciembre de 1972, los superintendentes de las congregaciones de los testigos de Jehová de aquella región se reunieron pocas horas después para coordinar sus esfuerzos. De inmediato se investigó cómo se encontraban todos los Testigos de la ciudad. Aquel mismo día empezaron a llegar suministros de congregaciones cercanas; luego llegaron más provisiones de Costa Rica, Honduras y El Salvador. En las afueras de Managua se establecieron catorce centros de distribución. Mediante la central internacional de la Sociedad Watch Tower se enviaron a Nicaragua fondos y suministros que llegaron de diferentes partes del mundo. Alimento y otras cosas (entre ellas velas, fósforos y jabón) se distribuyeron según el tamaño de las familias; se les proveyó lo suficiente para siete días. En la fase de mayor actividad se alimentó a unas cinco mil personas: a los Testigos, a sus familias y a los familiares que los hospedaban. La labor de socorro continuó por diez meses. Al ver lo que se estaba logrando, los organismos gubernamentales y la Cruz Roja pusieron a la disposición de los Testigos alimentos, tiendas de campaña y otras provisiones.

      En 1986, cuando 10.000 habitantes de la isla de Izu-Oshima, cerca de la costa de Japón, tuvieron que salir de allí debido a erupciones volcánicas, los testigos de Jehová fueron en busca de sus hermanos espirituales al muelle donde atracaban los barcos de refugiados. Uno de los recién llegados dijo: “Cuando partimos de Oshima, no sabíamos adónde íbamos”. Todo había ocurrido muy de repente. “No obstante, al bajar del barco divisamos un letrero que decía: ‘Testigos de Jehová’. [...] A mi esposa se le saltaban las lágrimas al ver que nuestros hermanos habían venido al muelle a recibirnos”. Después de observar la atención que se dio a los Testigos refugiados, no solo cuando llegaron, sino también posteriormente, hasta personas que los habían excluido de su trato les dijeron: “Hicieron bien en seguir en esa religión”.

      Los Testigos se esfuerzan por hacer llegar cuanto antes su ayuda a las zonas de desastre. En 1970, cuando el Perú fue sacudido por el terremoto más devastador de su historia, desde la sede mundial de Nueva York se despacharon inmediatamente fondos de socorro, y poco después se enviaron 15 toneladas de ropa. Sin embargo, incluso antes de que llegara ese cargamento, y solo horas después de haberse abierto al tráfico las carreteras, los Testigos llegaron hasta las ciudades y los pueblos devastados de la zona con un convoy de vehículos cargados de suministros. En los días y las semanas siguientes se prestó la ayuda necesaria, tanto material como espiritual, a los diferentes grupos que vivían en las cumbres andinas. Y en 1980, cuando partes de Italia fueron sacudidas por un fuerte terremoto la noche del 23 de noviembre, el primer camión con suministros enviado por los Testigos llegó a la zona del desastre al día siguiente. De inmediato los Testigos pusieron a funcionar su propia cocina, desde donde prepararon y distribuyeron comidas todos los días. Un observador de la ayuda que se organizó en una isla del Caribe dijo: “Los Testigos trabajaron más deprisa que el gobierno”. Puede que a veces eso sea cierto, pero los testigos de Jehová agradecen mucho la colaboración de los funcionarios para poder llegar sin pérdida de tiempo a las zonas afectadas.

      En 1990, durante un período de hambre en Angola, se supo que los Testigos de allí necesitaban urgentemente alimento y ropa. Sin embargo, llegar hasta ellos era un problema, pues por muchos años se había proscrito la obra de los testigos de Jehová en aquel país. Aun así, sus hermanos cristianos de Sudáfrica enviaron un camión con 25 toneladas de suministros de socorro. De camino los Testigos se detuvieron en el consulado de Angola y consiguieron permiso para cruzar la frontera. Para llegar a los hermanos tuvieron que pasar por treinta puestos de control del ejército y cruzar un río crecido por un puente provisional construido en el lugar de otro que había sido dinamitado. A pesar de todo, el cargamento llegó a su destino.

      Al azotar un desastre se hace mucho más que sencillamente enviar suministros de socorro a la zona afectada. Cuando una sección de un suburbio de la Ciudad de México fue arrasada por unas explosiones y un incendio en 1984, los Testigos se presentaron sin tardanza para ayudar. Pero no se sabía el paradero de muchos Testigos del lugar, de modo que los ancianos organizaron una búsqueda sistemática. Algunos se habían ido a otros pueblos. Sin embargo, los ancianos persistieron hasta que los localizaron a todos. Se les suministró lo que necesitaban. En el caso de una hermana que perdió a su esposo y a un hijo, la ayuda incluyó encargarse del funeral y luego proveer a la hermana y a sus hijos sobrevivientes ayuda completa, en sentido material y espiritual.

      Con frecuencia se precisa mucho más que sencillamente medicinas, unas cuantas comidas y alguna ropa. En 1989 una tormenta destruyó los hogares de 117 Testigos de Guadalupe y causó daños graves a otros 300. Los testigos de Jehová de Martinica pronto acudieron en su ayuda; luego, los Testigos de Francia donaron más de 100 toneladas de materiales de construcción. En la isla de St. Croix, o Santa Cruz, cuando una Testigo que había perdido su hogar dijo a sus compañeros de trabajo que Testigos de Puerto Rico vendrían para ayudarla, aquellas personas le dijeron: “No harán nada por ti. Tú eres negra, no hispana como ellos”. ¡Qué sorpresa se llevaron aquellos compañeros de trabajo cuando, al poco tiempo, ella tuvo una casa completamente nueva! Después de un terremoto que hubo en Costa Rica en 1991, los Testigos del país y voluntarios de otros países se juntaron para ayudar a sus compañeros de creencia de la zona devastada. Sin esperar nada a cambio, reconstruyeron 31 hogares y 5 Salones del Reino, e hicieron reparaciones en otros. Unos observadores dijeron: ‘Otros grupos hablan de amor; ustedes lo muestran’.

      A menudo los observadores se asombran por la eficiencia con que ayudan los testigos de Jehová. En California (E.U.A.), en 1986, uno de los diques del río Yuba se rompió y la inundación obligó a decenas de miles de personas a huir de sus hogares. Los ancianos cristianos de aquella zona se comunicaron con la oficina central en Nueva York, y se formó un comité de socorro. Tan pronto como comenzaron a bajar las aguas, hubo centenares de voluntarios listos para trabajar. Antes de que los organismos de socorro empezaran a hacer algo, ya se estaban restaurando los hogares de los Testigos. ¿Por qué pudieron responder con tanta rapidez?

      Un factor importante fue que los Testigos estaban dispuestos a trabajar de inmediato sin recibir paga, y, además, a contribuir con los materiales necesarios. Otro factor fue que tienen experiencia organizándose y trabajando juntos, puesto que hacen esto regularmente cuando tienen asambleas y construyen nuevos Salones del Reino. Sin embargo, otro factor vital es que han meditado en lo que quieren decir las palabras bíblicas: “Tengan amor intenso unos para con otros”. (1 Ped. 4:8.)

      Las contribuciones que se hacen para cubrir las necesidades de otros suelen venir de personas de escasos recursos. Con frecuencia las cartas que acompañan a esas donaciones dicen: ‘La cantidad es pequeña, pero la damos con todo nuestro corazón para nuestros hermanos’. ‘Desearía que fuese más, pero quiero compartir lo que Jehová me ha permitido tener.’ Al igual que los cristianos de Macedonia del siglo I, suplican que se les dé el privilegio de participar en proveer lo esencial a los que están en necesidad. (2 Cor. 8:1-4.) Cuando más de doscientos mil coreanos quedaron sin hogar debido a una inundación en 1984, los testigos de Jehová de la República de Corea respondieron con tanta generosidad que la sucursal tuvo que avisar que ya no se necesitaba ayuda.

      Los observadores perciben claramente que lo que motiva a los Testigos es más que un sentido de responsabilidad o de humanitarismo general. De veras aman a sus hermanos y a sus hermanas.

      Además de encargarse de las necesidades físicas, los testigos de Jehová dan atención especial a las necesidades espirituales de sus hermanos en zonas afectadas por desastres. En cuanto se les hace posible, reanudan las reuniones de congregación. En Grecia, en 1986, esto requirió levantar una gran tienda de campaña en las afueras de la ciudad de Kalamata para usarla como Salón del Reino, y otras tiendas más pequeñas en diferentes lugares para tener los Estudios de Libro de Congregación durante la semana. Así mismo, una vez que se atendieron las necesidades físicas de los sobrevivientes del alud de lodo que destruyó Armero (Colombia) en 1985, los fondos restantes se utilizaron para construir nuevos Salones del Reino para tres congregaciones de aquella zona.

      Hasta cuando se efectúan las obras de reconstrucción, los testigos de Jehová siguen consolando a otros con las respuestas convincentes que la Palabra de Dios da a las preguntas que surgen sobre qué propósito tiene la vida, por qué ocurren los desastres y sobreviene la muerte, y qué esperanza se puede tener.

      Los trabajos de socorro de los Testigos no van encaminados a suplir lo necesario en sentido físico a todas las personas de alguna zona afectada. En armonía con Gálatas 6:10, van destinados principalmente a ‘los que están relacionados con ellos en la fe’. A la vez, si pueden, gustosamente ayudan a otros. Han hecho eso, por ejemplo, al proveer alimento a las víctimas de un terremoto en Italia. En Estados Unidos, mientras ayudaban a víctimas de inundaciones y tormentas, limpiaron y repararon también los hogares de algunos angustiados vecinos de los Testigos. Cuando se les pregunta por qué muestran tal bondad a un extraño, sencillamente contestan que por amor al prójimo. (Mat. 22:39.) Después de un huracán que devastó el sur de Florida (E.U.A.) en 1992, el bien organizado programa de socorro de los Testigos adquirió tanta fama que algunas empresas e individuos que no eran Testigos y que deseaban hacer donaciones importantes de suministros de socorro las entregaron a los Testigos. Sabían que sus dádivas no se quedarían acumuladas en algún lugar inútilmente, ni se usarían con fines lucrativos, sino que verdaderamente beneficiarían a las víctimas del huracán, fueran estas Testigos o no. El que estuvieran dispuestos a ayudar a personas que no son Testigos se apreció tanto en Davao del Norte (Filipinas) que los funcionarios de la zona afectada aprobaron una resolución de agradecimiento.

      Sin embargo, no todas las personas aman a los cristianos verdaderos. Con frecuencia estos experimentan cruel persecución. Estas ocasiones también dan a sus compañeros cristianos la oportunidad de manifestarles su apoyo amoroso.

      Frente a cruel persecución

      El apóstol Pablo, comparando a la congregación cristiana con el cuerpo humano, dijo: ‘Sus miembros deben darse el mismo cuidado unos a otros. Y si un miembro sufre, todos los demás sufren con él’. (1 Cor. 12:25, 26.) Así es como reaccionan los testigos de Jehová cuando se enteran de que se persigue a sus hermanos cristianos.

      En Alemania, durante la era nazi, el gobierno tomó medidas represivas muy severas contra los testigos de Jehová. En aquel tiempo solo había unos veinte mil Testigos en Alemania, un grupo relativamente pequeño al que Hitler despreciaba. La situación requería acción concertada. El 7 de octubre de 1934 todas las congregaciones de los testigos de Jehová de Alemania se reunieron en secreto, oraron y enviaron al gobierno una carta en la que expresaban su determinación de seguir sirviendo a Jehová. Luego, muchos de ellos salieron denodadamente a testificar a sus vecinos acerca del nombre de Jehová y de su Reino. Aquel mismo día testigos de Jehová de todo el mundo se reunieron en sus congregaciones y, después de orar en unidad, enviaron al gobierno de Hitler cablegramas en apoyo de sus hermanos cristianos.

      En 1948, después que los testigos de Jehová denunciaron la persecución que fomentó el clero contra ellos en Grecia, el presidente de ese país y varios de sus ministros recibieron miles de cartas de testigos de Jehová que escribían en favor de sus hermanos cristianos. Estas cartas procedían de lugares como, por ejemplo, Filipinas, Australia y América del Norte y del Sur.

      En 1961, cuando la revista ¡Despertad! denunció los métodos inquisitoriales que se empleaban en España contra los Testigos, una gran cantidad de cartas de protesta inundó a las autoridades de este país. A los funcionarios les sorprendió que personas de todo el mundo supieran en detalle lo que ocurría y, aunque la persecución siguió, algunos miembros de la policía empezaron a tener más cuidado al tratar con los Testigos. Los funcionarios de varios países africanos también recibieron mucha correspondencia proveniente de todo el mundo cuando los Testigos se enteraron del maltrato que se infligía a sus hermanos y hermanas cristianos en aquellos países.

      Aun si el gobierno no responde favorablemente, los Testigos perseguidos no son olvidados. Por persistir en su persecución religiosa por muchos años, algunos gobiernos han recibido a veces una avalancha de cartas en defensa de los Testigos y protestando por el maltrato. Un ejemplo de esto se vio en Argentina. En una ocasión, en 1959, el secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto llevó a uno de nuestros hermanos a un cuarto donde había varios estantes llenos de cartas de todas partes del mundo. A aquel funcionario le asombró que una persona de un lugar tan remoto como Fiji les escribiera en pro de la libertad de cultos en Argentina.

      En algunos casos se ha concedido mayor libertad cuando los gobernantes han notado que por todo el mundo la gente se ha enterado de lo que hacen y que a muchos realmente les preocupa lo que ocurre. Eso sucedió en Liberia en 1963. Los soldados del gobierno trataron atrozmente a los que asistieron a una asamblea en Gbarnga. El presidente de Liberia recibió un alud de cartas de protesta de todas partes del mundo, y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Estados Unidos intervino, pues una de las víctimas fue un ciudadano estadounidense. Por fin, el presidente Tubman envió un telegrama a la sede de la Sociedad Watch Tower para informar que estaba dispuesto a recibir a una delegación de testigos de Jehová y analizar con ellos el asunto. Dos de los representantes —Milton Henschel y John Charuk— habían estado en Gbarnga. El señor Tubman reconoció que lo ocurrido había sido “un ultraje”, y dijo: “Lamento que esto haya sucedido”.

      Después de aquella entrevista, en una orden presidencial se notificó a ‘toda la gente por todo el país, que los testigos de Jehová tendrán el derecho y el privilegio de tener libre acceso a cualquier parte del país para llevar a cabo su obra misional y su adoración religiosa sin que nadie los moleste. Tendrán la protección de la ley tanto para su persona como para su propiedad y el derecho de adorar libremente a Dios según los dictados de su conciencia, a la vez que observan las leyes de la República mostrando respeto a la bandera nacional y permaneciendo de pie cuando esté siendo izada o bajada en ceremonias’. Pero no se requirió que la saludaran, lo cual violaría su conciencia cristiana.

      Sin embargo, para 1992 el gobierno de Malaui todavía no había dado un reconocimiento como ese, aunque la violencia contra los Testigos había disminuido a grado considerable allí. Los testigos de Jehová de ese país han sufrido una de las más crueles persecuciones religiosas de la historia de África. Una ola de persecución barrió el país en 1967; otra ocurrió a comienzos de los años setenta. De todas partes del mundo llegaron decenas de miles de cartas en defensa de los Testigos. Se hicieron llamadas telefónicas. Se enviaron cablegramas. Personas prominentes de todo el mundo se sintieron impelidas, por motivos humanitarios, a expresar su desaprobación.

      Fue tan grande el maltrato, que unos diecinueve mil testigos de Jehová y sus hijos tuvieron que huir al país vecino de Zambia en 1972. Las congregaciones cercanas de Zambia inmediatamente juntaron alimentos y cobijas para sus hermanos. Testigos de Jehová de todo el mundo enviaron dinero y suministros a las sucursales de la Watch Tower y estos se hicieron llegar a los refugiados a través de la oficina central de Nueva York. Se recibió más de lo necesario para atender a los refugiados que se hallaban en el campamento de Sinda Misale. Cuando se esparció por el campamento la noticia de que habían llegado camiones con alimento, ropa y lonas impermeables para proveer abrigo, los hermanos de Malaui no pudieron contener las lágrimas de gozo ante esta prueba del amor de sus hermanos cristianos.

      Si alguno de ellos se encuentra en prisión, sus compañeros Testigos no lo abandonan, ni siquiera cuando es arriesgado ayudarle. Durante la proscripción en Argentina, cuando un grupo de Testigos estuvo detenido por cuarenta y cinco horas, cuatro hermanos trataron de llevarles ropa y alimento, pero ellos mismos fueron arrestados. En 1989 la esposa de un superintendente de circuito de Burundi, al enterarse de la situación apremiante en que se hallaban sus hermanos cristianos, trató de llevarles alimento a la cárcel. No obstante, fue arrestada y mantenida como rehén por dos semanas, pues la policía procuraba capturar a su esposo.

      Además de brindarles su ayuda de cualquiera de estas maneras, el amor por sus hermanos cristianos impulsa a los testigos de Jehová a orar a Dios por ellos. No solicitan que Dios ponga fin de inmediato a las guerras y las escaseces de alimento, pues Jesucristo predijo que esas cosas ocurrirían en nuestro tiempo. (Mat. 24:7.) Tampoco le piden a Dios que los libre de toda persecución, ya que la Biblia dice con claridad que se perseguirá a los cristianos verdaderos. (Juan 15:20; 2 Tim. 3:12.) Pero sí ruegan que sus hermanas y hermanos cristianos reciban fortaleza para mantenerse firmes en la fe ante todo tipo de penalidad que tengan que afrontar. (Compárese con Colosenses 4:12.) Los hechos que hablan de su fortaleza espiritual son una prueba contundente de que Dios ha contestado esas oraciones.

      [Notas a pie de página]

      a Véanse La Atalaya del 1 de febrero de 1981, páginas 20-27; 15 de octubre de 1986, páginas 10-21; 1 de junio de 1987, páginas 4-18; 15 de julio de 1988, páginas 21-23; 1 de marzo de 1990, páginas 20-22.

      b Véase La Atalaya del 15 de abril de 1946, páginas 115-123.

      [Comentario en la página 305]

      La ayuda en casos de necesidad especial no se deja al azar

      [Comentario en la página 307]

      Ofrecen ayuda gracias a su interés personal amoroso

      [Comentario en la página 308]

      Se encargan de dar el socorro que tanto se necesita

      [Comentario en la página 312]

      Búsqueda sistemática para hallar a todos los Testigos de la zona devastada

      [Comentario en la página 315]

      Se ayuda también a los que no son Testigos

      [Comentario en la página 317]

      Lágrimas de gozo ante el amor manifestado por sus hermanos cristianos

      [Recuadro en la página 309]

      “Es verdad que ustedes se aman unos a otros”

      En el Líbano, país desgarrado por la guerra, después de observar a un grupo de Testigos que voluntariamente restauraron el hogar destrozado de una de sus hermanas cristianas, sus vecinos se sintieron impulsados a preguntar: “¿De dónde viene ese amor? ¿Qué clase de personas son ustedes?”. Y una musulmana que observaba cómo limpiaban y reparaban el hogar de un Testigo dijo: “Es verdad que ustedes se aman unos a otros. Su religión es la verdadera”.

      [Recuadro en la página 316]

      Verdaderos hermanos y hermanas

      Con relación a los Testigos cubanos que se encontraban entre los refugiados en Fort Chaffee (Arkansas), el periódico “Arkansas Gazette” dijo: “Fueron los primeros en ser trasladados a nuevos hogares, pues sus ‘hermanos y hermanas’ estadounidenses —compañeros testigos de Jehová— los buscaban entre los refugiados. [...] Cuando los Testigos llaman a sus compañeros espirituales de cualquier país ‘hermanos y hermanas’, realmente los ven así”.—Número del 19 de abril de 1981.

      [Fotografías en la página 306]

      Después de la II Guerra Mundial enviaron alimento y ropa a otros Testigos en necesidad de dieciocho países

      Estados Unidos

      Suiza

      [Fotografías en la página 310]

      En 1990 los Testigos de países vecinos unieron sus esfuerzos para ayudar a sus compañeros de Rumania

      [Fotografías en la página 311]

      Los Testigos que sobrevivieron a un terremoto en el Perú edificaron su propia ciudad de refugiados y se ayudaron mutuamente

      Los suministros de socorro que trajeron otros Testigos (abajo) estuvieron entre los primeros que llegaron a la zona de desastre

      [Fotografías en la página 313]

      El socorro a menudo incluye proveer materiales y voluntarios que ayuden a otros Testigos a reconstruir sus hogares

      México

      Guatemala

      Panamá

      [Fotografía en la página 314]

      La ayuda que dan los Testigos incluye fortalecimiento espiritual. Tanto en Kalamata (Grecia) como fuera de la ciudad se levantaron enseguida tiendas de campaña donde tener las reuniones

  • Edifican juntos a escala mundial
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 20

      Edifican juntos a escala mundial

      El ESPÍRITU de verdadera hermandad que hay entre los testigos de Jehová se manifiesta de muchas maneras. Los que asisten a sus reuniones comprueban que esto es así. Se pone de manifiesto de un modo más amplio en sus asambleas. También se evidencia cuando trabajan juntos para proveer a sus congregaciones lugares de reunión adecuados.

      Al comenzar el último decenio del siglo XX, había más de sesenta mil congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo. En el decenio anterior se formaron anualmente como promedio 1.759 congregaciones. A principios de los años noventa la tasa de crecimiento era de más de tres mil por año. Facilitar a todas las congregaciones lugares de reunión apropiados ha supuesto una labor monumental.

      Salones del Reino

      En un principio, muchas congregaciones de los testigos de Jehová celebraban gran parte de sus reuniones en hogares particulares, al igual que lo hacían los cristianos del siglo I. En Estocolmo (Suecia), los pocos que empezaron a reunirse con regularidad alquilaron un taller de carpintería que estaba disponible después de las horas de trabajo. Un grupito de la provincia de La Coruña (España) celebró sus primeras reuniones en un pequeño hórreo o granero a causa de la persecución.

      En los países donde había libertad para alquilar lugares de reunión, las congregaciones locales lo hacían cuando necesitaban más espacio. No obstante, si otras organizaciones usaban el mismo lugar los Testigos tenían que transportar e instalar su equipo para cada reunión, y a menudo el local olía a tabaco. Donde era posible, los hermanos arrendaban un almacén o una planta alta que no se estuviera utilizando, y la congregación le daba uso exclusivo. Pero con el tiempo, debido al alto costo de los alquileres y a la falta de locales adecuados en muchos lugares, los hermanos se vieron obligados a buscar nuevas soluciones. En algunos casos compraron edificios y los renovaron.

      Antes de la II Guerra Mundial unas cuantas congregaciones construyeron lugares de reunión especialmente concebidos para tal fin. Ya en 1890 el grupo de Estudiantes de la Biblia de Mount Lookout (Virginia Occidental) había edificado su propio lugar de reuniones.a Sin embargo, la construcción de Salones del Reino no se generalizó hasta los años cincuenta de este siglo.

      La designación Salón del Reino la sugirió en 1935 J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower. Él dispuso que los hermanos construyeran un salón de reuniones junto a la sucursal de la Sociedad en Honolulú (Hawai). Cuando James Harrub le preguntó qué nombre le pondría al edificio, el hermano Rutherford respondió: “¿No cree que deberíamos llamarlo ‘Salón del Reino’, ya que eso es lo que estamos haciendo, predicar las buenas nuevas del Reino?”. Después de eso, donde era posible se empezó a colocar un letrero que decía: “Salón del Reino” en los salones donde se reunían los Testigos regularmente. Por eso, cuando se reformó el Tabernáculo de Londres en 1937-1938, se le dio el nuevo nombre de Salón del Reino. Con el tiempo, el principal lugar de reunión de todas las congregaciones del mundo llegó a conocerse como Salón del Reino de los Testigos de Jehová.

      Varias maneras de hacerlo

      La decisión de arrendar un local o de construir un Salón del Reino la toman las congregaciones individualmente. También corren por su cuenta los gastos de mantenimiento y de construcción. Con el fin de economizar, la gran mayoría de las congregaciones han procurado realizar todos los trabajos de construcción que puedan sin recurrir a contratistas comerciales.

      Los salones se pueden construir de ladrillo, piedra, madera u otros materiales, dependiendo del costo y de lo que esté disponible en la zona. En Katima Mulilo (Namibia) se utilizó paja para el techo y barro de los hormigueros (que se endurece mucho al secarse) para las paredes y el piso. Los Testigos de Segovia (Colombia) fabricaron sus propios bloques de cemento. En Colfax (California) se empleó lava sin tallar procedente del monte Lassen.

      La congregación de Maseru (Lesoto) sabía que tenía que construir un Salón del Reino adecuado, pues en 1972 la asistencia a las reuniones a menudo pasaba de doscientas personas. Todos colaboraron en la realización del proyecto. Algunos hermanos de edad avanzada caminaron hasta 32 kilómetros para trabajar. Los niños hacían rodar hasta la obra recipientes cilíndricos llenos de agua. Las hermanas preparaban las comidas. También ayudaban a compactar el suelo con los pies antes de vaciar el concreto, entonando continuamente cánticos del Reino y pisando fuerte al ritmo de la música. Para las paredes se utilizó piedra arenisca de las montañas cercanas que no les costó nada porque la recogieron ellos mismos. El resultado fue un Salón del Reino para aproximadamente doscientas cincuenta personas.

      A veces los Testigos de congregaciones cercanas ayudaban en la construcción. Así, en 1985, cuando los testigos de Jehová de Imbali, una comunidad negra de Sudáfrica, edificaron un salón con capacidad para 400 personas, contaron con la ayuda de otros Testigos de las poblaciones cercanas de Pietermaritzburg y Durban. ¿Puede imaginarse el asombro de los vecinos al ver llegar, en aquellos días de disturbios raciales en Sudáfrica, a grandes cantidades de Testigos blancos, mestizos e indios que venían a trabajar hombro a hombro con sus hermanos africanos negros? Como dijo el alcalde del pueblo: “Solo puede realizarse con amor”.

      Las congregaciones se dieron cuenta de que, por mucho que los hermanos estuvieran dispuestos a colaborar, las circunstancias locales limitaban lo que podían hacer. Los hombres tenían que mantener a sus familias y solo podían trabajar en la construcción durante los fines de semana y tal vez un poco por las noches. En muchas congregaciones había pocas personas, si acaso alguna, con experiencia en oficios relacionados con la construcción. Sin embargo, era posible construir en unos cuantos días o quizás en unas cuantas semanas un edificio parcialmente descubierto y relativamente sencillo, apropiado para los trópicos. Con la ayuda de Testigos de congregaciones cercanas se podían terminar construcciones más sólidas en cinco o seis meses. En otros casos esto podría tomar un año o dos.

      Sin embargo, en el decenio 1970-1980 los testigos de Jehová aumentaban por todo el mundo a un ritmo de dos a tres congregaciones nuevas por día. A principios de los años noventa la tasa de crecimiento era de nueve por día. ¿Lograrían satisfacer la urgente necesidad de nuevos Salones del Reino?

      Se crean técnicas de construcción rápida

      A comienzos de los años setenta, más de cincuenta Testigos de congregaciones vecinas se pusieron a trabajar en la construcción de un nuevo Salón del Reino en Carterville (Misuri) para el grupo que se reunía en Webb City. En un fin de semana levantaron la armazón principal y adelantaron bastante el trabajo del techo. Todavía quedaba mucho por hacer, y requirió meses completar la construcción, pero una parte importante se había terminado en muy poco tiempo.

      Durante la década siguiente, al construir juntos unos sesenta salones, los hermanos superaron los obstáculos e idearon métodos más eficaces. Con el tiempo se dieron cuenta de que, una vez echados los cimientos, podían terminar casi todo un Salón del Reino en solo un fin de semana.

      Varios superintendentes de congregaciones del mediooeste de Estados Unidos canalizaron sus esfuerzos hacia esa meta. Cuando las congregaciones pedían ayuda para construir un Salón del Reino, uno o más de estos hermanos examinaban el proyecto y les suministraban los detalles de los pasos preliminares que tenían que dar antes de que se pudiera efectuar el trabajo. Entre otras cosas, tenían que obtener los permisos de construcción, echar los cimientos y el piso de concreto, disponer de servicio eléctrico, instalar las cañerías subterráneas y concertar con proveedores confiables la entrega de los materiales de construcción. Después se podía fijar la fecha para erigir el Salón del Reino. El edificio no sería prefabricado; toda la construcción se efectuaría allí mismo.

      ¿Quiénes harían el trabajo de construcción propiamente dicho? Hasta donde era posible, lo hacían trabajadores voluntarios, mano de obra no remunerada. Por lo general participaban familias enteras. Los organizadores del programa se comunicaban con Testigos artesanos que hubieran expresado su deseo de colaborar en las obras. Otros Testigos que se enteraban del plan también deseaban ayudar; acudían centenares de ellos, tanto de la localidad como de lugares distantes, ansiosos de ofrecer sus servicios en todo lo que pudieran. La mayoría no eran constructores de profesión, pero sí encajaban muy bien con lo que dice Salmo 110:3 acerca de los que apoyarían al Rey Mesiánico de Jehová: “Tu pueblo se ofrecerá de buena gana”.

      El jueves por la noche antes de dar el gran empujón a la obra, los supervisores se reunían para ultimar los detalles. La noche siguiente presentaban a los trabajadores un programa de diapositivas sobre el procedimiento, para que entendieran cómo se llevaría a cabo el trabajo. Se enfatizaba la importancia de las cualidades piadosas. Se animaba a los hermanos a trabajar juntos con amor, bondad, paciencia y consideración. Se estimulaba a todos a trabajar a paso regular, sin precipitarse, y a no vacilar en sacar unos minutos para relatar a alguien alguna experiencia animadora. Al día siguiente, muy de mañana, empezaba la obra.

      El sábado por la mañana, a una hora ya fijada, todos interrumpían el trabajo para escuchar la explicación del texto bíblico del día. Luego se hacía una oración en la que se reconocía que el éxito de la empresa dependía de la bendición de Jehová. (Sal. 127:1.)

      Una vez comenzado el trabajo, avanzaba velozmente. En una hora se levantaban las paredes. A continuación venía el entramado del techo. Las paredes se revestían de madera contrachapada que se fijaba con clavos. Los electricistas empezaban a tender los cables. Se instalaban los conductos del aire acondicionado y la calefacción. Se construían los diferentes armarios y se ponían en su lugar. Algunas veces llovía durante todo el fin de semana; otras veces o hacía un frío glacial o el calor era excesivo; pero el trabajo continuaba. No había competencia ni rivalidad entre los trabajadores.

      Por lo general, antes del anochecer del segundo día ya había concluido la construcción del Salón del Reino, lo que incluía una agradable decoración del interior y quizás hasta jardines en el exterior. A veces resultaba más práctico programar el trabajo para más de tres días, o tal vez para dos fines de semana. Al final de la obra muchos de los trabajadores —cansados, pero muy contentos— se quedaban para disfrutar de la primera reunión regular de la congregación: el estudio de La Atalaya.

      Algunos vecinos de Guymon (Oklahoma, E.U.A.), que dudaban de que se pudiera hacer trabajo de calidad tan rápidamente, llamaron al inspector de obras del municipio. “Les dije que si querían ver algo bien hecho debían visitar el salón —dijo el inspector más tarde al relatar el incidente a los Testigos—. Ustedes están haciendo correctamente hasta los detalles que van a estar escondidos y que no se verán.”

      Conforme aumentaba la necesidad de tener Salones del Reino, los hermanos que habían ideado muchas de las técnicas de construcción rápida se las enseñaban a otros. Los informes de lo que se estaba haciendo llegaron a otros países. ¿Podrían emplearse aquellas técnicas allí también?

      Se internacionaliza la construcción rápida

      En Canadá, las congregaciones necesitaban muchos más Salones del Reino que los que se estaban construyendo. Los Testigos canadienses pidieron a los organizadores del programa de construcción rápida de Estados Unidos que les explicaran cómo lo lograban. Al principio los canadienses no estaban muy seguros de que aquello se pudiera hacer en su país, pero decidieron intentarlo. En 1982 construyeron en Elmira (Ontario) el primer Salón del Reino con este método. Para 1992 se habían construido de esa manera 306 Salones del Reino en Canadá.

      Los Testigos de Northampton (Inglaterra) pensaron que podían hacer lo mismo. El salón que erigieron en 1983 fue el primero de este tipo en Europa. Algunos hermanos experimentados en este tipo de construcción llegaron desde Estados Unidos y Canadá para supervisar la obra y enseñar a los Testigos cómo hacerla. Se presentaron otros voluntarios de países lejanos como Japón, India, Francia y Alemania. Estaban allí como voluntarios, no para recibir un salario. ¿Cómo fue posible aquello? Como dijo el superintendente de un equipo de Testigos irlandeses que trabajó en una construcción similar: ‘Fue posible porque todos los hermanos aunaron sus esfuerzos bajo la influencia del espíritu de Jehová’.

      Los Testigos han hallado que incluso en los casos en que las leyes de construcción parecen imposibilitar la ejecución de estos proyectos, cuando se les suministran los detalles a los funcionarios municipales, por lo general cooperan con gusto.

      Después de una obra de construcción rápida en Noruega, al norte del círculo polar ártico, el diario Finnmarken exclamó: “Sencillamente fantástico. Solamente así podemos describir lo que los testigos de Jehová hicieron el pasado fin de semana”. Del mismo modo, cuando los testigos de North Island (Nueva Zelanda) edificaron un hermoso Salón del Reino en dos días y medio, el diario de aquella zona publicó en primera plana el titular: “Un proyecto casi milagroso”. Añadió: “Quizás el aspecto de toda la operación que más llamó la atención fue la organización y la total serenidad que se respiraba”.

      Lo apartado del lugar donde se necesite un Salón del Reino no supone una barrera infranqueable. En Belice se efectuó una construcción rápida, aunque ello implicó transportar todos los materiales sin excepción hasta una isla situada a 60 kilómetros de la ciudad de Belice. Cuando se edificó en un fin de semana un Salón del Reino con aire acondicionado en Port Hedland (Australia Occidental), casi todos los materiales y la mano de obra llegaron de lugares situados a 1.600 kilómetros de distancia o más. Los gastos de viaje salieron del propio bolsillo de los trabajadores. La mayoría de los que participaron en la obra no conocían personalmente a los Testigos de la congregación de Port Hedland, y muy pocos de ellos se reunirían alguna vez allí. Pero no por eso dejaron de expresar su amor de esa manera.

      Ni siquiera el hecho de que en un lugar haya pocos Testigos ha impedido que se construyan salones empleando tales métodos. En 1985 unos ochocientos Testigos de Trinidad se ofrecieron para viajar a Tobago y ayudar a sus 84 hermanos cristianos de aquel lugar a construir un salón en Scarborough. Sin duda alguna, los diecisiete Testigos (en su mayoría mujeres y niños) de Goose Bay (Labrador) necesitaban ayuda para tener su propio Salón del Reino. En 1985, 450 Testigos de otras partes de Canadá fletaron tres aviones para ir a Goose Bay y efectuar la construcción. El domingo por la noche, al cabo de dos días de arduo trabajo, tuvieron un programa de dedicación en el salón terminado.

      Lo expuesto anteriormente no significa que todos los Salones del Reino se construyan ahora por el sistema de construcción rápida; sin embargo, el número de los que se construyen de esa manera va en continuo aumento.

      Comités Regionales de Construcción

      Para mediados de 1986 se había acentuado mucho la necesidad de Salones del Reino. Un año antes se habían formado 2.461 congregaciones nuevas por todo el mundo, 207 de estas en Estados Unidos. Tres, cuatro o incluso cinco congregaciones compartían un mismo Salón del Reino. Como habían predicho las Escrituras, Jehová verdaderamente aceleraba la recolección de su pueblo. (Isa. 60:22.)

      Con el fin de obtener el mejor rendimiento del personal, y para que todos los que construían Salones del Reino se beneficiaran de la experiencia adquirida, la Sociedad asumió la coordinación de sus actividades. Para empezar, en 1987 se dividió el territorio de Estados Unidos entre 60 Comités Regionales de Construcción. Había trabajo de sobra para todos; en poco tiempo algunos ya tenían proyectos para un año o más. Los comités estaban integrados por hombres que, ante todo, estaban capacitados espiritualmente, ancianos de congregación, ejemplares en el ejercicio del fruto del espíritu de Dios. (Gál. 5:22, 23.) Muchos de ellos tenían también experiencia en bienes raíces, ingeniería, construcción, administración de empresas, prevención de accidentes y campos afines.

      Se aconsejó a las congregaciones que consultaran con el Comité Regional de Construcción antes de escoger el solar para un nuevo Salón del Reino. Cuando en una ciudad había más de una congregación, se les pedía que hablaran además con el (los) superintendente(s) de circuito, el superintendente de ciudad y los ancianos de las congregaciones vecinas. A las congregaciones que planeaban hacer trabajos de renovación de cierta envergadura, o construir un nuevo Salón del Reino, se les recomendó que se beneficiaran de la experiencia de los hermanos del Comité Regional de Construcción de su zona y de las pautas suministradas por la Sociedad. El comité coordinaría la selección del personal cualificado necesario de entre hermanos y hermanas de unos 65 oficios que ya se habían ofrecido para ayudar en aquellos programas.

      Según se perfeccionaban los procedimientos, se reducía la cantidad de trabajadores necesarios para cada obra. En vez de tener a miles de personas en el lugar, mirando o prestando sus servicios, rara vez había más de doscientas personas en un momento determinado. Los trabajadores se presentaban solo cuando se requería su oficio en particular, en vez de quedarse todo el fin de semana. Así podían dedicar más tiempo a sus familias y a las actividades de sus congregaciones de origen. Cuando los hermanos locales podían realizar ciertos tipos de trabajo en un espacio de tiempo razonable, muchas veces resultaba más práctico llevar al grupo de construcción rápida para efectuar únicamente aquellos trabajos que fueran más urgentes.

      Aunque toda la obra avanzaba con asombrosa rapidez, esto no era lo primordial. Construir Salones del Reino modestos, de calidad y adecuados para satisfacer las necesidades de la zona era lo más importante. Se planificaba el trabajo con gran esmero para lograr este objetivo y, al mismo tiempo, para gastar lo menos posible. Se tomaban medidas para asegurarse de que se diera la máxima prioridad a la seguridad: la seguridad de los trabajadores, de los vecinos, de los transeúntes y de los que utilizarían el Salón del Reino.

      Según iban llegando a otros países los informes sobre el programa de construcción de Salones del Reino, se suministraban los detalles necesarios a las sucursales que veían provechoso llevarlo a la práctica en sus territorios. Para 1992 los Comités Regionales de Construcción formados por la Sociedad colaboraban en la construcción de Salones del Reino en países como Alemania, Argentina, Australia, Canadá, España, Francia, Gran Bretaña, Japón, México y Sudáfrica. Los procedimientos de construcción se adaptaban a las circunstancias del lugar. Cualquier ayuda que se necesitara de otra sucursal para la construcción de un Salón del Reino se gestionaba mediante la oficina central de la Sociedad. En algunas partes del mundo se construían nuevos salones en unos días; en otras, en semanas o tal vez en algunos meses. Sin duda alguna la planificación cuidadosa y los esfuerzos coordinados acortaban el tiempo que tomaba edificar un nuevo Salón del Reino.

      Los programas de construcción de los testigos de Jehová no se han limitado a Salones del Reino. Cuando las congregaciones se reúnen para celebrar sus asambleas de circuito anuales y los días especiales de asamblea necesitan recintos más amplios.

      Se obtienen los Salones de Asambleas necesarios

      Con el transcurso de los años se han usado diferentes lugares para las asambleas de circuito. Los testigos de Jehová han alquilado auditorios públicos, escuelas, teatros, armerías, campos deportivos y parques de atracciones. En algunos lugares se podían conseguir instalaciones magníficas a un precio módico. Pero la mayoría de las veces había que dedicar mucho tiempo y esfuerzo a limpiar el lugar, instalar el equipo de sonido, construir la plataforma y transportar las sillas. A veces se presentaban cancelaciones de última hora. Al multiplicarse el número de congregaciones, se hacía cada vez más difícil hallar suficientes lugares adecuados. ¿Qué se podía hacer?

      De nuevo la solución era que los testigos de Jehová contaran con sus propios locales. Esto implicaría la renovación de algunos edificios adecuados y la construcción de otros. El primero de tales Salones de Asambleas en Estados Unidos fue un teatro en Long Island City (Nueva York), que se restauró y empezó a funcionar a finales de 1965.

      Para el mismo tiempo, los Testigos de la isla caribeña de Guadalupe diseñaron un Salón de Asambleas que necesitaban. Les parecía conveniente tener sus asambleas de circuito en muchos lugares distintos. Pero la mayoría de los pueblos no contaban con instalaciones suficientemente grandes. Así que los Testigos construyeron una armazón portátil de tubos de acero y techo de aluminio, con cabida para unas setecientas personas, que se podía levantar dondequiera que hubiera un terreno relativamente llano. Tuvieron que agrandarla varias veces, hasta que llegó a tener capacidad para 5.000 personas. ¡Imagínese lo que suponía transportar, instalar y desarmar treinta toneladas de materiales para cada asamblea! Aquel Salón de Asambleas se montó y desmontó varias veces al año durante trece años, hasta que se hizo muy difícil encontrar dónde levantarlo y fue preciso comprar un solar para erigir un Salón de Asambleas fijo, que en la actualidad se utiliza para las asambleas de circuito y de distrito.

      En no pocos lugares se habilitaron edificios ya existentes como Salones de Asambleas. En Hays Bridge (Surrey, Inglaterra) se compró y se reformó un complejo escolar que tenía cincuenta años. Está en un hermoso campo de 11 hectáreas. Se restauraron y pusieron en servicio algunas salas de cine antiguas y un depósito o almacén industrial en España, una fábrica textil que no se usaba en Australia, una sala de bailes en Quebec (Canadá), una bolera en Japón y un almacén en la República de Corea. Todos se convirtieron en hermosos Salones de Asambleas que podían emplearse también como grandes centros de educación bíblica.

      Otros Salones de Asambleas eran totalmente nuevos, desde los cimientos hasta el techo. El salón de Hellaby (South Yorkshire, Inglaterra) motivó un artículo en la revista del Instituto de Ingenieros de Construcción, no solo por su particular forma octagonal, sino también porque la mayor parte del trabajo lo realizaron trabajadores voluntarios. El Salón de Asambleas de Saskatoon (Saskatchewan, Canadá) se construyó con capacidad para 1.200 personas; pero basta con correr unas paredes interiores para formar cuatro Salones del Reino contiguos. El Salón de Asambleas de Haití (prefabricado y enviado desde Estados Unidos) tenía dos lados sin paredes, a fin de que el auditorio se refrescara constantemente con los vientos predominantes que les aliviaban del ardiente sol haitiano. El salón de Port Moresby (Papua Nueva Guinea) se edificó de tal modo que algunas secciones de las paredes se pudieran abrir como si fueran puertas para acomodar a muchas más personas de las que normalmente cabrían.

      La decisión de construir un Salón de Asambleas no la toma un grupo reducido de superintendentes esperando que los demás los apoyen. Antes de construir un Salón, la Sociedad procura que se haga un análisis minucioso para determinar cuánto se le necesita y la frecuencia con que se ha de usar. No solo se considera el entusiasmo de los hermanos locales por el proyecto, sino también las necesidades generales del campo. Se trata el asunto con todas las congregaciones implicadas, para comprobar si los hermanos realmente desean apoyarlo y disponen de los recursos necesarios.

      Cuando la obra se pone en marcha, los testigos de Jehová de la zona la apoyan de todo corazón. La construcción de todos estos salones es financiada por los mismos Testigos. Aunque se les explica cuánto dinero se necesita, sus contribuciones son voluntarias y anónimas. La planificación se hace de antemano cuidadosamente, y se aprovecha la experiencia adquirida en la construcción de Salones del Reino y, a menudo, de Salones de Asambleas en otros lugares. A veces es preciso conceder algunas porciones del trabajo a contratistas comerciales, pero por lo general casi todo el trabajo lo hacen los entusiastas Testigos. Esto pudiera reducir los costos a la mitad.

      Usualmente el trabajo avanza con rapidez gracias a trabajadores que son profesionales experimentados y a otros que ofrecen su tiempo y aptitudes. Algunas obras pueden tomar más de un año. No obstante, en 1985 unos cuatro mil quinientos voluntarios terminaron un Salón de Asambleas de 2.300 metros cuadrados en la isla de Vancouver (Canadá) en tan solo nueve días. El edificio incluye un Salón del Reino con asientos para 200 personas, en el que se reúnen las congregaciones de aquella zona. En Nueva Caledonia, a pesar de que en 1984 se impuso el toque de queda a raíz de unos disturbios políticos, más de cuatrocientos voluntarios trabajaron en el Salón de Asambleas a la vez y lo terminaron en solo cuatro meses. Cerca de Estocolmo (Suecia) se edificó en siete meses un práctico y hermoso Salón de Asambleas con 900 sillas de roble acolchadas.

      A veces se ha tenido que insistir en los tribunales para obtener los permisos de construcción de los Salones de Asambleas. Esto sucedió en Surrey (Columbia Británica, Canadá). Cuando se compró el terreno, el reglamento de zonificación permitía la construcción de un lugar de adoración de este tipo. Pero después que se presentaron los planos para su aprobación en 1974, el Concejo Municipal de Surrey aprobó una ordenanza que estipulaba que solo se podían construir iglesias y salones de asambleas en la Zona P-3, ¡la cual no existía! Sin embargo, anteriormente se habían construido 79 iglesias en aquel municipio sin ningún problema. El caso se llevó a los tribunales. Estos pronunciaron varios fallos a favor de los testigos de Jehová. Cuando por fin se eliminaron los obstáculos que ponían estos funcionarios con prejuicios, los trabajadores voluntarios se dieron a la obra con tanto entusiasmo que la terminaron en unos siete meses. Así como los esfuerzos de Nehemías por reconstruir los muros de la antigua Jerusalén tuvieron la bendición divina, del mismo modo los hermanos vieron que la ‘mano de Dios estuvo sobre ellos’ para que se completara el trabajo. (Neh. 2:18.)

      Cuando los testigos de Jehová de Estados Unidos compraron el teatro Stanley, de Jersey City (Nueva Jersey), el nombre de este edificio estaba en el registro estatal de lugares históricos. Aunque el edificio se hallaba en condiciones deplorables, podía llegar a ser un excelente Salón de Asambleas. Sin embargo, los funcionarios municipales rehusaron otorgar a los Testigos el permiso para hacer las reparaciones necesarias. El alcalde no quería a los testigos de Jehová en la zona porque tenía otros planes para la propiedad. Fue menester presentar una demanda para impedir que aquellos funcionarios abusaran de su autoridad. El tribunal falló a favor de los Testigos. Poco después, los vecinos votaron por la destitución del alcalde. Las obras en el salón avanzaron velozmente. El resultado fue un precioso Salón de Asambleas con capacidad para más de cuatro mil personas. Tanto los hombres de negocios como los residentes del lugar se enorgullecen de ese edificio.

      En los pasados veintisiete años los testigos de Jehová han construido por todo el mundo Salones de Asambleas hermosos y prácticos como centros de educación bíblica. Se encuentran en cantidad cada vez mayor en América del Norte y del Sur, Europa, África y el Oriente, así como en muchas islas. En algunos países —por ejemplo, en Nigeria, Italia y Dinamarca— los testigos de Jehová han construido incluso instalaciones fijas más grandes, al aire libre, para sus asambleas de distrito.

      Sin embargo, los Salones de Asambleas y los Salones del Reino no son los únicos edificios que construyen los testigos de Jehová para fomentar la proclamación del Reino de Dios.

      Oficinas, imprentas y hogares Betel por todo el mundo

      En 1992 había 99 sucursales de la Sociedad Watch Tower en todo el mundo, cada una de las cuales coordinaba las actividades de los testigos de Jehová en su parte correspondiente del campo mundial. En más de la mitad de ellas se llevaban a cabo trabajos de impresión de diversa índole para promover la obra de educación bíblica. La mayor parte de los que trabajan en las sucursales viven como una gran familia en hogares llamados Betel (que significa “Casa de Dios”). A causa del aumento en el número de testigos de Jehová y de la expansión de su obra de predicar se han tenido que ampliar estas instalaciones y construir otras nuevas.

      El crecimiento de la organización ha sido tan rápido que suele haber de 20 a 40 programas de ampliación de sucursales en marcha simultáneamente. Esto ha exigido un extenso plan de construcción internacional.

      Debido a las muchas obras de construcción que se están realizando por todo el mundo, la Sociedad Watch Tower cuenta con su propio Departamento de Ingeniería y Delineación en la sede de Nueva York. Algunos ingenieros con muchos años de experiencia han dejado sus empleos y se han ofrecido para colaborar de tiempo completo en los programas de construcción vinculados directamente a la actividad del Reino. Además, los que tienen experiencia han enseñado, tanto a hombres como a mujeres, trabajos de ingeniería y delineación. El que haya un departamento que coordine el trabajo permite que los que trabajan en obras similares en otros países se beneficien de la experiencia adquirida en la construcción de alguna sucursal en cualquier lugar del mundo.

      A consecuencia de la gran cantidad de trabajo, con el tiempo fue conveniente abrir una Oficina Regional de Ingeniería en Japón para que ayudara en la delineación de los planos para construcciones en el Oriente. Otras Oficinas Regionales de Ingeniería funcionan en Europa y Australia, con personal procedente de diversos países. Todas trabajan en estrecha cooperación con la oficina central, y sus servicios, aunados al empleo de la tecnología de computadoras, reducen el equipo de delineantes necesario para una obra determinada.

      Algunas edificaciones son de tamaño relativamente moderado. Una de estas es la sucursal de Tahití, construida en 1983. Consta de espacio para oficinas, almacenes y viviendas para ocho trabajadores voluntarios. Lo mismo se puede decir del edificio de cuatro pisos que construyó la sucursal de la isla caribeña de Martinica durante los años 1982 a 1984. Puede que estos edificios no les parezcan extraordinarios a quienes vienen de grandes ciudades extranjeras; sin embargo, captaron la atención del público local. El periódico France-Antilles dijo que el edificio de la sucursal de Martinica era “una obra arquitectónica maestra” que reflejaba un “gran amor por el trabajo bien hecho”.

      El tamaño de esos edificios contrasta con el de los que se terminaron en Canadá en 1981 y que constaban de una imprenta, o fábrica, con más de 9.300 metros cuadrados de espacio útil, y viviendas para 250 voluntarios. El complejo que la Watch Tower terminó el mismo año en Cesario Lange (Brasil) constaba de ocho edificios que sumaban casi 46.000 metros cuadrados de espacio útil. Se empleó el equivalente al contenido de 10.000 camiones de cemento, gravilla y arena, así como pilares de concreto que, juntos, doblarían la altura del monte Everest. Al completarse la construcción de una gran imprenta en las Filipinas en 1991, hubo que construir un edificio de viviendas de once pisos.

      Para cubrir las necesidades del creciente número de proclamadores del Reino en Nigeria, en 1984 se emprendió una gran obra de construcción en Igieduma. Se construirían una imprenta, un espacioso edificio de oficinas, cuatro edificios de viviendas conectados entre sí y otras instalaciones necesarias. El edificio de la imprenta se mandó prefabricado de Estados Unidos. Pero entonces los hermanos tuvieron que hacer frente a los plazos de importación que parecían imposibles de cumplir. Cuando gestionaron los trámites dentro de las fechas señaladas y todo llegó en buen estado al lugar de la obra, no se atribuyeron el mérito por ello, sino que dieron gracias a Jehová por su bendición.

      Expansión rápida por todo el mundo

      El crecimiento de la obra de anunciar el Reino ha sido tan veloz que muchas veces se ha tenido que volver a construir al poco tiempo de haber agrandado considerablemente las instalaciones de la sucursal de un país. Examinemos algunos ejemplos:

      A finales de 1984 se terminó la construcción de una hermosa sucursal nueva en Perú, con espacio para oficinas, veintidós habitaciones, otras instalaciones básicas para los miembros de la familia de Betel y un Salón del Reino. Pero la acogida que tuvo el mensaje del Reino en ese país sudamericano fue mucho mayor de lo que se esperaba. Cuatro años más tarde fue preciso duplicar el complejo existente, utilizando esta vez un diseño antisísmico.

      La sucursal de Colombia terminó la construcción de un espacioso nuevo complejo en 1979. Parecía que habría suficiente espacio para muchos años. Sin embargo, en menos de siete años la cantidad de Testigos en Colombia casi se duplicó, y la sucursal imprimía las revistas La Atalaya y ¡Despertad! para Colombia y otros cuatro países vecinos. Hubo que empezar a construir nuevamente en 1987, esta vez en un terreno que permitiera más expansión.

      Durante 1980 los testigos de Jehová de Brasil dedicaron unos 14.000.000 de horas a predicar públicamente el mensaje del Reino. Esta cifra se elevó a casi 50.000.000 en 1989. Más personas deseaban saciar su hambre espiritual. Las extensas instalaciones de la sucursal dedicadas en 1981 ya no bastaban. Para el mes de septiembre de 1988 se habían iniciado ya las excavaciones para la construcción de una nueva fábrica. Esta tendría un 80% más de espacio útil que la fábrica existente, y por supuesto, también se requerirían más viviendas para la familia de Betel que iba en aumento.

      En 1984 se dedicó en Selters/Taunus (Alemania) la segunda imprenta más grande de la Sociedad Watch Tower. Cinco años después, debido al aumento que hubo en Alemania y a la oportunidad de extender la obra de testificar a países para los que imprimía aquella sucursal, ya se habían hecho planes para agrandar la fábrica en más de un 85% y añadir otras instalaciones.

      En 1972 la sucursal de Japón había sido trasladada de Tokio a las nuevas y más grandes instalaciones de Numazu. En 1975 se le hicieron importantes ampliaciones. Para 1978 se había obtenido otra propiedad en Ebina, y de inmediato se empezó la construcción de una fábrica que tendría una superficie más de tres veces mayor que la de la fábrica de Numazu. Se terminó en 1982. Aquello no fue suficiente; hubo que añadir más edificios en 1989. ¿No habría sido posible construir de una sola vez un edificio que fuera lo suficientemente grande? No. El número de proclamadores del Reino en Japón se había duplicado una y otra vez como nadie lo esperaba. De 14.199 en 1972 pasaron a 137.941 en 1989, y muchos de estos estaban dedicados al ministerio de tiempo completo.

      El mismo patrón se observa en otras partes del mundo. Una década —y a veces unos pocos años— después de haberse construido grandes sucursales equipadas para imprimir, se tienen que ampliar considerablemente. Ese ha sido el caso de países como México, Canadá, Sudáfrica y la República de Corea.

      ¿Quiénes realizan el trabajo de construcción en sí? ¿Cómo se lleva a cabo todo?

      Muchos miles que ansían participar

      De los diecisiete mil Testigos que había en Suecia cuando se construyó la sucursal de Arboga, unos cinco mil ofrecieron su ayuda para el trabajo. La mayoría de ellos eran solo ayudantes dispuestos, pero también había suficientes hermanos capacitados para encargarse de que el trabajo se hiciera correctamente. ¿Qué los impulsaba? El amor a Jehová.

      Cuando el representante de una oficina de topógrafos de Dinamarca supo que los testigos de Jehová efectuarían todo el trabajo de la nueva sucursal de Holbæk, se mostró escéptico. Sin embargo, los Testigos que se ofrecieron para ayudar aportaron todo el conocimiento técnico necesario. ¿Les habría ido mejor si hubieran concedido el trabajo a contratistas comerciales? Cuando se terminaron las obras, varios peritos del departamento de construcción del municipio hicieron una visita a los edificios y comentaron sobre la buena calidad del trabajo, algo que rara vez se observa hoy en el campo comercial. El hombre que se había mostrado escéptico al principio dijo sonriendo: “Ya ven, entonces yo no sabía la clase de organización que ustedes tienen”.

      Los núcleos de población de Australia se encuentran dispersos; por eso, la mayoría de los 3.000 voluntarios que se ofrecieron para trabajar en las instalaciones de la sucursal de Ingleburn entre 1978 y 1983 tuvieron que viajar por lo menos 1.600 kilómetros. No obstante, se coordinaron los viajes en autobús para los grupos de voluntarios, y las congregaciones que había a lo largo del camino se ofrecieron hospitalariamente para suministrar alimento y compañerismo a los hermanos en los puntos de parada. Algunos hermanos vendieron sus casas, cerraron sus negocios, tomaron vacaciones e hicieron otros sacrificios con el fin de participar en la construcción. Algunos grupos de artesanos con experiencia se presentaron —algunos más de una vez— para vaciar concreto, instalar el cielo raso y levantar cercas. Otros donaron materiales.

      La mayoría de los que se ofrecían para colaborar en las obras eran trabajadores sin experiencia, pero algunos con cierta preparación aceptaron responsabilidades de peso e hicieron un magnífico trabajo. Aprendieron a fabricar ventanas, conducir tractores, mezclar cemento y poner ladrillos. Tenían una ventaja muy clara sobre los no Testigos que hacen la misma clase de trabajo en el campo comercial. ¿En qué sentido? Los que tenían experiencia deseaban comunicar a otros lo que sabían. Nadie temía que otro le quitara el trabajo; había de sobra para todos. Y existía una fuerte motivación para hacer trabajo de calidad, pues era una manera de expresar su amor a Dios.

      En todas las obras hay un grupo de Testigos que componen el núcleo de la “familia” de constructores. En la construcción efectuada en Selters/Taunus (Alemania) entre los años 1979 y 1984, el núcleo estaba formado generalmente por varios centenares de trabajadores. Otros miles se les unieron durante diferentes períodos, muchos en los fines de semana. Todo se planeaba con cuidado para que cuando llegaran los voluntarios hubiera suficiente trabajo para todos.

      Mientras el hombre sea imperfecto, habrá problemas; pero los que trabajan en estas obras procuran resolverlos aplicando los principios bíblicos. Saben que más importante que la eficiencia es hacer las cosas de la manera cristiana. Como recordatorio de esto, en la obra de Ebina (Japón) había grandes carteles con dibujos de obreros con cascos, y en cada casco se había inscrito en caracteres japoneses uno de los frutos del espíritu de Dios: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autodominio. (Gál. 5:22, 23.) Los visitantes pueden ver y percibir la diferencia. Un reportero que visitó la sucursal de Brasil durante la construcción hizo el siguiente comentario: “Allí no hay desórdenes ni falta de cooperación. [...] Este ambiente cristiano hace que las cosas aquí sean diferentes de lo que se acostumbra ver en construcciones civiles brasileñas”.

      Crecimiento constante en la sede mundial

      A la par con el crecimiento de las sucursales de la Sociedad Watch Tower, se ha tenido que ampliar también la central mundial. Desde la II Guerra Mundial, más de una decena de veces se han hecho importantes ampliaciones a las fábricas y oficinas ubicadas en Brooklyn y en otros lugares del estado de Nueva York. Para alojar al personal se han tenido que construir, o comprar y reformar, numerosos edificios, tanto grandes como pequeños. En agosto de 1990 y enero de 1991 se anunciaron otras importantes ampliaciones en Brooklyn, aunque desde 1989 se estaba construyendo al norte de la ciudad de Nueva York el extenso Centro Educativo de la Watchtower, que alojaría a 1.200 personas, entre residentes y estudiantes.

      Desde 1972 no han cesado los trabajos de construcción en la sede mundial de Brooklyn y en sus dependencias situadas en otras partes de los estados de Nueva York y Nueva Jersey. Con el tiempo quedó claro que, aunque los trabajadores regulares de construcción eran varios centenares, les sería imposible realizar todo el trabajo necesario. Eso hizo que en 1984 se instituyera un programa de trabajadores temporeros. Se enviaron cartas a las 8.000 congregaciones que entonces había en Estados Unidos, invitando a hermanos capacitados a dar ayuda durante una semana o más. (Algunas sucursales, como Australia, ya habían iniciado un programa semejante de invitar a los que pudieran ofrecerse por dos semanas.) Aunque se les suministraría alojamiento y comida, los trabajadores costearían su propio viaje y no percibirían salario. ¿Quiénes responderían?

      ¡Para 1992 se habían tramitado más de veinticuatro mil solicitudes! De estas, por lo menos tres mil novecientas procedían de personas que se ofrecían por segunda o tercera vez, o hasta por décima o vigésima vez. La mayoría eran ancianos, siervos ministeriales o precursores con excelentes cualidades espirituales. Todos se ofrecían para hacer lo que se necesitara, dentro o fuera de su profesión. El trabajo solía ser pesado y sucio. No obstante, era un privilegio para todos contribuir así al adelanto de los intereses del Reino. Algunos dijeron que esta experiencia les ayudó a apreciar el espíritu de abnegación que caracteriza el trabajo que se efectúa en la sede mundial. Estar presentes en el programa de adoración matutina de la familia de Betel y en el estudio semanal de La Atalaya fue muy recompensador para todos.

      Voluntarios internacionales

      La necesidad de expansión rápida motivó el establecimiento de un programa de voluntarios internacionales a partir de 1985. No era de ningún modo el comienzo de la cooperación internacional en el campo de la construcción, pero desde entonces la coordinación cuidadosa del programa estaría a cargo de la oficina central. Todos los participantes son Testigos que se ofrecen para ayudar a construir instalaciones fuera de su país. Son trabajadores experimentados a los que acompañan sus esposas para colaborar en todo cuanto puedan. Casi todos sufragan sus gastos de viaje; ninguno recibe salario por su labor. Algunos trabajan por un corto plazo, generalmente por un período de dos semanas a tres meses. Otros son voluntarios a largo plazo que siguen en la obra por un año o más, quizás hasta que esta termina. Más de tres mil testigos de Jehová de treinta diferentes países colaboraron en este programa durante los primeros cinco años, y muchos más ansiaban participar cuando se necesitaran sus servicios especializados. Para ellos es un privilegio dar de sí mismos y de sus medios para promover los intereses del Reino de Dios.

      A los voluntarios internacionales se les provee alojamiento y comida. A menudo las comodidades son mínimas. Los Testigos del país agradecen mucho lo que hacen sus hermanos visitantes y, donde es posible, los acogen en sus hogares, por humildes que sean. Las comidas suelen servirse en el lugar donde se trabaja.

      Los hermanos extranjeros no van para hacer ellos mismos todo el trabajo. Su propósito es colaborar con el equipo de construcción local. Y otros centenares, hasta miles, de personas del país pueden ayudar durante los fines de semana o por una semana o más a la vez. En Argentina, 259 voluntarios extranjeros trabajaron junto con millares de hermanos del país, algunos de los cuales trabajaban todos los días, otros unas cuantas semanas, y muchos más los fines de semana. En Colombia, más de ochocientos treinta voluntarios internacionales ayudaron durante diversos períodos. También hubo más de doscientos voluntarios colombianos que trabajaron de tiempo completo en la obra, y otros doscientos cincuenta o más colaboraron todos los fines de semana. En total participaron más de tres mil seiscientas diferentes personas.

      Los problemas que puedan surgir por causa de las diferencias lingüísticas no impiden que los grupos internacionales trabajen unidamente. Los gestos, las expresiones faciales, un buen sentido del humor y el deseo de hacer trabajo que honre a Jehová contribuyen a la realización de las obras.

      El asombroso crecimiento de la organización —y, por consiguiente, la necesidad de construir sucursales más grandes— tiene lugar a veces en países donde el número de los expertos en construcción es limitado. Sin embargo, esto no es un inconveniente para los testigos de Jehová, que con gusto se ayudan mutuamente. Trabajan juntos como parte de una familia mundial que no está dividida por nacionalidad, color de la piel ni idioma.

      En Papua Nueva Guinea, cada uno de los voluntarios de Australia y Nueva Zelanda enseñó su oficio a un nativo, tal como lo dispone el Ministerio de Trabajo. De esa manera, los Testigos del país daban de sí mismos y, a la vez, aprendían oficios que les ayudarían a atender sus necesidades y las de sus familias.

      Cuando se necesitó una nueva sucursal en El Salvador, 326 voluntarios procedentes de otros países se sumaron a los hermanos del país. Para la obra en Ecuador, los hermanos contaron con la ayuda de 270 Testigos que llegaron de catorce países. Algunos voluntarios internacionales ayudaron en varias construcciones que se realizaban simultáneamente. Viajaron a Europa y África para prestar sus servicios allí donde se les necesitara.

      Para 1992 se habían enviado voluntarios internacionales a 49 sucursales para ayudar a los equipos de construcción de los países en cuestión. En algunos casos, los hermanos a quienes ayudó este programa pudieron, a su vez, ayudar a otros. Así sucedió en las Filipinas, donde, después de haberse beneficiado del trabajo de unos sesenta siervos internacionales que ayudaron por largo tiempo a construir la sucursal, y de más de doscientos treinta voluntarios extranjeros que colaboraron durante períodos más cortos, algunos filipinos se ofrecieron para ayudar en obras de construcción en otras partes del sudeste asiático.

      Los testigos de Jehová construyen edificios según lo que se necesita en conexión con la predicación de las buenas nuevas. Con la ayuda del espíritu de Jehová desean dar el mayor testimonio posible durante el tiempo que queda antes del Armagedón. Están convencidos de que el nuevo mundo de Dios está muy cerca, y tienen fe en que sobrevivirán como pueblo organizado y entrarán en ese nuevo mundo bajo la gobernación del Reino Mesiánico de Dios. También tienen la esperanza de que tal vez muchas de las magníficas instalaciones que han erigido y dedicado a Jehová continuarán sirviendo después del Armagedón como centros desde donde se difunda el conocimiento del único Dios verdadero hasta que llene toda la Tierra. (Isa. 11:9.)

      [Nota a pie de página]

      a Se le conoció como la Iglesia de la “Nueva Luz” porque los que se reunían allí creían que tenían nueva luz sobre la Biblia debido a que leían las publicaciones de la Sociedad Watch Tower.

      [Comentario en la página 322]

      Algunos Testigos de congregaciones cercanas ayudaban a hacer el trabajo

      [Comentario en la página 323]

      La construcción la hacían trabajadores voluntarios no remunerados

      [Comentario en la página 324]

      Se recalcaba la importancia de las cualidades espirituales

      [Comentario en la página 326]

      Construcción de calidad, seguridad, costos mínimos, rapidez

      [Comentario en la página 328]

      ¡Un Salón de Asambleas portátil!

      [Comentario en la página 331]

      Se acude a los tribunales

      [Comentario en la página 332]

      Expansión internacional a gran escala

      [Comentario en la página 333]

      Los trabajadores dieron la honra a Jehová, no a sí mismos

      [Comentario en la página 334]

      Crecimiento a tal ritmo que nadie lo hubiera podido predecir

      [Comentario en la página 336]

      Para ellos era un privilegio colaborar en la construcción en la sede mundial

      [Comentario en la página 339]

      Trabajan como una familia mundial que no está dividida por nacionalidad, color de la piel ni idioma

      [Fotografías en las páginas 320 y 321]

      Trabajan juntos en la construcción rápida de Salones del Reino

      Todos los años se forman miles de congregaciones. En la mayoría de los casos los Testigos construyen sus propios Salones del Reino. Estas fotografías se tomaron en 1991 durante la construcción de un Salón del Reino en Connecticut (E.U.A.)

      Viernes, 7.40 de la mañana

      Viernes, al mediodía

      Sábado, 7.41 de la noche

      Domingo, 6.10 de la tarde. Se ha terminado el trabajo principal

      Piden a Jehová su bendición y sacan tiempo para analizar el consejo de su Palabra

      Todos son voluntarios no remunerados que se alegran de cooperar unos con otros

      [Recuadro/Fotografías en la página 327]

      Salones del Reino en diversos países

      Los lugares de reunión de los testigos de Jehová son, por lo general, modestos. Están limpios y son, además, cómodos y de alrededores agradables

      Perú

      Filipinas

      Francia

      República de Corea

      Japón

      Papua Nueva Guinea

      Irlanda

      Colombia

      Noruega

      Lesoto

      [Recuadro/Fotografías en la página 330]

      Salones de Asambleas de los testigos de Jehová

      A fin de celebrar sus asambleas periódicas, los testigos de Jehová de algunas zonas han hallado práctico construir sus propios Salones de Asambleas. La mayor parte del trabajo lo realizan los Testigos locales. Aquí se muestran solo algunos salones que se utilizaban a principios de los años noventa

      Gran Bretaña

      Venezuela

      Italia

      Alemania

      Canadá

      Japón

      [Recuadro/Fotografías en la página 338]

      El programa internacional de construcción satisface una urgente necesidad

      El rápido crecimiento de la organización ha exigido una ampliación constante de oficinas, fábricas y hogares Betel por todo el mundo

      Los voluntarios internacionales prestan ayuda a los Testigos locales

      España

      Los métodos de construcción empleados permiten que muchos voluntarios efectúen trabajo valioso aunque tengan muy poca experiencia

      Puerto Rico

      El uso de materiales duraderos ayuda a mantener al mínimo los gastos de mantenimiento a largo plazo

      Gran Bretaña

      Trabajadores expertos ofrecen gustosamente sus servicios

      Nueva Zelanda

      Grecia

      Brasil

      El trabajo de calidad es el resultado del interés personal de los que lo efectúan; constituye una expresión de su amor a Jehová

      Canadá

      Estas obras de construcción son ocasiones muy agradables; nacen muchas amistades duraderas

      Colombia

      En Japón, este cartel recordó a los trabajadores las medidas de seguridad y la importancia de manifestar los frutos del espíritu de Dios

      [Fotografía en la página 318]

      El primer edificio llamado Salón del Reino, en Hawai

      [Fotografías en la página 319]

      Muchos de los primeros Salones del Reino eran edificios alquilados o solo el piso de arriba de una tienda; algunos fueron construidos por los Testigos

      [Fotografías en la página 329]

      Dos de los primeros Salones de Asambleas

      Ciudad de Nueva York

      Guadalupe

      [Fotografías en la página 337]

      Trabajadores de construcción temporeros recién llegados a la central mundial neoyorquina

      A todos los grupos se les recuerda que lo primordial no es trabajar rápido, sino ser personas espirituales y hacer trabajo de calidad

  • ¿Cómo se financia la obra?
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 21

      ¿Cómo se financia la obra?

      COMO es obvio, sostener la obra de los testigos de Jehová requiere dinero. La edificación y el mantenimiento de Salones del Reino y Salones de Asambleas, sucursales, fábricas y hogares Betel exige fondos. Asimismo, se producen gastos al editar y distribuir publicaciones para el estudio de la Biblia. ¿Cómo se financian todas estas actividades?

      Individuos que se oponen a la obra de los testigos de Jehová han difundido conjeturas infundadas al respecto. Los hechos, sin embargo, respaldan la respuesta de los Testigos. ¿Qué respuesta? La mayor parte de la obra la realizan voluntarios, que no esperan ni desean compensación económica por sus servicios, y los gastos de organización se sufragan con donaciones voluntarias.

      “Entrada gratis. No se hacen colectas”

      Ya en el segundo número de la revista Watch Tower (La Torre del Vigía), en agosto de 1879, el hermano Russell dijo: “‘La Torre del Vigía de Sión’ tiene, según creemos, a JEHOVÁ como su apoyador, y mientras así sea nunca mendigará ni hará petición a los hombres por apoyo. Cuando Aquel que dice: ‘Todo el oro y la plata de las montañas son míos’, deje de proveer los fondos necesarios, entonces entenderemos que habrá llegado el tiempo de suspender la publicación”. En armonía con esta declaración, las publicaciones de los testigos de Jehová no solicitan dinero.

      Con las reuniones de los Testigos ocurre lo mismo que con sus publicaciones. No hacen llamamientos emotivos para recaudar fondos en las congregaciones ni en las asambleas. No pasan el platillo; no reparten sobres para donaciones; no envían cartas a sus miembros pidiendo donativos; las congregaciones nunca recurren al bingo ni a las rifas para recaudar fondos. Ya en 1894, cuando la Sociedad Watch Tower envió oradores itinerantes, publicó este anuncio para beneficio de todos: “Entiéndase desde el principio que esta Sociedad no autoriza ni aprueba las colectas ni otras peticiones de dinero”.

      Así, desde los comienzos de la historia moderna de los testigos de Jehová, las hojas sueltas y otros impresos que invitan al público a asistir a sus reuniones llevan el lema “Entrada gratis. No se hacen colectas”.

      A partir de principios de 1914, los Estudiantes de la Biblia alquilaron teatros y otros auditorios para invitar al público al “Foto-Drama de la Creación”. Era una presentación en cuatro secciones, de ocho horas de duración, que constaba de diapositivas y películas sincronizadas con sonido. Tan solo en el primer año, millones de personas lo vieron en Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda. Aunque algunos dueños de las salas cobraron por los asientos reservados, los Estudiantes de la Biblia nunca pidieron el pago de una entrada. Tampoco hicieron colectas.

      Posteriormente, durante más de treinta años, la Sociedad Watch Tower dirigió la emisora de radio WBBR de la ciudad de Nueva York. Los testigos de Jehová también retransmitieron mediante centenares de otras emisoras programas de educación bíblica. No obstante, nunca se valieron de este medio para pedir dinero.

      Entonces, ¿cómo obtienen las donaciones que financian su actividad?

      Se financia la obra con donaciones voluntarias

      La Biblia fija el modelo. La Ley mosaica estipulaba que algunas contribuciones eran voluntarias y otras obligatorias. El pago del diezmo pertenecía a esta última categoría. (Éxo. 25:2; 30:11-16; Núm. 15:17-21; 18:25-32.) Sin embargo, la Biblia también explica que Cristo cumplió la Ley y que Dios la abolió; los cristianos, por lo tanto, no están sujetos a sus reglas. No dan el diezmo ni están obligados a hacer una contribución específica en una fecha determinada. (Mat. 5:17; Rom. 7:6; Col. 2:13, 14.)

      Se les anima, más bien, a cultivar un espíritu generoso y liberal que imite el maravilloso ejemplo del propio Jehová y de su Hijo Jesucristo. (2 Cor. 8:7, 9; 9:8-15; 1 Juan 3:16-18.) Por eso el apóstol Pablo escribió a la congregación cristiana de Corinto respecto a las dádivas: “Que cada uno haga tal como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre”. Cuando les informaron de cierta necesidad, se puso a “prueba lo genuino de su amor”, como explicó Pablo. También dijo: “Si primero está allí la prontitud, es especialmente acepto según lo que tiene la persona, no según lo que no tiene”. (2 Cor. 8:8, 12; 9:7.)

      En vista de esto, es interesante el comentario de Tertuliano respecto a las reuniones de contemporáneos suyos (c. 155–después de 220 E.C.) que intentaban seguir el cristianismo. Escribió: “Aunque exista entre nosotros una caja común no se forma con una ‘suma honoraria’ puesta por los elegidos, como si la religión fuese sacada a subasta. Cada cual cotiza una módica cuota en día fijo del mes, cuando quiere y si quiere y si puede, porque a nadie se le obliga: espontáneamente contribuye”. (El Apologético XXXIX, 5, traducción de Germán Prado.) Sin embargo, en los siglos subsiguientes las iglesias de la cristiandad han empleado todo método imaginable para recaudar fondos con que financiar sus actividades.

      Charles Taze Russell se negó a imitar a las iglesias. Escribió: “Opinamos que el dinero obtenido mendigando con tretas en el nombre del Señor es ofensivo, inaceptable a él y no confiere Su bendición ni a los donantes ni a la obra que con él se realice”.

      En vez de tratar de congraciarse con los acaudalados, el hermano Russell dejó claro que, en armonía con las Escrituras, la mayoría del pueblo del Señor sería gente pobre en cuanto a bienes del mundo, pero rica en fe. (Mat. 19:23, 24; 1 Cor. 1:26-29; Sant. 2:5.) En lugar de hacer hincapié en la necesidad de dinero para difundir la verdad bíblica, destacó la importancia de cultivar el espíritu del amor, el deseo de dar y de ayudar al prójimo, particularmente dándole a conocer la verdad. A los que tenían dotes para los negocios y que decían que dedicándose principalmente a ellos tendrían más fondos para contribuir, les aconsejó limitar aquella actividad y dedicar su tiempo y energías a difundir la verdad. Esta es aún la postura del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.a

      En la práctica, ¿cuánto dinero dan las personas? Lo que donan es decisión personal. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que cuando los testigos de Jehová dan no piensan solo en posesiones materiales. En las asambleas de distrito de 1985-1986 analizaron el tema “Honremos a Jehová con nuestras cosas valiosas”. (Pro. 3:9.) Se destacó que estas cosas valiosas no solo abarcan las posesiones materiales, sino también los recursos físicos, mentales y espirituales.

      En 1904 el hermano Russell explicó que el que se ha consagrado (o dedicado, como decimos en la actualidad) plenamente a Dios “ya ha dado todo lo que tiene al Señor”. Por lo tanto, debe “considerar que el Señor lo ha nombrado mayordomo de su propio tiempo, influencia, dinero, etc., y que cada uno debe procurar utilizar estos talentos al máximo de sus habilidades, para gloria del Amo”. Añadió que, guiado por la sabiduría de arriba, “a medida que su amor y celo por el Señor crezca día a día mediante el conocimiento de la Verdad y la obtención de su espíritu, se hallará dando cada vez más de su tiempo, de su influencia y de los medios de que dispone, para el servicio de la Verdad” (Studies in the Scriptures [Estudios de las Escrituras], “The New Creation” [La nueva creación], páginas 344, 345).

      En aquellos primeros años la Sociedad Watch Tower tenía el llamado “Tower Tract Fund” (Fondo de Tratados de la Torre). ¿En qué consistía? Al dorso del papel de escritorio que a veces utilizaba el hermano Russell hallamos los siguientes detalles interesantes: “Este fondo consta de las ofrendas voluntarias de los que se han alimentado y fortalecido con el ‘alimento a su tiempo’ que las mencionadas publicaciones [distribuidas por la Sociedad Watch Tower], como instrumentos de Dios, ponen ahora ante los santos consagrados de todo el mundo.

      ”Este fondo se emplea constantemente para enviar gratis miles de ejemplares de ZION’S WATCH TOWER y OLD THEOLOGY TRACTS [Tratados de teología antigua], muy adecuados para nuevos lectores. También contribuye a la difusión de las ediciones en rústica de la serie LA AURORA, ayudando a los que están dispuestos a darles difusión: repartidores y otros. También provee un ‘fondo para los pobres’ mediante el cual cualquier hijo del Señor que, por edad, enfermedad u otra causa no pueda suscribirse a la revista WATCH TOWER, la reciba gratis, con la condición de que envíe al comienzo de cada año una carta o tarjeta postal donde mencione su deseo e incapacidad.

      ”A nadie se le pide nunca que contribuya para este fondo: todas las donaciones han de ser voluntarias. Recordamos a nuestros lectores las palabras del Apóstol (1 Cor. 16:1, 2) y las corroboramos diciendo que a los que puedan dar para difundir la verdad y lo hagan, es seguro que se les recompensará con favores espirituales.”

      La proclamación de las buenas nuevas del Reino de Dios que realizan los testigos de Jehová por todo el mundo se sigue sosteniendo con donaciones voluntarias. Aparte de los Testigos, muchas personas que se interesan en esta obra cristiana, y que la agradecen, consideran un privilegio apoyarla con sus contribuciones voluntarias.

      Financiación de los lugares de reunión

      Todas las congregaciones de los testigos de Jehová tienen cajas de contribución donde pueden depositarse las donaciones que se deseen, cuando se quiera y si se puede. Esto se hace en privado, de forma que los demás no suelen saber lo que hace el donante. Queda entre él y Dios.

      Aunque no hay que pagar salarios, cuesta dinero mantener un lugar para celebrar reuniones. A fin de satisfacer esta necesidad hay que informar a los miembros de la congregación. No obstante, hace más de setenta años The Watch Tower dejó bien sentado que no se suplicaría ni se pediría insistentemente que se ofrecieran contribuciones; más bien, bastaría con explicar la situación con claridad y honradez. En conformidad con este criterio, en las reuniones de congregación no se consideran con frecuencia asuntos económicos.

      A veces, sin embargo, hay necesidades especiales. Quizás se planee reformar, ampliar o construir un Salón del Reino. Para calcular los fondos disponibles, los ancianos pueden pedir a los hermanos de la congregación que escriban en una hoja cuánto creen que podrán donar, o prestar por algunos años, para la construcción. Además, los ancianos pueden solicitar que o personas individualmente o familias escriban en una hoja cuánto estiman que podrán contribuir semanal o mensualmente, con la bendición de Jehová. No se pide que se firmen esas hojas. No son pagarés, pero permiten hacer planes razonables. (Luc. 14:28-30.)

      La congregación de Tarma (Liberia) obtuvo los fondos necesarios de un modo algo diferente. Unos hermanos de aquel lugar cultivaron el arrozal de un Testigo mientras este dedicaba todo un año a talar árboles y serrar a mano las tablas, que al venderse proporcionaron fondos para la edificación. En Paramaribo (Surinam) bastó con que compraran los materiales, pues una Testigo donó su terreno para la construcción del Salón del Reino y solo pidió que trasladaran su casa a la parte trasera del terreno. Los precios exorbitantes de la propiedad dificultan a las congregaciones de Tokio (Japón) la obtención de solares donde construir sus Salones del Reino. Para resolver el problema, varias familias ofrecieron los terrenos donde se ubicaban sus casas. Solo pidieron que, una vez erigido el Salón del Reino donde estaba su hogar, les dieran un apartamento en la planta de arriba.

      Al crecer y dividirse las congregaciones, los que residían en el mismo sector a menudo trataban de ayudarse mutuamente para adquirir Salones del Reino adecuados. Pero no bastaba con este espíritu desprendido. Los valores de los terrenos y de la construcción subieron vertiginosamente, y con frecuencia las congregaciones veían que no podían costearlos. ¿Qué se podía hacer?

      En las Asambleas de Distrito “Unidad del Reino” de 1983, el Cuerpo Gobernante esbozó un plan que llevaría a la práctica el principio de 2 Corintios 8:14, 15, el cual estimula a los que tienen sobrante a darlo para compensar la carencia de otros, a fin de que “se efectúe una igualación”. Así, los que tienen poco no tendrán tan poco que vean frustrados sus esfuerzos por servir a Jehová.

      Se invitó a las congregaciones a poner una caja con el rótulo “Contribuciones para el Fondo de la Sociedad para Salones del Reino”. Todo lo que se depositara en aquella caja se utilizaría exclusivamente con ese propósito. El dinero que se contribuyera por todo el país se facilitaría para compensar las carencias de las congregaciones que estuvieran muy necesitadas de un Salón del Reino pero que no pudieran conseguir el dinero según las condiciones estipuladas por los bancos. Tras un estudio minucioso para determinar dónde era más apremiante la necesidad, la Sociedad empezó a hacer disponible este dinero a las congregaciones que tenían que edificar, o conseguir de otro modo, nuevos Salones del Reino. Al irse recibiendo más contribuciones y abonándose los préstamos (en los países donde esto se podía hacer), se pudo ayudar a más congregaciones.

      Este método de financiación entró en vigor primero en Estados Unidos y Canadá, y luego se extendió a más de treinta países de Europa, África, Latinoamérica y el Lejano Oriente. Para 1992, en tan solo ocho países se había facilitado dinero para la adquisición de 2.737 Salones del Reino, que acomodan a 3.840 congregaciones.

      Hasta en países donde este sistema no estaba vigente, pero había congregaciones con gran necesidad de Salones del Reino que no podían financiar, el Cuerpo Gobernante procuró tomar otras medidas para que recibieran la ayuda precisa. Se ha efectuado una igualación, de modo que los que tenían poco no han tenido demasiado poco.

      Se atiende a la ampliación de la sede mundial

      El funcionamiento de la oficina central o sede mundial también requiere fondos. Tras la I Guerra Mundial, cuando la Sociedad Watch Tower Bible and Tract vio conveniente imprimir y encuadernar sus propios libros, recurrió a adquirir a nombre de particulares, que también fueran siervos de Jehová, la maquinaria que necesitaba. En vez de pagar ganancias a una compañía comercial por producir los libros, la Sociedad empleó esa cantidad mensualmente en ir saldando la deuda que contrajo con la compra del equipo. Cuando se empezaron a sentir los beneficios de esta medida, se redujo a alrededor de la mitad el costo de gran parte de las publicaciones que se ofrecían al público. Al actuar así no se pretendía enriquecer a la Sociedad Watch Tower, sino dar adelanto a la predicación de las buenas nuevas.

      Al cabo de unos años quedó patente que la sede mundial precisaba mayores instalaciones para encargarse de la obra de predicar el Reino por todo el mundo. En varias ocasiones ha habido que ampliar los edificios al crecer la organización y cobrar ímpetu la obra de predicar. En vez de pedir a los bancos los fondos que se han necesitado para ampliar y equipar las oficinas de la sede mundial y las fábricas, además de las instalaciones que las apoyan en Nueva York y sus alrededores, la Sociedad ha explicado la necesidad a los hermanos. No lo ha hecho con frecuencia, sino solo doce veces en un período de más de sesenta y cinco años.

      Nunca se ha importunado con solicitudes continuas y persistentes de dinero. A todo el que ha deseado hacer donaciones se le ha invitado a hacerlo. Si alguien ha preferido prestar fondos, se le ha garantizado que en caso de surgir necesidades inesperadas y urgentes se le devolverá lo prestado con solo pedirlo. La Sociedad ha actuado así para no causar dificultades a las personas o congregaciones que bondadosamente han cedido fondos. El apoyo dado por los testigos de Jehová con sus contribuciones le ha permitido siempre devolver todos los préstamos. No se dan por sentadas estas contribuciones enviadas a la Sociedad. Al grado posible se envían cartas de acuse de recibo y otras expresiones de gratitud.

      La obra de la organización no se mantiene con las dádivas de un grupo de donantes adinerados. La mayoría de las contribuciones provienen de personas de ingresos moderados, muchas con muy pocos bienes de este mundo. Entre ellas hay niños que desean apoyar de este modo la obra del Reino. Todos estos donantes tienen el corazón lleno de gratitud por la bondad de Jehová y desean ayudar al prójimo a aprender de las benévolas provisiones divinas. (Compárese con Marcos 12:42-44.)

      Cómo se financia la expansión de las sucursales

      En vista de que la predicación del Reino ha adquirido mayores dimensiones en varias partes del mundo, ha habido que ampliar las sucursales de la organización. Estas ampliaciones se han llevado a cabo bajo la dirección del Cuerpo Gobernante.

      Por ejemplo, tras revisar las recomendaciones de la sucursal alemana, en 1978 se dieron instrucciones de localizar un terreno adecuado y construir un nuevo complejo. ¿Podrían los Testigos alemanes costear los gastos? Se les dio la oportunidad. Cuando en 1984 quedaron terminadas las obras en Selters, población ubicada en el borde occidental del macizo montañoso de Taunus, la sucursal informó: “Decenas de miles de testigos de Jehová, ricos y pobres, jóvenes y viejos, han contribuido millones de dólares para el pago de las nuevas instalaciones. Gracias a su generosidad, se ha completado la edificación sin tener que pedir préstamos a instituciones mundanas ni endeudarnos”. Además, aproximadamente uno de cada siete Testigos de la República Federal de Alemania participó en la construcción de Selters/Taunus.

      En otros países, la economía nacional o la situación económica de los testigos de Jehová ha dificultado o hasta impedido la construcción de las sucursales necesarias para supervisar la obra o de las fábricas para imprimir publicaciones bíblicas en los idiomas locales. A los Testigos del país se les ha dado la oportunidad de hacer lo que puedan. (2 Cor. 8:11, 12.) Sin embargo, no se permite que la falta de fondos en una nación estorbe la difusión del mensaje del Reino si hay recursos en otro lugar.

      Así, aunque los Testigos del país hacen lo que pueden, en gran parte del mundo un porcentaje elevado de los fondos necesarios para edificar sucursales proviene de donaciones de testigos de Jehová extranjeros. Este fue el caso de los grandes complejos completados en las fechas que a continuación se indican: Sudáfrica (1987), Nigeria (1990) y las Filipinas (1991). Igualmente sucedió en Zambia, donde en 1992 aún se estaban construyendo instalaciones que se utilizarían para imprimir. Lo mismo ocurrió respecto a edificaciones de menor tamaño, como las de la India (1985); Chile (1986); Costa Rica, Ecuador, Guyana, Haití y Papua Nueva Guinea (1987); Ghana (1988) y Honduras (1989).

      No obstante, los hermanos de algunos países se han sorprendido de lo que pueden lograr en el país si Jehová bendice su esfuerzo conjunto. A principios de los años ochenta, por ejemplo, la sucursal de España realizaba gestiones para conseguir instalaciones más amplias. Solicitó al Cuerpo Gobernante los fondos requeridos. Pero como se estaban realizando muchos gastos en otras actividades, no se pudo conceder la ayuda. Si se les daba la oportunidad, ¿lograrían los Testigos españoles, cuyos salarios eran relativamente bajos, proveer suficientes fondos para tal empresa?

      Cuando se les explicó la situación, ofrecieron gustosos joyas, sortijas y pulseras para que se vendieran. Al preguntarle a una anciana si de veras deseaba donar la pesada pulsera de oro que había entregado, respondió: “Hermano, ¡será mucho más útil si se emplea para comprar un nuevo Betel que si la llevo en la muñeca!”. Una hermana mayor sacó de debajo del piso de su casa una buena cantidad de billetes viejos acumulados a lo largo de los años. Hubo matrimonios que contribuyeron el dinero que habían ahorrado para viajes. Algunos niños enviaron sus ahorros. Un joven donó para la construcción de la sucursal el dinero con que pensaba comprar una guitarra. Como los israelitas cuando construyeron el tabernáculo en el desierto, los Testigos españoles contribuyeron con generosidad y de buena gana todo lo necesario en sentido material. (Éxo. 35:4-9, 21, 22.) Luego se ofrecieron ellos mismos —de tiempo completo, en las vacaciones y en los fines de semana— para hacer el trabajo. De toda España acudieron miles de hermanos. Otros Testigos de Alemania, Suecia, Gran Bretaña, Grecia y Estados Unidos, por citar unos cuantos, les ayudaron a acabar lo que parecía una tarea imposible.

      ¿Se obtiene ganancia de las publicaciones?

      En 1992 se editaban publicaciones bíblicas en la sede mundial y en 32 sucursales de varias partes del mundo. Estas publicaciones se enviaban en grandes cantidades para que las distribuyeran los testigos de Jehová. Pero ninguna de estas actividades era lucrativa. Con las decisiones respecto a los idiomas en que se imprimirían las publicaciones y los países adonde se enviarían, no se buscaba ganancia comercial, sino únicamente realizar la obra que Jesucristo encomendó a sus seguidores.

      Ya en julio de 1879 el primer número de la Watch Tower publicó el anuncio de que las personas tan pobres que no pudieran pagar la suscripción (que costaba solo 50 centavos [E.U.A.] por año) podrían recibirla gratis con solo pedirla por escrito. El objetivo principal era ayudar a la gente a aprender acerca del grandioso propósito de Jehová.

      Con ese fin, desde 1879 se ha distribuido gratis al público gran cantidad de publicaciones bíblicas. Desde 1881 en adelante se regalaron alrededor de 1.200.000 ejemplares de Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores). Muchos tenían el formato de un libro de 162 páginas, y los demás el de un periódico. En los años siguientes se publicaron muchos tratados de diversos tamaños. La gran mayoría (literalmente centenares de millones de ejemplares) se repartieron gratis. El número de tratados y de otras publicaciones que se distribuía siguió creciendo. El informe de 1915 indicó que tan solo en ese año se imprimieron 50.000.000 de tratados en unos 30 idiomas para repartirlos gratis por todo el mundo. ¿De dónde procedía el dinero para todo esto? En gran parte, de las donaciones voluntarias enviadas al Fondo de Tratados de la Sociedad.

      En las primeras décadas de la historia de la Sociedad también se ofrecían algunas publicaciones por una contribución, que se mantenía lo más baja posible. Entre tales publicaciones había libros encuadernados de 350 a 744 páginas. Cuando los repartidores (nombre que recibían los predicadores de tiempo completo) de la Sociedad las ofrecían al público, mencionaban la contribución sugerida. Sin embargo, no pretendían ganar dinero, sino hacer llegar a la gente las verdades esenciales de la Biblia. Querían que la gente leyera las publicaciones y se beneficiara de ellas.

      Los repartidores regalaban gustosamente las publicaciones (haciendo ellos la contribución) si el amo de casa era muy pobre. Pero habían notado que muchos estaban más dispuestos a leerlas si habían dado una contribución por ellas, contribución que, por supuesto, se empleaba para imprimir más publicaciones. Sin embargo, el siguiente comentario del Bulletin (Boletín) del 1 de octubre de 1920 muestra que los Estudiantes de la Biblia no procuraban ganancia económica: “A los diez días de haber entregado el folleto [de 128 páginas], vuelva a visitar a los que mostraron interés para ver si lo han leído. Si no es así, pídales que se lo devuelvan y reintégreles el dinero. Explíqueles que no es un vendedor de libros, sino que su interés es dar este mensaje de consuelo y alegría a todo el mundo, y que si no están muy interesados en algo que les atañe tan directamente [...], desea dejar el libro a alguien a quien le interese”. Los testigos de Jehová no han seguido empleando este método, pues han visto que a veces otras personas de la familia toman las publicaciones y se benefician de ellas; sin embargo, este proceder del pasado destaca su verdadero objetivo.

      Durante muchos años los Testigos denominaron “venta” a la distribución de publicaciones. Pero este término creaba cierta confusión, de modo que se fue abandonando a partir de 1929. El término no designaba adecuadamente la obra que efectuaban, pues esta no era comercial. Su objetivo no era ganar dinero. Su único motivo era predicar las buenas nuevas del Reino de Dios. Por ello, el Tribunal Supremo de Estados Unidos sostuvo en 1943 que no podía exigirse a los testigos de Jehová la obtención de una licencia de venta ambulante para que pudieran distribuir sus publicaciones. Posteriormente la judicatura canadiense citó y aprobó el razonamiento expuesto por el Tribunal Supremo estadounidense en esta decisión.b

      En muchos países los testigos de Jehová han ofrecido regularmente sus publicaciones por una contribución sugerida. Esta ha sido tan baja, en comparación con los demás libros y revistas, que muchas personas han ofrecido contribuir más. Sin embargo, la organización ha hecho todo lo posible para mantener baja la contribución sugerida, de manera que la puedan dar los muchos millones de personas que, aunque no tienen muchos bienes materiales, agradecen recibir Biblias o publicaciones bíblicas. Aunque se haya sugerido una cantidad, no es para enriquecer a la organización de los testigos de Jehová.

      Donde la ley clasifica como actividad comercial toda distribución de publicaciones bíblicas en la que el distribuidor sugiere una contribución por ellas, los testigos de Jehová las entregan con gusto a todo el que tiene verdadero interés y promete leerlas. El que desea hacer una donación para adelantar la obra de educación bíblica puede dar lo que guste. Este método se sigue en Japón, por ejemplo. En Suiza, hasta recientemente solo se podían aceptar contribuciones voluntarias hasta una determinada cantidad; si el amo de casa deseaba dar más, los Testigos se limitaban a devolverle el dinero, o le daban más publicaciones. No deseaban recaudar dinero, sino predicar las buenas nuevas del Reino de Dios.

      En vista de los famosos escándalos financieros de ciertas religiones de la cristiandad, y de que cada vez más gobiernos clasificaban la actividad religiosa como comercio, los testigos de Jehová hicieron en 1990 algunos ajustes en su actividad para evitar malentendidos. El Cuerpo Gobernante dio instrucciones para que en Estados Unidos todas las publicaciones —Biblias, tratados, folletos, revistas y libros encuadernados que explican la Biblia— se entregaran al público con la única condición de que las leyeran, sin sugerir contribución alguna. La actividad de los testigos de Jehová no es en absoluto comercial, y esta medida los distinguió aún más de los grupos religiosos que comercializan la religión. Por supuesto, la mayoría de la gente sabe que imprimir las publicaciones cuesta dinero; por ello, si agradecen el servicio de los Testigos, quizás deseen colaborar con un donativo para la obra. A estas personas se les explica que la obra mundial de educación bíblica de los testigos de Jehová se sufraga con donaciones voluntarias. Las donaciones se aceptan con gusto, pero no se solicitan.

      Los que participan en el ministerio del campo no lo hacen para lucrarse. Donan su tiempo y corren con los gastos de transporte. Si alguien tiene interés, quedan en regresar todas las semanas, sin cobrarle nada, para instruirle personalmente en la Biblia. Tan solo el amor a Dios y al semejante podría motivarlos a seguir en esta actividad, en la que a menudo encuentran indiferencia y franca oposición.

      Los fondos recibidos en la sede mundial de los testigos de Jehová o en las sucursales no son para enriquecer a la organización ni a ninguna persona, sino para dar adelanto a la predicación de las buenas nuevas. Ya en 1922 The Watch Tower informó que, a causa de la situación económica de Europa, los libros que se imprimían allí para la Sociedad los pagaba principalmente la sucursal estadounidense y muchas veces se distribuían por una contribución inferior al costo real. Aunque los testigos de Jehová tienen hoy imprentas en muchas naciones, algunos países a los que se mandan publicaciones no pueden enviar fondos al extranjero para cubrir el costo. Las generosas donaciones de los testigos de Jehová de países que tienen suficientes recursos ayudan a compensar la carencia de las naciones en desventaja económica.

      La Sociedad Watch Tower ha procurado siempre utilizar todos los recursos a su alcance para adelantar la predicación de las buenas nuevas. En 1915 Charles Taze Russell dijo en calidad de presidente de la Sociedad: “Nuestra Sociedad no ha procurado acumular riquezas terrenales, sino más bien ha sido una organización que ha gastado dinero. Todo lo que la divina providencia nos ha enviado sin pedirlo hemos procurado gastarlo con la mayor prudencia posible, en armonía con la Palabra y el Espíritu del Señor. Hace mucho tiempo anunciamos que cuando cesaran los fondos cesarían correspondientemente las actividades de la Sociedad; y que, de aumentar los fondos, aumentarían las actividades de la Sociedad”. La Sociedad ha continuado actuando de la misma manera.

      Hasta el día de hoy la organización utiliza los fondos disponibles para enviar superintendentes viajantes a fortalecer las congregaciones y animarlas en su ministerio público. Sigue enviando misioneros y graduados de la Escuela de Entrenamiento Ministerial a países donde hay necesidad especial. También utiliza los fondos disponibles para enviar precursores especiales a regiones donde aún no se predica el mensaje del Reino o se predica poco. Como informó el Anuario de los testigos de Jehová para 1993, durante el año de servicio de 1992 se gastó la suma de 45.218.257,56 dólares (E.U.A.) en estas actividades.

      Su servicio no es para obtener ganancia personal

      Ninguno de los miembros del Cuerpo Gobernante, de los directores de sus agencias legales ni de las personas que se destacan en la organización recibe ganancia económica de la obra de los testigos de Jehová.

      Un compañero de C. T. Russell, presidente de la Sociedad Watch Tower por más de treinta años, dijo de este: “A fin de determinar si su modo de actuar se ajustaba a las Escrituras, y también para demostrar su sinceridad, decidió poner a prueba la aprobación del Señor de esta manera: 1) dedicar su vida a la causa; 2) invertir su fortuna en la proclamación de la obra; 3) prohibir las colectas en todas las reuniones; 4) depender de contribuciones que no se hubieran pedido (totalmente voluntarias) para continuar la obra una vez agotada su fortuna”.

      En vez de emplear la religión para hacerse rico, el hermano Russell gastó todos sus recursos en la obra del Señor. Después de su muerte se informó en The Watch Tower: “Dedicó toda su fortuna privada a la causa a que consagró su vida. Recibía la cantidad nominal de 11 dólares mensuales para gastos personales. Falleció sin dejar propiedad alguna”.

      Con referencia a los que seguirían efectuando la obra de la Sociedad, el hermano Russell estipuló en su testamento: “En lo referente a compensación, estimo prudente mantener el proceder pasado de la Sociedad respecto a los salarios: que nadie reciba paga; tan solo que se cubran los gastos razonables de los que sirvan a la Sociedad o su obra del modo que sea”. Los que sirvieran en los hogares Betel, oficinas y fábricas de la Sociedad, así como sus representantes viajantes, recibirían únicamente la comida, el alojamiento y una pequeña cantidad para gastos, lo suficiente para las necesidades inmediatas, pero “no [habría] provisión [...] para acumular dinero”. Hoy se sigue la misma norma.

      Todo el que es aceptado en el servicio especial de tiempo completo en la sede mundial de los testigos de Jehová hace un voto de pobreza, al igual que han hecho los miembros del Cuerpo Gobernante y los demás que componen la familia del Betel de Estados Unidos. Esto no significa que lleven una vida monótona y sin comodidades. Pero sí significa que comparten, sin parcialidad, las provisiones modestas de comida, alojamiento y reembolso en concepto de gastos que reciben todos los que trabajan en este servicio.

      De este modo, la organización realiza su obra con completa dependencia de la ayuda que provee Dios. A los testigos de Jehová, una auténtica hermandad espiritual que se extiende por toda la Tierra, no se les obliga a dar, sino que gustosamente emplean sus recursos para realizar la obra que Jehová, su gran Padre celestial, les ha mandado hacer.

      [Notas a pie de página]

      a Véase La Atalaya del 1 de diciembre de 1944, páginas 364, 365; 15 de diciembre de 1987, páginas 19, 20.

      b Murdock contra la Comunidad de Pensilvania, 319 U.S. 105 (1943); Odell contra Trepanier, 95 C.C.C. 241 (1949).

      [Comentario en la página 340]

      ‘Esta Sociedad no autoriza ni aprueba las peticiones de dinero’

      [Comentario en la página 342]

      Se destaca principalmente el valor de dar a conocer la verdad al prójimo

      [Comentario en la página 343]

      Se explica la situación con claridad y honradez

      [Comentario en la página 344]

      Las congregaciones se ayudan entre sí para adquirir los Salones del Reino que necesitan

      [Comentario en la página 345]

      La mayoría de las contribuciones provienen de personas de ingresos moderados

      [Comentario en la página 348]

      Gran parte de las publicaciones se repartieron gratis. ¿Quién corre con los gastos?

      [Comentario en la página 349]

      Entregan con gusto las publicaciones a todo el que tiene verdadero interés y promete leerlas

      [Comentario en la página 350]

      ¿Qué se hace con el dinero que se dona?

      [Comentario en la página 351]

      “Dedicó toda su fortuna privada a la causa a que consagró su vida”

      [Recuadro en la página 341]

      Dios no mendiga

      “Aquel que dijo: ‘Si tuviere hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo, y cuanto él contiene. [...] No tomaré novillo de tu casa, ni machos de cabrío de tus apriscos: porque mía es toda fiera del bosque, y los ganados que pacen sobre mil colinas’ (Sal. 50:12, 9, 10), puede llevar a cabo su gran obra sin mendigar fondos ni al mundo ni a sus hijos. Tampoco obligará él a sus hijos a sacrificar cosa alguna en su servicio, ni aceptará nada de ellos salvo una ofrenda alegre y voluntaria.”—“Zion’s Watch Tower”, septiembre de 1886, página 6.

      [Recuadro en la página 347]

      Las donaciones no eran siempre de dinero

      Los Testigos del extremo norte de Queensland prepararon y enviaron al solar de construcción de la Watch Tower en Sydney (Australia) cuatro camiones cargados de madera de primera calidad por un valor calculado entre 60.000 y 70.000 dólares australianos.

      Cuando se estaba ampliando la fábrica de la Watch Tower de Elandsfontein (Sudáfrica), un hermano hindú telefoneó para que recogieran una donación de 500 sacos (de 50 kilos cada uno) de cemento, en un momento en que escaseaba este material en el país. Otros ofrecieron sus camiones para que la Sociedad los utilizara. Una hermana africana pagó a una compañía para que entregara 15 metros cúbicos de arena de construcción.

      Cuando se estaba edificando la sucursal de Emmen (Países Bajos), se donaron enormes cantidades de herramientas y ropa de trabajo. Aunque una hermana estaba muy enferma, tejió un par de calcetines de lana para cada trabajador durante el período invernal.

      Para la edificación de una nueva sucursal y posible imprenta en Lusaka (Zambia), se compraron materiales de construcción con fondos donados por Testigos de otros países. Los materiales y el equipo que no se podían obtener en el país se enviaron a Zambia en camiones como donación para la obra que se efectuaba en aquel país.

      Un Testigo de Ecuador donó en 1977 un terreno de 34 hectáreas, donde se construyeron un Salón de Asambleas y un nuevo complejo de sucursal.

      Los Testigos de Panamá abrieron sus hogares para hospedar a los trabajadores voluntarios; algunos dueños de autobuses se encargaron del transporte; otros ayudaron a preparar las 30.000 comidas que se sirvieron en el lugar de construcción.

      Una congregación horneó 4.500 panecillos para los trabajadores de la construcción de Arboga (Suecia). Otras enviaron miel, fruta y mermelada. Aunque no era Testigo, un granjero que vivía cerca de las obras les dio dos toneladas de zanahorias.

  • Ilustraciones de las oficinas principales de los testigos de Jehová
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Ilustraciones de las oficinas principales de los testigos de Jehová

      SEDE MUNDIAL DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

      [Fotografía en las páginas 352 y 353]

      Desde 1909 la actividad mundial de los testigos de Jehová se ha dirigido desde Brooklyn (Nueva York, E.U.A.). Las oficinas centrales fueron trasladadas a estos edificios en 1980

      [Ilustración en la página 352]

      Centro Educativo de la Watchtower, en Patterson (Nueva York) (en construcción en 1992)

      [Fotografías en la página 353]

      Algunos de los edificios de viviendas para los miles que sirven en la sede mundial

      [Fotografías en la página 354]

      Antiguos hoteles de Brooklyn que fueron renovados para alojar a otros 1.476 trabajadores voluntarios

      [Fotografías en la página 354]

      Viviendas para la familia de Betel en Wallkill (Nueva York)

      [Fotografía en las páginas 354 y 355]

      En estas fábricas (situadas en Brooklyn, Nueva York) se producen Biblias, libros y folletos en 180 idiomas para distribuirlos mundialmente

      [Fotografías en la página 356]

      En esta fábrica de Brooklyn se producen anualmente millones de audiocasetes con información bíblica. Desde aquí se coordina también su envío. Cada año se mandan a todas partes del mundo más de 15.000 toneladas de publicaciones bíblicas y otros artículos

      [Fotografías en la página 356]

      En esta fábrica de las Haciendas de la Watchtower, cerca de Wallkill (Nueva York) se imprimen cada año centenares de millones de ejemplares de “La Atalaya” y “¡Despertad!” en 14 idiomas

      Los testigos de Jehová y las corporaciones legales que ellos utilizan tienen oficinas e imprentas en muchas partes del mundo. Las ilustraciones de las páginas siguientes muestran muchas de estas instalaciones, aunque no todas. En los casos en los que nuevos edificios estaban en construcción en 1992, se muestran diseños arquitectónicos. Los datos corresponden a 1992.

      AMÉRICA DEL NORTE Y LAS ANTILLAS

      ALASKA

      [Fotografía en la página 357]

      Los que visitan la sucursal de la Sociedad reciben una cálida bienvenida. En Alaska, como en todo otro lugar, los testigos de Jehová predican de casa en casa, aunque la temperatura desciende a veces hasta -50 °C.

      [Fotografía en la página 357]

      Avión que se usa para transportar a los proclamadores del Reino a lugares remotos del territorio

      BAHAMAS

      [Ilustración en la página 357]

      Las publicaciones de la Watch Tower llegaron a las Bahamas en 1901. La predicación comenzó en 1926. Desde entonces se han distribuido más de 4.600.000 piezas de literatura bíblica en estas islas, ahora bajo la supervisión de esta oficina.

      BARBADOS

      [Fotografías en la página 358]

      En Barbados hay más de ciento cuarenta confesiones religiosas que afirman ser cristianas. Desde 1905 los testigos de Jehová han ayudado a la gente de la isla a ver por sí misma lo que dice la Biblia.

      BELICE

      [Fotografías en la página 358]

      Más o menos la mitad de los beliceños viven en zonas rurales. Para llegar a algunos pueblos, anualmente los testigos de Jehová viajan a pie al interior con sus mochilas y maletines.

      COSTA RICA

      [Fotografía en la página 358]

      La Sociedad estableció una sucursal en Costa Rica en 1944. Desde 1950 se cuentan por miles los costarricenses que participan en la adoración verdadera.

      REPÚBLICA DOMINICANA

      [Fotografías en la página 359]

      Las publicaciones de la Watch Tower se han distribuido en este país desde 1932. Pero se comenzó a enseñar de forma individual a los que mostraban interés en 1945, cuando llegaron los misioneros que aparecen a la izquierda. En los últimos años decenas de miles de personas han tenido interés por estudiar la Biblia con los Testigos, y ha sido necesario construir esta sucursal.

      EL SALVADOR

      [Fotografías en la página 359]

      En 1916 se predicó un poco en El Salvador. Pero no fue sino hasta 1945 que al menos una persona estuvo preparada para el bautismo cristiano en agua (como se muestra aquí). Desde entonces, miles más se han hecho siervos de Jehová.

      GUADALUPE

      [Fotografías en la página 359]

      La proporción de publicadores por habitantes en el territorio que atiende esta sucursal es una de las mejores del mundo. En Guadalupe son muchos los que reciben con aprecio las buenas nuevas.

      CANADÁ

      [Fotografía en las páginas 360 y 361]

      La sucursal de la Sociedad en Canadá supervisa la predicación de las buenas nuevas en el segundo país más extenso del mundo. Hay más de cien mil proclamadores activos del Reino en este país.

      Edificio administrativo (fotografía superpuesta al actual complejo de edificios de la sucursal)

      [Fotografía en la página 360]

      Territorios del noroeste

      [Fotografía en la página 360]

      Campamentos de explotación forestal de Columbia Británica

      [Fotografía en la página 360]

      Ranchos ganaderos de Alberta

      [Fotografía en la página 3601

      Quebec de habla francesa

      [Fotografía en la página 361]

      Provincias marítimas

      GUATEMALA

      [Fotografías en la página 360]

      Aunque el español es el idioma oficial de Guatemala, también se hablan varias lenguas indígenas. La sucursal procura que todos puedan oír el mensaje del Reino de Dios.

      HAITÍ

      [Fotografías en la página 361]

      Los testigos de Jehová haitianos disfrutan mucho de su servicio a Jehová a pesar de las difíciles condiciones que con frecuencia les rodean.

      HONDURAS

      [Fotografías en la página 362]

      Desde 1916 se han dedicado más de 23.000.000 de horas a enseñar la Biblia a los hondureños. Además, los testigos de Jehová han tenido que enseñar en ocasiones a leer y escribir a algunas personas (como se ve aquí), para que puedan estudiar por sí mismas la Palabra de Dios.

      JAMAICA

      [Fotografías en la página 362]

      Cientos de jamaiquinos se hicieron devotos siervos de Jehová mientras se recogía a los que heredarían el Reino celestial. Desde 1935 miles más han predicado el mensaje del Reino. Esta sucursal en construcción ayudará a atender sus necesidades espirituales.

      ISLAS DE SOTAVENTO (ANTIGUA)

      [Fotografía en la página 362]

      Ya en 1914 se predicaban las buenas nuevas en estas islas, que ahora son atendidas por esta oficina. Desde entonces se ha invitado vez tras vez a la gente de este rincón del mundo a ‘tomar gratis el agua de la vida’. (Rev. 22:17.)

      MÉXICO

      [Fotografía en la página 363]

      Los testigos de Jehová de México construyen un nuevo centro para promover la educación bíblica

      [Fotografía en la página 363]

      Oficinas en uso en 1992

      [Fotografías en la página 363]

      Más de 410.000 celosos Testigos mexicanos y de otros países hispanohablantes cercanos reciben las publicaciones bíblicas que se imprimen aquí

      [Fotografía en la página 363]

      De 1986 a 1992, más del 10% de los estudios bíblicos que los testigos de Jehová condujeron por todo el mundo se condujeron en México, muchos de ellos con familias completas

      [Gráfico en la página 363]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Estudios bíblicos en México

      500.000

      250.000

      1950 1960 1970 1980

      MARTINICA

      [Fotografías en la página 364]

      Las semillas de la verdad se habían sembrado aquí en 1946. Pero en 1954, cuando Xavier y Sara Noll (que aparecen en la fotografía) llegaron de Francia, pudieron quedarse y cultivar el interés que encontraban. En 1992 más de 3.200 personas participaban con ellos en proclamar el mensaje del Reino.

      ANTILLAS HOLANDESAS (CURAZAO)

      [Fotografías en la página 364]

      Veintitrés misioneros han servido en el territorio de esta sucursal. Una pareja (abajo) del grupo original que llegó en 1946 todavía seguía en su asignación en 1992.

      NICARAGUA

      [Fotografía en la página 364]

      En 1945, con la llegada de los misioneros, la cantidad de testigos de Jehová de Nicaragua empezó a aumentar. Para 1992 ya eran más de nueve mil setecientos. Hay muchas más personas que desean ahora estudiar con los Testigos, que Testigos mismos.

      PANAMÁ

      [Fotografías en la página 365]

      Desde finales del siglo XIX se ha ayudado a los panameños a conocer cuáles son los requisitos de Dios para obtener la vida eterna.

      PUERTO RICO

      [Ilustración en la página 365]

      Desde 1930 se han distribuido en Puerto Rico más de 83.000.000 de piezas de literatura bíblica, y se han hecho más de 25.000.000 de revisitas para cultivar el interés de la gente. El trabajo de traducción que aquí se realiza contribuye a la producción de publicaciones bíblicas para unos 350.000.000 de hispanohablantes de todo el mundo.

      TRINIDAD

      [Fotografías en la página 365]

      En Trinidad las buenas nuevas se proclaman con ahínco desde 1912. Muchos Testigos, entre ellos estas tres graduadas de la Escuela de Galaad, se han entregado de tiempo completo a la obra.

      AMÉRICA DEL SUR

      ARGENTINA

      [Fotografías en la página 366]

      La primera vez que se envió a un proclamador del Reino a Argentina fue en 1924. Después, se recibió mucha ayuda de los misioneros preparados en Galaad, como Charles Eisenhower (que aparece aquí), quien llegó con su esposa en 1948. Para 1992 se usaban estas instalaciones para dirigir la obra y suministrar publicaciones bíblicas a más de 96.000 testigos de Jehová argentinos. También se enviaban publicaciones para más de 44.000 Testigos chilenos.

      BOLIVIA

      [Fotografías en la página 367]

      Los bolivianos han estado escuchando el mensaje del Reino desde 1924. Miles de ellos aceptan con gusto publicaciones bíblicas y se benefician de estudiar regularmente la Biblia en su hogar.

      CHILE

      [Fotografías en la página 367]

      Para 1919 habían llegado a Chile publicaciones de la Watch Tower. Esta sucursal supervisa la predicación que se efectúa desde las estancias dedicadas a la cría de ovejas del sur, azotadas por el viento, hasta los distantes campos mineros del norte, y desde la cordillera andina hasta el océano.

      ECUADOR

      [Fotografías en la página 367]

      Más de ochocientos setenta Testigos (como los dos de arriba) que dejaron sus países de origen para servir donde había mayor necesidad de ayuda, han hecho una contribución considerable a la predicación de las buenas nuevas en Ecuador. Esta sucursal sirve hoy a más de 22.000 celosos alabadores de Jehová.

      BRASIL

      [Fotografías en las páginas 368 y 369]

      En 1992, mientras se ampliaban las oficinas, la imprenta y el Hogar Betel de la sucursal a este tamaño, los testigos de Jehová brasileños superaban la cifra de 335.000 publicadores y se bautizaban más de 27.000 discípulos al año. Aquí también se imprimen publicaciones para Bolivia, Paraguay y Uruguay.

      [Fotografía en la página 369]

      En 1990, se celebró una asamblea internacional de los testigos de Jehová en dos grandes estadios de São Paulo; además de esta se celebraron otras cien asambleas

      [Gráfico en la página 369]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Proclamadores del Reino en Brasil

      300.000

      200.000

      100.000

      1950 1960 1970 1980 1992

      GUYANA

      [Fotografías en la página 368]

      La Sociedad ha tenido una sucursal en Guyana desde 1914. Los Testigos han llegado a lugares remotos del interior y han procurado dar a toda la gente la oportunidad de escuchar las buenas nuevas. Aunque en la actualidad la población no llega todavía a un millón de habitantes, los Testigos han dedicado más de 10.000.000 de horas a predicar y enseñar en este país.

      PARAGUAY

      [Fotografías en la página 369]

      Las buenas nuevas se predicaban en Paraguay para mediados de los años veinte. Desde 1946, 112 misioneros preparados en Galaad han ayudado a dar testimonio. Para llegar a las personas que no hablan español ni guaraní, algunos Testigos de otros lugares decidieron mudarse a este país.

      De Alemania

      De Corea

      De Japón

      COLOMBIA

      [Mapa/Fotografías en las páginas 370 y 371]

      Ya en 1915 se envió una publicación de la Watch Tower a un hombre que se interesaba en la verdad en Colombia. Para 1992 las publicaciones bíblicas que se imprimían en estas instalaciones satisfacían las necesidades de más de 184.000 evangelizadores de Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      PANAMÁ

      VENEZUELA

      COLOMBIA

      ECUADOR

      PERÚ

      PERÚ

      [Fotografía en la página 370]

      En 1924 un Estudiante de la Biblia que visitó Perú distribuyó publicaciones bíblicas. Veintiún años más tarde se formó la primera congregación. Ahora en Perú hay más de 43.000 proclamadores activos del Reino de Dios.

      [Fotografía en la página 370]

      Precursores predicando en las cumbres andinas

      SURINAM

      [Fotografías en la página 371]

      Alrededor de 1903 se formó el primer grupo de estudio. Hoy se necesita esta sucursal para supervisar las congregaciones de todo el país: en regiones aisladas, en los distritos y en la ciudad.

      URUGUAY

      [Fotografías en la página 372]

      Desde 1945, más de ochenta misioneros han ayudado a proclamar el mensaje del Reino en Uruguay. Las misioneras que aparecen aquí lo han hecho desde los años cincuenta. En 1992 había más de 8.600 Testigos uruguayos sirviendo con los misioneros.

      VENEZUELA

      [Fotografía en la página 372]

      A mediados de los años veinte se distribuían publicaciones de la Watch Tower en Venezuela. Diez años después dos precursoras estadounidenses (madre e hija) comenzaron a predicar de manera intensiva, abarcando la capital repetidas veces y viajando a otras poblaciones de todo el país. Ahora hay más de 60.000 Testigos activos en Venezuela.

      [Fotografía en la página 372]

      Se reúnen 74.600 personas en la plaza de toros de Valencia para una asamblea especial en 1988

      EUROPA Y EL MEDITERRÁNEO

      AUSTRIA

      [Fotografía en la página 373]

      Ya en la última década del siglo XIX algunos austriacos tuvieron la oportunidad de beneficiarse de las buenas nuevas. Desde la segunda década del siglo XX ha habido un aumento moderado, pero constante, en la cantidad de alabadores de Jehová en este país.

      [Fotografía en la página 373]

      Más de doscientas setenta congregaciones se reúnen en los Salones del Reino de Austria

      BÉLGICA

      [Fotografías en la página 373]

      Bélgica se ha convertido en una encrucijada de culturas. Para atender a personas de tantas procedencias, la sucursal distribuye publicaciones bíblicas en más de cien idiomas.

      GRAN BRETAÑA

      [Fotografías en la página 374]

      Desde esta sucursal se supervisa la actividad de los más de 125.000 testigos de Jehová de Gran Bretaña. Los Testigos británicos también han aceptado asignaciones para difundir el mensaje del Reino en otros países europeos, así como en África, América del Sur, Australia, el Oriente e islas del mar.

      Casa de la IBSA

      Casa de la Watch Tower

      [Fotografía en la página 374]

      Aquí se imprime literatura bíblica en inglés, maltés, gujarati y swahíli

      [Fotografía en la página 374]

      El Departamento de Servicio atiende a más de mil trescientas congregaciones de Gran Bretaña

      [Fotografías en la página 374]

      Se envían publicaciones a todas partes de Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda y Malta, así como a varios lugares de África y el Caribe

      FRANCIA

      [Fotografía de en la página 375]

      La traducción y fotocomposición de todas las publicaciones de la Watch Tower para la población de habla francesa de todo el mundo se efectúa en la sucursal de Francia. (Más de 120.000.000 de personas hablan francés.) Aquí se imprimen con regularidad publicaciones en varios idiomas, y estas se envían a países de Europa, África, Oriente Medio, el océano Índico y el océano Pacífico.

      Imprenta y oficina en Louviers

      Traducción

      Fotocomposición

      [Fotografía de en la página 375]

      Oficina y viviendas en Boulogne-Billancourt

      [Fotografía de en la página 375]

      Viviendas de la familia de Betel en Incarville

      ALEMANIA

      [Fotografías en las páginas 376 y 377]

      A pesar de que intentaron exterminarlos cruelmente en la Alemania nazi, los testigos de Jehová no abandonaron su fe. Desde 1946 han dedicado más de 646.000.000 de horas a difundir la verdad bíblica por todo el país.

      Instalaciones ampliadas de Selters/Taunus

      [Fotografía en la página 376]

      Además de traducir al alemán, esta sucursal de Selters/Taunus imprime publicaciones en más de cuarenta idiomas

      [Fotografía en la página 377]

      Se producen grandes cantidades de publicaciones y se envían regularmente a más de veinte países; se imprimen revistas en muchos idiomas y se envían a más de treinta países

      [Fotografía en la página 376]

      La Sociedad utiliza sus propios camiones para llevar las publicaciones a todo rincón de Alemania

      CHIPRE

      [Fotografía en la página 376]

      Las buenas nuevas se predicaron en Chipre poco después de la muerte de Jesucristo. (Hech. 4:32-37; 11:19; 13:1-12.) En nuestro tiempo se ha reanudado esa predicación, y se sigue dando un buen testimonio dirigido por esta sucursal.

      DINAMARCA

      [Fotografías en la página 377]

      Desde los años noventa del siglo pasado se ha predicado ampliamente en Dinamarca. Aquí no solo se imprime literatura bíblica en danés, sino también en feroés, groenlandés e islandés.

      Vista aérea de la sucursal (en el recuadro se ve la entrada)

      ITALIA

      [Fotografías en las páginas 378 y 379]

      Las publicaciones bíblicas en italiano se traducen e imprimen en esta sucursal. También se imprimen y encuadernan libros especialmente para Italia y para otros países cercanos.

      Vistas de las instalaciones de la sucursal cerca de Roma

      [Fotografía en la página 379]

      Decenas de miles de personas que han llegado a saber lo que dice realmente la Biblia han empezado a reunirse con los testigos de Jehová

      [Fotografía en la página 379]

      Pese a la oposición de la Iglesia Católica, desde 1946 los testigos de Jehová de Italia han dedicado más de 550.000.000 de horas a visitar personalmente a sus vecinos para estudiar la Biblia con ellos. Como consecuencia, 194.000 italianos son ahora activos adoradores de Jehová

      FINLANDIA

      [Fotografía en la página 378]

      De Suecia la verdad bíblica llegó a Finlandia en 1906. Desde entonces se ha llevado a todo rincón del país, hasta más allá del círculo polar ártico. Veintenas de hermanos de aquí se han preparado en la Escuela de Galaad para servir dondequiera que se les necesite en el campo mundial. Otros se han mudado por cuenta propia para servir en países donde se necesitaba más ayuda.

      ISLANDIA

      [Fotografía en la página 379]

      En Islandia, donde la población es de apenas 260.000 personas, se han distribuido más de 1.620.000 piezas de literatura bíblica para ayudar a la gente a escoger la vida. En la actualidad más de doscientas sesenta personas sirven aquí a Jehová, el Dios verdadero.

      [Fotografía en la página 379]

      Georg Lindal fue precursor aquí de 1929 a 1953; durante la mayor parte de ese tiempo fue el único Testigo en el país

      GRECIA

      [Fotografía en la página 380]

      El apóstol Pablo fue uno de los primeros en declarar las buenas nuevas en Grecia. (Hech. 16:9-14; 17:15; 18:1; 20:2.) A pesar de que durante muchos años la Iglesia Ortodoxa Griega ha perseguido intensamente a los testigos de Jehová, ahora hay más de veinticuatro mil fieles siervos de Jehová en este país. La sucursal que se muestra aquí está a unos 65 kilómetros al norte de Atenas.

      [Fotografía en la página 380]

      [Fotografía en la página 380]

      Esta foto fue tomada en 1990 durante una manifestación dirigida por el clero contra los Testigos

      IRLANDA

      [Fotografía en la página 380]

      Por muchos años la respuesta al mensaje bíblico en Irlanda fue lenta. Hubo que afrontar mucha oposición clerical. Pero tras cien años de predicación persistente, se disfruta ahora de una abundante cosecha espiritual.

      Sucursal de Dublín

      [Fotografía en la página 380]

      Dos precursoras de experiencia en el servicio del campo

      POLONIA

      [Fotografía en la página 381]

      Estas instalaciones sirven para ayudar a más de cien mil Testigos polacos. Su adoración estuvo proscrita de 1939 a 1945, pero su número aumentó de 1.039 en 1939 a 6.994 en 1946. Cuando se les proscribió de nuevo, en 1950, eran 18.116; pero los informes indican que en 1989, poco después de levantarse esa proscripción, eran más de noventa y un mil.

      [Fotografía en la página 381]

      Por años celebraron asambleas pequeñas en los bosques; ahora sus asambleas llenan los estadios (varios a la vez) más grandes del país

      Poznań (1985)

      LUXEMBURGO

      [Fotografía en la página 382]

      Luxemburgo es una de las naciones más pequeñas de Europa. Pero por unos setenta años aquí también se ha predicado el mensaje del Reino. Particularmente antes de la II Guerra Mundial la ayuda provino de Testigos que vinieron de Francia, Alemania y Suiza.

      PAÍSES BAJOS

      [Fotografías en la página 382]

      Desde esta sucursal de Emmen se supervisa la actividad de más de treinta y dos mil celosos Testigos holandeses. En estas instalaciones se traducen al holandés todas las publicaciones. Gran parte de la reproducción de videocintas bíblicas en idiomas europeos se efectúa también aquí.

      NORUEGA

      [Fotografías en la página 383]

      Hace cien años, un noruego que se había mudado a Estados Unidos y había conocido allí las verdades bíblicas regresó a su país con las buenas nuevas. Desde entonces los testigos de Jehová han ido vez tras vez a todo rincón de Noruega para hablar del Reino de Dios a la gente.

      PORTUGAL

      [Fotografía en la página 383]

      Por décadas, después que el gobierno firmara un concordato con el Vaticano, la policía arrestó a los Testigos y echó del país a los misioneros. Pero los Testigos que quedaron siguieron reuniéndose, predicando a otros y multiplicándose. Al fin consiguieron reconocimiento legal en 1974.

      Esta sucursal supervisa la actividad de más de cuarenta mil Testigos en Portugal. También ha dado gran ayuda a países africanos vinculados a Portugal

      [Fotografía en la página 383]

      Asamblea internacional de 1978 en Lisboa

      SUECIA

      [Fotografía en la página 383]

      Los testigos de Jehová han predicado en Suecia por más de cien años. En los últimos diez años han dedicado más de 38.000.000 de horas a esta actividad. En Suecia hay congregaciones en otros doce idiomas además del sueco.

      [Fotografía en la página 383]

      Con el fin de ayudar a toda clase de personas, en Suecia hay publicaciones en 70 idiomas

      ESPAÑA

      [Fotografía en la página 384]

      Esta sucursal atiende a más de noventa y dos mil Testigos españoles. Imprime “La Atalaya” y “¡Despertad!” para España y Portugal. Pese a los constantes intentos del clero católico por valerse del Estado para detener la obra de los testigos de Jehová, estos han llevado las verdades bíblicas al pueblo español desde 1916. Finalmente, en 1970, cuando los testigos de Jehová contaban con unos once mil publicadores, obtuvieron reconocimiento legal. Desde entonces han aumentado ocho veces esa cantidad.

      [Fotografía en la página 384]

      Hoy día, más de mil cien congregaciones se reúnen con toda libertad en los Salones del Reino de todo el país

      SUIZA

      [Fotografía en la página 384]

      La Sociedad Watch Tower ha tenido una oficina en Suiza desde 1903. Una de las imprentas más antiguas que tenía en Europa estuvo en este país. Por muchos años la sucursal situada en Thun ha impreso revistas que se envían a veintenas de países.

      ÁFRICA

      BENÍN

      [Fotografía en la página 385]

      En Benín conviven unos 60 grupos étnicos que hablan 50 dialectos. Tanto los sacerdotes fetichistas como el clero de la cristiandad se enfurecieron cuando miles de benineses abandonaron sus religiones anteriores. Pero las continuas oleadas de persecución no han detenido el adelanto de la adoración verdadera en este país.

      [Fotografía en la página 385]

      Asamblea de distrito de 1990

      REPÚBLICA CENTROAFRICANA

      [Fotografía en la página 385]

      Ya en 1947 comenzó a llegar el mensaje del Reino a la gente de este país. Un hombre que había asistido a las reuniones de los Testigos en otro lugar comunicó a sus vecinos lo que había aprendido. Al poco tiempo se formó un grupo para estudiar, los que asistían empezaron pronto a testificar, y el número de adoradores de Jehová aumentó.

      CÔTE D’IVOIRE

      [Fotografía en la página 386]

      En 1949 algunos misioneros preparados en Galaad ayudaron a establecer la adoración verdadera en este país de África occidental. Más de cien misioneros han servido aquí. Actualmente se dedican más de un millón de horas al año a buscar a los que tienen hambre de la verdad en el territorio que supervisa esta sucursal.

      GHANA

      [Fotografía en las páginas 386 y 387]

      La predicación de las buenas nuevas en Ghana empezó en 1924. Hoy día esta sucursal en Accra supervisa más de seiscientas cuarenta congregaciones de Ghana. También se traducen e imprimen publicaciones bíblicas en ewé, ga y twi.

      [Fotografía en las páginas 387]

      Reunión en un Salón del Reino adyacente a la sucursal

      KENIA

      [Mapa/Fotografía en la página 387]

      En 1931 dos testigos de Jehová fueron a predicar de Sudáfrica a Kenia. Desde 1963, la sucursal de Kenia ha supervisado en diversas ocasiones la evangelización en muchos otros países de África oriental (como se muestra abajo). Las asambleas internacionales de 1973, 1978 y 1985 han contribuido al testimonio que se ha dado.

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      KENIA

      TANZANIA

      BURUNDI

      RUANDA

      UGANDA

      SUDÁN

      ETIOPÍA

      YIBUTI

      YEMEN

      SOMALIA

      SEYCHELLES

      [Fotografías en la página 387]

      Asamblea de distrito en Nairobi (1973)

      NIGERIA

      [Fotografías en las páginas 388 y 389]

      Las buenas nuevas se han predicado aquí desde comienzos de los años veinte. También se han enviado evangelizadores de Nigeria a otras partes de África occidental, y las publicaciones bíblicas que se imprimen aquí siguen satisfaciendo las necesidades de países vecinos. En Nigeria los testigos de Jehová han distribuido más de 28.000.000 de piezas de literatura para ayudar a las personas a entender la Palabra de Dios.

      [Fotografía en la página 388]

      El Departamento de Servicio supervisa a más de 160.000 proclamadores del Reino nigerianos

      [Fotografía en la página 389]

      Asamblea de distrito en Calabar (Nigeria), 1990

      LIBERIA

      [Fotografía en la página 388]

      Los que han llegado a ser testigos de Jehová aquí han visto su fe sometida a muchas pruebas al tener que librarse de las supersticiones locales, abandonar la poligamia, ser perseguidos por funcionarios que tenían un concepto equivocado de ellos y verse rodeados de facciones políticas y étnicas en guerra. Aun así, en este país la adoración verdadera sigue uniendo a personas de todo tipo.

      MAURICIO

      [Fotografías en la página 389]

      Unos celosos Testigos sudafricanos visitaron esta isla del océano Índico en 1933. En la actualidad hay en Mauricio más de mil Testigos que animan a sus vecinos a buscar a Jehová para que puedan tener su favor cuando él destruya el inicuo sistema actual. (Sof. 2:3.)

      SUDÁFRICA

      [Fotografía en la página 390]

      Por más de ochenta años la Sociedad Watch Tower ha tenido una sucursal en Sudáfrica. Evangelizadores celosos procedentes de este país han contribuido mucho a llevar el mensaje del Reino a otros países del sur y del este de África. En el territorio que en un tiempo supervisó esta sucursal (donde en 1945 había 14.674 proclamadores del Reino), hay actualmente más de 300.000 testigos de Jehová activos.

      [Fotografías en la página 391]

      Más de ciento diez traductores trabajan bajo la dirección de esta sucursal en la preparación de publicaciones bíblicas en dieciséis idiomas africanos

      [Fotografía en la página 391]

      Se imprime en más de cuarenta idiomas

      SENEGAL

      [Fotografías en la página 390]

      Aunque los Testigos son pocos aquí, la sucursal ha hecho todo lo posible para que personas de toda ciudad, etnia y religión, no solo de Senegal, sino también de países vecinos, tengan la oportunidad de escuchar el mensaje alentador de la Biblia.

      SIERRA LEONA

      [Fotografía en la página 391]

      La predicación de las buenas nuevas comenzó en Sierra Leona en 1915. A veces el aumento ha sido lento. Sin embargo, cuando se apartó de la congregación a los que no se atenían a las elevadas normas de Jehová, y los que no tenían el motivo apropiado se alejaron, los que permanecieron leales a Jehová prosperaron espiritualmente.

      ZAMBIA

      [Fotografía en la página 392]

      Esta sucursal supervisa la actividad de más de 110.000 Testigos del sur y centro de África. La primera sucursal de la Sociedad en Zambia se inauguró en 1936. Desde entonces, los testigos de Jehová de este país han hecho más de 186.000.000 de revisitas para seguir ayudando a los que han mostrado interés. También han enseñado a muchos a leer para que puedan estudiar la Biblia personalmente y llevar su mensaje a otros.

      [Fotografía en la página 392]

      En 1992, 289.643 personas asistieron a una serie de asambleas de distrito celebradas en Zambia

      ZIMBABUE

      [Fotografías en la página 392]

      Los testigos de Jehová han estado activos en Zimbabue desde los años veinte. Durante los años siguientes se proscribieron sus publicaciones, se prohibieron sus asambleas y se denegaron los permisos a los misioneros para que predicaran a la población africana. Poco a poco se fueron superando los obstáculos, y hoy esta sucursal atiende a más de veinte mil Testigos.

      EL ORIENTE

      HONG KONG

      [Fotografías en la página 393]

      Las publicaciones de la Watch Tower se traducen aquí al chino, hablado por más de mil millones de personas en sus diferentes dialectos. En Hong Kong la predicación de las buenas nuevas comenzó en 1912, cuando C. T. Russell pronunció un discurso en el auditorio del ayuntamiento.

      INDIA

      [Fotografía en la página 393]

      Esta sucursal supervisa la proclamación del mensaje del Reino a más de la sexta parte de la población mundial. Actualmente dirige la traducción a dieciocho idiomas e impresión en diecinueve. Entre estos idiomas está el hindi (que hablan 367 millones de personas), y además asamés, bengalí, kannada, gujarati, malayálam, marathi, nepalés, oriyá, panjabí, tamil, telugu y urdu (cada uno hablado por decenas de millones de personas).

      [Fotografías en la página 393]

      Testigos que predican en malayálam

      . . . en nepalés

      . . . en gujarati

      JAPÓN

      [Fotografías en la página 394]

      Los testigos de Jehová de Japón, como los de cualquier otro lugar, son proclamadores celosos del Reino de Dios. Tan solo en 1992 dedicaron más de 85.000.000 de horas a predicar las buenas nuevas. Todos los meses, como promedio, el 45% de los Testigos japoneses sirven de precursores.

      [Fotografía en la página 394]

      Aquí se producen publicaciones bíblicas en muchos idiomas, entre ellos japonés, chino y lenguas de las Filipinas

      [Fotografía en la página 394]

      Una Oficina Regional de Ingeniería ayuda en las obras de construcción de sucursales de varios países

      [Gráfico en la página 394]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Precursores en Japón

      75.000

      50.000

      25.000

      1975 1980 1985 1992

      REPÚBLICA DE COREA

      [Fotografías en la página 395]

      Anualmente se producen aquí unos dieciséis millones de piezas de literatura, además de tratados, para más de 70.000 Testigos de la República de Corea. Aproximadamente el 40% de ellos son precursores.

      MYANMAR

      [Fotografías en la página 395]

      Cuando la Sociedad Watch Tower fundó una sucursal aquí en 1947, solo había veinticuatro testigos de Jehová en el país. Más de dos mil Testigos ahora activos en Myanmar no solo se esfuerzan por llevar el mensaje a la gente de las ciudades, sino también a la población rural, más numerosa.

      FILIPINAS

      [Fotografía en la página 396]

      En 1912 C. T. Russell habló en la Ópera de Manila sobre el tema “¿Dónde están los muertos?”. Desde aquella ocasión los testigos de Jehová han dedicado más de 483.000.000 de horas a testificar a las personas de las aproximadamente novecientas islas habitadas de las Filipinas. Desde esta sucursal se supervisa la obra de los más de 110.000 Testigos de las 3.200 congregaciones. Aquí se imprime en ocho idiomas para satisfacer las necesidades del país.

      [Fotografía en la página 396]

      Testigos de algunos de los principales grupos lingüísticos de las Filipinas

      SRI LANKA

      [Fotografías en la página 397]

      Las buenas nuevas se predicaron en Ceilán (hoy Sri Lanka), al sur de la India, antes de la I Guerra Mundial. Pronto se organizó un grupo de estudiantes. Desde 1953 la Sociedad ha tenido una sucursal en la capital para dar a los cingaleses, los tamiles y las demás etnias del país la oportunidad de oír el mensaje del Reino.

      TAIWAN

      [Fotografía en la página 397]

      En los años veinte se predicó un poco aquí. Pero no fue sino hasta los años cincuenta que empezó a hacerse con cierta regularidad. Actualmente está en construcción esta sucursal como centro para atender el aumento de la obra en esta parte de la Tierra.

      [Fotografía en la página 397]

      Congregación de Taipei

      [Fotografía en la página 397]

      TAILANDIA

      En la década de los treinta, algunos Testigos precursores de Gran Bretaña, Alemania, Australia y Nueva Zelanda llevaron la verdad bíblica al pueblo de Tailandia (conocido entonces como Siam). A las asambleas internacionales que se celebraron aquí en 1963, 1978, 1985 y 1991 vinieron representantes de muchos países para animar a los Testigos tailandeses y fomentar la predicación del mensaje del Reino.

      [Fotografía en la página 397]

      Asamblea de 1963

      [Fotografía en la página 397]

      Representantes extranjeros en 1991

      ISLAS DEL PACÍFICO

      FIJI

      [Fotografía en la página 398]

      En 1958 se fundó la oficina de Fiji. Por un tiempo supervisó la proclamación del Reino en doce países y en trece idiomas. Hoy, esta sucursal atiende las aproximadamente cien islas habitadas de este archipiélago.

      [Fotografía en la página 398]

      Las asambleas internacionales celebradas aquí en 1963, 1969, 1973 y 1978 unieron más a los Testigos fijianos con los de otros países

      GUAM

      [Fotografía en la página 398]

      La sucursal de Guam dirige la predicación de las buenas nuevas en islas dispersas en más de 7.700.000 kilómetros cuadrados del océano Pacífico. Supervisa la traducción de publicaciones bíblicas a nueve idiomas.

      [Fotografía en la página 398]

      El superintendente de circuito suele viajar en avión a las islas

      [Fotografía en la página 398]

      Testigos de Guam (como los que se ven aquí en Micronesia) a veces usan lanchas para llegar a su territorio

      HAWAI

      [Fotografía en la página 399]

      La Sociedad Watch Tower ha tenido una sucursal en Honolulú desde 1934. Algunos hawaianos han evangelizado no solo en las islas Hawai, sino también en Japón, Taiwan, Guam y en islas de Micronesia.

      NUEVA CALEDONIA

      [Fotografía en la página 399]

      A pesar de la oposición religiosa, los testigos de Jehová lograron introducir el mensaje del Reino de Dios en Nueva Caledonia. Muchas personas lo escucharon de buena gana. La primera congregación se formó en 1956. En la actualidad hay más de mil trescientos alabadores de Jehová aquí.

      NUEVA ZELANDA

      [Fotografía en la página 399]

      En 1947 la Sociedad Watch Tower fundó una sucursal en Nueva Zelanda para supervisar más cuidadosamente la predicación de las buenas nuevas en este país.

      [Fotografía en la página 399]

      La traducción que se realiza en esta sucursal permite que los habitantes de Samoa, Rarotonga y Niue se fortalezcan espiritualmente con regularidad.

      [Fotografía en la página 399]

      Los traductores y correctores de pruebas cooperan para producir publicaciones de buena calidad

      AUSTRALIA

      [Fotografías en la página 400]

      En 1904 se fundó la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Australia. En un tiempo esta sucursal supervisaba la obra de la proclamación del Reino en casi la cuarta parte del globo terráqueo, lo que incluía China, el sudeste de Asia y las islas del Pacífico Sur.

      [Fotografía en la página 400]

      Oficina Regional de Ingeniería que ayuda a construir sucursales en el Pacífico Sur y el sudeste de Asia

      [Fotografía en la página 400]

      En la actualidad esta sucursal imprime publicaciones bíblicas en más de veinticinco idiomas. La imprenta de esta sucursal produce publicaciones para unos 78.000 Testigos de zonas supervisadas por ocho sucursales del Pacífico Sur

      [Mapa en la página 400]

      Países que reciben literatura de la sucursal australiana

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      AUSTRALIA

      PAPUA NUEVA GUINEA

      ISLAS SALOMÓN

      NUEVA CALEDONIA

      FIJI

      SAMOA OCCIDENTAL

      TAHITÍ

      NUEVA ZELANDA

      PAPUA NUEVA GUINEA

      [Fotografías en la página 400]

      Los testigos de Jehová de este país afrontan un desafío singular; la gente habla unas setecientas lenguas. Han venido aquí Testigos de por lo menos otros diez países para participar en la obra. Se han esforzado mucho por aprender las lenguas nativas. Los que muestran interés sirven de intérpretes a los que hablan otra lengua. También se usan ilustraciones eficazmente para enseñar.

      ISLAS SALOMÓN

      [Fotografías en la página 401]

      Un estudio bíblico dirigido por correo desde el extranjero llevó el mensaje del Reino a las islas Salomón a principios de los años cincuenta. La verdad se difundió pese a que hubo muchos obstáculos. Esta sucursal y el Salón de Asambleas se construyeron gracias a la cooperación internacional, el ingenio de los nativos y mucho espíritu santo.

      TAHITÍ

      [Fotografías en la página 401]

      A principios de los años treinta los testigos de Jehová llevaron a Tahití el mensaje del Reino. En este lugar, situado en medio del océano Pacífico, se está dando un testimonio concienzudo. Tan solo en los últimos cuatro años el tiempo dedicado a la predicación equivalió, como promedio, a más de cinco horas de conversación con cada hombre mujer y niño de la isla.

      SAMOA OCCIDENTAL

      [Ilustración en la página 401]

      Samoa Occidental es uno de los países más pequeños del mundo, pero los testigos de Jehová también tienen una sucursal aquí. En 1992 se hallaba en construcción; supervisará la actividad en estas islas y otras cercanas, entre ellas las de Samoa Estadounidense.

  • Testigos hasta la parte más distante de la Tierra
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 22

      Parte 1: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

      Este capítulo, dividido en cinco partes, explica cómo se ha extendido por toda la Tierra la obra de los testigos de Jehová. La Parte 1, que comprende el período que va desde los años setenta del siglo XIX hasta 1914, se presenta en las páginas 404 a 422. La sociedad humana no se ha recuperado de los efectos catastróficos de la I Guerra Mundial, que empezó en 1914. Los Estudiantes de la Biblia habían indicado tiempo atrás que en ese año terminarían los Tiempos de los Gentiles.

      ANTES de ascender al cielo, Jesucristo dio a sus apóstoles la siguiente comisión: “Serán testigos de mí [...] hasta la parte más distante de la tierra”. (Hech. 1:8.) También había predicho que ‘las buenas nuevas del reino se predicarían en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones’. (Mat. 24:14.) Esa obra no se llevó a término en el siglo primero. Gran parte se ha efectuado en tiempos modernos, y el relato de lo que se ha logrado desde los años setenta del siglo XIX hasta la actualidad resulta apasionante.

      Aunque Charles Taze Russell alcanzó extensa fama por sus ampliamente divulgados discursos bíblicos, su objetivo no era solo hablar ante grandes auditorios; se interesaba en la gente, en las personas mismas. Por tanto, poco después de empezar a publicar la revista Watch Tower en 1879, realizó extensas giras en las que visitaba a pequeños grupos de lectores de la revista para hablar de las Escrituras con ellos.

      C. T. Russell animó a los que creían en las maravillosas promesas de la Palabra de Dios a compartirlas con otros. Aquellos a quienes les había conmovido profundamente lo que estaban aprendiendo lo hicieron con gran celo. A fin de ayudarles en su trabajo, se les suministró información impresa. A principios de 1881 se imprimieron varios tratados. Parte del contenido de estos tratados se combinó con otra información para preparar una publicación más extensa: Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), de la que se imprimieron 1.200.000 ejemplares para su distribución. Sin embargo, ¿cómo podría el pequeño grupo de Estudiantes de la Biblia (probablemente cien entonces) repartir tantos ejemplares?

      Distribución frente a las iglesias

      Entregaron algunos ejemplares a familiares y amigos. Hubo varios periódicos que accedieron a enviar un ejemplar a cada uno de sus suscriptores. (Se dio especial atención a los periódicos de edición semanal y mensual para que Food for Thinking Christians llegara a muchas personas que vivían en las zonas rurales.) No obstante, la mayoría de ejemplares se distribuyeron en varios domingos consecutivos frente a las iglesias de Estados Unidos y Gran Bretaña. Como no había suficientes Estudiantes de la Biblia para efectuar el trabajo, se contrató a otras personas para que les ayudaran.

      El hermano Russell envió a Gran Bretaña a dos colaboradores suyos, J. C. Sunderlin y J. J. Bender, para que supervisaran la distribución de 300.000 ejemplares en la isla. El hermano Sunderlin se dirigió a Londres, mientras que el hermano Bender fue hacia el norte, hasta Escocia, y desde allí fue avanzando hacia el sur. Concentraron sus esfuerzos principalmente en las grandes ciudades. Mediante anuncios en los periódicos se comunicaron con hombres competentes a quienes contrataron para que consiguieran suficientes ayudantes para la distribución de los ejemplares. Tan solo en Londres se obtuvo así la ayuda de casi quinientos distribuidores. La obra se efectuó con rapidez en dos domingos consecutivos.

      Aquel mismo año se invitó a algunos Estudiantes de la Biblia que podían dedicar la mitad de su tiempo o más a la obra del Señor a que sirvieran de repartidores, distribuyendo publicaciones para el estudio de la Biblia. Los repartidores, predecesores de los precursores de la actualidad, contribuyeron notablemente a la difusión de las buenas nuevas.

      Durante la década siguiente el hermano Russell preparó varios tratados cuyo objetivo era facilitar la divulgación de algunas verdades bíblicas destacadas que los Estudiantes de la Biblia habían aprendido. También escribió varios tomos de la obra Millennial Dawn (La Aurora del Milenio; conocidos más tarde como Estudios de las Escrituras). Posteriormente inició una serie de viajes de evangelización a otros países.

      Los viajes de Russell al extranjero

      En 1891 visitó Canadá, donde habían sido tantas las personas que habían mostrado interés desde 1880, que para entonces se pudo celebrar una asamblea en Toronto, a la que asistieron 700 personas. También viajó a Europa en 1891 para tantear las posibilidades de difundir la verdad en ese continente. Visitó Irlanda, Escocia, Inglaterra, numerosos países del continente europeo, Rusia (la región conocida hoy como Moldova) y el Oriente Medio.

      ¿A qué conclusiones llegó al finalizar su viaje? “No vimos ninguna buena perspectiva ni disposición para la verdad en Rusia, [...] nada que nos hiciera concebir esperanzas de alguna cosecha en Italia, Turquía, Austria o Alemania —escribió—. Pero Noruega, Suecia, Dinamarca, Suiza, y sobre todo Inglaterra, Irlanda y Escocia, son campos listos para la cosecha. Parece como si estos campos estuvieran clamando: ‘¡Vengan a ayudarnos!’.” Era una época en la que la Iglesia Católica todavía prohibía la lectura de la Biblia, muchos protestantes estaban dejando sus iglesias, y gran cantidad de personas desilusionadas por las iglesias rechazaban la Biblia por completo.

      Con el fin de ayudar a los que tenían hambre espiritual, después del viaje que hizo el hermano Russell en 1891, se trabajó con empeño en la traducción de las publicaciones a los idiomas europeos. Además, se dispuso que se imprimiera y almacenara información bíblica en Londres para facilitar su obtención y uso en Gran Bretaña. El campo británico demostró estar listo para la siega. En 1900 ya había nueve congregaciones y un total de 138 Estudiantes de la Biblia, entre ellos varios repartidores celosos. En otra visita del hermano Russell a Gran Bretaña en 1903, presentó el discurso “Millennial Hopes and Prospects” (Esperanzas y perspectivas del Milenio) ante un auditorio de mil personas en Glasgow, ochocientas en Londres y de quinientas a seiscientas en otras ciudades.

      No obstante, pasaron diecisiete años antes de que se formara la primera congregación de Estudiantes de la Biblia en Italia, en Pinerolo, lo cual confirmó lo que el hermano Russell había percibido en su viaje. ¿Cómo fueron las cosas en Turquía? Hacia finales de los años ochenta del siglo XIX Basil Stephanoff había predicado en Macedonia, que entonces formaba parte de la Turquía europea. Aunque parecía que se había mostrado cierto interés, algunas personas que afirmaban ser hermanos dieron informes falsos, y a consecuencia de estos el hermano Stephanoff fue encarcelado. Finalmente, en 1909, una carta de un griego de Esmirna (hoy Izmir [Turquía]) informó que en esa ciudad había un grupo de personas estudiando con interés las publicaciones de la Watch Tower. En cuanto a Austria, el propio hermano Russell regresó en 1911 para discursar en Viena, pero una chusma interrumpió la reunión. La respuesta fue lenta también en Alemania. Los escandinavos, en cambio, demostraron tener más consciencia de su necesidad espiritual.

      Los escandinavos difunden el mensaje entre ellos

      En Estados Unidos vivía una gran cantidad de suecos. En 1883 se editó un ejemplar de muestra de la revista Watch Tower traducida al sueco para distribuirlo entre ellos. Al poco tiempo algunos suecos enviaron por correo la información a sus amigos y parientes de Suecia. En noruego no se había publicado nada todavía. No obstante, en 1892, un año después del viaje del hermano Russell a Europa, Knud Pederson Hammer, un noruego que había conocido la verdad en Estados Unidos, regresó a su país para dar testimonio personalmente a sus familiares.

      En cuanto se empezó a publicar información en danés y noruego, en 1894, Sophus Winter, un americano de ascendencia danesa de 25 años, fue enviado a Dinamarca con un suministro de publicaciones para distribuirlas. Para la primavera siguiente ya había colocado 500 ejemplares de Millennial Dawn. Poco después empezaron a ayudarle en la obra unas cuantas personas que leían las publicaciones. Lamentablemente, más adelante perdió el aprecio por el gran privilegio que tenía; no obstante, hubo otros que siguieron haciendo resplandecer la luz.

      Sin embargo, antes de abandonar el servicio Winter fue repartidor en Suecia por algún tiempo. Poco después, August Lundborg, un joven capitán del Ejército de Salvación, vio dos tomos de Millennial Dawn en casa de un amigo en la isla de Sturkö. Los tomó prestados y los leyó ávidamente. Como consecuencia, se dio de baja de su iglesia y empezó a compartir con otros lo que había aprendido. A otro joven, llamado P. J. Johansson, se le abrieron los ojos cuando leyó un tratado que había encontrado en un banco de un parque.

      Cuando el grupo sueco empezó a crecer, algunos pasaron a Noruega para distribuir publicaciones bíblicas. Anteriormente, ya habían entrado en Noruega por correo algunas publicaciones procedentes de familiares que se hallaban en Estados Unidos. Así fue como Rasmus Blindheim inició su servicio a Jehová. Uno de los noruegos que conoció la verdad en aquellos primeros años fue Theodor Simonsen, predicador de la Misión Libre. Theodor empezó a refutar la doctrina del infierno en sus discursos en la Misión Libre. Su auditorio se ponía de pie emocionado ante tan magnífica información; pero cuando se supo que esta procedía de los libros “Millennial Dawn”, le echaron de la iglesia. No obstante, él continuó hablando de las cosas buenas que había aprendido. Otro joven que recibió algunas publicaciones fue Andreas Øiseth. En cuanto se convenció de que había hallado la verdad, dejó la granja de la familia y emprendió la obra de repartidor. Trabajó sistemáticamente el territorio hacia el norte y después hacia el sur por la zona de los fiordos, sin pasar por alto ninguna comunidad. En invierno llevaba sus suministros —alimento, ropa y publicaciones— en un trineo impulsado con el pie, y siempre había personas hospitalarias que le ofrecían un lugar donde dormir. En un período de ocho años predicó las buenas nuevas por casi todo el país.

      La esposa de August Lundborg, Ebba, se trasladó de Suecia a Finlandia en 1906 para trabajar de repartidora. Por aquel entonces hubo también varios hombres que regresaron de Estados Unidos con publicaciones de la Watch Tower y empezaron a compartir con otros lo que estaban aprendiendo. Al cabo de unos cuantos años Emil Österman, que buscaba algo mejor que lo que ofrecían las iglesias, adquirió el libro El Plan Divino de las Edades. Él y su amigo Kaarlo Harteva, que también buscaba algo mejor, lo leyeron. Harteva reconoció el valor del libro y lo tradujo al finlandés. Con el respaldo económico de Österman lo publicó y los dos empezaron a distribuirlo. Hablaron en lugares públicos, hicieron visitas de casa en casa y dieron discursos en auditorios grandes atestados de gente, todo ello con un verdadero espíritu evangelizador. En Helsinki, después de desenmascarar las doctrinas falsas de la cristiandad ante un grupo de concurrentes, el hermano Harteva los desafió a utilizar la Biblia para probar la doctrina de la inmortalidad del alma. Todo el mundo miró a los clérigos presentes. Ninguno habló; nadie pudo rebatir las palabras claras de Ezequiel 18:4. Algunos de los asistentes confesaron más tarde que, después de lo que habían oído, se les había hecho difícil dormir aquella noche.

      De humilde jardinero a evangelizador en Europa

      A todo esto, un suizo de nombre Adolf Weber, animado por un amigo anabaptista de edad avanzada, dejó su país y se marchó a Estados Unidos en busca de un entendimiento más completo de las Escrituras. Una vez allí, y en respuesta a un anuncio, empezó a trabajar de jardinero para el hermano Russell. Con la ayuda de El Plan Divino de las Edades (disponible entonces en alemán) y de las reuniones conducidas por el hermano Russell, Adolf adquirió el conocimiento bíblico que buscaba y se bautizó en 1890. Los ‘ojos de su corazón se iluminaron’ y comprendió claramente la gran oportunidad que se le presentaba. (Efe. 1:18.) Predicó celosamente por algún tiempo en Estados Unidos y luego regresó a su tierra natal para iniciar allí la obra “en la viña del Señor”. Así pues, a mediados de los años noventa del siglo XIX estaba de regreso en Suiza compartiendo las verdades bíblicas con los que tenían corazones receptivos.

      Adolf se ganaba el sustento trabajando de jardinero y guardabosques, pero su interés principal era la evangelización. Daba testimonio a sus compañeros de trabajo, así como a la gente de las ciudades y pueblos suizos cercanos. Sabía varios idiomas, entre ellos el francés, así que empezó a traducir las publicaciones de la Sociedad a esta lengua. Cuando llegaba el invierno cargaba su mochila de publicaciones bíblicas y se iba caminando a Francia, y a veces viajaba en dirección noroeste hasta Bélgica o en dirección sur hasta Italia.

      A fin de llegar a las personas con las que no podía comunicarse personalmente, anunciaba las publicaciones para el estudio de la Biblia en periódicos y revistas. Elie Thérond, que vivía en el centro de Francia, respondió a uno de aquellos anuncios, se dio cuenta de que se trataba de la verdad y enseguida empezó a difundir el mensaje. En Bélgica, Jean-Baptiste Tilmant, padre, vio también un anuncio en 1901 y obtuvo dos tomos de Millennial Dawn. ¡Cómo se emocionó al ver la verdad bíblica presentada con tanta claridad! ¡Tenía que decírselo a sus amigos! Al año siguiente se reunía periódicamente en su casa un grupo para estudiar juntos. En breve la actividad de aquel pequeño grupo dio fruto, incluso en el norte de Francia. El hermano Weber se mantuvo en comunicación con ellos, visitando los diferentes grupos que iban surgiendo, fortaleciéndolos espiritualmente y dándoles instrucciones con relación a predicar las buenas nuevas.

      Las buenas nuevas llegan a Alemania

      Poco después de haber empezado a aparecer publicaciones en alemán, a mediados de los años ochenta del siglo XIX, algunos germanoamericanos que las valoraban comenzaron a enviarlas a sus parientes de Alemania. Una enfermera de un hospital de Hamburgo repartió unos ejemplares de Millennial Dawn en el hospital. En 1896 Adolf Weber, por su parte, puso anuncios en periódicos de edición alemana y envió tratados a Alemania desde Suiza. Al año siguiente se abrió un almacén de literatura en Alemania para facilitar la distribución de la edición alemana de la revista Watch Tower, pero los resultados se hicieron esperar. No obstante, en 1902 Margarethe Demut, que había aprendido la verdad en Suiza, se trasladó a Tailfingen, al este de la Selva Negra, y con su celosa predicación ayudó a formar uno de los primeros grupos de Estudiantes de la Biblia en Alemania. Samuel Lauper, de Suiza, se trasladó al Bergisches Land, al nordeste de Colonia, para difundir las buenas nuevas por esa región. En 1904 se celebraban reuniones en Wermelskirchen. Entre los presentes se hallaba un hombre de 80 años, Gottlieb Paas, que había estado buscando la verdad. En su lecho de muerte, poco después de empezar a celebrarse esas reuniones, Paas dijo, sosteniendo en alto una revista Watch Tower: “Esto es la verdad; no la dejen”.

      La cantidad de personas interesadas en estas verdades bíblicas fue aumentando poco a poco. Aunque resultaba caro, se llegó a un acuerdo con varios periódicos del país para que en sus ediciones incluyeran ejemplares de muestra gratuitos de la revista Watch Tower. Según un informe publicado en 1905, para ese año se habían distribuido más de un millón y medio de estas muestras. Esto fue todo un logro para un grupo tan pequeño.

      No todos los Estudiantes de la Biblia se conformaban con predicar en la vecindad. En una fecha tan temprana como 1907, el hermano Erler, de Alemania, hizo varios viajes a Bohemia, región que entonces formaba parte de Austria-Hungría (más tarde de Checoslovaquia). Distribuyó publicaciones que anunciaban el Armagedón y explicaban las bendiciones que después recibiría la humanidad. Para 1912 otro Estudiante de la Biblia había repartido información bíblica en la zona de Memel, perteneciente hoy a Lituania. Muchas personas acogieron con entusiasmo el mensaje en aquella ciudad, y enseguida se formaron varios grupos bastante grandes de Estudiantes de la Biblia. Pero cuando supieron que los verdaderos cristianos también deben ser testigos, el número de asistentes fue menguando. No obstante, hubo unos cuantos que demostraron ser imitadores genuinos de Cristo, “el testigo fiel y verdadero”. (Rev. 3:14.)

      Mientras se hallaba en Suiza, hacia 1907, Nikolaus von Tornow, barón alemán que tenía grandes propiedades en Rusia, recibió un tratado de la Sociedad Watch Tower. Dos años después apareció en la congregación de Berlín (Alemania) ataviado con sus mejores galas y acompañado de su sirviente personal. Tardó algún tiempo en comprender por qué Dios había confiado verdades tan valiosas a gente tan modesta, pero el texto de 1 Corintios 1:26-29 le ayudó a este respecto: “Ustedes contemplan su llamamiento por él, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, no muchos poderosos, no muchos de nacimiento noble [...], a fin de que ninguna carne se jacte a vista de Dios”. Convencido de que había hallado la verdad, Von Tornow vendió las propiedades que tenía en Rusia y dedicó su vida y sus recursos a promover los intereses de la adoración pura.

      Cuando los Herkendell, joven pareja alemana, se casaron en 1911, ella le pidió a su padre como dote dinero para una luna de miel fuera de lo común. El matrimonio tenía pensado hacer un extenso viaje que duraría meses. Pasarían la luna de miel recorriendo Rusia para predicar a las personas de habla alemana. Como muestran todos estos ejemplos, de diferentes formas gente de toda condición dio a conocer a otros lo que había aprendido sobre el propósito amoroso de Dios.

      Crecimiento en el campo británico

      En 1881, tras una intensa distribución de publicaciones bíblicas en Gran Bretaña, algunas personas que asistían a los servicios religiosos entendieron que debían poner en práctica lo que habían aprendido. Tom Hart, de Islington (Londres), fue una de las personas a quienes impresionó el consejo de la revista Watch Tower de salirse de las iglesias babilónicas de la cristiandad y seguir la enseñanza bíblica, en armonía con Revelación 18:4: “Sálganse de ella, pueblo mío”. Hart dejó su iglesia en 1884, y varias personas le imitaron.

      Muchos de los que se reunían en los grupos de estudio llegaron a ser evangelizadores eficaces. Algunos ofrecían publicaciones bíblicas en los parques londinenses y en otros lugares donde la gente iba a pasear. Otros predicaban principalmente en los negocios. No obstante, el método más frecuente era el de hacer visitas de casa en casa.

      Una suscriptora de la revista Watch Tower llamada Sarah Ferrie escribió al hermano Russell diciendo que ella y unos cuantos amigos suyos de Glasgow se ofrecían para distribuir tratados. ¡Cuál sería su sorpresa al ver aparecer ante su puerta un camión cargado con 30.000 impresos que debían repartirse gratuitamente! Enseguida pusieron manos a la obra. Minnie Greenlees y sus tres niños trabajaron mucho para distribuir información bíblica por zonas rurales de Escocia en su cochecito tirado por un poni. Más adelante, Alfred Greenlees y Alexander MacGillivray viajaron por casi toda Escocia en bicicleta repartiendo tratados. En vez de pagar a otros para que distribuyeran las publicaciones, trabajadores voluntarios dedicados lo hacían.

      Su corazón los incitó a acción

      Jesús dijo en una de sus parábolas que la gente que ‘oyera la palabra de Dios con un corazón excelente y bueno’ llevaría fruto. El aprecio sincero por las provisiones amorosas de Dios los impelería a llevar las buenas nuevas del Reino de Dios a otras personas. (Luc. 8:8, 11, 15.) Sin importar cuáles fueran sus circunstancias, encontrarían la manera de hacerlo.

      Así ocurrió en el caso de un viajero argentino a quien un marinero italiano le había dado una parte del tratado Food for Thinking Christians. Desde un puerto peruano, el viajero escribió pidiendo más información. Su interés aumentó y en 1885 volvió a escribir desde Argentina al editor de la Watch Tower para pedir más publicaciones. Aquel mismo año, un miembro de la marina británica se llevó un número de la Watch Tower a Singapur, adonde lo habían enviado con su unidad de artilleros. Le encantó lo que aprendió en la revista y lo utilizó para dar a conocer el punto de vista bíblico sobre los temas de actualidad en aquel entonces. En 1910, un barco en el que viajaban dos cristianas arribó al puerto de Colombo (Ceilán, hoy Sri Lanka). Las hermanas aprovecharon la oportunidad para predicar al señor Van Twest, encargado de contratar las tripulaciones en el puerto. Le hablaron con entusiasmo de las cosas buenas que habían aprendido en el libro El Plan Divino de las Edades. El resultado fue que Van Twest llegó a ser Estudiante de la Biblia y así dio comienzo la predicación de las buenas nuevas en Sri Lanka.

      Los que no podían viajar buscaban también maneras de transmitir las alentadoras verdades bíblicas a gente de otros países. Una carta de agradecimiento publicada en la Watch Tower en 1905 muestra que un estadounidense había enviado un libro El Plan Divino de las Edades a un hombre de Santo Tomás, isla de las Indias Occidentales entonces bajo dominio danés. Cuando leyó el libro, este hombre se arrodilló y le expresó a Dios su deseo sincero de hacer su voluntad. En 1911, una brasileña llamada Bellona Ferguson se refirió a su propio caso como “un testimonio viviente y positivo de que nadie está demasiado lejos para que le lleguen” las aguas de la verdad. Al parecer recibía las publicaciones de la Sociedad por correo desde 1899. Algún tiempo antes de la I Guerra Mundial, un alemán que había emigrado a Paraguay encontró un tratado de la Sociedad en el buzón. Pidió más información y enseguida rompió sus conexiones con las iglesias de la cristiandad. Como no había nadie más en el país para bautizarlos, él y su cuñado decidieron bautizarse el uno al otro. En verdad se estaba dando testimonio en partes distantes de la Tierra, y el testimonio estaba produciendo fruto.

      También hubo Estudiantes de la Biblia que se sintieron impelidos a viajar al lugar del que ellos o sus padres procedían, para hablar a amigos y parientes sobre el maravilloso propósito de Jehová y de cómo les podía beneficiar a ellos. El hermano Oleszynski, por ejemplo, regresó en 1895 a Polonia con las buenas nuevas acerca de la “redención, la restitución y la vocación celestial”, aunque, lamentablemente, con el tiempo abandonó la obra. En 1898 un ex profesor húngaro partió de Canadá con el objetivo de difundir el urgente mensaje de la Biblia en su país de origen. En 1905 un hombre que había aceptado las enseñanzas de los Estudiantes de la Biblia en Estados Unidos regresó a Grecia para dar testimonio. Y en 1913 un joven llevó semillas de la verdad bíblica desde Nueva York hasta la ciudad natal de su familia, Ramallah, cercana a Jerusalén.

      Se abre el campo en el Caribe

      Mientras en Estados Unidos, Canadá y Europa aumentaba el número de evangelizadores, la verdad bíblica también se estaba arraigando en Panamá, Costa Rica, la Guayana Holandesa (hoy Surinam) y la Guayana Inglesa (hoy Guyana). Joseph Brathwaite recibió ayuda para entender el propósito de Dios en la Guayana Inglesa y se marchó a Barbados en 1905 para dedicarse por completo a enseñar a la gente de esa isla. Louis Facey y H. P. Clarke, que escucharon las buenas nuevas en Costa Rica cuando estuvieron trabajando allí, regresaron a Jamaica en 1897 para compartir su nueva fe con su gente. Los jamaiquinos que abrazaron la verdad trabajaron con celo. Tan solo en 1906 distribuyeron aproximadamente 1.200.000 tratados y otras publicaciones. Otro emigrante, que conoció la verdad cuando trabajaba en Panamá, llevó el mensaje de esperanza de la Biblia a la isla de Granada cuando regresó a ella.

      La revolución mexicana de 1910-1911 fue otro factor que permitió llevar el mensaje del Reino de Dios a las personas hambrientas de la verdad. Muchos mexicanos huyeron al norte, a Estados Unidos. Allí, algunos conocieron a los Estudiantes de la Biblia, aprendieron el propósito de Jehová de traer paz duradera a la humanidad y enviaron publicaciones a México. De todas formas, el mensaje ya había llegado al país. En 1893, se publicó una carta en la revista Watch Tower en la que F. de P. Stephenson, de México, explicaba que había leído algunas publicaciones de la Sociedad Watch Tower y quería más para darlas a sus amigos de México y de Europa.

      Con el fin de iniciar la predicación de la verdad bíblica y programar reuniones regulares de estudio en más tierras caribeñas, el hermano Russell envió a E. J. Coward a Panamá en 1911, y luego a las islas. El hermano Coward era un orador convincente y vivaz que con frecuencia congregaba a centenares de personas para rebatir las doctrinas del infierno y la inmortalidad del alma y para hablarles del glorioso futuro de la Tierra. Viajaba de ciudad en ciudad y de isla en isla —Santa Lucía, Dominica, San Cristóbal, Barbados, Granada y Trinidad— predicando a cuantas personas podía. También presentó discursos en la Guayana Inglesa. En Panamá conoció a W. R. Brown, celoso joven jamaiquino que más adelante le acompañó en su visita a varias islas del Caribe. El hermano Brown ayudó a abrir otros campos posteriormente.

      En 1913, el propio hermano Russell discursó en Panamá, Cuba y Jamaica. En Kingston (Jamaica), se llenaron dos auditorios para escuchar una conferencia pública que presentó, y unas dos mil personas no pudieron entrar por falta de espacio. La prensa resaltó que el orador no había hablado de dinero ni se habían hecho colectas.

      La luz de la verdad llega a África

      A África llegó también la luz de la verdad por aquellas fechas. En 1884 llegó de Liberia una carta de un lector de la Biblia que había adquirido un ejemplar de Food for Thinking Christians y quería más para ofrecérselos a otros. Al cabo de unos cuantos años se supo que un clérigo liberiano había colgado los hábitos para poder enseñar las verdades bíblicas que estaba aprendiendo de la revista Watch Tower, y que un grupo de Estudiantes de la Biblia estaba celebrando reuniones con regularidad en el país.

      Un ministro de la Iglesia Reformada Holandesa a quien enviaron de Holanda a Sudáfrica en 1902 se llevó algunas obras de C. T. Russell a su nuevo destino. Aunque él no les sacó mucho provecho, Frans Ebersohn y Stoffel Fourie, que las vieron en su biblioteca, sí lo hicieron. Unos pocos años más tarde dos celosas Estudiantes de la Biblia emigraron de Escocia a Durban (Sudáfrica), lo que reforzó el grupo de personas que mostraban interés en aquella zona.

      Entre los que adquirieron publicaciones escritas por el hermano Russell y luego utilizaron parte de ellas para enseñar a otros estuvieron algunos, triste es decirlo, como Joseph Booth y Elliott Kamwana, que intercalaron sus propias ideas con el propósito de fomentar cambios en el orden social. Como resultado de esto, algunos observadores de Sudáfrica y Nyasalandia (después Malaui) llegaron a conclusiones erróneas sobre la identidad de los verdaderos Estudiantes de la Biblia. Sin embargo, muchos escucharon y respondieron con aprecio al mensaje que proclamaba el Reino de Dios como la solución a los problemas de la humanidad.

      No obstante, habría que esperar algún tiempo para que se predicara extensamente en el continente africano.

      Hacia el Oriente y las islas del Pacífico

      Poco después de empezar a distribuirse las publicaciones bíblicas de C. T. Russell en Gran Bretaña, llegaron también al Oriente. En 1883, la misionera presbiteriana C. B. Downing, que vivía en Chefu o Yantai (China), recibió un ejemplar de la Watch Tower. Le pareció muy interesante lo que decía la revista respecto a la restitución y se la dejó a otros misioneros, entre ellos Horace Randle, que tenía conexiones con la Junta Misional de la Iglesia Bautista. El interés de este creció cuando, algún tiempo después, leyó un anuncio de Millennial Dawn en el diario londinense Times. La señorita Downing le envió un ejemplar, y su propia madre le envió otro desde Inglaterra. Al principio la lectura del libro le produjo una conmoción. Sin embargo, en cuanto se convenció de que la Trinidad no se enseña en la Biblia, abandonó la Iglesia Bautista y empezó a compartir con otros misioneros lo que había aprendido. En 1900 informó que había enviado 2.324 cartas y unos 5.000 tratados a misioneros que se hallaban en China, Japón, Corea y Siam (Tailandia). En aquel tiempo en el Oriente se estaba dando testimonio principalmente a los misioneros de la cristiandad.

      Durante aquel mismo período se estaban sembrando también las semillas de la verdad en Australia y Nueva Zelanda. Posiblemente en 1884, o poco después, llegó a Australia la primera “semilla” por medio de un hombre a quien un Estudiante de la Biblia le había predicado en un parque de Inglaterra. Algunos amigos y parientes de ultramar enviaron más “semillas” por correo.

      A los pocos años de haberse formado la Commonwealth de Australia en 1901, ya había cientos de suscriptores de la Watch Tower allí. Los que consideraban que era un privilegio llevar la verdad a otros enviaron miles de tratados a aquellos cuyos nombres aparecían en el censo electoral. También distribuyeron tratados por las calles y lanzaron paquetes de tratados desde las ventanas del tren a los trabajadores y a los labradores solitarios que vivían en zonas remotas a lo largo de las líneas del ferrocarril. Se avisaba a la gente que los Tiempos de los Gentiles terminarían en 1914. Arthur Williams, padre, de Australia Occidental, hablaba sobre el particular con todos los clientes de su tienda e invitaba a los interesados a ir a su casa para profundizar en el tema.

      No se sabe quién llevó la verdad bíblica por primera vez a Nueva Zelanda. Sin embargo, para 1898 Andrew Anderson, residente en aquel país, había leído lo suficiente de las publicaciones de la Watch Tower como para sentirse impulsado a difundir la verdad en calidad de repartidor. En 1904 se unieron a él otros repartidores que llegaron de Estados Unidos, y también empezó a recibir apoyo de la sucursal que la Sociedad abrió en Australia aquel mismo año. La esposa del señor Thomas Barry, de Christchurch, aceptó seis tomos de Estudios de las Escrituras que le ofreció uno de los repartidores. Su hijo Bill los leyó en 1909 durante un viaje de seis semanas en barco a Inglaterra, y se dio cuenta de que lo que decían era la verdad. Andando el tiempo, el hijo de Bill, Lloyd, llegó a ser miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.

      Uno de los predicadores celosos de aquellos primeros días fue Ed Nelson, quien, aunque no se caracterizaba por tener mucho tacto, se dedicó por completo durante cincuenta años a difundir el mensaje del Reino desde el extremo norte de Nueva Zelanda hasta el extremo sur. Unos cuantos años después se unió a él Frank Grove, quien compensó su vista deficiente ejercitando la memoria y también fue precursor por más de cincuenta años hasta su muerte.

      Gira mundial para fomentar la predicación de las buenas nuevas

      Entre 1911 y 1912 se dio otro paso importante para ayudar a la gente del Oriente. La Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia (IBSA) envió al Oriente un comité de siete hombres, encabezado por C. T. Russell, para que tanteara el terreno. Adondequiera que fueron hablaron del propósito de Dios de bendecir a la humanidad mediante el Reino Mesiánico. Algunas veces tuvieron poco público, pero en las Filipinas y en la India hablaron ante miles de personas. No apoyaron la campaña de recaudación de fondos para la conversión del mundo que la cristiandad llevaba a cabo en aquel tiempo. Aclararon que los misioneros de la cristiandad dedicaban sus recursos principalmente a fomentar la educación seglar. Sin embargo, el hermano Russell estaba convencido de que lo que la gente necesitaba era “el Evangelio de la amorosa provisión divina del Reino venidero del Mesías”. Los Estudiantes de la Biblia no pretendían convertir al mundo, pues por su estudio de las Escrituras entendían que lo que se había de hacer entonces era dar un testimonio con el objetivo de recoger “un grupo de elegidos de todas las naciones, pueblos, tribus y lenguas para formar parte de la clase de la Novia [de Cristo], para sentarse con Él en Su trono durante los mil años y cooperar en la labor de elevar a la raza humana”.a (Rev. 5:9, 10; 14:1-5.)

      Después de su paso por Japón, China, Filipinas y otros lugares, los miembros del comité recorrieron 6.400 kilómetros más por la India. Ya en 1887 se habían recibido cartas en las que personas que residían en la India alababan las publicaciones de la Sociedad. Además, un joven que había conocido al hermano Russell y había aprendido la verdad mientras estudiaba en Estados Unidos estuvo predicando a la población de habla tamil desde 1905. Este joven ayudó a formar unos cuarenta grupos de estudio de la Biblia en el sur de la India. No obstante, aunque había predicado a otros, él mismo fue desaprobado por abandonar las normas cristianas. (Compárese con 1 Corintios 9:26, 27.)

      Por aquel entonces A. J. Joseph, de Travancore (Kerala), recibió uno de los tomos de Estudios de las Escrituras en respuesta a una pregunta que le había hecho por carta a un conocido adventista. El libro contestó satisfactoriamente y con base bíblica sus preguntas sobre la Trinidad. En breve, él y otros parientes suyos empezaron a predicar sus nuevas creencias en los arrozales y cocotales del sur de la India. Después de la visita del hermano Russell en 1912, el hermano Joseph emprendió el servicio de tiempo completo. Viajó en trenes, carretas de bueyes, barcazas y a pie distribuyendo publicaciones bíblicas. Cuando daba discursos públicos, el clero y sus seguidores solían interrumpirle. En una ocasión en que estaba discursando en Kundara, un sacerdote “cristiano” incitó a sus seguidores a interrumpir la reunión y a tirar estiércol al hermano Joseph. Atraído por el escándalo, un hindú influyente fue a ver qué ocurría y le preguntó al sacerdote: ‘¿Es esto lo que Cristo enseñó a sus seguidores a hacer, o se están comportando ustedes, más bien, como los fariseos del tiempo de Jesús?’. El sacerdote cesó de acosarlo.

      Antes de que el comité de la IBSA finalizara su gira mundial de cuatro meses, el hermano Russell decidió que R. R. Hollister sería el representante de la Sociedad en el Oriente y se encargaría de la difusión del mensaje de la amorosa provisión divina del Reino Mesiánico en esa parte del planeta. Se prepararon tratados especiales en diez idiomas, y distribuidores nativos repartieron millones de estos por la India, China, Japón y Corea. Luego se tradujeron algunos libros a cuatro de estos idiomas para que los que se interesaban en el mensaje pudieran disponer de más alimento espiritual. Se había abierto un campo inmenso, y quedaba mucho por hacer. No obstante, los resultados obtenidos hasta aquel momento eran sorprendentes.

      Se dio un testimonio impresionante

      Antes de que se iniciaran los horrores de la I Guerra Mundial, se había dado un buen testimonio por toda la Tierra. El hermano Russell había hablado en cientos de ciudades de Estados Unidos y Canadá, había viajado varias veces a Europa y había pronunciado conferencias en Panamá, Jamaica y Cuba, así como en las principales ciudades del Oriente. Decenas de miles de personas habían escuchado sus conmovedores discursos bíblicos y le habían visto responder con las Escrituras a las preguntas que tanto amigos como enemigos le hacían en público. Toda esta actividad había suscitado mucho interés, por lo que miles de periódicos estadounidenses, europeos, sudafricanos y australianos publicaban con regularidad los sermones del hermano Russell. Los Estudiantes de la Biblia habían distribuido millones de libros y centenares de millones de tratados y otros impresos en 35 idiomas.

      Pese a lo destacado de su papel, el hermano Russell no era el único que predicaba. Por todo el globo terráqueo otros servían en unión como testigos de Jehová y de su Hijo, Jesucristo. No todos eran oradores públicos. Era gente de toda condición que se valía de cualquier medio a su alcance para difundir las buenas nuevas.

      En enero de 1914, a menos de un año del fin de los Tiempos de los Gentiles, se dio otro testimonio intenso con el “Foto-Drama de la Creación”, que destacaba de una forma completamente nueva el propósito de Dios para la Tierra. El “Foto-Drama de la Creación” era una presentación de hermosas diapositivas pintadas a mano y películas con sonido sincronizado. La prensa estadounidense informó que cientos de miles de personas asistían a la proyección en ese país cada semana. Un año después de su estreno, la concurrencia total en Estados Unidos y Canadá había ascendido a casi ocho millones de personas. En Londres (Inglaterra), multitudes llenaron a rebosar la Opera House y el Royal Albert Hall durante la proyección del “Foto-Drama”, que constaba de cuatro partes de dos horas de duración cada una. En solo medio año, más de 1.226.000 personas vieron la presentación en 98 ciudades de las islas británicas. En Alemania y Suiza las salas que la proyectaron se llenaron a rebosar. En Escandinavia y en el sur del Pacífico hubo también un numeroso público presente.

      ¡Qué testimonio tan amplio, intenso y extraordinario se dio durante las primeras décadas de la historia moderna de los testigos de Jehová! No obstante, la obra no había hecho más que comenzar.

      A principios de los años ochenta del siglo XIX solo difundían la verdad bíblica unos cuantos cientos de personas. En 1914, según los registros, participaron en la obra alrededor de 5.100. Quizás hubo otros que distribuyeron tratados de vez en cuando. Los obreros eran relativamente pocos.

      Para finales de 1914 este pequeño grupo de evangelizadores había proclamado de diferentes formas el Reino de Dios en 68 países, y su obra de predicar y enseñar la Palabra de Dios estaba afianzada prácticamente en treinta de estos países.

      Antes del fin de los Tiempos de los Gentiles se habían distribuido millones de libros y cientos de millones de tratados. Además, para 1913 unos dos mil periódicos publicaban con regularidad sermones de C. T. Russell, y en el año 1914 más de nueve millones de personas de tres continentes vieron el “Foto-Drama de la Creación”.

      Se había dado un testimonio asombroso, sin duda. Sin embargo, aquello era solo el comienzo.

      [Nota a pie de página]

      a En The Watch Tower del 15 de abril de 1912 aparece un informe completo de esta gira mundial.

      [Mapa/Fotografía en la página 405]

      C. T. Russell presentó discursos bíblicos en más de trescientas ciudades (en las zonas punteadas) de Norteamérica y el Caribe, en muchas de ellas diez o quince veces

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      [Mapa en la página 407]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Giras evangelizadoras de Russell por Europa, generalmente vía Inglaterra

      1891

      1903

      1908

      1909

      1910 (dos veces)

      1911 (dos veces)

      1912 (dos veces)

      1913

      1914

      [Mapa/Fotografía en la página 408]

      En cuanto se convenció de que había encontrado la verdad, Andreas Øiseth empezó a distribuir con celo publicaciones bíblicas por casi toda Noruega

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      NORUEGA

      Círculo polar ártico

      [Mapa/Fotografía en la página 409]

      Adolf Weber, un humilde jardinero, difundió las buenas nuevas desde Suiza a otros países europeo

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      BÉLGICA

      ALEMANIA

      SUIZA

      ITALIA

      FRANCIA

      [Mapa/Fotografía en la página 413]

      Bellona Ferguson, de Brasil: ‘Nadie está demasiado lejos para que le llegue la verdad’

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      BRASIL

      [Mapas en la página 415]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      ALASKA

      CANADÁ

      GROENLANDIA

      SAN PEDRO Y MIQUELÓN

      ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

      BERMUDAS

      BAHAMAS

      ISLAS TURCAS Y CAICOS

      CUBA

      MÉXICO

      BELICE

      JAMAICA

      HAITÍ

      REPÚBLICA DOMINICANA

      PUERTO RICO

      ISLAS CAIMANES

      GUATEMALA

      EL SALVADOR

      HONDURAS

      NICARAGUA

      COSTA RICA

      PANAMÁ

      VENEZUELA

      GUYANA

      SURINAM

      GUAYANA FRANCESA

      COLOMBIA

      ECUADOR

      PERÚ

      BRASIL

      BOLIVIA

      PARAGUAY

      CHILE

      ARGENTINA

      URUGUAY

      MALVINAS

      ISLAS VÍRGENES (E.U.A.)

      ISLAS VÍRGENES (BRIT.)

      ANGUILA

      SAN MARTÍN

      SABA

      SAN EUSTAQUIO

      SAN CRISTÓBAL

      NIEVES

      ANTIGUA

      MONTSERRAT

      GUADALUPE

      DOMINICA

      MARTINICA

      SANTA LUCÍA

      SAN VICENTE

      BARBADOS

      GRANADA

      TRINIDAD

      ARUBA

      BONAIRE

      CURAZAO

      OCÉANO ATLÁNTICO

      MAR CARIBE

      OCÉANO PACÍFICO

      [Mapa en las páginas 416 y 417]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      GROENLANDIA

      SUECIA

      ISLANDIA

      NORUEGA

      ISLAS FEROE

      FINLANDIA

      RUSIA

      ESTONIA

      LETONIA

      LITUANIA

      BIELORRUSIA

      UCRANIA

      MOLDOVA

      GEORGIA

      ARMENIA

      AZERBAIYÁN

      TURKMENISTÁN

      UZBEKISTÁN

      KAZAJSTÁN

      TAYIKISTÁN

      KIRGUIZISTÁN

      POLONIA

      ALEMANIA

      PAÍSES BAJOS

      DINAMARCA

      GRAN BRETAÑA

      IRLANDA

      BÉLGICA

      LUXEMBURGO

      LIECHTENSTEIN

      SUIZA

      ANDORRA

      CHECOSLOVAQUIA

      AUSTRIA

      HUNGRÍA

      RUMANIA

      YUGOSLAVIA

      ESLOVENIA

      CROACIA

      BOSNIA-HERZEGOVINA

      BULGARIA

      ALBANIA

      ITALIA

      SAN MARINO

      GIBRALTAR

      ESPAÑA

      PORTUGAL

      AZORES

      MADERA

      MARRUECOS

      SAHARA OCCIDENTAL

      SENEGAL

      CABO VERDE

      ARGELIA

      LIBIA

      EGIPTO

      LÍBANO

      ISRAEL

      CHIPRE

      SIRIA

      TURQUÍA

      IRAK

      IRÁN

      ISLAS BAHREIN

      KUWAIT

      JORDANIA

      ARABIA SAUDÍ

      QATAR

      EMIRATOS ÁRABES UNIDOS

      OMÁN

      YEMEN

      YIBUTI

      SOMALIA

      ETIOPÍA

      SUDÁN

      CHAD

      NÍGER

      MALÍ

      MAURITANIA

      GAMBIA

      GUINEA-BISSAU

      SIERRA LEONA

      LIBERIA

      CÔTE D’IVOIRE

      GHANA

      TOGO

      BENÍN

      GUINEA ECUATORIAL

      SANTA ELENA

      GUINEA

      BURKINA FASO

      NIGERIA

      REPÚBLICA CENTROAFRICANA

      CAMERÚN

      SANTO TOMÉ

      CONGO

      GABÓN

      ZAIRE

      ANGOLA

      ZAMBIA

      NAMIBIA

      BOTSUANA

      SUDÁFRICA

      LESOTO

      SUAZILANDIA

      MOZAMBIQUE

      MADAGASCAR

      REUNIÓN

      MAURICIO

      RODRÍGUEZ

      ZIMBABUE

      MAYOTTE

      COMORES

      SEYCHELLES

      MALAUI

      TANZANIA

      BURUNDI

      RUANDA

      UGANDA

      FRANCIA

      PAQUISTÁN

      AFGANISTÁN

      NEPAL

      BUTÁN

      MYANMAR

      BANGLADESH

      INDIA

      SRI LANKA

      GRECIA

      MALTA

      TÚNEZ

      KENIA

      OCÉANO ATLÁNTICO

      OCÉANO ÍNDICO

      ALASKA

      MONGOLIA

      REPÚBLICA DEMOCRÁTICA POPULAR DE COREA

      JAPÓN

      REPÚBLICA DE COREA

      CHINA

      MACAO

      TAIWAN

      HONG KONG

      LAOS

      TAILANDIA

      VIETNAM

      CAMBOYA

      FILIPINAS

      BRUNEI

      MALAYSIA

      SINGAPUR

      INDONESIA

      SAIPÁN

      ROTA

      GUAM

      YAP

      BELAU

      CHUUK

      POHNPEI

      KOSRAE

      ISLAS MARSHALL

      NAURU

      PAPUA NUEVA GUINEA

      AUSTRALIA

      NUEVA ZELANDA

      ISLA NORFOLK

      NUEVA CALEDONIA

      ISLAS WALLIS Y FUTUNA

      VANUATU

      TUVALU

      FIJI

      KIRIBATI

      TOKELAU

      HAWAI

      ISLAS MARQUESAS

      SAMOA OCCIDENTAL

      SAMOA ESTADOUNIDENSE

      NIUE

      TONGA

      ISLAS COOK

      TAHITÍ

      ISLAS SALOMÓN

      OCÉANO PACÍFICO

      OCÉANO ÍNDICO

      [Mapa/Fotografía en la página 421]

      A. J. Joseph, de la India, con su hija Gracie, que sirvió de misionera después de recibir preparación en Galaad

      [Map]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      INDIA

      [Fotografía en la página 411]

      Hermann Herkendell y su esposa hicieron un viaje de luna de miel de muchos meses de duración para predicar a las personas de habla alemana de Rusia

      [Fotografías en la página 412]

      Los repartidores de Inglaterra y Escocia procuraron dar testimonio a todo el mundo; hasta sus niños ayudaron a distribuir tratados

      [Fotografía en la página 414]

      E. J. Coward difundió con celo la verdad bíblica por el Caribe

      [Fotografía en la página 418]

      Tanto Frank Grove (izquierda) como Ed Nelson (ambos aquí con sus esposas) se dedicaron de lleno a difundir el mensaje del Reino por Nueva Zelanda durante más de cincuenta años

      [Fotografías en la página 420]

      C. T. Russell y seis colaboradores hicieron un viaje alrededor del mundo entre 1911 y 1912 para fomentar la predicación de las buenas nuevas

  • Testigos hasta la parte más distante de la Tierra
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 22

      Parte 2: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

      Las páginas 423 a 443 comprenden la historia de la proclamación del Reino desde 1914 hasta 1935. Los testigos de Jehová anuncian que en 1914 Jesucristo fue entronizado como Rey celestial con autoridad sobre las naciones. Cuando estuvo en la Tierra, Jesús predijo que parte de la señal de su presencia en el poder del Reino sería la predicación mundial del mensaje del Reino pese a intensa persecución. ¿Qué ocurrió en realidad durante los años que siguieron a 1914?

      LA I Guerra Mundial envolvió rápidamente a Europa en 1914. Luego fue avanzando de país en país hasta abarcar aproximadamente el 90% de la población mundial. ¿Qué repercusión tuvo la guerra en la predicación de los siervos de Jehová?

      Los oscuros años de la I Guerra Mundial

      Durante los primeros años de la guerra no hubo apenas problemas para efectuar la predicación en ningún país, excepto en Alemania y Francia. Se distribuyeron tratados con toda libertad en muchos lugares y se siguió exhibiendo el “Foto-Drama”, aunque no tan extensamente después de 1914. Al intensificarse la fiebre bélica, el clero de las Indias Occidentales Británicas esparció el rumor de que E. J. Coward, representante de la Sociedad Watch Tower, era un espía alemán, de modo que le ordenaron que se marchara. Cuando en 1917 se empezó a distribuir el libro The Finished Mystery (El misterio terminado), la oposición se hizo general.

      Hubo tal demanda del libro entre el público, que en solo unos cuantos meses la Sociedad tuvo que multiplicar por diez el pedido original que había hecho a los impresores. Pero el clero de la cristiandad, enfurecido al ver que se desenmascaraban sus doctrinas falsas, se aprovechó de la histeria de la guerra para denunciar a los Estudiantes de la Biblia a las autoridades. En Estados Unidos, se formaron chusmas que atacaron y cubrieron con plumas a hombres y mujeres conocidos por distribuir las publicaciones de los Estudiantes de la Biblia. En Canadá se efectuaron registros en las casas y a aquellos en cuya posesión se encontraron ciertas publicaciones de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia les impusieron multas elevadas o los encarcelaron. Con todo, Thomas J. Sullivan, que estaba entonces en Port Arthur (Ontario), informó que en una ocasión en que lo metieron en prisión por una noche, la policía se llevó algunas de las publicaciones prohibidas para sí y sus amigos, y de esa manera distribuyeron todas las existencias, que ascendían a unos quinientos o seiscientos ejemplares.

      La oficina central de la Sociedad Watch Tower también fue atacada, y varios miembros del personal administrativo recibieron sentencias de prisión largas. A sus enemigos les pareció que se había dado un golpe de muerte a los Estudiantes de la Biblia. Prácticamente se dejó de predicar de forma abierta al público.

      No obstante, hasta los Estudiantes de la Biblia que estaban recluidos en prisión encontraron maneras de hablar a otros presos del propósito de Dios. Cuando los directores principales de la Sociedad y sus colaboradores llegaron a la prisión de Atlanta (Georgia), les prohibieron predicar. Pero ellos hablaban de la Biblia entre sí, y su conducta y su forma de vida atrajo a otros. Unos cuantos meses después, el vicedirector de la cárcel les asignó la instrucción religiosa de otros presos. El número de asistentes a las clases fue aumentando hasta alcanzar unos noventa.

      Otros cristianos leales también se las ingeniaron para hablar a otras personas durante los años de la guerra. A veces el resultado de esto fue que se llevó el mensaje del Reino a países donde todavía no se habían predicado las buenas nuevas. En 1915, por ejemplo, un Estudiante de la Biblia colombiano que vivía en Nueva York envió el libro El Plan Divino de las Edades a un hombre que vivía en Bogotá (Colombia). Unos seis meses después llegó una carta de Ramón Salgar. Este había estudiado el libro meticulosamente y le había gustado tanto que quería 200 ejemplares para repartirlos. El hermano J. L. Mayer, de Brooklyn (Nueva York), envió también muchos ejemplares del Mensuario de los Estudiantes de la Biblia en español. Una buena cantidad de estos fueron a España. Y cuando Alfred Joseph se trasladó de Barbados a Sierra Leona (África occidental) con un contrato de trabajo, aprovechó las ocasiones que se le presentaron para hablar de las verdades bíblicas que acababa de aprender.

      A los repartidores por lo general les resultaba más difícil efectuar su ministerio, pues este incluía visitar hogares y negocios. Pero hubo varios que habían ido a El Salvador, Honduras y Guatemala, y en 1916 estaban transmitiendo verdades vivificantes a las gentes de aquellos lugares. Durante este período Fanny Mackenzie, repartidora de nacionalidad británica, hizo dos viajes en barco al Oriente, deteniéndose en China, Japón y Corea para distribuir información bíblica, y después siguió cultivando por correspondencia el interés que halló en algunas personas.

      No obstante, según los registros existentes, en 1918 la cantidad de Estudiantes de la Biblia que predicaban las buenas nuevas había descendido en un 20% por todo el mundo en comparación con la de 1914. Después del maltrato que sufrieron durante los años de la guerra, ¿persistirían en su ministerio?

      Se les infunde nueva vida

      El 26 de marzo de 1919 el presidente de la Sociedad Watch Tower y sus colaboradores fueron liberados de su injusta condena de cárcel, y de inmediato se hicieron planes para continuar la proclamación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios.

      En una asamblea general celebrada en Cedar Point (Ohio) en septiembre de aquel año, J. F. Rutherford, entonces presidente de la Sociedad, dio un discurso en el que subrayó que la obra de verdadera importancia para los siervos de Jehová era la de anunciar la gloriosa llegada del Reino Mesiánico de Dios.

      De todas formas, eran muy pocas las personas que participaban entonces en la obra. Algunos que por temor habían dejado de predicar durante 1918 volvieron a estar activos, y unos cuantos más se unieron a ellos. No obstante, los registros existentes muestran que en 1919 había solo unos 5.700 proclamadores activos en 43 países. Sin embargo, Jesús había predicho: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones”. (Mat. 24:14.) ¿Cómo se efectuaría tal obra? Ellos no lo sabían, y desconocían también por cuánto tiempo se seguiría predicando. Pero los que servían a Dios lealmente anhelaban continuar la obra. Confiaban en que Jehová se encargaría de que se llevara a cabo su voluntad.

      Con gran celo por lo que vieron claramente expuesto en la Palabra de Dios, se pusieron a predicar. Según los datos existentes, en tres años casi se triplicó el número de proclamadores del Reino de Dios, y durante 1922 predicaron en quince países más que en 1919.

      Un tema intrigante

      ¡Qué mensaje tan emocionante proclamaron: “Millones que ahora viven no morirán jamás”! Este había sido el tema de un discurso que el hermano Rutherford había pronunciado en 1918 y el título de un folleto publicado en 1920. De 1920 a 1925 se presentó este mismo discurso en reuniones públicas una y otra vez en más de treinta idiomas en todos los lugares del mundo donde había discursantes. En lugar de decir, como la cristiandad, que todos los buenos van al cielo, este discurso enfocaba la atención en la esperanza bíblica de vida eterna en un paraíso terrestre para la humanidad obediente. (Isa. 45:18; Rev. 21:1-5.) Y expresaba la convicción de que el cumplimiento de esa esperanza estaba muy próximo.

      Los hermanos anunciaron los discursos en los periódicos y mediante carteles. El tema era intrigante. Tan solo en Alemania, el 26 de febrero de 1922 más de 70.000 personas estuvieron presentes en 121 locales. Era bastante frecuente que a un solo discurso asistieran miles de personas. En Ciudad del Cabo (Sudáfrica), por ejemplo, 2.000 personas se reunieron en la Opera House para escuchar la conferencia. En el auditorio de la universidad de la capital de Noruega, se ocuparon todos los asientos y hubo además tantas personas que no consiguieron entrar, que hora y media después se repitió el programa, y de nuevo el local se llenó por completo.

      Richard Heide, de Klagenfurt (Austria), le dijo a su padre: “Voy a escuchar ese discurso sin importar lo que diga la gente. Quiero saber si son patrañas o si es verdad”. El discurso le causó una honda impresión, y en breve tanto él como su hermana y sus padres empezaron a hablar a otros de lo que habían oído.

      Pero el mensaje bíblico no era solamente para los que asistían a los discursos públicos. Otros también tenían que conocerlo. No tenía que escucharlo solo el público en general, sino también los dirigentes políticos y religiosos. ¿Cómo se alcanzaría ese objetivo?

      Distribución de poderosas declaraciones

      Por medio de la página impresa se llegó a millones de personas que solo conocían de oídas a los Estudiantes de la Biblia y su mensaje. De 1922 a 1928 se dio un testimonio eficaz mediante siete declaraciones poderosas, resoluciones adoptadas en las asambleas anuales de los Estudiantes de la Biblia. Después de estas asambleas, se distribuyó un total de 45 a 50 millones de ejemplares impresos de la mayoría de las distintas resoluciones, lo cual fue todo un logro para el grupo tan reducido de proclamadores del Reino que servía entonces.

      La resolución de 1922, titulada “Un desafío a los líderes del mundo”, invitaba a estos a que justificaran su pretensión de lograr que la humanidad viviera en paz, prosperidad y felicidad, y si no eran capaces de ello, que reconocieran que solo el Reino de Dios mediante su Mesías puede cumplir estos objetivos. En Alemania, los hermanos enviaron aquella resolución por correo certificado al káiser alemán en el exilio, al presidente y a todos los miembros de la Dieta del Imperio; también distribuyeron unos 4.500.000 ejemplares entre el público. En Sudáfrica, Edwin Scott, con un saco de resoluciones impresas cargado a la espalda y una vara en la mano para defenderse de los perros salvajes, recorrió 64 ciudades y repartió 50.000 ejemplares. Cuando los sacerdotes de la Iglesia Reformada Holandesa llamaron después a las puertas de sus feligreses para recaudar fondos, muchos de ellos les dijeron, a la vez que agitaban la resolución ante sus narices: “Léase esto y no vuelva por aquí para sacarnos dinero”.

      La resolución “Eclesiásticos denunciados”, adoptada en 1924, desenmascaraba las enseñanzas y prácticas no bíblicas del clero, denunciaba su papel durante la guerra mundial e instaba a la gente a estudiar la Biblia para descubrir por sí misma las maravillosas provisiones de Dios para bendecir a la humanidad. En aquel tiempo, los impresores de Italia tenían que hacer constar su nombre en todos sus trabajos, y se les consideraba responsables de su contenido. Los Estudiantes de la Biblia que supervisaban la obra en Italia enviaron una resolución impresa a las autoridades, quienes la examinaron y enseguida autorizaron su impresión y distribución. Los impresores también accedieron a publicarla. Los hermanos italianos distribuyeron 100.000 ejemplares y se esforzaron en particular por que el Papa y otros altos cargos del Vaticano recibieran su propio ejemplar.

      En Francia, el clero reaccionó violentamente cuando se distribuyó esta resolución. En Pomerania (Alemania), un sacerdote desesperado entabló un pleito contra la Sociedad y su director, pero perdió el caso cuando el tribunal escuchó toda la resolución. Para que no obstaculizaran su obra quienes no deseaban que la gente conociera la verdad, los Estudiantes de la Biblia de la provincia canadiense de Quebec repartían resoluciones por las casas de madrugada, a partir de las tres. ¡Qué emocionante fue aquella época!

      Agradecidos por las respuestas satisfacientes

      Durante la I Guerra Mundial a muchos armenios se les arrancó despiadadamente de sus hogares y de su país. Tan solo dos décadas antes, cientos de miles habían sido asesinados y otros habían huido para salvar la vida. Algunos de estos ya habían leído las publicaciones de la Sociedad Watch Tower en su país. Sin embargo, se dio testimonio a una cantidad mucho mayor de ellos en los países a los que llegaron como refugiados.

      Después de haber vivido experiencias tan duras, muchos se preguntaban seriamente por qué permitía Dios la maldad. ¿Por cuánto tiempo la iba a permitir? ¿Cuándo terminaría el mal? Algunos agradecieron que se les dieran las respuestas satisfacientes que se hallan en la Biblia. En varias ciudades del Oriente Medio se formaron rápidamente grupos de Estudiantes de la Biblia armenios cuyo celo por la verdad bíblica afectó la vida de otras personas. Algunos compatriotas suyos que vivían en Etiopía, Argentina y Estados Unidos abrazaron las buenas nuevas y aceptaron con gusto la responsabilidad de darlas a conocer. Una de tales personas fue Krikor Hatzakortzian, precursor que divulgó en solitario el mensaje del Reino por Etiopía a mediados de los años treinta. En cierta ocasión en que unos opositores le imputaron falsos cargos, tuvo incluso la oportunidad de dar testimonio al emperador Haile Selassie.

      Llevan las preciosas verdades a sus países de origen

      Impulsados por un deseo ardiente de impartir las verdades bíblicas vitales, muchos regresaron a su país de origen para evangelizar. Respondieron como las personas procedentes de muchos diferentes países que se hallaban en Jerusalén en 33 E.C. y se hicieron creyentes cuando el espíritu santo hizo que los apóstoles y sus compañeros hablaran en muchas lenguas “acerca de las cosas magníficas de Dios”. (Hech. 2:1-11.) Al igual que aquellos creyentes del siglo primero, estos discípulos del día moderno también llevaron la verdad a sus lugares de origen.

      Algunos hombres y mujeres que habían aprendido la verdad en Estados Unidos, Bélgica y Francia regresaron a Italia y proclamaron celosamente el mensaje del Reino en los lugares donde se establecieron. Unos repartidores del cantón suizo de Tesino, donde se habla italiano, también se trasladaron a Italia para proseguir su obra. A pesar de que eran pocos, como trabajaban unidos, llegaron rápidamente a casi todas las ciudades principales y a muchos pueblos de Italia. No contaban las horas que dedicaban a esta obra. Convencidos de que estaban predicando las verdades que Dios quería que la gente supiera, solían trabajar desde la mañana hasta la noche para comunicarse con tantas personas como fuera posible.

      También hubo algunos griegos que se habían hecho Estudiantes de la Biblia en la cercana Albania y en los distantes Estados Unidos, que dieron atención a su país. Les había impresionado mucho saber que la adoración de iconos no tiene base bíblica (Éxo. 20:4, 5; 1 Juan 5:21), que los pecadores no sufren tormentos en el infierno (Ecl. 9:5, 10; Eze. 18:4; Rev. 21:8) y que el Reino de Dios es la única y verdadera esperanza de la humanidad (Dan. 2:44; Mat. 6:9, 10). Ansiaban compartir estas verdades con la gente de su país, fuera personalmente o por correo. Como resultado, en Grecia y las islas griegas empezaron a surgir grupos de testigos de Jehová.

      Después de la I Guerra Mundial, miles de polacos se trasladaron a Francia para trabajar en las minas de carbón. El hecho de que hablaran una lengua diferente no hizo que las congregaciones francesas los pasaran por alto. Por el contrario, encontraron la manera de comunicar las verdades bíblicas a estos mineros y sus familias, y pronto los polacos que respondieron al mensaje excedieron en número a los Testigos franceses. En 1935, fueron expulsados de Francia por orden gubernamental 280 de ellos y regresaron a Polonia, lo cual dio un impulso a la difusión del mensaje del Reino en su país. Así pues, en 1935 hubo 1.090 proclamadores del Reino en Polonia.

      Otros hermanos respondieron a la invitación de dejar su país e ir a servir en campos extranjeros.

      Celosos evangelizadores europeos ayudan en campos extranjeros

      Gracias a la cooperación internacional, los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) oyeron las alentadoras verdades del Reino de Dios. Durante los años veinte y treinta, celosos hermanos daneses, ingleses, finlandeses y alemanes predicaron ampliamente por esta zona. Dejaron una gran cantidad de publicaciones y dieron discursos bíblicos que escucharon miles de personas. Desde Estonia se radiaban con regularidad programas de contenido bíblico en varios idiomas que llegaban incluso a lo que entonces era la Unión Soviética.

      Algunos hermanos alemanes muy dispuestos aceptaron asignaciones en lugares como Austria, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, España, Francia, Luxemburgo, los Países Bajos y Yugoslavia durante la década de los veinte y los treinta. Uno de estos hermanos fue Willy Unglaube, quien, después de servir durante un tiempo en el Betel de Alemania, ubicado en Magdeburgo, pasó a servir de evangelizador de tiempo completo en Francia, Argelia, España, Singapur, Malaysia y Tailandia.

      Cuando se pidió ayuda desde Francia en los años treinta, los repartidores británicos mostraron que entendían que la comisión cristiana de predicar debía cumplirse no solo en su país, sino también en otras partes de la Tierra. (Mar. 13:10.) John Cooke fue uno de aquellos trabajadores celosos que respondieron a la llamada de Macedonia. (Compárese con Hechos 16:9, 10.) Durante las seis décadas siguientes tuvo diferentes asignaciones de servicio en Francia, España, Irlanda, Portugal, Angola, Mozambique y Sudáfrica. Su hermano Eric dejó su empleo en el Barclay’s Bank y se fue a Francia para servir de tiempo completo junto con John; posteriormente sirvió también en España e Irlanda y además fue misionero en Rhodesia del Sur (hoy Zimbabue) y Sudáfrica.

      En mayo de 1926 los ingleses George Wright y Edwin Skinner aceptaron la invitación de ir a la India para ayudar en la expansión de la obra del Reino. Su asignación fue un territorio enorme que incluía todo Afganistán, Birmania (hoy Myanmar), Ceilán (hoy Sri Lanka), India y Persia (hoy Irán). Llegaron a Bombay en la temporada de las lluvias monzónicas. Sin preocuparse demasiado por su propia comodidad ni su conveniencia, se dirigieron de inmediato a rincones remotos del país para localizar y animar a Estudiantes de la Biblia que, según se sabía, vivían allí. También dejaron muchas publicaciones en manos de otras personas para estimular su interés. La obra se efectuó con intensidad. Así pues, durante 1928 los 54 proclamadores del Reino que servían en Travancore (Kerala, en el sur de la India) programaron 550 reuniones públicas a las que asistieron unas 40.000 personas. En 1929 otros cuatro precursores británicos se trasladaron a la India para ayudar en la obra. En 1931 llegaron otros tres a Bombay. Todos trabajaron arduamente para llegar a diferentes partes de este inmenso país y distribuyeron publicaciones no solo en inglés, sino también en varios idiomas nativos.

      ¿Qué estaba sucediendo entretanto en Europa oriental?

      Una siega espiritual

      Antes de la I Guerra Mundial ya se habían esparcido semillas de la verdad bíblica por Europa oriental, y algunas habían echado raíz. En 1908, Andrásné Benedek, una humilde húngara, había regresado a Austria-Hungría para enseñar a otros las cosas buenas que había aprendido. Dos años después, Károly Szabó y József Kiss habían vuelto también a ese país y estaban difundiendo la verdad bíblica especialmente en las zonas que después llegaron a conocerse como Rumania y Checoslovaquia. A pesar de la oposición violenta del clero, se formaron grupos de estudio y se predicó extensamente. Con el tiempo otros empezaron también a declarar públicamente su fe, y para 1935 ya había 348 proclamadores del Reino en Hungría.

      Cuando los vencedores de la I Guerra Mundial rehicieron el mapa de Europa, Rumania quedó con casi el doble del territorio que tenía antes. Según informes de la época, en 1920 había en este país recién ampliado unos 150 grupos de Estudiantes de la Biblia con los que se asociaban 1.700 personas. En la celebración de la Cena del Señor del año siguiente, casi 2.000 personas participaron de los emblemas, indicando así que afirmaban ser hermanos de Cristo ungidos con espíritu. La cifra de participantes aumentó de forma espectacular durante los cuatro años siguientes. En 1925 hubo 4.185 presentes en la Conmemoración, y, como era costumbre entonces, la mayoría participó de los emblemas. No obstante, la fe de todos ellos sería sometida a prueba. ¿Demostrarían ser “trigo” genuino, o solo una imitación? (Mat. 13:24-30, 36-43.) ¿Efectuarían realmente la obra de predicar que Jesús había asignado a sus discípulos? ¿Perseverarían en ella a pesar de oposición intensa? ¿Se mantendrían fieles aunque otros tuvieran un espíritu similar al de Judas Iscariote?

      El informe de 1935 muestra que no todos tenían la clase de fe necesaria para aguantar. En ese año solo participaron en la predicación 1.188 rumanos, aunque más del doble de esa cantidad había participado de los emblemas de la Conmemoración. Pero los fieles se mantenían ocupados en el servicio del Amo. Daban a conocer a otras personas humildes las verdades bíblicas que tanto gozo les habían proporcionado. Hicieron esto de manera notable distribuyendo publicaciones. Entre 1924 y 1935 ya habían dejado más de 800.000 libros y folletos, además de tratados, en manos de los que los deseaban.

      ¿Qué había sucedido mientras tanto en Checoslovaquia, que se había constituido en nación en 1918 tras la caída del Imperio austrohúngaro? Aquí prosperaba también la siega espiritual, gracias principalmente a que se predicaba de una forma más intensa aún. En un principio se había predicado en húngaro, ruso, rumano y alemán. Posteriormente, en 1922, varios Estudiantes de la Biblia regresaron de Estados Unidos para dar atención a la población de habla eslovaca, y al año siguiente un matrimonio alemán empezó a servir en el territorio checo. Regularmente se celebraban asambleas que, aunque de tamaño reducido, servían para animar y unir a los hermanos. Cuando las congregaciones se organizaron mejor para evangelizar de casa en casa en 1927, el aumento se hizo más patente. En 1932 se dio un gran impulso a la obra con la celebración en Praga de una asamblea internacional a la que asistieron unas mil quinientas personas de Checoslovaquia y países vecinos. Además, grandes multitudes vieron la versión de cuatro horas del “Foto-Drama de la Creación”, que se proyectó desde un extremo del país al otro. En el transcurso de una sola década se distribuyeron más de 2.700.000 publicaciones bíblicas entre los diversos grupos lingüísticos del país. Toda esta siembra, cultivo y riego espiritual produjo una cosecha en la que participaron 1.198 proclamadores del Reino en el año 1935.

      Yugoslavia (conocida antes como el reino de los serbios, croatas y eslovenos) había surgido como consecuencia de la reorganización del territorio europeo después de la primera guerra mundial. Ya en 1923 se sabía que un grupo de Estudiantes de la Biblia predicaba en Belgrado. Algún tiempo después se presentó el “Foto-Drama de la Creación” ante concurrencias numerosas por todo el país. El número de publicadores aumentó con la llegada de algunos precursores alemanes que huían de la persecución intensa que estaban sufriendo los testigos de Jehová en Alemania. Sin preocuparse por su comodidad personal, estos precursores predicaron hasta en las regiones más remotas de este montañoso país. Hubo otros que se marcharon a Bulgaria, y se estaba haciendo lo posible para predicar las buenas nuevas también en Albania. En todos estos lugares se sembraron semillas de la verdad del Reino. Algunas de aquellas semillas dieron fruto. No obstante, tendrían que pasar años para que se produjera una cosecha mayor en estos lugares.

      Más hacia el sur, en el continente africano, también estaban predicando las buenas nuevas personas que valoraban mucho el privilegio de ser testigos del Altísimo.

      Brilla la luz espiritual en África occidental

      Un Estudiante de la Biblia de Barbados que se había marchado a África occidental con un contrato de trabajo, escribió a la Sociedad Watch Tower de Nueva York a los siete años de su llegada para informar que había muchas personas interesadas en la Biblia en aquella zona. Unos cuantos meses más tarde, el 14 de abril de 1923, W. R. Brown y su familia llegaron a Freetown (Sierra Leona) procedentes de Trinidad en respuesta a una invitación del hermano Rutherford.

      Enseguida se realizaron las gestiones necesarias para que el hermano Brown discursara en el Wilberforce Memorial Hall el 19 de abril. Asistieron a su conferencia unas quinientas personas, entre ellas la mayoría de los clérigos de Freetown. Al domingo siguiente volvió a discursar, esta vez con un tema que el hermano C. T. Russell había utilizado muchas veces: “Ida y vuelta al infierno. ¿Quiénes están allí?”. El hermano Brown empleaba diapositivas con textos bíblicos en sus discursos para que el público pudiera seguir la lectura de las citas bíblicas que intercalaba. Cuando hablaba, repetía una y otra vez: “No lo dice Brown, sino la Biblia”, por lo cual se le llegó a conocer como “Brown el de la Biblia”. Y como consecuencia de sus razonamientos bíblicos lógicos, algunos miembros destacados de las iglesias presentaron su renuncia y empezaron a servir a Jehová.

      El hermano Brown viajó largas distancias para iniciar la obra del Reino en otras zonas. Con ese fin presentó muchos discursos bíblicos, distribuyó una gran cantidad de publicaciones y animó a otros a hacer lo mismo. Llevó las buenas nuevas a Costa de Oro (hoy Ghana), Liberia, Gambia y Nigeria. Desde Nigeria otros llevaron el mensaje del Reino a Benín (conocido entonces como Dahomey) y a Camerún. El hermano Brown sabía que en aquellos lugares se tenía en poca estima la llamada “religión del hombre blanco”, así que en el Glover Memorial Hall de Lagos habló sobre el fracaso de la religión de la cristiandad. Al término de la reunión los asistentes, entusiasmados, obtuvieron 3.900 libros para sí mismos y para otras personas.

      Cuando el hermano Brown llegó a África occidental, solo unas pocas personas habían escuchado el mensaje del Reino. Cuando partió de allí, veintisiete años después, había más de once mil testigos de Jehová activos en la zona. Se estaban desenmascarando las falsedades religiosas; la adoración verdadera había arraigado y se estaba propagando rápidamente.

      Se predica por la costa oriental africana

      A principios del siglo XX algunas personas habían distribuido publicaciones de C. T. Russell por el sudeste africano, pero habían mezclado algunas de las ideas contenidas en estas con su propia filosofía. Como resultado, surgieron varios movimientos llamados Watchtower que no guardaban relación alguna con los testigos de Jehová. Algunos de estos fomentaban con sus ideas políticas revueltas entre los nativos. Durante muchos años la mala reputación de estos grupos obstaculizó la obra de los testigos de Jehová.

      No obstante, algunos africanos supieron distinguir entre lo verdadero y lo falso. Los predicadores itinerantes llevaron las buenas nuevas del Reino de Dios a gente de países vecinos que hablaba idiomas africanos. La población de habla inglesa del sudeste africano recibió el mensaje principalmente por medio de contactos en Sudáfrica. Sin embargo, en algunos países a los Testigos europeos se les hizo difícil predicar a los grupos de habla africana debido a la firme oposición oficial instigada por el clero de la cristiandad. Pese a todo, la verdad se propagó, aunque muchos de los que se interesaron en el mensaje bíblico necesitaban más ayuda para aplicar correctamente lo que aprendían.

      Hubo funcionarios imparciales que pusieron en duda las viles acusaciones que el clero de la cristiandad había lanzado contra los Testigos. Este fue el caso de un jefe de policía de Nyasalandia (hoy Malaui) que fue disfrazado a las reuniones de los Testigos nativos para averiguar por sí mismo qué clase de personas eran. Se llevó una buena impresión. A mediados de los años treinta el gobierno de Malaui dio permiso para que hubiera un representante europeo permanente en el país, así que se envió a Bert McLuckie y más tarde a su hermano Bill. Los dos hermanos se mantuvieron en contacto con la policía y los representantes del gobierno en los diferentes distritos, para que estos entendieran claramente en qué consistía la actividad de los testigos de Jehová y no los confundieran con los movimientos llamados falsamente Watchtower. Al mismo tiempo, con la colaboración de Gresham Kwazizirah, un Testigo local maduro, ayudaron pacientemente a los centenares que querían formar parte de las congregaciones a entender que la inmoralidad sexual, el consumo inmoderado de bebidas alcohólicas y la superstición no eran propios de un testigo de Jehová. (1 Cor. 5:9-13; 2 Cor. 7:1; Rev. 22:15.)

      En 1930 había solo unos cien testigos de Jehová en todo el sur del continente africano. No obstante, se les había asignado un territorio que cubría, a grandes rasgos, toda África desde el ecuador hacia abajo y algunas regiones situadas al norte de esa línea. Para abarcar un territorio tan extenso con el mensaje del Reino se necesitaban precursores genuinos. Frank y Gray Smith eran de esa clase.

      Los hermanos Smith navegaron 4.800 kilómetros hacia el este y el norte desde Ciudad del Cabo y luego continuaron durante cuatro días en automóvil por terrenos accidentados hasta llegar a Nairobi (Kenia, entonces en el África Oriental Británica). En menos de un mes dejaron en manos de la gente el contenido de 40 cajas de publicaciones bíblicas. Pero en el viaje de regreso sucedió algo lamentable: Frank murió de malaria. Sin arredrarse por esto, Robert Nisbet y David Norman salieron poco después con 200 cajas de literatura hacia Kenia, Uganda, Tanganica y Zanzíbar (las dos últimas forman Tanzania hoy) con el objetivo de predicar a cuantas personas les fuera posible. Otras expediciones similares llevaron el mensaje del Reino a las islas de Mauricio y Madagascar, en el océano Índico, y a Santa Elena, en el Atlántico. Se estaban sembrando las semillas de la verdad, pero no en todas partes brotaron y crecieron enseguida.

      Ya en 1925 la predicación de las buenas nuevas pasó también de Sudáfrica a Basutolandia (hoy Lesoto), Bechuanalandia (hoy Botsuana) y Suazilandia. Unos ocho años después, cuando fueron de nuevo precursores a predicar a Suazilandia, el rey Sobhuza II de Suazilandia los recibió en audiencia. El rey reunió a su guardia personal compuesta de 100 guerreros, escuchó el testimonio completo que le dieron los hermanos y a continuación obtuvo todas las publicaciones de la Sociedad que estos tenían.

      La cantidad de testigos de Jehová en aquel sector del campo mundial fue aumentando paulatinamente. Otras personas se agregaron a los pocos que habían iniciado la obra en África a principios de este siglo y, para 1935, en el continente africano 1.407 personas informaron su actividad de predicar acerca del Reino de Dios. Un buen número de ellos se hallaba en Sudáfrica y Nigeria. En Nyasalandia (hoy Malaui), Rhodesia del Norte (hoy Zambia) y Rhodesia del Sur (hoy Zimbabue) había también grupos grandes que se daban a conocer como testigos de Jehová.

      Por aquella época se estaba dando atención también a los países de habla española y portuguesa.

      Se cultivan los campos de habla española y portuguesa

      Aún no había terminado la I Guerra Mundial cuando se empezó a publicar The Watch Tower en español. En esta aparecía la dirección de una oficina que se había abierto en Los Ángeles (California) para atender al campo hispanohablante. Algunos hermanos de la mencionada oficina dispensaron una gran ayuda a personas de Estados Unidos y de países de América Central y del Sur que se interesaban en la verdad.

      En 1920 el hermano Rutherford animó a Juan Muñiz, que había empezado a servir a Jehová en 1917, a dejar Estados Unidos y regresar a España, su tierra natal, para organizar la predicación del Reino en aquel país. No obtuvo muchos resultados, pero no por falta de celo por su parte, sino porque la policía le seguía constantemente; de modo que al cabo de unos cuantos años fue trasladado a Argentina.

      En Brasil ya había unos cuantos adoradores de Jehová predicando. Ocho humildes marineros habían aprendido la verdad estando de permiso en Nueva York, y cuando regresaron a Brasil a principios de 1920, se dedicaron a divulgar el mensaje bíblico.

      El canadiense George Young, que fue enviado a Brasil en 1923, dio un gran estímulo a la obra. Por medio de intérpretes pronunció muchos discursos públicos en los que enseñó lo que dice la Biblia sobre el estado de los muertos, mostró que el espiritismo es demonismo y explicó el propósito de Dios para bendecir a todas las familias de la Tierra. A veces proyectaba en una pantalla los textos bíblicos que estaba analizando para que el público los leyera en su idioma nativo, con lo cual sus discursos resultaban todavía más convincentes. Aprovechando que él estaba en Brasil, Bellona Ferguson, de São Paulo, se pudo bautizar por fin junto con cuatro de sus hijos. Hacía veinticinco años que esperaba aquella ocasión. Algunos de los que abrazaron la verdad se ofrecieron entonces para ayudar a traducir las publicaciones al portugués. En poco tiempo hubo un buen suministro de publicaciones disponibles en ese idioma.

      El hermano Young pasó de Brasil a Argentina en 1924 y se encargó de que se distribuyeran gratuitamente 300.000 publicaciones en español en veinticinco de las principales poblaciones del país. Aquel mismo año viajó también a Chile, Perú y Bolivia para distribuir tratados.

      Al poco tiempo George Young se encaminó hacia una nueva asignación. Esta vez se trataba de España y Portugal. Después de ser presentado a los funcionarios gubernamentales por el embajador británico, consiguió permiso para que el hermano Rutherford pronunciara conferencias en Barcelona y Madrid, así como en la capital de Portugal. Más de 2.350 personas dieron su nombre y dirección en estas ciudades al terminar los discursos, pues querían más información. El discurso se publicó posteriormente en uno de los periódicos de mayor tirada de España y, además se envió por correo en forma de tratado a gente de todo el país. También se publicó en la prensa portuguesa.

      De esta manera el mensaje bíblico llegó mucho más lejos de las fronteras de España y Portugal. A finales de 1925 las buenas nuevas habían penetrado en las islas de Cabo Verde (hoy República de Cabo Verde), Madera, África Oriental Portuguesa (hoy Mozambique), África Occidental Portuguesa (hoy Angola) e islas del océano Índico.

      Al año siguiente se dieron pasos para publicar en el diario español La Libertad la poderosa resolución “Un testimonio a los gobernantes del mundo”. Mediante programas de radio y la distribución de libros, folletos y tratados, así como proyecciones del “Foto-Drama de la Creación”, se intensificó la difusión del mensaje. En 1932 varios precursores ingleses que respondieron a la invitación de ayudar en este campo cubrieron sistemáticamente grandes sectores de España distribuyendo información bíblica hasta que se vieron obligados a abandonar el país debido al estallido de la guerra civil.

      El hermano Muñiz, a todo esto, había empezado a predicar de inmediato a su llegada a Argentina, a la vez que se ganaba el sustento reparando relojes. Predicó no solo en Argentina, sino también en Chile, Paraguay y Uruguay. A petición suya vinieron varios hermanos de Europa para predicar a la población de habla alemana. Muchos años más tarde, Carlos Ott relató que comenzaban su servicio diario a las 4.00 de la madrugada dejando tratados por debajo de las puertas de todas las casas del territorio. A lo largo de ese mismo día volvían a las casas para dar un testimonio más amplio y ofrecer más publicaciones bíblicas a los amos de casa que mostraban interés. Los ministros de tiempo completo llegaban desde Buenos Aires hasta todos los rincones del país, primero siguiendo las líneas de ferrocarril de cientos de kilómetros de longitud que partían de la capital como si fueran los dedos extendidos de una mano, y luego empleando cualquier otro medio de transporte disponible. Tenían muy poco en sentido material y pasaban muchas penalidades, pero eran ricos en sentido espiritual.

      Uno de aquellos hermanos que trabajó con celo en Argentina fue el griego Nicolás Argyrós. A principios de los años treinta obtuvo algunas publicaciones de la Sociedad Watch Tower y le impresionó especialmente el folleto titulado Infierno, con subtítulos que preguntaban: “¿Qué es? ¿Quién está en él? ¿Pueden salir de él?”. Le extrañó que el folleto no representara a los pecadores asándose. ¡Qué sorpresa descubrir que el infierno de fuego era una mentira religiosa concebida para tener atemorizada a la gente, tal como lo estaba él! Sin perder tiempo comenzó a enseñar la verdad: en primer lugar, a los griegos, y después, cuando aprendió español, a los que hablaban este idioma. Cada mes dedicaba de doscientas a trescientas horas a proclamar las buenas nuevas. Recorrió a pie y en cualquier medio de transporte posible catorce de las veintidós provincias argentinas difundiendo las verdades bíblicas. Cuando pasaba de un lugar a otro dormía en una cama si alguna persona hospitalaria se la ofrecía, aunque con frecuencia tenía que pasar la noche al aire libre, o incluso en un establo donde un burro le servía de despertador.

      También Richard Traub, que había conocido la verdad en Buenos Aires, tenía el espíritu de un verdadero precursor. El hermano Traub deseaba predicar las buenas nuevas en Chile, al otro lado de los Andes. En 1930, cinco años después de bautizarse, llegó a Chile. Era el único Testigo en un país de 4.000.000 de habitantes. Aunque al principio contaba solo con la Biblia para predicar, empezó a ir de casa en casa. Como no había reuniones de congregación, los domingos, a la hora en que solían celebrarse estas, caminaba hasta el monte San Cristóbal, se sentaba a la sombra de un árbol y se entregaba al estudio y a la oración. Más adelante alquiló un apartamento y empezó a invitar a la gente a las reuniones que organizó allí. En la primera reunión solo se presentó una persona, Juan Flores, quien preguntó: “¿Y cuándo vendrán los demás?”. El hermano Traub se limitó a responder: “Ya vendrán”. Y así fue; en menos de un año, trece personas empezaron a servir a Jehová y se bautizaron.

      Cuatro años después, dos Testigos que nunca se habían visto se pusieron de acuerdo para ir a predicar juntas a Colombia. Después de un año de actividad productiva, Hilma Sjoberg tuvo que regresar a Estados Unidos. Kathe Palm, por su parte, se embarcó rumbo a Chile y aprovechó los diecisiete días que duró la travesía para predicar tanto a la tripulación como a los pasajeros. Durante la siguiente década predicó desde el puerto marítimo más septentrional de Chile, Arica, hasta su territorio más meridional, Tierra del Fuego. Visitaba los negocios y predicaba a los funcionarios del gobierno. Cargada con una alforja sobre los hombros para llevar las publicaciones, y con otros artículos necesarios tales como una manta para dormir, alcanzó los poblados mineros y estancias de ovejas más remotos. Esa era la vida de un verdadero precursor. Y había otras personas que tenían el mismo espíritu, algunas solteras, otras casadas, jóvenes y mayores.

      Durante el año 1932 se hizo todo lo posible por difundir el mensaje del Reino por países de Latinoamérica donde se había predicado poco. Fue notable la distribución que se dio al folleto El Reino, la esperanza del mundo. Este folleto contenía un discurso que ya se había escuchado en una emisión internacional de radio. Se repartieron unos 40.000 ejemplares del discurso impreso en Chile, 25.000 en Bolivia, 25.000 en Perú, 15.000 en Ecuador, 20.000 en Colombia, 10.000 en Santo Domingo (La República Dominicana) y otros 10.000 en Puerto Rico. El mensaje del Reino se estaba proclamando de veras, y con gran intensidad.

      En 1935, solo 247 personas en América del Sur habían unido sus voces para proclamar que únicamente el Reino de Dios traerá verdadera felicidad a la humanidad. Pero ¡qué tremendo testimonio estaban dando!

      Llegan a zonas aún más remotas

      Los testigos de Jehová no creían en modo alguno que para cumplir con su responsabilidad ante Dios bastara solo con hablar a sus vecinos, de manera que procuraron llevar las buenas nuevas a todas partes.

      La gente que vivía en lugares adonde los Testigos no podían viajar entonces, podían recibir el mensaje de otras maneras. Por ejemplo, a finales de la década de los veinte los Testigos de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) enviaron por correo 50.000 folletos a todos los granjeros, fareros, guardabosques y otros que vivían en lugares de difícil acceso. Se consiguió, además, un directorio postal actualizado de toda África del Sudoeste (hoy conocida como Namibia), y se envió un ejemplar del folleto The Peoples Friend (El Amigo de la Gente) a todo aquel cuyo nombre aparecía en el directorio.

      En 1929 se puso a F. J. Franske al cargo de la goleta Morton, de la Sociedad Watch Tower, y se le asignó, junto con Jimmy James, el trabajo de predicar en la península del Labrador y en todos los puertos de Terranova. En invierno, el hermano Franske solía recorrer la costa en un trineo tirado por perros. Los esquimales y los habitantes de Terranova le daban artículos de piel y pescado, entre otras cosas, a cambio de publicaciones bíblicas. Unos cuantos años después hizo lo posible por llegar a los mineros, leñadores, tramperos, rancheros e indios de los agrestes montes Caribú de la Columbia Británica. Durante todo aquel tiempo se alimentó de animales que cazaba, bayas silvestres y pan que cocía en una sartén colocada sobre una hoguera al aire libre. Posteriormente, viajó con un compañero en una barca de pescar salmón a lo largo de la costa occidental canadiense, llevando el mensaje del Reino a todas las islas, ensenadas, centros madereros, faros y poblados. Él era tan solo uno de los muchos que hacían cuanto podían por llegar a la gente de zonas remotas de la Tierra.

      A finales de los años veinte Frank Day empezó un recorrido en dirección norte por los pueblos de Alaska, predicando, dejando publicaciones en manos de la gente y vendiendo lentes para ganarse la vida. Cubrió el área que se extiende desde Ketchikan hasta Nome, situadas a unos 1.900 kilómetros de distancia entre sí, pese a que tenía una pierna artificial y andaba con dificultad. Ya en 1897 un trabajador de las minas de oro había obtenido ejemplares de Millennial Dawn y de la revista Watch Tower en un viaje a California y planeaba llevárselos a su regreso a Alaska. Y en 1910 el capitán Beams, patrón de un barco ballenero, había dejado publicaciones en los puertos de Alaska a los que arribaba. No obstante, la predicación empezó a cobrar auge con los viajes veraniegos del hermano Day a Alaska durante más de doce años.

      Otros dos Testigos recorrieron la costa noruega en dirección norte adentrándose en tierras árticas en una barca de motor de doce metros de eslora llamada Esther. Predicaron en islas, faros, pueblos costeros y en lugares aislados tierra adentro en las montañas. En general tuvieron una buena acogida, y en un año distribuyeron de 10.000 a 15.000 libros y folletos que explicaban el propósito de Dios para la humanidad.

      Las islas oyen las alabanzas a Jehová

      No solo se dio testimonio en las islas cercanas a los continentes. A principios de la década de los treinta, Sydney Shepherd pasó dos años viajando en barco por el océano Pacífico para predicar en las islas Cook y en Tahití. Entretanto, George Winton llevaba el mensaje a las Nuevas Hébridas (hoy Vanuatu), situadas más al oeste.

      Por aquel mismo tiempo Joseph Dos Santos, estadounidense de ascendencia portuguesa, partió también hacia territorios donde no habían llegado las buenas nuevas. Predicó primero en las islas exteriores del archipiélago de Hawai y después emprendió un viaje de predicación alrededor del mundo. Al llegar a las Filipinas, no obstante, recibió una carta del hermano Rutherford en la que le pedía que se quedara allí para iniciar y organizar la predicación del Reino, lo cual hizo durante los quince años siguientes.

      Por aquellas fechas la sucursal de la Sociedad en Australia estaba dirigiendo la atención a la obra en el sur del Pacífico. Dos precursores que partieron de Australia dieron un buen testimonio en Fiji entre 1930 y 1931. En este último año se predicó también en Samoa y en 1932 en Nueva Caledonia. Un matrimonio de precursores australianos se fue incluso a servir a China en 1933 y predicó en trece de las principales ciudades del país en los años subsiguientes.

      Los hermanos australianos se dieron cuenta de que con un barco a su disposición obtendrían mejores resultados. Con el tiempo equiparon una embarcación de 16 metros de eslora a la que llamaron Lightbearer (Lumbrera, o Portaluz) que desde principios de 1935 y durante varios años sirvió de centro de operaciones para un celoso grupo de hermanos que predicaron en las Indias Orientales Holandesas (ahora Indonesia), Singapur y Malaya. La llegada del barco a un puerto siempre atraía mucho la atención, lo cual con frecuencia daba a los hermanos la oportunidad de predicar y dejar muchas publicaciones.

      En el otro extremo del mundo, entretanto, dos precursoras danesas habían decidido ir de vacaciones en 1935 a las islas Feroe, en el norte del océano Atlántico. Pero su intención no era solo hacer un viaje de placer. Se llevaron miles de publicaciones y les dieron buen uso. Haciendo frente al viento, la lluvia y la hostilidad del clero, abarcaron tanto territorio de las islas habitadas como pudieron durante su viaje.

      Más hacia el oeste, Georg Lindal, canadiense de ascendencia islandesa, emprendió una asignación que duró mucho más tiempo. Siguiendo la sugerencia del hermano Rutherford, se trasladó a Islandia en 1929 para servir de precursor. ¡Cuánto aguante demostró tener! Durante la mayor parte de los dieciocho años siguientes sirvió completamente solo. Visitó las ciudades y pueblos islandeses una y otra vez. Distribuyó decenas de miles de publicaciones, pero ningún islandés empezó a servir a Jehová junto con él en aquel tiempo. Tampoco hubo durante aquel período, a excepción de un solo año, ningún Testigo con quien pudiera relacionarse, hasta que finalmente, en 1947, llegaron dos misioneros de la Escuela de Galaad.

      Cuando los hombres prohíben lo que Dios ordena

      Con bastante frecuencia, y sobre todo desde los años veinte hasta los cuarenta, los Testigos se enfrentaban a oposición en su ministerio público, oposición instigada generalmente por el clero local y a veces por funcionarios gubernamentales.

      En una zona rural al norte de Viena (Austria), los Testigos se hallaron frente a una muchedumbre de aldeanos hostiles instigados por el sacerdote del lugar, a quien apoyaba la policía. Los sacerdotes estaban decididos a impedir que los testigos de Jehová predicaran en sus pueblos. Pero los Testigos, resueltos a llevar a cabo su asignación divina, cambiaron de táctica. Regresaron otro día a los pueblos y entraron en ellos por rutas indirectas.

      Pese a las amenazas y las exigencias de los hombres, los testigos de Jehová entendían que se habían comprometido con Dios a proclamar su Reino. Preferían obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. (Hech. 5:29.) Cuando las autoridades de un lugar trataban de negar la libertad religiosa a los testigos de Jehová, estos se limitaban a traer refuerzos.

      Después de haber sido detenidos repetidas veces en un sector de Baviera (Alemania) en 1929, los hermanos alquilaron dos trenes especiales. Uno partió de Berlín y el otro de Dresde, y en Reichenbach se unieron, convirtiéndose en un solo tren. A las 2.00 de la madrugada el tren entró en la zona de Ratisbona con 1.200 pasajeros que estaban impacientes por predicar. Viajar era caro, y cada uno se había pagado su propio viaje. En cada estación del ferrocarril bajaban unos cuantos. Algunos se habían llevado bicicletas para llegar a zonas rurales más apartadas. Entre todos cubrieron todo el distrito en un solo día. Al ver los resultados de su esfuerzo colectivo, recordaron la promesa de Dios a sus siervos: “Sea cual sea el arma que se forme contra ti, no tendrá éxito”. (Isa. 54:17.)

      Tan celosos eran los Testigos en Alemania que se calcula que entre 1919 y 1933 distribuyeron al menos 125.000.000 de libros, folletos y revistas, así como millones de tratados. En aquel tiempo, apenas había 15.000.000 de familias en el país, así que Alemania recibió uno de los testimonios más completos de la época. En aquella parte de la Tierra se hallaba una de las mayores concentraciones de personas que afirmaban ser seguidores de Cristo ungidos con espíritu. Sin embargo, durante los años siguientes iban a experimentar también algunas de las pruebas de integridad más duras. (Rev. 14:12.)

      En el año 1933 se intensificó notablemente la oposición oficial a la obra de los testigos de Jehová en Alemania. La Gestapo registró vez tras vez sus casas y la sucursal de la Sociedad. En la mayoría de los estados alemanes se prohibieron sus actividades, y hubo algunos arrestos. Se quemaron públicamente muchas toneladas de Biblias y publicaciones bíblicas de los Testigos. El 1 de abril de 1935 se aprobó una ley nacional que declaraba ilegales a los Ernste Bibelforscher (Estudiantes Sinceros de la Biblia, o testigos de Jehová) y a partir de entonces se emprendió una campaña destinada a despojarlos de sus medios de subsistencia. Los Testigos, a su vez, cambiaron todas sus reuniones para reunirse solo en grupos pequeños, empezaron a reproducir la información que usaban para estudiar la Biblia de tal modo que la Gestapo no la identificara fácilmente y adoptaron métodos de predicación que no llamaran mucho la atención.

      Antes de esto, los hermanos de Italia ya vivían bajo una dictadura fascista desde 1925, y en 1929 la Iglesia Católica y el estado fascista habían firmado un concordato. En ese país se perseguía sin compasión a los cristianos verdaderos. Algunos se reunían en establos y en heniles para que no los arrestaran. En aquel tiempo había muy pocos testigos de Jehová en Italia; no obstante, en 1932 vinieron de Suiza veinte hermanos para ayudarles a difundir el mensaje del Reino. Estos efectuaron una distribución relámpago de 300.000 ejemplares del folleto El Reino, la esperanza del mundo.

      En el Lejano Oriente también estaba aumentando la oposición. En Japón fueron detenidos varios testigos de Jehová. Las autoridades de Seúl (en lo que hoy es la República de Corea) y Pyongyang (en lo que hoy es la República Democrática Popular de Corea) destruyeron grandes cantidades de publicaciones bíblicas.

      En 1935, en medio de toda esta oposición creciente, los testigos de Jehová entendieron claramente, a la luz de la Biblia, la identidad de la “gran muchedumbre” de Revelación 7:9-17. Este entendimiento les hizo ver que tenían que realizar una obra urgente que no habían previsto. (Isa. 55:5.) Dejaron de creer que todos los que no fueran del “rebaño pequeño” de herederos del Reino celestial tendrían en el futuro la oportunidad de poner su vida en conformidad con los requisitos de Jehová. (Luc. 12:32.) Se dieron cuenta de que había llegado el momento de hacer de estas personas discípulos con el fin de que pasaran con vida al nuevo mundo de Dios. No sabían cuánto se tardaría en recoger a esta gran muchedumbre de todas las naciones, aunque creían que el fin del sistema inicuo debía de estar muy cercano. Tampoco sabían a ciencia cierta cómo se iba a efectuar la obra en vista de que la persecución se estaba extendiendo e intensificando. Pero si de algo estaban seguros era de que, puesto que ‘la mano de Jehová no es demasiado corta’, él les ayudaría a llevar a cabo su voluntad. (Isa. 59:1.)

      En el año 1935 había relativamente pocos testigos de Jehová en todo el mundo: 56.153.

      En ese año predicaron en 115 países; pero en casi la mitad de estos había menos de diez Testigos. Solo dos países tuvieron más de diez mil testigos de Jehová activos (Estados Unidos, con 23.808; Alemania, donde se calcula que, de los 19.268 que habían podido informar dos años antes, quedaban 10.000). En otros siete países (Australia, Canadá, Checoslovaquia, Francia, Gran Bretaña, Polonia y Rumania) informaron entre mil y seis mil Testigos. El registro de la actividad de otros veintiún países muestra que en cada uno de estos había de cien a mil Testigos. No obstante, en ese año, el conjunto mundial de celosos Testigos dedicó 8.161.424 horas a proclamar el Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad.

      Además de los países en los que predicaron durante 1935, ya habían llevado las buenas nuevas a otros lugares, de modo que hasta entonces se había difundido el mensaje del Reino en un total de 149 países y archipiélagos.

      [Comentario en la página 424]

      Aunque recluidos en prisión, encontraron maneras de predicar

      [Comentario en la página 425]

      Anhelaban continuar la obra

      [Comentario en la página 441]

      Hicieron frente al viento, la lluvia y la hostilidad del clero

      [Comentario en la página 442]

      Antes de que se proscribiera a los “Ernste Bibelforscher”, en Alemania se dio un testimonio de gran magnitud

      [Mapa/Fotografías en la página 423]

      Mientras el mundo estaba envuelto en guerra, R. R. Hollister y Fanny Mackenzie llevaban un mensaje de paz a la gente de China, Japón y Corea

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      COREA

      JAPÓN

      CHINA

      OCÉANO PACÍFICO

      [Mapa en la página 428]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Cuando emigrantes de los países cuyos nombres aparecen en este mapa conocieron el maravilloso propósito de Dios de bendecir a la humanidad, se sintieron impelidos a llevar esas nuevas a sus países de origen

      LAS AMÉRICAS

      ↓ ↓

      AUSTRIA

      BULGARIA

      CHIPRE

      CHECOSLOVAQUIA

      DINAMARCA

      FINLANDIA

      ALEMANIA

      GRECIA

      HUNGRÍA

      ITALIA

      PAÍSES BAJOS

      NORUEGA

      POLONIA

      PORTUGAL

      RUMANIA

      ESPAÑA

      SUECIA

      SUIZA

      TURQUÍA

      YUGOSLAVIA

      [Mapa en la página 432]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Durante los años veinte y treinta, algunos evangelizadores alemanes se trasladaron a muchos países para dar testimonio

      ALEMANIA

      ↓ ↓

      AMÉRICA DEL SUR

      NORTE DE ÁFRICA

      ASIA

      [Mapa/Fotografías en la página 435]

      Precursores celosos tales como Frank Smith y su hermano Gray (foto superior) recorrieron la costa oriental de África de sur a norte difundiendo las buenas nuevas

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      UGANDA

      KENIA

      TANZANIA

      SUDÁFRICA

      [Mapa/Fotografía en la página 439]

      Por toda África del Sudoeste (hoy Namibia) la gente recibió este folleto por correo en 1928

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      NAMIBIA

      [Mapa/Fotografías en la página 440]

      Precursores celosos viajaron por el sudeste asiático a bordo del “Lightbearer” propagando el mensaje del Reino

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      MALAYA

      BORNEO

      CÉLEBES

      SUMATRA

      JAVA

      TIMOR

      NUEVA GUINEA

      AUSTRALIA

      OCÉANO PACÍFICO

      [Fotografías en la página 426]

      El discurso “Millones que ahora viven no morirán jamás” congregó a multitudes en muchos países

      [Fotografías en la página 427]

      Edwin Scott distribuyó en Sudáfrica 50.000 ejemplares de “Un desafío a los líderes del mundo”

      [Fotografía en la página 429]

      Willy Unglaube sirvió en Europa, África y el Oriente en respuesta a la demanda de evangelizadores

      [Fotografías en la página 430]

      En 1992 Eric Cooke y su hermano John (sentado) llevaban cada uno más de sesenta años en el servicio de tiempo completo, tiempo durante el cual habían disfrutado de experiencias emocionantes en Europa y África

      [Fotografía en la página 431]

      Edwin Skinner llegó a la India en 1926 para encargarse de un territorio que comprendía cinco países; predicó fielmente en su asignación durante sesenta y cuatro años

      [Fotografía en la página 433]

      Alfred y Frieda Tuček, equipados con artículos de primera necesidad y publicaciones para predicar, fueron precursores en la antigua Yugoslavia

      [Fotografía en la página 434]

      “Brown el de la Biblia” denunció enérgicamente la adoración falsa por toda África occidental

      [Fotografía en la página 436]

      George Young proclamó extensamente el Reino de Dios por América del Sur, España y Portugal

      [Fotografía en la página 437]

      Juan Muñiz (izquierda), que llegó a América del Sur en 1924, recibió a N. H. Knorr en Argentina en la primera visita de este al país más de veinte años después

      [Fotografía en la página 438]

      Nicolás Argyrós predicó la verdad libertadora de la Biblia en catorce provincias argentinas

      [Fotografías en la página 439]

      F. J. Franske viajó por tierra y mar para llevar la verdad bíblica a poblaciones remotas

  • Testigos hasta la parte más distante de la Tierra
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 22

      Parte 3: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

      Las páginas 444 a 461 contienen un informe mundial de la predicación del mensaje del Reino desde 1935 hasta 1945. El año 1935 es muy significativo por ser el año en que se identificó a la gran muchedumbre de Revelación 7:9. En relación con el recogimiento de este grupo, los testigos de Jehová llegaron a entender que la Biblia les asignaba un trabajo de una magnitud sin precedentes. ¿Cómo les fue cuando estalló la II Guerra Mundial y la mayoría de los países o los proscribieron a ellos o proscribieron sus publicaciones bíblicas?

      DURANTE los años treinta, el objetivo de los testigos de Jehová al participar en el ministerio era llevar el mensaje del Reino a cuantas personas fuera posible. Si se mostraba un interés excepcional, algunos se quedaban gran parte de la noche explicando las verdades bíblicas y contestando preguntas para satisfacer a los que tenían hambre espiritual. Pero en la mayoría de los casos los Testigos se limitaban a hacer presentaciones breves que despertaran el interés del amo de casa, y dejaban que las publicaciones o los discursos bíblicos públicos hicieran el resto. Su obra consistía en informar a las personas, en sembrar semillas de la verdad del Reino.

      Gran empeño en llevar las buenas nuevas a muchas personas

      La obra se hacía con sentido de urgencia. Un ejemplo de ello fue Armando Menazzi, de Córdoba (Argentina), quien actuó con decisión en cuanto leyó la clara exposición de la verdad bíblica en los folletos Infierno y ¿Dónde están los muertos?, a principios de los años treinta. (Sal. 145:20; Ecl. 9:5; Hech. 24:15.) Impresionado por lo que aprendió, y estimulado por el celo de Nicolás Argyrós, vendió su taller de reparación de automóviles para dedicarse a predicar la verdad como precursor. Después, a principios de los años cuarenta animó a los Testigos de Córdoba a comprar un autobús viejo e instalar camas en él a fin de que algunos grupos de diez publicadores o más pudieran utilizarlo para hacer giras de predicación de una o dos semanas, o hasta de tres meses. Cuando se planeaban estos viajes, se daba la oportunidad de participar en ellos a diferentes hermanos y hermanas de la congregación. A cada miembro del grupo se le asignaba un trabajo: limpiar, cocinar, o pescar y cazar para conseguir alimento. En diez provincias argentinas al menos, este celoso grupo abarcó ciudades y pueblos predicando de casa en casa y llegó a las estancias dispersas.

      En el campo australiano se manifestó un espíritu similar. Se dio un gran testimonio en las ciudades costeras densamente habitadas. Sin embargo, los Testigos procuraron llegar también a la gente que vivía en zonas remotas. Así, el 31 de marzo de 1936 Arthur Willis y Bill Newlands emprendieron un viaje de 19.710 kilómetros en total para llegar a los habitantes de los ranchos de ganado vacuno y ovino esparcidos por el interior del país. Hicieron la mayor parte de su recorrido por caminos abruptos a través del desierto sin árboles, con un calor sofocante y enfrentándose a fuertes tormentas de arena. Pese a todo, perseveraron. A los que mostraban interés les ponían una grabación de un discurso bíblico y les dejaban información impresa. John E. (Ted) Sewell les acompañó en viajes posteriores hasta que se ofreció para servir en el sudeste asiático.

      El territorio que supervisaba la sucursal de la Sociedad en Australia se extendía mucho más allá de los límites del país. Abarcaba China y archipiélagos y naciones situados entre Tahití, al este, y Birmania (hoy Myanmar), al oeste, una franja de 13.700 kilómetros de longitud. Este territorio comprendía lugares como Hong Kong, Indochina (hoy Camboya, Laos y Vietnam), las Indias Orientales Holandesas (que incluían islas como Sumatra, Java y Borneo), Nueva Zelanda, Siam (hoy Tailandia) y Malaya. Con frecuencia sucedía que el superintendente de la sucursal, el escocés Alexander MacGillivray, llamaba a un joven y celoso precursor a su oficina y, mostrándole un mapa del territorio de la sucursal, le preguntaba: ‘¿Te gustaría ser misionero?’. A continuación señalaba una zona en la que se había predicado poco, si acaso se había predicado, y le preguntaba: ‘¿Qué te parecería iniciar la obra en este territorio?’.

      A principios de la década de los treinta, algunos de aquellos precursores ya habían efectuado un gran trabajo en las Indias Orientales Holandesas (ahora Indonesia) y en Singapur. En 1935, el neozelandés Frank Dewar fue con un grupo de ellos a bordo del Lightbearer hasta Singapur. Justo antes de que la embarcación siguiera hacia la costa noroccidental de Malaya, el capitán Eric Ewins le dijo: “Bueno, Frank, aquí estamos. No podemos llevarte más lejos. Dijiste que querías ir a Siam, ¿no? Pues, ¡adelante!”. Sin embargo, Frank casi se había olvidado de Siam. Había disfrutado mucho sirviendo con el grupo de la barca. A partir de entonces se las tenía que arreglar solo.

      Se detuvo en Kuala Lumpur hasta que logró conseguir suficiente dinero para continuar el viaje, pero mientras estaba allí tuvo un accidente de tráfico: un camión lo golpeó, lanzándolo de su bicicleta. Cuando se recuperó, con apenas cinco dólares en el bolsillo, tomó el tren de Singapur a Bangkok. Sin embargo, Frank confiaba en que Jehová podía proveer, así que siguió con la obra. En 1931 Claude Goodman había predicado en Bangkok por un corto período de tiempo; pero cuando Frank llegó, en julio de 1936, no había allí ningún Testigo para recibirle. Durante los años siguientes, no obstante, tuvo algunos ayudantes: los alemanes Willy Unglaube, Hans Thomas y Kurt Gruber, y el australiano Ted Sewell. Distribuyeron muchas publicaciones, aunque principalmente en inglés, chino y japonés.

      Cuando uno de ellos envió una carta a la sede mundial de la Sociedad en la que decía que los hermanos necesitaban publicaciones en tai, pero que no tenían traductor, el hermano Rutherford contestó: “Yo no estoy en Tailandia, pero usted sí. Tenga fe en Jehová, trabaje diligentemente y encontrará un traductor”. Y así fue. Chomchai Inthaphan, anterior directora de la Escuela Presbiteriana para Niñas de Chiang Mai, abrazó la verdad y en 1941 empezó a traducir publicaciones bíblicas al tai.

      Cuando Frank Dewar llevaba una semana predicando en Bangkok, Frank Rice, que había iniciado la obra del Reino en Java (hoy parte de Indonesia), pasó por allí de camino a su nueva asignación en lo que entonces era la Indochina Francesa. Tal como había hecho en su territorio anterior, predicó a los anglohablantes mientras aprendía la lengua nativa. Después de abarcar Saigón (actualmente la Ciudad de Ho Chi Minh), empezó a dar clases de inglés para poder comprarse un automóvil viejo que le sirviera para predicar por el norte del país. No tenía sus miras puestas en una vida cómoda, sino en los intereses del Reino. (Heb. 13:5.) Con el automóvil que compró viajó hasta Hanoi, predicando a su paso por ciudades, pueblos y casas aisladas.

      Publicidad denodada

      Con objeto de despertar interés en el mensaje del Reino y de hacer que la gente viera la necesidad de actuar con urgencia, los Testigos de muchos países utilizaban medios que llamaran la atención. En 1936, los Testigos de Glasgow (Escocia) empezaron a anunciar los discursos de las asambleas mediante pancartas que se colocaban sobre sí y hojas sueltas que distribuían en los centros comerciales. Dos años después, en una asamblea celebrada en Londres (Inglaterra) en 1938, se incorporó otra característica llamativa. Nathan H. Knorr y Albert D. Schroeder, que servirían juntos posteriormente como miembros del Cuerpo Gobernante, encabezaron una marcha de casi mil Testigos a lo largo del céntrico distrito comercial londinense. La mitad de los participantes en la marcha llevaba puesta una pancarta que anunciaba el discurso público “Enfréntense a los hechos”, que J. F. Rutherford iba a pronunciar en el Royal Albert Hall. Los demás Testigos, situados alternativamente entre los anteriores, llevaban carteles en las manos en los que se leía: “La religión es un lazo y un fraude”. (En aquel entonces entendían por “religión” toda forma de adoración que no estuviera en armonía con la Palabra de Dios, la Biblia.) Para neutralizar la reacción hostil de algunas personas, en otra marcha que se hizo aquella misma semana intercalaron entre los anteriores carteles, otros que decían: “Sirva a Dios y a Cristo el Rey”. Esta actividad no resultaba fácil para muchos testigos de Jehová, pero la consideraban un modo más de servir a Jehová, otra prueba de su lealtad a él.

      La publicidad denodada que los testigos de Jehová daban a su mensaje no complacía a todo el mundo. El clero de Australia y Nueva Zelanda presionó a los directores de las emisoras de radio para que suspendieran todos los programas que presentaban los testigos de Jehová. En abril de 1938, cuando el hermano Rutherford iba camino de Australia para presentar un discurso por radio, ciertos funcionarios que actuaron bajo presión anularon el acuerdo al que se había llegado para que él utilizara el Ayuntamiento de Sydney y hablara por radio desde allí. Los hermanos alquilaron enseguida el Sydney Sports Grounds, y como resultado de la publicidad que la prensa dio a la oposición a la visita del hermano Rutherford, un mayor número de personas acudió a escuchar su discurso. En otras ocasiones en que se negó a los Testigos el uso de la radio, estos respondieron dando amplia publicidad a las reuniones en las que se reproducían con gramófonos los discursos del hermano Rutherford.

      En Bélgica, el clero enviaba a niños para que lanzaran piedras a los Testigos, y los sacerdotes iban personalmente a las casas para recoger la información impresa que se había distribuido. Pero a algunas personas les gustaba lo que estaban aprendiendo de los testigos de Jehová, y a menudo les decían a estos: “Denme varios folletos; ¡cuando el cura venga, yo le puedo dar uno para satisfacerlo y guardar los demás para leerlos!”.

      No obstante, durante los años subsiguientes se incrementó la oposición a los testigos de Jehová y al mensaje que proclamaban.

      Se predica en Europa durante la guerra a pesar de la persecución

      Por no renegar de su fe ni dejar de predicar, miles de testigos de Jehová alemanes, austriacos, belgas, franceses y holandeses fueron encarcelados o enviados a campos de concentración nazis, donde recibieron un trato brutal. Los que todavía disfrutaban de libertad efectuaban su ministerio con cautela. Solían predicar solo con la Biblia y ofrecían otras publicaciones únicamente cuando volvían a visitar a los que estaban interesados. Para evitar que los arrestaran, llamaban a una puerta en un edificio de apartamentos y luego se iban a otro edificio, o llamaban a una sola puerta en una calle y a continuación a otra puerta en otra calle. No se retraían en absoluto de dar testimonio.

      El 12 de diciembre de 1936, solo algunos meses después de que la Gestapo arrestara a miles de Testigos y a gente interesada por todo el país en un intento de paralizar su obra, los Testigos, a su vez, llevaron a cabo una campaña. Con la velocidad del rayo metieron en los buzones de correos y por debajo de las puertas de casas de toda Alemania decenas de miles de resoluciones impresas que denunciaban el trato cruel que estaban recibiendo sus hermanos cristianos. Una hora después del inicio de la distribución, la policía se movilizó para intentar atrapar a los distribuidores, pero solo detuvieron a una docena por todo el país.

      La policía no entendía cómo se podía haber efectuado tal campaña después de todo lo que había hecho el gobierno nazi para detener la obra de los Testigos. Además, empezó a sentir miedo del pueblo. ¿Por qué? Porque cuando la policía y otros oficiales uniformados fueron a las casas y preguntaron a la gente si habían recibido aquella hoja, la mayor parte dijo que no. En realidad la gran mayoría no la había recibido. Solo se habían dejado ejemplares en dos o tres casas de cada edificio. Pero la policía no lo sabía. Dio por sentado que se habían dejado en todas las casas.

      Durante los meses que siguieron, los oficiales nazis negaron rotundamente los cargos que se les imputaban en aquella resolución impresa. Por consiguiente, el 20 de junio de 1937 los Testigos que continuaban en libertad distribuyeron otro mensaje, una carta abierta que contenía todo tipo de detalles sobre la persecución y en la que figuraban nombres de oficiales, así como fechas y lugares. Grande fue la consternación de la Gestapo ante aquella denuncia y ante la habilidad con que los Testigos habían realizado la distribución.

      La familia Kusserow, de Bad Lippspringe (Alemania), demostró también en numerosas ocasiones aquella misma determinación de dar testimonio. Un ejemplo de ello fue lo que ocurrió cuando el régimen nazi ejecutó públicamente a Wilhelm Kusserow en Münster por negarse a transigir en su fe. Hilda, la madre de Wilhelm, fue de inmediato a la prisión y apremió a los funcionarios para que le entregaran el cuerpo. Hilda dijo a su familia: “Daremos un gran testimonio a los que lo conocieron”. En el funeral, el padre de Wilhelm, Franz, hizo una oración en la que expresó su fe en las provisiones amorosas de Jehová. Ante la sepultura, Karl-Heinz, hermano de Wilhelm, pronunció unas palabras de consuelo tomadas de la Biblia. Por todo esto se les castigó, pero lo más importante para ellos era honrar a Jehová hablando de su nombre y su Reino.

      Cuando empeoraron las condiciones en los Países Bajos a causa de la guerra, los Testigos del país reorganizaron las reuniones por cautela. Empezaron a reunirse en casas privadas en grupos de solo diez personas o menos. Cambiaban frecuentemente los lugares de reunión. Cada Testigo asistía solo a su grupo y ninguno divulgaba la dirección del estudio, ni siquiera a amigos de confianza. En aquellos momentos de la historia en que poblaciones enteras se veían forzadas a abandonar sus hogares con motivo de la guerra, los testigos de Jehová sabían que la gente necesitaba recibir con urgencia el mensaje consolador que solo se halla en la Palabra de Dios, de modo que lo daban a conocer intrépidamente. Sin embargo, una carta de la sucursal recordó a los hermanos que Jesús había ejercido cautela en varias ocasiones en que se había enfrentado con opositores. (Mat. 10:16; 22:15-22.) Así que, a partir de entonces, cuando se encontraban con alguien hostil, anotaban cuidadosamente la dirección para tomar precauciones especiales la próxima vez que se trabajara en aquel territorio.

      En Grecia, la población sufrió muchas penalidades durante la ocupación alemana. Los testigos de Jehová, no obstante, recibieron peores tratos como resultado de las calumnias del clero de la Iglesia Ortodoxa Griega, que instaba a la policía y a los tribunales a tomar medidas contra ellos. A muchos Testigos los encarcelaron o los expulsaron de sus ciudades y deportaron a pueblos remotos, o bien los recluyeron en prisiones de islas áridas donde las condiciones eran muy duras. Pese a todo, ellos siguieron predicando. (Compárese con Hechos 8:1, 4.) Solían hablar con la gente en los parques y jardines públicos; se sentaban junto a alguien en un banco y empezaban a hablarle del Reino de Dios. A los que mostraban mucho interés, les prestaban una valiosa publicación bíblica. La publicación se devolvía después y se utilizaba vez tras vez. Muchos amantes de la verdad aceptaron agradecidos la ayuda que les dieron los Testigos, e incluso empezaron a proclamar las buenas nuevas junto con ellos, aunque esto les acarreó una feroz persecución.

      Un factor que contribuyó notablemente a que los Testigos tuvieran valor y perseveraran fue el fortalecimiento que derivaron del alimento espiritual. A pesar de que en algunas partes de Europa casi se agotaron durante la guerra los suministros de publicaciones para distribuir a otras personas, los Testigos consiguieron que circulara entre ellos información de estudio, preparada por la Sociedad con el fin de fortalecer la fe de los testigos de Jehová de todo el mundo. Arriesgando la vida, August Kraft, Peter Gölles, Ludwig Cyranek, Therese Schreiber y muchos más reprodujeron y distribuyeron información de estudio que entraba clandestinamente en Austria procedente de Checoslovaquia, Italia y Suiza. En los Países Bajos, fue un amable guardia de prisión el que le consiguió una Biblia a Arthur Winkler. Las refrescantes aguas de la verdad bíblica contenidas en La Atalaya penetraron incluso en los campos de concentración alemanes y circularon entre los Testigos que estaban allí encerrados, pese a todas las precauciones que tomó el enemigo.

      La reclusión en prisiones y campos de concentración no impidió que los testigos de Jehová siguieran predicando. Estando encarcelado en Roma, el apóstol Pablo escribió: “Estoy sufriendo el mal hasta el punto de cadenas de prisión [...]. Sin embargo, la palabra de Dios no está encadenada”. (2 Tim. 2:9.) Durante la II Guerra Mundial ocurrió lo mismo en el caso de los testigos de Jehová europeos. Los guardias se fijaban en su conducta; algunos hacían preguntas, y unos cuantos se hicieron creyentes, aunque ese paso suponía la pérdida de su propia libertad. Muchos de los presos que estaban con los Testigos provenían de lugares donde apenas se habían predicado las buenas nuevas, como Rusia. Algunos de estos llegaron a ser testigos de Jehová y al terminar la guerra regresaron a su país de origen con el deseo intenso de difundir el mensaje del Reino.

      La persecución despiadada y los efectos de la guerra total no impidieron que, tal como se había predicho, la gente acudiera a la gran casa espiritual de Jehová para adorarle. (Isa. 2:2-4.) De 1938 a 1945 la mayoría de los países europeos registraron aumentos importantes en la cantidad de personas que participaron públicamente en tal adoración por medio de proclamar el Reino de Dios. En Finlandia, Francia, Gran Bretaña y Suiza los Testigos aumentaron en un 100% aproximadamente. En Grecia la cantidad de proclamadores se multiplicó casi por siete y en los Países Bajos, por doce. A finales de 1945, de Alemania y Rumania todavía no se tenían datos, y solo habían llegado informes incompletos de varios países más.

      La obra fuera de Europa durante la guerra

      También en el Oriente los testigos de Jehová experimentaron muchas dificultades durante la guerra. En Japón y Corea muchos fueron arrestados, apaleados y torturados por abogar a favor del Reino de Dios en vez de adorar al emperador japonés. Con el tiempo perdieron completamente la comunicación con los Testigos de otros países. Muchos de ellos solo tuvieron la oportunidad de dar testimonio durante los interrogatorios o ante los tribunales. Cuando terminó la guerra, el ministerio público de los testigos de Jehová en estos países casi había cesado.

      Cuando Filipinas entró en la guerra, los Testigos del país sufrieron tanto a manos de los japoneses como de las fuerzas de resistencia debido a que no apoyaban a ninguno de los dos bandos. Muchos abandonaron sus casas para que no los prendieran. Pero al ir trasladándose de un lugar a otro predicaron y prestaron publicaciones mientras las tuvieron; posteriormente utilizaron solo la Biblia. Cuando el frente de batalla retrocedió, prepararon incluso varios barcos para el transporte de grupos grandes de Testigos a islas donde se había predicado poco o no se había predicado nada.

      En Birmania (hoy Myanmar), no fue la invasión japonesa, sino la presión que el clero anglicano, metodista, católico y bautista estadounidense ejerció en las autoridades coloniales, lo que llevó a que se proscribieran las publicaciones de los testigos de Jehová en mayo de 1941. Dos Testigos que trabajaban en la oficina de telégrafos vieron un telegrama que les alertó de lo que se avecinaba, así que los hermanos sacaron inmediatamente las publicaciones del almacén de la Sociedad para que no fueran confiscadas e hicieron lo posible por mandar una buena parte de ellas por tierra a China.

      En aquel entonces el gobierno de Estados Unidos estaba transportando en camiones por la “ruta de Birmania” una gran cantidad de material bélico destinado a apoyar al gobierno nacionalista chino. Los hermanos trataron de reservar espacio en uno de aquellos camiones, pero se les negó. Los intentos de conseguir un vehículo en Singapur también fracasaron. No obstante, Mick Engel, el hermano que estaba al cargo del almacén de literatura de la Sociedad en Rangún (ahora Yangon), solicitó permiso a un oficial estadounidense de alto rango para transportar las publicaciones en camiones del ejército y lo obtuvo.

      Con todo, cuando Fred Paton y Hector Oates le preguntaron al oficial que iba a dirigir el convoy hasta China qué espacio podían ocupar, a este casi le dio un ataque. “¿Qué? —gritó—. ¿Cómo puedo darles espacio valioso en mis camiones para sus miserables tratados cuando no tengo absolutamente ningún lugar para materiales militares y médicos que se necesitan con urgencia y que están pudriéndose aquí al descubierto?” Fred sacó calmadamente la carta de autorización de su maletín, se la mostró y le indicó que si pasaba por alto las órdenes de los oficiales de Rangún podía verse en apuros. El oficial no solo tomó medidas para transportar dos toneladas de libros, sino que puso además una furgoneta, con conductor y suministros incluidos, a disposición de los hermanos. Estos se marcharon entonces con su precioso cargamento en dirección nordeste por la peligrosa carretera de montaña hacia China. Predicaron en Pao-shan y luego en Chungking (Pahsien). Durante todo el año que pasaron en China, distribuyeron miles de tratados y publicaciones que hablaban del Reino de Jehová. Entre aquellos a quienes dieron testimonio personalmente estuvo Chiang Kai-shek, el presidente del gobierno nacionalista chino.

      Mientras tanto, en Birmania se intensificaron los bombardeos, y todos los Testigos, a excepción de tres, salieron del país, la mayoría en dirección a la India. La actividad de los tres que permanecieron quedó forzosamente limitada. No obstante, siguieron predicando informalmente, y sus esfuerzos produjeron fruto después de la guerra.

      A los testigos de Jehová de Norteamérica también se les presentaron grandes obstáculos durante la guerra. Los numerosos ataques de chusmas y la aplicación anticonstitucional de leyes en algunos lugares dificultaron mucho la predicación. Miles de hermanos fueron encarcelados por declararse neutrales como cristianos, lo cual, sin embargo, no frenó el ministerio de casa en casa de los Testigos. Además, a partir de febrero de 1940 fue común verlos en las calles de las zonas comerciales ofreciendo La Atalaya y Consolación (hoy ¡Despertad!). Los Testigos se volvieron más celosos incluso. Pese a sufrir una de las persecuciones más intensas jamás experimentadas en aquella parte del mundo, de 1938 a 1945 los Testigos de Estados Unidos y Canadá aumentaron a más del doble y triplicaron el tiempo que dedicaban a su ministerio público.

      En muchos países que se identificaban con la Commonwealth británica (en Norteamérica, África, Asia e islas del Caribe y el Pacífico) se proscribió oficialmente a los testigos de Jehová o sus publicaciones. Uno de tales países fue Australia. Un anuncio oficial publicado en ese país el 17 de enero de 1941 por orden del gobernador general prohibía a los testigos de Jehová reunirse para adorar y hacer circular sus publicaciones o siquiera tenerlas en su poder. Los hermanos recurrieron rápidamente contra aquella proscripción ante los tribunales, ya que la ley del país lo permitía. Pero tuvieron que pasar más de dos años para que el juez Starke, del Tribunal Supremo, declarara que el reglamento en que se basaba la proscripción era “arbitrario, caprichoso y opresivo”. El Tribunal Supremo en pleno revocó la proscripción. ¿Qué hicieron los testigos de Jehová mientras tanto?

      A imitación de los apóstoles de Jesucristo, ‘obedecieron a Dios como gobernante más bien que a los hombres’. (Hech. 4:19, 20; 5:29.) No dejaron de predicar. Pese a los numerosos obstáculos, organizaron incluso una asamblea en Hargrave Park, cerca de Sydney, para los días 25 al 29 de diciembre de 1941. El gobierno se negó a conceder transporte por ferrocarril a algunos hermanos, de modo que un grupo de Australia Occidental instaló en sus vehículos unidades que se alimentaban con carbón y producían gas (que les servía de combustible), y emprendió un viaje a campo traviesa de catorce días de duración, la mitad de ellos por la inhóspita llanura de Nullarbor. Llegaron sin problemas y disfrutaron del programa junto con los otros 6.000 asambleístas. Al año siguiente se celebró otra asamblea, pero esta vez los hermanos se reunieron en grupos más pequeños en 150 puntos distintos de siete ciudades grandes de todo el país, y los discursantes viajaron rápidamente de un lugar a otro.

      Cuando empeoraron las condiciones en Europa en 1939, algunos ministros precursores de los testigos de Jehová se ofrecieron para servir en otros campos. (Compárese con Mateo 10:23; Hechos 8:4.) Se envió a tres precursores alemanes de Suiza a Shanghai (China). Unos cuantos precursores fueron a América del Sur. Entre los que se mandó a Brasil estuvieron Otto Estelmann, que había estado visitando y ayudando a las congregaciones de Checoslovaquia, y Erich Kattner, que había servido en la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Praga. Su nueva asignación no era nada fácil. Descubrieron que en algunas zonas agrícolas, los Testigos se levantaban temprano y predicaban hasta las 7.00 de la mañana y más tarde reemprendían el servicio del campo hasta el anochecer. El hermano Kattner recuerda que, cuando se desplazaba de un lugar a otro, a menudo dormía al aire libre con su bolsa de predicación por almohada. (Compárese con Mateo 8:20.)

      Tanto al hermano Estelmann como al hermano Kattner los había perseguido la policía secreta nazi en Europa. ¿Se vieron libres de la persecución al mudarse a Brasil? Todo lo contrario; solo un año después de su llegada los arrestaron y los tuvieron durante mucho tiempo bajo arresto domiciliario y en la cárcel a instigación de funcionarios que al parecer simpatizaban con los nazis. Los Testigos también afrontaron con frecuencia la oposición del clero católico, pero persistieron en la obra que Dios les había encomendado. Se esforzaron constantemente por llegar a ciudades de Brasil donde no se había predicado aún el mensaje del Reino.

      Un análisis de la situación mundial muestra que los gobiernos de la mayoría de los países donde había testigos de Jehová proscribieron la organización o sus publicaciones durante la II Guerra Mundial. Aunque en 1938 los Testigos habían predicado en 117 países, durante los años de la guerra (1939-1945) en más de sesenta de estos países se proscribió su organización o sus publicaciones, o se expulsó a sus ministros. Hasta en los lugares donde no se les proscribió tuvieron que enfrentarse a ataques de chusmas y se les arrestó en numerosas ocasiones. Pese a todo, la predicación de las buenas nuevas no se detuvo.

      Empieza a recogerse la gran muchedumbre en Latinoamérica

      En febrero de 1943, en plena guerra, la Sociedad Watch Tower, pensando en la obra que debía hacerse durante la posguerra, inauguró la Escuela de Galaad en el estado de Nueva York con el fin de preparar misioneros para el servicio en el extranjero. Antes de finalizar ese año, doce de estos misioneros ya habían empezado a servir en Cuba, país que resultó ser muy productivo.

      Ya en 1910 habían llegado algunas semillas de la verdad bíblica a Cuba. C. T. Russell había pronunciado un discurso en el país en 1913. J. F. Rutherford había hablado por la radio en La Habana en 1932, y la información se había retransmitido en español. Pero el crecimiento fue lento. En aquel tiempo había mucho analfabetismo y mucho prejuicio religioso en Cuba. Las primeras muestras de interés se vieron principalmente entre la población de habla inglesa procedente de Jamaica y otros lugares. En 1936 había solo 40 proclamadores del Reino en Cuba. Sin embargo, las semillas de la verdad del Reino que se habían plantado y regado comenzaron entonces a producir más fruto.

      En 1934 se habían bautizado los primeros cubanos, y otros lo habían hecho poco después. A partir de 1940 se empezaron a emitir programas de radio diariamente, lo cual, aunado a la predicación denodada en las calles, aumentó la eficacia del ministerio de casa en casa. Incluso antes de la llegada de los misioneros de Galaad en 1943, ya habían abrazado las buenas nuevas 950 personas y las estaban predicando, aunque no todas lo hacían con regularidad. Durante los dos años siguientes las cifras aumentaron más deprisa aún. En 1945 Cuba contaba con 1.894 testigos de Jehová. Aunque casi todos provenían de una religión que enseñaba que todos los feligreses fieles irían al cielo, la gran mayoría de los que se hicieron testigos de Jehová aceptaron con entusiasmo la esperanza de vivir eternamente en un paraíso restaurado en la Tierra. (Gén. 1:28; 2:15; Sal. 37:9, 29; Rev. 21:3, 4.) Tan solo el 1,4% de todos ellos afirmaban ser hermanos de Cristo ungidos por espíritu.

      La central mundial de la Sociedad ayudó al campo latinoamericano de otra forma. A principios de 1944, N. H. Knorr, F. W. Franz, W. E. Van Amburgh y M. G. Henschel estuvieron diez días en Cuba fortaleciendo espiritualmente a los hermanos. Durante ese tiempo se celebró una asamblea en La Habana, y se trazaron las líneas generales de una mejor coordinación de la obra de predicar. En aquel viaje los hermanos Knorr y Henschel también visitaron Costa Rica, Guatemala y México para ayudar a los testigos de Jehová de aquellos países.

      En 1945 y 1946 N. H. Knorr y F. W. Franz hicieron giras que les permitieron hablar y trabajar con los Testigos de veinticuatro países comprendidos entre México y el punto más meridional de Sudamérica, así como en el Caribe. Pasaron un total de cinco meses en toda aquella zona, dando ayuda amorosa y guía. En algunos lugares se reunieron con solo un grupito de personas interesadas. A fin de que se celebraran reuniones y se participara en el servicio del campo regularmente, ayudaron a organizar las primeras congregaciones de Lima (Perú) y Caracas (Venezuela). En los lugares donde ya se celebraban reuniones asistieron a estas y, en algunas ocasiones, dieron consejo sobre cómo conseguir que las reuniones resultaran más prácticas para la evangelización.

      En los lugares donde fue posible, pronunciaron discursos bíblicos. Los Testigos dieron gran publicidad a los discursos mediante pancartas que llevaron puestas y hojas sueltas que distribuyeron por las calles. En Brasil, como resultado de toda esta publicidad, asistieron 765 personas a la asamblea de São Paulo, para regocijo de los 394 Testigos del país. En Chile, donde había 83 proclamadores del Reino, acudieron 340 personas a escuchar el discurso que se había anunciado de forma tan especial, mientras que en las dos asambleas celebradas en Costa Rica hubo un total de 849 asistentes, para gran alegría de los 253 Testigos del país. Estas reuniones dieron a los Testigos la oportunidad de disfrutar de compañerismo con sus hermanos.

      El objetivo de los representantes de la central, sin embargo, no era simplemente celebrar asambleas memorables. Durante estas giras recalcaron mucho la importancia de volver a visitar a los que se interesaban y conducir estudios bíblicos con ellos. Para que aquellas personas se convirtieran en verdaderos discípulos necesitaban instrucción constante de la Palabra de Dios. El resultado de poner en práctica estas directrices fue que el número de estudios bíblicos creció rápidamente en toda la zona.

      Mientras los hermanos Knorr y Franz hacían estas giras de servicio, más misioneros de Galaad llegaban a sus asignaciones. A finales de 1944 ya había algunos en Costa Rica, México y Puerto Rico. En 1945 llegaron otros misioneros a Barbados, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras Británica (hoy Belice), Jamaica, Nicaragua, Panamá y Uruguay para ayudar a organizar mejor la predicación. Cuando los primeros dos misioneros llegaron a la República Dominicana, en 1945, eran los únicos Testigos en aquel país. Los efectos del ministerio de los primeros misioneros se sintieron enseguida. Trinidad Paniagua dijo respecto a los primeros misioneros enviados a Guatemala: “Esto era exactamente lo que necesitábamos, maestros de la Palabra de Dios que nos ayudaran a entender cómo efectuar la obra”.

      Así pues, se estaban poniendo las bases de una futura expansión en esta parte del campo mundial. A finales de 1945 había 3.394 proclamadores del Reino en las islas del Caribe, 3.276 en México, 404 en Centroamérica y 1.042 en Sudamérica. Durante los siete años anteriores, un período muy turbulento de la historia mundial, se había producido un aumento de un 386%. Pero aquello era solo el principio. El crecimiento de proporciones verdaderamente extraordinarias estaba por venir. La Biblia había predicho que se reuniría “una gran muchedumbre [...] de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” para adorar a Jehová antes de la gran tribulación. (Rev. 7:9, 10, 14.)

      Cuando empezó la II Guerra Mundial en 1939, solo había 72.475 testigos de Jehová activos en 115 países (si se les cuenta según las divisiones nacionales de principios de los años noventa). A pesar de la persecución intensa que experimentaron por toda la Tierra, al terminar la guerra habían aumentado a más del doble. El informe de 1945 indicó que había 156.299 Testigos activos en los 107 países de los que ha sido posible conseguir informes. No obstante, para aquel entonces el mensaje del Reino ya había llegado en realidad a 163 países.

      De 1936 a 1945 se dio un testimonio extraordinario. Durante aquel turbulento decenio, estos celosos testigos de Jehová dedicaron un total de 212.069.285 horas a proclamar al mundo que el Reino de Dios es la única esperanza para la humanidad. También distribuyeron 343.054.579 libros, folletos y revistas que dieron a conocer a la gente la base bíblica para tal confianza. A fin de ayudar a las personas que manifestaban verdadero interés, en 1945 condujeron un promedio de 104.814 estudios bíblicos gratuitos en las casas.

      [Comentario en la página 455]

      Aunque tuvieron que huir a causa de la guerra, siguieron predicando

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 451-453]

      Se negaron a dejar de predicar aunque estaban en prisión

      Aquí aparecen solo unos cuantos de los miles que sufrieron a causa de su fe en prisiones y campos de concentración durante la II Guerra Mundial

      1. Adrian Thompson (Nueva Zelanda). Encarcelado en 1941 en Australia; solicitó la exención del servicio militar pero se la denegaron cuando Australia proscribió a los testigos de Jehová. Al salir de la prisión fortaleció a las congregaciones, en calidad de superintendente de circuito, para que efectuaran su ministerio público. Fue misionero y el primer superintendente viajante del Japón de la posguerra; continuó predicando con celo hasta su muerte en 1976.

      2. Alois Moser (Austria). Estuvo en siete prisiones y campos de concentración. En 1992, a los 92 años de edad, todavía es Testigo activo.

      3. Franz Wohlfahrt (Austria). La ejecución de su padre y su hermano no le desanimó. Estuvo cinco años en el campo de concentración de Rollwald (Alemania). En 1992 continúa predicando a los 70 años de edad.

      4. Thomas Jones (Canadá). Encarcelado en 1944 y recluido posteriormente en dos campos de trabajo. En 1977, después de treinta y cuatro años de servicio de tiempo completo, fue nombrado miembro del Comité de Sucursal que supervisa la predicación en todo Canadá.

      5. Maria Hombach (Alemania). Fue detenida en varias ocasiones; estuvo incomunicada tres años y medio. A riesgo de su vida, actuó de correo para suministrar publicaciones bíblicas a sus compañeros Testigos. En 1992, a sus 90 años, sigue sirviendo fielmente en la familia de Betel.

      6. Max y Konrad Franke (Alemania). Padre e hijo, ambos recluidos en la cárcel repetidas veces y durante muchos años. (La esposa de Konrad, Gertrud, también estuvo presa.) Todos sirvieron a Jehová con celo y lealtad, y Konrad fue uno de los que llevó la delantera en la reorganización de la obra de predicar de los Testigos en la Alemania de la posguerra.

      7. A. Pryce Hughes (Inglaterra). Sentenciado a cumplir dos condenas en la prisión londinense de Wormwood Scrubs; también lo habían encarcelado durante la I Guerra Mundial por causa de su fe. Estuvo a la vanguardia de la predicación del Reino en Gran Bretaña hasta su muerte en 1978.

      8. Adolphe y Emma Arnold, con su hija Simone (Francia). Cuando Adolphe fue enviado a prisión, Emma y Simone siguieron predicando y a la vez distribuyendo publicaciones a otros Testigos. A Emma también la encarcelaron y, como no cesaba de predicar a otros presos, la dejaron incomunicada. Simone fue enviada a un reformatorio. Los tres continuaron siendo Testigos celosos.

      9. Ernst e Hildegard Seliger (Alemania). Entre los dos pasaron más de cuarenta años en prisiones y campos de concentración a causa de su fe. Hasta en la prisión siguieron dando a conocer las verdades bíblicas a otros. Cuando recuperaron la libertad, se dedicaron por completo a predicar las buenas nuevas. El hermano Seliger murió leal a Dios en 1985; la hermana Seliger, en 1992.

      10. Carl Johnson (Estados Unidos). A los dos años de su bautismo, lo encarcelaron junto con otros centenares de Testigos en Ashland (Kentucky). Ha servido de precursor y de superintendente de circuito; en 1992 sigue llevando la delantera en el ministerio del campo en calidad de anciano.

      11. August Peters (Alemania). Lo separaron de su esposa y sus cuatro hijos y lo metieron en prisión una temporada entre 1936 y 1937, y luego de 1937 a 1945. Cuando recuperó la libertad, no disminuyó su actividad en el ministerio, sino que la aumentó emprendiendo el servicio de tiempo completo. En 1992, a sus 99 años de edad, continúa sirviendo en la familia de Betel y ha visto aumentar el número de testigos de Jehová en Alemania hasta alcanzar la cifra de 163.095.

      12. Gertrud Ott (Alemania). Encarcelada primero en Lodz (Polonia), luego en el campo de concentración de Auschwitz y posteriormente en los de Gross-Rosen y Bergen-Belsen (Alemania). Al fin de la guerra sirvió de misionera celosamente en Indonesia, Irán y Luxemburgo.

      13. Katsuo Miura (Japón). Cuando llevaba siete años preso en Hiroshima, una gran parte de la prisión donde se hallaba fue destruida por la bomba atómica que arrasó la ciudad. Sin embargo, los médicos no le descubrieron ningún daño que se pudiera atribuir a la radiación. Dedicó los últimos años de su vida al servicio de precursor.

      14. Martin y Gertrud Poetzinger (Alemania). Unos cuantos meses después de casarse, los arrestaron y los tuvieron separados durante nueve años. A Martin lo enviaron a Dachau y a Mauthausen; a Gertrud, a Ravensbrück. Pese al trato brutal que recibieron, su fe no flaqueó. Al salir de prisión se dedicaron de lleno al servicio de Jehová. Él sirvió de superintendente viajante por toda Alemania durante veintinueve años; luego fue nombrado miembro del Cuerpo Gobernante y sirvió como tal hasta su muerte en 1988. En 1992, Gertrud sigue siendo una evangelizadora celosa.

      15. Jizo y Matsue Ishii (Japón). Cuando llevaban diez años distribuyendo publicaciones bíblicas por todo Japón, los encarcelaron. Aunque la obra de los testigos de Jehová fue desarticulada en ese país durante la guerra, al terminar esta el hermano y la hermana Ishii de nuevo predicaron celosamente. Para 1992 Matsue Ishii había visto aumentar la cantidad de Testigos activos en Japón a más de 171.000.

      16. Victor Bruch (Luxemburgo). Estuvo recluido en Buchenwald, Lublin, Auschwitz y Ravensbrück. A sus 90 años de edad sigue activo como anciano de los testigos de Jehová.

      17. Karl Schurstein (Alemania). Fue superintendente viajante antes de que Hitler subiera al poder. Estuvo preso ocho años y finalmente murió a manos de las SS en Dachau en 1944. Incluso dentro del campo de concentración siguió fortaleciendo a otros espiritualmente.

      18. Kim Bong-nyu (Corea). Estuvo en prisión seis años. A los 72 años de edad continúa hablando a otros sobre el Reino de Dios.

      19. Pamfil Albu (Rumania). Tras recibir un trato brutal, lo encerraron en un campo de trabajo de Yugoslavia durante dos años y medio. Al terminar la guerra lo recluyeron otras dos veces por un total de doce años. No dejó de hablar del propósito de Dios. Antes de su muerte ayudó a miles de rumanos a servir con la organización mundial de los testigos de Jehová.

      20. Wilhelm Scheider (Polonia). Estuvo preso en campos de concentración nazis de 1939 a 1945 y en cárceles comunistas de 1950 a 1956 y de 1960 a 1964. Hasta su muerte en 1971, dedicó todas sus energías a proclamar el Reino de Dios.

      21. Harald y Elsa Abt (Polonia). Durante la guerra y después de esta, Harald pasó catorce años en prisiones y campos de concentración por causa de su fe, pero aun allí siguió predicando. A Elsa la separaron de su niña y la tuvieron presa en seis diferentes campos de concentración de Polonia, Alemania y Austria. A pesar de que incluso después de la guerra los testigos de Jehová estuvieron proscritos en Polonia durante cuarenta años, todos continuaron sirviendo a Jehová con celo.

      22. Ádám Szinger (Hungría). Lo sometieron a juicio seis veces y finalmente lo sentenciaron a veintitrés años de cárcel, de los cuales cumplió ocho y medio en prisiones y campos de trabajo. Una vez libre, sirvió de superintendente viajante por un total de treinta años. A sus 69 años de edad, continúa siendo un leal anciano de congregación.

      23. Joseph Dos Santos (Filipinas). Antes de su detención en 1942, había dedicado doce años a proclamar de tiempo completo el mensaje del Reino. Reactivó la obra de los testigos de Jehová en las Filipinas después de la guerra, y continuó en el servicio de precursor hasta su muerte en 1983.

      24. Rudolph Sunal (Estados Unidos). Recluido en la prisión de Mill Point (Virginia Occidental). Al salir de la prisión se dedicó de tiempo completo —como precursor, miembro de la familia de Betel y superintendente de circuito— a difundir el conocimiento del Reino de Dios. En 1992 continúa sirviendo de precursor, a los 78 años de edad.

      25. Martin Magyarosi (Rumania). Desde la prisión donde estuvo de 1942 a 1944 siguió dirigiendo la predicación de las buenas nuevas en Transilvania. Al salir de la prisión, viajó mucho para animar a sus compañeros Testigos en la predicación, y él mismo fue un Testigo denodado. Lo volvieron a arrestar en 1950 y murió, leal a Jehová, en 1953 en un campo de trabajo.

      26. R. Arthur Winkler (Alemania y los Países Bajos). Lo encerraron primero en el campo de concentración de Esterwegen, donde siguió predicando. Posteriormente, en los Países Bajos, la Gestapo le dio una paliza que lo dejó irreconocible, y por último lo enviaron a Sachsenhausen. Fue un Testigo leal y celoso hasta su muerte en 1972.

      27. Park Ock-hi (Corea). Estuvo tres años recluida en la prisión de Sodaemun (Seúl), donde la sometieron a torturas indescriptibles. En 1992, a los 91 años de edad, sigue predicando celosamente como precursora especial.

      [Mapa/Fotografía en la página 446]

      Alexander MacGillivray, superintendente de la sucursal australiana, ayudó a planear viajes de predicación a muchos países e islas

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      AUSTRALIA

      NUEVA ZELANDA

      TAHITÍ

      TONGA

      FIJI

      NUEVA GUINEA

      JAVA

      BORNEO

      SUMATRA

      BIRMANIA

      HONG KONG

      MALAYA

      SINGAPUR

      SIAM

      INDOCHINA

      CHINA

      OCÉANO PACÍFICO

      Los nombres de los lugares son los que se usaban en los años treinta

      [Mapa/Fotografías en la página 460]

      A finales de 1945, en dieciocho países de esta parte del mundo ya habían empezado a servir misioneros de la Escuela de Galaad

      Charles y Lorene Eisenhower

      Cuba

      John y Adda Parker

      Guatemala

      Emil Van Daalen

      Puerto Rico

      Olaf Olson

      Colombia

      Don Burt

      Costa Rica

      Gladys Wilson

      El Salvador

      Hazel Burford

      Panamá

      Louise Stubbs

      Chile

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      BARBADOS

      BELICE

      BOLIVIA

      BRASIL

      CHILE

      COLOMBIA

      COSTA RICA

      CUBA

      REPÚBLICA DOMINICANA

      EL SALVADOR

      GUATEMALA

      HAITÍ

      JAMAICA

      MÉXICO

      NICARAGUA

      PANAMÁ

      PUERTO RICO

      URUGUAY

      [Fotografía en la página 444]

      Algunos repartidores distribuyeron muchas cajas de publicaciones; los amos de casa recibieron numerosos sermones bíblicos en cada libro

      [Fotografía en la página 445]

      Armando Menazzi (delante, en el centro) y un feliz grupo de hermanos que le acompañaron en una gira de predicación en su “casa de precursores sobre ruedas”

      [Fotografía en la página 445]

      Arthur Willis, Ted Sewell y Bill Newlands llevaron el mensaje del Reino al interior de Australia

      [Fotografía en la página 447]

      Cuando Frank Dewar (que aparece aquí junto a su esposa y sus dos hijas) llegó a Tailandia en 1936 era el único precursor; en 1992 todavía era precursor especial

      [Fotografía en la página 447]

      Chomchai Inthaphan, empleó sus dotes de traductora para hacer llegar al pueblo tai las buenas nuevas que contiene la Biblia

      [Fotografía en la página 448]

      En Alemania, los testigos de Jehová dieron amplia difusión a esta carta abierta en 1937, aunque su adoración estaba oficialmente proscrita

      [Fotografía en la página 449]

      La familia de Franz e Hilda Kusserow, todos fieles testigos de Jehová, aunque toda la familia (salvo un hijo que había muerto en un accidente) estuvo encerrada en campos de concentración, prisiones o reformatorios a causa de su fe

      [Fotografías en la página 450]

      Hermanos austriacos y alemanes que arriesgaron la vida para reproducir o distribuir valiosa información para estudio bíblico, tal como la que aparece en el fondo

      Therese Schreiber

      Peter Gölles

      Elfriede Löhr

      Albert Wandres

      August Kraft

      Ilse Unterdörfer

      [Fotografía en la página 454]

      Grupo de Testigos en una asamblea de Shanghai (China) en 1936; nueve de ellos se bautizaron en aquella ocasión

      [Fotografía en la página 456]

      Pese a estar proscrita su adoración, estos Testigos celebraron una asamblea en Hargrave Park, cerca de Sydney (Australia) en 1941

      [Fotografía en la página 458]

      Testigos cubanos en una asamblea celebrada en Cienfuegos en 1939

      [Fotografía en la página 459]

      N. H. Knorr (a la izquierda) en la asamblea de São Paulo de 1945, junto a Erich Kattner, quien le sirvió de intérprete

  • Testigos hasta la parte más distante de la Tierra
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 22

      Parte 4: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

      Aún no había terminado la II Guerra Mundial, cuando los testigos de Jehová hicieron planes para aumentar su actividad en la posguerra. El informe de las páginas 462 a 501 revela detalles fascinantes de lo que ocurrió de 1945 a 1975, período en que crecieron en número, llegaron a muchos más países y predicaron y enseñaron la Palabra de Dios de forma más concienzuda que nunca antes.

      EL MENSAJE del Reino ya había llegado de una forma u otra a la mayoría de las islas de las Antillas para 1945. Pero se tenía que predicar más cabalmente. Los misioneros preparados en la Escuela de Galaad desempeñarían un papel importante en esta labor.

      Los misioneros intensifican la predicación en las Antillas

      Para 1960 estos misioneros habían servido en veintisiete islas o archipiélagos del Caribe. En la mitad de estos lugares no había ninguna congregación de testigos de Jehová cuando llegaron los misioneros. Estos empezaron a conducir estudios bíblicos en los hogares de los que manifestaron interés, y organizaron reuniones regulares. Donde ya había congregaciones dieron instrucción valiosa a los publicadores del lugar. El resultado fue una mejora en la calidad de las reuniones y una mayor eficacia en el ministerio.

      En Trinidad, los primeros Estudiantes de la Biblia habían estado predicando desde antes de la I Guerra Mundial, pero con la llegada de los misioneros de Galaad en 1946 se dio un gran impulso a la obra de dirigir estudios bíblicos con personas interesadas. En Jamaica se estaban predicando las buenas nuevas desde hacía casi medio siglo y ya había un millar de Testigos cuando llegó el primer misionero; pero a estos les alegró recibir ayuda para hablar con las personas que tenían más cultura y que vivían principalmente en el área suburbana de la capital. En Aruba, por otra parte, se había predicado mucho a los anglohablantes, así que los misioneros dirigieron la atención a la población nativa. Todos tenían que escuchar las buenas nuevas.

      Para dar a gente de todas las islas de esta parte de la Tierra la oportunidad de saber del Reino de Dios, en 1948 la Sociedad Watch Tower equipó una goleta de 18 metros de eslora llamada Sibia para que sirviera de hogar misional flotante. A la tripulación se le encargó llevar el mensaje del Reino a toda isla de las Antillas donde no se estuvieran predicando las buenas nuevas todavía. El capitán era Gust Maki, y le acompañaban Stanley Carter, Ronald Parkin y Arthur Worsley. Empezaron por las islas exteriores del archipiélago de las Bahamas y continuaron hacia el sudeste pasando por las Islas de Sotavento y las de Barlovento. ¿Qué efecto tuvieron sus visitas? En San Martín, un hombre de negocios les dijo: “La gente nunca hablaba de la Biblia, pero desde que ustedes llegaron todo el mundo habla de la Biblia”. Más adelante reemplazaron el Sibia por una embarcación mayor, la Light (Luz). También hubo cambios en la tripulación. Al cabo de diez años, estos barcos ya habían cumplido con su cometido, y proclamadores de las buenas nuevas continuaban el trabajo desde tierra.

      Se predica primero en las grandes ciudades

      En muchas zonas de América Central y del Sur, al igual que en las Antillas, había personas que ya tenían algunas publicaciones de la Sociedad Watch Tower antes de que llegaran los misioneros de la Escuela de Galaad. No obstante, se necesitaba una mejor organización a fin de llevar las buenas nuevas a todas las personas y ayudar a las que eran sinceras a ser verdaderos discípulos.

      En 1945, al concluir la segunda guerra mundial, había cientos de testigos de Jehová en Argentina y Brasil; unos tres mil en México; unas cuantas congregaciones muy pequeñas en Chile, la Guayana Holandesa (hoy Surinam), la Guayana Inglesa (hoy Guyana), Paraguay y Uruguay; y unos pocos publicadores en Colombia, Guatemala y Venezuela. Pero en Bolivia, Ecuador, El Salvador, Honduras y Nicaragua la obra de los testigos de Jehová no arraigó hasta la llegada de los misioneros preparados en la Escuela de Galaad.

      Al principio los misioneros concentraron principalmente sus esfuerzos en los núcleos de población más importantes. Es digno de mención que en el siglo primero el apóstol Pablo efectuó gran parte de su predicación en las ciudades situadas en las principales rutas de viaje de Asia Menor y Grecia. En una de las ciudades más prominentes de la antigua Grecia, Corinto, Pablo pasó dieciocho meses enseñando la Palabra de Dios. (Hech. 18:1-11.) Y en Éfeso, encrucijada de rutas de viaje y comercio del mundo antiguo, estuvo proclamando el Reino de Dios durante más de dos años. (Hech. 19:8-10; 20:31.)

      De forma similar, cuando Edward Michalec y Harold Morris, misioneros graduados de la Escuela de Galaad, llegaron a Bolivia en 1945, no buscaron el lugar que tuviera el clima más agradable. Más bien, se dirigieron a La Paz, la capital del país, situada en los Andes a una altitud de casi 3.700 metros. A los recién llegados les resulta muy fatigoso subir las empinadas calles a esta altura; por lo general el corazón les late como un pesado martillo. Pero los misioneros encontraron muchas personas a quienes les interesaba el mensaje bíblico. Con frecuencia la gente les decía: “Soy católico, apostólico y romano; pero no me gustan los curas”. En solo dos meses, los dos misioneros empezaron 41 estudios bíblicos en los hogares.

      Durante la década siguiente llegaron más misioneros y aumentó la cantidad de Testigos en el país, así que se dio atención a otras ciudades bolivianas, como Cochabamba, Oruro, Santa Cruz, Sucre, Potosí y Tarija. Más adelante se podrían atender otras ciudades más pequeñas y pueblos, así como las zonas rurales.

      También en Colombia los misioneros empezaron a organizar la predicación en la capital del país, Bogotá, en 1945, y al año siguiente la iniciaron en la ciudad costera de Barranquilla. Más tarde, dirigieron progresivamente la atención a Cartagena, Santa Marta, Cali y Medellín. Predicando primero en las ciudades principales se llegaba a más personas en menos tiempo. Con la ayuda de los que aprendían la verdad en los centros urbanos, el mensaje se transmitía enseguida a las zonas circundantes.

      Cuando en una ciudad se mostraba muy poco interés, se trasladaba a los misioneros a otros lugares. Por ejemplo, en Cuenca, ciudad ecuatoriana donde reinaba el fanatismo religioso, Carl Dochow estuvo predicando tres años a mediados de los años cincuenta sin que ni una sola persona tuviera el valor de declararse de parte de la verdad, así que fue trasladado a Machala, donde vivían personas tolerantes y libres de prejuicios. Unos diez años después, sin embargo, se dio otra oportunidad a los habitantes de Cuenca. En esta ocasión su actitud fue distinta y se vencieron los obstáculos. Para 1992, en Cuenca y sus alrededores, más de mil doscientas personas eran ya testigos de Jehová y estaban organizados en veinticinco congregaciones.

      Búsqueda paciente de personas mansas como ovejas

      Se ha necesitado mucha paciencia para encontrar a las personas que realmente son mansas como ovejas. A fin de localizarlas en Surinam, los testigos de Jehová han predicado a amerindios, chinos, indonesios, judíos, libaneses, descendientes de colonos holandeses y a tribus de la jungla compuestas de negros bush descendientes de esclavos cimarrones. Entre todos ellos se ha hallado a centenares que ansiaban conocer la verdad. Algunos han tenido que romper vínculos muy fuertes con el animismo y el espiritismo. Una de tales personas fue Paitu, un hechicero que tomó a pecho el mensaje de la Biblia y tiró al río todos sus ídolos, amuletos y pociones. (Compárese con Deuteronomio 7:25; 18:9-14; Hechos 19:19, 20.) En 1975 se dedicó a Jehová, el Dios verdadero.

      Una cantidad considerable de la población de Perú vive en pueblecitos dispersos por los Andes y por la jungla que rodea la cabecera del Amazonas. ¿Cómo se llegaría a ellos? En 1971, una familia de Testigos estadounidenses fue a Perú a visitar a su hijo, Joe Leydig, que servía allí de misionero. Cuando vieron la gran cantidad de poblados que había escondidos por los valles entre las montañas, decidieron hacer algo por estas personas. Contribuyeron para que se enviara a aquella zona un pequeño vehículo habitable al principio y luego dos más, así como motocicletas ligeras, con las que se pudieron realizar muchas expediciones para predicar en aquellas zonas remotas.

      A pesar de todo el empeño que se puso, en muchos lugares parecía que el mensaje bíblico solo interesaba a unos pocos. No es difícil imaginarse cómo se sintió el grupo de seis jóvenes misioneros que había en Barquisimeto (Venezuela) a principios de los años cincuenta cuando, después de estar todo un año predicando diligentemente, apenas vieron progreso. La mayoría de la gente, pese a ser muy amigable, estaba muy influenciada por las supersticiones y creía que era un pecado leer siquiera un texto de la Biblia. A cualquiera que mostraba interés le desanimaban pronto sus familiares o vecinos. (Mat. 13:19-21.) No obstante, los misioneros siguieron haciendo sus visitas de casa en casa confiando en que tenía que haber personas mansas como ovejas en Barquisimeto y en que Jehová las recogería al debido tiempo. Ciertamente fue conmovedor para Penny Gavette cuando, un día, una señora de cabello canoso, después de escucharla, le dijo:

      “Señorita, desde que era pequeña he esperado siempre que alguien viniera a mi puerta para explicarme lo que usted acaba de decirme. Cuando era joven limpiaba la casa del cura, y en su biblioteca él tenía una Biblia. Yo sabía que estaba prohibido leerla, pero tenía tanta curiosidad por saber la razón que, un día, con cuidado de que nadie me viera, me la llevé a casa y me puse a leerla a escondidas. Lo que leí me convenció de que la Iglesia Católica no nos había enseñado la verdad y de que, por tanto, no era la religión verdadera. No me atreví a decirle nada a nadie, pero estaba segura de que algún día vendrían a nuestra ciudad los que enseñan la religión verdadera. Cuando llegó la religión protestante, al principio creí que tenían que ser ellos, pero pronto descubrí que enseñaban muchas de las falsedades que también enseñaba la Iglesia Católica. Sin embargo, lo que usted me acaba de decir es lo que leí en aquella Biblia hace tantos años”. Aceptó entusiasmada estudiar la Biblia y llegó a ser testigo de Jehová. A pesar de la oposición de su familia, sirvió a Jehová fielmente hasta su muerte.

      Reunir a las personas mansas como ovejas en congregaciones y prepararlas para participar en el servicio de Jehová era una labor ardua. Por ejemplo, en Argentina, Rosendo Ojeda viajaba con regularidad unos 60 kilómetros desde General San Martín (Chaco) hasta el hogar de un señor interesado que se llamaba Alejandro Sozoñiuk, para conducir una reunión. El recorrido, que realizaba parte en bicicleta y parte a pie, a veces con el agua hasta las axilas, muchas veces le tomaba diez horas. Durante cinco años estuvo haciendo aquel viaje una vez al mes, y siempre se quedaba una semana para predicar en el lugar. ¿Valió la pena? Él está convencido de que sí, pues el resultado fue que se formó una congregación de felices adoradores de Jehová.

      Fomento de una educación que resulta en vida

      En México, los testigos de Jehová llevaron a cabo su obra con arreglo a las leyes que regulaban las organizaciones culturales del país. La meta de los Testigos no era simplemente celebrar reuniones en las que se pronunciaran discursos. Ellos querían que la gente fuera como aquellos bereanos de los días del apóstol Pablo que pudieron ‘examinar con cuidado las Escrituras diariamente para comprobar si las cosas que les estaban enseñando eran así’. (Hech. 17:11.) Para alcanzar este objetivo, en México, al igual que en muchos países más, a menudo se ha tenido que dar ayuda especial a las personas que no han asistido a la escuela, pero que quieren leer por sí mismas la Palabra inspirada de Dios.

      Las clases de alfabetización que han conducido los testigos de Jehová en México han ayudado a decenas de miles de personas a aprender a leer y escribir. La Secretaría de Educación Pública de México valora mucho esta labor. En 1974 el subdirector de una de sus dependencias, la Dirección General de Educación para Adultos, escribió a La Torre del Vigía de México, asociación civil de los testigos de Jehová, una carta que decía: “Aprovecho la oportunidad de felicitarlos calurosamente [...], por la encomiable colaboración que año [tras] año viene prestando esa Asociación en beneficio de nuestro pueblo”.

      La educación que dan los Testigos prepara a las personas para vivir eternamente como súbditos del Reino de Dios y a la vez les ayuda a mejorar su vida familiar ahora. Un juez de El Salto (estado de Durango) que había celebrado varios casamientos de testigos de Jehová comentó en 1952: “Pretendemos ser muy buenos ciudadanos y patriotas pero los testigos de Jehová hacen que nos sintamos avergonzados de nosotros mismos. Ellos son un ejemplo para nosotros porque no permiten que una persona soltera sea parte de su organización si está viviendo consensualmente y no legaliza su relación. Y ustedes, católicos, casi todos llevan vidas inmorales y no legalizan sus matrimonios”.

      Este programa educativo también ayuda a las personas a vivir juntas en paz y a amarse unas a otras en lugar de odiarse y matarse. Un Testigo que empezó a predicar en Venado (estado de Guanajuato), se dio cuenta de que toda la gente iba armada con fusiles y pistolas. Enemistades ancestrales habían llevado al exterminio de familias enteras. No obstante, la educación bíblica produjo grandes cambios en aquella gente. Muchos vendieron sus fusiles para comprarse Biblias. En poco tiempo, más de ciento cincuenta personas de aquella zona se hicieron testigos de Jehová. ‘Batieron sus espadas en rejas de arado’ en sentido figurado y emprendieron las sendas de la paz. (Miq. 4:3.)

      Muchos mexicanos piadosos han tomado a pecho lo que los testigos de Jehová les han enseñado de la Palabra de Dios. Como consecuencia, los pocos miles de publicadores que había en México al terminar la II Guerra Mundial no tardaron en convertirse en 10.000, y luego aumentaron a 20.000, 40.000, 80.000 y más, a medida que los Testigos mostraban a las personas cómo aplicar el consejo de la Palabra de Dios y cómo enseñarlo a otros.

      Se reúnen en asambleas pese a circunstancias adversas

      Sin embargo, al aumentar el número de testigos de Jehová, estos vieron que en un país tras otro tenían que vencer grandes obstáculos para celebrar las asambleas en que se impartía educación cristiana. En Argentina, el gobierno las prohibió en 1950. No obstante, los hermanos obedecieron a Dios y no dejaron de predicar ni de reunirse. Se celebraron asambleas, aunque la forma de organizarlas fue más complicada.

      Por ejemplo, a finales de 1953 los hermanos Knorr y Henschel fueron a Argentina para servir en una asamblea a escala nacional. El hermano Knorr entró en el país por el oeste, mientras que el hermano Henschel empezó sus visitas por el sur. Hablaron ante diferentes grupos de personas reunidas, según el lugar, en estancias, en un huerto de árboles frutales, junto a un arroyo de montaña para después tener una comida campestre y en casas privadas. Para ir de ciertos grupos a otros tuvieron que cubrir largas distancias. Al llegar a Buenos Aires, cada uno de ellos tuvo parte en el programa en nueve diferentes puntos un día y en once casas al día siguiente. Entre los dos dirigieron la palabra a 56 grupos, con una asistencia total de 2.505 personas. Fue un itinerario agotador, pero ambos se alegraron de servir a sus hermanos de aquel modo.

      En 1955 los Testigos de Colombia alquilaron una sala de Barranquilla para una asamblea. Pero el alcalde y el gobernador intervinieron, presionados por el obispo, y se canceló el contrato. Los hermanos recibieron aviso el día antes del comienzo de la asamblea, así que decidieron celebrarla en el edificio de la sucursal de la Sociedad. Sin embargo, cuando estaba comenzando la primera sesión de la tarde entraron policías armados en el local con órdenes de disolver la reunión. Los hermanos persistieron. A la mañana siguiente apelaron al alcalde y recibieron disculpas de parte de su secretario. El último día de aquella asamblea, cuyo tema era “Reino Triunfante”, casi mil personas abarrotaron la propiedad de la Sociedad. A pesar de las circunstancias, los hermanos se fortalecieron con consejo espiritual oportuno.

      Sirven donde hay mayor necesidad

      El campo era inmenso, y la necesidad de trabajadores era grande en Latinoamérica, así como en muchos otros lugares. En las asambleas que se celebraron por todo el mundo en 1957 se animó a los testigos de Jehová maduros a que pensaran en mudarse, individualmente o como familia, a zonas de mayor necesidad para hacerse residentes y efectuar su ministerio en aquellos lugares. Posteriormente se dio estímulo similar de diversos modos. Se trataba de una invitación muy parecida a la que Dios extendió al apóstol Pablo mediante una visión en la que un hombre le decía: “Pasa a Macedonia y ayúdanos”. (Hech. 16:9, 10.) ¿Cuál fue la respuesta a la invitación en tiempos modernos? Los siervos de Jehová se ofrecieron de buena gana. (Sal. 110:3.)

      Una familia que tenga niños pequeños precisa tener mucha fe para abandonar su casa, su empleo y a sus parientes y desplazarse a un ambiente completamente nuevo. El traslado posiblemente implique adaptarse a un nivel de vida muy diferente y, en algunos casos, aprender un nuevo idioma. A pesar de todo, miles de Testigos, individualmente o como familia, se han mudado a otros lugares a fin de ayudar a otras personas a que conozcan las provisiones amorosas de Jehová para tener vida eterna.

      Varios testigos de Jehová respondieron con presteza y se trasladaron a otros lugares a finales de los años cincuenta; también hubo algunos que se mudaron en los sesenta y otros en los setenta. Y el desplazamiento de Testigos a zonas de más necesidad continúa hasta el día de hoy.

      ¿De qué países procedían y proceden estos hermanos? Una gran cantidad de ellos de Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda; un número también importante de Alemania, Francia y Gran Bretaña, y otros de Austria, Bélgica, la República de Corea, Dinamarca, España, Finlandia, Italia, Japón, Noruega, Suecia y Suiza, entre otros. Al aumentar el número de testigos de Jehová en Argentina, Brasil, México y otros países latinoamericanos, de estos lugares también salieron trabajadores dispuestos a servir en otros países donde hay gran necesidad de ayuda. En África, asimismo, predicadores celosos se han trasladado de un país a otro para ayudar a dar testimonio.

      ¿A qué lugares se han mudado? A países tales como Afganistán, Malaysia y Senegal, y a islas como Reunión y Santa Lucía. Unos mil Testigos se trasladaron a Irlanda, donde sirvieron por períodos de diversa duración. Una cantidad considerable fue a Islandia, pese a los largos y oscuros inviernos de ese país, y algunos se quedaron allí. Estos se convirtieron en pilares de la congregación y ayudaron con amor a los nuevos. La ayuda ha sido de gran valor sobre todo en América Central y del Sur. Más de mil Testigos se mudaron a Colombia, más de ochocientos setenta a Ecuador y más de ciento diez a El Salvador.

      Harold y Anne Zimmerman estuvieron entre los que se trasladaron. Ya habían sido misioneros, a la vez que maestros, en Etiopía. No obstante, cuando en el año 1959 ultimaban los preparativos para mudarse de Estados Unidos a Colombia a fin de difundir el mensaje del Reino en este país, estaban criando a cuatro niños de edades comprendidas entre los 5 meses y los 5 años. Primero se marchó Harold para buscar trabajo. Cuando llegó al país, las noticias locales le causaron una gran preocupación. Colombia estaba en guerra civil, aunque no declarada oficialmente, y había matanzas en el interior del país. ‘¿De veras quiero traer aquí a mi familia para vivir en estas condiciones?’, se preguntó. Trató de recordar algún ejemplo o principio de la Biblia que le sirviera de guía, y le vino a la mente el relato de los espías cobardes que regresaron al campamento israelita con un mal informe sobre la Tierra Prometida. (Núm. 13:25–14:4, 11.) Sus dudas se disiparon; ¡no quería ser como ellos! Enseguida realizó las gestiones necesarias para traer a su familia. Cuando por fin encontró trabajo, sus fondos se habían reducido a solo tres dólares, pero no pasaron necesidades. La cantidad de tiempo que tuvo que dedicar a trabajar para mantener a su familia varió a lo largo de los años, pero se esforzó siempre por poner los intereses del Reino en primer lugar. Cuando llegaron a Colombia había unos mil cuatrocientos Testigos en el país. ¡Qué aumento tan increíble han presenciado desde entonces!

      Para servir donde hay más necesidad de ayuda no siempre es necesario ir a otro país. Miles de Testigos, individualmente o como familia, se han mudado a otras zonas de su propio país. Una familia del estado de Bahía (Brasil), se trasladó a la ciudad de Prado, donde no había Testigos. A pesar de las objeciones que les presentó el clero, vivieron y trabajaron en esa ciudad y en sus alrededores por tres años. Los Testigos compraron el edificio abandonado de una iglesia y lo transformaron en un Salón del Reino. Al poco tiempo ya había más de cien Testigos activos en aquella zona. Y aquello fue solo el principio.

      Un número en continuo aumento de amadores de la justicia están respondiendo en Latinoamérica a la invitación del Salmo 148: ‘¡Alaben a Jah! Alaben a Jehová desde la tierra, grupos nacionales todos’ (vv. Sl 148:1, 7-11). Para 1975 había adoradores de Jehová en todos los países latinoamericanos. El informe de ese año mostró que en México servían a Jehová 80.481 personas organizadas en 2.998 congregaciones. En América Central, otras 24.703 personas que formaban 462 congregaciones hablaban sobre la gobernación real de Jehová. Y en Sudamérica había 206.457 adoradores públicos de Jehová en 3.620 congregaciones.

      Se llega a las islas del Pacífico

      Mientras en Sudamérica se experimentaba un aumento tan rápido, los testigos de Jehová también dirigían su atención a las islas del Pacífico. Entre Australia y América hay cientos de islas dispersas, muchas de ellas de muy poca extensión. En algunas viven solo unas cuantas familias; en otras, decenas de miles de personas. A principios de los años cincuenta, la Sociedad Watch Tower no pudo enviar misioneros a muchas de estas islas debido a los prejuicios de las autoridades. Sin embargo, los habitantes de aquellas islas también tenían que oír hablar de Jehová y su Reino, lo cual está en armonía con la profecía de Isaías 42:10-13, que dice: “Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza desde la extremidad de la tierra, [...] en las islas anuncien hasta su alabanza”. Así pues, en una asamblea celebrada en Sydney (Australia) en 1951 se invitó a los precursores y a los superintendentes de circuito que estuvieran interesados en difundir el mensaje del Reino por las islas a reunirse con el hermano Knorr. En aquella ocasión unos treinta hermanos se ofrecieron para iniciar la predicación en las islas tropicales.

      Entre ellos estuvieron Tom y Rowena Kitto, quienes se marcharon enseguida a Papua, donde no había entonces ningún Testigo. Predicaron primero a los europeos de Port Moresby y poco después empezaron a reunirse por las tardes en Hanuabada, la “Aldea Grande”, con un grupo de treinta a cuarenta papúes que ansiaban conocer la verdad espiritual. Por medio de estos se supo de las reuniones en otros pueblos. Al poco tiempo la gente de Kerema envió una delegación para pedir que se condujera un estudio bíblico con ellos. Poco después llegó también un jefe de Haima suplicando: “¡Vengan, por favor, y enséñenle a mi gente acerca de la verdad!”. Así se fue propagando la verdad.

      Otra pareja, John y Ellen Hubler, fueron a Nueva Caledonia para iniciar la obra. Llegaron en 1954 con visados de turista que eran válidos solo por un mes. Pero John consiguió trabajo, y así obtuvieron una prórroga. Más adelante llegaron más Testigos, 31 en total. Al principio efectuaron su ministerio en zonas aisladas para no llamar demasiado la atención. Después empezaron a predicar en la capital, Nouméa. Se formó una congregación. En 1959, un miembro de Acción Católica obtuvo un puesto clave en el gobierno y se dejaron de renovar visados para los Testigos. Los Hublers tuvieron que marcharse. Las autoridades prohibieron las publicaciones de la Watch Tower. A pesar de todo, las buenas nuevas del Reino se habían arraigado, y los Testigos siguieron aumentando.

      Durante las visitas breves de los testigos de Jehová a Tahití muchas personas se habían interesado en la obra. Pero en 1957 no había ningún Testigo local, la obra estaba proscrita y no se permitía la entrada a los misioneros de la Watch Tower. Sin embargo, Agnes Schenck, una ciudadana de Tahití que vivía entonces en Estados Unidos, se había hecho testigo de Jehová. Agnes se enteró de que se necesitaban proclamadores del Reino en Tahití, de modo que ella, su esposo y su hijo partieron de California rumbo a la isla en mayo de 1958. Poco tiempo después otras dos familias les siguieron, aunque solo pudieron conseguir visados de turista de tres meses de validez. Al año siguiente se formó una congregación en Papeete. Y en 1960 el gobierno dio reconocimiento oficial a una asociación de testigos de Jehová formada en la isla.

      Con el fin de difundir el mensaje del Reino en Niue, dos misioneras que regresaban a su asignación se detuvieron en la isla para visitar a un familiar. El mes que pasaron en la isla fue muy productivo, pues muchas personas mostraron interés; pero cuando llegó el siguiente barco que viajaba entre las islas las hermanas tuvieron que marcharse. Poco después un fijiano llamado Seremaia Raibe consiguió un contrato de trabajo en el Departamento de Obras Públicas de Niue, y dedicó todo su tiempo libre a predicar. No obstante, la presión del clero hizo que pocos meses después le cancelaran su permiso de residencia, y en septiembre de 1961 la Asamblea Legislativa decidió no autorizar la entrada en el país a ningún otro testigo de Jehová. Con todo, las buenas nuevas se siguieron predicando en Niue. ¿Cómo? Los Testigos de la isla, a pesar de ser bastante nuevos, continuaron sirviendo a Jehová. Por otra parte, el gobierno ya había contratado a su servicio a William Lovini, un nativo de Niue que vivía en Nueva Zelanda. ¿Por qué deseaba William regresar a Niue? Porque se había hecho testigo de Jehová y quería servir donde se necesitaba su ayuda. Para 1964 ya había 34 Testigos en la isla.

      En 1973, David Wolfgramm, ciudadano de Tonga, vivía cómodamente en su casa de Nueva Zelanda con su esposa y ocho hijos. Sin embargo, los Wolfgramm lo dejaron todo y se mudaron a Tonga para promover los intereses del Reino. Una vez en el archipiélago, predicaron también en las islas más lejanas, unas treinta de las cuales están habitadas.

      Para llegar a las islas se ha invertido mucho tiempo, energías y dinero. Pero los testigos de Jehová consideran preciosa la vida de su semejante y no escatiman esfuerzos para ayudarles a beneficiarse de las provisiones amorosas de Jehová para la vida eterna en su nuevo mundo.

      Una familia australiana que había vendido su granja y se había trasladado a una isla del Pacífico explicó así cómo se sentía: “El oír a estos isleños decir que han llegado a conocer a Jehová, el oírlos llamar a nuestros hijos sus hijos, esto debido al amor que les tienen por causa de la verdad, el ver aumentar el interés en el Reino así como también la concurrencia a las reuniones, el oír a esta gente amable decir: ‘Mis hijos se casarán sólo en el Señor’, y esto después de haber estado asociada esta gente con tradiciones de muchos siglos y casamientos al estilo oriental, el verlos limpiar y arreglar sus enredos maritales, [...] el verlos estudiar al mismo tiempo que cuidan su ganado al lado del camino, después de labor agotadora en los arrozales, el saber que en la bodega local y en otros sitios hablan acerca del mal de la idolatría, de la belleza del nombre de Jehová, el que los llame hermano y hermana una anciana madre india y pida acompañarlos para decirle a la gente acerca del Dios verdadero [...]. Todo esto en conjunto suma a una recompensa inapreciable por haber dado el paso que dimos cuando contestamos la llamada de Oceanía”.

      Sin embargo, estos habitantes del Pacífico no eran los únicos que estaban recibiendo atención. A partir de 1964, algunos precursores filipinos de experiencia recibieron la asignación de ir a ayudar a misioneros celosos que ya estaban sirviendo en la República de Corea, Hong Kong, Indonesia, Laos, Malaysia, Tailandia, Taiwan y Vietnam.

      Hacen frente a la presión de la familia y de la comunidad

      La familia y la comunidad no siempre consideran que el que uno de sus miembros se haga testigo de Jehová sea un asunto de decisión personal. (Mat. 10:34-36; 1 Ped. 4:4.)

      La mayoría de los que se han hecho testigos de Jehová en Hong Kong son jóvenes. Estos jóvenes han soportado una tremenda presión en un sistema que da prioridad a la educación superior y a los empleos bien remunerados. Los padres ven a sus hijos como una inversión que les garantiza una vida cómoda en sus últimos años. Por esta razón, cuando los padres de un joven de Kwun Tong se dieron cuenta de que el que su hijo estudiara la Biblia, asistiera a las reuniones y saliera a predicar iban a ser obstáculos para ganar dinero, se le opusieron enconadamente. En cierta ocasión su padre salió corriendo detrás de él con una cuchilla de carnicero; su madre le escupió en público. Durante meses fue objeto de maltrato verbal casi sin interrupción. En una ocasión preguntó a sus padres: “¿No me criaron por amor?”. La respuesta de ellos fue: “¡No, por dinero!”. El joven, no obstante, siguió poniendo su adoración a Jehová en primer lugar; aun así, cuando dejó su casa continuó también ayudando económicamente a sus padres en la medida de sus posibilidades, pues sabía que de este modo estaría complaciendo a Jehová. (Mat. 15:3-9; 19:19.)

      En comunidades muy unidas, no es solo la familia inmediata la que suele presentar fuerte oposición. Un ejemplo de ello es la experiencia de Fuaiupolu Pele, de Samoa Occidental. Para los samoanos era inconcebible que uno de ellos rechazara las costumbres y la religión de sus antepasados; así pues, Pele sabía que le iban a pedir cuentas. Estudió mucho y oró intensamente a Jehová. El jefe principal de la familia lo citó para una reunión en Faleasiu, y al llegar se encontró con seis jefes, tres oradores, diez pastores, dos maestros de teología, el jefe principal que presidía y hombres y mujeres de edad avanzada de la familia. Entre todos maldijeron y condenaron a Pele y a otro miembro de la familia que se interesaba en el mensaje de los testigos de Jehová. Comenzó un debate que se prolongó hasta las 4.00 de la madrugada. A algunos de los presentes les irritó el que Pele utilizara la Biblia, y le gritaron: “¡Pon a un lado esa Biblia! ¡Deja esa Biblia!”. Pero finalmente el jefe principal dijo con voz débil: “Ganaste, Pele”. Él contestó: “Perdóneme, señor, pero yo no gané. Esta noche ustedes han oído el mensaje del Reino. Mi esperanza sincera es que le presten atención”.

      Cuando el clero presenta oposición fuerte

      Los misioneros de la cristiandad habían llegado a las islas del Pacífico en el siglo XIX. Su llegada había sido tranquila en muchos lugares, pero en otros había estado respaldada por fuerzas militares. En algunas zonas se habían repartido las islas entre sí mediante un “pacto de caballeros”. Pero había habido también guerras religiosas, en las que católicos y protestantes habían luchado por ganar el control. Estos “pastores” religiosos, los clérigos, se valieron de todo medio a su alcance para mantener a los testigos de Jehová fuera de lo que consideraban sus dominios. A veces presionaban a los funcionarios para que expulsaran a los Testigos de ciertas islas. Otras veces se tomaban la justicia por su mano.

      En la aldea de Vunabal, situada en la isla de Nueva Bretaña, un grupo de la tribu sulka estaba muy interesado en la verdad bíblica. Un domingo de 1959 John Davison estaba conduciendo un estudio bíblico con ellos cuando un grupo de católicos dirigidos por un catequista entró en tropel en la casa e interrumpió el estudio con sus gritos e insultos. El hermano los denunció a la policía de Kokopo.

      En lugar de abandonar a las ovejas, los Testigos regresaron a la semana siguiente para seguir ayudando espiritualmente a las personas apreciativas de Vunabal. Allí estaba también el sacerdote católico, a pesar de que la gente del pueblo no lo había invitado, junto con cientos de feligreses suyos de otra tribu. Instigados por el sacerdote, los católicos maldijeron a los Testigos, les escupieron, los amenazaron con el puño y destrozaron las Biblias de los aldeanos, mientras el sacerdote se quedaba de brazos cruzados y sonriendo. Los policías que trataban de controlar la situación estaban conmocionados. Muchos de los aldeanos también se asustaron. No obstante, al menos uno de los aldeanos tuvo el valor de declararse a favor de lo que sabía que era la verdad. Otros centenares de personas de esa isla han hecho lo mismo desde entonces.

      Sin embargo, no todos los maestros religiosos fueron hostiles con los testigos de Jehová. Shem Irofa’alu, que vivía en las Islas Salomón, se sentía responsable ante los que lo consideraban su guía religioso. Cuando leyó el libro de la Sociedad Watch Tower titulado De paraíso perdido a paraíso recobrado, se dio cuenta de que lo habían engañado. Tanto él como los maestros religiosos que estaban bajo su jurisdicción escucharon conversaciones de los Testigos con otras personas, hicieron preguntas y buscaron los textos en la Biblia. Poco después concordaron en hacerse testigos de Jehová, así que convirtieron las iglesias de sus veintiocho aldeas en Salones del Reino.

      Un torrente de aguas de la verdad en África

      Particularmente a principios de la década de los veinte se puso gran empeño en que gente de todo el continente africano tuviera la oportunidad de conocer a Jehová, el Dios verdadero, y beneficiarse de sus provisiones amorosas. Al terminar la segunda guerra mundial había testigos de Jehová activos en catorce países africanos. El mensaje del Reino había llegado a otros catorce, pero en ninguno de ellos había Testigos que informaran su actividad en 1945. Durante los treinta años siguientes, hasta 1975, las buenas nuevas se predicaron en otros diecinueve países africanos. En casi todos estos países, así como en las islas circundantes, se empezaron a formar congregaciones: unas cuantas en algunos países, más de mil en Zambia y casi dos mil en Nigeria. ¿Cómo aconteció todo esto?

      El mensaje del Reino avanzó como un torrente de agua impetuoso. Por lo general el agua discurre por el cauce de un río, aunque a veces se desborde, inundando el terreno cercano; y si algún obstáculo se interpone en su trayectoria, cambia de curso o se acumula hasta rebasar con gran presión el obstáculo.

      Por medio de los cauces establecidos en su organización, la Sociedad Watch Tower asignó a ministros de tiempo completo —precursores, precursores especiales y misioneros— a países en los que se había predicado poco o no se había predicado. Allá donde fueron, estos ministros invitaron a la gente a ‘tomar gratis el agua de la vida’. (Rev. 22:17.) En el norte de África, por ejemplo, cuatro precursores especiales franceses extendieron tal invitación a los habitantes de Argelia en 1952. Al poco tiempo, una adivina aceptó la verdad, entendió que debía dejar su oficio para agradar a Jehová, y empezó a predicar a sus anteriores clientes. (Deu. 18:10-12.) Los precursores utilizaron con eficacia el libro “Sea Dios veraz” para ayudar a las personas sinceras a ver la diferencia entre la Santa Biblia y la tradición religiosa. El libro consiguió liberar a tantas personas de las prácticas religiosas falsas, que un sacerdote lo mostró desde el púlpito y lanzó maldiciones tanto contra el libro como contra los que lo estaban distribuyendo y los que lo estaban leyendo.

      En 1954 se expulsó a un misionero de la España católica por enseñar la Biblia sin el permiso del clero; de modo que al año siguiente él y su compañero, que era precursor, empezaron a predicar en Marruecos. Poco después se unió a ellos una familia de cinco, todos testigos de Jehová, que había sido expulsada de Túnez. En este país se había producido un gran revuelo porque una pareja judía había aceptado a Jesús como el Mesías y enseguida había empezado a difundir su nueva creencia. En 1962, algunos precursores de Ghana, situado más hacia el sur, fueron destinados a Malí. Posteriormente se pidió a precursores franceses que servían en Argelia que fueran también a Malí a ayudar. Muchos de los que después se hicieron Testigos en ese país emprendieron, a su vez, el servicio de tiempo completo. En 1966 ocho precursores especiales de Nigeria fueron asignados a Níger, un país escasamente poblado que comprende parte del desierto del Sahara. Burundi tuvo la oportunidad de escuchar el mensaje del Reino en 1963 cuando llegaron al país dos precursores especiales procedentes de Rhodesia del Norte (hoy Zambia), seguidos de cuatro misioneros preparados en la Escuela de Galaad.

      A principios de los años cincuenta había también misioneros en Etiopía. El gobierno etíope les exigió que abrieran una misión permanente y dieran instrucción escolar, lo cual hicieron. Pero ellos, además, enseñaban la Biblia, y en poco tiempo hubo un flujo constante de personas en el hogar misional, pues cada día venía gente nueva a pedir que alguien les ayudara a entender la Biblia. Durante las tres décadas que siguieron a la II Guerra Mundial, 39 países del continente africano se beneficiaron de la ayuda de aquellos misioneros de Galaad.

      Las aguas de la verdad también estaban desbordándose y llegando a lugares espiritualmente áridos mediante los testigos de Jehová que estaban en contacto con otras personas en su trabajo seglar. Un ejemplo de ello fue una pareja de Testigos egipcios que tuvieron que trasladarse a Libia en 1950 por motivos de trabajo y aprovecharon su tiempo libre para predicar celosamente. Aquel mismo año, un Testigo que era comerciante de lana se mudó, junto con su familia, de Egipto a Jartum (Sudán). Él adoptó la costumbre de predicar a los clientes antes de negociar con ellos. Uno de los primeros Testigos que hubo en Senegal (entonces parte de África Occidental Francesa), llegó al país en 1951 para trabajar de representante de una compañía. Este hermano también valoraba las responsabilidades que tenía por ser testigo del Altísimo. En 1959, un Testigo que fue por razones de trabajo a Fort Lamy (hoy N’Djamena, en el actual Chad), se valió de la oportunidad para difundir el mensaje del Reino en esa tierra. En los países limítrofes de Níger había comerciantes que eran testigos de Jehová; así pues, mientras los precursores especiales que llegaron al país desde 1966 en adelante se dedicaban a la obra, estos comerciantes también predicaban a la gente de Níger con la que negociaban. Y dos proclamadoras del Reino que acompañaron a sus esposos cuando estos fueron a trabajar a Mauritania en 1966 aprovecharon la ocasión para predicar en aquella zona.

      La gente que se sintió refrescada por “el agua de la vida” la compartió con otros. Por ejemplo, una persona que había asistido a algunas reuniones, pero que no era testigo de Jehová, se trasladó en 1947 de Camerún a Ubangui-Chari (hoy República Centroafricana). Una vez allí, se enteró de que en Bangui había un hombre que estaba muy interesado en la Biblia, de manera que tuvo la amabilidad de ponerse en contacto con la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Suiza para que le enviaran un libro a este. Cuando el hombre en cuestión, Etienne Nkounkou, lo recibió, le entusiasmó el sano alimento espiritual que contenía y empezó a leer fragmentos del libro cada semana a un grupo de personas que también estaban interesadas. Estas personas se pusieron en comunicación con la central mundial de la Sociedad. Al aumentar su conocimiento, aquel grupo de estudio se convirtió en un grupo de predicadores también. Aunque el gobierno, presionado por el clero, prohibió las publicaciones de la Watch Tower, estos nuevos Testigos siguieron predicando con la Biblia solamente. A la gente de la República Centroafricana le encanta oír hablar de la Biblia, así que para 1957, cuando se anuló la ley que prohibía algunas publicaciones de la Sociedad, ya había más de quinientos Testigos en el país.

      Surgen obstáculos

      Cuando algún obstáculo se interponía en el curso del agua que da vida, esta lo rebasaba rápidamente de algún modo. Ayité Sessi, un precursor de Dahomey (hoy Benín), empezó a predicar en Togo en 1949, pero al poco tiempo el gobierno le obligó a marcharse. No obstante, al año siguiente Akakpo Agbetor, un ex boxeador originario de Togo, regresó a su tierra natal junto con su hermano. Por ser natural del país, pudo predicar con bastante libertad e incluso celebrar reuniones. Aunque los precursores asignados a Fernando Poo (actualmente parte de Guinea Ecuatorial) alrededor de 1950 fueron expulsados poco después de su llegada debido a la intolerancia religiosa, más adelante otros Testigos consiguieron contratos de trabajo que les permitieron vivir en aquella zona. Y, por supuesto, en armonía con el mandato de Jesús, también predicaron. (Mar. 13:10.)

      En 1959, Emmanuel Mama, superintendente de circuito de Ghana, fue asignado a Alto Volta (ahora llamado Burkina Faso) por unas cuantas semanas, y pudo dar un gran testimonio en Uagadugu, la capital. Pero no vivía ningún Testigo en el país. Cuatro años después, siete Testigos originarios de Togo, Dahomey (hoy Benín) y Congo se mudaron a Uagadugu y buscaron trabajo para poder servir en esta zona. A los pocos meses se les unieron varios precursores especiales de Ghana. Sin embargo, en 1964, cuando los Testigos no llevaban allí ni siquiera un año, como consecuencia de la presión del clero sobre los funcionarios, los arrestaron, los retuvieron en prisión trece días y luego los expulsaron del país. ¿Habían servido de algo sus esfuerzos? Emmanuel Johnson, residente en el país, había aprendido dónde hallar la verdad bíblica. Continuó estudiando con los testigos de Jehová por correo y se bautizó en 1969. Sí, la obra del Reino se había establecido en un país más.

      Cuando se solicitaron los visados para que misioneros educados en Galaad pudieran servir en Costa de Marfil (ahora conocido como Côte d’Ivoire), los funcionarios franceses se negaron a concederlos. Por consiguiente, en 1950 se envió a Alfred Shooter, de Costa de Oro (hoy Ghana), a la capital de Costa de Marfil para servir de precursor. En cuanto se instaló, su esposa se reunió con él, y unos cuantos meses más tarde llegó un matrimonio de misioneros, Gabriel y Florence Paterson. Con el tiempo surgieron problemas. Un día les confiscaron las publicaciones porque no tenían la aprobación del gobierno, y los multaron. Pero los hermanos vieron luego los libros expuestos a la venta en el mercado, así que los compraron e hicieron buen uso de ellos.

      Mientras tanto, estos hermanos visitaron muchas oficinas del gobierno en un intento de obtener visados permanentes. El señor Houphouët-Boigny, quien después llegó a ser presidente de Costa de Marfil, ofreció su ayuda. “La verdad —observó— no tiene estorbos. Es como un río poderoso; si uno trata de represarlo, fluye por encima de la represa.” Cuando un sacerdote católico y un ministro metodista trataron de entrometerse, Ouezzin Coulibaly, diputado del gobierno, dijo: “Yo represento a la gente de este país. Nosotros somos la gente, y a nosotros nos gustan los testigos de Jehová y por eso queremos que se queden aquí en este país”.

      Discípulos con un buen entendimiento

      Cuando dio instrucciones de ‘hacer discípulos de gente de todas las naciones’, Jesús mandó también que los que se hicieran discípulos —los que creyeran en las enseñanzas de Cristo y las aplicaran— debían bautizarse. (Mat. 28:19, 20.) En armonía con esto, en las asambleas de circuito y de distrito periódicas de los testigos de Jehová se pueden bautizar los nuevos discípulos. El número de bautizados en alguna ocasión en particular puede ser relativamente bajo. Sin embargo, en una asamblea celebrada en Nigeria en 1970 se bautizaron 3.775 nuevos Testigos. De cualquier forma, lo importante no es la cantidad.

      En 1956 se observó que algunos que se habían bautizado en Costa de Oro no habían edificado su fe sobre un fundamento sólido, de modo que se tomaron medidas para someter a examen a los que pensaban bautizarse. Se encargó a los superintendentes de congregación de Costa de Oro la tarea de examinar personalmente a cada uno de los que querían bautizarse para comprobar que tuvieran un buen conocimiento de las verdades bíblicas básicas, que estuvieran viviendo en armonía con las normas bíblicas y que entendieran claramente cuáles son las obligaciones de un testigo de Jehová dedicado y bautizado. Con el tiempo se puso en vigor un procedimiento similar en todo el mundo. En 1967 apareció en el libro “Tu palabra es una lámpara para mi pie” un bosquejo detallado que debía utilizarse al repasar las enseñanzas bíblicas básicas con los que planeaban bautizarse. Tras años de experiencia, en 1983 se publicó una versión refinada de aquel bosquejo en el libro Organizados para efectuar nuestro ministerio.

      No obstante, ¿se tuvieron en cuenta las necesidades de las personas de educación académica limitada, o de analfabetos?

      Hacen frente al problema del analfabetismo

      En 1957 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura calculó que aproximadamente el 44% de la población mundial mayor de 15 años de edad no sabía leer ni escribir. Según informes de la época, en 42 países de África, 2 de América, 28 de Asia y 4 de Oceanía, el 75% de los adultos eran analfabetos. Sin embargo, a estos también se les tenía que dar la oportunidad de aprender la ley de Dios a fin de prepararse para ser súbditos de su Reino. Aunque muchas de estas personas tenían una mente despierta y recordaban gran parte de lo que oían, no podían leer la preciosa Palabra de Dios por sí mismas ni podían usar las publicaciones para el estudio de la Biblia.

      Durante años, algunos Testigos habían prestado ayuda personal a quienes querían aprender a leer. Sin embargo, en 1949 y 1950 se empezaron a impartir clases de alfabetización en las congregaciones de los testigos de Jehová de muchos países africanos. Por lo general se daban en los Salones del Reino, y en algunos lugares se invitaba a toda la gente del pueblo a beneficiarse del programa.

      Si en un país el gobierno patrocinaba un programa de alfabetización, los testigos de Jehová cooperaban gustosamente con este. En muchos lugares, sin embargo, los Testigos tuvieron que elaborar y usar su propio manual de instrucciones. Decenas de miles de personas, entre ellas miles de mujeres y gente mayor, han aprendido a leer y a escribir mediante estas clases de los testigos de Jehová. Gracias al modo como está concebido este curso, no solo han aprendido a leer y a escribir, sino que a la vez se han familiarizado con las verdades básicas de la Santa Palabra de Dios, lo cual ha contribuido a que estén capacitados para participar en la obra de hacer discípulos que mandó Jesús. El deseo de cumplir bien con esta comisión ha motivado a muchos a esforzarse sinceramente por aprender a leer.

      En Dahomey (hoy Benín, África occidental), un amo de casa se negó a escuchar a un Testigo nuevo porque este no sabía leer. El Testigo se resolvió en aquel momento a superar el problema. Empezó a asistir a las clases para aprender a leer y se aplicó mucho. Seis semanas más tarde, visitó al mismo amo de casa; el hombre se sorprendió tanto de escuchar a esta persona, que tan poco tiempo atrás era analfabeta, leer de la Palabra de Dios, que él también se interesó en lo que el Testigo le estaba enseñando. Algunos que han aprendido a leer y a escribir en estas clases con el tiempo hasta han enseñado en muchas congregaciones como superintendentes viajantes. Este fue el caso del nigeriano Ezekiel Ovbiagele.

      Enseñanza mediante películas y diapositivas

      Con el fin de ayudar a los interesados en la Biblia a apreciar la magnitud de la organización visible de Jehová, en 1954 se produjo una película. Este filme, La Sociedad del Nuevo Mundo en acción, también contribuyó a acabar con los prejuicios de comunidad.

      En lo que es ahora Zambia, se necesitaba a menudo un generador portátil para proyectar la película. Una lona blanca extendida entre dos árboles servía de pantalla. En la provincia de Barotse el jefe supremo vio la película junto con su familia, es decir, la familia real, y entonces quiso que la viera también el público en general. El resultado de esto fue que al anochecer del día siguiente la vieron 2.500 personas. La asistencia total a las proyecciones de la película en Zambia a lo largo de un período de diecisiete años sobrepasó el millón de personas. A la gente le encantaba la cinta. Desde la vecina Tanganica (hoy parte de Tanzania), se informó que al acabar la proyección los espectadores empezaron a gritar: “Ndaka, ndaka” (Gracias, gracias).

      A la película La Sociedad del Nuevo Mundo en acción le siguieron otras tituladas La felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo, Proclamando “buenas nuevas eternas” alrededor del mundo, Dios no puede mentir y Heritage (Herencia). Se han proyectado también programas de diapositivas con comentarios hablados sobre lo útil que es la Biblia para nuestros días, el origen pagano de las doctrinas y prácticas de la cristiandad, y el significado de las condiciones mundiales a la luz de la profecía bíblica, así como programas de diapositivas sobre los testigos de Jehová como organización, con una visita a su central mundial, las emocionantes asambleas en países donde estaban antes proscritos y un análisis de su historia moderna. Todas estas proyecciones han ayudado a las personas a darse cuenta de que Jehová tiene verdaderamente un pueblo en la Tierra y de que la Biblia es Su Palabra inspirada.

      Se identifica a las verdaderas ovejas

      En algunos países había personas que por el simple hecho de tener ciertas publicaciones de la Watch Tower afirmaban ser testigos de Jehová o usaban el nombre Watch Tower. Pero, ¿habían cambiado sus creencias y su modo de vivir para ajustarse a las normas bíblicas? Cuando recibieran instrucciones necesarias, ¿demostrarían ser auténticas ovejas que prestaran atención a la voz del Amo, Jesucristo? (Juan 10:4, 5.)

      La sucursal de la Sociedad Watch Tower en Sudáfrica recibió en 1954 una carta sorprendente de un grupo de africanos presos en el penal Baía dos Tigres, situado en el sur de Angola. El autor de la carta, João Mancoca, explicaba: “El grupo de testigos de Jehová en Angola se compone de 1.000 miembros. El líder de estos es Simão Gonçalves Toco”. ¿Quién era Toco? ¿Eran sus seguidores testigos de Jehová auténticos?

      Se hicieron planes para que John Cooke, un misionero que hablaba portugués, visitara Angola. Después de una larga entrevista con un funcionario del gobierno colonial, el hermano Cooke consiguió permiso para visitar a Mancoca. Por medio de este supo que en los años cuarenta, cuando Toco era miembro de una misión bautista del Congo Belga (hoy Zaire), había obtenido algunas publicaciones de la Watch Tower y había explicado a sus compañeros más allegados lo que había aprendido de estas. Sin embargo, el grupo recibió después la influencia de espiritistas, y finalmente Toco dejó de usar las publicaciones de la Watch Tower y la Biblia por completo. En lugar de eso, acudió por guía a médium espiritistas. El gobierno repatrió a sus seguidores a Angola y posteriormente fueron dispersados por este país.

      Mancoca, que había sido uno de los compañeros de Toco, trató de convencer a otros para que dejaran de practicar el espiritismo y se adhirieran a la Biblia. A algunos de los seguidores de Toco no les gustó su postura y presentaron cargos falsos contra él ante las autoridades portuguesas, a consecuencia de lo cual Mancoca y los que pensaban como él fueron recluidos en un penal. Desde este lugar se comunicó con la Sociedad Watch Tower y obtuvo más publicaciones bíblicas. Mancoca era un hombre humilde y espiritual que estaba profundamente interesado en colaborar con la organización mediante la cual había aprendido la verdad. Después de hablar de las verdades bíblicas con este grupo durante muchas horas, el hermano Cooke no tuvo la más mínima duda de que João Mancoca era, efectivamente, una oveja del Señor. Durante muchos años y hasta el día de hoy el hermano Mancoca lo ha demostrado en las circunstancias más difíciles.

      El hermano Cooke se entrevistó también con Toco y algunos de sus seguidores. Sin embargo, con excepción de unos cuantos, ninguno demostró tener las cualidades de oveja propias de los seguidores de Cristo. Por lo tanto, en aquel entonces no había 1.000 testigos de Jehová en Angola, sino solo unos veinticinco.

      Mientras tanto, en el Congo Belga (hoy Zaire) se había producido otro caso de confusión de identidad con un movimiento político-religioso llamado Kitawala que a veces utilizaba también el nombre Watch Tower. En las casas de algunos de sus miembros se encontraron publicaciones de los testigos de Jehová que habían obtenido por correo. Pero las creencias y prácticas del Kitawala (entre ellas el racismo, las actividades subversivas con el fin de provocar cambios políticos y sociales y la inmoralidad sexual en el nombre de la religión) no representaban de ningún modo las de los testigos de Jehová. No obstante, se publicaron reportajes que trataban de relacionar a la Sociedad Watch Tower de los testigos de Jehová con el Kitawala.

      Los testigos de Jehová intentaron repetidas veces enviar a supervisores preparados al país, pero las autoridades belgas nunca autorizaron su entrada, para regocijo de los grupos católicos y protestantes. Desde 1949 en particular, se tomaron medidas represivas crueles contra los que estudiaban la Biblia con la ayuda de las publicaciones de la Watch Tower en el Congo Belga. Pero uno de los fieles Testigos congoleños explicó cuál fue el resultado: “Somos como un saco de maíz africano. A donde nos lleven, la Palabra se irá derramando grano a grano hasta que lleguen las lluvias; y entonces nos verán crecer por todas partes”. Y así fue en efecto, pues a pesar de lo difícil que era la situación, de 1949 a 1960 la cantidad de testigos de Jehová que informaron actividad aumentó de 48 a 1.528.

      Las autoridades se dieron cuenta poco a poco de la gran diferencia que había entre el Kitawala y los testigos de Jehová. Estos consiguieron cierta libertad para reunirse en asambleas, y miembros del gobierno a menudo hacían comentarios sobre su buena conducta y orden. Cuando había manifestaciones violentas en pro de la independencia política, la gente sabía que los testigos de Jehová no estaban implicados. En 1961, un Testigo que era un supervisor capacitado, el belga Ernest Heuse, hijo, logró entrar finalmente en el país. Con diligencia y gran esfuerzo, se pudo ayudar progresivamente a los hermanos a poner sus congregaciones y sus vidas personales en plena armonía con la Palabra de Dios. Tenían que aprender muchas cosas, y para ello se requería gran paciencia.

      El Kitawala envió a los hermanos largas listas de miembros del movimiento de varias regiones que querían que se les reconociera como testigos de Jehová, creyendo que así ganarían prestigio. El hermano Heuse decidió, por prudencia, mandar a hermanos capacitados a estas regiones para averiguar de qué clase de personas se trataba. En lugar de aceptar a grupos grandes, los hermanos condujeron estudios bíblicos con las personas individualmente.

      Con el tiempo se manifestó quiénes eran las verdaderas ovejas, los que realmente consideraban a Jesucristo su Pastor. Apareció una gran cantidad de ellas, quienes, a su vez, enseñaron a otros. A través de los años llegaron del extranjero muchos misioneros de la Watch Tower para trabajar con estas personas, impartirles un conocimiento más exacto de la Palabra de Dios y darles la preparación necesaria. Para 1975 había 17.477 testigos de Jehová en Zaire, organizados en 526 congregaciones, que predicaban y enseñaban la Palabra de Dios.

      Se liberan del poder del fetichismo

      Al oeste de Nigeria se extiende el país de Benín (antes conocido como Dahomey), cuya población está dividida en 60 etnias que hablan unos 50 idiomas y dialectos. Al igual que en gran parte de África, la religión tradicional es el animismo, que está en relación estrecha con la adoración de antepasados. En este ambiente religioso la gente vive sumida en la superstición y el temor. Muchos de los que se declaran cristianos también practican el animismo.

      De finales de los años veinte a los años cuarenta, algunos testigos de Jehová nigerianos diseminaron muchas semillas de la verdad bíblica en Dahomey en las visitas que realizaban de vez en cuando para distribuir publicaciones bíblicas. Muchas de estas semillas solo necesitaban un poco de riego para brotar y fructificar. Nouru Akintoundé, nativo de Dahomey que vivía en Nigeria, les dio la atención que requerían cuando regresó a Dahomey en 1948 para servir de precursor. A los cuatro meses, 300 personas ya habían respondido a la verdad y participaban también en el ministerio del campo. Tal respuesta fue superior a lo que se creía posible.

      Toda esta actividad levantó enseguida un revuelo no solo entre el clero de la cristiandad, sino también entre los animistas. Algún tiempo después que la secretaria del convento fetichista de Porto-Novo se interesó en la verdad, el jefe fetichista proclamó que esta moriría en siete días. No obstante, la que fue secretaria del convento dijo con firmeza: “Si es el fetiche quien ha hecho a Jehová, moriré; pero si Jehová es el Dios supremo, entonces él vencerá al fetiche”. (Compárese con Deuteronomio 4:35; Juan 17:3.) Para que se cumpliera su predicción, en la noche del sexto día el jefe fetichista realizó todo tipo de sortilegios, tras lo cual anunció que la anterior secretaria del convento había muerto. Grande fue, sin embargo, la consternación de los adoradores del fetiche cuando al día siguiente la vieron aparecer llena de vida en el mercado de Cotonou. Más tarde, un hermano alquiló un automóvil y la paseó en él por Porto-Novo para que todos vieran por sí mismos que estaba viva. A raíz de este episodio, muchos fetichistas más adoptaron una actitud firme a favor de la verdad. (Compárese con Jeremías 10:5.)

      A consecuencia de la fuerte presión religiosa, al poco tiempo se prohibieron las publicaciones de la Watch Tower en Dahomey. No obstante, los Testigos obedecieron a Jehová Dios y siguieron predicando, a menudo con la Biblia tan solo. En algunas ocasiones iban por las casas haciéndose pasar por vendedores ambulantes de toda clase de artículos. Si la conversación iba bien, dirigían la atención a la Biblia y a veces hasta sacaban de un bolsillo interior grande de su ropa una valiosa publicación bíblica.

      Cuando la policía les causaba muchos problemas en las ciudades, predicaban en las zonas rurales. (Compárese con Mateo 10:23.) Y cuando los metían en la cárcel, seguían predicando allí mismo. En 1955, los Testigos que estaban presos encontraron al menos dieciocho personas interesadas entre los reclusos y los funcionarios de prisión de Abomey.

      Diez años después del regreso del precursor dahomeyano a su tierra natal para predicar, 1.426 personas participaban en el ministerio, a pesar de que la obra estaba bajo proscripción oficial.

      Más obreros participan en la siega

      Era obvio que por toda África había muchas personas que ansiaban conocer la verdad. La mies era mucha, pero los obreros eran pocos. Por lo tanto, fue estimulador para los hermanos ver cómo el Amo de la mies, Jesucristo, respondía a sus peticiones de más obreros para ayudar en la siega espiritual. (Mat. 9:37, 38.)

      En la década de los treinta, algunos precursores viajantes habían dejado muchas publicaciones en manos de los kenianos, pero habían vuelto a visitar a muy pocos de ellos. No obstante, en 1949 Mary Whittington, junto con sus tres niños, emigró de Gran Bretaña a Nairobi, ciudad donde trabajaba su esposo. La hermana Whittington llevaba apenas un año bautizada, pero tenía espíritu de precursor. Aunque no sabía si había más Testigos en Kenia, empezó a ayudar a la gente de este enorme territorio a aprender la verdad. No se arredró ante ningún obstáculo. Hubo también otros Testigos —de Australia, Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña, Sudáfrica, Suecia y Zambia— que se trasladaron a Kenia para dar a conocer la esperanza del Reino.

      Además, se envió a matrimonios de misioneros para ayudar en la siega. Al principio los hombres se vieron obligados a trabajar seglarmente a fin de permanecer en el país, de manera que el tiempo del que disponían para el ministerio era limitado. Pero sus esposas estaban libres para servir de precursoras. Con el tiempo llegaron a Kenia más de cien misioneros preparados en Galaad. Poco antes de que el país alcanzara la independencia, con el consiguiente fin de la segregación impuesta por el gobierno colonial británico, los Testigos europeos estudiaron swahili y ampliaron su actividad rápidamente para llegar a los africanos nativos. La cantidad de Testigos en esta parte del campo mundial creció deprisa.

      En 1972, Botsuana también recibió ayuda en la siega espiritual cuando Testigos de Gran Bretaña, Kenia y Sudáfrica se mudaron a sus ciudades principales. Tres años después llegaron asimismo misioneros preparados en Galaad. La mayor parte de la población, sin embargo, vive dispersa en pueblos de las zonas rurales. Con el fin de llegar a estas personas, los Testigos de Sudáfrica han viajado a través de la región desértica conocida como el Kalahari. Han predicado a los jefes, los maestros y con frecuencia a grupos de diez o veinte oyentes apreciativos de comunidades aisladas. Un anciano les dijo: “¿Han venido desde tan lejos para hablarnos acerca de estas cosas? Es muy amable de su parte, muy amable”.

      “Brown el de la Biblia” había dado enérgicos discursos bíblicos en Liberia durante los años veinte, pero encontró mucha oposición. La siega espiritual no progresó realmente en el país hasta la llegada de los misioneros preparados en la Escuela de Galaad. El primero que llegó fue Harry Behannan, en 1946. En años sucesivos muchos más participaron en la siega. Algunos liberianos nativos se fueron incorporando a la obra, y para 1975 ya había más de mil alabadores de Jehová.

      “Brown el de la Biblia” había predicado aún más en Nigeria. Esta nación estaba dividida en numerosos reinos, ciudades estado y sistemas sociales y su población hablaba más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos. La religión era otro factor divisivo más. Con poco tacto, pero con poderosos argumentos bíblicos, los primeros Testigos que hubo en Nigeria denunciaron al clero y sus enseñanzas falsas. Cuando se proscribieron sus publicaciones durante la II Guerra Mundial, los hermanos siguieron predicando solo con la Biblia. La gente que amaba la verdad respondió con aprecio. Dejaron de asistir a sus iglesias y luego abandonaron la práctica de la poligamia, así como sus talismanes, los cuales habían tolerado las iglesias. En 1950, había 8.370 testigos de Jehová proclamando el Reino en Nigeria. Para 1970 esa cantidad se había multiplicado por más de diez.

      En Rhodesia del Sur (hoy conocida por Zimbabue), hubo que vencer muchos impedimentos legales para dar ayuda espiritual a los que manifestaban interés. Desde mediados de los años veinte los hermanos estaban intentando obtener reconocimiento legal. En 1932 se ordenó a los precursores sudafricanos que dejaran el país, y se les dijo arbitrariamente que no había posibilidad de apelar. De todas maneras, ellos apelaron. Hubo que responder en los tribunales a la acusación de que las publicaciones de la Watch Tower eran sediciosas. A principios de la década de los cuarenta algunos hermanos fueron encarcelados por distribuir publicaciones que hablaban de la Biblia. Hasta 1966 no se reconoció oficialmente en Zimbabue a los testigos de Jehová como organización religiosa. Por más de cuarenta años se había llevado a cabo la siega espiritual en circunstancias muy difíciles, pero trabajadores valientes habían ayudado a más de once mil personas a hacerse siervos de Jehová Dios.

      Se da testimonio a gobernantes y reyes

      Jesús sabía que sus discípulos se encontrarían con oposición en su ministerio. Les dijo que los entregarían a “tribunales locales” e incluso los llevarían ante “gobernadores y reyes”, lo cual resultaría en “un testimonio a ellos y a las naciones”. (Mat. 10:17, 18.) Los testigos de Jehová han experimentado exactamente lo que Jesús predijo y, en armonía con sus palabras, han procurado aprovechar esas ocasiones para dar testimonio.

      Algunos funcionarios se han retraído de hacer el bien a los seguidores de Cristo por temor. (Juan 12:42, 43.) Llewelyn Phillips lo comprobó personalmente en 1948, cuando se entrevistó en privado con varios funcionarios del Congo Belga para interceder a favor de los Testigos del país, a quienes se estaba persiguiendo. Explicó a estos hombres las creencias y las actividades de los testigos de Jehová. Sin embargo, durante la entrevista que tuvo con el gobernador general, este le preguntó pensativo: “Y si le ayudo, ¿qué pasará conmigo?”. Él sabía que la Iglesia Católica Romana ejercía gran influencia en aquel país.

      Al rey Sobhuza II, jefe supremo de la nación suazi, en cambio, no le preocupaba demasiado la opinión del clero. Había hablado muchas veces con los testigos de Jehová, tenía un buen número de sus publicaciones, y simpatizaba con ellos. El “Viernes Santo” de todos los años invitaba a los clérigos africanos al pueblo donde residía. Les permitía expresarse, pero también cedía la palabra a un testigo de Jehová. En 1956 el Testigo habló sobre la doctrina de la inmortalidad del alma y los títulos honoríficos de los dirigentes religiosos. Cuando concluyó, el jefe supremo preguntó a los clérigos: “¿Son ciertas estas cosas que dicen los testigos de Jehová, o son falsas? Si son falsas, expliquen por qué”. No pudieron refutar ninguna. En una ocasión el jefe incluso prorrumpió en carcajadas al ver la consternación del clero ante lo que había dicho un Testigo.

      Con frecuencia se encargaba a la policía que pidiera explicaciones a los Testigos por sus actividades. Los Testigos de la congregación de Tánger (Marruecos) viajaban con regularidad a Ceuta, puerto marítimo de la costa marroquí bajo dominio español. En 1967 la policía detuvo a unos Testigos y los sometió a un interrogatorio de dos horas durante el cual estos dieron un magnífico testimonio. En un momento dado, dos inspectores les preguntaron si los Testigos creían en la “Virgen María”. Cuando los hermanos les explicaron que los Evangelios muestran que María tuvo otros hijos después de haber dado a luz a Jesús siendo aún virgen, y que estos eran medio hermanos de Jesús, los policías se quedaron boquiabiertos y les dijeron que la Biblia no podía decir eso. Cuando los hermanos le mostraron Juan 7:3-5 a uno de los policías, este miró detenidamente el pasaje bíblico sin pronunciar una sola palabra. Entonces el otro dijo: “Denme esa Biblia. ¡Yo les explicaré el texto!”. El primer policía replicó: “No te molestes. Está más que claro”. Les hicieron muchas preguntas más, que los Testigos respondieron en un ambiente cordial. Tras este incidente, las autoridades apenas causaron molestias a los Testigos que predicaban en aquel lugar.

      Ha habido gobernantes prominentes que han llegado a conocer bien a los testigos de Jehová y su ministerio. Algunos consideran que la obra de los Testigos es de verdadero beneficio para la gente. A finales de 1959, cuando estaba próxima la independencia de Nigeria, el Dr. Nnamdi Azikiwe, el gobernador general, requirió la presencia de W. R. Brown como representante de los testigos de Jehová. Él explicó a su consejo de ministros: “Si todas las sectas religiosas fueran como los testigos de Jehová, no tendríamos asesinatos, robos, delitos, presos ni bombas atómicas. Las puertas no se cerrarían con llave día tras día”.

      En África se estaba efectuando una gran siega espiritual. En 1975, 312.754 Testigos predicaron las buenas nuevas en 44 países del continente africano. En nueve de estos países, menos de 50 personas se habían pronunciado a favor de la verdad bíblica y participaban en la evangelización. Pero los Testigos consideran preciosa la vida de toda persona. En diecinueve de los países mencionados, la cantidad de testigos de Jehová que participaban en el ministerio de casa en casa ascendió a miles. En algunas zonas se informaron aumentos espectaculares. En Angola, por ejemplo, de 1970 a 1975 el número de Testigos aumentó de 355 a 3.055. En Nigeria, en 1975 hubo 112.164 testigos de Jehová. Estos no eran simplemente personas a quienes les gustara leer las publicaciones de la Watch Tower o que asistieran de vez en cuando a las reuniones de algún Salón del Reino. Todos eran proclamadores activos del Reino de Dios.

      El Oriente produce alabadores de Jehová

      En las Filipinas, como en muchos otros lugares, la actividad de los testigos de Jehová creció rápidamente al terminar la II Guerra Mundial. Tras ser liberado de la prisión el 13 de marzo de 1945, Joseph Dos Santos se puso en contacto de inmediato con la oficina de la Sociedad Watch Tower en Nueva York. Quería obtener toda la información para el estudio de la Biblia y las instrucciones de organización que no habían llegado a los hermanos filipinos durante la guerra. Luego visitó a las congregaciones para unificarlas y fortalecerlas. Aquel mismo año se celebró una asamblea nacional en Lingayen (provincia de Pangasinán), donde se explicó cómo enseñar a las personas que tenían hambre de la verdad mediante estudios bíblicos en los hogares. Durante los años subsiguientes se coordinaron esfuerzos para traducir más información a las lenguas locales —tagalo, iloko y cebuano— y publicarla. Se estaban sentando las bases para la expansión, y esta no tardó en producirse.

      Diez años después del fin de la guerra, la cantidad de Testigos en las Filipinas había aumentado de unos 2.000 a más de 24.000. Otros veinte años más tarde ya había más de 78.000 alabadores de Jehová en el archipiélago.

      Uno de los primeros países orientales a los que se envió a misioneros de la Escuela de Galaad fue China. Harold King y Stanley Jones llegaron a Shanghai en 1947; Lew Ti Himm, en 1949. Los tres precursores alemanes que habían iniciado la obra en China en 1939 estuvieron presentes para recibirlos. En este país la mayoría de la gente era budista, por lo que resultaba difícil entablar una conversación bíblica con ellos. Dentro de sus casas tenían capillas y altares. Para ahuyentar a los malos espíritus colocaban espejos encima de las puertas. Tiras de papel rojo con dichos de buena suerte y figuras espantosas de dioses budistas adornaban las entradas. No obstante, se estaban efectuando grandes cambios en China. El gobierno comunista obligaba a todos los habitantes del país a estudiar ‘los pensamientos de Mao Tse-tung’. Al terminar la jornada laboral, tenían que asistir a largas sesiones en las que se explicaba la doctrina comunista. En este entorno, nuestros hermanos se mantenían ocupados predicando las buenas nuevas del Reino de Dios.

      Muchos de los que aceptaban estudiar con los testigos de Jehová habían tenido algún contacto previo con la Biblia mediante las iglesias de la cristiandad. Tal fue el caso de Nancy Yuen, ama de casa y miembro activo de su iglesia, que agradeció lo que los Testigos le mostraron en la Biblia. Nancy empezó enseguida a predicar celosamente de casa en casa y a conducir estudios bíblicos. Otras personas a quienes se predicó eran de genuinos antecedentes chinos y budistas y no conocían la Biblia. En 1956 se alcanzó un máximo de 57 publicadores. Sin embargo, ese mismo año metieron en la cárcel a Nancy Yuen después de haber sido arrestada seis veces por predicar. A otros hermanos también los detuvieron o los obligaron a salir del país. Stanley Jones y Harold King fueron encarcelados el 14 de octubre de 1958. Pasaron dos años antes de que los sometieran a juicio, tiempo durante el cual los interrogaron una y otra vez. Cuando por fin los juzgaron, en 1960, recibieron largas condenas de prisión. Así pues, en octubre de 1958 la actividad pública de los testigos de Jehová en China quedó interrumpida por la fuerza. Pero su predicación nunca cesó del todo. Hasta en las prisiones y los campos de trabajo había modos de dar testimonio. ¿Se continuaría la obra en este inmenso país más adelante? A su debido tiempo se sabría.

      Mientras tanto, ¿qué estaba ocurriendo en Japón? Antes de la segunda guerra mundial solo habían predicado en este país unos cien testigos de Jehová. Cuando se tomaron medidas represivas brutales contra ellos durante la guerra, muchos transigieron. Aunque unos cuantos se mantuvieron íntegros, la predicación pública organizada cesó. No obstante, la proclamación del Reino de Jehová se reactivó en el país cuando Don Haslett, misionero de Galaad, llegó a Tokio en enero de 1949. Dos meses después su esposa, Mabel, pudo reunirse con él. En el campo japonés había muchas personas que tenían hambre de la verdad. El emperador había renunciado a su divinidad. El sintoísmo, el budismo, el catolicismo y el kyodan (formado por varios grupos protestantes japoneses) habían perdido prestigio a los ojos de la gente por involucrarse en la guerra, que Japón había perdido.

      Trece misioneros de la Escuela de Galaad predicaban en Japón a finales de 1949. Tras ellos fueron llegando otros, hasta sobrepasar la cifra de ciento sesenta. Había muy pocas publicaciones para ofrecer. Algunos misioneros hablaban el japonés antiguo de Hawai, pero tuvieron que aprender el japonés actual. Los demás solo habían adquirido unas nociones del idioma, así que tuvieron que consultar constantemente sus diccionarios japonés-inglés hasta conseguir un mejor conocimiento del nuevo idioma. Las familias Ishii y Miura, que no habían abandonado su fe durante los años de la guerra, se pusieron enseguida en contacto con la organización y reanudaron su participación en el ministerio público.

      Progresivamente se abrieron hogares misionales en Kobe, Nagoya, Osaka, Yokohama, Kyoto y Sendai. De 1949 a 1957 el principal objetivo fue establecer la obra del Reino en las ciudades más importantes de la isla principal de Japón. Luego los predicadores empezaron a pasar a otras ciudades. El campo era inmenso. Era obvio que se iban a necesitar muchos ministros precursores para dar un testimonio completo en todo Japón. Cuando se recalcó esta necesidad, muchos voluntarios respondieron, y el resultado de los esfuerzos coordinados de estos ministros tan trabajadores fue extraordinario. El fruto de la primera década fue 1.390 alabadores de Jehová. Para mediados de los setenta había 33.480 celosos alabadores de Jehová por todo Japón, y la siega proseguía a un ritmo cada vez mayor.

      En 1949, el mismo año en el que Don Haslett llegó a Japón, la obra del Reino recibió también un gran impulso en la República de Corea. Durante la guerra mundial este país había estado bajo dominio japonés y los Testigos habían sido cruelmente perseguidos. Después de la guerra se formó un grupo pequeño de personas que se reunían para estudiar, pero no establecieron contacto con la organización internacional hasta que Choi Young-won vio en 1948 un artículo sobre los testigos de Jehová en el periódico del ejército estadounidense Stars and Stripes. Al año siguiente se formó una congregación de doce publicadores en Seúl. Más avanzado el año, llegaron los primeros misioneros de la Escuela de Galaad, Don y Earlene Steele. Siete meses más tarde entraron en el país otros seis misioneros.

      Estaban obteniendo resultados excelentes: un promedio de veinte estudios bíblicos cada uno y asistencias a las reuniones de hasta 336 personas. Entonces estalló la guerra de Corea. Cuando solo hacía algo más de tres meses que había llegado el último grupo de misioneros, todos fueron evacuados a Japón. Pasó más de un año antes de que Don Steele pudiera regresar a Seúl, y otro año antes de que Earlene pudiera reunirse con él. Entretanto, los hermanos coreanos se habían mantenido firmes y habían predicado con celo, aunque muchos habían perdido sus casas y vivían como refugiados. Una vez concluida la guerra, se procuró suministrar más publicaciones en coreano. La obra cobró ímpetu con la celebración de asambleas y la llegada de más misioneros. Para 1975 había 32.693 testigos de Jehová en la República de Corea —casi tantos como en Japón— y el potencial de crecimiento era magnífico, pues se conducían más de treinta y dos mil estudios bíblicos en las casas.

      ¿Cuál era la situación en Europa?

      Al terminar la II Guerra Mundial, los testigos de Jehová europeos no obtuvieron libertad total que les permitiera llevar a cabo su obra de educación bíblica sin oposición. En algunos lugares, las autoridades los respetaron por su postura firme durante la guerra. Pero en otros, los siguieron persiguiendo debido a la existencia de corrientes poderosas de nacionalismo y oposición religiosa.

      Entre los Testigos de Bélgica se hallaban algunos que habían venido de Alemania para predicar las buenas nuevas. La Gestapo los había acosado como bestias salvajes porque se negaron a apoyar el régimen nazi. Pero al terminar la guerra las autoridades belgas acusaron de ser nazis a algunos de estos mismos Testigos, los encarcelaron y luego los echaron del país. Pese a todo, la cifra de Testigos activos en el ministerio del campo en Bélgica se multiplicó por más de tres durante los cinco años que siguieron a la guerra.

      ¿Quién estaba tras la persecución en muchos casos? La Iglesia Católica Romana. Donde tenía suficiente poder, luchaba implacablemente para acabar con los testigos de Jehová.

      Como sabían que en el Occidente muchos temían al comunismo, en 1948 el clero católico de la ciudad irlandesa de Cork instigó a la gente a oponerse a los testigos de Jehová, a quienes calificaba constantemente de “diablos comunistas”. Como consecuencia, en una ocasión en la que Fred Metcalfe estaba participando en el ministerio del campo, una chusma le dio puñetazos y patadas y le esparció sus publicaciones bíblicas por la calle. Afortunadamente, un policía se presentó entonces y dispersó a la chusma. A pesar de la persecución, los Testigos perseveraron. No todos los irlandeses aprobaban la violencia. Hasta algunos que habían participado en actos violentos después lo lamentaron. La mayoría de los católicos irlandeses no habían visto nunca una Biblia. Sin embargo, con paciencia y bondad se ayudó a algunos de ellos a asirse de la verdad libertadora. (Juan 8:32.)

      Aunque en 1946 solo había unos cien Testigos en Italia, tres años después había 64 congregaciones, pequeñas pero trabajadoras. El clero católico estaba preocupado. Como no podía refutar las verdades bíblicas que los testigos de Jehová predicaban, el clero presionó al gobierno para que acabara con ellos, lo que llevó a que en 1949 se expulsara del país a los misioneros de los Testigos.

      El clero católico italiano intentó varias veces interrumpir o impedir que se celebraran las asambleas de los Testigos de Italia. En 1948 envió a varios individuos a una asamblea que se estaba celebrando en Sulmona para que la interrumpieran haciendo preguntas impertinentes. En Milán presionaron al jefe de la policía para que cancelara el permiso concedido a los Testigos para celebrar una asamblea en el Teatro dell’Arte en 1950. Y en 1951 consiguieron que la policía cancelara otro permiso, esta vez en Cerignola. Pero en 1957, cuando la policía ordenó que se suspendiera una asamblea de los Testigos en Milán, la prensa italiana protestó, y se plantearon preguntas en el Parlamento. El semanario romano Il Mondo del 30 de julio de 1957 afirmó sin ambages que se había tomado aquella medida “para satisfacer al arzobispo”, Giovanni Battista Montini, quien más adelante llegó a ser el papa Paulo VI. De todos era sabido que durante siglos la Iglesia Católica había prohibido que se distribuyera la Biblia en los idiomas que hablaba el público en general. Pero los testigos de Jehová siguieron mostrando a los católicos sinceros lo que dice esta, para que lo vieran por sí mismos. La diferencia entre la Biblia y el dogma de la Iglesia era obvia. Miles de católicos dejaron la Iglesia Católica, pese a los esfuerzos intensos del clero por evitarlo. Para 1975 había 51.248 testigos de Jehová en Italia, todos ellos evangelizadores activos, y seguían multiplicándose con rapidez.

      A partir de 1946 se fue restableciendo paulatinamente la actividad organizada de los testigos de Jehová en la España católica, y, como era de esperar, también en este país el clero presionó a las autoridades seglares para que paralizaran su obra. Les interrumpieron reuniones de congregación. Expulsaron del país a varios misioneros. Por el simple hecho de tener una Biblia o publicaciones bíblicas en su poder, arrestaban a los Testigos. Con frecuencia los retenían hasta tres días en cárceles mugrientas, los ponían en libertad y de nuevo los detenían, interrogaban y encarcelaban. Muchos cumplieron condenas de uno o más meses de prisión. Los sacerdotes instaron a las autoridades a localizar a toda persona que estuviera estudiando la Biblia con los testigos de Jehová. Aun después de aprobarse la Ley de Libertad Religiosa en 1967, los cambios se produjeron con lentitud. No obstante, cuando en 1970 finalmente se reconoció de forma oficial en España a los testigos de Jehová, su número ya superaba los once mil. Y cinco años más tarde había más de treinta mil Testigos, todos evangelizadores activos.

      ¿Qué sucedía entretanto en Portugal? También allí se ordenó a los misioneros salir del país. A instancias del clero católico, la policía registró las casas de los testigos de Jehová, confiscó sus publicaciones e interrumpió sus reuniones. En enero de 1963 el jefe de la Policía de Seguridad Pública de Caldas da Rainha incluso emitió una orden escrita que les prohibía ‘ejercer sus actividades de lectura bíblica’. Pero los Testigos no dejaron de servir a Dios. Para 1974, año en que se les reconoció oficialmente en el país, superaban la cifra de trece mil.

      En otras partes de Europa las autoridades obstaculizaron la predicación de las buenas nuevas al catalogar de actividad comercial sujeta a leyes mercantiles la distribución de publicaciones bíblicas. En varios cantones suizos se aplicaron las ordenanzas de venta ambulante a la actividad de los testigos de Jehová de distribuir publicaciones por una contribución voluntaria. Los Testigos fueron detenidos y procesados en muchas ocasiones por llevar a cabo su obra. Algunos tribunales, no obstante, dictaminaron que la actividad de los testigos de Jehová no podía considerarse propiamente venta ambulante. Esta fue la decisión del Tribunal Supremo del cantón de Vaud, por ejemplo, en 1953. Mientras tanto, en Dinamarca se intentó limitar las horas en que los Testigos podían ofrecer publicaciones, restringiéndolas al horario autorizado por las leyes para los comercios. También en esta cuestión los hermanos tuvieron que defender sus derechos en los tribunales. Pese a los obstáculos, los testigos de Jehová siguieron proclamando que el Reino de Dios es la única esperanza para la humanidad.

      Otra cuestión que afectaba a los testigos de Jehová de Europa, así como a los de otras partes de la Tierra, era su postura de neutralidad cristiana. Puesto que su conciencia cristiana no les permitía involucrarse en las luchas entre diferentes facciones de este mundo, en muchos países los encarcelaron. (Isa. 2:2-4.) Muchos jóvenes vieron así interrumpido su ministerio regular de casa en casa. No obstante, esto tuvo también un efecto positivo, pues se dio un testimonio intenso a abogados, jueces, oficiales militares y guardas de prisión. Incluso estando presos los Testigos se las arreglaban para predicar, aunque en algunas de las cárceles, como la de Santa Catalina, situada en Cádiz (España), recibían un trato brutal. Los Testigos recluidos en este lugar utilizaban parte de su tiempo para dar testimonio por correo. En Suecia, por otra parte, se dio mucha publicidad a cómo se trataban los casos relacionados con la neutralidad de los testigos de Jehová. Así pues, por muchos diferentes medios se dio a conocer a la gente que Jehová tiene testigos en la Tierra y que estos se adhieren firmemente a los principios bíblicos.

      Hubo otro factor que contribuyó a que se conociera extensamente a los Testigos, factor que, además, tuvo un efecto poderoso y fortalecedor en su evangelización.

      Asambleas que contribuyeron a dar testimonio

      Cuando los testigos de Jehová celebraron una asamblea internacional en París (Francia) en 1955, la televisión transmitió imágenes del acontecimiento a toda la nación. En 1969 se celebró cerca de París otra asamblea en la que se evidenció que el ministerio de los Testigos había producido fruto. Se bautizaron en aquella ocasión 3.619 personas, alrededor del 10% del promedio de asistencia. El popular vespertino parisiense France-Soir del 6 de agosto de 1969 dijo: “Lo que preocupa al clero de otras religiones no es el medio espectacular de distribución de publicaciones que usan los testigos de Jehová, sino, más bien, el que hagan conversos. Todo testigo de Jehová tiene la obligación de dar testimonio o proclamar su fe por medio de usar la Biblia de casa en casa”.

      Durante un período de tres semanas de aquel mismo verano de 1969 se celebraron otras cuatro grandes asambleas internacionales en las ciudades europeas de Londres, Copenhague, Roma y Núremberg. En la asamblea de Núremberg hubo 150.645 asistentes de 78 países. Además de aviones y barcos, se necesitaron unos 20.000 automóviles, 250 autobuses y 40 trenes especiales para transportar a todas aquellas personas a la asamblea.

      Las asambleas no solo fortalecieron y prepararon a los testigos de Jehová para su ministerio, sino que también permitieron que el público viera por sí mismo qué clase de personas son los testigos de Jehová. Cuando se programó una asamblea internacional en Dublín (Irlanda) en 1965, el clero ejerció una fuerte presión para que se cancelaran todos los preparativos. Pero la asamblea se celebró, y muchos dublineses alojaron a asambleístas. ¿Con qué efecto? “No se nos ha dicho la verdad acerca de ustedes —comentaron algunas amas de casa después de la asamblea—. Los sacerdotes nos han mentido, pero ahora que les conocemos, estaremos contentos de tenerles aquí otra vez.”

      Cuando la gente habla otro idioma

      En las últimas décadas los testigos de Jehová europeos se han enfrentado al desafío especial de comunicarse con gente de otras nacionalidades. Una gran cantidad de personas se ha trasladado de un país a otro en busca de empleo. Algunas ciudades europeas se han convertido en sede de importantes organismos internacionales cuyo personal no siempre habla el idioma local.

      Es cierto que en algunos lugares existe pluralidad de idiomas desde hace siglos. En la India, por ejemplo, se hablan catorce lenguas principales y alrededor de mil idiomas y dialectos minoritarios; y en Papua Nueva Guinea, más de setecientos. Pero en Luxemburgo, fue particularmente durante las pasadas décadas de los sesenta y setenta cuando los Testigos se encontraron con esta situación, al producirse una inmigración de personas de más de treinta naciones diferentes, y posteriormente de por lo menos otras setenta nacionalidades. Suecia informa que ha pasado de ser un país donde casi todo el mundo hablaba el mismo idioma a ser una sociedad donde se hablan 100 lenguas distintas. ¿Cómo han hecho frente a esta situación los testigos de Jehová?

      Al principio, frecuentemente se limitaban a tratar de averiguar cuál era el idioma del amo de casa para entonces tratar de conseguir publicaciones que este pudiera leer. En Dinamarca, se grabaron casetes para que los turcos sinceros escucharan el mensaje en su propio idioma. Suiza tenía un buen número de trabajadores italianos y españoles. El modo como Rudolf Wiederkehr ayudó a unos trabajadores extranjeros es representativo de cómo se daba tal ayuda. Él intentó dar testimonio a un italiano, pero ninguno de los dos conocía bien el idioma del otro. ¿Qué se podía hacer? Nuestro hermano le dejó una revista La Atalaya en italiano. Pese al problema del idioma, el hermano Wiederkehr regresó y comenzó un estudio bíblico con el hombre, su esposa y su hijo de 12 años. El hermano utilizaba su libro en alemán durante el estudio, pero para la familia obtuvo libros en italiano. Cuando les faltaban las palabras, se valían de ademanes. A veces el joven, que estaba aprendiendo alemán en la escuela, les servía de intérprete. Toda la familia abrazó la verdad y rápidamente empezó a darla a conocer a otras personas.

      Sin embargo, literalmente millones de trabajadores de España, Grecia, Italia, Portugal, Turquía y Yugoslavia se estaban mudando a Alemania y a otros países. A todos ellos se les podía ayudar espiritualmente de manera más eficaz en su propio idioma. Algunos Testigos de los países que acogieron a los trabajadores empezaron de inmediato a aprender los idiomas de estos. La sucursal de Alemania hasta programó clases para enseñar turco. Se invitó a Testigos de otros países que conocían un idioma en particular a trasladarse a lugares donde había una necesidad urgente de alguien que hablara esa lengua.

      Algunos trabajadores extranjeros no habían hablado nunca con los testigos de Jehová y tenían verdadera hambre espiritual. Estas personas agradecieron el esfuerzo que se hizo por ayudarlas. Se formaron muchas congregaciones de idiomas extranjeros. Andando el tiempo, algunos de estos trabajadores extranjeros regresaron a sus países de origen para proseguir el ministerio en zonas donde no se había dado todavía un testimonio completo acerca del Reino de Dios.

      Una siega abundante pese a los obstáculos

      Los testigos de Jehová utilizan los mismos métodos de predicación por toda la Tierra. En Norteamérica llevan más de un siglo evangelizando dinámicamente. Así pues, no sorprende que hayan tenido una abundante siega espiritual. En 1975 había 624.097 testigos de Jehová activos en los Estados Unidos continentales y en Canadá. Pero esto no significa que la predicación no topara con oposición en Norteamérica.

      Aunque para 1945 el gobierno canadiense había levantado la proscripción decretada contra los testigos de Jehová y sus sociedades legales, los beneficios de tal decisión no se sintieron de inmediato en la provincia de Quebec. En septiembre de 1945 chusmas de católicos atacaron a los testigos de Jehová de Châteauguay y Lachine. Detuvieron a Testigos y los acusaron de sedición porque las publicaciones que distribuían criticaban a la Iglesia Católica Romana. A otros los encarcelaron por distribuir publicaciones bíblicas que no tenían la aprobación del jefe de la policía. Para 1947 había 1.700 casos pendientes contra los Testigos en los tribunales de Quebec.

      Mientras se procuraba por todos los medios que los tribunales revisaran algunos casos de prueba, se dio instrucciones a los Testigos de que predicaran el evangelio verbalmente utilizando solo la Biblia; de ser posible, se recomendaba usar la versión católica Douay. Ministros de tiempo completo de otras partes de Canadá se ofrecieron para aprender francés y se mudaron a Quebec para participar en la difusión de la adoración verdadera en la ciudad.

      Muchos católicos sinceros invitaban a los Testigos a entrar en sus hogares y les hacían preguntas, aunque con frecuencia les decían: ‘Soy católico y no pienso cambiar’. Pero al ver por sí mismos lo que dice la Biblia, decenas de miles cambiaron por amor a la verdad y el deseo de agradar a Dios.

      También en Estados Unidos se tuvo que luchar en los tribunales para hacer constar el derecho de los testigos de Jehová a predicar públicamente y de casa en casa. De 1937 a 1953 se llevaron 59 de tales casos al Tribunal Supremo, ubicado en Washington, D.C.

      Se atienden los territorios no asignados

      El objetivo de los testigos de Jehová no es simplemente participar un poco en la predicación de las buenas nuevas, sino llevar el mensaje del Reino a cuantas personas sea posible. Con ese fin, el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová ha delegado en cada sucursal la responsabilidad de atender un sector específico del campo mundial. Cuando se forman congregaciones en el territorio de una sucursal, cada una de ellas recibe una parte de ese territorio para que predique en él. La congregación divide entonces el área en secciones que se pueden asignar a un grupo de ministros o a un solo ministro de la congregación, quienes se esfuerzan por predicar a todo amo de casa con regularidad. Pero ¿qué ocurre con las zonas que todavía no se hayan asignado a ninguna congregación?

      En 1951 se elaboró una lista de todos los condados de Estados Unidos para determinar cuáles no estaban recibiendo visitas periódicas de los testigos de Jehová. En aquel entonces, en casi el 50% de los condados o no se estaba predicando o solo se estaba cubriendo parte del territorio. Se hicieron planes para que los Testigos efectuaran su ministerio en estas zonas durante los meses estivales o en otras temporadas convenientes, con miras a formar congregaciones. Cuando no había nadie en casa, los Testigos dejaban a veces un mensaje impreso junto con alguna publicación bíblica. Conducían los estudios bíblicos por correo. Posteriormente se enviaba a precursores especiales a tales territorios para atender a las personas interesadas.

      Esta actividad no se limitó a la década de los cincuenta. En países de todo el mundo donde se predica en las ciudades principales pero todavía queda territorio sin asignar, se sigue haciendo un gran esfuerzo para llegar a la gente con la cual no se establece contacto regularmente. En los años setenta, alrededor del 20% de los habitantes de Alaska vivía en pueblos remotos. A muchos de ellos era más fácil encontrarlos en sus casas en invierno, cuando prácticamente no salen a pescar. Sin embargo, en esa época resulta peligroso volar debido a las fuertes ventiscas y a las formaciones de hielo. No obstante, los esquimales, los indios y los aleutianos tenían que recibir la oportunidad de aprender sobre la provisión de vida eterna bajo el Reino de Dios. A fin de llegar a ellos, un grupo de once Testigos voló en aviones pequeños a unos doscientos pueblos esparcidos por un área de 844.000 kilómetros cuadrados en un período de dos años. Estos viajes se financiaron con las contribuciones voluntarias de los Testigos de Alaska.

      Además de estas giras de predicación, se ha animado a Testigos maduros a pensar en mudarse a zonas de su propio país donde haya mayor necesidad de proclamadores del Reino. Miles han respondido. Entre los estadounidenses que lo han hecho figuran Eugene y Delia Shuster, que dejaron Illinois en 1958 para servir en Hope (Arkansas). Llevan en ese lugar más de tres décadas, tiempo durante el cual han localizado a personas que han mostrado interés, las han organizado en una congregación y las han ayudado a alcanzar la madurez cristiana.

      En 1957 el superintendente de circuito de Alexander B. Green animó a este y a su esposa a dejar Dayton (Ohio) e irse a servir a Misisipí. Al principio los asignaron a Jackson, y dos años después a Clarksdale. Posteriormente el hermano Green sirvió en otras cinco poblaciones. En todos estos lugares había congregaciones pequeñas que necesitaban ayuda. Se ganó el sustento trabajando de portero, jardinero, barnizador de muebles, mecánico de automóviles, etcétera. No obstante, dedicaba la mayor parte de sus energías a predicar las buenas nuevas. Ayudó a los Testigos de aquellos lugares a crecer espiritualmente, predicó junto con ellos a la gente del territorio, y en varios casos les ayudó a construir un Salón del Reino antes de trasladarse a otro lugar.

      En 1967, cuando Gerald Cain, que vivía en el oeste de Estados Unidos, se hizo Testigo, tanto él como su familia entendieron que la obra de evangelizar era muy urgente. Aun antes de que ninguno de ellos se bautizara, ya estaban pensando en servir donde más se les necesitara. Trabajaron durante cuatro años con la congregación de Needles (California), cuyo territorio abarcaba partes de tres estados del oeste de Estados Unidos. Cuando tuvieron que mudarse por razones de salud, volvieron a escoger un lugar donde se necesitaba mucha ayuda, y convirtieron parte de su casa en un Salón del Reino. Los Cain han hecho otros traslados después, pero siempre han procurado establecerse en los lugares donde podían ser de mayor ayuda en la predicación.

      Al multiplicarse el número de congregaciones, en algunas zonas ha habido gran necesidad de ancianos capacitados. Con el fin de satisfacer esta demanda, miles de ancianos se han ofrecido para desplazarse periódicamente (y a sus expensas) a congregaciones que están fuera de su comunidad. Hacen el viaje tres, cuatro, cinco o más veces a la semana para participar en las reuniones de la congregación y en el ministerio del campo, así como para pastorear el rebaño. Esto ha sucedido no solo en Estados Unidos, sino en El Salvador, España, Japón, los Países Bajos y muchos otros países. En algunos casos los ancianos y sus familias han cambiado de domicilio para satisfacer esta necesidad.

      ¿Cuáles han sido los resultados? Examine el caso de un país. Cuando en 1951 se anunció por primera vez el proyecto de trabajar en territorio no asignado, en Estados Unidos había unas tres mil congregaciones, con un promedio de 45 publicadores por congregación. Para 1975 había 7.117 congregaciones, y el promedio de Testigos activos que se asociaba con cada congregación había aumentado a casi ochenta.

      De 1945 a 1975 el testimonio que se dio acerca del nombre y el Reino de Jehová fue mucho mayor que nunca antes.

      El número de Testigos en todo el mundo había crecido de 156.299 en 1945 a 2.179.256 en 1975. Todos predicaban públicamente el Reino de Dios.

      En 1975 los testigos de Jehová estaban activos en 212 países (contados según se dividía el mapa a principios de los años noventa). En los Estados Unidos continentales y en Canadá, 624.097 Testigos efectuaban su ministerio. En Europa, sin incluir lo que entonces era la Unión Soviética, había otros 614.826. África estaba escuchando el mensaje bíblico de la verdad mediante los 312.754 Testigos que participaban en la obra en ese continente. México, Centroamérica y Sudamérica contaban con 311.641 Testigos; Asia, con 161.598; Australia y las numerosas islas de todo el planeta, con 131.707.

      Durante los treinta años anteriores a 1975, los testigos de Jehová dedicaron 4.635.265.939 horas a la predicación y enseñanza públicas. Además, dejaron 3.914.971.158 libros, folletos y revistas a personas interesadas para que comprendieran cómo beneficiarse del propósito amoroso de Jehová. En armonía con el mandato de Jesús de hacer discípulos, hicieron 1.788.147.329 revisitas, y en 1975 condujeron un promedio de 1.411.256 estudios bíblicos gratuitos en las casas con personas solas y con familias.

      Para 1975 la predicación de las buenas nuevas se había extendido a 225 países. En ese año florecían congregaciones de celosos Testigos en más de 80 países a los que para 1945 habían llegado las buenas nuevas pero todavía no había ninguna congregación. Algunos de estos lugares fueron la República de Corea, con 470 congregaciones; España, con 513; Zaire, con 526; Japón, con 787; e Italia, con 1.031.

      En el período de 1945 a 1975 la gran mayoría de los que se hicieron testigos de Jehová no se consideraban ungidos con el espíritu de Dios, con vida celestial en perspectiva. En la primavera de 1935, el 93% de los que participaban en el ministerio del campo tomó los emblemas en la Cena del Señor. (Más avanzado el año se entendió que la “gran muchedumbre” de Revelación 7:9 se componía de personas que vivirían para siempre en la Tierra.) Para 1945 la cantidad de Testigos cuya esperanza era vivir en un paraíso terrestre había aumentado hasta el punto de constituir el 86% de los predicadores de las buenas nuevas. Para 1975, menos del 0,5% de la organización mundial de los testigos de Jehová afirmaban ser cristianos ungidos por espíritu. A pesar de estar dispersos por unos 115 países en aquel tiempo, estos ungidos continuaban sirviendo como un cuerpo unido bajo Jesucristo.

      [Comentario en la página 463]

      “Desde que ustedes llegaron todo el mundo habla de la Biblia”

      [Comentario en la página 466]

      “Lo que usted me acaba de decir es lo que leí en aquella Biblia hace tantos años”

      [Comentario en la página 470]

      Miles se mudaron a lugares dentro de su propio país donde se necesitaban más Testigos

      [Comentario en la página 472]

      ‘Una recompensa inapreciable’

      [Comentario en la página 475]

      Testigos capacitados fueron enviados a países donde había una necesidad especial de ayuda

      [Comentario en la página 486]

      Con poderosos argumentos bíblicos, los primeros Testigos que hubo en Nigeria denunciaron al clero y sus enseñanzas falsas

      [Comentario en la página 497]

      Cuando les faltaban las palabras, se valían de ademanes

      [Comentario en la página 499]

      ¿Cuál era el objetivo? Llevar el mensaje del Reino a cuantas personas fuera posible

      [Mapa/Fotografía en la página 489]

      Se hizo un gran esfuerzo por llevar las buenas nuevas del Reino de Jehová a la gente de China

      Desde Chefu se enviaron miles de cartas, tratados y libros entre 1891 y 1900

      C. T. Russell discursó en Shanghai y visitó 15 ciudades y pueblos en 1912

      Entre 1912 y 1918, repartidores viajaron por la costa y el interior de China y distribuyeron muchas publicaciones

      Repartidores japoneses sirvieron aquí en 1930 y 1931

      En los años treinta se radiaron programas en chino desde Shanghai, Pekín y Tientsin; como resultado, se recibieron de muchas partes de China cartas en las que se pedían publicaciones

      Precursores australianos y europeos predicaron en Shanghai, Pekín, Tientsin, Tsingtao, Pei-tai-ho, Chefu, Weihaiwei, Cantón, Swatow, Amoy, Foochow, Hankow y Nanking durante los años treinta y cuarenta. Otros llegaron por la “ruta de Birmania” y predicaron en Pao-shan, Chungking y Chengtu. Precursores locales sirvieron en Shensi y Ningpo

      [Fotografía]

      Misioneros preparados en Galaad, como Stanley Jones (izquierda) y Harold King (derecha), sirvieron aquí de 1947 a 1958, junto con otros celosos Testigos chinos

      [Mapa]

      CHINA

      [Mapa/Fotografías en la página 462]

      El “Sibia” sirvió de hogar misional flotante en las Antillas

      G. Maki

      S. Carter

      R. Parkin

      A. Worsley

      [Mapa]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      BAHAMAS

      ISLAS DE SOTAVENTO

      ISLAS VÍRGENES (E.U.A.)

      ISLAS VÍRGENES (BRIT.)

      ISLAS DE BARLOVENTO

      [Mapa en la página 477]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      En África, las vivificantes aguas de la verdad fluyeron en muchas direcciones, rebasando fronteras nacionales

      EGIPTO

      SENEGAL

      KENIA

      SUDÁFRICA

      GHANA

      KENIA

      MALAUI

      NIGERIA

      SIERRA LEONA

      ZAMBIA

      [Fotografías en la página 464]

      A llegar a Bolivia, los misioneros Edward Michalec (izquierda) y Harold Morris (derecha) predicaron primero en La Paz

      [Fotografía en la página 465]

      El barco “El Refugio”, construido por Testigos peruanos, se utilizó para llevar el mensaje del Reino a la gente que vivía en las riberas del alto Amazonas

      [Fotografía en la página 467]

      Las clases de alfabetización que han dado los Testigos en México han hecho posible que decenas de miles de personas lean la Palabra de Dios

      [Fotografía en la página 468]

      El hermano Knorr (delante, a la derecha) se reunió con Testigos en asambleas pequeñas celebradas en estancias y en las montañas de Argentina cuando se les prohibió reunirse abiertamente

      [Fotografía en la página 469]

      Entre los miles de Testigos que se trasladaron a otros países para servir donde podrían ser más útiles estuvieron familias tales como la de Harold y Anne Zimmerman con sus cuatro niños (Colombia)

      [Fotografía en la página 471]

      Cuando se pidieron voluntarios, Tom y Rowena Kitto se trasladaron a Papua para enseñar la verdad bíblica

      [Fotografía en la página 471]

      John y Ellen Hubler, seguidos de otros 31 Testigos, se mudaron a Nueva Caledonia. Antes de que tuvieran que marcharse, se formó una congregación sólida en la isla

      [Fotografía en la página 473]

      Fuaiupolu Pele, de Samoa Occidental, se enfrentó de joven a fuerte oposición de parte de su familia y la comunidad cuando decidió hacerse testigo de Jehová

      [Fotografía en la página 474]

      Cuando Shem Irofa’alu y sus compañeros se convencieron de que lo que enseñan los testigos de Jehová es la verdad, convirtieron las iglesias de veintiocho aldeas de las Islas Salomón en Salones del Reino

      [Fotografía en la página 476]

      Para poder predicar en Etiopía a principios de los años cincuenta, se exigió a los Testigos que abrieran una misión y dieran instrucción escolar

      [Fotografía en la página 478]

      Cuando a Gabriel Paterson (abajo) lo amenazaron con expulsarlo del país, un funcionario prominente lo tranquilizó con estas palabras: ‘La verdad es como un río poderoso; si uno trata de represarlo, fluye por encima de la represa’

      [Fotografías en la página 479]

      En una asamblea celebrada en Nigeria en 1970 se bautizaron 3.775 nuevos Testigos; se tomaron medidas para verificar que todos reunían los requisitos

      [Fotografías en la página 481]

      La proyección de películas (en África y en todo el mundo) dio al público una idea de la magnitud de la organización visible de Jehová

      [Fotografía en la página 482]

      João Mancoca (que aquí aparece junto a su esposa, Mary) ha servido lealmente a Jehová por décadas en circunstancias muy difíciles

      [Fotografía en la página 483]

      En 1961, Ernest Heuse, hijo, pudo entrar en Zaire (entonces llamado Congo) junto con su familia para ayudar a dar instrucción espiritual a los que verdaderamente querían servir a Jehová

      [Fotografía en la página 485]

      Aunque solo llevaba un año bautizada y no sabía si había más Testigos en Kenia, Mary Whittington empezó a ayudar a la gente a conocer la verdad

      [Fotografía en la página 487]

      Mary Nisbet (delante, en el centro) entre sus hijos Robert y George, que fueron precursores en África oriental en los años treinta, y (detrás) su hijo William junto a su esposa, Muriel, quienes sirvieron en África oriental de 1956 a 1973

      [Fotografías en la página 488]

      En una asamblea celebrada en las Filipinas en 1945, se explicó cómo enseñar mediante estudios bíblicos en los hogares

      [Fotografías en la página 490]

      Don y Mabel Haslett, los primeros misioneros que llegaron a Japón después de la guerra, predicando por las calles

      [Fotografía en la página 491]

      Lloyd Barry (derecha) sirvió veinticinco años en Japón, primero de misionero y después de superintendente de sucursal

      [Fotografía en la página 491]

      Don y Earlene Steele, los primeros de los muchos misioneros que sirvieron en la República de Corea

      [Fotografía en la página 492]

      Años atrás, Fred Metcalfe fue atacado por chusmas en varias ocasiones mientras predicaba con la Biblia en Irlanda; pero miles de irlandeses se hicieron testigos de Jehová cuando se decidieron a escuchar

      [Fotografía en la página 493]

      Pese a la oposición del clero, hubo miles de asistentes a las asambleas organizadas por los Testigos en Italia (Roma, 1969)

      [Fotografía en la página 494]

      En tiempos de proscripción, a menudo se celebraban las reuniones de congregación a modo de comida campestre, como se muestra en esta fotografía tomada en Portugal

      [Fotografías en la página 495]

      Los Testigos encarcelados en Cádiz (España) siguieron predicando mediante cartas

      [Fotografías en la página 496]

      Las asambleas grandes permitieron que el público viera y escuchara por sí mismo qué clase de personas son los Testigos

      París (Francia), 1955

      Núremberg (Alemania), 1955

      [Fotografías en la página 498]

      Los testigos de Jehová luxemburgueses han tenido que utilizar publicaciones en cien idiomas por lo menos para comunicar las buenas nuevas a todos los habitantes de su país

  • Testigos hasta la parte más distante de la Tierra
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 22

      Parte 5: Testigos hasta la parte más distante de la Tierra

      En 1975 se tomaron decisiones importantes respecto al modo como se supervisaría la obra de los testigos de Jehová desde la central mundial. Los Testigos no sabían entonces qué campos se abrirían y recibirían un testimonio extenso antes del fin del presente sistema mundial ni cuánto más iban a predicar en países donde llevaban muchos años haciéndolo libremente. Pero querían aprovechar al máximo toda oportunidad. En las páginas 502 a 520 se relatan algunos acontecimientos interesantes de esa época.

      EN SUDAMÉRICA se han producido importantes cambios. No hace tantos años que chusmas de católicos atacaban a los testigos de Jehová en Ecuador, que los sacerdotes católicos eran prácticamente los reyes de muchos pueblos mexicanos y que en Argentina y Brasil estaban proscritos los testigos de Jehová. Pero las circunstancias han cambiado significativamente. Muchos de aquellos a quienes se enseñó a temer o a odiar a los Testigos son ahora testigos de Jehová. Otros les escuchan con gusto cuando los visitan para darles a conocer el mensaje bíblico de paz. Los testigos de Jehová son muy conocidos y respetados.

      La concurrencia elevada a sus asambleas de distrito y la conducta cristiana de los asistentes han captado la atención de la gente. En dos de tales asambleas, celebradas simultáneamente en São Paulo y Río de Janeiro (Brasil) en 1985, hubo una asistencia máxima de 249.351 personas. Más tarde se celebraron otras veintitrés asambleas para el beneficio de las personas interesadas del resto de Brasil, lo que hizo que la concurrencia total ascendiera a 389.387. Los resultados de la labor de enseñanza de la Palabra de Dios que efectuaban los testigos de Jehová en Brasil se vieron claramente cuando 4.825 personas simbolizaron su dedicación a Jehová por inmersión en agua en aquella serie de asambleas. Tan solo cinco años después, en 1990, fue necesario celebrar asambleas de distrito en 110 lugares diferentes de todo Brasil para acomodar a las 548.517 personas que asistieron. Esta vez hubo 13.448 bautizados. Centenares de miles de personas solas y familias de todo el país estaban aceptando gustosamente la enseñanza de la Palabra de Dios que les impartían los testigos de Jehová.

      ¿Y qué había sucedido en Argentina? Tras décadas de restricciones gubernamentales, los testigos de Jehová argentinos pudieron volver a reunirse libremente en asambleas de distrito en 1985. ¡Cuánto disfrutaron los 97.167 presentes en aquella primera serie de asambleas! Bajo el titular “El de los Testigos, un Reino que crece” la revista argentina de noticias Ahora se maravillaba del orden que mantuvieron los asistentes a la asamblea de Buenos Aires, la ausencia de prejuicios raciales y sociales, y la paz y el amor que reinaban entre ellos. A continuación, concluía: “Compartamos o no sus ideas y credos, toda esa multitud merece el mayor respeto”. Muchos argentinos, no obstante, fueron más allá. Empezaron a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová y fueron a las reuniones de los Salones del Reino para observar cómo ponen en práctica los principios bíblicos los Testigos. Luego estos observadores tomaron su propia decisión. Durante los siete años siguientes, decenas de miles se dedicaron a Jehová, con lo que la cantidad de Testigos argentinos aumentó en un 71%.

      La respuesta a las buenas nuevas del Reino de Dios fue todavía más extraordinaria en México. Años atrás los testigos de Jehová mexicanos habían recibido ataques frecuentes de chusmas instigadas por los curas. Pero el hecho de que los Testigos no tomaran represalias impresionó mucho a las personas sinceras. (Rom. 12:17-19.) Estas también notaron que los Testigos basaban todas sus creencias en la Biblia, la Palabra inspirada de Dios, en lugar de basarlas en tradiciones humanas. (Mat. 15:7-9; 2 Tim. 3:16, 17.) Vieron que la fe de los Testigos realmente los sostenía frente a la adversidad. Un número creciente de familias aceptó con gusto la oferta de los testigos de Jehová de estudiar la Biblia gratuitamente con ellos en sus casas. De hecho, durante 1992 el 12% de la cantidad mundial de tales estudios bíblicos se condujo en México, y un número considerable de estos se condujeron con familias grandes. El resultado fue que la cifra de testigos de Jehová en México —no solo los que asistían a sus reuniones sino los que proclamaban públicamente el Reino de Dios— aumentó de 80.481 en 1975 a 354.023 en 1992.

      En Europa también tuvieron lugar sucesos extraordinarios que contribuyeron a la difusión del mensaje del Reino.

      Acontecimientos sorprendentes en Polonia

      Aunque la obra de los testigos de Jehová había estado proscrita en Polonia de 1939 a 1945 (durante el período de la dominación nazi y la dominación soviética) y de nuevo a partir de julio de 1950 (bajo el control soviético), los testigos de Jehová polacos no habían dejado de predicar. A pesar de que en 1939 solo ascendían a 1.039, en 1950 hubo 18.116 proclamadores del Reino, quienes siguieron evangelizando con celo, pero cautelosamente. (Mat. 10:16.) Las asambleas, sin embargo, se habían celebrado de forma secreta en el campo, en graneros y en bosques. Pero a partir de 1982 el gobierno polaco les permitió celebrar asambleas pequeñas de un día en instalaciones alquiladas.

      En 1985, se pusieron a disposición de los testigos de Jehová los mayores estadios de Polonia para que celebraran cuatro asambleas grandes durante el mes de agosto. Un asambleísta que llegó de Austria en avión, se sorprendió cuando oyó por los altavoces dar la bienvenida a los testigos de Jehová que acudían a su asamblea. Un Testigo polaco de edad avanzada que estaba presente para recibir al visitante no pudo contenerse y se echó a llorar de alegría por el cambio en la actitud gubernamental que aquello indicaba. La asistencia a las asambleas fue de 94.134 personas, entre las que se hallaban grupos de dieciséis países. ¿Estaba el público en general al tanto de lo que ocurría? ¡Claro que sí! Durante las asambleas y al término de ellas, el público leyó reportajes en los principales periódicos, vio por televisión a las multitudes reunidas en las asambleas y escuchó secciones del programa por la radio nacional. A muchos les gustó lo que vieron y oyeron.

      El 12 de mayo de 1989, mientras se hacían preparativos para celebrar asambleas aún mayores en Polonia, el gobierno reconoció oficialmente a los testigos de Jehová como asociación religiosa. Tres meses después se celebraron tres asambleas internacionales —en Chorzów, Poznań y Varsovia— con una asistencia total de 166.518 personas. Contrario a lo que se esperaba, miles de Testigos de lo que entonces eran la Unión Soviética (U.R.S.S.) y Checoslovaquia consiguieron el permiso requerido para viajar y estuvieron presentes. ¿Estaba produciendo fruto la obra de los testigos de Jehová de hacer discípulos en aquellas tierras donde el Estado llevaba décadas abogando firmemente por el ateísmo? La respuesta fue obvia cuando 6.093 personas, entre ellas muchos jóvenes, se bautizaron por inmersión en agua en aquellas asambleas.

      El público vio claramente que los Testigos eran diferentes, en un sentido muy sano. En la prensa se leyeron afirmaciones como la siguiente: “Los que adoran a Jehová Dios, como ellos mismos dicen, aprecian mucho sus asambleas, que son una auténtica manifestación de su unidad. [...] En lo que se refiere a orden, apacibilidad y limpieza, los asambleístas son ejemplares” (Życie Warszawy). Hubo polacos que, en lugar de limitarse a observar a los asambleístas, decidieron estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. El resultado de que se les enseñara la Palabra de Dios fue que el número de testigos de Jehová creció en Polonia de 72.887 en 1985 a 107.876 en 1992; y durante ese último año dedicaron más de 16.800.000 horas a hablar a otras personas sobre la maravillosa esperanza que ofrecen las Escrituras.

      No obstante, Polonia no era el único país donde estaban teniendo lugar cambios excitantes.

      Se abren más puertas en Europa oriental

      Hungría reconoció legalmente a los testigos de Jehová en 1989. En 1990, solo cuatro meses después del comienzo de la demolición del muro de Berlín, la entonces República Democrática Alemana (RDA) levantó la proscripción que había decretado cuarenta años atrás contra los Testigos. Al mes siguiente, el nuevo gobierno rumano reconoció oficialmente a la Asociación Cristiana de los Testigos de Jehová de Rumania. En 1991 el Ministerio de Justicia de Moscú declaró que la Carta Constitucional de la “organización religiosa de los testigos de Jehová en la U.R.S.S.” estaba oficialmente inscrita. Aquel mismo año se declaró legal la obra de los testigos de Jehová en Bulgaria. Y durante 1992 los testigos de Jehová de Albania también fueron reconocidos legalmente.

      ¿Cómo utilizaron los testigos de Jehová su libertad recién obtenida? Un periodista preguntó a Helmut Martin, coordinador de la obra de los testigos de Jehová en la R.D.A.: “¿Van a meterse en política?”. Eso era, al fin y al cabo, lo que muchos clérigos de la cristiandad estaban haciendo. “No —respondió el hermano Martin—. Jesús dio a sus discípulos una comisión relacionada con las Escrituras, y entendemos que esa es nuestra labor principal.” (Mat. 24:14; 28:19, 20.)

      Los testigos de Jehová no estaban comenzando entonces a asumir tal responsabilidad en aquella parte del mundo. Aunque durante muchos años se habían visto obligados a llevar a cabo su actividad en circunstancias muy difíciles, en la mayoría de estos países había congregaciones (que se reunían en grupos pequeños) y se había predicado. Pero ahora se les presentaba una nueva posibilidad. Podían celebrar reuniones e invitar libremente al público a asistir a ellas. Podían predicar abiertamente de casa en casa sin temor de ser encarcelados. Había mucho trabajo por hacer en estos países cuya población total superaba los 390.000.000. Los testigos de Jehová actuaron con rapidez, pues tenían muy en cuenta que vivimos en los últimos días del presente sistema de cosas mundial.

      Aun antes de que se concediera el reconocimiento legal, algunos miembros del Cuerpo Gobernante habían visitado varios países para ver qué podían hacer para ayudar a sus hermanos cristianos. Cuando se levantaron las proscripciones, viajaron a más lugares de aquella región para ayudar a organizar la obra. En el transcurso de unos cuantos años conocieron personalmente y hablaron con Testigos de Polonia, Hungría, Rumania, Checoslovaquia, Rusia, Ucrania, Estonia y Bielorrusia.

      Se prepararon asambleas para fortalecer a los Testigos de estos países y para dar gran publicidad al mensaje del Reino de Dios. Menos de cinco meses después de levantarse la proscripción en la entonces R.D.A., se celebró una de tales asambleas en el Estadio Olympia de Berlín. Testigos de otros 64 países respondieron con gusto a la invitación de asistir. Consideraban un privilegio disfrutar de la ocasión con hermanos cristianos que se habían mantenido leales a Jehová por décadas frente a una intensa persecución.

      Tanto en 1990 como en 1991 se celebraron más asambleas por toda Europa oriental. Tras la celebración de cuatro asambleas regionales en Hungría en 1990, se hicieron planes para tener una reunión internacional en el Népstadion de Budapest en 1991. A esta asistieron 40.601 personas de 35 países. En 1990, por primera vez en más de cuarenta años, los testigos de Jehová pudieron tener asambleas públicas en Rumania. En ese año celebraron una serie de asambleas menores por toda la nación y posteriormente dos asambleas más grandes. En 1991 hubo otras ocho grandes asambleas, con una concurrencia de 34.808 personas. En 1990 se celebraron asambleas en cada una de las repúblicas que componían entonces Yugoslavia. Al año siguiente, aunque se cernía sobre el país la guerra civil, 14.684 testigos de Jehová disfrutaron de una asamblea internacional en Zagreb, la capital de Croacia. La policía se quedó pasmada al ver a croatas, montenegrinos, servios, eslovenos y otros reunidos en paz escuchando el programa.

      También en la anterior Checoslovaquia se organizaron asambleas rápidamente. A la asamblea nacional celebrada en Praga en 1990 asistieron 23.876 personas. Los administradores del estadio quedaron tan contentos con lo que vieron que ofrecieron a los Testigos las instalaciones más grandes del país para su próxima asamblea. En aquella histórica ocasión, en 1991, el Estadio Strahov de Praga se llenó con 74.587 asambleístas entusiastas. Los representantes checos y eslovacos recibieron con alegría y un efusivo aplauso el anuncio de la presentación de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras completa en sus propios idiomas, para uso tanto en el ministerio público como en el estudio personal y de congregación.

      También durante 1991, y por primera vez en la historia, los testigos de Jehová pudieron celebrar asambleas abiertamente en lugares que entonces formaban parte de la Unión Soviética. Hubo una asamblea en Tallin (Estonia), seguida de otra en Siberia. Se celebraron otras cuatro en ciudades importantes de Ucrania, y otra en Kazajstán. El total de asistentes ascendió a 74.252, y, como fruto reciente de la obra de hacer discípulos de los testigos de Jehová en estas zonas, se bautizaron 7.820 personas por inmersión en agua. Estos no tomaron este paso llevados por la emoción de estar en la asamblea. Los que iban a bautizarse habían recibido una cuidadosa preparación de meses, y en algunos casos, de años.

      ¿De dónde habían salido tantas personas? Era obvio que la obra de los testigos de Jehová no estaba simplemente en sus inicios en aquella parte de la Tierra. Ya en 1887 se habían enviado por correo publicaciones de la Watch Tower a una persona interesada de Rusia. El primer presidente de la Sociedad Watch Tower había visitado Kishinev (hoy en Moldova) en 1891. Algunos Estudiantes de la Biblia habían ido a Rusia a predicar durante los años veinte; pero había habido una fuerte resistencia oficial, y los pocos grupos que se interesaron en el mensaje bíblico eran pequeños. No obstante, la situación cambió durante la II Guerra Mundial y después de esta. Se efectuó un reajuste de las fronteras nacionales, y grandes segmentos de la población fueron trasladados. Como consecuencia, más de un millar de Testigos de habla ucraniana que vivían en lo que había sido el este de Polonia de repente se encontraron dentro de la Unión Soviética. Otros Testigos que vivían en Rumania y Checoslovaquia vieron cómo sus territorios pasaban a formar parte de la Unión Soviética. Además, los rusos que habían llegado a ser testigos de Jehová en los campos de concentración alemanes regresaron a su tierra, y llevaron consigo las buenas nuevas del Reino de Dios. Para 1946 había 4.797 Testigos activos en la Unión Soviética. A muchos de ellos los trasladó el gobierno de un lugar a otro en el transcurso de los años. Algunos fueron recluidos en campamentos para prisioneros. Dondequiera que fueron, predicaron, y crecieron en número. Incluso antes de conseguir reconocimiento oficial, ya había grupos activos desde Lviv, en el oeste, a Vladivostok, en la costa oriental de la Unión Soviética, frente a Japón.

      Ahora muchos están dispuestos a escuchar

      Cuando los Testigos celebraron asambleas en 1991 en lo que entonces era la Unión Soviética, el público tuvo la oportunidad de conocerlos más de cerca. ¿Cuál fue la reacción general? En Lviv (Ucrania), un oficial de policía dijo a un asambleísta: “Ustedes sobresalen porque enseñan a otros lo que es bueno, hablan acerca de Dios y no son violentos. Nos hemos preguntado por qué les perseguíamos antes, y hemos llegado a la conclusión de que no les habíamos escuchado y no sabíamos nada de ustedes”. Pero muchos estaban empezando a escuchar, y los testigos de Jehová querían ayudarlos.

      Para llevar a cabo eficazmente su obra en estos países, los Testigos necesitaban publicaciones bíblicas. Se hizo un gran esfuerzo por suministrarlas con rapidez. En Selters/Taunus (Alemania), los testigos de Jehová casi doblaron el tamaño de su imprenta. Unas dos semanas después de levantarse la proscripción en la anterior Alemania oriental, se enviaron 21 toneladas de publicaciones a esta zona desde la imprenta de Selters, aunque la ampliación no había concluido aún. Desde que se levantaron las proscripciones en los países de Europa oriental hasta 1992, estos diferentes países recibieron casi 9.100 toneladas de publicaciones en catorce idiomas principales desde Alemania, 633 toneladas desde Italia y otra cantidad desde Finlandia.

      Por haber estado aislados en la mayoría de los casos durante muchos años, los Testigos de algunos países también necesitaban ayuda en cuestión de superintendencia de las congregaciones y administración de la organización. Para satisfacer esta apremiante necesidad, se estableció contacto con ancianos experimentados —de Alemania, Estados Unidos, Canadá y otras partes— que, de ser posible, hablaran el idioma del país. ¿Estarían dispuestos a trasladarse a uno de estos países de Europa oriental para suministrar lo que se necesitaba? La respuesta fue realmente grata. En algunos casos se estimó conveniente también enviar a ancianos que habían recibido preparación en la Escuela de Galaad o en la Escuela de Entrenamiento Ministerial.

      En 1992 tuvo lugar una sobresaliente asamblea internacional en San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia. Unos 17.000 asambleístas procedían de 27 países diferentes aparte de Rusia. Se dio mucha publicidad a la asamblea. Entre los presentes se encontraban personas que nunca antes habían escuchado a los testigos de Jehová. Se alcanzó un máximo de 46.214 asistentes. Había representantes de toda Rusia, algunos de lugares tan lejanos como la isla de Sajalín, situada al este del país, cerca de Japón. Acudieron grupos grandes de Ucrania, Moldova y otros países que anteriormente pertenecían a la U.R.S.S. Todos ellos llevaron buenas noticias. Según los informes, las congregaciones de ciudades tales como Kiev, Moscú y San Petersburgo tenían un promedio de asistencia a las reuniones que suponía el doble o más del número de Testigos. Muchos de los que querían estudiar la Biblia con los testigos de Jehová estaban en listas de espera. Seiscientos asambleístas habían venido de Letonia, y un número aún mayor de Estonia. De una congregación de San Petersburgo, más de cien pensaban bautizarse en la asamblea. Muchos de los que manifiestan interés son jóvenes o personas cultas. Verdaderamente, en este vasto territorio que el mundo ha considerado por tiempo un baluarte del ateísmo, se está efectuando una gran siega espiritual.

      Campos blancos para la siega

      Estos cambios de actitud respecto a la libertad religiosa hicieron que otros países también levantaran las restricciones que habían impuesto a los testigos de Jehová o les concedieran el reconocimiento legal que por mucho tiempo se les había negado. Muchos de estos lugares estaban listos para que se efectuara una abundante siega espiritual en ellos. Se hallaban en las condiciones descritas por Jesús a sus discípulos con las siguientes palabras: “Alcen los ojos y miren los campos, que están blancos para la siega”. (Juan 4:35.) Examine tan solo unos cuantos lugares de África en los que existía esta situación.

      En 1969 se había declarado ilegal en Zambia el ministerio de casa en casa de los testigos de Jehová. Los Testigos zambianos, por tanto, dedicaban más tiempo a conducir estudios bíblicos con los interesados en sus casas. Otros empezaron también a buscar a los Testigos para que les instruyeran. Poco a poco fueron disminuyendo las restricciones gubernamentales, y la asistencia a las reuniones aumentó. En 1992 asistieron 365.828 personas a la Cena del Señor en Zambia, uno de cada veintitrés habitantes.

      En Zaire, situado al norte de Zambia, había también miles de personas que querían aprender lo que enseñan los testigos de Jehová sobre el vivir cristiano y el propósito de Dios para la humanidad. Cuando en 1990 las circunstancias permitieron a los Testigos volver a abrir sus Salones del Reino, en algunas zonas asistieron hasta 500 personas a las reuniones. Al cabo de dos años, los 67.917 Testigos que había en Zaire conducían 141.859 estudios bíblicos en los hogares de la gente.

      Una cantidad increíble de países estaban concediendo libertad. En 1990 el gobierno de Benín dio la oportunidad de regresar al país a los misioneros de la Watch Tower que habían sido expulsados catorce años antes, y la puerta quedó abierta para más misioneros. Aquel mismo año el ministro de Justicia de la República de Cabo Verde firmó un decreto por el que se aprobaban los estatutos de la corporación nacional Asociación de los Testigos de Jehová, concediéndoles así reconocimiento legal. Posteriormente, en 1991, se levantó la proscripción que se había impuesto a los testigos de Jehová en Mozambique (donde gobernantes anteriores los habían perseguido intensamente), en Ghana (donde habían sufrido restricciones oficiales) y en Etiopía (donde hacía treinta y cuatro años que ni se podía predicar abiertamente ni se podían celebrar asambleas). Antes de finalizar el año, Níger y el Congo también los habían reconocido legalmente. Y a principios de 1992 se levantó la proscripción o se concedió reconocimiento legal a los testigos de Jehová en Chad, Kenia, Ruanda, Togo y Angola.

      Todos estos campos estaban listos para la siega espiritual. En Angola, por ejemplo, los Testigos aumentaron rápidamente en un 31%; además, los casi 19.000 proclamadores del Reino del país estaban conduciendo casi 53.000 estudios bíblicos en las casas. Con objeto de dar la ayuda administrativa necesaria para este amplio programa de educación bíblica tanto en Angola como en Mozambique (donde hay muchos que hablan portugués), se invitó a ancianos cualificados de Portugal y Brasil a mudarse a África para continuar allí su ministerio. Varios misioneros de habla portuguesa fueron asignados al territorio recién abierto de Guinea-Bissau. Y se invitó a Testigos capacitados de Francia y otros países a ayudar a realizar la urgente obra de predicar y hacer discípulos en Benín, Chad y Togo, donde una buena parte de la población habla francés.

      Entre los lugares que han producido cosechas particularmente abundantes de alabadores de Jehová figuran países y zonas que antes eran baluartes católicos. Además de Latinoamérica, este es el caso de Francia (que informó 119.674 Testigos evangelizadores en 1992), España (donde hubo 92.282), las Filipinas (con 114.335), Irlanda (donde los Testigos aumentan a un ritmo anual de un 8 a un 10%) y Portugal.

      La revista noticiera Opção dijo respecto a una asamblea de los Testigos celebrada en Lisboa (Portugal) en 1978, y que contó con 37.567 asistentes: “Para cualquiera que haya estado en Fátima durante el tiempo de las peregrinaciones, esto en realidad es muy diferente. [...] Aquí [en la asamblea de los testigos de Jehová] desaparece el misticismo, y lo que hay es la celebración de una reunión en la cual creyentes que están en armonía consideran sus problemas, su fe y su punto de vista espiritual. La conducta de unos para con otros da la marca distintiva de una relación afectuosa”. En la década siguiente la cantidad de Testigos aumentó en Portugal casi un 70%.

      ¿Y qué se puede decir de Italia? En este país, algunos seminarios católicos se han visto obligados a cerrar sus puertas debido a una grave escasez de aspirantes al sacerdocio. Un gran número de iglesias se han quedado sin cura párroco. En muchos casos, los edificios de las iglesias se han convertido en tiendas u oficinas. Así y todo, la Iglesia ha luchado mucho por detener a los testigos de Jehová. En los pasados años ha presionado a las autoridades para que expulsen a los misioneros de los Testigos y ha pedido que la policía suspenda sus reuniones. Durante la década de los ochenta, los párrocos de algunas zonas hicieron que se pegaran rótulos en todas las puertas (incluidas las de algunos que resultaron ser testigos de Jehová), en los que se leía: “No llamar. Somos católicos”. En los periódicos aparecieron los siguientes titulares: “Grito de alarma de la Iglesia en contra de los testigos de Jehová” y “‘Guerra santa’ contra los testigos de Jehová”.

      Cuando el clero judío del siglo primero intentó silenciar a los apóstoles, Gamaliel, maestro de la Ley, dio el siguiente consejo sensato: “Si este proyecto o esta obra proviene de hombres, será derribada; pero si proviene de Dios, no podrán derribarlos”. (Hech. 5:38, 39.) ¿Cuál fue el resultado de que el clero católico del siglo XX intentara silenciar a los testigos de Jehová? La obra de los 120 Testigos que había en Italia en 1946 no se fue abajo. Al contrario: en 1992 hubo 194.013 Testigos activos en 2.462 congregaciones por todo el país. Estos han inundado Italia de su enseñanza de la Palabra de Dios. Desde 1946 han dedicado más de 550 millones de horas a hablar del Reino de Dios a los italianos. Durante las conversaciones que han tenido con ellos, los Testigos les han dejado millones de Biblias y más de 400 millones de libros, folletos y revistas que hablan de las Escrituras. Quieren asegurarse de que la población italiana reciba la oportunidad de declararse de parte de Jehová antes del Armagedón. Efectúan esta labor teniendo en cuenta lo que el apóstol Pablo escribió en 2 Corintios 10:4, 5, a saber: “Las armas de nuestro guerrear no son carnales, sino poderosas por Dios para derrumbar cosas fuertemente atrincheradas. Porque estamos derrumbando razonamientos y toda cosa encumbrada que se levanta contra el conocimiento de Dios”.

      Los testigos de Jehová no dirigen su atención solo a los anteriores baluartes católicos. Saben que Jesucristo dijo: “En todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas”. (Mar. 13:10.) Y esa es la obra que hacen los Testigos. En 1992, 12.168 Testigos hablaron a la gente de la India sobre el Reino de Dios. En la República de Corea predicaron otros 71.428. En Japón, donde el número crece de mes en mes, hubo 171.438. Los Testigos también siguieron esforzándose por llegar a países donde todavía no se había predicado, o se había predicado poco.

      A finales de la década de los setenta pudieron llevar el mensaje del Reino por primera vez a los habitantes de las islas Marquesas y la isla de Kosrae, situadas en el océano Pacífico. También llegaron a Bután, que colinda con el sur de China, y a las islas Comores, cercanas a la costa oriental africana. Durante los años ochenta llegaron por primera vez informes de la predicación de los testigos de Jehová en las islas Wallis y Futuna, así como en las islas de Nauru y de Rota, todas en el suroeste del Pacífico. Algunas de estas islas son relativamente pequeñas; pero tienen habitantes, y sus vidas son preciosas. Los testigos de Jehová tienen muy en cuenta la profecía de Jesús de que antes de que llegara el fin el mensaje del Reino se predicaría “en toda la tierra habitada”. (Mat. 24:14.)

      Se llega a la gente donde y cuando es posible

      Aunque los testigos de Jehová siguen comunicándose con la gente principalmente mediante la predicación de casa en casa, se dan cuenta de que ni siquiera con este método sistemático llegan a todas las personas. Con un sentido de urgencia, siguen buscando a la gente dondequiera que puedan hallarla. (Compárese con Juan 4:5-42; Hechos 16:13, 14.)

      Cada vez que atraca un barco en los muelles de los puertos alemanes u holandeses, aunque sea por poco tiempo, los testigos de Jehová procuran visitarlos. Predican primero al capitán y luego a la tripulación. Los hermanos llevan publicaciones bíblicas en muchos idiomas para los hombres. En los mercados de Chad (África central), se ven con frecuencia grupos de quince a veinte personas alrededor de un testigo de Jehová que les habla de la esperanza del Reino de Dios. Los Testigos de Auckland (Nueva Zelanda) se turnan para hablar a los vendedores y a los miles de compradores que acuden los sábados por la mañana a los mercados de baratijas y objetos usados. En Guayaquil (Ecuador), los Testigos ofrecen un folleto conveniente o La Atalaya y ¡Despertad! a las personas que pasan por los terminales de autobús, muchas de ellas procedentes de puntos distantes del país. Los trabajadores nocturnos de los mercados de comestibles que están abiertos las veinticuatro horas en la ciudad de Nueva York reciben visitas de los Testigos en su trabajo, pues a ellos también se les ha de dar la oportunidad de escuchar las buenas nuevas.

      Cuando viajan en avión, tren, autobús o ferrocarril subterráneo, muchos testigos de Jehová comunican las preciosas verdades bíblicas a otros pasajeros. Durante el descanso para el almuerzo en el trabajo o en la escuela, y también cuando vienen vendedores a sus puertas, se valen de la ocasión para dar testimonio. Saben que muchas de estas personas quizás no estén en su casa cuando los Testigos hacen sus visitas regulares.

      Aunque predican a otros, no se olvidan tampoco de su familia inmediata ni de otros parientes. Ahora bien, cuando la Testigo argentina María Caamano trató de explicar a sus familiares lo emocionada que estaba por lo que había aprendido de la Biblia, estos, o se burlaron de ella, o se mostraron indiferentes. En lugar de darse por vencida, la hermana hizo un viaje de 1.900 kilómetros para predicar a otros familiares suyos, y algunos respondieron. Poco a poco, otros también escucharon. Hoy en día, más de ochenta adultos y más de cuarenta niños de su familia han abrazado las verdades bíblicas y las están transmitiendo a otros.

      Con el fin de ayudar a sus parientes, Michael Regan regresó a su ciudad natal, Boyle, situada en el condado irlandés de Roscommon. Les predicó a todos. A su sobrina le impresionó la jovialidad y el modo de vida sano de los hijos de Michael. Su esposo y ella aceptaron un estudio bíblico enseguida. Cuando se bautizaron, el padre de ella le prohibió ir a la casa de la familia. No obstante, su postura se ablandó gradualmente y al final aceptó algunas publicaciones con la intención de desenmascarar las “falsedades” de los Testigos. Pero no tardó en darse cuenta de que lo que estaba leyendo era la verdad, y con el tiempo se bautizó. En la actualidad se asocian con la congregación más de veinte miembros de la familia, la mayoría de los cuales ya se han bautizado.

      ¿Y los presos? ¿Podrían beneficiarse ellos del mensaje del Reino de Dios? Los testigos de Jehová no los pasan por alto. En una penitenciaría norteamericana en la que había reclusos que estudiaban la Biblia con los testigos de Jehová y además asistían a las reuniones periódicas que estos celebraban en la prisión, se obtuvieron tan buenos resultados que la administración del establecimiento permitió que se celebraran asambleas en su recinto. A estas asistían no solo los prisioneros, sino también miles de Testigos de afuera. En otros países se está haciendo todo lo posible por predicar a hombres y mujeres que están en prisión.

      Los testigos de Jehová no creen que el estudio de la Biblia vaya a reformar a todos los presidiarios. Pero saben por experiencia que se puede ayudar a algunos, así que quieren darles la oportunidad de abrazar la esperanza del Reino de Dios.

      Intentos continuos por llegar a los corazones

      Los testigos de Jehová visitan a la gente una y otra vez. Tal como los primeros discípulos de Jesús, ‘van continuamente’ a las personas de sus territorios asignados para tratar de despertar su interés en el Reino de Dios. (Mat. 10:6, 7.) En algunos lugares solo pueden visitar a todos los amos de casa de su sector una vez al año; en otras partes los visitan varias veces al año. En el área metropolitana de Lisboa (Portugal), donde hay una proporción de un Testigo por cada 160 habitantes, los Testigos visitan a la gente casi todas las semanas. En Venezuela hay ciudades cuyo territorio se cubre con regularidad más de una vez por semana.

      La intención de los testigos de Jehová al visitar repetidas veces a la gente no es obligarla a aceptar el mensaje bíblico. Lo único que pretenden es darle la oportunidad de tomar una decisión sensata. Hoy algunas personas quizás digan que no están interesadas; pero cambios drásticos en su vida o en las condiciones mundiales las pueden hacer más receptivas en otra ocasión. Por prejuicios o simplemente por estar muy ocupados, muchos nunca han escuchado en realidad lo que enseñan los Testigos. Pero puede que presten atención si reciben visitas amistosas con frecuencia. A la gente normalmente le impresiona la honradez e integridad moral de los Testigos que viven en su vecindario o que trabajan con ellos. El resultado de esto es que, con el tiempo, algunos se han interesado lo suficiente como para averiguar de qué trata su mensaje. Tal fue el caso de una venezolana que, después de aceptar con gusto información impresa y un estudio bíblico gratuito en su casa, dijo: “Nunca antes me había explicado nadie estas cosas”.

      Los Testigos tratan de llegar con bondad al corazón de aquellos con quienes hablan. En Guadalupe, donde en 1992 hubo un Testigo por cada 57 habitantes, los amos de casa suelen decir: “No me interesa”. Eric Dodote respondía a esta objeción: “Le entiendo, y me pongo en su lugar”. Entonces añadía: “Pero, dígame, ¿le gustaría vivir en mejores condiciones que las actuales?”. Después de escuchar la respuesta del amo de casa, le mostraba en la Biblia que Dios hará que existan tales condiciones en Su nuevo mundo.

      Se cubre el territorio más minuciosamente

      En los últimos años, en algunos países se ha hecho cada vez más difícil encontrar a la gente en su hogar. Con frecuencia ambos cónyuges trabajan fuera de casa, y durante los fines de semana puede que también salgan para distraerse. En muchos países los testigos de Jehová hacen frente a esta situación dedicando más tiempo a predicar de casa en casa al anochecer. Algunos Testigos de Gran Bretaña vuelven entre las seis y las ocho de la tarde a las casas donde no encontraron a nadie antes, y otros incluso hacen tales visitas antes de las ocho de la mañana para tratar de hablar con la gente antes de que se vaya al trabajo.

      Hasta cuando las personas están en casa, puede ser muy difícil hablar con ellas sin invitación previa, debido a las estrictas medidas de seguridad adoptadas donde hay mucha delincuencia. Pero en Brasil, cuando algunas de estas personas con las que cuesta contactar van a caminar por la mañana temprano al paseo construido con tablas en la playa de Copacabana, es posible que se dirija a ellos un celoso Testigo que también ha madrugado para hablar con otros sobre cómo el Reino de Dios va a resolver los problemas de la humanidad. En París (Francia), cuando la gente regresa a sus apartamentos al anochecer, a veces se encuentran cerca de la entrada del edificio a una afable pareja de Testigos que está esperando para conversar con los vecinos que estén dispuestos a dedicar unos minutos a oír hablar sobre cómo Dios va a lograr que haya verdadera seguridad. En Honolulú, la ciudad de Nueva York y muchos otros lugares, también se está tratando de establecer comunicación por teléfono con los residentes de los edificios de alta seguridad.

      Aun si consiguen hablar con alguien en cada casa, los Testigos no dan por concluida su labor. Su deseo es llegar a cuantos sea posible en cada casa. A veces se logra este objetivo volviendo a horas diferentes o en días diferentes. En Puerto Rico, un ama de casa le dijo a una Testigo que no estaba interesada, y esta le preguntó entonces si había alguien más en la casa con quien pudiera hablar. A esto siguió una conversación con el hombre de la casa, que llevaba catorce años enfermo sin apenas levantarse de la cama. Este se emocionó cuando supo de la esperanza que da la Palabra de Dios. Recuperado su interés en la vida, en breve pudo levantarse de la cama, empezar a asistir a las reuniones del Salón del Reino y dar a conocer a otros su nueva esperanza.

      Se da más testimonio al acercarse el fin

      Ha habido otro factor que ha contribuido considerablemente a que se intensifique la predicación en los últimos años, a saber, el aumento en la cantidad de Testigos que sirven de precursores. Debido a su intenso deseo de dedicar la mayor cantidad posible de tiempo a servir a Dios, y a su interés altruista en su semejante, se organizan para pasar 60, 90, 140 o más horas al mes en el ministerio del campo. Tal como el apóstol Pablo cuando predicó en Corinto (Grecia), los que emprenden el servicio de precursor llegan a ‘estar intensamente ocupados con la palabra’ y tratan de predicar a cuantas personas les es posible acerca del Reino Mesiánico. (Hech. 18:5.)

      En 1975 hubo 130.225 precursores en todo el mundo. Para 1992 la cantidad había ascendido a un promedio mensual de 605.610 (incluidos los precursores regulares, auxiliares y especiales). Esto quiere decir que, durante este período en que la cifra mundial de Testigos aumentó en un 105%, los que participaban en el ministerio de tiempo completo aumentaron en un 365%. En consecuencia, la cantidad de tiempo dedicado a la predicación aumentó de unos 382 millones a más de mil millones de horas al año.

      ‘El pequeño ha llegado a ser mil’

      Jesucristo dio a sus discípulos la comisión de ser testigos de él hasta la parte más distante de la Tierra. (Hech. 1:8.) Mediante el profeta Isaías, Jehová había predicho: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isa. 60:22.) Los registros muestran claramente que los testigos de Jehová están haciendo la obra predicha por Jesús, y han experimentado el aumento que Dios mismo prometió.

      Al fin de la II Guerra Mundial la mayoría de los Testigos se hallaban en Norteamérica y Europa; había algunos en África; y otros, integrados en grupos más pequeños, estaban esparcidos por todo el planeta. De ninguna manera habían llevado el mensaje del Reino a todo país, ni habían llegado a todo rincón de los países donde predicaban. Pero esa situación ha cambiado con una rapidez increíble.

      Examine el caso de Norteamérica, que se extiende desde Canadá, al norte, hasta Panamá, con ocho países entre ambos, además del estado de Alaska. Para 1945 había 81.410 Testigos en esta extensa zona. Cuatro países informaban menos de veinte Testigos cada uno, y en un país no existía ningún tipo de predicación organizada. Desde entonces se ha dado un testimonio intenso e ininterrumpido en todos estos países. En 1992 hubo 1.440.165 testigos de Jehová en esta parte de la Tierra. En casi todos estos países cada Testigo tiene, como promedio, tan solo unos cuantos centenares de personas a quienes predicar. Un porcentaje alto de la población recibe visitas de los Testigos con intervalos de pocos meses; a muchos se los visita semanalmente. Se están conduciendo con regularidad más de 1.240.000 estudios bíblicos en los hogares, para beneficio de personas solas o de grupos que muestran interés.

      ¿Y qué se puede decir de Europa? Esta parte del planeta se extiende, de norte a sur, desde Escandinavia hasta el Mediterráneo. Con la excepción de la mayor parte de lo que solía conocerse como la Unión Soviética, en Europa ya se había dado un testimonio extenso antes de la II Guerra Mundial. Nuevas generaciones han crecido desde entonces, y a ellos también se les está mostrando con las Escrituras que el Reino de Dios pronto reemplazará a todos los gobiernos humanos. (Dan. 2:44.) De los pocos miles de Testigos que predicaron bajo severas restricciones durante la guerra, el número de proclamadores del Reino en los 47 países cuyos informes se publicaron en 1992 había aumentado en ese año a 1.176.259, cantidad que incluye a los que viven en lugares que antes formaban parte de las repúblicas soviéticas europeas y asiáticas. En cinco países —Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Polonia— había más de 100.000 celosos Testigos. ¿Y qué hacían todos esos Testigos? Su informe de 1992 muestra que durante aquel año dedicaron más de 230.000.000 de horas a predicar públicamente, hacer visitas de casa en casa y conducir estudios bíblicos en los hogares. Estos Testigos no se olvidaron de evangelizar ni siquiera en la pequeña república de San Marino, los principados de Andorra y Liechtenstein, ni Gibraltar. Verdaderamente se estaba dando el testimonio predicho.

      África también está recibiendo un testimonio extenso. Los registros muestran que hasta 1945 las buenas nuevas habían llegado a veintiocho países del continente, pero en realidad se había predicado muy poco en la mayoría de ellos. Desde entonces, no obstante, se ha logrado mucho. En 1992, 545.044 celosos Testigos predicaron las buenas nuevas en 45 países del continente africano. En la celebración de la Cena del Señor de aquel año hubo 1.834.863 presentes. De modo que, además del tremendo aumento que ya se ha producido, hay un extraordinario potencial de mayor expansión.

      El informe de Sudamérica no es menos sobresaliente. Aunque el mensaje bíblico ya había llegado a doce de los trece países sudamericanos antes de la II Guerra Mundial, en aquel entonces solo había un total de veintinueve congregaciones en estos países, y en algunos de ellos no se había organizado todavía la predicación. La mayor parte de la obra de predicar el Reino estaba por hacer. Los Testigos sudamericanos han trabajado con vigor desde entonces. Los que han sido refrescados por el agua de la vida invitan gustosamente a otros a ‘venir y tomar gratis el agua de la vida’. (Rev. 22:17.) En 1992, en Sudamérica hubo 683.782 siervos de Jehová, en 10.399 congregaciones, que participaron con gozo en esta obra. Algunos trabajaron en zonas donde no se había dado un testimonio cabal. Otros hicieron repetidas visitas en lugares donde ya se había dado testimonio, para animar a las personas a ‘gustar y ver que Jehová es bueno’. (Sal. 34:8.) Condujeron con regularidad 905.132 estudios bíblicos en las casas para ayudar a las personas interesadas a adoptar los caminos de Jehová como su modo de vivir.

      Fíjese también en Asia y las muchas islas y archipiélagos que hay en todo el orbe. ¿Qué se ha conseguido en esos lugares? Hasta finales de la II Guerra Mundial, en muchos de ellos apenas se había proclamado el Reino. Pero Jesucristo predijo que estas buenas nuevas del Reino se predicarían “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones”. (Mat. 24:14.) En armonía con la profecía, durante las décadas posteriores a la II Guerra Mundial la predicación de las buenas nuevas, que hasta entonces había llegado a 76 de estos países, islas y archipiélagos, se extendió a otros 40, y se intensificó en los lugares donde ya se había predicado. En 1992, 627.537 Testigos celosos se regocijaron dando a conocer “los actos poderosos de [Jehová] y la gloria del esplendor de su gobernación real” en todo este inmenso territorio. (Sal. 145:11, 12.) Su ministerio no fue fácil. En algunos lugares tuvieron que viajar durante horas en barco o avión para llegar a islas remotas de su territorio. No obstante, durante 1992 dedicaron más de 200.000.000 de horas a evangelizar, y condujeron regularmente 685.211 estudios bíblicos en las casas.

      La promesa de que ‘el pequeño llegaría a ser mil’ sin duda alguna se ha cumplido, y con creces. En más de cincuenta países en los que no había ni siquiera un ‘pequeño’ —donde no había ningún testigo de Jehová en 1919 y donde no se había predicado en absoluto— en la actualidad hay más de mil alabadores de Jehová. En algunos países de estos, hay ahora decenas de miles, e incluso más de cien mil testigos de Jehová que proclaman celosamente el Reino de Dios. Los testigos de Jehová se han convertido en “una nación poderosa” que forman una congregación mundial unida más numerosa que la población de por lo menos ochenta naciones independientes del planeta.

      ¿Cuánto testimonio se dará en los “otros países”?

      Lo mencionado hasta ahora incluye a los “otros países”, cuya cantidad en 1992 aún ascendía a veinticuatro. Estos son los países donde los testigos de Jehová estuvieron bajo severas restricciones gubernamentales y de los que no se publican informes detallados. En algunos de estos países se ha dado mucho testimonio. En otros, en cambio, el número de Testigos es bastante reducido. Todavía hay quien no ha escuchado el mensaje del Reino. Sin embargo, los testigos de Jehová confían en que se dará el testimonio necesario. ¿Por qué?

      Porque las Escrituras muestran que el propio Jesucristo está supervisando la obra desde su trono celestial. (Mat. 25:31-33.) Bajo su dirección, un ‘ángel que vuela en medio del cielo’ está encargado de declarar buenas nuevas eternas y de instar “a toda nación y tribu y lengua y pueblo” a ‘temer a Dios y darle gloria’. (Rev. 14:6, 7.) No existe poder en el cielo ni en la Tierra que pueda impedir que Jehová atraiga a sí a los que están “correctamente dispuestos para vida eterna”. (Hech. 13:48; Juan 6:44.)

      Ningún lugar de la Tierra está tan aislado como para que el mensaje del Reino no pueda llegar a él. Se reciben visitas de familiares; llegan noticias por teléfono y por correo, y hombres de negocio, trabajadores, estudiantes y turistas se comunican con gente de otras naciones. Hoy, como en el pasado, se sigue dando a conocer por estos medios la trascendental noticia de que Jehová ha entronizado a su Rey celestial y le ha dado autoridad sobre las naciones. Los ángeles se encargan de que se llegue a los que tienen hambre y sed de verdad y justicia.

      Si es la voluntad del Señor que el mensaje del Reino se predique de forma más directa en las zonas donde los gobiernos lo han impedido hasta ahora, Dios puede producir un cambio de condiciones que obligue a esos gobiernos a cambiar de política. (Pro. 21:1.) Y dondequiera que se les abran nuevas puertas, los testigos de Jehová con mucho gusto se encargarán de que las personas de esas tierras reciban toda la ayuda posible para conocer el propósito amoroso de Jehová. Están resueltos a seguir sirviendo sin interrupción hasta que Jehová mediante Jesucristo diga que la obra ha concluido.

      En 1992 los testigos de Jehová predicaron en 229 países. Para ese año las buenas nuevas del Reino de Dios habían llegado de diferentes modos a 235 países. En diez de estos se predicó por primera vez después de 1975.

      ¿Qué intensidad tuvo el testimonio que se dio? Pues bien, durante los treinta años que siguieron a la II Guerra Mundial los testigos de Jehová dedicaron 4.635.265.939 horas a predicar y enseñar las verdades referentes al nombre y el Reino de Jehová. Sin embargo, durante los siguientes quince años (justo la mitad de tiempo), con más Testigos y una mayor proporción de ellos en el servicio de tiempo completo, se dedicaron 7.858.677.940 horas a predicar públicamente y de casa en casa, así como a conducir estudios bíblicos en las casas. Y la intensidad de la obra continuó aumentando, pues en el año de servicio de 1990-1991 se informaron otros 951.870.021 horas, y más de mil millones al año siguiente.

      La cantidad de publicaciones bíblicas distribuidas por los Testigos para dar publicidad al Reino, así como la diversidad de idiomas en los que las editan, no tiene paralelo en ninguna otra actividad humana. Los registros son incompletos; pero los informes que se tienen muestran que entre los años 1920 y 1992 se dejaron en manos de gente interesada 10.107.565.269 libros, folletos y revistas, así como miles de millones de tratados, en 294 idiomas.

      Al escribirse estas palabras, aún no ha concluido la obra de predicar por todo el mundo. Pero la labor que se ha realizado y las circunstancias en las que se ha hecho dan prueba inequívoca de la acción del espíritu de Dios.

      [Comentario en la página 502]

      Las asambleas grandes y la conducta cristiana de los asistentes captaron la atención de la gente

      [Comentario en la página 505]

      “En lo que se refiere a orden, apacibilidad y limpieza, los asambleístas son ejemplares”

      [Comentario en la página 507]

      Se celebraron asambleas históricas en lugares donde los Testigos habían estado proscritos por décadas

      [Comentario en la página 508]

      Se enviaron miles de toneladas de publicaciones bíblicas a países de Europa oriental

      [Comentario en la página 509]

      Algunos ancianos capacitados se ofrecieron para mudarse a países donde había necesidad especial de ayuda

      [Comentario en la página 516]

      Su deseo es hablar con cuantas personas sea posible en cada casa

      [Comentario en la página 518]

      Aumento tremendo y potencial de mayor expansión

      [Gráficos/Fotografías en la página 513]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento de los proclamadores del Reino en el Oriente

      India

      10.000

      5.000

      1950 1960 1970 1980 1992

      República de Corea

      60.000

      30.000

      1950 1960 1970 1980 1992

      Japón

      150.000

      100.000

      50.000

      1950 1960 1970 1980 1992

      [Fotografía en la página 503]

      En 1985, en Brasil se utilizaron simultáneamente el estadio del Morumbi, en São Paulo (abajo), y el estadio del Maracanã, en Río de Janeiro, para acomodar a las multitudes que acudieron a la asamblea de los testigos de Jehová

      [Fotografías en la página 504]

      Algunos de los que iban a bautizarse en Chorzów (Polonia) en 1989

      [Fotografías en la página 506]

      Asambleas históricas de 1991

      Praga (Checoslovaquia)

      Tallin (Estonia) (derecha)

      Zagreb (Croacia) (derecha)

      Budapest (Hungría) (arriba)

      Baia Mare (Rumania) (derecha)

      Usolje-Sibirskoje (Rusia) (abajo)

      Alma-Ata (Kazajstán) (arriba)

      Kiev (Ucrania) (izquierda)

      [Fotografías en la página 511]

      Asamblea internacional de los testigos de Jehová en San Petersburgo (Rusia) en 1992

      Agradable espíritu internacional

      De Rusia

      De Moldova

      De Ucrania

      Muchos de los presentes eran jóvenes

      M. G. Henschel (izquierda) habla del programa con Stepan Kozhemba (centro), mediante un intérprete

      Asambleístas extranjeros llevaron Biblias en ruso para los Testigos de toda Rusia

      [Fotografías en la página 512]

      En los años ochenta la Iglesia Católica declaró la guerra a los Testigos, según estos recortes de periódicos italianos

      [Fotografía en la página 514]

      Cada vez que atraca un barco en Rotterdam (Países Bajos), se presentan los Testigos para hablar a la tripulación sobre el Reino de Dios

      [Fotografía en la página 515]

      Aun donde el territorio se cubre con frecuencia, como en Guadalupe, los Testigos siguen esforzándose por llegar al corazón de sus vecinos con las buenas nuevas

  • Los misioneros fomentan el aumento mundial
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 23

      Los misioneros fomentan el aumento mundial

      LA ACTIVIDAD celosa de misioneros que están dispuestos a servir donde se les necesite ha sido un factor importante en la proclamación mundial del Reino de Dios.

      Mucho antes de que la Sociedad Watch Tower Bible and Tract fundara una escuela misional, ya se estaban enviando misioneros a otros países. El primer presidente de la Sociedad, C. T. Russell, reconoció que se necesitaban personas capacitadas para iniciar y dirigir la predicación de las buenas nuevas en campos extranjeros. Con ese propósito envió a Adolf Weber a Europa, E. J. Coward al Caribe, Robert Hollister al Oriente y Joseph Booth al sur de África. Lamentablemente, Booth resultó estar más interesado en sus propios planes, así que en 1910 se envió a William Johnston de Escocia a Nyasalandia (hoy Malaui), donde la influencia nociva de Booth se había sentido con mayor intensidad. Más adelante, encargaron al hermano Johnston que abriera una sucursal de la Sociedad Watch Tower en Durban (Sudáfrica), y posteriormente sirvió de superintendente de sucursal en Australia.

      Después de la primera guerra mundial J. F. Rutherford envió a muchos misioneros más al extranjero. Por ejemplo, Thomas Walder y George Phillips fueron enviados de Gran Bretaña a Sudáfrica; W. R. Brown, de su asignación en Trinidad a África occidental; George Young, de Canadá a América del Sur y a Europa; Juan Muñiz, primero a España y luego a Argentina, y George Wright y Edwin Skinner a la India, seguidos de Claude Goodman, Ron Tippin y otros. Todos ellos actuaron como auténticos pioneros, llegando hasta zonas en las que se había predicado poco o no se había predicado nada y sentando una base sólida para el crecimiento futuro de la organización.

      También hubo otros cuyo espíritu misionero les impulsó a ir a predicar a países extranjeros. Algunos de estos fueron Kate Goas y su hija Marion, quienes sirvieron con celo por años en Colombia y Venezuela; Joseph Dos Santos, que dejó Hawai para realizar una gira de predicación pero acabó sirviendo en las Filipinas durante quince años, y Frank Rice, que partió de Australia en un buque de carga para iniciar la predicación de las buenas nuevas en la isla de Java (ahora parte de Indonesia).

      No obstante, en 1942 se creó una escuela especialmente destinada a preparar a hombres y mujeres que estuvieran dispuestos a emprender el servicio misional en cualquier lugar del mundo donde se les necesitara.

      Escuela de Galaad

      Desde el punto de vista humano, podía parecer poco práctico hacer planes para la expansión de la predicación del Reino en campos extranjeros en plena guerra mundial. Sin embargo, en septiembre de 1942 los directores de dos de las principales corporaciones legales de los testigos de Jehová aprobaron, con confianza en Jehová, la propuesta de N. H. Knorr de crear una escuela destinada a preparar hermanos para el servicio misional u otros servicios especializados. Se llamaría Colegio Bíblico de Galaad de la Watchtower, nombre que después se cambió a Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. La instrucción se impartiría sin cargo alguno, y la Sociedad correría con los gastos de alojamiento y alimentación de los estudiantes durante el período de su preparación.

      Entre aquellos a quienes se pidió que ayudaran a preparar el plan de estudios figuraba Albert D. Schroeder, que ya había adquirido mucha experiencia en el Departamento de Servicio de la central mundial de la Sociedad en Brooklyn y sirviendo de superintendente de sucursal de la Sociedad en Gran Bretaña. Durante sus diecisiete años como secretario e instructor de la escuela se ganó el cariño de los estudiantes por su actitud positiva, su manera de gastarse en favor de otros y su interés afectuoso en ellos. En 1974 entró a formar parte del Cuerpo Gobernante y al año siguiente lo asignaron al Comité de Enseñanza.

      El hermano Schroeder y los demás instructores (Maxwell Friend, Eduardo Keller y Victor Blackwell) programaron un curso de cinco meses en el que se destacaba el estudio de la Biblia y la organización teocrática, y que incluía también otras materias, como doctrinas bíblicas, oratoria, el ministerio del campo, el servicio misional, historia religiosa, ley divina, cómo tratar con los funcionarios del gobierno, ley internacional, cómo llevar registros y el aprendizaje de un idioma extranjero. A lo largo de los años se han hecho algunas modificaciones en el plan de estudios, pero el estudio de la Biblia y la importancia de la evangelización siempre han sido cuestiones prioritarias. El propósito del curso es fortalecer la fe de los estudiantes y ayudarlos a cultivar las cualidades espirituales necesarias para vencer las dificultades propias del servicio misional. Se recalca la importancia de confiar plenamente en Jehová y ser leales a él. (Sal. 146:1-6; Pro. 3:5, 6; Efe. 4:24.) Los estudiantes no reciben una respuesta exacta y precisa para todo, sino que se les enseña a investigar y se les ayuda a entender por qué los testigos de Jehová tienen ciertas creencias y por qué hacen las cosas de determinadas formas. Aprenden a discernir los principios por los que deben regirse. De este modo se sienta la base para un mayor progreso.

      El 14 de diciembre de 1942 se enviaron las invitaciones para asistir a la primera clase. A mediados del invierno llegaron los 100 estudiantes de aquella clase a las instalaciones de la escuela, ubicadas en South Lansing, al interior del estado de Nueva York. Estaban deseosos de empezar, pero algo nerviosos. Aunque los estudios eran su preocupación inmediata, no podían evitar preguntarse a qué parte del campo mundial los enviarían una vez graduados.

      El día de apertura del curso, el 1 de febrero de 1943, el hermano Knorr dirigió a aquella primera clase un discurso en el que dijo: “Se les dará más preparación para una obra parecida a la del apóstol Pablo, Marcos, Timoteo, y otros que viajaron a todas las partes del Imperio romano proclamando el mensaje del Reino. Era preciso que estuvieran fortificados con la Palabra de Dios. Era preciso que tuvieran conocimiento claro de Sus propósitos. En muchos lugares tenían que estar solos contra los elevados y poderosos de este mundo. Quizá [el caso] de ustedes sea igual; y Dios será su fortaleza para ello.

      ”Hay muchos lugares donde el testimonio concerniente al Reino no se ha dado en gran grado. La gente que vive en estos lugares está en las tinieblas, detenida allí por la religión. En algunos de estos países donde hay unos pocos testigos se nota que la gente de buena voluntad oye con gusto y se asociaría con la organización del Señor, si se les instruyera adecuadamente. Ha de haber centenares y miles más que oirían si hubiera más trabajadores en el campo. Por la gracia del Señor, habrá más.

      ”No es el propósito de este colegio equiparlos para ser ministros ordenados. Ya son ustedes ministros y han estado activos en el ministerio por varios años. [...] El curso de estudios en el colegio tiene por único propósito el de prepararlos para ser ministros más capaces en los territorios adonde van. [...]

      ”Su trabajo principal es el de predicar el evangelio del Reino de casa en casa como lo [hicieron] Jesús y los apóstoles. Cuando hubieren hallado un oído que oye, hagan [...] una revisita, comiencen un estudio en esa casa, y organicen una compañía [congregación] de tales personas en una ciudad o pueblo. No sólo será su beneplácito organizar una compañía, sino que tendrán que ayudarlos a entender la Palabra, fortalecerlos, dirigirles la palabra de vez en cuando, ayudarlos en sus reuniones de servicio y su organización. Cuando estén fuertes y puedan continuar solos y encargarse del territorio, podrán ustedes partir a alguna otra ciudad para proclamar el Reino. De vez en cuando quizá sea necesario que vuelvan para edificarlos en la santísima fe y corregirlos en la doctrina; así que su trabajo será el de cuidar las ‘otras ovejas’ del Señor, y no abandonarlas. (Juan 10:16.) Su verdadero trabajo es el de ayudar a la gente de buena voluntad. Tendrán que [tener] iniciativa, pero siempre tendrán que ser guiados por Dios.”a

      Cinco meses más tarde concluyó la formación especializada de los alumnos de aquella primera clase. En cuanto se obtuvieron los visados y se organizaron los viajes, empezaron a marcharse a nueve países latinoamericanos diferentes. Tres meses después de la graduación, salieron de Estados Unidos los primeros misioneros de Galaad con destino a Cuba. Para 1992, más de 6.500 estudiantes de más de 110 países habían recibido formación misional y habían ido a servir a más de 200 países y archipiélagos.

      Hasta su misma muerte, treinta y cuatro años después de la apertura de la Escuela de Galaad, el hermano Knorr mostró gran interés personal en la obra de los misioneros. Visitaba varias veces a los alumnos de cada curso, si le era posible, para darles conferencias, y se llevaba a otros miembros del personal de la central para que hablaran con los estudiantes. Una vez que los graduados de Galaad comenzaban su servicio en el extranjero, visitaba personalmente a los grupos de misioneros, les ayudaba a solucionar sus problemas y les daba el estímulo necesario. Cuando el número de grupos de misioneros creció, dispuso que otros hermanos capacitados los visitaran también, a fin de que todos, sin importar dónde estuvieran sirviendo, recibieran regularmente atención personal.

      Aquellos misioneros eran diferentes

      Los misioneros de la cristiandad han fundado hospitales, centros de refugiados y orfanatos para atender a las necesidades materiales de la gente. También han fomentado revueltas y han participado en guerrillas, asumiendo el papel de defensores de los pobres. Los misioneros graduados de la Escuela de Galaad, en cambio, enseñan la Biblia a la gente. En lugar de construir iglesias y esperar que la gente acuda a ellos, van de casa en casa para localizar y enseñar a los que tienen hambre y sed de justicia.

      Los Testigos que son misioneros muestran a las personas, ateniéndose totalmente a la Palabra de Dios, por qué la solución segura y definitiva a los problemas de la humanidad es el Reino de Dios. (Mat. 24:14; Luc. 4:43.) Peter Vanderhaegen vio claramente el contraste entre esta obra y la de los misioneros de la cristiandad cuando viajaba hacia su asignación en Indonesia en 1951. Aparte de él, solo había otro pasajero a bordo del carguero: un misionero bautista. Aunque el hermano Vanderhaegen intentó hablarle de las buenas nuevas del Reino de Dios, el bautista dejó claro que su único interés era ayudar a Chiang Kai-shek, que estaba en Taiwan, a recuperar el poder en la China continental.

      No obstante, muchas personas más han llegado a apreciar el valor de lo que dice la Palabra de Dios. En Barranquilla (Colombia), por ejemplo, Olaf Olson predicó a Antonio Carvajalino, anterior militante de un determinado movimiento político, pero el hermano Olson ni se puso de su lado ni abogó por ninguna otra ideología política. Más bien, se ofreció para estudiar la Biblia sin costo alguno con él y sus hermanas. Antonio se dio cuenta enseguida de que el Reino de Dios es verdaderamente la única esperanza para los pobres de Colombia y del resto del mundo. (Sal. 72:1-4, 12-14; Dan. 2:44.) Tanto él como sus hermanas llegaron a ser celosos siervos de Dios.

      La diferencia entre los misioneros de los Testigos y el sistema religioso de la cristiandad se evidenció de otra forma en un incidente acaecido en Rhodesia (hoy Zimbabue). Cuando Donald Morrison llamó a la casa de un misionero de la cristiandad en ese país, este se quejó de que los Testigos no estaban respetando los límites que se habían fijado. ¿Qué límites? Pues bien, las religiones de la cristiandad habían dividido el país en zonas en las que cada una actuaría sin intromisión de las demás. Los testigos de Jehová no podían aceptar ese acuerdo. Jesús había dicho que el mensaje del Reino debía predicarse en toda la tierra habitada. La cristiandad, desde luego, no lo estaba haciendo. Los misioneros de Galaad estaban resueltos a obedecer a Cristo y realizar bien esa obra.

      No se envió a estos misioneros para que otros les sirvieran, sino para servir. En muchos sentidos se puso de manifiesto que este era en realidad su objetivo. No es incorrecto aceptar provisiones materiales que las personas hayan ofrecido voluntariamente (no porque se les haya importunado) en agradecimiento por la ayuda espiritual recibida. Pero John Errichetti y Hermon Woodard vieron que, a fin de llegar al corazón de la gente de Alaska, era conveniente que dedicaran al menos algún tiempo a trabajar con sus manos para ganarse el sustento, tal como lo había hecho el apóstol Pablo. (1 Cor. 9:11, 12; 2 Tes. 3:7, 8.) Su actividad principal era la de predicar las buenas nuevas. Pero cuando alguien los acogía en su casa, ellos también le ayudaban en los trabajos que tuviera que hacer, como por ejemplo, alquitranar el tejado de la casa. Y cuando se desplazaban de un lugar a otro por mar, ayudaban a descargar el barco. La gente se daba cuenta enseguida de que aquellos misioneros no se parecían en nada al clero de la cristiandad.

      En algunos lugares los misioneros Testigos tuvieron que trabajar seglarmente durante algún tiempo para poder establecerse en el país y así llevar a cabo su ministerio. Por ejemplo, cuando Jesse Cantwell fue a Colombia, trabajó enseñando inglés en el departamento médico de una universidad hasta que un cambio político dio una mayor libertad religiosa. A partir de entonces pudo emplear de lleno su experiencia en el ministerio sirviendo de superintendente viajante de los testigos de Jehová.

      En muchos lugares los misioneros tuvieron que empezar con visados de turista que les permitían permanecer en el país un mes o varios meses. Luego tenían que salir y entrar de nuevo. Pero ellos repetían el proceso con constancia una y otra vez hasta que podían conseguir los permisos de residencia. Deseaban con todo el corazón ayudar a la gente de los países a los que se les había asignado.

      Aquellos misioneros no se consideraban superiores a la gente del lugar. John Cutforth, que había sido maestro de escuela en Canadá, visitaba congregaciones y a Testigos aislados en Papua Nueva Guinea en calidad de superintendente viajante. Se sentaba en el suelo con ellos, comía con ellos y aceptaba cuando le invitaban a dormir en sus casas sobre una estera colocada en el suelo. Disfrutaba de su compañía cuando caminaban juntos en el ministerio del campo. Pero todo esto sorprendía a los observadores no Testigos, ya que los pastores europeos de las misiones de la cristiandad tenían fama de mantenerse apartados de la gente del país y relacionarse con sus parroquianos muy brevemente en algunas reuniones, pero sin llegar a comer con ellos.

      La gente a la que servían estos Testigos podía sentir el interés amoroso de los misioneros y de la organización que los había enviado. En respuesta a una carta de João Mancoca, un humilde africano recluido en un penal del África Occidental Portuguesa (ahora Angola), se envió a un misionero de la Watch Tower para que le brindara ayuda espiritual. Mancoca dijo más tarde respecto a aquella visita: “Ya no tuve más dudas de que esa era la organización verdadera que tiene el apoyo de Dios. Nunca había pensado ni creído que ninguna otra organización religiosa haría tal cosa: sin recibir ningún pago, enviar a un misionero a un lugar lejano para visitar a una persona insignificante solo porque esta había escrito una carta”.

      Condiciones de vida y costumbres

      Las condiciones de vida en los países a los que eran enviados los misioneros no solían ser tan prósperas en sentido material como las de sus lugares de procedencia. Cuando Robert Kirk llegó a Birmania (ahora Myanmar) a principios de 1947, todavía se sentían los efectos de la guerra, y pocas casas tenían luz eléctrica. En muchos países los misioneros descubrieron que la ropa se lavaba prenda por prenda sobre una tabla o sobre las rocas de un río, en lugar de utilizar lavadoras eléctricas. Pero habían ido a aquellos lugares para enseñar la verdad bíblica a la gente, así que se adaptaron a las condiciones locales y se dieron por entero al ministerio.

      Al principio, era frecuente que no hubiera nadie que recibiera a los misioneros. Ellos mismos tenían que buscarse vivienda. Cuando Charles Eisenhower y otros once hermanos llegaron a Cuba en 1943, tuvieron que dormir en el suelo la primera noche. Al día siguiente compraron camas y se hicieron armarios y cómodas con cajas de manzanas. Los grupos de misioneros confiaban en que Jehová bendeciría sus esfuerzos por pagar el alquiler, comprar comida y hacer frente a otros gastos necesarios con las contribuciones que recibieran por las publicaciones y la modesta ayuda económica que la Sociedad concedía a los precursores especiales.

      La preparación de las comidas requería a veces un cambio de mentalidad. En los lugares donde no había refrigeradores se tenía que ir al mercado a diario. En muchos países se cocinaba sobre fuegos de carbón o leña en lugar de usar cocina de gas o eléctrica. George y Willa Mae Watkins, asignados a Liberia, se encontraron con que su cocina consistía en tres simples piedras sobre las que se colocaba una olla de hierro.

      ¿Y qué se puede decir del agua? Ruth McKay dijo respecto a su nuevo hogar en la India: ‘Este hogar no se puede comparar con nada de lo que yo he visto. La cocina no tiene fregadero, sino un grifo en la pared de la esquina con un borde levantado de concreto para evitar que el agua corra por todo el piso. El agua no fluye durante las 24 horas, sino que tiene que guardarse para las ocasiones en que se corta el suministro’.

      Por no estar acostumbrados a las condiciones del país, algunos misioneros enfermaron durante los primeros meses que pasaron en su asignación. Russell Yeatts tuvo un ataque de disentería tras otro cuando llegó a Curazao en 1946. Pero un hermano de la isla había ofrecido una oración de gracias a Jehová por la llegada de los misioneros con tanto fervor, que estos no podían ni siquiera pensar en marcharse. Cuando Brian y Elke Wise llegaron a Alto Volta (ahora Burkina Faso), se encontraron con un clima duro que perjudicaba la salud. Tuvieron que aprender a soportar temperaturas diurnas de 43 °C. Durante el primer año Elke estuvo enferma semanas enteras en varias ocasiones debido al calor intenso y a la malaria. Al año siguiente Brian tuvo que guardar cama durante cinco meses, aquejado de una grave hepatitis. Pero pronto tuvieron tantos estudios bíblicos buenos como podían conducir... y más. Los Wise perseveraron por el amor que sentían hacia aquellas personas y porque veían su asignación como un privilegio y una buena preparación para lo que Jehová les tuviera reservado para un futuro.

      Con el paso de los años, más misioneros fueron recibidos en sus asignaciones por los que los habían precedido o por los Testigos del lugar. Algunos fueron asignados a países cuyas ciudades principales eran bastante modernas. A partir de 1946 la Sociedad Watch Tower también procuró suministrar a cada grupo de misioneros una vivienda adecuada con el mobiliario básico, así como fondos para comprar comida. De este modo, los misioneros no tenían que preocuparse por estos asuntos y podían dedicar más atención a la obra de predicar.

      Había lugares en los que los viajes sometían a prueba su aguante. En Papua Nueva Guinea, más de una misionera, justo después de haber llovido y con una mochila llena de suministros a cuestas, cruzó a pie lugares despoblados por senderos tan fangosos que de vez en cuando se le salían los zapatos. Para muchos misioneros que servían en América del Sur, viajar en autobús por las estrechas carreteras de las cumbres andinas era una experiencia espeluznante. No se olvida fácilmente el momento en que el autobús, circulando por el carril exterior de la carretera, se cruza con otro vehículo grande en una curva sin barandilla y empieza a inclinarse hacia el precipicio.

      En algunos lugares parecía que las revoluciones políticas eran un asunto cotidiano, pero los misioneros Testigos tenían presente que Jesús dijo que sus discípulos “no [serían] parte del mundo”; así que se mantenían neutrales en tales conflictos. (Juan 15:19.) Aprendieron a contener su curiosidad para no exponer su vida innecesariamente. Por lo general, lo mejor era mantenerse alejados de las calles hasta que la situación se calmara. Nueve misioneros asignados a Vietnam vivían en pleno centro de Saigón (ahora Ciudad de Ho Chi Minh) cuando la guerra alcanzó la ciudad. Los misioneros vieron cómo caían las bombas, se producían incendios por toda la ciudad y miles de personas huían para salvar la vida. Pero ellos confiaban en que Jehová los protegería, pues entendían que él los había enviado allí para transmitir el conocimiento que da vida a los que estaban hambrientos de la verdad.

      Incluso cuando había relativa paz les resultaba difícil a los misioneros continuar su ministerio en algunos sectores de las ciudades asiáticas. La mera presencia de un extranjero por las angostas calles de un sector pobre de Lahore (Paquistán) era suficiente para que se congregara una multitud de niños sucios y desaliñados de todas las edades. Gritando y empujándose unos a otros, seguían al misionero de casa en casa y muchas veces entraban en tropel en las casas tras el publicador. Al cabo de un rato, toda la calle sabía el precio de las revistas y que el extranjero estaba ‘haciendo cristianos’. En tales circunstancias, generalmente había que dejar la zona. La partida se realizaba a menudo con un acompañamiento de gritos, palmadas y, a veces, con una lluvia de piedras.

      Las costumbres del país obligaban con frecuencia a los misioneros a realizar algunos ajustes. En Japón, aprendieron a dejar los zapatos en el porche antes de entrar en una casa. Y tuvieron que acostumbrarse, en la medida de lo posible, a sentarse en el piso ante una mesa baja para conducir estudios bíblicos. En algunas partes de África aprendieron que se consideraba ofensivo ofrecer algo a otra persona con la mano izquierda. Y en aquellos mismos lugares descubrieron que era de mala educación intentar explicar la razón de su visita antes de conversar un poco, interesándose mutuamente por la salud y contestando preguntas tales como de dónde procedían y cuántos hijos tenían. En Brasil los misioneros descubrieron que, en lugar de llamar a las puertas, por lo general tenían que dar palmadas ante la verja delantera para que el amo de casa acudiera.

      Los misioneros que servían en el Líbano se enfrentaron con costumbres de otro tipo. Pocos hermanos llevaban a sus esposas e hijas a las reuniones, y las mujeres que asistían, siempre se sentaban en la parte posterior, sin mezclarse nunca con los hombres. Los misioneros, ignorantes de la costumbre, causaron un revuelo en su primera reunión. Una pareja casada se sentó hacia el frente y las misioneras jóvenes solteras se sentaron donde había asientos desocupados. Pero al terminar la reunión se trataron varios principios cristianos que ayudaron a resolver los malentendidos. (Compárese con Deuteronomio 31:12; Gálatas 3:28.) Con eso terminó la segregación. Más esposas e hijas empezaron a asistir a las reuniones y a acompañar a las misioneras en el ministerio de casa en casa.

      La dificultad de aprender un nuevo idioma

      El pequeño grupo de misioneros que llegó a Martinica en 1949 tenía muy pocas nociones de francés, pero sabía que la gente necesitaba escuchar el mensaje del Reino. Con gran fe empezaron a ir de puerta en puerta, intentando leer unos cuantos versículos de la Biblia o un pasaje de la publicación que ofrecían. Con paciencia fueron aprendiendo cada vez más francés.

      Aunque el deseo de los misioneros era ayudar a los Testigos del país y a la gente que mostraba interés, con frecuencia ellos mismos necesitaban ayuda con el idioma primero. Los que fueron enviados a Togo descubrieron que la gramática del ewé, la principal lengua nativa, difería mucho de la de los idiomas europeos y, además, que el tono con que se pronunciaba una palabra podía alterar su significado. Por ejemplo, la palabra de dos letras to pronunciada en tono elevado puede significar oreja, montaña, suegro o tribu, mientras que si se pronuncia en tono bajo significa búfalo. Los misioneros que servían en Vietnam afrontaron las dificultades que presenta un idioma que admite seis variaciones de tono, cada una de las cuales da un sentido diferente a las palabras.

      A Edna Waterfall, asignada a Perú, no le fue fácil olvidar la primera casa en la que intentó predicar en español. Con un sudor frío por todo el cuerpo, pronunció torpemente ante una anciana su presentación memorizada, le ofreció una publicación y quedó con ella en empezar un estudio bíblico. Entonces la señora dijo en perfecto inglés: “Está bien, todo esto es excelente. Estudiaré con usted; y lo haremos todo en español para que eso la ayude a aprender el idioma”. Turbada, Edna replicó: “¿Sabe usted inglés? ¿Y me ha permitido hacer todo esto en mi español tan flojo?”. “Fue bueno para usted”, contestó la señora. Y efectivamente, lo fue. Edna se dio cuenta pronto de que para aprender un idioma es importante hablarlo.

      En Italia, cuando George Fredianelli intentó hablar el idioma, descubrió que nadie entendía lo que él creía que eran expresiones italianas (pero que en realidad eran palabras inglesas italianizadas). Para resolver el problema, decidió poner por escrito sus discursos a la congregación y leerlos directamente del papel. Pero una gran parte del auditorio se le dormía. De modo que descartó ese sistema, empezó a discursar con espontaneidad y pidió al auditorio que le ayudara cuando se atascara. Esto mantuvo despierto al auditorio y le ayudó a él a progresar.

      A fin de iniciar a los misioneros en su nuevo idioma, el programa de estudios de la Escuela de Galaad incluyó en las primeras clases cursos de español, francés, italiano, portugués, japonés, árabe y urdu. A lo largo de los años se enseñaron más de treinta idiomas. Pero puesto que no en todos los lugares adonde irían los graduados de cada clase se hablaba una misma lengua, posteriormente estos cursos de idiomas se sustituyeron por estudios intensivos con profesores, realizados a la llegada de los misioneros a sus asignaciones. Durante el primer mes los recién llegados se sumían por completo en el estudio del idioma por once horas diarias; y al mes siguiente dedicaban la mitad de su tiempo a estudiar el idioma en casa y la otra mitad a poner en práctica en el ministerio del campo lo que habían aprendido.

      Sin embargo, se observó que la práctica del idioma en el ministerio del campo era una de las claves principales para progresar; así que se hizo un ajuste. Durante los tres primeros meses en la asignación, los nuevos misioneros que no hablaban el idioma local estudiaban cuatro horas diarias con un profesor cualificado y desde el mismo principio ponían en práctica lo que aprendían, hablando a la gente del lugar acerca del Reino de Dios.

      Muchos grupos de misioneros se ayudaban entre sí a mejorar su comprensión del idioma. Todas las mañanas a la hora del desayuno comentaban unas cuantas palabras nuevas, a veces hasta veinte, y luego procuraban utilizarlas en el ministerio del campo.

      Aprender el idioma local ha sido un factor importante para ganarse la confianza de la gente. En algunos lugares se mira a los extranjeros con cierta desconfianza. Hugh y Carol Cormican han servido antes y después de casarse en un total de cinco países africanos. Conocen bien la desconfianza que a menudo existe entre africanos y europeos. No obstante, dicen: “Si se habla en el idioma local se elimina rápidamente ese sentimiento. Además, algunos que no están dispuestos a escuchar las buenas nuevas de boca de los de su propio país, nos escuchan a nosotros de buena gana, se quedan con publicaciones y empiezan a estudiar, porque nos hemos esforzado por hablarles en su propio idioma”. Con ese objetivo, el hermano Cormican aprendió cinco idiomas, aparte del inglés, y la hermana Cormican seis.

      Obviamente, se pueden presentar problemas cuando se está aprendiendo un nuevo idioma. Un hermano asignado a Puerto Rico preguntaba a los amos de casa si querían escuchar un mensaje bíblico grabado en un disco, y cuando estos le respondían: “¡Cómo no!” cerraba su gramófono y se iba a la siguiente puerta. A él le parecía que le estaban diciendo “no”, y tardó algún tiempo en darse cuenta de que la expresión significa: “Sí, ¿por qué no?”. Por otra parte, los misioneros no entendían a veces a los amos de casa cuando estos les decían que no les interesaba su mensaje, de manera que les seguían dando testimonio. A consecuencia de esto, algunos amos de casa comprensivos salieron beneficiados.

      También se producían situaciones cómicas. Leslie Franks, que servía en Singapur, aprendió a tener cuidado para no decir “coco” (kelapa) en lugar de “cabeza” (kepala), ni “hierba” (rumput) en lugar de “cabello” (rambut). Un misionero asignado a Samoa quería preguntarle cortésmente a un nativo por su esposa, pero pronunció mal esta última palabra, y lo que le preguntó fue: “¿Cómo está su barba?” (por cierto, el hombre no tenía barba). En Ecuador, en una ocasión en la que Zola Hoffman iba en el autobús, el conductor arrancó bruscamente y Zola que iba de pie, perdió el equilibrio y fue a caer sentada sobre las rodillas de un hombre. Toda abochornada, trató de disculparse, pero se equivocó de expresión y le dijo: “Con su permiso”. El hombre contestó de buen grado: “Siéntase cómoda, señora”, lo que provocó las carcajadas de los demás pasajeros.

      No obstante, era de esperar que hubiera buenos resultados en el ministerio, porque los misioneros ponían gran empeño. Lois Dyer, que llegó a Japón en 1950, recuerda el consejo que le dio el hermano Knorr: “[Hágalo] lo mejor que pueda, y, aunque cometa errores, ¡haga algo!”. La hermana siguió el consejo, y lo mismo hicieron muchos más. Durante los siguientes cuarenta y dos años los misioneros enviados a Japón vieron aumentar la cifra de proclamadores del Reino en el país de unos pocos a más de 170.000, y el crecimiento ha continuado. ¡Qué recompensa tan espléndida por buscar la guía de Jehová y hacer el esfuerzo de aprender un idioma!

      Abren nuevos campos y continúan la labor en otros

      En muchos países y archipiélagos fueron los misioneros de Galaad los que, o bien iniciaron la predicación del Reino, o bien le dieron el impulso necesario después que otros la habían iniciado ya. Ellos fueron, al parecer, los primeros testigos de Jehová que predicaron las buenas nuevas en Somalia, Sudán, Laos y numerosos archipiélagos de todo el globo terráqueo.

      Ya se había predicado un poco en lugares tales como Bolivia, la República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Etiopía, Gambia, Liberia, Camboya, Hong Kong, Japón y Vietnam. Pero en ninguno de estos países había testigos de Jehová que informaran su actividad cuando llegaron los primeros misioneros graduados de la Escuela de Galaad. Donde les fue posible, los misioneros cubrieron sistemáticamente el país, concentrándose primero en las ciudades principales. No se limitaron a dejar publicaciones y seguir su camino, como habían hecho los repartidores del pasado. Con paciencia, volvieron a visitar a los que los escuchaban con interés, condujeron estudios bíblicos con ellos y los capacitaron para el ministerio del campo.

      Otros países tenían apenas unos diez proclamadores del Reino (y, en muchos casos, menos) antes de la llegada de los misioneros de la Escuela de Galaad. Entre tales países figuraban Colombia, Guatemala, Haití, Puerto Rico, Venezuela, Burundi, Costa de Marfil (ahora Côte d’Ivoire), Kenia, Mauricio, Senegal, África del Sudoeste (ahora Namibia), Ceilán (ahora Sri Lanka), China y Singapur, así como muchos archipiélagos. Los misioneros dieron un ejemplo de celo en el ministerio, ayudaron a los Testigos locales a ser más hábiles, organizaron congregaciones y ayudaron a los hermanos a capacitarse para llevar la delantera. En muchos casos también iniciaron la predicación en zonas en las que nadie antes había predicado.

      Con esta ayuda, la cantidad de Testigos empezó a crecer. En la mayoría de estos países ahora hay miles de testigos de Jehová activos, y en algunos, decenas de miles o hasta más de cien mil.

      Algunos anhelaban escuchar

      En algunas zonas, los misioneros encontraron a muchas personas que tenían grandes deseos de aprender. Cuando Ted y Doris Klein, graduados de la primera clase de Galaad, llegaron a las islas Vírgenes en 1947, encontraron a tantas personas que querían estudiar la Biblia que con frecuencia su día de servicio no concluía hasta la medianoche. En la primera conferencia pública que el hermano Klein dio en la plaza del mercado de Charlotte Amalie, hubo una asistencia de mil personas.

      Joseph McGrath y Cyril Charles fueron enviados en 1949 a Taiwan al territorio de los amis. Tuvieron que vivir en casas con techo de paja y suelo de tierra. Pero habían ido allí para ayudar a la gente. A algunos miembros de la tribu amis que habían obtenido publicaciones de la Watch Tower, les había agradado tanto su contenido que habían dado a conocer las buenas nuevas a otros. Los misioneros que habían llegado podían ahora ayudarles a crecer espiritualmente. A los misioneros les habían dicho que había 600 personas interesadas en la verdad, pero en las reuniones que tuvieron en su recorrido por las aldeas hubo un total de 1.600 asistentes. Aquella gente humilde estaba dispuesta a aprender, pero les faltaba un conocimiento exacto de muchas cosas. Los hermanos McGrath y Charles empezaron a enseñarles pacientemente, concentrándose en un solo tema a la vez. Muchas veces pasaban ocho horas o más en cada aldea analizando un tema por preguntas y respuestas. También prepararon a los 140 que manifestaron su deseo de predicar de casa en casa. ¡Qué experiencia tan gozosa para los misioneros! Pero todavía quedaba mucho por hacer para que hubiera un crecimiento espiritual continuo.

      Unos doce años más tarde, Harvey y Kathleen Logan, misioneros de Galaad que habían servido en Japón, recibieron la asignación de dar más ayuda a los hermanos amis. El hermano Logan dedicó mucho tiempo a ayudarles a entender doctrinas y principios bíblicos básicos, así como asuntos de organización. La hermana Logan, por su parte, trabajaba en el servicio del campo todos los días con las hermanas amis y luego trataba de estudiar verdades bíblicas básicas con ellas. En 1963 la Sociedad Watch Tower hizo planes para que hermanos de veintiocho países se reunieran en el pueblo de Shou Feng con los hermanos del país en una asamblea que formaba parte de otra mayor celebrada por todo el mundo. De esta manera se empezó a sentar una base sólida para que se produjera más crecimiento.

      En 1948 llegaron a Rhodesia del Norte (ahora Zambia) dos misioneros, Ian Fergusson y Harry Arnott. En aquel tiempo ya había 252 congregaciones de Testigos africanos nativos en el país, pero a partir de entonces se dio también atención a los europeos que se habían trasladado allí para trabajar en la explotación de las minas de cobre. La respuesta fue emocionante. La gente obtuvo muchas publicaciones, y aquellos con quienes empezaron a estudiar la Biblia progresaron rápidamente. Aquel año la cantidad de Testigos activos en el ministerio del campo aumentó en un 61%.

      En muchos lugares era normal que los misioneros tuvieran listas de espera de gente que quería un estudio bíblico. A veces estaban también presentes en los estudios parientes, vecinos y otros amigos. Había quien ya asistía con regularidad a las reuniones del Salón del Reino antes de tener su propio estudio de la Biblia.

      En otros países, en cambio, la siega era muy reducida, aunque los misioneros trabajaban con ahínco. Ya en 1953 se había enviado a misioneros de la Watch Tower a Paquistán Oriental (ahora Bangladesh), cuya población, que en el presente excede los 115.000.000 de habitantes, es predominantemente musulmana e hindú. Pese al gran empeño que se puso en ayudar a la gente, para 1992 solo había 42 adoradores de Jehová en aquel país. No obstante, como eran tan pocos los que abrazaban la adoración verdadera, cada uno de ellos era especialmente precioso a los ojos de los misioneros que servían en esos lugares.

      Ayuda amorosa a compañeros Testigos

      El trabajo básico de los misioneros es evangelizar, predicar las buenas nuevas del Reino de Dios. Pero a la vez que ellos mismos han participado en esta actividad, también han dispensado una gran ayuda a los Testigos del país donde han servido. Los misioneros los han invitado a que los acompañen en el ministerio del campo y les han dado sugerencias respecto a cómo tratar situaciones difíciles. Observando a los misioneros, los Testigos del lugar con frecuencia han aprendido a ser más organizados en su ministerio y a enseñar de forma más eficaz. Y estos, a su vez, han ayudado a los misioneros a adaptarse a las costumbres del país.

      A su llegada a Portugal en 1948, John Cooke empezó a organizar la obra sistemática de casa en casa. A pesar de la buena voluntad de los Testigos portugueses, muchos necesitaban preparación. El hermano Cooke dijo años después: “Nunca olvidaré lo que sucedió en una de las primeras ocasiones en que salí a participar en el ministerio con las hermanas de Almada. Sí, seis de ellas fueron a la misma casa juntas. ¡Imagínese un grupo de seis mujeres [frente a] una sola puerta mientras una de ellas daba un sermón! Pero poco a poco las cosas empezaron a tomar forma y comenzó a haber adelanto”.

      El ejemplo de valor de los misioneros ayudó a los Testigos de las islas de Sotavento a ser denodados y no dejarse intimidar por los opositores que intentaban poner trabas a la obra. En España, la fe de un misionero ayudó a los hermanos a empezar a predicar de casa en casa, aunque en aquel entonces estaban bajo una dictadura católica fascista. Los misioneros que sirvieron en Japón después de la II Guerra Mundial dieron un ejemplo de prudencia al no referirse constantemente al fracaso de la religión nacional, tras la renuncia del emperador japonés a su divinidad, sino presentar pruebas convincentes de la existencia de un Creador.

      Los Testigos se fijaban en los misioneros, y el ejemplo de estos a menudo les afectaba profundamente en varios sentidos, aunque los misioneros no siempre se daban cuenta. En Trinidad todavía se recuerdan, muchos años después, incidentes que pusieron de manifiesto la humildad de los misioneros, el hecho de que estuvieran dispuestos a soportar condiciones difíciles y su duro trabajo en el servicio de Jehová pese al clima cálido. A los Testigos de Corea les impresionó mucho el espíritu abnegado de los misioneros que durante diez años no salieron del país para ir a visitar a sus familias porque el gobierno no les hubiera concedido los permisos para volver a entrar salvo que se tratara de un caso “humanitario” de emergencia.

      Mientras cursaban sus estudios en la Escuela de Galaad y al concluirlos, la mayoría de los misioneros vieron de cerca cómo funciona la central de la organización visible de Jehová. Tuvieron muchas oportunidades de relacionarse con miembros del Cuerpo Gobernante. Posteriormente, en sus asignaciones misionales, pudieron dar a los Testigos del lugar y a personas recién interesadas información de primera mano sobre el funcionamiento de la organización, a la vez que les transmitieron el aprecio que sentían por ella. El crecimiento que hubo se debió en gran parte al aprecio tan profundo que ellos transmitieron por el funcionamiento teocrático de la organización.

      En muchos de los lugares a los que fueron enviados los misioneros no había reuniones de congregación cuando llegaron. Así que organizaron reuniones, las condujeron y dieron la mayor parte de los discursos en ellas hasta que hubo otros preparados para tener estos privilegios. Daban instrucción constantemente a otros hermanos a fin de que reunieran los requisitos para asumir la responsabilidad. (2 Tim. 2:2.) El primer lugar de reunión era por lo común el hogar misional. Más adelante conseguían Salones del Reino.

      Donde ya había congregaciones, los misioneros contribuyeron a que las reuniones fueran más interesantes e instructivas. Sus comentarios bien preparados se valoraban, y en poco tiempo establecían una pauta que otros trataban de seguir. Gracias a la instrucción recibida en Galaad, estos hermanos dieron un buen ejemplo en la oratoria y la enseñanza y gustosamente dedicaron tiempo a ayudar a los hermanos locales a dominar este arte. En los países donde por tradición la gente era despreocupada y no le daba importancia a la puntualidad, los misioneros también les ayudaron pacientemente a entender la importancia de empezar las reuniones a tiempo, y animaron a todos a ser puntuales.

      En algunos lugares se encontraron con situaciones que indicaban que los hermanos necesitaban ayuda para comprender la importancia de adherirse a las normas justas de Jehová. En Botsuana, por ejemplo, descubrieron que algunas hermanas todavía ataban cuerdecitas a sus bebés o les colgaban cuentas para protegerlos de cualquier daño, pues no acababan de entender que tal costumbre tenía su origen en supersticiones y brujería. En Portugal se encontraron con circunstancias que estaban causando desunión. Con paciencia, ayuda amorosa y firmeza cuando fue necesario, se produjo una mejora en la salud espiritual.

      Los misioneros asignados a puestos de superintendencia en Finlandia dedicaron mucho tiempo y energías a enseñar a los hermanos del país a tratar los problemas a la luz de los principios bíblicos, para llegar así a una conclusión que estuviera de acuerdo con el modo de pensar de Dios. En Argentina también ayudaron a los hermanos a entender la importancia de tener un horario, llevar los registros y archivar los papeles. En Alemania ayudaron a hermanos leales que eran demasiado estrictos en ciertos aspectos, como consecuencia de su lucha por la supervivencia en los campos de concentración, a imitar más plenamente la mansedumbre de Jesucristo al pastorear el rebaño de Dios. (Mat. 11:28-30; Hech. 20:28.)

      Parte del trabajo de algunos misioneros consistió en tratar con funcionarios del gobierno, contestar sus preguntas y solicitar el reconocimiento legal de la obra de los testigos de Jehová. Por ejemplo, el hermano Joly, que fue asignado a Camerún junto con su esposa, intentó obtener el reconocimiento legal repetidas veces en un período de casi cuatro años. Habló con funcionarios franceses y africanos en muchas ocasiones. Finalmente, hubo un cambio de gobierno en el país y se concedió el reconocimiento legal. Para entonces los Testigos llevaban veintisiete años activos en Camerún y ya pasaban de los seis mil.

      Hacen frente a las dificultades del servicio de superintendente viajante

      A algunos misioneros se les ha asignado a servir de superintendentes viajantes. En Australia surgió una necesidad especial, ya que durante la II Guerra Mundial una influencia malsana desvió los esfuerzos de los hermanos, de modo que estos, en vez de adelantar los intereses del Reino, fueron tras metas seglares. Con el tiempo se corrigió la situación, y durante una visita del hermano Knorr en 1947 se recalcó la importancia de dar prioridad a la predicación del Reino. Posteriormente, el entusiasmo, el buen ejemplo y los métodos docentes de los graduados de Galaad que sirvieron de superintendentes de circuito y de distrito también contribuyeron a que hubiera un verdadero ambiente espiritual entre los hermanos australianos.

      Participar en el servicio de superintendente viajante a menudo ha significado estar dispuesto a sacrificarse y a enfrentarse con peligros. Wallace Liverance descubrió que la única manera de visitar a una familia de publicadores aislados que vivía en Volcán (Bolivia) era caminar 45 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta por terreno árido y rocoso a una altura de unos 3.400 metros bajo un sol abrasador, cargando con un saco de dormir, comida, agua y publicaciones. Para servir en diferentes congregaciones de las Filipinas, Neal Callaway con frecuencia viajaba en autobuses rurales atestados en los que la gente compartía el espacio con animales y con productos agrícolas. Richard Cotterill, por su parte, inició su servicio de superintendente viajante en la India en una época en que miles de personas eran asesinadas por odios religiosos. En una ocasión en que tenía que ir a visitar a los hermanos de una zona en conflicto, el taquillero de la estación del tren trató de disuadirlo. Para la mayoría de los pasajeros el viaje fue una pesadilla, pero el hermano Cotterill amaba profundamente a sus hermanos, sin importar dónde vivieran o el idioma que hablaran. Con confianza en Jehová, razonó: “Si es la voluntad de Jehová, trataré de llegar allí”. (Sant. 4:15.)

      Estimulan a otros a servir de tiempo completo

      Muchos de aquellos a quienes los misioneros enseñaron han imitado su ejemplo de celo emprendiendo el servicio de tiempo completo. En Japón, donde han servido 168 misioneros, en 1992 hubo 75.956 precursores; más del 40% de los publicadores del país participaron en alguna faceta del servicio de tiempo completo. En la República de Corea la proporción fue similar.

      Muchos ministros de tiempo completo de los países donde la proporción de Testigos por habitantes es bastante alta han sido invitados a recibir instrucción en la Escuela de Galaad y han sido enviados a servir a otros lugares. Una gran cantidad de misioneros procedían de Estados Unidos y Canadá; unos cuatrocientos de Gran Bretaña; más de doscientos cuarenta de Alemania; más de ciento cincuenta de Australia; más de cien de Suecia; y también ha habido un buen número procedente de Dinamarca, Finlandia, Hawai, Nueva Zelanda, los Países Bajos y otros lugares. De algunos países que recibieron ayuda de los misioneros, más adelante también salieron misioneros para servir en otros países.

      Cubren las necesidades de una organización creciente

      A medida que ha crecido la organización, los misioneros han asumido mayores responsabilidades. Una cantidad considerable de ellos han servido de ancianos o siervos ministeriales en congregaciones que ellos mismos ayudaron a formar. En muchos países fueron los primeros superintendentes de circuito y de distrito. Cuando la Sociedad ha visto conveniente abrir nuevas sucursales en vista del crecimiento que se ha producido, ha confiado la dirección de estas a los misioneros. En algunos casos se ha pedido a los que han llegado a dominar el idioma que ayuden en la traducción y corrección de pruebas de las publicaciones bíblicas.

      Sin embargo, para los misioneros ha sido una recompensa especial el que personas con quienes ellos han estudiado la Palabra de Dios, o hermanos a quienes han ayudado a crecer espiritualmente, hayan reunido los requisitos para asumir tales responsabilidades. Por ejemplo, para un matrimonio que servía en Perú fue un placer ver a algunos con quienes habían estudiado servir de precursores especiales y ayudar a fortalecer nuevas congregaciones e iniciar la obra en otros territorios. De un estudio que condujo un misionero con una familia en Sri Lanka salió uno de los miembros del Comité de Sucursal de ese país. Muchos misioneros más han tenido satisfacciones similares.

      Sin embargo, también han afrontado oposición.

      Hacen frente a oposición

      Jesús dijo a sus seguidores que, al igual que él, serían perseguidos. (Juan 15:20.) Como los misioneros normalmente procedían de países extranjeros, cuando en un país surgía persecución, con frecuencia los expulsaban.

      En 1967 Sona Haidostian y sus padres fueron arrestados en Alepo (Siria). Los tuvieron en prisión por cinco meses y luego los obligaron a marcharse del país sin sus pertenencias. La alemana Margarita Königer fue asignada a Madagascar; pero expulsiones sucesivas la llevaron a nuevas asignaciones en Kenia, Dahomey (Benín) y Alto Volta (Burkina Faso). Domenick Piccone y su esposa, Elsa, fueron expulsados de España en 1957 por predicar, luego de Portugal en 1962 y de Marruecos en 1969. No obstante, en todos esos países hicieron una buena labor mientras trataban de impedir que los expulsaran. Dieron testimonio a funcionarios. En Marruecos, por ejemplo, tuvieron la oportunidad de predicar a funcionarios de la Sécurité Nationale, a un juez del Tribunal Supremo, al jefe de policía de Tánger y a los cónsules estadounidenses en Tánger y en Rabat.

      La expulsión de los misioneros no ha puesto fin a la obra de los testigos de Jehová, como algunos funcionarios esperaban. A menudo las semillas de la verdad que se han sembrado han seguido creciendo. Por ejemplo, en Burundi cuatro misioneros llevaban solo unos cuantos meses efectuando su ministerio cuando el gobierno les obligó a marcharse del país en 1964. Pero uno de ellos mantuvo correspondencia con un hombre que mostró interés, quien le comunicó que estaba estudiando la Biblia con veintiséis personas. Un Testigo tanzano que se había mudado a Burundi poco tiempo antes también siguió predicando. Poco a poco fueron aumentando hasta que llegó a haber cientos de personas dando a conocer el mensaje del Reino a otros.

      En otras partes, antes de ordenar la expulsión, los funcionarios recurrieron a la violencia en un intento de que todos se sometieran a sus exigencias. En Gbarnga (Liberia), en 1963 unos soldados rodearon a 400 hombres, mujeres y niños que asistían a una asamblea cristiana. Los soldados los hicieron ir caminando hasta un recinto militar, donde les amenazaron, los golpearon y les ordenaron que todos, prescindiendo de su nacionalidad o creencias religiosas, saludaran la bandera liberiana. En el grupo se hallaba el estadounidense Milton Henschel. También se hallaban allí algunos misioneros, entre ellos el canadiense John Charuk. Un graduado de Galaad transigió, tal como lo había hecho en una ocasión anterior (aunque lo había mantenido oculto), lo cual sin duda contribuyó a que otros que estaban en aquella asamblea también transigieran. Quedó patente quiénes temían a Dios de verdad y quiénes habían caído en la trampa del temor al hombre. (Pro. 29:25.) Después de esto, el gobierno ordenó que todos los Testigos que fueran misioneros extranjeros salieran del país, aunque más avanzado el año, el presidente emitió una orden por la que se les permitió regresar.

      Con frecuencia las medidas que los funcionarios gubernamentales han tomado contra los misioneros se han debido a la presión del clero. En algunas ocasiones esta presión se ejerció de forma secreta, pero en otras todo el mundo sabía quién instigaba la oposición. George Koivisto nunca olvidará su primera mañana en el ministerio del campo en Medellín (Colombia). De repente apareció una chusma de escolares vociferantes que empezaron a tirarle piedras y puñados de barro. El ama de casa, que no había visto nunca antes al misionero, lo metió apresuradamente en su hogar y cerró las contraventanas de madera, disculpándose una y otra vez por la conducta de la chusma. Cuando llegó la policía, algunos acusaron al maestro por dejar salir a los estudiantes de la escuela. Pero una voz gritó: “¡No es así! ¡Fue el cura! Él anunció a los estudiantes por los altavoces que podían salir a ‘tirar piedras a los protestantes’”.

      Los misioneros tenían que tener valor piadoso y amor a las ovejas. Elfriede Löhr e Ilse Unterdörfer fueron asignadas al valle de Gastein, en Austria. En poco tiempo dejaron muchas publicaciones bíblicas en manos de personas que tenían hambre espiritual. Pero entonces el clero empezó a presentar oposición. Instó a los escolares a gritar a las misioneras en las calles y a adelantarse a ellas para decir a los amos de casa que no les prestaran atención. La gente se atemorizó. Sin embargo, con perseverancia y amor las misioneras empezaron unos cuantos estudios bíblicos buenos. Se programó un discurso bíblico para el público y el cura se apostó justo enfrente del lugar de reunión en actitud desafiante. Sin embargo, cuando las misioneras salieron a la calle para recibir a la gente, el cura desapareció. Fue a buscar a un policía y regresó con la intención de interrumpir la reunión, pero no lo consiguió. Con el tiempo se formó una excelente congregación en aquel lugar.

      En las ciudades próximas a Ibarra (Ecuador), Unn Raunholm y Julia Parsons se enfrentaron en numerosas ocasiones con chusmas instigadas por los sacerdotes. Como cada vez que aparecían por San Antonio el cura armaba un revuelo, las hermanas decidieron concentrar su predicación en otra ciudad llamada Atuntaqui. Pero un día el alguacil de esta ciudad, excitado, apremió a la hermana Raunholm a marcharse de la ciudad cuanto antes. “El sacerdote está organizando una manifestación contra usted y no tengo suficientes hombres para defenderla”, le dijo. Ella recuerda vívidamente lo que ocurrió: “¡La muchedumbre venía por nosotras! La bandera del Vaticano, de color blanco y amarillo, ondeaba delante del grupo, mientras el sacerdote gritaba consignas como ‘¡Viva la iglesia católica!’, ‘¡Abajo con los protestantes!’, ‘¡Viva la virginidad de la Virgen!’, ‘¡Viva la confesión!’. Cada vez que el sacerdote gritaba una consigna, la muchedumbre la repetía palabra por palabra”. En aquel momento dos hombres invitaron a las Testigos a entrar en la Casa de los Obreros para resguardarse. Allí dentro las misioneras dieron testimonio diligentemente a los curiosos que entraban para ver lo que pasaba y dejaron en manos de ellos todas las publicaciones que tenían.

      Cursos concebidos para satisfacer necesidades especiales

      Desde que salieron los primeros misioneros de la Escuela de Galaad hacia sus asignaciones, la organización de los testigos de Jehová ha crecido a un ritmo asombroso. En 1943, cuando se inauguró la escuela, solo había 129.070 Testigos en 54 países (que según la configuración del mapa del mundo de principios de los años noventa serían 103 países). Para 1992 había 4.472.787 Testigos en 229 países y archipiélagos por todo el mundo. A medida que se ha ido produciendo este crecimiento, las necesidades de la organización han ido cambiando. Algunas sucursales que en un tiempo se encargaban de menos de cien Testigos agrupados en unas cuantas congregaciones supervisan ahora la actividad de decenas de miles de Testigos, y muchas de esas sucursales han tenido que empezar a imprimir ellas mismas las publicaciones para tener bien equipados a los que participan en la evangelización.

      A fin de satisfacer las necesidades en continuo cambio, dieciocho años después de la apertura de la Escuela de Galaad se inició un curso de diez meses en la central mundial de la Sociedad, preparado especialmente para hermanos que tenían puestos de mucha responsabilidad en las sucursales de la Sociedad Watch Tower. Algunos de ellos ya habían asistido al curso misional de cinco meses de Galaad, pero otros no lo habían hecho. Todos ellos se beneficiaron de recibir preparación especializada para su trabajo. Se habló de cómo tratar diferentes situaciones y cómo satisfacer las necesidades de la organización conforme a los principios bíblicos, lo cual tuvo un efecto unificador. El curso comprendía un estudio analítico de toda la Biblia versículo por versículo. También incluía un estudio de la historia de la religión; enseñanza práctica de los pormenores envueltos en la dirección de una sucursal, un hogar Betel y una imprenta; e instrucciones sobre cómo supervisar el ministerio del campo, organizar nuevas congregaciones y abrir nuevos campos. Estos cursos (incluido el último, que se redujo a ocho meses) se impartieron en la central mundial, situada en Brooklyn (Nueva York), de 1961 a 1965. Un gran número de graduados fueron enviados de vuelta a los países en los que habían servido, mientras que otros fueron asignados a países donde podían hacer una aportación valiosa a la obra.

      El 1 de febrero de 1976 entró en vigor una nueva disposición en las sucursales de la Sociedad con vistas al aumento que se esperaba según la profecía bíblica. (Isa. 60:8, 22.) En lugar de haber un solo superintendente, junto con su auxiliar, en cada sucursal, habría un Comité de Sucursal compuesto de un mínimo de tres hermanos capacitados nombrados por el Cuerpo Gobernante. Las sucursales grandes podrían tener hasta siete hermanos en el comité. Con el fin de dar instrucción a todos ellos, se preparó un curso especial de Galaad de cinco semanas en Brooklyn (Nueva York). Catorce clases compuestas de miembros de comités de sucursales de todo el mundo recibieron esta instrucción especializada en la central mundial desde finales de 1977 hasta 1980. Fue una oportunidad excelente para unificar y refinar procedimientos.

      La Escuela de Galaad siguió preparando a los que tenían años de experiencia en el ministerio de tiempo completo y podían y estaban dispuestos a ser enviados a países extranjeros; pero se necesitaban más hermanos. A fin de acelerar la preparación, en otros países se abrieron escuelas que funcionarían como una extensión de Galaad; así los estudiantes no tendrían que aprender inglés para asistir al curso. En 1980-1981 la Escuela Cultural de Galaad en México instruyó a estudiantes hispanohablantes que cubrieron la necesidad apremiante de hermanos capacitados que había en América Central y del Sur. En 1981-1982, 1984 y de nuevo en 1992, se impartieron clases de una Extensión de la Escuela de Galaad también en Alemania. Los graduados de estas clases fueron enviados a África, Europa oriental, América del Sur y varias islas independientes. En 1983 se condujeron otras clases en la India.

      Celosos Testigos de los lugares donde han servido los misioneros han participado con estos en difundir el testimonio del Reino, lo que ha llevado a un aumento rápido en la cantidad de testigos de Jehová y, en consecuencia, a la formación de más congregaciones. Entre 1980 y 1987 la cifra mundial de congregaciones aumentó en un 27%, hasta un total de 54.911. En algunas zonas, a pesar de que la asistencia a las reuniones y la participación en el ministerio del campo era muy alta, la mayoría de los hermanos eran bastante nuevos. Se necesitaban con urgencia cristianos experimentados que sirvieran de pastores y maestros espirituales y llevaran la delantera en la evangelización. Para satisfacer esta necesidad, el Cuerpo Gobernante creó en 1987 la Escuela de Entrenamiento Ministerial como parte del programa de educación bíblica de la Escuela de Galaad. Durante las ocho semanas que dura el curso se efectúa un intenso estudio de la Biblia y se da atención personal al crecimiento espiritual de cada estudiante. Se estudian asuntos judiciales y de organización, así como las responsabilidades de los ancianos y los siervos ministeriales, y se les enseñan técnicas de oratoria. Esta escuela no ha interferido en las clases regulares de preparación de misioneros, pues el curso se ha conducido en diferentes países. Los graduados satisfacen ahora necesidades básicas en muchos lugares.

      Así, la instrucción que imparte la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower se ha mantenido al paso de las necesidades cambiantes de la organización internacional, que crece rápidamente.

      “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”

      Los misioneros tienen el mismo espíritu que el profeta Isaías. Cuando Jehová le avisó de la oportunidad de rendir un servicio especial, este respondió: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. (Isa. 6:8.) Miles de hombres y mujeres jóvenes con la misma disposición de ánimo han dejado su entorno familiar y a sus parientes para servir a favor de la voluntad divina dondequiera que se les necesite.

      Las circunstancias familiares han cambiado la vida de muchos misioneros. Varios que tuvieron hijos cuando ya eran misioneros pudieron permanecer en el país al que se les había asignado, trabajando para mantenerse y ayudando a las congregaciones. Hubo otros que, tras años de servicio, tuvieron que regresar a su país de origen para cuidar de sus padres, que ya eran de edad avanzada, o por otras razones. Pero consideraban un privilegio haber servido de misioneros por tanto tiempo como les había sido posible.

      Otros han podido hacer del servicio misional la carrera de su vida, aunque para ello han tenido que afrontar circunstancias difíciles. Olaf Olson, quien ha disfrutado de una larga carrera misional en Colombia, reconoció: “El primer año fue el más duro”. La razón principal fue que no podía expresarse correctamente en su nuevo idioma. Añadió: “Si hubiera seguido pensando en el país que había dejado, no habría sido feliz, pero resolví vivir tanto física como mentalmente en Colombia, trabar amistad con los hermanos y las hermanas del país y ocupar mi vida entera en el ministerio, y al poco tiempo me sentí como en casa en mi asignación”.

      La razón por la que perseveraban en sus asignaciones no era necesariamente que el entorno les pareciera ideal. Norman Barber, que sirvió en Birmania (hoy Myanmar) y en la India desde 1947 hasta su muerte en 1986, se expresó así: “A la persona que se regocija de que Jehová la utilice, cualquier lugar le parece bueno. [...] Francamente, para mí el clima tropical no es el ideal. Tampoco escogería el estilo de vida de los trópicos. Pero hay cosas más importantes que estos asuntos triviales. Ayudar a gente que es pobre de verdad en sentido espiritual es un privilegio indescriptible”.

      Muchos misioneros más comparten este punto de vista, y este espíritu de abnegación ha contribuido en gran manera al cumplimiento de la profecía de Jesús según la cual estas buenas nuevas del Reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones antes de que venga el fin. (Mat. 24:14.)

      [Nota a pie de página]

      a La Atalaya del 15 de abril de 1943, página 111.

      [Comentario en la página 523]

      Se recalca la importancia de confiar plenamente en Jehová y ser leales a él

      [Comentario en la página 534]

      ¡Menos mal que tenían sentido del humor!

      [Comentario en la página 539]

      Paciencia, ayuda amorosa y firmeza cuando fue necesario

      [Comentario en la página 546]

      “Ayudar a gente que es pobre de verdad en sentido espiritual es un privilegio indescriptible”

      [Recuadro en la página 533]

      Clases de Galaad

      1943-1960: Escuela en South Lansing (Nueva York). En 35 clases se graduaron 3.639 estudiantes de 95 países, la mayoría de los cuales fueron asignados al servicio misional. Los superintendentes de circuito y de distrito de Estados Unidos también asistieron a las clases.

      1961-1965: Escuela en Brooklyn (Nueva York). En cinco clases se graduaron 514 estudiantes que fueron enviados a países donde la Sociedad Watch Tower tenía sucursales; a la mayoría de los graduados se les asignaron trabajos administrativos. El curso de cuatro de estas clases duró diez meses, y el de una clase, ocho meses.

      1965-1988: Escuela en Brooklyn (Nueva York). En 45 clases, cuyos cursos fueron de veinte semanas de duración, se preparó a otros 2.198 estudiantes, en su mayoría para el servicio misional.

      1977-1980: Escuela en Brooklyn (Nueva York). Curso de cinco semanas de duración para miembros de comités de sucursales. Hubo catorce clases.

      1980-1981: Escuela Cultural de Galaad en México; curso de diez semanas; tres clases; 72 graduados hispanohablantes preparados para servir en Latinoamérica.

      1981-1982, 1984, 1992: Extensión de la Escuela de Galaad en Alemania; curso de diez semanas; cuatro clases; 98 estudiantes europeos germanohablantes.

      1983: Clases en la India; curso de diez semanas en inglés; tres grupos; 70 estudiantes.

      1987- : Escuela de Entrenamiento Ministerial, con un curso de ocho semanas, celebrada en lugares clave de diferentes partes del mundo. Para 1992, entre todos los graduados habían servido ya en más de 35 países aparte del suyo de origen.

      1988- : Escuela en Wallkill (Nueva York). El curso de veinte semanas de preparación para el servicio misional se conduce ahí actualmente. Hay planes de trasladar la escuela al Centro Educativo de la Watchtower, ubicado en Patterson (Nueva York), cuando esté terminado.

      [Recuadro en la página 538]

      Alumnado internacional

      A la Escuela de Galaad han asistido estudiantes procedentes de más de ciento diez países que han representado a decenas de nacionalidades.

      El primer grupo internacional fue el de la sexta clase, celebrada en 1945-1946.

      Se solicitó al gobierno de Estados Unidos la admisión de estudiantes extranjeros con visado de estudiante no inmigrante. En respuesta, el Ministerio de Educación de Estados Unidos reconoció que la instrucción que imparte la Escuela de Galaad es comparable a la de las escuelas técnicas y universitarias y las instituciones educativas. Por tanto, desde 1953 la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower figura en la lista de instituciones educativas aprobadas que tienen los cónsules estadounidenses en todo el mundo. El 30 de abril de 1954 apareció el nombre de esta escuela en la publicación titulada “Instituciones educativas aprobadas por el Ministro de Justicia”.

      [Fotografía en la página 522]

      Estudiantes de la primera clase de la Escuela de Galaad

      [Fotografía en la página 524]

      Albert Schroeder analiza las características del tabernáculo con los estudiantes de Galaad

      [Fotografía en la página 525]

      Maxwell Friend discursando en el anfiteatro de la Escuela de Galaad

      [Fotografías en la página 526]

      Las graduaciones de Galaad eran acontecimientos espirituales destacados. . .

      . . . ya fuera en grandes asambleas (Nueva York, 1950)

      . . . o en el recinto de la escuela (N. H. Knorr hablando delante de la biblioteca de la escuela en 1956)

      [Fotografías en la página 527]

      Aspecto del recinto de la Escuela de Galaad en South Lansing (Nueva York) durante los años cincuenta

      [Fotografía en la página 528]

      Hermon Woodard (izquierda) y John Errichetti (derecha) mientras servían en Alaska

      [Fotografía en la página 529]

      John Cutforth utiliza métodos visuales para enseñar en Papua Nueva Guinea

      [Fotografía en la página 530]

      Misioneras en Irlanda en 1950, con el superintendente de distrito

      [Fotografía en la página 530]

      Graduados rumbo a sus asignaciones en el Oriente en 1947

      [Fotografía en la página 530]

      Misioneros y compañeros de estos en Japón en 1969

      [Fotografías en la página 530]

      Misioneros en Brasil en 1956. . .

      . . . en Uruguay en 1954

      . . . en Italia en 1950

      [Fotografía en la página 530]

      Los primeros cuatro misioneros de Galaad enviados a Jamaica

      [Fotografía en la página 530]

      Primer hogar misional en Salisbury (hoy Harare, Zimbabue), en 1950

      [Fotografía en la página 530]

      Malcolm Vigo (Galaad, 1956-1957) con su esposa, Linda Louise; han servido juntos en Malaui, Kenia y Nigeria

      [Fotografía en la página 530]

      Robert Tracy (izquierda) y Jesse Cantwell (derecha) con sus esposas: misioneros en el servicio viajante en Colombia en 1960

      [Fotografía en la página 532]

      Clase de idiomas en un hogar misional de Côte d’Ivoire

      [Fotografía en la página 535]

      Ted y Doris Klein, quienes hallaron a muchas personas deseosas de escuchar la verdad bíblica en las islas Vírgenes estadounidenses en 1947

      [Fotografía en la página 536]

      Harvey Logan (delante, en el centro) con Testigos amis delante del Salón del Reino en los años sesenta

      [Fotografía en la página 540]

      Victor White, superintendente de distrito preparado en Galaad, dando un discurso en las Filipinas en 1949

      [Fotografía en la página 542]

      Margarita Königer conduce un estudio bíblico en Burkina Faso

      [Fotografía en la página 543]

      Unn Raunholm, misionera desde 1958, tuvo que hacer frente a chusmas instigadas por sacerdotes en Ecuador

      [Fotografías en la página 545]

      Escuela de Entrenamiento Ministerial

      Primera clase, celebrada en Coraopolis (Pensilvania, E.U.A.) en 1987 (arriba).

      Tercera clase, celebrada en Manchester (Gran Bretaña) en 1991 (derecha)

  • ¿Por el poder humano, o por el espíritu de Dios?
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 24

      ¿Por el poder humano, o por el espíritu de Dios?

      LA ASIGNACIÓN que Jesús dio a sus seguidores era de tales proporciones que parecía imposible de realizar. Aunque serían pocos, tendrían que proclamar las buenas nuevas del Reino de Dios en toda la tierra habitada. (Mat. 24:14; Hech. 1:8.) Además de tratarse de una tarea de magnitudes gigantescas, habría de efectuarse pese a dificultades aparentemente insuperables, pues los discípulos, tal como les dijo Jesús claramente, serían odiados y perseguidos en todas las naciones. (Mat. 24:9; Juan 15:19, 20.)

      A pesar de la oposición mundial, los testigos de Jehová se han dedicado con vigor a realizar la tarea predicha por Jesús. El alcance del testimonio dado es ya un hecho conocido y, además, verdaderamente espectacular. Pero ¿cómo se ha logrado? ¿Ha sido por el poder o el ingenio humanos? ¿O se debe a la acción del espíritu de Dios?

      El relato bíblico sobre cómo se restauró la adoración verdadera en Jerusalén en el siglo VI a.E.C. nos recuerda que nunca debemos pasar por alto el propio papel de Dios en el cumplimiento de su voluntad. Los comentaristas seglares quizás busquen una explicación de otra índole para lo que está sucediendo. Sin embargo, Dios hizo que su profeta Zacarías declarara lo siguiente respecto a la manera como se ejecutaría su propósito: “‘No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Zac. 4:6.) Los testigos de Jehová no vacilan en afirmar que así es como se efectúa hoy la predicación del mensaje del Reino; no ha sido recurriendo a la fuerza militar ni a causa del poder o la influencia de alguna agrupación de hombres prominentes, sino como resultado del funcionamiento del espíritu de Jehová. ¿Hay hechos que respalden tal convicción?

      “No muchos sabios según la carne”

      Al escribir a los primeros cristianos de Grecia, el apóstol Pablo reconoció: “Ustedes contemplan su llamamiento por él, hermanos, que no muchos sabios según la carne fueron llamados, no muchos poderosos, no muchos de nacimiento noble; sino que Dios escogió las cosas necias del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios escogió las cosas débiles del mundo, para avergonzar las cosas fuertes; y Dios escogió las cosas innobles del mundo, y las cosas menospreciadas, las cosas que no son, para reducir a nada las cosas que son, a fin de que ninguna carne se jacte a vista de Dios”. (1 Cor. 1:26-29.)

      Los propios apóstoles de Jesús pertenecían a la clase obrera. Cuatro eran pescadores de oficio. Uno había sido recaudador de impuestos, profesión que los judíos despreciaban. El clero judío veía a los apóstoles como hombres “iletrados y del vulgo”, lo que indica que no habían recibido educación en las escuelas de enseñanza superior. (Hech. 4:13.) Esto no significa que ninguna persona con más educación seglar o religiosa se convirtió al cristianismo. El apóstol Pablo había estudiado a los pies del sabio Gamaliel, miembro del Sanedrín judío. (Hech. 22:3.) Pero, como dice el texto, ‘no muchas’ personas recibieron tal instrucción.

      Es un hecho histórico que Celso, filósofo romano del siglo II E.C., se burla de que “cardadores, zapateros y bataneros, [...] las gentes, en fin, más incultas y rústicas” fueran entusiásticos predicadores del Evangelio. (Contra Celso, de Orígenes, III, 55.) En vista del desdén y la persecución violenta de que fueron objeto los cristianos verdaderos bajo el Imperio romano, ¿qué los fortaleció para seguir proclamando las buenas nuevas? Jesús había dicho que los fortalecería el espíritu santo de Dios. (Hech. 1:8.)

      Del mismo modo, en épocas más recientes se ha criticado a los testigos de Jehová porque son, en su mayoría, personas comunes y corrientes, que no ocupan una posición social que les gane la admiración del mundo. Uno de los primeros siervos modernos de Jehová que introdujo el mensaje del Reino en Dinamarca fue un zapatero. En Suiza y Francia fue un jardinero. En muchas partes de África el mensaje llegó por medio de trabajadores ambulantes. En Brasil, fue mediante unos marineros. Muchos de los Testigos polacos del norte de Francia eran trabajadores de las minas de carbón.

      Profundamente impresionadas por lo que habían aprendido de la Palabra de Dios con la ayuda de las publicaciones de la Watch Tower, estas personas quisieron demostrar su amor a Jehová obedeciéndole, así que emprendieron la obra que, según la Palabra de Dios, los cristianos verdaderos efectuarían. Desde entonces, varios millones de personas de toda condición han tomado parte en esta obra. Todos ellos son evangelizadores.

      Los testigos de Jehová son la única organización religiosa de la Tierra en la que cada uno de sus miembros da testimonio en persona a los no creyentes, procura contestar las preguntas de estos utilizando la Biblia y los insta a poner fe en la Palabra de Dios. Otras organizaciones religiosas reconocen que ese es el deber de todo cristiano. Algunas han tratado de animar a los miembros de sus iglesias a que lo hagan. Pero solo los testigos de Jehová lo hacen constantemente. ¿Quién les da la dirección, el consejo, la seguridad de que recibirán apoyo amoroso y las promesas que los motivan a efectuar esta tarea que otros evitan? Pregúnteles usted mismo. No importa en qué país vivan, su respuesta será: “Jehová”. Entonces, ¿a quién debe atribuirse el mérito?

      Se predice la intervención de los ángeles de Dios

      Al describir los sucesos que tendrían lugar durante la conclusión de este sistema de cosas, Jesús mostró que no serían solo sus seguidores en la Tierra los que intervendrían en el recogimiento de los amantes de la justicia. En el capítulo 13 de Mateo, al analizar el recogimiento de los últimos que tendrían parte con él en el Reino celestial, Jesús dijo: “Los segadores son los ángeles”. ¿Cuán grande sería el campo del cual juntarían a los “hijos del reino”? Jesús explicó que “el campo es el mundo”. De modo que los que serían juntados vendrían desde los lugares más remotos de la Tierra. ¿Realmente ha sucedido esto? (Mat. 13:24-30, 36-43.)

      ¡Claro que sí! Aunque los Estudiantes de la Biblia solo ascendían a unos cuantos miles cuando el mundo entró en sus últimos días en 1914, en poco tiempo el mensaje del Reino que predicaban circundó la Tierra. Personas del Oriente, de Europa, de África, de las Américas y de las islas aprovecharon la oportunidad de servir para el adelanto de los intereses del Reino de Dios y fueron recogidas en una organización unida.

      Por ejemplo, en Australia Occidental el mensaje del Reino llegó a oídos de Bert Horton. A él no le interesaba la religión tal como la conocía, y se había envuelto en la política y en actividades sindicalistas. Sin embargo, cuando su madre le regaló el libro The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), publicado por la Sociedad Watch Tower, y empezó a leerlo junto con la Biblia, supo que había encontrado la verdad. Comenzó a hablar de ello espontáneamente a sus compañeros de trabajo. Tras haber localizado a los Estudiantes de la Biblia, gustosamente se asoció con ellos, se bautizó en 1922, empezó el ministerio de tiempo completo y se ofreció para servir dondequiera que la organización de Jehová le indicara.

      Al otro lado del mundo, W. R. Brown, que ya había estado predicando en las islas del Caribe, partió rumbo a África en 1923 para propagar el mensaje del Reino. No era un predicador independiente en una misión de carácter personal. Él también trabajaba con el pueblo organizado de Jehová. Se había ofrecido para servir donde se le necesitara, y aceptó la asignación en África occidental que recibió de la oficina central. Todos los que se beneficiaron personalmente de su ministerio también comprendieron la importancia de colaborar fielmente con la organización de Jehová.

      La proclamación del Reino llegó asimismo hasta América del Sur. Por mucho tiempo Hermán Seegelken, domiciliado en Mendoza (Argentina), se había dado cuenta de la hipocresía que existía tanto en la Iglesia Católica como en las iglesias protestantes. Pero en 1929 oyó también el mensaje del Reino, lo aceptó con gusto y, tal como hacen los siervos de Jehová de todo el mundo, empezó a comunicarlo a otros. Por toda la Tierra hubo experiencias semejantes. A pesar de estar esparcidas geográficamente y de seguir estilos de vida distintos, personas “de toda tribu y lengua y pueblo y nación” escucharon y además se ofrecieron para servir a Dios. Se las juntó con el fin de que formaran una organización unificada que hiciera la labor anunciada por Jesús para este tiempo. (Rev. 5:9, 10.) ¿Qué da cuenta y razón de todo esto?

      La Biblia dice que los ángeles de Dios desempeñarían un papel importante en el asunto. Debido a esto, la proclamación del Reino resonaría por todo el globo terráqueo como el sonido de una trompeta de origen sobrehumano. De hecho, para 1935 las buenas nuevas del Reino habían penetrado en 149 países, al norte, al sur, al oriente y al occidente, desde un extremo de la Tierra hasta el otro.

      Al principio, tal como había predicho la Biblia, solo un “rebaño pequeño” mostró verdadero aprecio por el Reino de Dios y estuvo dispuesto a servir para el adelanto de sus intereses. Ahora se les ha unido una “gran muchedumbre” que aumenta rápidamente y que ya cuenta con varios millones de personas procedentes de todas las naciones. Esto también lo había predicho la Palabra de Dios. (Luc. 12:32; Juan 10:16; Rev. 7:9, 10.) No son personas que sencillamente afirmen profesar la misma religión, pero que, en la práctica, estén divididas entre sí a causa de todas las posturas y filosofías que fragmentan el mundo que las rodea. Los testigos de Jehová no se limitan a hablar del Reino de Dios mientras que, en realidad, confían en la gobernación de los hombres. Obedecen a Dios como gobernante aunque ello signifique arriesgar su propia vida. La Biblia dice claramente que el recogimiento de los que ‘temen a Dios y le dan gloria’ se realizaría bajo dirección angelical. (Rev. 14:6, 7; Mat. 25:31-46.) Los Testigos están firmemente convencidos de que esto es lo que en realidad ha sucedido.

      En incontables ocasiones han visto pruebas convincentes de la dirección celestial mientras efectúan su ministerio. Por ejemplo, en Río de Janeiro (Brasil), un grupo de Testigos estaba terminando de hacer sus visitas de casa en casa un domingo cuando una de las hermanas dijo: “Quiero seguir predicando un poco más. Por alguna razón deseo ir a esa casa”. El encargado del grupo sugirió dejarla para otro día, pero la publicadora insistió. En aquella puerta la Testigo halló a una señora que, con las mejillas bañadas en lágrimas, dijo que justamente había estado orando para recibir ayuda. Los Testigos la habían visitado anteriormente, pero no había mostrado interés en el mensaje bíblico. Sin embargo, la muerte súbita de su esposo le hizo comprender que necesitaba ayuda espiritual. Había buscado en vano el Salón del Reino. Le había pedido ayuda a Dios de todo corazón, y allí la tenía a su puerta. Al poco tiempo aquella señora se bautizó. Estaba convencida de que Dios había oído su oración y había tomado las medidas necesarias para responderle. (Sal. 65:2.)

      Una testigo de Jehová alemana que vivía en Nueva York tenía el hábito de orar para que Dios la dirigiera en su ministerio. Durante varias semanas había estado buscando en la calle a una señora que había mostrado interés, pero cuya dirección desconocía. Un día de 1987 oró así antes de empezar a predicar: “Jehová, tú sabes dónde está. Ayúdame a encontrarla, por favor”. Unos minutos después la vio sentada en un restaurante.

      ¿Fue pura casualidad? La Biblia dice que los cristianos verdaderos son “colaboradores de Dios” y que los ángeles son enviados “para servir a favor de los que van a heredar la salvación”. (1 Cor. 3:9; Heb. 1:14.) Cuando la Testigo le contó cómo la había encontrado, la señora aceptó la invitación de examinar la Biblia un poco más aquel mismo día.

      Las buenas nuevas llegan a ‘territorios inaccesibles’

      Los testigos de Jehová han llevado el mensaje del Reino con constancia a todos los países, pero ello no explica completamente lo que se ha logrado. Han visto el mensaje del Reino extenderse por lugares en los que antes se había obstaculizado todo intento planificado de llevarlo.

      Por ejemplo, durante los años veinte y treinta, los Testigos presentaron en más de una ocasión peticiones formales ante los funcionarios del gobierno de la antigua Unión Soviética para que les permitieran enviar publicaciones bíblicas a ese país o imprimirlas allí. Las respuestas en aquel tiempo fueron negativas. Si bien había unos cuantos testigos de Jehová en la Unión Soviética, se precisaba de mucha más ayuda para llevar a cabo la obra de predicar que según la Palabra de Dios tiene que efectuarse. ¿Podría hacerse algo para suministrar dicha ayuda?

      Es de interés que, al terminar la II Guerra Mundial, más de mil testigos de Jehová, y con ellos muchas otras personas que vivían en lo que había sido el este de Polonia, se encontraron en territorio de la Unión Soviética. En el campo de concentración de Ravensbrück, centenares de jóvenes rusas habían conocido a compañeras de prisión que eran testigos de Jehová. Algunas de aquellas jóvenes se dedicaron a Jehová durante aquel período, y después fueron enviadas de vuelta a distintas partes de la Unión Soviética. Otros centenares de personas también se hallaron en territorio de la Unión Soviética debido a los cambios fronterizos que tuvieron lugar durante la guerra. El resultado no fue precisamente lo que el gobierno soviético tenía planeado. Tampoco fue algo que el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová hubiera arreglado. Pero contribuyó a que se realizara lo que la Palabra inspirada de Dios había anunciado. Comentando sobre estos sucesos, The Watchtower dijo: “Así pues, se puede ver cómo, en la providencia del Señor, él puede levantar testigos en cualquier país, a fin de que sostengan en alto el estandarte de la verdad y den a conocer el nombre de Jehová” (número del 1 de febrero de 1946).

      No ha sido un país solamente el que ha dicho a los testigos de Jehová: ‘¡No pueden entrar aquí!’ o ‘No pueden predicar aquí’. Esto ha sucedido una y otra vez en muchos países de toda la Tierra, a menudo como consecuencia de la presión que el clero ha ejercido sobre los funcionarios gubernamentales. Con el tiempo, algunos de estos países han otorgado reconocimiento legal a los testigos de Jehová. Sin embargo, aun antes de que lo hicieran, millares de personas ya habían abrazado la adoración de Jehová, el Creador de los cielos y la Tierra, dentro de sus propias fronteras. ¿Cómo se logró esto?

      La Biblia lo explica de manera sencilla, a saber, que los ángeles de Dios han desempeñado un papel prominente en llevar a gente de todas las naciones la urgente llamada: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”. (Rev. 14:6, 7.)

      Triunfan a pesar de dificultades aparentemente insuperables

      En algunos países los testigos de Jehová han hecho frente a más que simples prohibiciones impuestas a su ministerio público: se han enfrentado a acciones encaminadas a exterminarlos.

      Durante la I Guerra Mundial el clero de Estados Unidos y el de Canadá aunaron sus esfuerzos para poner fin a la obra de los Estudiantes de la Biblia, como se conocía entonces a los testigos de Jehová. Este hecho es del dominio público. Pese a que las leyes garantizaban la libertad de expresión y de culto, el clero presionó a los funcionarios gubernamentales para que prohibieran las publicaciones de los Estudiantes de la Biblia. Muchos fueron arrestados, y se les negó la libertad bajo fianza; a otros se les golpeó brutalmente. Los directores principales de la Sociedad Watch Tower y sus colaboradores más cercanos fueron sentenciados a largas condenas en procesos cuya invalidez se demostró más tarde. En su libro Preachers Present Arms (Los predicadores presentan armas), Ray Abrams dijo: “Un análisis del caso completo lleva a la conclusión de que las iglesias y el clero estuvieron originalmente detrás del movimiento para acabar con los russelistas”, término despectivo con que el clero se refería a los Estudiantes de la Biblia. Sin embargo, después de la guerra los Estudiantes de la Biblia salieron con más vigor que nunca para anunciar al Rey nombrado por Jehová, Jesucristo, y su Reino. ¿De dónde emanó aquel vigor renovado? La Biblia lo había predicho y había anunciado que sería el resultado del “espíritu de vida procedente de Dios”. (Rev. 11:7-11.)

      Cuando los nazis ascendieron al poder en Alemania, intensificaron la persecución de los testigos de Jehová en los países que cayeron bajo su control. Se arrestó y trató brutalmente a los Testigos. Se les declaró ilegales. Finalmente, en octubre de 1934, las congregaciones de los testigos de Jehová de toda Alemania enviaron al gobierno cartas certificadas en las que manifestaban claramente que no tenían objetivos políticos, pero que estaban resueltos a obedecer a Dios como gobernante. Congregaciones de Testigos de todo el mundo también enviaron cablegramas en apoyo de sus hermanos cristianos de Alemania.

      Aquel mismo día, 7 de octubre de 1934, en el despacho del Dr. Wilhelm Frick, en Berlín, Adolf Hitler dijo respecto a los testigos de Jehová cerrando los puños: “¡Esta cría será exterminada de Alemania!”. No se trataba de una amenaza vacía. Los arrestos se generalizaron. Según una notificación confidencial de la Policía Estatal Secreta de Prusia, con fecha del 24 de junio de 1936, se organizó “un Comando especial de la Gestapo” para combatir a los Testigos. Tras muchos preparativos, la Gestapo emprendió una campaña para apresar a todos los testigos de Jehová y a cualquiera de quien se sospechara que lo fuera. Todos los organismos policíacos tomaron parte en la ofensiva, dejando tranquilos a los criminales.

      Los informes indican que las autoridades finalmente arrestaron a 6.262 Testigos alemanes. Karl Wittig, quien había sido funcionario del gobierno alemán y estuvo detenido en varios campos de concentración, escribió más tarde: “Ningún otro grupo de prisioneros fue expuesto al sadismo de los soldados de las SS [como] los Estudiantes de la Biblia. Fue un sadismo marcado por una cadena interminable de torturas físicas y mentales”, cuya intensidad “ningún idioma del mundo puede expresar”.

      ¿Qué resultado tuvo este trato? En un libro publicado en 1982, Christine King llega a la siguiente conclusión: “Solamente en el caso de los Testigos [a diferencia del de otros grupos religiosos] fracasó el gobierno”. Hitler había jurado exterminarlos, y centenares de ellos fueron asesinados. No obstante, la Dra. King comenta: “La obra [de predicar acerca del Reino de Dios] siguió adelante, y en mayo de 1945 el movimiento de los testigos de Jehová todavía estaba vivo, mientras que el nacionalsocialismo no”. Además, señala: “No habían transigido” (The Nazi State and the New Religions: Five Case Studies in Non-Conformity [El Estado nazi y las nuevas religiones: Un estudio de cinco casos de disidencia]). ¿Por qué no pudo Hitler, con su bien equipado ejército, su policía tan bien preparada y sus numerosos campos de exterminio, cumplir con su amenaza de destruir a este grupo relativamente pequeño y desarmado, compuesto de personas comunes desde el punto de vista del mundo? ¿Por qué no han logrado otras naciones detener su actividad? ¿A qué se debe que los testigos de Jehová, no solo unos cuantos aisladamente, sino en conjunto, hayan permanecido firmes frente a persecución salvaje?

      La respuesta está en el sabio consejo que Gamaliel, uno de los maestros de la Ley, dio a los demás miembros del Sanedrín judío al tratar un caso análogo en el que estaban implicados los apóstoles de Jesucristo. Su consejo fue: “No se metan con estos hombres, sino déjenlos (porque si este proyecto o esta obra proviene de hombres, será derribada; pero si proviene de Dios, no podrán derribarlos); de otro modo, quizás se les halle a ustedes luchadores realmente contra Dios”. (Hech. 5:38, 39.)

      Así pues, los hechos históricos prueban que la tarea aparentemente imposible que Jesús mandó a sus seguidores efectuar pese a dificultades aparentemente insuperables se lleva a cabo, no por el poder humano, sino por el espíritu de Dios. Como el mismo Jesús dijo en oración a Dios: “Padre, todas las cosas te son posibles”. (Mar. 14:36.)

      [Comentario en la página 547]

      “‘Por mi espíritu’, ha dicho Jehová de los ejércitos”

      [Comentario en la página 548]

      ¿Qué los fortaleció para que siguieran predicando a pesar de la mofa y la persecución violenta?

      [Comentario en la página 549]

      Prueba de la dirección de los ángeles

      [Comentario en la página 551]

      ‘El Señor puede levantar testigos en cualquier país’

      [Comentario en la página 553]

      Un pueblo unido que ha demostrado la firmeza de su fe frente a dificultades aparentemente insuperables

  • Predicación pública y de casa en casa
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 25

      Predicación pública y de casa en casa

      AL ENVIAR a sus discípulos, Jesucristo les dio este mandato: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’”. (Mat. 10:7.) Y a los cristianos verdaderos que vivirían durante la conclusión del sistema de cosas dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio”. (Mat. 24:14.) ¿Qué significaban esas palabras?

      No significaban que los discípulos debían erigir iglesias, tocar las campanas y aguardar a que los fieles se congregaran para oírles pronunciar un sermón una vez por semana. El significado básico del verbo griego que aquí se traduce por “predicar” (ke·rýs·so) es “proclamar como heraldo”. No tiene el sentido de dar sermones a un círculo cerrado de discípulos, sino, más bien, de expresar abiertamente, públicamente.

      Jesús mismo dio el ejemplo en cuanto a cómo había de hacerse. Fue a los sitios donde podía hallar a la gente. Las personas del siglo I solían reunirse en las sinagogas para oír la lectura de las Escrituras. Jesús aprovechó la oportunidad para predicarles allí, no solo en una ciudad, sino en ciudades y aldeas de toda Galilea y Judea. (Mat. 4:23; Luc. 4:43, 44; Juan 18:20.) Incluso, como lo muestran los Evangelios, predicaba más a menudo a las orillas del mar, en las faldas de las montañas, a lo largo de los caminos, en las aldeas y en los hogares donde era bien recibido. Dondequiera que encontraba a la gente, hablaba acerca del propósito de Dios para el género humano. (Luc. 5:3; 6:17-49; 7:36-50; 9:11, 57-62; 10:38-42; Juan 4:4-26, 39-42.) Y al enviar a sus discípulos, les mandó ir a los hogares de la gente para descubrir a los merecedores y darles testimonio del Reino de Dios. (Mat. 10:7, 11-13.)

      Los testigos de Jehová modernos han procurado seguir la pauta establecida por Jesús y sus discípulos del siglo primero.

      Se anuncian las nuevas de la presencia de Cristo

      A medida que Charles Taze Russell y sus colaboradores comprendían la estructura armoniosa de la verdad que se revela en la Palabra de Dios, les impresionaba mucho lo que aprendían acerca del propósito y la manera de la vuelta de Cristo. El hermano Russell reconoció tanto la necesidad de dar a conocer estos hechos, como de hacerlo con toda urgencia. Puso sus asuntos en orden para viajar a los lugares donde hubiera gente a la que pudiera hablar de estas verdades bíblicas. Asistió a reuniones religiosas celebradas al aire libre y se valió de la oportunidad para hablar a la gente, tal como Jesús había predicado en las sinagogas. Sin embargo, comprendió pronto que se podía lograr más de otras maneras. El estudio de las Escrituras le hizo ver que Jesús y sus apóstoles efectuaron la mayor parte de su predicación hablando en privado con la gente y mientras la visitaban de casa en casa. También reconoció la importancia de complementar la conversación dejando algo impreso en manos de la gente.

      Ya en 1877 había editado el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor). Dos años después empezó a publicar con regularidad la revista Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (hoy en español La Atalaya). Sí, el objetivo era predicar, o proclamar como heraldo, las importantes nuevas de la presencia de Cristo.

      Para 1881 se repartían gratuitamente impresos de los Estudiantes de la Biblia cerca de las iglesias, no a las puertas de estas, sino en las proximidades, para que las personas con inclinación religiosa los recibieran. Muchos Estudiantes de la Biblia los regalaban a sus conocidos o los enviaban por correo. En 1903 la Watch Tower recomendó que intentaran llegar a toda persona distribuyendo los tratados de casa en casa en vez de concentrarse en los que asistían a las iglesias. No todos siguieron esta sugerencia, pero muchos sí respondieron con verdadero entusiasmo. Se dice, por ejemplo, que en varias ciudades grandes de Estados Unidos, así como en sus alrededores en un radio de 16 kilómetros o más, se visitaron casi todas las casas. Millones de tratados, o folletos, se repartieron de ese modo. En aquel tiempo la mayoría de los Estudiantes de la Biblia que participaban en esparcir las buenas nuevas lo hacían distribuyendo de diferentes maneras y de forma gratuita tratados y otros impresos.

      Otros Estudiantes de la Biblia —en número más limitado— servían de evangelizadores que repartían publicaciones, empleando gran parte de su tiempo exclusivamente en esta labor.

      Celosos repartidores toman la delantera

      La primera vez que se hizo un llamamiento a las personas dedicadas que pudieran dar mucho de su tiempo a este servicio fue en abril de 1881. Su labor consistiría en ofrecer a los amos de casa y hombres de negocios un libro pequeño que explicaba verdades bíblicas y una suscripción a la revista Watch Tower. El propósito era hallar a los que tenían hambre de la verdad y enseñarles. Por algún tiempo se limitaron solo a decir unas cuantas palabras que despertaran el interés, dejaban en las casas un paquete de publicaciones bíblicas para que el amo de casa lo examinara y regresaban unos días después. Algunas personas devolvían las publicaciones; otras deseaban comprarlas; a menudo se presentaban oportunidades para conversar. Refiriéndose al objetivo de los repartidores, la Watch Tower dijo: “No consiste en vender los paquetes ni en [hacer] suscripciones, sino en propagar la verdad persuadi[endo] a la gente a leer”.

      Eran relativamente pocos los que participaban en esta forma de evangelización. Durante los primeros treinta años la cifra varió de unos pocos a más o menos seiscientos. Estos repartidores eran precursores en toda la extensión de la palabra, pues abrían nuevo territorio. Anna Andersen, una de las que perseveraron en este servicio durante décadas, llegó a casi todos los pueblos de Noruega con las buenas nuevas, viajando generalmente en bicicleta. Otros repartidores viajaron al extranjero y fueron los primeros en llevar el mensaje a países tales como Finlandia, Barbados, El Salvador, Guatemala, Honduras y Birmania (ahora Myanmar). También hubo quienes no pudieron mudarse a otras zonas, pero llevaron las buenas nuevas a otras personas sirviendo de repartidores en su propio territorio.

      La labor de los repartidores fue excepcional. Uno de ellos, que sirvió en la costa occidental de Estados Unidos, informó en 1898 que en los treinta y tres meses anteriores había viajado 12.800 kilómetros en su coche tirado por un caballo, había testificado en 72 pueblos, realizado 18.000 visitas, distribuido 4.500 libros, hecho 125 suscripciones, regalado 40.000 tratados y visto a 40 personas no solo aceptar el mensaje, sino también comenzar a compartirlo con otros. En un espacio de solo dos años y medio un matrimonio de Australia logró dejar 20.000 libros en manos de gente que los aceptó con gusto.

      ¿Eran estas elevadas cifras la excepción, o la regla? Pues bien, el informe para 1909 muestra que alrededor de seiscientos veinticinco repartidores (el total de los que figuraban en la lista entonces) recibieron de la Sociedad 626.981 libros (un promedio de más de mil por repartidor) para ponerlos en manos del público, además de una gran cantidad de otros impresos para distribuirlos gratuitamente. Como por lo general no podían llevar suficientes libros de casa en casa, los repartidores tomaban los pedidos y regresaban después para hacer las entregas.

      No obstante, hubo quienes objetaron, diciendo: “¡Eso no es predicar!”. Pero, como explicó el hermano Russell, en realidad era una forma de predicar muy eficaz. En lugar de oír un solo sermón, la gente recibía muchos sermones impresos y de ese modo podía disfrutar de repasarlos una y otra vez y corroborar su información con su propia Biblia. Era un modo de evangelizar que partía de la base de que las personas habían aprendido a leer en las escuelas. El libro The New Creation (La nueva creación) señaló: “El que estos evangelizadores utilicen métodos de trabajo adaptados a nuestra época, en lugar de valerse de métodos del pasado, de ningún modo desdice de su labor, como tampoco lo hace el que viajen en vehículos a vapor o eléctricos en vez de viajar a pie o en camellos. La evangelización se efectúa mediante la presentación de la Verdad [...], la Palabra de Dios”.

      El verdadero interés de los Estudiantes de la Biblia por ayudar a la gente se hizo patente en la minuciosidad que con el tiempo caracterizó su predicación. The Watch Tower del 1 de marzo de 1917 explicó el programa como sigue: Primero, los repartidores visitaban los hogares de la zona y ofrecían los tomos de Estudios de las Escrituras. Luego los obreros pastoralesa visitaban a las personas de la lista que preparaban los repartidores o a aquellas cuyos nombres les habían sido entregados en las reuniones públicas. Estos se esforzaban por estimular a aquellas personas a leer las publicaciones, animaban a las que estuvieran interesadas a asistir a discursos especialmente preparados para el público y procuraban formar clases para el estudio de la Biblia en imitación de los cristianos de Berea. Siempre que era posible, los repartidores trabajaban de nuevo en la misma zona, seguidos de los obreros pastorales, que mantenían el contacto con la gente que se interesaba en la verdad. Más tarde, otros trabajadores de las clases visitaban los mismos hogares con tratados y demás publicaciones bíblicas que ofrecían gratis. Así se lograba que todos recibieran por lo menos algo que pudiera acrecentar su deseo de aprender más acerca del propósito de Dios.

      Cuando solo había uno o dos repartidores en una zona y no existía ninguna congregación, ellos mismos solían atender el interés de las personas. Así, cuando Hermann Herkendell y su compañero fueron a Bielefeld (Alemania) como repartidores en 1908, se les mandó específicamente que hicieran que los vecinos interesados en la Biblia se conocieran unos a otros, y que formaran una congregación. Unos años más tarde, The Watch Tower habló de otros repartidores que estaban prestando atención personal a los interesados hasta el punto de dejar formada una clase de Estudiantes de la Biblia en todos los pueblos o ciudades donde servían.

      En 1921 se suministró una valiosa ayuda para la obra: el libro El Arpa de Dios. Concebido particularmente para el beneficio de los principiantes, terminó teniendo una tirada de 5.819.037 ejemplares en veintidós idiomas. A fin de ayudar a los que lo obtenían, la Sociedad instituyó un curso bíblico por correspondencia organizado por temas. El curso se componía de doce cuestionarios que se enviaban durante un período de doce semanas. El libro se empleó también para organizar estudios bíblicos en grupo en los hogares de los que se interesaban. Algunos Estudiantes de la Biblia solían asistir a aquellos estudios.

      No obstante, los Testigos sabían perfectamente que el campo era inmenso y ellos eran pocos. (Luc. 10:2.)

      Aunque pocos, alcanzan a muchos

      La Watch Tower señaló que los verdaderos cristianos ungidos por espíritu tenían la responsabilidad dada por Dios de encontrar y ayudar a todo el que fuera cristiano sincero, asistiera a las iglesias o no. (Isa. 61:1, 2.) ¿Cómo podrían hacerlo?

      Los dos Estudiantes de la Biblia (J. C. Sunderlin y J. J. Bender) enviados a Inglaterra en 1881 habrían logrado relativamente poco por sí solos; pero con la ayuda de centenares de jóvenes a quienes se pagó por sus servicios, consiguieron distribuir en poco tiempo 300.000 ejemplares de Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores). Adolf Weber, que regresó a Suiza con las buenas nuevas a mediados de los años noventa del siglo XIX, tenía como campo de predicación un vasto territorio que abarcaba varios países. ¿Cómo podría encargarse de todo? Además de viajar largas distancias como repartidor, puso anuncios en los periódicos y logró que los libreros incluyeran las publicaciones de la Watch Tower en su surtido. En 1907 el grupito de Estudiantes de la Biblia de Alemania se las arregló para enviar junto con los periódicos 4.850.000 tratados de cuatro páginas. Poco después de la primera guerra mundial, cierto hermano de Letonia que trabajaba en las oficinas centrales de la Sociedad en Nueva York pagó para que publicaran algunos anuncios en diarios de su país. Un hombre que respondió a uno de ellos fue el primer Estudiante de la Biblia en Letonia. Pero este medio de publicidad no tomó el lugar del testimonio personal ni el de la búsqueda de los merecedores de casa en casa. Más bien, se utilizó para aumentar la proclamación.

      Sin embargo, los periódicos no publicaban solamente anuncios. Durante los años que precedieron a la I Guerra Mundial los sermones del hermano Russell se publicaban con regularidad bajo su propia supervisión. En poco tiempo la publicidad que alcanzaron sus sermones fue asombrosa. Más de dos mil periódicos, con un total de 15.000.000 de lectores, los imprimían simultáneamente en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia y Sudáfrica. ¿Podía lograrse más todavía? El hermano Russell creía que sí.

      En enero de 1914, al cabo de dos años de preparativos, se estrenó el “Foto-Drama de la Creación”. Se presentó en cuatro partes. El programa de ocho horas incluía películas y diapositivas sincronizadas con la voz grabada. Era una producción verdaderamente excepcional cuyo objetivo era cultivar el aprecio por la Biblia y el propósito de Dios expuesto en ella. Se organizaron las presentaciones para que cada día se mostrara en 80 ciudades. Se le daba publicidad de antemano en los periódicos, fijando carteles en escaparates y ventanas y distribuyendo grandes cantidades de impresos gratuitos para suscitar el interés. Dondequiera que se exhibía el “Foto-Drama”, acudían multitudes a verlo. En menos de un año había llegado a más de ocho millones de personas en Estados Unidos y Canadá, y tanto de Gran Bretaña y la Europa continental como de Australia y Nueva Zelanda llegaban informes de que el público abarrotaba los auditorios. Al “Foto-Drama” le siguió una versión algo abreviada (sin películas) que se exhibió en pueblos más pequeños y en zonas rurales. El Drama se siguió presentando en varios idiomas por lo menos durante dos décadas. Se suscitó mucho interés, se recibieron los nombres de los interesados y se hicieron las visitas para atender a esas personas.

      Luego, en los años veinte, se empezó a usar otro instrumento que serviría para dar amplia publicidad al mensaje del Reino. El hermano Rutherford estaba convencido de que la mano del Señor había intervenido. ¿Qué era? La radio. Menos de dos años después de que la primera emisora comercial del mundo diera comienzo a las emisiones regulares (en 1920), J. F. Rutherford, presidente de la Sociedad Watch Tower, usó la radio para transmitir la verdad bíblica. Había surgido un instrumento que podía llegar a millones de personas simultáneamente. Dos años más tarde, en 1924, la Sociedad poseía su propia emisora, la WBBR, que funcionaba en Nueva York. Para 1933, cuando el uso de la radio alcanzó su apogeo, 408 emisoras transmitían el mensaje a seis continentes. Además de las transmisiones en directo, se grababan de antemano programas sobre muchos temas. Para que la gente conociera la programación y pudiera beneficiarse de ella, en cada ciudad se le daba amplia publicidad mediante la distribución de anuncios. Estas transmisiones vencieron muchos prejuicios y abrieron los ojos de la gente sincera. El temor a los vecinos y al clero retenía a muchos de asistir a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia, pero no les impedía escuchar la radio en la intimidad de sus hogares. Las emisiones de radio no reemplazaron la necesidad de testificar de casa en casa, pero sí llevaron la verdad bíblica a lugares de difícil acceso y proporcionaron excelentes oportunidades para conversar cuando los Testigos visitaban los hogares.

      Responsabilidad personal de testificar

      Por décadas la Watch Tower había recalcado la responsabilidad personal de testificar. Pero desde 1919 en adelante esto se convirtió en tema constante de las publicaciones y de los programas de las asambleas. Aun así, para muchos no era fácil abordar a desconocidos en sus puertas, y al principio solo un número limitado de Estudiantes de la Biblia testificaba con regularidad de casa en casa.

      Se ofrecía estímulo reconfortante basado en las Escrituras. “Benditos son los intrépidos”, fue de lo que trató la Watch Tower en sus números del 1 y 15 de agosto de 1919. Esta información advirtió del peligro de temer al hombre, habló de los 300 valientes guerreros de Gedeón que estuvieron alerta y dispuestos a servir en todo lo que el Señor les ordenara y contra fuerzas aparentemente abrumadoras, y alabó la intrépida confianza de Elías en Jehová. (Jue. 7:1-25; 2 Rey. 6:11-19; Pro. 29:25.) En 1921 el artículo “Sed fuertes” no solo recalcó el deber, sino también el privilegio, de servir del lado del Señor contra las fuerzas satánicas de la oscuridad al participar en la obra predicha en Mateo 24:14. A los que tenían algún tipo de limitación se les recomendó encarecidamente que no se desanimaran y, a la misma vez, que no se retuvieran de hacer cuanto pudieran.

      Mediante artículos bíblicos francos, The Watch Tower hizo que todos los que afirmaban ser siervos ungidos de Dios vieran su responsabilidad de ser proclamadores del Reino de Dios. El número del 15 de agosto de 1922 contenía un artículo conciso y directo titulado “El servicio es esencial”, es decir, el servicio como el de Cristo, servicio que impulsa a ir a los hogares de otras personas para hablarles acerca del Reino de Dios. Más tarde, en aquel mismo año, se mostró que para que tal servicio fuera de valor a la vista de Dios debía estar motivado por el amor. (1 Juan 5:3.) Un artículo que apareció en el número del 15 de junio de 1926 explicó que Dios no se deja impresionar en absoluto por la adoración formalista; lo que desea es obediencia, y eso incluye reconocer cualquier medio que él emplee para realizar su propósito. (1 Sam. 15:22.) Al año siguiente, al tratar sobre “La misión del cristiano en la Tierra”, la revista señaló al papel de Jesús como “el testigo fiel y verdadero” y al hecho de que el apóstol Pablo predicó “públicamente y de casa en casa”. (Rev. 3:14; Hech. 20:20.)

      En la hoja mensual de instrucciones para el servicio, llamada Bulletin (Boletín), aparecieron en detalle modos de presentar las publicaciones, para que los publicadores las memorizaran. Se les animó a participar en el servicio del campo regularmente todas las semanas. Pero la cifra de los que en efecto testificaban de casa en casa fue pequeña al principio, y algunos que empezaron a hacerlo no continuaron. En Estados Unidos, por ejemplo, el promedio semanal de los que participaron en el servicio del campo en 1922 fue de 2.712. Pero para 1924 la cifra había descendido a 2.034. En 1926 subió a 2.261, con un máximo de 5.937 durante una semana de actividad especial.

      Luego, a finales de 1926, la Sociedad empezó a animar a las congregaciones a dedicar algún tiempo los domingos a la testificación en grupo y, durante ese tiempo, no solo ofrecerían tratados, sino también libros para el estudio de la Biblia. En 1927 The Watch Tower recomendó a los leales de las congregaciones que removieran de la posición de ancianos a los que por sus palabras o acciones revelaran que no aceptaban la responsabilidad de testificar públicamente y de casa en casa. De este modo se quitaron las ramas que no estaban produciendo fruto, por decirlo así, y se podaron las que quedaron para que dieran más fruto para la alabanza de Dios. (Compárese con la ilustración de Jesús en Juan 15:1-10.) ¿Resultó esta acción en un verdadero aumento de la alabanza pública de Jehová? ¡En 1928 hubo en Estados Unidos un aumento del 53% en el promedio semanal de predicadores!

      Los Testigos ya no se limitaban simplemente a entregar a la gente un tratado gratis y seguir adelante. Un mayor número de ellos hablaba brevemente a los amos de casa, procurando despertar interés en el mensaje de la Biblia, y después les ofrecían libros para leer.

      Aquellos primeros Testigos eran realmente valientes, aunque no todos tenían tacto. Sin embargo, sobresalieron por ser diferentes de los demás grupos religiosos. No decían sencillamente que cada uno debía dar testimonio de su fe. Un número cada vez mayor de Testigos daba en realidad ese testimonio.

      Tarjetas de testimonio y gramófonos

      A finales de 1933 se empezó a usar un método distinto de predicar. Como introducción, el Testigo entregaba al amo de casa una tarjeta de testimonio que contenía un mensaje breve para que la leyera. En particular esto ayudó mucho a los publicadores nuevos, a quienes no se daba mucha preparación entonces. Por lo general solo hablaban brevemente con el amo de casa después de la lectura de la tarjeta; algunos se extendían más en sus explicaciones, y usaban la Biblia. El uso de las tarjetas de testimonio continuó hasta bien entrados los años cuarenta. Permitía abarcar el territorio rápidamente, y los Testigos podían comunicarse con más personas, dejar en sus manos muchos impresos bíblicos valiosos, dar un testimonio uniforme y hasta presentar el mensaje a personas que hablaban un idioma diferente del suyo. También hubo situaciones embarazosas, como cuando el amo de casa se quedaba con la tarjeta y cerraba la puerta, y el Testigo tenía que volver a llamar para recuperarla.

      Los discursos grabados desempeñaron también un papel muy importante durante los años treinta y comienzos de los cuarenta. En 1934 algunos Testigos empezaron a llevar consigo gramófonos portátiles cuando testificaban. Como el aparato era bastante pesado, lo dejaban en el automóvil o en un lugar apropiado hasta que encontraban a alguien que estuviera dispuesto a escuchar un discurso bíblico grabado. Luego, en 1937, se empezó a usar el gramófono portátil en las puertas. El procedimiento era sencillo: después de decir que tenía un mensaje bíblico importante, el Testigo ponía la aguja en el disco y dejaba que este hablara por él. Kasper Keim, precursor alemán que servía en los Países Bajos, quedó muy agradecido por su “Aarón”, como solía llamar al gramófono, pues le costaba mucho trabajo testificar en holandés. (Compárese con Éxodo 4:14-16.) A veces, familias enteras movidas por la curiosidad escuchaban los discos.

      En 1940 había más de cuarenta mil gramófonos en uso. Ese año se presentó un nuevo modelo vertical diseñado y construido por los Testigos, y se usó particularmente en América. Este despertaba aún más la curiosidad de la gente, porque no podían ver el disco mientras sonaba. Los discos eran de 78 rpm y duraban cuatro minutos y medio. Los títulos eran breves y directos: “El Reino”, “La oración”, “El camino a la vida”, “La Trinidad”, “El Purgatorio”, “Por qué el clero se opone a la verdad”. Se grabaron más de noventa discursos diferentes y se pusieron en servicio más de un millón de discos. Las presentaciones eran claras y fáciles de entender. Muchos amos de casa escuchaban atentamente; algunos respondían con violencia. Pero se daba un testimonio eficaz y consecuente.

      Se anuncian las buenas nuevas valerosamente en lugares públicos

      Aunque las tarjetas de testimonio y los discos eran los que “hablaban” principalmente, se requería mucho valor para ser Testigo en aquellos años. La misma naturaleza de la obra ponía a cada Testigo ante el público.

      Después de la asamblea de 1931 en Columbus (Ohio), los testigos de Jehová distribuyeron el folleto El Reino, la esperanza del mundo, que contenía una resolución titulada “Advertencia de Jehová” dirigida “A los gobernantes y a la gente”. Comprendieron que como Testigos de Jehová tenían la seria responsabilidad de comunicar la advertencia que se hallaba en su Palabra. (Eze. 3:17-21.) No se limitaron simplemente a enviar los folletos por correo o a introducirlos por debajo de las puertas. Los entregaron personalmente. Visitaron a todo el clero y, hasta donde les fue posible, a políticos, a oficiales militares y a gerentes de grandes corporaciones. Además, visitaron al público en general en los aproximadamente cien países donde los testigos de Jehová predicaban entonces de forma organizada.

      Para 1933 empleaban potentes máquinas sonoras con el fin de que se pudieran escuchar en lugares públicos grabaciones de claros discursos bíblicos. Los hermanos Smets y Poelmans acoplaron su equipo a un triciclo y se quedaban de pie junto a él mientras el mensaje resonaba en los mercados y cerca de las iglesias de Lieja (Bélgica). Muchas veces pasaban allí diez horas al día. En Jamaica la gente se congregaba rápidamente cuando oía música, así que en este caso era lo primero que los hermanos ponían. Cuando la gente salía del campo a la carretera para ver qué pasaba, se encontraba con los testigos de Jehová publicando el mensaje del Reino.

      Algunas de estas máquinas sonoras se instalaban en automóviles y barcos, y se colocaban altavoces sobre estos para que el sonido se oyera desde lejos. Bert y Vi Horton, de Australia, conducían una camioneta sobre la cual tenían una gran bocina que llevaba la inscripción: “El mensaje del Reino”. Cierto año hicieron que resonaran por casi todas las calles de Melbourne emocionantes discursos que desenmascaraban la religión falsa y describían animadoramente las bendiciones del Reino de Dios. En aquel tiempo Claude Goodman era precursor en la India. El empleo de automóviles con altavoces y también de discos en las lenguas locales le permitió llegar a grandes multitudes en los bazares, los parques, las carreteras: dondequiera que podía hallar a la gente.

      Cuando los hermanos del Líbano estacionaban su automóvil en lo alto de una colina y ponían los discursos, el sonido se oía hasta en los valles. Puesto que los aldeanos no veían de dónde procedía la voz, ¡algunas veces se asustaban al pensar que era Dios quien les hablaba desde el cielo!

      No obstante, hubo algunos momentos de tensión para los hermanos. Por ejemplo, en una ocasión el sacerdote de una aldea de Siria dejó la comida en la mesa y, agarrando su bastón grande, salió corriendo hacia la multitud que se reunía para oír un discurso bíblico que se transmitiría desde un automóvil con altavoces. Agitando el bastón con furia, les ordenó: “¡Paren! ¡Les ordeno que paren!”. Pero los hermanos se dieron cuenta de que no todos los presentes estaban de acuerdo con él; algunos querían escuchar el discurso. De pronto, ¡ciertas personas de la multitud alzaron al sacerdote y lo llevaron hasta su casa, donde lo dejaron sentado a la mesa del comedor! Pese a la oposición del clero, los valerosos Testigos se encargaron de que la gente tuviera la oportunidad de oír el mensaje.

      En aquellos días los Testigos también usaron extensamente cartelones que llevaban puestos mientras repartían invitaciones a discursos especiales en las zonas de negocios. Dicho método se originó en Glasgow (Escocia), en 1936. Ese año se empleó también en Londres (Inglaterra) y luego en Estados Unidos. Dos años después, a esta forma de publicidad se añadió el uso de pancartas. Estas decían: “La religión es un lazo y un fraude”b y “Servid a Dios y a Cristo el Rey”. Cuando se celebraban asambleas, la fila de los que marchaban con pancartas podía ser de varios kilómetros de largo. Su marcha silenciosa en una sola fila, por calles muy transitadas, producía un efecto similar al que produjo el ejército del antiguo Israel mientras marchaba alrededor de Jericó antes de que sus muros cayeran. (Jos. 6:10, 15-21.) Este valeroso testimonio público se efectuó en muchos lugares desde Londres (Inglaterra) hasta Manila (Filipinas).

      En 1940 se introdujo otro método de testificación pública. De acuerdo con el texto bíblico que alude a que la ‘sabiduría verdadera clama a gritos en la calle’, en febrero de ese año los testigos de Jehová comenzaron a distribuir La Atalaya y Consolación (ahora ¡Despertad!)c en las esquinas de las calles. (Pro. 1:20.) Voceaban lemas para llamar la atención de la gente a las revistas y a su mensaje. Por todo el mundo, tanto en las ciudades como en los pueblos ha llegado a ser habitual ver a los testigos de Jehová ofreciendo las revistas. Pero se necesita valor para hacer ese trabajo, y particularmente se requirió esta cualidad al principio, pues era una época de persecución intensa aunada a la fiebre nacionalista del tiempo de guerra.

      Los Testigos respondieron con fe al llamamiento que se les hizo para que dieran testimonio público de aquella forma. El número de los que participaban personalmente en la obra seguía creciendo. Consideraban un privilegio demostrar su integridad a Jehová de esta manera. Pero aún les quedaba mucho que aprender.

      Cada uno sabe explicar su fe

      En 1942 se dio comienzo a un extraordinario programa de educación. Empezó en la central o sede mundial de los testigos de Jehová y, luego, al año siguiente, en las congregaciones de los Testigos por todo el mundo. Seguros de que el espíritu de Dios estaba sobre ellos y de que Él había puesto Su palabra en la boca de ellos, se resolvieron a predicarla aun cuando los perseguidores les quitaran las publicaciones de la Sociedad Watch Tower o la Biblia misma. (Isa. 59:21.) Ya en algunos países, como Nigeria, los Testigos solo usaban la Biblia al predicar, pues el Estado había prohibido todas las publicaciones de la Watch Tower y había confiscado los libros de las bibliotecas particulares de muchos hermanos.

      El 16 de febrero de 1942 el hermano Knorr inauguró un curso superior del ministerio teocrático en el Hogar Betel de Brooklyn (Nueva York). El curso enseñaba, entre otras cosas, a investigar, a expresarse de manera clara y correcta, a preparar bosquejos para pronunciar discursos, a dar conferencias eficazmente, a presentar las ideas de modo persuasivo y a mostrar prudencia o tacto. Aunque se invitaba a todos a asistir, solo los varones podían matricularse y pronunciar discursos estudiantiles, sobre los cuales recibían consejo. Los beneficios no tardaron en ponerse de manifiesto, no solo en la oratoria pública, sino en una mayor eficacia al predicar de casa en casa.

      Al año siguiente el curso empezó a funcionar en todas las congregaciones de los testigos de Jehová. Primero fue en inglés, y luego en otros idiomas. Su propósito era capacitar a cada testigo de Jehová para que pudiera enseñar a otros al visitarlos de casa en casa, al hacer revisitas y al conducir estudios bíblicos. Se ayudaría a todos los Testigos a convertirse en ministros capacitados. (2 Tim. 2:2.) En 1959 se dio a las hermanas también la oportunidad de matricularse y dar discursos en marcos de circunstancias relacionados con el servicio del campo, dirigiéndose a la persona asignada a hacer el papel de ama de casa en vez de dirigirse al auditorio. Y eso no fue todo.

      Desde 1926 los representantes viajantes de la Sociedad habían estado trabajando en el servicio del campo con Testigos a nivel individual para ayudarles a mejorar sus habilidades. No obstante, en la asamblea internacional de Nueva York celebrada en 1953, con todos los superintendentes de circuito y de distrito sentados delante de la plataforma, el hermano Knorr dijo que la obra principal de todos los siervos, o superintendentes, sería la de ayudar a cada Testigo a ser un ministro que fuera de casa en casa con regularidad. “Todos —dijo él— deben saber predicar las buenas nuevas de casa en casa.” Se emprendió una campaña mundial para lograr dicho fin.

      ¿Por qué se hacía tanto hincapié en el asunto? Considere el ejemplo de Estados Unidos: en aquel tiempo el 28% de los Testigos limitaban su actividad a repartir hojas sueltas o a estar de pie en las calles con las revistas. Y más del 40% participaba en el servicio del campo solo de manera irregular, dejando pasar meses sin testificar en absoluto. Era preciso dar ayuda amorosa en forma de instrucción y entrenamiento personal. Se hicieron planes para ayudar a todos los testigos de Jehová que todavía no iban de casa en casa a abordar a la gente en las puertas, a hablarles con la Biblia en la mano y a contestar sus preguntas. Aprenderían a preparar sermones bíblicos que podrían dar tal vez en unos tres minutos a los que estuvieran ocupados, o en unos ocho minutos a otras personas. El objetivo era ayudar a cada Testigo a convertirse en un evangelizador cristiano maduro.

      No solo los superintendentes viajantes impartían instrucción. También lo hacían los siervos, o superintendentes, de las congregaciones; y en los años siguientes se asignó a Testigos bien capacitados para que adiestraran a otros en la obra. Durante años, en la Reunión de Servicio que las congregaciones celebraban semanalmente, se había enseñado en la práctica cómo efectuar la obra. Pero desde entonces se acentuaría en mayor grado la preparación personal en el campo.

      Los resultados fueron extraordinarios. La cifra de los Testigos que predicaban de casa en casa aumentó, y también el número de los que participaban regularmente en el ministerio del campo. En menos de diez años el total de Testigos en todo el mundo registró un aumento del 100%. Asimismo, la cantidad de revisitas que hacían los Testigos para contestar preguntas bíblicas de los que mostraban interés aumentó en un 126%, y el número de estudios regulares en los hogares de los que anhelaban la verdad bíblica aumentó en un 150%. Estaban probando realmente que eran ministros capacitados.

      En vista de los diversos antecedentes educativos y culturales de estos Testigos, y teniendo en cuenta que se hallaban esparcidos en grupos pequeños por toda la Tierra, es fácil entender por qué honran a Jehová Dios y no a ningún hombre por la manera como se les ha equipado y preparado para proclamar las buenas nuevas. (Juan 14:15-17.)

      La predicación de casa en casa, una marca identificadora

      En determinadas ocasiones varias confesiones religiosas han animado a sus miembros a visitar los hogares de su prójimo y hablarle de religión. Algunos lo han intentado. Incluso hay quienes sirven de misioneros por un par de años, pero con eso concluye todo. No obstante, solo en el caso de los testigos de Jehová, prácticamente todos —jóvenes y viejos, hombres y mujeres— participan año tras año en el ministerio de casa en casa. Solo ellos se esfuerzan verdaderamente por llegar a toda la tierra habitada con el mensaje del Reino, en obediencia al mandato profético de Mateo 24:14.

      No es que este trabajo resulte fácil a todos los testigos de Jehová.d Al contrario, cuando muchos de ellos empezaron a estudiar la Biblia, dijeron: ‘Hay algo que nunca voy a hacer: ¡ir de casa en casa!’. Sin embargo, casi todo testigo de Jehová participa en esta actividad si no tiene impedimentos físicos. Y muchos minusválidos lo hacen a pesar de su impedimento, en sillas de ruedas, con bastones, etc. Otros, que no pueden salir de casa o que se encuentran recluidos temporalmente, testifican por teléfono o por carta a personas a las que de otro modo no podrían llegar. ¿Por qué se esfuerzan tanto?

      Cuando llegan a conocer a Jehová, su amor a él hace que cambie su manera de ver la vida. Desean hablar acerca de él. Las magníficas provisiones que tiene reservadas para los que lo aman son demasiado buenas como para mantenerlas en secreto. Además, reconocen la responsabilidad que tienen ante Dios de avisar a la gente de la venidera gran tribulación. (Mat. 24:21; compárese con Ezequiel 3:17-19.) Pero ¿por qué hacer esto de casa en casa?

      Los Testigos saben que Jesús enseñó a sus discípulos a ir a los hogares de la gente a predicar y enseñar. (Mat. 10:11-14.) Saben que después del derramamiento del espíritu santo en el Pentecostés de 33 E.C. los apóstoles continuaron declarando sin cesar las buenas nuevas “en el templo [de Jerusalén] y de casa en casa”. (Hech. 5:42.) Todo Testigo conoce las palabras de Hechos 20:20, donde dice que el apóstol Pablo enseñó “públicamente y de casa en casa”. Y ven la abundante bendición de Jehová sobre su actividad en tiempos modernos. De este modo, a medida que van adquiriendo experiencia en el ministerio de casa en casa, suelen perder el temor que sentían por esta actividad y llega a convertirse en algo agradable.

      Además, realizan su labor concienzudamente. Llevan registros exactos para volver a visitar a los que no han encontrado en casa. No solo eso, sino que también hacen repetidas visitas a todos los hogares.

      En muchos países los opositores de los Testigos han tratado de detener el ministerio de casa en casa porque ven que resulta muy eficaz. Para obtener reconocimiento oficial de su derecho a predicar de puerta en puerta, los testigos de Jehová han recurrido a los funcionarios gubernamentales. Donde ha sido necesario, han acudido a los tribunales para establecer legalmente su derecho de difundir las buenas nuevas de esta manera. (Fili. 1:7.) Y a veces, en países donde gobiernos represivos persisten en prohibir tal actividad, los testigos de Jehová siguen predicando de una manera menos llamativa o, si es necesario, utilizando otros medios para llegar a la gente con el mensaje del Reino.

      Aunque la radio y la televisión se han usado para propagar el mensaje del Reino, los testigos de Jehová reconocen que la comunicación personal que se logra haciendo visitas de casa en casa es mucho más efectiva. Proporciona mejores oportunidades de contestar las preguntas de los amos de casa individualmente y de buscar a los merecedores. (Mat. 10:11.) Esa es una de las razones por las cuales la Sociedad Watch Tower vendió en 1957 la emisora WBBR de Nueva York.

      Pero los testigos de Jehová no consideran que su labor concluye al haber dado un testimonio personal. Eso es solo el principio.

      “Hagan discípulos [...] enseñándoles”

      Jesús mandó a sus seguidores que hicieran más que solamente predicar. Habían de enseñar, siguiendo su ejemplo. (Mat. 11:1.) Antes de su ascensión al cielo, les mandó: “Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones, [...] enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mat. 28:19, 20.) Enseñar (griego: di·dá·sko) se diferencia de predicar en que el maestro hace más que proclamar: instruye, explica, da pruebas.

      Ya en abril de 1881 la Watch Tower había dado breves sugerencias sobre cómo enseñar. Algunos de los primeros repartidores se esmeraban por volver a visitar a los que mostraban interés, para animarlos a leer los libros de la Sociedad y a reunirse con otros para estudiar con regularidad la Palabra de Dios. El libro El Arpa de Dios (publicado en 1921) se usó frecuentemente con ese fin. Sin embargo, con el tiempo se hizo más que eso para dar atención personal a los que se interesaban en la verdad. Los discursos bíblicos grabados y las ayudas impresas para el estudio desempeñaron un papel muy importante en esta actividad. ¿Cómo fue eso?

      Desde principios de 1933 la Sociedad había empezado a complementar los programas de radio con discos que se ponían en máquinas sonoras portátiles en salas de reuniones, en parques, a la entrada de las fábricas, etc. En poco tiempo, cuando los Testigos hallaban a personas que mostraban interés mientras las visitaban de casa en casa, quedaban en volver para poner algunos de estos discos. Después que salió el libro Riquezas en 1936, se examinaban algunos temas tras escuchar los discos, con la mira de empezar estudios a los cuales los interesados de la localidad pudieran asistir. Se recalcó esta labor especialmente con el fin de ayudar a los futuros miembros de la “gran muchedumbre” a aprender la verdad. (Rev. 7:9.)

      Por aquella misma época la jerarquía católica aumentó la presión sobre los propietarios y directores de emisoras y sobre las agencias del gobierno, en un enérgico intento de detener la transmisión de los programas de la Sociedad Watch Tower. Una petición firmada por 2.630.000 estadounidenses exigió que se celebrara un debate público entre J. F. Rutherford y un jerarca de la Iglesia Católica. Ningún miembro del clero católico quiso aceptar el reto. Por eso, en 1937 el hermano Rutherford grabó discos con títulos como “Desenmascarados” y “La religión y la cristiandad”, que trataban de enseñanzas bíblicas básicas, particularmente para refutar las doctrinas antibíblicas católicas. La misma información se publicó en los folletos Protection (Protección) y Uncovered (Descubierta), y se entregó personalmente un ejemplar de Uncovered a todos los que habían firmado la petición para que pudieran leer por sí mismos las verdades bíblicas que la jerarquía católica trataba de silenciar.

      Para ayudar a la gente a comprender los asuntos con claridad y a examinar su base bíblica, se imprimió el folleto Model Study (Estudio modelo) núm. 1 y se empleó en las reuniones con los que se interesaban en la verdad. Este contenía preguntas, respuestas y textos que las corroboraban. El que estaba a cargo de la reunión ponía primero un disco o más de los ya mencionados, para que todos pudieran oír la argumentación en su totalidad. Luego se trataba la información del folleto Estudio modelo y se buscaban los textos citados. A este folleto le siguieron los números 2 y 3, también coordinados con otros discursos grabados. Al principio se organizaron estos estudios en lugares accesibles a grupos de personas que estaban interesadas en oírlos, pero en poco tiempo se conducían también con personas solas y familias.

      Desde entonces se han publicado excelentes libros concebidos especialmente para que los testigos de Jehová los utilicen al conducir estudios bíblicos en los hogares. Entre los de mayor tirada estuvieron “Sea Dios veraz”, “La verdad que lleva a vida eterna” y “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra”. También se publicaron folletos pequeños de 32 páginas: “Estas buenas nuevas del reino”, El camino de Dios es el de amor, “¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas”, y muchos otros. A estos les siguieron folletos grandes como ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra!, que contiene una presentación muy sencilla y fácil de entender de las enseñanzas bíblicas básicas.

      El empleo de estos instrumentos, junto con la extensa preparación que se provee en las congregaciones y a nivel personal, ha resultado en un asombroso aumento en el número de estudios bíblicos en los hogares. En 1950 el promedio de estudios, conducidos generalmente cada semana, era de 234.952. A los estudiantes que no progresaban lo suficiente se les descontinuaba el estudio. Muchos avanzaron hasta el punto de hacerse maestros. A pesar del crecimiento constante, el número sigue aumentando, frecuentemente con notable rapidez. En 1992 los Testigos conducían 4.278.127 estudios en los hogares de la gente por todo el mundo.

      Con el fin de realizar la inmensa labor de predicar y enseñar en los idiomas de todo el mundo, los testigos de Jehová se han valido extensamente de la página impresa. Esto ha exigido que acometan trabajos de impresión de proporciones gigantescas.

      [Notas a pie de página]

      a La obra pastoral se organizó por primera vez en 1915-1916 entre las aproximadamente quinientas congregaciones que habían elegido al hermano Russell como su pastor. Como tal, él les envió una carta resumiendo la obra, que inicialmente estuvo limitada a las hermanas. Al año siguiente se incluyó también a los hermanos. Esta labor pastoral, realizada por un grupo selecto, continuó hasta 1921.

      b Esta fraseología se fundaba en el entendimiento de que el término religión abarcaba toda adoración basada en tradiciones humanas y no en la Palabra de Dios, la Biblia. No obstante, en 1950, al publicarse en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, las notas sobre Hechos 26:5, Colosenses 2:18 y Santiago 1:26, 27 indicaron que el término religión podía emplearse correctamente para referirse tanto a la adoración verdadera como a la falsa. Apareció más información en La Atalaya del 1 de diciembre de 1951, página 735 y en el libro ¿Qué ha hecho la religión para la humanidad?, páginas 8-10.

      c Se había experimentado un poco con la testificación en las calles utilizando las revistas el año anterior en California (E.U.A.). Ya en 1926 los Estudiantes de la Biblia distribuían en las calles folletos con mensajes importantes. Mucho antes, en 1881, habían repartido materia impresa cerca de las iglesias los domingos.

      d La Atalaya del 1 de septiembre de 1981, páginas 12-16.

      [Comentario en la página 556]

      Jesús hablaba acerca del propósito de Dios para el género humano dondequiera que encontraba a la gente

      [Recuadro en la página 559]

      Bendición especial de la obra de puerta en puerta

      “Tal como sucedió durante el primer advenimiento, es la obra de puerta en puerta, y no la predicación desde el púlpito, la que parece contar con la bendición especial del Señor.”—“The Watch Tower”, 15 de julio de 1892.

      [Recuadro en la página 570]

      Por qué visitan los Testigos una y otra vez

      Al explicar por qué los testigos de Jehová visitan los mismos hogares vez tras vez, “La Atalaya” del 15 de noviembre de 1962 dijo: “Las circunstancias siguen cambiando. Hoy un hombre tal vez no esté en casa, la próxima vez quizás esté. Hoy puede que esté demasiado ocupado para escuchar, pero la próxima vez tal vez no lo esté. Hoy un miembro de la familia contesta la puerta, la próxima vez otro miembro lo hace; y los Testigos se preocupan por alcanzar no solo todo hogar en sus asignaciones sino también, si fuese posible, a cada persona madura en cada hogar. A menudo las familias están divididas en cuanto a religión, de manera que no es siempre posible que un miembro hable por la familia entera. Además, la gente se muda continuamente de domicilio y por eso los Testigos nunca pueden estar seguros en cuanto a precisamente con quién se encontrarán en cierta puerta.

      ”No solo cambian las circunstancias, sino que la gente misma cambia. [...] Por alguna trivialidad cualquiera un hombre quizás haya estado de mal humor y no dispuesto de ninguna manera a [hablar] ni [de] la religión ni [de] otra cosa [...] prescindiendo de quién viniese a su puerta, pero de ninguna manera quiere eso decir que estará con esa actitud mental en otra ocasión. O, el solo hecho de que un hombre no haya tenido interés alguno en discutir la religión el mes pasado no significa que no lo tenga este mes. Desde la última vez que pasó un Testigo este hombre quizás haya tenido una experiencia intensamente desgarradora o de alguna otra manera aprendido algo que le haya hecho humilde en vez de orgulloso, que le haya hecho tener hambre de lo que necesita espiritualmente y estar consciente de ello en vez de estar satisfecho de sí mismo.

      ”[...]Además, el mensaje que los Testigos traen suena extraño a muchas personas y estas no logran comprender su urgencia. Solamente [al] oírlo vez tras vez vienen a entender gradualmente el punto.”

      [Recuadro/Fotografía en la página 574]

      Se emplean “todos los medios posibles”

      “Los que hemos estado en la organización del Señor hemos hecho todo esfuerzo por dirigir [la] atención al mensaje de la vida. Hemos empleado lemas, avisos de toda una página en publicaciones, la radio, automóviles con altavoces, fonógrafos portátiles, asambleas gigantescas, desfiles de personas con rótulos informativos, y un ejército creciente de ministros que han predicado de casa en casa. Esta actividad ha servido para dividir a la gente en dos lados: el de los que se ponen de parte del Reino establecido de Dios y el de los que se oponen a él. ¡Esta fue la obra que Jesús predijo para mi generación!”—Escrito en 1987 por Melvin Sargent, quien entonces tenía 91 años.

      [Fotografía]

      Melvin Sargent

      [Gráfico en la página 574]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento de estudios bíblicos en los hogares

      4.000.000

      3.000.000

      2.000.000

      1.000.000

      1950 1960 1970 1980 1992

      [Fotografías en la página 557]

      Se repartieron gratuitamente decenas de millones de tratados como estos cerca de las iglesias, de casa en casa y por correo

      [Fotografías en la página 558]

      Los repartidores distribuían libros que explicaban la Biblia

      [Fotografía en la página 559]

      Anna Andersen llevó publicaciones bíblicas a casi todos los pueblos de Noruega

      [Fotografías en la página 560]

      Los anuncios en los periódicos ayudaron a llegar a un público que, de otro modo, era inaccesible

      [Fotografías en la página 561]

      En cuatro continentes, más de dos mil periódicos publicaban simultáneamente los sermones del hermano Russell

      [Fotografías en la página 562]

      El “Foto-Drama de la Creación” dio un impresionante testimonio a millones de personas de muchos países

      [Fotografía en la página 563]

      Mediante la radio, J. F. Rutherford pudo testificar a millones de personas de todo el mundo en sus propios hogares

      [Fotografía en la página 564]

      Preparados para salir en bicicleta a testificar en grupo en Inglaterra

      [Fotografía en la página 565]

      A partir de 1933 se emplearon tarjetas de testimonio

      [Fotografía en la página 566]

      Los discursos bíblicos grabados dieron un testimonio eficaz durante los años treinta y cuarenta

      [Fotografía en la página 567]

      Los automóviles con altavoces, algunas veces en gran número (como aquí en Australia), se emplearon para comunicar la verdad bíblica en lugares públicos

      [Fotografía en la página 568]

      Los avisos iluminados en las ventanas de las casas de los testigos de Jehová daban testimonio las veinticuatro horas del día

      [Fotografía en la página 568]

      Los cartelones de publicidad y los letreros contribuyeron a dar un audaz testimonio público (como se puede ver aquí en Escocia)

      [Fotografía en la página 569]

      La distribución de “La Atalaya” y “Consolación” en las calles (como se ve aquí en E.U.A.) empezó en 1940

      [Fotografía en la página 569]

      A partir de 1943 se comenzó a preparar a los hermanos en las congregaciones para la oratoria pública

      [Fotografías en la página 571]

      Se conducen estudios bíblicos en el hogar de los que se interesan en la verdad. Abajo se ven publicaciones que se usan particularmente con ese fin, editadas primero en inglés y luego en muchos otros idiomas

      [Fotografías en las páginas 572 y 573]

      Alrededor del mundo, todos los Testigos —jóvenes o viejos, hombres o mujeres— testifican de casa en casa

      Rumania

      Bolivia

      Zimbabue

      Hong Kong

      Bélgica

      Uruguay

      Fiji

  • Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 26

      Se producen publicaciones bíblicas para uso en el ministerio

      LA PALABRA escrita ha desempeñado un papel fundamental en la adoración verdadera. Jehová dio los Diez Mandamientos a Israel, primero verbalmente y luego por escrito. (Éxo. 20:1-17; 31:18; Gál. 3:19.) Para asegurarse de que su Palabra se transmitiera fielmente, Dios mandó a Moisés y a una larga sucesión de profetas y apóstoles posteriores a él que la escribieran. (Éxo. 34:27; Jer. 30:2; Hab. 2:2; Rev. 1:11.)

      La mayor parte de la escritura de aquel tiempo se hacía en rollos. No obstante, hacia el siglo II E.C. se introdujo el códice, o libro de hojas, que era más económico y más fácil de manejar. Los cristianos, comprendiendo su valor en la difusión de las buenas nuevas del Reino Mesiánico de Dios, fueron de los primeros en emplearlo. En su libro Christianity Goes to Press (El cristianismo y la imprenta), el profesor E. J. Goodspeed dice lo siguiente tocante a la labor de los cristianos primitivos como publicadores de libros: “No solo estuvieron al día con los procedimientos de su tiempo, sino que [se adelantaron] en ese campo, de tal modo, que los editores de siglos posteriores han seguido su ejemplo” (1940, página 78).

      Por lo tanto, no es de extrañar que los testigos de Jehová hoy día, como proclamadores del Reino de Dios que son, hayan figurado en algunos aspectos a la cabeza de la industria editorial.

      Se suministra información impresa a los primeros Estudiantes de la Biblia

      Uno de los primeros artículos escritos por C. T. Russell apareció en 1876 en la publicación Bible Examiner (El escrutador de la Biblia), dirigida por George Storrs, de Brooklyn (Nueva York). Tras asociarse con N. H. Barbour, de Rochester (Nueva York), el hermano Russell financió la publicación del libro Three Worlds (Tres mundos) y del periódico Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), fue codirector de este periódico y se valió de sus prensas para publicar, en 1877, el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El objeto y manera de la vuelta del Señor). El hermano Russell tenía una mente aguda para los asuntos espirituales y también para los negocios, pero Barbour era el experto en composición tipográfica.

      Sin embargo, cuando Barbour repudió el valor expiatorio del sacrificio redentor de Jesucristo, el hermano Russell se separó de él. Así que cuando Russell emprendió la publicación de Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo) en 1879, tuvo que encargar el trabajo a impresores comerciales.

      Al año siguiente se preparó la publicación del primero de una larga serie de tratados concebidos para atraer la atención del público a las verdades bíblicas. Esta obra adquirió grandes proporciones en muy poco tiempo. Para atenderla, se formó la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados La Torre del Vigía de Sión) el 16 de febrero de 1881, con W. H. Conley de presidente y C. T. Russell de secretario-tesorero. Se acordó encomendar la impresión a firmas comerciales de distintas ciudades de Pensilvania, Nueva York y Ohio, así como de Gran Bretaña. En 1884 se constituyó legalmente la Zion’s Watch Tower Tract Societya con C. T. Russell en la presidencia, y sus estatutos revelaron que sería más que solamente una editorial. Su verdadero fin era religioso; se la había constituido para ‘difundir las verdades bíblicas en diversos idiomas’.

      ¡Con qué entusiasmo se procuró alcanzar aquel objetivo! En 1881, en un período de cuatro meses, se publicaron 1.200.000 tratados, un total aproximado de 200.000.000 de páginas. (Muchos de aquellos “tratados” en realidad tenían formato de libros pequeños.) Posteriormente, la producción de tratados bíblicos para distribución gratuita se elevó a decenas de millones año tras año. Se imprimieron en unos treinta idiomas y se repartieron, no solo en Estados Unidos, sino también en Europa, Sudáfrica, Australia y otros lugares.

      Otro aspecto de la obra empezó en 1886 al terminarse de redactar The Divine Plan of the Ages (El Plan Divino de las Edades), el primero de una serie de seis tomos escritos personalmente por el hermano Russell. Para la publicación de los primeros cuatro tomos de la serie (1886-1897), así como de los tratados y de la Watch Tower en el período de 1887 a 1898, el hermano Russell se valió de la empresa Tower Publishing Company.b Con el tiempo, los hermanos de la Casa Bíblica de Pittsburgh realizaron la composición tipográfica. Para reducir los gastos, también compraban el papel que necesitaban. En cuanto a la impresión y encuadernación propiamente dichas, el hermano Russell a menudo utilizaba varias empresas. Hacía planes cuidadosos y pedía con suficiente antelación lo necesario a fin de conseguir precios favorables. Desde el año en que salió a la luz el primer tomo que escribió C. T. Russell hasta 1916 inclusive, se produjeron y distribuyeron 9.384.000 ejemplares de aquellos seis tomos.

      La publicación de literatura bíblica no cesó con la muerte del hermano Russell. Al año siguiente se imprimió el séptimo tomo de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras). Este libro se presentó a la familia de Betel el 17 de julio de 1917. Fue tal la demanda que para finales de aquel año la Sociedad había pedido 850.000 ejemplares en inglés a impresores y encuadernadores comerciales. En Europa se producían ediciones en otros idiomas. Además, aquel mismo año se imprimieron unos 38 millones de tratados.

      Luego, durante un período de intensa persecución en 1918 y mientras miembros de la directiva de la Sociedad se hallaban injustamente encarcelados, su oficina central (que se hallaba en Brooklyn [Nueva York]) fue desmantelada. Se destruyeron los clichés usados para la impresión. El personal, que había quedado bastante reducido, trasladó nuevamente las oficinas a Pittsburgh, al tercer piso de un edificio situado en el 119 de la calle Federal. ¿Pondría esto fin a su producción de literatura bíblica?

      ¿Deberían imprimir ellos mismos?

      En 1919, cuando el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, y sus compañeros salieron de prisión, los Estudiantes de la Biblia se reunieron en Cedar Point (Ohio). Analizaron lo que Dios había permitido que ocurriera durante el año anterior y lo que su Palabra indicaba que deberían hacer en los días venideros. Se anunció la publicación de una nueva revista titulada The Golden Age (La edad de oro), instrumento que serviría para señalar al Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad.

      La Sociedad encomendó la impresión de la revista a una firma comercial, como había hecho en el pasado. Pero los tiempos habían cambiado. Existían dificultades de tipo laboral en la industria tipográfica y problemas en el mercado del papel. Tenían que utilizar un sistema más seguro. Los hermanos oraron sobre el particular y esperaron la guía del Señor.

      En primer lugar, ¿dónde deberían situar las oficinas de la Sociedad? ¿Deberían trasladar la oficina central otra vez a Brooklyn? La junta directiva de la Sociedad estudió el asunto y nombró un comité para que se encargara de la situación.

      El hermano Rutherford le dijo a C. A. Wise, vicepresidente de la Sociedad, que fuera a Brooklyn y viera qué posibilidad había de reabrir Betel y arrendar algún local donde pudieran empezar a imprimir. Deseoso de saber qué camino contaría con la bendición divina, el hermano Rutherford le dijo: “Vaya y vea si es la voluntad del Señor que volvamos a Brooklyn”.

      “¿Cómo podré determinar si es la voluntad del Señor que volvamos o no?”, preguntó el hermano Wise.

      “Fue el no poder conseguir suministros de carbón en 1918 lo que nos obligó a salir de Brooklyn y regresar a Pittsburghc —respondió el hermano Rutherford—. Hagamos la prueba con el carbón. Vaya y pida carbón.”

      “¿Cuántas toneladas cree usted que debo pedir para hacer la prueba?”

      “Pues, haga una buena prueba —recomendó el hermano Rutherford—. Pida quinientas toneladas.”

      Eso fue exactamente lo que el hermano Wise hizo. ¿Y cuál fue el resultado? A su solicitud, las autoridades le otorgaron un certificado por 500 toneladas de carbón, suficiente para cubrir las necesidades durante un buen número de años. No obstante, ¿dónde lo pondrían? Grandes secciones del sótano del Hogar Betel fueron convertidas en depósitos de carbón.

      El resultado de esta prueba se consideró una señal inequívoca de la voluntad de Dios. El 1 de octubre de 1919 los hermanos reanudaron sus actividades desde Brooklyn.

      Ahora bien, ¿deberían imprimir ellos mismos? Intentaron comprar una prensa rotativa para imprimir revistas, pero les dijeron que solo había unas cuantas en Estados Unidos y que sería imposible conseguir una en muchos meses. Sin embargo, estaban convencidos de que si esa era la voluntad del Señor, él les abriría el camino. ¡Y lo hizo!

      Solo unos meses después de su regreso a Brooklyn, los hermanos lograron comprar una rotativa. Arrendaron tres pisos de un edificio situado a ocho manzanas del Hogar Betel, en el  35 de la avenida Myrtle. Hacia principios de 1920 la Sociedad poseía su propia imprenta, que era pequeña, pero estaba bien equipada. Algunos hermanos con suficiente experiencia en el manejo del equipo se ofrecieron para ayudar a hacer el trabajo.

      El número de The Watch Tower del 1 de febrero de aquel año salió de la prensa de la Sociedad. Para abril también imprimían The Golden Age en su propia imprenta. A finales del año, gustosamente se anunció en The Watch Tower: “Durante la mayor parte del año todo el trabajo de impresión de THE WATCH TOWER, THE GOLDEN AGE y muchos de los folletos ha sido realizado por manos consagradas, con un solo motivo dirigiendo sus acciones: el amor al Señor y a su causa de justicia. [...] Cuando diferentes periódicos y publicaciones se vieron precisados a suspender su impresión por la escasez de papel o por problemas laborales, nuestras publicaciones siguieron saliendo normalmente”.

      El espacio de la fábrica era bastante limitado, pero la cantidad de trabajo que se hacía era asombrosa. La tirada regular de The Watch Tower era de 60.000 ejemplares por número. The Golden Age se imprimía allí también, y durante su primer año de publicación hubo un número especial, el del 29 de septiembre. En él se desenmascaró detalladamente a los responsables de la persecución lanzada contra los Estudiantes de la Biblia entre 1917 y 1920. ¡Se imprimieron cuatro millones de ejemplares! Uno de los prensistas dijo después: ‘Todos, con excepción del cocinero, tuvimos que trabajar para sacar ese número’.

      No llevaban un año utilizando la rotativa de las revistas cuando el hermano Rutherford preguntó a los hermanos si sería posible utilizarla también para imprimir folletos. Al principio la idea no pareció factible. Los fabricantes de la prensa dijeron que no se podía. Pero los hermanos lo intentaron, y lo lograron. Además, inventaron su propia plegadora y así redujeron de doce a dos el personal requerido para aquella operación. ¿Cuál fue la razón de su éxito? “La experiencia y la bendición del Señor”, dijo en resumen el director de la fábrica.

      No obstante, Brooklyn no era el único lugar donde se imprimía. Desde una dependencia situada en Michigan se supervisaba la impresión de ediciones en algunos idiomas extranjeros. Para satisfacer las exigencias de dicho trabajo, en 1921 la Sociedad instaló una linotipia, varias prensas y demás equipo necesario en Detroit (Michigan). Allí se imprimía en polaco, ruso, ucraniano y en otros idiomas.

      Aquel mismo año se publicó en inglés el libro El Arpa de Dios, escrito en un estilo a propósito para los que empezaban a estudiar la Biblia. Hasta 1921 la Sociedad no había intentado imprimir y encuadernar sus propios libros. ¿Deberían tratar de emprender aquella tarea también? Los hermanos buscaron de nuevo la dirección del Señor.

      Hermanos dedicados imprimen y encuadernan

      En 1920 The Watch Tower había informado que muchos repartidores se habían visto obligados a abandonar aquel servicio porque los impresores y encuadernadores no habían podido despachar los pedidos de la Sociedad. Los hermanos de la oficina central juzgaron que si lograban independizarse de los empresarios, con todos sus problemas laborales, estarían en mejores condiciones de dar un testimonio más extenso tocante al propósito de Dios para la humanidad. Si imprimían y encuadernaban sus propios libros, sería más difícil que los opositores obstaculizaran la obra. Y con el tiempo esperaban poder disminuir el costo de los libros para hacerlos más asequibles al público.

      Pero aquello requiriría más espacio y maquinaria, y los hermanos tendrían que aprender nuevas técnicas. ¿Lo lograrían? Robert J. Martin, superintendente de la fábrica, recordó que, en los días de Moisés, Jehová había ‘llenado a Bezalel y Oholiab de sabiduría de corazón para hacer toda la obra’ necesaria para la construcción del tabernáculo sagrado. (Éxo. 35:30-35.) Pensando en aquel relato, el hermano Martin estaba seguro de que Jehová también haría lo que fuera necesario para que sus siervos publicaran libros que anunciaran el Reino.

      Después de meditar y orar mucho los planes empezaron a concretarse de modo definitivo. Recordando lo ocurrido, el hermano Martin después escribió lo siguiente al hermano Rutherford: “El día en que nos preguntó si había alguna buena razón para que no imprimiéramos y encuadernáramos nuestros propios libros fue el más grande de todos. La idea nos dejó atónitos, pues implicaba la instalación de una planta completa de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación; el manejo de más de una veintena de máquinas nuevas, la mayoría de las cuales ni siquiera sabíamos que existían, y la necesidad de aprender más de una docena de oficios. Pero parecía la mejor manera de afrontar los elevados precios de los libros después de la guerra.

      ”Usted arrendó el edificio de seis plantas del 18 de la calle Concord (con inquilinos en dos de los pisos), y el 1 de marzo de 1922 nos mudamos allí. Nos compró un equipo completo de máquinas de composición, galvanotipia, impresión y encuadernación, en su mayoría nuevas, y algunas de segunda mano; y comenzamos el trabajo.

      ”Una importante editorial que había estado realizando gran parte de nuestro trabajo se enteró de lo que estábamos haciendo y su gerente vino a vernos. Al ver el equipo nuevo dijo con tono pesimista: ‘Miren, ustedes tienen un establecimiento impresor de primera clase en sus manos, y no hay nadie en este lugar que sepa nada en cuanto a qué hacer con él. En seis meses todo esto será un montón de hierro viejo; y verán que los que deben imprimir para ustedes son los que siempre lo han hecho y que están en el oficio’.

      ”Sus palabras parecían lógicas, pero no tomaban en cuenta al Señor; y él ha estado siempre con nosotros. Cuando empezamos a encuadernar, nos envió a un hermano que [había] trabajado toda la vida en encuadernación. Nos fue de gran utilidad cuando más lo necesitábamos. Con su ayuda, y con el espíritu del Señor actuando en los hermanos que se esforzaban por aprender, en poco tiempo estábamos haciendo libros.”

      La amplitud de la fábrica de la calle Concord permitió combinar los trabajos de impresión de Detroit con los de Brooklyn. En su segundo año en este lugar los hermanos producían el 70% de los libros y folletos necesarios, sin contar las revistas, los tratados y las hojas sueltas. Al año siguiente el trabajo había aumentado tanto que tuvieron que ocupar los dos pisos restantes de la fábrica.

      ¿Sería posible acelerar la producción de los libros? Especialmente con ese propósito los hermanos mandaron construir una prensa en Alemania, hicieron que fuera enviada a Estados Unidos y empezaron a utilizarla en 1926. Que ellos supieran, esa era la primera rotativa utilizada en Estados Unidos para imprimir libros.

      Sin embargo, no toda la labor de impresión de los Estudiantes de la Biblia se realizaba en Estados Unidos.

      Primeros trabajos de impresión en otros países

      Ya en 1881 el hermano Russel había hecho que se imprimiera en Gran Bretaña valiéndose de empresas comerciales. En Alemania se imprimía para 1903, en Grecia para 1906, en Finlandia para 1910 e incluso en Japón para 1913. Durante los años que sucedieron a la primera guerra mundial se imprimieron grandes cantidades de libros, folletos, revistas y tratados en Gran Bretaña, los países escandinavos, Alemania y Polonia; también se imprimieron cantidades menores en Brasil y en la India.

      Luego, en 1920, el mismo año en que la Sociedad empezó a imprimir las revistas en Brooklyn, se dieron pasos para que los hermanos de Europa hicieran parte de este trabajo también. Un grupo de hermanos de Suiza estableció una imprenta en Berna. Aunque era una empresa privada, todos sus propietarios eran Estudiantes de la Biblia y producían información impresa para la Sociedad en idiomas europeos a precios muy razonables. Con el tiempo la Sociedad adquirió la planta y la amplió. En esta fábrica se produjeron inmensas cantidades de publicaciones para distribuirlas gratuitamente y satisfacer la urgente necesidad de los países europeos, empobrecidos en aquel entonces. A finales de los años veinte salían de allí publicaciones en más de una docena de idiomas.

      Al mismo tiempo, había gran interés en el mensaje del Reino en Rumania. A pesar de que había una intensa oposición a la obra, la Sociedad estableció una imprenta en Cluj con miras a rebajar el precio de las publicaciones y hacerlas asequibles a los que deseaban aprender la verdad en Rumania y los países vecinos. En 1924 aquella imprenta logró producir casi un cuarto de millón de libros, además de revistas y folletos, en rumano y húngaro. Pero uno de los que supervisaba la obra en aquel país fue desleal, y el resultado de sus actos fue que la propiedad y el equipo se perdieron. Pese a ello, los hermanos rumanos fieles siguieron haciendo lo posible por llevar las verdades bíblicas a otras personas.

      En Alemania, después de la I Guerra Mundial, una gran cantidad de personas asistía a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia. Pero el pueblo alemán experimentaba graves reveses económicos. Para bien de la gente, la Sociedad asumió allí también la impresión, manteniendo así bajo el costo de los libros. En Barmen, en 1922, se imprimió mediante una prensa plana instalada en el descansillo de la escalera del Hogar Betel y otra instalada en la leñera. Al año siguiente los hermanos se mudaron a unas instalaciones más adecuadas en Magdeburgo. A los edificios bien construidos que ya había en este lugar se añadieron otros, e instalaron una imprenta y una línea de encuadernación. Según informes, para finales de 1925 la capacidad de producción de esta planta por lo menos igualaría a la de la central de Brooklyn.

      La mayor parte de la impresión efectuada por los hermanos mismos empezó en cantidades pequeñas. Así sucedió en Corea, donde la Sociedad estableció una imprenta pequeña en 1922 para producir publicaciones en coreano, japonés y chino. Pocos años después la maquinaria fue trasladada a Japón.

      Para 1924 también se producían impresos de formato más pequeño en Canadá y en Sudáfrica. En 1925 se instaló una prensa pequeña en Australia y otra en Brasil. En este último país los hermanos no tardaron mucho en usar su imprenta para la edición portuguesa de The Watch Tower. La sucursal de la Sociedad en Inglaterra recibió equipo de impresión por primera vez en 1926. En 1929 el hambre espiritual de la gente humilde de España se satisfacía mediante la impresión de The Watch Tower en español en una prensa pequeña instalada en ese país. Dos años después empezó a funcionar una prensa en el sótano de la sucursal de Finlandia.

      Mientras tanto, la central mundial se estaba ampliando.

      Fábrica propia en la sede mundial

      Desde 1920 la Sociedad había estado arrendando parte de un edificio industrial en Brooklyn. Ni siquiera el edificio que usó a partir de 1922 estaba en buenas condiciones; temblaba cuando funcionaba la rotativa que se hallaba en el sótano. Además, se necesitaba más espacio para atender el trabajo que aumentaba. Los hermanos estimaron que podrían aprovechar mejor los fondos disponibles si contaban con su propia fábrica.

      Un terreno ubicado a unas cuantas manzanas del Hogar Betel pareció ser el sitio más conveniente, así que los hermanos hicieron una oferta. No obstante, la firma Squibb Pharmaceutical Corporation hizo una mejor oferta y lo adquirió. Antes de construir sus edificios, tuvieron que hincar 1.167 pilotes en el suelo para tener cimientos sólidos. (Años después, la Sociedad Watch Tower compró los edificios de Squibb, ¡con aquellos excelentes cimientos ya en su sitio!) Por otro lado, el terreno que la Sociedad compró en 1926 era apropiado para construir pues el suelo era firme y podía soportar gran peso.

      En febrero de 1927 se trasladaron al nuevo edificio del 117 de la calle Adams, en Brooklyn. El espacio era casi el doble del que se había tenido hasta entonces. El edificio estaba bien distribuido y el trabajo fluía desde los pisos superiores hacia los diferentes departamentos en las plantas inferiores, hasta llegar al Departamento de Envíos en el primer piso.

      Pero el aumento seguía. Menos de diez años después fue preciso agrandar esta fábrica, y luego vendrían otras ampliaciones. Aparte de los millones de revistas y folletos que se imprimían anualmente, la fábrica producía hasta 10.000 libros encuadernados al día. En 1942, nuevamente la Sociedad Watch Tower exploró un nuevo campo en la industria editorial al empezar a producir también Biblias completas. Los hermanos hicieron pruebas hasta lograr que el papel biblia, de gran delgadez, pasara por las rotativas, algo que otros impresores solo intentaron hacer años después.

      Al tiempo que se continuaba con la producción en gran escala, se atendía a los grupos que tenían necesidades especiales. Ya en 1910 un Estudiante de la Biblia de Boston (Massachusetts) y uno de Canadá cooperaban para reproducir las obras de la Sociedad en braille. En 1924 la Sociedad ya producía publicaciones para los ciegos desde una dependencia en Logansport (Indiana). No obstante, puesto que muy pocas personas se interesaron en obtenerlas, se suspendieron las publicaciones en braille en 1936, y se le concedió mayor importancia al empleo de grabaciones y a la atención personal como medios de ayudar a los ciegos. Más adelante, en 1960, se reanudó la impresión en braille, esta vez con mayor variedad, y la respuesta del público fue mejorando gradualmente.

      Cómo se hizo frente a fiera oposición

      En varios países se imprimía en medio de circunstancias extremadamente difíciles. No obstante, nuestros hermanos perseveraban, pues comprendían que la proclamación de las buenas nuevas del Reino era la labor que Jehová Dios les había encomendado por medio de su Hijo. (Isa. 61:1, 2; Mar. 13:10.) En Grecia, por ejemplo, los hermanos montaron su propia imprenta en 1936, pero cuando solo llevaban unos cuantos meses trabajando, se produjo un cambio de gobierno y las autoridades la clausuraron. En la India, de igual modo, Claude Goodman trabajó por meses durante 1940 para instalar una imprenta y aprender a usarla, pero la policía, enviada por el maharajá, irrumpió en el local, se llevó la prensa en camiones y tiró en grandes botes todos los tipos, que habían sido cuidadosamente ordenados.

      En muchos otros lugares las leyes sobre la importación de publicaciones obligaban a los hermanos a encargar el trabajo a impresores del país aunque en algún país vecino la Sociedad contara con una imprenta que pudiera realizarlo. Así sucedió a mediados de los años treinta en países como Dinamarca, Letonia y Hungría.

      En 1933 el gobierno alemán tomó acción para clausurar las actividades de impresión de los testigos de Jehová por instigación del clero. La policía ocupó la fábrica de la Sociedad Watch Tower en Magdeburgo y la cerró en abril de aquel año, pero como no pudo hallar pruebas incriminatorias, se retiró. No obstante, volvió a intervenir en junio. Para proseguir con la difusión del mensaje del Reino, la Sociedad estableció una imprenta en Praga (Checoslovaquia), adonde llevó una considerable cantidad del equipo que había en Magdeburgo. Así, durante los años siguientes se produjeron revistas en dos idiomas y folletos en seis.

      Luego, cuando en 1939 las tropas de Hitler marcharon sobre Praga, los hermanos rápidamente desarmaron las máquinas y las enviaron fuera del país. Una parte fue a los Países Bajos, lo cual fue muy oportuno. La comunicación de los hermanos holandeses con los de Suiza se había hecho más difícil. Así que arrendaron un lugar y, con las prensas que acababan de llegar, imprimieron lo que necesitaban. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los invasores nazis se apoderaran de la imprenta. Con todo, los hermanos la usaron hasta el último momento.

      Cuando las autoridades finlandesas interrumpieron arbitrariamente la publicación de La Atalaya en su país durante los años de la guerra, los hermanos empezaron a mimeografiar los artículos principales y a distribuirlos mediante mensajeros. Después de la caída de Austria ante los nazis en 1938, la revista se imprimía en un mimeógrafo que se cambiaba constantemente de lugar para impedir que cayera en manos de la Gestapo. Del mismo modo, cuando los Testigos fueron proscritos en Canadá durante la guerra fue necesario cambiar de lugar el equipo varias veces para continuar suministrando alimento espiritual a los hermanos.

      Durante el tiempo en que la obra de los testigos de Jehová estuvo prohibida en Australia los hermanos imprimían sus propias revistas e incluso libros, cosa que ni siquiera habían hecho antes cuando las circunstancias eran favorables. Aunque tuvieron que trasladar el equipo de encuadernación dieciséis veces para evitar que lo confiscaran, se las arreglaron para sacar 20.000 libros de cubierta dura a tiempo para la asamblea que celebraron en 1941 a pesar de grandes inconvenientes.

      Expansión después de la II Guerra Mundial

      En 1946, una vez concluida la guerra, los testigos de Jehová se reunieron en una asamblea internacional en Cleveland (Ohio). En aquella ocasión Nathan H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, habló sobre reconstrucción y ampliación. Desde el estallido de la II Guerra Mundial el número de Testigos había aumentado en un 157%, y los misioneros estaban abriendo nuevos campos. Para satisfacer la demanda de literatura bíblica por todo el mundo, el hermano Knorr trazó planes para agrandar las instalaciones de la sede mundial. Como resultado de la expansión propuesta, la fábrica contaría con más del doble del espacio que tenía el edificio original construido en 1927, lo que significaba que tendría que haber un Hogar Betel más grande para los trabajadores voluntarios. Aquellas ampliaciones se completaron y se inauguraron a principios de 1950.

      A partir de ese año fue preciso agrandar la fábrica y las oficinas de la central de Brooklyn vez tras vez. En 1992 abarcaban unas ocho manzanas y tenían una superficie total de 230.071 metros cuadrados. Estos edificios son algo más que simples imprentas. Son edificios dedicados a Jehová que se utilizan para la producción de publicaciones encaminadas a educar a la gente en los requisitos divinos para la vida.

      En algunos lugares fue difícil emprender de nuevo la impresión después de la segunda guerra mundial. La fábrica y las oficinas de la Sociedad en Magdeburgo (Alemania) estaban en la zona controlada por los comunistas. Los hermanos alemanes volvieron al lugar, pero apenas habían comenzado a trabajar en él, cuando las autoridades lo confiscaron de nuevo. Se necesitaba una imprenta en Alemania Occidental para cubrir la necesidad existente. Las ciudades habían quedado reducidas a escombros a causa de los bombardeos. Pero los Testigos consiguieron enseguida una pequeña imprenta que habían empleado los nazis, en Karlsruhe. Para 1948 tenían dos prensas planas funcionando día y noche en un edificio que habían obtenido en Wiesbaden. Al año siguiente ampliaron el lugar y cuadruplicaron la cantidad de prensas para responder a las necesidades de los proclamadores del Reino de esa parte del campo, que iban en aumento.

      Cuando la Sociedad reanudó la impresión en Grecia en 1946 el suministro de energía eléctrica no era confiable. Algunas veces quedaba interrumpido por varias horas. En 1977 los hermanos de Nigeria tenían el mismo problema. Antes de que la sucursal adquiriera su propio generador los trabajadores de la fábrica tenían que regresar al trabajo a cualquier hora del día o de la noche, cuando se restablecía el suministro eléctrico. Como resultado de su buena disposición, nunca faltó un número de La Atalaya.

      Tras la visita del hermano Knorr a Sudáfrica en 1948 se compró un terreno en Elandsfontein, y a comienzos de 1952 la sucursal se trasladó a la nueva fábrica construida en aquel lugar, la primera que la Sociedad edificaba en Sudáfrica. Enseguida empezaron a imprimir revistas en ocho idiomas africanos utilizando una prensa plana. En 1954 se equipó a la sucursal de Suecia para imprimir las revistas en una prensa plana, como se hizo con la sucursal de Dinamarca en 1957.

      A medida que crecía la demanda de publicaciones se suministraban rotativas de mayor velocidad a una sucursal tras otra. Canadá recibió su primera rotativa en 1958 e Inglaterra en 1959. Para 1975 la Sociedad Watch Tower disponía de 70 grandes rotativas en sus imprentas de todo el mundo.

      Red mundial para publicar la verdad bíblica

      Desde finales de los años sesenta se coordinaron los esfuerzos para descentralizar aún más las operaciones de impresión de la Sociedad Watch Tower. El número de testigos de Jehová se multiplicaba rápidamente. Se necesitaban más instalaciones a fin de proporcionarles publicaciones para uso personal y para distribuir entre el público. Pero el proceso de expansión en Brooklyn era lento debido a la escasez de propiedades disponibles y a los trámites burocráticos. Se hicieron planes para imprimir en otros lugares.

      En 1969 se inició el proyecto de construcción de una nueva imprenta en las inmediaciones de Wallkill (Nueva York), a unos 150 kilómetros al noroeste de Brooklyn. Con ella se aumentarían y ensancharían las instalaciones de la central, y con el tiempo casi todas las revistas La Atalaya y ¡Despertad! para Estados Unidos saldrían de allí. Tres años más tarde se trazaban en las mesas de dibujo los planos de una segunda fábrica en Wallkill, mucho más grande que la primera. Para 1977 las rotativas de aquel lugar producían más de dieciocho millones de revistas al mes. Para 1992 se hallaban en uso grandes prensas offset marcas MAN-Roland y Hantscho (solo cuatro máquinas offset en vez de las antiguas quince prensas tipográficas), con una capacidad de producción que superaba ampliamente el millón de revistas diarias.

      Cuando se iniciaron los planes para imprimir en Wallkill, La Atalaya se publicaba en Brooklyn en 32 de los 72 idiomas en que entonces aparecía, y ¡Despertad! en 14 de sus 26 idiomas. La central mundial producía el 60% del total de ejemplares que se imprimían en todo el mundo. Se pensó que sería conveniente imprimir en más países fuera de Estados Unidos y que la impresión estuviera a cargo de nuestros propios hermanos y no de empresas comerciales. Así, si la obra de los testigos de Jehová se veía amenazada por crisis mundiales o intervención estatal en cualquier parte de la Tierra, podría seguirse proporcionando el imprescindible alimento espiritual.

      Por lo tanto, en 1971, casi dos años antes de que entrara en funcionamiento la primera fábrica de Wallkill, empezaron los preparativos para instalar una nueva imprenta en Numazu (Japón). La cantidad de publicadores se había quintuplicado en Japón durante el decenio anterior, lo cual indicaba que se necesitaría muchísima literatura bíblica en aquel país. Al mismo tiempo, las instalaciones de la sucursal de Brasil se iban ampliando. Lo mismo sucedía en Sudáfrica, donde se imprimía literatura bíblica en más de dos docenas de idiomas africanos. En 1972 se cuadruplicó el tamaño de la imprenta de la sucursal de Australia con el fin de suministrar La Atalaya y ¡Despertad! en esa zona del mundo y evitar las prolongadas demoras en los envíos. También se construyeron más fábricas en Francia y las Filipinas.

      A comienzos de 1972, N. H. Knorr y el superintendente de la fábrica de Brooklyn, M. H. Larson, realizaron una gira internacional con el objeto de inspeccionar el trabajo que se estaba realizando y organizar los asuntos a fin de optimizar el empleo de las instalaciones y colocar los cimientos para la expansión que se esperaba. Sus visitas abarcaron dieciséis países de Sudamérica, África y el Lejano Oriente.

      Poco después, en la sucursal de Japón se producían las revistas en japonés y se atendían las necesidades de aquella parte del campo, sin depender de impresores comerciales. Aquel mismo año de 1972, la sucursal de Ghana empezó a publicar La Atalaya en tres de las lenguas nativas, con lo que se evitaba esperar los envíos procedentes de Estados Unidos y Nigeria. Posteriormente, la sucursal de las Filipinas se encargó de componer e imprimir La Atalaya y ¡Despertad! en ocho idiomas locales (aparte de las revistas que necesitaban en inglés). Todo esto representó otro gran paso en la descentralización de las actividades de impresión de la Sociedad Watch Tower.

      A finales de 1975 la Sociedad Watch Tower publicaba literatura bíblica utilizando sus propias instalaciones en veintitrés países de la Tierra: libros en tres países y folletos o revistas (o ambos) en los veintitrés. En otros veinticinco países la Sociedad producía impresos pequeños con sus propias imprentas.

      Asimismo, la capacidad de la Sociedad para producir libros encuadernados aumentaba. Ya a mediados de los años veinte se encuadernaba en Suiza y Alemania. En 1948, después de la II Guerra Mundial, los hermanos de Finlandia empezaron a encuadernar los libros (al principio a mano en su mayor parte) para atender principalmente las necesidades del país. Dos años más tarde, la sucursal de Alemania dirigía de nuevo un taller de encuadernación, y posteriormente asumió los trabajos de encuadernación que realizaba Suiza.

      En 1967, con más de un millón de testigos por toda la Tierra y con la aparición de los libros de tamaño de bolsillo para usar en el ministerio, la demanda de este tipo de publicaciones aumentó considerablemente. En menos de nueve años las líneas de encuadernación de Brooklyn se sextuplicaron. Para 1992 la Sociedad Watch Tower contaba con un total de veintiocho líneas de encuadernación en ocho diferentes países.

      Además, para ese mismo año de 1992 la Sociedad no solo imprimía información bíblica en 180 idiomas en Estados Unidos, sino que cuatro de sus mayores imprentas en países de Latinoamérica suministraban gran parte de las publicaciones necesarias para uso interior y para enviar a otros países de esa parte del mundo. Once imprentas más se encargaban de la producción en Europa, todas las cuales contribuían a satisfacer las necesidades de otros países. Una de estas imprentas, la de Francia, suministraba constantemente publicaciones a catorce países, y la de Alemania, que imprimía en más de cuarenta idiomas, enviaba grandes cantidades a veinte países y cantidades menores a muchos otros. En África, seis de las imprentas de la Watch Tower producían literatura bíblica en un total de 46 idiomas. Once imprentas más, unas grandes y otras pequeñas, abastecían de publicaciones para usar en la difusión del urgente mensaje del Reino de Dios al Oriente Medio y al Lejano Oriente, las islas del Pacífico, Canadá y otros lugares. En otros veintisiete países la Sociedad imprimía artículos más pequeños que eran indispensables para el buen funcionamiento de las congregaciones.

      Métodos nuevos, equipo nuevo

      Durante los años sesenta y setenta hubo una revolución en la industria del libro. La impresión tipográfica empezó a ser sustituida con increíble rapidez por el procedimiento offset.d La Sociedad Watch Tower no se apresuró a adoptar el cambio. Las planchas offset disponibles no eran adecuadas para las grandes tiradas de las publicaciones de la Sociedad. Además, un cambio de ese tipo requeriría nuevos métodos de composición, la adquisición de nuevas prensas y el aprendizaje de nuevas técnicas. Se hubiera tenido que reemplazar casi todo el equipo de impresión de las fábricas de la Sociedad. El costo hubiera sido tremendo.

      Sin embargo, con el tiempo quedó patente que los materiales para impresión tipográfica pronto escasearían. La durabilidad de las planchas offset se perfeccionaba cada vez más. Había que hacer el cambio.

      Ya en 1972, tres miembros de la familia del Betel de Sudáfrica que estaban muy interesados en los adelantos en el campo de la impresión offset, habían comprado de segunda mano una prensa offset alimentada por hojas. Adquirieron alguna experiencia realizando trabajos pequeños en ella. En 1974 la usaron para imprimir en la lengua ronga el libro de tamaño de bolsillo La verdad que lleva a vida eterna. El que lo imprimieran en poco tiempo permitió que miles de personas que deseaban aprender la verdad recibieran instrucción bíblica valiosa antes de que las autoridades prohibieran nuevamente las actividades de los testigos de Jehová en la zona donde vivían. Una segunda prensa offset alimentada por hojas, que se entregó a la sucursal de Sudáfrica poco después de haberse comprado la primera, fue enviada a Zambia y utilizada allí.

      La fábrica de la Sociedad en Alemania también empezó a imprimir en offset bastante temprano. En abril de 1975 los hermanos empezaron a utilizar una prensa alimentada por hojas para imprimir revistas en papel biblia para los testigos de Jehová de Alemania oriental, donde la obra de los Testigos estaba proscrita. Al año siguiente la emplearon en la impresión de libros para estos hermanos perseguidos.

      Por esa época, en 1975, la Sociedad Watch Tower puso en funcionamiento su primera prensa offset alimentada por bobina en Argentina para imprimir revistas. Sin embargo, solo funcionó poco más de un año antes de que el gobierno argentino proscribiera a los Testigos y sellara la imprenta. No obstante, la impresión offset siguió extendiéndose en otros países. A principios de 1978 se inició la impresión de libros a tres colorese en la sede de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn (Nueva York) utilizando una prensa offset de alimentación por bobina. El mismo año se compró una segunda prensa. Aún así, se necesitaba mucho más equipo para completar el cambio.

      El Cuerpo Gobernante estaba seguro de que Jehová proveería lo que fuera necesario para llevar a cabo la obra que él deseaba que se efectuara. En abril de 1979 y enero de 1980 se enviaron cartas a todas las congregaciones de Estados Unidos explicando la necesidad existente. Las donaciones empezaron a llegar, al principio lentamente, pero con el tiempo hubo suficientes fondos para implantar el sistema offset en toda la red mundial de las fábricas de la Watch Tower.

      Entretanto, con el fin de aprovechar bien el equipo disponible y acelerar el cambio, la Sociedad Watch Tower contrató la transformación de sus prensas MAN de último modelo en prensas offset. Estas se enviaron luego a doce países, seis de los cuales no habían impreso nunca sus revistas.

      Impresión a cuatro colores

      La sucursal de Finlandia fue la primera que empleó el sistema offset para imprimir todos los números de sus revistas a cuatro colores, empezando de manera sencilla con los números de enero de 1981 y utilizando paulatinamente técnicas más perfeccionadas. Después, Japón imprimió un libro a cuatro colores. Otras imprentas de la Watch Tower han hecho lo mismo a medida que han ido adquiriendo el equipo necesario. Algunas de las prensas han sido compradas y despachadas por la oficina central. Otras han sido financiadas por los testigos de Jehová del país donde está situada la fábrica. En otros casos los Testigos de un país han regalado a sus hermanos de otro país el equipo que estos han necesitado.

      Después de la II Guerra Mundial la gente empezó a preferir las publicaciones que contenían muchas ilustraciones, y el uso de colores realistas para realzar su atractivo visual. El color las ha hecho más llamativas y, por consiguiente, ha estimulado la lectura. En muchos lugares la distribución de La Atalaya y ¡Despertad! aumentó considerablemente después de mejorar de este modo su apariencia.

      Se crean sistemas informatizados adecuados a las necesidades

      Para facilitar la impresión a cuatro colores había que informatizar las tareas previas a la impresión; y en 1977 se tomó esta decisión. Testigos especializados en informática se ofrecieron para trabajar en la central mundial y ayudar a la Sociedad a satisfacer sus necesidades a este respecto sin demora. (Poco después, en 1979, un equipo de Japón que llegó a contar con unos cincuenta Testigos empezó a producir los programas necesarios para imprimir en japonés.) Se utilizó el soporte físico disponible en el mercado, y los Testigos prepararon los programas para ayudar a satisfacer las necesidades administrativas y de impresión multilingüe de la Sociedad. Para mantener la alta calidad y contar con la flexibilidad necesaria fue preciso desarrollar programas especializados de diseño de tipos y fotocomposición. En el mercado no existían programas para entrar y fotocomponer textos en muchos de los 167 idiomas en los que la Sociedad Watch Tower imprimía, así que los Testigos tuvieron que crear sus propios programas.

      En ese tiempo el mundo comercial consideraba que no valía la pena imprimir en idiomas de colectividades pequeñas o de personas de recursos muy limitados, pero a los testigos de Jehová les interesa la vida de la gente. En relativamente poco tiempo produjeron publicaciones en más de noventa idiomas empleando los programas que habían ideado. La respetable publicación Seybold Report on Publishing Systems dijo tocante al trabajo de los Testigos: “Solo podemos elogiar el carácter emprendedor, la iniciativa y la perspicacia de la gente de la Watchtower. Hay pocos hoy día que sean lo suficientemente ambiciosos o valientes para emprender una aplicación como esa, especialmente si tienen que empezar casi sin nada” (volumen 12, núm. 1, 13 de septiembre de 1982).

      Las labores de impresión y de mantenimiento se facilitarían mucho si el equipo empleado por todo el mundo fuera compatible. Por eso en 1979 se decidió que la Sociedad Watch Tower creara su propio sistema de fotocomposición. El personal encargado de la tarea fabricaría el soporte físico principal, en vez de tener que depender tanto del equipo disponible en el mercado.

      Esto llevó a que en 1979 un grupo de testigos de Jehová reunidos en la Hacienda Watchtower, de Wallkill (Nueva York), iniciara el diseño y la construcción del sistema MEPS (siglas en inglés para Multilanguage Electronic Phototypesetting System [Sistema electrónico de fotocomposición plurilingüe]). Para mayo de 1986 el equipo no solo había diseñado y construido las computadoras, las fotocomponedoras y los terminales gráficos de MEPS, sino que, lo que es más importante aún, también había elaborado los programas necesarios para procesar texto en 186 idiomas.

      A la par de este innovador programa, se trabajaba en un abarcador sistema de digitalización de los caracteres que se utilizarían. Esto exigía un estudio profundo de las características distintivas de cada idioma. Tendrían que dibujarse uno por uno todos los caracteres de un idioma (por ejemplo, las letras en mayúscula y minúscula, los acentos y los signos de puntuación, todo ello en diversos tamaños) y dibujarse aparte cada modalidad o clase (letra fina, cursiva, negrita, supernegra, etc.), en algunos casos en diferentes estilos de tipos. Cada tipo del alfabeto romano necesitaba 202 caracteres. Por lo tanto, para los 369 tipos romanos fue preciso dibujar un total de 74.538 caracteres. La preparación de los signos para imprimir en chino exigió que se dibujaran 8.364 caracteres por cada tipo, además de los que se añadirían posteriormente.

      Terminada la etapa de dibujo se procedió a crear un programa que permitiera imprimir los caracteres en trazos nítidos. Dicho programa debería posibilitar la impresión no solo en las lenguas que emplean el alfabeto romano, sino también en bengalí, camboyano, cirílico, griego, hindi y coreano, así como también en árabe y hebreo (que se leen de derecha a izquierda) y en japonés y chino (que no tienen alfabeto). Para 1992 había programas para procesar textos en más de doscientos idiomas, y todavía se trabajaba en más programas para imprimir en otras lenguas que hablan millones de personas.

      Implantar el cambio en las sucursales requería adoptar nuevos procedimientos y aprender nuevas técnicas. Se envió a ciertos hermanos a la sede mundial para que aprendieran a montar, manejar y reparar las grandes prensas offset alimentadas por bobinas. A algunos se les enseñó a seleccionar los colores mediante un explorador láser. A otros se les enseñó a manejar y reparar equipo informático. Así, los problemas de producción en cualquier parte del mundo podían resolverse rápidamente para que el trabajo siguiera adelantando.

      El Cuerpo Gobernante comprendió lo mucho que uniría a los testigos de Jehová de todo el mundo el que pudieran estudiar la misma información en sus reuniones semana tras semana y distribuir las mismas publicaciones en el ministerio del campo. En el pasado, lo publicado en inglés aparecía normalmente en otros idiomas por lo menos cuatro meses más tarde; en muchos idiomas pasaba un año, o a menudo varios años, antes de que estuviera disponible. Pero ahora podía cambiar la situación. El que las sucursales impresoras poseyeran equipo totalmente compatible fue un factor importante para la publicación simultánea en diversos idiomas. Para 1984 se publicaba simultáneamente La Atalaya en veinte idiomas. Cuando en 1989 se presentó al público el enérgico mensaje del libro Apocalipsis. . . ¡se acerca su magnífica culminación! solo unos meses después de haber salido a la luz, el libro ya se hallaba disponible en veinticinco idiomas. Para 1992 la publicación simultánea de La Atalaya había aumentado hasta alcanzar 66 idiomas, hablados por una gran parte de la población mundial.

      Desde que se emprendió el proyecto MEPS en 1979, la industria de la informática ha hecho avances extraordinarios. Ahora se pueden conseguir potentes computadoras personales de gran versatilidad a un precio mucho más reducido que el de las primeras máquinas. A fin de satisfacer sus necesidades en el campo editorial, la Sociedad Watch Tower decidió combinar el uso de estas computadoras personales con el de sus propios programas. Esto aceleró enormemente el proceso de producción. Además, hizo posible que un mayor número de sucursales de la Sociedad se beneficiaran de los programas para impresión, y el número de sucursales que los utilizaban ascendió rápidamente a 83. Para 1992 la Sociedad Watch Tower contaba con más de 3.800 terminales que empleaban sus programas por todo el mundo. No todas las sucursales informatizadas efectúan trabajos de impresión, pero cualquier sucursal que posea un ordenador pequeño, los programas de la Sociedad y una pequeña impresora láser puede realizar el trabajo previo a la impresión de tratados, revistas, libros, etc.

      Aumenta la ayuda computarizada para los traductores

      ¿Sería posible utilizar el ordenador también para prestar más ayuda a los traductores? En la mayoría de los casos hoy los traductores de las publicaciones de la Watch Tower efectúan su trabajo con terminales. Muchos de estos traductores trabajan en las sucursales de la Sociedad. Otros, que tal vez traducen en casa y que durante muchos años han hecho su trabajo con máquinas de escribir o incluso a mano, han aprendido a usar estaciones de trabajo o computadoras portátiles plegables (de tamaño práctico) compradas por la Sociedad. Los cambios en el texto traducido se pueden introducir fácilmente allí mismo en la pantalla de la computadora. Si la traducción se efectúa fuera de los edificios de la sucursal encargada de imprimir, todo lo que hay que hacer es transferir el texto a un disco delgado y flexible y enviarlo a la sucursal.

      Durante 1989 y 1990 se facilitó la comunicación internacional a raíz de los cambios súbitos que se produjeron en los gobiernos de muchas naciones. Los testigos de Jehová rápidamente convocaron a sus traductores de Europa oriental a un seminario. El fin era hacerlos más eficientes y enseñarles a utilizar provechosamente el equipo de computadoras disponible para que La Atalaya se pudiera publicar simultáneamente en sus idiomas también. A los traductores del sudeste asiático se les impartió instrucción similar.

      Ahora bien, ¿podría emplearse la computadora para acelerar la traducción o mejorar su calidad? Sí. Para 1989 los testigos de Jehová empleaban un sistema computarizado de gran potencia para ayudar en la traducción de la Biblia. Después de un intenso trabajo preliminar se pusieron a disposición de los traductores archivos electrónicos que les permitían visualizar rápidamente en la pantalla de su computadora cualquier palabra dada en las lenguas bíblicas originales junto con una lista de todas las palabras en inglés empleadas en la Traducción del Nuevo Mundo para traducirla, de acuerdo con el contexto. Asimismo podían seleccionar una palabra clave en inglés y ver en la pantalla todos los vocablos de los idiomas originales de los que se había traducido esta palabra (y posiblemente otras de significado parecido). Muchas veces se descubría que en inglés se estaba empleando una diversidad de palabras para transmitir la idea expresada por un solo término en la lengua original. El traductor podía tener en un instante un cuadro completo de lo que estaba traduciendo. Esto le ayudaba a captar el verdadero sentido de la expresión básica en el idioma original y su significado exacto dentro del contexto para expresarlo fielmente en su propia lengua.

      Valiéndose de estos archivos informáticos, traductores experimentados examinaban una a una las veces que aparecía cierta palabra determinada de la Biblia y le asignaban en cada caso el equivalente apropiado según lo requería el contexto. De este modo se garantizaba un alto grado de coherencia. Otros integrantes del equipo revisaban el trabajo de cada traductor para que así la traducción se beneficiara de la investigación y experiencia de todos. Luego se podía ver en la pantalla de la computadora un determinado pasaje de las Escrituras, mostrando todas las palabras del texto en inglés, una clave que indicaba lo que aparecía en el idioma original, y el equivalente que se había seleccionado en el idioma al que se traducía. Pero el trabajo no terminaba allí. Todavía era preciso que el traductor puliera la estructura de la oración para que sonara bien en su propio idioma. Sin embargo, al hacer esto era vital que tuviera un claro entendimiento del significado del pasaje. Para ayudarle, se le concedía acceso inmediato a comentarios aparecidos en las publicaciones de la Watch Tower sobre el versículo en cuestión o sobre cualquier expresión que este contuviera.

      De este modo se podía reducir el tiempo dedicado a la investigación y lograr un buen grado de coherencia. A medida que el sistema vaya alcanzando mayor perfección, se espera que más publicaciones valiosas puedan hacerse disponibles sin demora, incluso en idiomas que solo cuenten con un número limitado de traductores. El empleo de este sistema para suministrar publicaciones que ayuden en la proclamación del mensaje del Reino ha abierto un asombroso campo de impresión.

      Por lo tanto, como sus homólogos primitivos, los testigos de Jehová contemporáneos emplean los medios más recientes para difundir la Palabra de Dios. Con el fin de llevar las buenas nuevas al mayor número de personas posible, no han temido enfrentarse con nuevos desafíos en el campo editorial.

      [Notas a pie de página]

      a En 1896 la corporación adoptó el nombre oficial de Watch Tower Bible and Tract Society (Sociedad de Biblias y Tratados la Torre del Vigía).

      b Esta empresa fue propiedad de Charles Taze Russell. En 1898 donó los bienes de la Tower Publishing Company a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract.

      c La falta de carbón no obedeció meramente a la escasez provocada por la guerra. Hugo Riemer, miembro del personal de la oficina central en aquel tiempo, escribió diciendo que aquello se debió principalmente al odio a los Estudiantes de la Biblia que cundía en Nueva York por aquel entonces.

      d El sistema de impresión tipográfica funciona a partir de una superficie elevada que contiene en sentido invertido la imagen de lo que ha de aparecer en la página impresa. La superficie entintada se presiona contra el papel. En el sistema offset la impresión entintada se transfiere de una plancha metálica a un cilindro recubierto de caucho y de este al papel.

      e De 1959 a 1971 la Sociedad usó una prensa offset alimentada por hojas en su planta de Brooklyn para producir calendarios a cuatro colores con temas alusivos a la predicación de las buenas nuevas.

      [Comentario en la página 578]

      “Hagamos la prueba con el carbón”

      [Comentario en la página 595]

      Se equipa a toda la red mundial de fábricas de la Watchtower para la impresión offset

      [Comentario en la página 596]

      “Solo podemos elogiar [...] [a] la gente de la Watchtower”

      [Fotografías en la página 581]

      Composición

      Al principio todo se hacía manualmente, letra por letra

      Sudáfrica

      Desde 1920 hasta los años ochenta se usaron linotipias

      Estados Unidos

      En algunos lugares la composición se realizaba con monotipias

      Japón

      Ahora se emplea un proceso de fotocomposición computarizado

      Alemania

      [Recuadro/Fotografías en la página 582]

      Preparación de las planchas

      Desde los años veinte hasta los ochenta se hicieron planchas de plomo para la impresión tipográfica

      [Fotografías]

      1. Las líneas de tipos que formaban las páginas destinadas a la impresión se montaban en marcos metálicos llamados amas

      2. Se hacía una impresión de los tipos sobre material que pudiera emplearse como molde

      3. Sobre esta matriz o molde se vertía plomo fundido para obtener planchas metálicas semicilíndricas para la impresión

      4. Se eliminaban los residuos de metal de la superficie de la plancha

      5. Se niquelaban las planchas para evitar su desgaste

      A partir de entonces, se han montado los negativos de las páginas fotocompuestas con las ilustraciones correspondientes, para luego transferir fotográficamente las páginas montadas a planchas flexibles de impresión offset

      [Recuadro/Fotografía en la página 585]

      ‘Testimonio del espíritu de Jehová’

      “El que personas con poca o ninguna experiencia en el campo de la impresión [y en una época en que otros aún no lo hacían] hayan logrado imprimir libros y Biblias en rotativas es testimonio de la superintendencia de Jehová y de la dirección de su espíritu”, dijo Charles Fekel. El hermano Fekel sabía muy bien de lo que hablaba, pues por más de medio siglo había participado en el desarrollo de las actividades de impresión en la sede de la Sociedad. En sus últimos años fue miembro del Cuerpo Gobernante.

      [Fotografía]

      Charles Fekel

      [Recuadro/Fotografía en la página 586]

      Confianza en el Dios Todopoderoso

      Una experiencia relatada por Hugo Riemer, quien fue agente de compras de la Sociedad Watch Tower, refleja cómo la Sociedad realiza sus gestiones.

      Durante la II Guerra Mundial, en Estados Unidos se racionó el papel para imprimir. Los suministros tenían que pedirse a un comité nombrado por el gobierno. En una ocasión, una de las sociedades bíblicas prominentes envió al comité una representación de abogados, grandes empresarios, predicadores y otras personas. Les concedieron una cantidad mucho menor de lo que querían. Después de escuchar la petición de este grupo, el comité llamó a la Sociedad Watchtower Bible and Tract. Cuando Hugo Riemer y Max Larson se presentaron, el presidente les preguntó: “¿Solo ustedes dos?”. Ellos respondieron: “Sí. Esperamos que el Dios Todopoderoso esté con nosotros también”. Se les otorgó todo lo que necesitaban.

      [Fotografía]

      Hugo Riemer

      [Recuadro/Fotografías en la página 587]

      Prensas

      Para sus trabajos de impresión la Sociedad Watch Tower se ha valido de una gran variedad de prensas

      [Fotografías]

      Por muchos años se emplearon prensas planas de muchas clases (Alemania)

      Se han utilizado prensas pequeñas no solo para la producción de formularios y hojas sueltas, sino también para imprimir revistas (E.U.A.)

      En sus diversas imprentas se usaron 58 prensas tipográficas alemanas MAN (Canadá)

      Actualmente las principales imprentas de la Sociedad disponen de prensas offset alimentadas por bobinas, fabricadas en distintos países, que imprimen a todo color y trabajan a altas velocidades

      Italia

      Alemania

      [Fotografías en las páginas 588 y 589]

      Encuadernación

      Al principio algunas fábricas de la Watch Tower realizaban la encuadernación a mano (Suiza)

      La producción a gran escala en Estados Unidos exigía realizar numerosas operaciones por separado

      1. Unión de pliegos

      2. Cosido

      3. Encolado de las guardas

      4. Recorte

      5. Estampado de las cubiertas

      6. Colocación de las cubiertas

      7. Prensado de los libros hasta que la cola esté seca

      Ahora, en vez de coser los libros, se usa el rápido método “burst binding”, y máquinas de alta velocidad encuadernan, cada una, 20.000 libros o más al día

      [Recuadro/Fotografías en la página 594]

      Para fomentar el conocimiento del Reino de Dios

      A lo largo de su historia, la Sociedad Watch Tower ha producido literatura bíblica en más de 290 idiomas. En 1992 editaba publicaciones en unos 210 idiomas. Toda esta labor tenía como fin ayudar a las personas a saber del Reino de Dios y de lo que este significa para ellas. Entre sus ayudas para el estudio bíblico más distribuidas hasta la fecha figuran:

      “La verdad que lleva a vida eterna” (1968): 107.553.888 ejemplares, en 117 idiomas

      “Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra” (1982): 62.428.231 ejemplares, en 115 idiomas

      “¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra!” (1982): 76.203.646 ejemplares, en 200 idiomas

      Las cifras corresponden a lo publicado hasta 1992.

      [Recuadro/Fotografías en la página 598]

      Grabaciones en casete

      Además de utilizar la página impresa en su obra evangelizadora, desde 1978 la Sociedad Watch Tower ha producido casetes, más de sesenta y cinco millones fabricados con su propio equipo en Estados Unidos y Alemania.

      Toda la “Traducción del Nuevo Mundo” está en casetes en alemán, español, francés, inglés, italiano y japonés. Para 1992 se podían conseguir también diversas secciones de esta traducción de la Biblia en casetes en otros ocho idiomas.

      Como ayuda para enseñar a los niños se han grabado publicaciones tales como “Mi libro de historias bíblicas” y “Escuchando al Gran Maestro”, preparadas especialmente para ellos.

      Además, en algunos países se producen cintas para transmisiones de radio.

      Una orquesta integrada enteramente por Testigos graba el acompañamiento musical de los cánticos que entonan los testigos de Jehová en sus asambleas. Se pueden obtener también hermosos arreglos orquestales de esta música para disfrutar de ellos en el hogar.

      Se graban dramas (tanto del día moderno como de relatos bíblicos) para presentarlos en las asambleas, donde Testigos interpretan las escenas para ayudar al auditorio a visualizar los sucesos. Algunos de estos dramas se utilizan luego en los hogares para diversión e instrucción de la familia.

      Las revistas “La Atalaya” y “¡Despertad!” también se hallan en casetes en inglés y finlandés. “La Atalaya” está disponible además en alemán, danés, francés, noruego y sueco. Aunque estas grabaciones se concibieron en un principio para personas con problemas visuales, otros millares de personas agradecen esta provisión.

      [Fotografía]

      J. E. Barr en el estudio de grabación

      [Recuadro/Fotografías en las páginas 600 y 601]

      Uso de videocintas en la proclamación del Reino

      En 1990 la Sociedad Watch Tower entró en un nuevo campo al producir su primera videocinta destinada al público.

      Se calculó que para ese año había videograbadoras de diversos tipos en más de doscientos millones de hogares por todo el mundo. Incluso en países donde no había estaciones de televisión se usaban videograbadoras. De modo que la videocinta como instrumento educativo ofrecía una nueva manera de llegar a un gran público.

      Ya en 1985 se había empezado a preparar una película de vídeo para mostrar a los que visitan las instalaciones de la Sociedad algunas de las actividades que tienen lugar en su sede mundial. Con el tiempo, las presentaciones en vídeo también ahorraron tiempo en el programa de orientación de los nuevos miembros de la familia de Betel. ¿Podría emplearse de otros modos este método didáctico con el fin de ayudar en la obra mundial de hacer discípulos? Algunos hermanos creían que sí.

      Por consiguiente, en octubre de 1990 se presentó la videocinta “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre”. La acogida fue extraordinaria. Se recibió un alud de solicitudes para que se realizaran más programas de esta índole. A fin de satisfacer la necesidad, se creó un nuevo departamento llamado Servicios de Vídeo.

      Testigos expertos en la materia ofrecieron gustosamente su ayuda. Se obtuvo el equipo necesario y se montaron estudios. Un equipo de camarógrafos empezó a viajar a varios países para captar imágenes de personas y objetos que pudieran emplearse en presentaciones de vídeo que fortalecieran la fe. La orquesta internacional de Testigos que muchas veces había cooperado en la realización de proyectos especiales grabó la música que realzaría las producciones de vídeo.

      Se hicieron planes para abarcar un mayor número de grupos lingüísticos. Hacia mediados de 1992 el vídeo “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre” se distribuía en más de una docena de idiomas. Se había grabado en veinticinco idiomas, entre ellos algunos de Europa oriental. Además, se ultimaban los preparativos para grabarlo en mandarín y cantonés para los chinos. La Sociedad también había adquirido los derechos de reproducción y distribución del videocasete “Purple Triangles”, que trata de la integridad de una familia de Testigos alemanes durante la era nazi. En menos de dos años se habían producido más de un millón de videocintas para que los testigos de Jehová las emplearan en su ministerio.

      Se dio atención especial a las necesidades de los sordos. Se produjo una edición de “Los testigos de Jehová. . . la organización tras el nombre” en lenguaje por señas para los países de habla inglesa. Y se realizaron estudios para suministrar vídeos para personas sordas de otros países.

      Mientras tanto, se trabajaba en la producción de una serie que contribuiría a edificar la fe en el libro que es la base misma de la fe cristiana: la Biblia. La primera parte, titulada “La Biblia: Historia exacta, profecía confiable”, quedó terminada en inglés para septiembre de 1992, mientras se preparaban ediciones en otros idiomas.

      Las videocintas de ningún modo reemplazan la página impresa ni el testimonio personal. Las publicaciones de la Sociedad continúan desempeñando un papel fundamental en la difusión de las buenas nuevas. La obra de casa en casa de los testigos de Jehová sigue siendo una modalidad de su ministerio con base sólida en las Escrituras. Sin embargo, las videocintas son ahora un valioso instrumento complementario para cultivar la fe en las preciosas promesas de Jehová y estimular el aprecio por la labor que se efectúa en la Tierra hoy día bajo su dirección.

      [Fotografías]

      1. Una vez que se ha determinado el contenido básico, se va grabando mientras se elabora el guión

      2. Se seleccionan las imágenes y se determina su secuencia durante el editaje fuera de línea

      3. Se graba música orquestal especialmente compuesta para realzar la presentación

      4. Se mezcla la música digitalizada y los efectos sonoros con la narración y las imágenes

      5. Se hace el editaje final de imagen y sonido

      [Fotografías en la página 576]

      La impresión propiamente dicha de estas primeras publicaciones estuvo a cargo de empresas comerciales

      [Fotografía en la página 577]

      C. A. Wise hizo una prueba para determinar si los Estudiantes de la Biblia debían restablecer las oficinas centrales en Brooklyn

      [Fotografías en la página 579]

      La primera rotativa de la Sociedad se usó para imprimir 4.000.000 de ejemplares del núm. 27 de la revista “Golden Age”, que contenía información contundente

      [Fotografía en la página 580]

      R. J. Martin (a la derecha), primer superintendente de la fábrica de la Sociedad en Brooklyn, consultando con el hermano Rutherford

      [Fotografía en la página 583]

      Una de las primeras imprentas europeas de la Sociedad (en Berna [Suiza])

      [Fotografías en la página 584]

      La Sociedad estableció una imprenta en Magdeburgo (Alemania) durante los años veinte

      [Fotografía en las páginas 590 y 591]

      Elandsfontein (Sudáfrica), 1972

      [Fotografía en la página 590]

      Numazu (Japón), 1972

      [Fotografía en la página 590]

      Strathfield (Australia), 1972

      [Fotografía en la página 590]

      São Paulo (Brasil), 1973

      [Fotografía en la página 591]

      Lagos (Nigeria), 1974

      [Fotografía en la página 591]

      Wiesbaden (Alemania), 1975

      [Fotografía en la página 591]

      Toronto (Canadá), 1975

      [Fotografía en la página 597]

      Los Testigos han trabajado intensamente en la digitalización de caracteres para imprimir información bíblica en muchos idiomas (Brooklyn [N.Y.])

      [Fotografía en la página 599]

      Computadoras a color permiten situar, recortar y retocar electrónicamente las ilustraciones

      [Fotografía en la página 602]

      Los testigos de Jehová se valen de sistemas computarizados para acelerar y refinar la traducción bíblica (Corea)

  • Impresión y distribución de la Palabra sagrada de Dios
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 27

      Impresión y distribución de la Palabra sagrada de Dios

      EN LA fachada del principal complejo fabril de la sede mundial de los testigos de Jehová, por décadas un letrero ha dado a todos el urgente mensaje: “Lea a diario la Palabra de Dios, la Santa Biblia”.

      Los Testigos mismos estudian con diligencia la Palabra de Dios. En el transcurso de los años han tratado de determinar el sentido exacto de las Escrituras inspiradas originales valiéndose de una abundante diversidad de traducciones bíblicas. A cada Testigo se le anima a tener un programa personal de lectura bíblica diaria. Además de estudiar la Palabra de Dios por temas, los Testigos van leyendo y analizando la Biblia misma parte por parte en sus reuniones de congregación. No lo hacen procurando hallar textos que respalden sus ideas. Reconocen que la Biblia es la propia Palabra de Dios escrita por inspiración. Comprenden que da censura y disciplina, y se esfuerzan sinceramente para hacer que su pensamiento y su conducta se conformen a lo que esta dice. (2 Tim. 3:16, 17; compárese con 1 Tesalonicenses 2:13.)

      Como están convencidos de que la Biblia es la Palabra sagrada de Dios y conocen las gloriosas buenas nuevas que contiene, los testigos de Jehová son también celosos editores y distribuidores de la Biblia.

      Una sociedad que publica Biblias

      En 1896 se hizo la primera mención oficial de la Biblia en el nombre de la corporación legal que empleaban los Estudiantes de la Biblia en su obra de publicación. Entonces la Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados la Torre del Vigía de Sión) pasó a ser conocida legalmente como Watch Tower Bible and Tract Societya (Sociedad de Biblias y Tratados la Torre del Vigía). Aunque no empezó inmediatamente a imprimir y encuadernar Biblias, publicó muchas. Con ese fin detalló las características de estas, suministró suplementos útiles y luego contrató a empresas comerciales para la impresión y encuadernación.

      Aun antes de 1896 la Sociedad realizaba una intensa labor como distribuidora de la Biblia. Para servir a sus lectores, y no para lucrarse, enfocó la atención en varias versiones bíblicas disponibles al público, las compró al por mayor para obtenerlas a mejores precios y las distribuyó a veces por tan solo el 35% del precio de catálogo. Entre estas hubo muchas ediciones de uso práctico de la King James Version, o Versión Autorizada, también ‘Biblias de los maestros’, de mayor tamaño (la Versión Autorizada con ayudas tales como concordancia, mapas y referencias marginales); The Emphatic Diaglott, que contenía una traducción interlineal del griego al inglés; la versión de Leeser, que colocaba el texto inglés en paralelo al hebreo; la versión de Murdock, traducida del antiguo siriaco; The Newberry Bible, con referencias marginales que señalaban los lugares en los que aparecía el nombre divino en el idioma original, así como otros detalles útiles del texto hebreo y del griego; el New Testament, de Tischendorf, con referencias a pie de página a lecturas variantes según tres de los más completos manuscritos bíblicos antiguos en griego (Sinaítico, Vaticano y Alejandrino); la Biblia Variorum, con notas a pie de página que no solo exponían las variantes de los manuscritos antiguos, sino que también presentaban distintas traducciones de eminentes eruditos de ciertas partes del texto, y la versión literal de Young. La Sociedad también distribuía ayudas, tales como concordancias: la Cruden’s Concordance y la Analytical Concordance de Young (que comentaba sobre las palabras originales hebreas y griegas). En los años siguientes, los testigos de Jehová de toda la Tierra solían adquirir muchos miles de Biblias de otras sociedades bíblicas, en los idiomas disponibles, y luego las distribuían.

      Según se sabe, ya en 1890 la Sociedad encargó una impresión especial, con su propio nombre, de la segunda edición de The New Testament Newly Translated and Critically Emphasised, una nueva versión de las Escrituras Griegas preparada por el traductor de la Biblia británico Joseph B. Rotherham. ¿Por qué se imprimió esta versión? Porque era literal y procuraba sacar el máximo partido de la investigación realizada para depurar el texto griego, y porque ayudaba al lector, mediante un sistema ideado por el traductor, a identificar las palabras que recibieron énfasis especial en el texto griego.

      En 1902 la Sociedad Watch Tower encargó una impresión especial de la “Holman Linear Parallel Edition of the Bible” (Biblia Lineal Paralela de Holman). Esta tenía márgenes anchos donde se imprimieron referencias a pasajes de las publicaciones de la Watch Tower que explicaban diversos versículos, y también un índice con muchísimos temas, citas de las Escrituras y útiles referencias a las publicaciones de la Sociedad. Esta Biblia contenía el texto de dos versiones: la Versión Autorizada encima de la Versión Revisada siempre que había diferencias. Contenía también una amplia concordancia que le indicaba al usuario los diferentes significados de las palabras en los idiomas originales.

      Aquel mismo año la Sociedad Watch Tower adquirió los clichés o planchas para imprimir The Emphatic Diaglott, obra que incluye el texto griego de J. J. Griesbach de las Escrituras Griegas Cristianas (la edición de 1796-1806) y una versión interlineal en inglés. Aparecía en paralelo la versión del texto realizada por Benjamin Wilson, británico que vivía en Geneva (Illinois, E.U.A.). Se compraron los clichés y los derechos exclusivos de edición y luego se presentaron como regalo a la Sociedad. Una vez agotados los ejemplares en existencias, la Sociedad hizo gestiones para imprimir más, los cuales estuvieron disponibles en 1903.

      Cuatro años más tarde, en 1907, se publicó la Edición de los Estudiantes de la Biblia de la Versión Autorizada. En el mismo tomo había un apéndice llamado “Manual bereano de los maestros de la Biblia”. Este contenía comentarios breves de versículos de toda la Biblia y remisiones a obras de la Watch Tower que los explicaban con más detalle. Un año después se publicó una edición con un apéndice mayor.

      Se hacían encargos de 5.000 a 10.000 Biblias a los impresores y encuadernadores a fin de mantener el costo económico. La Sociedad deseaba que el mayor número de personas tuviera a su alcance, para su estudio, varias versiones bíblicas y ayudas relacionadas.

      Después, en 1926 la Sociedad Watch Tower dio un gran paso adelante en la publicación de Biblias.

      Imprimimos la Biblia en nuestras prensas

      La Sociedad Watch Tower Bible and Tract imprimió y encuadernó una Biblia en su propia fábrica treinta y seis años después de haber emprendido la publicación de Biblias. Fue The Emphatic Diaglott, cuyos clichés eran propiedad de la Sociedad desde hacía veinticuatro años. La Sociedad la imprimió en diciembre de 1926 en una prensa plana de la fábrica de la calle Concord, en Brooklyn. Hasta la fecha se han producido 427.924 ejemplares de esta obra.

      Dieciséis años más tarde, en plena II Guerra Mundial, la Sociedad emprendió la impresión de la Biblia completa. Con este fin, en 1942 adquirió de la compañía A. J. Holman, de Filadelfia (Pensilvania), los clichés de la Versión Autorizada con referencias marginales. Esta versión inglesa de toda la Biblia no fue realizada a partir de la Vulgata latina, sino por eruditos que pudieron comparar traducciones anteriores con los textos originales hebreo, arameo y griego. Se añadió una concordancia en la que colaboraron más de ciento cincuenta siervos de Jehová. El propósito especial de esta era ayudar a los testigos de Jehová a hallar con rapidez los textos pertinentes mientras participaban en el ministerio del campo, y así utilizar con eficacia la Biblia como “la espada del espíritu” para eliminar y denunciar la falsedad religiosa. (Efe. 6:17.) A fin de que el precio fuera asequible a toda persona, se imprimió en una rotativa, algo que nunca habían intentado otros impresores de Biblias. Para 1992 se había producido un total de 1.858.368 de estas Biblias.

      Los testigos de Jehová no solo querían poner ejemplares de la Biblia misma en manos de la gente, sino que deseaban ayudarla a conocer el nombre personal y el propósito de su divino autor, Jehová Dios. Había una versión en inglés, la American Standard Version de 1901, que empleaba el nombre divino en las más de 6.870 ocasiones que aparecía en los textos con que trabajaron los traductores. En 1944, tras varios meses de negociaciones, la Sociedad Watch Tower adquirió los derechos para hacer un juego de clichés para esta Biblia a partir de los clichés y tipos provistos por la compañía Thomas Nelson e Hijos, de Nueva York. Durante los siguientes cuarenta y ocho años se produjeron 1.039.482 ejemplares.

      Steven Byington, de Ballard Vale (Massachusetts, E.U.A.), también había hecho una traducción moderna de la Biblia en inglés que ponía el nombre divino en su lugar apropiado. La Sociedad Watch Tower obtuvo el manuscrito inédito en 1951 y adquirió los derechos exclusivos de edición en 1961. Esta versión completa se imprimió en 1972. Hasta 1992 se habían producido 262.573 ejemplares.

      Entretanto, algo más estaba en proceso.

      Se produce la Traducción del Nuevo Mundo

      A principios de octubre de 1946 Nathan H. Knorr, entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, propuso por vez primera que la Sociedad produjera una nueva versión de las Escrituras Griegas Cristianas. La traducción misma empezó el 2 de diciembre de 1947. El texto finalizado fue sometido a cuidadosa revisión por todo el comité de traductores, formado íntegramente por cristianos ungidos con espíritu. El 3 de septiembre de 1949 el hermano Knorr convocó una reunión de las juntas directivas de las corporaciones de Nueva York y Pensilvania de la Sociedad. Les anunció que el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo había finalizado una versión en idioma moderno de las Escrituras Griegas Cristianas y la había entregado a la Sociedad para que esta la publicara.b Era una versión totalmente nueva traducida del griego original.

      ¿Hacía falta realmente otra traducción? La Biblia entera ya estaba publicada en 190 lenguas, y por lo menos había partes de ella traducidas a otros 928 idiomas y dialectos. En diferentes ocasiones los testigos de Jehová han usado muchas de esas traducciones. No obstante, la realidad es que la mayor parte de ellas son obra de clérigos y misioneros de las sectas de la cristiandad, y en mayor o menor grado manifiestan la influencia de las filosofías paganas y tradiciones antibíblicas que sus sistemas religiosos heredaron del pasado, así como del prejuicio de la alta crítica. Además, estaban apareciendo manuscritos bíblicos más antiguos y fiables. Los hallazgos arqueológicos contribuían a que se comprendiera mejor el griego del siglo I. También, los idiomas de las versiones han sufrido cambios con el paso de los años.

      Los testigos de Jehová querían una versión que se beneficiara de incorporar los hallazgos de la erudición más reciente, que no tuviera la influencia de los credos y tradiciones de la cristiandad, una versión literal que presentara fielmente lo que dicen los escritos originales y de ese modo sentara la base para aumentar el conocimiento de la verdad divina, una versión clara y entendible para el lector actual. La Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, publicada en inglés en 1950, satisfizo esa necesidad, al menos tocante a esa parte de la Biblia. A muchos testigos de Jehová que empezaron a utilizarla les entusiasmó, no solo porque su lenguaje moderno facilitaba la lectura, sino porque se dieron cuenta de que captaban mejor el sentido de la Palabra inspirada de Dios.

      Una característica señalada de esta traducción es que restituye el nombre divino, el nombre personal de Dios, Jehová, 237 veces en las Escrituras Griegas Cristianas. No era la primera versión que restituía el nombre.c No obstante, puede haber sido la primera en hacerlo uniformemente en el texto principal desde Mateo hasta Revelación. En el prólogo se trataba ampliamente este asunto y se explicaban las razones sólidas de este medida.

      Tras esto, se tradujeron al inglés las Escrituras Hebreas y se publicaron paulatinamente, en cinco tomos, a partir de 1953. Al igual que con las Escrituras Griegas Cristianas, se dio atención a comunicar de la manera más literal posible lo que decía el idioma original. Se ejerció especial cuidado para traducir con uniformidad, comunicar con exactitud la acción o el estado de los verbos y utilizar lenguaje sencillo que fuera entendible para el lector moderno. Siempre que aparecía el Tetragrámaton en el texto hebreo se traducía correctamente por el nombre personal de Dios, en vez de reemplazarlo por otro término, costumbre que siguen muchas versiones. Los artículos de los apéndices y las notas de estos tomos permitían al estudiante cuidadoso examinar la razón de las traducciones empleadas.

      El 13 de marzo de 1960 el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo concluyó la lectura final de la porción de la Biblia que se publicaría en el quinto tomo. Habían transcurrido doce años, tres meses y once días desde el comienzo de la traducción de las Escrituras Griegas Cristianas. Unos meses después se presentó el quinto tomo impreso de las Escrituras Hebreas para su distribución.

      En vez de dispersarse una vez terminada la obra, el comité de traducción siguió trabajando. Repasó a fondo toda la versión. Después, en 1961, la Sociedad Watch Tower publicó una edición completa y revisada de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras en un solo tomo. Se distribuyó por solo un dólar (E.U.A.), de forma que todo el mundo, sin importar su situación económica, pudiera adquirir un ejemplar de la Palabra de Dios.

      Dos años después se publicó una edición especial para el estudiante. Recogía todos los tomos originales en uno solo, sin revisar, con sus miles de útiles notas textuales y la información que contenían los prefacios y apéndices. También conservaba las valiosas referencias, que remitían al lector a palabras, conceptos o sucesos paralelos, datos biográficos, detalles geográficos, cumplimientos de profecías y a la procedencia de una cita o al lugar donde se cita un pasaje determinado.

      Desde que se publicó la edición de 1961 en un solo tomo, se han publicado otras cuatro actualizaciones. En inglés la más reciente tuvo lugar en 1984 (en español 1987), cuando se publicó una edición de letra grande con un amplio apéndice, 125.000 referencias marginales, 11.400 notas muy instructivas y una concordancia. Las características de esta edición ayudan al estudiante a entender por qué tienen que traducirse ciertos textos de un determinado modo a fin de presentarse con exactitud, y las ocasiones en las que es correcto traducir un texto de más de una manera. Las referencias también le ayudan a comprender la armonía e interrelación existente entre los libros bíblicos.

      Al producir The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures (Traducción interlineal del Reino de las Escrituras Griegas), el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo volvió a demostrar su interés en ayudar a los amantes de la Palabra de Dios a familiarizarse con el texto koiné (griego común) original de las Escrituras Griegas Cristianas. La Sociedad Watch Tower publicó la primera edición en 1969 y la actualizó en 1985. Contiene The New Testament in the Original Greek (El Nuevo Testamento en el griego original), como lo editaron B. F. Westcott y F. J. A. Hort. La sección derecha de las páginas muestra el texto de la Traducción del Nuevo Mundo (la revisión en inglés de 1984 en la actualización). Pero entre las líneas del texto griego hay otra versión, muy literal, que traduce palabra por palabra el texto griego de acuerdo con el significado fundamental y la forma gramatical de cada palabra. Esto permite que hasta los estudiantes que no saben griego descubran qué dice de hecho el texto griego original.

      ¿Beneficiaría el trabajo de la Traducción del Nuevo Mundo solo a quienes supieran inglés? En muchos lugares los misioneros hallaban difícil obtener suficientes Biblias en la lengua local para distribuirlas a los que anhelaban tener un ejemplar de la Palabra de Dios. En algunas partes del mundo estos misioneros eran frecuentemente los principales distribuidores de las Biblias que imprimían otras sociedades bíblicas. No obstante, los religiosos que representaban a estas sociedades no siempre veían bien esta distribución. Además, algunas de estas Biblias no estaban muy bien traducidas.

      Traducción a otros idiomas

      En 1961, año en que se publicó en un solo tomo toda la Traducción del Nuevo Mundo en inglés, se convocó a un grupo de traductores hábiles para traducir el texto inglés a otros seis idiomas muy difundidos: alemán, español, francés, holandés, italiano y portugués. Gracias a que la versión inglesa era muy literal, se pudo retraducir del inglés, cotejando el hebreo y el griego. Los traductores trabajaron como comité internacional asociado con el Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo, en la central mundial de la Sociedad situada en Brooklyn (Nueva York). En 1963 se imprimieron y presentaron las Escrituras Griegas Cristianas en los seis idiomas.

      En 1992 la edición completa de la Traducción del Nuevo Mundo estaba disponible en doce idiomas: alemán, checo, danés, eslovaco, español, francés, holandés, inglés, italiano, japonés, portugués y sueco. Las Escrituras Griegas Cristianas se podían obtener en dos lenguas más. Esto significaba que esta versión estaba disponible en las lenguas nativas de alrededor de 1.400.000.000 de personas, lo que equivale a más de la cuarta parte de la población mundial, y muchos más se beneficiaban gracias a la traducción de las citas tomadas de ella que aparecían en La Atalaya en otros 97 idiomas. Sin embargo, los que leían estos 97 idiomas anhelaban tener en su propia lengua toda la Traducción del Nuevo Mundo. Para 1992, ya estaban en marcha los planes para producir esta versión en dieciséis de estos idiomas y completar las Escrituras Hebreas en las dos lenguas que solo tenían las Escrituras Griegas Cristianas.

      Dado que la impresión de estas Biblias la efectuaron voluntarios en las fábricas de la Sociedad, se pudieron ofrecer por un costo mínimo. En 1972, cuando un Testigo austriaco le enseñó a un encuadernador la Traducción del Nuevo Mundo en alemán y le preguntó cuánto creía que costaba, este se sorprendió al enterarse de que la contribución sugerida solo era la décima parte del precio que él había dicho.

      Algunos ejemplos ilustran el impacto de esta versión. Por siglos la Iglesia Católica prohibió en Francia que los legos tuvieran la Biblia. Las versiones católicas disponibles eran un tanto caras y pocos hogares las tenían. La Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas salió en francés en 1963, seguida de toda la Biblia en 1974. Para 1992 se había enviado un total de 2.437.711 ejemplares de la Traducción del Nuevo Mundo para su distribución en Francia; y el número de testigos de Jehová franceses aumentó en un 488% durante ese mismo período, alcanzando un total de 119.674.

      La situación fue parecida en Italia. Durante mucho tiempo había estado prohibido tener una Biblia. Desde la presentación de la edición italiana de la Traducción del Nuevo Mundo hasta 1992 se distribuyeron 3.597.220 ejemplares, la gran mayoría de los cuales eran de la Biblia completa. La gente quería examinar por sí misma lo que la Palabra de Dios dice. Es interesante que durante este mismo período el número de testigos de Jehová italianos aumentó vertiginosamente: de 7.801 a 194.013.

      Cuando se presentó la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en portugués, solo había 30.118 Testigos en Brasil y 1.798 en Portugal. En los años que siguieron, hasta 1992, se envió a personas y a congregaciones de estos países un total de 213.438 ejemplares de las Escrituras Griegas Cristianas y 4.153.738 ejemplares de la Biblia completa en portugués. ¿Con qué resultados? En Brasil la cantidad de alabadores de Jehová activos es más de once veces mayor, y en Portugal, veintidós veces mayor. Decenas de miles de personas que nunca habían tenido una Biblia agradecieron obtenerla, y otras apreciaron tener una Biblia con vocabulario entendible. Cuando salió la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (Con Referencias) en Brasil, los medios informativos destacaron que era la versión más completa (es decir, con más referencias y notas a pie de página) en el país. También comentaron que la primera tirada era diez veces mayor que la de la mayoría de las ediciones nacionales.

      La edición en español de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas salió también en 1963, seguida de la Biblia completa en 1967. Se publicaron 527.451 ejemplares de las Escrituras Griegas Cristianas, y después, hasta 1992, un total de 17.445.782 Biblias completas en español. Esto contribuyó, sin duda, al sobresaliente aumento del número de adoradores de Jehová en los países donde se habla español. Así, entre 1963 y 1992, en los países principalmente hispanohablantes donde los testigos de Jehová efectúan su ministerio, el número de estos aumentó de 82.106 a 942.551. Además, en 1992 en Estados Unidos había 130.224 testigos de Jehová hispanohablantes.

      La Traducción del Nuevo Mundo no se recibió con entusiasmo solo en los dominios de la cristiandad. Durante el primer año de la publicación de la edición japonesa, la sucursal de Japón recibió pedidos que llegaban al medio millón de ejemplares.

      Para 1992 la tirada de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras completa, en los doce idiomas en que estaba disponible, había alcanzado los 70.105.258 ejemplares. Además, se han impreso 8.819.080 ejemplares de secciones de esta versión.

      La Biblia se hace disponible de muchas maneras

      La informatización o computarización de las actividades de la Sociedad Watch Tower, que comenzó en 1977, ha ayudado en la producción de Biblias y en otras facetas de la actividad editorial. Ha contribuido a que el trabajo de los traductores sea más uniforme; también ha facilitado la impresión de la Biblia en diversas formas.

      Una vez introducido todo el texto de la Biblia en la computadora, no fue difícil emplear una fotocomponedora electrónica para imprimirlo en varios tamaños y formatos. Primero, en 1981 salió en inglés la edición de tamaño regular, con concordancia y un apéndice que tenía otras secciones útiles. Era la primera edición que imprimía la Sociedad Watch Tower en una rotativa offset. Una vez incorporadas las mejoras de la revisión en el texto almacenado en la computadora, en 1984 se publicó en inglés una edición de letra grande; esta tenía muchos rasgos valiosos que facilitaban la investigación. En ese año apareció también en inglés una edición de tamaño regular; tenía referencias marginales y concordancia, pero no aparecían notas a pie de página; además, el apéndice estaba preparado para el ministerio del campo, en vez de para el estudio profundo. Para provecho de los que deseaban una edición de bolsillo muy pequeña, se publicó en 1987 una edición en inglés con estas características. Todas estas ediciones se publicaron en poco tiempo en otros idiomas también.

      Además, se dio atención a las personas que tenían necesidades especiales. Para beneficio de los que podían ver pero precisaban de letra grande, se publicó en 1985 la edición completa en inglés de la Traducción del Nuevo Mundo en cuatro grandes tomos. Poco después se imprimió en alemán, español, francés y japonés. Antes de esto, en 1983, se había presentado la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en cuatro tomos en braille inglés, grado dos. Al cabo de cinco años ya se habían editado los dieciocho tomos que componen la edición completa de la Traducción del Nuevo Mundo en braille inglés.

      ¿Beneficiaría a algunas personas tener grabaciones de la Biblia? Sin duda. Por ello, la Sociedad Watch Tower empezó a producirlas. La primera fue Las buenas nuevas según Juan (en inglés), presentada en 1978. Con el tiempo, estuvo lista en 75 casetes toda la Traducción del Nuevo Mundo en inglés. Aunque comenzó como una actividad menor, pronto adquirió gran envergadura. No tardó en producirse en otros idiomas. Para 1992, la Traducción del Nuevo Mundo en casetes, entera o en parte, se ofrecía en catorce idiomas. Al principio algunas sucursales encargaban la producción a compañías comerciales. Para 1992, la Sociedad Watch Tower había producido con su maquinaria más de 31.000.000 de casetes.

      Los beneficios obtenidos con los casetes bíblicos y los usos que han recibido superan con creces las expectativas originales. En todas partes de la Tierra la gente empleaba grabadoras. Muchas personas que no podían leer podían beneficiarse así de la Palabra sagrada de Dios. Las amas de casa podían escuchar las cintas mientras hacían las labores domésticas. Los hombres podían escucharlas en el radiocasete de su automóvil cuando iban al trabajo. La aptitud docente de los Testigos mejoró al escuchar de continuo la Palabra de Dios y fijarse en la pronunciación de los nombres bíblicos y el modo de leer los pasajes de las Escrituras.

      En 1992 se imprimían varias ediciones de la Traducción del Nuevo Mundo en las prensas de la Sociedad en América del Norte y del Sur, Europa y el Oriente. Se han producido y preparado para su distribución 78.924.338 tomos. Tan solo en Brooklyn, tres enormes rotativas offset de alta velocidad se empleaban mayormente para la producción de Biblias. En total, estas prensas pueden producir el equivalente de 7.900 Biblias por hora, y a veces ha sido necesario tener un turno adicional.

      Sin embargo, los testigos de Jehová ofrecen a la gente algo más que solo una Biblia que se pueda poner en el estante. También ofrecen a todo el que está interesado en la Biblia —sin importar que la haya obtenido de los testigos de Jehová o no— un estudio bíblico gratuito en su hogar. Estos estudios no duran indefinidamente. Algunos estudiantes toman en serio lo que aprenden, se hacen Testigos bautizados y luego enseñan a sus semejantes. Si después de varios meses de estudio, las personas no progresan a un grado razonable en la aplicación de lo que aprenden, se les suele descontinuar el estudio, de modo que se pueda ayudar a otras personas que tengan verdadero interés. En 1992 los testigos de Jehová dieron estudios bíblicos gratuitos, por lo general semanales, a 4.278.127 personas o familias.

      Como se ve, no hay organización que iguale a la de los testigos de Jehová como publicadores, distribuidores y maestros de la sagrada Palabra de Dios, la Biblia.

      [Notas a pie de página]

      a Como explica la revista Watch Tower del 15 de julio de 1892 (página 210), el nombre Watch Tower Bible and Tract Society se había usado varios años antes de que la Sociedad se registrara legalmente. Un tratado de la serie Old Theology (Teología antigua) publicado en 1890 presentaba a los editores como Tower Bible and Tract Society (Sociedad de Biblias y Tratados La Torre).

      b Esta versión se entregó a la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania para que la publicara, con la solicitud de que nunca hiciera públicos los nombres de los traductores. Estos querían que toda la honra fuera para Jehová Dios, el Autor Divino de su Palabra inspirada.

      c Algunas versiones anteriores en hebreo, alemán e inglés restituían el nombre divino en las Escrituras Griegas Cristianas, al igual que muchas versiones que usaban los misioneros.

      [Recuadro en la página 609]

      Una versión con frescura

      Cuando se editó el primer tomo de la “Traducción del Nuevo mundo de las Escrituras Hebreas” (en inglés), Alexander Thompson, crítico británico de temas bíblicos, escribió: “Las traducciones originales de las Escrituras Hebreas al idioma inglés son muy pocas. Por lo tanto, con mucho gusto damos la bienvenida a la publicación de la primera parte de la Traducción del Nuevo Mundo [de las Escrituras Hebreas], de Génesis a Rut. [...] Es patente que se ha hecho un esfuerzo especial para que esta versión sea completamente fácil de leer. Nadie podría decir que carece de frescura y originalidad. Su terminología no toma nada de versiones previas”.—“The Differentiator”, junio de 1954, página 131.

      [Recuadro/Fotografías en la página 610]

      “Un texto con vocabulario instantáneo”

      Thomas N. Winter, de la Universidad de Nebraska (E.U.A.), escribió en “The Classical Journal” una reseña de “The Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures” (Traducción interlineal del Reino de las Escrituras Griegas) en la que dijo: “No se trata de una interlineal ordinaria: se conserva el texto íntegro y el inglés que aparece debajo es simplemente el significado esencial del vocablo griego. De este modo, la característica interlineal de este libro es que no es en absoluto una traducción. Es más correcto llamarlo un texto con vocabulario instantáneo. En el margen derecho de la página aparece una columna estrecha con una traducción en inglés fluido. [...]

      Aunque el texto se basa en el de Brooke F. Westcott y Fenton J. A. Hort (reimpresión de 1881), la traducción realizada por el comité anónimo está totalmente actualizada y es uniformemente exacta.”—Número de abril-mayo de 1974, páginas 375, 376.

      [Fotografía]

      Ediciones de 1969 y 1985

      [Recuadro/Fotografía en la página 611]

      La opinión de un hebraísta

      En 1989, el Dr. Benjamin Kedar, profesor y hebraísta de Israel, dijo lo siguiente respecto a la “Traducción del Nuevo Mundo”: “En mi investigación lingüística con relación a la Biblia hebrea y sus traducciones, frecuentemente me refiero a la edición en inglés de lo que se conoce como la ‘Traducción del Nuevo Mundo’. Al hacerlo, cada vez veo confirmado que esta obra refleja un esfuerzo sincero por entender el texto con la mayor exactitud posible. [...] Da prueba de un amplio dominio del idioma original al traducir las palabras originales a un idioma secundario de modo entendible, sin desviarse innecesariamente de la estructura específica del hebreo. [...] Toda declaración lingüística permite alguna latitud de interpretación o traducción. Por eso, en cualquier caso la solución lingüística puede ser discutible. Pero nunca he encontrado en la ‘Traducción del Nuevo Mundo’ la intención guiada por prejuicio de leer en el texto algo que no está en él”.

      [Gráficos en la página 613]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento en la cantidad de Testigos desde que se publicó la “Traducción del Nuevo Mundo”

      Francia

      150.000

      100.000

      50.000

      1963 1970 1980 1992

      Italia

      150.000

      100.000

      50.000

      1963 1970 1980 1992

      Portugal y Brasil

      300.000

      200.000

      100.000

      1963 1970 1980 1992

      Países hispanohablantes

      900.000

      600.000

      300.000

      1963 1970 1980 1992

      [Fotografías en la página 604]

      Algunas versiones que empleaban los primeros Estudiantes de la Biblia

      Versión literal de Young

      Versión de Leeser (inglés con el texto hebreo yuxtapuesto)

      “New Testament” de Tischendorf (con lecturas variantes de los MSS griegos)

      Versión de Murdock (traducción del siriaco)

      “The Emphatic Diaglott” (traducción del griego al inglés)

      “Variorum Bible” (con varias traducciones en inglés)

      “The Newberry Bible” (con útiles notas marginales)

      [Fotografía en la página 605]

      Introducción a la edición del “Nuevo Testamento” de Rotherham impreso para la Sociedad Watch Tower c. 1890

      [Fotografía en la página 606]

      “Holman Linear Parallel Edition of the Bible”, publicada por un acuerdo de la Sociedad Watch Tower en 1902

      [Fotografía en la página 606]

      Edición de la Watchtower de la “Versión Autorizada”, con una concordancia preparada especialmente para esa edición (1942)

      [Fotografía en la página 607]

      “American Standard Version”, una versión que emplea el nombre divino, Jehová (escrito Jehovah), más de 6.870 veces; edición de la Watchtower (1944)

      [Fotografía en la página 607]

      Versión de Byington (1972)

      [Fotografías en la página 608]

      “Traducción del Nuevo Mundo”, publicada primero en inglés en seis tomos, entre 1950 y 1960; posteriormente se publicaron juntos en una edición especial para el estudio

      Se publicó en un solo tomo en 1961

      Edición de letra grande con referencias para estudio, publicada en 1984

      [Fotografía en la página 612]

      Con el tiempo la “Traducción del Nuevo Mundo” se ha publicado en más idiomas

      [Fotografías en la página 614]

      La “Traducción del Nuevo Mundo” en letra muy grande

      ... en Braille

      ... en casetes

      ... en disquetes

  • Pruebas y zarandeos desde el interior
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 28

      Pruebas y zarandeos desde el interior

      DURANTE el desarrollo y crecimiento de la actual organización de los testigos de Jehová se han presentado muchas situaciones que han sometido a pruebas severas la fe de algunas personas. Tal como los procedimientos de trillar y aventar sirven para separar el trigo del tamo, de igual manera estas situaciones han servido para identificar a los cristianos verdaderos. (Compárese con Lucas 3:17.) Los que se han asociado con la organización han tenido que mostrar lo que encerraban en el corazón. ¿Servían sencillamente para obtener alguna ventaja personal? ¿Eran simplemente seguidores de algún hombre imperfecto?, ¿o eran personas humildes, deseosas de conocer y hacer la voluntad de Dios, completas en su devoción a Jehová? (Compárese con 2 Crónicas 16:9.)

      Los seguidores de Jesucristo del siglo primero vieron también su fe sometida a pruebas. Jesús les dijo que si se mantenían fieles tendrían parte con él en su Reino. (Mat. 5:3, 10; 7:21; 18:3; 19:28.) Pero no les dijo cuándo serían premiados de ese modo. Al encararse con la apatía del público, e incluso con su hostilidad hacia la predicación, ¿seguirían poniendo lealmente los intereses del Reino en primer lugar en la vida? No todos lo hicieron. (2 Tim. 4:10.)

      El modo de enseñar de Jesús mismo significó una prueba para algunos. Los fariseos tropezaron cuando él rechazó rotundamente las tradiciones de ellos. (Mat. 15:1-14.) Hasta muchos que afirmaban ser discípulos de Jesús se ofendieron por su forma de enseñar. En una ocasión en que trató la importancia de ejercer fe en el valor de su propia carne y sangre, que ofrecería en sacrificio, muchos expresaron su disgusto por el lenguaje figurativo que empleó. Sin esperar explicaciones, “se fueron a las cosas de atrás, y ya no andaban con él”. (Juan 6:48-66.)

      Pero no todos se apartaron. Como explicó Simón Pedro: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna; y nosotros hemos creído y llegado a conocer que tú eres el Santo de Dios”. (Juan 6:67-69.) Habían visto y escuchado lo suficiente como para convencerse de que Jesús era aquel a quien Dios estaba utilizando para poner de manifiesto la verdad en cuanto a Sí mismo y Su propósito. (Juan 1:14; 14:6.) Sin embargo, su fe siguió siendo sometida a prueba.

      Después de su muerte y resurrección, Jesús empleó a los apóstoles y a otros hombres como pastores de la congregación. Estos eran hombres imperfectos, y a veces sus imperfecciones resultaban ser pruebas para los que los rodeaban. (Compárese con Hechos 15:36-41; Gálatas 2:11-14.) Por otra parte, hubo individuos que empezaron a admirar a cristianos prominentes de forma desproporcionada, y que dijeron: “Yo pertenezco a Pablo”, mientras otros decían: ‘Yo pertenezco a Apolos’. (1 Cor. 3:4.) Todos tenían que cuidarse para no perder de vista lo que implicaba ser seguidor de Jesucristo.

      El apóstol Pablo predijo otros problemas graves, y explicó que aun desde dentro de la congregación cristiana ‘se levantarían hombres que hablarían cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí’. (Hech. 20:29, 30.) Y el apóstol Pedro advirtió que habría maestros falsos entre los siervos de Dios que tratarían de explotar a otros valiéndose de “palabras fingidas”. (2 Ped. 2:1-3.) Era obvio que su fe y su lealtad se verían sometidas a pruebas intensas.

      De modo que las pruebas y los zarandeos que son parte de la historia moderna de los testigos de Jehová no les han llegado por sorpresa. Pero lo que sí ha sorprendido a muchos es enterarse de quiénes tropezaron y por qué.

      ¿Apreciaban realmente el rescate?

      A comienzos de los años setenta del siglo XIX, el hermano Russell y sus colaboradores aumentaron en conocimiento y aprecio de los propósitos de Dios. Fue un tiempo de estímulo espiritual para ellos. Pero luego, en 1878, su fe y su lealtad a la Palabra de Dios fueron puestas a prueba de una manera severa. Se cuestionó el valor expiatorio de la carne y la sangre de Jesús, la misma enseñanza que hizo tropezar a muchos de sus discípulos en el siglo primero.

      Solo dos años antes, en 1876, C. T. Russell se había asociado con N. H. Barbour, de Rochester (Nueva York). Sus respectivos grupos de estudio también se habían unido. Russell había provisto los fondos para reanudar la impresión de la revista de Barbour, Herald of the Morning (El Heraldo de la Mañana), con Barbour como director y Russell como su auxiliar y corredactor. También habían publicado juntos un libro titulado Three Worlds, and the Harvest of This World (Tres mundos, y la siega de este mundo).

      Entonces ocurrió algo desconcertante. Para el número de agosto de 1878 de la revista Herald of the Morning, Barbour escribió un artículo en el que restaba importancia a textos como 1 Pedro 3:18 e Isaías 53:5, 6, además de Hebreos 9:22, y decía que la idea de que Cristo hubiera muerto para expiar nuestros pecados era detestable. Russell escribió después: “Para nosotros fue una dolorosa sorpresa el que el Sr. Barbour [...] escribiera para la revista Herald un artículo que negaba la doctrina de la expiación y que la muerte de Cristo fuera el precio de rescate de Adán y su raza, diciendo que la muerte de Cristo no tenía más mérito como pago por la pena incurrida por los pecados del hombre de lo que el pasar un alfiler a través del cuerpo de una mosca, causándole sufrimiento y muerte, podía ser considerado por un padre terrestre como pago justo por la mala conducta de su hijo”.a

      Este era un asunto de suma importancia. ¿Se apegaría con lealtad el hermano Russell a lo que la Biblia decía con claridad respecto a lo que Dios había provisto para la salvación de la humanidad? ¿O sucumbiría, víctima de la filosofía de los hombres? Aunque en aquel tiempo Russell solo tenía 26 años, y Barbour era un hombre mucho mayor, valerosamente Russell escribió en el siguiente número de la revista Herald un artículo en el que defendía con firmeza el valor expiatorio de la sangre de Cristo, al que denominó “una de las enseñanzas más importantes de la palabra de Dios”.

      A continuación, invitó a J. H. Paton, el otro corredactor de la revista Herald, a escribir un artículo en apoyo de la fe en la sangre de Cristo como la base para la expiación del pecado. Paton escribió el artículo, y se publicó en el número de diciembre. Después de varios intentos inútiles de razonar con Barbour sobre aquel asunto, utilizando las Escrituras, Russell cesó de asociarse con él y retiró su apoyo financiero de la revista. En julio de 1879 Russell empezó a publicar una nueva revista —Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence— que desde su mismo comienzo abogó especialmente por el rescate. Pero con eso no acabaron los problemas.

      Dos años después, Paton, que entonces servía de representante viajante de la Watch Tower, también empezó a desviarse, y después publicó un libro (su segunda obra, titulada Day Dawn [Día de la Aurora]) en el que rechazaba la creencia de que Adán hubiera caído en el pecado y que, por consiguiente, se necesitara un redentor. Llegó a la conclusión de que el Señor mismo era un hombre imperfecto que por su vida simplemente mostró a otros cómo crucificar las inclinaciones pecaminosas. En 1881, A. D. Jones, otro colaborador, comenzó su propia publicación (Zion’s Day Star [La Estrella Diurna de Sión]) con un estilo parecido al de la revista Watch Tower, pero con la idea de presentar rasgos más sencillos del propósito de Dios. Al principio todo pareció funcionar bien. No obstante, en el transcurso de un año el periódico de Jones había repudiado el sacrificio expiatorio de Cristo, y para el segundo año había rechazado el resto de la Biblia. ¿Qué les había ocurrido a aquellos hombres? Habían dejado que teorías personales y la fascinación de filosofías populares de los hombres los apartaran de la Palabra de Dios. (Compárese con Colosenses 2:8.) El periódico de A. D. Jones siguió publicándose por poco tiempo y luego cesó de circular. J. H. Paton decidió publicar una revista en la que presentaba el Evangelio según lo entendía él, pero era de circulación muy limitada.

      El hermano Russell estaba muy preocupado por el efecto que todo esto estaba teniendo en los lectores de la Watch Tower. Se dio cuenta de que ponía a prueba la fe de todos. Sabía que algunos pensaban que lo que lo impulsaba a criticar las enseñanzas antibíblicas era un espíritu de rivalidad. Pero el hermano Russell no buscaba personas que le siguieran. Escribió lo siguiente con relación a lo que estaba ocurriendo: “El propósito de esta prueba y de este zarandeo es, al parecer, seleccionar a todos los que tienen un corazón desinteresado, que están consagrados plenamente y sin reserva al Señor, que anhelan que se haga la voluntad del Señor, y cuya confianza en Su sabiduría, en Su camino y en Su Palabra es tan grande, que no permiten que se les aparte de la Palabra de Dios, ya sea por la sofistería de otros o por planes e ideas propios”.

      ¿Utilizaba Dios un conducto visible?

      Por supuesto, hay muchas organizaciones religiosas, y una gran cantidad de sus maestros emplean hasta cierto grado la Biblia. ¿Estaba Dios utilizando a Charles Taze Russell en particular? Si así era, ¿cesó Dios de tener un conducto visible una vez que murió el hermano Russell? Estas fueron cuestiones de mucha importancia que dieron lugar a más pruebas y zarandeos.

      Ciertamente no se esperaría que Dios utilizara a C. T. Russell si este no se apegaba lealmente a la Palabra de Dios. (Jer. 23:28; 2 Tim. 3:16, 17.) Dios no utilizaría a un hombre que por temor se abstuviera de predicar lo que veía claramente expresado en las Escrituras. (Eze. 2:6-8.) Tampoco utilizaría a alguien que se aprovechara de su conocimiento de las Escrituras para conseguir gloria para sí mismo. (Juan 5:44.) Por lo tanto, ¿qué muestran los hechos?

      A medida que los testigos de Jehová repasan hoy la obra de Charles Taze Russell, las cosas que enseñó, sus razones para enseñarlas y el resultado de todo ello, no dudan de que Dios, en realidad, lo utilizó de manera especial y en un tiempo significativo.

      Esta opinión no se basa únicamente en la posición firme que el hermano Russell adoptó con relación al rescate. También toma en cuenta el hecho de que rechazó sin temor credos que contenían algunas de las creencias básicas de la cristiandad, pues estaban en completo desacuerdo con las Escrituras inspiradas. Entre estas estaban la doctrina de la Trinidad (cuyos orígenes se remontan a la antigua Babilonia y que no fue adoptada por los supuestos cristianos sino mucho después de que se terminara de escribir la Biblia), así como la enseñanza de que las almas humanas son inherentemente inmortales (creencia adoptada por personas a quienes impresionó la filosofía de Platón, que las hizo vulnerables a ideas como la del tormento eterno de las almas en un infierno de fuego). Muchos eruditos de la cristiandad también saben que la Biblia no enseña esas doctrinas,b pero por lo general eso no es lo que dicen sus predicadores desde los púlpitos. Por contraste, el hermano Russell emprendió una campaña intensa para dar a conocer lo que la Biblia realmente dice a toda persona dispuesta a escuchar.

      Es digno de notar lo que el hermano Russell hizo con relación a otras verdades significativas que aprendió de la Palabra de Dios. Comprendió que Cristo volvería como gloriosa persona espiritual, invisible a los ojos humanos. En 1876 reconoció que el año 1914 marcaría el fin de los Tiempos de los Gentiles. (Luc. 21:24, Versión Autorizada.) Otros escriturarios también habían percibido algunas de estas cosas y habían abogado por ellas. Pero el hermano Russell empleó todos sus recursos para darles publicidad a nivel internacional como nunca lo había hecho otro individuo o grupo.

      Instaba a otros a corroborar cuidadosamente lo que él publicaba con la Palabra inspirada de Dios para que quedaran satisfechos de que lo que estaban aprendiendo armonizaba plenamente con la Biblia. A alguien que escribió haciendo una pregunta, el hermano Russell contestó: “Si fue apropiado para los cristianos primitivos establecer la validez de lo que recibían de los apóstoles, quienes tenían y aseguraban tener la inspiración de Dios, de cuánta más importancia es que usted quede plenamente satisfecho de que estas enseñanzas se apegan estrechamente a las instrucciones dadas por los apóstoles y por el Señor, pues el autor de estas no afirma estar inspirado, sino que sencillamente tiene la guía del Señor como alguien a quien Él utiliza para alimentar [a] Su rebaño”.

      El hermano Russell no se atribuía poder sobrenatural ni revelaciones divinas. Tampoco pidió que se le diera reconocimiento por lo que enseñaba. Era un estudiante excepcional de la Biblia. Pero explicó que su sobresaliente comprensión de las Escrituras se debía ‘al simple hecho de que había llegado el tiempo debido de Dios’. Dijo: “Si yo no hablara, y no se pudiera hallar a ningún otro portavoz, las piedras mismas clamarían”. Se refería a sí mismo como simplemente un dedo índice que señalaba lo que decía la Palabra de Dios.

      Charles Taze Russell no deseaba gloria de parte de los humanos. Para reajustar el modo de pensar de cualquiera que tendiera a darle honra excesiva, escribió en 1896: “Hasta el grado en que, por la gracia de Dios, se nos ha utilizado en el ministerio del evangelio, no estaría de más repetir lo que ya hemos dicho con frecuencia en privado, y con anterioridad en estas columnas, a saber, que aunque agradecemos el amor, la comprensión, la confianza y la asociación con compañeros de servicio y con la entera casa de la fe, no deseamos que se nos dé honra ni reverencia, ni a nosotros mismos ni a lo que escribimos; tampoco deseamos que se nos llame Reverendo o Rabino, ni que se use nuestro nombre para designar a nadie”.

      Al acercarse su muerte, no adoptó el parecer de que no había nada más que aprender, de que no quedaba más trabajo que hacer. A menudo había hablado de preparar el séptimo tomo de Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras). Cuando se le preguntó poco antes de su muerte acerca de este tomo, le dijo a su compañero de viaje, Menta Sturgeon: “Otro lo puede escribir”. En su testamento expresó el deseo de que The Watch Tower siguiera publicándose bajo la dirección de un comité de hombres plenamente dedicados al Señor. Indicó que los que sirvieran como tales tenían que ser “completamente leales a las doctrinas de las Escrituras —en especial a la del Rescate— de que solo mediante fe en Cristo y obediencia a Su Palabra y al espíritu de esta se consigue la aprobación de Dios y la vida eterna”.

      El hermano Russell se dio cuenta de que aún quedaba mucho trabajo por hacer respecto a predicar las buenas nuevas. En el transcurso de una sesión de preguntas y respuestas en Vancouver (C.B., Canadá), en 1915, se le preguntó cuándo podían esperar recibir su recompensa celestial los seguidores de Cristo ungidos por espíritu que aún vivían. Contestó: “No lo sé; pero hay una obra inmensa que efectuar. Y para llevarla a cabo se requerirán miles de hermanos y grandes cantidades de dinero. De dónde vendrá todo esto tampoco lo sé; solo el Señor lo sabe”. Luego, en 1916, poco antes de emprender la gira de discursos durante la cual murió, llamó a su oficina a A. H. Macmillan, un colaborador en la administración. En aquella ocasión dijo: “No puedo llevar a cabo la obra por más tiempo, y no obstante hay una obra grande que hacer”. Por tres horas explicó al hermano Macmillan, utilizando las Escrituras, la extensa obra de predicar que preveía para el futuro. A las objeciones del hermano Macmillan contestó: “Esta obra no es del hombre”.

      Un cambio de administración resulta en pruebas

      Muchos de los colaboradores del hermano Russell estaban firmemente convencidos de que el Señor controlaba la situación. Durante el funeral del hermano Russell, W. E. Van Amburgh dijo: “Dios ha utilizado a muchos siervos en el pasado, e indudablemente utilizará a muchos en el futuro. No estamos consagrados a un hombre, ni a la obra de un hombre, sino a hacer la voluntad de Dios, como Él nos la revelará por Su Palabra y por su guía providencial. Dios todavía está al timón”. El hermano Van Amburgh mantuvo esa convicción hasta su muerte.

      Sin embargo, fue lamentable que algunos que afirmaban admirar a Russell no tuvieran un espíritu como el de Van Amburgh. Como resultado, el cambio de circunstancias ocurrido después de la muerte de Russell produjo pruebas y zarandeos. Hubo grupos apóstatas que se separaron, no solo en Estados Unidos, sino también en Belfast (Irlanda); en Copenhague (Dinamarca); en Vancouver y Victoria (Columbia Británica, Canadá), y en otros lugares. En Helsinki (Finlandia), algunos pensaron que con la muerte de Russell ya no había conducto alguno para recibir más luz espiritual. A instancias de algunos individuos prominentes, 164 personas de aquel lugar dejaron la organización. ¿Bendijo Dios aquel proceder? Por algún tiempo publicaron su propia revista y celebraron sus propias reuniones. Sin embargo, con el tiempo ese grupo de personas se dividió, se debilitó y desapareció; y muchos de ellos se alegraron de regresar a las reuniones de los Estudiantes de la Biblia. Sin embargo, no todos volvieron.

      La muerte del hermano Russell y algunos sucesos posteriores le presentaron una prueba también a R. E. B. Nicholson, secretario de la sucursal de Australia, y le impulsaron a poner de manifiesto lo que había en su corazón. Después de la muerte de Russell, Nicholson escribió: “Por más de la cuarta parte de un siglo lo he amado, no solo por la obra que hacía, sino también por la hermosura de su carácter, me he regocijado con las verdades que dispensaba como ‘alimento al tiempo debido’ y con su consejo, admirando su naturaleza comprensiva, bondadosa y amorosa, sublimemente combinada con fortaleza y la firme resolución de hacer con valor cualquier cosa a fin de cumplir con lo que él consideraba la voluntad Divina o el cumplimiento de Su Palabra. [...] Le embarga a uno un sentido de soledad al darse cuenta de que ese vigoroso apoyo ya no vive”.

      Nicholson no creía que Joseph F. Rutherford, el nuevo presidente de la Sociedad Watch Tower, fuera la clase de hombre que debía ocupar el puesto de superintendencia que había ocupado el hermano Russell. Comenzó a criticar abiertamente la franqueza con que la nueva información para el estudio de la Biblia desenmascaraba la religión falsa. Poco después se apartó de la organización, y se llevó consigo muchas de las cosas que pertenecían a la Sociedad (las cuales había registrado a su nombre) y a los discípulos de Melbourne, quienes, a su vez, tendían a admirarlo. ¿A qué se debió esto? Al parecer, Nicholson se había convertido en seguidor de un hombre; por eso, cuando aquel hombre murió, su rectitud y su celo en el servicio del Señor se enfriaron. Ninguno de los que se separaron en aquel tiempo prosperó espiritualmente. Sin embargo, merece notarse que Jane Nicholson, aunque débil físicamente, no desertó junto con su esposo. Ante todo estaba dedicada a Jehová Dios, y siguió sirviéndole de tiempo completo hasta su misma muerte en 1951.

      Muchos percibieron que lo que estaba pasando en los años posteriores a la muerte del hermano Russell cumplía la voluntad del Señor. Un siervo de Jehová canadiense le escribió al hermano Rutherford a este respecto:

      “Estimado hermano, no me malinterprete por escribirle como lo hago. Su temperamento y el de nuestro querido hermano Russell son tan diferentes como el día lo es de la noche. A muchos, lamentablemente a demasiados, les agradaba el hermano Russell por su personalidad, su temperamento, etc; y pocos, muy pocos, levantaron un dedo acusador contra él. Fueron muchos los que aceptaron la verdad solo porque él dijo que lo era. Entonces muchos empezaron a adorar al hombre [...]. Usted recuerda la ocasión en que el hermano Russell presentó en una asamblea un discurso muy directo sobre esta falla de muchos hermanos bienintencionados, basándolo en el relato de Juan y el ángel. (Revelación 22:8, 9.) Sabemos lo que ocurrió cuando él murió.

      ”Pero usted, hermano Rutherford, tiene un temperamento que no se parece en nada al del hermano Russell. Hasta su apariencia es diferente. No es culpa suya. Es algo que recibió al nacer, y no lo podía rechazar. [...] Desde que se le encargaron los asuntos de la SOCIEDAD, ha sido víctima de críticas inmerecidas y de las peores calumnias, todo esto de parte de hermanos. Sin embargo, a pesar de ello, usted ha seguido leal y dedicado al amado Señor y a su comisión, como se registra en Isaías 61:1-3. ¿Sabía el Señor lo que hacía cuando le encargó los asuntos? Seguro que sí. En el pasado todos tendíamos a adorar más a la criatura que al Creador. El Señor lo sabía. De modo que puso a cargo de los asuntos a una criatura con temperamento diferente, o más bien debería decir lo puso a cargo de la obra, la obra de la siega. El deseo de usted no es que lo adoren. Yo estoy al tanto de eso, pero lo que sí quiere es que todos los que tengan una fe tan preciosa disfruten de la luz que resplandece ahora sobre la senda de los justos, según el Señor ve apropiado que resplandezca. Y eso es lo que el Señor desea que se haga”.

      Se identifica con claridad al “siervo fiel y prudente”

      Muchos de los que quedaron fuera de la organización como resultado de las pruebas de entonces se aferraron a la idea de que una sola persona, Charles Taze Russell, era el “siervo fiel y prudente” predicho por Jesús en Mateo 24:45-47 (Valera 1904), el siervo que distribuiría el alimento espiritual a la casa de la fe. En particular después de la muerte de Russell, la propia revista The Watch Tower presentó durante varios años ese punto de vista. Puesto que el hermano Russell había desempeñado un papel tan importante, a los Estudiantes de la Biblia de aquel tiempo les pareció que así era en realidad. Él mismo no promovió tal idea, aunque sí reconoció que los argumentos que presentaban los que favorecían aquella opinión parecían razonables.c Sin embargo, enfatizó también que a quien el Señor utilizara en tal capacidad tenía que ser humilde y celoso en glorificar al Amo, y si la persona escogida por el Señor fallaba, él pondría a otra en su lugar.

      Sin embargo, al hacerse aún más brillante la luz de la verdad después de la muerte del hermano Russell, y al extenderse cada vez más la predicación predicha por Jesús, quedó patente que el “siervo fiel y prudente” (Val 1904), o “esclavo fiel y discreto” (NM), no había desaparecido con la muerte del hermano Russell. En 1881, él mismo había expresado la opinión de que aquel “siervo” se componía de todo el cuerpo de cristianos fieles ungidos con espíritu. Lo veía como un siervo colectivo, una clase de personas que unidas hacían la voluntad de Dios. (Compárese con Isaías 43:10.) Esta comprensión fue reafirmada por los Estudiantes de la Biblia en 1927. Hoy los testigos de Jehová reconocen que el esclavo fiel y discreto emplea la revista La Atalaya y publicaciones semejantes para proveer el alimento espiritual. No aseguran que esta clase del esclavo sea infalible, pero la consideran el único conducto utilizado por el Señor durante los últimos días de este sistema de cosas.

      Cuando el orgullo se interpuso

      Sin embargo, hubo ocasiones en que personas que estaban en puestos de responsabilidad se vieron a sí mismas como el conducto de la luz espiritual, de modo que se opusieron a lo que la organización proveía. Hubo algunos que sencillamente cedieron al deseo de ejercer más influencia. Trataron de conseguir el apoyo de otros, o, como lo expresó el apóstol Pablo, de “arrastrar a los discípulos tras de sí”. (Hech. 20:29, 30.) Esto, por supuesto, puso a prueba los motivos y la estabilidad espiritual de aquellos a quienes trataban de atraer. Observe algunos ejemplos:

      Los Estudiantes de la Biblia de Allegheny (Pensilvania) recibieron una carta especial en la cual se les invitaba a una reunión que se celebraría el 5 de abril de 1894. El hermano Russell y su esposa no fueron invitados, y por lo tanto no asistieron, pero alrededor de cuarenta personas fueron. La carta, firmada por E. Bryan, S. D. Rogers, J. B. Adamson y O. von Zech, decía que en la reunión se tratarían asuntos de “la mayor importancia para su bienestar”. Pero resultó ser un plan malicioso de aquellos conspiradores para envenenar la mente de otros divulgando lo que suponían que era un mal proceder en los negocios del hermano Russell (aunque los hechos mostraban lo contrario), alegar que Russell tenía demasiada autoridad (algo que procuraban para sí mismos), y quejarse de que él prefería el uso de la página impresa para difundir las buenas nuevas, y las reuniones de las clases bíblicas, en lugar de dar discursos solamente (en los cuales ellos pudieran exponer con más facilidad sus puntos de vista personales). Lo ocurrido afectó mucho a la congregación, y muchos tropezaron. Pero los que abandonaron la organización no se hicieron por ello personas más espirituales ni más celosas en la obra del Señor.

      Más de veinte años después, poco antes de su muerte, el hermano Russell expresó su intención de enviar a Gran Bretaña a Paul S. L. Johnson, un orador muy capacitado, para fortalecer a los Estudiantes de la Biblia de ese país. Por respeto a la voluntad del hermano Russell, la Sociedad lo envió en noviembre de 1916. Sin embargo, al llegar a Gran Bretaña Johnson despidió a dos de los administradores de la Sociedad. Considerándose muy importante, afirmó en discursos y cartas que la obra que él efectuaba había sido prefigurada en las Escrituras por Esdras, Nehemías y Mardoqueo. Decía que era el mayordomo (o encargado) al que hizo referencia Jesús en su parábola registrada en Mateo 20:8. Trató de tomar control del dinero de la Sociedad, y entabló una demanda en el Tribunal Supremo de Londres para conseguir su propósito.

      Al no lograrlo, regresó a Nueva York. Allí trató de obtener el apoyo de algunos que servían en la junta de directores de la Sociedad. Los que se dejaron persuadir y se pusieron de su parte, intentaron conseguir sus objetivos presentando una resolución para revocar los estatutos de la Sociedad que daban autoridad al presidente para dirigirla. Querían que la autoridad para tomar todas las decisiones residiera en ellos. El hermano Rutherford emprendió una acción legal para salvaguardar los intereses de la Sociedad, y se pidió a los que trataban de causar división que salieran del Hogar Betel. En la reunión anual de los accionistas de la Sociedad a principios del año siguiente, cuando se eligió la junta de directores y los directores principales para el año siguiente, los perturbadores sufrieron un rechazo abrumador. Algunos tal vez pensaban que estaban en lo correcto, pero la gran mayoría de sus hermanos espirituales mostró claramente que no concordaba con ellos. ¿Aceptarían aquella corrección?

      Después de eso, P. S. L. Johnson se presentó en algunas reuniones de los Estudiantes de la Biblia y aparentó concordar con sus creencias y actividades. Pero después de conseguir la confianza de algunos sembraba semillas de dudas. Si alguien sugería separarse de la Sociedad, él, hipócritamente, se oponía a ello; proseguía con esa táctica hasta que la lealtad del grupo quedaba completamente socavada. Por medio de cartas y hasta de viajes personales procuró ejercer influencia en los hermanos, no solo en Estados Unidos, sino también en Canadá, Jamaica, Europa y Australia. ¿Logró lo que se proponía?

      Puede que así lo creyera cuando la mayoría de los miembros de una congregación votó a favor de separarse de la Sociedad. Pero eran como ramas cortadas de un árbol, que permanecen verdes por un tiempo y luego se marchitan y mueren. En una asamblea celebrada por los opositores en 1918 surgieron diferencias y hubo una división. A esto siguieron más divisiones. Algunos continuaron funcionando por algún tiempo como sectas pequeñas con un guía al que admiraban. Ninguno se dedicó a la obra de predicar el Reino de Dios públicamente por toda la tierra habitada, que es la obra que Jesús asignó a sus seguidores.

      Mientras sucedían estas cosas, los hermanos recordaban lo que está escrito en 1 Pedro 4:12: “Amados, no estén perplejos a causa del incendio entre ustedes, que les está sucediendo para prueba, como si algo extraño les sobreviniera”.

      Las personas ya mencionadas no fueron las únicas que permitieron que el orgullo socavara su fe. A otras les ocurrió lo mismo, incluso a Alexandre Freytag, el encargado de la oficina de la Sociedad en Ginebra (Suiza). A él le agradaba atraerse la atención de otros, añadía sus propias ideas al traducir las publicaciones de la Sociedad al francés, y hasta utilizaba las instalaciones de la Sociedad para publicar su propia información. En Canadá estaba W. F. Salter, un administrador de la sucursal de la Sociedad que empezó a discrepar de las publicaciones de la Sociedad, dio a conocer que esperaba ser el próximo presidente de la Sociedad Watch Tower y, después de haber sido destituido, utilizó fraudulentamente el membrete de la Sociedad para ordenar a las congregaciones de Canadá y de otros lugares que estudiaran información que él personalmente había escrito. En Nigeria estuvo, entre otros, G. M. Ukoli, quien al principio mostró celo por la verdad, pero luego comenzó a verla como un medio de conseguir ganancia material y prominencia personal. Después, al no lograr lo que se proponía, se volvió contra los hermanos fieles y los criticó en la prensa pública. Y hubo otros.

      Hasta en años recientes algunas personas en puestos prominentes de superintendencia tuvieron un espíritu similar.

      Por supuesto, estas personas tenían libertad para escoger lo que deseaban creer. Pero cualquier persona que, en público o en privado, abogue por puntos de vista que difieran de lo que aparece en las publicaciones de una organización, y que actúe de esa manera mientras afirma representarla, causa división. ¿Cómo trataron los testigos de Jehová aquellas situaciones?

      No emprendieron una campaña contra esas personas (aunque los que abandonaron la organización solían atacar sin escrúpulos a los que habían sido sus hermanos espirituales), ni trataron de causarles daño físico (práctica que usó la Iglesia Católica mediante la Inquisición). Más bien, siguieron el consejo inspirado del apóstol Pablo, quien escribió: “Vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y que los eviten. Porque hombres de esa clase no son esclavos de nuestro Señor Cristo, [...] con palabras melosas y habla lisonjera seducen los corazones de los cándidos”. (Rom. 16:17, 18.)

      Otros que observaban lo que ocurría tuvieron también la oportunidad de mostrar lo que había en su corazón.

      Puntos de vista doctrinales que requerían refinamiento

      Los testigos de Jehová reconocen francamente que su comprensión del propósito de Dios ha experimentado muchos ajustes a través de los años. El hecho de que el conocimiento del propósito de Dios sea progresivo supone que sufrirá modificaciones. No es que el propósito de Dios cambie, sino que la iluminación que él concede de continuo a sus siervos requiere que ajusten su punto de vista.

      Los Testigos indican con la Biblia que lo mismo ocurrió en el caso de los siervos fieles de Dios del pasado. Abrahán tuvo una relación estrecha con Jehová; pero cuando partió de Ur, aquel hombre de fe no sabía cuál era el país al que Dios lo guiaba, y por muchos años no supo con seguridad cómo cumpliría Dios su promesa de hacer de él una nación grande. (Gén. 12:1-3; 15:3; 17:15-21; Heb. 11:8.) Dios reveló muchas verdades a los profetas, pero hubo otras cosas que ellos no entendieron entonces. (Dan. 12:8, 9; 1 Ped. 1:10-12.) De igual manera, Jesús explicó muchos asuntos a sus apóstoles, pero hacia el fin de su vida terrestre les dijo que todavía tenían muchas cosas que aprender. (Juan 16:12.) Algunas de esas cosas, tales como el propósito de Dios de introducir gentiles en la congregación, no las comprendieron hasta que los apóstoles vieron lo que de hecho ocurría en cumplimiento de las profecías. (Hech. 11:1-18.)

      Como era de esperar, ha sido una prueba para muchos desestimar puntos de vista que habían tenido muy arraigados. Además, no todos los ajustes de punto de vista han llegado con sencillez, en un solo paso. Debido a la imperfección, a veces existe la tendencia de pasar de un extremo a otro antes de llegar a comprender la postura correcta. Para ello se requiere tiempo. Algunos que son propensos a criticar han tropezado por este motivo. Observe un ejemplo:

      Ya para 1880 las publicaciones de la Watch Tower analizaron varios detalles sobre el pacto abrahámico, el pacto de la Ley y el nuevo pacto. La cristiandad había olvidado la promesa de Dios de que todas las familias de la Tierra ciertamente se bendecirían mediante la descendencia de Abrahán. (Gén. 22:18.) Pero el hermano Russell estaba muy interesado en entender cómo haría Dios esto. Pensó que la descripción bíblica del Día de Expiación judío proveía indicaciones sobre cómo se cumpliría esto con relación al nuevo pacto. Algunos Estudiantes de la Biblia presentaron fuertes objeciones cuando, en 1907, se estudiaron de nuevo los mismos pactos, dando énfasis especial al papel que desempeñarían los coherederos de Cristo al hacer que la humanidad recibiera las bendiciones predichas en el pacto abrahámico.

      En aquel tiempo había algunos obstáculos que impedían que los asuntos se comprendieran bien. Los Estudiantes de la Biblia no entendían aún correctamente la posición que entonces ocupaba el Israel natural con relación al propósito de Dios. Ese obstáculo no se eliminó hasta que la evidencia mostró sin lugar a dudas que, como pueblo, los judíos no estaban interesados en que Dios los empleara para cumplir su palabra profética. Otro obstáculo fue que los Estudiantes de la Biblia no podían identificar correctamente a la “gran muchedumbre” de Revelación 7:9, 10. La identidad de esta no se hizo patente sino hasta que la gran muchedumbre en efecto comenzó a manifestarse en cumplimiento de la profecía. Los que criticaron con severidad al hermano Russell tampoco comprendían estos asuntos.

      Sin embargo, algunos que aseguraban ser hermanos cristianos levantaron la falsa acusación de que la revista The Watch Tower había negado que Jesús fuera el Mediador entre Dios y los hombres, que había repudiado el rescate y negado que se necesitara una expiación y hasta la realidad de esta. Nada de eso era verdad. Pero algunos de los que dijeron estas cosas eran individuos prominentes, y arrastraron tras de sí a algunos discípulos. Puede que hayan tenido razón en algunos de los detalles que enseñaron con relación al nuevo pacto, pero ¿bendijo el Señor lo que hacían? Algunos celebraron reuniones por algún tiempo, pero luego sus grupos fueron menguando poco a poco hasta desaparecer.

      En cambio, los Estudiantes de la Biblia siguieron predicando las buenas nuevas, en armonía con el mandato que Jesús dio a sus discípulos. A la vez, siguieron estudiando la Palabra de Dios y esperando desenvolvimientos que ayudaran a tener una comprensión más clara. Finalmente, durante los años treinta se eliminaron los obstáculos principales que impedían tener un entendimiento claro de los pactos, y en The Watchtower y publicaciones afines aparecieron explicaciones aclaratorias sobre el tema.d ¡Qué gozo produjo esto a los que habían esperado pacientemente!

      ¿Se realizaron sus expectativas?

      En ciertas ocasiones los Estudiantes de la Biblia abrigaron esperanzas y expectativas que les atrajeron la mofa de sus críticos. Sin embargo, todas aquellas esperanzas y expectativas estaban arraigadas en el vivo deseo de ver el cumplimiento de lo que estos celosos cristianos consideraban promesas infalibles de Dios.

      Por su estudio de las Escrituras inspiradas sabían que Jehová había prometido bendiciones para todas las naciones de la Tierra mediante la descendencia de Abrahán. (Gén. 12:1-3; 22:15-18.) Vieron en la Palabra de Dios la promesa de que el Hijo del hombre gobernaría como Rey celestial sobre toda la Tierra, que un rebaño pequeño de fieles sería tomado de la Tierra para participar con él en su Reino y que estos gobernarían en calidad de reyes durante mil años. (Dan. 7:13, 14; Luc. 12:32; Rev. 5:9, 10; 14:1-5; 20:6.) Sabían que Jesús había prometido volver para llevarse a aquellos para quienes había preparado un lugar en el cielo. (Juan 14:1-3.) Conocían la promesa de que el Mesías también escogería a algunos de sus fieles antepasados para que fueran príncipes en toda la Tierra. (Sal. 45:16.) Sabían que las Escrituras predecían el fin del inicuo sistema de cosas y se daban cuenta de que dicho suceso estaba relacionado con la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso en Armagedón. (Mat. 24:3; Rev. 16:14, 16.) Les impresionaban mucho los pasajes que muestran que la Tierra fue creada para ser habitada siempre, que los que vivieran en ella habrían de tener verdadera paz y que todos los que ejercieran fe en el sacrificio humano perfecto de Jesús podrían gozar de vida en el Paraíso por toda la eternidad. (Isa. 2:4; 45:18; Luc. 23:42, 43; Juan 3:16.)

      Era de esperar que desearan saber cuándo y cómo tendrían lugar tales sucesos. ¿Suministraban las Escrituras inspiradas alguna clave para ello?

      Basándose en la cronología bíblica expuesta originalmente por el inglés Christopher Bowen, creían que en 1873 habían concluido seis mil años de historia humana, que a partir de entonces se hallaban en el séptimo período de mil años de la historia del hombre y que indudablemente estaba próxima la aurora del Milenio predicho. La serie de libros llamada Millennial Dawn (La Aurora del Milenio), más tarde denominada Studies in the Scriptures (Estudios de las Escrituras), escrita por C. T. Russell, señaló lo que estos hechos implicaban de acuerdo con lo que los Estudiantes de la Biblia entendían de las Escrituras.

      Otro elemento que consideraban un posible indicador de tiempo era el que Dios hubiera instituido en el antiguo Israel la celebración de un Jubileo, un año de liberación, cada cincuenta años. El Jubileo tenía lugar cada siete septenios, y cada septenio concluía con un año sabático. Durante el año del Jubileo se ponía en libertad a los esclavos hebreos y se restituían a sus antiguos herederos las tierras que hubieran sido vendidas. (Lev. 25:8-10.) Los cálculos basados en este ciclo de años los llevaron a concluir que en el otoño de 1874 podría haber comenzado un Jubileo mayor para toda la Tierra, que aparentemente en ese año el Señor había vuelto y había comenzado su presencia invisible, y que habían llegado “los tiempos de la restitución de todas las cosas”. (Hech. 3:19-21, Cantera-Pabón.)

      Así mismo, partiendo de la premisa de que los sucesos del siglo I podían tener su paralelo en sucesos relacionados de tiempos posteriores, concluyeron que si el bautismo y el ungimiento de Jesús en el otoño de 29 E.C. correspondían con el inicio de su presencia invisible en 1874, entonces el que él entrara cabalgando como Rey en Jerusalén en la primavera de 33 E.C. indicaría que Jesús asumiría el poder como Rey celestial en la primavera de 1878.e También creían que entonces recibirían su recompensa celestial. Al no realizarse esto, concluyeron que, puesto que los seguidores ungidos de Jesús habrían de gobernar con él en el Reino, en aquel tiempo había empezado la resurrección a la vida espiritual de los que ya dormían en la muerte. De igual modo razonaron que el que Dios dejara de mostrar favor especial al Israel natural en 36 E.C. podría indicar que en 1881 se cerraría la oportunidad especial de formar parte del Israel espiritual.f

      En su discurso “Millones que ahora viven no morirán jamás”, pronunciado el 21 de marzo de 1920 en el “Hippodrome”, un teatro de la ciudad de Nueva York, el hermano J. F. Rutherford centró la atención en el año 1925. ¿Sobre qué base parecía significativo? Un folleto publicado aquel mismo año de 1920 indicó que si se calculaban 70 Jubileos completos desde la fecha en que, según se creía, Israel había entrado en la Tierra Prometida (en vez de contar desde después del último Jubileo típico anterior al destierro en Babilonia hasta el principio del año del Jubileo que concluye el ciclo quincuagésimo), se llegaría al año 1925. Tomando como base lo que decía el folleto, muchos creyeron que quizás los restantes del rebaño pequeño recibirían su recompensa celestial para 1925. También se relacionaba dicho año con la esperada resurrección de los siervos fieles de Dios de antes del cristianismo para que sirvieran en la Tierra como representantes principescos del Reino celestial. Si aquello realmente sucedía, querría decir que la humanidad habría entrado en una era en que cesaría el dominio de la muerte, y millones de personas que entonces estuvieran vivas podrían esperar permanecer en la Tierra sin morir jamás. ¡Qué feliz perspectiva! Aunque era una perspectiva equivocada, la comunicaron a otros con gran entusiasmo.

      Más tarde, durante los años 1935 a 1944, un examen de toda la cronología bíblica puso de manifiesto que la mala traducción de Hechos 13:19, 20 de la Versión Autorizadag (con la que coinciden versiones españolas como la Reina-Valera), junto con otros factores, había desviado la cronología en más de un siglo.h Esta revelación hizo concebir la idea —unas veces expresada como una posibilidad y otras con mayor seguridad— de que, puesto que el séptimo milenio de la historia humana empezaría en 1975, los sucesos enlazados con el principio del Reinado Milenario de Cristo podrían empezar a realizarse ese año.

      ¿Resultaron correctas las creencias de los testigos de Jehová en estos asuntos? Los Testigos de ningún modo erraron al creer que Dios sin falta cumpliría lo que había prometido. Sin embargo, algunos de sus cálculos de tiempo y las expectativas relacionadas con estos ocasionaron serias decepciones.

      Después de 1925 se registró un descenso espectacular en la asistencia a las reuniones en algunas congregaciones de Francia y Suiza. También en 1975 hubo desilusión cuando las expectativas sobre el comienzo del Milenio no se realizaron. Como resultado, algunos se apartaron de la organización. Otros fueron expulsados por tratar de subvertir la fe de sus compañeros. No cabe duda de que la desilusión en cuanto a la fecha fue un factor importante, pero en algunos casos la raíz del problema era más profunda. Ciertos individuos también arguyeron en contra de la necesidad de participar en el ministerio de casa en casa. Algunos no se conformaron con simplemente seguir su propio camino, sino que agredieron a la organización con la que se habían asociado y se valieron de la prensa y la televisión para exponer en público sus puntos de vista. No obstante, el número de desertores fue relativamente pequeño.

      Si bien el resultado de estas pruebas fue un zarandeo y algunos desaparecieron como la paja cuando se avienta el trigo, otros permanecieron firmes. ¿Por qué? Jules Feller explicó respecto a su propia experiencia y la de otros en 1925: “Los que habían cifrado su confianza en Jehová permanecieron firmes y siguieron predicando”. Reconocieron que se había cometido un error, pero que la Palabra de Dios no había fallado en ningún aspecto, y que por lo tanto no había razón para dejar que su esperanza se nublara ni para aflojar el paso en la obra de dirigir a la gente al Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad.

      El hecho de que algunas expectativas no se hubieran realizado no significaba que la cronología bíblica careciera de valor. La profecía de Daniel referente a la aparición del Mesías 69 semanas de años después de “la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén” se cumplió en el momento preciso, en 29 E.C.i (Dan. 9:24-27.) La profecía bíblica también señalaba al año 1914.

      1914: Las expectativas y la realidad

      En 1876 C. T. Russell escribió el primero de muchos artículos en los que indicó que en el año 1914 acababan los Tiempos de los Gentiles a los que se refirió Jesucristo. (Luc. 21:24.) En el segundo tomo de Millennial Dawn, publicado en 1889, el hermano Russell expuso de manera lógica los argumentos que permitirían a los lectores ver la base bíblica de lo que se decía y constatarla ellos mismos. Por casi cuatro décadas hasta 1914, los Estudiantes de la Biblia distribuyeron millones de ejemplares de publicaciones que enfocaban la atención en el fin de los Tiempos de los Gentiles. Otras publicaciones religiosas reconocieron la cronología bíblica que señalaba al año 1914, pero ¿qué grupo, aparte de los Estudiantes de la Biblia, le dio publicidad internacional constante y vivió en conformidad con su convicción de que los Tiempos de los Gentiles terminarían aquel año?

      A medida que se acercaba 1914, aumentaban las expectativas. ¿Qué traería consigo? En The Bible Students Monthly ([Mensuario de los Estudiantes de la Biblia], volumen VI, núm. 1, publicado a principios de 1914), el hermano Russell escribió: “Si la fecha y la cronología que tenemos son correctas, los Tiempos de los Gentiles terminarán este año, 1914. ¿Qué significará esto? No lo sabemos con seguridad. Esperamos que el reinado activo del Mesías comience para el tiempo en que expire el otorgamiento temporal de poder a los gentiles. Nuestra esperanza, falsa o verdadera, es que habrá prodigiosas manifestaciones de juicios divinos contra toda clase de injusticia, y que ello significará la disolución de muchas de las instituciones actuales, si no de todas”. El hermano Russell subrayó que no esperaba el “fin del mundo” en 1914 y que la Tierra permanece para siempre, pero que el orden de cosas actual, gobernado por Satanás, ha de desaparecer.

      En su número del 15 de octubre de 1913 The Watch Tower había dicho: “Según los mejores cálculos cronológicos que podemos hacer, es aproximadamente en ese tiempo, bien octubre de 1914, o después. Sin dogmatismo, esperamos ciertos acontecimientos: 1) que terminen los Tiempos de los Gentiles —la supremacía de los gentiles en el mundo— y 2) que se inicie el Reinado del Mesías en el mundo”.

      ¿Cómo sucedería esto? A los Estudiantes de la Biblia les parecía razonable pensar que incluiría la glorificación de cualquiera que hubiera sido escogido por Dios para participar en el Reino celestial con Cristo y aún se hallara en la Tierra. Pero ¿cómo se sintieron cuando aquello no sucedió en 1914? The Watch Tower del 15 de abril de 1916 dijo: “Creemos que las fechas han resultado ser del todo correctas. Creemos que los Tiempos de los Gentiles han concluido”. No obstante, cándidamente agregó: “El Señor no dijo que toda la Iglesia sería glorificada para 1914. Simplemente lo dedujimos y, evidentemente, nos equivocamos”.

      En este aspecto, se parecieron hasta cierto grado a los apóstoles de Jesús. Los apóstoles conocían las profecías acerca del Reino de Dios y supuestamente creían en ellas. Pero en varias ocasiones se equivocaron respecto a cómo y cuándo se cumplirían. Esto decepcionó a algunos. (Luc. 19:11; 24:19-24; Hech. 1:6.)

      Cuando pasó octubre de 1914 sin que tuviera lugar el esperado cambio a la vida celestial, el hermano Russell sabía que habría un verdadero sondeo de corazones. En The Watch Tower del 1 de noviembre de 1914 escribió: “Recordemos que estamos en una época de pruebas. Los apóstoles vivieron en una época semejante en el intervalo entre la muerte de nuestro Señor y el Pentecostés. Después de su resurrección, nuestro Señor se apareció a sus discípulos unas cuantas veces, y luego ellos dejaron de verlo por muchos días. Entonces se desanimaron y dijeron: ‘No vale la pena esperar’. ‘Me voy a pescar’, dijo uno. ‘Iremos contigo’, respondieron otros dos. Estaban por ingresar en el negocio de la pesca y abandonar la obra de pescar hombres. Fue un período de pruebas para los discípulos. Y lo mismo sucede ahora. Si hay alguna razón que impulse a alguien a dejar al Señor y Su Verdad y a cesar de sacrificarse por Su Causa, entonces lo que suscitó el interés en el Señor no fue solamente el amor a Dios de corazón, sino otra cosa: probablemente la esperanza de que quedaba poco tiempo; la consagración fue solamente por cierto tiempo”.

      Por lo visto, ese fue el caso de algunos. Sus pensamientos y sus deseos se habían concentrado principalmente en la perspectiva de ser cambiados a la vida celestial. Como aquello no sucedió cuando lo esperaban, se negaron a ver el significado de los asombrosos acontecimientos que tuvieron lugar en 1914. Perdieron de vista todas las preciosas verdades que habían aprendido de la Palabra de Dios y empezaron a ridiculizar a los que les habían ayudado a aprenderlas.

      Con humildad, los Estudiantes de la Biblia volvieron a examinar las Escrituras para dejar que la Palabra de Dios reajustara su punto de vista. Su convicción de que los Tiempos de los Gentiles habían terminado en 1914 no cambió. Gradualmente entendieron mejor cómo había empezado el Reino Mesiánico: había sido establecido en el cielo al conferir Jehová autoridad a Jesucristo, su Hijo; además, para esto no había sido preciso aguardar hasta que se hubiera levantado a los coherederos de Jesús a la vida celestial, ya que estos serían glorificados junto a él más adelante. También comprendieron que para extender la influencia del Reino no había que resucitar primero a los fieles profetas de antaño, sino que el Rey utilizaría a cristianos leales que estuvieran vivos en este tiempo como sus representantes para ofrecer a personas de todas las naciones la oportunidad de vivir eternamente como súbditos terrestres del Reino.

      Cuando este espléndido cuadro se abrió ante sus ojos, hubo más pruebas y zarandeos. Sin embargo, los que verdaderamente amaban a Jehová y se deleitaban en servirle agradecieron mucho los privilegios de servicio que se les presentaron. (Rev. 3:7, 8.)

      Uno de estos fue A. H. Macmillan, quien más tarde escribió: “Aunque nuestras expectativas sobre el ser llevados al cielo no se cumplieron en 1914, ese año ciertamente vio el fin de los tiempos de los gentiles [...]. No estuvimos perturbados en particular por no haber tenido lugar todo como habíamos esperado, porque estábamos muy ocupados con la obra del Foto-Drama y con los problemas creados por la guerra”. El hermano Macmillan se mantuvo ocupado en el servicio de Jehová y tuvo la satisfacción de ver aumentar el número de proclamadores del Reino a más de un millón durante su vida.

      Recordando sus experiencias durante los sesenta y seis años que llevaba en la organización, dijo: “He visto sobrevenir muchas pruebas severas a la organización y someterse a prueba la fe de los que están en ella. Con la ayuda del espíritu de Dios la organización sobrevivió y continuó floreciendo”. En cuanto a ajustes de entendimiento que tuvieran que hacerse, añadió: “Las verdades fundamentales que aprendimos de las Escrituras siguieron siendo las mismas. De modo que aprendí que debemos reconocer nuestros errores y continuar examinando la Palabra de Dios para conseguir más esclarecimiento. Sin importar los ajustes que tuviésemos que hacer de vez en cuando en nuestros puntos de vista, eso no cambiaría la provisión benigna del rescate [ni] la promesa de vida eterna de Dios”.

      A lo largo de su vida, el hermano Macmillan vio que dos de las cuestiones que ponían a prueba la fe, a saber, el deseo de dar testimonio y el aprecio por la organización teocrática, revelaban lo que realmente había en el corazón de las personas. ¿De qué manera?

      Cuestiones sobre el servicio del campo y la organización

      A partir de su primer número, y cada vez con más énfasis, Zion’s Watch Tower instó a todos los cristianos verdaderos sin excepción a llevar a otros la verdad. Desde entonces, a menudo se estimuló a los lectores de la revista Watch Tower a apreciar su privilegio y responsabilidad de anunciar las buenas nuevas. Aunque muchos participaban a un grado limitado, eran relativamente pocos los que estaban a la vanguardia de la obra, haciendo visitas de casa en casa para dar a toda persona la oportunidad de oír el mensaje del Reino.

      No obstante, a partir de 1919 la participación en el servicio del campo se destacó con más vigor. El hermano Rutherford hizo hincapié en ello enérgicamente en un discurso que pronunció en Cedar Point (Ohio) aquel año. A las congregaciones que pidieron que se las organizara para el servicio, la Sociedad les nombró un director de servicio como encargado de la obra. Este habría de llevar la delantera y asegurarse de que la congregación contara con los suministros necesarios.

      En 1922 The Watch Tower publicó un artículo titulado “El servicio es esencial”. Este señaló la urgente necesidad de que la gente oyera las buenas nuevas del Reino, llamó la atención al mandato profético de Jesús en Mateo 24:14 y dijo a los ancianos de las congregaciones: “Que nadie crea que por ser anciano de la clase [congregación] todo su servicio consiste en predicar verbalmente. Si se le presentan oportunidades de ir a la gente y dejar en sus manos el mensaje impreso, debe considerarlo un gran privilegio, pues es una forma de predicar el evangelio que muchas veces resulta más eficaz que cualquier otra”. Entonces el artículo preguntó: “¿Puede alguien que esté verdaderamente consagrado al Señor justificar su indolencia en este tiempo?”

      Algunos no quisieron hacer aquella obra. Pusieron toda clase de objeciones. No consideraban apropiado “vender libros”, aunque la obra no se hacía con propósito de lucro y los libros eran los mismos con los que ellos habían aprendido la verdad tocante al Reino de Dios. Cuando a partir de 1926 se empezó a fomentar la testificación de casa en casa con los libros los domingos, algunos objetaron, aunque el domingo era el día que muchas personas solían apartar para adorar a Dios. En el fondo, el problema era que pensaban que predicar de casa en casa era humillante. Sin embargo, la Biblia dice claramente que Jesús envió a sus discípulos a los hogares de la gente a predicar, y el apóstol Pablo predicó “públicamente y de casa en casa”. (Hech. 20:20; Mat. 10:5-14.)

      A medida que se fue dando más importancia al servicio del campo, aquellos cuyo corazón no los incitaba a imitar a Jesús y sus apóstoles como testigos se fueron apartando de la organización. En la Congregación Skive, de Dinamarca, y en otras, solo quedaron más o menos la mitad de sus miembros. De las aproximadamente cien personas que se asociaban con la Congregación de Dublín (Irlanda), solo quedaron cuatro. Hubo pruebas y zarandeos similares en Estados Unidos, Canadá, Noruega y otros países. El resultado fue que se efectuó una limpieza de las congregaciones.

      Los que verdaderamente querían imitar al Hijo de Dios respondieron de manera favorable al estímulo que venía de las Escrituras. No obstante, su buena disposición no hizo necesariamente que les resultara fácil empezar a ir de casa en casa. A algunos se les hizo difícil comenzar. Pero la predicación en grupo y las asambleas especiales de servicio les infundieron ánimo. Dos hermanas del norte de Jutlandia (Dinamarca) recordaron durante mucho tiempo su primer día en el servicio del campo. Se reunieron con el grupo, oyeron las instrucciones y partieron hacia el territorio; pero entonces empezaron a llorar. Dos hermanos, viendo lo que les sucedía, las invitaron a predicar con ellos. Enseguida desaparecieron las lágrimas. Después de experimentar lo que era el servicio del campo, la mayoría de los hermanos se llenaban de gozo y querían hacer más.

      En 1932, The Watchtower presentó un artículo en dos partes titulado “La organización de Jehová” (en español salió en los números de diciembre de 1932 y enero de 1933). El artículo mostraba que el puesto de anciano por elección en las congregaciones era antibíblico. Se exhortó a las congregaciones a colocar en puestos de responsabilidad solamente a hombres que estuvieran activos en el servicio del campo, hombres que vivieran de acuerdo con la responsabilidad que entrañaba el nombre de testigos de Jehová. Estos hombres formarían un comité de servicio. Uno de ellos, propuesto por la congregación, era nombrado director de servicio por la Sociedad. En Belfast (Irlanda) este cambio provocó la salida de más personas cuyo deseo no era servir humildemente, sino tener prominencia personal.

      Para comienzos de los años treinta la mayor parte de los que habían tratado de frenar el servicio del campo en Alemania habían abandonado las congregaciones. Unos cuantos más se alejaron por temor cuando en 1933 la obra fue proscrita en muchos estados alemanes. No obstante, hubo millares de hermanos que no perdieron su fe ante estas pruebas y mostraron que estaban dispuestos a predicar a pesar del peligro implicado.

      La proclamación del Reino cobró gran ímpetu por toda la Tierra. El servicio del campo se convirtió en una parte importante de la vida de todo testigo de Jehová. Por ejemplo, la congregación de Oslo (Noruega) alquilaba autobuses los fines de semana para llevar a los publicadores a ciudades vecinas. Se reunían muy de mañana, llegaban al territorio cerca de las nueve o las diez, trabajaban con ahínco en el servicio del campo durante siete u ocho horas, y luego se juntaban de nuevo para regresar a casa en el autobús. Otros viajaban a las zonas rurales en bicicleta, con sus maletines y con cajas llenas de libros. Los testigos de Jehová efectuaban unidos la voluntad de Dios con felicidad y celo.

      Cuando en 1938 se volvió a dar atención al nombramiento de hombres responsables en las congregaciones,j en la mayoría de los casos se aceptó la eliminación de todas las elecciones locales de siervos. Las congregaciones adoptaron gustosamente resoluciones en las que manifestaban su aprecio por la organización teocrática y pedían a “la Sociedad” (que para ellas significaba el resto ungido, o el esclavo fiel y discreto) que organizara a la congregación para el servicio y nombrara a todos los siervos. Desde entonces el Cuerpo Gobernante visible procedió a efectuar los nombramientos necesarios y a organizar las congregaciones para que llevaran a cabo una labor unida y fructífera. Solo unos cuantos grupos se negaron a aceptar el cambio y abandonaron la organización en aquel momento.

      Dedicados únicamente a difundir el mensaje del Reino

      Para que la organización continúe teniendo la aprobación de Jehová, debe dedicarse exclusivamente a hacer la obra que Su Palabra manda para este tiempo. Esa obra es la de predicar las buenas nuevas del Reino de Dios. (Mat. 24:14.) Sin embargo, ha habido ocasiones en que personas que colaboraban estrechamente con la organización también procuraron utilizarla para promover programas que tendían a desviar la atención de sus compañeros hacia otras actividades. El que se les corrigiera fue una prueba para ellos, especialmente cuando creían que habían actuado con motivos nobles.

      Esto sucedió en Finlandia en 1915, cuando unos hermanos fundaron una cooperativa llamada Ararat y utilizaron las columnas de la edición finlandesa de The Watch Tower para animar a sus lectores a hacerse socios. El que inició esta empresa en Finlandia respondió humildemente cuando el hermano Russell le hizo ver que tanto él como sus socios se estaban “apartando de la importante obra del Evangelio”. No obstante, el orgullo impidió que otro hermano, que había estado activo en el servicio de Jehová por más de una década en Noruega, aceptara el mismo consejo.

      Durante los años treinta surgió un problema bastante similar en Estados Unidos. Algunas congregaciones publicaban mensualmente sus propias hojas de instrucciones para el servicio, con recordatorios del Bulletin (Boletín) de la Sociedad, experiencias y el horario local de las salidas al servicio del campo. Una de aquellas hojas, publicada en Baltimore (Maryland), apoyaba con entusiasmo la actividad de predicar, pero a la vez servía para promover ciertas actividades comerciales. Al principio el hermano Rutherford aprobó tácitamente algunas de estas. Pero cuando se vieron las posibles consecuencias de envolverse en aquellas actividades, The Watchtower dijo que la Sociedad no las respaldaba. Para Anton Koerber fue una gran prueba, pues se había propuesto ayudar a los hermanos de esta manera. Sin embargo, con el tiempo volvió a emplear de lleno sus habilidades para promover la obra de predicar de los testigos de Jehová.

      A principios de 1938 surgió un problema parecido en Australia, que se agravó durante la proscripción impuesta a la Sociedad (de enero de 1941 a junio de 1943). Con el fin de atender lo que entonces parecían ser necesidades legítimas, la sucursal de la Sociedad se envolvió en diversas actividades comerciales, incurriendo así en un gran error. La sucursal poseía varios aserraderos, más de veinte “haciendas del Reino”, una firma de ingeniería y una panadería, entre otras empresas. Dos imprentas comerciales continuaron imprimiendo secretamente las publicaciones de la Sociedad durante la proscripción. No obstante, el que los hermanos participaran en algunas de aquellas operaciones comerciales los llevó a violar la neutralidad cristiana, aunque el trabajo se efectuaba con el pretexto de proporcionar fondos a los precursores y ayudarles durante la proscripción. Sin embargo, a algunos les remordía mucho la conciencia. Aunque la mayoría permaneció en la organización, hubo un estancamiento general de la obra de proclamar el Reino. ¿Qué estaba impidiendo que recibieran la bendición de Jehová?

      Al levantarse la proscripción en junio de 1943, los hermanos que estaban a cargo de la sucursal comprendieron que tenían que deshacerse de aquellas empresas y enfocar la atención en la importante obra de predicar el Reino. Lograron hacer esto en tres años, y la familia de Betel se redujo a un tamaño normal. Pero aún había que aclarar las cosas y así restaurar la confianza completa en la organización.

      En 1947, Nathan H. Knorr, presidente de la Sociedad, y su secretario, M. G. Henschel, visitaron Australia específicamente para tratar esta situación. En un artículo al respecto, La Atalaya del 15 de octubre de 1947 (en inglés, 1 de junio) dijo lo siguiente sobre la actividad comercial que se había estado efectuando: “No era el trabajo seglar que hacían los hermanos todos los días para ganar su sostén [lo] que estaba implicado, sino que era el hecho de que la Sucursal de la Sociedad había conseguido diferentes clases de industrias y había llamado a publicadores de todas partes del país, especialmente precursores, para trabajar en estas industrias más bien que predicar el evangelio”. Estos hechos habían llevado incluso a una participación indirecta en actividades bélicas. El hermano Knorr habló francamente del asunto a los hermanos en las asambleas que se celebraron en las capitales de las provincias. En todas las asambleas se adoptó una resolución en la que los hermanos australianos reconocían su error y pedían a Jehová que les mostrara misericordia y les concediera perdón mediante Jesucristo. De modo que ha sido necesario estar vigilantes y superar diferentes pruebas para que la organización siga dedicándose exclusivamente a la difusión del mensaje del Reino de Dios.

      Cuando los testigos de Jehová repasan su historia de tiempos modernos, ven prueba de que Jehová en verdad ha estado refinando a su pueblo. (Mal. 3:1-3.) Poco a poco se han ido eliminando actitudes, creencias y prácticas equivocadas, y con ellas también a cualquiera que haya decidido aferrarse a estas. Los que permanecen en su pueblo no son personas que estén dispuestas a transigir en cuanto a la verdad bíblica para acomodarse a la filosofía humana. No son seguidores de hombres, sino siervos devotos de Jehová Dios. Con gusto responden a la guía de la organización porque ven prueba inequívoca de que esta pertenece a Jehová. Se regocijan con la creciente luz de la verdad. (Pro. 4:18.) Personalmente consideran un magnífico privilegio ser testigos activos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios.

      [Notas a pie de página]

      a Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, suplemento de la edición del 25 de abril de 1894, páginas 102-104.

      b Con relación a la Trinidad, véanse la New Catholic Encyclopedia, tomo XIV, 1967, página 299; Dictionary of the Bible, de J. L. McKenzie, S.J., 1965, página 899 y Diccionario teológico del Nuevo Testamento, volumen II, página 40. En cuanto al alma, véanse la New Catholic Encyclopedia, tomo XIII, 1967, páginas 449, 450, 452, 454; The New Westminster Dictionary of the Bible, edición de H. S. Gehman, 1970, página 901; The Interpreter’s Bible, tomo I, 1952, página 230 y Peake’s Commentary on the Bible, edición de M. Black y H. H. Rowley, 1962, página 416.

      c Según el hermano Russell, su esposa, quien luego lo abandonó, fue la primera que le aplicó el texto de Mateo 24:45-47. Véanse los números del 15 de julio de 1906, página 215; 1 de marzo de 1896, página 47, y 15 de junio de 1896, páginas 139, 140 de la revista Watch Tower.

      d Vindication (Vindicación), tomo 2, páginas 258, 259, 268, 269; La Torre del Vigía, agosto de 1934, páginas 121-128; septiembre de 1934, páginas 131-138; septiembre de 1935, páginas 131-138.

      e La idea de que 1878 era un año significativo parecía reafirmarse en las palabras de Jeremías 16:18 (‘el doble de Jacob’, Reina Valera) y en los cálculos que indicaban que aparentemente habían transcurrido 1.845 años desde la muerte de Jacob hasta 33 E.C., año en que el Israel natural fue rechazado, y que el doble de esa cantidad abarcaría hasta 1878.

      f Ampliando aún más los paralelos, se decía que la desolación de Jerusalén en 70 E.C. (treinta y siete años después de que Jesús entrara cabalgando en Jerusalén y fuera aclamado como rey por sus discípulos) podía indicar que en 1915 (treinta y siete años después de 1878) culminaría el anarquismo que, según creían, Dios permitiría como medio de acabar con las instituciones existentes en el mundo. Esta fecha apareció en reimpresiones de Studies in the Scriptures. (Véase el tomo II, páginas 99-101, 171, 221, 232, 246, 247; compárese la reimpresión de 1914 con ediciones anteriores, como la edición de 1902 de Millennial Dawn.) A su parecer, este cálculo cuadraba bien con lo que se había publicado respecto a que 1914 sería el año que marcaría el fin de los Tiempos de los Gentiles.

      g Compárese, por ejemplo, con la Versión Moderna; véase también la nota sobre Hechos 13:20 en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias).

      h Véase “La verdad os hará libres”, capítulo 11; “El Reino se ha acercado”, páginas 171-175; también The Golden Age del 27 de marzo de 1935, páginas 391 y 412. A la luz de estas tablas corregidas de la cronología bíblica se pudo ver que las fechas de 1873 y 1878 y otras relacionadas que se habían calculado sobre la base de sucesos paralelos del siglo I se fundaban en equivocaciones.

      i Véase Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2, páginas 1014-1019.

      j Véase el capítulo 15: “Desarrollo estructural de la organización”.

      [Comentario en la página 619]

      Las pruebas y los zarandeos no han llegado por sorpresa

      [Comentario en la página 621]

      “No permiten que se les aparte de la Palabra de Dios”

      [Comentario en la página 623]

      “No deseamos que se nos dé honra ni reverencia, ni a nosotros mismos ni a lo que escribimos”

      [Comentario en la página 624]

      “Dios todavía está al timón”

      [Comentario en la página 626]

      El “siervo fiel y prudente” no había desaparecido al morir el hermano Russell

      [Comentario en la página 627]

      Un plan malicioso para envenenar la mente de otros

      [Comentario en la página 628]

      Algunos permitieron que el orgullo socavara su fe

      [Comentario en la página 629]

      ‘Vigilen a los que causan divisiones, y evítenlos’

      [Comentario en la página 630]

      Algunos levantaron la falsa acusación de que la revista “The Watch Tower” había repudiado el rescate

      [Comentario en la página 635]

      “Simplemente lo dedujimos y, evidentemente, nos equivocamos”

      [Comentario en la página 636]

      Los que verdaderamente amaban a Jehová agradecieron los privilegios de servicio que se les presentaron

      [Comentario en la página 638]

      “¿Puede alguien que esté verdaderamente consagrado al Señor justificar su indolencia en este tiempo?”

      [Comentario en la página 641]

      Poco a poco se han ido eliminando actitudes, creencias y prácticas equivocadas

      [Recuadro/Fotografía en la página 622]

      W. E. Van Amburgh

      En 1916, W. E. Van Amburgh dijo: “Esta gran obra mundial no es la obra de una sola persona. [...] Es la obra de Dios”. Aunque vio a otros apartarse, él siguió firme en su convicción hasta el mismo momento de su muerte en 1947, a la edad de 83 años.

      [Recuadro/Fotografía en la página 633]

      Jules Feller

      En su juventud, Jules Feller vio cómo la fe de algunos fue sometida a pruebas severas. En Suiza hubo congregaciones que quedaron reducidas a la mitad, o hasta menos. Pero él escribió luego: “Los que habían cifrado su confianza en Jehová permanecieron firmes y siguieron predicando”. El hermano Feller se resolvió a hacer lo mismo y, como resultado, para 1992 había disfrutado de sesenta y ocho años de servicio en Betel.

      [Recuadro/Fotografía en la página 634]

      C. J. Woodworth

      A cierta persona que abandonó el servicio de Jehová porque los seguidores ungidos de Jesucristo no fueron llevados al cielo en 1914, C. J. Woodworth escribió lo siguiente:

      Hace veinte años usted y yo creíamos en el bautismo de infantes; en que el clero tenía el derecho divino de administrar dicho bautismo; que el bautismo era necesario para escapar del tormento eterno; que Dios es amor; que Dios creó y sigue creando a Su semejanza a miles de millones de seres que pasarán las incontables eras de la eternidad entre sofocantes emanaciones de azufre humeante y ardiente, suplicando en vano que se les dé una gota de agua que mitigue sus sufrimientos. [...]

      Creíamos que el hombre sigue vivo después de morir; creíamos que Jesucristo no había muerto; que no podía morir; que nunca se ha pagado ni se pagará un Rescate; que Jehová Dios y Cristo Jesús, Su Hijo, son la misma persona; que Cristo era Su propio Padre; que Jesús era Su propio Hijo; que el Espíritu Santo es una persona; que uno más uno más uno equivalen a uno; que cuando Jesús colgaba de la cruz y dijo: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?’, simplemente estaba hablando consigo mismo; que los reinos actuales forman parte del Reino de Cristo; que el Diablo, en vez de ejercer dominio sobre los reinos de esta Tierra, ha estado lejos, en un Infierno que nadie ha hallado. [...]

      Alabo a Dios por el día que llegó la Verdad Actual a mi puerta. Era tan sana, tan refrescante a la mente y el corazón, que me apresuré a dejar el engaño y la charlatanería del pasado, y Dios me utilizó para también abrir los ojos de usted, que estaba ciego. Juntos nos regocijamos con la Verdad, y trabajamos lado a lado por quince años. El Señor le honró mucho como vocero Suyo; nunca conocí a nadie que pudiera demostrar de manera tan clara lo ridículo de las insensateces de Babilonia. En su carta usted pregunta: ‘¿Y ahora qué? ¡Ah! ahora viene lo triste del caso. Lo que ha sucedido es que usted ha permitido que su corazón se amargue contra aquel cuyas obras de amor y bendición desde lo Alto ha hecho posible que la Verdad llegue a nuestros corazones. Usted ha abandonado la organización y se ha llevado consigo a algunas ovejas. [...]

      Puede que yo le parezca ridículo a usted porque no me fui al Cielo el 1 de octubre de 1914, pero usted no me parece ridículo a mí, ¡oh no!

      En este momento en el que diez de las principales naciones de la Tierra se retuercen en su agonía, me parece que es particularmente inoportuno tratar de ridiculizar al hombre, al único hombre [Russell], que por cuarenta años ha enseñado que los Tiempos de los Gentiles terminarían en 1914.”

      La fe del hermano Woodworth no tambaleó cuando los sucesos de 1914 no resultaron en lo que se esperaba. Sencillamente reconoció que les quedaban cosas por aprender. Debido a su confianza en el propósito de Dios, pasó nueve meses en prisión en 1918-1919. Más tarde fue redactor de las revistas “The Golden Age” (La Edad de Oro) y “Consolation” (Consolación). Permaneció firme en la fe y leal a la organización de Jehová hasta su muerte en 1951, a los 81 años de edad.

      [Recuadro/Fotografía en la página 637]

      A. H. Macmillan

      “He visto la sabiduría de esperar pacientemente en Jehová para aclarar nuestro entendimiento de cosas bíblicas en vez de perturbarnos a causa de un nuevo pensamiento. A veces nuestras expectativas de cierta fecha eran mayores [de] lo que autorizaban las Escrituras. Cuando estas expectativas no se cumplieron, eso no cambió los propósitos de Dios.”

      [Fotografías en la página 620]

      Algo que puso a prueba la fe de muchos se relacionaba con reconocer el valor expiatorio del sacrificio de Jesús

      [Fotografías en la página 625]

      En el caso de algunos que admiraban a Russell, su modo de reaccionar ante la personalidad de Rutherford reveló a quién realmente servían

      [Fotografías en la página 639]

      Al darse más importancia al servicio del campo, muchos se apartaron de la congregación; otros mostraron más celo

      “Watch Tower” del 15 de agosto de 1922

      “Watch Tower” del 1 de abril de 1928

      “Watch Tower” del 15 de junio de 1927

      [Fotografías en la página 640]

      Al comenzar a destacarse la organización teocrática, los que buscaban prominencia personal fueron quedando fuera

  • “Objeto de odio de parte de todas las naciones”
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 29

      “Objeto de odio de parte de todas las naciones”

      LA ÚLTIMA noche que Jesús pasó con sus apóstoles antes de morir, les recordó: “El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán; si ellos han observado mi palabra, también observarán la de ustedes. Mas todas estas cosas las harán contra ustedes por causa de mi nombre, porque ellos no conocen al que me ha enviado”. (Juan 15:20, 21.)

      Jesús no se refería únicamente a casos aislados de intolerancia. Solo tres días antes había dicho: “Serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre”. (Mat. 24:9.)

      Sin embargo, Jesús aconsejó a sus seguidores que no recurrieran al uso de armas carnales al encararse con persecución. (Mat. 26:48-52.) No podían injuriar a sus perseguidores ni vengarse. (Rom. 12:14; 1 Ped. 2:21-23.) ¿No era posible que hasta los perseguidores se hicieran creyentes algún día? (Hech. 2:36-42; 7:58–8:1; 9:1-22.) Había que dejar el ajuste de cuentas en manos de Dios. (Rom. 12:17-19.)

      Es bien conocido que el gobierno romano persiguió implacablemente a los cristianos primitivos. Sin embargo, es también notable que los principales perseguidores de Jesucristo fueron los guías religiosos y que, a instancias suyas, el gobernador romano Poncio Pilato hizo ejecutar a Jesús. (Luc. 23:13-25.) Así mismo, tras la muerte de Jesús los guías religiosos estuvieron a la vanguardia de los que perseguían a Sus discípulos. (Hech. 4:1-22; 5:17-32; 9:1, 2.) ¿No se ha seguido ese mismo proceder más recientemente?

      El clero convoca un debate público

      Al haber aumentado la circulación de los escritos de C. T. Russell hasta alcanzar decenas de millones de ejemplares en muchos idiomas, no era fácil que el clero católico y protestante hiciera caso omiso de lo que él decía. Irritado por la denuncia de sus enseñanzas antibíblicas y frustrado por la pérdida de feligreses, gran parte del clero criticó desde el púlpito los escritos de Russell. Ordenaron a su grey que no aceptara las publicaciones que distribuían los Estudiantes de la Biblia. Algunos trataron de inducir a las autoridades a poner coto a su obra. En algunos lugares de Estados Unidos —como Tampa (Florida), Rock Island (Illinois), Winston-Salem (Carolina del Norte) y Scranton (Pensilvania)— supervisaron la quema pública de libros escritos por Russell.

      Algunos clérigos creyeron que era necesario contrarrestar la influencia de Russell denunciándolo en un debate público. Un grupo de ellos que vivía cerca de su centro de actividades eligió como portavoz al Dr. E. L. Eaton, pastor de la Iglesia Metodista Episcopaliana de North Avenue, en Allegheny (Pensilvania). En 1903 Eaton invitó al hermano Russell a un debate público, y él accedió.

      Se plantearon seis proposiciones: El hermano Russell afirmaba, pero el Dr. Eaton negaba, que las almas de los difuntos están inconscientes; que el “segundo advenimiento” de Cristo precede al Milenio y que ambos acontecimientos (el “segundo advenimiento” y el Milenio) tienen por objeto bendecir a todas las familias de la Tierra; también, que solo los santos de la “edad del Evangelio” son levantados en la primera resurrección, aunque grandes multitudes tendrán la oportunidad de salvarse en una resurrección posterior. El Dr. Eaton afirmaba, pero el hermano Russell negaba, que tras la muerte no habría ningún período de prueba para nadie; que todos los que se salven irán al cielo; y que los inicuos incorregibles sufrirán eternamente. En torno a estas proposiciones se celebró en 1903 una serie de seis debates en el Carnegie Hall de Allegheny, con un auditorio repleto en todas las ocasiones.

      ¿Por qué se propusieron los debates? En un análisis histórico retrospectivo, Albert Vandenberg escribió: “En cada debate servía de moderador un ministro de una confesión protestante diferente. Además, pastores de diversas iglesias de la zona se sentaban en la tribuna con el reverendo Eaton, supuestamente para respaldarle textual y moralmente. [...] La formación de esta alianza clerical protestante, aunque fuera extraoficial, revelaba miedo al potencial de Russell de convertir a miembros de sus confesiones”. (“Charles Taze Russell: Pittsburgh Prophet, 1879-1909”, publicado en The Western Pennsylvania Historical Magazine, enero de 1986, página. 14.)

      Hubo relativamente pocos debates de este tipo. No resultaron en lo que se había propuesto la alianza de clérigos. Algunos miembros de la congregación del Dr. Eaton, impresionados por lo que oyeron en la serie de debates de 1903, abandonaron la iglesia de este y se unieron a los Estudiantes de la Biblia. Hasta cierto clérigo del auditorio reconoció que Russell había ‘dirigido la manguera al infierno y apagado el fuego’. No obstante, el propio hermano Russell opinaba que se servía mejor a la causa de la verdad si, en vez de debatir, se dedicaba el tiempo y las energías a otras actividades.

      El clero no dejó de atacar. En los discursos que pronunció el hermano Russell en Dublín (Irlanda) y en Otley (Yorkshire, Inglaterra), situaron individuos en el auditorio para que gritaran objeciones y calumnias contra el hermano Russell. Este supo manejar con pericia los contratiempos y siempre validó sus respuestas con la Biblia.

      Clérigos protestantes de diversas confesiones formaban la hoy llamada Alianza Evangélica. Sus representantes de muchos países emprendieron una campaña contra Russell y los que distribuían sus escritos. Por ejemplo, en Texas (E.U.A.), los Estudiantes de la Biblia notaron que todos los predicadores, hasta los de aldeas y distritos rurales, iban armados con las mismas calumnias contra Russell y las mismas tergiversaciones de su enseñanza.

      Sin embargo, a veces los ataques contra Russell tuvieron resultados que el clero no esperaba. Un predicador de New Brunswick (Canadá) habló mal de Russell desde el púlpito ante un auditorio en el que se hallaba un hombre que había leído algunos escritos del hermano Russell. A este hombre le molestó que el pastor recurriera al uso de mentiras premeditadas. A la mitad del sermón se puso de pie, tomó a su esposa de la mano y dijo a sus siete hijas, que cantaban en el coro: “¡Vengan, niñas, nos vamos a casa!”. Salieron los nueve, mientras el ministro veía marcharse al principal contribuyente de la iglesia, el hombre que la había construido. La congregación no tardó en disolverse, y el predicador se fue.

      Se valen de burla y calumnias

      Con el objetivo de eliminar a toda costa la influencia de C. T. Russell y sus colaboradores, el clero puso en duda que Russell fuera un ministro cristiano. Por razones parecidas, los líderes religiosos judíos del siglo I trataron a los apóstoles Pedro y Juan como “hombres iletrados y del vulgo”. (Hech. 4:13.)

      El hermano Russell no era licenciado en teología de ningún seminario de la cristiandad. No obstante, dijo con valentía: “Desafiamos [a los clérigos] a demostrar que han recibido la ordenación Divina o que siquiera piensan en ello. Piensan tan solo en una ordenación o autorización sectaria por sus propias sectas o facciones. [...] Dios ordena o autoriza a un hombre a predicar cuando le imparte el Espíritu Santo. Todo el que ha recibido el Espíritu Santo ha recibido el poder y la autoridad de enseñar y predicar en el nombre de Dios. El que no haya recibido el Espíritu Santo no tiene autoridad ni sanción Divina para predicar”. (Isa. 61:1, 2.)

      A fin de perjudicar la reputación de Russell, algunos clérigos predicaron y publicaron falsedades crasas acerca de él. Una muy empleada —aun hoy día— se refiere a su situación matrimonial. Tratan de dar a entender que Russell era inmoral. ¿Cuál es la realidad?

      En 1879 Charles Taze Russell se casó con Maria Frances Ackley. Tuvieron un buen matrimonio durante trece años. Su relación empezó a ser socavada por personas que adularon a Maria y apelaron a su orgullo; pero cuando ella se percató de las intenciones de aquellas personas, pareció recobrar el juicio. En la ocasión en que un ex colaborador propagó calumnias contra el hermano Russell, ella le llegó a pedir permiso a su esposo para visitar algunas congregaciones y defenderlo, pues lo habían acusado de maltratarla. Sin embargo, parece que la buena acogida que recibió en aquel viaje de 1894 contribuyó a que fuera modificando el concepto que tenía de sí misma. Trató de aumentar su influencia en lo que se publicaría en la revista Watch Tower.a Cuando se dio cuenta de que no se publicaría ningún escrito suyo a menos que su esposo, el director de la revista, concordara con lo que decía (atendiendo a que estuviera en consonancia con las Escrituras), se sintió muy molesta. Aunque él trató de darle toda la ayuda posible, en noviembre de 1897 ella lo abandonó. Aun así, él le dio vivienda y manutención. Años después, en 1908, ella, como resultado del proceso judicial que había iniciado en 1903, obtuvo el divorcio, aunque no total, sino solo a mensa et thoro (“de mesa y tálamo”, es decir, parcial), con derecho a pensión.

      Al no lograr que su esposo se plegara a sus demandas, después de abandonarlo trató a toda costa de difamarlo. En 1903 publicó un tratado en el que en vez de presentar verdades bíblicas dio una imagen muy desfigurada del hermano Russell. Intentó reclutar pastores de diversas confesiones para que lo distribuyeran en los lugares donde los Estudiantes de la Biblia estuvieran celebrando reuniones especiales. Hay que decir en favor de los pastores que pocos se dejaron manipular así. Sin embargo, otros clérigos han mostrado desde entonces una actitud diferente.

      Anteriormente, Maria Russell había condenado de palabra y por escrito a los que acusaban al hermano Russell de la conducta impropia que ella misma ahora le achacaba. Algunos opositores religiosos de Russell se han valido de declaraciones infundadas del proceso de 1906 (y que fueron tachadas de las actas por orden del tribunal) para publicar acusaciones que lo pintan como un hombre inmoral y por ende indigno de ser ministro de Dios. Sin embargo, las actas dejan claro que estas acusaciones son falsas. El propio abogado de la señora Russell le preguntó si creía que su esposo era culpable de adulterio. Su respuesta fue: “No”. Es notable, asimismo, que cuando ella presentó los cargos contra su esposo ante un comité de ancianos cristianos en 1897 no hizo mención alguna de las acusaciones que levantó posteriormente en el tribunal con el fin de persuadir al jurado a concederle el divorcio, pese a que los presuntos incidentes ocurrieron antes de aquella reunión con el comité.

      Nueve años después de haber llevado la señora Russell por primera vez el asunto a los tribunales, el juez James Macfarlane escribió una carta en la que contestaba a un particular que solicitaba una copia de las actas del tribunal para que un colaborador suyo desenmascarara a Russell. El juez le dijo francamente que lo que deseaba sería una pérdida de tiempo y dinero. La carta decía: “El fundamento de la solicitud de ella y de la decisión dictada tras el veredicto del jurado fue ‘indignidades’, no adulterio, y el testimonio no indica, a mi entender, que Russell llevara ‘una vida adúltera con una cómplice’. En realidad, no hubo ninguna cómplice del demandado”.

      La propia Maria Russell acabó admitiéndolo, aunque demasiado tarde, en el funeral del hermano Russell, que tuvo lugar en el Carnegie Hall de Pittsburgh en 1916. Cubierta con un velo, caminó por el pasillo hasta llegar al féretro, donde depositó un ramillete de lirios del valle, con un lazo que decía: “A mi amado esposo”.

      Es evidente que el clero se ha valido de tácticas de la misma calaña que las de sus colegas del siglo I. En aquel entonces trataron de difamar a Jesús acusándole de comer con pecadores y de ser pecador y blasfemo. (Mat. 9:11; Juan 9:16-24; 10:33-37.) Estas imputaciones no cambiaron la realidad acerca de Jesús; tan solo identificaron a los que recurrieron a calumnias de ese tipo —y lo mismo se puede decir de los que emplean estratagemas similares en la actualidad— como hijos de su padre espiritual, el Diablo, cuyo nombre significa “Calumniador”. (Juan 8:44.)

      Se aprovechan del furor bélico para lograr sus objetivos

      La fiebre nacionalista que cundió por el mundo durante la primera guerra mundial fue una nueva arma contra los Estudiantes de la Biblia. Las jerarquías católica y protestante podían encubrir su enemistad bajo un manto de patriotismo. Se aprovecharon de la histeria de la guerra para tildar a los Estudiantes de la Biblia de sediciosos, acusación idéntica a la que lanzaron contra Jesucristo y el apóstol Pablo los guías religiosos de la Jerusalén del siglo I. (Luc. 23:2, 4; Hech. 24:1, 5.) Claro, para hacer esta acusación los clérigos tuvieron que ser defensores activos del esfuerzo bélico, algo que a la mayoría no pareció importarle en absoluto, a pesar de que significaba enviar a los jóvenes a matar a sus correligionarios de otros países.

      En julio de 1917, ya muerto el hermano Russell, la Sociedad Watch Tower publicó el libro The Finished Mystery (El misterio terminado), un comentario de Revelación (Apocalipsis), Ezequiel y El Cantar de los Cantares. Este libro denunciaba sin ambages la hipocresía del clero de la cristiandad. Se distribuyó extensamente en un período relativamente breve. A finales de diciembre de 1917 y comienzos de 1918, los Estudiantes de la Biblia de Estados Unidos y Canadá también emprendieron la distribución de 10.000.000 de ejemplares del ardiente mensaje que aparecía en el tratado The Bible Students Monthly (Mensuario de los Estudiantes de la Biblia). Este tratado de cuatro páginas, del tamaño de un periódico pequeño, se titulaba “La caída de Babilonia” y llevaba el subtítulo “Por qué tiene que sufrir ahora la cristiandad. El resultado final”. Identificaba al conjunto de organizaciones religiosas católicas y protestantes como la Babilonia moderna que debe caer en breve. Para apoyar lo que afirmaba, reproducía un comentario del libro The Finished Mistery referente a profecías que expresaban la condena divina de la “Babilonia mística”. En la última página aparecía un dibujo satírico de un muro desmoronándose. Sus enormes piedras llevaban inscritas frases como “Doctrina de la Trinidad (‘3 × 1 = 1’)”, “Inmortalidad del alma”, “Teoría del tormento eterno”, “Protestantismo: credos, clero, etc.”, “Papismo: papas, cardenales, etc.”, y todas se derrumbaban.

      Los eclesiásticos montaron en cólera por esta denuncia, como ocurrió cuando Jesús denunció la hipocresía del clero judío. (Mat. 23:1-39; 26:3, 4.) El clero de Canadá reaccionó con rapidez. En enero de 1918 más de seiscientos clérigos canadienses suscribieron una petición al gobierno en la que solicitaron que se prohibieran las publicaciones de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. Según informó el periódico Winnipeg Evening Tribune, después de que Charles G. Paterson, pastor de la Iglesia de St. Stephen, en Winnipeg, denunció desde el púlpito el tratado The Bible Students Monthly, que contenía el artículo “La caída de Babilonia”, el ministro de Justicia Johnson se puso en contacto con él para obtener un ejemplar. Poco después, el 12 de febrero de 1918, un decreto del gobierno canadiense convirtió en delito con pena de multa y prisión la posesión del libro The Finished Mystery o del tratado que se muestra arriba.

      Aquel mismo mes, el 24 de febrero, el hermano Rutherford, recién elegido presidente de la Sociedad Watch Tower, habló en el “Temple Auditorium” de Los Ángeles (California, E.U.A.). El tema era fascinante: “El mundo ha terminado: Millones que ahora viven quizás nunca mueran”. Entre las pruebas de que el mundo tal como se había conocido hasta entonces había terminado en 1914, señaló a la guerra en curso, con la secuela del hambre, y mostró que era parte de la señal que predijo Jesús. (Mat. 24:3-8.) Luego enfocó la atención en el clero y dijo:

      “Según muestran las Escrituras, los clérigos son, como clase, los hombres más reprensibles de la Tierra por la gran guerra que hoy aflige a la humanidad. Durante mil quinientos años han enseñado la doctrina satánica de que los reyes gobiernan por derecho divino. Han mezclado la política y la religión, el estado y la iglesia; han sido desleales a su privilegio encomendado por Dios de proclamar el mensaje del reino del Mesías, y se han dedicado a hacer creer a los gobernantes que el rey rige por derecho divino, de forma que todo lo que hace está bien.” Luego explicó las consecuencias de esta enseñanza: “Los ambiciosos reyes de Europa se armaron para la guerra, pues deseaban apoderarse del territorio de otros pueblos; y el clero les dio una palmadita en la espalda y les dijo: ‘Adelante, no podéis equivocaros; todo lo que hagáis está bien’”. Sin embargo, los clérigos europeos no eran los únicos que actuaban así, como bien sabían los predicadores estadounidenses.

      Al día siguiente se publicó un amplio informe de este discurso en el periódico Morning Tribune, de Los Ángeles. El clero se enfureció tanto que la asociación de ministros religiosos se reunió aquel mismo día y envió a su presidente para que comunicara a los directores del periódico su más profunda indignación. Tras esto, hubo un período en que miembros del servicio secreto del gobierno estuvieron importunando de continuo en las oficinas de la Sociedad Watch Tower.

      Durante esta fase de exaltación nacionalista se celebró en Filadelfia (Estados Unidos) una conferencia de clérigos en la que se adoptó una resolución que pedía la revisión de la Ley contra el Espionaje a fin de que a los presuntos infractores se les hiciera un consejo de guerra, lo que podría resultar en la pena capital. Se eligió a John Lord O’Brian, ayudante especial del ministro de Justicia en lo referente a actividades bélicas, para que presentara el asunto en el Senado. El presidente estadounidense no permitió que se aprobara aquel proyecto de ley. No obstante, en un arrebato de cólera, el general de división James Franklin Bell, del ejército de Estados Unidos, reveló a J. F. Rutherford y W. E. Van Amburgh lo que había ocurrido en la conferencia y el hecho de que se planeaba emplear aquella ley contra los principales directores de la Sociedad Watch Tower.

      Los archivos oficiales del gobierno estadounidense revelan que, por lo menos desde el 21 de febrero de 1918, John Lord O’Brian estuvo directamente implicado en el intento de procesar a los Estudiantes de la Biblia. Las Actas del Congreso del 24 de abril y del 4 de mayo contienen memorandos de John Lord O’Brian en los que explica ardorosamente que si la ley permitía expresarse tocante a “lo que es verdad, si se hace con buenos motivos y con fines justificables”, como decía la llamada “Enmienda France” a la Ley contra el Espionaje, ratificada por el Senado estadounidense, él no lograría encausar a los Estudiantes de la Biblia.

      En Worcester (Massachusetts), el “reverendo” B. F. Wyland se aprovechó aún más del furor bélico afirmando que los Estudiantes de la Biblia difundían propaganda en favor del enemigo. Publicó en el Daily Telegram un artículo en el que decía: “Uno de los deberes patrióticos que ustedes deben asumir como ciudadanos es proscribir a la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, con sede en Brooklyn. Al amparo de la religión, han distribuido en Worcester propaganda alemana con la venta del libro ‘The Finished Mystery’”. Sin contemplaciones, dijo a las autoridades que tenían el deber de arrestar a los Estudiantes de la Biblia e impedir que siguieran reuniéndose.

      Durante la primavera y el verano de 1918 tuvo lugar una gran persecución de los Estudiantes de la Biblia en América del Norte y Europa. Entre los instigadores había clérigos de las Iglesias Bautista, Metodista, Episcopaliana, Luterana y Católica, y de otras. Las autoridades confiscaban las publicaciones bíblicas sin orden de registro, y muchos Estudiantes de la Biblia fueron encarcelados. A otros los persiguieron chusmas, los golpearon, azotaron y emplumaron con brea, o les rompieron las costillas o hasta los decapitaron. Algunos quedaron tullidos. Hombres y mujeres cristianos fueron encarcelados sin acusación ni juicio. La revista The Golden Age del 29 de septiembre de 1920 relata más de cien de estas atrocidades.

      Acusados de espionaje

      El golpe maestro se produjo el 7 de mayo de 1918, fecha en que en Estados Unidos se dieron las órdenes federales de detener a J. F. Rutherford, presidente de la Watch Tower Bible and Tract Society, y a sus colaboradores más allegados.

      El día anterior se habían entablado en Brooklyn (Nueva York) dos procesos contra el hermano Rutherford y sus colaboradores. Si con uno de los procesos no se hubieran obtenido los fines perseguidos, se podría haber intentado con el otro. El primero, en el que se presentaban cargos contra el mayor número de particulares, comprendía cuatro acusaciones: dos los inculpaban de conspirar para infringir la Ley contra el Espionaje del 15 de junio de 1917, y las otras dos de tratar de llevar a cabo sus planes ilegales o de haberlos realizado. Se alegó que conspiraban para crear insubordinación y negativas al cumplimiento del deber en las fuerzas armadas de Estados Unidos y para obstaculizar el reclutamiento e inscripción de hombres para tal servicio en un tiempo en que la nación estaba en guerra. También se alegó que habían tratado de efectuar estas dos cosas o incluso las habían realizado. En el primer proceso se hacía mención específica de la edición y distribución del libro The Finished Mystery. El segundo proceso interpretaba como contrario a los intereses de Estados Unidos el envío a Europa de un cheque (que había de utilizarse para la educación bíblica en Alemania). Cuando se llevó a los acusados ante el tribunal, se siguió el primer proceso, el que constaba de cuatro cargos.

      En Scranton (Pensilvania) aún quedaba pendiente otro proceso contra C. J. Woodworth y J. F. Rutherford con referencia a la Ley contra el Espionaje. No obstante, según una carta de John Lord O’Brian, con fecha 20 de mayo de 1918, algunos miembros del Departamento de Justicia temían que Witmer, el juez de distrito estadounidense que vería el caso, no iba a concordar con que se hubieran valido de la Ley contra el Espionaje para proscribir las actividades de personas que, por razón de sus convicciones religiosas sinceras, hubieran dicho cosas que otros podrían interpretar como propaganda antibélica. Por lo tanto, el Departamento de Justicia dejó pendiente el proceso de Scranton, en espera del resultado del de Brooklyn. Además, el gobierno dirigió los asuntos de modo que el juez Harland B. Howe, de Vermont —de quien John Lord O’Brian sabía que compartía su criterio en este tipo de asuntos—, fuera el juez del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, sección oriental de Nueva York. El caso se vio el 5 de junio, y actuaron de fiscales Isaac R. Oeland y Charles J. Buchner, este último católico. Durante el juicio, el hermano Rutherford observó a sacerdotes católicos consultando frecuentemente con Buchner y Oeland.

      Al proseguir la causa se indicó que los directores principales de la Sociedad y los compiladores del libro no tenían ninguna intención de estorbar las actividades bélicas del país. Durante el juicio se presentaron pruebas de que los planes para escribir el libro —e incluso la redacción de la mayor parte del texto— se habían hecho antes de que Estados Unidos declarara la guerra (el 6 de abril de 1917) y pruebas de que el contrato para publicarlo se había firmado antes de que Estados Unidos hubiera promulgado la ley (el 15 de junio) que presuntamente se había violado.

      La parte acusadora señaló a las añadiduras que se habían hecho al libro en abril y junio de 1917, durante la preparación de la copia y la lectura de las pruebas. Entre ellas había una cita de John Haynes Holmes, un clérigo que había declarado con vehemencia que la guerra iba en contra del cristianismo. Como indicó uno de los abogados de la defensa, los comentarios de este clérigo, publicados con el título de A Statement to My People on the Eve of War (Declaración a mi pueblo en vísperas de la guerra), aún estaban a la venta en Estados Unidos para el tiempo del juicio. Ni al clérigo ni al editor se les estaba sometiendo a juicio por aquello. Sin embargo, a los Estudiantes de la Biblia, que habían citado de aquel sermón, se les consideraba culpables por los sentimientos que este manifestaba.

      El libro no les decía a los hombres del mundo que no tenían derecho a guerrear. Sin embargo, al explicar la profecía reproducía extractos de la revista The Watch Tower de 1915 para mostrar la inconsecuencia de los que decían ser ministros de Cristo pero hacían de reclutadores para las naciones en contienda.

      Al tenerse noticia de que el gobierno ponía reparos al libro, el hermano Rutherford mandó de inmediato un telegrama al impresor para detener la producción, y al mismo tiempo envió a un representante de la Sociedad a la sección de servicios secretos del ejército estadounidense para averiguar cuál era la objeción. Al enterarse de que se objetaba a las páginas 247 a 253 debido a la guerra que entonces estaba en marcha, la Sociedad dio instrucciones de que se cortaran esas páginas de todos los libros antes de ofrecerlos al público. Además, cuando el gobierno notificó a los fiscales de distrito que el seguir distribuyendo el libro se consideraría una infracción de la Ley contra el Espionaje (a pesar de que el gobierno había rehusado expresar su parecer a la Sociedad tocante al libro en su forma alterada), la Sociedad mandó suspender su distribución pública.

      ¿Por qué un castigo tan severo?

      A pesar de todo esto, el 20 de junio de 1918 el jurado dio su veredicto: consideraba a cada uno de los acusados culpable de todos los cargos. Al día siguiente, sieteb de ellos fueron sentenciados, cada uno a cuatro condenas de veinte años, que debían cumplirse al mismo tiempo. El 10 de julio se sentenció al octavoc a cuatro condenas simultáneas de diez años. ¿Fueron severas aquellas sentencias? En una nota al ministro de Justicia, con fecha 12 de marzo de 1919, el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, admitió: “Las condenas son claramente excesivas”. De hecho, ni siquiera el hombre que había disparado contra el príncipe heredero del imperio austrohúngaro —incidente que desencadenó los sucesos que llevaron a las naciones a la I Guerra Mundial— había recibido una condena tan severa. La sentencia de este fue de veinte años de prisión, no cuatro condenas de veinte años, como en el caso de los Estudiantes de la Biblia.

      ¿Qué motivo había tras la imposición de condenas tan severas a los Estudiantes de la Biblia? El juez Harland B. Howe declaró: “En opinión del Tribunal, la propaganda religiosa que con tanta vehemencia han defendido y difundido los acusados por toda la nación, y también entre nuestros aliados, supone un peligro mucho mayor que una división del ejército alemán. [...] El predicador religioso suele tener gran influencia, tanto más si es sincero. Este hecho, en vez de mitigar el mal que han cometido, lo agrava. Por lo tanto, como la única medida prudente que se puede adoptar con estas personas, el Tribunal ha decidido que el castigo debe ser severo”. También es de interés que, antes de dictar sentencia, el juez Howe dijo que las declaraciones de los abogados en favor de los acusados no solo habían puesto en tela de juicio y tratado ásperamente al personal jurídico del gobierno, sino a “todos los ministros [religiosos] del país”.

      Se apeló inmediatamente de la sentencia al tribunal de apelación del circuito. Sin embargo, el juez Howed denegó sin justificación la libertad bajo fianza hasta que se escuchara la apelación, y el 4 de julio, antes de poder oírse una tercera y última solicitud de libertad bajo fianza, los siete primeros hermanos fueron trasladados con presteza a la penitenciaría federal de Atlanta (Georgia). Posteriormente se demostró que se habían cometido 130 errores de proceso en aquel juicio tan parcial. La preparación de los documentos para la audiencia de la apelación tomó varios meses. Entretanto, terminó la guerra. El 19 de febrero de 1919 los ocho hermanos encarcelados solicitaron el indulto presidencial de Woodrow Wilson. Muchos ciudadanos enviaron cartas en las que pedían al nuevo ministro de Justicia la liberación de los hermanos. El 1 de marzo de 1919, en respuesta a una consulta del ministro de Justicia, el juez Howe recomendó la “conmutación inmediata” de las sentencias. Aunque esta medida habría reducido las condenas, también habría confirmado la culpabilidad de los acusados. Antes de que se diera este paso, los abogados de los hermanos hicieron que se presentara una orden judicial al fiscal del gobierno, lo que resultó en que se llevara el caso al tribunal de apelación.

      Acabada ya la guerra, el 21 de marzo de 1919 —nueve meses después de ser sentenciados Rutherford y sus colaboradores— el tribunal de apelación decretó la libertad bajo fianza para los ocho acusados, y el 26 de marzo se les puso en libertad en Brooklyn con el pago de una fianza de 10.000 dólares cada uno. El 14 de mayo de 1919 el tribunal de apelación del circuito de Nueva York dictaminó: “Los acusados de este proceso no tuvieron el juicio equilibrado e imparcial al que tenían derecho, y por esta razón se revoca la sentencia”. La causa quedó pendiente de un nuevo juicio. Sin embargo, el 5 de mayo de 1920, después que los acusados comparecieron en cinco ocasiones ante el tribunal en respuesta a las citaciones que recibieron, el fiscal del gobierno, en juicio público celebrado en Brooklyn, anunció la retirada de los cargos.e ¿Por qué? Según muestra la correspondencia que se guarda en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, el Ministerio de Justicia temía que si se presentaban los hechos ante un jurado imparcial, una vez desaparecida la histeria de la guerra, se perdería el caso. El fiscal del gobierno L. W. Ross, declaró en una carta al ministro de Justicia: “A mi juicio, sería mejor para nuestras relaciones con el público que de nuestra propia iniciativa” declarásemos que no es necesario seguir con el proceso.

      El mismo día, 5 de mayo de 1920, fue desestimado el otro proceso que se había entablado contra J. F. Rutherford y cuatro de sus colaboradores en mayo de 1918.

      ¿Quiénes fueron los verdaderos instigadores?

      ¿Fueron instigadas por el clero todas estas acciones? John Lord O’Brian negó que fuera así. Pero los que vivieron en aquellos años conocían bien los hechos. El 22 de marzo de 1919 el periódico Appeal to Reason, publicado en Girard (Kansas), escribió la siguiente protesta: “Seguidores del pastor Russell, procesados por la malevolencia del clero ‘ortodoxo’, fueron condenados y encarcelados sin libertad bajo fianza, aunque hicieron todo lo posible por ajustarse a la Ley contra el Espionaje. [...] Declaramos que, sin importar si la Ley contra el Espionaje era o no era constitucional en sentido técnico o moralmente justificable, se obró mal al ampararse en ella para encarcelar a estos seguidores del pastor Russell. Un estudio imparcial de las pruebas convencería enseguida a cualquiera de que ellos no solo no tenían la intención de infringir la ley, sino que no la infringieron”.

      Años más tarde, el Dr. Ray Abrams comentó en el libro Preachers Present Arms (Los predicadores presentan armas): “Es significativo que tantos clérigos adoptaran una postura agresiva al tratar de librarse de los russelistas [apodo dado a los Estudiantes de la Biblia]. Disputas religiosas y odios de antaño, que no recibieron ninguna consideración en los tribunales cuando había paz, se introdujeron en la sala del tribunal bajo la influencia de la histeria bélica”. También explicó: “Un análisis de todo el caso lleva a la conclusión de que las iglesias y el clero estuvieron originalmente detrás del movimiento encaminado a acabar con los russelistas” (páginas 183-185).

      No obstante, el fin de la guerra no acabó con la persecución de los Estudiantes de la Biblia. Tan solo abrió una nueva era de persecuciones.

      Los sacerdotes presionan a la policía

      Terminada la guerra, el clero agitó otras cuestiones con el fin de paralizar, si podía, la actividad de los Estudiantes de la Biblia. Durante los años veinte en la católica Baviera y en otras partes de Alemania instigó en numerosas ocasiones a las autoridades para que los arrestaran al amparo de las leyes de venta ambulante. Pero cuando los casos llegaban a los tribunales de apelación, los jueces solían fallar en favor de los Estudiantes de la Biblia. Después de haber recibido los tribunales una avalancha de miles de estos casos, en 1930 el Ministerio del Interior finalmente emitió una circular que pedía a los oficiales de la policía que no tomaran acción legal contra los Estudiantes de la Biblia amparándose en las leyes de venta ambulante. Así, durante un breve período de tiempo cesó la presión que venía de esta fuente, y los testigos de Jehová estuvieron extraordinariamente activos en el campo alemán.

      En aquellos años el clero también tenía mucha influencia en Rumania. Consiguió que se publicaran decretos que proscribían la literatura y las actividades de los testigos de Jehová. Aun así, los sacerdotes temían que la gente leyera las publicaciones que ya tenía y se enterara de las enseñanzas antibíblicas y las afirmaciones fraudulentas de la Iglesia. Para impedir esto, los sacerdotes fueron de casa en casa con los gendarmes a fin de conseguir las publicaciones que habían distribuido los testigos de Jehová. Hasta preguntaban a inocentes niños pequeños si sus padres habían aceptado tales publicaciones. Si hallaban alguna, amenazaban a las personas con golpearlas y encarcelarlas si volvían a aceptarlas. En algunos pueblos, el sacerdote era también alcalde y juez de paz, así que al que no cumplía sus mandatos se le hacía muy poca justicia.

      El historial de algunos funcionarios estadounidenses que accedieron a los deseos del clero no es mejor. Por ejemplo, en 1936, tras la visita del obispo católico O’Hara a La Grange (Georgia), el alcalde y el fiscal de la ciudad mandaron arrestar a decenas de testigos de Jehová. Durante su encarcelamiento se les hizo dormir junto a un montón de estiércol en colchones salpicados de orina de vaca, se les dio de comer alimentos agusanados y se les obligó a trabajar con las cuadrillas de construcción de carreteras.

      El clero católico de Polonia también se valió de todo medio a su alcance para entorpecer la obra de los testigos de Jehová. Incitó a la gente a cometer actos de violencia, quemó en público las publicaciones de los testigos de Jehová, los tachó de comunistas y los llevó a juicio con el cargo de que sus publicaciones eran “sacrílegas”. Sin embargo, no todos los funcionarios estuvieron dispuestos a cumplir con sus órdenes. El fiscal estatal del tribunal de apelación de Posen (Poznań), por ejemplo, rehusó procesar a un testigo de Jehová a quien el clero católico acusaba de haberlos llamado “la organización de Satanás”. El propio fiscal del estado explicó que el espíritu inmoral difundido por toda la cristiandad desde la corte papal de Alejandro VI (1492-1503) fue, sin duda, el de una organización satánica. Y cuando el clero acusó de blasfemia a un testigo de Jehová por distribuir publicaciones de la Watch Tower, el fiscal estatal del tribunal de apelación de Thorn (Toruń) solicitó la absolución y dijo: ‘Los testigos de Jehová adoptan exactamente la misma postura que los primeros cristianos. Aunque se les presenta con una imagen deformada y se les persigue, apoyan los más elevados ideales en medio de una organización mundial corrupta y decadente’.

      Los archivos del gobierno canadiense revelan que la proscripción de los testigos de Jehová de Canadá en 1940 se produjo a instancias de una carta del cardenal Villeneuve, de Quebec, al ministro de Justicia, Ernest Lapointe. Otros funcionarios del gobierno pidieron después una explicación completa de la medida, pero las respuestas de Lapointe no fueron nada satisfactorias para muchos parlamentarios canadienses.

      En el otro lado del mundo, el clero conspiró de modo parecido. Los archivos del gobierno australiano contienen una carta del arzobispo católico de Sydney al ministro de Justicia, W. M. Hughes, en la que pedía que se declarara ilegales a los testigos de Jehová. La carta se escribió el 20 de agosto de 1940, solo cinco meses antes de dictarse la proscripción. Tras revisar el fundamento aducido para la proscripción, el juez Williams, del Tribunal Supremo de Australia, dijo posteriormente que “convertía en ilegal la defensa de los principios y doctrinas de la religión cristiana, y hacía que fueran reuniones ilegales todos los servicios eclesiásticos de los que creían en el nacimiento de Cristo”. El 14 de junio de 1943 el tribunal dictaminó que la proscripción no se ajustaba al derecho australiano.

      Un periódico católico de Suiza exigió a las autoridades que confiscaran las publicaciones de los Testigos que la Iglesia considerara ofensivas. De no cumplirse sus exigencias, amenazaban con tomarse la justicia por su mano. En muchas partes del mundo eso fue lo que hicieron precisamente.

      Los guías religiosos recurren a la violencia

      El clero francés creía que aún tenía bien sujeta a la gente y no iba a dejar que nada interfiriera en aquel monopolio. En 1924 y 1925 los Estudiantes de la Biblia de muchos países distribuyeron el tratado Ecclesiastics Indicted (Eclesiásticos denunciados). En 1925 J. F. Rutherford había de pronunciar en París el discurso “Denuncia de los fraudes del clero”. Un testigo ocular informó de lo ocurrido en aquella reunión: “La sala estaba llena. El hermano Rutherford salió al estrado y recibió un entusiástico aplauso. Había comenzado a hablar cuando unos cincuenta sacerdotes y miembros de Acción Católica irrumpieron cantando La marsellesa [el himno nacional francés] y armados con palos. Lanzaron propaganda desde lo alto de las escaleras. Un cura se subió al escenario. Dos jóvenes lo echaron abajo. En tres ocasiones el hermano Rutherford tuvo que dejar la plataforma y luego regresar. Por fin tuvo que marcharse. [...] Volcaron las mesas donde se exponían nuestras publicaciones y esparcieron los libros. ¡Fue un caos total!”. Pero no fue un incidente aislado.

      Cuando Jack Corr testificaba en Irlanda, solía ser el blanco de la ira del clero católico. En cierta ocasión, una chusma instigada por el párroco lo sacó de la cama a media noche y quemó en la plaza pública todas las publicaciones que tenía el Testigo. Cuando Victor Gurd y Jim Corby llegaron al lugar donde se hospedaban en Roscrea (condado de Tipperary), descubrieron que sus opositores les habían robado las publicaciones, las habían empapado en gasolina y les habían prendido fuego. Alrededor de la hoguera estaban la policía del pueblo, el clero y los niños de la zona, cantando “La fe de nuestros padres”.

      Antes de que los testigos de Jehová se reunieran en el auditorio Madison Square Garden de Nueva York, en 1939, los seguidores del sacerdote católico Charles Coughlin amenazaron con disolver la asamblea. Se avisó a la policía. El 25 de junio el hermano Rutherford pronunció un discurso sobre el tema “Gobierno y paz” a las más de dieciocho mil personas reunidas en aquella sala, además de a un gran grupo internacional de radioyentes. Ya comenzado el discurso, más de doscientos católicos y nazis dirigidos por varios curas entraron en tropel en la galería de la sala. Al darse la señal convenida, armaron un gran alboroto, gritando “¡Heil Hitler!” y “¡Viva Franco!”. Se valieron de todo tipo de groserías y amenazas y atacaron a los acomodadores que intentaban acallar el alboroto. Las chusmas no lograron disolver la reunión. El hermano Rutherford siguió hablando con vigor e intrepidez. Cuando el tumulto alcanzó su apogeo, dijo: “Observen que hoy a los nazis y a los católicos les gustaría disolver esta reunión, pero por la gracia de Dios no pueden hacerlo”. El público le apoyó con continuas ovaciones. Los disturbios quedaron permanentemente reflejados en la grabación sonora que se hizo de la ocasión, de modo que los han escuchado personas de todo el mundo.

      Sin embargo, cuando ha podido, el clero católico ha utilizado al Estado, como en tiempos de la Inquisición, para eliminar a todo el que se atreve a cuestionar las enseñanzas y prácticas de la Iglesia.

      Trato brutal en los campos de concentración

      Adolf Hitler fue un aliado complaciente del clero. En 1933, el año de la firma del concordato entre el Vaticano y la Alemania nazi, Hitler lanzó una campaña para aniquilar a los testigos de Jehová de Alemania. En 1935 los proscribió en toda la nación. Pero ¿quién instigó estas medidas?

      El 29 de mayo de 1938 un sacerdote católico escribió lo siguiente en Der Deutsche Weg (un periódico alemán publicado en Lodz [Polonia]): “Ahora hay un solo país en la Tierra donde están prohibidos los llamados [...] Estudiantes de la Biblia [testigos de Jehová]. ¡Ese país es Alemania! [...] Cuando Adolf Hitler subió al poder, y el obispado católico alemán volvió a presentar su petición, Hitler dijo: ‘Estos llamados Estudiantes Sinceros de la Biblia [los testigos de Jehová] son perturbadores; [...] los considero farsantes; no tolero que este juez estadounidense Rutherford mancille así a los católicos alemanes; disuelvo a [los testigos de Jehová] en Alemania’”. (Cursivas nuestras.)

      ¿Era tan solo el episcopado católico de Alemania el que quería que se adoptara esta medida? Según informó el 21 de abril de 1933 el periódico Oschatzer Gemeinnützige, el 20 de abril el pastor luterano Otto habló en un discurso radiado de la “muy estrecha cooperación” de la Iglesia Luterana del Estado de Sajonia con los dirigentes políticos de la nación, y luego explicó: “Los primeros resultados de esta cooperación se concretan en la proscripción que hoy se ha impuesto a la Asociación Internacional de Estudiantes Sinceros de la Biblia [testigos de Jehová] y sus subdivisiones en Sajonia”.

      Tras esto, el Estado nazi desató una de las persecuciones de cristianos más brutales de toda la historia. Miles de testigos de Jehová —de Alemania, Austria, Polonia, Checoslovaquia, los Países Bajos, Francia y otras naciones— fueron recluidos en campos de concentración. Allí se les trató con una crueldad y un sadismo inimaginables. Los maldecían, les daban patadas y luego los obligaban a estar durante horas haciendo flexiones de piernas, saltando y gateando hasta que se desmayaban o caían exhaustos, mientras los guardias reían a carcajadas. A algunos los hicieron quedarse de pie en el patio, desnudos o con poca ropa, en pleno invierno. Muchos fueron flagelados hasta quedar inconscientes o con la espalda ensangrentada. A otros los utilizaron de conejillos de Indias en experimentos médicos. A algunos les ataron los brazos a la espalda y los colgaron por las muñecas. Aunque estaban débiles por el hambre y mal vestidos para el tiempo frío, les hacían trabajar duro por muchas horas, a menudo sin más ayuda que las manos, en labores para las que necesitaban palas y otras herramientas. Se abusó de este modo de hombres y mujeres por igual. Las edades iban desde la adolescencia hasta más de los setenta años. Sus atormentadores lanzaban gritos de desafío a Jehová.

      Con la intención de doblegar el espíritu de los Testigos, el comandante del campo de Sachsenhausen ordenó que August Dickmann, joven Testigo, fuera ejecutado ante todos los prisioneros, con los testigos de Jehová al frente, para que aquello les impresionara más. Tras la ejecución, despidió a todos los reclusos salvo a los testigos de Jehová. Con gran énfasis, el comandante preguntó: ‘¿Quién está dispuesto ahora a firmar la declaración?’, un documento por el que repudiaban su fe e indicaban que estaban dispuestos a hacerse soldados. De los 400 o más Testigos, ninguno respondió. Luego, ¡dos dieron un paso al frente!, pero no para firmar, sino para pedir que se anularan las firmas que habían dado un año antes.

      En el campo de Buchenwald aguantaron presiones parecidas. El oficial nazi Rödl notificó a los Testigos: “Si alguno de ustedes rehúsa luchar contra Francia e Inglaterra, ¡todos morirán!”. Dos compañías de las SS plenamente armadas esperaban en la casa del guarda. Ni un solo Testigo cedió. Por esto los trataron con crueldad, pero no se llevaron a cabo las amenazas del oficial. Vino a ser de dominio público que, aunque los Testigos de los campos harían casi cualquier trabajo que les mandaran hacer, se negarían rotundamente a realizar cualquier labor que apoyara la guerra o atentara contra sus compañeros de cautiverio, aun cuando los castigaran dejándolos sin comida y haciéndoles trabajar en exceso.

      Las penalidades por las que pasaron son indescriptibles. Centenares de Testigos murieron. Al acabar la guerra, cuando los sobrevivientes fueron liberados de los campos de concentración, un Testigo de Flandes escribió: “Únicamente el deseo inquebrantable de seguir viviendo, la esperanza y la confianza en Él, Jehová, que es todopoderoso, y el amor por la Teocracia, hizo posible que soportáramos todo esto y ganáramos la victoria. (Rom. 8:37.)”.

      Los padres fueron apartados de sus hijos. Los cónyuges fueron separados uno de otro y algunos nunca supieron del paradero de su esposo o esposa. Poco después de casarse, Martin Poetzinger fue detenido y llevado al infame campo de Dachau y luego a Mauthausen. Su esposa, Gertrud, fue internada en Ravensbrück. No se volvieron a ver en nueve años. Al recordar sus experiencias en Mauthausen, el hermano Poetzinger escribió: “La Gestapo puso en práctica todo método para inducirnos a quebrantar nuestra fe en Jehová. Dieta de inanición; amistades engañosas; brutalidades; el tener que permanecer de pie en un armazón día tras día; el colgarnos de un poste de tres metros por las muñecas que teníamos sujetas a la espalda; azotes... todo esto y otras cosas demasiado bajas para mencionarlas se pusieron en práctica”. Pero él siguió leal a Jehová, sobrevivió y posteriormente fue miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.

      Encarcelados por su fe

      Los testigos de Jehová no estuvieron en los campos de concentración por ser delincuentes. Cuando los oficiales querían que alguien los afeitara, daban sin reparos la navaja a un Testigo, pues sabían que ninguno de estos atacaría con ella a otra persona. Cada vez que los oficiales de las SS del campo de exterminio de Auschwitz necesitaban que alguien limpiara sus hogares o cuidara de sus hijos, elegían a Testigos, porque sabían que no intentarían envenenarlos ni fugarse. Durante la evacuación del campo de Sachsenhausen, al acabar la guerra, los guardias colocaron una carreta con su botín en medio de una columna de Testigos. ¿Por qué? Sabían que no les robarían.

      A los testigos de Jehová se les encarceló por su fe. En varias ocasiones se les prometió que saldrían de los campos de concentración con tan solo firmar una declaración en la que repudiaran su fe. Las SS hicieron todo lo posible para que los Testigos firmaran la declaración, con engaños o a la fuerza. No había nada que desearan más.

      Con la excepción de unos pocos, la integridad de los Testigos fue inquebrantable. Pero hicieron más que sufrir por lealtad a Jehová y devoción al nombre de Cristo. Hicieron más que aguantar las torturas inquisitoriales a que los sometieron. Mantuvieron fuertes los vínculos de su unión espiritual.

      No tenían la actitud de querer sobrevivir a toda costa. Tenían amor abnegado entre sí. Cuando uno se debilitaba, los demás compartían con él su reducida ración de comida. Cuando no les daban tratamiento médico, se cuidaban con cariño unos a otros.

      A pesar de que sus perseguidores trataban de impedirlo, los Testigos recibían información para el estudio de la Biblia: oculta en paquetes de regalo del exterior, memorizada y relatada por los nuevos prisioneros que llegaban e incluso escondida en la pierna de madera de un nuevo recluso, o por otros medios cuando trabajaban fuera de los campos de concentración. Se pasaban copias de la información recibida unos a otros; a veces hasta duplicaban las copias a escondidas en las máquinas de las oficinas de los oficiales del campo. Aunque corrían un gran riesgo, celebraron algunas reuniones cristianas en los campos.

      Los Testigos siguieron predicando que el Reino de Dios es la única esperanza para el hombre, ¡y lo hicieron allí mismo en los campos de concentración! En Buchenwald, como resultado de la actividad organizada, miles de presos escucharon las buenas nuevas. En el campo de Neuengamme, situado cerca de Hamburgo, se planeó con cuidado una campaña intensiva de testificación que se llevó a cabo a principios de 1943. Se elaboraron tarjetas de testimonio en los diferentes idiomas que se hablaban en el campo. Se hizo cuanto se pudo por llegar a todos los reclusos. Se organizaron estudios de la Biblia con los que tenían interés. Los Testigos predicaron con tanto celo que algunos prisioneros políticos presentaron la queja: “¡Dondequiera que uno va, todo lo que oye tiene que ver con Jehová!”. Cuando llegaron órdenes de Berlín de esparcir a los Testigos entre los demás prisioneros para que se debilitara su fe, esta medida hizo posible que dieran testimonio a más personas.

      Respecto a las 500 o más Testigos fieles recluidas en Ravensbrück, una sobrina del general francés Charles de Gaulle escribió tras ser puesta en libertad: “Tengo verdadera admiración por ellas. Eran de varias nacionalidades: alemanas, polacas, rusas y checas, y resistieron sufrimientos muy grandes por sus creencias. [...] Todas ellas mostraron gran valor, y su actitud con el tiempo impuso el respeto aun de las SS. Hubieran podido ser puestas en libertad inmediatamente si hubieran renunciado a su fe. Pero, al contrario, no cejaron en su resistencia, y hasta lograron introducir libros y tratados en el campo”.

      Al igual que Jesucristo, vencieron al mundo que quería obligarlos a conformarse a su molde satánico. (Juan 16:33.) En su libro New Religious Movements: A Perspective for Understanding Society (Nuevos movimientos religiosos: Una perspectiva para comprender la sociedad), Christine King dijo lo siguiente de ellos: “Los testigos de Jehová presentaron un obstáculo al concepto totalitario de la nueva sociedad, y este, así como la persistencia en que sobreviviera, perturbó claramente a los arquitectos del nuevo orden. [...] Los antiguos métodos de persecución —tortura, encarcelamiento y mofas— no estaban ocasionando la conversión al nazismo de ninguno de los Testigos, y estaban produciendo, en efecto, resultados negativos en contra de sus instigadores. [...] La lucha fue fuerte entre los dos rivales de estos pretendientes a la lealtad, más aún cuando los nazis —físicamente más fuertes— en muchos aspectos estaban menos seguros de sí mismos, menos arraigados en la firmeza de su propia convicción, menos seguros de la supervivencia de su Reich de mil años. Los Testigos no tenían dudas de sus propios cimientos, puesto que su fe había sido manifiesta desde los días de Abel. Mientras que los nazis tenían que reprimir la oposición y convencer a sus apoyadores, con frecuencia adoptando un vocabulario tanto literal como figurativo sacado de la cristiandad sectaria, los Testigos estaban seguros de la completa e inflexible lealtad de sus miembros, aun hasta la muerte”. (Editado en 1982.)

      Al finalizar la guerra, más de mil Testigos habían sobrevivido a los campos de concentración, con su fe intacta y el amor mutuo fortalecido. Al aproximarse las tropas rusas, los guardias se apresuraron a evacuar Sachsenhausen. Agruparon a los prisioneros por nacionalidades. Sin embargo, los testigos de Jehová permanecieron juntos en un solo grupo: 230 prisioneros de este campo. Los guardas se pusieron nerviosos teniendo a los rusos pisándoles los talones. No había alimento, y los prisioneros estaban débiles; no obstante, los guardas disparaban a todo el que se rezagaba o desmayaba de cansancio. Miles de personas quedaron tendidas a lo largo de la ruta de la marcha. Pero los Testigos se ayudaron unos a otros, de modo que ni el más débil quedó tirado en la carretera. Sin embargo, algunos tenían entre 65 y 72 años. Otros prisioneros trataron de hurtar comida, y a muchos los mataron al descubrirlos. Los testigos de Jehová, por el contrario, aprovecharon las oportunidades para hablar de los propósitos amorosos de Jehová a los que encontraban a lo largo de la ruta de evacuación, y algunas de estas personas, agradecidas por el mensaje consolador, les dieron alimento para ellos y sus hermanos cristianos.

      El clero continúa la lucha

      Después de la II Guerra Mundial, el clero de la parte oriental de Checoslovaquia siguió fomentando la persecución contra los testigos de Jehová. Durante el tiempo de la dominación nazi habían acusado a los Testigos de ser comunistas; ahora alegaban que se oponían al gobierno comunista. A veces, los sacerdotes instaban a los maestros a dejar salir a centenares de niños de las escuelas para apedrear a los Testigos cuando estos visitaban a la gente en sus hogares.

      De manera similar, en 1947 unos sacerdotes católicos de Santa Ana (El Salvador) emprendieron una campaña contra los Testigos. Mientras los hermanos celebraban su estudio semanal de La Atalaya, un grupo de niños les lanzó piedras por la puerta. Entonces se presentó una procesión dirigida por los curas. Algunos llevaban antorchas; otros, imágenes. Gritaban: “¡Viva la Virgen!”, “¡Muera Jehová!”. Estuvieron apedreando el lugar por unas dos horas.

      A mediados de los años cuarenta los testigos de Jehová de Quebec (Canadá) también fueron sometidos a terribles abusos tanto por chusmas católicas como por funcionarios. Representantes del palacio episcopal iban a diario a la jefatura de policía para exigir que se deshicieran de los Testigos. Con frecuencia se veía a los policías salir por la puerta trasera de la iglesia antes de efectuar un arresto. En 1949 una multitud desordenada de católicos expulsó de Joliette (Quebec) a varios misioneros de los testigos de Jehová.

      Pero no toda la gente de Quebec concordaba con lo que se estaba haciendo. Actualmente hay un hermoso Salón del Reino de los testigos de Jehová en una de las calles principales de Joliette. El seminario que había en la ciudad cerró sus puertas; el gobierno lo compró y lo convirtió en una universidad para la comunidad. Y en Montreal los testigos de Jehová han celebrado grandes asambleas internacionales que han contado con asistencias elevadas, como la de la asamblea de 1978, que alcanzó los 80.008 concurrentes.

      Con todo, la Iglesia Católica se ha valido de cualquier medio a su alcance para mantener sometida a la gente. En Italia presionó a funcionarios gubernamentales en 1949 para que expulsaran del país a los misioneros y, durante los años cincuenta, hizo todo lo posible para que se cancelaran los permisos que los Testigos habían obtenido para celebrar asambleas. A pesar de todo esto, los testigos de Jehová siguieron aumentando, y para 1992 había más de ciento noventa mil de ellos evangelizando en Italia.

      Al igual que durante la Inquisición, el clero de España hacía las denuncias y luego dejaba para el Estado el trabajo despreciable de enjuiciar a los Testigos. Por ejemplo, en Barcelona, donde en 1954 el arzobispo lanzó una cruzada contra los Testigos, el clero se valió de los púlpitos, las escuelas y la radio para aconsejar a la gente que cuando los Testigos la visitaran los invitaran a entrar en sus hogares y enseguida llamaran a la policía.

      Los sacerdotes temían que los españoles se enteraran de lo que dice la Biblia y que incluso les mostraran a otros lo que habían aprendido. En 1960, cuando Manuel Mula Giménez fue encarcelado en Granada por el “delito” de enseñar a otros lo que dice la Biblia, el capellán de la prisión (un sacerdote católico) hizo que sacaran de la biblioteca la única Biblia que había en la cárcel. Y cuando otro prisionero le prestó a Manuel un ejemplar de los Evangelios, se lo quitaron. Sin embargo, ahora en España la Biblia ha llegado al público en general, la gente ha tenido la oportunidad de ver por sí misma lo que dice, y para 1992 había más de noventa mil personas adorando a Jehová y sirviéndole de Testigos.

      En la República Dominicana, el clero colaboró con el dictador Trujillo, valiéndose de él para lograr sus propósitos, así como él se valía del clero para conseguir los suyos. En 1950 el superintendente de la sucursal de la Sociedad Watch Tower fue citado por el ministro del Interior y de la Policía, después que ciertos sacerdotes publicaron artículos en los que denunciaban a los Testigos. Mientras esperaba fuera de la oficina, el superintendente de la sucursal vio a dos sacerdotes jesuitas entrar allí y luego salir. A continuación se le hizo pasar, y el ministro leyó, con evidente nerviosismo, un decreto que proscribía la actividad de los testigos de Jehová. En 1956 se levantó brevemente la proscripción, y el clero usó la radio y la prensa para renovar su campaña de difamación contra los Testigos. Congregaciones enteras fueron arrestadas, y se les ordenó que firmaran una declaración en la que renunciaban a su fe y prometían regresar a la Iglesia Católica. Cuando los Testigos rehusaron firmar, recibieron azotes, patadas y latigazos, además de golpes en la cara con culatas de fusiles. Pero permanecieron firmes, y siguieron aumentando.

      En Sucre (Bolivia) también tuvieron lugar actos de violencia. En 1955, mientras se celebraba una asamblea de los testigos de Jehová, un grupo de jóvenes de la Escuela Católica del Sagrado Corazón rodeó el lugar de la asamblea y empezó a gritar y a lanzar piedras. Desde la iglesia que se hallaba al cruzar la calle, un potente altavoz instaba a todos los católicos a defender a la Iglesia y a la “Virgen” de los “herejes protestantes”. El obispo y los curas se presentaron en la reunión para causar perturbación, pero la policía les ordenó que abandonaran el local.

      El año anterior, los testigos de Jehová celebraron una asamblea en Riobamba (Ecuador), cuyo programa incluía el discurso público “El amor, ¿práctico en un mundo egoísta?”. Pero un sacerdote jesuita había caldeado los ánimos del populacho católico, instándolos a no permitir que se efectuara la reunión. Por eso, mientras se pronunciaba el discurso podía oírse a la muchedumbre gritar: “¡Viva la Iglesia Católica!” y “¡Abajo los protestantes!”. La policía contuvo a la muchedumbre, lo cual fue digno de elogio, con espadas desenvainadas. Pero la chusma apedreó el lugar de la asamblea y, más tarde, la vivienda de los misioneros.

      El clero católico ha estado a la vanguardia de la persecución, pero no han sido los únicos. El clero ortodoxo griego ha perseguido con la misma intensidad y ha empleado tácticas semejantes en su esfera de influencia más limitada. También el clero protestante ha demostrado un espíritu similar siempre que ha podido. Por ejemplo, en Indonesia han encabezado chusmas que han interrumpido estudios bíblicos en hogares privados y han golpeado brutalmente a los testigos de Jehová presentes. En países africanos han tratado de presionar a funcionarios para impedir la entrada de Testigos o privarles de su derecho a hablar a otros sobre la Palabra de Dios. Aunque difieran en otros asuntos, por lo general el clero católico y el protestante coinciden en su oposición a los testigos de Jehová. A veces hasta se han unido para tratar de influir en funcionarios gubernamentales a fin de que detengan la actividad de los Testigos. En lugares donde religiones no cristianas controlan la vida cotidiana, estas también se han valido del Estado para proteger al pueblo de cualquier enseñanza que pudiera llevarlo a cuestionar la religión en la que han nacido.

      En ocasiones estos grupos no cristianos se han unido a supuestos cristianos para mantener el statu quo religioso. A principios de los años cincuenta, un sacerdote fetichista y un cura católico de Dekin (Dahomey, ahora Benín) conspiraron para hacer que los funcionarios detuvieran la actividad de los testigos de Jehová. En su desesperación, inventaron acusaciones para provocar todo tipo de sentimientos hostiles. Acusaron a los Testigos de instar a la gente a rebelarse contra el gobierno, de no pagar impuestos, de ser los culpables de que los fetiches no produjeran lluvia y de la ineficacia de las oraciones del cura. Todos aquellos líderes religiosos temían que la gente aprendiera cosas que la liberaran de las creencias supersticiosas y de una vida de obediencia ciega.

      Sin embargo, en muchos lugares la influencia del clero ha ido disminuyendo paulatinamente. Los clérigos se han dado cuenta de que la policía no siempre los apoya cuando hostigan a los Testigos. En 1986, cuando un sacerdote ortodoxo griego trató de disolver una asamblea de los testigos de Jehová en Larissa (Grecia) valiéndose de una muchedumbre violenta, el fiscal del distrito y un gran contingente de policías intervinieron a favor de los Testigos. Y a veces la prensa ha denunciado abiertamente los actos de intolerancia religiosa.

      No obstante, en muchos lugares del mundo ha habido otras cuestiones que han levantado olas de persecución. Una de tales cuestiones se refiere a la actitud de los testigos de Jehová con respecto a los emblemas nacionales.

      Solo adoran a Jehová

      En nuestra era moderna, la Alemania nazi fue el primer lugar donde los testigos de Jehová tuvieron que afrontar de un modo notable cuestiones relacionadas con ceremonias nacionalistas. Hitler trató de reglamentar estrictamente a la nación alemana haciendo obligatorio el saludo: “¡Heil Hitler!”. Como informó el sueco Björn Hallström, locutor de la BBC y periodista, cuando en la era nazi se arrestaba a los testigos de Jehová en Alemania, por lo general los cargos incluían “negarse a saludar la bandera y a dar el saludo nazi”. En poco tiempo otras naciones comenzaron a exigir que toda persona saludara su bandera. Los testigos de Jehová rehusaron, no debido a deslealtad, sino por motivo de su conciencia cristiana. Respetan la bandera, pero consideran que saludarla es un acto de adoración.f

      Tras el encarcelamiento de unos mil doscientos Testigos en Alemania a comienzos de la era nacionalsocialista por no hacer el saludo nazi y por negarse a violar su neutralidad cristiana, otros miles de Testigos sufrieron maltrato físico en Estados Unidos por no saludar la bandera del país. El 4 de noviembre de 1935, un grupo de estudiantes de Canonsburg (Pensilvania) fue conducido al cuarto de calderas del edificio escolar, donde los azotaron por negarse a saludar la bandera. Una maestra de esa escuela, Grace Estep, fue despedida por la misma razón. El 6 de noviembre, William y Lillian Gobitas rehusaron saludar la bandera y fueron expulsados de la escuela de Minersville (Pensilvania). Su padre entabló una demanda para que se admitiera de nuevo a los niños en la escuela. Tanto el tribunal federal de distrito como el tribunal superior de apelaciones fallaron en favor de los testigos de Jehová. Sin embargo, en 1940, cuando el país estaba a punto de entrar en la guerra, el Tribunal Supremo de Estados Unidos vio el caso Distrito escolar de Minersville contra Gobitis y sostuvo por un margen de ocho a uno que el saludo a la bandera era obligatorio en las escuelas públicas. El resultado de esto fue un estallido de violencia por toda la nación contra los testigos de Jehová.

      Se produjeron tantos ataques violentos contra los testigos de Jehová que la Sra. Eleanor Roosevelt (esposa del presidente F. D. Roosevelt) hizo un llamamiento al público para que cesaran aquellos ataques. El 16 de junio de 1940, el subsecretario de justicia de Estados Unidos, Francis Biddle, en un programa radiado transmitido de costa a costa, se refirió específicamente a las atrocidades cometidas contra los Testigos y dijo que no se permitirían. Pero eso no le puso fin al asunto.

      En toda circunstancia imaginable —en la calle, en el lugar de empleo, cuando visitaban los hogares en el ministerio— la gente plantaba banderas delante de ellos y les exigía que las saludaran o se atuvieran a las consecuencias. A finales de 1940 el Anuario de los testigos de Jehová informó: “La jerarquía [eclesiástica], y la Legión Americana, mediante las chusmas que se han tomado la justicia por su mano, han causado con su violencia daños indescriptibles. A los testigos de Jehová se les ha atacado; golpeado; secuestrado; expulsado de los pueblos, condados y estados; se les ha cubierto de brea y plumas; se les ha obligado a beber aceite de ricino; se les ha atado y perseguido por las calles como si fueran animales; se les ha castrado y mutilado; muchedumbres endemoniadas se han burlado de ellos y los han insultado; centenares han sido encarcelados sin cargo alguno; se les ha mantenido incomunicados y se les ha negado la oportunidad de hablar con sus parientes, amigos o abogados. Muchos centenares más han sido arrestados y mantenidos en supuesta ‘detención preventiva’; se ha disparado contra algunos durante la noche; a otros los han amenazado con la horca y los han golpeado hasta dejarlos inconscientes. Se han producido diferentes tipos de actos violentos por parte de las chusmas. A muchos Testigos les han arrancado la ropa; les han confiscado y quemado sus Biblias y libros en público; les han saqueado e incendiado sus automóviles, casas-remolques, hogares y lugares de reunión [...]. En muchas ocasiones en que se han celebrado juicios en comunidades dominadas por las chusmas, tanto los abogados como los testigos han sido atacados y golpeados mientras estaban en el tribunal. En la mayoría de estos actos violentos por parte de las chusmas, los funcionarios públicos no han hecho nada para impedir el ataque y se han negado a dar protección, y en numerosas ocasiones los representantes de la ley han formado parte de las chusmas y a veces hasta las han dirigido”. Entre 1940 y 1944, en Estados Unidos hubo más de dos mil quinientos casos de ataques violentos de chusmas contra los testigos de Jehová.

      Debido a que muchos de los hijos de los testigos de Jehová fueron expulsados de las escuelas, a fines de los años treinta y comienzos de los cuarenta fue necesario que los Testigos tuvieran sus propias escuelas en Estados Unidos y Canadá para educar a sus hijos. Se las llamó Escuelas del Reino.

      En otros países también se ha perseguido con severidad a los Testigos por negarse a saludar o besar los emblemas nacionales. En 1959 a los hijos de los testigos de Jehová costarricenses que no participaban en lo que la ley describía como ‘adoración de los Símbolos Nacionales’ no se les admitió en las escuelas. En 1984 los jovencitos Testigos de Paraguay afrontaron un trato similar. El Tribunal Supremo de las Filipinas falló en 1959 que, a pesar de las objeciones religiosas, se podía obligar a los hijos de los testigos de Jehová a saludar la bandera. Sin embargo, en la mayoría de los casos las autoridades escolares de ese país cooperaron con los Testigos para que los hijos de estos pudieran ir a la escuela sin violar su conciencia. En 1963 funcionarios de Liberia (África occidental) acusaron a los Testigos de ser desleales al Estado; interrumpieron a la fuerza una asamblea de los Testigos en Gbarnga y exigieron que todos los presentes —fueran liberianos o extranjeros— juraran lealtad a la bandera nacional. En 1976 un informe titulado “Los testigos de Jehová en Cuba” afirmó que en los dos años anteriores unos mil padres, tanto hombres como mujeres, habían sido encarcelados porque sus hijos no querían saludar la bandera.

      No todos han concordado con estas medidas represivas contra personas que, por razones de conciencia, se abstienen respetuosamente de participar en ceremonias patrióticas. The Open Forum, publicado por la delegación del sur de California de la Unión Americana de Libertades Civiles, dijo en 1941: “Es tiempo [de] que recobremos el juicio tocante a este asunto de saludar la bandera. Los testigos de Jehová no son norteamericanos desleales. [...] No son dados a quebrantar la ley en general, sino que llevan vidas decentes, ordenadas, contribuyendo su parte al bien común”. En 1976 un columnista argentino del periódico bonaerense Herald señaló con franqueza que las “creencias [de los Testigos] únicamente ofenden a los que piensan que el patriotismo es principalmente un asunto de ondear la bandera y cantar el himno, no un asunto del corazón”. Añadió: “Hitler y Stalin los hallaron [indigestos], y los trataron abominablemente. Muchos otros dictadores que anhelan intensamente la conformidad han tratado de suprimirlos. Y fracasaron”.

      De todos es sabido que algunos grupos religiosos han apoyado la violencia armada contra los gobiernos que desaprueban. Pero los testigos de Jehová no han participado en subversión política en ningún lugar de la Tierra. No es por deslealtad —por apoyar a otro gobierno humano— por lo que rehúsan saludar un emblema nacional. Adoptan la misma postura prescindiendo del país en que vivan. Su actitud no es de falta de respeto. No silban ni gritan para interrumpir ceremonias patrióticas; no escupen a la bandera ni la pisotean ni la queman. Tampoco se oponen a que existan gobiernos. Su posición se basa en lo que dijo Jesús, según Mateo 4:10: “Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado”.

      La postura de los testigos de Jehová es similar a la que adoptaron los cristianos primitivos en los días del Imperio romano. Con relación a aquellos cristianos, el libro Essentials of Bible History dice: “El acto de la adoración del emperador consistía en rociar unos granos de incienso o unas gotas de vino sobre un altar que estaba ante una imagen del emperador. Quizás al estar tan alejados de la situación no vemos en el acto nada diferente de [...] alzar la mano en saludo a la bandera o al distinguido gobernante de algún estado, una expresión de cortesía, respeto y patriotismo. Es posible que muchas personas del primer siglo pensaran exactamente de esa manera en cuanto a ello, pero los cristianos no. Ellos consideraban todo aquello como un asunto de adoración religiosa, de reconocer al emperador como deidad, y por lo tanto de ser desleales a Dios y a Cristo, y rehusaban hacerlo”. (Elmer W. K. Mould, 1951, página 563.)

      Se les odia por ‘no ser parte del mundo’

      Debido a que Jesús dijo que sus discípulos “no son parte del mundo”, los testigos de Jehová no participan en las cuestiones políticas mundanas. (Juan 17:16; 6:15.) En esto también se parecen a los cristianos primitivos, de quienes los historiadores dicen:

      “El cristianismo primitivo se comprendía poco, y los que gobernaban el mundo pagano lo consideraban con poco favor. [...] Los cristianos rehusaban participar en ciertos deberes de los ciudadanos romanos. [...] Se negaban a ocupar puestos políticos.” (On the Road to Civilization—A World History, A. K. Heckel y J. G. Sigman, 1937, páginas 237, 238.) “Se desentendían de terciar en la administración y en la defensa militar del imperio [...]; mas no cabía que los cristianos, sin quebrantar otra obligación más sagrada, viniesen a revestirse del carácter de militares, magistrados o príncipes.” (Historia de la decadencia y ruina del Imperio romano, de Edward Gibbon, vol. 2, cap. XV, pág. 75 [ortografía actualizada].)

      El mundo no ve con favor esta postura, especialmente en países donde los que gobiernan exigen que todos los ciudadanos participen en ciertas actividades como prueba de su apoyo al sistema político. El resultado ha sido como lo expresó Jesús: “Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia”. (Juan 15:19.)

      En algunos países es obligatorio votar en las elecciones políticas. El castigo por no votar puede ser una multa, encarcelamiento o algo peor. Pero los testigos de Jehová apoyan el Reino Mesiánico de Dios, que, como dijo Jesús, “no es parte de este mundo”. Por lo tanto, no se mezclan en los asuntos políticos de las naciones de este mundo. (Juan 18:36.) La decisión que toman es personal; no obligan a otros a aceptar sus opiniones. Donde no existe tolerancia religiosa, los funcionarios gubernamentales se han valido de la negativa de los Testigos a participar en estas actividades como excusa para perseguirlos cruelmente. Eso fue lo que ocurrió durante la era nacionalsocialista, por ejemplo, en los países que estuvieron bajo el control de los nazis. Lo mismo ha sucedido en Cuba. No obstante, en muchas naciones los funcionarios han sido más tolerantes.

      Con todo, en algunos lugares los gobernantes han exigido que todo ciudadano manifieste su apoyo al partido político en el poder gritando ciertos lemas. Durante los años setenta y ochenta, millares de testigos de Jehová del este de África fueron golpeados, privados de sus medios de sustento y echados de sus hogares debido a que su conciencia no les permitía hacer tal cosa. Pero los testigos de Jehová de todos los países, aunque son industriosos y obedecen las leyes, son cristianos que se mantienen neutrales con relación a los asuntos políticos.

      En Malaui hay un solo partido político, y la posesión de una tarjeta de ese partido significa que se es miembro del mismo. Aunque los Testigos son ejemplares en el pago de los impuestos, en armonía con sus creencias religiosas se niegan a comprar tarjetas de partidos políticos. Hacer tal cosa equivaldría a negar su fe en el Reino de Dios. Debido a esto, a finales del año 1967, y con el apoyo de funcionarios del gobierno, pandillas de jóvenes de todo Malaui lanzaron una ola de persecución sin precedente por su crueldad obscena y sádica contra los testigos de Jehová. Más de mil cristianas devotas fueron violadas. A algunas las desnudaron ante grandes multitudes, les dieron puñetazos y las golpearon con palos, y luego las atacaron sexualmente. A los hombres les metieron clavos en los pies y rayos de bicicletas por las piernas, y les ordenaron que corrieran. Por todo el país destrozaron sus hogares, muebles, ropa y alimentos.

      En 1972 hubo un nuevo estallido de persecución brutal después de la asamblea anual del Partido del Congreso de Malaui. En aquella asamblea se decidió oficialmente que había que privar a los testigos de Jehová de todo empleo seglar y echarlos de sus casas. Ni siquiera ayudaron las solicitudes de patronos que querían retener a estos empleados de confianza. Les confiscaron sus hogares, cosechas y animales domésticos o acabaron con ellos. No les permitían sacar agua del pozo del pueblo. A muchos los golpearon, violaron, mutilaron o asesinaron. Y constantemente se burlaban de ellos y los ridiculizaban por su fe. Finalmente, más de treinta y cuatro mil huyeron del país para que no los mataran.

      Pero ahí no terminó todo. Primero un país y luego otro los devolvieron a las fronteras de Malaui y los entregaron a sus perseguidores, quienes los volvieron a maltratar brutalmente. A pesar de todo esto, no transigieron ni abandonaron su fe en Jehová Dios. Resultaron ser como los siervos fieles de Dios de quienes la Biblia dice: “Otros recibieron su prueba por mofas y azotes, en verdad, más que eso, por cadenas y prisiones. Fueron apedreados, fueron probados, fueron aserrados en pedazos, murieron degollados a espada, anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, hallándose en necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento; y el mundo no era digno de ellos”. (Heb. 11:36-38.)

      Perseguidos en todas las naciones

      ¿Han sido relativamente pocas las naciones del mundo que hayan traicionado sus pretensiones de libertad mediante persecuciones religiosas como esas? ¡De ninguna manera! Jesucristo advirtió a sus seguidores: “Serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre”. (Mat. 24:9.)

      En los últimos días de este sistema de cosas, desde 1914, ese odio se ha hecho más intenso aún. Canadá y Estados Unidos llevaron la delantera en proscribir la literatura bíblica durante la primera guerra mundial, y poco después les siguieron la India y Niasalandia (ahora Malaui). En los años veinte se impusieron restricciones arbitrarias a los Estudiantes de la Biblia en España, Grecia, Hungría, Italia y Rumania. En algunos de estos lugares estaba prohibida la distribución de literatura bíblica, y a veces no se permitían ni las reuniones privadas. Durante los años treinta más países se unieron al ataque cuando se impusieron proscripciones (a veces contra los testigos de Jehová y otras contra sus publicaciones) en Albania, Austria, Bulgaria, Costa de Oro (ahora Ghana), Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, algunos cantones de Suiza, lo que entonces era Yugoslavia, los territorios franceses de África, Trinidad y Fiji.

      Durante la II Guerra Mundial en muchos lugares del mundo se impusieron proscripciones a los testigos de Jehová, su ministerio público y su literatura bíblica. Esto no ocurrió solamente en Alemania, Italia y Japón —países bajo régimen dictatorial—, sino también en los muchos países que directa o indirectamente llegaron a estar bajo su control, antes de la guerra o durante ella. Entre estos estuvieron Albania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Corea, las Indias Orientales Holandesas (ahora Indonesia), Noruega y los Países Bajos. En aquellos años Argentina, Brasil, Finlandia, Francia y Hungría emitieron decretos contra los testigos de Jehová o su actividad.

      Gran Bretaña no proscribió directamente la actividad de los testigos de Jehová durante la guerra, pero expulsó al superintendente de la sucursal de la Sociedad Watch Tower, quien era ciudadano estadounidense, e hizo cuanto pudo por ahogar la actividad de los Testigos valiéndose de la guerra para imponer un embargo sobre sus envíos de literatura bíblica. Por todo el Imperio británico y la Comunidad Británica de Naciones se proscribió a los testigos de Jehová o se prohibieron sus publicaciones. Australia, las Bahamas, Basutolandia (ahora Lesoto), Bechuanalandia (ahora Botsuana), Birmania (ahora Myanmar), Canadá, Ceilán (ahora Sri Lanka), Chipre, Costa de Oro (ahora Ghana), Dominica, Fiji, Guayana Inglesa (ahora Guyana), la India, Islas de Sotavento, Jamaica, Niasalandia (ahora Malaui), Nigeria, Nueva Zelanda, Rhodesia del Norte (ahora Zambia), Rhodesia del Sur (ahora Zimbabue), Singapur, Suazilandia y Sudáfrica: en todos estos lugares se tomaron medidas similares en contra de los siervos de Jehová.

      Al concluir la guerra, disminuyó la persecución proveniente de algunas fuentes, pero aumentó la que venía de otras. En los siguientes cuarenta y cinco años, además de negárseles reconocimiento legal en muchos países, se impusieron proscripciones a ellos o a su actividad en veintitrés países africanos, nueve asiáticos, ocho europeos, tres latinoamericanos y cuatro islas que son naciones independientes. Para 1992 los testigos de Jehová aún estaban sometidos a algún tipo de restricción en veinticuatro países.

      Esto no significa que todos los funcionarios se opongan personalmente a la obra de los testigos de Jehová. Muchos están a favor de la libertad religiosa y reconocen que los Testigos benefician a la comunidad. Estas personas no concuerdan con los que tratan de que los gobiernos tomen medidas en contra de los Testigos. Por ejemplo, antes de que Costa de Marfil (ahora Côte d’Ivoire) se independizara, un sacerdote católico y un ministro metodista presionaron a un funcionario del gobierno para que echara del país a los testigos de Jehová, pero descubrieron que estaban tratando con funcionarios que se negaban a ser instrumentos del clero. En Namibia, un funcionario intentó modificar la ley del país en 1990 para discriminar a ciertos refugiados que eran testigos de Jehová; no obstante, la Asamblea Constitucional no permitió tal maniobra. Y en muchos países donde en el pasado se persiguió a los testigos de Jehová, estos ahora disfrutan de reconocimiento legal.

      Sin embargo, a los testigos de Jehová se les persigue de diversas maneras en toda la Tierra. (2 Tim. 3:12.) En algunos lugares la persecución proviene principalmente de amos de casa que los insultan, de parientes que se oponen o de compañeros de trabajo y de escuela que no muestran temor a Dios. No obstante, sin importar quiénes sean los perseguidores o cómo traten de justificar su proceder, los testigos de Jehová saben qué hay realmente detrás de la persecución de los cristianos verdaderos.

      La cuestión

      Las publicaciones de la Watch Tower han señalado desde hace mucho tiempo que el primer libro de la Biblia predijo en lenguaje simbólico la enemistad, u odio, que mostrarían Satanás el Diablo y los que se hallaran bajo su control para con la organización celestial de Jehová y sus representantes en la Tierra. (Gén. 3:15; Juan 8:38, 44; Rev. 12:9, 17.) La revista La Atalaya ha mostrado, particularmente desde 1925, y con base en las Escrituras, que solo hay dos organizaciones principales: la de Jehová y la de Satanás. Y, como indica 1 Juan 5:19, “el mundo entero —es decir, toda la humanidad que se halla fuera de la organización de Jehová— yace en el poder del inicuo”. Por eso, todos los cristianos verdaderos sufren persecución. (Juan 15:20.)

      Pero ¿por qué la permite Dios? ¿Se obtiene algún provecho de ella? Jesucristo explicó que, antes de que él como Rey celestial aplastara a Satanás y a su organización inicua, habría una separación de gente de todas las naciones, tal como un pastor del Oriente Medio separa a las ovejas de las cabras. La gente tendría la oportunidad de escuchar el mensaje del Reino de Dios y ponerse de su parte. Cuando se persigue a los que proclaman ese Reino, se plantea con mayor fuerza la siguiente pregunta: ¿Harán bien a los “hermanos” de Cristo y a sus compañeros los que se enteren de esta persecución, mostrando así amor a Cristo mismo?, ¿o se unirán a los que maltratan a estos representantes del Reino de Dios, o simplemente se mantendrán callados mientras otros los persiguen? (Mat. 25:31-46; 10:40; 24:14.) En Malaui algunos vieron claramente quiénes servían al Dios verdadero y se unieron a los Testigos que estaban siendo perseguidos. Además, muchos prisioneros, así como guardias de los campos de concentración alemanes, hicieron lo mismo.

      Los testigos de Jehová no sienten que Dios los haya abandonado aunque los demás los calumnien, los maltraten físicamente o se burlen de su fe en Dios. Saben que Jesucristo experimentó lo mismo. (Mat. 27:43.) También están al tanto de que, por su lealtad a Jehová, Jesús probó que el Diablo es un mentiroso, y contribuyó a la santificación del nombre de su Padre. Todo testigo de Jehová desea hacer lo mismo. (Mat. 6:9.)

      La cuestión no es si pueden aguantar la tortura y escapar de la muerte. Jesucristo predijo que matarían a algunos de sus discípulos. (Mat. 24:9.) A él mismo le dieron muerte. Sin embargo, nunca cedió ante el principal Adversario de Dios, Satanás el Diablo, “el gobernante del mundo”. Jesús venció al mundo. (Juan 14:30; 16:33.) La cuestión, entonces, es si los adoradores del Dios verdadero permanecerán fieles a él a pesar de cualquier dificultad que afronten. Los testigos de Jehová de tiempos modernos han dado suficiente prueba de que piensan como el apóstol Pablo, quien escribió: “Tanto si vivimos, vivimos para Jehová, como si morimos, morimos para Jehová. Por consiguiente, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos a Jehová”. (Rom. 14:8.)

      [Notas a pie de página]

      a Los Estudiantes de la Biblia no entendían con la misma claridad que los Testigos de la actualidad la enseñanza bíblica de que los hombres deben ser los maestros en la congregación. (1 Cor. 14:33, 34; 1 Tim. 2:11, 12.) Debido a esto, Maria Russell había sido directora asociada de la Watch Tower y participaba regularmente en la redacción de sus páginas.

      b Joseph F. Rutherford, presidente de la Sociedad Watch Tower; William E. Van Amburgh, secretario y tesorero de la Sociedad; Robert J. Martin, gerente de la oficina; Frederick H. Robison, miembro del comité de redacción de la revista The Watch Tower; A. Hugh Macmillan, uno de los directores de la Sociedad; George H. Fisher y Clayton J. Woodworth, compiladores del libro The Finished Mystery.

      c Giovanni DeCecca, que trabajaba en el Departamento de Italiano en las oficinas de la Sociedad Watch Tower.

      d El juez de circuito Martin T. Manton, católico fervoroso, denegó la segunda solicitud de libertad bajo fianza el 1 de julio de 1918. Posteriormente, cuando el tribunal federal de apelación revocó la sentencia, Manton emitió el único voto en contra. Es interesante que el 4 de diciembre de 1939 un tribunal especial de apelación confirmó la condena de Manton por abuso del poder judicial, falta de honradez y fraude.

      e El que estos hombres fueron encarcelados injustamente y no eran convictos queda demostrado por el hecho de que J. F. Rutherford siguió siendo miembro del colegio de abogados del Tribunal Supremo de Estados Unidos desde su admisión en mayo de 1909 hasta su muerte en 1942. En catorce de los casos apelados ante el Tribunal Supremo entre 1939 y 1942, J. F. Rutherford fue uno de los abogados. En las causas Schneider contra el Estado de Nueva Jersey (1939) y Distrito escolar de Minersville contra Gobitis (1940), presentó personalmente su argumentación oral ante el Tribunal Supremo. Además, durante la II Guerra Mundial el director del Despacho Federal de Prisiones aceptó a A. H. Macmillan, uno de los que fueron encarcelados injustamente en 1918-1919, como visitador regular de las prisiones estadounidenses a fin de velar por los intereses espirituales de los jóvenes que estaban recluidos por haber adoptado una postura de neutralidad cristiana.

      f The Encyclopedia Americana, tomo 11, 1942, página 316, dice: “La bandera, como la cruz, es sagrada. [...] Las reglas y reglamentos que tienen que ver con la actitud humana para con los estandartes nacionales emplean palabras vigorosas y expresivas, como: ‘Servicio a la bandera’, [...] ‘Reverencia a la bandera’, ‘Devoción a la bandera’”. El periódico brasileño Diário da Justiça, del 16 de febrero de 1956, página 1906, informó que en una ceremonia pública un oficial del ejército declaró: “Las banderas han llegado a ser una divinidad de religión patriótica. [...] La bandera recibe veneración y adoración”.

      [Comentario en la página 642]

      Los principales perseguidores de Jesucristo fueron los guías religiosos

      [Comentario en la página 645]

      “Dios ordena o autoriza a un hombre a predicar cuando le imparte el Espíritu Santo”

      [Comentario en la página 647]

      El libro “The Finished Mystery” denunciaba sin ambages la hipocresía del clero de la cristiandad

      [Comentario en la página 650]

      Hombres y mujeres cristianos sufrieron ataques de chusmas, y fueron encarcelados y retenidos sin acusación ni juicio

      [Comentario en la página 652]

      “Las condenas son claramente excesivas.” —Presidente estadounidense Woodrow Wilson

      [Comentario en la página 656]

      Al que no cumplía los mandatos del sacerdote se le hacía muy poca justicia

      [Comentario en la página 666]

      Los sacerdotes instaban a los maestros a dejar salir a los niños de las escuelas para apedrear a los Testigos

      [Comentario en la página 668]

      Los clérigos se unieron para oponerse a los Testigos

      [Comentario en la página 671]

      Los testigos de Jehová fueron atacados por chusmas en Estados Unidos

      [Comentario en la página 676]

      Los testigos de Jehová son perseguidos en toda la Tierra

      [Recuadro en la página 655]

      El clero revela sus sentimientos

      Es de interés la reacción de ciertas publicaciones religiosas ante la sentencia que recibieron en 1918 J. F. Rutherford y sus colaboradores:

      ◆ “The Christian Register”: “En este caso el gobierno arremete de manera terminante contra la idea de que se puede propagar con impunidad toda creencia religiosa, por absurda o perniciosa que sea. Es una vieja falacia, y hasta ahora hemos actuado con mucho descuido al respecto. [...] Parece que le ha llegado el fin al russelismo”.

      ◆ La publicación bautista “The Western Recorder” dijo: “No sorprende en absoluto que se haya encarcelado al cabecilla de esta secta pendenciera en una institución para incorregibles. [...] El único dilema que se plantea es si debían haber mandado a los acusados a un manicomio o a una penitenciaría”.

      ◆ “The Fortnightly Review” destacó el siguiente comentario del diario neoyorquino “Evening Post”: “Esperamos que todos los maestros de religión tengan presente el criterio de este juez, a saber, que enseñar una religión que no esté en plena conformidad con las leyes establecidas es un delito grave, y más aún si el ministro del Evangelio es sincero”.

      ◆ “The Continent” llamó despectivamente a los acusados “seguidores del difunto ‘Pastor’ Russell” y tergiversó sus creencias diciendo que sostenían “que debe eximirse de luchar contra el káiser alemán a toda persona excepto a los pecadores”. Afirmó que, según el ministro de Justicia de Washington, “algún tiempo atrás el gobierno italiano se había quejado a Estados Unidos de que Rutherford y sus compañeros habían difundido entre los ejércitos italianos gran cantidad de propaganda antibélica”.

      ◆ Una semana después, “The Christian Century” reprodujo textualmente la mayor parte del texto supracitado, demostrando así que concordaban plenamente con lo dicho.

      ◆ La revista católica “Truth” dio un breve informe de la sentencia y luego manifestó el parecer de la dirección: “Las publicaciones de esta asociación están plagadas de ataques virulentos contra la Iglesia Católica y su sacerdocio”. Con la intención de colocar la etiqueta de “sedición” en todo el que discrepara en público de la Iglesia Católica, añadió: “Cada vez está más claro que el espíritu de intolerancia y el de sedición están íntimamente unidos”.

      ◆ El Dr. Ray Abrams comentó en su libro “Preachers Present Arms”: “Cuando la noticia de las sentencias de veinte años llegó a los directores de la prensa religiosa, casi todas estas publicaciones, grandes y pequeñas, se regocijaron por el acontecimiento. No he podido descubrir palabras de compasión en ninguna de las publicaciones religiosas ortodoxas”.

      [Recuadro en la página 660]

      ‘Perseguidos por razones religiosas’

      “En el campo de concentración de Mauthausen había un grupo de personas que eran perseguidas por razones religiosas solamente: eran miembros de la secta de los ‘Estudiantes Sinceros de la Biblia’, o ‘Testigos de Jehová’ [...]. El que ellos rehusaran jurar lealtad a Hitler y se negaran a rendir cualquier tipo de servicio militar —una consecuencia política de su creencia— fue la razón por la que fueron perseguidos.”—“Die Geschichte des Konzentrationslagers Mauthausen” (Historia del campo de concentración de Mauthausen), documentada por Hans Maršálek, Viena (Austria), 1974.

      [Recuadro/Ilustración en la página 661]

      Traducción de la declaración que los soldados de las SS trataban de obligar a los Testigos a firmar

      Campo de concentración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

      Departamento II

      D E C L A R A C I Ó N

      Yo, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

      nacido(a) en . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

      el . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

      por la presente hago la siguiente declaración:

      1. Me he dado cuenta de que la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia proclama enseñanzas erróneas y de que al amparo de la religión persigue fines hostiles al Estado.

      2. Por lo tanto, he dejado por completo esta organización y me he liberado totalmente de las enseñanzas de esta secta.

      3. Por la presente doy constancia de que nunca volveré a participar en las actividades de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. Denunciaré inmediatamente a cualquier persona que me aborde con las enseñanzas de los Estudiantes de la Biblia, o que de algún modo manifieste tener relación con ellos. Toda publicación de los Estudiantes de la Biblia que reciba en mi casa la entregaré de inmediato al cuartel de policía más cercano.

      4. En el futuro mostraré mi aprecio por las leyes del Estado; especialmente en caso de guerra defenderé, con arma en la mano, a la patria, y me uniré, de todo modo posible, a la comunidad.

      5. Estoy al tanto de que si actúo contrario a la declaración hecha por mí hoy, se me pondrá nuevamente en prisión preventiva de inmediato.

      . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , Fechado . . . . .

      . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

      Firma

      [Recuadro en la página 662]

      Cartas de algunos que estaban sentenciados a muerte

      De Franz Reiter (condenado a morir en la guillotina) a su madre, con fecha 6 de enero de 1940, desde el centro penitenciario de Berlin-Plötzensee:

      “Estoy plenamente convencido de que mi manera de actuar es la correcta. Mientras esté aquí, aún puedo cambiar de idea, pero para Jehová eso sería deslealtad. Todos los que estamos aquí deseamos permanecer fieles a Dios, para su honra. [...] Si con el conocimiento que tengo hubiese prestado el juramento [militar], habría cometido un pecado por el que merecería la muerte. Eso hubiese sido nefasto para mí. No tendría resurrección. Pero me apego a lo que dijo Cristo: ‘El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará’. Hoy, mi querida madre, y todos mis hermanos y hermanas, me han comunicado la sentencia; no se alarmen, he sido sentenciado a muerte. Seré ejecutado mañana por la mañana. Dios me da fortaleza, al igual que siempre lo hizo con todos los verdaderos cristianos del pasado. El apóstol escribe: ‘Todo nacido de Dios no peca’. Lo mismo me [afecta] a mí. Te lo he probado, y has podido darte cuenta de ello. Querida madre, no dejes que esto te apesadumbre. Sería provechoso para todos ustedes que llegaran a conocer mejor las Santas Escrituras. Si permanecen firmes hasta la muerte, nos volveremos a ver en la resurrección. [...]

      ”Tu Franz.

      ”Hasta que volvamos a encontrarnos.”

      De Berthold Szabo, fusilado en Körmend (Hungría) el 2 de marzo de 1945:

      “Querida hermanita Marika:

      ”En esta hora y media de vida que me queda trataré de escribirte algunas palabras para que informes a nuestros padres acerca de mi situación: pronto me encararé a la muerte.

      ”Desearía que sintieran la misma paz interior que experimento en estos últimos momentos que pasaré en este mundo lleno de calamidad. Son ahora las diez, y seré ejecutado a las once y media; pero estoy muy calmado. Mi vida futura la dejo en manos de Jehová y de su Amado Hijo, Jesucristo, el Rey, quienes nunca olvidarán a los que los aman con sinceridad. También sé que pronto habrá una resurrección de los que han muerto o, más bien, de los que se han dormido en Cristo. También quisiera mencionar que te deseo las más abundantes bendiciones de Jehová por el amor que me has mostrado. Por favor, dales a papá y mamá un beso de parte mía, y a Annus también. Que no se preocupen por mí; pronto estaremos juntos de nuevo. Mi mano está calmada ahora, y me iré a descansar hasta que Jehová me llame de nuevo. Aun en estas circunstancias voy a cumplir el voto que le hice.

      ”Se me ha acabado el tiempo. Que Dios nos acompañe a los dos.

      ”Con mucho amor, . . .

      ”Berthi”

      [Recuadro en la página 663]

      Conocidos por su valor y sus convicciones

      ◆ “Contra toda fuerza superior, los Testigos en los campos se reunían y oraban juntos, producían literatura y hacían conversos. Sostenidos por su compañerismo, y, a diferencia de muchos otros prisioneros, muy al tanto de las razones por las cuales existían lugares como aquéllos y por qué debían sufrir así, los Testigos resultaron ser un grupo pequeño pero memorable de prisioneros, marcados con un triángulo violeta y célebres por su valor y sus convicciones.” Así se expresó la Dra. Christine King, en su libro “The Nazi State and the New Religions: Five Case Studies in Non-Conformity”.

      ◆ “Los valores y la violencia en Auschwitz”, de Anna Pawelczyńska, dice: “Ese grupito de prisioneros era una fuerza ideológica sólida y ganó su batalla contra el nazismo. El grupo alemán de esta secta había sido una islita de resistencia incesante que existía en el seno de una nación aterrorizada, y con ese mismo espíritu de intrepidez funcionaron en el campo de Auschwitz. Se las arreglaron para ganarse el respeto de sus compañeros de prisión [...] de los funcionarios de la prisión, y hasta de los oficiales de las SS. Todo el mundo sabía que ningún ‘Bibelforscher’ [testigo de Jehová] llevaría a cabo una orden que fuera contraria a su creencia religiosa”.

      ◆ Rudolf Hoess, en su autobiografía, publicada en el libro “Commandant of Auschwitz”, mencionó la ejecución de algunos testigos de Jehová por negarse a violar su neutralidad cristiana. Dijo: “De la misma manera imagino que deben haberse visto los primeros mártires cristianos, mientras esperaban en el circo que las fieras los despedazaran. Iban hacia la muerte con el rostro totalmente transformado, los ojos alzados al cielo y las manos juntas levantadas en señal de oración. Todos los que presenciaban su muerte quedaban sumamente conmovidos, y hasta el pelotón de fusilamiento quedaba afectado”. (Este libro se publicó en Polonia con el título “Autobiografía Rudolfa Hössa-komendanta obozu oświęcimskiego”.)

      [Recuadro en la página 673]

      “No están contra el país”

      “No están contra el país; simplemente están en pro de Jehová.” “No queman tarjetas de conscripción, no se levantan en rebelión [...] ni participan en ninguna forma de sedición.” “La honradez y la integridad de los Testigos es constante. Piénsese lo que se piense acerca de los Testigos —y mucha es la gente que piensa muchas cosas negativas— llevan vidas ejemplares.”—“Telegram”, de Toronto (Canadá), julio de 1970.

      [Recuadro en la página 674]

      ¿Quién manda?

      Los testigos de Jehová saben que su responsabilidad de predicar no depende del funcionamiento de la Sociedad Watch Tower ni de ninguna otra asociación legal. “¡No importaría si por intervención del estado se prohibiera a la Sociedad Watch Tower y si por la fuerza se cerraran sus sucursales en diferentes países! Eso no [podría] invalidar ni quitar el requerimiento divino de los hombres y mujeres que se han consagrado para hacer la voluntad de Dios y sobre quienes Él ha puesto su espíritu. ‘¡Predica!’ está escrito claramente en su Palabra. Este mandato [tiene prioridad] sobre el de cualquier hombre.” (“La Atalaya” del 1 de marzo de 1950.) Puesto que reconocen que es de Jehová Dios y de Jesucristo de quienes reciben órdenes, persisten en proclamar el mensaje del Reino sin importar la oposición a que se encaren.

      [Recuadro en la página 677]

      Como los cristianos primitivos

      ◆ “Los testigos de Jehová [...] toman mucho más [en serio su religión] que la gran mayoría de la gente. Sus principios nos hacen recordar a los cristianos primitivos que fueron tan impopulares y que fueron perseguidos tan brutalmente por los romanos.”—“Akron Beacon Journal”, Akron (Ohio), 4 de septiembre de 1951.

      ◆ “[Los cristianos primitivos] vivían vidas tranquilas, morales, en realidad modelos. En todo respecto, [con la única] excepción [del] asunto de quemar incienso, eran ciudadanos ejemplares. [...] Mientras el sacrificio al Genio del emperador permaneciera como la prueba de patriotismo, ¿les convenía a las autoridades [hacer] la vista gorda ante la contumacia de estos cristianos antipatrióticos? La dificultad en que los cristianos por consiguiente se hallaron no fue del todo desemejante de la dificultad en que, durante los años de la guerra, se halló esa secta agresiva conocida como testigos de Jehová respecto al asunto del saludo a la bandera nacional de los Estados Unidos.”—“20 Centuries of Christianity”, de Paul Hutchinson y Winfred Garrison, 1959, página 31.

      ◆ “Quizás la cosa más notable acerca de los Testigos es su insistencia en su lealtad primordial a Dios, antes [que a] cualquier otro poder del mundo.”—“These Also Believe”, del Dr. C. S. Braden, 1949, página 380.

      [Fotografías en la página 644]

      El periódico “The Pittsburgh Gazette” dio mucha publicidad a los debates realizados como resultado de la invitación del Dr. Eaton a C. T. Russell

      [Fotografía en la página 646]

      Los opositores difundieron calumnias acerca de la situación marital de Charles y Maria Russell

      [Fotografías en la página 648]

      El clero montó en cólera cuando se distribuyeron 10.000.000 de ejemplares de este tratado en el que se denunciaban sus doctrinas y prácticas a la luz de la Palabra de Dios

      [Fotografías en la página 649]

      Los periódicos avivaron las llamas de la persecución de los Estudiantes de la Biblia en 1918

      [Fotografías en la página 651]

      Durante el juicio de los miembros del personal de la sede de la Sociedad, se dio mucha importancia al libro “The Finished Mystery”

      Tribunal federal y oficina de correos de Brooklyn (N. Y.)

      [Fotografía en la página 653]

      Su condena fue más severa que la del asesino cuyo disparo desencadenó la I Guerra Mundial. De izquierda a derecha: W. E. Van Amburgh, J. F. Rutherford, A. H. Macmillan, R. J. Martin, F. H. Robison, C. J. Woodworth, G. H. Fisher, G. DeCecca

      [Fotografías en la página 657]

      Una chusma de unas doscientas personas dirigida por sacerdotes católicos trató de disolver esta asamblea de los Testigos celebrada en 1939 en Nueva York

      [Fotografías en la página 659]

      Durante la II Guerra Mundial, se recluyó a miles de testigos de Jehová en estos campos de concentración

      Insignia con calavera de los guardias de las SS (izquierda)

      [Fotografía en la página 664]

      Parte de un libro para el estudio de la Biblia reducido fotográficamente, colocado en una caja de fósforos y pasado en secreto a los Testigos de un campo de concentración

      [Fotografías en la página 665]

      Algunos de los Testigos cuya fe aguantó el crisol de los campos de concentración nazis

      Mauthausen

      Wewelsburg

      [Fotografía en la página 667]

      Ataque de una chusma cerca de Montreal (Quebec) en 1945. Este tipo de violencia promovida por el clero contra los Testigos fue común durante los años cuarenta y cincuenta

      [Fotografía en la página 669]

      Miles de testigos de Jehová (entre ellos John Booth, a quien se ve aquí) fueron encarcelados por distribuir publicaciones bíblicas

      [Fotografías en la página 670]

      Después del fallo del Tribunal Supremo contra los Testigos en 1940, una ola de violencia contra ellos barrió Estados Unidos; las chusmas interrumpieron reuniones, golpearon a los Testigos y destruyeron muchas de sus propiedades

      [Fotografías en la página 672]

      En muchos lugares fue necesario establecer Escuelas del Reino porque se había expulsado a los hijos de los Testigos de las escuelas públicas

  • ‘Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas’
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 30

      ‘Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas’

      LA INTENSA persecución de que han sido objeto los testigos de Jehová ha resultado en que por toda la Tierra se les haya llevado ante funcionarios de la policía, jueces y gobernantes. Los litigios o casos judiciales en los que los Testigos se han visto implicados han ascendido a muchos millares, y en centenares de ellos se ha apelado ante los tribunales superiores. Estas acciones han tenido un profundo efecto en la administración de la justicia en sí, y a menudo han reforzado la garantía legal de las libertades fundamentales de la gente en general. Pero esa no ha sido la meta primordial de los testigos de Jehová.

      Su principal deseo es proclamar las buenas nuevas del Reino de Dios. No proceden por vía judicial porque sean agitadores sociales o reformadores de leyes. Su objetivo es ‘defender las buenas nuevas y establecerlas legalmente’, como lo hizo el apóstol Pablo. (Fili. 1:7.) Las audiencias ante funcionarios gubernamentales, sea que hayan tenido lugar a petición de los Testigos o porque se les haya arrestado a causa de su actividad cristiana, se ven también como oportunidades de dar testimonio. Jesucristo dijo a sus seguidores: “Los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa, para un testimonio a ellos y a las naciones”. (Mat. 10:18.)

      Avalancha internacional de demandas

      Mucho antes de la I Guerra Mundial, el clero había presionado a las autoridades de diversos lugares para impedir que los Estudiantes de la Biblia distribuyeran publicaciones entre sus feligreses. Sin embargo, después de la guerra la oposición aumentó. En un país tras otro se puso toda suerte de obstáculos jurídicos concebibles a los que trataban de obedecer el mandato profético de Cristo de predicar las buenas nuevas del Reino de Dios como testimonio. (Mat. 24:14.)

      Animados por las pruebas del cumplimiento de la profecía bíblica, en 1922 los Estudiantes de la Biblia salieron de la asamblea de Cedar Point (Ohio) resueltos a hacer saber al mundo que los Tiempos de los Gentiles habían expirado y que el Señor había asumido su gran poder y ahora gobernaba como Rey desde los cielos. “Anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino”, fue su consigna. El mismo año, el clero de Alemania incitó a la policía a arrestar a algunos Estudiantes de la Biblia que estaban distribuyendo publicaciones bíblicas. No se trató de un incidente aislado. Para 1926 había 897 casos pendientes en los tribunales alemanes. Era tal la cantidad de litigios, que ese año la Sociedad Watch Tower vio la necesidad de crear un departamento jurídico en la sucursal de Magdeburgo. Durante 1928, tan solo en Alemania se presentaron 1.660 demandas contra los Estudiantes de la Biblia, y la presión siguió aumentando de año en año. Los clérigos estaban decididos a acabar con su obra, y se alegraban cuando el fallo de un tribunal indicaba que hasta cierto grado estaban teniendo éxito.

      Los primeros arrestos de Estudiantes de la Biblia en Estados Unidos por predicar de casa en casa ocurrieron en South Amboy (Nueva Jersey) en 1928. En menos de una década, la cifra anual de arrestos relacionados con su ministerio sobrepasaba los quinientos en ese país. Durante 1936 la cifra ascendió rápidamente hasta llegar a 1.149. A fin de brindar el asesoramiento necesario fue preciso crear también un departamento jurídico en la sede de la Sociedad.

      También las autoridades de Rumania opusieron gran resistencia a la intensa predicación que se efectuaba allí. Con frecuencia se arrestaba a los testigos de Jehová que distribuían publicaciones bíblicas y se les golpeaba brutalmente. Entre 1933 y 1939 los Testigos rumanos tuvieron que hacer frente a 530 demandas. No obstante, puesto que la ley garantizaba la libertad, las apelaciones ante el Tribunal Supremo rumano resultaron en muchas sentencias favorables. Cuando la policía empezó a darse cuenta de esto, confiscaba las publicaciones e insultaba a los Testigos, pero evitaba recurrir a las vías judiciales. Cuando finalmente se le permitió a la Sociedad inscribirse como corporación en Rumania, sus adversarios trataron de frustrar el propósito de tal acción mediante una orden del tribunal que prohibía la distribución de las publicaciones de la Watch Tower. La decisión fue anulada por un tribunal superior, pero luego el clero persuadió al ministro de Cultos a tomar medidas que contrarrestaban el fallo del tribunal.

      En Italia y Hungría, al igual que en Rumania, la policía confiscó por orden de los gobiernos vigentes la literatura bíblica usada por los Testigos. Lo mismo sucedió en Japón, Corea y Costa de Oro (actualmente Ghana). En Francia se obligó a los testigos de Jehová extranjeros a marcharse del país. Durante muchos años se negó la entrada a los testigos de Jehová en la Unión Soviética para predicar el Reino de Dios.

      A medida que la fiebre del nacionalismo se extendía por todo el mundo desde 1933 hasta entrados los años cuarenta, los gobiernos proscribían a los testigos de Jehová en un país tras otro. Miles de Testigos fueron llevados ante los tribunales durante este período por negarse a saludar la bandera según los dictados de su conciencia y por insistir en la neutralidad cristiana. En 1950 se informó que en los quince años anteriores, se habían producido más de diez mil arrestos de testigos de Jehová tan solo en Estados Unidos.

      El que en un breve plazo se llevara a más de cuatrocientos Testigos ante los tribunales de Grecia en 1946, no dio principio a las acciones judiciales contra ellos. Ya por años se les había enjuiciado. Además de las condenas a prisión, se les imponían grandes multas que agotaban los recursos económicos de los hermanos. Sin embargo, al examinar su situación dijeron: “El Señor abrió el camino para que la obra de dar testimonio llegara hasta los funcionarios de Grecia, que oyeron del establecimiento del reino de justicia; también los jueces de los tribunales tuvieron la misma oportunidad”. Los testigos de Jehová veían con claridad la cuestión, tal como Jesús dijo que sus seguidores deberían verla. (Luc. 21:12, 13.)

      Una batalla aparentemente imposible de ganar

      Durante los años cuarenta y cincuenta, la provincia canadiense de Quebec se convirtió en un verdadero campo de batalla. Los arrestos por predicar las buenas nuevas habían comenzado en 1924. Para el invierno de 1931 la policía detenía diariamente a algunos Testigos, en ocasiones hasta dos veces al día. Los gastos incurridos en los juicios de los Testigos del Canadá fueron cuantiosos. Luego, a principios de 1947, el total de casos de Testigos que estaban pendientes en los tribunales de la provincia de Quebec se elevó a 1.300, aunque allí solo había un pequeño grupo de testigos de Jehová.

      Esta era una época en que la Iglesia Católica ejercía gran influencia y todo político y juez tenía que contar con ella. En Quebec, el clero por lo general gozaba de alta estima, y la gente estaba presta a obedecer las órdenes de su sacerdote. El libro State and Salvation (El Estado y la salvación), publicado en 1989, describió la situación como sigue: “El cardenal de Quebec contaba con un trono en el salón de sesiones de la Asamblea Legislativa junto a la silla que se reservaba para el vicegobernador. De una manera u otra, gran parte de Quebec estaba bajo el control directo de la Iglesia. [...] En efecto, la misión de la Iglesia era conciliar la vida política con el concepto católico romano de que el catolicismo es la verdad, de que todo lo que no es católico está equivocado y de que la libertad significa libertad para hablar y vivir la verdad católica”.

      Desde el punto de vista humano parecía imposible que los Testigos pudieran ganar la batalla, no solo en Quebec, sino en el mundo entero.

      Acusaciones de toda índole imaginable

      Los adversarios de los Testigos buscaron minuciosamente en los libros de Derecho algún posible pretexto para terminar con la actividad de estos. Frecuentemente los acusaban de vender de puerta en puerta sin licencia, afirmando así que la obra era de carácter comercial. En otros lugares, en cambio, se acusó a algunos precursores de vagancia, alegando que no ejercían una actividad lucrativa.

      Por décadas, las autoridades de algunos cantones suizos persistieron en catalogar la distribución de las publicaciones bíblicas de los testigos de Jehová como venta ambulante. El fiscal del cantón francófono de Vaud, en particular, estaba resuelto a no dejar en pie las sentencias que emitieran los tribunales inferiores en favor de los Testigos.

      En un lugar tras otro se les dijo que precisaban de una licencia para distribuir su literatura o para celebrar sus reuniones bíblicas. Pero ¿en realidad la necesitaban? Los Testigos respondieron: “¡No!”. ¿Sobre qué base?

      Su explicación fue la siguiente: ‘Jehová Dios ordena a sus Testigos que prediquen el Evangelio de su Reino, y las órdenes de Dios son supremas y tienen que ser obedecidas por sus Testigos. Ningún organismo legislativo o ejecutivo de la Tierra puede correctamente interferir en la ley de Jehová. Puesto que ningún poder gobernante del mundo puede apropiadamente prohibir la predicación del Evangelio, tampoco puede tal autoridad o poder mundano dar permiso para predicarlo. Los poderes mundanos no tienen ninguna potestad en este asunto. Pedir permiso a los hombres para hacer lo que Dios manda sería un insulto a Dios’.

      Muchas veces, las acusaciones que se lanzaban contra los Testigos daban clara evidencia de animosidad religiosa hacia ellos. Para ilustrarlo: cuando en 1939 se hicieron circular los folletos Enfréntense a los hechos y Cura, el superintendente de la sucursal de la Sociedad en los Países Bajos fue citado para comparecer ante el Tribunal de Haarlem y responder a la acusación de haber insultado a un grupo de holandeses. El fiscal alegaba, por ejemplo, que las publicaciones de la Watch Tower afirmaban que la jerarquía católica sonsacaba dinero a la gente por medios fraudulentos al sostener que podía librar a los muertos de un lugar donde no estaban: el purgatorio, cuya existencia, según tales publicaciones, no podía probar la Iglesia.

      El testigo principal de la jerarquía, el “padre” Henri de Greeve, se lamentó así desde el estrado: “Mi principal motivo de queja es que los no católicos pueden llevarse la impresión de que los sacerdotes solo somos un puñado de maleantes y estafadores”. Cuando se llamó a declarar al superintendente de la sucursal de la Sociedad, abrió la Biblia católica y le mostró al tribunal que lo que el folleto decía sobre las enseñanzas católicas concordaba con la propia Biblia de ellos. Luego, cuando el abogado de la Sociedad preguntó a de Greeve si podía probar las doctrinas del infierno de fuego y el purgatorio, este respondió: “No puedo probarlo; sencillamente lo creo”. El juez comprendió de inmediato que esto era precisamente lo que el folleto afirmaba. El acusado fue absuelto, y el sacerdote salió del tribunal enfurecido.

      El aumento de la actividad de los testigos de Jehová en la parte oriental de la antigua Checoslovaquia perturbó al clero, que acusó a los Testigos de espionaje. La situación fue semejante a la del apóstol Pablo, cuando el clero judío del siglo I le acusó de sedición. (Hech. 24:5.) Centenares de casos llegaron a los tribunales en 1933 y 1934, hasta que el gobierno se convenció de que las acusaciones carecían de validez. Durante los años treinta y cuarenta también se llevó a los Testigos a los tribunales de la provincia canadiense de Quebec acusados de conspiración sediciosa. Los mismos clérigos —católicos y protestantes, pero especialmente los católicos— hasta comparecían ante los tribunales para declarar en contra de ellos. ¿Qué habían hecho los testigos de Jehová? El clero alegaba que habían puesto en peligro la unidad nacional al publicar artículos que podían hacer que la gente estuviera descontenta con la Iglesia Católica. No obstante, los Testigos respondieron que, en realidad, habían distribuido publicaciones que consolaban a la gente con la Palabra de Dios, pero que esto había enfurecido al clero porque las publicaciones denunciaban las enseñanzas y prácticas antibíblicas.

      ¿Cómo pudieron los testigos de Jehová seguir adelante a pesar de tan persistente oposición? Por su fe en Dios y en su Palabra inspirada, por su devoción abnegada a Jehová y a su Reino y por la fuerza que resulta del funcionamiento del espíritu de Dios. Como dicen las Escrituras, “el poder que es más allá de lo normal [es el] de Dios y no el que procede de nosotros”. (2 Cor. 4:7.)

      Los testigos de Jehová toman la ofensiva en la arena legal

      Por varias décadas antes de la I Guerra Mundial, los Estudiantes de la Biblia habían efectuado una inmensa obra de distribución gratuita de publicaciones bíblicas en las calles cerca de las iglesias y de casa en casa. Pero luego, muchos pueblos y ciudades de Estados Unidos dictaron ordenanzas que obstaculizaban esta “obra de los voluntarios”. ¿Qué se podía hacer?

      The Watch Tower del 15 de diciembre de 1919 explicó: “Convencidos de que es nuestro deber realizar todo esfuerzo posible por testificar acerca del reino del Señor y no aflojar el paso porque veamos que la puerta se cierra, y en vista de todo el esfuerzo sistemático que se ha hecho por acabar con la obra de los voluntarios, hemos dispuesto lo necesario para usar una revista, [...] THE GOLDEN AGE”.a

      No obstante, conforme se intensificaba la testificación de casa en casa, aumentaban los esfuerzos por aplicar leyes que la redujeran o la prohibieran. No todos los países cuentan con disposiciones legales que aseguren las libertades de las minorías frente a la oposición oficial. Pero los testigos de Jehová sabían que la Constitución estadounidense garantizaba la libertad religiosa, de expresión y de prensa. Por eso, cuando los jueces interpretaban las ordenanzas locales de cierta manera con el fin de obstaculizar la predicación de la Palabra de Dios, los Testigos apelaban de sus fallos ante los tribunales superiores.b

      Al repasar lo sucedido, Hayden C. Covington, que desempeñó un papel importante en los asuntos jurídicos de la Sociedad Watch Tower, explicó posteriormente: “De no haber apelado de los miles de fallos que dictaron los magistrados, los tribunales policíacos y otros tribunales inferiores, se habría levantado una montaña de jurisprudencia como un obstáculo gigantesco en el campo de la adoración. Por haber apelado evitamos que aquello sucediera. Nuestro modo de adoración se ha inscrito en las leyes de Estados Unidos y de otros países porque insistimos en apelar de los fallos adversos”. En Estados Unidos, veintenas de casos recorrieron todo el camino hasta llegar al Tribunal Supremo.

      Se consolidan las garantías de libertad

      Uno de los primeros casos vinculados al ministerio de los testigos de Jehová que llegó al Tribunal Supremo de Estados Unidos provino de Georgia, y se debatió ante el tribunal el 4 de febrero de 1938. El Tribunal Superior Municipal de Griffin (Georgia) había declarado a Alma Lovell culpable de violar una ordenanza que prohibía la distribución de cualquier publicación sin una licencia del administrador municipal. Entre otras cosas, Alma había ofrecido a la gente la revista The Golden Age. El 28 de marzo de 1938 el Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló la ordenanza debido a que subordinaba la libertad de prensa a la obtención de una licencia y a la censura.c

      Al año siguiente, J. F. Rutherford, en calidad de abogado de la parte demandante, presentó las alegaciones ante el Tribunal Supremo en el proceso Clara Schneider contra el Estado de Nueva Jersey.d En 1940 le siguió Cantwell contra el Estado de Connecticut,e cuyo alegato preparó el hermano Rutherford y presentó el hermano Hayden Covington ante el tribunal. El buen resultado de estos casos reforzó las garantías constitucionales de la libertad de cultos, de expresión y de prensa. No obstante, hubo reveses.

      Los tribunales asestan duros golpes

      La cuestión del saludo a la bandera, que afectaba a los hijos de los testigos de Jehová en edad escolar, se llevó ante los tribunales estadounidenses por primera vez en 1935 en el proceso Carlton B. Nicholls contra el Alcalde y la Comisión de Educación de Lynn (Massachusetts).f Este caso fue remitido al Tribunal Judicial Supremo de Massachusetts. El tribunal se pronunció en 1937 diciendo que, independientemente de lo que creyeran Carleton Nichols, hijo, y sus padres, no se debería tener en cuenta el credo religioso porque, como dijo, “el saludo y el juramento a la bandera de que trata este juicio no tienen ninguna relación justificada con la religión. [...] No se meten con las opiniones de nadie en cuanto a su Creador. No tocan sus relaciones con su Hacedor”. Cuando se apeló ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos en 1937 en el proceso Leoles contra Landers,g que trataba sobre el saludo obligatorio a la bandera, y nuevamente en 1938, en Hering contra la Junta Estatal de Educación,h el tribunal rechazó las solicitudes porque, en su opinión, no envolvían cuestiones de importancia federal. En 1939 el tribunal volvió a desestimar una apelación por la misma razón en el proceso Gabrielli contra Knickerbocker.i El mismo día, sin oír los argumentos de la defensa, se ratificó la sentencia adversa del tribunal inferior en el pleito Johnson contra la ciudad de Deerfield.j

      Finalmente, en 1940, el tribunal vio por completo el proceso denominado Distrito Escolar de Minersville contra Gobitis.k Un grupo selecto de eminentes abogados presentaron los alegatos de ambas partes. J. F. Rutherford asumió la defensa oral de Walter Gobitas y sus hijos. Un miembro del Departamento Jurídico de la Universidad de Harvard representó al Colegio de Abogados de Estados Unidos y a la Unión pro Libertades Civiles al argüir en contra del saludo obligatorio a la bandera. No obstante, sus argumentos fueron rechazados, y con solo un voto en contra, el Tribunal Supremo decidió, el 3 de junio, que los niños que no saludaran la bandera podían ser expulsados de las escuelas públicas.

      Durante los tres años siguientes, el Tribunal Supremo falló en contra de los testigos de Jehová en diecinueve pleitos. Muy significativa fue la sentencia adversa en Jones contra la ciudad de Opelika,l dictada en 1942. Rosco Jones había sido declarado culpable de distribuir publicaciones en las calles de Opelika (Alabama) sin haber pagado el impuesto de una licencia. El Tribunal Supremo ratificó la sentencia y dijo que era prerrogativa de los gobiernos cobrar derechos módicos por ir de puerta en puerta, y que tales leyes no podían impugnarse aunque las autoridades locales arbitrariamente suspendieran la licencia. Esta decisión supuso un duro golpe, porque a partir de entonces cualquier comunidad, incitada por el clero o por cualquiera que se opusiera a los Testigos, podría excluirlos legalmente y, de ese modo, como quizás razonaran sus adversarios, detener la obra de predicar de los testigos de Jehová. Sin embargo, algo extraño sucedió.

      Cambia el curso de los acontecimientos

      En Jones contra Opelika, el fallo que supuso un duro golpe para el ministerio público de los testigos de Jehová, tres de los jueces dijeron que no solo discrepaban de la mayoría de los miembros del tribunal sobre este caso, sino que también creían que habían contribuido a poner las bases para este fallo en el proceso Gobitis. “Puesto que entonces compartimos la opinión del tribunal en el proceso Gobitis —añadieron—, creemos que este es el momento oportuno para decir que ahora nos parece que en él también se dictó un fallo equivocado.” Esto sirvió para indicar a los testigos de Jehová que debían presentar de nuevo los asuntos ante el tribunal.

      Se solicitó una revisión del proceso Jones contra Opelika. En la moción para ello se expusieron argumentos legales convincentes. La solicitud también decía categóricamente: “El tribunal debe tomar en consideración, ante todo, el hecho de que está tratando judicialmente con siervos del Dios Todopoderoso”. Se analizaron los precedentes bíblicos que mostraban lo que este hecho implicaba. Se llamó la atención al consejo que dio Gamaliel, maestro de la Ley, al tribunal supremo judío del siglo I, a saber: “No se metan con estos hombres, sino déjenlos; [...] de otro modo, quizás se les halle a ustedes luchadores realmente contra Dios”. (Hech. 5:34-39.)

      Por fin, el 3 de mayo de 1943, en el decisivo proceso Murdock contra el Estado de Pensilvania,a el Tribunal Supremo declaró nula la sentencia que había dictado en Jones contra Opelika. Dictaminó que era anticonstitucional el pago de cualquier impuesto por una licencia como condición previa para ejercer la libertad de cultos distribuyendo publicaciones religiosas. Con este pronunciamiento se reabrieron las puertas de Estados Unidos a los testigos de Jehová, y desde entonces se le ha citado como autoridad en centenares de casos. El 3 de mayo de 1943 fue indudablemente un día memorable para los testigos de Jehová en lo que respecta a casos llevados al Tribunal Supremo de Estados Unidos. Ese mismo día, el tribunal falló en su favor en doce de las trece causas presentadas (todas las cuales se fusionaron en cuatro para los efectos de audiencia y fallo).b

      Como un mes después —el 14 de junio, día de la Bandera—, el Tribunal Supremo dio marcha atrás nuevamente, esta vez en lo tocante al fallo que había dictado en el asunto Gobitis, al pronunciarse sobre el caso denominado Consejo de Enseñanza de West Virginia contra Barnette.c Dictaminó que “ningún funcionario, de mayor o menor rango, puede prescribir lo que es ortodoxo en la política, el nacionalismo, la religión u otros asuntos de opinión, ni obligar a los ciudadanos a confesar por acción o palabra su fe en ello”. Gran parte del razonamiento que se expuso en esta decisión fue adoptado después en Canadá por el Tribunal de Apelaciones de Ontario en el proceso Donald contra la Junta de Educación de Hamilton, sentencia que el Tribunal Supremo de Canadá rehusó revocar.

      De acuerdo con la sentencia dictada en el caso Barnette, el mismo día el Tribunal Supremo de Estados Unidos sostuvo en Taylor contra el Estado de Mississippid que no se podía acusar válidamente de sedición a los testigos de Jehová por explicar sus razones para no saludar la bandera y por enseñar que todas las naciones están del lado perdedor al oponerse al Reino de Dios. Estas decisiones también prepararon el terreno para que, posteriormente, otros tribunales dictaran fallos favorables en los procesos de padres Testigos cuyos hijos habían rehusado saludar la bandera en la escuela, así como en los relacionados con el empleo y la custodia de los hijos. Estaba claro que el curso de los acontecimientos había cambiado.e

      Nace una nueva era de libertad en Quebec

      Los testigos de Jehová también insistieron en la cuestión de la libertad de cultos en Canadá. Entre 1944 y 1946 se arrestó a cientos de Testigos que participaban en su ministerio público en Quebec. La Constitución canadiense aseguraba la libertad de cultos, pero las chusmas disolvían las reuniones en que se estudiaba la Biblia. La policía obedecía las exigencias del clero católico de detener la obra de los testigos de Jehová. Los jueces de los tribunales municipales insultaban a los Testigos, pero no tomaban ninguna medida contra los que los atacaban. ¿Qué se podía hacer?

      La Sociedad programó una asamblea especial en Montreal para los días 2 y 3 de noviembre de 1946. Los oradores examinaron la postura de los testigos de Jehová tanto a la luz de las Escrituras como de la legislación del país. Luego se anunció una campaña de dieciséis días para distribuir de costa a costa el tratado Quebec’s Burning Hate for God and Christ and Freedom Is the Shame of All Canada (El odio ardiente de Quebec a Dios y Cristo y la libertad es la vergüenza de todo Canadá), en inglés, francés y ucraniano. Informaba detalladamente sobre los actos de violencia perpetrados por las chusmas y otras atrocidades cometidas contra los testigos de Jehová en Quebec. A este le siguió un segundo tratado titulado Quebec, You Have Failed Your People! (¡Quebec, le has fallado a tu pueblo!).

      El número de arrestos en Quebec se elevó súbitamente. Para hacer frente a la situación, la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Canadá estableció un departamento jurídico con representantes en Toronto y Montreal. Cuando la prensa se enteró de que Maurice Duplessis, el primer ministro de Quebec, había arruinado deliberadamente el negocio de restaurantes de Frank Roncarelli, que era testigo de Jehová, por el simple hecho de que había salido fiador por sus compañeros Testigos, el público canadiense protestó vigorosamente. Luego, el 2 de marzo de 1947, los testigos de Jehová lanzaron una campaña nacional para invitar al pueblo canadiense a pedir al gobierno que elaborara una Carta de Derechos. Se obtuvieron más de quinientas mil firmas, la petición más grande jamás presentada ante el Parlamento canadiense. Al año siguiente se presentó otra petición aún más extensa para reforzar la primera.

      Entre tanto, la Sociedad seleccionó dos procesos de prueba para presentarlos en apelación ante el Tribunal Supremo de Canadá. Uno de estos, Aimé Boucher contra Su Majestad el Rey, tenía que ver con el cargo de sedición que se había levantado repetidas veces contra los Testigos.

      El caso Boucher se fundaba en el hecho de que Aimé Boucher, un granjero de carácter apacible, había colaborado en la distribución del tratado Quebec’s Burning Hate. ¿Se había hecho él culpable de sedición por dar a conocer los actos violentos de las chusmas contra los Testigos en Quebec, el desacato a la ley por parte de los funcionarios que trataron con ellos y las pruebas de que el obispo y otros clérigos católicos habían instigado tal comportamiento?

      Al analizar el tratado que se había distribuido, uno de los magistrados del Tribunal Supremo dijo: “El documento tenía el título de ‘El odio ardiente de Quebec a Dios y Cristo y la libertad es una vergüenza para todo Canadá’; comenzaba apelando a la calma y a la razón antes de evaluar los asuntos de que trataría para demostrar la realidad de su título; luego hacía alusión general a la persecución de carácter vengativo que se lanzó en Quebec contra los Testigos como hermanos en Cristo; narraba en detalle algunos incidentes específicos de la persecución y concluía con un llamamiento a la gente de la provincia, en protesta por el dominio de las turbas y sus tácticas que recordaban a las de la Gestapo, para que mediante el estudio de la Palabra de Dios y la obediencia a sus mandatos se produjera una ‘abundante cosecha de buenos frutos de amor a Él, a Cristo y a la libertad humana’”.

      La sentencia del tribunal anuló la condena de Aimé Boucher, pero tres de los cinco magistrados ordenaron un nuevo juicio. ¿Conduciría tal medida a que los tribunales inferiores dictaran un fallo imparcial? La defensa de los testigos de Jehová solicitó que la causa fuera vista por el Tribunal Supremo mismo. Sorprendentemente, esta petición fue aprobada. Mientras se efectuaban los trámites de la petición, el número de jueces del tribunal aumentó y uno de los jueces originales cambió de parecer. El resultado fue que, en diciembre de 1950, se absolvió completamente al hermano Boucher con cinco votos a favor y cuatro en contra.

      Al principio, tanto el procurador general como el primer ministro de la provincia de Quebec (que también era ministro de Justicia) se opusieron al fallo, pero este se impuso gradualmente a través de los tribunales. Así pues, el cargo de sedición que tantas veces se levantó contra los testigos de Jehová de Canadá fue, en efecto, sepultado.

      Todavía quedaba otro proceso de prueba por llevar ante el Tribunal Supremo de Canadá, a saber, el de Laurier Saumur contra la ciudad de Quebec. Este tenía que ver con las ordenanzas sobre licencias implicadas en muchas sentencias adversas de los tribunales inferiores. La Sociedad se proponía obtener con este litigio un entredicho contra la ciudad de Quebec que prohibiera permanentemente a sus autoridades interferir en la distribución de las publicaciones religiosas de los testigos de Jehová. El 6 de octubre de 1953 el Tribunal Supremo se pronunció al respecto. La respuesta fue “Sí” a los testigos de Jehová, “No” a la provincia de Quebec. Este fallo significó también el triunfo de un millar de pleitos en los que el mismo principio de libertad religiosa era el factor determinante. Así nació una nueva era para la obra de los testigos de Jehová en Quebec.

      Educación sobre derechos y procedimientos legales

      Conforme aumentaba el número de juicios a finales de los años veinte y a partir de entonces, fue menester que los testigos de Jehová aprendieran lo relativo a los procedimientos legales. Puesto que J. F. Rutherford era abogado y en ocasiones había ejercido como juez, comprendía la necesidad de que los Testigos recibieran dirección en estos asuntos. Desde 1926 en particular, los Testigos habían estado haciendo hincapié en predicar de casa en casa los domingos, utilizando para ello libros que explicaban la Biblia. La oposición a que se distribuyeran publicaciones bíblicas los domingos movió al hermano Rutherford a preparar el folleto Liberty to Preach (Libertad para predicar) a fin de ayudar a los Testigos estadounidenses a conocer sus derechos legales. Sin embargo, como no podía encargarse personalmente de todo el trabajo legal, dispuso que algunos abogados formaran parte del personal de las oficinas centrales de la Sociedad. Estos contaban, además, con la estrecha cooperación de otros abogados dispersados por todo el país.

      Aunque no podían comparecer ante los tribunales en todos los miles de litigios relacionados con la actividad de predicar de los testigos de Jehová, sí podían dar consejo valioso. Con ese fin se hicieron preparativos para que se instruyera a todos los testigos de Jehová en los procedimientos legales básicos. Esta instrucción se impartió en asambleas especiales celebradas en Estados Unidos en 1932 y, posteriormente, en los programas regulares de la Reunión de Servicio de las congregaciones. En el Anuario de los testigos de Jehová para 1933 (y después por separado) se publicó una hoja detallada de “Procedimientos de juicio”. Estas instrucciones se fueron ajustando según lo requerían las circunstancias. La revista Consolation del 3 de noviembre de 1937 dio más consejo legal sobre determinadas situaciones específicas que surgían.

      Con la ayuda de esta información, los Testigos generalmente asumían su propia defensa en los tribunales locales en vez de contratar los servicios de un abogado. Hallaron que, a menudo, esto les permitía dar testimonio al tribunal y presentar los asuntos con exactitud ante el juez, en vez de dejar que los casos se decidieran simplemente a base de tecnicismos jurídicos. Cuando la sentencia era adversa, por lo general interponían recurso de apelación, aunque algunos Testigos iban a prisión en vez de recurrir a un abogado, de cuyos servicios precisarían ante el Tribunal de Apelación.

      A medida que surgían nuevas situaciones y que los fallos de los tribunales establecían precedentes, los Testigos recibían información adicional para mantenerse al día. Por ejemplo, en 1939 se imprimió el folleto Advice for Kingdom Publishers (Consejo para publicadores del Reino), con el fin de ayudar a los hermanos que libraban batallas en los tribunales. Dos años más tarde se trató el asunto más a fondo en el folleto Jehovah’s Servants Defended (Defensa de los siervos de Jehová), que citaba de, o examinaba, cincuenta diferentes sentencias de tribunales estadounidenses relacionadas con los testigos de Jehová, así como muchos otros casos, y explicaba cómo valerse de aquellos precedentes judiciales. Luego, en 1943, se puso a disposición de cada Testigo un ejemplar de Freedom of Worship (Libertad de adoración), que se estudió diligentemente en las Reuniones de Servicio de las congregaciones. Además de suministrar un valioso resumen de algunos casos, explicaba en detalle las razones bíblicas por las que se habían tratado los asuntos de cierta manera. A esta publicación siguió, en 1950, el folleto actualizado Defending and Legally Establishing the Good News (Defendiendo y estableciendo legalmente las buenas nuevas).

      Todo ello constituyó un programa de educación progresiva sobre asuntos jurídicos. No obstante, el objetivo no era convertir a los Testigos en abogados, sino mantener abierto el camino para predicar las buenas nuevas del Reino de Dios públicamente y de casa en casa.

      Como enjambre de langostas

      En los lugares donde las autoridades se consideraban por encima de la ley, el tratamiento que se daba a los Testigos era a veces rudo. No obstante, prescindiendo de los métodos que emplearan sus adversarios, los testigos de Jehová sabían que la Palabra de Dios aconseja lo siguiente: “No se venguen, amados, sino cédanle lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza; yo pagaré, dice Jehová’”. (Rom. 12:19.) Sin embargo, se sentían profundamente obligados a dar testimonio. ¿Cómo lo hicieron al encararse con la oposición de las autoridades?

      A pesar de que en los años treinta las congregaciones de los testigos de Jehová normalmente eran pequeñas, las unía un fuerte vínculo. Cuando surgían problemas serios en algún sitio, los Testigos de los alrededores manifestaban su deseo de ayudar. Por ejemplo, en 1933 se organizó a los 12.600 Testigos estadounidenses en 78 divisiones. Si en una zona se producían arrestos constantes, o si los opositores presionaban a las estaciones de radio para que cancelaran los contratos que habían firmado para transmitir los programas preparados por los testigos de Jehová, se comunicaba a la oficina de la Sociedad en Brooklyn. En menos de una semana se enviaban refuerzos a la zona para dar un testimonio concentrado.

      Dependiendo de la necesidad, entre cincuenta y mil Testigos se encontraban a una hora señalada, generalmente en un campo cerca del lugar donde trabajarían. Todos eran voluntarios; algunos venían de lugares que distaban hasta 320 kilómetros. A cada grupo se le asignaba un territorio que podía abarcarse en media hora o, si fuera necesario, tal vez en dos horas. A medida que cada grupo de automóviles empezaba a trabajar en su sección asignada, un comité de hermanos iba a ver a la policía para informarle sobre la obra que se estaba haciendo y darle una lista de todos los Testigos que estaban trabajando en la comunidad esa mañana. Cuando veían que la cantidad de Testigos superaba la de sus propias fuerzas, los funcionarios de la mayoría de los lugares permitían que la obra continuara sin impedimento. En algunas localidades llenaban la cárcel de Testigos, pero no podían hacer nada más. Los Testigos ya contaban con abogados para conseguir la libertad bajo fianza de cualquiera que arrestaran. El efecto que esto producía era como el del simbólico enjambre de langostas mencionado en las Escrituras en Joel 2:7-11 y Revelación 9:1-11. De esta manera los Testigos podían seguir predicando las buenas nuevas frente a intensa oposición.

      Se denuncia el uso arbitrario de la autoridad

      Se juzgó provechoso informar a la gente de algunas regiones lo que sus propios funcionarios estaban haciendo. Cuando los tribunales de Quebec sometieron a los Testigos a procedimientos que recordaban los tribunales de la Inquisición, se envió a todos los miembros del cuerpo legislativo de Quebec una carta en la que se exponían los hechos. Como aquella gestión fue infructífera, la Sociedad envió copia de la carta a 14.000 empresarios de toda la provincia. Después llevó la información a los directores de periódicos para que la publicaran.

      En el este de Estados Unidos se informó al público a través de la radio. Un grupo de actores experimentados del Betel de Brooklyn, hábiles en el arte de imitar otras voces, formaron lo que se llamó el Teatro del Rey. Cuando funcionarios arbitrarios sometían a juicio a los testigos de Jehová, se hacía una relación taquigráfica completa de todo el proceso. Los actores asistían al tribunal para familiarizarse bien con el tono de voz y la manera de hablar de la policía, el fiscal y el juez. Después de dar amplia publicidad a fin de asegurarse de que hubiera un gran número de radioyentes, el Teatro del Rey representaba con extraordinario realismo las escenas ocurridas en el tribunal para que el público se enterara con exactitud de lo que sus funcionarios hacían. Con el tiempo, debido a la extensa publicidad de que eran objeto, algunos de estos funcionarios tuvieron más cuidado al tratar los casos de los Testigos.

      Acción unida frente a la opresión nazi

      Cuando el gobierno de la Alemania nazi inició una campaña para detener la actividad de los testigos de Jehová en ese país, se hicieron repetidos esfuerzos para lograr una audiencia con las autoridades alemanas. Pero no se consiguió remediar la situación. Para el verano de 1933 la obra estaba proscrita en la mayor parte de los estados alemanes. Por lo tanto, el 25 de junio de 1933 en una asamblea en Berlín los testigos de Jehová adoptaron una resolución en cuanto a su ministerio y los objetivos de este. Se envió un ejemplar impreso a todos los altos funcionarios del gobierno y se repartieron millones más entre el público. No obstante, en julio de 1933 los tribunales rehusaron conceder una audiencia para obtener remedio judicial. A principios del año siguiente, J. F. Rutherford escribió una carta personal a Adolf Hitler tocante a la situación y se la envió por medio de un mensajero especial. Luego, toda la hermandad mundial entró en acción.

      El domingo 7 de octubre de 1934, a las nueve de la mañana, se reunieron todos los grupos de Testigos de Alemania. Después de orar por la bendición y la guía de Jehová, cada grupo envió a los funcionarios del gobierno alemán una carta en la que expresaban su firme resolución de seguir sirviendo a Jehová. Antes de marcharse, examinaron juntos las palabras de su Señor, Jesucristo, que aparecen en Mateo 10:16-24. Luego salieron para dar testimonio a sus vecinos acerca de Jehová y su Reino bajo Cristo.

      Ese mismo día, los testigos de Jehová de todo el mundo se reunieron y, tras orar unidamente a Jehová, enviaron el siguiente cablegrama de advertencia al gobierno de Hitler: “El maltrato a los testigos de Jehová por parte de usted escandaliza a toda la gente buena de la Tierra y deshonra el nombre de Dios. Absténgase de perseguir más a los testigos de Jehová; de otro modo Dios lo destruirá a usted y a su partido nacional”. Pero el asunto no terminó ahí.

      La Gestapo intensificó sus esfuerzos por aplastar la actividad de los testigos de Jehová. Después de los arrestos masivos ocurridos en 1936, pensaron que tal vez lo habían conseguido. Pero luego, el 12 de diciembre de 1936, en una acción relámpago, unos 3.450 Testigos que todavía estaban libres en Alemania repartieron por todo el país una resolución en la que explicaban claramente el propósito de Jehová y manifestaban su determinación de obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. Los opositores no entendían cómo pudo haberse efectuado aquella distribución. Unos cuantos meses más tarde, ante el menosprecio de la Gestapo por las acusaciones contenidas en la resolución, los testigos de Jehová prepararon una carta abierta en la que nombraban sin reparos a los funcionarios nazis que habían abusado cruelmente de ellos. La carta se distribuyó ampliamente en Alemania en 1937. Así se pusieron al descubierto las acciones de hombres perversos, y todos se enteraron de ellas. Aquello permitió, además, que el público decidiera qué proceder adoptaría con respecto a estos siervos del Dios Altísimo. (Compárese con Mateo 25:31-46.)

      La publicidad mundial trae cierto alivio

      Otros gobiernos también han tratado con severidad a los testigos de Jehová y les han prohibido reunirse y predicar públicamente. En ocasiones han hecho que se les despida de sus empleos y se excluya a sus hijos de las escuelas. Algunos gobiernos también han recurrido a la violencia física. Sin embargo, estas mismas naciones normalmente cuentan con constituciones que garantizan la libertad religiosa. Con miras a aliviar a sus hermanos perseguidos, la Sociedad Watch Tower frecuentemente ha dado publicidad mundial a detalles concernientes a esta clase de trato. Para ello se ha valido de las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, y algunas veces la prensa pública ha divulgado tales informes. Luego los funcionarios del gobierno reciben de todas partes del mundo una avalancha de cartas en las que se intercede por los Testigos.

      Como consecuencia de una campaña semejante realizada en 1937 en el Estado de Georgia (E.U.A.), el gobernador recibió unas siete mil cartas de cuatro países en un espacio de dos días; también el alcalde de La Grange (Georgia) recibió miles de cartas. Campañas similares se realizaron igualmente en Argentina en 1978 y 1979, Benín en 1976, Burundi en 1989, Camerún en 1970, España en 1961 y 1962, Etiopía en 1957, Gabón en 1971, Grecia en 1963 y 1966, Jordania en 1959, Malaui en 1968, 1972, 1975 y 1976, Malaya en 1952, Mozambique en 1976, Portugal en 1964 y 1966, República Dominicana en 1950 y 1957, Singapur en 1972 y también en Suazilandia en 1983.

      Como ejemplo reciente de lo que han hecho los testigos de Jehová de todo el mundo para aliviar a sus hermanos oprimidos, analice lo ocurrido en Grecia. En 1986, debido a la intensa persecución emprendida contra los testigos de Jehová por instigación del clero ortodoxo griego, las revistas La Atalaya y ¡Despertad! (con una tirada internacional combinada de más de veintidós millones de ejemplares) dieron a conocer detalles de lo que allí ocurría. Se invitó a los Testigos de otros países a escribir a los funcionarios del gobierno griego en favor de sus hermanos. Lo hicieron y, como informó el diario Vradyni, el ministro de Justicia recibió una avalancha de más de doscientas mil cartas procedentes de más de doscientos países en 106 idiomas.

      Al año siguiente, cuando el Tribunal de Apelaciones de Hania (Creta) vio una causa relacionada con los Testigos, acudieron representantes de los testigos de Jehová de otros siete países (Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia y Japón) para actuar como litigantes y apoyar a sus hermanos cristianos. Luego, tras el fallo adverso del Tribunal Supremo de Grecia en 1988 en otro asunto relacionado con los Testigos, se apeló ante la Comisión Europea de los Derechos Humanos. Allí, el 7 de diciembre de 1990, a dieciséis juristas de casi toda Europa se les presentó la documentación de 2.000 arrestos y centenares de causas judiciales en las que los testigos de Jehová de Grecia habían sido sentenciados por hablar de la Biblia. (De hecho, hubo 19.147 arrestos en Grecia entre 1938 y 1992.) La comisión decidió unánimemente que aquel asunto debería ser tratado por el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos.

      En algunos casos, exponer la violación de los derechos humanos produce cierto alivio. Con todo, sin importar la acción que tomen jueces o gobernantes, los testigos de Jehová siguen obedeciendo a Dios como Gobernante Supremo.

      Obtención de reconocimiento legal

      La autorización para el ejercicio de la adoración verdadera no se origina del hombre ni de ningún gobierno humano. Procede de Jehová Dios mismo. Sin embargo, con el fin de conseguir el amparo de la ley seglar, en muchos países ha sido ventajoso que los testigos de Jehová se inscriban ante el gobierno como una asociación religiosa. La formación de corporaciones legales puede facilitar los planes de adquisición de terrenos para la construcción de una sucursal o los planes para imprimir a gran escala publicaciones bíblicas. En armonía con el precedente fijado por el apóstol Pablo en la antigua Filipos al ‘establecer legalmente las buenas nuevas’, los testigos de Jehová toman las medidas apropiadas para alcanzar dicha meta. (Fili. 1:7.)

      Algunas veces ha sido muy difícil lograr esto. Por ejemplo, en Austria, donde la Iglesia Católica tiene asegurado el apoyo económico del gobierno en virtud del concordato suscrito con el Vaticano, los funcionarios públicos rechazaron al principio los esfuerzos de los testigos de Jehová, y dijeron: ‘Su intención es formar una organización religiosa, y no es posible instituir una organización de esa índole bajo la legislación austriaca’. Sin embargo, en 1930 se pudo inscribir una asociación para distribuir Biblias y publicaciones relacionadas.

      En España, la actividad de los testigos de Jehová en el siglo XX se remonta al tiempo de la I Guerra Mundial. Pero desde los primeros años de la Inquisición en el siglo XV, y con muy pocas excepciones, la Iglesia Católica y el Estado español han sido como uña y carne. A raíz de los cambios ocurridos en los campos político y religioso, fue posible que la gente pudiera practicar otra religión, aunque no se permitía manifestar públicamente tal fe. Pese a estas circunstancias, los testigos de Jehová procuraron conseguir el reconocimiento legal en 1956 y, nuevamente, en 1965. No obstante, el verdadero progreso no llegó hasta que el Parlamento español aprobó la Ley de Libertad Religiosa de 1967. Finalmente, el 10 de julio de 1970, cuando en España la cifra de Testigos ascendía a más de once mil, se les otorgó reconocimiento legal.

      En 1948 se solicitó la inscripción legal de la Sociedad Watch Tower al gobernador de la colonia francesa de Dahomey (conocida ahora como Benín), pero no se les permitió registrarse legalmente hasta 1966, seis años después de que el país se constituyera en república independiente. No obstante, en 1976 se les privó de dicho reconocimiento, que luego se les devolvió en 1990 como consecuencia de los cambios ocurridos en el clima político y en la postura del gobierno en relación con la libertad religiosa.

      Aunque los testigos de Jehová habían disfrutado de reconocimiento legal en Canadá durante muchos años, la II Guerra Mundial proporcionó a sus adversarios una excusa que persuadiera al nuevo gobernador general para que declarara ilegales a los Testigos, lo cual ocurrió el 4 de julio de 1940. Dos años más tarde, cuando se dio a los Testigos la oportunidad de presentar una petición ante un comité seleccionado de la Cámara de los Comunes, el comité recomendó enérgicamente que se levantara la prohibición impuesta a los testigos de Jehová y a sus corporaciones legales. Sin embargo, se necesitaron repetidos y extensos debates en la Cámara de los Comunes y hubo que hacer mucho trabajo a fin de conseguir las firmas de personas de todo el país en favor de dos peticiones para que el ministro de Justicia, que era católico romano, se sintiera impulsado a quitar por completo la proscripción.

      Para que los testigos de Jehová de Europa oriental consiguieran el reconocimiento legal, fue preciso que se produjeran cambios drásticos en el panorama político. Finalmente, tras décadas de llamamientos en favor de la libertad religiosa, se otorgó a los Testigos el reconocimiento legal en Polonia y Hungría en 1989; en Rumania y Alemania oriental (antes de su reunificación con la República Federal Alemana), en 1990; en Bulgaria y la antigua Unión Soviética, en 1991, y en Albania, en 1992.

      Los testigos de Jehová se esfuerzan por trabajar en consonancia con las leyes de cada país. Basándose en la Biblia, apoyan firmemente el respeto a los funcionarios gubernamentales. Pero cuando las leyes de los hombres entran en conflicto con los mandamientos de Dios claramente expresados, entonces contestan: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. (Hech. 5:29.)

      Cuando el temor hace que la gente olvide las libertades fundamentales

      A causa del aumento del consumo de drogas y de la inflación —la cual a menudo obliga a ambos cónyuges a tener trabajo seglar—, los testigos de Jehová estadounidenses han tenido que enfrentarse con nuevas situaciones en su ministerio. Muchos vecindarios permanecen casi desiertos de día, y el robo en las casas abunda. La gente tiene miedo. A finales de los años setenta y principios de los ochenta, con el objetivo de no perder de vista a los extraños que entraban en una comunidad, se promulgó una nueva oleada de ordenanzas que exigían la consecución de licencias. Algunos pueblos amenazaron a los testigos de Jehová con arrestarlos si no obtenían los permisos. Pero ya se había puesto un buen fundamento legal, así que se podían tratar de solucionar los problemas sin acudir a los tribunales.

      En los lugares donde surgen dificultades los ancianos se reúnen con los funcionarios municipales para tratar de hallar una solución. Los testigos de Jehová rehúsan con firmeza pedir permiso para realizar la obra que Dios les ha mandado, y la Constitución estadounidense, reforzada por los fallos del Tribunal Supremo, garantiza la libertad de cultos y la libertad de prensa, que no están sujetas a ningún pago de permisos como requisito previo para ejercerlas. Sin embargo, los testigos de Jehová comprenden los temores que siente la gente y, de ser necesario, puede que decidan avisar a la policía antes de empezar a testificar en alguna zona. No obstante, si no se logra llegar a un acuerdo satisfactorio, un abogado de la oficina central de la Sociedad se pone en comunicación con los funcionarios locales para explicarles en qué consiste la obra de los testigos de Jehová, qué normas constitucionales garantizan su derecho a predicar y cómo pueden hacer valer tal derecho mediante demandas federales contra el municipio y sus funcionarios por violación de los derechos civiles.f

      En algunos países hasta ha sido menester acudir a los tribunales para reafirmar derechos fundamentales que se han dado por sentados durante mucho tiempo. Eso sucedió en Finlandia en 1976 y luego en 1983. Supuestamente con el fin de preservar la tranquilidad de los amos de casa, se promulgaron varias ordenanzas locales que prohibían las actividades religiosas que implicaran ir de casa en casa. No obstante, en los tribunales de Loviisa y Rauma se indicó que la predicación de casa en casa forma parte de la religión de los testigos de Jehová y que el Estado había aprobado este método de evangelizar al conceder carta constitucional a la asociación religiosa de los testigos de Jehová. También se mostró que muchas personas reciben con gusto las visitas de los Testigos y que prohibirlas tan solo porque no todos las agradecen estaría contra la libertad. Como consecuencia del fallo favorable obtenido en estos casos, muchos pueblos y ciudades revocaron sus ordenanzas.

      Se configura el Derecho Constitucional

      La actividad de los testigos de Jehová ha sido un factor de peso en la configuración de las leyes de algunos países. Todo estudiante de Derecho estadounidense conoce muy bien la aportación de los testigos de Jehová a la defensa de los derechos civiles en Estados Unidos. Artículos como los que se mencionan a continuación reflejan hasta qué grado han contribuido: “La deuda del Derecho Constitucional con los testigos de Jehová”, publicado en Minnesota Law Review de marzo de 1944, y “Los testigos de Jehová en el Tribunal Supremo, un catalizador de la evolución del Derecho Constitucional”, publicado en 1987 en University of Cincinnati Law Review.

      Sus litigios constituyen una parte significativa de la legislación estadounidense relativa a la libertad de cultos, de expresión y de prensa. Estos casos han contribuido en gran manera a la preservación de las libertades, no solo de los testigos de Jehová, sino también de toda la población. En un discurso pronunciado en la Universidad de Drake, Irving Dilliard, reconocido escritor y director de publicaciones, dijo: “Gústele o no, los testigos de Jehová han hecho más para ayudar a preservar nuestras libertades que cualquier otro grupo religioso”.

      Y refiriéndose a la situación de Canadá, el libro State and Salvation—The Jehovah’s Witnesses and Their Fight for Civil Rights (El Estado y la salvación. Los Testigos de Jehová y su lucha por los derechos civiles) dice en su prólogo: “Los testigos de Jehová enseñaron al estado, y al pueblo canadiense, lo que debe ser la aplicación práctica de la protección legal a los grupos disidentes. Además, la [...] persecución [de los Testigos de la provincia de Quebec] desembocó en una serie de pleitos que, en los años cuarenta y cincuenta, llegaron hasta el Tribunal Supremo de Canadá. Estos también hicieron una importante contribución a las posturas canadienses respecto a los derechos civiles y constituyen la base de la jurisprudencia de las libertades civiles de Canadá hoy día”. “Uno de los resultados” de la batalla legal de los Testigos en favor de la libertad de cultos —explica el libro— “fue el largo proceso de estudios y debates que llevó a la elaboración de la Carta de Derechos”, que hoy es parte de la ley fundamental de Canadá.

      Supremacía de la ley divina

      No obstante, ante todo la historia jurídica de los testigos de Jehová da testimonio de su convicción de que la ley divina es suprema. Su postura está fundamentada en su comprensión de la cuestión de la soberanía universal. Reconocen a Jehová como el único Dios verdadero y el justo Soberano del universo. Por lo tanto, asumen firmemente la postura de que cualquier ley o fallo judicial que prohíba hacer lo que Jehová manda carece de validez y de que la agencia humana que imponga tales restricciones comete un abuso de autoridad. Su actitud es como la de los apóstoles de Jesucristo, que dijeron: “Debemos obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. (Hech. 5:29.)

      Con la ayuda de Dios, los testigos de Jehová están resueltos a predicar estas buenas nuevas del Reino de Dios en toda la Tierra habitada para testimonio a todas las naciones antes de que venga el fin. (Mat. 24:14.)

      [Notas a pie de página]

      a El primer número tenía fecha del 1 de octubre de 1919. La distribución de aquella revista y sus sucesoras, Consolation y Awake! (Consolación y ¡Despertad!), ha sido extraordinaria. En 1992 la tirada regular de ¡Despertad! era de 13.110.000 ejemplares en 67 idiomas.

      b Como regla general, cuando se llevaba a los testigos de Jehová a los tribunales por predicar, interponían recurso de apelación en lugar de pagar las multas. Si perdían el caso, entonces, en vez de pagar la multa, iban a la cárcel si la ley así lo permitía. El que los Testigos se negaran constantemente a pagar las multas contribuyó a que algunos funcionarios dejaran de interferir en su predicación. Aunque esta estrategia todavía puede emplearse en algunas circunstancias, La Atalaya del 1 de septiembre de 1975 señaló que en muchos casos la multa podía considerarse apropiadamente como una pena judicial y que, por lo tanto, pagarla no equivaldría a declararse culpable, tal como ir a prisión no probaba la culpabilidad del acusado.

      c Lovell contra la ciudad de Griffin, 303 U.S. 444 (1938).

      d Schneider contra el Estado de Nueva Jersey (Ciudad de Irvington), 308 U.S. 147 (1939).

      e 310 U.S. 296 (1940).

      f 297 Mass. 65 (1935). El pleito implicaba a un estudiante de 8 años, cuyo nombre correcto es Carleton Nichols.

      g 302 U.S. 656 (1937) (de Georgia).

      h 303 U.S. 624 (1938) (de Nueva Jersey).

      i 306 U.S. 621 (1939) (de California).

      j 306 U.S. 621 (1939) (de Massachusetts).

      k 310 U.S. 586 (1940). Walter Gobitas (como se escribe su nombre correctamente) y sus hijos, Lillian y William, habían acudido a los tribunales para evitar que la junta de educación negara el permiso a los dos jóvenes para asistir a la escuela pública de Minersville por negarse a saludar la bandera del país. El Tribunal Federal de Primera Instancia y el Tribunal Federal de Apelación fallaron en favor de los testigos de Jehová. Después, la junta apeló del fallo ante el Tribunal Supremo.

      l 316 U.S. 584 (1942).

      a 319 U.S. 105 (1943).

      b Durante el año civil de 1943 se presentaron peticiones y apelaciones ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos en veinticuatro procesos relacionados con los testigos de Jehová.

      c 319 U.S. 624 (1943).

      d 319 U.S. 583 (1943).

      e De 1919 a 1988 se presentaron peticiones y apelaciones ante el Tribunal Supremo estadounidense en un total de 138 casos relacionados con los testigos de Jehová. De estos, 130 fueron presentados por los testigos de Jehová y ocho por sus demandantes. El Tribunal Supremo rehusó revisar 67 de ellos porque, desde su punto de vista en aquel momento, no implicaban asuntos importantes referentes a la Constitución o los Estatutos Federales. En 47 de los casos que sí se trataron, los fallos favorecieron a los testigos de Jehová.

      f Jane Monell contra el Departamento de Servicios Sociales de la Ciudad de Nueva York, 436 U.S. 658 (1978).

      [Comentario en la página 680]

      Los gobiernos proscribieron a los testigos de Jehová en un país tras otro

      [Comentario en la página 682]

      El acusado fue absuelto, y el sacerdote salió del tribunal enfurecido

      [Comentario en la página 693]

      Algunos funcionarios tuvieron más cuidado al tratar los casos que implicaban a los Testigos

      [Recuadro en la página 684]

      Testimonio al Tribunal Supremo estadounidense

      Al comparecer ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos como abogado defensor en el proceso “Gobitis”, Joseph F. Rutherford, miembro del Colegio de Abogados de Nueva York y presidente de la Sociedad Watch Tower, enfocó claramente la atención en la importancia de someterse a la soberanía de Jehová Dios. Dijo:

      “Son testigos de Jehová aquellos que dan testimonio del nombre del Dios Altísimo, el único cuyo nombre es JEHOVÁ. [...]

      ”Llamo la atención al hecho de que, hace más de seis mil años, Jehová Dios prometió establecer un gobierno de justicia por medio del Mesías. A su tiempo cumplirá esa promesa. Los hechos de la actualidad, examinados a la luz de la profecía, indican que ese tiempo está próximo. [...]

      ”Dios, Jehová, es la única Fuente de la vida. No hay nadie más que pueda darla. El Estado de Pensilvania no puede dar la vida. Tampoco puede darla el gobierno estadounidense. Dios hizo esta ley [que prohíbe la adoración de imágenes], como dijo Pablo, para salvaguardar a su pueblo de la idolatría. Ustedes dicen que es una trivialidad. También lo fue el acto de Adán de comer del fruto prohibido. No fue la manzana que Adán comió, sino el acto de desobedecer a Dios. La cuestión es si el hombre va a obedecer a Dios o si va a obedecer a alguna institución humana. [...]

      ”Le recuerdo a este tribunal (está de más que lo haga) que en el proceso ‘La Iglesia contra Estados Unidos’ este tribunal sostuvo que Estados Unidos es una nación cristiana; y eso significa que debe ser obediente a la ley Divina. También significa que este tribunal toma conciencia, jurídicamente, de que la ley de Dios es suprema. Y si un hombre cree a conciencia que la ley de Dios es suprema y a conciencia se comporta como corresponde, ninguna autoridad humana puede controlar su conciencia o interferir en ella. [...]

      ”Permítaseme señalar este hecho: que al iniciarse las sesiones de este tribunal el pregonero anuncia las palabras: ‘Dios salve a Estados Unidos y a este honorable Tribunal’. Ahora yo digo: que Dios salve a este honorable tribunal de cometer un error que llevaría al pueblo de Estados Unidos a convertirse en una clase totalitaria y destruir todas las libertades garantizadas por la Constitución. Este es un asunto sagrado para todo estadounidense que ame a Dios y Su Palabra.”

      [Recuadro en la página 687]

      Se prepara el escenario para un cambio radical de postura

      Cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos dictaminó en 1940, en el caso “Distrito Escolar de Minersville contra Gobitis”, que a los niños de edad escolar se les podía exigir que saludaran la bandera, ocho de los nueve magistrados estuvieron de acuerdo. Solo el magistrado Stone disintió. Pero dos años después, otros tres magistrados (Black, Douglas y Murphy) aprovecharon la ocasión en que expresaban su disconformidad en el proceso “Jones contra Opelika” para decir que creían que el fallo dictado en el proceso “Gobitis” estaba equivocado porque había puesto la libertad religiosa en una posición subordinada. Esto quiso decir que cuatro de los nueve magistrados eran partidarios de revocar aquel fallo. Dos de los otros cinco que le habían restado importancia a la libertad religiosa se habían jubilado. Había dos magistrados nuevos (Rutledge y Jackson) cuando se presentó el siguiente caso tocante al saludo de la bandera ante el Tribunal Supremo. En 1943, en el proceso “Consejo de Enseñanza de West Virginia contra Barnette”, estos dos votaron en favor de la libertad religiosa y en contra del saludo obligatorio a la bandera. Así pues, con seis votos a favor y tres en contra, el tribunal cambió la postura que había adoptado en cinco pleitos anteriores (“Gobitis”, “Leoles”, “Hering”, “Gabrielli” y “Johnson”), de cuyas sentencias se había apelado a este tribunal.

      Es de interés notar lo que el magistrado Frankfurter dijo al disentir del fallo del proceso “Barnette”: “Como ha sucedido en el pasado, el tribunal cambiará de vez en cuando su postura. Pero creo que nunca antes de estos litigios de los testigos de Jehová (salvo en desviaciones menores corregidas posteriormente) el tribunal ha desautorizado fallos con el fin de restringir las facultades del gobierno democrático”.

      [Recuadro en la página 688]

      “Una forma antiquísima de evangelización misional”

      En 1943, en el proceso “Murdock contra Pensilvania”, el Tribunal Supremo de Estados Unidos dijo, entre otras cosas, lo siguiente:

      “La distribución personal de tratados religiosos es una forma antiquísima de evangelización misional, tan antigua como la historia de la imprenta. Ha sido una fuerza potente en diversos movimientos religiosos a lo largo de los años. Hoy usan extensamente esta forma de evangelización diferentes sectas religiosas cuyos repartidores llevan el Evangelio a miles y miles de hogares, intentando ganar adeptos a su fe mediante visitas personales. Es más que predicar; es más que distribuir publicaciones religiosas. Es una combinación de las dos cosas. Su propósito es tan evangélico como el de las reuniones para el despertar religioso. Esta forma de actividad religiosa ocupa, según la Primera Enmienda, la misma posición elevada que ocupa el culto en las iglesias y la predicación desde el púlpito. Tiene el mismo derecho de protección que tienen las prácticas religiosas más ortodoxas o convencionales. Tiene también, como las demás formas de culto, el mismo derecho a las garantías de libertad de expresión y de prensa.”

      [Recuadro en la página 690]

      “Igualdad de derechos para todos”

      Con ese título una conocida columnista canadiense escribió lo siguiente en 1953: “El fallo dictado por el Tribunal Supremo de Canadá en el pleito Saumur [llevado ante el tribunal por los testigos de Jehová] debería celebrarse con una gran fogata en Parliament Hill; una fogata digna de una gran ocasión. Pocos fallos en la historia de la Justicia canadiense revisten mayor importancia. Pocos tribunales han podido ser de mayor utilidad a Canadá que este. Con ningún otro han quedado más endeudados los canadienses que aprecian su herencia de libertad. [...] No hay fogatas suficientemente grandes como para celebrar el veredicto”.

      [Recuadro en la página 694]

      Firme declaración dirigida al estado nazi

      El 7 de octubre de 1934 todas las congregaciones de los testigos de Jehová de Alemania enviaron la siguiente carta al gobierno alemán:

      “A LOS FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO:

      ”La Palabra de Jehová Dios, como se presenta en la Santa Biblia, es la ley suprema, y para nosotros es la única guía porque nos hemos dedicado a Dios y somos seguidores verdaderos y sinceros de Cristo Jesús.

      ”El año pasado, contrario a la ley de Dios y violando nuestros derechos, ustedes nos prohibieron reunirnos para estudiar la Palabra de Dios, adorarle y servirle como testigos de Jehová. En su Palabra él nos manda que no dejemos de reunirnos. (Hebreos 10:25.) A nosotros Jehová nos ordena: ‘Vosotros sois mis testigos, y yo soy Dios. Id y dad a la gente mi mensaje’. (Isaías 43:10, 12; Isaías 6:9; Mateo 24:14.) Hay un conflicto directo entre la ley de ustedes y la ley de Dios, y, siguiendo el ejemplo de los fieles apóstoles, ‘tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres’, y eso es precisamente lo que haremos. (Hechos 5:29.) Por lo tanto, la presente tiene como fin hacerles saber que obedeceremos los mandamientos de Dios a toda costa, que nos reuniremos para el estudio de su Palabra y que le adoraremos y serviremos como él manda. Si su gobierno o sus funcionarios actúan violentamente contra nosotros porque obedecemos a Dios, entonces nuestra sangre recaerá sobre ustedes y ustedes tendrán que responderle al Dios Todopoderoso.

      ”No estamos interesados en los asuntos políticos, sino completamente dedicados al Reino de Dios bajo Cristo, su Rey. No le haremos daño a nadie. Nos gustaría mucho poder vivir en paz y hacer el bien a todos los hombres según se presente la oportunidad; pero, puesto que su gobierno y sus funcionarios siguen intentando obligarnos a desobedecer la máxima ley del universo, nos vemos en la obligación de comunicarles ahora que, por la gracia divina, obedeceremos a Jehová Dios y confiaremos enteramente en que él nos librará de toda la opresión y de los opresores.”

      [Recuadro en la página 697]

      Testigos proscritos manifiestan claramente su postura

      La organización de los testigos de Jehová fue proscrita oficialmente en Canadá en 1940. Después, se entablaron más de quinientas acciones judiciales. ¿Qué defensa podían presentar los Testigos? Con respeto y firmeza a la vez, solían hacer ante el tribunal una declaración que más o menos expresaba lo siguiente:

      ‘No tengo que disculparme por ofrecer estos libros. Enseñan el camino a la vida eterna. Creo con sinceridad que explican el propósito del Dios Todopoderoso de establecer un Reino de justicia en la Tierra. Para mí, han sido la mayor bendición de mi vida. En mi opinión, destruir estos libros y el mensaje de Dios que contienen sería un pecado contra el Todopoderoso, tal como sería un pecado quemar la propia Biblia. Toda persona tiene que escoger si se expondrá a la desaprobación de los hombres o a la del Dios Todopoderoso. Por lo que a mí respecta, ya me he puesto del lado del Señor y de Su Reino, y procuro honrar el nombre del Altísimo, que es Jehová, y si por ello he de ser castigado, entonces los que impongan el castigo asumirán su responsabilidad delante de Dios.’

      [Recuadro en la página 698]

      Lo que opinaban miembros del gobierno canadiense

      He aquí unas declaraciones hechas por varios miembros de la Cámara de los Comunes de Canadá en 1943 al instar al ministro de Justicia a eliminar la proscripción de los testigos de Jehová y sus corporaciones legales:

      “El Ministerio de Justicia no aportó ante el comité ninguna prueba que indicara que en cualquier momento debería haberse declarado ilegal la organización de los testigos de Jehová. [...] Es una deshonra para el Dominio del Canadá que se enjuicie a las personas por sus convicciones religiosas como se ha enjuiciado a esta pobre gente.” “En mi opinión lo que mantiene la proscripción es el puro prejuicio religioso.”—Sr. Angus MacInnis.

      “La mayoría de nosotros sabemos por experiencia que estas personas son inofensivas, que no tienen intenciones de perjudicar al Estado. [...] ¿Por qué no se ha levantado la proscripción? No puede ser por temor a que esta organización cause daño a los intereses del Estado, o que sus acciones socaven el esfuerzo bélico. Nunca ha existido la más mínima prueba que demuestre tal cosa.”—Sr. John G. Diefenbaker.

      “Se pregunta uno si las medidas tomadas contra los testigos de Jehová se deben mayormente a su postura respecto a los católicos más bien que a una postura de naturaleza subversiva.” —Sr. Victor Quelch.

      [Recuadro en la página 699]

      “Contribución [...] a la causa de la libertad religiosa”

      “No sería justo concluir este breve informe sobre las dificultades de los testigos de Jehová con el Estado sin referirnos a la contribución que han hecho a la causa de la libertad religiosa de nuestra Constitución como resultado de su persistencia. En los últimos años han pasado más tiempo en los tribunales que cualquier otra confesión religiosa, y aunque al público le parezca que son de miras estrechas, han sido fieles a sus convicciones, y el resultado ha sido que los tribunales federales han dictado una serie de fallos que han consolidado y ampliado las garantías de libertad religiosa de los ciudadanos estadounidenses y han protegido y extendido sus libertades civiles. Unos treintaiún litigios que los implicaban llegaron al Tribunal Supremo en el quinquenio comprendido entre 1938 y 1943, y las sentencias que se dictaron en dichos procesos, así como en procesos posteriores, han dado gran adelanto a la causa de las libertades prescritas en la Carta de Derechos en general y a la protección de la libertad religiosa en particular.”—“Church and State in the United States”, de Anson Phelps Stokes, tomo 3, 1950, página 546.

      [Fotografías en las páginas 700 y 701]

      Gozan de libertad para adorar libremente a Dios

      En muchos países donde antes los testigos de Jehová no gozaban de completa libertad religiosa, ahora pueden reunirse públicamente para adorar a Dios y expresar con libertad a otras personas las buenas nuevas del Reino de Dios.

      Quebec (Canadá)

      Los pocos Testigos que había en Châteauguay fueron atacados por una chusma en los años cuarenta. En 1992, más de veintiún mil Testigos de la provincia de Quebec se reunían libremente en sus Salones del Reino

      San Petersburgo (Rusia)

      En 1992, un total de 3.256 personas se presentaron para ser bautizadas en la primera asamblea international de los testigos de Jehová celebrada en Rusia

      Palma (España)

      La alegría de los testigos de Jehová al poder reunirse públicamente después de su reconocimiento legal en 1970, se reflejaba en los grandes letreros que colocaban en sus lugares de reunión

      Tartu (Estonia)

      Los Testigos de Estonia agradecen haber recibido publicaciones bíblicas sin dificultad desde 1990

      Maputo (Mozambique)

      Menos de un año después de que se diera reconocimiento legal a los testigos de Jehová en 1991, más de cincuenta congregaciones de entusiastas Testigos llevaban a cabo su ministerio en la capital y sus alrededores

      Cotonou (Benín)

      Al asistir a una reunión en 1990, a muchos les sorprendió ver una pancarta que daba la bienvenida en público a los testigos de Jehová. Allí se enteraron de que se había levantado la proscripción impuesta a su adoración

      Praga (Checoslovaquia)

      Abajo se ve a algunos Testigos que sirvieron a Jehová bajo proscripción gubernamental durante cuarenta años. En 1991 se regocijaron de poder reunirse en una asamblea internacional de los testigos de Jehová en Praga

      Luanda (Angola)

      Al levantarse la proscripción en 1992, más de cincuenta mil personas y familias agradecieron el que los Testigos estudiaran la Biblia con ellos

      Kiev (Ucrania)

      Las reuniones en este país (por lo general en salones alquilados) son muy concurridas, sobre todo desde 1991 cuando se concedió reconocimiento legal a los testigos de Jehová

      [Fotografías en la página 679]

      Se han presentado apelaciones y peticiones ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos en 138 casos relacionados con los testigos de Jehová. La defensa de 111 de ellos, entre 1939 y 1963, estuvo a cargo de Hayden Covington (que aparece abajo)

      [Fotografía en la página 681]

      Maurice Duplessis, primer ministro de Quebec, se arrodilla públicamente ante el cardenal Villeneuve a fines de los años treinta y le pone un anillo en el dedo como prueba de los vínculos estrechos entre la Iglesia y el Estado. En Quebec, la persecución de que fueron objeto los testigos de Jehová fue especialmente intensa

      [Fotografía en la página 683]

      W. K. Jackson, que formó parte del personal jurídico de la sede de la Sociedad, fue miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová durante diez años

      [Fotografía en la página 685]

      Rosco Jones, cuyo litigio relativo al ministerio de los testigos de Jehová fue llevado dos veces al Tribunal Supremo estadounidense

      [Fotografías en la página 686]

      Magistrados del Tribunal Supremo de Estados Unidos que, con seis votos a favor y tres en contra en el proceso “Barnette”, rechazaron el saludo obligatorio a la bandera en favor de la libertad de cultos. Este fallo revocó el fallo que el tribunal había dictado anteriormente en el proceso “Gobitis”

      Niños implicados en los litigios

      Lillian y William Gobitas

      Marie y Gathie Barnette

      [Fotografía en la página 689]

      Aimé Boucher, absuelto por el Tribunal Supremo de Canadá de cargos de sedición contra los testigos de Jehová

      [Fotografías en la página 691]

      Este tratado, publicado en tres idiomas, informó a todo Canadá de las atrocidades cometidas contra los testigos de Jehová de Quebec

      [Fotografías en la página 692]

      Fue necesario enseñar a los testigos de Jehová los procedimientos legales para que pudieran encararse con la oposición a su ministerio; estas son algunas publicaciones jurídicas que utilizaron

  • Cómo los ha escogido y guiado Dios
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 31

      Cómo los ha escogido y guiado Dios

      “ES SOLO lógico que habría una sola religión verdadera. Esto está en armonía con el hecho de que el Dios verdadero ‘no es Dios de desorden, sino de paz’. (1 Corintios 14:33) La Biblia dice que en realidad hay solo ‘una fe’. (Efesios 4:5) Entonces, ¿quiénes forman el cuerpo o grupo de adoradores verdaderos hoy día? No vacilamos en decir que son los testigos de Jehová”, dice el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra.a

      Algunas personas quizás pregunten: ‘¿Cómo pueden estar seguros de que poseen la religión verdadera? Ustedes no tienen prueba sobrenatural de ello, como, por ejemplo, dones milagrosos. Además, ¿no han tenido que modificar sus puntos de vista y sus enseñanzas a través de los años? ¿Cómo pueden, pues, estar tan seguros de que Dios los guía?’.

      Para contestar estas preguntas, sería útil analizar primero cómo Jehová escogió y dirigió a su pueblo en la antigüedad.

      A quién escogió Dios en tiempos bíblicos

      En el siglo XVI a.E.C., Jehová reunió a los israelitas al pie del monte Sinaí y los invitó a ser su pueblo escogido. Pero primero les informó que tenían que satisfacer ciertos requisitos específicos. Les dijo: “Si ustedes obedecen estrictamente mi voz [...], entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial”. (Éxo. 19:5.) Mediante Moisés, Jehová expresó con claridad cuáles eran los requisitos, después de lo cual la gente respondió: “Todas las palabras que ha hablado Jehová estamos dispuestos a ponerlas por obra”. Jehová entonces hizo un pacto con Israel y le dio su Ley. (Éxo. 24:3-8, 12.)

      Escogidos por Dios, ¡qué extraordinario privilegio! Pero ese privilegio responsabilizó a Israel de obedecer estrictamente la Ley de Dios. El que no lo hicieran resultaría en que se les rechazara como nación. Para infundir en ellos un temor saludable con el fin de que le obedecieran, Jehová hizo que hubiera señales espectaculares de origen sobrenatural: “Empezó a haber truenos y relámpagos”, y “toda la montaña estaba temblando muchísimo”. (Éxo. 19:9, 16-18; 20:18, 20.) Por unos mil quinientos años desde entonces los israelitas se hallaron en una posición singular: fueron el pueblo escogido de Dios.

      Sin embargo, en el siglo I E.C. la situación cambió drásticamente. Israel perdió su posición privilegiada y Jehová la abandonó debido a que aquella nación rechazó a su Hijo. (Mat. 21:43; 23:37, 38; Hech. 4:24-28.) Jehová entonces produjo la congregación cristiana primitiva, fundada en Cristo. En el Pentecostés de 33 E.C., Jehová derramó su espíritu santo sobre los seguidores de Jesús que se hallaban en Jerusalén y los hizo “una raza escogida, [...] una nación santa, un pueblo para posesión especial”. (1 Ped. 2:9; Hech. 2:1-4; Efe. 2:19, 20.) Llegaron a ser los “escogidos de Dios”. (Col. 3:12.)

      Ser miembro de aquella nación escogida dependía de que se cumpliera con ciertas condiciones. Jehová estableció requisitos morales y espirituales estrictos que se tenían que satisfacer. (Gál. 5:19-24.) Los que llenaban los requisitos estaban en posición de ser escogidos por él. No obstante, una vez que Dios los escogía, era de suma importancia que siguieran obedeciendo Sus leyes. Solo ‘los que le obedecieran como gobernante’ seguirían recibiendo su espíritu santo. (Hech. 5:32.) Los que no le obedecían estaban en peligro de ser expulsados de la congregación y de perder su herencia en el Reino de Dios. (1 Cor. 5:11-13; 6:9, 10.)

      Pero ¿cómo sabrían otros que Dios realmente había escogido a aquella congregación cristiana primitiva para reemplazar a Israel como “la congregación de Dios”? (Hech. 20:28.) La selección divina se hizo patente. Después de la muerte de Jesús, Dios concedió a los miembros de aquella congregación cristiana dones milagrosos que probaron que ellos eran ahora los escogidos de Dios. (Heb. 2:3, 4.)

      Sin embargo, en tiempos bíblicos, ¿se necesitaron siempre señales o milagros para identificar a los que Dios había escogido y guiado? No, de ninguna manera. Las obras milagrosas no fueron sucesos comunes durante la historia bíblica. La mayoría de las personas que vivieron en aquellos tiempos nunca presenciaron un milagro. Gran parte de los milagros registrados en la Biblia tuvieron lugar en los días de Moisés y Josué (siglos XVI y XV a.E.C.), Elías y Eliseo (siglos X y IX a.E.C.), y Jesús y sus apóstoles (siglo I E.C.). Otras personas fieles escogidas por Dios con propósitos especiales, como Abrahán y David, vieron o experimentaron manifestaciones del poder de Dios, pero no hay prueba alguna de que ellas mismas hicieran milagros. (Gén. 18:14; 19:27-29; 21:1-3; compárese con 2 Samuel 6:21; Nehemías 9:7.) En cuanto a los dones milagrosos del siglo primero, la Biblia predijo que ‘serían eliminados’. (1 Cor. 13:8.) Y esto aconteció con la muerte del último de los doce apóstoles y de aquellos que habían recibido los dones milagrosos mediante ellos. (Compárese con Hechos 8:14-20.)

      ¿A quiénes ha escogido Dios en nuestro tiempo?

      Después del siglo primero, la apostasía predicha se desarrolló sin impedimento alguno. (Hech. 20:29, 30; 2 Tes. 2:7-12.) Por muchos siglos la lámpara del cristianismo verdadero emitió una luz muy débil. (Compárese con Mateo 5:14-16.) Sin embargo, en una ilustración Jesús indicó que en la ‘conclusión del sistema de cosas’ se vería claramente la diferencia entre “el trigo” (los cristianos verdaderos) y “la mala hierba” (los cristianos de imitación). El trigo, o “los escogidos”, serían juntados en la única verdadera congregación cristiana, como ocurrió en el siglo primero. (Mat. 13:24-30, 36-43; 24:31.) Jesús también llamó a los miembros ungidos de esa congregación “el esclavo fiel y discreto”, e indicó que en el tiempo del fin estos proveerían alimento espiritual. (Mat. 24:3, 45-47.) A ese esclavo fiel se le uniría “una gran muchedumbre” de adoradores verdaderos de todas las naciones. (Rev. 7:9, 10; compárese con Miqueas 4:1-4.)

      ¿Cómo se identificaría a los adoradores verdaderos que vivieran en el tiempo del fin?, ¿estarían siempre en lo correcto?, ¿sería infalible su juicio? Los apóstoles de Jesús necesitaron corrección. (Luc. 22:24-27; Gál. 2:11-14.) Al igual que los apóstoles, los verdaderos seguidores de Cristo en nuestro día tienen que ser humildes, estar dispuestos a aceptar disciplina y, cuando sea necesario, hacer ajustes a fin de armonizar más estrechamente su manera de pensar con la de Dios. (1 Ped. 5:5, 6.)

      Cuando el mundo entró en los últimos días en 1914, ¿qué grupo demostró ser la única y verdadera organización cristiana? La cristiandad estaba llena de iglesias que afirmaban representar a Cristo. Pero ¿cuál de estas, si acaso alguna, satisfacía los requisitos bíblicos?

      La única y verdadera congregación cristiana tendría que ser una organización que se apegara a la Biblia como su autoridad principal, no una que citara de vez en cuando algunos versículos, pero que rechazara los demás cuando no estuvieran en conformidad con su teología del momento. (Juan 17:17; 2 Tim. 3:16, 17.) Tenía que ser una organización cuyos miembros —no algunos, sino todos— verdaderamente no fueran parte del mundo, en imitación de Cristo. Por eso, ¿cómo pudieran envolverse ellos en la política, como lo han hecho repetidas veces las iglesias de la cristiandad? (Juan 15:19; 17:16.) La verdadera organización cristiana tendría que dar testimonio del nombre divino, Jehová, y efectuar la obra que Jesús mandó que se hiciera: la predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios. Al igual que la congregación del siglo primero, no solo algunos de sus miembros, sino todos, serían evangelizadores que sirvieran de toda alma. (Isa. 43:10-12; Mat. 24:14; 28:19, 20; Col. 3:23.) A los adoradores verdaderos también se les conocería por el amor abnegado que se mostrarían unos a otros, un amor que superaría barreras raciales y nacionales, y los uniría en una hermandad mundial. Ese amor no solo tendría que manifestarse en casos aislados, sino también de una manera que los distinguiera realmente como organización. (Juan 13:34, 35.)

      En 1914, cuando comenzó el tiempo del fin, era evidente que ninguna de las iglesias de la cristiandad cumplía con estos requisitos bíblicos, los cuales tenía que satisfacer la única y verdadera congregación cristiana. Pero ¿qué se podía decir de los Estudiantes de la Biblia, como se conocía entonces a los testigos de Jehová?

      Éxito en la búsqueda de la verdad

      En su juventud, C. T. Russell llegó a la conclusión de que la cristiandad había tergiversado la Biblia. También creía que había llegado el tiempo de que se entendiera la Palabra de Dios, y de que la comprendieran los que con sinceridad estudiaran la Biblia y la aplicaran en su vida.

      Una biografía de Russell, publicada poco después de su muerte, explicó: “No fue el fundador de una nueva religión, y nunca dijo que lo fuera. Dio nueva vida a las grandes verdades que Jesús y sus apóstoles enseñaron, y dirigió hacia ellas la luz del siglo XX. Nunca aseguró que hubiera recibido una revelación especial de Dios, pero sostuvo que había llegado el tiempo designado por Dios para que se comprendiera la Biblia; y que, consagrado como estaba al Señor y a Su servicio, se le había permitido entenderla. Puesto que se dedicó al cultivo de los frutos y la gracia del Espíritu Santo, se cumplió en él la promesa del Señor: ‘Porque si estas cosas se hallaren, y abundaren en vosotros: no os dejarán vacíos, e infructuosos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo’ (2 Pedro 1:5-8)” (The Watch Tower, 1 de diciembre de 1916, página 356).

      La búsqueda de entendimiento bíblico que emprendieron C. T. Russell y sus colaboradores produjo resultados. Como personas que amaban la verdad, creían que la Biblia era la Palabra inspirada de Dios. (2 Tim. 3:16, 17.) Rechazaron las ideas evolucionistas de Darwin y los puntos de vista de la alta crítica de la Biblia que socavaban la fe. Al aceptar las Escrituras como la autoridad suprema, también rechazaron, por considerarlas antibíblicas, enseñanzas como la Trinidad, la inmortalidad del alma y el tormento eterno, doctrinas cuyas raíces eran paganas. Entre las “grandes verdades” que aceptaron estuvieron la de que Jehová es el Creador de todas las cosas, que Jesucristo es el Hijo de Dios que dio su vida en rescate por otros y que cuando Jesús regresara su presencia sería invisible como criatura espiritual. (Mat. 20:28; Juan 3:16; 14:19; Rev. 4:11.) También comprendieron con claridad que el hombre es un alma mortal. (Gén. 2:7; Eze. 18:20.)

      No es que los Estudiantes de la Biblia que se asociaban con Russell hubieran descubierto todas estas verdades; muchas de las cuales algunas personas sinceras que afirmaban ser cristianas las habían comprendido tiempo atrás y hasta las habían aceptado firmemente, aunque no eran enseñanzas populares. Pero ¿se habían amoldado aquellas personas a todos los requisitos bíblicos de la adoración verdadera? Por ejemplo, ¿se habían mantenido realmente separadas del mundo, como Jesús dijo que se mantendrían sus verdaderos seguidores?

      Además del punto de vista que adoptaron respecto a la Biblia, ¿de qué otras maneras sobresalieron los primeros Estudiantes de la Biblia que se asociaron con Russell? Sin duda, una de ellas fue su celo por llevar sus creencias a otros, dando un énfasis especial a la proclamación del nombre y el Reino de Dios. Aunque eran relativamente pocos, no tardaron en llegar a muchos países con las buenas nuevas. ¿Se mantuvieron realmente separados del mundo como seguidores de Cristo? En algunos aspectos, sí. Pero desde la I Guerra Mundial se han percatado, con más claridad, de la responsabilidad que esto implica, lo que se ha convertido en una característica sobresaliente de los testigos de Jehová. No se puede pasar por alto el hecho de que, mientras otros grupos religiosos aclamaban a la Sociedad de Naciones y, más tarde, a las Naciones Unidas, los testigos de Jehová proclamaban que el Reino de Dios —y no una organización de hechura humana— es la única esperanza de la humanidad.

      Pero ¿no han rectificado sus creencias los testigos de Jehová a través de los años? Si en verdad Dios los había escogido y guiado, y si sus enseñanzas tenían el respaldo de las Escrituras, entonces, ¿qué necesidad habría de tales cambios?

      Cómo guía Jehová a su pueblo

      Los que componen la actual organización cristiana no reciben revelaciones angélicas ni inspiración divina. Pero sí tienen las Santas Escrituras inspiradas, que contienen revelaciones del pensamiento y la voluntad de Dios. Como organización, e individualmente, aceptan la Biblia como la verdad divina, la estudian cuidadosamente y permiten que esta obre en ellos. (1 Tes. 2:13.) Pero ¿cómo llegan al entendimiento correcto de la Palabra de Dios?

      La Biblia misma dice: “¿No pertenecen a Dios las interpretaciones?”. (Gén. 40:8.) Si en su estudio de las Escrituras hallan un pasaje que es difícil de entender, tienen que buscar hasta encontrar otros pasajes inspirados que aclaren el asunto. De esa manera dejan que la Biblia se interprete a sí misma, y hecho esto, procuran comprender “el modelo” de la verdad que se expone en la Palabra de Dios. (2 Tim. 1:13.) Jehová los conduce o guía a dicho entendimiento por medio de su espíritu santo. Pero para recibir la guía de ese espíritu tienen que cultivar su fruto, no contristarlo ni oponerse a él, y seguir respondiendo debidamente a su orientación. (Gál. 5:22, 23, 25; Efe. 4:30.) Además, al aplicar celosamente lo que aprenden, siguen fortaleciendo su fe y de ese modo consiguen un entendimiento cada vez más claro de cómo deben hacer la voluntad de Dios en un mundo del que no son parte. (Luc. 17:5; Fili. 1:9, 10.)

      Jehová siempre ha conducido a su pueblo hacia un mejor entendimiento de su voluntad. (Sal. 43:3.) La manera como los ha guiado se puede ilustrar así: si alguien ha estado por mucho tiempo en una habitación oscura, ¿no sería mejor que se le expusiera gradualmente a la luz? Jehová ha seguido el mismo proceder al exponer a su pueblo a la luz de la verdad; les ha dado iluminación progresiva. (Compárese con Juan 16:12, 13.) Ha sido como dice el proverbio: “La senda de los justos es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido”. (Pro. 4:18.)

      Los tratos de Jehová con sus siervos escogidos de tiempos bíblicos confirman que, a menudo, el entendimiento claro de su voluntad y sus propósitos se recibe de manera gradual. Por eso Abrahán no comprendió por completo cómo se cumpliría el propósito de Jehová con relación a la “descendencia”. (Gén. 12:1-3, 7; 15:2-4; compárese con Hebreos 11:8.) Daniel no entendió cómo se cumplirían al fin las profecías que puso por escrito. (Dan. 12:8, 9.) Mientras Jesús estuvo en la Tierra, reconoció que él mismo no sabía ni el día ni la hora en que terminaría el sistema de cosas actual. (Mat. 24:36.) Al principio los apóstoles tampoco entendían que el Reino de Jesús iba a ser celestial, que no se establecería en el siglo primero ni que podían heredarlo incluso gentiles. (Luc. 19:11; Hech. 1:6, 7; 10:9-16, 34, 35; 2 Tim. 4:18; Rev. 5:9, 10.)

      No debe sorprendernos, pues, que en tiempos modernos Jehová haya dirigido también a su pueblo para que este sea una organización progresiva, dándole iluminación gradual sobre verdades bíblicas. No son las verdades en sí las que cambian. La verdad sigue siendo la verdad. El propósito y la voluntad de Jehová, como se bosquejan en la Biblia, son inmutables. (Isa. 46:10.) Pero su entendimiento de estas verdades se hace progresivamente más claro “al tiempo apropiado”, al tiempo debido de Jehová. (Mat. 24:45; compárese con Daniel 12:4, 9.) A veces han tenido que modificar su punto de vista a causa de errores humanos o de celo mal dirigido.

      Por ejemplo, en varias ocasiones de la historia moderna de los testigos de Jehová, su celo y entusiasmo por la vindicación de la soberanía de Jehová les ha llevado a expectativas prematuras respecto a cuándo vendría el fin del inicuo sistema de Satanás. (Eze. 38:21-23.) Pero Jehová no ha revelado de antemano la fecha exacta. (Hech. 1:7.) Por lo tanto, el pueblo de Jehová ha tenido que rectificar su punto de vista a este respecto.

      Estas rectificaciones no significan que el propósito de Dios haya cambiado. Tampoco dan a entender, necesariamente, que el fin de este sistema esté en un futuro lejano. Todo lo contrario, el cumplimiento de las profecías bíblicas con relación a “la conclusión del sistema de cosas” confirma lo cerca que está el fin. (Mat. 24:3.) Pues bien, el que los testigos de Jehová hayan tenido algunas expectativas prematuras, ¿quiere decir que Dios no los está guiando? De ningún modo, así como tampoco el que los discípulos preguntaran sobre cuán cerca estaba el Reino en su día significó que Dios no los había escogido y no los guiaba. (Hech. 1:6; compárese con Hechos 2:47; 6:7.)

      ¿Por qué están tan seguros los testigos de Jehová de que tienen la religión verdadera? Porque creen y aceptan lo que la Biblia dice sobre lo que identificaría a los adoradores verdaderos. Su historia moderna, como se ha tratado en capítulos anteriores de esta publicación, muestra que, no solo individualmente, sino también como organización, satisfacen los requisitos: defienden con lealtad la Biblia como la Palabra sagrada de verdad de Dios (Juan 17:17); se mantienen absolutamente separados de los asuntos del mundo (Sant. 1:27; 4:4); testifican acerca del nombre divino, Jehová, y proclaman el Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad (Mat. 6:9; 24:14; Juan 17:26); y se aman realmente los unos a los otros (Juan 13:34, 35).

      ¿Por qué sobresale el amor como marca que identifica a los adoradores del Dios verdadero? ¿Qué clase de amor identifica a los cristianos verdaderos?

      [Nota a pie de página]

      a Publicado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

      [Comentario en la página 705]

      Una vez que Dios los escogía, era de suma importancia que siguieran obedeciendo Sus leyes

      [Comentario en la página 706]

      ¿Cómo se identificaría a los adoradores verdaderos que vivieran en el tiempo del fin?

      [Comentario en la página 707]

      “Nunca aseguró que hubiera recibido una revelación especial de Dios”

      [Comentario en la página 708]

      Dejan que la Biblia se interprete a sí misma

      [Comentario en la página 709]

      Jehová ha dirigido a su pueblo para que este sea una organización progresiva, iluminándolo gradualmente respecto a las verdades bíblicas

  • “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos”
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 32

      “En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos”

      ERA el 14 de Nisán del 33 E.C., la última noche de la vida de Jesús como humano en la Tierra. Sabía que pronto moriría, pero no pensaba en sí mismo. Más bien, aprovechó aquella ocasión para animar a sus discípulos.

      Jesús sabía que después de su partida sus discípulos experimentarían dificultades. Serían “objeto de odio de parte de todas las naciones” por causa de Su nombre. (Mat. 24:9.) Satanás trataría de dividirlos y corromperlos. (Luc. 22:31.) A causa de la apostasía, surgirían cristianos de imitación. (Mat. 13:24-30, 36-43.) Además, ‘debido al aumento del desafuero se enfriaría el amor de la mayor parte’. (Mat. 24:12.) En vista de todo esto, ¿qué mantendría unidos a sus verdaderos discípulos? Ante todo, su amor a Jehová les serviría de lazo de unión. (Mat. 22:37, 38.) Pero también tendrían que amarse mutuamente, y hacerlo de tal manera que se les pudiera distinguir del resto del mundo. (Col. 3:14; 1 Juan 4:20.) ¿Qué clase de amor indicó Jesús que identificaría con claridad a sus verdaderos seguidores?

      Aquella última noche Jesús les impuso este mandato: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. (Juan 13:34, 35.) Esa noche Jesús habló del amor más de veinte veces. Y en tres ocasiones dio el mandato de ‘amarse unos a otros’. (Juan 15:12, 17.) Evidentemente, Jesús no solo pensaba en sus once apóstoles fieles que se hallaban con él, sino también en todos los demás que posteriormente aceptarían el cristianismo verdadero. (Compárese con Juan 17:20, 21.) Los cristianos verdaderos estarían bajo el mandato de amarse unos a otros “todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas”. (Mat. 28:20.)

      ¿Quiso decir con esto Jesús que a cualquier persona, en cualquier parte del mundo, que mostrara bondad y amor al prójimo se le identificaría como uno de los verdaderos discípulos de Jesús?

      ‘Tengan amor entre sí’

      La misma noche Jesús también habló mucho en cuanto a la unidad. Dijo a sus discípulos: “Permanezcan en unión conmigo”. (Juan 15:4.) Oró para que todos sus seguidores fueran “uno”, y añadió: “Así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros”. (Juan 17:21.) En este contexto les mandó que ‘tuvieran amor entre sí’. (Juan 13:35.) De modo que el amor de ellos no se expresaría únicamente a algunos amigos íntimos ni dentro de una sola congregación. El apóstol Pedro repitió el mandato de Jesús al escribir más tarde: “Tengan amor a toda la asociación de hermanos [o ‘la hermandad’]”. (1 Ped. 2:17, Kingdom Interlinear; compárese con 1 Pedro 5:9.) Por lo tanto, serían una hermandad mundial estrechamente unida. Todos los miembros de la familia mundial de creyentes se mostrarían un amor especial porque se verían como hermanos y hermanas.

      ¿Cómo se manifestaría tal amor? ¿Qué haría tan característico, tan diferente, su amor mutuo de modo que otros pudieran ver en ello prueba clara del verdadero cristianismo?

      “Así como yo los he amado”

      La Ley que Dios dio a Israel más de mil quinientos años antes de que Jesús viviera en la Tierra contenía el siguiente mandato: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”. (Lev. 19:18.) Sin embargo, esa clase de amor al prójimo no era la clase de amor que distinguiría a los seguidores de Jesús. Él se refería a un amor que iría más allá de amar a otros como a uno mismo.

      El mandato de amarse unos a otros era, como Jesús dijo, “un nuevo mandamiento”. No  era nuevo porque fuera más reciente que la Ley mosaica, sino debido al grado al que tenía que expresarse el amor. Jesús explicó que tenían que amarse unos a otros ‘así como él los había amado’. (Juan 13:34.) El amor de él a sus discípulos era fuerte, constante. Era un amor abnegado. Lo demostró haciendo más que simplemente unas cuantas obras buenas por ellos. Los alimentó espiritualmente y, cuando fue necesario, atendió sus necesidades físicas. (Mat. 15:32-38; Mar. 6:30-34.) Además, como prueba suprema de su amor, entregó la vida por ellos. (Juan 15:13.)

      Esa es la clase de amor sobresaliente que el “nuevo mandamiento” exige, el amor que los verdaderos discípulos se tendrían mutuamente. (1 Juan 3:16.) ¿Quiénes dan hoy prueba clara de que obedecen el “nuevo mandamiento”? La evidencia ya presentada en esta publicación señala inequívocamente a una sola asociación mundial de cristianos.

      No se les reconoce porque vistan de una manera peculiar o porque tengan costumbres extrañas, sino por el apego fuerte y afectuoso que se tienen entre sí. Tienen fama de mostrarse un amor que sobrepasa las diferencias raciales y las fronteras nacionales. Se les conoce por negarse a luchar unos contra otros, incluso cuando las naciones en las que viven entran en guerra. Lo que ha impresionado a otros es la manera como se ayudan mutuamente en momentos difíciles, como cuando ocurren desastres naturales o se persigue a algunos miembros de su hermandad por mantenerse íntegros a Dios. Están dispuestos a aguantar dificultades o encararse al peligro a fin de ayudar a sus hermanos y hermanas por quienes Cristo dio la vida. Están incluso dispuestos a morir unos por otros. En un mundo cada vez más egoísta, el amor que manifiestan es singular. Se trata de los testigos de Jehová.a

      Una muestra de tal amor en acción se vio cuando el huracán Andrés azotó las costas de la Florida (E.U.A.), en las primeras horas del lunes 24 de agosto de 1992. Unas 250.000 personas quedaron sin hogar. Entre los afectados hubo miles de testigos de Jehová. El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová actuó casi de inmediato nombrando un comité de socorro y dando pasos para hacer disponibles fondos de emergencia. Los superintendentes cristianos de la zona afectada se comunicaron enseguida con los Testigos para determinar sus necesidades y prestarles ayuda. Aquel mismo lunes por la mañana los Testigos de Carolina del Sur, a centenares de kilómetros de distancia, les enviaron un camión cargado de generadores eléctricos, sierras de cadena y agua potable. El martes llegaron más suministros donados, así como centenares de voluntarios procedentes de otros lugares para ayudar a los hermanos de la zona afectada a reparar Salones del Reino y casas particulares. Una señora que no es Testigo y que vivía cerca de un Salón del Reino dijo respecto a las operaciones de socorro: “Este tiene que ser el amor cristiano del que habla la Biblia”.

      ¿Disminuye ese amor después de uno o dos actos de bondad? ¿Se muestra únicamente a personas de la misma raza o nacionalidad? ¡Por supuesto que no! Debido a la inestable situación política y económica de Zaire, en 1992 más de mil doscientos Testigos perdieron sus hogares y todas sus pertenencias. Otros Testigos del país acudieron en su ayuda inmediatamente. Aunque ellos mismos se hallaban en una situación difícil, también compartieron lo que tenían con refugiados provenientes del Sudán. Poco después llegaron suministros de Sudáfrica y Francia; en estos se incluía harina de maíz, pescado salado y medicamentos: artículos que realmente serían útiles. Vez tras vez se proveyó ayuda según lo requerían las circunstancias. Mientras tanto, en muchos otros países se prestaba una ayuda similar.

      Sin embargo, el que los testigos de Jehová muestren esa clase de amor no hace que se den por satisfechos. Se dan cuenta de que, como seguidores de Jesucristo, nunca deben bajar la guardia.

      [Nota a pie de página]

      a Véase el capítulo 19: “Crecen juntos en amor”.

      [Comentario en la página 710]

      ¿Qué clase de amor indicó Jesús que identificaría con claridad a sus verdaderos seguidores?

      [Comentario en la página 711]

      Serían una hermandad mundial estrechamente unida

      [Recuadro en la página 712]

      “Los Testigos atienden a los suyos, y a los demás”

      Con ese titular el periódico “The Miami Herald” informó sobre las operaciones de socorro emprendidas por los testigos de Jehová en el sur de Florida después de la devastación causada por el huracán Andrés en agosto de 1992. El artículo decía: “Esta semana no había nadie en Homestead que cerrase la puerta a los testigos de Jehová, si es que todavía les quedaba una puerta en pie que cerrar. Unos 3.000 Testigos voluntarios de todo el país han acudido a la zona del desastre, primero para ayudar a los suyos, luego a los demás. [...] Unas 150 toneladas de alimentos y suministros han sido encauzadas desde un centro de operaciones ubicado en el Salón de Asambleas del oeste del condado de Broward hacia dos Salones del Reino de la zona de Homestead. Desde los salones parten los grupos de trabajadores todas las mañanas en diferentes direcciones para reparar los hogares dañados de sus hermanos Testigos. [...] Una cocina de campaña prepara con presteza comidas para 1.500 personas tres veces al día. Y no se trata de una comida rápida de poco valor nutritivo. Los voluntarios disfrutan de pan recién horneado, lasaña, ensalada, estofado, panqueques y torrijas, todo elaborado con ingredientes que se han donado”.—31 de agosto de 1992, página 15A.

  • Siguen manteniéndose alerta
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Capítulo 33

      Siguen manteniéndose alerta

      “PUESTO que Jesús dijo claramente que ningún hombre podía conocer ‘aquel día’ ni ‘la hora’ en que el Padre ha de ordenar a su Hijo ‘que venga’ contra el inicuo sistema de cosas de Satanás, quizás algunos pregunten: ‘¿Por qué es tan urgente que vivamos a la expectativa del fin?’. Es urgente porque casi al mismo tiempo Jesús agregó: ‘Sigan mirando, manténganse despiertos [...] manténganse alerta’ (Marcos 13:32-35)”. (La Atalaya, 1 de diciembre de 1984.)

      Por décadas los testigos de Jehová se han mantenido alerta. ¿Pendientes de qué? Pendientes del regreso de Jesús con el poder del Reino para ejecutar sentencia contra el inicuo sistema de cosas de Satanás y extender por toda la Tierra los beneficios de su gobernación real. (Mat. 6:9, 10; 24:30; Luc. 21:28; 2 Tes. 1:7-10.) Aquellos que se mantienen alerta saben que la “señal” de la presencia de Jesús se ha hecho evidente desde 1914 y que en aquel año el sistema de cosas actual entró en sus últimos días. (Mat. 24:3–25:46.)

      Pero Jesús no ha llegado aún como Ejecutor de la justicia y Libertador. Por eso, ¿cómo ven los testigos de Jehová su situación actual?

      ‘Plenamente seguros’ de su entendimiento

      Como congregación mundial tienen “la plena seguridad de su entendimiento”. (Col. 2:2.) No se trata de que comprendan todo detalle de los propósitos de Jehová. Siguen investigando las Escrituras con mente receptiva y siguen aprendiendo. Pero lo que aprenden no cambia su punto de vista básico respecto a las verdades fundamentales de la Palabra de Dios. Están ‘plenamente seguros’ de estas verdades que son como cimientos; las han reconocido y aceptado ya por muchas décadas. Sin embargo, lo que aprenden les ayuda a entender cada vez mejor cómo encajan ciertos textos en el modelo general de la verdad bíblica y cómo pueden aplicar más de lleno el consejo de la Palabra de Dios a su propia vida.

      Los testigos de Jehová también tienen “plena seguridad” respecto a las promesas de Dios. Tienen confianza absoluta en que ninguna de sus promesas fallará ni en el detalle más pequeño, y en que todas se cumplirán a su tiempo señalado. El cumplimiento de la profecía bíblica que han visto y experimentado les garantiza que el mundo actual se halla en su “tiempo del fin” y que pronto se realizará la promesa de Dios de que habrá un nuevo mundo justo. (Dan. 12:4, 9; Rev. 21:1-5.)

      Entonces, ¿qué deberían estar haciendo? “Sigan mirando, manténganse despiertos, —les mandó Jesús— porque no saben cuándo es el tiempo señalado. Por lo tanto, manténganse alerta [...] para que, cuando [el Amo] llegue de súbito, no los halle durmiendo. Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta.” (Mar. 13:33, 35-37.) Los testigos de Jehová están muy al tanto de que es preciso que se mantengan alerta.

      El anhelo excesivo que a veces han mostrado con relación al cumplimiento de ciertas profecías no cambia la prueba que se ha acumulado desde la I Guerra Mundial de que nos hallamos en la conclusión del sistema de cosas. Ciertamente es mucho mejor tener el deseo —aunque este sea excesivo— de ver realizada la voluntad de Dios, que estar dormido en sentido espiritual en lo que respecta al cumplimiento de sus propósitos. (Compárese con Lucas 19:11; Hechos 1:6; 1 Tesalonicenses 5:1, 2, 6.)

      ¿Qué implica mantenerse alerta?

      ¿Cómo mantenerse alerta?

      Los cristianos que se mantienen alerta no son personas que sencillamente se cruzan de brazos y esperan. Todo lo contrario. Tienen que mantenerse en una buena condición espiritual de manera que, cuando Jesús venga como Ejecutor, resulte ser para ellos un Libertador. (Luc. 21:28.) “Presten atención a sí mismos —advirtió Jesús— para que sus corazones nunca lleguen a estar cargados debido a comer con exceso y beber con exceso, y por las inquietudes de la vida, y de repente esté aquel día sobre ustedes instantáneamente como un lazo. [...] Manténganse despiertos.” (Luc. 21:34-36.) De modo que los cristianos que se mantienen alerta primero tienen que ‘prestar atención a sí mismos’ y ejercer cuidado para vivir cada día como debe hacerlo el cristiano. Tienen que mantenerse bien despiertos en cuanto a sus responsabilidades cristianas y evitar la conducta no cristiana que caracteriza a un mundo que “yace en el poder del inicuo”. (1 Juan 5:19; Rom. 13:11-14.) Cuando Cristo llegue, tienen que estar listos.

      ¿Quiénes se han mantenido realmente despiertos, en una buena condición espiritual? La historia presentada en los capítulos anteriores de esta publicación señala a los testigos de Jehová. Es evidente que estos toman muy en serio las responsabilidades que implica ser cristiano. Por ejemplo, en tiempos de guerra han estado dispuestos a sufrir encarcelamiento y muerte por mantenerse alerta en cuanto a la obligación de no ser parte del mundo y mostrarse amor abnegado unos a otros. (Juan 13:34, 35; 17:14, 16.) Las personas que los observan en sus Salones del Reino, en sus grandes asambleas o hasta en su empleo seglar quedan impresionadas por su ‘conducta excelente’. (1 Ped. 2:12.) En este mundo que ha “llegado a estar más allá de todo sentido moral”, se han ganado la reputación de llevar vidas honradas y moralmente limpias. (Efe. 4:19-24; 5:3-5.)

      Sin embargo, mantenerse alerta implica más que sencillamente ‘prestar cada uno atención a sí mismo’. El trabajo de un vigía o atalaya es anunciar a otros lo que ve. En este tiempo del fin, los cristianos observadores que ven con claridad la señal de la presencia de Cristo tienen que proclamar a otros las “buenas nuevas del reino” y advertirles de que dentro de poco Cristo vendrá y ejecutará la sentencia contra este sistema de cosas inicuo. (Mat. 24:14, 30, 44.) De esta manera ayudan a otros a ponerse en camino a “su liberación”. (Luc. 21:28.)

      ¿Quiénes han demostrado estar alerta dando la advertencia? En todo el mundo se conoce a los testigos de Jehová por su celo al proclamar el nombre de Dios y su Reino. No reservan la predicación para una clase clerical selecta. Se dan cuenta de que es una responsabilidad de todos los creyentes. La consideran parte fundamental de su adoración. (Rom. 10:9, 10; 1 Cor. 9:16.) ¿Qué resultados ha tenido esto?

      Actualmente componen una congregación creciente de millones de miembros, activos en más de doscientas veinte naciones de toda la Tierra. (Isa. 60:22; compárese con Hechos 2:47; 6:7; 16:5.) Algunos de los gobiernos más poderosos de la historia humana han proscrito su obra, hasta se les ha perseguido y enviado a prisión. ¡Pero los testigos de Jehová han seguido proclamando el Reino de Dios! Su determinación es como la de los apóstoles, que, al ordenárseles que cesaran de predicar, dijeron: “En cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído”. “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” (Hech. 4:18-20; 5:27-29.)

      ‘Manténganse en expectación de ella’

      Hoy la situación de los testigos de Jehová es similar a la de los cristianos de Judea en el siglo primero. Jesús les había dado una señal que les permitiría saber cuándo huir de Jerusalén para no ser destruidos con ella. Dijo: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, [...] echen a huir”. (Luc. 21:20-23.) Poco más de treinta años después, en 66 E.C., Jerusalén fue rodeada por los ejércitos de Roma. Cuando de súbito las fuerzas romanas se retiraron sin motivo aparente, los cristianos de Judea siguieron las instrucciones de Jesús y huyeron —no solo de Jerusalén, sino de toda la zona de Judea— a una ciudad de Perea llamada Pela.

      Allí esperaron seguros. Llegó y pasó el año 67 E.C. También los años 68 y 69. Sin embargo, Jerusalén seguía libre. ¿Deberían regresar? Después de todo, Jesús no les había dicho cuánto tiempo tenían que esperar. Pero si algunos regresaron fue para su perjuicio, pues en 70 E.C. los ejércitos romanos volvieron en cantidades tan grandes que su impacto fue como el de una inundación que no se puede detener, y esta vez no se retiraron. Más bien, destruyeron la ciudad y mataron a más de un millón de personas. ¡Qué contentos tienen que haberse sentido los cristianos de Judea en Pela por haberse mantenido a la espera del tiempo designado por Jehová para ejecutar su sentencia!

      Lo mismo sucede con los que se mantienen alerta hoy. Se dan cuenta de que, mientras más nos adentramos en el tiempo del fin, más difícil será mantenerse en expectación de la venida de Jesús. Pero no han perdido la fe en estas palabras de él: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas”. (Mat. 24:34.) La expresión “estas cosas” se refiere a los diferentes rasgos de la “señal” compuesta. Esta señal se ha visto con claridad desde 1914 y culminará en la “gran tribulación”. (Mat. 24:21.) La “generación” que vivía en 1914 está desapareciendo rápidamente. El fin no puede estar lejos.

      Mientras tanto, los testigos de Jehová están completamente resueltos a mantenerse alerta, con plena fe en que Dios cumplirá todas sus promesas a su tiempo debido. Toman a pecho las palabras de Jehová al profeta Habacuc. Respecto a que Jehová aparentemente estuviera tolerando la maldad en el reino de Judá durante la última parte del siglo VII a.E.C., Él le dijo al profeta: “Escribe la visión [respecto al fin de las condiciones opresivas], y ponla claramente sobre tablas, para que el que lea de ella en voz alta lo haga con afluencia. Porque la visión es todavía para el tiempo señalado, y sigue jadeando hasta el fin, y no dirá mentira. Aun si [pareciera que] tardara, manténte en expectación de ella; porque sin falta se realizará. No llegará tarde”. (Hab. 1:2, 3; 2:2, 3.) De manera similar, los testigos de Jehová confían en Su rectitud y justicia, y esto les ayuda a mantener su equilibrio y a esperar el “tiempo señalado” de Jehová.

      F. W. Franz, quien se bautizó en 1913, expresó bien el sentir de los testigos de Jehová. En 1991, como presidente de la Sociedad Watch Tower, dijo:

      “Nuestra esperanza es segura, y se cumplirá por completo en el caso de todos y cada uno de los 144.000 miembros del rebaño pequeño a un grado que sobrepasará hasta lo que nos hemos imaginado. Los del resto que estábamos vivos para el año 1914 —cuando todos esperábamos ir al cielo— no hemos perdido nuestro sentido del valor de esa esperanza. En vez de eso, estamos tan convencidos de ella como siempre lo hemos estado, y la apreciamos más aún mientras más tiempo tenemos que esperarla. Es algo que vale la pena esperar, aunque requiriera un millón de años. Tengo nuestra esperanza en más alta estima que nunca antes, y jamás quiero perder el aprecio que le tengo. La esperanza del rebaño pequeño también asegura que la expectación de la gran muchedumbre de las otras ovejas se cumplirá, sin posibilidad alguna de que falle, más allá de lo más prometedor que nos imaginemos. Por eso seguimos firmes hasta este mismo momento, y nos mantendremos firmes hasta que Dios de hecho haya demostrado que es fiel a sus ‘preciosas y grandiosísimas promesas’.” (2 Ped. 1:4; Núm. 23:19; Rom. 5:5.)

      Se acerca rápidamente el tiempo en que la presencia de Cristo con poder real se hará claramente manifiesta a toda la humanidad. Entonces, los que estén vigilantes ‘recibirán el cumplimiento de la promesa’. (Heb. 10:36.) Sí, se satisfarán sus esperanzas hasta un grado ‘que no se pueden imaginar’. ¡Qué felices y agradecidos estarán de haber sido los únicos que en los últimos días del inicuo sistema de cosas siguieron manteniéndose vigilantes y que proclamaron con celo el Reino de Dios!

      [Comentario en la página 713]

      Completamente seguros de que el mundo actual se halla en su “tiempo del fin”

      [Comentario en la página 714]

      Ejercen cuidado para vivir cada día como debe hacerlo el cristiano

      [Comentario en la página 715]

      ¿Quiénes han demostrado estar alerta dando la advertencia?

      [Comentario en la página 716]

      “Tengo nuestra esperanza en más alta estima que nunca antes, y jamás quiero perder el aprecio que le tengo.”—F. W. Franz

      [Recuadro/Fotografía en la página 717]

      Informes de la testificación mundial

      Año Países

      1920 ....... 46

      1925 ....... 83

      1930 ....... 87

      1935 ...... 115

      1940 ...... 112

      1945 ...... 107

      1950 ...... 147

      1955 ...... 164

      1960 ...... 187

      1965 ...... 201

      1970 ...... 208

      1975 ...... 212

      1980 ...... 217

      1985 ...... 222

      1992 ...... 229

      Total de países

      La cifra de países se basa en la división política del mundo de principios del último decenio del siglo XX, y no en las divisiones políticas que había, por ejemplo, cuando antiguos grandes imperios gobernaban territorios que ahora forman varias naciones independientes.

      Año Congs.

      1940 ...... 5.130

      1945 ...... 7.218

      1950 ..... 13.238

      1955 ..... 16.044

      1960 ..... 21.008

      1965 ..... 24.158

      1970 ..... 26.524

      1975 ..... 38.256

      1980 ..... 43.181

      1985 ..... 49.716

      1992 ..... 69.558

      Total de congregaciones

      Antes de 1938 no se acostumbraba llevar la cuenta de la cantidad total de congregaciones en el mundo.

      Año Pubs.

      1935 ...... 56.153

      1940 ...... 96.418

      1945 ..... 156.299

      1950 ..... 373.430

      1955 ..... 642.929

      1960 ..... 916.332

      1965 ... 1.109.806

      1970 ... 1.483.430

      1975 ... 2.179.256

      1980 ... 2.272.278

      1985 ... 3.024.131

      1992 ... 4.472.787

      Total de publicadores del Reino

      El método seguido para determinar el número de publicadores experimentó varios cambios durante los años veinte y principios de los treinta. Las congregaciones enviaban sus informes a la Sociedad semanalmente, y no una vez al mes. (Fue en octubre de 1932 cuando se empezaron a entregar informes mensuales.) Para que a alguien se le considerara trabajador asociado con una clase (publicador de congregación), tenía que dedicar al servicio del campo por lo menos tres horas a la semana (o doce al mes), según el “Bulletin” (Boletín) del 1 de enero de 1929. Se esperaba que los publicadores de territorios aislados dedicaran por lo menos dos horas semanales a testificar.

      Año Precs.

      1920 ......... 480

      1925 ....... 1.435

      1930 ....... 2.897

      1935 ....... 4.655

      1940 ....... 5.251

      1945 ....... 6.721

      1950 ...... 14.093

      1955 ...... 17.011

      1960 ...... 30.584

      1965 ...... 47.853

      1970 ...... 88.871

      1975 ..... 130.225

      1980 ..... 137.861

      1985 ..... 322.821

      1992 ..... 605.610

      Precursores

      Estas cifras incluyen a los precursores regulares, auxiliares y especiales, los misioneros y los superintendentes de circuito y de distrito. En otro tiempo se conocía a los precursores por el nombre de repartidores, y a los precursores auxiliares por el de repartidores auxiliares. Para la mayoría de los años las cifras representan promedios mensuales.

      Año Est. bí.

      1945 ....... 104.814

      1950 ....... 234.952

      1955 ....... 337.456

      1960 ....... 646.108

      1965 ....... 770.595

      1970 ..... 1.146.378

      1975 ..... 1.411.256

      1980 ..... 1.371.584

      1985 ..... 2.379.146

      1992 ..... 4.278.127

      Estudios bíblicos en los hogares

      Durante los años treinta se condujeron estudios con personas, pero a menudo se recalcaba la importancia de enseñar a las personas a estudiar por sí mismas y a organizar los estudios por grupos a los que pudieran unirse los que estuvieran interesados. Más tarde, cuando alguien mostraba verdadero interés, se estudiaba con él hasta que se bautizaba. Después de eso se animaba a continuar el estudio hasta que la persona hubiera recibido la ayuda necesaria para ser un cristiano maduro.

      Años Horas

      1930-35 ....... 42.205.307

      1936-40 ....... 63.026.188

      1941-45 ...... 149.043.097

      1946-50 ...... 240.385.017

      1951-55 ...... 370.550.156

      1956-60 ...... 555.859.540

      1961-65 ...... 760.049.417

      1966-70 .... 1.070.677.035

      1971-75 .... 1.637.744.774

      1976-80 .... 1.646.356.541

      1981-85 .... 2.276.287.442

      1986-92 .... 5.912.814.412

      Total de horas

      Hasta finales de los años veinte no se informó el tiempo en la predicación de una manera generalizada. El método de computar las horas experimentó varios cambios: a principios de los años treinta solo se contaba el tiempo dedicado a la testificación de casa en casa, no el que se usaba en hacer revisitas. Aunque el informe que aparece arriba es verdaderamente impresionante, en realidad solo da una idea aproximada de la enorme cantidad de tiempo que los testigos de Jehová han dedicado a proclamar el Reino de Dios.

      Años Publics. dist.

      1920-25 ....... 38.757.639

      1926-30 ....... 64.878.399

      1931-35 ...... 144.073.004

      1936-40 ...... 164.788.909

      1941-45 ...... 178.265.670

      1946-50 ...... 160.027.404

      1951-55 ...... 237.151.701

      1956-60 ...... 493.202.895

      1961-65 ...... 681.903.850

      1966-70 ...... 935.106.627

      1971-75 .... 1.407.578.681

      1976-80 .... 1.380.850.717

      1981-85 .... 1.504.980.839

      1986-92 .... 2.715.998.934

      Publicaciones distribuidas

      Con pocas excepciones, las cifras correspondientes a los años anteriores a 1940 no incluyen las revistas colocadas, aunque se distribuyeron millones de ejemplares. A partir de 1940 las cifras incluyen libros, folletos y revistas, pero no los centenares de millones de tratados que también se han usado para despertar el interés en el mensaje del Reino. El total de 10.107.565.269 publicaciones distribuidas de 1920 a 1992 en más de doscientos noventa idiomas es una prueba de un extraordinario testimonio mundial.

      Año Asist. Particip.

      1935 ...... 63.146 ..... 52.465

      1940 ...... 96.989 ..... 27.711

      1945 ..... 186.247 ..... 22.328

      1950 ..... 511.203 ..... 22.723

      1955 ..... 878.303 ..... 16.815

      1960 ... 1.519.821 ..... 13.911

      1965 ... 1.933.089 ..... 11.550

      1970 ... 3.226.168 ..... 10.526

      1975 ... 4.925.643 ..... 10.550

      1980 ... 5.726.656 ...... 9.564

      1985 ... 7.792.109 ...... 9.051

      1992 .. 11.431.171 ...... 8.683

      Concurrencia a la Conmemoración y número de participantes

      Por lo general, las cifras de asistentes a la Conmemoración antes de 1932 están incompletas. A veces solo se contaba en los totales publicados a grupos de quince, veinte, treinta o más concurrentes. Es interesante notar que, en la mayoría de los años de los que tenemos datos, al menos algunos de los presentes no participaron de los emblemas. Para 1933 la diferencia se calculaba en unos tres mil.

  • Acontecimientos sobresalientes de la historia contemporánea de los testigos de Jehová
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Acontecimientos sobresalientes de la historia contemporánea de los testigos de Jehová

      1870 Charles Taze Russell y un grupo de Pittsburgh y Allegheny (Pensilvania, E.U.A.) inician un estudio sistemático de la Biblia

      1870-1875 Russell y sus compañeros de estudio aprenden que el regreso de Cristo ha de ser invisible a los ojos humanos y que el propósito de su venida incluye la bendición de todas las familias de la Tierra

      1872 Russell y su grupo de estudio captan la importancia del precio de rescate que Cristo pagó por la humanidad

      1876 C. T. Russell recibe en enero un ejemplar de Herald of the Morning (Heraldo de la Mañana); se entrevista ese verano con su director, N. H. Barbour, en Filadelfia (Pensilvania)

      Un artículo escrito por C. T. Russell y publicado en el número de octubre de Bible Examiner, de Brooklyn (Nueva York), señala el año 1914 como el fin de los Tiempos de los Gentiles

      1877 N. H. Barbour y C. T. Russell publican el libro Three Worlds (Tres mundos)

      C. T. Russell edita el folleto The Object and Manner of Our Lord’s Return (El propósito y la manera de la vuelta de nuestro Señor), en las oficinas del Herald of the Morning, situadas en Rochester (Nueva York)

      1879 Debido a la actitud de Barbour hacia el rescate, en mayo Russell se retira por completo del Herald of the Morning

      Con fecha de julio de 1879 aparece el primer número de Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo)

      1881 Los Estudiantes de la Biblia publican sus primeros tratados; antes de 1914, la distribución anual de tratados asciende a decenas de millones de ejemplares en treinta idiomas

      Se forma la Zion’s Watch Tower Tract Society; se hace el siguiente llamamiento: “Se necesitan 1.000 predicadores”, unos para servir regularmente de repartidores y otros para dedicar el tiempo que puedan a la difusión de la verdad bíblica

      Se reparten 300.000 ejemplares de Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores) entre las personas que asisten a las iglesias en las principales ciudades de Gran Bretaña

      1883 La Watch Tower llega a China; cierta ex misionera presbiteriana pronto comienza a testificar a otras personas en ese país

      1884 Llega a Liberia (África) la publicación Food for Thinking Christians; un lector agradecido solicita por correo más ejemplares para distribuirlos

      Se establece legalmente la Zion’s Watch Tower Tract Society en Pensilvania; registrada el 15 de diciembre

      1885 Las publicaciones de la Watch Tower ya cuentan con lectores ávidos de la verdad en América del Norte y del Sur, Europa, Asia y África

      1886 Se publica The Divine Plan of Ages (El Plan Divino de las Edades), el primero de una serie de tomos llamada Millennial Dawn (La Aurora del Milenio, conocida más tarde por el nombre de Studies in the Scriptures [Estudios de las Escrituras])

      1889 Se construye la Casa de la Biblia en la calle Arch, de Allegheny (Pensilvania), para que sirva de oficina central de la Sociedad

      1891 Del 19 al 25 de abril se celebra en Allegheny (Pensilvania) la primera reunión general de los Estudiantes de la Biblia, a la que llaman asamblea

      1894 La Sociedad envía a superintendentes viajantes (más tarde conocidos como peregrinos, y hoy, como superintendentes de circuito y de distrito) en relación con un programa preparado para visitar las congregaciones

      1900 Se abre en Londres (Inglaterra) la primera sucursal de la Sociedad Watch Tower

      Para este tiempo los Estudiantes de la Biblia testifican en veintiocho países, y el mensaje que predican ha llegado por lo menos a trece países más

      1903 Se emprende una gran campaña de distribución de tratados gratuitos en los hogares de la gente los domingos; antes se distribuían mayormente en las calles cerca de las iglesias

      1904 Los sermones de C. T. Russell comienzan a salir regularmente en los periódicos; en menos de una década ya se imprimen en cerca de dos mil

      1909 La oficina central de la Sociedad se muda en abril a Brooklyn (Nueva York)

      1914 En enero se estrena el “Foto Drama de la Creación” en Nueva York; antes de finalizar el año lo han visto más de nueve millones de espectadores en América del Norte, Europa y Australia

      El 2 de octubre, en el comedor del Hogar Betel de Brooklyn, C. T. Russell afirma: “Los Tiempos de los Gentiles han terminado”

      Los Estudiantes de la Biblia predican activamente en 43 países; 5.155 participan en testificar a otros; la asistencia a la Conmemoración es de 18.243 personas

      1916 El 31 de octubre muere C. T. Russell a los 64 años, mientras viajaba en tren por Texas

      1917 J. F. Rutherford es elegido presidente de la Sociedad el 6 de enero, después que un comité ejecutivo de tres miembros administró los asuntos de la Sociedad por dos meses aproximadamente

      El 17 de julio se presenta el libro The Finished Mystery (El misterio terminado) a la familia de Betel de Brooklyn; cuatro de los miembros de la junta directiva de la Sociedad se oponen enconadamente; después, muchas congregaciones se dividen

      1918 El 24 de febrero se pronuncia por primera vez el discurso “El mundo ha terminado. Millones que ahora viven quizás nunca mueran”, en Los Ángeles (California). El 31 de marzo se presenta en Boston (Massachusetts) con el título “El mundo ha terminado. Millones que ahora viven no morirán jamás”

      El 7 de mayo se dicta auto de detención contra J. F. Rutherford y sus colaboradores cercanos; el juicio empieza el 5 de junio; son sentenciados el 21 de junio (uno de ellos el 10 de julio) a cumplir largas condenas en una cárcel federal

      Las oficinas centrales de Brooklyn se cierran en agosto y se trasladan de nuevo a Pittsburgh, donde permanecen durante más de un año

      1919 Los directores principales de la Sociedad y sus colaboradores salen en libertad bajo fianza el 26 de marzo; el 14 de mayo se revoca la sentencia del tribunal inferior y se ordena un nuevo juicio; el 5 de mayo del año siguiente, el Estado desiste del caso y retira los cargos

      Para determinar si es posible reavivar las actividades de los Estudiantes de la Biblia, J. F. Rutherford hace preparativos para pronunciar el 4 de mayo el discurso “La esperanza para la humanidad angustiada”, en el Auditorio de Clune en Los Ángeles (California); no hay suficiente espacio para la multitud, y es necesario repetirlo

      Los Estudiantes de la Biblia celebran una asamblea en Cedar Point (Ohio) del 1 al 8 de septiembre; se anuncia la nueva revista The Golden Age (ahora, ¡Despertad!)

      Se publica el Bulletin (actualmente, Nuestro Ministerio del Reino) como estímulo para el servicio del campo

      El informe anual revela que 5.793 Estudiantes de la Biblia predican activamente en 43 países; asisten a la Conmemoración 21.411 personas

      1920 La Sociedad Watch Tower emprende sus propios trabajos de impresión en Brooklyn

      1922 El 26 de febrero, J. F. Rutherford utiliza la radio por primera vez para transmitir un discurso bíblico en California

      Asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio) del 5 al 13 de septiembre; se hace un llamamiento para ‘anunciar, anunciar, anunciar al Rey y su Reino’

      El clero de Alemania emprende una campaña para que la policía detenga a los Estudiantes de la Biblia cuando estos distribuyan públicamente literatura bíblica

      1924 La WBBR (primera emisora de la Sociedad Watch Tower) empieza a funcionar el 24 de febrero

      1925 Con referencia al nacimiento del Reino de Dios en 1914, The Watch Tower del 1 de marzo muestra que existen dos organizaciones distintas y opuestas: la de Jehová y la de Satanás

      1926 Se insta a predicar de casa en casa los domingos utilizando los libros

      1928 Se producen arrestos de Estudiantes de la Biblia en Nueva Jersey (E.U.A.) por distribuir publicaciones como parte de la predicación de casa en casa; en el transcurso de una década, el promedio de arrestos es de unos quinientos al año

      1931 El 26 de julio se toma la resolución de adoptar el nombre de testigos de Jehová en la asamblea de Columbus (Ohio), y después en otras asambleas que se celebraron por toda la Tierra

      1932 El libro Vindication, tomo 2, explica por qué las profecías bíblicas sobre la restauración se refieren al Israel espiritual y no a los judíos naturales

      Cesa el sistema de “ancianos electivos”, en armonía con las explicaciones de los números del 15 de agosto y 1 de septiembre de la Watchtower

      1933 Se proscribe la obra de los testigos de Jehová en Alemania. Durante la intensa persecución, que duró hasta el fin de la II Guerra Mundial, se arresta a 6.262 Testigos, que pasan un total de 14.332 años en prisión; 2.074 son enviados a campos de concentración, en los que estuvieron recluidos un total de 8.332 años

      Los Testigos emplean gramófonos para hacer llegar al público discursos bíblicos grabados (algunas máquinas se instalan sobre automóviles)

      1934 Se emplean gramófonos portátiles para poner breves discursos bíblicos a los que muestran interés

      1935 En un discurso de la asamblea de Washington, D. C., el 31 de mayo, se identifica a la “gran muchedumbre” como una clase terrenal; 840 personas se bautizan en esta asamblea; se acentúa cada vez más la esperanza de vida eterna en la Tierra paradisíaca para los siervos fieles de Dios que viven ahora

      En Honolulú (Hawai) se llama por primera vez Salón del Reino al lugar que se usa para las reuniones

      1936 Por primera vez los publicadores del Reino se ponen carteles para anunciar al público los discursos bíblicos

      Se anima a iniciar estudios con los que muestren interés utilizando el libro Riquezas, editado por la Sociedad, junto con la Biblia; por lo general se realizan en grupos

      1937 Los Testigos emplean gramófonos portátiles para poner discursos bíblicos grabados en las puertas de las casas

      1938 La selección teocrática de los superintendentes de congregación reemplaza a los procedimientos democráticos, en consonancia con los números de la Watchtower del 1 y 15 de junio

      Se organizan asambleas de zona (llamadas hoy asambleas de circuito) para grupos de congregaciones

      1939-1945 Por todo el Imperio británico y la Comunidad Británica de Naciones, un total de veintitrés países proscriben a los testigos de Jehová o prohíben sus publicaciones bíblicas

      1940 La distribución en las calles de las revistas Watchtower y Consolation (hoy en español La Atalaya y ¡Despertad!) se convierte en un rasgo habitual de la actividad de los testigos de Jehová

      El fallo del Tribunal Supremo de Estados Unidos dado el 3 de junio confirmando el saludo obligatorio a la bandera, sin tener en cuenta las creencias religiosas, desata una ola de violencia en masa contra los testigos de Jehová por toda la nación

      1941 La cantidad de Testigos activos sobrepasa los 100.000, al alcanzar un máximo total de 109.371 en 107 países, pese a que la II Guerra Mundial se ha extendido por toda Europa y está llegando a África y Asia

      1942 Muere J. F. Rutherford el 8 de enero en San Diego (California). N. H. Knorr llega a ser el tercer presidente de la Sociedad el 13 de enero

      La tirada de la Watchtower ese año es de 11.325.143 ejemplares, en todos los idiomas

      El 16 de febrero se inicia un Curso Superior del Ministerio Teocrático para el personal de las oficinas centrales de la Sociedad

      La Sociedad Watch Tower imprime la Biblia completa (Versión Autorizada) en su propia prensa (una rotativa alimentada por bobina)

      1943 El 1 de febrero empieza la primera clase de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower

      En las asambleas de abril se introduce el Curso del Ministerio Teocrático (llamado en la actualidad Escuela del Ministerio Teocrático) para las congregaciones de los testigos de Jehová

      El Tribunal Supremo de Estados Unidos falla en favor de los testigos de Jehová en veinte de las veinticuatro causas presentadas; el 14 de junio el Tribunal Supremo de Australia levanta la proscripción impuesta contra los Testigos

      1945 A partir del 1 de octubre la junta directiva de la Sociedad ya no se elige por votos basados en donaciones monetarias

      El promedio mensual de estudios bíblicos gratuitos en los hogares es de 104.814

      1946 En los siete años anteriores, más de 4.000 testigos de Jehová de Estados Unidos y 1.593 de Inglaterra han sido arrestados y sentenciados a condenas que oscilan entre un mes y cinco años a causa de su neutralidad cristiana

      En este primer año posbélico, 6.504 Testigos sirven de tiempo completo como precursores

      Se empieza a publicar la revista Awake! (¡Despertad!, sucesora de The Golden Age y Consolation); la tirada ese año es de 13.934.429 ejemplares

      Más de cuatrocientos setenta Testigos son llevados ante los tribunales de Grecia por dar a conocer enseñanzas bíblicas a otras personas

      1947 En los tribunales de Quebec (Canadá) cursan 1.700 procesos relacionados con las actividades evangelizadoras de los testigos de Jehová

      En ese año, el número de congregaciones pasa de 10.000 y se alcanza un total de 10.782 por todo el mundo

      1950 El 2 de agosto, en la asamblea de Nueva York, se presenta en inglés la New World Translation of the Christian Greek Scriptures (Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas)

      1953 Da comienzo el 1 de septiembre un extenso programa de adiestramiento en la obra de predicar de casa en casa para los testigos de Jehová

      1957 En 169 países los testigos de Jehová dedican 100.135.016 horas a anunciar el Reino de Dios y a estudiar la Biblia con las personas recién interesadas

      1958 A la Asamblea Internacional “Voluntad Divina”, celebrada en Nueva York, asisten 253.922 personas procedentes de 123 países; se bautizan 7.136

      1959 Comienza el 9 de marzo la Escuela del Ministerio del Reino, en South Lansing (Nueva York), para los superintendentes de congregación y superintendentes viajantes

      1961 El primer grupo de superintendentes de sucursales de la Sociedad asiste a un curso de preparación especial de diez meses en Brooklyn (Nueva York), con miras a unificar aún más la obra mundial de los testigos de Jehová

      Se presenta en inglés la New World Translation of the Holy Scriptures (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras), toda la Biblia en un solo volumen

      1963 Se publica la New World Translation of the Christian Greek Scriptures en otros seis idiomas (alemán, español, francés, holandés, italiano, portugués); posteriormente se publica en otros más

      Ya hay más de un millón de testigos de Jehová activos en 198 países; el máximo de publicadores para ese año es de 1.040.836; se bautizan 62.798 más

      1965 Los testigos de Jehová restauran un teatro de Nueva York y llega a ser su primer Salón de Asambleas

      1967 En Malaui se desencadenan olas de cruel persecución que persisten por varios años

      1969 Los estudios bíblicos en los hogares de la gente pasan de un millón; los informes indican un promedio de 1.097.237

      1971 Aumenta el número de miembros del Cuerpo Gobernante; a partir del 1 de octubre se alternan en la presidencia cada año

      1972 Desde el 1 de octubre las congregaciones de los testigos de Jehová de cada localidad llegan a estar bajo la supervisión de un cuerpo de ancianos y no de una sola persona

      1974 Se alcanza un máximo mundial de 2.021.432 publicadores; los precursores pasan de 94.604, en 1973, a 127.135

      1975 Se reorganiza el Cuerpo Gobernante; el 4 de diciembre se asigna a seis comités la responsabilidad de la mayor parte del trabajo, y empiezan sus funciones el 1 de enero de 1976

      1976 A partir del 1 de febrero la supervisión de cada sucursal de la Sociedad Watch Tower queda a cargo de un comité formado por tres hombres o más, espiritualmente maduros, en vez de un solo superintendente

      1977 La Escuela del Servicio de Precursor empieza a impartir instrucción especial a decenas de miles de precursores por toda la Tierra

      1984 Los testigos de Jehová conducen un promedio de 2.047.113 estudios bíblicos en los hogares de la gente

      1985 Se inicia el programa de voluntarios internacionales que coordina los trabajos de construcción alrededor del mundo desde la sede de la Sociedad

      Los informes muestran que 3.024.131 personas predican el Reino en 222 países; los precursores alcanzan un promedio de 322.821; se bautizan 189.800

      1986 Se forman Comités Regionales de Construcción para ayudar a coordinar la construcción de Salones del Reino

      1987 La obra de hacer discípulos sigue progresando y ahora se conducen 3.005.048 estudios bíblicos, normalmente todas las semanas, con individuos o familias; se bautizan en total 230.843 personas

      El 1 de octubre se pone en marcha la Escuela de Entrenamiento Ministerial; el primer curso tiene lugar en Coraopolis (Pensilvania)

      1989 El cambio en las condiciones de Europa oriental permite celebrar tres grandes asambleas internacionales en Polonia y, en los años siguientes, en otros países

      1990 La eliminación de las restricciones impuestas a la obra de los testigos de Jehová en países de África y Europa oriental facilita la evangelización a otros 100 millones de personas

      Los publicadores del Reino alcanzan un nuevo máximo de 4.017.213; las filas de los precursores aumentan a 536.508; se dedica un total de 895.229.424 horas a la urgente tarea de proclamar el Reino

      1991 La remoción de proscripciones en Europa oriental y África hace posible que las buenas nuevas del Reino de Dios lleguen a otros 390 millones de personas

      1992 La Atalaya cuenta con una tirada media de 15.570.000 ejemplares en 111 idiomas; ¡Despertad! está disponible en 67 idiomas y su tirada alcanza un promedio de 13.110.000 ejemplares

      Se da testimonio a un grado sin precedentes, cuando 4.472.787 publicadores participan en la proclamación del Reino en 229 países; el promedio mensual de precursores es de 605.610; se dedican 1.024.910.434 horas a la testificación pública; se conducen 4.278.127 estudios bíblicos; 301.002 nuevos discípulos se bautizan

  • Publicación de La Atalaya
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Publicación de La Atalaya

      Cuando apareció por primera vez la revista conocida hoy en español como La Atalaya, en julio de 1879, se llamó Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía de Sión y Heraldo de la Presencia de Cristo). Esta revista, defensora del sacrificio redentor de Jesucristo, se publicó para servir alimento espiritual a la casa de la fe. Cambió su nombre el 1 de enero de 1909 a The Watch Tower and Herald of Christ’s Presence (La Torre del Vigía y Heraldo de la Presencia de Cristo), para recalcar más claramente su objetivo. A partir del 1 de enero de 1939 (en la edición en español desde octubre del mismo año), a fin de destacar aún más el hecho de que Cristo ya gobernaba desde el cielo como Rey, varió el título a The Watchtower and Herald of Christ’s Kingdom (La Torre del Vigía y Heraldo del Reino de Cristo). Luego, el 1 de marzo del mismo año, al cambiar a The Watchtower Announcing Jehovah’s Kingdom (lo que se reflejó en español en noviembre, cuando el título se cambió a La Atalaya... Anunciando el Reino de Jehová) dio mayor prominencia a Jehová como el Soberano Universal, quien otorgó a su Hijo autoridad para gobernar.

      Al principio la Watch Tower tenía ocho páginas y salía una vez al mes. Su número de páginas aumentó a dieciséis en 1891, y empezó a publicarse quincenalmente en 1892. El formato de 32 páginas se adoptó en muchos idiomas en 1950.

      El número de idiomas al que se traducía The Watch Tower fue aumentando poco a poco. En 1883 se editó en sueco un número suelto para usarlo como tratado. Entre 1886 y 1889 se imprimió una edición alemana en formato pequeño. Sin embargo, no se reanudaría su publicación en alemán de manera regular hasta 1897. Para 1916 se editaba en siete idiomas: alemán, danés-noruego, finlandés, francés, inglés, polaco y sueco. Cuando la predicación de las buenas nuevas cobró mayor ímpetu en 1922, la cantidad de idiomas a los que se traducía la revista se elevó a dieciséis. Sin embargo, en 1993 se publicaba con regularidad en 112 idiomas, los que habla gran parte de la población del mundo. Entre ellos no solo estaban el inglés, el español y el japonés, con millones de ejemplares de tirada, sino también el idioma de las islas Palaos, el tuvaluense y otros en los que solo se distribuían unos cuantos centenares de ejemplares.

      Por muchos años la revista que llamamos hoy La Atalaya se vio como una publicación dirigida principalmente al “rebaño pequeño” de cristianos consagrados. Su tirada era un tanto limitada. En 1916 solo se imprimían 45.000 ejemplares. Pero a partir de 1935 se animó reiteradamente a “los Jonadab”, o “gran muchedumbre”, a obtenerla y leerla con regularidad. En 1939, cuando la portada empezó a destacar el Reino, se ofrecieron suscripciones al público en una campaña internacional que duró cuatro meses. El resultado de esto fue que el número de suscriptores se elevó a 120.000. Al año siguiente la revista se ofrecía a la gente en las calles. Su tirada aumentó con rapidez. A comienzos de 1993 era de 16.400.000 ejemplares.

  • ¡Despertad!, una revista que atrae a un gran público
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • ¡Despertad!, una revista que atrae a un gran público

      El nombre original de esta revista era The Golden Age (La edad de oro). Su primer número salió el 1 de octubre de 1919. Era una publicación que informaba sobre muchas esferas de la actividad humana. Ponía a la gente sobre aviso en cuanto a lo que estaba sucediendo en el mundo y le mostraba que la verdadera solución a los problemas del hombre es el Reino Milenario de Cristo, que efectivamente dará comienzo a una “edad de oro” para la humanidad. Aunque el diseño de la portada cambió varias veces, el mensaje continuó inalterado. The Golden Age fue creada para ser distribuida entre el público, y durante muchos años su tirada fue muy superior a la de la revista The Watch Tower (hoy en español, La Atalaya).

      A partir del número del 6 de octubre de 1937 cambió su nombre a Consolation (Consolación), lo que fue muy apropiado en vista de la opresión que muchos estaban experimentando y la confusión en que el mundo se sumiría durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, la clase de consolación que la revista ofrecía solo atraía a los que sinceramente amaban la verdad.

      A partir del número del 22 de agosto de 1946 adoptó el título de Awake! (en español se llamó ¡Despertad! desde el 8 de enero de 1947). Se destacó la necesidad de despertar a la gente para que se percatara del significado de los acontecimientos mundiales. Aunque se valía de las agencias de información convencionales, también contaba con sus propios corresponsales alrededor del mundo. Los artículos equilibrados, prácticos y exhaustivos de ¡Despertad!, que cubren una amplia gama de temas, estimulan al lector a analizar su mensaje más importante, a saber, que los sucesos mundiales cumplen la profecía bíblica, lo que prueba que vivimos en los últimos días y que pronto el Reino de Dios beneficiará eternamente a los que llegan a conocer la voluntad divina y la efectúan. Esta revista ha sido un instrumento eficaz en la proclamación mundial de las buenas nuevas del Reino de Dios y una ayuda para el estudio de información más profunda, como la que se expone en La Atalaya y en los libros.

      A principios de 1993 ¡Despertad! se imprimía en 67 idiomas, con una tirada de 13.240.000 ejemplares.

  • Se obtiene conocimiento exacto de la Palabra de Dios y se aplica
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 2

      Se obtiene conocimiento exacto de la Palabra de Dios y se aplica

      ¿Qué origen tienen las creencias de los testigos de Jehová? ¿Cómo obtuvieron su nombre? ¿Qué los distingue de otras confesiones religiosas? Estas preguntas se contestan en los capítulos 10 a 14.

      [Ilustración a toda plana de la página 118]

  • Una asociación de hermanos
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 3

      Una asociación de hermanos

      ¿Es posible que millones de personas de todas las naciones y lenguas puedan trabajar juntas como una verdadera asociación de hermanos?

      La historia moderna de los testigos de Jehová contesta con un resonante ¡Sí! Esta sección (los capítulos 15 a 21) explica cómo funciona su organización. Muestra el celo con que proclaman el Reino de Dios y el amor que manifiestan al trabajar juntos y al cuidar unos de otros en tiempos de crisis.

      [Ilustración a toda plana de la página 202]

  • Se proclaman las buenas nuevas en toda la Tierra habitada
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 4

      Se proclaman las buenas nuevas en toda la Tierra habitada

      ¿Cómo ha llegado a todas partes del mundo la proclamación del Reino de Dios como la única esperanza de la humanidad? En los capítulos 22 a 24 se presenta ese emocionante informe, junto con experiencias conmovedoras de los que han participado en esa obra.

      [Ilustración a toda plana de la página 402]

  • La impresión de publicaciones bíblicas promueve la predicación del Reino
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 5

      La impresión de publicaciones bíblicas promueve la predicación del Reino

      ¿Cómo se lograría predicar en toda la Tierra habitada? Según se muestra en esta sección (los capítulos 25 a 27), en muchos países se han construido imprentas para la producción de Biblias y literatura bíblica a fin de llegar a personas de todas las naciones.

      [Ilustración a toda plana de la página 554]

  • Expuestos a oprobio y tribulaciones
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 6

      Expuestos a oprobio y tribulaciones

      Jesucristo advirtió a sus seguidores que afrontarían algunas pruebas como resultado de la imperfección humana, otras a causa de falsos hermanos y muchas otras debido a la persecución de los opositores. Los capítulos 28 a 30 relatan lo que los testigos de Jehová han experimentado en tiempos modernos y cómo, gracias a su fe, han salido victoriosos.

      [Ilustración a toda plana de la página 616]

  • Un pueblo peculiarmente suyo, celoso de obras excelentes
    Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios
    • Sección 7

      Un pueblo peculiarmente suyo, celoso de obras excelentes

      ¿Por qué creen los testigos de Jehová que Dios los está dirigiendo? ¿Qué los identifica como verdaderos discípulos de Jesucristo? Puesto que proclaman que el Reino de Dios ya gobierna desde el cielo, ¿qué otro gran suceso esperan? Esta sección final (los capítulos 31 a 33) contesta estas preguntas.

      [Ilustración a toda plana de la página 702]

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir